CORRESPONDENCIA

1908

Cárcel del Condado, Los Ángeles, California, marzo 18 de 1908

[Práxedis G. Guerrero]
[s.l.]

[Fragmento]

Orteguita está dispuesto a dar lo que se necesite para comprar El Monitor Mexicano,1 y ayer encargué que le dijeran que facilite unos cien pesos para poder sacar siquiera unos tres números. Creo que si no da él todo el dinero, Conchita y Pepita Gesenins conseguirán lo que se necesite para cada número, a juzgar por el entusiasmo con que Conchita Flores acogió la idea y la promesa que hizo al mismo tiempo de trabajar con ardor para que haya dinero para cada número. Así, pues, parece que se inicia el asunto de una manera seria.

Es innegable toda la ventaja que se obtendrá comprando El Monitor. Está registrado, y aunque su pasado es turbio, pronto se rehabilitará, porque, desde luego, será Modesto Díaz quien salga al frente de la publicación, conocido ya como hombre honrado, y después, porque el contenido del periódico será absolutamente de oposición a la tiranía.

[…]Necesitamos toda la ayuda que pueda ud. prestar en la redacción del periódico. Por nuestra parte, veremos si podemos escribir algo. Yo escribo aquí con mucha dificultad. La postura en que puedo hacerlo es demasiado incómoda y había prometido no escribir para periódicos, pero hay necesidad de ponerse a escribir y escribiré, aunque no sea mucho. Casi toda la carga la soportará usted; pero si salimos bajo fianza alguna vez, aliviaremos su dura tarea.

El periódico es indispensable no sólo para nuestra defensa y para arbitrar recursos para la misma por medio de él, sino para que vaya a alentar a los que están resfriándose por no saber nada de la lucha. Muchos han de creer que estamos libres y al no ver manifestación alguna de lucha, pensarán que todo se ha acabado. Otros saben que estamos presos; pero como tampoco notan que haya lucha, porque los trabajos secretos no pueden divulgarse, han de pensar que todo se ha aplazado y que no hay fuera de la cárcel quienes continúen los trabajos. En ambos casos se obtiene el mismo resultado: el desaliento.

Se necesita el periódico. Esto lo comprenden nuestros mismos enemigos, y tan bien, que ponen todo lo que está de su parte por dejar a la causa sin prensa. Hemos llegado en los Estados Unidos a quedar en la misma situación que en México sin libertad para escribir. En vista de todo eso, debemos procurar que el periódico sea viable, adaptarlo, en suma, lo más que sea posible, a las circunstancias.

Yo creo que podemos atacar sin compasión a [Porfirio] Díaz; pero cuando se trate de personajillos de poca importancia, y sobre todo, de personajillos de esta nación como polizontes y jueces, debemos caminar con pies de plomo, porque son precisamente esos miserables los que están listos para servir de instrumento en las persecuciones. Porfirio Díaz no acostumbra perseguir personalmente. La persecución contra Tierra2 no tiene precedente y se debió tan sólo al miedo que les tiene a los anarquistas. El tirano siempre ha usado instrumentos para perseguir a la prensa. Un jefe político, un funcionario de humilde categoría; como aquí Rico, Talamantes y comparsa; a quienes se ha atacado, son los que persiguen, por supuesto, porque el tirano les paga. Si nos cuidamos al tratar de esos desgraciados; pero nos tiramos a fondo cuando de Porfirio Díaz y de los grandes vampiros mexicanos se trate, creo que el periódico tendrá larga vida, a no ser que por completo se descaren los perseguidores[…]

[…]Orteguita me dice que en estos momentos no tiene dinero; pero que va a hacer un negocito y dará la plata para el periódico. Como eso será dentro de algunas semanas, cae por tierra el proyecto de la compra del Monitor; pero queda El Correo Mexicano cuyos dueños están dispuestos a venderlo. Así, pues, hay esa esperanza de tener un periódico registrado[…]


1 El Monitor Mexicano, Los Ángeles, California.
2 Tierra,  La Habana, Cuba.


Fuente: EMN

Cárcel del Condado, Los Ángeles, California, abril 6 de 1908

Señor Blas Lara [Cásares]
Duffy, California

Querido hermano:

Hemos recibido con fraternal cariño su carta grata de 16 del pasado mes. No nos fue posible que antes la contestáramos por las dificultades que se nos oponen a los que estamos presos por delitos llamados políticos. Las cartas que se nos envían a la prisión no nos son entregadas. ¡Así se hace en esta libre América!

Agradecemos las cariñosas frases de usted para nosotros, frases que nos confirman una vez más que nuestros esfuerzos no son vanos desde el momento que hay quienes los comprenden. No es, pues, una lucha estéril ésta que hemos emprendido. Es ardua y llena de escollos, es cierto, porque son formidables los enemigos que a ellas se oponen: los magnates del dinero y de la política, los prohombres de la Iglesia y del Ejército; pero, a pesar de todo, la causa de los humildes tendrá que triunfar.

Nosotros no desmayamos. La prisión, si bien es penosa, no hará cambiar nuestras convicciones templadas en largos años de sufrimientos físicos y morales. ¡Adelante, siempre adelante!, ese es nuestro lema.

No desmaye usted tampoco. Encontrará indudablemente en su bella misión de propagandista de la verdad, espíritus estrechos, corazones mezquinos que harán burla del ideal ¡y muchas veces serán esclavos, compañeros de cadena y de vergüenza, los que hagan mofa de la lucha contra la opresión! Sin embargo, no se detenga usted. ¡Adelante! Algún día abrirán los ojos esos ciegos del entendimiento.

Espero, querido compañero, que tendré el gusto de recibír nuevas gratas letras de usted. No desmaye. El imperio que parece eterno y bajo cuyo peso gimen catorce millones de esclavos, cruje ya y se bambolea. Pronto estallará en México la Revolución justiciera que enseñará a los que no tienen nada, que tienen derecho a todo. Trabajemos activamente.

Con saludos de los compañeros se despide de usted su amigo y hermano de la Revolución de los pobres contra los poderosos.

Ricardo Flores Magón


Fuente: AEDT

Los Angeles[, California] May 28th, 1908

Hon. Theodore Roosevelt
Washington, D.C

Dear Sir:

On the 23d of August last we were arrested in Los Angeles charged with having resisted an officer. This case was dismissed and we were then charged with libel and sought to be extradited to Missouri, and this case was dismissed. We were then charged with murder and lanceny in Mexico, and this charge was dismissed. There was absolutely nothing in any of the charges, and the prosecution knew there was nothing in them. The aim of the prosecution was to get us to Mexico, were we would be killed because we were opposed to the tyranny of president [Porfirio] Diaz and his associates. We were then charged with having conspired to violate the neutrality law in the United States.

If we have done anything in violation of the laws of this country we are willing to be punished for our actions; we are willing to stand trial before a jury in this country and are confident that any jury will find that we are not guilty. What we fear, how ever, is that if we are taken to Arizona to be tried1 we will not be tried there, but spirited over the line into Mexico, where we will be shot.

Our reasons for this anticipation have very good grounds. Among them is the fact that many men who are in smpathy with us and who lived in this country for many years prior to the first day of september, 1906; the time alleged in the complaint again, us, in which we are charged with violating the neutrality law; were spirited over the line and are now in Mexico and some of them, we are informed, have been killed and others imprisoned and are still in prison. They have done nothing in Mexico; some of them had not been there for years being residents of this country; but they were taken there with out any charges of any nature or character whatever having been brought against them.

Manuel Sarabia, one of the men who have been imprisoned here for months, was kidnaped from Arizona by the mexican officials, who were aided in their conspiracy by officials in Arizona.

Another reason is that captain Thomas Furlong of the Furlong detective agency of Saint Louis[, Missouri] swore on the stand that he arrested us without a warrant and that he was employed by the mexican government to do it.

W.F. Swickley of Los Angeles makes an affidavit that Furlong told him that he was not so much interested in our case and the charges for which we were being tried as he was in getting us over into Arizona; that all he and the mexican government wanted is to get the defendants down into Arizona, and then will see that they get them across the line.

Now, Mr. President, we lay these facts before you concisely, in the hope and belief that, having been called to your attention, they will be sufficient to insure us a trial by jury in Arizona. We are willing to go to Arizona for trial if you will only say openly and in the public press that you will see to it that we have a trial in Arizona upon this charge. Will you make this statement to us by letter over your signature?

Thanking you in advance, we are yours very truly

Ricardo Flores Magón
Librado Rivera
Antonio Villarreal

Los Angeles, a 28 de mayo de 1908.

Honorable Theodore Roosevelt,
Washington, D.C.

Estimado Señor:

El 23 de agosto pasado, fuimos detenidos en Los Ángeles, acusados de resistencia a un oficial de policía. Este cargo fue sobreseído, y entonces se nos acusó de difamación intentando extraditarnos a Missouri, cargo que también fue sobreseído. Después se nos acusó de asesinato y latrocinio en México, cargo que fue asimismo sobreseido. No existía absolutamente nada en que sustentar estos cargos, y la fiscalía tenía pleno conocimiento de ello. El propósito del fiscal era enviarnos a México, en donde seríamos asesinados porque nos hemos opuesto a la tiranía del presidente [Porfirio] Díaz y sus cómplices. Fuimos entonces acusados de violar la Ley de Neutralidad en los Estados Unidos.

Si nosotros hemos cometido cualquier violación de las leyes de este país, estamos dispuestos a sufrir el castigo correspondiente a nuestras actos; dispuestos a enfrentar en este país juicio ante jurados, confiados en que cualquier jurado nos considerará inocentes. Lo que tememos, sin embargo, es que si se nos traslada a Arizona1 para ser juzgados, no enfrentaremos el juicio ahí, sino que se nos arrojará allende la frontera a México, en donde seremos fusilados.

Nuestras razones para suponer lo anterior están perfectamente fundamentadas. Entre ellas está el hecho de que muchos hombres, residentes en este país durante muchos años con anterioridad al 1º de septiembre —fecha supuesta en la consignación en nuestra contra en la que se nos acusó de haber violado la Ley de Neutralidad—, y que simpatizaban con nosotros, fueron echados al otro lado de la frontera y se encuentran ahora en México, algunos, según hemos sido informados, han sido asesinados y, otros, fueron encarcelados y aún se encuentran presos. Ninguno de ellos hizo nada en México; algunos, siendo residentes en este país, no habían estado ahí en años; no obstante, fueron llevados ahí sin haber en su contra ningún cargo de cualquier naturaleza o carácter.

Manuel Sarabia, uno de los hombres que estuvo preso aquí durante meses, fue secuestrado en Arizona por funcionarios mexicanos, auxiliados en su conspiración por funcionarios de Arizona.

Otra de las razones es que el Capitán Thomas Furlong, de la Agencia de Detectives Furlong, de San Luis [Missouri], juró en el estrado que nos había detenido sin orden de aprehensión, y que había sido contratado por el gobierno mexicano para hacerlo.

W. F. Swickley, de Los Ángeles, hizo una declaración jurada en el sentido de que Furlong le había dicho que no estaba muy interesado en nuestros casos y que los cargos por los cuales, gracias a su intervención, estábamos siendo procesados sólo tenían por objeto trasladarnos a Arizona; que todo lo que pretendía él y el gobierno mexicano era trasladar a los acusados a Arizona, y que [una vez ahí] se las arreglarían para hacerlos cruzar la frontera.

Ahora bien, Señor Presidente, planteamos ante Usted estos hechos, con la esperanza y convicción de que, habiéndolos puesto en su conocimiento, ello bastará para garantizarnos un juicio con jurado en Arizona. Estamos dispuestos a comparecer en Arizona para ser juzgados con tan sólo que declare abiertamente y en la prensa que Usted estará atento a que se nos juzgue en Arizona por ese cargo. ¿Nos haría llegar por correo esa declaración con su firma?

Agradeciéndole por anticipado, quedamos de Usted muy atentamente.

Ricardo Flores Magón
Librado Rivera
Antonio Villarreal


1 Véase nota 1 a misiva del 18 de marzo de 1908


Fuente: AHSRE

Cárcel del Condado, Los Ángeles, California, mayo 28 de 1908

Señor Antonio de P. Araujo
Austin, Texas

Mi querido e inolvidable amigo:

Comienzo por felicitarle por haber llevado a cabo la publicación del simpático Reforma, Libertad y Justicia. Me imagino todos los sinsabores que le habrá costado ver realizada tan plausible obra; pero la constancia debe ser la principal virtud del revolucionario y usted ha demostrado poseerla. Vayan pues mis felicitaciones fraternales.

Vi el artículo que se sirvió usted dedicarme, agradeciéndole sinceramente que tenga usted un buen concepto de mi persona. Ojalá, así lo ambiciono, que siempre cuente yo con las simpatías de los hombres honrados, siempre procurando y procuro no perder esas simpatías, permaneciendo firme.

Por si están escasos de material, escribí dos articulitos que adjunto, habiéndome hecho el favor de copiarlos, mi querido hermano Librado [Rivera], pues mi letra hace sufrir mucho a los compañeros cajistas.

Para cada número le escribiré dos artículos de hoy en adelante.

Ruégole mucho, querido amigo, que se tome la molestia de corregir a conciencia los articulitos que le envié, pues, soy franco, me molesta mucho ver destrozados mis escritos. Para que vayan más legibles, todos irán copiados por Librado.

En El Progreso destrozaron lamentablemente mis artículos cuando escribí para ese periódico. Para Libertad y Trabajo1 escribí un artículo que vería usted titulado Mi primera prisión. Salió plagado de eventos, palabras cambiadas que cambian el sentido de las frases, y aún frases suprimidas. Voy a seguir escribiendo para este periódico, pero si los buenos compañeros que lo editan no me corrigen bien los artículos, suspenderé mi colaboración.

Le ruego a usted no me escriba con la dirección de esta cárcel, porque no entregan las cartas sin que las lea el jefe de la prisión. Mis cartas salen de contrabando, pero temiendo que los empleados descubran el método que empleo para que salgan mis cartas, suplico a usted no haga en su simpático periódico, alusión a esta epístola.

Salude a Tomás [Sarabia] y demás amigos. Usted reciba saludos de los compañeros.

Como siempre soy su compañero que fraternalmente lo quiere

Ricardo Flores Magón

P.D. Yo creo que sería malo que borraran del libro que es cabeza del periódico y representa la ley, la palabra Ley que con letras gruesas se lee en él, pues a primera vista parece que el periódico se titula: Ley, Reforma, Libertad y Justicia¿No son ustedes de la misma opinión?

Sírvase felicitar de mi parte a los compañeros de Bridgeport[, Texas] por su valor.

Vale


1 Libertad y Trabajo, (1908), Los Ángeles, California, eds.: Juan Olivares y Fernando Palomarez, órgano del club liberal “Tierra, Igualdad y Justicia”.


Fuente: AHSRE

[Los Ángeles, California,] junio 4 de 1908

Señor Enrique Flores Magón:

Me pongo a contestar tu carta de dos de este mes, hoy día 4, diciéndote, querido hermanito, que está al pelo la conquista que hizo Práxedis [G. Guerrero] del amigo que llevará 5,000 ejemplares del manifiesto1 hasta Chihuahua. Así, pues, voy a decirle a [Francisco] Ulíbarri que ese amigo mande por express todos los paquetitos de un ejemplar. Ojalá que hayas empezado a enviar membretes a Ulíbarri.

Como no he tenido noticia de que haya salido algún otro número de Reforma, Libertad y Justicia, no tuve hoy ánimo de escribir otro artículo para dicho periódico, y no dos, como me he propuesto, pues la verdad es que estoy aquí en una postura tan incómoda y con tan poca luz, que se me quitan las ganas de trabajar con poco que sospeche que mi trabajo es inútil, porque no sale el periódico. El artículo que escribí ayer, lo mandaré a [Antonio de P.] Araujo mañana si sé que ya salió el segundo número, pues ya tienen allá dos artículos que les envié el viernes pasado.

