CORRESPONDENCIA

1921

Leavenworth, Kansas, January 11th, 1921

Miss Ellen White
New York, NY

My dear comrade:

Are you still laughing because I called you “divine poetess”? Laugh, my dear friend, please do laugh. I need your laughter as badly as a stubborn horse the urging of the spurs to move on. I am not satisfied either with my having called you “divine poetess”, for it does not exactly express my admiration for that mysterious faculty which makes the poet; but I cannot find another word better than divine to qualify your inspiration, and divine you will remain  so long as the human ignorance should not invent the word to properly designate the magic power, this extraordinary faculty of attuning the soul with what is beautiful and sublime. You may laugh all you want, my beloved comrade, but your verses stand there to proclaim that there is a young women on Earth, by the name of Ellen White, who makes honor to the human race. Your last verses are beautiful, but I do not know why the first ones please me most. I feel you your melancholy in them; the melancholy of a tender, sensitive soul made for love, and peace, and justice, but to which Fate lung into this whirlwind of strife and hatred… I see through those beloved lines as the mysterious fire that glimmers in the heart of a pearl. And a pearl is, indeed, the exquisite composition, a rare pearl, a black pearl, the precious thing which common mortals cannot get, but are reserved to princes, to gods… Is it any wonder that I may be elated? I do not deserve your gift, certainly I do not, as I do not deserve either the ambient of light, and perfume, and poesy [sic] with which your generous heart enshroud me, but I joyously accept it, eagerly, without protest -does the toad protest because the flower gratifies it with its perfume, or the sun kisses its deformity? I do not laugh at your inspiration, ah, no. I do smile… but mine, is the innocent, pure, blessed smile of the ripple face to face with the blue; mine is the smile of the surf as it feels the arms of the Earth…, I feel so happy with my two pearls… Though only one was dedicated to me, I take both =I am greedy, as I once told you.

You and Lowell are right. I feel the same: one cannot be happy in the midst of universal suffering, and perhaps to the consciousness of it my being a fighter is ought. I do not know. I have not seriously tried to investigate why I am a fighter. I feel urged by something in me to fight against ugliness, and human suffering is ugly. I love beauty, and justice is beautiful.

Last night, candy was delivered to me. I wondered whose generous heart the token could be, though I do not why, your beautiful name flashed in my mind, Ellen White, or to be true, “white” Ellen, as my fancy cherish to designate you in its dreams. The wrappers are always destroyed, and the contents put in ordinary paper bags, but the name of the sender is preserved, and I hunted through the candy for it… Thus it was: Ellen White. How generous you are! The candy, by itself, is good, but coming from you makes it delicious… and my satisfaction is so great that I cannot utter my appreciation; the words fail me. I only feel, feel, feel so intensely. And I see you, in the “place”, as you so graciously baptize the business house which sucks your dear blood. I see you there as one of those early Christian virgins thrown to the lions. You stand alone, or better, you stand alone with your faith, that poetic aspiration which you call: the Ideal. No one understand you; no one seems to notice the aureoles that encircles you. The lions think you their kin, a lioness, and this hurts you more than if they had ripped your flesh with their fangs, thus making your agony worst than that suffered by your sisters of the early Christianity.  You talk to the beasts in an effort to convert them to your faith; they do not understand your language; they roar. You explain to them the utter suffering of their victims, and they do not understand: the leonine psychology is quite different than yours, and you are a forced witness to their bestiality… And this is your daily nightmare; and despite this, you are good, and have a smile for your friends and sweets -material and spiritual- for me… for with the candy I received something of the sweetness of your soul, with all my heart, thanks, my beloved comrade.

A doctor from Kansas City examined my eyes yesterday. I think he will report to you, comrades. I have written this letter with great difficulty, for he enlarged my pupils to make his examination, and I am writing almost without seeing. Please let me know the doctor’s report. My cold is charging again. You are right: what I need, is to be free…

Having no space to continue my scribbling, I stop it, sending love to my good Erma, and all the comrades, and for you, divine poetess, not only love, but a wreath of admiration from your comrade, who hopes to hear you sing to an emancipated humanity in the morning of its redemption.

Ricardo Flores Magón

 

Leavenworth, Kansas, a 11  de enero de 1921

Srita. Ellen White,
Nueva York, N.Y.

Mi querida camarada:

¿Aún se está riendo por haberla llamado “divina poetisa”? Ríase, mi querida amiga, ríase por favor. Me hace tanta falta su risa como un caballo terco necesita del acicate para moverse. A mí tampoco me satisfizo el haberla llamado “divina poetisa” porque la expresión no denota con exactitud mi admiración por esa misteriosa facultad que hace al poeta; pero no conseguí encontrar mejor palabra que “divina” para calificar su inspiración; así que usted seguirá siendo “divina” mientras la ignorancia humana no invente el término apropiado para designar a ese mágico poder, esa facultad extraordinaria para armonizar al espíritu con lo bello y lo sublime. Ríase tanto como guste, mi queridísma camarada, pero sus versos seguirán proclamando que hay una joven sobre la Tierra, Ellen de nombre, que honra al género humano. Sus últimos versos son hermosos; pero los primeros —no sé por qué—, fueron los que más me gustaron. En ellos percibo su melancolía; la melancolía de un espíritu tierno, sensible, hecho para el amor y la paz y la justicia, pero al que Destino arrojó al torbellino de la lucha y del odio… a través de esas bienamadas líneas, la veo como el fuego misterioso que brilla en el corazón de una perla. Porque perla es, en efecto, la exquisita composición, una perla rara, una perla negra, la gema preciosa que el común de los mortales no puede poseer, sino que está reservada para los príncipes, para los dioses… ¿Le parece sorprendente mi euforia? No merezco su obsequio. Claro que no. Como tampoco merezco el hálito de luz, de perfume, de poesía con el que su generoso corazón me ha envuelto. Pero lo acepto entusiasmado, ansioso, sin objeciones. ¿Acaso protesta el sapo cuando la flor lo gratifica con su perfume o cuando el sol besa sus deformidades? Su inspiración no me mueve a risa. ¡Ah no! Me hace sonreír, pero mi sonrisa es la inocente, pura, bendita sonrisa de las ondas cuando se encuentran cara a cara con el azur; mi sonrisa es la de las olas cuando sienten el abrazo de la Tierra… Me siento tan feliz con mis dos perlas… Si bien sólo una me estaba dedicada, me quedo con las dos; como ya le había dicho: soy codicioso.

Usted y Lowell tienen razón. Comparto sus sentimientos: uno no puede ser feliz en medio del sufrimiento universal, y tal vez el estar consciente de esto sea lo que ha hecho de mi un luchador. No lo sé. Nunca he tratado seriamente de discernir por qué soy un luchador. Me siento impulsado a luchar contra lo feo, y los sufrimientos humanos son feos. Amo a Belleza, y Justicia es bella.

Anoche me entregaron unos dulces. No supe de qué generoso corazón provenía el obsequio; sin embargo, no sé por qué, su hermoso nombre cintiló en mi mente, Ellen White o, en honor a la verdad, “blanca” [white] Ellen, que es como mi fantasía se complace en llamarla en sus sueños. Siempre destruyen las envolturas, y colocan el contenido en bolsas de papel ordinarias, pero respetan el nombre del remitente. Lo busqué entre los dulces… y ahí estaba: Ellen White. ¡Qué generosa es usted! Los dulces, por sí mismos, son buenos; pero viniendo de usted, se vuelven deliciosos… Es tan grande mi satisfacción que soy incapaz de expresarle mi gratitud: me faltan palabras. Sólo puedo sentir, sentir, sentir, muy intensamente. Y verla en el “lugar”, como con tanta gracia designa a la empresa que le succiona su preciosa sangre. La veo ahí como si fuera una de esas vírgenes cristianas primitivas que eran arrojadas a los leones. Ahí está usted, sola, o mejor aún, sólo acompañada por su fe, esa poética aspiración a la que denomina “Ideal”. Nadie la entiende; nadie parece advertir la aureola que la corona. Los leones la suponen de su especie, una leona, y esta consideración la hiere más profundamente que si hubieran desgarrado su carne con sus colmillos, haciendo su agonía aún peor que la que sufrieron sus hermanas de la cristiandad original. Habla con las bestias esforzándose en convertirlas a su fe; pero no comprenden su lenguaje porque ellas rugen. Les explica el sufrimiento absoluto de sus víctimas, y ellas no entienden: la psicología leonina es muy distinta de la suya, y usted se ve obligada a ser testigo de su bestialidad… Y así se constituye su pesadilla cotidiana; y, sin embargo, usted es buena y guarda una sonrisa para sus amigos, y dulces —materiales y espirituales— para mí… porque, con esos dulces, he recibido la dulzura de su espíritu. Con todo mi corazón, mi queridísima camarada, le doy las gracias.

Un doctor de Kansas City examinó mis ojos ayer. Supongo que les informará a los camaradas. He escrito esta carta con grandes dificultades porque me dilató las pupilas para examinarme, y estoy escribiendo casi sin ver. Le ruego me comunique el informe del médico. El resfriado me ataca de nuevo. Tiene usted razón: lo que necesito es estar libre…

No teniendo más espacio para mis garabatos, me detengo enviándole mi amor a mi buena Erma y a todos los camaradas; para usted, divina poetisa, no sólo amor, sino una guirnalda de admiración de su camarada que desea escucharla cantar a una humanidad emancipada en la alborada de su redención.

Ricardo Flores Magón

En los arreglos para el examen que le practicó el doctor George E. Bellows,  participaron, además de H. Weinberger, Otto Branstteter, secretario ejecutivo del Partido Socialista (Socialist Party), su esposa Winnie, Miriam Gold, y la Unión Americana pro Libertades Cívicas  (American Civil Liberties Union) 


Fuente: IIIS

Penitenciaría Federal de los Estados Unidos. Leavenworth, Kansas

Enero 12 de 1921 Nicolás T Bernal. Oakland, Calif. Mi querido Nicolás: Tu interesante y querida carta de 6 del actual  fue recibida. ¡Qué infatigable eres, mi querido camarada! Los saludos del Sindicato de Obreros Panaderos de San Luis Potosí, el mensaje de simpatía de Salvador Medrano con motivo de mi actitud en contra de la proposición de mi libertad al precio de mi honor como luchador, y los fraternales sentimientos expresados por ….1, cuya labor por el bien del proletariado yo he visto siempre con simpatía y aprecio, junto con la espléndida campaña iniciada por él en “Vida Nueva”2 para hacer efectiva la liberación de aquellos cuyo amor por la libertad universal los ha conducido a la pérdida de los suyos, me llena de satisfacción y me da vigor. ¿Y qué decir de tu labor, mi buen Nicolás? Eso sencillamente conquista mi admiración, por lo modesto, sincero, generoso y laborioso que eres. El Año Nuevo se ha establecido entre nosotros para ser nuestro compañero durante trescientos sesenta y cinco días. Está cargado de promesas de las regiones etéreas promesas color de rosa, bellas promesas, y es nuestro deber observarlo, y no darle descanso hasta que todas las promesas hayan sido cumplidas. Nosotros los desafortunados, nosotros los desheredados y los pisoteados debemos tener los ojos fijos en él. No debemos dejarlo ir como se fue 1920, sin levantar de nuestras nucas el yugo que hemos llevado por miles y miles de años. Tengo esperanzas que durante este año veremos muchos sucesos importantes. Hay una tendencia general en todo el mundo que fortalece mis esperanzas. Me parece que estamos en la víspera de una transformación social que establecerá para siempre la justicia en los asuntos entre los hombres. La atmósfera está cargada de posibilidades. Mientras te escribo sentado en un rincón de mi calabozo, mi oído percibe los rumores que flotan en el aire. Son rumores extraños; ya no son los dolorosos suspiros del rebaño resignado: son rugidos, rugidos que hacen estremecer mi corazón de emoción y de entusiasmo; rugidos que presagian el advenimiento de la Justicia. Hay también un calor extraño que caldea el aire; un calor que se alza de los cuatro rincones de la Tierra; un calor desacostumbrado que reemplaza la fría indiferencia de la masas hacia su propio bienestar, y mi corazón se regocija al comprender de dónde viene este calor. Es el calor que irradia del pecho del esclavo ardiente de protesta …. Y aguzando el oído, puedo percibir las vibraciones de los yunques sobre los cuales se forjan los martillos destinados a romper las cadenas. En el silencio de la noche puedo ver, a través de las formidables paredes que me separan de los vivientes, a mis hermanos—los parias—de todo el mundo palmeando las manos como para sellar un pacto sagrado en contra de la opresión común. Algo flota en el aire sobre las cabezas de esos hermanos míos. ¿Es un andrajo? ¿Es una bandera? Tal vez es un andrajo; pero entonces, ¿no es el andrajo nuestra bandera común? ¿No es el andrajo la justificación de nuestra cólera y de nuestra protesta? No son nuestros andrajos los que vamos a izar como un símbolo de nuestros sufrimientos, y como una insignia de vindicación y justicia? Y cuando veo todo esto, y oigo los rumores y siento el aire ardiente, una luz, hasta hoy desconocida, comienza a desparramarse del Oriente, anunciando que un nuevo sol esta próximo a aparecer en el lívido horizonte. Mis ojos, ya decadentes, pueden ver esta luz que llega a mi corazón despertando mis adormecidas esperanzas. El nuevo sol es la Libertad. Libertad para todos. Recibe el fraternal cariño de tu hermano.

Ricardo Flores Magón


1 Nombre suprimido en la edición original. Vid. Epistolario revolucionario e íntimo, México, Grupo Cultural “Ricardo Flores Magón”, 1925, t. I, p. 35. 2 Vida Nueva, México, D. F.,  (1920-1921), órgano de la Federación Comunista del Proletariado Mexicano.
Fuente: EIR

Penitenciaría Federal de los Estados Unidos. Leavenworth, Kansas

Enero 19 de 1921
Gus Teltsch
Lake Bay, Wash.

Mi querido Gus:

Dos días antes de recibir tu querida carta del 27 de diciembre último, me llegó una caja conteniendo los comestibles que me remitiste. Gracias, muchas gracias.   

Tu carta es especialmente querida para mí;  me da fortaleza, porque está de acuerdo con la actitud que he tomado para obtener mi libertad, la libertad racional que no tiene más que una ley, ]a que contienen estas simples palabras: “No hagas a otro lo que no quieras para ti.”   

El tiempo pasa, querido camarada, pero no pasa en vano. Cierto que tengo de edad tres años más, que cuando las garras de los enemigos de la civilización se clavaron sobre mi cuello; pero también el sistema del cual ellos obtienen su poder tiene tres años más, y tres años es tiempo muy largo para algo que está decayendo y muriendo rápidamente, como es el sistema capitalista. De hecho, el sistema está ya muerto en la conciencia de las masas, nadie funda en él sus esperanzas, y si no se ha desplomado, es a causa del impulso que recibió en centenares y millares de años de ignorancia y sumisión. Se sostiene por la simple inercia; su vida aparente es galvánica. Todos los esfuerzos hechos para revivir su cadáver son inútiles, desatinados, idiotas; nadie puede volver a la vida un árbol muerto, apuntalándolo.

El sistema está muerto, y bien muerto, porque fracasó en asegurar al ser humano desarrollo en armonía con la Ciencia y la Naturaleza. Nadie cree en este sistema, ni aun aquellos que se empeñan en sostenerlo y parcharlo. El ambiente está cargado con su peste y dentro de poco será necesario enterrarlo o conducir al fuego su deteriorado esqueleto. Por lo tanto, el anciano Tiempo no pasa en vano. Si coloca más hilos de plata en mi cabeza y añade una o dos arrugas en mi cara, él, al mismo tiempo, aproxima el momento de la caída de la iniquidad y la injusticia. El conocimiento de este hecho es halagador. Mis sueños, nuestros sueños, los sueños de los desheredados de todo el mundo, están a punto de realizarse, o cuando menos el principio de su realización está a la mano.   

La vanguardia del gran ejército del Progreso ha llegado a las puertas de la Libertad, y está a punto de dar vuelta al pasador para abrirla y dejarnos entrar. ¿No es una gran fortuna haber vivido para ver el principio del fin de una larga pesadilla que duró toda una época? Porque estoy cierto que nosotros, los seres humanos, hemos entrado ya en un franco período revolucionario. La revolución no comienza con el cambio forzoso o pacifico de un modo colectivo de vida social, económica o política en otra. Mucho antes que se intente el cambio, se ha efectuado la revolución en la conciencia colectiva. Mucho antes que la Bastilla fuera reducida a un montón de humeantes ruinas, el derecho divino de los reyes se había desmoronado adentro de los densos cráneos de las chusmas parisienses. No fue el huracán de 1910 el que arrojó a Díaz desde su mansión de Chapultepec a la cubierta del “ Ipiranga,” sino la conciencia popular que despertó en 1906 y 1908 por los clarines de Jiménez y Acayucan 1 , Viesca y Valladolid 2 . Las coronas de los Romanoff rodaron a los pies del pueblo mucho antes que el tirano hubiera dejado de ser el “querido padrecito” para los mujics. Ahora solamente es simple cuestión de tiempo para la realización del prodigio, y el tiempo pasa…. El aire está lleno de rumores; el ambiente está repleto de posibilidades, y mi corazón se regocija con la inminencia del milagro. ¿No viene ese rumor de la azada de aquellos que se ocupan de cavar una tumba profunda para arrojar adentro su cadáver? Y el creciente calor de la atmósfera, ¿no es el resultado de la ardiente respiración de millones sobre la Tierra, de cuyos pechos surgen las llamas del descontento? A la proximidad del portento, corre por todo mi ser ese sentimiento de ansiedad y regocijo que embarga al joven cuando vuela al lugar de su primera cita de amor…  

Ahora, mi querido amigo, debo concluir. Las dos páginas que me permiten escribir, están casi llenas. ¿Estás en comunicación con el camarada Nicolás T. Bernal, 1279 79th. Ave., E. Oakland, Cal.? Si así fuese, debes estar bien informado de lo que están haciendo en mi favor y en favor de los prisioneros políticos de los Estados Unidos, los trabajadores de México; y también debes saber que mi último drama 3 va a representarse en Tampico y en la ciudad de México. ¿Lo sabías ? También van a publicar el mismo drama en forma de libro y con bellas ilustraciones.   

Recibe, mi querido y buen Gus, mi cariño fraternal,

Ricardo Flores Magón


1 Refiérase a los levantamientos liberales en 1906 en esas poblaciones.
2 Refiérase a los levantamientos liberales en 1908 en esas poblaciones.
3 ”Tierra y Libertad”,  (1916).


Fuente: EIR

Jan. 22, 1921

Mr. Ricardo Flores Magón, PO Box 7, Leavenworth, Kansas

My dear Mr. Magón:

Just a few words to across the miles. I took up your case with the Pardon Clerk, and to my surprise found they had not yet made a report on you, for the purpose of action by the President on amnesty, which of course, is explainable in a way by no formal application for amnesty having been filed but they did make one on Rivera.

However. I remedied that filling a formal letter on your behalf, stating that I desire your case to be considered. I also placed your entire situation before Mr. Palmer personally and I am in the hopes that there may be an early report and amnesty may be yours at an early date.

I am, with very best regards.

Sincerely yours

[Harry Weinberger]

22 de enero de 1921

Sr. Ricardo Flores Magón, Apdo. Postal 7, Leavenworth, Kansas

Mi estimado Sr. Magón:

Sólo unas cuantas líneas para usted a través de la distancia. Traté su caso con el Secretario de Perdón1 y, con sorpresa, me enteré de que todavía no han elaborado el informe acerca de usted, indispensable para iniciar procedimientos de amnistía por parte del Presidente. Esto, por supuesto, es relativamente explicable, ya que no se ha presentado una solicitud formal de amnistía; sin embargo, ya habían elaborado una para Rivera.

En todo caso, resolví el asunto presentando un escrito formal en su nombre, en el que declaro que deseo que su caso sea considerado. Asimismo, puse personalmente en conocimiento del Sr. Palmer toda su situación, y tengo la esperanza de que pueda ser elaborado un informe a la brevedad, así como una amnistía a su favor en fecha próxima.

Con mis mejores deseos, quedo de usted,

atentamente.

[Harry Weinberger]


1Pardon Clerk“, sin equivalente en el sistema jurídico mexicano. (N. del Tr.)
Fuente: HWP

Leavenworth, Kansas, January 25th, 1921

Miss Ellen White New York, N. Y.

My dear comrade:

This time I had not wait two weeks to get my ray of sunshine. At length it came, bearing the date of the 17th of this month. Since Father Sun plays to us mortals this kind of tricks, is it any wonder that her daughter may indulge in them, too? But as no one keeps a grudge against the Sun for his failing in warming our bodies, so I do not harbour any resentment against his fair daughter, for her having forgotten that there is a black hole in this beautiful Earth wherein a withering soul yearns for Beauty…

A debt to me? and you the debtor? Oh! Ellen dear, you owe me nothing, but you owe everything to our whole race. You was born to gleam, and you most gleam however painful your shining should be to you, for to gleam is to burn…  you have to burn, and burn, and burn again and always, but that is your duty, the race needs your light… you have not get your splendid brain to keep it idle; you have to torment it, you have to harass it, you have to rack it, for creation means pain… Thus, I do not claim any dice, but I long to see you all aglow, illumining the world. That you will be this human torch, this living beacon, I am certain, and this, long before you “may be far down on Life’s road…!” This opinion of mine is not a prophecy, nor mere literary entertainment. It is a conviction [tho]1ught out of facts: your lucid brain and the greatness of your heart- the very things which [m]2ake a living pharos… All you need to do, is not let that divine fire in you to die off. Rekindle it, my young, beloved friend, rekindle it with your blood, and your flesh, and your tears if need be, and march outward, outward bearing your fire that eventually may set the world ablaze. Your feet, made for the contact of all the velvets and all the flowers, may bleed, for the road is craggy… do not mind it -from the rocks blessed by your blood, flowers of universal brotherhood shall spring forth to your wake. And if there are thorns, do not shun them, rather deliberately tread upon them that your feet may bleed more yet… Perhaps your lips be parched, and gall be handled you -drink it, and march onward, onward, onward; and if the fire is dying and you have not more flesh, nor more blood, nor more tears to rekindle it, burn your bones, but do not let it die, do not allow the Ideal to be quenched, our Ideal of Beauty. And this you will do, I am sure -I know you so well… “A reed”? No; you are not a reed, though in something frailer than a reed, a stem of fennel, Promethews brought to us heavenly fire. You are a young eagle, a beautiful young eagle enamoured of the blue, and who soars, soars, soars to take her place among her sisters -the stars. I only wish that this beloved eagle do not lose faith in the  strength of her wings, that some night as she be scintillating in some constellation or other, and as some one might ask me who the new star is, I may proudly answer: “She is my friend Ellen“… Perhaps she may reward me with a smile…

Yes, the calendar was received, and is actually decking my cell, but as it does not bear any mark indicating who the sender is, I did not mention its having come to my possession, though I had a suspicion of the mindful creature who might have sent it. It is the same one you describe: earth, water, grasses, trees, clouds, and moon all asleep. Its title is, “Moonbeams” -I would call it, “Peace…” There is not a breath of air stirring this water; the dormant trees lean over the lymph, as though in their  slumber had lost their equipoise, the moon, fairly intoxicated of blue, has let the cloudy covers partially slide form bed, and, like  a drunken lass, shows to a dazzled Infinite the glamour of her flesh… And beneath this symbol of peace, there is the calendar proper -a succession of twelve small square  bits of paper, which for a captive means eternity… Each one of these bits of paper is subdivided in thirty or thirty-one parts, as so many walls separating one from Life… It is imperative the climbing of those walls, one by one, day by day, and it seems as though they grow higher as time glides by…

Just this moment, a letter from Mr. Harry Weinberger came to my hands.3 It is a ray of hope. It speaks of a possible amnesty for political prisoners among whom I was not included… Perhaps my sins are greater than others’, and they wish me to climb more walls, and more walls, and more walls,  the grim walls who which  grow higher and higher as time glides by… Mr. Weinberger tells me, even, that he finally succeeded in having my name included among the political prisoners, and I beg [you], dear Ellen, to tell him that I received his letter, and that I duly appreciate his efforts in my behalf. =I received  word as to the opinion of the doctor you comrades caused to examine me. He says that the cataracts are not ripe yet for operation, and that I have to go practically blind before operation may be performed. Thus I have to climb my walls in the dark… =As to my cold, does not abandon me with its baggage of headaches, toothaches, and one hundred miseries more.

Having no more paper for my reveries, I close my letter sending my love to our Erma and the other comrades, and to you, my good comrade,

Ricardo Flores Magón P.S.= My love to your “Funny Man?”, too.

Leavenworth, Kansas, a  25 de enero de 1921

Srita. Ellen White, Nueva York, N.Y.

Mi querida camarada:

Esta vez no tuve que esperar dos semanas para recibir mi rayo de sol. Por fin llegó, con fecha 17 de este mes. Y si el Padre Sol nos juega a los mortales esta clase de bromas, ¿es de extrañar que su hija se divierta haciendo lo mismo? Ahora bien, puesto que no podemos reclamar al Sol que se abstenga de calentar nuestros cuerpos, tampoco puedo abrigar el menor resentimiento contra su hermosa hija por haber olvidado que, en esta bella Tierra, hay una fosa oscura en donde suspira por Belleza un espíritu marchito…

¿Una deuda para conmigo? ¿Y usted la deudora? ¡Oh, Ellen querida! Usted no me debe nada a mí; todo le debe en cambio a la humanidad en su conjunto. Usted nació para brillar, y debe brillar por más doloroso que le resulte su fulgor, porque brillar es arder… y usted tiene que arder y arder y arder de nuevo y siempre porque ese es su deber: la humanidad necesita su luz… No ha recibido su espléndido cerebro para que permanezca ocioso; tiene que atormentarlo, exigirle, fustigarlo, porque la creación implica dolor… Así pues, yo no reclamo ningún derecho, pero ansío verla fulgurar, siempre iluminando al mundo. No me cabe la menor duda de que usted se convertirá en esa antorcha humana, en ese faro viviente, e incluso mucho antes de que “haya avanzado en el sendero de Vida…” Mi opinión no es una profecía ni una simple figura literaria. Es una convicción [concluida]de los hechos —la lucidez de su cerebro y la grandeza de su corazón— precisamente los atributos que [hacen] un faro viviente… Todo lo que tiene que hacer es impedir que se extinga su fuego. Reavívelo, mi joven, queridísima amiga, reanímelo, si es preciso con su sangre y con su carne y con sus lágrimas, y siga  adelante, adelante, adelante blandiendo su fuego que algún día puede llegar a incendiar al mundo. Sus pies, hechos para marchar sobre terciopelos y flores, bien pueden llegar a sangrar porque el camino está sembrado de escollos… No importa; porque, de las rocas bendecidas por su sangre, brotarán a su paso flores de fraternidad universal. Y si encuentra espinas, en lugar de esquivarlas, búsquelas deliberadamente para que sus pies sangren aún más… Quizás, cuando sus labios se resequen, le ofrezcan hiel. ¡Bébala! Bébala y siga adelante, adelante, adelante. Y si el fuego llegase a estar a punto de extinguirse, y ya hubiese usted agotado su sangre y sus lágrimas y su carne para reavivarlo, queme entonces sus huesos, pero no lo deje morir, no permita que se apague el Ideal, nuestro Ideal de Belleza. Y eso es lo que hará; tengo la seguridad, porque la conozco muy bien… ¿Un junco? No, usted no es un junco; aunque es algo aún más delicado, una ramita de hinojo, Prometeo nos trajo el fuego celestial. Usted es un águila joven, una hermosa aguilucha enamorada del azur que alza el vuelo, se eleva y se remonta para tomar su lugar entre sus hermanas, las estrellas. Lo único que anhelo es que esta queridísima aguilucha no pierda la confianza en la fuerza de sus alas para que, una de estas noches, cuando ella esté cintilando en esta o aquella constelación, y alguien me pregunte quién es esa nueva estrella, pueda yo responderle: “¡Es Ellen, mi amiga!”… Y quizás ella me recompense con una sonrisa…

Sí, recibí el calendario, y ahora está adornando mi celda; pero, como no traía ninguna señal del remitente, no mencioné haberlo recibido, aunque sospechaba de la atenta criatura que habría podido enviármelo. Es tal como usted lo describe: tierra, agua, praderas, árboles, nubes y luna, todos ellos adormecidos. Se titula “Rayos de Luna”. Yo lo llamaría “Paz…” No hay la más mínima ráfaga de viento que pudiera rizar las aguas; lo árboles dormidos se inclinan sobre el arroyuelo, como si su letargo los hubiera hecho perder el equilibrio; Bastante intoxicada por el azur, la luna ha dejado que sus mantas, hechas de nubes, se deslicen parcialmente de su lecho; y, como una doncella embriagada, muestra los encantos de su cuerpo a un Infinito deslumbrado… Y, debajo de este símbolo de la paz, está el calendario propiamente dicho: una serie de doce cuadritos de papel que, para el cautivo, representan la eternidad… Cada uno de estos pedacitos de papel está subdividido en treinta o treinta y una partes, como si fueran otros tantos muros que lo separan de Vida… Es imperativo ir escalando esos muros, uno por uno, día a día, porque pareciera que se fueran haciendo más altos al paso del tiempo…

En este preciso momento, estoy recibiendo una carta del Sr. Harry Weinberger. Es un rayo de esperanza. Me comunica la posibilidad de una amnistía para los presos políticos, entre los cuales no estoy incluido… Tal vez mis pecados sean mayores que los de los demás, y se pretenda que yo tenga que escalar más muros y más muros y más muros que se van elevando conforme pasa el tiempo… El Sr. Weinberger me dice también que finalmente consiguió que mi nombre fuese incluido en la lista de presos políticos. Le suplico, querida Ellen, que le diga que recibí su carta, y que le agradezco debidamente sus esfuerzos en mi favor. También recibí noticias acerca de la opinión del médico que ustedes, camaradas, hicieron que me examinara. Dice que las cataratas todavía no están maduras para poder ser operadas, y que tendré que quedar prácticamente ciego antes de que sea posible emprender la operación. Así que tendré que escalar mis muros en la oscuridad… En cuanto a mi resfriado, no me abandona, con su séquito de jaquecas, dolores de muelas y un centenar de molestias más.

No teniendo más papel para mis divagaciones, concluyo esta carta enviándole mi amor a nuestra Erma y los demás camaradas, lo mismo que a usted, mi buena camarada.

Ricardo Flores Magón. P.S.: Mi amor también para su “Hombre Gracioso”.


1 Ilegible en el original. (N. del Tr.) 2 Ídem. (N. del Tr.) 3 Vid. carta anterior
Fuente: IIIS

Penitenciaría Federal de Los Estados Unidos. Leavenworth, Kansas

Enero 27 de 1921
Nicolás T. Bernal. 
Oakland. Calif.

Mi querido Nicolás:

Recibí tu interesante carta de 22 del corriente. La lectura, de la comunicación enviada por nuestros camaradas de San Luis Potosí, me hace sentir tan fuerte y orgulloso, que bendigo estas cadenas que atormentan mi carne, que amo esta tortura diaria de mi cuerpo y de mi mente; que acaricio este dolor interminable de mi corazón, porque ello me gana la estimación de las verdaderas criaturas de la civilización: los trabajadores. Esta comunicación de mis hermanos de las uniones de trabajadores y sindicato de San Luis Potosí vivirá en mi mente por el resto de mi vida, como un faro que me enseña el camino del honor y de la rectitud. Te ruego, querido Nicolás, digas a estos camaradas lo mucho que aprecio su actitud en mi favor, y exprésales mi firme convicción respecto a que solamente por la acción de los trabajadores reinarán la Libertad y la Fraternidad sobre la Tierra.   

Alégrate, hermano, el Nuevo Día está cerca; el Nuevo Día soñado desde hace miles de años por los oprimidos y explotados de todas las tierras. Recibamos este Día con corazones alegres, pues con su venida los parias no tenemos nada que perder, sino un mundo que ganar. Límpiese sus lágrimas, ¡oh, esclavo!, porque el momento no es una pesadumbre estéril, sino una acción fecunda y clara visión:  ¡tenemos que reconstruir un mundo! Tenemos que crear un mundo de bellezas, en donde sean desconocidas las la grimas y las cadenas, salvo que ellas sean las floridas cadenas de la solidaridad, atando dulcemente a todas las criaturas humana de la Tierra en lazos de fraternidad universal, o las lágrimas que el gozo hace brotar de corazones felices… Despierten todos los que duermen todavía  tomen sus puestos en uno u otro lado, con los que oprimen o con los que desean ser libres; pero tomen , su puesto para que esta sea la última batalla, la disputa decisiva entre las fuerzas de la Libertad y las de la Tiranía. Una de ellas tiene que ser eliminada de la Tierra, porque no pueden coexistir más tiempo, al menos en este planeta. Los que amamos la Belleza queremos Libertad o Muerte. Escojan sus filas los que han malgastado el tiempo durmiendo, pues consideramos como enemigo nuestro al que no está con nosotros; no reconocemos neutrales en este formidable conflicto.  O se redime la raza humana con nuestro triunfo, o perecemos con nuestra derrota, pues la derrota significa la supervivencia de los dos tipos animales: el amo y el esclavo, pero no del hombre….   

Sírvete dar mis saludos fraternales a todos los buenos camaradas,  tú, querido Nicolás, acepta un fuerte abrazo de tu hermano.

Ricardo Flores Magón


Fuente: EIR

[Fragmento]
[1o. de febrero de 1920]

[María Brousse:]

[…]Debemos tener paciencia, paciencia y más paciencia […] Quienes piensan que la vida es corta, y se quejan de su brevedad, deberían sufrir una prisión para que comprendan la eternidad del tiempo […] claro que el tiempo es una abstracción; pero para los cautivos es algo material, enorme y pesado. […]


Fuente: ARL

Leavenworth, Kansas, February 8th, 1921

Miss Ellen White
New York, N. Y.

