La sistemática represión a los clubes y a la prensa liberal de todo el país y, en particular la persecución que sufre la directiva del club “Ponciano Arriaga”, centro director de la Confederación de Clubes Liberales de la República, forzó el exilio político de algunos de sus miembros: el presidente Camilo Arriaga y el vicepresidente Antonio Soto y Gama, han escapado a San Antonio, Texas. Les siguen, poco después, Santiago R. de la Vega, Paulino Martínez, director del clausurado periódico La Voz de Juárez; este último escapa a Laredo, Texas.

En estas condiciones, Ricardo, su hermano Enrique y Santiago de la Hoz, abordaron el tren que parte de la estación de Buenavista rumbo a Laredo, el 31 de diciembre de 1903. Una parte del dinero necesario para el viaje fue obtenido gracias a la venta de una vieja máquina de escribir –lo único que pudieron rescatar del saqueo de imprenta y redacción de El Hijo del Ahuizote; el resto se los envío Camilo Arriaga. En la estación confirman que siguen siendo vigilados de cerca por un policía vestido de civil, a quien conocen desde su estancia en la cárcel de Belem.

Otros liberales los seguirán al exilio. Entre ellos, Juan Sarabia y su primo Manuel, Librado Rivera, Rosalío Bustamante, Juana B. Gutiérrez de Mendoza, Elisa Acuña Rosete, entre otros. En pocos meses la mayoría de la directiva del club “Ponciano Arriaga” se ha refugiado en Estados Unidos.