Atilano Barrera pasó a Allende, Coahuila, confiando en un ofrecimiento que le hicieron los esbirros de no hacerle nada. Pasó el muy inocentón y lo agarraron.2 Ahora está en Belem y dice que tiene esperanzas de salir pronto. No creo que lo pongan en libertad tan fácilmente. Tal vez en Del Río [Texas], esté todavía Andrés Flores, socio comercial de Atilano y comprometido al obrar en Allende. Es posible que Andrés sepa del Programa, y si él no sabe, entonces, tal vez sepa Amado E. Garza, de Eagle Pass, Texas. El coronel [Encarnación] Díaz Guerra ha de saber el paradero de Andrés Flores.

No está confirmado que Néstor López sea un traidor. Todas las probabilidades muestran que cerca de Tomás [Sarabia], el hermano de Manuel, estaba un espía, y que al trabajo de ese espía se debió que hubieran seguido a Araujo, aprehendiendo a casi todos los demás que éste vio en México, la aprehensión de los hermanos [Venancio y José] Aguilar, la de Aarón [López Manzano], mi aprehensión frustrada en la casa de Modesto [Díaz] por dos veces, la tenaz persecución a Librado [Rivera] en su peregrinación de cerca de 2,000 millas, etc. Sin embargo, no hay que confiarle a Néstor ni la fecha, ni el plan, porque Díaz Guerra no quiere que lo sepa, y como Díaz Guerra le entrará a los balazos, mientras que Néstor ha declarado que no les entrará, hay que obsequiar los deseos del que va a arriesgarse. Por lo demás, Díaz Guerra dirá si es necesario hablar con Néstor. Yo creo que no. Por otra parte, Néstor se ha portado siempre como buen amigo. Hasta remuerde la conciencia el tenerle desconfianza; pero es preciso atender a Díaz Guerra, ya que éste, además de ser jefe, es quien va a batirse.

Lauro Aguirre es el hombre de alma más blanca que he conocido. Bueno como un Cristo. Su miseria habla mejor en favor de este original luchador, que lo que yo pudiera decir en su abono. Es un Cristo, viejo, inocentón, algo desequilibrado. Ha hablado con [Santiago R.] de la Vega y con otros personajes, pero es incorruptible. Este es de los que pueden pasar por el lodo sin mancharse. Es miedosillo y a veces usa en la lucha tácticas que lo hacen sospechoso; pero es un espíritu puro, justo, candoroso. Repito que no he visto un hombre como él. Por lo demás, el pobrecito de don Lauro, es completamente inútil para empresas audaces, revolucionarias. Es miedosillo, tontito, y por lo mismo no hay que confiarle secretos. Además, es amigo de un borrachín llamado Cano, y a éste cuenta todo lo que sabe; don Lauro es un hombre que regala todo lo que tiene. De él sí se puede decir que se quita la camisa para darla al que tiene frío. Sin hipérbole, es una alma de paloma. Las personas que no tienen paciencia de soportar sus chocheces, se enojan con él y aún se transforman en sus más encarnizados enemigos. Basta por hoy de hablar del pobrecito de don Lauro. Yo hablo de lo que me consta. Rómulo [S. Carmona] y familia lo conocen mejor que yo, pues ellos lo trataron muchos años y hacen una pintura análoga a la mía: don Lauro es un bendito.

León Cárdenas, [es] hombre de absoluta confianza lo mismo que [Venancio] Aguilar, lo que pasa es que allí unos a otros se ven mal y se desconfían, pero tanto Cárdenas, como Aguilar como don Lauro y como Prisciliano [S. Silva] son hombres honrados, enamorados sinceros de la causa de los humildes.

Antonio [I. Villarreal] y Manuel [Sarabia] no sabrán la fecha, ni los progresos del movimiento.

Decididamente sólo a [Carlos P.] Escoffié y a [Tirso] Pérez [Ponce] concederemos acceso, siempre que no hayan perdido sus ideales anarquistas; si los perdieron, esperaremos a que se den a conocer algunos anarquistas inteligentes, para hacerlos miembros de la Junta, estando de común acuerdo en la elección Práxedis, tú, Librado [Rivera] y yo, que somos los del mismo ideal. ¿Está bien así?

Efectivamente, Theodore Roosevelt es capaz de invadir la frontera y hay que desviar el golpe con tiempo. Con toda calma nos proponemos pensar sobre el asunto para hablar a [Job] Harriman de él, así como a John Murray y demás amigos americanos.

Desde la visita pasada, en vista de la petición de Práxedis mandó recadito [Francisco] Ulíbarri para que le mande 100 ejemplares del manifiesto.

Adiós, hermanito

Querido Práxedis: Reciba usted un fuerte abrazo de Librado y mío y nuestros deseos de que el éxito corone sus valiosos esfuerzos.

Tú, hermanito, recibe saludos de Librado. Saluda a Rómulo [S. Carmona] y familia. De mi parte recibe un abrazo muy fuerte.

No hay que ver con desprecio el periodiquito Libertad y Trabajo. Tiene buena aceptación en las fábricas del Cantón de Orizaba, [Veracruz], yo creo que hará buena labor entre los que verdaderamente están necesitados de alimento, los proletarios, para quienes después de todo, están dedicados nuestros actuales esfuerzos y para quienes exclusivamente serán nuestros esfuerzos [en] un porvenir cercanísimo.

Ya está formalizada la invasión de Sonora, penetrando las fuerzas liberales por el lado del Río Colorado según verás por la carta del compañero [Pedro R.] Caule pidiéndole la lista de jefes y oficiales de la expedición. Mándale a Caule unos cinco mil ejemplares del Programa, pues los necesita, ya que Rómulo tiene, o al menos puede conseguirlos, los mandas con esta dirección: Enrique Guzmán. Calle Xico, California, esa es la dirección del intérprete de los indios,

correligionario, Juan Félix.


1 Refiérase a “Manifiesto de la JOPLM” , fechado en Los Ángeles, Calif., el 15 de mayo de 1908.
2 Atilano Barrera, militante del PLM de la región de Abasolo, Coahuila, fue arrestado en Torreón, Coahuila a fines de 1906, pasó a la cárcel de Belem en la ciudad de México. Permaneció en ella hasta el año de 1909.


Fuente: AHSRE

Los Ángeles, California, junio 7 de 1908

[Señor Enrique Flores Magón]:
[s.l.]

Hoy 7 contesto, querido hermanito, la tuya de 5 del actual, diciéndote que si tú estás ansioso porque se señale la fecha del levantamiento Librado [Rivera] y yo estamos desesperados, porque tememos que de un momento a otro desbarate los grupos el despotismo. ¿Ya se irá [Francisco] Manrique a Veracruz?

Juan Olivares, uno de los que con nuestro infortunado José Neyra, fundaron en Río Blanco, Veracruz el periódico Revolución Social1 y el Gran Círculo de Obreros,2 está comprometido para ir a agitar a los obreros del distrito fabril de Orizaba[, Veracruz]. Él es obrero tejedor y está en esta nación desde que se vino con Neyra hace dos años. Es miembro del club de aquí y trabaja como cajista con Fernando Palomares en Libertad y Trabajo. A propósito del periódico, se suspenderá, porque se va a poner a trabajar Olivares, para poder moverse a Veracruz, por lo demás, que está perdiendo diez pesos semanarios con el periódico El Club, y no pueden sostener los gastos, y juntar algo para moverse los miembros de la mesa directiva que he comprometido. Si Olivares tiene oportunidad de encontrar en las fábricas, a algunos de los viejos amigos, la revolución podrá hacerse en Orizaba; los mejores obreros han huido de aquellos malditos lugares, y los que no huyeron, están en el Valle Nacional, [Oaxaca,] Quintana Roo, Tres Marías y en los cuarteles. Por eso no lleva Olivares la seguridad de levantar a la gente; pero lo intentará. Yo creo que Orizaba puede caer en poder de la revolución, si pone en práctica el siguiente plan que he comunicado a Olivares, para que lo medite sobre el terreno. En Orizaba debe haber, no menos de 1,500 hombres contra los cuales no se puede obrar si no por medio de la dinamita, derribando los cuarteles; al mismo tiempo, un grupo pequeño se encargará de destruir la maquinaria de Necaxa, Hidalgo, que es, la que produce la fuerza para las fábricas del Río Blanco, Santa Rosa, Nogales, Cocolapan, El Yute y otras más que hay en esa importante región. Entonces como una avalancha se echará la masa de obreros sobre Orizaba, cuyos cuarteles en esos precisos momentos estarán siendo volados y la plaza queda en poder de la Revolución. Orizaba es una ciudad muy rica de donde pueden sacarse varios millones de pesos, una gran cantidad de armas y municiones de boca y de guerra. Si el ataque contra los cuarteles fracasa, de todos modos quedarán sin trabajo más de 20 000 obreros con la destrucción de la maquinaria de Necaxa, y esos hombres, serán otros tantos rebeldes empujados por el hambre. Olivares necesita de la ayuda de un perito dinamitero, comunica este plan a [Juan E.] Velázquez para ponerlo de acuerdo. Así, pues, despacharé a Olivares directamente hasta Veracruz para que hable con Velázquez. Ojalá pueda reunir pronto fondos para ponerse en marcha. ¿Con qué dirección podrá encontrar Olivares a Velázquez? Yo creo que será bueno enviárselo a Joaquín O. Serrano; para que éste lo presente con Velázquez. ¿Podrá encontrarse todavía a Serrano en la Administración de Correos del puerto?

No pudo [Francisco] Ulíbarri mandar a Práx[edis Guerrero] los ejemplares del manifiesto, porque no tiene una dirección segura de él. Voy a decir a Ulíbarri, que entregue a Salvador esos ejemplares. Tú los mandarás a Práx.

Eustolio, se colocará probablemente esta semana en una casa de comercio y no podrá venir por la correspondencia. Él dice que vendrá su mamá; pero la señora, además de que se enferma con mucha frecuencia, tiene muchos muchachitos, vive relativamente lejos de la cárcel y está muy pobre para hacer gastos de tren. Creo que lo mejor es que Ulíbarri lleve y traiga correspondencia, y Salvador no tendrá más que ir por ella a casa de [Jesús] M. Gaitán, donde dejará Salvador la que tú me envíes. Si en la visita del viernes me trae Ulíbarri tus cartas, será señal de que fue aprobada la proposición y entonces, a él entregaré lo que tengo para ti.

Con una cruz a la izquierda van señalados los que son buenos amigos, en la lista que devuelvo. José I. Reyna, de Cedral, San Luis Potosí, no va señalado con cruz; ese Reyna fue aquel que quería que se le pusiera en comunicación con los grupos rebeldes desde que estábamos en Saint Louis[, Missouri], pero no lo hicimos por haber sido secreta la organización. Él se sintió algo. No sé si será realmente sincero. Advierto, que los señalados, no están hablados para la revolución, ni sé si aceptarán formar grupos. No anoté al excelente Mateo Almanza, de Matehuala porque no sé si todavía estará preso en San Luis Potosí. Si alguien va a Matehuala, sería bueno se informase de Mateo, que si está libre, será una buena ayuda. Mateo cayó pocos días antes de los sucesos de Acayucan[, Veracruz]3 y Jiménez[, Coahuila].4 Estaba comprometido para levantarse. Lo mismo temo que ocurra esta vez, que caigan buenos gallos como Mateo, antes de que comience el movimiento, pues es muy difícil que todos los comprometidos guarden el secreto necesario. Albino Soto, de Tamasopo, San Luis Potosí, fue uno de los comprometidos a levantarse en el movimiento del año antepasado. En la lista que adjunté en la carta que te mandé el pasado viernes, puse a Celso I. Robledo, en Alaquines, San Luis Potosí, y lo anoté como José, en vez de Celso por equivocación.

Ojalá que logres echar al Paso esos cinco compañeros. Yo mandaré diez cuando menos. Lo malo es que no irán armados más que con pistolas, por la maldita miseria, pero los que no tengan armas, se armarán aunque sea de piedras, de todos modos sirven los que no tienen armas, pues pueden encargarse de cortar alambres, de forzar las puertas de las armerías y de arrojar bombas.

Hemos pensado mucho sobre la posible invasión gringa con motivo de la revolución. Creemos, que si para evitar la invasión se agitase el pueblo americano antes de comenzar el movimiento, no haríamos sino preparar a los dos tiranos. Hay que recordar, que se decidió no circular el manifiesto revolucionario antes de ocho días del en que deba estallar la revolución, precisamente, para que [Porfirio] Díaz no se prepare y pudiéramos cogerlo descuidado. Por su parte [Theodore] Roosevelt, aun cuando no invadiera, mandaría sus tropas a la frontera, y perderíamos de realizar parte del plan, no pudiendo meter compañeros de esta nación, como los diversos grupos de Texas. No se podría tomar [Ciudad] Juárez[, Chihuahua], con la gente reclutada en esta nación, ni [Encarnación] Díaz Guerra podría pasar la línea con su gente, y así sucesivamente. Pero no es esto todo; el pueblo americano, y aun los trabajadores organizados de este infumable país, no son susceptibles de agitarse. Lo hemos visto en nuestro caso. Saben bien [las] Uniones y el Partido Socialista, que no somos unos politicastros de los que hacen revoluciones en la América Latina. Nuestro manifiesto lo expresó de modo de no dejar lugar a duda alguna. ¡Me refiero al manifiesto al pueblo americano!5 Pues bien, la agitacioncita duró muy poco; sólo las uniones de esta ciudad, hicieron algo. Fuera de aquí, con excepción de Pasadena[, California], nada ha habido de una manera sistemática, como requería una formal campaña en nuestro favor. Aquí y allá, y de tiempo en tiempo, han aparecido parrafillos en los periódicos obreros, ora socialistas, ora unionistas, pero no ha habido verdadera campaña en nuestro favor, a pesar de que es flagrante la confabulación de los dos gobiernos, y de lo maltrechas, que por polizontes y por jueces, han quedado las leyes de este desgraciado país. Los americanos son incapaces de sentir entusiasmos ni indignaciones. Es este un verdadero pueblo de marranos. Vean ustedes a los socialistas; se rajaron cobardemente en su campaña por libertad de palabra. Vean ustedes a la flamante American Federation of Labor6 con su millón y medio de miembros, que no puede impedir las injunctions7 de los jueces cuando declaran, contra las uniones o mandan estos delegados organizadores a lugares en que no hay trabajo organizado. Estos atentados contra socialistas y uniones son tremendos, pero no conmueven a esta gente. Los sin trabajo son dispersados a machetazos como en Rusia, Roosevelt pide al Congreso que se faculte a los administradores de correos para ejercer la censura sobre los periódicos: la nación se militariza a pasos de gigante, y a pesar de todo, el paquidermo anglosajón no se excita, no se indigna, no vibra. Si con sus miserias domésticas no se agitan los americanos, ¿podemos esperar que les importen las nuestras?

Quizás, por lo ansiosos que son estos animales por las noticias de sensación, pueda ser fructífera una agitación cuando haya estallado el movimiento, si todavía no nos invade la chusma del piel roja, y se sabe entonces que se prepara a echarnos sus soldados. Las noticias de la revolución en marcha, sí estoy seguro que llamarán la atención de los gringos, por ser efectos sensacionales, y entonces, si todavía no somos invadidos, tal vez pudiera agitarse la opinión a nuestro favor y evitarse la invasión.

Continúo esta carta hoy día 8 de junio. Tal vez si comenzamos una agitación en contra de la invasión gringa, antes de que se haya decretado tal invasión, o de que Roosevelt dé los primeros pasos para efectuarlo, lo que conseguiríamos sería que comprendieran nuestra impotencia y entonces, si no tenían pensado intervenir, lo harían, seguros de nuestra debilidad.

A mayor abundamiento, los gringos tarde o temprano tienen que echársenos encima, para adueñarse de la Baja California cuya propiedad anhelan por la buena o por la mala. En México hay en estos momentos una tremenda agitación anti-gringa, y, aunque cobardemente se acusa al gobierno de traidor, bastaría la sola amenaza de Roosevelt de invadirnos, para que nuestras filas aumentaran con el fin de acabar cuando antes con el gobierno traidor, y si de todos modos nos invadía el gringo, tendría que luchar con un pueblo altamente excitado por los abusos yankees y en completa tensión de nervios en virtud de la revolución.