My very dear comrade:

Three gems are before me, each one conveying a message of courage, a breath of wholesome enthusiasm, and a solemn pledge of devotion to the Ideal… I am referring to your beautiful letters of the 26th, 27th and 30th of last January, wherein you poured out what you feel and what you  think in regards on this cause of ours, which I call the cause of Beauty, for Freedom is Beauty. There is only one word which might express my emotions at the sight of these three splendid gems: admiration! I cherish to designate your last three letters, “The Songs of the Amazon…” for they are a poem in three cantos. You are a poetess, and the songs is beautiful. It puts me in the presence of a most unequal struggle, the struggle of a free and fearless  soul against the deities of Heaven and gods of Earth. It is your soul, your soul bringing down by the scruff of their necks, to arraign them before the tribunal of Reason, the creatures that Man in this dread created, and for whom constructed thrones in the starry spaces; your soul dragging to the feet of human dignity, the earthly gods imposed upon Man through fraud, and violence, and crime… It is your soul at bay, yet gallantly repulsing the onslaughts relentlessly made against it by the forces of Darkness, the hordes of all the prejudices fetishisms, of all the customs, of all the preocupations, of all the traditions. May you wonder at my admiration? May this admiration elicit another unclassifiable smile? Yet my admiration is sincere. How could your soul resist, and actually overcome the myriad solicitations and influences of the environment? A pure, white flower born at the mouth of an inferno, yet thriving unpolluted, and fresh….

How mindful are you, my gold friend. I have “Freedom“ in my possession; all the numbers for 1920, and the January number of this year. I thank you, and Keell and Owen1. I needed this good paper; I was hungry of this healthy literature. I agree with these comrades: a dictatorship is tyranny, and cannot lead but to tyranny, and I am against despotism weather exercised by the workers or the bourgeoisie. This Russian question2 preoccupies me much. I am afraid that the Russian masses, after having waited in vain freedom and well-being which have been promised them by the Dictatorship of Lenin and Trotsky, should revert to capitalism again. The actual starvation of the Russian masses after two years of management of the industries by the State, may drive these masses to the conclusion that the old system of production is good, and so, instead of putting the industries under the direct management of the workers, they may handle them back to the private owners. The effect of this action would be disastrous to the revolutionary labor movement of the world that is pinning so many hopes on the Soviet Government. These misgivings of mine make me see with deep sympathy the task of enlightenment “Freedom” is carrying on. The collapse of the Dictatorship of Lenin and Trotsky is only a question of time, and the workers of the world must be prepared to behold with serenity such failure, while by means of our propaganda they will know the causes of the failure, and will have before them the road leading to a society without masters. Please, dear Ellen, send my fraternal greetings to Owen and Keell, and all the English comrades. As my dear friend Owen wishes to know how am I getting on, you may inform him. You know that the days of my eyesight are counted…. Darkness is approaching, approaching….

I have a letter from Mr. Weinberger informing me of what you also write: that the Department of Justice will give due consideration to my case. Mr. Weinberger is very kind in keeping me well posted on every move in my case. Please salute him.

The rose received. Yes, the dear thing tells me of a red-blooded young woman who lives for the Ideal, and, most naturally, I love this rose, for it brings me a message of hope. Whenever I see young souls like yours so devoted to the cause, I look with confidence into the future of our race. So long as humanity continues giving birth to Ellen Whites, there is hope…

My cold mortifies me as always, I feel my head so heavy. Yes, I have taken medicines here, but without avail. What I need is a change of climate. I need my tropics… These snows are beautiful, they inspire me, and I love them, but they do not love me. Thus I need my jungles, for a while at least, as my struggle calls me to the big cities… But what am I telling? Those are dreams. The reality are these grim walls that stand between me and Life. However, I am not sorry, because I am in peace with my conscience. What the ones who keep me here would not give to enjoy that peace?

Now, I must close this letter thanking you, beloved comrade, for allowing me to share that sweet warmth that your generous heart irradiates, and with love to you, Erma, and all the good comrades, I remain anxiously waiting your next gem.

Ricardo Flores Magón

Leavenworth, Kansas, a 8 de febrero de 1921

Srita. Ellen White,
Nueva York, N.Y.

Mi muy querida camarada:

Tengo ante mi tres joyas, con sendos mensajes de entereza, hálitos de entusiasmo absoluto y solemnes compromisos de entrega al Ideal … Me refiero a sus hermosas cartas del 26, 27 y 30 del pasado enero, en las que usted vertió sus sentimientos y sus pensamientos con respecto a ésta, nuestra causa, a la que yo llamo la causa de la Belleza, porque Libertad es Belleza. Una palabra y sólo una podría expresar mis emociones ante estas tres espléndidas gemas: ¡Admiración! Me place denominar a sus tres últimas cartas como “El Cantar de la Amazona …”, puesto que se trata de un poema en tres cantos. Usted es una poetisa y bello el cantar. Me coloca ante el más desigual de los combates, la lucha de un alma libre e intrépida contra las deidades del Cielo y los dioses de la Tierra. Trátase de su alma, un alma que, apresándolos por el cogote, los obliga a postrarse ante el tribunal de Razón y ahí acusa a esos entes que el Hombre creó por obra su miedo, y para quienes erigió tronos en los espacios cuajados de estrellas; el alma de usted arrojando a los pies de la dignidad humana a esos dioses terrenales impuestos al Hombre por medio del fraude y la violencia y el crimen … Es su alma que, aún arrinconada, rechaza valerosamente sin embargo el acoso incesante con que la atacan las huestes de Oscuridad, las hordas de todos los prejuicios, de los fetichismos todos, de todas la costumbres, de todas las preocupaciones, de las tradiciones todas. ¿Tal vez pueda dudar de esta admiración? ¿Quizás mi admiración pueda provocar una nueva sonrisa indescifrable? No obstante, mi admiración es sincera. ¿Cómo puede su alma resistir y hasta superar a esa pléyade de tentaciones y de influencias que la rodean? Una florecilla, pura y blanca, que crece inmaculada y lozana en las fauces mismas de un infierno…

¡Qué considerada es usted, mi buena amiga! Tengo en mis manos Freedom, todas las ediciones de 1920 y la de enero de este año. Se lo agradezco, lo mismo que a Keell y a Owen. Me hacía falta ese gran periódico; estaba hambriento de esa literatura saludable. Concuerdo con estos camaradas: dictadura es tiranía y no puede conducir más que a la tiranía, y yo estoy en contra del despotismo tanto el de los trabajadores, como el de la burguesía. La cuestión rusa me preocupa mucho. Mucho me temo que las masas rusas, después de haber esperado en vano la libertad y el bienestar que les había prometido la Dictadura de Lenin y de Trotzky, puedan retornar nuevamente al capitalismo. El hambre que ahora padecen las masas rusas, tras dos años de administración de las industrias por parte del Estado, puede conducir a las masas a la conclusión de que el antiguo sistema de producción es bueno y, en consecuencia, en lugar de poner la administración de las industrias directamente en manos de los obreros, bien puede suceder que la devuelvan a los patrones privados. El efecto de semejante acción sería catastrófico para el movimiento
mundial de los trabajadores que ha puesto tantas esperanzas en el Gobierno soviético. Mis recelos me hacen ver con profunda simpatía la cruzada de esclarecimiento que Freedom está llevando a cabo.  El colapso de la Dictadura de Lenin y de Trotzky es sólo una cuestión de tiempo, y los trabajadores del mundo deben estar preparados para afrontar ese fracaso con serenidad puesto que, por medio de muestra propaganda, conocerán las causas de esa catástrofe, y tendrán ante ellos la vía que conduce a una sociedad sin amos. Le ruego, querida Ellen, transmitir mis felicitaciones fraternales a Owen y a Keell, así como a todos los camaradas ingleses. Y ya que mi querido amigo Owen desea saber cómo estoy, le suplico informarle. Como usted sabe, los días de mi vista están contados … Oscuridad se acerca, se acerca …

Recibí carta del Sr. Weinberger informándome de lo que usted también me comunicó: que el Departamento de Justicia dará la debida consideración a mi caso. El Sr. Weinberger es sumamente amable al mantenerme al corriente de cada detalle de mi proceso. Le ruego saludarlo.

Recibí la rosa. Sí, el gentil capullo me habla de una intrépida joven que vive para el Ideal y, por supuesto, yo amo a esa flor porque me trae un mensaje de esperanza. Siempre que veo a esas almas jóvenes como la suya, tan dedicadas a la causa, se renueva mi confianza en el futuro de nuestra raza. Mientras la humanidad siga dando a luz a Ellen-Whites, habrá esperanza …

Mi resfriado sigue mortificándome, siento pesadísima mi cabeza. Y. sí, aquí he tomado medicamentos, pero de nada han servido. Lo que necesito es un cambio de clima. Necesito mis trópicos … Estas nieves son hermosas, me inspiran y las amo, pero ellas no me aman a mí. Es por eso que necesito mis selvas, al menos por un tiempo, pues mi lucha me llama a las grandes ciudades … Pero, ¿qué estoy diciendo? Esos son sueños. La realidad son estos lúgubres muros que se yerguen entre Vida y yo. Sin embargo, no me lamento porque estoy en paz con mi conciencia. ¿Qué no darían por disfrutar de lo mismo aquellos que me mantienen aquí?

Tengo ahora que dar por terminada esta carta, agradeciéndole, mi muy querida camarada, por permitirme compartir esa dulce calidez que su generoso corazón irradia; y, con amor para usted, Erma y todos los buenos camaradas, quedo ansiosamente a la espera de su próxima joya.

Ricardo Flores Magón


1 William C. Owen,  escritor (The Economics of Herbert SpencerCrime and Criminals) y periodista inglés (Weekley NationalistMother EarthLand and LibertyFreedom ), editor de la página en inglés de Regeneración (abril de 1911-febrero de 1916). Crecano a los círculos anarquistas de Piotr Kropotkine, Enrico Malatesta, Emma Goldman y Alexander Berkman, promovió en ellos el apoyo a la revolución mexicana y la posturas del PLM sobre la misma.
2 Refiérase a la extenuación  del llamado “comunismo de guerra” (1918-1921).


Fuente: IIIS

Penitenciaría Federal de los Estados Unidos. Leavenworth, Kansas.

Febrero 14 de 1921
Nicolás T. Bernal.
Oakland, Calif.

Mi querido Nicolás:

Con verdadero placer me refiero a tu querida carta del 3 del mes en curso.

El camarada Juan Ruiz, de la Federación del Trabajo de San Pedro, Coah., escribió una excelente y espléndida carta a Manuel Rey1; pero como en ella se refiere a mí también, te ruego le hagas saber que la leí. Estoy muy contento de saber en dónde esta,  que está trabajando con  entusiasmo por el despertar de los esclavos dormidos. Dile que miro con simpatía los esfuerzos de los rusos para derribar el capitalismo; pero que pienso que no es por medio de una dictadura como deberá alcanzarse esta aspiración. La dictadura de la burguesía, o del proletariado, es siempre tiranía, y la libertad no puede alcanzarse por medio de la tiranía. Lo que se necesita no es una dictadura, sino la libertad, y la libertad solamente puede alcanzarse por la libre cooperación de los trabajadores para producir, sin amos de ninguna especie. Es  necesario que nosotros los proletarios estudiemos cuidadosamente los métodos rusos con el objeto de evitar sus errores. Ha habido en Rusia por más de dos años, una llamada dictadura del proletariado, esto es, un Gobierno y el resultado es que la población rusa se está muriendo de hambre. ¿Por qué? Porque la producción no puede ser administrada por otros que no sean los trabajadores mismos, y esto, sobre una base de cooperación libre. Los trabajadores de todas las industrias, incluyendo la agricultura, deben arreglar la producción por sí mismos, de común acuerdo, produciendo cada uno conforme a su habilidad, y consumiendo de acuerdo con sus necesidades. Este es el fundamento de la verdadera libertad, porque es la justicia. Un Gobierno, de cualquiera especie que sea, es tiranía. La producción debe ser el resultado de los  libres esfuerzos del hombre y de la mujer; no lo olvidéis….

El camarada Luis G. Salas, de Delia, Texas, me dice acerca de la muerte de nuestro camarada  J. Victoriano López.2 El camarada López fue leal a la causa de los trabajadores, y su muerte es deplorable por todos conceptos.

Sírvete dar mis recuerdos fraternales a todos los compañeros. Tú, mi querido Nicolás, recibe un fuerte abrazo de tu hermano.

Ricardo Flores Magón


1 Manuel Rey, anarquista español, preso en Leavenworth.
2 Victoriano López, militante del PLM de Waco, Texas, participó en la toma de Jiménez, Coahuila en 1906.


Fuente: EIR

Leavenworth, Kansas, February 22nd, 1921

Miss Ellen White New York, N. Y. My dear comrade: Though you advice me not to answer your letters, thinking that it may injure my eyes, I cannot refrain from doing it. Writing to those I love is a pleasure, and you, Ellen, are one of them. Besides -and this may ally your apprehensions- my eyes do not ache. Occasionally there is a twitch in them, and that is all. As to the doctor, he has not come any more, but he does right – I do not need him now, and his coming would be an absolutely unnecessary expense, a mere waste of money. The cataracts have to ripen by themselves, and in the meantime nothing can be done but to wait. Yes, I knew Mollie and the other comrades1 had got their sentences reduced. As for me, I do not expect anything favorable  after Rivera’s case having been turned down. They, undoubtedly, consider him a little less guilty than myself, as he only got 15 years. Perhaps the new administration should set us free, perhaps…. If it happens, let us credit the miracle to expediency, not to justice. I fully understand your disappointment at seeing so many comrades supporting the Lenin-Trotzky’s government. I am not, of course, in favor of allied intervention in Russia; we must oppose it, but we must refrain from showing Marxian tyranny as a means to again freedom to again freedom. Tyranny cannot breed but tyranny. It is better to intensify the propaganda of our Ideal to the utmost. It is most needed, for we are very few, and if a number of us expends its energies in the popularization of Maximalism, our cause will suffer a terrible setback. Yes, I understand your disappointment, my good Ellen – you are pure and sincere and very, very intelligent. But let us not grieve. If some, or many, of our brothers have got astray, others will come to our side; and if no one comes, we must not despair, for sooner or later the Marxian intoxication will fade away, and the sobered minds will adopt the Ideal that in their darkness they scoffed at. Our Ideal cannot perish because it is the expression of a longing of the human soul for liberty, for limitless freedom. The masses, so easily misled because they feel, but do not think, may adopt a system or other of social and political intercourse to assuage this aching longing for freedom, but they will not get relieved of their torment, and finally will understand that it is our Ideal the only one that guarantees the inviolableness of human dignity. I do not despair, and less do I when I see young, beautiful souls like yours bravely guarding the purity of the Ideal. I have confidence in you. You may be left alone; all may desert you, for human cowardice always follows the line of less resistance, but you, I am sure, will remain firman eagle bidding the sparrows to become eagles themselves. Soar, soar my dear, beautiful young eagle, be yourself. Soar, soar, for the herd in order to see you, will have to raise their heads. Soar, soar, that the human beast be compelled to stand on its hind legs, and well erect and with its brow to the sun to see your beauty. Be yourself; if sophisticated human souls shun you as queer, or extravagant, for the poor herd cannot comprehend independent, fearless souls, do not grieve over your loneliness, go to the fields, and converse with your  sisters – the flowers; they are good, they do not shun you, and for your words of love they always have beauty and fragrance Alone? No; no one is alone in Nature’s bosom, provided one feels and thinks; provided one realizes his close kinship with bird and beast, and plant and tree; provided one understands that the Earth is a heavenly body also, and the comet is his brother, and the star his sister. Alone, when even the modest blade of grass shooting off the rock’s cleft or the crumbling wall send to one’s heart a thrill… Alone when the very bare cliff at one’s feet tells the story of our common origin, and one cannot but feel for it fraternity and love… Alone, when the ocean fills one’s bosom with the majesty of its mighty pulse… No: one is alone if he only understand Life…. This, be yourself. my beloved young eagle, that one day these sparrows, conscious of your serenity and grandeur, shall long to be eagles too… And now, I must say good-bye, for my cold? I am sorry to state that it loves my poor body for a shelter. If a young socialist. Thomas R. Sullivan, happens to see you, as he promised me before his release last Saturday, he will tell you my uninvited and undesirable guest makes me cough. But I feel well in other respects, and do not allow my eyes’ trouble to embitter my soul. I received letter from our beloved Erma. I will  write her next week with love to Erma. the rest of the comrades and you, I remain, as always you comrade who admires your rare devotion to our Ideal.

Ricardo Flores Magón

 

Leavenworth, Kansas, a 22 de febrero de 1921

Srita. Ellen White, Nueva York, N.Y.

Mi muy querida camarada:

Pese a que usted me aconseje abstenerme de contestar sus cartas para no lastimar mis ojos, me resulta imposible evitarlo. Es un placer escribir a quienes amo, y usted, Ellen, es una de ellos. Además —y esto puede aliviar sus temores— mis ojos no me duelen. De cuando en cuando siento una contracción, y eso es todo. En cuanto al médico, ha dejado de venir, y hace bien, porque por el momento no lo necesito, y sus visitas sólo causarían gastos absolutamente innecesarios, un despilfarro de dinero. Es preciso que las cataratas maduren por sí mismas y, mientras tanto, nada se puede hacer sino esperar.

Sí, supe que redujeron las sentencias de Mollie y los demás camaradas. Por lo que a mí toca, tras el resultado negativo en el caso de Rivera, no espero nada favorable. Sin duda a él lo consideraron un poco menos culpable que a mí, puesto que lo sentenciaron solamente a 15 años. Tal vez la nueva administración nos ponga en libertad, tal vez … Si así fuera, habría que atribuir el milagro más a la conveniencia que a la justicia.

Entiendo perfectamente su desilusión al comprobar cuantos camaradas respaldan al gobierno de Lenin y Trotzky. Yo, por supuesto, me opongo a la intervención aliada en Rusia. Tenemos que oponernos; pero, al mismo tiempo, es preciso evitar que demos la impresión [de respaldar la idea] de que la tiranía marxista sea un medio para acceder a la libertad. La tiranía sólo puede engendrar tiranía. Es mejor intensificar al máximo la propaganda de nuestro Ideal. Eso es lo más necesario porque somos muy pocos; y, si parte de nosotros malgasta su energía en divulgar el Maximalismo, nuestra causa sufrirá un retroceso terrible. Sí, mi buena Ellen, comprendo su disgusto; usted es pura, sincera y muy, muy inteligente. Pero no nos desesperemos. Aunque algunos, o muchos, de nuestros hermanos lleguen a perderse a la deriva, otros más vendrán a unirse a nosotros; y aun si nadie llega, tampoco debemos desesperarnos porque la intoxicación marxista desaparecerá tarde o temprano; y, una vez desintoxicadas, las mentes lúcidas adoptarán el Ideal del que habían renegado en su ebriedad. Nuestro ideal es inmortal porque es la expresión del anhelo de libertad, de libertad sin límites, del espíritu humano. Las masas pueden ser fácilmente engañadas porque sienten, en lugar de pensar; pueden adoptar cualquier sistema socio-político de relaciones como paliativo de su ansiedad punzante por libertad; no obstante, no aliviaran sus tormentos con eso, y terminarán por comprender que nuestro Ideal es lo único que puede garantizar la inviolabilidad de la dignidad humana. Yo no desespero. Menos aún cuando veo espíritus jóvenes y hermosos, como el suyo, que defienden valerosamente la pureza del Ideal. Confío en usted. Bien puede quedarse sola; bien pueden abandonarla los demás, puesto que la cobardía humana sigue siempre la línea de menor resistencia, pero usted, estoy seguro, seguirá siendo, inconmovible, el águila que conmina a los gorriones a convertirse, a su vez, en águilas. Elévese, remonte el vuelo, mi querida, mi hermosa joven águila, sea usted misma. Elévese, elévese, que así, los rebaños, para admirarla, tendrán que levantar la cabeza. Remonte el vuelo, elévese, para que la bestia humana tenga que pararse sobre sus patas traseras y, así, erguida y de cara al sol, admire tu belleza. Sea usted misma; y, aunque algunos espíritus humanos melindrosos la eviten por considerarla rara o extravagante —pues quienes forman parte de esas tristes manadas son incapaces de comprender a las almas independientes e intrépidas—, no lamente su soledad, vaya al campo y hable con sus hermanas, las flores; ellas son buenas, ellas no la abandonarán y siempre corresponderán con su bellezas, con su fragancia, a sus palabras de amor. ¿Sola? No; nadie, mientras uno sienta, nadie mientras piense, está sólo en el seno de la Naturaleza; mientras uno tenga conciencia de su íntimo parentesco con el ave, con la bestia, con la planta, con el árbol; mientras uno comprenda que la Tierra es también un cuerpo celeste y que el cometa es su hermano y la estrella su hermana. ¿Solos, cuando hasta la más modesta de las brizas de hierba, la que brota de la ranura de la roca o de las ruinas de las murallas, nos provoca un estremecimiento en nuestro corazón?… ¿Solos, cuando hasta el escarpado abismo a nuestros pies nos recuerda la historia de nuestro común origen, y uno no puede evitar sentir por él sino fraternidad y amor?… ¿Solos, cuando el océano colma nuestro pecho con la majestad de sus poderosos latidos?… No. Nadie está solo mientras comprenda a Vida … Por eso, sea usted misma, mi queridísima aguilucha, pues, llegará el día en que, mirando su serenidad y su grandeza, también esos gorriones ansíen convertirse en águilas …

Tengo, ahora, que despedirme, pues mis alas no pueden desplegarse allende los confines de esta página. ¿Mi resfriado? Lamento tener que declarar que mi resfriado gusta de mi pobre cuerpo como morada. En caso de que Thomas R. Sullivan, un joven socialista, la visite, como me prometió antes de ser puesto en libertad el sábado pasado, él le contará cómo me hace toser mi indeseable huésped. Sin embargo, en otros aspectos, me siento bien, y no permito que las molestias de mis ojos amarguen mi espíritu.

Recibí carta de nuestra queridísima Erma. Le escribiré la próxima semana.

Con mi amor para Erma, para el resto de los camaradas y para usted, quedo, como siempre, su camarada que admira su excepcional devoción por nuestro Ideal.

Ricardo Flores Magón


1 Mollie Steimer, Jacob Abrams, Hyman Lachowsky y Samuel Lipman, sentenciados por violación al Acta de Espionaje por distribuir folletos en contra de la intervención militar norteamericana en Rusia en 1918. Sus sentencias fueron de 15 a 20 años de cárcel. Todos ellos, a excepción de Abrams, quien murió a causa de la golpiza que le propinaron los policías tras su arresto, fueron deportados a Rusia el 24 de noviembre de 1921.
Fuente: IIIS

Penitenciaría Federal de los Estados Unidos. Leavenworth, Kansas

Febrero 24 de 1921
Gus Teltsch.
Lake Bay, Wash.

Mi querido camarada:

Recibí oportunamente tu querida carta del 31 de enero último. Las noticias de Austria1 son sencillamente desconsoladoras. Realmente es asombroso que el hombre pueda soportar sufrimientos extremos sin ser arrojado a la protesta y a la revuelta. El milagro debe honrar a la obediencia, vicio practicado continuamente y predicado persistente durante miles de años. Obediencia, ésta es nuestra maldición. Presumo que la población no tiene la fe en el sistema capitalista; sin embargo, todavía se cuelga a él … por causa de la obediencia. Este sistema los condujo al matadero; los sangró, los hizo morir de hambre; llenó sus hogares de luto, y sus gargantas de sollozos y su ojos de lágrimas…y sin embargo no desobedecen: la tradición los ata a sus amos más efectivamente que las presentes cadenas.

Simpatizo enteramente contigo, mi querido Gus: están sufriendo tus seres queridos, y eres impotente para prestarles la ayuda requerida. Comprendo tu dolor. Entre tú y los que amas se encuentra algo más inaccesible que el océano y el espacio: la pobreza… Tu querida madre ha perdido ya su poder de razonar… ¡No hay que asombrarse! ¿No ha  vivido ella durante los últimos siete años en un remolino de locos acontecimientos? Ella vio una zarpa horrible, negra y cruel, levantarse y extenderse desde las regiones oficiales en busca de carne, de carne saludable,  carne humana joven; acabándose de declarar la guerra, el Estado, el moderno Moloch, estaba necesitado de carne tierna para su sostenimiento, prestigio y grandeza… y ella vio esta zarpa arrancar de sus brazos, una tras otra, aquellas partículas amadas de su corazón: ella sufrió cien agonías para que nacieran los seres cuyas cunas ella meció al compás de arrullos, en los cuales fundió toda su ternura materna, mientras en su cerebro aleteaban débilmente las alas rosadas de sus sueños… ¿No es esto bastante para volver loca a una persona? ¿Fue para eso, para una posible destrucción de la carne de su carne y la sangre de su sangre que ella tocó las puertas de la muerte para darles nacimiento? Y después de meses, tal vez de años de expectación ansiosa, de ese diario escudriñamiento en las páginas de los periódicos en busca de la lista de los accidentes de la guerra, destrozado el corazón con los presentimientos y un nudo en la garganta, el hallazgo de los nombres queridos en la lista fatal… uno, muerto…; otro, herido…, otro… pero ¿quién puede comprender las agonías de un corazón maternal? ¿El Estado? ¡El Estado no tiene corazón!  ¿Tal vez los bandidos que hicieron posible la carnicería? Pero entonces, para estos distinguidos bribones cada gota de sangre humana, de sangre joven, roja y saludable, derramada en los campos de batalla, es tanto más cuanto dinero acuñado o billetes de banco para repletar hasta reventar sus ya congestionados cofres….¿El pueblo? El pobre rebaño está intoxicado con la bandera… ¡No! No hay uno que pueda comprender el dolor maternal en la embriaguez general de una orgía patriótica… ¿No es esto suficiente para trastornar la razón de uno, este carnaval absurdo, esta ostentación de júbilo, de rostros triunfantes que parecen recrearse en los dolores de uno? Y actualmente sucede así con la masas intoxicadas por las grandes utilidades que sacan los pillos de sombrero de seda. Y como si estas pruebas—¿qué digo?—estas monstruosidades no fueran suficientes para poner a prueba el más robusto de los cerebros, ahí viene el epílogo de la infame carnicería: ¡la miseria! Tu amada madre tiene que atestiguarlo y sufrirlo ella misma, aunque es la acreedora a todas las riquezas del mundo, que no son suficientes para cubrirle su inmensa pérdida… Ella sufre con el hambre, y todos los que la rodean; los que dependen del amado muerto sufren también hambre. Y la horrible pesadilla no tiene la duración efímera del verdadero dañoso sueño; dura semanas enteras, y meses y años, se prolonga por siglos… y el pobre cerebro ambulante sucumbe… Comprendo tu dolor, mi querido y noble Gus. Comprendo la tragedia de tu corazón. Y  a pesar de todo, eres tan abnegado que me has enviado dinero. Te ruego no me mandes ya más. Remítelo a Austria a tus amados. Yo  cuando menos, tengo asegurado mi pan. Las cosas que puedo obtener con dinero son meros lujos—fruta, tabaco, dulces, periódicos, revistas, etc.—Se puede vivir sin ellos, pero no sin pan, vestidos y casa.

Ahora debo terminar, pues ya sabes que sólo se me permite escribir dos páginas. Envío mi cariño a Kate, todos los buenos camaradas y a ti, mi querido hermano.

Ricardo Flores Magón
P. D. Con respecto a mis ojos, siguen más débiles. Para leer y escribir tengo que hacer uso de una lente de mucho aumento.


1 La firma del tratado de paz de Saint Germain ( 10 de septiembre 1919), selló el desmembramiento del Imperio Austro-húngaro y la formación de la república de Austria cuyos primeros años estuvieron marcados por las hambrunas, el desempleo y la emigración forzada.


Fuente: EIR

Leavenworth, Kansas, March 8th, 1921

Miss Ellen White
New York, NY

My dear comrade:

At least your welcome letter of the 3rd of this month came to my hands. I do not know whether I must charge the delay to those “blues” you speak of, or to an other reason. Those “blues” puzzle me -are you sick, my good Ellen? For I cannot understand how a young person may be afflicted with the “blues”, when he be sick. Certainly, to a sensitive person, and especially to an exquisite one as you are, our social life is far from being agreeable; but however ugly and distasteful this social life may be, it can never succeed in depressing one, if he only feels the urging of his shocked instincts to revolt, and acts accordingly. Then, his rebellion is his happiness; his rebellion against what there is of unjust and base in social relations, is his satisfaction. When one is sick, he feels the “blues”. Perhaps you are sick my dear Ellen. You are deprived of physical exercise. Do practice indoor exercise everyday. You can do it in your room before breakfast. Twenty minutes of these exercises every day, do wonders. I was an athlete when young, and thanks to this I am alive yet after so many troubles. Anyway, I am sorry to know you suffer from the “blues”, and more so when I cannot do anything for you… I hope, however, that your youth will finally overcome your physical illness, my beloved comrade.

The poem you copied for me is good, but, my inspired poetess, you write better, why? because you feel poetry. I do not fail to see that what the writer of the poem says is the truth, but it lacks in that elusive something which makes a word or a group of words steal into our beings and set them aquiver. Or is it that my esthetic taste is already jaded? This doubts assaults me at seeing your praise to the poem. Your talent is clear, your taste is pure, and fresh, and finally, you feel… you feel… Oh! I am losing my good taste. You cannot be mistaken. This poem has seized the flesh and the brain of a sensitive, yet it does not alter my pulse in the least. How sad! How sad not to feel with you. My taste is degenerating…. But, then, how is it that I love your poetry, That I feel your poetry, your poetry so pure as your unsophisticated heart? How I do remember that “rosy cloud drifting by…” you saw when overwhelmed by your “blues”… That is poetry! It did send a thrill to my heart, and actually throbs under the urge of the same thrill, whenever I recollect the happy image your delicate temperament flashed in your brain. Oh, my dear Ellen, I am so sorry I could not feel with you this time the beauty you found in Mr. Southworth’s poem “Aspiration”. And you took such pains in transcribing it for me. But please not to get disappointed with me. If I do not feel the poetry in “Aspiration”, your generosity in sending it to me, fills my heart with a poetic emotion… for poetic was your impulse, and this, the impulse, is what gratifies me, and gives me comfort, and turns me good -goodness is infections… goodness is contagious… You thought: “Aspiration” will give him a esthetic emotion”. “Aspiration” failed to do it, but your intention not…. Thanks, one thousand times, thanks, thanks, thanks…

Yes, March is with us, and with it a promise of warm days. It is an eventful month, indeed, of glorious remembrances, alas! and of mournful ones, too. Was not March, 1918, the month that witnessed the breaking of my wings that I could not fly anymore 1 , that  I had the crawl about under the feet of men and beasts? I have to charge this inglorious feast to the otherwise egregious month. Are you laughing at my megalomania? Laugh, my dear comrade, I would rather see you laughing however at my expense, than under the clutches of those confounded “blues”. Yes, March witnessed the humiliation of my soul. After three years, the spot on my shoulder upon which the hand of the arresting Marshall rested, as though to indicate that I no longer were a man, but a thing belonging to the state, still burns. I am a wild man, I am a son of Nature, thus I resent any attack made on my freedom. My soul is animated yet with the breath of the mountains which saw my advent into life -a healthy breath, an unpolluted breath. This is why I love Justice and Beauty; this is why I would everybody loved Beauty and Justice. And when on that eventful March they dragged me into an iron cage, they tried to stifle in me the breaths of the mountains, the breath of fiery independence. They do not realize that it is deep into my being, that it is my very being. Perhaps the one who shouted: “Give me liberty or give me death!” was a son of the mountains, too, for I can recognize in the unusual shout the roaring of their mighty tempests. March is eventful, indeed, though in various ways: sometimes, by a gesture of rebellion which seizes with terror the hearts of the oppressors and oppressed alike; and again, by the throwing of a liberty -loving soul into dark hole to rot and die…

But I must stop, I have to stop. If only my cold would stop its uninterrupted visits to me, too, and if those “blues” -which I would call “blacks”- would give a respite to your beautiful soul… Let us hope for the best, and now, good-bye, Ellen. Please remember me to all, all, all the comrades that are good comrades, including, of course, my beloved comrade Erma for whom I feel so much affection -she is so condorous and so sincere. For you, Ellen, I send a great comradery love.

Ricardo Flores Magón

 

Leavenworth, Kansas, 8 de marzo de 1921

Srita. Ellen White,
Nueva York, N.Y.

Querida camarada:

Por fin llegó a mis manos su carta del 3 de este mes. No sé si debo atribuir el retraso a una de esas “melancolías” de que usted habla o a alguna otra causa. Estas “melancolías” me desconciertan. ¿Está enferma, mi buena Ellen? Porque no consigo entender cómo una persona joven pueda ser víctima de “melancolías”, a menos que esté enferma. Cierto es que para una persona sensible, sobre todo si se trata de alguien tan delicado como usted, nuestra vida social está lejos de ser agradable; sin embargo, por más horrenda y repulsiva que pueda ser esta vida social, nunca conseguirá deprimirla mientras sienta que sus instintos irritados la mueven a rebelarse, y actúe en consecuencia. Y, haciéndolo, su rebeldía se convertirá en su felicidad; su rebeldía en contra de lo que de injusto y ruin tienen las relaciones sociales se convertirá en su satisfacción. Cuando uno está enfermo, se padecen “melancolías”. Quizás esté usted enferma, mi querida Ellen. No está haciendo ejercicio físico. Practique a diario el ejercicio bajo techo. Puede hacerlo en su habitación antes del desayuno. Veinte minutos al día de ejercicios hacen maravillas. Gracias a que de joven fui un atleta, sigo vivo a pesar de tantas dificultades. De cualquier manera, lamento saber que usted padece “melancolías”, más aún porque nada puedo hacer por usted… Espero, no obstante, que su juventud superará a sus malestares físicos, mi queridísma camarada.

