26 de noviembre de 1922. “Gracias a la colaboración económica de Kate Crane Gartz hija del fabricante de muebles para baño marca Crane and Co., el cadáver de Ricardo Flores Magón puede ser trasladado a Los Ángeles donde se encontraban María y Lucille. Embalsamado y amortajado estuvo tendido en la capilla ardiente de los hermanos Breese en la calle de Figueroa Sur número 855, donde miles de mexicanos y norteamericanos le rindieron honores.”

Quien años después sería la productora del filme ¡Viva México! de Sergei Einsestein escribió alrespecto al entonces presidente Warren G. Harding: «Lloró por mi país que es capaz de dejar morir en prisión a un hombre como Ricardo Flores Magón[…], y todo porque su vida entera la dedicó a la libertad humana. […]. Una y otra vez hubimos de apelar a usted en vano, y ahora sé que el Estado ni siquiera habrá de pagar los gastos de su entierro, lo cual me siento honrada en hacer[…]  Potencian así a mártires como él, cuyo nombre vivirá siempre, mientras que el de aquellos que lo torturaron en este momento ha muerto.»