Alguna vez tendrán que atacarnos los gringos: pues si lo hacen cuando el pueblo esté rebelado contra Díaz, precipitarán la caída del dictador, porque el pueblo verá claramente a Roosevelt como aliado a Díaz para esclavizarnos[…] perder nuestra autonomía.

Por supuesto que una vez comenzada la revolución, si hay peligro de invasión, debemos agitar a los fríos y estúpidos americanos.

¿Qué opinan ustedes?

Voy a hablar algo acerca del movimiento. Los grupos número […] estarán completamente listos, esto es, armados como ellos y nosotros deseamos. Si esperásemos a que queden los grupos completamente listos no podría estallar nunca la revolución y de aplazamiento en aplazamiento, se iría pasando el tiempo y los grupos contadísimos que ya estuvieran listos caerían en desaliento; se necesitaría entonces, volver a visitarlos, comenzar a alentarlos de nuevo, y mientras se conseguía eso, los grupos que por no estar listos habían ocasionado la demora del movimiento y el desaliento de los ya listos, se desalentarían a su vez, y por el aplazamiento que fuera acordado para reorganizar los desanimados, y así se seguiría aplazando hasta no sé cuando. Debemos, pues, renunciar a la esperanza de tener una perfecta organización de grupos absolutamente listos. Lo que hay que hacer, según nosotros, es obtener de los grupos el ofrecimiento solemne de levantarse el día que se fije, como quiera que se encuentren. Si la mitad y aún la tercera parte de los grupos que hay, cumplen levantándose, la revolución estará asegurada aunque se haya comenzado con grupos miserablemente armados, que siendo varios los grupos rebeldes y extensa la república, no podrán ser aplastados en un día por los esclavos de la dictadura, y cada día de vida para un grupo significa aumento de personal, aumento de armas, y adquisición de recursos de todo género, con la circunstancia, además, de que alentados los valientes en todas partes, surgirán nuevos levantamientos secundando a los bravos que prendieron la mecha.

Hay que tener confianza en que así sucederá.

Veo que, a menos de retardar no se sabe hasta cuándo el movimiento, Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, San Luis Potosí y Oaxaca no podrán ser visitados por los delegados. No sería malo, y así lo proponemos a ustedes, señalar de una vez la fecha para dentro de un mes del día en que se señale. Se avisaría inmediatamente a Velázquez, por carta, que dijera a los grupos de su zona que se levantasen como estuvieran en la fecha fijada. A los de la tercera zona del norte se les avisaría del mismo modo, así como a los del centro y sur. Se le avisaría a [Pedro R.] Caule para que invadiera Sonora por el noroeste, mientras [Javier] Huitemea y su gente revolucionaba en el centro. Tal vez Prisciliano [G. Silva] quiera tener armados sus 200 hombres, eso es imposible, y será preferible renunciar a la toma de Ciudad Juárez, y aplazar más el movimiento.

Si no hay delegados visitando ya Veracruz y la tercera zona del norte y la del centro, y sea necesario hacer la notificación de la fecha a los grupos de esas zonas por medio de carta, es absolutamente necesario darles un mes para que se alisten, y así lo proponemos a ustedes, que creemos, verán que es necesario hacerlo así, pues no estando al tanto los grupos de esas zonas de los trabajos de la Junta, con excepción de Veracruz, tienen necesidad sus jefes de volver a animar a la gente.

Mucho nos alegraría que estén ustedes de acuerdo con lo expuesto, pues es el tiempo oportuno, para lanzar el reto al despotismo.

¿En qué tanto tiempo acabarás los membretes para despachar el manifiesto? Pide a los buenos amigos que te ayuden, porque urge despachar cuanto antes el manifiesto, para que el amigo que dice Práx que lo llevará a Chihuahua, tenga tiempo de hacerlo. En Chihuahua, supongo que el amigo en cuestión pondrá un timbre de a centavo a cada paquetito y echará a bordo de trenes en los buzones en la oficina de correos todo el envío. Práx se encargará de decirle el día en que deba darles curso a los paquetitos. ¿No es así?

Es posible que se haga otro tiro del manifiesto. A ver qué resuelven unos amigos a quienes mandé hablar. Me conformo con que, aparte de 5,000 que hay, tengamos unos 10,000.

Ojalá que Práx comprometiera al amigo a meter todo lo que haya de ejemplares destinados a México.

No tengo más que tratar.

Muchos saludos cariñosos a Práxedis. Te abraza Librado. De mi parte, querido hermanito, te envío un fuerte abrazo y saludos afectuosos para todos los de la casa.

Pongo lo siguiente en 9 de junio.

Si tienes sobres grandes como el que hoy uso, mándame unos 8 que me servirán para un mes, o sea 8 días de visita en que se necesita mandarte muchos papeles.

Doy a Modestita y a Ernesto Aguirre la dirección de Paulita.

Según me dice [Ernesto E.] Guerra, ya estuvo con él John Murray, a quien atendió debidamente, como verás en la carta de Herlinda, que es Guerra. Juanito es Murray.8 Río Verde es Río Blanco. El detalle del trabajador de cinco a seis años es magnífico.

Como verás en la misma carta de Guerra, él se encargará de mandar el manifiesto a las fábricas. Le ofrezco mandarle 2,000 ejemplares, pero serán de los que se van a imprimir aquí. Pedí dinero a Guerra, el cual llegará con la dirección de Paulita.

Te abrazo muy fuerte y Librado te saluda.

No olviden recomendar a los grupos rebeldes que, de los primeros fondos que agarren nos manden bastante plata por medio de enviados especiales, pues sólo a fuerza de dinero podremos alzarnos, esa recomendación puede hacérseles al notificarles la fecha del levantamiento.

Si por fin se hace necesario, como parece, limar las rejas de la cárcel necesitamos mucha plata para ponernos a salvo.

Ricardo Flores Magón


1 La Revolución Social, (1906), Orizaba, Veracruz,  eds.: Juan Olivares, Porfirio Meneces y José Neyra.
2 “Gran Círculo de Obreros”, constituido en Río Blanco, Ver. el 1 de junio de 1906 por Manuel Ávila, José Neyra, Porfirio Meneses, Juan A. Olivares, Juan Lira Cabrera, Eduardo Cancino, Pedro Altamira, entre otros.
3 Refiérase al ataque a Acayucan Ver,  llevado al cabo por Hilario C. Salas al frente de cerca de 300 indígenas de la región de la Sierra de Sotepan, el 30 de septiembre de 1906. Los rebeldes fueron dispersados y dos días después intentaron de nueva cuenta la toma de la población con iguales resultados.
4 Refiérase a la toma de la población de Jiménez, Coahuila del 26 de sptiembre de 1906, por el grupo de 60 liberales encabezados por José Arredondo y León Ibarra. Batidos en la cercana hacienda de la “Victoria”, se dispersaron cruzando la frontera con Texas.
5 “Manifiesto al pueblo americano”,  de fecha 27 de diciembre de 1907, firmado por RFM, Antonio I. Villarreal, Librado Rivera y Lázaro Gutiérrez de Lara y  publicado Revolución,  núm 28 del 18 de enero de 1908.
6 “American Federation of Labor” (Federación Americana del Trabajo), agrupación sindical norteamericana de corte conservador, fundada por Samuel Gompers en 1886. De 1906 a 1910 promovió resoluciones a favor de los perseguidos políticos mexicanos en los Estados Unidos. Se distancio del PLM ante la irrupción de la revolución madrista. Mantuvo vínculos con la Casa Obrero Mundial de México desde su surgimiento y posteriormente con la Confederación Regional Obrera de México, con la que promovió la formación de Federación Panamericana del Trabajo bajo su control. Durante la primera guerra mundial defendió la participación de Estados Unidos en la misma.
7 injunction: requerimiento judicial.
8 Con fondos de la Western Press Syndicate en mayo y junio de 1908, John Murray viajó por México y expuso su experiencia en artículos publicados por la revista The Border (vid., infra, n.204) de la que fue director. Visitó, sin éxito periodístico, San Juan de Ulúa, Veracruz y Valle Nacional, Oaxaca.


Fuente: AHSRE

[Cárcel del Condado, Los Ángeles California,] 13 de junio de 1908

[Enrique Flores Magón y Práxedis G. Guerrero]
[s.l.]

Esta carta la escribo hoy, trece de junio de mil novecientos ocho, queridos hermanos Práxedis y Enrique, para comunicarles un asunto que, a mi modo de ver, es de capital importancia. La idea que paso a mostrar a ustedes se la expuse ya a nuestro compañero Librado [Rivera], quien está de acuerdo con ella. Vamos al grano.

Ustedes saben también como yo que ninguna revolución logra hacer prevalecer después del triunfo y hacer prácticos los ideales que la inflamaron y esto sucede porque se confía que el nuevo gobierno hará lo que debió hacer el pueblo durante la revolución.

Siempre ha sucedido lo mismo. En todas partes se enarbola una bandera con reformas más o menos importantes; se agrupan alrededor de ella los humildes; se lucha; se derrama más o menos abundantemente la sangre, y si triunfa la revolución, se reúne un congreso encargado de reducir a leyes los ideales que hicieron al pueblo tomar las armas y batirse. Al congreso van individuos de toda clase de ideales, avanzados unos, retrógrados otros, moderados otros más, y en la lucha de todas esas tendencias las aspiraciones de la revolución se marchitan, se desvirtúan y después de largos meses, cuando no después de largos años, se vienen aprobando leyes [en las] que ni siquiera se adivinan los ideales por los cuales dio su sangre el desdichado pueblo. Pero supongamos que por un milagro se dicten leyes en las que brillen con toda su pureza los ideales de la revolución, cosa que nunca se ha visto ciertamente, porque muy pocos diputados tienen los mismos ideales que el pueblo que empuñó las armas; supongamos que el milagro se realiza y que en el caso especial de nuestra lucha, el congreso ordena el reparto de las tierras, la jornada de ocho horas y el salario no menor de un peso ¿podremos esperar que los terratenientes se cruzarán de brazos para dejar escapar lo que los hace poderosos y les permite vivir en la holganza? Los dueños de toda clase de empresas donde se emplean brazos ¿no cerrarán sus negociaciones o, al menos, no disminuirán el número de obreros que emplean, para obligar al gobierno a revocar la ley con la amenaza del hambre del pueblo, fingiendo que les es materialmente imposible pagar más por menos horas de trabajo?

Agotados los recursos para la revolución, el pueblo se encontraría en una condición más difícil que aquella por la cual se vió obligado a rebelarse. El pueblo, sin pan, escucharía la palabra de los burgueses que dirán que se les había engañado y lo acaudillarían para derrocar al nuevo gobierno, con lo que se salvarían de perder sus tierras unos y de hacer concesiones a los trabajadores otros.

Los ricos se rebelarán cuando se trate de hacer práctico el Programa del partido liberal, en caso de que, por un verdadero y único milagro en la historia de las revoluciones de los pueblos, se hubieran conservado intactos los ideales de la revolución después de su triunfo.

Como anarquistas sabemos bien todo esto. Sabemos bien lo que hay que esperar del mejor gobierno que pueda pesar sobre cualquier pueblo, y, como anarquistas, debemos poner todo lo que esté a nuestro alcance para que la revolución que está en vísperas de estallar dé al pueblo todos los beneficios que sea posible conquistar.

Para alcanzar grandes beneficios para el pueblo, beneficios efectivos, hay que obrar como anarquistas fácilmente aplastados [sic] aun por los mismos que nos tienen por jefes. Todo se reduce a mera cuestión de táctica. Si desde un principio nos hubiéramos llamado anarquistas, nadie, a no ser unos cuantos, nos habría escuchado. Sin llamarnos anarquistas hemos ido prendiendo en los cerebros ideas de odio contra la clase poseedora y contra la casta gubernamental. Ningún partido liberal en el mundo tiene las tendencias anticapitalistas del que está próximo a revolucionar en México, y eso se ha conseguido sin decir que somos anarquistas, y no lo habríamos logrado ni aunque nos hubiéramos titulado no ya anarquistas como somos, sino simplemente socialistas. Todo es, pues, cuestión de táctica.

Debemos dar las tierras al pueblo en el curso de la revolución; de ese modo no se engañará después a los pobres. No hay un solo gobierno que pueda beneficiar al pueblo contra los intereses de la burguesía. Esto lo saben bien ustedes como anarquistas y, por lo mismo, no tengo necesidad de demostrarlo con razonamientos o con ejemplos. Debemos también dar posesión al pueblo de las fábricas, las minas, etcétera. Para no echarnos encima a la nación entera, debemos seguir la misma táctica que hemos ensayado con tanto éxito: nos seguimos llamando liberales en el curso de la revolución, pero en realidad iremos propagando la anarquía y ejecutando actos anárquicos. Iremos despojando a los burgueses y restituyendo al pueblo. He aquí el medio que se me ocurre y que someto a la atención de ustedes: En virtud de la revolución las fábricas, las haciendas, las minas, los talleres, etcétera, van a cerrar sus puertas, no porque los trabajadores tomen las armas, pues no todos las tomarán, sino por otras razones entre las cuales pueden contarse la paralización o amortizamiento de las transacciones comerciales debido a la inseguridad que hay para los intereses en tiempos en que el respeto a la autoridad está relajado, y la orden en todos los lugares dominados por la revolución de que no se pague a los trabajadores menos de un peso por la jornada establecida de ocho horas. La consecuencia de ese proceder de la burguesía será el hambre, porque agotadas las existencias no se da paso a producir más.

Nosotros no debemos esperar a que llegue el hambre, por lo mismo, tan pronto como una hacienda paralice sus trabajos, una fábrica cierre sus puertas, una mina deje de extraer metal, etcétera, invocaremos la utilidad pública de que no cese el trabajo, cualquiera que haya sido el pretexto de los amos para suspenderlo, y con la razón de que es preciso reanudar los trabajos, para impedir el pauperismo, daremos a los trabajadores las negociaciones que hayan cerrado los burgueses, para que ellos las sigan explotando bajo un pie de igualdad.

Para evitar que los trabajadores así beneficiados pretendan hacerse burgueses a su vez, se prescribirá que todo el que entre a trabajar a esas negociaciones tendrá derecho a participar una parte igual a la de los demás. Los trabajadores mismos administrarán esas negociaciones.

Si se trata de haciendas sería injusto dar todo el terreno a los trabajadores de las mismas porque entonces muchos se quedarían sin nada. Se daría a los trabajadores de haciendas lo que actualmente trabajan en ellas, reservándose lo que se utiliza para los demás pobres. Como los trabajadores de las haciendas seguirán trabajándolas conforme a este plan, los que quieran tierras de las que no se utilizan actualmente, al ver las excelencias del trabajo en común practicado por los peones redimidos en lugar de trabajar la tierra individualmente querrán trabajar en común también ellos y así no habrá necesidad de fraccionar la tierra en parcelas, con lo que se ahorrará a la Junta el odioso trabajo de dar a cada quien que lo solicite un pedazo de tierra.

Aunque queden las negociaciones en manos de los trabajadores, se prohibirá su enajenación como en el Programa se prescribe para las tierras. De este modo se reanudará el trabajo en medio de la revolución y se habrá hecho obra anarquista invocando la necesidad de que no cese la producción para evitar el hambre de las masas.

Hay que tener en cuenta que no contando los trabajadores con moneda para pagarse un [salario] diario con qué comprar lo que necesiten para vivir, es preciso que ellos mismos establezcan una comisión de estadística que llevará un registro de los recursos con que cuenta cada región dominada por la revolución, así como de las necesidades de los habitantes laboriosos de las mismas regiones. Teniendo ese registro los trabajadores se cambiarán mutuamente sus productos y habrá tal exceso de producción, que podrán fácilmente sin sacrificio mantener a los soldados de la revolución. Además se aconsejará a los trabajadores que estén armados ellos mismos para defender lo que la revolución les ha dado de las embestidas que den los soldados de la tiranía, y la probable acometida que nos den los gringos o algunas otras naciones.

Al principio no molestaremos a los burgueses extranjeros, sino hasta que el pueblo casi todo tenga algo material que defender y algo para hacerse respetar. Cuando los parias tengan algo que defender veremos que no habrá uno que deje de empuñar el fusil.