El poema que copió para mí es bueno; no obstante, mi inspirada poetisa, usted escribe mejor. ¿Por qué? Porque usted siente la poesía. No dejo de reconocer que lo que dice el autor del poema es la verdad, pero carece de ese algo elusivo que hace que una palabra o un grupo de palabras penetre en nuestro ser y lo hagan estremecer. ¿O será que mi gusto estético estará ya desapareciendo? Esta duda me asalta al recapacitar en sus alabanzas al poema. Su talento es límpido, su gusto es puro y fresco, y, en suma, usted siente… siente… ¡Oh! ¿Estaré perdiendo mi buen gusto? Usted no puede estar equivocada. Este poema ha cautivado el cuerpo y el cerebro de alguien sensible; y, no obstante, a mí no me altera el pulso en lo más mínimo.¡Qué tristeza! ¡Qué triste es no sentir con usted! Mi gusto poético está degenerando… Pero, entonces, ¿cómo es posible que yo ame su poesía? ¿Cómo es posible que sienta su poesía, su poesía que es tan pura como su corazón que no conoce la sofisticación? ¡Cuánto recuerdo esa “nube rosada alejándose…” que usted vio mientras estaba melancólica…! ¡Eso es poesía! Comunicó a mi corazón un sobresalto, y realmente lo hace palpitar con igual estremecimiento cada vez que recuerdo esa feliz imagen que engendró en su cerebro su temperamento. ¡Oh, mi querida Ellen! No sabe cuánto lamento no poder esta vez compartir con usted la belleza que encontró en el poema del Sr. Southworth “Aspiration” [“Aspiración”]. Y usted se tomó tantas molestias para transcribirlo para mí. Pero le suplico que no se sienta decepcionada de mí. No consigo sentir la poesía en “Aspiration”, pero su generosidad al enviármelo llena mi corazón de emoción poética… porque su intención fue poética, y esa intención es lo que me agrada y me consuela y me hace bueno, porque la bondad es contagiosa… la bondad es contagiosa… Usted pensó: “‘Aspiration’ le proporcionará una emoción poética”. Pues bien, “Aspiration” no consiguió hacerlo, pero su intención sí… Gracias, mil veces gracias, gracias, gracias…

Sí, marzo está entre nosotros, y trae consigo la promesa de días cálidos. Es, en efecto, un mes rico en acontecimientos, en remembranzas gloriosas, y también —¡Ay!— en recuerdos dolorosos. ¿No fue marzo de 1918 el mes que presenció la fractura de mis alas para impedirme seguir volando, y para que tuviera que arrastrarme bajo los pies de hombres y de bestias? Tengo que acreditar este infausto acontecimiento a este mes por lo demás egregio. ¿Se ríe de mi megalomanía? Ríase, mi querida camarada, prefiero verla reír, aunque sea a mi costa, que en las garras de esas malhadadas “melancolías”. Sí, marzo fue testigo de la humillación de mi espíritu. Han pasado tres años, y sigue quemándome ese punto de mi hombro en donde se plantó la mano del alguacil, como para indicar que había dejado de ser un hombre para convertirme en una cosa propiedad del Estado. Soy un hombre silvestre, un hijo de Naturaleza, y por eso resiento toda agresión en contra de mi libertad. Mi espíritu sigue animado por el aliento de las montañas que presenciaron mi advenimiento a la vida, un aliento saludable, un aliento inmaculado. Esta es la razón por la que amo a Justicia y a Belleza; es por esto que quisiera que todos amaran a Belleza y a Justicia. Y cuando, en ese agitado mes de marzo, me arrastraron hasta una jaula de hierro, intentaron arrancarme el hálito de las montañas, el aliento de mi indomable independencia. No se dieron cuenta de que está incrustado en lo más profundo de mi ser, que es mi ser mismo. Quizás quien gritó “¡Dadme libertad o dadme muerte!” también era un hijo de las montañas, porque puedo reconocer en su inusual exclamación el rugido de sus magníficas tormentas. Marzo es efectivamente rico en acontecimientos, aunque de distintas clases: unas veces tiene el gesto de rebeldía que aterroriza los corazones lo mismo de los opresores que de los oprimidos; otras, el prurito de arrojar a un espíritu amante de la libertad en una fosa oscura para que se pudra y muera…

Pero tengo que detenerme, debo detenerme. Si, por lo menos, mi resfriado también dejara de visitarme, y esas “melancolías” —a las que yo preferiría llamar “negruras”— le dieran un respiro a su hermoso espíritu… Esperemos lo mejor; y, ahora, me despido, Ellen. Por favor dé mis recuerdos a todos, todos, todos los camaradas que son buenos camaradas, incluyendo, por supuesto, a mi queridísima camarada Erma por quien siento tanto afecto por su candor y sinceridad. Para usted, Ellen, envío mi amor de camarada.

Ricardo Flores Magón


1 RFM y Librado Rivera fueron arrestados el 22 de marzo de 1918 bajo el cargo de sedición. Tras permanecer varias semanas en la cárcel  un gran jurado federal determinó su enjuiciamiento por los cargos mencionados en supra n. 21.


Fuente: IIIS

March 11, 1921

Mr. Ricardo Flores Magón,
PO Box 7,
Leavenworth, Kansas

My dear Mr. Magón:

I have this day received a letter from the new Attorney General 1 , confirming what the old Attorney General said, that is, that the application made by me for amnesty for you, for recommendation by the Judge and District Attorney, was adverse 2 , and, as they state under their rules, is not entitled to be submitted to the President at this time and that no further action on the case is contemplated.

This does not mean, of course, that I shall not, besides adjutating 3 for amnesty in general, try to urge personal consideration in your case. In fact, I am writing a letter protesting against the rules in your case and in addition, I hope to be in Washington next week when I shall take the matter up personally. The mills of the gods grind slowly.

I have not heard anything new in reference to your eyes and hope they are getting along as well as can be expected.

I am ever

Sincerely yours

[Harry Weinberger]
Copy to [Hilda] Miles Kovner 4

 

11 de marzo de 1921

Sr. Ricardo Flores Magón,
Apdo. Postal 7,
Leavenworth, Kansas

Mi estimado Sr. Magón:

Hoy recibí carta del nuevo Procurador General61 confirmando lo dicho por el anterior Procurador General, o sea, que la solicitud de amnistía que yo presenté en su favor fue rechazada, por recomendación del Juez y del Fiscal de Distrito62, y que en este momento, conforme a sus normas y procedimientos, no se justifica que sea sometida a la consideración del Presidente ni se contemplan otras acciones en este caso.

Esto, por supuesto, no significa que, además de adjurar63 una amnistía general, yo no promueva el apremio a una consideración personal de su caso. De hecho, estoy escribiendo una carta 5 protestando en contra de las normas, por lo que se refiere a su caso y, además,  espero tratar personalmente el asunto en Washington, en donde estaré la próxima semana. Los asuntos, en palacio, van despacio.

No he tenido más noticias acerca de sus ojos; espero que estén tan bien como es de desear.

Quedo de usted, como siempre,

atentamente.

[Harry Weinberger]
c.c.p.: [Hilda] Miles Kovner.


1 “Replying to your letter of February 26, 1921, to the then Attorney General Palmer relative to the case of Ricardo Flores Magón, an inmate of the Leavenworth Penitentiary, I have to state that the recommendations received on Magon’s application for executive clemency are adverse and, under the rules, it is not entitled to be submited to the President at this time. No further action on the case is contemplated.”  Trad. “En respuesta a su carta del 26 de febrero de 1921 al entonces Procurador General Palmer en relación al caso de Ricardo Flores Magón, preso en la penitenciaría de Leavenworth, tengo que informarle que las recomendaciones recibidas para la solicitud de clemencia ejecutiva a Magón le son adversas, y, bajo las reglas vigentes, no amerita por el momento ponerla a consideración del Presidente. No se contempla ninguna otra acción en este caso.” (Harry M. Daugherty a Harry Weinberger, 7 de marzo de 1921;  HWP; caja 22).
2 El fiscal de distrito, había escrito: “[RFM] no deberá ser liberado hasta que aprenda que en nuestro país cualquier cambio puede hacerse por el pueblo si la mayoría del mismo lo desea por el voto y no por la bala […] es un hombre peligroso porque se aprovecha de la ignorancia y la estupidez de la población mexicana. (William H. Palmer a F. H. Duehay, 6 de septiembre de 1918 (Parole Record File No. 14596 Leavenworth, Bureau Prison).
3 Dice: “adjutating” (sic). Posiblemente se trate de errata o falso derivado de “adjure, adjuring”: to entreat or request earnestly (Suplicar, solicitar formalmente). (N. del Tr.)
4 Hilda Kovner, co-fundadora del Comité de Defensa y Alivio de Presos Políticos junto con Rose Bernstein. Véase n. 18.
5 “In answer to your letter of March 7th, re Ricardo Flores Magon, in stating that no further action is contemplated because the recommendations for executive clemency are adverse, I wonder whether by any possibility you have given any personal consideration to this case and whether you know that this man has already gone blind on one eye and will be totally blind on the other shortly, and whether you know that his general health is bad. I believe he is suffering from diabetes and rehumatism and that, in addition to being a political prisoner sent to jail for the expression of opinions, which I beleive were not even a violation of law, with his extreme age plus his wife and children, his case calls for a reconsideration by you an ignoring of any hard and fast rules that cannot and ought not apply to political cases.” Trad. “En respuesta a su carta del 7 de marzo, referente a Ricardo Flores Magón, en la que manifiesta que no se contempla acción futura porque las recomendaciones para la clemencia ejecutiva le son adversas, me pregunto si hay alguna posibilidad de que usted considere personalmente este caso, y si usted sabe que este hombre esta ciego de un ojo y que pronto estará totalmente ciego del otro, y que su condición de salud general es mala. Creo que sufre de diabetes y reumatismo, además de que es un prisionero político enviado a la cárcel por la mera expresión de opiniones, lo que considero que ni siquiera es una violación a la ley, dada su edad avanzada así como a su mujer e hijos, su caso reclama de una reconsideración de su parte y que se deje a un lado cualquiera normas duras y expeditas que no pueden ni deben ser aplicadas en casos políticos. “ (Harry Weinberger a Harry M. Daugherty, 11 de marzo de 1921;  HWP; caja 22).


Fuente: HWP

Leavenworth, Kansas, March 22nd, 1921

Miss Ellen White
New York, NY

My dear comrade:

Yes, I understand; it is, if not impossible, very hard for you to write me oftener. You are not the owner of your time. Pardon me if I ever suggested you to write me frequently. I was as unmindful, and selfish , and cruel like a child. The baby demands what he wishes, without pausing to think whether the satisfaction of his desires might entail pain or any kind of discomfort to others. But then, the baby is only a baby, while I…. Here it was when I needed one of those laughters of yours to awake me to my senses.

You say that ¨ there may still be some hope ¨ for me to be released. I fail to see it, my good Ellen. Everything indicates that there is no more hope. I have just received from Mr. Weinberger copy1 of a reply given him by the Attorney General regarding my case as considered on the ground of my being sick. The of the reply made me smile. The essence of the reply is in its meaning this: ¨ True, Magón is sick, but he can live a few more years yet, and so he must pay to justice those few years, at least. ¨  Mr. Weinberger says that he is trying to get an appointment to see the Attorney General. I appreciate Mr. Weinbergers  efforts to get me free, but I do not see how might the succeed when there is a determination in keeping me here. The Attorney General does not mention at all the report made by the prison physician at McNeil Island to the department of justice, in 1918, as to my being afflicted with diabetes and rheumatism.2 It is true that my urine was examined here in September, 1920, and in the report made on the 13th of the same month the urine appears to be normal, but can this be taken as a proof as to the sickness having been cured? Any doctor can say that diabetes is an incurable disease. The emissions of sugar whit the urine temporally disappear in this strange disease, but the malady remains just the same. This low pressure of my blood, this anemic condition of mine, as reported by my actual physician on September 13th, 1920, cannot be accounted for by the diabetes? And what of the rheumatism that still pains me, and this eternal cold which never heals? Please inform Mr. Weinberger of all this, my good Ellen, not that he may argue in my favor with the Attorney General, for all argument is useless when there is a determination to be reason, but in order that my friends should know the truth. As you see, I am not only losing my eyesight, but I am afflicted with other diseases. My spirits, however, are high. I am not in  the least depressed though I know that I am to die here, within prison walls, far away from the tender creatures who love me, and sweetened my life, and with me used to dream…. I am an eagle fallen on the swamp. My wings are forever broken so as not to leave this ante-room of Death. But I have other wings which on one can break, and I soar, soar, soar, and my lofty place I see what the ones who trimmed my pinions fail to…. But let us pass to a pleasantest subject. I am disgusted with this horrible letter I have been writing to you on illness and other human miseries, so unfit to be mentioned in what should be an answer to the beautiful, poetic conceptions expressed in your dear letter of the 13th of this month. You succeeded, beloved comrade, in trapping the splendour of the spring-day to send in to me. The whole letter is the charm of spring sublimed through your exquisite temperament… Yet, you complain not to be an artist. Ungrateful creature! Would mother Nature be lenient to this daughter of hers, who is so fastidious as to deny what she so bountifully bestowed upon her: artistic temperament. You are an artist, Ellen, otherwise you would have not been able to catch, and to enclose into a letter the glamour of the hour. Are not in these serried lines I have in front of me, the gods which surrounded you at the time of writing me? If not, what is it that glitters in them, and cheers the heart like a friendly smile? And these words, do you pretend to make me believe that they are sweet by themselves, and not because you dipped your pen in the blue to trace them? And you say you are not an artist. Perhaps you do not know it – has the flower conscience of its perfume and beauty? But oh! the space left is growing shorter. How remorseful I feel for having wasted it with the prose of my infirmities…. I promise not to do it again, not to disgrace any more these two pages with so hideous a subject. Your sunshine must be corresponded with sunshine. And now, good-bye. It is time for me to go into bed to be free. While asleep I am free; on, blessed night!

That your letter is long? No, no, no; but now that you have explained me how hard it is for you to write on account of not being the owner of your time, I  do not want to be exacting. Write whenever you can, and short, without any sacrifice, though your long letters do me so much good…. I send my love to our Erma, and all the other good comrades, and to you.

Ricardo Flores Magón

Leavenworth, Kansas, a 22 de marzo de 1921

Srita. Ellen White,
Nueva York, N.Y.

Mi querida camarada:

Sí, lo comprendo; si no imposible, sí le es muy difícil escribirme con más frecuencia. Usted no es dueña de su tiempo. Perdóneme si he llegado a sugerir que me escriba más seguido. Fui desconsiderado, egoísta, cruel como un niño. Un bebé exige lo que desea sin detenerse a considerar si la satisfacción de sus deseos pueda provocar dolor o cualquier clase de perjuicio a los demás. Pero, en fin, un bebé no es más que un bebé; mientras que yo… Y, al llegar a este punto, fue cuando más necesité de una de esas carcajadas de usted para devolverme la sensatez.

Me dice que “todavía puede haber alguna esperanza” de que yo sea puesto en libertad. No consigo verla, mi buena Ellen. Todo indica que ya no hay esperanza. Acabo de recibir del Sr. Weinberger copia de la respuesta que le envió el nuevo Procurador General relativa a mi caso después de considerarlo a la luz de mi condición de enfermo. La lectura de su contestación me hizo sonreír. El sentido de su respuesta, en esencia es el siguiente: “Cierto, Magón está enfermo; pero todavía puede vivir unos cuantos años más y, por lo tanto, debe pagar a la justicia por lo menos esos pocos años.” El Sr. Weinberger dice que va a intentar concertar una cita con el Procurador General. Yo le agradezco al Sr. Weinberger sus esfuerzos por conseguir mi libertad, pero no veo como pueda conseguirlo mientras exista la determinación de mantenerme aquí. El Procurador General no alude de ninguna manera al informe que envió el médico de la cárcel de Isla McNeil al Departamento de Justicia en 1918, certificando que yo padecía de diabetes y reumatismo. Es verdad que, en septiembre de 1920, mi orina fue examinada aquí, y que se establece que su estado es normal en el reporte elaborado el 13 del mismo mes; no obstante, ¿podría esto tomarse como una prueba de que mi enfermedad ha sido curada? Cualquier médico sabe que la diabetes es un padecimiento incurable. En esta rara enfermedad, las emisiones de azúcar en la orina pueden llegar a suspenderse eventualmente, pero la enfermedad sigue presente de todos modos. Y, mi diabetes, ¿no podría ser la causante de la hipertensión de mi sangre ni de mi condición anémica, según certificó mi médico actual el 13 de septiembre de 1920? ¿Y qué decir del reumatismo, que sigue martirizándome, y de mis eternos resfriados que nunca llegan a sanar? Le ruego, mi buena Ellen, que exponga todo esto al Sr. Weinberger; no para que lo argumente en mi favor al Procurador General, porque todo argumento es inútil cuando se está determinado a permanecer sordo a las razones; sino para que todos mis amigos puedan saber la verdad. Como puede constatar, no sólo estoy perdiendo la vista, sino que estoy acosado por otras enfermedades. Mi ánimo, no obstante, está alto. No estoy de ninguna manera deprimido en lo más mínimo, a pesar de que sé que he de morir aquí, tras los muros de la prisión, lejos de las tiernas criaturas que me aman, que han endulzado mi vida y que, conmigo, solían soñar… Soy un águila caída en el pantano. Rotas para siempre mis alas para impedirme salir de esta antesala de Muerte. Pero, a pesar de todo, yo tengo otras alas que nadie puede romper; y vuelo, vuelo, vuelo; y, desde mis elevadas cimas, contemplo lo que no pueden ver aquellos que han trasquilado mi plumaje.

Pero pasemos a un tema más agradable. Me repugna esta horrible carta que le he estado escribiendo acerca de enfermedades y otras miserias humanas, cuya alusión es tan impropia para corresponder a los hermosos y poéticos conceptos que usted expresa en su carta del 13 de este mes. Consiguió, queridísima camarada, capturar el esplendor de ese día primaveral para enviármelo. La carta, toda, tiene el encanto de la primavera sublimado por su temperamento exquisito… Y, pese a ello, usted —¡Ingrata criatura! —, se queja de no ser una artista. Que madre Naturaleza tenga clemencia con esta su hija, caprichosa al grado de negar loque de ella ha recibido a raudales: temperamento artístico. Usted, Ellen, es una artista, de otro modo, nunca habría podido capturar y condensar en una carta el encanto de la hora. ¿Acaso no están, en las apretadas líneas que tengo frente a mí, los oros que la rodeaban en el momento en que me estaba escribiendo? Si no es así, ¿qué es, entonces, lo que refulge en ellas, y alegra el corazón como la sonrisa de un amigo? Y sus palabras, ¿pretenderá hacerme creer que son dulces por sí mismas, y no porque usted haya sumergido su pluma en el azur para trazarlas? Y, aún así, usted insiste en negar su calidad de artista. Que lo ignore, es posible. ¿Es consciente la flor de su perfume y de su belleza? Pero —¡Cuidado!— el espacio de que dispongo está menguando. ¡Qué arrepentido estoy por haberlo desperdiciado con el prosaico recuento de mis achaques… Prometo no volver a hacerlo; prometo nunca más despilfarrar estas dos páginas en un tema tan repugnante. Sus rayos de sol tienen que ser correspondidos con otros semejantes. Y ahora, me despido. Ha llegado para mí la hora de ir a la cama para ser libre. Cuando duermo, soy libre. ¡Oh, bendita noche!

¿Que su carta es extensa? No, no, no; pero ahora que me ha explicado lo arduo que le resulta escribirme por no ser dueña de su tiempo, no quiero ser exigente. Aunque sus largas cartas me hagan tanto bien, escríbame siempre que le sea posible, y hágalo brevemente, sin sacrificarse.
Le envío mi amor a nuestra Erma y a todos los demás camaradas y a usted.

Ricardo Flores Magón


1 “Replying your letter of March 11, 1921, concerning the physical condition of Ricardo Flores Magon, I have to state that the prison physician reported under date of September 13, 1920, that Magon has immature cataracts in both eyes, with vision of 10/200, now corrected by glasses to 20/100, which makes it possible for him to read coarse print without serious dificulty. He says the cataracts are not as yet sufficiently advanced to secure the most favorable results by operation. With respect to Magon’s general physical condition, the prison physician reported that it was very fair; that his nervous system was good; urine analysis showed nothing abnormal; blood pressure slighty low; his heart and other organs normal, and his mentality properly active. He also stated that while the prisoner was slightly anaemic, he was not enough to as to make it matter of consequence. The prison physician in a subsequent report dated Juanuary 28, 1921, states that the condition of the cataracts and the physical and mental condition of the prisoner were the same as stated in his previous report of September 13, 1920. I do not see that there is anything in the prisioner’s present physical condition to change the conclusion reached by me in my letter to you of March 7, 1921, that no furhter action on the case is contemplated.” Trad. “ En respuesta a su carta de 11 de marzo de 1921, respecto a la condición física de Ricardo Flores Magón, tengo que señalarle que el médico de la prisión reportó el 13 de septiembre de 1920, que Magón tiene cataratas inmaduras en ambos ojos, con una visión de 10/200, corregida ahora por lentes a 20/100, lo que le permite leer tipografía grande sin mucha dificultad. Señala que las cataratas no están suficientemente avanzadas para asegurar los mejores resultados en una operación. Con respecto a la condición física general de Magón, el médico de la prisión reporta que es bastante buena: que su sistema nervioso es bueno; un análisis de orina no muestra nada anormal; la presión arterial está un poco baja; su corazón y otros órganos normales, y su actividad mental correctamente activa. También declara que, aunque el prisionero está ligeramente anémico, no lo está suficientemente como para que sea ésta una cuestión de consecuencias. El médico, en un reporte subsecuente fechado el 28 de enero de 1921, declara que la condición de las cataratas y la condición física y mental del prisionero eran las mismas que las señaladas en su reporte previo del 13 de septiembre de 1920. No veo que haya nada en la presente condición física del prisionero que cambie la conclusión a la que llegué en mi carta a usted del 7 de marzo de 1921: que no se contempla acción alguna en el caso.”  Harry M. Daugehrty a Harry Weinberger, 15 de marzo de 1921;  HWP; caja 22).
2 Vidsupra, n. 3.


Fuente: IIIS

Leavenworth, Kansas, March 24th, 1921

Mrs. Winnie E. Branstetter
Chicago, Illinois

My dear comrade:

However late, this is to correspond to your greetings, beloved comrade. How long is it since I saw you last? It was last December, yet it seems to me it was long ago when your tiny, charming personality flashed past me. You have been sick… How bas it is. Bad for you and your beloved ones, and bad for me and the oppressed in general. Are you feeling better now, my dear comrade? I hope you do, I wish you do.

Sick as you have been, you have not forgotten us, mindful friend. I chanced to see an article written by you, and published by the Labor Advocate. I am thankful to you, beloved comrade, for your generosity. The light you did shed upon my case, helps one. Very few persons know that I exist at all, and still less are cognizant of my being here, and why.

Perhaps you are in communication with Mr. Harry Weinberger. If so, you must know by this time that the new Attorney General ruled against my case about two weeks ago, on the ground the Judge and the District Attorney of my trail oppose to my release. Mr. Weinberger reargued calling the Attorney General’s attention upon my physical condition1 to which the latter replied2 in many words what in substance is this: that I am not already blind, nor in an agonizing condition. What do you think of it, my dear friend?

Thus, my fate is sealed. I have to die within prison walls, for I am not forty-two, but forty-seven years old, my good comrade, and a twenty-one year sentence is a life-term for me. I do not complain  against my fate, however. I am receiving what I have always gotten in my thirty years of struggling for Justice: persecution. I knew since the first that my appeals to brotherhood and love and peace, would be answered by the blows if those interested in the preservation of conditions favorable to the enslaving of man by man, I never expected to succeed in my endeavor, but I felt it to be my duty to persevere, conscious that sooner or later humanity shall adopt a way of social intercourse with love as a basis. Now I have to die a prisoner, and under the sway of my growing infirmity. Before I be dead, darkness will have enshrouded me with a night without moons nor stars, but I do not regret it -it is my share in the great enterprise of hastening the advent of Justice, the … to unknown goddess. My present and my future are dark, but I am certain of the bright future which is opened to the human race, and this is my consolation, this certainty comforts me. There will not be babies whining for milk, there will not be women selling their charm for a crust of bread; competition and enmity will give way to cooperation and love among human beings. Will not this be great? As a lover of the Beautiful I exult at this prospect. Hitherto Man has wronged the Beautiful. Being the most intelligent animal, the one most favored by Nature, Man had lived in moral and material filth. Deceit and treachery have been the key of success, and treachery and deceit are plied to by those on top of the social structure, alas! and by those below, too, thus making of social life a pandemonium in which shrewdness and artfulness triumph upon honesty  and decency. Who is he who feeling like a human being does not feel his dignity outraged at the sight of such a regression to animal ferocity  and cunning? Are not his brothers these whom swallow in the swamp? In not hither degradation his degradation as well? In the midst of the splendors of Nature. Man cuts a sorrowful figure. Man is a disgrace to her beauty. When all things and beings on Earth honor the Sun displaying their beauty to its light, Man has nothing t exhibit but his totters and his mange. And I feel ashamed of this. A lover of Beauty. I resent this jarring of Man in the harmony of creation.

This letter is already too long, and I am let of wasting your valuable time, my dear comrade, but I have something to tell you. By a letter a comrade wrote to Rivera, I am informed that you know of a pension the Mexican Chamber of Deputies voted in my favor. It is true, my beloved comrade, but did not accept the pension. I, of course appreciate the generous motives which prompted the Deputies to decree it; I am most thankful but I cannot accept a money was taken from the masses by means of taxation. Should the people have sent it directly, I would proudly have taken it.

Now, I must close. Please pardon the length of this letter. Next time I shall write shorter. Give my fraternal greetings to the good comrades, and you, please accept my comradery love.

Ricardo Flores Magón

Leavenworth, Kansas, a 24 de marzo de 1921

Sra. Winnie E. Branstetter,
Chicago, Illinois.

Mi querida camarada:

Si bien tardíamente, ésta es para corresponder, mi muy querida camarada, a sus buenos deseos. ¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que la vi? Pese a que fue apenas el pasado diciembre, tengo la impresión de que fue hace mucho tiempo cuando su pequeñísima, encantadora personalidad cintiló a mi lado. Ha estado enferma… [¿]qué tan seriamente[?]. Es de lamentar para usted y para sus seres queridos; y de lamentar para mí y para todos los oprimidos. ¿Ya se siente mejor, mi querida camarada? Espero que así sea; que así sea, es mi deseo.

Y aún así, tan enferma como ha estado, usted no se olvida de nosotros, generosa amiga. Tuve la fortuna de leer un artículo escrito por usted, y publicado por el Labor Advocate67Le quedo sumamente agradecido, muy querida camarada, por su generosidad. Las luces con que usted ilumina mi caso, lo ayudan a uno. Muy pocas son las personas que saben siquiera de mi existencia, y muchas menos aún las que tienen conocimiento de que yo estoy aquí y por qué.

Tal vez esté usted en contacto con el Sr. Harry Weinberger. Si tal es el caso, estará ya enterada de que el nuevo Procurador General dictaminó,68 hace unas dos semanas, en contra de mi caso en base a que el Juez y el Fiscal de Distrito encargados de mi proceso se opusieron a mi liberación. El Sr. Weinberger rearguyó69 ante el Procurador General poniendo énfasis en mi condición física; a lo que éste respondió extensamente lo que, en sustancia, es lo siguiente: que yo todavía no estoy ni ciego ni agonizante. ¿Qué le parece, querida amiga mía?

Así pues, mi destino está escrito. He de morir tras los muros de la prisión, pues no tengo cuarenta y dos, mi estimada camarada, sino cuarenta y siete años; y una sentencia de veintiún años, para mí, equivale a una cadena perpetua. A pesar de todo, no me quejo de mi suerte: recibo lo que siempre he recibido durante mis treinta años de lucha por la Justicia: persecución. Desde el principio supe que mis llamados a la fraternidad y al amor y a la paz serían correspondidos con los golpes de aquellos que están interesados en la preservación de las condiciones que auspician la esclavitud del hombre por el hombre. Nunca esperé tener éxito en mi cruzada, pero sentí que era mi deber perseverar, consciente de que la humanidad, tarde o temprano, emprenderá el camino de una convivencia social basada en el amor. Tócame ahora morir prisionero y agobiado por el agravamiento de mis padecimientos. Antes de mi muerte, las tinieblas me habrán envuelto en una noche sin lunas ni estrellas, pero no me arrepiento: esa es mi contribución a la gran empresa de apresurar el advenimiento de la Justicia, la [ofrenda] a la diosa desconocida. Sombríos son mi presente y mi porvenir, pero tengo plena confianza en el futuro esplendoroso que está al alcance del género humano y ese es mi consuelo, la certidumbre que me conforta. No más bebés llorando por leche, no más mujeres forzadas a vender sus encantos por un mendrugo de pan; rivalidades y enemistad darán paso a la cooperación y el amor entre los seres humanos. ¿No será esto maravilloso? Como amante de lo Bello, me regocijo por ello. El Hombre, hasta ahora, ha agraviado lo Bello. Siendo el más inteligente de los animales, el Hombre, el más favorecido por la Naturaleza, ha vivido hundido en el estiércol moral y material. Mentira y traición han sido las claves del éxito; traición y mentira que han sido puestas al servicio de quienes ocupan la cima de la estructura social y también de aquellos que están —¡Ay!— debajo, provocando así que la vida social se convierta en un pandemonio, en el que artimañas y argucias triunfan sobre la honestidad y la decencia. ¿Quién es aquel que, imbuido de los sentimientos propios del ser humano, podría dejar de sentir ultrajada su dignidad ante semejante regresión a la ferocidad y falta de escrúpulos propia de los animales? ¿Acaso no son sus hermanos aquellos que se hunden en el fango? ¿No es acaso la degradación de aquellos también su propia degradación? En el apogeo del esplendor de la Naturaleza, el Hombre ofrece una triste figura. El Hombre es una afrenta a su belleza. Mientras todas las criaturas de la Tierra honran al Sol exhibiendo su belleza a su luz, el Hombre no tiene otra cosa que ofrecer, a no ser sus titubeos y su sarna. Y esto me avergüenza. Como amante de lo Bello que soy, sufro por la forma en que el Hombre desentona en la armonía de la creación.

Esta carta ya se ha extendido demasiado, y detesto despilfarrar su valioso tiempo, mi querida camarada; tengo, no obstante, algo más que decirle. Supe, por una carta que un camarada escribió a Rivera, que usted está enterada de la pensión que la Cámara de Diputados mexicana votó en mi favor. Es verdad, mi queridísima camarada, pero yo decliné esa pensión. Obviamente agradezco los generosos motivos que movieron a los diputados para concedérmela; me siento profundamente agradecido, pero no puedo aceptar un dinero que no ha sido voluntariamente otorgado por el pueblo. Ese dinero fue extraído de las masas por medio de impuestos. Si el pueblo, directamente, me lo hubiera enviado, me sentiría orgulloso de aceptarlo.

Y, con esto, concluyo. Le ruego, disculpe la extensión de esta carta. Le escribiré más brevemente la próxima vez. Dé mis saludos fraternales a los buenos camaradas y usted, le ruego, reciba mi amor de camarada.

Ricardo Flores Magón


1 Vidsupra n. 65.
2 Vidsupra n. 66.


Fuente: AHSRE

Penitenciaría Federal de los Estados Unidos. Leavenworth, Kansas

Marzo 28 de 1921
Srita. Irene Benton
Granada, Minn.

Mi querida camarada:

Con sentimiento de vergüenza contesto la hermosa carta que fuiste tan bondadosa en dirigirme el 20 de febrero último, —pues me he demorado mucho; pero creo que no ignoras que no puedo escribir el número de cartas que quiera, sino solamente tres por semana. Tu carta, mi querida camarada, fue recibida con mucho gusto: ¡es tan sincera tan franca, tan amistosamente conmovedora en sencillez, que inmediatamente ganó mi simpatía y afecto hacia ti!  

¿Quisieras saber lo que más podría interesarme para escribirme sobre ese tema? Pues bien, escríbeme sobre cualquier asunto, todo me interesa; escríbeme lo que gustes.   

Cuando veo que vives en un hermoso lugar, al través del cual corre un arroyo y hay bosque y praderas; un bello sitio, en fin, pero que la gente que lo rodea es tan indiferente en general a los intereses vitales de la humanidad….Los describes como seres insensibles que  viven contentos con su situación, que no comparten nuestros sueños, y que ni siquiera los entienden. ¡Compadezco sinceramente a esas felices gentes que están tan ciegas que no ven lo que está pasando bajo sus narices! El golpe será insoportable para ellas cuando la fuerza de las circunstancias las obligue a abrir los ojos. ¡Qué diferente sería para ellas si tuviesen abiertos todos sus sentidos a los maravillosos acontecimientos que actualmente tienen en convulsión al mundo!  

Por la descripción que haces del lugar, comprendo que amas la Naturaleza. Ella está muy lejos de los centros densamente poblados, y aun a considerable distancia de la estación del ferrocarril… Me gusta un lugar como ése. ¡Se siente uno tan libre! Y además, ese arroyo… No se por qué los arroyos y los ríos despiertan en mí tan fuertes emociones. ¿Será por sus guijarros? Tal vez; porque cada uno de esos guijarros tiene su historia. Si pudieran hablar… Ellos dirían cómo en la noche del tiempo la acción de los elementos los arrancó de la madre roca y los arrastró de aquí para allá por siglos, por edades. Ellos son más antiguos que el hombre, y muchos han sido testigos de sus triunfos, ¡ay! y de sus tragedias también. No realmente por qué los arroyos y los ríos me llenan de ciertas emociones; quizá es por la música de sus aguas, que ora suspiran, ora murmuran palabras de cariño y de amor como lo hace mi alma, y otras rabian y rugen como todo mi ser ruge y  rabia bajo el azote de la tiranía. Cualquiera que sea la razón, amo los arroyos y los ríos, como amo los bosques, las praderas, las montañas, el mar y el azul . Todo lo hermoso encuentra simpatías en mi corazón. Quizás por esto soy un rebelde. Amo la belleza, y quiero la belleza para el hombre. Libertad es Belleza, y, por esto, me rebelo contra la tiranía, la cual es fealdad.

