Doña Margarita, tras días de busca, encuentra una posible vivienda en el Callejón de Carvajal, núm. 3. La describe así “es un asqueroso callejón, que está dos calles adelante de la iglesia de Santa Ana, y luego torciendo a mano izquierda; está lleno de suciedad, basura y cuanto desperdicio hay; la casa está a la entrada con un aspecto regular, pero adentro que es donde está el cuarto que nos correspondía, es lo peor que puede encontrarse; paredes de adobe llenas de agujeros; suelo húmedo, pelagartisos de lo más zorroastas [sic], de esto se compone la vecindad. Está aquello tan caro como por acá, por nuestro rumbo, siquiera por aquí ya me conocen y me fían, pero por aquel rumbo nos morimos de hambre”. Finalmente, los Flores Magón se cambian al barrio de Arcos de Belén, un lugar cercano a su antiguo hogar, al número 4 de la calle de Camarones (hoy calle de Aranda (entre Pugibert y Ayuntamiento). Ahí vivirá Ricardo los siguientes cuatro años, desde mayo de 1893, al menos hasta enero de 1897.