Se presentarán problemas nuevos pero no creo que sean de difícil solución estando los mismos trabajadores interesados en el asunto. Vendrán, además, muchos anarquistas españoles e italianos al ver lo que está ocurriendo, y ellos ayudarán muy bien. Me parece que sería muy bueno que uno de nosotros fuera a dar una vuelta durante la revolución para animar a aquellos compañeros a darnos una buena ayuda viniéndose a agitar las masas y a dirigirlas en todo lo que se necesite. Yo creo que vendrían muchísimos y hasta se les podría costear el viaje derramándose después por todo el país una nube de compañeros.

Obrando como propongo, si no se vence al menos habrá quedado una gran enseñanza.

Ya estoy cansado. Escribo en posición tan forzada que me duele el pecho, del que, entre paréntesis, estoy ya muy enfermo. No ceso de toser, me duele la espalda y me siento mal, muy mal. Lo que me sostiene es que no me abato. El frío que continuamente hay en esta cárcel me está agravando. Pesaba yo doscientas diez y ocho libras y hoy sólo peso ciento sesenta y ocho. La cárcel es de hierro; nunca recibe un rayo de sol; el viento frío sopla de día y de noche, y delicado como he sido siempre de los pulmones, siento que no resistiré otro invierno en esta cárcel en donde no hay calentadores para los presos. Tengo un catarro muy fuerte que desde que nos metieron a la cárcel no se me quita. Se me calma dos o tres días pero para atacarme con más fuerza. En este momento estoy acalenturado. La fortuna es que no me abato y así yo mismo me doy fuerza. Pero volvamos al asunto que motiva esta carta.

Creo que es necesario que vengan muchos anarquistas para que aleccionen al pueblo. Además, es bueno hacer reimprimir folletos y libros anarquistas para que sean repartidos por millones. De ese trabajo pueden encargarse amigos de confianza.

No debemos mandar representantes cerca de los gobiernos extranjeros, porque entonces entraríamos en un mar de compromisos que quitarían a la revolución su carácter especialísimo. Deberemos cultivar relaciones internacionales, pero no con los gobiernos sino con las organizaciones obreras de todo el mundo ya sean simplemente trade-unionistas, socialistas o anarquistas.

No se me ocurre algo más por lo pronto. Librado los saluda cariñosamente. Reciban un fuerte abrazo de su hermano Ricardo que mucho los quiere.

Continúo hablando de lo mismo hoy, quince de junio, queridos hermanos.

Va a haber burgueses muy ladinos que al ver lo que pasa a sus compañeros, no cerrarán sus negociaciones y entonces no habrá pretexto inmediato para arrebatarles la propiedad. En este caso que va a ser tal vez el más frecuente, se agitará a los obreros de esas negociaciones para que pidan "imposibles" de manera que los patrones se vean forzados a cerrar. Entonces los obreros tomarán posesión de la negociación.

Sé que de escoger dos caminos el que deba mejor seguirse para las expropiaciones la Junta puede decretarlas, o bien los obreros pueden consumarlas, y en este caso, que me parece el mejor, porque disfraza muy bien el carácter anarquista de la Junta, no tenemos más que aprobar hechos consumados. Para seguir esta última táctica hay necesidad de hacer una gran agitación entre los obreros, repartirles folletos, libros, meter entre ellos agitadores anarquistas. Todo esto se puede hacer muy bien (me refiero a la agitación) y creo que, lo que se haga por los obreros mismos, será más sólido de lo que se haga por decretos de la Junta. La cuestión es traerse, una vez comenzada y formalizada la revolución, un gran número de compañeros de Europa a fomentar en México la publicación de muchos periódicos anarquistas. Como tendremos dinero, todo eso se podrá hacer fácilmente. Sólo los anarquistas van a saber que somos anarquistas, y les aconsejaremos que no nos llamen anarquistas para no atemorizar a tanto imbécil que en el fondo de la conciencia abriga ideales como los nuestros, pero que sin saber que son ideales anarquistas, pues están acostumbrados a oír hablar de los anarquistas en términos desfavorables. Más bien que imbéciles son ignorantes. No hay que ser injustos.

Lo que se haga por los obreros mismos tendrá que ser más sólido, por ser el resultado de un esfuerzo consciente. Así, pues, creo que ésa será la mejor táctica; agitar a los obreros induciéndolos a que expropien. La Junta ante los hechos consumados tendrá que aprobar. Así seguiremos dando "el timo" de liberalismo en beneficio de nuestros bellos ideales.

Me parece que no tengo más que agregar.

Si Librado o yo tenemos hoy visita extraordinaria tal vez podremos echar fuera esta carta y mi anterior adjunta. Hoy es diez y siete de junio y me refiero, querido hermanito, a la tuya de ayer. Quedamos enterados de que saldrán el próximo sábado y, hermanito, deseamos que no te ocurra nada desagradable en el viaje. A Paulina o a Rómulo [Carmona] como lo indicas ocurriré cuando se trate o llegase aquí algo en secreto, quedando entendido de que conocen la clave.

Ayer hablé con el compañero [José María] Gaitán, quien va a El Paso[, Texas] con Goliat para entrar a la lucha. La compañera de Gaitán sale mañana para El Paso y convenimos en que ella te llevaría como equipaje el bulto de manifiestos. La oportunidad es brillante. Si ya enviaste a [Francisco] Ulíbarri todos los membretes, quedará listo el asunto. Manda decir desde luego a Gaitán, Ulíbarri o [Norberto] Loya la dirección a que deba ir el bulto de manifiestos para que no haya tropiezo. Toma nota dirección Prisciliano [G. Silva] y de la indicación de si es a Paulita a quien debo por conducto del excelente Salvador [Medrano] mandar lo que para ustedes tenga para que ella le dé curso.

Ustedes con más acierto podrán resolver sobre lo que propone la formación de la primera zona de occidente, pero me parece que es muy poca la sierra para constituir una zona. Magnífica la noticia de la unión del escuadrón "Zaragoza" con [Encarnación] Díaz Guerra.

No caben rollitos más gruesos que los que se hacen con papel de fumar wheat straw.1 En ese papel me has de escribir: digo esto porque no me puede dar Salvador la carta que rompiste en cuatro. Tal vez en ella se diga sobre [Heliodoro] Díaz Quintas. Ya no es tiempo para ir a verlo, así es que no urge.

Yo también opino porque se publique Revolución, el nombre después de todo es lo de menos, pero por un romanticismo muy natural, me gustaría más que fuera Regeneración el periódico.

No tengo más que decir, querido hermanito, sino que me quedo desesperado porque también quisiera estar cerca del teatro de los próximos deseados sucesos.

Yo creo que ahora sí no podrá sofocar el viejo la revolución y que al fin el pueblo se hará justicia.

Ojalá que la sangre que se derrame sea fecunda en bienes para el proletario, y creo que lo será si nos proponemos mejor que obtener un triunfo fácil aliándonos a la burguesía obtener verdaderas libertades para el pueblo emancipándolo económicamente, paso a paso o salto a salto, como se pueda en el curso de la grandiosa revolución en cuyos umbrales nos hallamos.

Sueño con grandes, efectivas conquistas durante la revolución. No debemos titubear. Es muy posible que nuestra revolución rompa el equilibrio europeo y se decidan aquellos proletarios a hacer lo que nosotros. Tal vez si llevamos a cabo lo que propongo se nos echen encima las potencias de Europa, pero eso será el último acto de la farsa gubernamental, porque estoy seguro no nos dejarán perecer nuestros hermanos del otro lado del mar.

Si logramos tener éxito durante la revolución, esto es, si logramos ir despojando y restituyendo, no importa que se prolongue por años nuestro movimiento.

Debemos esforzarnos porque la gran mayoría de jefes y oficiales revolucionarios sean más o menos hombres de nuestro modo de pensar y, al efecto, Gaitán, como [Fernando] Palomares, como otros más, Loya por ejemplo, para que esté la fuerza de nuestra parte, por que hay muchos, muchísimos, que no piensan sino en su engrandecimiento personal. Teniendo el mando los libertarios haremos una gran obra.

Para jefes de las zonas donde no hay ahora grupos, debemos nombrar libertarios.

Una fenomenal propaganda libertaria se impone. Procuremos encargarnos [que] envíen folletos los periódicos anarquistas y reimprimirlos en México con dinero que se arranque a los burgueses. Todo ese trabajo lo pueden desempeñar amigos de confianza para que la Junta siga conservando aparentemente un papel de "libre".

Siguiendo la táctica que a ustedes propongo en la adjunta carta no volveremos a tener una oportunidad mejor para trabajar por el ideal como en medio de la revolución.

Ya me despido.

Envía un fuerte abrazo a todos, y a ti, hermanito, mi grande fraternal cariño. Librado también los saluda. Saluda a todos.

Ricardo Flores Magón


1 wheat straw: papel de trigo.


Fuente: AHSRE

 [Los Ángeles, California,] septiembre 15 de 1908

Ricardo, encanto de mi vida, el domingo sufrí mucho porque supe dos fatales noticias, una que el hermano [Modesto] Díaz está para desaparecer de un momento a otro del mundo y la otra es que Concha de Rivera le dijo a la señora de Vázquez que en octubre siempre se los llevan para Arizona; que su esposo le dijo que tú ya estás resuelto a irte ¿es verdad? Dime, mi cielo, no me desconsuelo que estarás conmigo y en lugar de estar conmigo que te lleven a Arizona. Qué terrible sería para mí. Pon cuidado mi Ricardo y contéstame a lo que voy a preguntarte. Piensa, bien, mi vida, puesto que se trata de nuestra felicidad, bien mío. Tus enemigos son colosales. Están resueltos a impedirte que salgas; han tocado todo lo que está a su alcance. Yo no tengo fe en la Suprema [Corte]. Allí están tus enemigos. Va a suceder lo que con los jueces que los han juzgado ¿qué han hecho?, condenarlos a Arizona. Qué haría yo entonces sin poderme ir luego, me moriría de desesperación. No tengo fe más que en el pueblo. No creo en nadie más ¿quién puede cuidar de tí más que yo? Nadie si te llevan a Arizona. Yo cuidaría que no te plagiaran y como socialista agitaría al pueblo que se levante para salvarte.  

Recuerda el año pasado cuánta gente hubo la primera vez que te sacaron. Yo en media hora cuando más levanté esa gente; fuí volando a la plaza de los mexicanos y me los traje. Esta fue mi idea de hacerme socialista, tanto porque quiero el bien de todos y para ser fuerte. Quiere el Partido que vaya como propagandista ahora en la campaña electoral. Nada resolví hasta saber tu voluntad. Lucía [Norman] queda con una familia americana socialista. Creo que fuera de aquí seremos más felices porque nadie nos conoce y no nos interrumpirán nuestra dicha siquiera un tiempo corto. Aquí nos conoce mucha gente y no podríamos evitar murmuraciones que nos molestarían. ¿Crees tú que si sales libre no se venga un pueblo a verte? Cómo evitarlo. Yo hago lo que tú quieras pero quiero estar prevenida. No tengo fe. Y bastante nos han engañado. Piensa bien y contéstame. Para el 1º de octubre quieren que esté en Arizona. Nada he resuelto todavía, puesto que no sé tú voluntad. Lucía te va a escribir. Te beso con toda mi alma. Es urgente que me contestes todo lo que te pregunto. Tuya,

María [Brousse de Talavera]


Fuente: AHSRE

Los Ángeles, septiembre 17 de 1908

Ricardo mío:

El 16 cómo estarías. Yo estuve en la casa de Violeta [Elizabeth Trowbridge]. Me invitó a cenar y ya son muchas invitaciones y no había asistido a ninguna, por eso fui. No se dio el baile. Se transfirió para el 10 del que entra. Pregunte a [Job] Harriman qué resolverá la Suprema [Corte]. El partido socialista cree que nada resolverán hasta que pase la elección. Si el número de votos que presente el partido socialista es mayor esto les asusta y los dan en libertad. En tenemos partido nosotros también y creo que se afiliarán al partido socialista. ¿Qué dices, voy? Piensa, mi cielo, en nombre del amor que me tienes. Razona bien esto y dime muy minuciosamente lo que crees acerca de esto. Quiero dejar formada otra vez la rama mexicana socialista. Ya escribí al Paso, Texas, para que formen otra rama y se unan con el partido del lugar, y en donde pueda propagar la idea socialista lo voy a hacer. Yo no quiero que te condenen a tres años en la penitenciaría. Quiero que estés libre, sin esconderte y que a tu espalda tengas quien te defienda. Esto quiero. Hemos sufrido mucho porque la fuerza está sobre ti y necesitamos ser fuertes también para luchar. No hay más que buscar la fuerza. Si quieres que vaya entonces Lucía [Norman] puede lavar la ropa y que copie lo que yo te diga y saque lo que tú me digas. Ella es muy discreta. No tengas cuidado. Tiene mucha prudencia a pesar de sus pocos años. Te tengo en un prendedor que uso en el cuello. Creo que se sacará algo del baile y no vendrán las hermanas de Antonio [I. Villarreal] porque no tienen el dinero completo.  

Tienes que seguir incomunicado hasta que el pueblo decida. La venida de [Eugene] Debs causó mucha impresión en un auditorio de 7,000. Habló más de ti que de su causa. Esto me puso contenta. Quiero tenerte conmigo. ¿Cómo? Luchando por rescatarte. Veo difícil tu salida. Creo que lo que te propongo está bueno. Todo lo bello me trae tú imagen querida. No bailé pero cuando oigo música bonita sueño con mi Ricardo. No tomé vino a tu salud pero ya muchas veces lo he tomado por ti. Te tengo siempre en mi corazón y en mi pensamiento. Te estrecho con toda mi alma y te beso lo mismo. Tuya,                                    
María [Brousse de Talavera]

Rompe el pañuelo porque el trapo que iba a mandarte está duro y no tengo suave. Yo te mando mis pañuelos.

Mi querido papacito:                     

Ayer fue día de su santo, verdad. Qué triste lo pasaría. También nosotros, nos acordamos mucho de usted todo el día. Mi mamá y yo pasamos por la cárcel. ¿No nos vio? Dígame todo lo que puede ver para afuera.  

Cuando le llevo la ropa también le llevo rosas. ¿Se las entregan? Ahora tengo unas tan bonitas que trajimos de la casa de Mrs. Trowbridge. Tengo un perrito muy bonito que me dieron. Dígame si tiene suficiente qué comer. Adiós. Reciba el cariño y un beso de su hijita,

Lucía


Fuente: AHSRE

[Los Ángeles, California,] septiembre 20 de 1908

[María Brousse de Talavera]

No estés apurada. Yo no voy a Arizona. He resuelto que vayan Antonio [I. Villarreal] y Librado [Rivera], yo no. Ellos van a pedir que los lleven. Yo me quedo aquí. No sirve para escribir el trapo de pañuelo. No vayas a Arizona. Si al fin tengo que ir a Arizona, yo pediré a Violeta [Elizabeth Trowbridge] que te dé dinero para que te vayas conmigo. Mi vida, no puedo escribir en este trapo. Estoy seguro de que si se me manda a la Suprema Corte un certificado de algún médico sobre mi salud, obtendré mi libertad bajo fianza. Ve a decir a [Job] Harriman, mañana lunes, que urge que me venga a ver un médico para que me reconozca y dé un certificado pero eso debe hacerse desde luego. Que no le diga a [Oscar] Lawler que el médico va a dar un certificado, porque no le darán permiso. Que diga simplemente que estoy enfermo y necesito que me vea un médico. Dile a Harriman que es necesario que ese certificado esté en Washington antes del 1º de octubre. Yo estoy muy enfermo y no pueden negarme la libertad bajo fianza porque sería tanto como asesinarme. Estoy bastante enfermo del pecho. Los socialistas de Los Ángeles podrían hacer mucho ruido a nuestro favor. ¿Por qué no lo hacen? Pueden hablar en las calles de nuestro asunto, protestando contra la incomunicación. ¿Por qué no lo hacen? La incomunicación es completamente ilegal. Lo más interesante es que consigan mi libertad bajo fianza. Te ruego, María de mi corazón, que veas a Harriman para lo del médico. Dile a mi hijita Lucía que no le escribo porque no sirve este trapo. Dale un beso muy cariñoso. No las vi pasar el 16. Sólo puedo ver para la calle Buenavista. Díganme a qué hora acostumbran pasar para estar pendiente. María, con qué ternura pienso en ti. Mi adoración por ti es inmensa. Recibe en tu boquita mis más ardientes besos. 