Deseo que el Hombre no sea una nota discordante, sino una parte armoniosa en la belleza que le rodea. ¿No se resienten las estrellas de brillar sobre las cabezas de los esclavos? ¿O piensa el Hombre que el oro y la púrpura del sol poniente forman el escenario apropiado para mostrar sus andrajos y sus cadenas? Me siento avergonzado del Hombre me siento deshonrado, y quizá esta es la razón por que lucho. Pero ahora no puedo luchar mis alas están  rotas, y dentro de poco tendré que caminar en una eterna obscuridad, y esto antes que muera. Entonces viviré en mis sueños, en mis sueños de belleza, que si llegarán a convertirse en realidad. El aire está cargado de posibilidades maravillosas; en el silencio de la noche me parece oír el rumor de los que cavan la tierra. ¿No es que se prepara la tumba para recibir los restos del viejo edificio que ya se desmorona? A cada momento viene a mi frente un hálito ardiente, como de la boca de un horno, y me pregunto si será el aliento de protestas que brota con rabia de todos los pechos honrados que se encuentran en la superficie de Tierra, y mi corazón se regocija con estos pronósticos de un gran futuro para la humanidad, un futuro de fraternidad, paz y amor: el triunfo de la Belleza.   

Ya tengo que concluir esta carta, porque solamente me dan permiso para escribir dos páginas.  

Te agradezco de todo corazón tus frases animadoras y de amistad, y las correspondo con todo mi afecto. 

Tuyo en la fraternidad universal.

Ricardo Flores Magón


Fuente: EIR

Penitenciaría Federal de los Estados Unidos. Leavenworth, Kansas.

Marzo 29 de 1921
Gus Teltsch
Lake Bay, Wash.

Mi estimado:

Ahora me refiero a tu querida carta del 12 de este mes, con la que recibí dos dólares. Gracias, querido amigo. Ya sabía de la muerte del camarada Kropotkine1 y ahora me informo que también tu querida madre murió. Tu reflexiones son correctas; ellos podían haber vivido más tiempo bajo circunstancias mejores. Su muerte no sido natural; ellos han sido asesinados por lo que tienen en sus manos ineptas el destino de la raza humana. Comprendo tu dolor, mi buen Gus. ¡Una madre es tan querida…! Su amor es el único del que puede uno depender en este huracán de intereses opuestos que llamamos vida social. No hay otro amor tan puro y tan abnegado. Uno puede olvidar a su madre, pero ella nunca olvida a uno; y cuando se encuentra uno afligido; cuando todos le huyen; cuando se encuentra solo en medio de gente indiferente; cuando todo el mundo lo deserta, ella es la única fiel, la única leal y  verdadera… Te acompaño en tu dolor, querido hermano. Tu pérdida no puede medirse; pero si tu corazón sufre con el peso de tu dolor, deja que tu cerebro trabaje libremente, y éste te dirá que seas razonable. ¡La Muerte emancipa! ¡La Muerte cura todos nuestros males! La Muerte nos da el descanso que no podemos gozar en vida. Tu querida madre no sufre ahora.

Si, es cierto que la cámara de Diputados de México votó una pensión para mí.2 Sin embargo, no la acepté, no porque no esté necesitado de dinero—el me hace falta,— sino porque provenía del Gobierno. Por esta pensión yo podría tener un dólar al día durante el tiempo que estuviere encarcelado. Rehusé el dinero por razón de ser yo anarquista y, de consiguiente, no creo en el Estado, en el cual tiene que subsistir con el dinero extraído de las masas por medio de las contribuciones. Hubiera venido este dinero directamente de los trabajadores, lo habría aceptado hasta con orgullo, como una prueba de cariño de mis hermanos. Pero aceptar un dinero que ha sido extraído de las masas pobres y sufridas, es lo que no puedo hacer. El dinero quemaría mis manos y pesaría sobre mi conciencia hasta mi último día. No obstante, aprecio la buena voluntad de quienes obtuvieron que fuera decretada esa pensión. Son socialistas y creen en el Estado, y para ellos, el dinero que entra al tesoro nacional no es mal habido. Tuvieron razón y fueron generosos al procurarme ayuda monetaria; pero también tengo razón al rechazar el dinero. Me alegro que seas de mi misma opinión.

Están llegando noticias muy halagadoras de Europa.3 La Justicia viene a nuestro planeta. ¿Cuánto tiempo retardará su aparición entre nosotros los mortales? Es una pregunta difícil de contestar; pero estoy satisfecho con saber que ha decidido hacer su viaje a la Tierra. De cualquier modo, ella pondrá sus pies en esta miserable Tierra tan pronto como la densa neblina de la superstición, los prejuicios, las tradiciones y las costumbres hayan desaparecido de las mentes de las masas, y las mentes, lenta pero seguramente, están disipando esa niebla. Los golpes asoladores del despotismo, los huracanes de la miseria  y el sufrimiento son excelentes limpiadores de cerebros nublados. El hombre es un animal muy estúpido; la razón no lo convence. Mientras tenga un mendrugo de pan qué llevarse a la boca, cree que habita el mejor de los mundos, y que todo marcha bien, y es tan conservador o más que el que tiene millones; pero cuando llega el día en que no puede obtener ni aun ese mendrugo y se encuentra en la alternativa de comer piedras o morirse de hambre, entonces él piensa. Tal vez tengo una opinión muy pobre de la dignidad que muestra el Hombre, pero no por esto es menos cierta. Desgraciadamente el Hombre recuerda que hay algo que se llama dignidad y vergüenza, no cuando su alma está herida, sino cuando gruñe su máquina digestiva. ¡Que horrible, que repugnante y degradante!

Ahora, mi querido Gus, debo terminar esta carta porque ya no me queda mucho espacio. ¡Ah, se me olvidaba decirte que nuestro querido amigo y camarada Nicolás T. Bernal está muy enfermo! Sufrió un ataque de parálisis en todo el cuerpo. Las contadas noticias que me han llegado respecto a su condición muestran que está grave, pues no puede ni comer. ¡Lo siento mucho! Nicolás ha sido un buen amigo mío, un hermano, y es una de las almas más puras que han abrazado nuestra doctrina de verdadera justicia y verdadera libertad. Tú tienes su dirección, la que te dí en una de mis cartas.

Da mis recuerdos a Kate y a todos los demás camaradas. Esperando tus gratas, quedo fraternalmente tuyo.

Ricardo Flores Magón


1 Piotr Kropotkine murió en las cercanías de Moscú el 8 de febrero de 1921.
2 Vidsupra n. 38.
3 Probable alusión a las huelgas obreras en Petrogrado que culminaron en la rebelión del los marineros de Kronstadt, ( febrero-marzo de 1921).


Fuente: EIR

Leavenworth, Kansas, April 5th, 1921

Miss Ellen White
New York, N. Y.

My dear comrade:

Your dear letter of the 29th of last March is beautiful, touching, and interesting. However I do not altogether partake of that Olympic contempt you have for words… Ungrateful creature. Were no words with a scared meaning what stole into your privileged brain, and kindled in it the Ideal which now urges you to action? Do you think that the Bastille was converted into a heap of reeking debris by the onrush of the Parisian mob? No, it was crushed down under a mountain of words patiently accumulated in one hundred years of incessant preaching. I understand your impatience, my good Ellen, impatience which drives you to minimize the power of words. We do not need to go so far back as 1789 to get a proof of the power of the words. Had the youth of America ever had any desire of participating in the late European shambles? No, but a deluge of words drove them to other shores, and kindled in their  throats a thirst for blood, for the blood of men they have never met before…. Words are powerful. The first step of every tyranny goes against freedom of speech for the tyrant knows that words are action in potentiality. The first duty of the vassal is to keep the mouth shut. “Do not murmur”- says the teacher; “Hush!”- shouts the despot. Our greatest task is one of education, and we need of words, words, and more words. It is not necessary to believe oneself an artist to attempt the task; what one need is to express with  sincerity what he feels and thinks, so as to infect others with the same feelings and thoughts. He who achieves this is an artist however imperfect the executions of the work may be. You say you are not an artist. Then, how is it that you infect me with your different moods? And if you infect me, how could you not infect many other people with that formidable passion for Freedom raging in your generous bosom? I really feel despondent when young people endowed with unusual powers let their arms hang declaring themselves impotent. You say you want to do things, yet when confronted with the very thing to be done that our cherished dreams should ever crystallize, with true oriental fatalism fold your arms, and bow your head sighing: “I cannot do it; I am not an artist”. What kind of expression, pray, do you need to possess that you should believe yourself an artist? By the letters you have written me during these last seven or eight months, I have become convinced that I am in correspondence with an artist, and an exquisite one. Of course, you are exceedingly modest, and I respect your feelings, my beloved comrade, but please do not pamper that modesty till the extent of allowing it to overpower you, and fetter you as effectively as real impotency does. You most be self-confident, Ellen; trust yourself! And now, to other subject.

By letters I have received from several comrades, I see that there is the believe that I am receiving money from Mexico. This believe comes out from the fact that some four or five months ago, the Mexican Chamber of Deputies voted a pension of a dollar a day in my favor for the time I should remain in prison. When notification of such action was made to me, I declined to accept the pension. Thus I have not received a single cent. When I rejected the money, I made it clear that I could not accept it because it was exacted from the people by means of taxation, and consequently I did not feel it to be my right to enjoy a money which was not voluntarily given away by the masses. I am telling you this, as perhaps  you, also, might have known of such pension.

I have not faith either in an early release, my good Ellen; but Time is passing, and he does not pass in vain. There is something in the air which makes me feel the imminence of great events, and thus, while I have not faith in my ever being released, I am almost certain of a great future for the human being. What yesterday was despondency, is now turning itself into resolution. Even upon the oriental races, whose love for Freedom lay buried under the dust accumulated by thousands of years of resignation, blows a breath of the spirit of protest now sweeping the world. God Capital bleeds to death after his last crazy adventure -it is a clear case of suicide-  and I hear the rumour of spades digging the grave where an indignant humanity will kick him down. The moment is solemn. The melodrama is about to end in tragedy. I can see the tatter already hoisted like a pennant of justice, and rallying to it all the unfortunates of Earth. For having predicted this cataclysm three years ago, I was condemned to spend in prison the remaining years of my life, yet it is coming as a result of the stupidity of those above.

Having no more space, I discontinue my reflections, and close this letter with love and best wishes for Erma, all the other good comrades, and you, my good Ellen

Ricardo Flores Magón
Please tell the “Freedom” friends I have not received the paper for February and March.

 

Leavenworth, Kansas, a 5 de abril de 1921

Srita. Ellen White,
Nueva York, N.Y.

Mi querida camarada:

Su apreciable carta del 29 de pasado mes es hermosa, conmovedora e interesante. En términos generales, sin embargo, no comparto su olímpico desprecio por las palabras… ¿Acaso, ingrata criatura, no fueron palabras de aterrador significado las que se introdujeron en su cerebro privilegiado para sembrar ahí el Ideal que actualmente la impulsa a la acción? ¿Cree acaso que la Bastilla fue convertida en un montón de ruinas informes por obra del asalto de las turbas parisinas? No, fue aplastada por el peso de una montaña de palabras pacientemente acumuladas a lo largo de un siglo de discursos incesantes. Comprendo su impaciencia, mi buena Ellen; una impaciencia que la empuja a minimizar el poder de la palabra. No es preciso ir tan lejos como 1789 para tener la prueba del poder de la palabra. ¿Acaso la juventud de los Estados Unidos deseaba participar en la reciente carnicería europea? No, pero un diluvio de palabras los empujó hacia otras costas, y sembró en sus gargantas una sed de sangre, de sangre de otros hombres a quienes nunca antes habían conocido… Las palabras son poderosas. El primer paso de toda Tiranía se dirige en contra de la libertad de expresión porque el tirano sabe que la palabra es acción en potencia. El primer deber del vasallo es el de cerrar la boca. “¡No cuchicheen!”, ordena el profesor; “¡Silencio!”, exclama el déspota. Nuestra tarea más importante es la educación, y necesitamos palabras, palabras y más palabras. No es preciso que uno se considere un artista para emprender la tarea; lo que es necesario es expresar con sinceridad lo que uno siente y piensa para contagiar a los demás los mismos sentimientos y pensamientos. Quien lo consigue es un artista por más imperfecta que pueda ser la ejecución de su trabajo. Usted niega ser una artista. Si así fuera, ¿cómo entonces sería posible que usted me contagiara sus distintos estados anímicos? Y, puesto que me contagia a mí, ¿qué razón habría que le impidiese contagiar a mucha gente más esa formidable pasión por Libertad que se agita dentro de su seno generoso? Realmente me descorazona ver a gente joven, dotada de capacidades excepcionales, dejar caer sus brazos, y declararse impotentes. Afirma querer hacer algo, pero al enfrentarse precisamente con aquello que hay que hacer para que cristalicen nuestros más caros anhelos, se cruza de brazos, inclina su cabeza y, con un auténtico fatalismo oriental, suspira: “¡No puedo hacerlo; no soy una artista!” ¿Qué clase de expresión —dígame por favor— necesita poseer para poder atribuirse a sí misma la calidad de artista? Por las cartas que me ha escrito a lo largo de estos siete u ocho meses, he llegado a la convicción de que sostengo una correspondencia no sólo con una artista, sino con una muy exquisita. Por supuesto, usted es excesivamente modesta, y respeto sus sentimientos, mi queridísima camarada; pero le suplico que no permita que esa modestia llegue al extremo de dominarla y subyugarla tan efectivamente como la auténtica impotencia puede hacer. ¡Tiene que tener confianza en sí misma, Ellen; crea en usted! Y, ahora, pasemos a otro tema.

Por cartas que he recibido de otros camaradas, me entero de que se cree que estoy recibiendo dinero de México. Esta suposición proviene del hecho de que la Cámara de Diputados mexicana aprobó hace cuatro o cinco meses concederme una pensión de un dólar diario durante el tiempo que permanezca en la cárcel. Cuando me notificaron esa decisión, me negué a aceptar la pensión. Así que no he recibido un solo centavo. Al declinar el ofrecimiento de dinero, aclaré que no podía aceptarlo porque esos fondos eran obtenidos del pueblo por medio de impuestos; y, por lo tanto, no consideraba tener derecho a disfrutar de un dinero que no me había sido otorgado voluntariamente por las masas. Le digo esto porque es posible que usted también haya sabido de esa pensión.

Tampoco confío en una pronta liberación, mi buena Ellen; el tiempo pasa, y no pasa en vano. Pero algo, en el aire, me hace sentir la inminencia de grandes acontecimientos; por eso, aunque no crea que algún día seré puesto en libertad, sí tengo casi la certeza en que un gran futuro aguarda al ser humano. Lo que hasta ayer era despotismo, hoy en día está transformándose en resolución. Incluso entre las razas orientales, cuyo amor a Libertad yacía enterrado bajo el polvo acumulado por miles de años de resignación, sopla el aliento del espíritu de protesta que está barriendo al mundo. El Capital, ese dios, se desangra mortalmente después de su aventura demente —un evidente caso de suicidio—, y escucho el rumor de las palas cavando la tumba en la que una humanidad indignada la arrojara al fondo. El momento es solemne. El melodrama está a punto de terminar en tragedia. Puedo ver al harapo izado como pendón de justicia, uniendo bajo su sombra a todos los desafortunados de la Tierra. Fue por haber vaticinado este cataclismo que fui condenado hace tres años a pasar los que me queden de vida en la prisión; y, sin embargo, como resultado de la estupidez de quienes están en lo más alto, la catástrofe está aconteciendo.

Ya no teniendo espacio, interrumpo mis reflexiones, y concluyo esta carta con amor y buenos deseos para Erma, todos los demás buenos camaradas, y para usted, mi buena Ellen.

Ricardo Flores Magón
Le ruego decir a los amigos de “Freedom” que no he recibido los periódicos de febrero ni de marzo.


Fuente: IIIS

April 6th, 1921

My dear Nicolás:

It is with a feeling of relief that I am answering your very dear and welcome letter of the 26th of last March, by which I am informed of the crisis in your sickness having passed, though, unfortunately, leaving you exhausted and tired. Carmen’s comradery behaviour in assisting you during your illness in most praiseworthy. I am glad to hear that the worst of your physical troubles has passed, and I am confident that your youth will help you in a speedy recovery of your health.

Yes, my good Nicolás, I have received several letters to which it has been impossible for me to correspond individually, but on account of your illness I did not want to you to answer them for me. However, being that you ask me for them, I pass to tell who the comrades are who have written me, that you may acknowledge them receipt of their letters. As there are now correspondents, please tell them that I am allowed to write but three letters a week, but I can received as many letters as my friends should send me.

You may send to our San Luis Potosí comrades the articles, stories, speeches you like most, dear Nicolás, as I have no clear memory of all I have written. Anita was notified a few days ago that she can attend your request. I received an encouraging letter from the comrades of “Ateneo Sindicalista de la Habana” whose fraternal sentiments I deeply appreciate. Their address is: “ Ateneo Sindicalista”, Figuras 35 y 37, Habana, Cuba. Letter from comrade George Sánchez, R. 2, Box 60, Robston, Texas, with friendly greetings. Letter from F. Jaúregui, Consulado México, Elduayen 20, Vigo, España. Jaúregui is an old friend of mine from whom I had not heared since 1905. Tell him that Enrique is not in prison. Letter from comrade Napoleón  García, Box 24, Herryville, La; he salutes and ask for Enrique’s address. Letter from comrade Ruby Herman, with salutation form her courageous husband, Emil, and the imprisoned comrades at McNeil Island, Three letters, and several postal cards from comrade Marie Rhein. Finally, a letter from our Tomás Farrel Cordero, dated in Mazatlán the 5th of last February, with fraternal greetings. His address is: Avenida Benito Juárez no. 41, Mazatlán, Sin. , México, but he wish that letters for him be sent to his mother in law, Mrs. Refugio R. de Muñoz, 3818 Compton Ave., Los Angeles, Cal., as she will forward them to him. He ask for information to work in our behalf. Tell him that Enrique is not here, but free since last September. These are the letters I have not answered. I am to glad to hear about comrade Ramírez, and as to comrade Ellen Pass, please ask her whether a letter I wrote to Joe on the first days of last March was received. To all these comrades I send my fraternal love with best wishes. Now, I am going to pass to another subject. Oh! my regards to comrade Ruiz, too.

You do not know yet that my New York friends demanded my freedom again from the government officials, on the ground of my growing infirmity. The new Attorney General, on the 15th of last March, 1 in substance answered the following: that though is true that I am going blind; I am not already blind; that though my health is not good in general, I am not as yet in agonizing condition and that being the Judge and the District Attorney of my trail opposed to my being released, I have to remain behind prison bars. Thus, there is no hope for one ever getting out, unless I should ask for a pardon, which is what they seek, and this is I will never do. You know why. my dear Nicolás, you know why.  It is not because I am brave, which I am not. I dread prison life. I feel miserable. A lover of the Beautiful, I am confronted with ugliness. Within prison walls I feel debased, and humiliated, but all the humiliation I suffer is not comparable to the one I would feel, had to get these gates opened for me at the cost of my honor. The dread of this suffering is what gives me the appearance of a fearless fighter.

It is time to close this letter. Be a good cheer. Time is passing, and does not pass in vain. There is something stirring in the bosom of the masses. What is it? It is a fecund craving for freedom? No; they have never know what freedom is to feel a thirst of it. It is a feeling of uneasiness which has seized them. They do not know what is it, though they presume that something is wrong. Alas! it encouraging that at last they should feel dissatisfied. Dissatisfaction is fruitful, and I see with joy this fecund malady infecting even the most patient and resigned races of the world. There is hope! Cheer up!

Please give my fraternal love to Carmen and Jesús, and all the other good comrades. Hoping that your next letter will bring the happy news of your complete recovery, and with a fraternal embrace, I remain

Fraternally yours,

 

Penitenciaría Federal de los Estados Unidos. Leavenworth, Kansas

6 de abril de 1921

Mi estimado Nicolás:

Con un sentimiento de tranquilidad, estoy respondiendo a tu muy apreciada y bienvenida carta del 26 de marzo pasado, por la que me enteré de que lo más crítico de tu enfermedad ha pasado, aunque desgraciadamente te haya dejado exhausto y débil. Es muy meritorio el amistoso comportamiento de Carmen al cuidarte durante tu enfermedad. Me alegra saber que lo peor de tus padecimientos físicos ha pasado, y confío en que tu juventud contribuirá a la pronta recuperación de tu salud.

En efecto, mi buen Nicolás, he recibido varias cartas a las que me ha sido imposible responder en forma individual; sin embargo, en consideración a tu enfermedad, no quisiera que las contestaras en mi nombre. Pero ya que me tú me lo pides, te informo acerca de los camaradas que me han escrito para que puedas acusarles recibo de sus cartas. Como ellos quieren entablar correspondencia, diles por favor que sólo estoy autorizado a escribir tres cartas por semana, pero que puedo recibir cuantas cartas quieran enviarme mis amigos.

A nuestros camaradas de San Luis Potosí, puedes enviarles los artículos, relaciones, discursos que tu prefieras, mi estimado Nicolás, pues no recuerdo con precisión todo lo que he escrito. Anita 2 recibió instrucciones hace unos días para que te proporcione lo que le solicites. Recibí una carta muy estimulante de los camaradas del “Ateneo Sindicalista de la Habana” cuyos sentimientos fraternales agradezco; su domicilio es: Figuras 35 y 37, Habana, Cuba. Carta del camarada George Sánchez, R. 2, Box 60, Robston, Texas, con saludos amistosos. Carta de F. Jáuregui, Consulado de México, Elduayen 20, Vigo, España; Jáuregui es un viejo amigo mío de quien no tenía noticias desde 1905; dile que Enrique no está en la cárcel. Carta del camarada Napoleón García, Box 24, Herryville, La; envía saludos y pregunta por el domicilio de Enrique. Carta de la camarada Ruby Herman, con saludos de su valiente esposo Emil y de los camaradas presos en Isla McNeil. Tres cartas y varias tarjetas postales de la camarada Marie Rhein. Por último, una carta con saludos fraternales de Tomás Farrel Cordero, fechada en Mazatlán el 5 de febrero pasado; su dirección es: Avenida Benito Juárez No. 41, Mazatlán, Sin., México; pero desea que se le envíen sus cartas a su suegra, la Sra. Refugio R. de Muñoz, 3818 Compton Ave., Los Angeles, Calif., pues ella se las reexpedirá; pide información para trabajar con nosotros; dile que Enrique no está aquí, sino que fue puesto en libertad desde el pasado septiembre. Estas son las cartas que no he contestado. Me alegro de tener noticias del camarada Ramírez, y, por lo que toca a la camarada Ellen Pass, por favor pregúntale si Joe recibió la carta que le escribí a principios de marzo pasado. A todos estos camaradas les envío mi afecto fraternal y mis mejores deseos. Voy a pasar ahora a otro tema. Pero, ¡Ah! mis saludos también para el camarada Ruiz.

Aún no estás al corriente de que mis amigos de Nueva York solicitaron de nuevo mi libertad a los funcionarios del gobierno en consideración al agravamiento de mi enfermedad. El pasado 15 de marzo, el nuevo Procurador General respondió, en suma, lo siguiente: Que si bien es cierto que estoy perdiendo la vista, todavía no estoy ciego; que aunque mi salud no sea buena en lo general, no me encuentro aún agonizante, y que, puesto que el Juez y el Fiscal de Distrito de mi causa se oponen a mi liberación, tengo que seguir tras las rejas de la cárcel. Por lo tanto, no tengo esperanzas de llegar a salir algún día, a menos que solicite el perdón, que es lo que pretenden: pero eso es algo que yo no haré nunca. Tu sabes por qué, mi buen Nicolás, tu bien lo sabes. No es porque sea valiente, pues no lo soy. Detesto la vida carcelaria. Me siento miserable. Siendo un amante de lo Bello, estoy inmerso en la fealdad. Tras los muros de la prisión, me siento degradado y humillado; sin embargo la humillación que sufro no es comparable a la que sufriría si abriera estas puertas a costa de mi honor. El horror que me causa esa humillación es lo que me da la apariencia de guerrero temerario.

Ha llegado el momento de terminar esta carta. Anímate. El tiempo pasa, y no pasa en vano. Algo se está agitando en el seno de las masas. ¿Qué es? ¿Es un fecundo anhelo de libertad? No, la masas nunca han sabido lo que es la libertad, ni han sentido la sed de ser libres. Se trata de una sensación de desasosiego la que se ha apoderado de ellas. No pueden identificarla, pero sospechan que algo está mal. Pero—¡Oh!—es prometedor que, por lo menos, se sientan insatisfechas. La insatisfacción es fructífera, y observo con alegría que ese fecundo malestar esté infectando hasta a las razas más pacientes y resignadas del mundo. ¡Hay esperanza! ¡Animo!

Te ruego transmitir mi afecto fraternal a Carmen y Jesús, y a todos los demás buenos camaradas. Esperando que tu próxima carta me traiga la feliz noticia de tu completo restablecimiento. Me despido con un abrazo de hermano.

Fraternalmente.

Ricardo Flores Magón


1 Vidsupra n.66.
2 Refiérese a Ana Monreal.


Fuente: APEFM

April 14, 1921

Mr. Ricardo Flores Magón
PO Box 7
Leavenworth, Kansas

My dear Mr. Magon:

I have taken up your case personally in Washington and am of the opinion that will be reconsidered by the President. However, there is good hope for success and I shall advise you further.

With kindest regards, I am

Yours very truly,

[Harry Weinberger]

 

14 de abril de 1921

Sr. Ricardo Flores Magón,
Apdo. Postal 7,
Leavenworth, Kansas

Mi estimado Sr. Magón:

Presenté su caso personalmente en Washington y, en mi opinión, será reconsiderado por el Presidente. De cualquier manera, hay buenas esperanzas de éxito; lo mantendré informado.

Con mi mayor consideración, quedo de usted,

atentamente.

[Harry Weinberger]


Fuente: HWP

April 15, 1921

Mr. Ricardo Flores Magón,
P. O. Box 7,
Leavenworth, Kansas

My dear Mr. Magón:

I was one of the legal delegation that called on Daugherty to present the general question of amnesty and also spoke, besides other cases, about yours in particular. I then took the matter up with Mr. Stewart who has the thing in charge, as well as Mr. Turner, and there will be a reconsideration of your case. I do not know whether that may lead to immediate amnesty for you or whether it will just mean a reduction to a minimum time of your sentence.

I certainly do not intend to leave any stone unturned to obtain your release.

Yours sincerely,

[Harry Weinberger]

 

15 de abril de 1921

Sr. Ricardo Flores Magón,
Apdo. Postal 7,
Leavenworth, Kansas.

Mi estimado Sr. Magón:

Formé parte de la delegación legal que se reunió con Daugherty para presentarle el asunto de la amnistía en general, y también me referí, entre otros casos, al suyo en particular. Enseguida, traté el problema con el Sr. Stewart, quien está a cargo del asunto, así como con el Sr. Turner, y su caso será reconsiderado. No sé si esto pueda conducir a la amnistía inmediata para usted o si sólo conduzca a la reducción al mínimo del término de su sentencia.

Yo, por supuesto, no dejaré puerta sin llamar para conseguir su liberación.

Atentamente

[Harry Weinberger]


Fuente: HWP

Leavenworth, Kansas, April 20th, 1921

Miss Ellen White
New York, N. Y.

My dear comrade:

How unjust I was; but it all was through my stupidity; my good Ellen. Of course you do, do, do things; of course you have  no time to do more. How unjust, and cruel I was. To charge such splendid, intelligent, courageous, and active young comrade, as you are, with knowing nothing better than let her arms hang in sheer despair… Please tear my last letter up.

I have from you two beautiful letters dated 7th and 14th of this month, and some flowers… some flower that you were sending me at the time when on their way to you my reckless, inconsiderate words were traveling at great speed -the irony of Fate! The flowers, roses and violets, arrived dead, but even dead they were beautiful, with the soft charm of dead illusions and deceased hopes. You are mindful and nice, Ellen.            

Your letter of the 7th is so touching… How clearly can I see your sweet personality through its hastily written, uneven lines… It is lunch-hour. The “Place” is deserted except by one who dreams. Men and Nature seem asleep. In the stillness of the moment the dreamer dreams, pure dreams, sweet dreams, beautiful dreams. Her souls floats on the blue where her dreams float, making it difficult to discern in the wonderful crowd of gems swarming the space, the soul from the dream. And as the soul leisurely, wander among its creations, a strange melody comes from somewhere, a foreign melody, an exotic melody, a melody that smacks of white orange-blossoms and carnations red like blood. The melody flows, flows, flows. It is a melancholy melody, the plaint, perhaps, of a soul that mourns the absence of its mate, or, why not? the sighing of a heart aching for freedom. The melody, flows, flows, flows filling the space, reveling other worlds’ shores in its gigantic swelling, and toppling over hither and thither on the heavenly spheres like cascade of pearls on goblets of crystal, alas! the tears, perhaps, of a heart falling upon the corps of a dead illusion, or the drops of blood, dribbling from the old, unhealed wound inflicted to Man by Tyranny on the night of time. And the dreamer dreams under the spell of the magic melody. What the sweet creature dreams of being wooed under blue skies on palm shaded paradises? By her age anyone could presume she is dreaming of enchanted castles where the stones are princes waiting for a word of love to come into life again, handsome and resplendent like young gods. But no; the visionings of this dreamer are not the vulgar imaginings with which simple people lull children into sleep. It is the true conception of Life enjoyed without shackles what abodes in her privileged brain, and stimulated by the exotic melody, she kindly thinks of her old friend who rots alive in a dark hole which is neither Life nor Death. Thanks, thanks, my generous comrade.

I have received two letters from Mr. Weinberger speaking of his renewed efforts to bring about the release of all political prisoners, including myself. He thinks that my particular case may be reconsidered. Would you be so kind as to acknowledge him for me receipt of his letters, together with my appreciation of his inexhaustible kindness? You could, for instance, telephone him so as not to lose your valuable time nor to cause Mr. Weinberger lose his, which is valuable, too, for I am informed what a conscientious worker he is.

As to “Freedom“ from our Erma you may know by now that I finally received the March issue, not so the February one.

Now, I most close, my good comrade. It leaves me in high spirits. Life is reasserting herself. From top to bottom, or from bottom to top, as we would choose it, of the social body there is a stirring accusing the internal tragedy going on in the souls. The placid quietude in whose mists the souls slumbered for so long, is broken, and disquietude and misgiving have taken its place. Something is about to happen, something whose uncertainly chills the hearts of those who hitherto had been vile enough as not to feel in their souls the marks the whip impressed on their flesh, and of those who thought it their right, alas! even their duty to enslave the degraded masses. It is that Barbarism has reached the frontier where Civilization begins, and the two powers are confronting each other. The conflict is imminent. Hurrah! Hurrah!

My love to our beloved Erma, and all the comrades, and to you, my good comrade.

Ricardo Flores Magón
PS Could you get for me the “Judgement of Peace” by Andreas Latzko? I have read “Men in War”.

 

Leavenworth, Kansas, a 20 de abril de 1921

Srita. Ellen White,
Nueva York, N.Y.

Mi querida camarada:

¡Qué injusto he sido! Pero fue culpa de mi estupidez, mi buena Ellen. Por supuesto que usted hace y hace y hace cosas. Por supuesto que no tiene tiempo para hacer más. ¡Qué injusto y cruel he sido! ¡Acusar a tan espléndida, inteligente, valerosa y activa joven camarada —como es usted—, de no saber hacer otra cosa que dejar caer sus brazos en actitud de completa desesperación…! Le suplico que destruya mi última carta.

De usted he recibido dos bellas cartas fechadas el 7 y el 14 de este mes, lo mismo que algunas flores… unas flores que usted me enviaba al mismo tiempo que mis palabras temerarias e inconsideradas estaba en camino, viajando a gran velocidad. ¡Qué ironía del Destino! Las flores, rosas y violetas, llegaron muertas; pero incluso muertas son bellas, con el suave encanto de las ilusiones muertas y las esperanzas fallecidas. Usted, Ellen, es considerada y amable.

Su carta del día 7 es muy conmovedora… A través de sus renglones irregulares, apresuradamente escritos, puedo discernir con claridad su personalidad dulce… Es la hora del almuerzo. El “Lugar” ha quedado desierto, a excepción de alguien que sueña. Hombre y Naturaleza parecen adormilados. En el silencio del momento, la soñadora sueña, sueños puros, sueños dulces, sueños hermosos. Su espíritu flota en el azur en el que bogan sus sueños, dificultando diferenciar al espíritu del sueño en la maravillosa pléyade de gemas que pululan en el espacio. Y mientras el espíritu vaga a placer entre sus criaturas, una extraña melodía llega desde algún sitio, una rara melodía, una melodía exótica, una melodía que huele a blancos capullos de azahares y a claveles rojos como la sangre. La melodía fluye, fluye, fluye. Es una melodía melancólica, tal vez una queja de una alma que lamenta la ausencia de su compañera; o bien, ¿por qué no? El suspiro de un corazón anhelante de libertad. La melodía fluye, fluye, fluye, y llena el espacio alcanzando las riberas de otros mundos en su gigantesca expansión, derramando por todas partes sobre las esferas celestes, como una cascada de perlas en copas de cristal, tal vez—¡Ay!—las lágrimas de un corazón que bañan el cadáver de una ilusión muerta, o las gotas de sangre, que caen de la vieja herida aún sin restañar infligida al Hombre por Tiranía en la noche de los tiempos. Y la soñadora sueña hechizada por la mágica melodía. ¿En que sueña la dulce criatura? ¿En ser cortejada bajo el cielo azul de algún edén, a la sombra de las palmeras? Por su edad, se podría suponer que está soñando con castillos encantados en donde las piedras son príncipes, bellos y resplandecientes como jóvenes dioses que aguardan una palabra amorosa para retornar a la vida. Pero no es así. Las visiones de esta soñadora no son las vulgares imágenes con las que la gente simple arrulla a los niños para hacerlos dormir. Lo que puebla su cerebro privilegiado es la verdadera concepción de Vida disfrutada sin trabas; y, estimulada por la exótica melodía, ella amablemente piensa en su viejo amigo que se pudre vivo en una fosa oscura que no es ni Vida ni Muerte. Gracias, gracias, mi generosa camarada.

