El Paso, Texas, enero 8 de 1907
Señor Cipriano M. Prieto [Antonio de Pío Araujo]
San Antonio[, Texas]
Mi querido amigo y correligionario:
Confirmo mi anterior. Yo creo que a lo sumo cuatro días después de recibir esta le llegarán las listas.
En las listas están marcados con la palabra preso, los que han sido aprehendidos. 1 Hay que anotar estos otros presos: Coronel Jesús E. Cervantes y Gerónimo Cedillo de Tampico, Tamaulipas; y Juan J. Ríos, de San Juan del Mezquital, Zacatecas.
De Coatzacoalcos[, Veracruz] y pueblos cercanos a ese puerto, llegaron a San Juan de Ulúa muchos correligionarios. Unos dicen que a cincuenta. El País aseguró que a dieciocho. No sé quiénes son. Tomo nota de los siguientes correligionarios que hay que marcar con x: Tomás Álvarez, Estación La Cruz, Hacienda del Barrotal, Tamaulipas; Enrique Novoa, Minatitlán, Veracruz; Jesús Galván, Puebla; Ismael del Muro, Colotlán, Jalisco; Lázaro Parada Espinosa, Concepción del Oro, Zacatecas; Maximiliano R. Bonilla, Casino Vallisoletano, Valladolid, Yucatán.
Para hablar con Enrique Novoa es preciso ver a José Pérez, Estación Santa Lucrecia, Veracruz; Tomás Álvarez, dice que no cuenta más que con su persona; siento no recordar el domicilio de Jesús Calva, pero pueden dar razón de él los correligionarios de Nogales, Veracruz; Ismael del Muro y Lázaro Parada Espinosa secundan un movimiento serio.
Al Licenciado Roque Estrada de Guadalajara, hay que darle una importante comisión. Es el jefe del Partido Socialista Mexicano.
El Delegado que vaya a Allende, Coahuila, inquirirá con Atilano Barrera el fin que ha tenido un gran depósito de Programas del partido que tenía bajo su custodia. Antonio I. Villarreal le encargó que mandase bultos a diversos correligionarios para que estos depositasen ejemplares en sus oficinas de correos. Si envió esos bultos hay que cerciorarse de que los consignatarios hicieron los depósitos en su oficina de correos. Hay que indagar con el mismo Atilano Barrera dónde se encuentra un gran depósito de Programa que se confió a Amado E. Garza, y que, según me refirió Antonio, quedó en un rancho cercano a ciudad Porfirio Díaz. Hay que depositar todo el Programa que haya en las oficinas de correos; todos los paquetes están ya rotulados. No les falta más que timbres.
Me pide el correligionario Juan E. Velázquez de Veracruz, 8,000 (ocho mil) ejemplares del Programa. Si hay sin rótulos, mándeselos de ese avisándolo por correo.
Querido amigo en nombre de la santa causa que defendemos, ruego a usted, que guarde toda la discreción necesaria para que nuestros planes fructifiquen.
Espero una vez más de su talento y laboriosidad grandes y fecundos servicios a la causa.
Necesito dinero, dinero y más dinero, para la impresión del Manifiesto para la fianza y los abogados de Antonio 2 y para mandar al “hombre a que se pronuncie”. Este “hombre” no pide que se pronuncie otro antes que él. Él iniciará y asegura que aunque nadie de la república se levantase después de él, el solo (con su grupo) daría quehacer a las fuerzas de la Dictadura por más de dos años. Es pues necesarísimo que ese “hombre” marche.
En espera de sus letras quedo su amigo que lo quiere
Ricardo Flores Magón
P.S. Dígame todo lo que ha declarado [Crescencio] Villarreal Márquez. Le ruego no olvide que los Delegados deben ser inteligentes, valientes y activos, pues hay que terminar la organización lo más pronto posible.
Si los correligionarios que se comprometan a levantarse, pudieran hacerlo en un momento dado para que el movimiento fuera general desde un principio, sería muy bueno. Es preciso tomar de los que digan que ya estan listos y que se levantarán precisamente el día que la Junta les indique.
No busquen al correligionario Higinio Tanguma de Altamira, Lomas del Real, Tamaulipas, porque está oculto. Yo procuraré que se ponga de acuerdo con los que estén dispuestos a levantarse.
Para estar bien y oportunamente al corriente de los trabajos, los Delegados se servirán envíarme nota detallada de lo que vayan haciendo.
Lo abraza su amigo
Ricardo Flores Magón
2 Antonio I. Villarreal, arrestado el 19 de octubre junto con Lauro Aguirre en El Paso, Texas, fue inicialmente acusado de violación de las leyes de neutralidad, por su participación en los preparativos de un ataque a Ciudad Juárez a realizarse el 20 de octubre. El 5 de noviembre de 1906 se retiraron esos cargos y, para dar cauce a su extradición, las autoridades mexicanas le acusaron de haber dejado pendiente una sentencia a fines de marzo de 1904 realtiva a robo y asesinato cometidos en Monterrey, Nuevo León, en 1901. El 20 de noviembre de 1906 se decidió su extradicción y el 11 de enero de 1907 se entregó la orden correspondendiente. Para evitarla, los abogados de Villarreal, presentaron pruebas para que se le acusara de violación a las leyes de neutralidad. El 25 de febrero de 1907, se dejaron de lado ambas acusaciones y fue puesto bajo custodia de las autoridades de inmigración de El Paso, las que dictaminaron que Villarreal residía ilegalmente en Estados Unidos, por lo que procedía su deportación. Antes de que la misma fuera ejecutada, escapó.