Tuyo
Ricardo


Fuente: AHSRE

[Los Ángeles, California,] septiembre 20 de 1908

[María Brousse de Talavera]

No estés apurada. Yo no voy a Arizona. He resuelto que vayan Antonio [I. Villarreal] y Librado [Rivera], yo no. Ellos van a pedir que los lleven. Yo me quedo aquí. No sirve para escribir el trapo de pañuelo. No vayas a Arizona. Si al fin tengo que ir a Arizona, yo pediré a Violeta [Elizabeth Trowbridge] que te dé dinero para que te vayas conmigo. Mi vida, no puedo escribir en este trapo. Estoy seguro de que si se me manda a la Suprema Corte un certificado de algún médico sobre mi salud, obtendré mi libertad bajo fianza. Ve a decir a [Job] Harriman, mañana lunes, que urge que me venga a ver un médico para que me reconozca y dé un certificado pero eso debe hacerse desde luego. Que no le diga a [Oscar] Lawler que el médico va a dar un certificado, porque no le darán permiso. Que diga simplemente que estoy enfermo y necesito que me vea un médico. Dile a Harriman que es necesario que ese certificado esté en Washington antes del 1º de octubre. Yo estoy muy enfermo y no pueden negarme la libertad bajo fianza porque sería tanto como asesinarme. Estoy bastante enfermo del pecho. Los socialistas de Los Ángeles podrían hacer mucho ruido a nuestro favor. ¿Por qué no lo hacen? Pueden hablar en las calles de nuestro asunto, protestando contra la incomunicación. ¿Por qué no lo hacen? La incomunicación es completamente ilegal. Lo más interesante es que consigan mi libertad bajo fianza. Te ruego, María de mi corazón, que veas a Harriman para lo del médico. Dile a mi hijita Lucía que no le escribo porque no sirve este trapo. Dale un beso muy cariñoso. No las vi pasar el 16. Sólo puedo ver para la calle Buenavista. Díganme a qué hora acostumbran pasar para estar pendiente. María, con qué ternura pienso en ti. Mi adoración por ti es inmensa. Recibe en tu boquita mis más ardientes besos.

Tuyo
Ricardo

Los Ángeles [California], septiembre 25 [o 23?] de 1908

Ricardo:

Es la una de la noche y no duermo aún. ¿Habrá una mujer como yo que ame con delirio? Nada me afecta más que lo que concierne a ti. Cómo estarás. Malito y sin que nadie te vea. ¿Por qué no habías dicho que estabas enfermo? Ya tus verdugos concederían el permiso al doctor para que te vea. Creo que sí. Inmediatamente fui a cumplir con lo que me dices en tu anterior. ¿Quieres que diga a tus hermanos de doctrina que estás enfermo a consecuencia de la cárcel y que te quieren matar a pausas? Voy a hablar a los socialistas para que hablen y protesten en contra de la incomunicación infame. No voy para Arizona puesto que tú te vas a quedar. Quiero que estés contento y un poco tranquilo. Vuelvo a escribirte en este trapo porque es el más a propio y te envío un pedazo. Te mando nuevos alfileres para que lo prendas bien tirante y puedas escribir. Si toma a su cargo la Unión de Mineros1 tu defensa dice [Job] Harriman que sales en libertad. ¿Será posible que te tenga conmigo? Qué felicidad, ¿verdad? Viviendo los tres y después seremos cuatro. ¿Quieres? Suspendí de escribirte porque en la casa de Amada oí estar hablando a un hombre que dice que los conoce bien, se llama Miguel Segura. Tú dirás, la que da el baile es hija de la señora inválida que vino a conocerlos y es lo mismo que Concha y Pepa. Anda con policías secretos. Creo que el deseo de hacer el baile no es sincero, pero ya tenemos precauciones. Creo que siempre sería bueno cambiarme porque si sales, imposible de tenerte aquí porque ya los secretos dieron conmigo. Qué hacemos. Aquí vive la hija de la vieja inválida y tiene amigos de distintos. Tú dirás. Buscan a Enrique [Flores Magón] y a [Práxedis G.] Guerrero a donde vive Salvador [Medrano]. Ya la policía vigila. Mi casa de Center está vacía pero es muy sola, muy a propósito para un abuso de los que acostumbran hacer.

Cómo estarás en este momento, muriéndote de frío. Quisiera comunicarte mi calor y tenerte en mis brazos. Quiero que estés calientito. Sí creo que te voy a tener pronto. Estoy pensando decir que me voy fuera de aquí y busco una casa lejos, siempre que haya gente alrededor y no salgo y no más me estoy contigo. Lucía puede ir a cualquier escuela y no venga para nada al centro. ¿Quieres? Tenemos que hacer algo a fuerza para que estés seguro. Siento que vas a salir y quiero que estés seguro. Cómo estás de salud. Pronto te cuidaré para que estés bien. Yo seré tu medicina. Mutuamente nos curaremos los dos de la enfermedad que nos consume. Recibe el amor inmenso de tu

María María [Brousse de Talavera]

Mi amable papacito:

Cómo se me hace el tiempo largo para que salga. Se me hace casi imposible. ¿De veras saldrá pronto?

Siento profundamente que esté enfermo, solito, sin que nadie lo cure. Tan pronto que supe que estaba enfermo fui a notificarle a míster Harriman, y decirle lo que dijo usted, pero me dijo que ya lo sabía algunos días antes. Seguro que ahora con el frío está peor. Qué desesperación. Ya voy a la escuela. Siempre a la de la calle Macy. Contésteme y adiós. Reciba muchos besos de su querida hija,

Lucía

Ten cuidado con Mrs. Shea.2 Ella dice que tiene cartas tuyas y de los principales jefes del movimiento. Esto ha dicho a gente que no interesa nada divulgarlo.


1 Refiérese a la United Mine Workers, organización sindical de mineros que hacia 1911 contaba con 400 000 afiliados. La activista Mother Jones, promovió el que la UMW destinara 3 000 dólares para la defensa de los miembros de la JOPLM.
2 Probable referencia a Mammie Shea, activa propagandista del PLM.


Fuente: AHSRE

[Los Ángeles, California,] septiembre 27 de 1908

María de mi alma:

Me preguntas por qué no te había dicho que estoy enfermo. Debes suponerte, dulce sueño mío, que no quería entristecerte, y sólo te lo comuniqué cuando fue absolutamente necesario. Ya vino el médico y el certificado llegará a Washington, [D.C.,] en tiempo oportuno. Con motivo de mi enfermedad, creo que ahora ya no podrán poner pretextos a mi libertad bajo fianza, porque negarme la libertad es tanto como decretar mi muerte. Está bueno que te cambies a Center. No importa que esté aislada esa casa. La cuestión es que nadie sepa a dónde te has mudado. Puedes decir que te vas a San Pedro, pero en realidad te vas a Center. No salgas para que nadie te siga. No dejes ninguna carta mía a la mano, porque los detectives son muy atrevidos. Acostumbran estar en acecho de una oportunidad, de la salida aunque sea por unos minutos de una persona, y entonces se introducen a las casas a buscar papeles. Ya lo han hecho así con nosotros en Saint Louis, [Missouri]. Ten muchas precauciones. Procura que tu ropa y la de nuestra Lucía quepa en unos tres o cuatro velices a lo sumo para que en cualquier momento puedas tomar rápidamente un tren, pues para casos apurados es peligroso andar con castañas que necesitan siempre llevarse en carro. Ten lista tu ropa y velices para cualquier momento. Te ruego, vida mía, que hagas todo lo que te estoy diciendo para que estés lista con Lucía cuando sea necesario, que tal vez sea muy pronto. Toma la casa de Center y dame el número, porque ya se me olvidó. No me mandes recado en ningún paquete de fruta, porque ahora los rompen para ver qué traen escrito. Nuevamente te ruego que no dejes huella del lápiz por la abertura donde metes el trapo, porque eso llama la atención y pueden descubrir nuestra manera de comunicarnos. Fíjate bien en todo lo que te digo en esta carta. Me darás las señas exactas de tus cuartos para que no haya necesidad de que pregunte yo a nadie. Es preciso que toda tu ropa quepa en unos tres o cuatro velices. Si cupiera en menos sería mejor. Yo te diré cuándo será conveniente decirles de mi enfermedad a mis hermanos de doctrina. No conozco a ese Miguel Segura. ¡Mucho cuidado! La señora Shea tiene una carta mía, pero esa carta no tiene importancia. Donato Martínez no tiene ninguna comisión. Ojalá que pudieras mudarte a Center sin que nadie te siga. Lo más fácil para la policía es seguir un carro con muebles, pero a ver si haciéndolo con precaución no siguen el carro. Largos, interminables se me hacen los días. ¿Cuándo estaré ya contigo? Sueño con mi María. Suspiro por la vida contigo, dulce como tus besos, tierna como tu alma. Delirio por el calor de tu amor. Quiero que me hables al oído, que me digas la dulce música de tus frases apasionadas. Te prohibiré que me hables de otra cosa que no sea nuestro amor. Tengo hambre de tus palabras. Quiero que me digas tú misma lo que me amas. Pondré mi boca en tus labios para beber dos vinos: el vino generoso de tus frases de amor y el licor embriagante de tu aliento. Tengo sed de ti, María mía. Me consumo día a día de un modo que me desespera. Quiero dejar de pensar en que no te tengo, ¡pero imposible! El ansia de tenerte conmigo me acosa, me domina, me hace sufrir. Tal vez ya pronto se me conceda lo que sueño; tal vez ya pronto alcance y toque y haga mío lo que ahora es una torturadora ilusión. Tengo fe en que pronto nos estrecharemos tú y yo, María mía. A nadie digas, si llegas a saberlo, qué día voy a salir libre, mi vida, para que estemos tranquilos tú y yo. Sí, tú serás mi medicina, y yo por mi parte, con gusto seré la tuya. Hemos sufrido mucho y estamos sufriendo todavía; pero ya está ahí octubre; el mes de mis esperanzas. Yo creo que ese mes será benigno para nuestro amor y que en él comenzaremos una vida dichosa de mutuo amor; de mutua simpatía y adoración. ¡Qué felicidad! No creeré en esa dicha hasta que te sienta junto a mí, hasta que beba tu aliento y sienta tu calor. Tú me amas con delirio, yo te adoro con locura. De esos amores depende nuestra felicidad. ¿Qué estarás haciendo en este momento? Solita, pobrecita, sin su Ricardo que la esté acariciando; pero espero que ya nuestros sufrimientos estén para finalizar. Haz lo que te digo para que estés lista siempre. No dejes descuidada ninguna de mis cartas. Los detectives te robaron unas cartas que fueron a dar a manos de [Alfred G.] Santfleben. Pueden robarte otras, empleando el sistema de que te hablo y que ellos acostumbran. Ya se me está acabando el trapito. Adiós, María de mi corazón. Ámame, pero ámame con toda tu fuerza. No estés tristecita, que ya pronto tendrás a tu Ricardo que te adora. Vas a estar muy contenta con el hombre que sueña contigo ¿verdad? Y yo, muy contento y satisfecho con la mujercita que adoro, con mi María. Recibe muchos besos muy tiernos de tu

Ricardo

Muy querida Lucía:

Yo creo que realmente estaré con ustedes muy pronto. A mí también se me hace muy largo el tiempo. El frío y la sombra de la cárcel me han herido y estoy muy malo, pero creo que saliendo y estando con mi María y mi dulce hijita Lucía, me aliviaré. Muchas gracias, preciosa niña, por haber ido a ver a [Job] Harriman y porque te interesas por mi salud. No me aliviaré hasta que salga en libertad. De lo contrario, cada vez me enfermaré más; pero yo creo que con el certificado del médico, me darán la libertad bajo fianza. Adiós hijita mía. Tal vez ya muy pronto viviré con ustedes y estaremos muy contentos. Recibe un beso de quien te adora como a su hijita

Ricardo Flores Magón


Fuente: AHSRE

[Los Ángeles, California,] octubre 4 de 1908

María:

Ayer pasé una tarde muy triste porque me dices que es imposible fingir el viaje a San Pedro como te aconsejé en mi carta anterior. Si de veras no puedes hacer eso como te digo, tendremos que resignarnos a sufrir mucho tiempo después de mi salida, porque si cuando yo salga te llamo a donde estés, detrás de ti irá una nube de policías seguros de que siguiéndote me encontrarán. Yo tengo mi plan y no puedo variarlo sin correr peligro. El único medio que hay de que podamos vivir juntos desde mi salida es haciendo tú lo que dije en mi carta anterior. Si no lo haces así, no nos veremos hasta quién sabe cuándo; pues no podré decirte que vayas a donde yo esté porque correré peligro. En beneficio de nuestro amor haz lo que te digo en mi carta anterior o resígnate, y yo también me resignaré a sufrir mucho tiempo aún. Yo no tengo fe en los trabajos de que me hablas porque los amigos ni siquiera se acuerdan de nosotros. Ya pueden entrar comidas y no hay quien mande nada. Amigos de boca ni los necesito para nada. No me impresiona que hablen de mí favorablemente; lo que me gustaría es que hicieron algo más efectivo que hablar de mi persona entre familia, donde nadie los escucha. Nadie de todos esos amigos manda artículos a la prensa, promesas, protestas, meetings o algo en nuestro favor. No se hace nada efectivo, nada práctico y estamos tan mal como hace un año. Violeta [Elizabeth Trowbridge] y unos cuantos amigos más son los únicos que hacen algo. No dudo que tengamos muchas simpatías. ¿Pero de qué nos sirve eso? Soy injusto: Violeta y otros pocos, contadísimos amigos que no llegarán ni a cinco, hacen todo lo que pueden; pero los demás no hacen nada ni harán por más que digan que sienten simpatías por nosotros. Hay muchos periódicos que están dispuestos a publicar datos que se les cuenten, y no hay quien agite esa prensa. Contra la incomunicación nuestra, que es una vergüenza, no hay una boca honrada que lance un grito. Nos dejarán llevar a México a pesar de las simpatías y a pesar de todo. Desengáñate, María mía. No esperes imposibles. Nada práctico saldrá de lo que estás haciendo con esas personas. Lo mejor es que hagas lo que te digo en mi anterior, vida mía, pues de lo contrario vamos a sufrir mucho. ¿Lo harás así, ángel mío? Estoy inquieto, nervioso, desesperado, descorazonado porque temo que no hagas lo que te digo y entonces veo para el porvenir más dolor, más sufrimiento. Si haces lo que te digo, dile a [Job] Harriman que me diga que ya lo hiciste y que me dé tu dirección. Te suplico que te fijes bien en que esté correcta la dirección que me das, por que eres muy distraída y no das bien las direcciones. Me consta eso y por lo mismo te lo advierto, pues de todos esos detalles depende nuestra felicidad. Yo diré a Harriman que te diga que día voy a salir. Nada más a Harriman y a Violeta da tu dirección. A nadie más. La señora que dices que se embriagó, no sabe ningún secreto ni nunca me vé. Seguro debe ser policía. Yo no quisiera que se fuera Violeta hasta después de mi salida. Ojalá que no se vaya. Violeta ha ayudado con todas sus fuerzas. Ella sola ha hecho más que los demás. Es un ángel como dices justamente. Vuelvo a rogarte que cuides o rompas estas cartas, porque si caen en manos enemigas se frustrará mi libertad. ¿Por qué no me hablas de tu amor? Necesito eso. Es la fuerza que me da vida. No quiero saber otra cosa sino que me amas. Ninguna otra cosa que me digas me deleita como eso. Dices, vida mía, que si el pueblo sabe que estoy enfermo a consecuencia de la prisión, no soportará más. Ya lo saben varios, y sin embargo nada hacen. Esperan tal vez a que esté moribundo para protestar, pero entonces ya no habrá remedio para mí. Estoy muy fatigado y no puedo seguir escribiendo. Adiós. Besa a mi hijita. Te ama con toda su alma tu