Recibí dos cartas del Sr. Weinberger en las que me informa de sus renovados esfuerzos para conseguir la libertad de todos los presos políticos, incluyéndome a mí. Piensa que mi caso puede ser reconsiderado. ¿Tendría usted la amabilidad de acusar recibo de sus cartas en mi nombre, y también de expresarle mi gratitud por su inagotable amabilidad? Tal vez podría llamarlo por teléfono para no hacerla perder su valioso tiempo ni tampoco el valioso tiempo del Sr. Weinberger, quien—según me han dicho—es un trabajador en extremo dedicado.

Por lo que toca a “Freedom”, por nuestra Erma ya sabrá que por fin recibí el número de marzo; no así el de febrero.

Debo terminar ahora, mi buena camarada. Quedo muy animado. Vida se renueva a sí misma. De arriba abajo o, si preferimos, de abajo arriba, del cuerpo social hay una irritación que manifiesta la tragedia interna que están sufriendo los espíritus. La plácida apatía en cuyas nieblas vegetaron por largo tiempo los espíritus, se ha roto para dar lugar a la inquietud y al recelo. Algo está a punto de suceder, algo cuya incertidumbre hiela los corazones de aquellos que hasta ahora habían sido tan ruines que no sentían en sus almas las marcas del látigo impresas en su carne, lo mismo que de quienes consideraban como un derecho y—¡Ay!—hasta como un deber el esclavizar a las masas degradadas. Barbarie ha llegado hasta la frontera en donde Civilización comienza, y esas dos fuerzas están enfrentándose una a otra. El conflicto es inminente. ¡Bravo! ¡Bravo!

Mi amor para nuestra queridísima Erma y para todos los camaradas y para usted, mi buena camarada

.
Ricardo Flores Magón.
P.S.: ¿Podría conseguirme “Judgement of Peace”, de Andreas Latzko? Leí “Men in War”.


Fuente: IIIS

April 25, 1921

Mr. Ricardo Flores Magón, U. S. Penitentiary Leavenworth, Kansas

My dear Mr. Magón:

The attached letter copy speaks for itself.1 I am putting the matter up to the President.

Will you let me have a statement re the 1914 offense mentioned? I presume that is in reference to the Mexican revolution.

Sincerely yours,

[Harry Weinberger]

25 de abril de 1921

Sr. Ricardo Flores Magón, Penitenciaría de los Estados Unidos, Leavenworth, Kansas.

Mi estimado Sr. Magón:

La copia de la carta adjunta75 es suficientemente explícita. Estoy sometiendo el asunto a la consideración del Presidente.

¿Podría usted hacerme llegar una declaración referente al escándalo de 1914 al que se alude? Supongo que se relaciona con la revolución mexicana.

Atentamente.

[Harry Weinberger]


1 “Replying to your letter of April 15, 1921, in further reference to the case of R. Flores Magón , I have to state that the Departament’s information is that Magon’s physical condition is such that it can be taken care of at the present time just as well at the penitentiary as on the outside. I do not see, therefore, that there is anything in his physical condition to warrant his release at this time. I note your statement that there is no more idealistic character in America than Magón, and that his character is beautifully illustrated by a letter written by him to Mrs. Winnie E. Bransttatter, a copy of which you enclose. To my mind his letter to Mrs. Branstetter rather indicates that he regards his prosecution by Government as persecution and makes it appear that he is a martyr. He, in no manner, evicens any evidence of repentance, but, rather prides himself upon his defiance of the law. My information is that the offense for which Magoon [sic] is now serving sentence is not only one that he has committed. He was formerly convicted in the United States District Court for the South Districit of California, at Los Angeles, for conspiring to hire and retain persons in the United States to enter service of foreign people as soldiers and was sentenced to one year and eleven months in the United States Penitentiary at McNeil Island, which sentenced he served, the same expiring January 19, 1914. With respect to the offence for which he is now serving, as I have already indicated to you in a former letter, the recommendations are all adverse. He is regarded as a dangerous man because of the seditious and revolutionary doctrines which he asserts and practices, and his determination not to abide the laws of this country. I am of the opinion, therefore, that until he indicates a different spirit that that expressed in his letter to Mrs. Branstetter he should at least serve until his parole period which will not be reached until August 15, 1925.” Trad. “Respondiendo a su carta del 15 de abril de 1925, en relación al caso de R. Flores Magón, tengo que declarar que la información del Departamento es que la condición física de Magón es tal que puede, en el presente, ser cuidada tanto dentro como fuera de la penitenciaría. No veo, por lo tanto, que haya nada en su condición física que justifique su liberación en este momento. Noto en su declaración que no hay personalidad más idealista en América que Magón, y que esa personalidad está bellamente ilustrado en una carta escrita por él a la señorita Winnie E. Branstatter, copia de la cual usted incluye. Para mi, su carta a la señorita Branstetter más bien indica que considera su enjuiciamiento por el gobierno como una persecución, y se hace aparecer como un mártir. Él, de ninguna manera, muestra evidencia alguna de arrepentimiento, sino que al contrario, se enorgullece de su desafío a la ley. Mi información es que el delito por el que Maggon [sic] está ahora purgando sentencia no es el único que ha cometido. Estuvo formalmente convicto en la Corte de Distrito de los Estados Unidos del Distrito Sur de California, en Los Ángeles, por conspirar para contratar y retener personas en los Estados Unidos para entrar al servicio de un país extranjero como soldados, y fue sentenciado a un año y once meses en la penitenciaría de los Estados Unidos de McNeil Island, sentencia que cumplió, cumpliendo la misma el 19 de enero de 1914. Con respecto al delito por el cual está sentenciado, como le he indicado en una carta anterior, las recomendaciones le son todas adversas. Es tenido como un hombre peligroso por las doctrinas sediciosas y revolucionarias que manifiesta y practica, y por su determinación a no someterse a las leyes de este país. Soy de la opinión, por lo tanto, que hasta que no muestre un espíritu distinto al expresado en su carta a la señorita Branstetter deberá permanecer preso hasta el momento de su libertad bajo palabra, el cual no se cumple sino hasta el 15 de agosto de 1925.” (Harry M. Daugherty a Harry Weinberger, 18 de abril de 1921;  HWP; caja 22).
Fuente: HWP

Penitenciaría Federal de los Estados Unidos, Leavenworth, Kansas.

Abril 28 de 1921
Gus Teltsch.
Lake Bay, Wash.

Mi querido Gus:

Llegó a mis manos tu espléndida carta de 9 del corriente, habiéndola leído con interés y delicia.

Tu aprobación, así como la de Nicolás y los otros camaradas de Atlanta1, de la actitud que tomé al rechazar la pensión que acordó en mi favor la Cámara de Diputados de México, me honra y me satisface. Gracias, muchas gracias, mis buenos amigos.

Tu carta es espléndida como dije antes. Trata de la vida, pero de la vida que se ve a través de un temperamento sano y bueno. Cuando hablas del Ideal, como de una luz que se debe de mantener alta, y muy alta para hacer que las vacilantes masas no se aparten del camino que conduce a la Libertad, das en la verdad del asunto. Sí, se debe tener cuidado en no bajar esta luz. Se debe de ayudar a las masas en sus esfuerzos para aligerar su carga; pero sin  que, al hacerlo, se suprima la luz del Ideal, sin comprometerlo, porque el Ideal no va a aligerar la carga, sino abolirla, a suprimir todas las cargas: las políticas, las morales y las cargas sociales para libertar al hombre.

Me conmueven profundamente sus deseos de que pueda yo tener la habilidad necesaria para soportar esta tormenta que me ataca por todas partes. Tengo la seguridad de que no hay tormenta suficientemente fuerte para hacer debilitar mi fe en los grandes destinos de la raza humana, y mi voluntad de sostenerme por esta fe. Por tanto, dejemos rugir a la tormenta; dejemos al odio, la estupidez y los prejuicios arrojar sus olas turbias contra mi voluntad. He resistido muchas tormentas. ¿Te he dicho alguna vez que el 16 de mayo de 1892, un populacho indignado me salvó, así como a cerca de sesenta estudiantes, de ser fusilados, amenazando el populacho atacar el Palacio Municipal de la ciudad de México en donde estábamos prisioneros, como resultado de una demostración, contra la dictadura de Díaz? 2 Esta fue mi primera experiencia en la lucha. Desde entonces mi vida ha sido un barco audaz, desafiador de toda clase de temporales y de mares borrascosos, encallando aquí, allá y acullá, bajo cielos sombríos, golpeado por los puños de los dioses del Firmamento, aporreado por el garrote de los dioses de la Tierra, para volver nuevamente a flote cuando parecía condenado a desaparecer para siempre a los ataques malvados y furiosos del odio, del celo y de la traición, y darse a la vela otra vez con su carga intacta de esperanzas, en busca de ese puerto que ha sido el sueño eterno de los humildes y los tristes: la Libertad; hasta que finalmente quedó encallado en esta grieta en donde serenamente espera su liberación: ¡la muerte!

El viaje ha sido largo, y el buque está ya deteriorado; pero en su fondo las queridas esperanzas viven una vida robusta, porque son el espíritu del Descontento, que acompañará al Hombre si desea marchar adelante. La Satisfacción no es un factor del progreso: es el Descontento el que lo crea y fertiliza. La Satisfacción engendra cerdos; el Descontento hace Hombres.

Ahora mi querido Gus, debo terminar esta carta. ¡Qué magnífica agitación del espíritu del Descontento sacude a todo el mundo! Puedo descubrir su poderosa vibración, que hace que las tradiciones, las preocupaciones, las costumbres y los prejuicios vayan tambaleando a sus tumbas como ebrios perdidos. Ya es tiempo que desaparezcan; el Nuevo Día está a punto de romper, y sería una desgracia para su gloria tener que desparramar su oro y su púrpura sobre estas horribles criaturas de la noche.

Recibe mil abrazos de tu hermano.

Ricardo Flores Magón

P.D. Hace unos cuanto minutos recibí una carta del señor Harry Weinberger, con una copia de una carta del nuevo Procurador General, en la cual dice que mi caso no merece ninguna consideración a causa de que no muestro arrepentimiento.

Pide una copia al señor Weinberger: 32, Union Square, Nueva York.


1 Probable alusión a Nicholas Zenn Zogg, encarcelado en la penitenciaría de Atlanta, Georgia, E. U. A.
2 Refiérase a la manifestación estudiantil realizada en esa fecha contra la segunda reelección sucesiva de Porfirio Díaz.


Fuente: EIR

Leavenworth, Kansas, May 3rd 1921

Miss Ellen White
New York, N. Y.

My dear comrade:

Your beautiful, dear letter of the 24th of last April was received with my usual appreciation, and read with delight and interest – it is do frank, son sincere. You do not conceal the emotions my words aroused in your sensitive being; instead you open your soul to allow me to look at its wonderful depths, and for such a privilege that but few mortals can enjoy, I am grateful to you, my dear, good comrade. How cheaply did I buy this privilege – a few scores of words! A few scores of words from me, and the massive gates with which Man hides from curious and irreverent eyes his inner world, were thrown open by you for me to see… At the brink of this infinite my heart stops its pulsations seized with awe and wonder  – there being nothing so boundless and immense as a soul, and nothing so entrancing as the sight of a great one. An admirer, or rather, a worshiper of Beauty, I stand emotionless before the magnificent view – to step into, or to recede from it would be a sacrilege. To the inexpert it is a chaos of colour and form, but he who understands sees in it Life her myriad manifestations, who has sought the refuge of a pure, brave soul to escape being desecrated by those who try to imprison her into the dry pages of the law-books. Thus before this repository of Life made a sacred shrine by her mere presence in it, I stand in ecstasies, bathed in its glory, while from the innermost depths of my being a melody ascends – a hymn to Beauty, to Beauty immortal and unpolluted – for so long as there be souls like yours wherein Life may take refuge, my Ideal of Beauty shall live! I have another letter from our Harry Weinberger. I say ¨ our ¨ , because you steem him, and you steem only what is good and nice. He accompanies copy of a letter 1 that under the date of April 18th, last, Mr. Daugherty, the new Attorney General, sent him regarding my case. How diametrically different you and Mr. Daugherty judge me. Your generosity makes you think my words enchanting…. yet, I failed to charm Mr. Daugherty. He thinks me “dangerous”…. and is of the opinion that a prison’s cell is the fittest place for me. The most degenerate and degraded criminals walk daily out of prison to continue their interrupted task of poisoning the people with all sorts of drugs, or of luring young maids into prostitution or of embezzling the poor’s hard earned money. The rapier goes out a free man that he many carry misery shame, and dishonor to homes otherwise happy but for him. “Justice” opens the prison’s gates for the banker to go out and resume his work of driving to pauperism and despondency hundreds and thousands of innocent people. For the assassin, too, there, is “Justice”, as though there were not enough blood daily spilled out all over the world, to make it imperative the letting loose of blood-thirsty characters. In fine, antisocial crimes are looked upon with benevolent eyes by “Justice”  but he who upholds an Ideal of  brotherhood, peace, and love is regarded dangerous, end kept pent up to rot and like a ferocious beast. My whole being shudders before this appalling corruption of the most elementary instincts that marked the departure of Man from the beast. When are we humans to stop this mad race toward the primeval darkness? From sociable animals we have turned individualistic monsters, and instead of stretching out our hands to take hold of a common banner of brotherhood and love, everyone hoists higher and higher the black pennant of egotism – each one for himself! Under these circumstances I am deemed dangerous, and my doctrine monstrous – the wolf hates to hear that his fangs should be extirpated… Thus for ferocity’s sake I must remain a prisoner. I do not complain – it is only natural for the hyena to believe it his privilege to feast on decaying flesh; those who strive at being wolves, have a right to, but for decency’s sake, do no cover such appalling regression to barbarism – if we have ever emerged from it, which I very much doubt – with the cloak of Justice.

As to the book The Judgment of Peace, 2 did not arrive. Instead, the old catalogue I am sending back to you, was delivered to me. I am ashamed that after having you taken so much pains in sending me the asked for book, it had got astray somehow. Perhaps your order was mixed up by some clerk or other. I am so sorry of haying caused this waste of money.

It is time to say good-bye, and I have not said all what I have to say, but my allotted space is waning and a stop is necessary. Please give my love to Erma and all our good comrades, and you accept it, as it is what my heart feels for those who are gentle, and good like you, my beloved comrade.

Ricardo Flores Magón

 

Leavenworth, Kansas, a 3 de mayo de 1921

Srita. Ellen White,
Nueva York, N.Y.

Mi querida camarada:       

Con el gusto de siempre, recibí su hermosa y apreciada carta del 24 de abril pasado; es tan franca y sincera que su lectura fue deliciosa e interesante. Usted no disimula las emociones que mis palabras han despertado en su sensibilidad y sí, en cambio, me abre su alma y me permite asomarme a sus maravillosas profundidades, un privilegio del que muy pocos mortales pueden disfrutar y por el que le quedo agradecido, mi querida y buena camarada. ¡Qué poco oneroso me resulta adquirir ese privilegio: apenas unas cuantas docenas de palabras! Tan sólo unas docenas de palabras por mi parte, y usted me abre las puertas masivas tras las cuales el Hombre oculta su mundo interior de las miradas curiosas e irreverentes para que yo pueda admirarlo … En el umbral de ese infinito, mi corazón deja de palpitar presa del asombro y lo maravilloso, puesto que nada hay más ilimitado e inmenso que el alma, nada más sobrecogedor que la contemplación de un gran espíritu. Como admirador, o mejor dicho, como adorador de Belleza, su magnificencia me paraliza: Ingresar en ese universo, lo mismo que alejarme, sería un sacrilegio. A los ojos del ígnaro, no representaría más que un caos de color y de forma, pero quien es capaz de entender ve en ello Vida en sus infinitas manifestaciones, Vida que se ha refugiado en un espíritu puro y valeroso para escapar de la profanación de aquellos que pretenden encarcelarla en las áridas páginas de los libros de la ley. Y así, ante este caudal de Vida, convertido por tu sola presencia en templo sagrado, yo quedo extasiado, inmerso en su gloria, al tiempo que de mi ser asciende una melodía—un himno a Belleza, a Belleza inmortal e inmaculada—porque mientras haya espíritus como el suyo, en donde Vida pueda encontrar refugio, ¡mi Ideal de Belleza vivirá!

Recibí otra carta de nuestro Harry Weinberger. Digo “nuestro” porque usted lo estima y usted no puede apreciar más que a quien es bueno y amable. Adjunta copia de la carta, fechada el pasado 18 de abril, que le remitió el Sr. Daugherty, el nuevo Procurador General, en referencia a mi caso. ¡De qué manera tan diametralmente opuesta me juzgan usted y el Sr. Daugherty! Su generosidad la hace pensar que mis palabras son encantadoras… no obstante, he sido incapaz de encantar al Sr. Daugherty. El me considera “peligroso”… y, en su opinión, el lugar mas apropiado para mí es celda carcelaria. Los más recalcitrantes y degenerados criminales abandonan a diario las prisiones para proseguir su interrumpida empresa de envenenar al pueblo con toda clase de drogas o de empujar a las doncellas a la prostitución o de apoderarse fraudulentamente del dinero de los pobres, tan duramente ganado. Al violador se le devuelve su condición de hombre libre para que pueda propagar la miseria, la vergüenza y el deshonor entre los hogares que serían felices sin él. “Justicia” abre de par en par las puertas de las cárceles al banquero para que salga y prosiga su labor de pauperización y desaliento en las que sumen a centenares y millares de gente inocente. También para el asesino hay “justicia”, como si no hubiera ya demasiada sangre regada a diario en todo el mundo, como si fuese imperativo dejar sueltos a todos esos individuos sedientos de sangre. En suma, “justicia” mira con ojos benevolentes a los crímenes anti-sociales; pero aquel que proclama un Ideal de fraternidad, de paz y de amor es considerado peligroso y mantenido encadenado para que muera y se pudra como si fuera una fiera salvaje. Todo mi ser se estremece ante esta espantosa corrupción de los instintos más elementales que determinaron la separación del Hombre de la bestia. ¿Cuándo, como seres humanos, pondremos fin a esta carrera demencial hacia las tinieblas primigenias? Después de haber sido animales sociales, nos hemos convertido en monstruos individualistas; y en vez de levantar los brazos para hacer ondear el estandarte común de la fraternidad y el amor, todos izan cada vez más y más alto el pendón negro del egoísmo: ¡cada quien para sí! En estas condiciones, yo soy considerado peligroso y monstruosa mi doctrina. El lobo detesta que le digan que sus colmillos serán extraídos… Y, por lo tanto, en aras de la ferocidad, yo tengo que seguir preso. No me quejo. Es natural que la hiena crea que tiene el privilegio de regodearse con la carroña. Todos aquellos que se empecinan en convertirse en lobos, están en su derecho de hacerlo; pero, en nombre de la decencia, que no disfracen semejante regresión a la barbarie—si acaso hemos salido de ello, lo que dudo mucho—con el manto de Justicia.

No ha llegado el libro “The Judgement of Peace” [“El Juicio de la Paz”]. En cambio, me regresaron el viejo catálogo que le estaba devolviendo. Me apena que, después de tantas molestias que usted se ha tomado para enviarme el libro que le pedí, de alguna manera se haya perdido. Algún empleado quizás traspapeló su envío. Siento mucho haberle causado este despilfarro de dinero.

Llega el momento de despedirme, y aún no le he dicho todo lo que quería decirle; pero se agota el espacio que me conceden, y es necesario terminar. Por favor, dele mi amor a Erma y a todos nuestros buenos camaradas y también acéptelo usted, ya que es lo que siento en mi corazón por todos aquellos que son amables y buenos como usted, mi queridísima camarada.

Ricardo Flores Magón.


1 vid. supra n. 75.
2 Andreas Latzko, Juicio de Paz (1920).


Fuente: IIIS

Leavenworth, Kansas, May 9th, 1921

Mr. Harry Weinberger, Counselor at law
New York, N. Y.

My dear Mr. Weinberger:

Your letter of the 25th of last April,1 and a copy of Mr. Daugherty’s letter2 to you, received.

You want me to furnish you with data regarding the sentence which ended on January 19th, 1914, but in order for you to judge whether I have been the victim of a conspiracy bent on keeping in bondage the Mexican peon, or not, I am going to furnish with you an abstract of the persecution I have suffered ever since I took refuge in this country. I must, before going any further, beg your pardon for my keeping your attention from other business undoubtedly more important than mine.

After years, many years of an unequal struggle in the press and the political clubs in the City of Mexico against the cruel despotism of Porfirio Díaz; after having suffered repeated incarcerations for my political beliefs ever since I was seventeen years old, and having almost miraculously escaped death at the hands of hired assassins on several occasions, in that dark period of the Mexican history when the practice of the government was to silence truth’s voice with the firing squad, or the dagger, or the poison; after the judiciary by judicial decree of June 30th, 1903, forbade me not only to write for my own journals but to contribute for other as well; having my printing plants successively been sequestrated by the government, and my life being in peril, I decided to come to this country, which I knew to be the land of the free, and the home of the brave, to resume my work of enlightenment of the Mexican masses.

The 11th day of January, 1904, saw set my foot on this land, almost penniless, for all what I had possessed had been sequestrated by the Mexican government, but rich in illusions and hopes of social and political justice. Regeneración made its appearance on American soil in November, 1904. On the following December, a ruffian sent by Díaz, entered in my domicile, and would have stabbed me by the back had it not be for the quick intervention of my brother Enrique, who happened to be near by. Enrique threw the ruffian out of the house, and showing that this brutal assault on my person had been prepared by certain authorities, and the possible failure of the ruffian’s attempt foreseen, at the falling of the latter on the sidewalk a swarm of agents of the public peace invaded the premises. Enrique was made prisoner and jailed, and finally condemned to pay a fine for disturbing the peace… Emboldened by the protection he enjoyed, the ruffian again forced his entrance into my house. This time I telephone the police; the man was arrested, and I was summoned to appear in court the following day early in the morning. When arrived at the police court, the man had already been released… Being my life [was] so lightly regarded by those who claim  to have been empowered with authority to safeguard human interest and life, I decide to move northward, and in February, 1905, Regeneración resumed publication at St. Louis, Missouri. In October, same year, trouble broke loose against me. A Mexican government official, by the name of Manuel Esperón y de la Flor, who maintained the worst type of slavery in the district under his command, for he used to kill men, women and children as feudal lords used to do, was chosen by Díaz to come and file against me a complaint for what he described to be a slanderous article which have been printed in Regeneración, and dealing with the despotism he displayed on the unfortunate inhabitants of the district under his control. A charge of criminal libel was preferred and I was thrown into jail with my brother Enrique, and Juan Sarabia. Everything in the newspaper office was sequestrated: printing plant, typewriter, machines, books, furniture and so on, and sold before a trail had taken place. A detail that illustrates the connivance between the Mexican and American authorities to persecute me may be seen in the fact that the postmaster at St. Louis called me to his office with the apparent purpose of getting from me some information as to the financial status of the newspaper, but in reality to let a Pinkerton’s detective see me, that he might identify me later on. The detective was already in the posterman’s office when I arrived there in compliance to his summon.. This same detective led the officers who arrested me. After months of languishing in a cell, I got released on bail, to find that the second class privilege of Regeneración had been canceled by the Postmaster General on the flimsy  pretext that more than half of the regular issues  of the newspapers circulated in Mexico, and that extradition papers were being prepared in Mexico to ask my delivery to the Mexican authorities. I paid my bondsman the amount of my bail, and on March, 19053, I took refuge in Canada, for I was certain that death awaited me in Mexico. At that time, the mere asking by Díaz for a man he wanted was enough to spirit a man across the line to be shot. While in Toronto, Ontario, Regeneración was being published in St. Louis. The Díaz’ agents found at last my whereabouts. I was informed as to their intentions, and evaded arrest by moving to Montreal, Quebec. Two hours after my having left Toronto, the police called at my abandoned domicile. I ignore until to-day how could Díaz throw the Canadian authorities against me.

While in Montreal, my Mexican comrades in Mexico were planning an uprising to overthrow the savage despotism of Porfirio Díaz. I secretly moved to the Mexican frontier on September, 1906, to participate in the generous movement. My presence at El Paso, Texas, though kept strictly unknown, was discovered by American and Mexican sleuths, who on the 20th of October, same year assaulted the room where I had to confer with some of my comrades. Antonio I. Villarreal, now Minister of Agriculture in Obregón’s Cabinet, and Juan Sarabia were arrested. I escaped. A price was put on my head. A twenty-five-thousand dollars’ reward was offered for my capture, and hundreds of thousands of leaflets bearing my picture and a description of my personal features were circulated throughout the Southwest and fixed in post office and conspicuous places with the temptive reward. I succeeded, however, in evading arrest until August 23rd, 1907, when with Librado Rivera and Antonio I. Villarreal I was made prisoner in Los Angeles, California, without the formality of a warrant.

The intention of the prosecutors was to send us across the border, this being the reason of their acting without a warrant, as they had done to Manuel Sarabia on June of the same year. Sarabia was one of my associates. Without a warrant he was arrested at Douglas, Arizona, by American authorities, and in the dead of night delivered to Mexican rurales4 who took him to Mexican side. The whole Douglas population arose against such crime, and the unrest which it produced was so intense, that Sarabia was sent back to the United States three or four days later, where he was immediately released. We avoided being kidnapped into Mexico by voicing in the street the intentions of our captors. A big crowd gathered, and it was necessary for our abductors to take us to the police station, and to rapidly manufacture a charge against us. Our lawyer, Job Harriman,5 got on affidavit, which I think was sent to the Department of Justice, wherein it is alleged that one Furlong6, head of a St. Louis detective’s agency, confessed that he was in the employment of the Mexican government and paid by it, and that it was his propose to kidnap us across the Mexican border.

Charge after charge was preferred against us, ranging in importance from resisting an officer to robbery and murder. All these charges were successfully fought by Harriman but in the meantime our prosecutors were forging documents, training witnesses, and so forth, until at length they finally charged us with having broken the neutrality laws by giving material assistance to patriots to rise in arms against Porfirio Díaz. The forged documents, and trained witnesses were examined the U. S, Commissioner at Los Angeles, and as a result we were, after more than twenty months incarceration in the County Jail, sent to Tombstone, Arizona, to be tried. The mere reading of the deposition made by the government witnesses before the U. S. Commissioner at Los Angeles, and then before the judge of our trail at Tombstone, shows that they committed perjury in either place and in both. Experts for the defense proved that the exhibit documents were gross forgeries. We were, however, sentenced to eighteen months imprisonment, which we served in Yuma and Florence, Arizona, being released on August, 1910, after three years spent behind prison’s bars.

Regeneración appeared again in September of the same you, this time in Los Angeles, California. On June, 1911, I was arrested with my brother Enrique, Librado Rivera, and Anselmo L. Figueroa,7 charged with having violated the neutrality laws by sending men, arms, and ammunition to those fighting in Mexico against that form of chattel-slavery known as peonaje8, which has been the curse of four-fifths of the Mexican population as everybody knows. Jack Mosby,9 one of the prospected witnesses for the prosecution, said on the stand that the U. S. District Attorney had promised him all kind of benefits if he perjured against us. Fake testimony was introduced by the prosecution, as proven by affidavits sworn by the witnesses after the trial was over, affidavits which must be on file in the Department of Justice, as they were sent there in 1912. In June, 1912, after a year of fighting the case, we were sent to McNeil Island to serve the twenty-three months imprisonment to which we were condemned, having been released on January 19th, 1914. Figueroa died shortly afterwards as of result of his imprisonment.

On February 18th, 191710, I was arrested with my brother Enrique, for having published in Regeneración articles against the treachery committed by Carranza11, then President of Mexico, against the workers, and for having written that the Mexicans who at that time were being assassinated by Texan rangers,12 deserved justice rather than bullets. I got a sentence of one year and one day, for I was expected to live only a few more months, having been taken from hospital bed to be tried. Enrique got three years. We appealed, and finally succeeded in getting bond, under which we were released pending the appeal.

On the 21st of March, 1918, I was arrested with Rivera, for having published in Regeneración the Manifesto 13 for which I was given twenty years imprisonment, and Rivera fifteen. The wording and meaning of the Manifesto were contoured as seditious by the prosecution, that is, as aiming at the insubordination and revolt of the military and naval forces of the United States. Any sensible person who happened to read the Manifesto would not draw such a conclusion, for in reality the Manifesto is only an exposition of facts, and a fair warning to all mankind of the evils those facts might produce. In one of its paragraphs it is clearly stated that no one can make a revolution on account of it being a social phenomenon. The Manifesto was aimed at the prevention of the evils a revolution carries itself -the revolution being regarded from a scientific standpoint as a world-wide inevitable result of the unsettled conditions of the world. The Manifesto does not refer in the least to the policies of the American government in the last war, nor gives aid and comfort to its enemies. It is neither pro-German nor pro-Allied, and does not single out the United States in its brief review of the world conditions. It was enough, however to secure for me a life term behind prison bar. The persecution, this time, was exceedingly severe. My poor wife, María, was incarcerated during five months,14 and is now free on bond awaiting trial, having notified my friends of my arrest, that they should assist me in my legal defense.

After reading this extremely long and dreadfully tedious statement of facts, how could any person believe that I have rightfully been prosecuted and in no ways persecuted? In each case, and in defiance of the law, bail has been fixed at enormous rates so as to prevent me of making use of the privilege. As to the veracity of my assertions, my honour as a life-long fighter for Justice is hereby solemnly pledged.

Mr. Daugherty says I am a dangerous man because of the doctrines I assert and practice. Now then, the doctrines I assert and practice are the anarchist doctrines, and I challenge all fair-minded men and women the world over, to prove to me that the anarchist doctrines are detrimental to the human race. Anarchism strives for the establishment of a social order based on brotherhood and love, as against the actual form of society founded on violence, hatred and rivalry of one class against the other, and of members of one class among themselves. Anarchism aims at establishing peace forever among all the races of the earth by the suppression of this fountain of all evils —the right of private property. If it is not a beautiful ideal, what is it? No one thinks that the peoples of the civilized word are living under ideal conditions. Every conscientious person feels himself shocked at the sight of this continual strife of man against man, of this unending deceiving of one another. Material success is the goal that lures men and women the world over, and to achieve it, no vilness is too vile, no baseness is too base as to deter its worshipers from coveting it. The result of this universal madness are appalling: virtue is trampled upon by crime, and artfulness takes the place of honesty. Sincerity is only a word, or at the most, a mask under which fraud grins. There is no courage to uphold the convictions. Frankness has desappeared, and deceit forms the slippery plane on which man meets man in his social and political intercourse. “Everything for success”, is the motto, and the noble face of the earth is desecrated with the blood of the contending beasts… Such are the conditions under which we civilized men live, conditions which  breed all sorts of moral and material torture, alas! and all sorts of moral and material degradation. At the correction of all these unwholesome influences the anarchist doctrines aim, and a man who sustains these doctrines of brotherhood and love can never be called dangerous by any sensible, decent person.

Mr. Daugherty agrees on my being sick, but he thinks that I can be taken care of my sickness in prison as it could be done on the outside. Environment is all-important in the treatment of diseases, and no one would ever imagine that a prison cell is the ideal environment for a sick man, and much less when the presence in prison of such a man, is owing to his having been faithful to truth and justice. The government officials have always said that there are not in the United States persons kept in captivity on account of their beliefs, but Mr. Daugherty says in his letter to you: “I note your statement that there is no more idealistic character in America than Magón, and that his character is beautiful illustrated by a letter written by him to Mrs. Winnie E. Branstetter a copy of which you enclose. To my mind his letter to Mrs. Branstetter rather indicates that he regards his prosecution by the Government as persecution, and makes it appear that he is a martyr. He, in no manner, evinces any evidence of repentance, but on the contrary, rather prides himself upon his defiance of the law… I am of the opinion therefore, that until he indicates a different spirit than that expressed in his letter to Mrs. Branstetter he should at least serve until August 15, 1925.” The quoted paragraphs, and the part of Mr. Daugherty’s letter in which he says I am regarded dangerous on account of my doctrines, are the best evidence that there are persons kept in prison owing to their social and political beliefs. If I believed that it is not prosecution but persecution what has been exerted against me; if I believed that the laws under which I was given a life term in prison was a good law, I would be set free, according to Mr. Daugherty. That law was undoubtedly a good law but to a few persons, those who had something to gain with its enactment. As for the masses, the law was a bad one, for thanks to it thousands of young American men lost their lives in Europe, many thousand more were maimed or otherwise incapacitated to earn a livelihood, and thanks to it the colossal European carnage where scores of millions of men where either slain or maimed for life, received momentous impulse and bred the tremendous financial crisis which is threatening to plunge the world into chaos. However, as I have stated before, I did not violate this law with the issuance of the Manifesto of March, 16th, 1918.

As for the matter of repentance to which Mr. Daugherty gives so much importance, I sincerly state that my conscience does not reproach me with having done wrong, and therefore, to repent of what I am convinced is right, would be a crime on my part, a crime that my conscience would never pardon me. He who commits an antisocial act, may repent, and it is desired that he repents, but is not fair to exact a vow of repentance from him who all he wishes is to secure freedom, justice, and well-being for all his fellow men regardless of race and creed. If someone ever convince me that it is just children starve, and that young women have to choose of two infernos one —prostitution or starvation; if there is a person, who could drive out of any brain the idea of not being honourable to kill within oneself that elementary instinct of sympathy, which prompts every sociable animal to stand by the members of its species, and that is monstrous that Man, the most intelligent of  beasts, have to wield the vile weapons of fraud and deceit if he wants  to achieve success; if the idea that man must be the wolf of a man enters my brain, then I shall repent. But as this will never be, my fate is sealed. I have to die in prison, brand like a felon. Darkness is already enshrouding me as though anxious of anticipating for me the eternal shadows into which the dead sink. I accept my fate with manly resignation convinced that someday, long perhaps after Mr. Daugherty and myself have breathed our last, and of what we have been there only remained his name exquisitely carved in a marble flag upon his grave in a fashionable cemetery, and mine, only a number, 14596, roughly scraped in some plebeian stone in the prison graveyard, justice shall be done me.

