A mediados de 1899, Ricardo Flores Magón emprende una aventura empresarial. Junto con Rodolfo Siordia forma la compañía “Siordia y Flores”, que busca comercializar hielo en la región del Cosamaloapan. Se trataba de vender hielo a los ferrocarriles que transportan rumbo al Norte las frutas de la región, en especial el plátano. Para ello eligen una pequeña estación de ferrocarril llamada Amapa, en las faldas de la sierra mazateca oaxaqueña.

Su estado de ánimo se refleja en una de sus cartas: “¡Ah!, si todo se hiciera como uno lo desea. Pero al fin, hermanos, tenemos que conformarnos con lo que se recibe, aunque siempre se esté soñando con alcanzar nuevas y bellas cosas… Pueden alcanzarse; pero con trabajo, con fe, con constancia. Y los que desean alcanzarlas, en vez de desear la cosa misma, deben desear tener la fe y la consistencia, que por si solas, las cosas tienen que caer bajo nuestro imperio”.