Ricardo


Fuente: AHSRE

[Los Ángeles, California,] octubre 11 de 1908

Adorada María:

Estoy contento porque ya se fue de esa casa la gente peligrosa. No hay necesidad de que te cambies a otra parte y lo mejor es que te estés allí, es bueno que al pedir mi ropa en la puerta de la cárcel digan que quieren la ropa de Magón y no otra. La vez pasada el empleado llegó pidiendo la ropa de [Librado] Rivera y por poco no doy la mía. Tuve que preguntar quién la pedía y hasta que me dió las señas de mi hijita, le entregué mi ropa. Estén ustedes listas para que no recoja otro mi ropa. Recojan mi ropa los lunes. Dos o tres personas se acuerdan de mandarnos algo que comer, pero dos o tres días de la semana y sólo para una sola comida. Necesito urgentemente hablar con [Job] Harriman pero yo solo. Dile que me venga a ver cuanto antes y que sólo a mí me llame, pues tengo que comunicarle un secreto. Tal vez salga el niño la semana que comienza mañana. Cuida a mi hijita de ese bribonzuelo; ya me figuro que ha de estar escribiendo cartas lacrimosas, es pura falsedad y deslealtad, ya sabrán ustedes cuando se los diga yo qué clase de hombrecito es ése. Es tan ingrato que hasta de Violeta [Elizabeth Throwbridge], que es una mujer que se sacrifica por salvarnos, que es un ángel, desconfía y la trae en enredos con sus cartitas. Yo he visto esas cartas con que trata de envolver a esa señorita que es como nuestra madre, en una atmósfera de desconfianza para que se sospeche de ella. Parece que esas habladurías llegaron ya a oídos de nuestra Violeta, la que se va a vengar como una santa ¡beneficiándolo!, pues va a dar la fianza para él. ¡Es una santa Violeta! Pero el que es canalla no comprende que haya ángeles. Busca la otra pretilla.
Con qué dulzura, María adorada, me hablas de tu amor, quiero que me lo digas cuando esté en tus brazos con tu boquita. Ahora me conformo con que me lo digas por escrito. Cuando aspires el ambiente que entra a tu cuarto, con él aspirarás mis suspiros, los suspiros tiernísimos que me arranca el amor que te tengo, adorada criatura mía. Ya te diré con mis labios y en tu oído los sentimientos que me provocas y sentiré un deleite vivísimo si logro hacerte languidecer de dicha con mis palabras y estremecer tu cuerpo bajo mis caricias. Yo, como tú, no tengo en qué pensar si no en nuestro amor. Sin cesar pienso en ti, en ti mi María, mi diosa dueña de mi cerebro, de mi corazón y de mi cuerpo. Tanto pensar en ti me hace daño; pero tengo que pensar en ti, porque tú absorbes todo lo que existe, porque sin ti no hay nada para mí, ni quiero otra cosa si no es tu amor. Muy linda has de estar, tengo hambre de verte. Ya estoy cansado de sufrir la privación del amor. Yo también creo que tú serás mi mejor medicina, porque sin ti me muero. Estoy malo y si duro más en la cárcel me irá mal. La falta de sol, de buen aire y de buenos alimentos, con la falta del objeto de mi amor, me están matando. Besa a mi preciosa hijita, ojalá que ya no tengamos que escribirnos mucho. Recibe todo el amor y los besos más dulces de tu enamorado

Ricardo


Fuente: AHSRE

[Los Ángeles, California,] octubre 18 de 1908

María adorada:

Van dos veces que viene a reconocerme el doctor de los presos federales. Ayer vino acompañado de otro médico. Dile a [Job] Harriman que traiga sin tardanza a los médicos […] que tienen que venir porque me supongo que algo quiere hacer el gobierno. Dile a Harriman que me venga a ver mañana lunes para decirle lo que pasó con los doctores, recibí todo lo que me has mandado. No te he visto pasar, pero estaré pendiente cuando se alboroten los presos, la cuestión es que no camines muy aprisa porque sólo se ve para el frente. También puedo ver para el callejoncito. Nuestra celda da para la tercera ventana del callejoncito, comenzando a contar desde la entrada del callejoncito por la calle de Buenavista; ese callejoncito corre de Buenavista a New Heigh por un costado de la cárcel. Hoy estaré pendiente a ver si pasan. No se puede escribir chiquito en este trapo y como no puedo ponerme a restirarlo porque tengo que estarme ocultando, resulta que tengo que escribir con mucha incomodidad. No te desesperes, tengo que salir libre porque estoy enfermo. Urge que veas a Harriman y le digas que traiga a los médicos porque nuestros enemigos no pierden tiempo. Amor mío, mi adorada María; no pienses que pueda yo olvidarte por lo que diga la gente que no te quiere, te amo y el amor que te tengo es grande. Lo que quieren es que tú me […]. No creo que pase mucho tiempo sin que nos veamos y […] juntos, muy juntos. No pierdan la fe. Lo que se necesita es que quede demostrado que estoy enfermo. Urge que vengan los médicos. Es bueno que vean seguido a Harriman para que estén informadas. Son puros pretextos los que ponen, van semanas que te dicen que después de las elecciones harán milagros en nuestro favor. No lo creas. Estoy completamente desengañado de esas personas. Estoy enfermo ¿y qué hacen por mí? Puedo reventar en la cárcel y quedarán ellos […] que la Esfinge [Antonio I. Villarreal]. ¿Esperan a que pasen las elecciones para decir que me están asesinando lentamente? Hasta me indigna que pongan pretextos tan pueriles. Si se hiciera bastante ruido con motivo de mi enfermedad, saldría muy pronto. Es necesario que [diga] la prensa de que en la cárcel he adquirido una enfermedad y que se me está matando a pausas. No me compres vestido interior de lana. Yo tengo dos. El único medio de sacarme rápido es, repito, hacer mucho ruido sobre mi enfermedad. Ya no me alcanzó el trapito para escribirle a mi hijita Lucía [Norman]. Bésale cariñosamente, y tú, María adorada, recibe el inmenso amor y los tiernos besos de tu

Ricardo


Fuente: AHSRE

[Los Ángeles, California,] octubre 25 de 1908

María:

Con ansia espero los sábados para ver tus letritas, amor mío.  Toda la semana he estado pendiente para ver si te distingo desde mi celda para la ventana del callejoncito, que es la tercera. A quien vi el jueves como a las cuatro y cuarto fue a mi hijita Lucía [Norman], pero pasó sin detenerse. Cuando pasen por la tercera ventana del callejoncito deténganse aunque sea medio minuto para verlas bien. Bien mío: siento que estés malita. ¿Te harían bien unos besos míos donde te duele?, te los daría tan tiernamente que no te molestarían. Sé, mi vida, comprendo que te hago falta como tú me haces falta a mí, ¿pero qué hacer? Más que los tiranos, son nuestros amigos los que nos tienen en la cárcel, porque su pereza, su indolencia, su falta de iniciativa los tiene atados, nada hacen. Yo creo que nos aman y nos tienen en sus corazones; pero eso no basta para rescatarnos. Se necesita que trabajen de un modo efectivo por nuestra liberación, y eso no lo hacen. Todo se les va en manifestarnos sus simpatías y en deplorar nuestra situación.  Se nos entregará al fin al tirano de México y nadie adelantará un brazo para detener a los esbirros. Hay mucho que hacer en nuestro favor y no se hace nada o es poca cosa lo que se hace y nada, naturalmente, lo que se alcanza. Debería haber una comisión que estuviera constantemente sobre la prensa para que no dejara de aparecer algo en beneficio de los presos, tanto en la prensa local como en la de fuera de California, aprovechando no solamente los servicios de la prensa obrera sino también los de la prensa capitalista. Otra comisión podría encargarse de agitar a todas las uniones de los Estados Unidos en nuestro favor; pero debe hacerse todo eso constantemente. Otra comisión podría encargarse de organizar meetings en que sólo se hablara de los presos y las infamias que se han cometido con nosotros.  Si eso se hiciera con empeño, saldríamos libres y pronto. Si eso se hubiera hecho desde hace un año, hace tiempo que estaríamos libres. Repito, si no se hace algo práctico, de nada nos sirven las simpatías de los amigos. ¿Cuándo se hará algo práctico? Tal vez nunca. Busca en la otra pretina. Adiós, amor mío, fíjate bien y verás que son los amigos los que nos tienen presos por su apatía. Recibe mi amor inmenso y mi adoración, tú, la única mujer que hace latir violentamente mi corazón. Lo que he dicho no es un reproche para tí, ángel mío. Tú haces todo lo que puedes y con el alma te lo agradezco. Si no vences en esta lucha contra el despotismo, y no rescatas a tu Ricardo que amas y que a tí te adora, no habrá quedado por falta de empeño de tu parte. Con toda su alma, tiernamente, te besa tu

Ricardo

Mi adorada y dulce hijita:

El jueves te vi pasar por el callejoncito como a las cuatro y cuarto de la tarde, pero no te detuviste un ratito enfrente de la tercera ventana. Hijita querida: Se me olvidó decir a nuestra amada María que Violeta [Elizabeth Trowbridge] no quiere que se sepa que ella, Violeta va a dar la fianza por Manuel [Sarabia]. Así, pues, te ruego tanto como a mi María que acepten no saber nada de eso. Manuel ha traído en chismes a Violeta a pesar de que ella es una madre para nosotros. Te ruego, hijita mía, que no le escribas a Manuel. Si Violeta te pregunta si le escribes a Manuel, contesta que no le escribes desde hace tiempo. Quiero que hagas eso porque me disgustaría que creyera nuestra buena Violeta que tienen gran intimidad con Manuel y que estás al corriente de las intriguillas de ese hombrecito. Antonio [I. Villarreal] ya no es miembro de la Junta, y Manuel dejará de serlo también dentro de poco. No pierde nada la causa con eso. No tengan cuidado. Los que quedamos somos bastante entusiastas y decididos. No creas que han traicionado esos amigos. No son capaces de eso; pero no tienen las mismas ideas que los que quedamos. Esto es todo. Hijita de mi corazón: María trabaja empeñosamente por salvarme. Ella comprende que triunfando el Partido Republicano seré pasado a México y moriré. Yo así lo creo también, y por eso se empeña ella tanto en agitar al pueblo mexicano para que impida un atentado. Tú, hijita linda, sabes inglés y puedes alentar a los americanos a que nos defiendan y de ese modo salvarás de una muerte segura a Ricardo a quien quieres como a un padre. Yo no le tengo miedo a la muerte; sería un descanso para mí; pero temo por María. La pobrecita moriría de pena. Así, pues, no se trata de nuestras vidas. Se necesita que alguien agite al pueblo americano y tú puedes hacerlo, querida niña. Cuando habla una mujer, se convencen los hombres, sobre todo, les da vergüenza no ser valientes. Tú eres inteligente y linda y sabrás entusiasmar si pones en tus palabras el fuego de tu corazón. Puedes preparar tus discursos. No faltará quien te dirija y hablarás ¿verdad? El Partido Republicano es un peligro para mi vida.

Recibe muchos besitos de tu padre que te adora

Ricardo


Fuente: AHSRE

[Los Ángeles, California,] noviembre 1º de l908

María:

Es muy dulce para mí comunicarme contigo y recibir tus letritas. Ayer estuve desesperado porque no llegaba la ropa. Hasta como a las ocho de la noche la recibí envuelta en un bonito periódico de San Francisco, [California]. Los presos juegan. Yo no juego. No me gusta jugar. Mi pensamiento está siempre en actividad y no necesito matar el tiempo jugando. Pienso en ti, dulce criatura. Pienso en la revolución. ¿Para qué necesito jugar? Pensando que me amas, estoy contento. Te amo con toda la fuerza de mi alma como tú quieres que te ame. Todo soy para ti, María adorada. Si soy el hombre que te encanta, ten la seguridad, María, de que ese hombre te pertenece por entero, es tuyo, como tú eres mi mujercita adorada, ¿verdad? Ahora te amo más ¿sabes por qué?, porque me dices que sea yo digno y firme hasta la muerte. Tal deseo tuyo te eleva a mi vista porque veo que no eres una mujer vulgar. Prefieres que el hombre que es dueño de tu lindo corazón muera, mejor que verlo manchado por alguna debilidad. Así es como quiero a mi María, valerosa y fuerte. Si me aconsejaras algo que envolviera una debilidad, te despreciaría. Entonces consideraría vulgar tu amor. María: con qué ternura pienso en ti. He dado millones de besos al retratito que me regalaste. Pasa por el callejoncito para verte. Toda la semana estuve pendiente y no te vi. Sólo a mi adorada hijita. Cuando pases no bajes tu cabecita como hiciste el domingo hace ocho días. Quiero ver tu carita tan linda. Algunas veces, por el frío, echan los vidrios de la tercera ventana. Entonces no oirás mi voz; pero te veré a través de los vidrios. Espero con ansia la hora en que te vea hoy. Librado [Rivera] es un hombre completo, incapaz de una debilidad. Hazme el favor de decir a Violeta [Elizabeth Trowbridge] que los dos pesos que mandó a [Job] Harriman para que pagara la subscripción de los periódicos, se los quitamos a ese buen amigo porque los necesitábamos mucho. A propósito de Harriman, María mía, es ese un hombre a quien quiero mucho porque es completamente honrado. Manuel [Sarabia] y Antonio [I. Villarreal] lo detestan porque son malvados y cobardes a la vez. Harriman ha trabajado muy bien y si no ha podido ponernos en libertad es porque los jueces no observan la ley en nuestro caso y atienden tan sólo las órdenes de sus amos. Pero ellos creen que el pobre Harriman tiene la culpa y se han entregado a difamarlo. Por eso hay personas que hablan mal del excelente Harriman. El pobre de Lázaro [Gutiérrez de Lara] es más bien víctima de su mala estrella. Yo sé del viaje que hizo y sé de dónde sacó dinero para hacerlo. No hay nada de malo en su viaje. Con no poner a Lázaro al corriente de secretos basta; pero no te muestres hostil hacia él, pues es hombre de buen corazón, aunque débil: María, bien mío, tú que amas a tu Ricardo porque es firme, no tendrás nunca que reprocharle una debilidad. No retrocedo ante nada. Mi firmeza te hace feliz, según me lo dices, y eso me llena de orgullo, que me ame mi María porque soy hombre. Acabo de verte pasar, María de mi corazón. Siento que el corazón quiere salírseme del pecho por la impresión que me produjo el verte. Si pasaras a ver con calma, tal vez podrías verme, sobre todo en horas en que hay bastante luz del sol. Qué linda te vi. Te besé con todo mi pensamiento en tu boquita y en tus ojitos, ¡pero te fuiste pronto! Necesito ver a Harriman. Te besa y te adora tu

Ricardo
Dile a Violeta que toda clase de impresos los mande a David Levy a esta cárcel.

Mi amada hijita:

Después de que pasaste recibí los plátanos. Yo creí que me habías visto; pero veo que nada más oíste mi voz. Tienes razón: los trabajadores están haciendo enfrente otra cárcel para que los encierren. ¡Así es de estúpida la humanidad! ¿No ves también que los soldados toman las armas para sostener a sus mismos verdugos, los tiranos? Alguien dijo que los carneros son más dignos que los hombres porque siquiera no eligen al carnicero que ha de degollarlos. Todos los gobernantes son opresores. Adiós, hijita querida. Esté segura de que me gustará el dulce que haga mi hijita. Recibe mi besito y el cariño de

Ricardo


Fuente: AHSRE

X

 

Ricardo Flores Magón


1 A
2 B
3 C


Fuente: AHSRE

[Los Ángeles, California,] noviembre 9 de 1908

María de mi corazón:

Después de haber escrito la otra carta que encontrarás en el lado derecho, recibí tu cartita con la ropa. No me habían entregado la ropa porque se les olvidó. Mándame de día la ropa para evitar todo eso. Mi vida: no entendí bien tu cartita. Está muy borrada la letra. Escribe fuerte y claro, pues no tengo mucha luz para ver. Yo ya perdí la esperanza de salir pronto, por que no hay la agitación que se necesita. Debería haber meetings cada semana, protestas, demostraciones, información constante de la prensa, y nada hay. Esa falta de actividad de los amigos me costará 9 ó 10 años de cárcel. Ya lo verás. La inacción de los amigos me tiene en la cárcel. Yo no escribí la carta en que se llama marranos a los americanos. Esa es obra del gobierno de [Porfirio] Díaz para quitarnos todo apoyo. Muchas partes de tu cartita no las entiendo porque no pintaste bien las letras. Adiós. Recibe mi corazón, amada mía, y mis besos ardientes en tu boquita y en tus ojos tan lindos. Ya no tengo trapo. Manda más trapo.