Begging your pardon for having wasted your time in reading this letter, and asking of you, if it is not abusing too much of your kind heartedness, to mail a copy of this letter, and a copy of that of Mr. Daugherty, to each of the following persons: Mrs. Winnie E. Branstetter, 220 Ashland Blvd., Chicago, Ill.; Miss. Ellen White, c/o Siegel, 119 Attorney St., New York City; Mrs. María B. Magón, c/o I. G. Pandit, 917 Bank Italy Bldg., Los Angeles, Cal.; Mrs. Irene Benton, Granada, Minn.; Nicolás T. Bernal, 1279 79th Ave., Oakland, Cal.; Joseph Pass, 2349 Fairview N., Seattle, Wash.; Gus Teltsch, Lake Bay, Wash.; and Mrs. Ruby Herman, Route # 3, Box 203, Everett, Wash. With many thanks for the activity you have shown on my behalf, I remain,

Sincerely yours,

Ricardo Flores Magón

Leavenworth, Kansas, a 9 de mayo de 1921

Sr. Harry Weinberger, Abogado,
Nueva York, N. Y.

Mi estimado Sr. Weinberger:

Acuso recibo de su carta del 25 de abril, así como de la copia de la carta del Sr. Daugherty a usted.

Me pide que le proporcione información acerca de la sentencia que culminó el 19 de enero de 1914; sin embargo, para que usted pueda juzgar si he sido víctima o no de una conspiración empeñada en mantener bajo el yugo al peón mexicano, me permito exponerle un resumen de la persecución de que he sido objeto a partir del momento en que busqué refugio en este país. Antes de proseguir, debo pedirle disculpas por distraer su atención de otros asuntos que, con seguridad, serán más importantes que el mío.

Tras muchos, muchos años de lucha desigual en la prensa y en los clubes políticos de la Ciudad de México contra el cruel despotismo de Porfirio Díaz; tras de sufrir, desde los diecisiete años de edad, repetidos encarcelamientos debido a mis convicciones políticas, y de haber escapado casi milagrosamente, en varias ocasiones, de morir a manos de asesinos mercenarios durante ese tenebroso período de la historia de México, en el cual, para silenciar la voz de la verdad, el gobierno recurría al pelotón de fusilamiento o al puñal o al veneno; tras de que la Magistratura, por decreto judicial del 30 de junio de 1903, me prohibió escribir no sólo en mis propios periódicos, sino hasta de colaborar con otros; tras de sufrir repetidas confiscaciones de mis imprentas por parte del gobierno y estando mi vida en peligro, decidí venir a este país, al que consideraba la tierra de los [hombres] libres y el hogar de los valientes, para proseguir mi labor de esclarecimiento de las masas mexicanas.

El undécimo día del mes de enero del año de 1904, puse pie en estas tierras. Prácticamente sin un centavo, porque todo lo que había poseído había sido confiscado por el gobierno mexicano; rico, sin embargo, en ilusiones y esperanzas de justicia social y política. “Regeneración“ vio la luz en suelo norteamericano en noviembre de 1904. Un mes más tarde, en diciembre, un rufián, enviado por Díaz, allanó mi domicilio, y me hubiera apuñalado por la espalda, a no ser por la rápida intervención de mi hermano Enrique, quien afortunadamente se encontraba cerca. Enrique expulsó de la casa al rufián, cuya caída en la vía pública provocó la aparición de una turba de agentes de policía que invadieron la casa, con lo que se puso de manifiesto que ese brutal atentado en contra de mi persona había sido preparado por ciertas autoridades y que había sido prevista la posibilidad de que el rufián fracasara en su intento. Enrique fue detenido, encarcelado y, por último, obligado a pagar una multa por alterar la paz pública… Envalentonado por la protección de que disfrutaba, el rufián de nuevo se introdujo por la fuerza en mi casa. Esta vez, llamé por teléfono a la policía; el individuo fue detenido y yo fui conminado a presentarme ante la corte a la mañana siguiente a primera hora. Cuando llegué a la corte policial, el hombre ya había sido puesto en libertad… Al constatar que mi vida era considerada con tanta ligereza por parte de aquellos que se ostentan como depositarios de la autoridad para salvaguardar los intereses y la vida de las personas, decidí trasladarme al norte y “Regeneración” reanudó su publicación en febrero de 1905, en Saint Louis, Missouri. En octubre de ese mismo año, los problemas se desencadenaron contra mí. Un funcionario del gobierno mexicano, de nombre Manuel Esperón y de la Flor, quien mantenía el peor tipo de esclavitud en el distrito que tenía bajo su autoridad, ya que acostumbraba asesinar a hombres, mujeres y niños, como solían hacer los señores feudales, fue designado por Díaz para venir y presentar una demanda en mi contra por lo que él describió como un artículo calumnioso publicado en “Regeneración” y que trataba del despotismo que el imponía a los infortunados habitantes de la jurisdicción a su cargo. Se me hizo responsable de libelo difamatorio, y fui encarcelado con mi hermano Enrique y Juan Sarabia. Todo fue confiscado en las oficinas del periódico: prensas, máquinas de escribir, libros, muebles, etc., y vendido aún antes de que el juicio hubiese tenido lugar. Un detalle que ilustra la connivencia entre las autoridades mexicanas y las norteamericanas para perseguirme se puede constatar en el hecho de que el Administrador de Correos de Saint Louis me convocó a su oficina con el supuesto propósito de solicitarme cierta información acerca de la situación financiera del periódico; pero, en realidad, para permitir que me viera un detective de [la agencia] Pinkerton, quien así podría identificarme más tarde. Cuando yo llegué, en cumplimiento del citatorio, el detective ya se encontraba ahí. Ese mismo detective fue quien condujo a los agentes que me detuvieron. Después de languidecer varios meses en una celda, fui puesto en libertad bajo caución, sólo para encontrarme con que el privilegio de segunda clase de “Regeneración” había sido cancelado por el Director General de Correos con el falaz pretexto de que más de la mitad de los tirajes regulares del periódico circulaban en México, y porque se estaban tramitando en México los documentos para mi extradición y entrega a las autoridades mexicanas. Resarcí a mi fiador el monto de mi fianza y, en marzo de 190580, me refugié en Canadá porque tenía la certeza de que la muerte me aguardaba en México. En esa época, el simple reclamo de una persona, por parte de Díaz, bastaba para que ese hombre fuera arrojado allende la frontera para ser muerto a tiros. Mientras [yo estaba] en Toronto, Ontario, “Regeneración” se publicaba en Saint Louis. Los agentes de Díaz finalmente descubrieron mi paradero. Fui informado de sus intenciones y evadí la detención trasladándome a Montreal, Quebec. Dos horas después de haber salido de Toronto, la policía se presentó en mi domicilio abandonado. Hasta la fecha ignoro cómo consiguió Díaz lanzar a las autoridades canadienses en mi contra.

Mientras permanecía en Montreal, mis camaradas mexicanos planeaban en México un levantamiento para derrocar el salvaje despotismo de Porfirio Díaz. Yo viajé en secreto hasta la frontera mexicana en septiembre de 1906 para participar en el generoso movimiento. Aunque mantenida en el más riguroso secreto, mi presencia en El Paso, Texas, fue descubierta por investigadores norteamericanos y mexicanos, quienes, el 20 de octubre de ese año, irrumpieron en la habitación en la que yo tenía que conferenciar con mis camaradas. Fueron detenidos Antonio I. Villarreal, actual Secretario de Agricultura en el Gabinete de Obregón, y Juan Sarabia. Yo escapé. Mi cabeza fue puesta a precio. Se ofreció una recompensa de veinticinco mil dólares por mi captura, y cientos de miles de octavillas con mi fotografía y una descripción de mis rasgos personales, en las que se ofrecía una atractiva recompensa, fueron distribuidas por todo el sudoeste y fijadas en las oficinas de correos y otros lugares públicos relevantes. Logré, sin embargo, evadir la detención hasta el 23 de agosto de 1907, cuando fui aprehendido, sin orden judicial, en Los Ángeles, California, en compañía de Librado Rivera y Antonio I. Villarreal.

Mis perseguidores tenían la intención de enviarnos allende la frontera, razón por la cual habían actuado sin orden judicial, como habían hecho con Manuel Sarabia en junio de ese mismo año. Sarabia había sido uno de mis socios. Las autoridades norteamericanas lo habían detenido, sin orden judicial, en Douglas, Arizona, y entregado a los rurales mexicanos en plena noche; éstos lo trasladaron al lado mexicano. Toda la población de Douglas protestó ante semejante crimen; el descontento que provocó fue tan intenso que Sarabia fue devuelto a los Estados Unidos tres o cuatro días más tarde, y ahí fue puesto en libertad de inmediato. Nosotros conseguimos librarnos de ser secuestrados gracias a que denunciamos a gritos en la calle las intenciones de nuestros captores. Se reunió una gran muchedumbre, lo que obligó a nuestros secuestradores a presentarnos en una delegación de policía y a improvisar precipitadamente cargos en contra nuestra. Job Harriman, nuestro abogado, consiguió una declaración jurada que, me parece, fue enviada al Departamento de Justicia, en la que se establece que un tal Furlong, jefe de una agencia de detectives de Saint Louis, confesó estar empleado y a sueldo del gobierno mexicano, y que su propósito era el de secuestrarnos y llevarnos al lado mexicano de la frontera.

Levantaron cargo tras cargo contra nosotros, cuya importancia iba desde la resistencia a la autoridad hasta el robo y asesinato. Todos esos cargos fueron refutados con éxito por Harriman; pero, al mismo tiempo, nuestros fiscales iban falsificando documentos, aleccionando testigos, etc.; hasta que, por último, nos acusaron de haber infringido las leyes de neutralidad por haber prestado ayuda material a los patriotas para levantarse en armas contra Porfirio Díaz. Los documentos falsificados y los testigos aleccionados fueron examinados por el Comisionado de los Estados Unidos en Los Ángeles y, como resultado, después de más de veinte meses de confinamiento en la Cárcel del Condado, fuimos transferidos a Tombstone, Arizona, para ser juzgados. La simple lectura de la declaración hecha por los testigos del gobierno ante el Comisionado de los Estados Unidos en Los Ángeles y, más tarde, ante el Juez de nuestro juicio en Tombstone, demuestra que incurrieron en perjurio en alguno o en ambos casos. Los expertos que presentó la defensa probaron que los documentos probatorios eran burdas falsificaciones. No obstante, fuimos sentenciados a dieciocho meses de cárcel, que purgamos en Yuma y en Florence, Arizona, habiendo sido liberados en Agosto de 1910, después de haber pasado tres años tras las rejas.

“Regeneración”  reapareció en septiembre de ese año, esta vez en Los Ángeles, California. En junio de 1911, fui detenido en compañía de mi hermano Enrique, Librado Rivera y Anselmo L. Figueroa, acusados de haber violado las leyes de neutralidad por haber enviado hombres, armas y municiones a quienes luchaban en México contra esa forma de esclavismo conocida como peonaje;81 la cual, como es bien sabido por todos, había sido la maldición de las cuatro quintas partes de la población mexicana. Jack Mosby,82 uno de los testigos eventuales de la fiscalía, declaró en el estrado que el Fiscal de Distrito de los Estados Unidos le había prometido toda clase de beneficios si perjuraba en contra nuestra. La fiscalía indujo al falso testimonio, como fue probado, después de cerrado el proceso, por declaraciones juramentadas de testigos, declaraciones que deben estar archivadas en el Departamento de Justicia, ya que ahí fueron enviadas en 1912. En junio de 1912, después de haber defendido nuestro caso durante un año, fuimos transferidos a la Isla McNeil para purgar los veintitrés meses de prisión a los que fuimos sentenciados, siendo puestos en libertad el 19 de enero de 1914. Figueroa falleció poco tiempo después, a consecuencia de su encarcelamiento.

El 18 de febrero de 1917, fui detenido con mi hermano Enrique por haber publicado en “Regeneración” artículos en protesta por la traición contra los trabajadores perpetrada por Carranza, a la sazón Presidente de México, y por haber escrito que los mexicanos que entonces estaban siendo asesinados por los rangers de Texas merecían justicia en lugar de balas. Yo fui sentenciado a un año y un día porque, habiendo sido sacado de una cama de hospital para ser sometido a juicio, no se esperaba que pudiera vivir más de unos cuantos meses. Enrique fue sentenciado a tres años. Apelamos y conseguimos finalmente que se nos fijara una fianza, lo que nos permitió esperar el juicio de apelación en libertad.

El 21 de marzo de 1918, fui detenido con Rivera por haber publicado en “Regeneración” el Manifiesto por el que me sentenciaron a veinte años de cárcel y a Rivera a quince. La fiscalía tergiversó la redacción y el sentido del Manifiesto hasta hacerlo aparecer como sedicioso, es decir, que [supuestamente] tenía como propósito la insubordinación y la rebelión de las fuerzas militares y navales de los Estados Unidos. Ninguna persona sensata que leyese el Manifiesto podría llegar a semejante conclusión porque, en realidad, el Manifiesto es únicamente una exposición de hechos y una sincera advertencia a toda la humanidad acerca de las nefastas consecuencias que esos hechos podrían llegar a tener. En uno de sus párrafos, claramente se establece que nadie puede hacer una revolución por ser ésta un fenómeno social. El Manifiesto tenía el propósito de prevenir las consecuencias desastrosas que una revolución conlleva; considerando, desde un punto de vista científico, que la revolución a escala mundial sería el resultado inevitable de las agitadas condiciones del mundo. El Manifiesto no aludía en lo más mínimo a las políticas del gobierno norteamericano durante la reciente guerra ni tampoco respaldaba ni justificaba a sus enemigos. No es ni pro-germánico ni pro-aliado, y no particulariza a los Estados Unidos en su breve revisión de las condiciones del mundo. Pese a ello, fue suficiente para hacerme acreedor a prisión perpetua. En esta ocasión, la fiscalía fue excesivamente severa. María, mi pobre esposa, fue encarcelada durante cinco meses y se encuentra actualmente libre bajo caución en espera del juicio, por haber notificado mi detención a mis amigos con el objeto de que me ayudaran en mi defensa legal.

Tras la lectura de ésta ya tan excesivamente larga y tan abrumadoramente tediosa declaración de hechos, ¿quién podría afirmar que yo, conforme a derecho, haya sido procesado y no perseguido de ninguna manera? En cada uno de los casos y en detrimento de la ley, la fianza ha sido fijada en cantidades excesivas para evitar que yo pueda acogerme al beneficio de ese privilegio. Por lo que toca a la veracidad de mis aseveraciones, solemnemente pongo como aval mi honor, el honor de toda una vida consagrada a la lucha por la Justicia.

El Sr. Daugherty afirma que soy un hombre peligroso debido a las doctrinas que proclamo y practico. Ahora bien, las doctrinas que proclamo y practico son las doctrinas anarquistas, y desafío a todos los hombres y mujeres de buena fe del mundo a demostrarme que las doctrinas anarquistas son perjudiciales para la especie humana. El anarquismo lucha por el establecimiento de un orden social basado en la fraternidad y el amor, al contrario de la actual forma adoptada por la sociedad, que se funda en la violencia, el odio y la rivalidad de una clase contra otra, y de los miembros de una misma clase entre sí. El anarquismo pretende establecer, entre todas las razas de la Tierra, una paz perenne por medio de la supresión de esa fuente de todos los males, el derecho a la propiedad privada. Si esto no es un ideal hermoso, entonces ¿qué es? Nadie puede pensar que los pueblos del mundo civilizado estén viviendo en condiciones ideales. Toda persona consciente se siente agraviada al constatar la continua lucha del hombre contra el hombre, su constante engañarse unos a otros. El éxito material es el señuelo que atrae a hombres y mujeres de todo el mundo y, para conseguirlo, ninguna infamia es demasiado ruin, ninguna bajeza es suficientemente vil como para desalentar la codicia de sus adoradores. Los resultados de esta locura universal son espantosos: la virtud es pisoteada por el crimen, y la estafa ocupa el lugar de la honestidad. La sinceridad es tan sólo una palabra o, en el mejor de los casos, una máscara bajo la cual gesticula el fraude. No hay entereza para respaldar las convicciones. Ha desaparecido la franqueza, y el engaño es la pendiente resbalosa en la que el hombre se encuentra con el hombre en sus relaciones sociales y políticas. “Exito a cualquier precio”, tal es la consigna, y la sangre de las fieras que se desgarran entre sí profana la noble faz de la Tierra… Tales son las condiciones en las que nosotros, hombres civilizados, vivimos; condiciones que son terreno fértil para toda clase de tormentos morales y materiales, y—¡Ay!—para toda clase de degradaciones morales y materiales. El propósito de las doctrinas anarquistas es enmendar todas estas influencias malsanas, y ninguna persona sensata y decente nunca podría considerar peligroso a aquel que respalda estas doctrinas de fraternidad y amor.

El Sr. Daugherty reconoce que estoy enfermo, pero considera que es igualmente posible atender mi enfermedad tanto dentro como fuera de la cárcel. El entorno es de la mayor importancia en el tratamiento de las enfermedades y nadie podría nunca suponer que una celda carcelaria es el ambiente ideal para un hombre enfermo, mucho menos cuando su presencia en la cárcel haya sido la consecuencia de su fidelidad a la verdad y a la justicia. Los funcionarios gubernamentales siempre han declarado que ninguna persona se encuentra presa en los Estados Unidos debido a sus convicciones; sin embargo, el Sr. Daugherty le dice en su carta: “Me sorprende su declaración de que no hay en los Estados Unidos una personalidad más idealista que Magón, y que tal personalidad está magníficamente ilustrada en la carta escrita por él a la Sra. Winnie E. Branstetter, cuya copia adjunta. En mi opinión, su carta a la Sra. Branstetter más bien indica que él considera como una persecución su procesamiento por parte del Gobierno y se hace aparecer como un mártir. En ninguna forma muestra la más mínima evidencia de arrepentimiento, sino muy al contrario, más bien se enorgullece de su desafío a la ley… Por lo tanto, opino que, hasta que no muestre una actitud diferente a la que expresa en su carta a la Sra. Branstetter, tendrá que purgar su condena, por lo menos hasta el 15 de agosto de 1925.” Los párrafos citados, así como la parte de la carta del Sr. Daugherty en la que dice que soy considerado peligroso en virtud de mis doctrinas, son la mejor prueba de que sí hay personas encarceladas debido a sus convicciones sociales y políticas. Si yo creyese que lo que se ha ejercido en mi contra hubiese sido procesamiento y no persecución; si yo creyese que las leyes bajo las cuales he sido condenado a prisión perpetua fuesen leyes buenas, sería, según el Sr. Daugherty, puesto en libertad. Esa ley ha sido sin duda una ley benéfica, pero sólo para unos cuantos: para aquellos que algo tienen que ganar con su aplicación. En cuanto a las masas, esta ley ha sido perniciosa, porque, debido a ella, miles de jóvenes norteamericanos perdieron la vida en Europa, y muchos miles más fueron mutilados o, de alguna otra forma, incapacitados para ganarse la vida; y, como consecuencia de ella, la colosal carnicería europea, en la que muchos millones de seres humanos fueron sacrificados y mutilados de por vida, recibió un impulso monumental y engendró la tremenda crisis financiera que está amenazando con sumir al mundo en el caos. Ello no obstante, como lo he declarado anteriormente, yo no violé esa ley con la publicación del Manifiesto del 16 de marzo de 1918.

Por lo que respecta a la cuestión del arrepentimiento, al que el Sr. Daugherty concede tanta importancia, declaro con toda sinceridad que mi consciencia no me reprocha haber procedido mal y, en consecuencia, el arrepentirme de lo que considero correcto, para mí, sería un crimen, un crimen que mi consciencia no me perdonaría jamás. Quien comete una acción antisocial debería arrepentirse y es de desear que se arrepienta; pero no es justo forzar un voto de arrepentimiento por parte de quien todo lo que desea es lograr la libertad, la justicia y el bienestar para todos sus hermanos humanos, sin distinción de raza ni de credos. Si acaso alguien pudiera convencerme de que es justo que los niños mueran de hambre y que las mujeres jóvenes tengan que escoger de dos infiernos, uno: prostitución o inanición; si alguien hubiera capaz de extirpar de un cerebro la idea de que no es honorable aniquilar dentro de uno mismo ese elemental instinto de simpatía que mueve a todo animal social a estar del lado de sus congéneres y [la convicción de] que es monstruoso que el Hombre, el más inteligente de los animales, tenga que valerse de las viles armas del fraude y el engaño si desea alcanzar el éxito; si la idea de que el hombre tiene que ser el lobo del hombre tuviera cabida en mi cabeza, entonces me arrepentiría. Sin embargo, como esto no sucederá nunca, mi destino está sellado. Tendré que morir en prisión, marcado como un delincuente. Las tinieblas están ya invadiéndome como si tuvieran prisa en anticiparme las sombras eternas en las que se sumergen los muertos. Con viril resignación, acepto mi destino; convencido de que, algún día se me hará justicia, quizás mucho tiempo después de que el Sr. Daugherty y yo mismo hayamos exhalado nuestro último aliento, y de que de lo que aquí hayamos sido subsista únicamente su nombre, elegantemente grabado en una lápida de mármol sobre su tumba en un cementerio distinguido, y el mío, un número tan sólo, el 14596, rudamente rascado en alguna piedra plebeya en el panteón de la cárcel.

Le ruego me perdone por haberle hecho perder su tiempo con la lectura de esta carta, y por pedirle, si ello no es  abusar demasiado de su amable buen corazón, que envíe por correo copias de esta carta, así como de la del Sr. Daugherty, a las siguientes personas: Sra. Winnie E Branstetter, 220 Ashland Bldv., Chicago, Ill.; Srita. Ellen White, c/o Siegel, 119 Attorney St., Ciudad de Nueva York; Sra. María B. Magón, c/o I. G. Pandit, 917 Bankital Bldg., Los Angeles, Cal.; Sra. Irene Benton, Granada, Minn; Nicolás T. Bernal, 1279 79th Ave., Oakland, Cal.; Joseph Pass, 2349 Fairview N., Seattle, Wash.; Gus Teltsch, Lake Bay, Wash.; y Sra. Ruby Herman, Route # 3, Apartado 203, Everett, Wash. Mucho agradeciéndole los esfuerzos que ha hecho en mi nombre, quedo de usted,

atentamente.

Ricardo Flores Magón


1 “While I believe in immediate general amnesty for all political prisoners, it apparently, at least so far, seems to be the decision of your administration to consider each individual case of political prisoners now in jail. That being so, may I call your attention to the case of Ricardo Flores Magon, now in the United States Penitentiary at Leavenworth, Kansas? Mr. Magon was sentenced on August 5th, 1918 for the mere expression of ideas and has probably served more time than any other political prisoner. The reports re his case are adverse, and the Attorney General refuses to submit this poner to you. Mr. Magon is going blind on both eyes, due to cataracts, and when totally blind, an operation may or may not restore his sight. It is always possible that an operation may not be successful and because of his poverty, his family, consisting of wife and children, cannot go on to Leavenworth to see him and that may mean he may never see his family with his eyesight again. I know the appeals are many, and our power of visualization of individuals that we only know as a case is poor, and yet I am pleading in this matter a human case and no a law case, as I was not the attorney for Mr. Magon who was tried in the West. I hope you will call for the record in this case and examine it yourself, for, in the last analysis, all final decisions, responsability and credit are yours. If it is to be the policy of this administration to allow no political prisioners to be released except one who claims at least to be repentant, I am afraid there will be few cases released in America, which will continue to be the only country in the world that has political prisoner caused by the late war. In the case of Mollie Steimer, the only woman political prisoners in America, Jacob Abrams, Hyman Lachowsky and Samuel Lipman, her co-defendants, who were given fifteen and twenty years for protesting against the United States military intervention in Rusia and whom Justice Holmes of the Supreme Court, in a dissenting opinion, said they had as much right to do what they did as the United States had to issue his own Constitution, their sentences have been reduced to two years and six months actual imprisonment in the last days of President Wilson’s administration. Deportation warrants against the four of they are now outstanding and they can be sent to their way to Rusia. The reports and the files of the Department of Justice are complete on this case and an examination of the charge against them and the facts in the case call for their immediate release.  Thanking you for early consideration of these cases, as a matter of justice and humanity, I am Very respectfully yours”. Trad.

“Aunque creo en una amnistía general inmediata para todos los presos políticos, parece ser que, hasta el momento, es una decisión de su administración considerar individualmente cada caso de presos políticos actualmente en la cárcel. Siendo así, ¿podría llamar su atención en el caso de Ricardo Flores Magón, ahora en la penitenciaría de los Estados Unidos en Leavenworth, Kansas? El señor Magón fue sentenciado el 5 de agosto de 1918 por la mera expresión de ideas, y es probablemente el preso político que más tiempo a permanecido encarcelado. Los reportes en su caso han sido adversos, y el Procurador General se rehusa a someter a la consideración  de usted su caso. El señor Magón está quedando ciego de ambos ojos, debido a cataratas, y cuando esté totalmente ciego, una operación podrá o no restaurar su visión. Siempre existe la posibilidad de que la operación no sea exitosa, y su familia, consistente en esposa e hijos, dada su pobreza,  no pueden ir a Leavenworth a visitarle, y probablemente nunca vuelva a ver a su familia con su ojos. Sé que las apelaciones son muchas, y que el poder de visualización de casos que sólo concemos en calidad de tales es pobre y yo sólo ruego que éste se vea como un caso humano y no como uno legal, ya que no soy el abogado del señor Magón quien fue juzgado en el Oeste. Espero que usted pida su expediente y lo examine personalmente, ya que, en última instancia, todas las decisiones finales, responsabilidad y crédito son de usted. Si es la política de su adminstración no otorgar libertad a ningún preso político que no muestre signos de arrepentimiento, me temo que habrá pocos liberados en Estados Unidos, por lo que continuará siendo el único país que tenga presos políticos a causa de la última guerra. En el caso de Mollie Steimer, la única mujer presa política en América, Jacob Abrams, Hyman Lachowsky y Samuel Lipman, sus coacusados, a quienes se condenó a quince y veinte años por protestar contra la intervención militar de los Estados Unidos en Rusia y sobre quienes el juez Holmes de la Suprema Corte, en una decisión disidente, sostuvo que ellos tenían tanto derecho a hacer lo que habían hecho como los Estados Unidos a promulgar su propia Constitución, por lo que sus sentencias fueron reducidas a dos años y seis meses de su encarcelamiento efectivo en los últimos días de la administración del presidente Wilson. En este momento hay órdenes de deportación en contra de los cuatro y pueden ser enviados a Rusia. Los reportes y los expedientes del Departamento de Justica están completos en este caso, y una revisión de los cargos en su contra y los hechos en este caso demandan su inmediata liberación. Agradeciéndole una consideración expedita de estos casos, como una cuestión de justicia y humanidad, me despido respetuosamente.” (Harry Weinberger a Warren G. Harding, presidente de los Estados Unidos de América, 25 de abril de 1921;  HWP; caja 22).
2 Vidsupra n. 75.
3 Errata, debe decir 1906.
4 En español en el original (N. del Tr.)
5 Job Harriman, dirigente del Partido Socialista en California, formó parte de la defensa de los miembros del PLM encausados entre 1908 y 1912.
6 Thomas Furlong, gerente de la Furlong’s Secret Service Co. contratada por el gobierno mexicano para persecución de los miembros del PLM de 1906 a 1910.
7 Anselmo L. Figueroa, socialista, miembro de la Junta Organizadora del PLM de 1911 a 1915. Murió el 14 de junio de 1915, dos meses después de haber salido de la Peniteciaría de McNeil, donde purgó una condena de 23 años por violación de la leyes de neutralidad.
8 En español en el original (N. del Tr.)
9 Jack Mosby,  miembro del Industrial Workers of the World, tras desertar del ejército norteamericano se unió a las tropas del PLM en Baja California. Arrestado en Estados Unidos, despues de rendir la plaza de Tijuana a la fuerzas fuerzas federales el 22 de junio de 1911. Murió al ser trasladado hacia la prisión de McNeil Island, Washington en 1912.
10 Errata, debe decir 1916.
11 El encausamiento a Ricardo y Enrique Flores Magón fue por violación al artículo 211, enmendado en 1911, del Código Criminal de los Estados Unidos: “depositar en el correo material de carácter indecente”. Dentro de la definición de “indecente” se incluía “una publicación que incite a las mentes de las personas lectoras al asesinato”. En el juicio que se les siguió se presentó como prueba una traducción del artículo “Los levantamientos de Texas”  publicado en Regeneración núm. 206 del 2 de octubre de 1915.  El párrafo ofrecido como prueba fue el siguiente: “justicia y no balazos, es lo que debe darse a los revolucionarios de Texas. Y desde luego,  todos debemos exigir que cesen esas persecuciones a mexicanos inocentes, y, por lo que respecta a los revolucionarios, debemos exigir que no se les fusile. Quienes deben ser fusilados son los “rangers” y la turba de bandidos que los acompañan”.  La traducción que consta en las actas del juicio, realizada por Emilio Kosterlitzki es la siguiente: “Justice and not bullets, is what ought to be given to the revolutionists of Texas, and from now on, one should demand that those peresecutions of inoocent Mexicans should cease and as the revolutionists, we should demand that they not be shot. The ones who should be shot are the “rangers” and the band or bandits who accompany them in their depredations”. El subrayado es nuestro (Congressional Record, 67th Cong., 4th Sess. LXIV -Diciembre 18 de 1922-. p. 687).
12 Alusión a las muertes de mexicanos en Texas que precedieron al “Plan de San Diego” y a la rebelión en cabezada por Aniceto Pizaña en 1915.
13 Vidsupra, n. 21.
14 En  la segunda semana de julio de 1918, María Brousse, Epigmenio Zavala, Nicholas Zenn Zogg y Raúl Palma fueron acusados de violar el Acta de Espionaje. Como miembros del Comité Internacional para la Defensa de Ricardo Flores Magón y Librado Rivera, habían enviado por correo cartas solictando ayuda pecuniaria y solidaridad con los presos en las cuales incluyeron el manifiesto A los Trabajadores en general.


Fuente: HWP

May 17, 1921

Mr. Ricardo Flores Magón,
P. O. Box 7,
Leavenworth, Kansas

My dear Mr. Magón:

I am living copies made of your letter of May 9th, as well as the Attorney General’s letter, and the same will go out within the next few days. It would have gone out before this, but my stenographer happened to be ill.

I am also preparing your letters in the form of an article1, which I hope that the Nation will publish, so that the facts may become generally known. I have not heard from the President in answer to my letter of April 25th, calling his attention to the case.

If I do not hear by the end of this week, I shall write him again.

Yours very truly,

[Harry Weinberger]

17 de mayo de 1921

Sr. Ricardo Flores Magón,
Apdo. Postal 7,
Leavenworth, Kansas

Mi estimado Sr. Magón:

Ordené copias de su carta del 9 de mayo, así como de la carta del Procurador General, mismas que serán expedidas en los próximos días. Lo hubiera hecho antes, pero mi mecanógrafa estuvo enferma.

También estoy dando a sus cartas forma de artículo que espero será publicado por Nation, de manera que los hechos sean del conocimiento público. No he tenido noticias del Presidente en respuesta a mi carta del 25 de abril en la que someto a su atención su caso.

Si no recibo respuesta para fines de esta semana, volveré a escribirle.

Atentamente.

[Harry Weinberger]


1 El artículo bajo el título de “Repentence and Amnesty”,  apareció en The Call Magazine, Nueva York, 12 de junio de 1921. En el se reprodujeron parte de la correspondencia entre H. Weinberger y el procurador Daugherty, así como la carta de RFM al primero del 9 de mayo de 1921.


Fuente: HWP

Leavenworth, Kansas, May 17th, 1921

Miss Ellen White
New York, N. Y.

My dear comrade:

Everything has been received -the book, the candy, the letter, the pansies, the verses. How could I repay such a boon? Book, candy, letter pansies and verses are the expression of feelings which no gold can buy, for they are not a commodity available in the market -there has not yet been set up a feelings’ manufacturing plant in spite of the utterly commercialized era in which we breathe. Greed has been impotent to put its shaking, yellow fingers on this essence of the soul. True, there are false feelings which are made to pass as genuine ones, but not to the expert who is apt to discern the diamond from the glass, however beautiful the latter might appear. Feelings will thus remain to be the elusive fluid that a marvelous alchemy yield in the finer and more exquisite recesses of one’s being, and whose mysterious waves spanning space  and time in a generous errand of brotherhood and love, reach the responsive chords of sympathetic hearts which they set a-quiver. The sympathetic response of my heart to your good feelings is the only payment I can make, and I do it with the only word the poor human lexicon has for it -thanks…

The verses do you honour, oh, sweet poetess! How could you imprison in a few lines this universal yearning for Peace and Freedom. In a few words you put before my astonished eyes the healthy tide that will wash away the wrecks and ruins, swelling, swelling, swelling. It is the universal sorrowness the human bosom could no longer hold, and is now an ocean of bitter waves each one claiming the privilege of drowning the monster that for so long kept humanity from Life. It was nice of you to accompany the gift with a gem of your splendid self.

You wonder whether they know what they are doing. Oh, they know what they do! They are conscious of their crookedness, both the oppressors and the oppressed. The strong instinct of sociability smoulders in everyone of them, but they keep it within bounds when they found it impossible kill it, for this instinct is a curb to oppression for the oppressor, and a restraint to ambition for the oppressed. This instinct leads to love and mutual aid, and its death is imperative if one does not wish to be trampled upon by the oppressor, alas! and for the ambitious oppressed as well. They know what they do, my dear Ellen, they know. They know they do wrong, but have not the courage to do good -social relations having become so rotten among men that it is easier and safer to do evil than to behave well. Under this conditions Truth is abhorred, and in fact carries ruins in itself -the merchant could not sell his wares  should he be a worshiper of Truth; the politician could not succeed had he to act honourably. There is no one candid enough as to believe that fraud is good; all them know it to be a disgrace to the dignity of Man, but they appease their conscience with the conclusion that it is necessary, that it is indispensable and unavoidable evil. Thus, sincerity is out of question in human relations, and if anyone feeling  within himself an irrepressible urging to act manly does so, he is doomed to extinction -the wolves of every social stratum, oppressors and oppressed, revengefully bounce upon him, for deceit’s sake, to save artfulness and cunning, to make fraud prevail. Oh, they know what they do, my good, dear Ellen! But no one can betray Nature without calling upon himself her stern punishment -they have tried to stifle the social instinct of brotherhood and love, and as a consequence suffering is on the increase, and the tide your keen inner vision saw and put before my eyes is swelling, swelling, swelling. The number of those disgusted with this artificial, unhealthy social intercourse is augmenting as it  was never witnessed in any historical period.  How long will the tide take to arrive to the shores of shame and crime? No one knows, but it is enough to see its coming to feel oneself hopeful and happy.

