Regeneración N° 31. 23 marzo 1900 OTRA AUTORIDAD CONSIGNADA El Juez de 1ª Instancia de Tula, Tamaulipas, siguiendo las huellas de otros muchos jueces arbitrarios de la República, que odian el periodismo porque descubre y censura sus reprobados manejos, encarceló a D. Rubén Acuña por un supuesto delito de imprenta. El Sr. Acuña demostró su inculpabilidad y en vista de que su arbitrario Juez se negó a ponerlo en libertad absoluta, ocurrió al amparo de la Unión. El Sr. Juez de Distrito lo amparó y la Suprema Corte confirmó el fallo, ordenando que el Juez de 1ª Instancia sea sometido a los rigores de un proceso. Aplaudimos cordialmente esa resolución. El periodista independiente atraviesa por una época aciaga. Entre las iras de los poderosos y las burlas de los acomodaticios, va gastando sus energías para difundir ideas y conmover letargos, hasta que tropieza con el banquillo de los acusados, para oír una sentencia que brota de los impuros labios de una autoridad judicial, familiarizada con todas las genuflexiones y de criterio embotado en todas las conveniencias egoístas, y por egoístas, mezquinas. La rehabilitación del periodista se espera de las autoridades judiciales superiores. La Corte ha comprendido ese deber, y lo ejercita. Nada importa que algún periodiquillo provinciano que se agazapa tras de las botas de un General de manejos torpes y gestión dudosa, desahogue en reproches las iras de su amo perdidoso. Es forzoso continuar procesando autoridades arbitrarias. Lentamente, bien; de lo contrario, la República presentaría el espectáculo de un inmenso tribunal. Faltarían jueces. |