Ricardo
Pon mi nombre a los paquetes que mandes.


Fuente: AHSRE

[Los Ángeles, California,] noviembre 15 de 1908

María:

Si no pensara yo en la salida, esa sería la mayor prueba de que no te amaba. Tú llenas mi porvenir, en ti sueño; tu persona es parte de la mía, lo que la vida tiene de agradable y de risueño y de amable está resumido en ti. En ti encuentro, dulce mujer, algo así como la condensación, el resumen de mis aspiraciones. Mis ansias, mis sueños, mis anhelos encuentran en ti su objeto. Tú eres mis ansias, tú mis sueños, tú mis anhelos convertidos en un ser que siente, que piensa y que ama. Eres mi pensamiento hecho carne dulce y tibia. María: te amo. ¿Cómo podría yo dejar de pensar en mi libertad existiendo tú? ¿No eres tú, María, todo para mí? María, pedirme que no piense en mi libertad es tanto como pedirme que no piense en ti. Ya ves, amor mío, que no puedo dejar de pensar en mi libertad. Puesto que tú eres todo para mí, eres mi libertad, esto es, lo más caro que tiene un hombre de espíritu libre como yo. Privado de ti, sufro, sufro cruelmente. Sólo mi pobre corazón sabe cómo lo tortura el dolor. Cualquiera otro ya se hubiera rendido pero por encima del dolor, arriba de la sangre amarga que gota a gota cae de mi torturado corazón, está mi dignidad de luchador, y esa dignidad robusta, nutrida con mi propio infortunio, me detiene y me hace levantar la pálida frente y hace erguirse mi alma soñadora de lo justo, de lo bueno, de lo noble. Por eso me ves de pie, ángel mío; mi tristeza es inmensa como es inmenso el amor que sabe sentir mi alma. Nada me consuela, nada alivia mi dolor. Los días hermosos de sol deslumbrador me producen tanta tristeza como los días turbios y fríos. No me pidas, pues, que deje de sufrir, pues no tengo ningún poder sobrenatural para sustraerme al dolor. Ser firme es cosa bien distinta de ser insensible. ¿Serías capaz de enamorarte de un pedazo de bronce? ¿Podrías cambiar a tu Ricardo tan sensible por un hombre de piedra? Tu Ricardo es sensible pero es firme; por eso es más meritoria su firmeza. Ninguna gracia tendría que el que no siente, que el que no sufre, fuera firme. A los hombres de alma débil los hace cobardes el sufrimiento; pero tu Ricardo no es de ésos, tu Ricardo no se rinde ni se humilla aunque muera de dolor. María: dulce ensueño mío, te adoro. No sabes tú con qué cariño pienso en ti, cómo mi alma te envuelve y te acaricia. Debes estar satisfecha de mi amor. Llegaron con la ropa los periódicos y recibí además fruta y un pastel y pan dulce. Gracias. No me mandes libros porque no me los entregarán. Si crees necesario ir a Tucson[, Arizona], ve; pero repito una vez más que, mientras no se organice la agitación en nuestro favor del modo que te he indicado, nada se conseguirá y estaremos, yo al menos, diez o veinte años en la cárcel. Lo estás viendo que es así. Francamente te lo digo: no tengo esperanzas de salir. Sólo la agitación, pero una formidable agitación puede salvar a tu Ricardo. Pero eso es precisamente lo que falta, por eso no tengo ya esperanzas de salir. Agitación y más agitación diaria, a toda hora, a cada instante. Si no se hace eso del modo como te lo he dicho. Precisamente de ese modo, hay que decidirse a pasar en la cárcel toda la vida. Ya verás cómo, desgraciadamente, mi profecía va a realizarse por falta de una agitación debidamente organizada. No acaricies, bien mío, la esperanza de tenerme pronto. Si nos alcanza la vida, nos daremos un beso dentro de varios años, tal vez dentro de diez. Adiós, María de mi alma. A pesar de todo tu Ricardo no se rendirá. Con toda su alma te besa tu

Ricardo


Fuente: AHSRE

[Los Ángeles, California,] noviembre 15 de 1908

María:

Vuelvo a escribirte este mismo día. Yo creo que están inspeccionando detenidamente mi ropa y por eso te la dan hasta el martes, siendo que el empleado me la pide los lunes y yo se la entrego tan pronto como me la pide. Para evitar que se enteren los empleados de algo importante o de riesgo, no me comuniques lo que no sea conveniente que se sepa. Por lo pronto no han dado con nuestro sistema de comunicación, los empleados han de buscar papeles dentro de la ropa. Haces bien vida mía, de no hablarme mucho porque me pondrían en alguna parte peor. ¿Crees necesario ir a Arizona? Si lo crees así, ve, mi vida. No quiero contrariarte, ni quiero que te vayas tristecita porque creas que no estoy conforme con tu resolución de ir. Toda tú y tus actos son adorables para tu Ricardo, ya lo sabes. Cualquiera cosa que lleve a efecto es simpática para mí porque lo ha hecho mi adorada mujercita, tú, preciosa criatura. Sueño contigo como lo deseas, dormido y despierto. No se me borra un momento de mi mente la idea de ti. Dame bien las señas de tu nueva casita como hiciste con la otra, así como el nombre de la calle bien claro y el número. Procura no equivocarte, porque esa cabecita que quisiera estar besando en cste momento es muy distraída. Tan linda tu cabecita ¿cuándo la llenaré de besos? María mía: no tengas ni por un segundo la idea de que yo pueda rendirme. Primero me verás muerto que deshonrado. Ten confianza en tu Ricardo que es más fuerte que sus intensos y crueles dolores. Si vas a Arizona, pon al corriente a Violeta  [Elizabeth Trowbridge] de lo que es el niño, para que no esté engañada. Al niño lo vamos a separar dentro de pocas semanas. Es bueno que los correligionarios no le comuniquen secretos. Dile a Salvador que recomiende eso a los compañeros. Estoy ansioso de verte pasar, ángel mío. Continúo en la noche esta carta con muy poca luz. No pasaste al fin, María adorada, cuando no te diga "adiós" es porque está echada la vidriera y no se oye. Dale un besito cariñoso a mi hijita Lucía [Norman]. ¿Qué estarás haciendo? Son como las doce de la noche. Ya has de estar durmiendo. Hasta donde estés van mis suspiros. Adiós. Te ama y te besa tu

Ricardo


Fuente: AHSRE

[Los Ángeles, California,] noviembre 22 de 1908

María de mi vida:

Ya debes saber que la suprema corte nos negó la libertad bajo fianza,1 obrando en contra de la ley, ultrajando la justicia, pisoteando la constitución de los Estados Unidos, ley suprema que los magistrados de la corte deberían ser los primeros en respetar, pero que, ya lo ves, son los primeros en dar el inmoral ejemplo de ofenderla. Tú me dices, linda criatura, confiada mujercita mía, que pronto estaremos unidos. ¿En qué te fundas? En el ansia que sientes por vivir con el ser que ama tu corazón, pero no en ningún hecho que de una manera incontrastable pruebe que vamos a salir libres. La manifiesta parcialidad de la suprema corte en favor de la tiranía, parcialidad revelada sobradamente con el hecho de negarnos la libertad bajo fianza, da a entender bastante claro que no se trata de hacennos justicia, sino de tenernos presos indefinidamente en beneficio de criminales intereses. Yo no puedo creer en milagros, y es por eso por lo que opino que solamente una gigantesca y bien organizada agitación puede salvarnos. Yo no te digo estas cosas por martirizarte, no, María, mi tierna amada. Te digo eso para que salgas de esa fe casi mística en que te pierdes acerca de mi libertad y veas de frente la realidad. Nada hay que indique que la libertad está próxima; por el contrario, todo indica que está muy lejana, sumamente lejana. Te ruego otra vez que no creas que trato de desgarrarte el corazón. ¿Puedo ser infame contigo? ¿Qué otra cosa quisiera, bien mío, sino vivir contigo, estar a tu lado y hacerte objeto de mi constante y solícita adoración? Y si eso quiero, ¿puedo pensar en martirizarte? No hago más que decirte lo que deduzco lógica, inflexiblemente de los hechos que tengo a la vista. Pasemos a otra cosa. Dile a S[alvador] que no mande los útiles al niño, si es que esos útiles pertenecen al Partido Liberal. Recibí los tamales. Mucho me gustaron. Busqué bien adentro de ellos, pues sospeché, que hubiera algo pero no hubo nada. Hay unos frasquitos del grueso de un lápiz que se pueden poner bien tapados adentro de chiles rellenos o de otra clase de comidas como pan hecho en casa. En esos frasquitos se pueden meter cartas escritas con letra pequeñita y un papel muy delgado. La cuestión es que aunque sean examinados bien los chiles, tamales o pan no se eche de ver lo que lleven por dentro. Ve el periódico que trae la noticia de la formación del Club en Chicago[, Illinois] para la defensa de los rusos.2 La celda en que estoy tiene cuatro camas. Librado [Rivera] está en mi celda y otros dos. Antonio [Villarreal] está en otra celda. Quedo entendido de lo de las luces. Cuando pases por enfrente de mi celda, tose recio para que si estoy acostado, me asome para que me veas. La otra noche vi bien las dos luces. Ya me aprendí las señas de tu casita. No es posible hablar entre doce y una, porque hay mucho silencio. ¿Por qué te atormentas pensando que no me gusta tu belleza? María ¿por qué me preguntas si te amo como tú me amas? No te atormentes así. Te amo con todo mi corazón y debes estar contentita con tu Ricardo que es tuyo, tuyo, nada más para su María. Así como tú me ves en medio de muchos hombres, asi como para ti no hay más que un hombre que te encante, que te haga soñar y a quien deseas con toda tu alma, para mí no existe otra mujer más que María, mi linda María que tanto adoro. Y por lo único que estoy sufriendo, porque si no te amara no me importaría la cárcel. Por ti sufro, por amarte, bien mío. Eso te probará que de veras te amo. No pienses en que te olvide. Piensa en que tu Ricardo te distingue entre todas las mujeres; en que me gustas mucho y te he dado pruebas de que te amo al desafiar las críticas de los hipócritas, de los imbéciles y de los malvados que no quieren que tú y yo confundamos nuestras almas. Piensa en que este pobre preso te ama y suspira por ti como por su vida suspira el que ve que se acerca la muerte. Así te amo como a mi vida y tal vez más. Besa a mi hijita. ¿Dónde está? ¿Por qué no me manda un saludo? Cuando vengas por la ropa, no tomes, aunque te lo den, el bultito que lleve este letrero: "Mrs. Rivera". Esa es la ropa de Librado. Adiós, María mía. ¿Cuándo estaré contigo? Te beso dulcemente tu boquita. ¿Por qué no pasas de día? A ver si hoy pasas. Con toda su alma te adora tu

Ricardo


1 El 16 de noviembre de 1908, la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos rechazó la petición de la defensa de disminuir la fianza de 5 000 dólares impuesta a RFM y coacusados el 31 de enero de 1908.
2 Refiérase al “Club de Defensa de Perseguidos Políticos”, organizada por John Murray en la ciudad de Chicago en agosto de 1908.


Fuente: AHSRE

[Los Ángeles, California, s./f.]

María:

Aplaudo con toda mi alma tu ardiente deseo de que muera en el pecho de los hombres el odio de razas. Ese odio es producido por la mala educación que imparten en todos los países las sociedades capitalistas y ese odio desaparecerá por medio de la educación libertaria. Yo deseo, amor mío, que te fijes bien en el espíritu del Programa del partido liberal. Los clubes afiliados al partido liberal y que por las circunstancias especiales en que se encuentra el país son secretos, quieren la igualdad económica y por esa igualdad tomarán las armas en el próximo movimiento contra las dos tiranías: la de los ricos y la del gobierno. Ves pues encantadora María que las tendencias de nuestro partido son exactamente las mismas del partido socialista internacional, respecto de la inquina de razas esa inquina se acabará por medio de la educación cuando seamos libres. Por lo demás no permitirá el gobierno mexicano la instalación de ningún club socialista. Las tentativas que se han hecho para ello han dado por resultado la persecución furiosa de las autoridades para fundar clubes abiertamente socialistas, es decir, que lleven ese nombre porque en realidad son socialistas, nuestros clubes liberales secretos. Necesitamos derribar el despotismo primero. Nuestros clubes no se llaman socialistas pero lo son.

Vida mía, no me mandaste los fósforos y por esa falta si estuvieras conmigo me comería tu cabecita a besos, para que te acordaras. Necesito mucho esos fósforos, si no fuera por Orteguita no tendría yo ni qué fumar. Cada lunes me manda una comidita y tabaco. De nadie mas recibimos nada. Ya verás si tenemos o no buenos amigos. Como te he dicho no quiero que tú me compres nada, lo que sí debes traerme es tu amor, eso es lo que quiero de mi María y también que me escribas mucho, mucho de tu amor, nada más para no gastar los trapitos. Cuando esté yo libre entonces me hablarás de la causa y me harás feliz con tus caricias y yo también, no pienses cosas tristes piensa en que te amo mucho, mucho, piensa que te he escogido para que tengamos un hijo, formado con la sangre de los dos, piensa en esa dicha. Piensa en los lazos que nos estrecharán y nos empujarán a amarnos más cuando des a luz el niño que produzca nuestro amor … Piensa en la ternura que tendrá para ti tu Ricardo. "Ricardo mío, ya me hiciste madre", sí, mi encantadora mujercita, piensa en toda la dicha que nos proporcionará nuestro amor, y sobre todo ten confianza en mí que soy un hombre de conciencia y de corazón. Te he escrito, como siempre lo que me dice mi corazón, todavía tengo tu retrato, lo beso con una ternura que desearía gastar en ti, si es que mis sentimientos pueden gastarse. No, mis sentimientos no se gastan ni se pierden, tengo un depósito de ternura, que no podrás agotar, amor mío ¿por qué no pasas para verte? Ya sabes, pasa entre 5 y 51/4; a esa hora te espero todos los días pero no vienes, ven, mi vida, vives tan cerca que no ha de costarte gran sacrificio venir a pasar con frecuencia para que te vea el hombre que está loco por ti. La esposa de Librado [Rivera] tuvo visita el lunes en la salita con su esposo y María: si algo sagrado y sincero hay en mí es el amor que te tengo a ti como mujer, a la revolución como ideal. María y revolución, eso es lo que ocupa mi corazón.