Do not feel apprehension, my good Ellen, for having sent me candy. I eat it. I am not subjected to any special diet.

How good your dear letter of the 8th inst. has done me. It even made me feel younger… Something of your youth crept within me, my generous comrade, and something of your grace and goodness, too. I can say only thanks, and I am even thankful to my chains in that they made it possible for me the acquisition of a friend like you. Everything good must be gotten through pain. -Freedom, Justice a friendly heart. Such boons are worthy of one’s sacrifice, and I do not complain. Thanks again, many thanks, good friend of mine.

With love to Erma, all our good comrades, and you, I say good-bye this time.

Ricardo Flores Magón

 

Leavenworth, Kansas, a 17 de mayo de 1921

Srita. Ellen White,
Nueva York, N.Y.

Mi querida camarada:

He recibido todo: el libro, los dulces, la carta, las flores de pensamiento, los versos. ¿Cómo podría yo corresponder a semejante obsequio? Libro, dulces, carta, pensamientos y versos son la expresión de sentimientos que ni todo el oro del mundo podría comprar, porque no son mercancías disponibles en el mercado. Aún no existe una planta manufacturera de sentimientos, a pesar de la comercialización a ultranza característica de la era en que vivimos. Codicia ha sido impotente para meter sus dedos temblorosos y amarillentos en esto, que es la esencia del espíritu. Es cierto que hay sentimientos falsificados que se intenta hacer pasar por genuinos, pero nunca lo serán para el experto capaz de distinguir al diamante del vidrio, por más hermoso que éste pueda parecer. Así, Sentimientos seguirán siendo ese fluido elusivo de una maravillosa alquimia, abrigados en los más delicados y más exquisitos rincones del propio ser, y cuyas misteriosas vibraciones, al difundirse a través del tiempo y del espacio como generosos mensajeros de fraternidad y amor, alcanzan las cuerdas resonantes de los corazones afines, a los cuales hace estremecer. La respuesta de mi corazón, al vibrar en armonía con sus buenos sentimientos, es la única retribución que puedo hacer, y lo hago con la única palabra que el glosario humano tiene para estos casos: ¡Gracias!

Sus versos la honran, ¡oh, dulce poetisa! ¿Cómo puede aprisionar en unas cuantas líneas este anhelo universal de Paz y Libertad? Pone ante mis ojos asombrados, con muy pocas palabras, la marea saludable que barrerá naufragios y ruinas con sus olas y olas y olas. Esa es la desgracia universal que el pecho del ser humano ya no puede contener, y que ha llegado a convertirse en un océano de amargas olas, cada una de las cuales se disputa el privilegio de ahogar al monstruo que durante tanto tiempo ha privado a la humanidad de Vida. Fue un bello gesto de su parte acompañar sus presentes con gemas de su espléndido ser.

Se pregunta si saben lo que están haciendo. ¡Oh, lo saben muy bien! Tanto opresores como oprimidos están conscientes de su deshonestidad. El poderoso instinto social bulle en cada uno de ellos, pero lo restringen lo más posible cuando no consiguen aniquilarlo, porque este instinto es un freno para la explotación del opresor, y un obstáculo para la ambición del oprimido. Este instinto promueve el amor y la ayuda recíproca; es imperativo eliminarlo si no se quiere ser pisoteado por el opresor ni tampoco—¡Ay!—por el oprimido ambicioso. Ellos saben muy bien lo que hacen, mi querida Ellen, ellos lo saben. Saben que hacen mal, pero no tienen el valor necesario para hacer el bien. Las relaciones sociales entre los hombres se han pervertido tanto, que es más fácil obrar mal que conducirse correctamente. En estas circunstancias, Verdad es aborrecida porque acarrea su ruina: el mercader no podría vender sus mercancías si estuviera comprometido con la verdad; el político no tendría éxito si actuara honorablemente. Nadie es tan cándido como para creer que el fraude es bueno; todos saben que es una injuria a la dignidad del Hombre, pero apaciguan su conciencia con la conclusión de que es un mal necesario, indispensable e inevitable. Así es como la sinceridad ha quedado excluida de las relaciones humanas, y si alguien, sintiendo en su interior el impulso irrefrenable de comportarse como un Hombre, así lo hiciera, estaría condenado a la extinción: los lobos de todos los estratos sociales, opresores y oprimidos, saltarían vengativos sobre él… invocando la mentira, la preservación de la astucia y del engaño, la preeminencia del fraude. ¡Oh, ellos saben lo que hacen, mi buena y querida Ellen! No obstante, nadie puede traicionar a Natura sin que pueda evitar acarrear su severo castigo sobre su cabeza. Han pretendido eliminar el instinto social de fraternidad y amor; y, como consecuencia, el sufrimiento está aumentando, y esa marea, la que su aguda visión interior captó y que usted puso ante mis ojos, está creciendo, creciendo, creciendo. El número de quienes están inconformes con esta forma artificial y perniciosa que se impuesto a las relaciones sociales va en aumento como nunca antes, en ningún período de la historia, había sucedido. ¿En cuánto tiempo más esa marea alcanzará las costas de la infamia y del crimen? Nadie lo sabe; pero basta con ver que se aproxima para que uno se sienta esperanzado y feliz.

No se preocupe, mi buena Ellen, por haberme mandado esos dulces. Puedo comerlos. No estoy siguiendo ninguna dieta especial.

¡Cuánto bien me hizo su carta del día 8! Hasta me hizo sentir joven… Me contagió algo de su juventud, mi generosa camarada, y algo también de su gracia y de su bondad. Sólo puedo darle las gracias; me siento agradecido hasta de mis cadenas, porque gracias a ellas he conseguido entablar amistad con alguien como usted. Todo lo bueno tiene que ser conseguido por medio del dolor. Libertad, Justicia, un corazón amigo. Son tesoros que bien valen el sacrificio propio, y no me quejo. Gracias de nuevo, muchas gracias, buena amiga mía.

Con amor para Erma, para nuestros buenos camaradas y para usted, me despido.

Ricardo Flores Magón


Fuente: IIIS

May 26th of 1921

My dear Nicolás:

Your dear letter of the 16th inst. explains me the cause of your have been silent for so long —you are not entirely well. I am afraid you are suffering from neurasthenia as a result of the severe rheumatic attack. The symptoms you describe are precisely those accompanying neurasthenia. Nothing is better for neurasthenia than hygienic physical exercise and nutritious food. the luxuries that are out of reach of the poor, for the exercise provided by work is an exhaustive one, and the food available is anything but nutritive.

I am so sorry to learn of your terrible plight, my dear Nicolás, and more so when it is so undeserved, for you are not an addict to liquors, drugs or tobacco. I am hopeful, however, that your youth will finally triumph over the maladies afflicting you. I wish it with all my heart.

In November or December, 1918, I wrote a very long letter to comrade Edward Nolan, explaining all about the persecution which landed me here with Librado. Please ask him for a copy for our dear comrade Ruby Herman, so as to comply with her request of data relating to my case. Perhaps comrade Gammons might have some data that she would be glad to get. When you write her please remember her and Emil my fraternal love, and my admiration for their unflinching attitude during this crisis of their existence.

I do not know whether the pamphlets sent my our Owen could reach me. Send them, anyhow, putting them into an envelope as though they were letters, but without accompanying any letter. When you write him tell him how glad I am of hearing from him though it only by time to time.

To comrades Sánchez and Ramírez I send my best regards. Send me comrades Ramirez’ full name and address by return mail. I have received the following letters: From comrade Luis G. Salas, R.2, Box 60, Delia, Texas. Please tell him I can not send back the $5.00 he sent for Librado, but whenever he should have something to send me, he can do it to Librado instead, as he did recently, until the latter had received his five dollars.

Letter from comrade Juan Ruiz, Federación del Trabajo, San Pedro, Coah., Méx. Send him my regards and these of the other fellow’ prisoners. Letter and post cards from Miss Marie Rhein, 224 Denn St., Reading, Pa. My regards to her. Letter and $1.00 from comrade Diego Peña and C. H. Castillo, Phelan, Tex. Glad to know these brave souls are still alive. Fraternal embraces.

Please tell to all these dear comrades how regretful it is for me not be able to write individual letters to each of them as it be desirable, for I am allowed to write but three letters every week, but I would not like to be deprived of their letters, being as they are the links which bind me with life, and the messengers of comradery feelings which put a touch of grace to this crepuscular existence within prison walls that one hesitates whether to call it life or death. Thanks to those letters which I receive, I am able to feel the pulse of the only social force that prevents the species from sinking into barbarism; the only social element that makes history; the very leaven of a true civilization and culture. These letters mean a great deal to me, for at least they are an assurance that there is some idealism left in this extermination of the finer instincts of Man carried on through ages of a systematic repressing and stifling of them.  Not all has been lost then. The Promethian fire has not been quenched by the irated gods, as it took refuge in pure, honest souls wherein it smoulders waiting for the propitious breeze which must set it aflame. So long as these smouldering embers should resist extinction, there is hope.

Now, my dear Nicolás, I must close this letter. Be of good cheer. Time is passing by, but it would be erroneous to believe that he is passing in vain. he is busy in his eternal task of destruction and creation. Let Injustice believe she is immortal; let her strut about, and shamelessly flaunt her imprudence before Innocence’s astonished eyes; let her have her last carousal… She is doomed! Eternal Time, slowly but surely, has been sapping her very foundations- the credulity and stupidity  of the masses- and it is only a question of time for these foundations to crumble away. Be of good cheer.

Comrade Peña wrote me through Enrique.

Have you received copy of a letter I wrote Mr. Harry Weinberger on the 9th of this month?

With a close embrace your brother says good-bye for this time.

[Ricardo Flores Magón]

 

26 de mayo de 1921

Mi estimado Nicolás:

Tu apreciable carta del 16 de los corrientes explica por qué has guardado silencio durante tanto tiempo: no estás del todo bien. Me temo que estés sufriendo de neurastenia como resultado del severo ataque de reumatismo. Los síntomas que describes son precisamente los que acompañan a un estado neurasténico. Y para la neurastenia, nada es mejor que un ejercicio físico higiénico y una alimentación nutritiva, lujos que no están al alcance de los pobres, ya que el ejercicio al que obliga el trabajo es de carácter exhaustivo, y la comida disponible es todo menos nutritiva.

Lamento enterarme de tu terrible situación, mi querido Nicolás, sobre todo por ser tan inmerecida, pues tú no eres afecto a los licores, las drogas ni al tabaco. No obstante confío en que, a la postre, tu juventud triunfará sobre las enfermedades que te agobian. Lo deseo de todo corazón.

En noviembre o diciembre de 1918, escribí una larga carta al camarada Edward Nolan, explicándole todo sobre la persecución que me arrastró hasta aquí con Librado. Te ruego le pidas una copia para nuestra estimada camarada Ruby Herman con el objeto de responder a su solicitud de información sobre mi caso. Posiblemente el camarada Gammons pueda tener algunos datos que ella recibiría con gusto. Cuando le escribas, no te olvides de reiterarle a ella y a Emil mi afecto fraternal, así como mi admiración por su inquebrantable actitud ante esta crisis de su existencia.

No sé si recibiré los panfletos que me envió nuestro Owen. Mándamelos de todos modos; ponlos en un sobre como si fueran cartas, pero sin que ninguna carta los acompañe. Cuando le escribas, dile que me da mucho gusto tener noticias suyas, aunque sea de vez en cuando.

Le envío mis mejores recuerdos a los camaradas Sánchez y Ramírez. Envíame a vuelta de correo el nombre completo y el domicilio del camarada Ramírez. He recibido las siguientes cartas: del camarada Luis G. Salas, R. 2, Box 60, Delia, Texas; por favor dile que no puedo devolverle los $5.00 que mandó para Librado, pero que cuando quiera enviarme algo, lo haga por conducto de Librado, como hizo hace poco, hasta que Librado haya recibido sus cinco dólares.

Carta del camarada Juan Ruiz, de la Federación del Trabajo, San Pedro, Coah., México; envíale mis saludos y los de los demás compañeros presos. Carta y tarjetas postales de la Srita. Marie Rhein, 224 Denn St., Reading, Pa.; salúdala de mi parte. Carta y $1.00 de los camaradas Diego Peña y C. H. Castillo, Phelan, Tex.; me alegra saber que estos espíritus valerosos sigan vivos; saludos fraternales.

Te ruego que les digas a estos estimados camaradas que lamento mucho no poder escribirles cartas individuales a cada uno, como sería de desear, debido a que sólo se me permite escribir tres cartas a la semana; pero que, sin embargo, no quisiera verme privado de sus cartas, pues estas son el vínculo que me mantiene en contacto con la vida, pues son las mensajeras de los sentimientos de camaradería que dan un toque de alegría a esta existencia tras los muros de la prisión, tan crepuscular que uno duda entre llamarla vida o llamarla muerte. Gracias a las cartas que recibo, puedo percibir el pulso de la única fuerza social que impide que la especie se hunda en la barbarie, el único elemento social que construye la historia, el único fermento de una verdadera civilización y cultura. Estas cartas tienen un gran significado para mí porque, al menos, me proporcionan la certeza de que aún queda cierto idealismo en medio del exterminio de los más delicados instintos del Hombre que han sobrevivido a lo largo de las eras de represión y asfixia sistemáticas. Y así, no todo se ha perdido. El fuego prometéico no ha sido apagado por las divinidades iracundas, gracias a que se ha refugiado en espíritus puros y honestos en los que sus brasas aguardan una brisa propicia que las haga surgir en llamaradas. Mientras estas ascuas se resistan a extinguirse, habrá esperanza.

Y ahora, mi estimado Nicolás, tengo que terminar. Anímate. El tiempo pasa, pero sería un error suponer que pasa en vano. Siempre está laborando empeñándose eternamente en destruir y crear. Dejemos que Injusticia se crea inmortal; dejémosla pavonearse a su gusto, y exhibir impúdicamente su imprudencia ante los ojos asombrados de Inocencia; dejémosla montar en su postrer carrusel…¡Está condenada! Tiempo Eterno, lenta pero inexorablemente, ha estado royendo sus cimientos mismos—la credulidad y estupidez de las masas—, y es sólo una cuestión de tiempo para que esos cimientos se deshagan en pedazos. ¡Anímate!

El camarada Peña me escribió por conducto de Enrique.

¿Recibiste copia de la carta que le escribí al Sr. Harry Weinberger el 9 de este mes?

Con un apretado abrazo se despide por esta vez tu hermano.

[Ricardo Flores Magón]


Fuente: APEFM

Leavenworth, Kansas, May 31st, 1921

Miss Ellen White
New York, N. Y.

My dear comrade:

You certainly was in a jocular mood when you wrote those lines referring to my having admitted any possession of “charms”. I used the  word “chains”. not “charms”. The interest you exhibit regarding María and Lucia is touching;. for these to creatures, with Carlos, Lucia’s seven year old son, are the beauty of my life. These three beings love me and their pure, disinterested, abnegate love makes me happy, and I am thankful to them, and love them, and adore them, because while their love has made me happy, it has only won them tears and suffering… Lucia and María have been in jail for my sake, the dear tender creatures. In 1912, while I was being tried with others for having helped the Mexican peon to break their chains, one of the witnesses of the prosecution so cynically lied, that Lucia grew indignant and slapped the liar in the face. The judge of my trial must have thought of the justice that assisted her, for he only reprimanded her, but few days afterwards, when sentence was passed on one and the other comrades. and friends and sympathizers made a demonstration that the brutality of the police converted into a riot, Lucia, who was conspicuous among the demonstrators, got arrested, savagely ill-treated and thrown into a dungeon occupied by degenerate drunken women and teeming with vermin. She is daring and has a keen sense of justice. My ideals are her ideals. I think, my dear comrade, that this detail of my daughter’s character is a fit answer to your inquiring about her. María’s case 1 has not come up yet. It has been continually postponed since July, l918, when she was arrested. She remained five months in the county jail, for there was no one willing to go on bond for her. While in jail she was put to terrible tasks, and as she suffers from the womb, fell dangerously ill. Her critical condition aroused at length humane feelings among the ones who have money, and $ 5000 bail was provided for her release. She was indicted under the espionage law. She is very brave, and my ideals are hers. She loves what I write or what I say on the platform, and her applause is in grand part responsible for my endeavor in seeking becoming forms of expression. She loves what is beautiful, and I rack my brain to make it yield what her lovely soul needs. I have to please her taste, and I do it with all my heart -my greatest pleasure is to give pleasure to those I love. As to my Carlitos, he is a beautiful, unusually intelligent child, and very fond of me. I love him with immeasurable love. In fact, I am crazy for him, and he deserves all love, for he is sweet and nice. He began to attend the Walt Whitman rationalist school some time ago, but bad financial conditions compelled María and Lucia to move to a remote quarter of the city, and he could not go to his classes any more. They are now trying to move again to a place in the school’s neighborhood, as they abhor the idea of Carlitos mind getting spoiled by the common bourgeoisie education. Do you want to know anything more, my dear Ellen? -You certainly do not intrude. You are most welcome to my paradise. The beautiful flowers in it are to be seen precisely by pure, courageous souls like  yours. I cannot grudge you any information regarding the three tender creatures whose love for me has only won them tears and suffering and tears which they think amply compensated by a word of endearment softly whispered in their ear by me.  

My cold? I just recovering from an unusually severe attack of the dreadful ailment that lasted to weeks. I was very, very ill. 2 I do not say any more about it. because I think it to be tiresome for my friends to be told of my ailments each time I write them, and besides this, I hate to waste my too pages with gruesome narratives of the miseries of my old, ill-treated flesh. I want my two allotted pages to be the conveyors of this something which stirs within me shouting for expression; of this mysterious craving which preys upon my soul urging it to find the fountain that must forever quench its formidable thirst. Two pages are too precious to be converted into the vehicle of a load of carrion. I prefer to send you flowers, flowers fresh from the garden of my soul. But, lo! the two pages are gone without having taken the flowers… I beg your pardon, my good Ellen, and I assure you that the next to pages for you  will be crammed with many, many flowers.

Please tell, Mr. Weinberger I have his last letter wherein he says the copies will be sent. I heartily thank him for his unlimited kindness. As for the catalogue, please throw it away.

With love to our beloved Erma and all the good comrades and to you, I say good-bye.

Ricardo Flores Magón

 

Leavenworth, Kansas, a 31 de mayo de 1921

Srita. Ellen White,
Nueva York, N.Y.

Mi querida camarada:

Con seguridad estaba usted de talante bromista cuando escribió que yo había admitido estar sometido de alguna manera a “hechizos”. Yo emplee la palabra “cadenas” [chains], no “hechizos” [charms]. Es conmovedor el interés que usted muestra con respecto a María y a Lucía, porque estas dos criaturas, con Carlos, el hijo de siete años de Lucía, constituyen lo más bello de mi vida. Son tres seres que me aman; y su amor puro, desinteresado y abnegado me hace feliz, y les estoy agradecido y los amo y los adoro porque, mientras que su amor me colma de felicidad, el mío sólo les ha causado lágrimas y sufrimientos … Lucía y María, esas tiernas criaturas, han sufrido la cárcel por mi causa. En 1912, mientras yo estaba siendo procesado con otros por haber ayudado al peón mexicano a romper sus cadenas, uno de los testigos de cargo mintió con tal cinismo, que María se indignó y abofeteó al mentiroso. El juez de mi causa debió haber considerado que la justicia la asistía, pues se limitó a llamarle la atención. Sin embargo, unos días más tarde, cuando algunos de los camaradas fueron sentenciados, los amigos y simpatizantes realizaron una manifestación que la brutalidad de la policía convirtió en motín. Lucía, que se mantenía ecuánime entre los manifestantes, fue detenida, salvajemente maltratada y arrojada a una mazmorra que hervía de alimañas y estaba ocupada por mujeres ebrias y degeneradas. Ella es valiente y tiene un agudo sentido de justicia. Mis ideales son sus ideales. Me parece, mi querida camarada, que este detalle del carácter de mi hija responde a su pregunta acerca de cómo es. El caso de María aún está pendiente de juicio. Ha sido pospuesto una y otra vez desde julio de 1918, fecha en que fue aprehendida. Permaneció cinco meses en la cárcel del condado porque no había nadie dispuesto a depositar la fianza a su favor. Mientras estuvo en la cárcel, fue obligada a hacer los más terribles trabajos; y, como ella padece de la matriz, cayó gravemente enferma. Lo crítico de su enfermedad finalmente movió los sentimientos de los que tienen dinero, y se depositaron los $5,000 [dólares] de fianza necesarios para que fuera puesta en libertad. Fue encausada bajo la ley de espionaje. Ella es muy valiente, y mis ideales son los suyos. Admira mis escritos y mis palabras en la tribuna; su aplauso es en gran medida responsable por mis afanes en busca de formas de expresión adecuadas. Ama lo que es bello, y yo exprimo mi cerebro para sacarle lo que necesita su alma encantadora. Me siento obligado a satisfacer su gusto, y lo hago de todo corazón: mi mayor dicha estriba en dar placer a los que amo. Por lo que toca a mi Carlitos, es un niño hermoso, extraordinariamente inteligente y muy apegado a mí. Lo amo con un amor inconmensurable. En realidad, estoy loco por él, y él merece todo el amor porque es dulce y gentil. Hace algún tiempo, empezó a asistir a la escuela racionalista Walt Whitman, pero las malas condiciones económicas obligaron a María y Lucía a mudarse a un barrio alejado de la ciudad, y a inscribir a Carlitos en la escuela de la localidad, pues detestan la idea de que la mente de Carlitos sea echada a perder por la educación burguesa ordinaria. ¿Hay algo más que quisiera saber, mi querida Ellen? Le aseguro que no será una indiscreción. Usted es bienvenida a mi paraíso. Las hermosas flores que ahí se dan, se dan precisamente para el disfrute de espíritus puros y valerosos como el suyo. No puedo escatimarle ninguna información acerca de esas tres tiernas criaturas, cuyo amor por mí sólo les ha valido lágrimas y pesares, pesares y lágrimas que ellos consideran ampliamente compensados por una palabra mía de cariño suavemente susurrada en sus oídos.

¿Mi resfriado? Precisamente me estoy recuperando de un ataque particularmente severo de ese temible padecimiento que duró dos semanas. Estuve muy, muy enfermo. No abundo en el tema porque creo que es desagradable para mis amigos que les hable de mis enfermedades cada vez que les escribo; y, además, porque detesto desperdiciar mis dos páginas en el fastidioso relato de los achaques de mi viejo y maltrecho cuerpo. Quisiera que las dos páginas que me conceden fueran el vehículo de esto que se agita en mi interior y clama por ser expresado, de esta misteriosa urgencia que atormenta mi espíritu apremiándolo a encontrar el manantial en el que pueda saciar para siempre su sed insaciable. Estas dos páginas son demasiado preciosas para convertirlas en el vehículo de un fardo de carroña. Prefiero enviarle flores, flores frescas del vergel de mi espíritu. Pero las dos páginas—¡Ay!—se han agotado sin haber recibido su cargamento de flores … Le pido perdón, mi buena Ellen; le prometo que las próximas dos páginas irán colmadas de muchas, muchas flores.

Por favor dígale al Sr. Weinberger que recibí su última carta en la que me comunica que las copias serán enviadas. Le agradezco de todo corazón su ilimitada amabilidad. Por lo que toca al catálogo: tírelo, por favor.

Con amor para nuestra queridísima Erma y para todos los buenos camaradas, lo mismo que para usted, me despido.

Ricardo Flores Magón


1 Vidsupra n. 93.
2 Según el expediente RFM no fue remitido a la enfermería entre el 15 de feberero y el 12 julio de 1921.


Fuente: IIIS

Penitenciaría Federal de los Estados Unidos. Leavenworth, Kansas.

Junio 2 de 1921
Nicolás T. Bemal
Oakland, Calif.

Mi querido Nicolás:

Me vi obligado a detener mi contestación a tu estima carta del 31 de mayo último, porque tenía algunas cartas que por su naturaleza demandaban respuesta pronta y personal.   

Mi viejo amigo Felipe Jáuregui—Consulado de México, Vigo, España—me escribe otra vez  sobre un tema que no quiero dejar sin contestar. Este buen amigo mío, aunque reconoce que el ideal anarquista es grande y puro, no obstante me aconseja no contender por él, sino más bien acomodarme a las circunstancias, llevado por lo tanto, deliberadamente, al capricho de las olas; porque, después de todo lo que se diga, sólo por grados podrá la humanidad llegar a un sistema de intercurso social que esté basado en el amor y la justicia. Esto es, en substancia, lo que dice Jáuregui. Estimo su consejo, pues me lo da en un espíritu de amistad, y con el objeto de inducirme a tomar un descanso, descanso que ciertamente mucho necesita mi cuerpo adolorido. Pero ¿tengo derecho a un descanso? si detengo mi lucha por el Ideal, ¿puede alguno garantizarme un descanso?; nadie puede asegurármelo, pues la fuerza que me obliga a interponer mi cuerpo adolorido entre el amo y el esclavo, no está afuera, sino dentro de mí: es mi conciencia. Si detuviera mis esfuerzos por la Libertad y la Justicia para que mi cuerpo pudiera disfrutar de las comodidades de que se ha privado voluntariamente, una conciencia ultrajada y encolerizada se levantaría dentro de mí para amargar la mezquina satisfacción que hubiera comprado al precio de mi honor.

Respecto a que la humanidad solamente por grados podría llegar a un sistema de intercurso social basado en el amor y la justicia, no puedo realmente entender la conclusión. No fue por grados como la Humanidad pasó de la autocracia a la democracia, y el salto de la anterior a la última implica una revolución mental mucho más profunda que la que es necesaria para capacitar a las masas para que abracen mi Ideal. ¿Se ha olvidado que fue el mismo Dios el que gobernó por medio del Rey? Sin embargo, sabemos que las masas tomaron en sus manos la institución divina, la destruyeron y trataron de gobernarse a sí mismas para suprimir el privilegio y obtener la libertad, la justicia y el bienestar para todos. La Humanidad no pasó de la autocracia a la democracia por grados, sino en el acto; y si no tuvo éxito en su generoso intento para hacer a todos libres y felices, el fracaso no se debió al salto que dió, sino al hecho de que se dejó intacta la fuente de donde provenían el privilegio y la desigualdad; esto es, la propiedad privada. siempre que se habla del anarquismo, todos se encantan con sus sublimes principios, y muchos, con un profundo suspiro, exclaman: “¡Qué hermoso; pero la Humanidad es tan ignorante todavía, que pasará mucho tiempo antes de que pueda vivir en anarquía!” ¡Qué error! El estudio de los pueblos primitivos, los esquimales por ejemplo, y muchos otros entre los cuales no ha hecho su aparición la llamada civilización, demuestra que viven prácticamente en anarquía y. por lo tanto, son libres y felices, no habiendo sido pervertido su sentido de justicia por los móviles “mio” y “tuyo.” ¡Lo único que se necesita es ser tan cuerdo como el esquimal!

Recibí uno de los folletos de que me hablaste. Gracias a nuestro querido Owen.

Con recuerdos a los buenos camaradas y un fuerte abrazo para ti, quedo tu hermano.

Ricardo Flores Magón


Fuente: EIR

Leavenworth, Kansas, June 9th, 1921

Mr. Harry Weinberger
New York, NY

My dear Mr. Weinberger:

I have received from the Mexican Embassy, 1413 Eye St., Washington, DC, a letter whose translation is as fallow: “Embassy of Mexico in the United States of America, Washington, DC, June 4th, 1921. =  Mr. Ricardo Flores Magón, PO Box No. 7, Leavenworth, Kansas. = Dear sir: I has been recommended to this Embassy to intercede in your behalf to the federal authorities of the United States with a view to get for your indult and release. = In order to facilitate the endeavor of this Embassy to get this end, I beg you, if you deem it convenient, to kindly inform me as the cause for your incarceration and term of your sentence, and also as to the extenuative circumstances which might have opportunity been adduced in your favor, you will kindly furnish me with the solicited information, I thank you in advance, and remain your polite servant. = (Signed) Manuel C. Téllez, Chargé d’Affaires ad interim.”

This communication from the Mexican Embassy is the result of the intensive agitation carried on by the Mexican proletariat who has been urging president Obregón to demand from the American Government my release.

As I have already written the three letters I am allowed to issue every week, I beg you to acknowledge for me receipt of the letter, and to furnish Mr. Téllez with the data you deem pertinent regarding my illness and last trial. Perhaps he does not know that I have been marked by persecution, and it would be fine if you sent him copy of Mr. Daugherty letter of April 18th to you, and of the one I wrote you on the 9th of last May. With the information you should furnish him, and the reading of the two mentioned documents, Mr. Téllez, I hope, will be able to get an idea of my case.

I am sorry of giving you so much trouble, but I feel confident you will indulgently  regard in view of the circumstances.

While writing these lines. I was pleased with the receipt of your welcome letter of the 6th inst. Thanks, my generous friend. I appreciate your efforts with all my heart. You are not my attorney, but my friend, and as such I love you.

Fraternally yours.

Ricardo Flores Magón

 

Leavenworth, Kansas, a 9 de junio de 1921

Sr. Harry Weinberger,
Nueva York, N. Y.

Mi estimado Sr. Weinberger:

Recibí carta de la Embajada de México, 1413 Eye St., Washington, D.C., cuya traducción es la siguiente: “Embajada de México en los Estados Unidos de América, Washington, D.C., a 4 de junio de 1921. // Sr. Ricardo Flores Magón, Apdo. Postal No. 7, Leavenworth, Kansas. // Estimado Señor: Se ha recomendado a esta Embajada interceder en su nombre ante las autoridades federales de los Estados Unidos con el fin de obtener su indulto y liberación. // Con el objeto de facilitar los trámites de esta Embajada para conseguir dicho propósito, le ruego, de considerarlo usted conveniente, se sirva informarme acerca de las causas de su encausamiento y los términos de su sentencia, así como de las circunstancias atenuantes que hayan sido argüidas en su favor en su oportunidad o que pudieran ser presentadas ahora. // Esperando que, tan pronto como le sea posible, tenga a bien proporcionarme la información solicitada, se lo agradezco de antemano y quedo de usted su seguro servidor. // (Firmado) Manuel C. Téllez, Encargado de Negocios ad interim.

Esta intervención de la Embajada de México es el resultado de la intensa agitación emprendida por el proletariado mexicano que ha estado presionando al presidente Obregón para que solicite mi liberación al gobierno norteamericano.

Como ya escribí las tres cartas que me permiten cada semana, le ruego que acuse recibo de esa carta en mi nombre, y que proporcione al Sr. Téllez la información que considere conveniente acerca de mi enfermedad y de mi último proceso. Tal vez el desconozca que he sido víctima de persecución, y sería conveniente que le enviara copia de la carta del Sr. Daugherty a usted, del 18 de abril, así como de la que yo le escribí a usted el 9 de mayo pasado. Con la información que usted le proporcione y la lectura de los dos documentos antes mencionados, espero que el Sr. Téllez tenga una idea de mi caso.

Lamento tener que causarle tantas molestias, pero confío en su indulgencia en virtud de las circunstancias.

Al estar escribiendo estas líneas, tuve el gusto de recibir su muy bienvenida carta del 6 de los corrientes, Gracias, generoso amigo mío. Agradezco sus esfuerzos de todo corazón. Usted no es mi abogado, sino mi amigo, a quien quiero como tal.

Fraternalmente.

Ricardo Flores Magón


1 El antecedente inmediato de la carta de Manuel C. Téllez a RFM es la comunicación del 21 de marzo que la secretaría de Gobernación remitió a la secretaría de Relaciones Exteriores junto con un oficio de la comisión permanente de la Cámara de diputados que transcribía “los escritos de diversas agrupaciones obreras, que piden se gestione ante el gobierno de Estados Unidos la libertad de los mexicanos Ricardo Flores Magón y Librado Rivera” y le solicita “hacer todas las gestiones, por vía diplomática que sean conducentes, para obtener del gobierno de la Casa Blanca la libertad de esas personas. ” (AHSRE-AHEMBWASH, s.f.)


Fuente: HWP

June 13, 1921

Mr. R. F. Magón Post Office Box 7, Leavenworth, Kansas.

My dear Mr. Magon: I send you herewith copy of the New York Call1 which gives the correspondence with Mr. Daugherty re your case. I will send copy of the same with a letter to Manuel C. Téllez, Charge d’Affaires, at the Mexican Embassy, and when I am in Washington in the near future, I will probably drop in and see him. I again wrote the President, calling his attention to your case. I haven’t by any means given up the hope of seeing you released in the near future, and I believe if we can arouse public opinion all over the country, we will succeed. Whit best regards to all the men there, I am Sincerely yours,

[Harry Weinberger]

13 de junio de 1921

Sr. R. F. Magón, Apartado Postal 7, Leavenworth, Kansas.

Mi estimado Sr. Magón: Adjunta estoy enviándole una copia del New York Call que publica la correspondencia del Sr. Daugherty relativa a su caso. Enviaré copia de la misma a Manuel C. Téllez, Encargado de Negocios en la Embajada de México, y, pronto, en cuanto vaya a Washington, es probable que pase a verlo. Escribí de nuevo al Presidente recordándole su caso. De ninguna manera he abandonado la esperanza de verlo en libertad en un futuro próximo, y opino que, si pudiésemos atraer la atención pública en todo el país, tendríamos éxito. Con mis mejores deseos para todos los que ahí se encuentran, atentamente.

[Harry Weinberger]


1 Se refiere al artículo “Repentance and Amnesty”, vidsupra, n. 94.
Fuente: HWP

Leavenworth, Kansas, June 14th, 1921

Miss Ellen White
New York, N. Y.

