Escorpión Notas negras Se dirá que es sucio zarandear cadáveres, pero a veces es práctico exhibir a la multitud los cadáveres políticos. No es que pretendamos cebarnos en el caído, no. El caído cuando no nos infunde respetos, se atrae nuestra conmiseración. Este militar, que por medio de su papel El Popular, nos acusó de haber lastimado la disciplina militar, cuando pusimos de manifiesto la inutilidad de la pobre 2ª Reserva, ha ofendido esa tan llevada y traída disciplina de los soldados. Por tal acto de rebeldía, urge que se procese al ex-ministro, porque no está bien que los militares se opongan a las determinaciones de sus jefes, pues aunque por favorecerlo se le haya regalado el grado de general de división, eso no lo faculta para renegar del grado según su mal humor o para desceñirse una banda porque considera herida su susceptibilidad de aspirante infortunado. Repetimos; debe procesarse al general Bernardo Reyes. Así lo exige la tan asendereada disciplina de los soldados. El Popular, papel reyista que vomitó todo el coraje de su amo sobre nuestros compañeros presos en la Prisión de Santiago Tlatelolco, dijo que el militarismo era el sostén de la justicia y que sin el apoyo de la fuerza bruta ni habría derechos, ni garantías, ni libertad, ni nada….. Ya hemos dicho que Bernardo Reyes carece de tacto político. Él abrigará inmensas ambiciones, pero no llegará a la presidencia de la república. – – – – NOTAS – – – – 1 La ley de reorganización del ejército propuesta por Bernardo Reyes y promulgada el 1 de diciembre de 1900, declaraba a los generales de la Plana Mayor como siempre activos. El artículo 81 de la constitución estatal de Nuevo León, por disposición del mismo Reyes, prohibía a los militares en servicio activo ocupar el cargo de gobernador. En octubre de 1902, ese artículo fue enmendado, para restringir a los generales residentes en el Estado la obligación de renunciar a su cargo militar con seis meses de antelación a la ocupación del cargo. 2 La prisión de algundos de los colaboradores de La Protesta, entre los que figuraba su director Rodolfo Reyes, acusadosde difamación a instancias del grupo "cientìfico", forzó la renuncia de Bernardo Reyes al cargo de ministro de Guerra, el 22 de diciembre de 1902. |