Por amarlas a ustedes dos sufro. Sí, sufro por amarte y por amor a la revolución, pero el sufrimiento no me hace olvidarlas y a las dos las acaricio con mi pensamiento. Tú, ángel mío, debes estar tranquila y esperar a tu Ricardo que tanto te ama. Hay miles, hay millones de mujeres bellísimas ¿pero tienen los encantos que tiene mi María? Haz por conseguir visita mi vida, mi vida. En días que no son de visita tal vez consigas que nos veamos en la oficina. Voy a escribirle a mi hijita, infórmate bien qué clase de personas son ésas con quienes quiere quedarse. De veras que es absurdo eso de que les regales a nuestra hijita. Cuando tú y yo nos muramos entonces podrá otra persona hacerse cargo de nuestra Lucía. Adiós, María de mi vida, quiere mucho a Ricardo, quien por su parte te ama con toda su alma. Recibe mis más ardientes besos en tu boquita y el amor sin límite de tu

Ricardo

Adorada hijita mía:

Recibí en la ropa el último Appeal [of Reason]1 está muy bueno y muy bueno también está que la liga de Chicago haga nuestra defensa. Salúdame a Violeta [Elizabeth Trowbridge] muy cariñosamente. No sabemos cuándo nos llevarán a Arizona, si la agitación sigue tendrán que ponernos en libertad. Todo irá bien, y no se necesita más que esperar con calma. Si ves a nuestro hermano [Job] Harriman dile que no se le olvide el The Border2 y los números de Appeal que le dije que no he visto. ¿Dijiste a Rómulo [Carmona] lo de Martín B. Fuentes? Estoy muy contento porque aunque estamos presos, se está exhibiendo la salvaje tiranía de [Porfirio] Díaz. Ahora sólo me falta formar con ustedes mi familia. Sueño con mi simpática familia, mi hijita tan tierna y buena y mi mujercita tan bondadosa y amante con su Ricardo. Adiós, hijita mía. Tal vez este año comience la revolución de nuestros sueños. Te ama de todo corazón tu padre

                                  Ricardo


1 The Appeal to Reason, Girard, Kansas, editado por Julius A. Wayland y Fred Warren Órgano informativo del Partido Socialista Norteamericano. Se interesó en las actividades del PLM hacia 1909. A principios de ese año publicó una entrevista con RFM desde la cárcel de Los Ángeles, Mantuvo una postura simpatizante hacia los liberales hasta 1910, a partir de ese año se inclinó hacia Madero y posterirmente hacia Venustiano Carranza. Los artículos sobre la situación en México, en los primeros años, corrieron por cuenta de Eugene Debs, Mother Jones, Bill Haywood, John Murray, James Roche, Primrose D. y Frances Noel, Ethel Duffy Turner, Elizabeth Darling Trowbridge y, fundamentalmente, John Kenneth Turner
2 The Border, (noviembre de 1908- marzo de 1909), Tucson, Arizona, ed. John Murray. Revista mensual. Financiada por Elizabeth Trowbridge. Bajo la apariencia de una revista dedicada a la exaltación de la cultura fronteriza de Arizona, estaba orientada a hacer una campaña en defensa de los miembros del PLM presos en los Estados Unidos, así como a la denuncia de la situación social en México durante el régimen de Díaz. Colaboraron en ella, además de Murray y Trowbridge, Ethel Duffy Turner, Manuel Sarabia, Tomás Labrada, los Noel, James Roche, Juan Sarabia, Joseph J. Noel y Marcellus Brown.


Fuente: AHSRE

Los Ángeles, California, 27 de noviembre de 1908

Ricardo mío:

Estoy triste porque no te he visto. El domingo pase dos veces en la tarde y no te vi, comprendo que creíste que no pasaría porque estaba lloviendo, el lunes en la noche apenas te distinguí pues di la señal combinada pero creo que no la viste. El miércoles te mandé un cheque […] pasé dos veces, la última me estuve un ratito enfrente de tu celda hablando con unas muchachitas que me preguntaron por ti. Son de las que asistieron a los meetings. Hoy llegó Violeta [Elizabeth Trowbridge], mañana la espero. Tenemos que arreglar algunas cosas. Yo no quiero que sepa el niño lo que yo haga. Violeta me preguntó que si le decía y yo le contesté que no. Lázaro [Gutiérrez de Lara] está muy mal con el Partido Socialista ha hecho cosas que no se pueden pasar, no te las digo porque es largo. Lo único que le dio entrada a nuestro fino amigo tú sabes que fue tu recomendación. Tú sabes que yo lo aprecio, y te decía bien de él, pero ante los hechos no hay argumentos. Hay algo que Violeta no quería que se supiera antes de tiempo y Lázaro lo ha dicho en público. No creo que lo hiciera con mala fe, pero esto perjudica. Lázaro es pretencioso, quiere saberlo todo y no sabe nada. Tú sabes que cuando una persona quiere ser más que las otras queda en el suelo. Constantemente veo a [Job] Harriman y sé lo que pasa. Dice que en enero tendrán que llevarlos ¡a Arizona! ¿Qué dices? ¿Te resuelves a que te lleven? Al decirte que quería venir entre 12 y 1 de la noche no era con el sólo objeto de platicar, no mi vida, sería mucho placer para mí, pero quiero algo más, quiero trabajar por fuera y tú por dentro ¿me entiendes?, lo demás tú comentarás que haríamos después. Creo que en Arizona no te pasaría nada, todo está agitado. Ya se procurará quien te vigile en la cárcel para que no puedan plagiarte. Si te resuelves a lo primero como que lo más a propósito es cuando está lloviendo y hay oportunidad de llegar a la ventana sin trabajo antes que acaben la finca, todo está bueno, esta idea no sale de mi cerebro. Comenta, mi cielo, como gustes, que la fe mía es mística pero saldrás. ¿Qué no has visto que en las cosas difíciles de la vida viene la solución de lo que hemos creído un problema? Los hombres no son absolutos, esto es lógico, también en esto me fundo, creo que pronto estarás libre […] el congreso en Chicago no es no más para los presos rusos, es también para usted y todos aquellos que sean políticos. Busca bien los periódicos para que veas las noticias. En Labor procuro que sepan lo que pasa. Duerme tranquilo, ya es muy noche. Te besa
                            

       María


Fuente: AHSRE

[Los Ángeles, California,] noviembre 29 de 1908

María:

Yo también he estado triste porque no te he visto. Como el tiempo ha estado muy frío, los vidrios de la ventana permanecen cerrados. Cuando estuvo bueno el tiempo me cansaba inútilmente verte, porque parabas muy poco, y ahora que está malo el tiempo, pasas seguido. Echados los vidrios no puedo ver en la noche las luces, y en el día, aunque puedo verte, no puedo decirte ¡adiós! porque no se oye. Ya ves, vida mía, cómo todo está en contra de nuestros deseos. Lo que me dices de aprovechar la construcción es imposible. No me hables de eso porque es peligroso si caen sobre una carta. No me digas nada de peligro, porque se complicarían más las cosas. ¡Qué tarde me mandaste la ropa! María: yo no tengo fe en que saldré pronto. Sólo tengo fe en las dos cosas que amo: tú y la Revolución. Sí María: fuera de ti y de la Revolución, nada hay para mí ni nada quiero. Sólo en ti y en la Revolución pienso; de las dos estoy enamorado. ¿Tendrás celos de la Revolución porque la amo como a ti, dulce amada de mi corazón? Sé que está Violeta [Elizabeth Trowbridge] en esta ciudad. Salúdala de mi parte. Dile que la amo como si fuera mi madre, y que, si creyera yo en santos enviados por algún dios para hacer el bien a nuestra especie, ella, en mi concepto, sería una santa venida de algún cielo habitado por un dios bastante amable al que hubieran impresionado las desventuras del pueblo mexicano. Ella es modesta y buena como una santa. ¿Verdad mi María?, estamos resueltos a ir a Arizona e iremos. Te mando entre mi ropa unos cuellos para que me los mandes planchar y me los guardas, no me los mandes. Me servirán en la cárcel de Arizona, pues en aquellas cárceles anda uno con su ropa. Ojalá que te pudieras ir en el mismo tren en que nos lleven, que ya ves que lo hacen de repente. Poco si menos se sabrá cuando nos llevarán, ya se me acabó la luz. Adiós, amor mío. ¿Cuándo estaremos unidos? ¡Quién sabe! Esa es la única respuesta que puede uno dar. ¡Qué desesperación! ¿Dónde está mi hijita que ni siquiera me saluda? Si no nos incomunican en Arizona pide visita nada más para mí, así podremos hablar tú y yo. Adiós María mía. Siento una cólera horrible porque no puedo reunirme contigo. Te besa tu

Ricardo

Acabo de verlas pasar, pero no pude hablarles porque está echado el vidrio. Pedí que abrieran la ventana. Si dura abierta para la noche, y pasan otra vez, me verán. Un hombre trigueño, vestido de negro les iba siguiendo. ¿Se fijaron? Cuánto sueño contigo… Qué linda ibas María. Cuánto quiero besarte.


Fuente: AHSRE

[Los Ángeles, California,] diciembre 6 de 1908

María:

Recibimos todo lo que has mandado […], necesitamos zapatos. Da las gracias a Violeta [Elizabeth Throwbridge]. No me compres más ropa, tengo suficiente. Pasa en las noches entre seis y seis y media, para que esté yo listo. No puedo estar viendo continuamente para la ventana por no hacerme sospechoso. Todas las noches estaré listo a la hora que te digo, y me verás. Desaprovechaste, mi encanto, la estancia de Violeta aquí para haberla puesto al corriente de las intenciones del amigo aquél con nuestra hijita, Librado [Rivera] y yo somos testigos de eso porque lo supimos de sus labios. Es absolutamente inconveniente que nuestra hijita escriba al reptil. Violeta, como toda persona de buen corazón, siente piedad por ese miserable que inventa historias tristes para atraerse simpatías. Violeta no lo conoce, ni puede conocerlo como nosotros que hemos vivido con él. Si le escribes a Violeta sobre esto, infórmate primero si ella recibe y lee las cartas, pues podría suceder que el reptil estuviera encargado de recibir y leer la correspondencia de Violeta para dar la cuenta de ella. No me compres más ropa, mi vida. Tengo tres mudas de ropa […] como lo verás cuando empiece a mandarla para la calle. La agrupación de Chicago no nos defiende ni es para otra cosa que para defender a los rusos. Y nosotros somos pobres mexicanos. Somos revolucionarios y nuestros ideales son avanzadísimos; pero somos mexicanos. Esa es nuestra falta. Nuestra piel no es blanca y no todos son capaces de comprender que también debajo de una piel oscura hay nervios, hay corazón y hay cerebro. Yo no estoy conforme con mi incomunicación porque no puedo hablar contigo. No, no estoy conforme ni lo estaré. No puedo suspirar a tu oído, mi amor, ni aspirar, tu aliento, ni ver de cerca tu carita encantadora. No volveré a decir adiós cuando pasen porque están vigilando mucho, pero para que sepan que estoy viendo encenderé un fósforo. Espero que te veré pasar esta tarde. Te veo tan linda que me dan ganas de comerte a besos. Mucho, mucho me gusta mi María. Yo también te sueño, dulce amor mío; pero eso no quiere decir que ya voy a salir. Eso significa que nos queremos mucho y como deseamos los dos estar juntos, hasta lo soñamos. ¡Quién sabe cuándo estaremos juntos! María: me gusta que estés satisfecha de que te ame. Sí, ángel mío, está tranquila. Tu Ricardo te quiere, te adora, te tiene en su corazón. Ahí te tengo, criatura querida, muy cuidadita, acariciándote con […] escriban en el periódico lo que crean importante para que no sospechen. Yo tendré cuidado en [revisar] todas las columnas hasta encontrar lo que interese. Por lo demás leo todo ese periódico cuando lo mandas porque me gusta y si pudiera leerlo con más frecuencia sería lo mejor. Acabo de verte, ¡qué linda, que graciosa! Mi corazón saltó hasta donde estaba tu boquita para sentir tus labios ¡Ah, mi pobre corazón es digno de que lo beses! Vida de mi vida, yo no gozo en medio [de] este sufrimiento. No hago más que soportar. A mí no me gusta engañarte diciendo lo que no siento. Tu temperamento es distinto del mío, María adorada. Tú puedes sentir goces en medio de tanta amargura, pero yo no. Yo vivo contrariado, yo no puedo gozar, yo sufro. Cualquiera que me vea, pensará que no sufro. Es que sé mostrarme digno. No quiero dar motivo a la compasión de nadie. Sólo a ti, María, te digo lo que siento, porque tú me entiendes, porque me amas, porque eres mía. En tu corazoncito deposito mis penas. ¿Qué estuche más blando, más tibio, más amable puedo encontrar que tu corazón para guardar en él las perlas negras de mi sufrimiento? Adiós mi criatura adorable, me despido porque voy a poner unas línea para mi hijita. Recibe la devoción de tu

Ricardo

Mi hijita adorada:

Estoy triste porque escribiste a Manuel [Sarabia]. Violeta está engañada al considerar un santo a ese briboncillo. Ella no lo conoce más que por las recomendaciones que él mismo se hace. Si quieres seguir escribiendo a Manuel hazlo; pero harás sufrir a Ricardo, como lo haz hecho sufrir esta vez. Violeta es muy buena y cree que todos son como ella. Hijita mía, mi adorada Lucía, ¿volverás a escribirle a ese […]? Recibe el cariño de tu padre que desea tu felicidad

Ricardo


Fuente: AHSRE

[Los Ángeles, California] diciembre 20 de 1908.

Mi amada María:

No sé que anden buscando a Espinosa.  Así es que no puedo decir algo sobre ese asunto. Nos vio el abogado de la Western Federation of Miners.1 Vamos a pedir que nos lleven lo más pronto posible a Arizona porque no tenemos dinero para pelear la causa en Washington [D. C.]. Así es que dentro de pocos días estaremos ya en camino para Arizona. ¿por qué no le pides dinero a Violeta [Elizabeth Trowbridge] para tu pasaje y te vas cuando nos lleven? No te vayas antes de que nos lleven, porque si por casualidad te dejan hablar conmigo antes de nuestra marcha, perderemos esa oportunidad de vernos. Lo que has de procurar es tener listo el dinero para tu pasaje porque dentro de pocos días nos llevarán. Supongo que escogerás con cuidado la casa en que ha de quedarse nuestra hijita en Los Ángeles, ¿no es así mi vida? Tengo lista y doy la ropa los lunes, pero yo creo que con algún pretexto no la entregan a ustedes el mismo día que los empleados me la piden y la doy. Como es posible hasta que puedan encontrar nuestras cartas, no debemos escribir nada comprometedor. Recibí calcetines y pañuelos nuevos. De los calcetines usados que me mandaste la semana pasada, vinieron dos pares incompletos, así es que debes haberte quedado con un calcetín café y otro negro. Te alegró verme el domingo, María de mi alma. La música te conmueve, dulce mujercita mía y hace que me ames más. Me gusta que me hables así, que me digas lo que tu alma adorada siente por mí.  Estas cartas deberían estar consagradas exclusivamente a comunicarnos nuestras ternuras. Escríbeme así, con ternura, mucha, mucha. Tu Ricardo te lo pide y no puedes negarle nada sin hacerlo sufrir. Hoy espero con ansia el momento de verte, tan linda, con tu carita tan preciosa viendo hacia donde supones que está el hombre que te hace soñar. Me gusta, amor mío, que sueñes conmigo como el hombre que quieres que te ame.  Es muy probable que tengamos visitas. Si te dan permiso, no pidas sino para mí para que estemos solos. Ve a [Job] Harriman para que te diga cuándo puedes venir a ver a tu Ricardo. No dejes de venir a verme. Si no vienes, sufriré mucho. María de mi corazón, cuánto sufro por amarte como te amo, con toda la sinceridad de mi alma. Me he entregado a ti completamente como debe hacerlo un corazón verdaderamente enamorado. Recibe, ángel mío, en tu boquita tan dulce y tan linda, mis besos tiernos, mis más dulces besos. ¿Te gustan mis besos? ¿Recuerdas el sabor de mis labios? Adiós, bien mío, te adora con locura tu Ricardo.

Hijita de mi corazón: estoy muy contento de ti porque eres muy buena con tu papacito que te adora. Veo lo que haces por salvarme, preciosa niñita y te lo agradezco y te mando muchos besitos. Todos los días como a las cuatro estaré pendiente para verte, pero no oirás mi voz porque están cerradas las vidrieras. Mucho me gustaron las galletas. Todo lo que le guste a mi hijita le gustará a su papá Ricardo. Anoche mandaron ustedes ostiones muy buenos. Hijita mía: precisamente porque las quiero a ustedes estoy triste. Quiero vivir con ustedes y como no lo consigo estoy triste. Adiós, hijita mía, mi buena Lucía. Recibe muchos besitos de tu papá que tanto te ama.

Ricardo


1 Western Federation of Miners, organización obrera norteamericana de corte radical, cercana a la IWW. Dada su política de filiación de trabajadores con independencia de su origen étnico y nacional, así como su influencia en las regiones mineras del oeste norteamericano (Arizona, California, Nuevo México, Colorado y Oklahoma), contaba entre sus miembros a mexicanos, militantes a su vez del PLM. Participó activamente en la defensa de los perseguidos políticos mexicanos en Estados Unidos.


Fuente: AHSRE