My dear comrade:

Your welcome letter of the 8th inst. to hand. It came a little late, but it came and I am glad it did.

The Walt Whitman School1 was founded by William Thurston Brown2 in 1919. I think he was the founder of the Stelton School you speak about. It is a Modern School  of the type of  that founded by Ferrer3 in Spain.

You are very nice, my dear Ellen, when you say that it is not loathsome for you to learn about my infirmities, and encourage me to speak thereof… But then you do not know what a selfconceited  fellow this old friend of yours is. I hide my aliments as zealously as the leper conceals his ulcers. It is an unbecoming modesty on my part, O own it, but if a woman has a right to mask her physical charms, why must not I be permitted to secrete my ugliness? Could I deck my illnesses so as to lend them grace and poesy… but as I fail to conciliate aesthetics with pathology. I deliberately and carefully shun the subject, thus keeping out of sight the miseries of the flesh, as when in the throes of agony the Hellenic warrior used to pull his shield to his face, as though to put a screen between his contorting face and the grandeur of Nature, It is for beauty’s sake that I place the shield of silence between my ailments and you.

I have not received another copy of “Freedom”, as Erma must have told you. By what you tell me conditions in Russia are just the same as any other country. It cannot de worse, but let us not take it to heart in what you say the sadness with which your noble heart is filled. Cheer up, my dear comrade! If our hopes and illusions mercilessly killed by the coarseness of reality lifeless lie, amid the sweet corpses there rises something more valuable than the dear dead – Experience. Those who could not believe our assertions will now think how true it is that Tyranny cannot evolve itself into Freedom, Tyranny breeds Tyranny. The so-called necessary transition between Tyranny and Freedom has really proven to be a transition between a revolutionary abortion and normalcy, that is, czarism, though with a new garment to satisfy the shallowness of the masses. The other governments are very stupid, for if they are bent to the collapse of what is called the dictatorship of the proletariat, which in reality is the dictatorship of Lenin and Trotsky upon the proletariat, it is through their friendship and no through the aggressiveness that they would precipitate what they long for –the restoration of the capitalist state in Russia. I have been watching day by day the compromising and killing of the revolutionary principles in Russia. It is grievous, of course, to see the wanton assassination of the vague hopes of the peoples, but  nothing is lost in the long run. If they believe to-day that Freedom can be gained through Dictatorship, they will be wiser to-morrow, and will conquer Freedom by breaking all shackles. Cheer up!

It was nice of you to have sent the flower. It is red, like my heart and looking at its crimson petals I wonder whether inside their apparent innocence there rages and flares some formidable passion for other flower, or for light, or Freedom. Now it is my prisoner, but never has a captive been loved and pampered as this flower is. A few lines accompanied it – the commitment paper. Nothing is said as to its origin, its place of birth or other particulars, the fair sender being well aware that a flower speaks by itself, recommends itself, unceremoniously introduces itself after the loose manner of children. And my flower speaks of you dreamer, the poetess, the sweet messenger of a happy to-morrow for the race. It speaks of the friendly gleam in your eyes, and the amiable smile playing in your lips as your nimble fingers placed it inside the folded missive, and by its narrative I presume the emotions that smile and gleam betrayed For these exquisite emotions I give you thanks, and beg you to accept them, forgetting for an instant that individualism of yours you spoke me of some weeks ago. I feel pleasure in paying smile with smile, friendly word with friendly word, sentiment with sentiment.

Now I must close. Good-bye for this time. How nice it would be to spend these brilliant days in the woods, or by a river, or at some seashore with those one loves. Good-bye again. My love to our Erma and all the other good comrades, and to you my good Ellen.

Ricardo Flores Magón

 

Leavenworth, Kansas, a 14 de junio de 1921

Srita. Ellen White,
Nueva York, N.Y.

Mi querida camarada:
Bienvenida su carta del pasado día 8. Llegó un poco retrasada, pero llegó y yo me alegro.

La Escuela Walt Whitman fue fundada por William Thurston Brown en 1919. Me parece que él fue fundador de la Escuela Stelton que usted menciona. Es un Escuela Moderna semejante a las que fundó Ferrer en España.

Muy gentil de su parte, mi querida Ellen, decir que no le molesta enterarse de mis enfermedades, y animarme a que le hable de ellas… Sin embargo, no sabe usted lo puntilloso que es este viejo amigo suyo. Oculto mis achaques con tanto celo como el leproso esconde sus llagas. Es una exceso de modestia de mi parte, lo reconozco; pero, si una mujer está en su derecho cuando vela sus encantos corporales, ¿por qué no habría yo de ocultar mi fealdad? ¿Podría acaso maquillar mis dolencias y dotarlas de gracia y poesía?… Así pies, imposibilitado para conciliar estética y patología, meticulosa y cuidadosamente evado el tema, y escondo las miserias de la carne, igual que los guerreros helénicos, en trance de agonía, ocultaban su cara detrás de sus escudos como queriendo poner una barrera entre sus rostros contraídos y la magnificencia de la Naturaleza. Es, en nombre de Belleza, que pongo un escudo de silencio entre mis padecimientos y usted.
No he recibido ningún otro ejemplar de “Freedom”, como Erma debe haberle dicho. Por lo que me dice, las condiciones en Rusia son exactamente iguales a las de cualquier otro país. No podría ser peor, pero no debemos tomarlo demasiado a pecho. Percibo en sus palabras la tristeza que siente su noble corazón. ¡Anímese, mi querida camarada! Si nuestras ilusiones y esperanzas son muertas sin piedad por la crudeza de la realidad, y yacen sin vida, florece entre los nobles cuerpos algo más valioso que nuestros muertos queridos: ¡Experiencia! Aquellos que no habían creído en nuestras denuncias, tendrán ahora que reconocer cuán cierto es que Tiranía nunca puede convertirse en Libertad. Tiranía engendra Tiranía. Se ha demostrado que la supuesta transición necesaria de Tiranía a Libertad no es, en realidad, más que la transición del aborto revolucionario a la normalidad, o sea, el zarismo, aunque bajo un nuevo ropaje para satisfacer la superficialidad de las masas. Los demás gobiernos son muy estúpidos; porque, si lo que pretenden es el colapso de lo que se ha dado en llamar la dictadura del proletariado (que en realidad es la dictadura de Lenin y Trotzky sobre el proletariado), es por medio de la amistad, y no de la agresividad, que conseguirán precipitar lo que persiguen: la restauración del estado capitalista en Rusia. He presenciado día con día el retroceso y la aniquilación de los principios revolucionarios en Rusia. Desde luego que es lamentable constatar el inhumano asesinato de las vagas esperanzas de los pueblos; pero, a la larga, nada se habrá perdido. Bien que el día de hoy, ellos crean que se puede llegar a Libertad por el camino de Dictadura; el día de mañana habrán ganado en sabiduría, y conquistarán Libertad al romper sus grilletes. ¡Animo!

Fue muy amable de su parte enviarme la flor. Es roja, como mi corazón; y, al mirar sus pétalos carmesíes, me pregunto si detrás de su aparente candor no se ocultará una pasión arrolladora por alguna otra flor o por la luz o por Libertad. Ahora es mi prisionera, pero nunca cautivo alguno fue tan amado, tan mimado como esta flor. Unas líneas la acompañaron, la orden de aprehensión. Nada dicen acerca de su origen, su lugar de nacimiento ni otros datos, pues la gentil remitente sabe bien que una flor habla por sí misma, se recomienda a sí misma, se presenta sin ceremonias a sí misma con los modales despreocupados de los niños. Y mi flor habla … Habla de usted, la soñadora, la poetisa, la dulce mensajera de un mañana feliz para la humanidad. Habla del amistoso destello que hay en sus ojos, de la amigable sonrisa que se dibujó en sus labios cuando sus ágiles dedos la introdujeron en su misiva; y, gracias a su discurso, puedo suponer las emociones que esa sonrisa y esa mirada traicionaron. Reciba, por esas emociones exquisitas, mi gratitud; ruégole que la acepte, haciendo a un lado por un momento ese individualismo que le es propio, al que se refirió hace unas semanas. Me agrada pagar sonrisa con sonrisa, palabra amistosa con palabra amistosa, sentimiento con sentimiento.

Ahora debo terminar. Me despido por esta vez. ¡Qué agradable sería pasar estos días fulgurantes en los bosques o en la ribera de algún río o en alguna playa en compañía de nuestros seres queridos. Me despido de nuevo. Mi amor para nuestra Erma y los demás buenos camaradas y para usted, mi buena Ellen.

Ricardo Flores Magón


1 Walt Withman School, establecimiento educativo de Los Ángeles, Calif. Inspirada en las ideas pedagógicas de Francisco Ferrer Guardia, anarquista español, fundador de la “Escuela Moderna” surgió, como muchas otras en diversas ciudades de Estados Unidos y Europa, a raíz de la ejecución de Ferrer en España en 1909.
2 William Thurston Brown, fundó escuelas libertarias en Portland, Washington y Salt Lake City, director de la Escuela Stelton en Nueva Jersey.
3 vid. supra, n. 99.


Fuente: IIIS

Penitenciaría Federal de los Estados Unidos. Leavenworth, Kansas

Junio 16 de 1921 Gus Teltsch Lake Bay, Wash. Mi querido Gus: Ahora soy yo quien debo disculparme por haber retardado mi contestación a tu querida y espléndida carta del 25 de mayo último. Tenía la intención de escribirte la semana pasada, pero recibí una comunicación inesperada de la Embajada mexicana en Washington, D.C., que requería pronta repuesta. La comunicación es como sigue:  “Embajada de México en los Estados Unidos de América. Washington, D.C., junio 4 de 1921.—Sr. Ricardo Flores Magón, P. O. Box Nº 7, Leavenworth, Kansas. Estimado señor: Se ha recomendado a esta Embajada interceder en su favor ante las autoridades federales de los Estados Unidos, con el objeto de obtener su indulto y libertad.— A fin de facilitar los esfuerzos de la Embajada, ruego a usted, si lo juzga conveniente, se sirva informarme sobre la causa de su encarcelamiento y término de su sentencia, como también las circunstancias atenuantes que oportunamente pudieran aducirse en su favor, o las que ahora puedan aducirse. Esperando que tan pronto como le sea posible, me remita usted la información pedida, le anticipo las gracias y quedo su atento servidor.—(Firmado), Manuel C. Téllez, Encargado de Negocios, ad-interim.“ Rivera recibió una nota igual. El proletariado mexicano constantemente ha estado urgiendo a la Administración de Obregón mi libertad y la de Rivera por conductos diplomáticos, y esta acción de la Embajada mexicana es el resultado de las actividades de mis hermanos mexicanos. ¿Tendrán éxito? No lo sé; pero se me ha dicho que han determinado poner en acción todo su poder económico si se desatiende su demanda, y por lo tanto paralizar por completo los negocios entre los dos países, negándose a manejar la carga destinada a cualquiera de las dos naciones y suspender sus operaciones en las negociaciones de propiedad norteamericana. Tu carta, mi querido Gus, es alentadora en lo que se refiere al futuro, al espléndido futuro de nuestros sueños; pero ¿no es espléndido también el presente? Concibo la majestad y belleza del edificio en construcción y me imagino lo feliz que ha de ser la raza humana en este edificio bajo cuyos benditos techos no habitará la tristeza. ¿Veré su terminación? No lo creo, y esto no porque sea cosa de un lejano futuro, que no lo es, sino porque ya estoy viejo. Sin embargo, estoy bien satisfecho de haber tenido la oportunidad de asistir a la colocación de sus piedras fundamentales y de haber sido testigo de este magnífico período de gestación. La hora es solemne. Está llena de incertidumbre y temor. En los surcos, en donde el corazón de los humildes ha arrojado generosamente durante edades de tristeza y de angustia su semilla de esperanzas y de ilusiones, ha principiado ya el trabajo de germinación. Se puede descubrir en el silencio aparente la palpitación de la nueva vida en la creación, lo mismo que con dulce emoción la joven madre percibe los débiles latidos de la vida joven que se agita en vientre. Presintiendo el prodigio, el alma perspicaz revive, el corazón adolorido se regocija, y el cerebro luctuoso, que solamente había tenido lugar para pensamientos sombríos y ensueños funestos, está ahora encendido con el calor de los sueños más generosos de libertad y justicia. ¿No es el presente también espléndido, mi querido Gus? ¿No es el momento de participar de la sublimidad que acompaña a toda la creación, ya sea un gusano, un verso o una estrella? La hora es trascendental, llena de interés para el que piensa o sueña, y la historia ha abierto ya un capítulo bajo este título sugestivo: “Gestación.” Es la gestación del nuevo orden bajo el cual no habrá sino una ley: “No hagas a otro lo que no quieras para ti.” Es el desmoronamiento de lo viejo y gastado para dar lugar a lo nuevo. El aire está cargado de promesas y ansiosamente las inhalo, antes que la muerte me sorprenda sin haber hecho una copiosa provisión de ilusiones y esperanzas rosadas, cuya bella compañía necesito hasta los umbrales de lo desconocido… ¿Has visto el magazín del New York Call1 del 12 de este mes? Publica mi proceso. No teniendo más espacio, termino esta carta enviando mi cariño a todos los buenos camaradas y un fuerte abrazo a ti, mi querido hermano.

Ricardo Flores Magón


1 Vid. supra, n. 94.
Fuente: EIR

Leavenworth, Ka[nsa]s, junio 20 de 1921

Consulado de México
Kansas City, Missouri

Estimado señor Villalpando:1

Obsequiando sus deseos expresados personalmente 2, pidiéndome informes sobre la causa de mi prisión y término de mi sentencia, me es grato informar a usted que yo era Editor de Regeneración, un periódico obrero escrito en español y en inglés; que se publicaba en Los Ángeles, Calif. En la edición de Marzo 16 de 1918, publiqué un Manifiesto, escrito por mi, dirigido a los trabajadores del mundo, llamando su atención hacia las condiciones sociales y políticas prevalecientes en todos los países, llegando a la conclusión de que el caos sería el resultado natural de tal anormalidad, en caso que los trabajadores no intervinieran para evitarlo. Librado y yo firmamos el Manifiesto, que fue considerado por el Gobierno como sedicioso y que fue la causa de nuestro arresto; habiendo esto acaecido el 21 del mismo mes de marzo. Fuimos juzgados de acuerdo con la Ley de Espionaje (Espionage Act) en julio del mismo año y el 19 de ese mes, Rivera fue sentenciado a 15 años y yo a 20, de prisión, habiendo comenzado a contar nuestra condena el 15 de agosto de 1918.

Los acontecimientos que se desarrollaron después de la Guerra probaron que lo que yo había escrito era verdad. El mundo financiero está mortalmente herido a consecuencia de las condiciones por mi preveídas en 1918, y la escasez de trabajo, el hambre y el desastre universal van en aumento tal como se predijo, amenazando hundir a todo el mundo en el caos. Los mismos males que trataba yo de evitar, dando la voz de alerta a los trabajadores, de este peligro, a fin de que pusieran en acción su fuerza económica para regularizar la vida política y social sobre una base de justicia y libertad, que garantizara la paz entre todos los pueblos de la tierra.

La idea del Gobierno Mexicano de gestionar la libertad de todos los mexicanos que se encuentran presos en los Estados Unidos para el próximo septiembre, Centenario de la Independencia nacional, es muy generosa. Yo no puedo, a pesar de esto, alimentar la ilusión de mi libertad, pues las fuerzas del Dinero son las interesadas en tenerme aquí prisionero hasta mi muerte, pero tengo la confianza de que muchos miles de trabajadores mexicanos que están sufriendo en las prisiones americanas y de los cuales la mayor parte son únicamente víctimas de su ignorancia de la ley, de su miseria, o del prejuicio con el cual en muchas ocasiones se trata a las personas de nuestra raza, se beneficiarán de los esfuerzos del Gobierno Mexicano.

Debo terminar por ahora, haciendo a usted presente mi estimación y personal aprecio

Por Ud. Sinceramente,

[Ricardo Flores Magón]


1 El cónsul mexicano en Kansas City,  Luis María Villalpando recibió en abril de 1921, “un oficio en viado por la Asociación Nacional de Moldeadores y Aprendices de la ciudad de México, al presidente, por la cual solicita su intermediación para la liberación de Ricardo Flores Magón y Librado Rivera”. Villalpando se presento en la cárcel de Leavenworth “para tratar el asunto”, y las autoridades lo remitieron a Washington “por tratarse de un asunto federal.”  (Luis MaríaVillalpando a Manuel Téllez, 15 de abril de 1921, (AHSRE-AHEMBWASH, s..f.). El 4 de junio de 1921, el encargado de negocios ad interim, de la embajada mexicana en Washington, Manuel Téllez, le solicitó que indagara ante las autoridades competentes el lugar y las autoridades que sentenciaron a Ricardo Flores Magón y Librado Rivera, los delitos que motivaron las respectivas sentencias, la ley en que se fundaron y el término de las mismas, así como la conducta observada por los presos durante el tiempo de reclusión y, en su caso, la fecha de libertad preparatoria. (Manuel Téllez a Luis MaríaVillalpando, 4 de junio de 1921, (idem.)
2 En el oficio del cónsul Villalpando a Manuel Téllez que acompañaba la carta de RFM, Villalpando escribió: “[..]dado que los señores Rivera y Flores Magón, están sentenciados a largas condenas por graves delitos en contra del Gobierno de este país, y dado también que en estos momentos está en trámite tanto en la ciudad de México como en Washington el delicado asunto del reconocimiento del Gobierno de nuestro país por el de los Estados Unidos, no creí prudente dirigirme por escrito a autoridad alguna para pedir los datos que usted se sirve solicitar por su atento oficio, y tomé la determinación de ir personalmente a Leavenworth, habiendo hecho el viaje el 16 del actual. Fui recibido por el Superintendente de la penitenciaría, quien me trató con la extrema amabilidad, habiéndoseme invitado a la mesa junto con su familia. Para poder tratar el asunto manifesté al warden, señor Biddle, que el objeto de mi visita era tomar informe sobre todos aquellos ciudadanos mexicanos internados en aquella penitenciaría por los delitos más o menos graves, con el fin de solicitar su libertad con motivo del próximo centenario de la consumación de la independencia de México. Ofreció darme esos datos indicándome que si deseaba yo hablar con alguien, podría hacerlo libremente: le manifesté que a nadie conocía, pero le expresé mis deseos de ver algunos de los mexicanos más distinguidos que hubiera en la prisión, y como citara el nombre de Flores Magón que es el encargado de la Biblioteca, pedí que lo llamaran a la casa el mismo señor Biddle, donde tuve una entrevista con dicho señor. Como resultado de esa entrevista, el señor Flores Magón me escribió una carta en inglés de la cual adjunto traducción, que contiene los datos que usted se sirve solicitar. Los señores Flores Magón y Rivera, fueron juzgados por la Corte Federal en el lugar y la fecha que indica la citada carta. Su conducta en la prisión ha sido absolutamente correcta y la fecha en que tiene derecho a la conmutación (to be paroled) es: 1925, para el señor Flores Magón y 1923 para el señor Rivera. La adjunta carta dará a usted una idea de las doctrinas del señor Flores Magón, por las cuales pareciome, por el tenor de la conversación, está verdaderamente fanatizado.” (Luis María Villalpando a Manuel Téllez, 23 de junio de 1921.” (ibid.)


Fuente: AHSRE

Leavenworth, Kansas, June 28th, 1921

Miss Ellen White
New York, N. Y.

My dear comrade:

A wonderful letter without date, and my very beautiful of the 19th of this month is what I have had, form you. What makes of the undated letter a wonderful one is the squandering of gems by you carried out with the hurry a gambler recklessly throws away the easily gained coin. It seems as though you were in a haste to dissipate in the smaller space of time the treasure of which your exquisite being is filled, and the marvelous outpouring began, began to fall on me to whom your genial whim  chose to be its happy recipient, and -oh, generous and modest poetess!- after having spent on me your riches, you  ask to be pardoned… At the lovable naïveté I smiled with the feelings one would experience should the violet tell him, “excuse my perfume”, or the rose “please not mind my grace…”

Your visioning was splendid. With an interred mind I followed it through the dark night of sorrow, and through the smiling dawn, poetic and sweet as a lover’s promise, to the magnificent day of Freedom and Justice. And my inner vision beheld the dreamer, too, fair and young, prodigally squandering on her old friend the riches of her soul, and with a sigh of relief I mused: so long as there breathes a dreamer there is hope!

The dreamer -the modeller of the morrow. The practical, the sensible, the cool-headed lay laugh at the dreamer- they do not know that he, the dreamer is the true dynamic force that pushes the world forward. Suppress the dreamer, and the Earth shall not reap, which will reaped by the practical, the sensible, the cool-headed of to-morrow, who will laugh at the sight of another dreamer tirelessly engaged in sowing. sowing, sowing. For the dreamers fate is injustice, and his brothers have thus always had ready for him since the night of the times the hemlock, the cross, the rock, the scaffold, and the dungeon. I shedder at the idea of seeing the last dreamer lying under the hoops of the beast of greed and lust, and I exult when a dreamer like you, fair, and sweet, and pure, emerges from the surrounding foulness to cast into the ingrate furrows her seed of light and love, and with her gaze into the future smiling by goes sowing, sowing, sowing.

It is a June day of gold and blue. The fair dreamer is in his prison -her working place. Her exquisite nerves capable of registering the subtlest impression indulge in this feast of light, and warmth, and poesy. It is noontide?; the place is quiet. From somewhere the warm air wafts in a melody -the song, perhaps of other dreamer long ago dead, which he used to cast to the winds while on the dark furrows went by sowing, sowing, sowing… Under the spell of the music the fair dreamer dreams, and generous as she is, the thought of her friend, the old, nostalgic eagle, flashes into her mind… and it happened thus that I were made the fortunate sharer of the dream. Thanks, my good Ellen.

I received a letter from our Harry Weinberger accompanying a copy of the New York Call you speak of. Please my dear comrade, tell him that I duly appreciate, sincerely appreciate, his efforts to see me free. I do not remember whether I have told you that the Mexican Embassy at Washington, D. C., sent me a letter announcing its having been direct to intercede in my favour to the American authorities. This action is the outgrowth of the incessant demands made by the Mexican proletariat to the Obregón government, to the effect that my release and Rivera’s should be asked through diplomatic channels. Let us see what the outcome of this is. Mr. Weinberger knows already of this, as I wrote him about it two weeks or so ago.

Good-bye for this time. My love to our Erma and all the other good comrades. My spirits are good. The future is ours.

For you, my generous friend, my love, too and good wishes.

Ricardo Flores Magón

Leavenworth, Kansas, a 28 de junio de 1921
Srita. Ellen White,
Nueva York, N.Y.

Mi querida camarada:

Una maravillosa carta sin fecha, y una muy hermosa fechada el 19 de este mes, es lo que he recibido de usted. Lo que hace maravillosa su carta sin fecha es el derroche de gemas que usted hace, con una prisa semejante a la de un jugador cuando despilfarra sin pensar el dinero fácilmente ganado. Pareciera que usted tenía urgencia en disipar rápidamente el abundante tesoro de su ser exquisito. Y, de esa manera, comenzó a caer la lluvia maravillosa; cayo sobre mí, a quien su genial capricho eligió como destinatario. Y—¡Oh, generosa y modesta poetisa!—tras de dilapidar sus riquezas en beneficio mío, usted me pide que la disculpe… Su adorable ingenuidad me hizo sonreír con un sentimiento parecido al que me produciría la violeta si me dijera “disculpe mi perfume”, o la rosa “le ruego no se fije en mi gracia…”

Sus imágenes son espléndidas. Yo las seguí, con atención incansable, a través de la oscura noche de la tristeza; de la sonriente aurora, poética y dulce como las promesas de un enamorado; hasta llegar a la magnificencia del día de Libertad y Justicia. Pudo también mi imaginación íntima captar a la soñadora, hermosa y joven, derramando pródigamente sobre su viejo amigo los tesoros de su alma; y, con un suspiro de alivio, musité: ¡Mientras aliente un soñador, habrá esperanza!

El soñador es el artífice del mañana. No importa si el pragmático, el racional, el calculador llega a reírse del soñador; ignora que el soñador es la verdadera fuerza dinámica que impulsa el avance del mundo. Si se llegara a eliminar al soñador, la Tierra presenciaría el más espantoso retroceso a la barbarie. Despreciado, empobrecido, el soñador avanza en medio de la humanidad sembrando, sembrando, sembrando la semilla que no cosechará; la cosechará el pragmático, el racional, el calculador de mañana, quien se reirá a su vez de un nuevo soñador empeñado incansablemente en sembrar, sembrar, sembrar; porque el destino de los soñadores es la injusticia, y sus hermanos han tenido preparados para ellos, desde la noche de los tiempos, la cicuta, la cruz, la roca, el patíbulo y la mazmorra. Tiemblo ante la idea de llegar a ver al último de los soñadores yaciendo debajo de las pezuñas de las bestias de la codicia y la lujuria; pero me entusiasmo cuando un soñador, como usted, hermosa y pura, emerge del estercolero que nos rodea para diseminar en los ingratos surcos la semilla de la luz y del amor; y, con su vista puesta en el futuro, sigue sembrando, sembrando, sembrando.

Hoy es un día de junio hecho de oro y azul. La bella soñadora se encuentra en su prisión: su lugar de trabajo. Sus refinados nervios, capaces de captar hasta el detalle más sutil, disfrutan de esta fiesta de luz y de calidez y de poesía. Es mediodía, el lugar está en calma. Desde algún sitio, el aire cálido transporta una melodía—tal vez la canción de algún otro soñador, muerto en tiempos remotos, que él solía lanzar al viento mientras, en los oscuros surcos, iba sembrando, sembrando, sembrando… Bajo el hechizo de la música, sueña la hermosa soñadora; y—generosa como es—surge en su pensamiento el recuerdo de su amigo, águila vieja y nostálgica… y fue así como yo fui el afortunado partícipe del sueño. Mi buena Ellen: gracias.

Recibí carta de nuestro Harry Weinberger, acompañada de una copia del New York Call del que usted me habla. Le ruego, mi querida camarada, que le diga que le agradezco debida y sinceramente sus esfuerzos por verme en libertad. No recuerdo si le dije que la Embajada de México en Washington, D.C., me envió una carta en la que me anuncia haber recibido instrucciones para interceder en mi favor ante las autoridades norteamericanas. Esa iniciativa es el resultado de las constantes demandas que ha hecho el proletariado mexicano ante el gobierno de Obregón con el objeto de que se solicite mi liberación, y la de Rivera, por los conductos diplomáticos. Veremos cuál es el resultado. El Sr. Weinberger está ya enterado de esto, pues le escribí al respecto hace más o menos dos semanas.

Me despido esta vez. Mi amor para nuestra Erma y los demás buenos camaradas. Me siento animado. El futuro es nuestro.

Para usted, mi generosa amiga, mi amor también, y mis mejores deseos.

Ricardo Flores Magón


Fuente: IIIS

Leavenworth, Kansas, July 12th, 1921

Miss Ellen White New York, N. Y.

My dear comrade:

This time I do not know where the fair dreamer set to write to her captive friend, for though the dear missive bears the 4th of this month as its date, it is, however typewritten, which makes me suspect that the “place”, now classical for me, was the happy cradle of the exquisite sentiments expressed in the letter I an now referring to, and that she has to work even on legal holidays. But whichever the site graced with your presence might have been -your room, the ·place·, or the Library- one thing remains certain, that it was on the 4th of July -the historic date! Hardly the rosy toes of Dawn had peeked out of the mursky mantle of Night, that people, happy or unhappy as the case might be, but who could afford it, began to issue forth from the city dwellings, and by every available means of locomotion endeavored to reach the cooler places in which to spend their holiday, and a few hours later the fields, the parks, the beaches teemed with the city folks, eager to celebrate with a few hours of physical relaxation, the rebellious gesture of the giants of 1776.

The dreamer did not leave the city. She stay there, for she wanted, among other things to communicate with her friend, the old rebel whose soul so well understands hers. Seated at her typewriter, she ponders. The hot air is filled with rumours, and in the street a thousand banners indulge in a frantic debauch of colours under the ruthless glare of the sun. A chaos of thoughts and images, elusive and tantalizing as everything beautiful is, people the dreamer’s brain. She endeavors to get hold of one of them to swiftly deliver it to the keys, but they quickly escape without leaving other trace than the ephemerous fulgency of golden wings fleetly passing by . Despairing of her ever being able of imprisoning in the pages of her letter one of the gorgeous butterflies, she says: “Your letter is so beautiful, comrade dear, that I pause and wonder what to say”. She has so much to say… The eventful date contributes to intensify the tumultuous inflow of motions, pleasant and unpleasant, through the gates of the privileged sensorium, while the heat, distending her arteries gives to her blood ampler channels to leisurely glide through without hurry nor haste, thus lulling her being with sweet drowsiness -the bland bridge spanning the banks of vigil and sleep. She has to much to say… And she succeeds. Elusive though the beautiful is, it cannot finally escape her net, and one by one the creations of her mind begin to glow in serried formation on the sheet of paper for the benefit of her friend. Thanks, many thanks, my good, generous Ellen, for your words do me so good.

I fully enjoyed your dear, beautiful letter which shows the best that is in you, the fair dreamer of the future whose proximity can be felt, though not by all. The ones who feel it best are not those who suffer, but those who enjoy Life. He who suffer thinks that his misery is a transitory one. He has not the slightest idea of being in the presence of a simple and clear case of suicide. Business, he muses, should normalize itself one day or other, and there shall again be a great deal to do, under the bank account, so frightfully shrunk to-day through this crisis, shall swell again… This is the dream of the slave. He does not think of breaking of chains and smacking of yokes, oh, no! But the one who enjoys Life is apprehensive. He does know what is coming, for he has in his hands the reins of that monster that sucks the vital fluid of the peoples of the Earth, and the monster has swilled so covetously, that is about to burst, that will necessarily burst, and then… The future of our dream is certain. It will be brought about not so much by a hurt sense of honour on the part of the oppressed, as by the utter stupidity and boundless covetousness of the oppressor… But lo! I have already wasted my two pages, with out telling you what I have to say.

María and Lucía are simply crazy for having had a nice letter from you. How good you are!

With love to Erma and all the goods comrades, and in immense quantity to you, I close my letter lamenting not having given vent to the sentiments and thoughts that stir within me. The space is so short…,

            Ricardo Flores Magón I have not received the London paper1.

Leavenworth, Kansas, a 12 de julio de 1921

Srita. Ellen White, Nueva York, N.Y.

Mi querida camarada:

Esta vez desconozco el sitio en que la bella soñadora escribió a su amigo cautivo porque, aunque su amable carta está fechada el día 4 de este mes, está sin embargo mecanografiada; lo que me hace sospechar que fue “el lugar”, un apelativo ya clásico para mí, la feliz cuna de los delicados sentimientos plasmados en la carta a la que me refiero, lo que indica que ella tiene que trabajar incluso en los días festivos oficiales. Pero independientemente de cuál haya podido ser el sitio favorecido con su presencia—su habitación, “el lugar” o la biblioteca—lo que sí es indudable es que el suceso tuvo lugar el 4 de julio, bajo los rayos deslumbrantes de un sol de verano. El 4 de julio: ¡Una fecha histórica! Los primeros rayos color de rosa de Aurora no habían siquiera terminado de teñir el manto oscuro de Noche, cuando la gente, feliz o desgraciada según los casos, pero con posibilidades para permitírselo, comenzó a abandonar sus moradas citadinas, y a abordar todos los medios de transporte disponibles para dirigirse a los lugares más frescos para disfrutar del día festivo. Pocas horas más tarde, el campo, los parques, las playas ya estaban llenas de gente de la ciudad, ansiosos de celebrar la gesta rebelde de los gigantes de 1776 con unas cuantas horas de relajación física y mental.

La soñadora no abandonó la ciudad. Se quedó ahí, entre otras cosas, para comunicarse con su amigo, el viejo rebelde, cuyo espíritu tanto se identifica con el suyo. Sentada ante su máquina de escribir, reflexiona. El aire candente está impregnado de rumores; en las calles, un millar de banderas se suman al carnaval de colores bajo el deslumbrante brillo del sol. Un caos de pensamientos y de imágenes, elusivos y tentadores como todo lo que es hermoso, bullen en la cabeza de la soñadora. Se afana por atrapar alguno para llevarlo de inmediato a las teclas, pero ellos huyen sin dejar más huella que el fulgor efímero de unas alas doradas al pasar. Convencida de que no conseguirá atrapar en las páginas de su carta a ninguna de esas deslumbrantes mariposas, ella dice: “Su carta es tan bella, camarada querido, que tengo que detenerme a pensar qué puedo decir”. ¡Pero tiene tanto que decir…! Lo memorable de la fecha contribuye a multiplicar el tumultuoso flujo de ideas, agradables y desagradable, que invaden su sensibilidad privilegiada; al mismo tiempo, el calor dilata sus arterias y proporciona a su sangre amplias avenidas para deslizarse alegre, pausadamente, sin precipitación, arrullándola hacia un dulce letargo: el delicado puente que cruza de la ribera de la vigilia a la del sueño. Tanto tiene que decir… Y lo consigue. Por más elusivo que sea lo bello, no puede, por último, escapar a sus redes; y, una tras otra, las creaciones de su mente empiezan a alinearse resplandecientes y en apretadas filas en la hoja de papel en beneficio de su amigo. Gracias, muchas gracias, mi buena, generosa Ellen, porque sus palabras me hacen mucho bien.

Disfruté enormemente su amable y hermosa carta que me comunica lo mejor de usted, la bella soñadora de lo futuro cuya proximidad puede ya sentirse, aunque no por todos. Quienes mejor lo perciben no son los que sufren, sino los que gozan de Vida. Aquel que sufre piensa que sus miserias son transitorias; ni siquiera se imagina que se encuentra ante una evidente situación de suicidio. “Tarde o temprano—se dice—, las cosas tendrán que normalizarse por sí mismas; volverá a haber mucho trabajo cuando se recuperen las cuentas bancarias, tan terriblemente castigadas hoy en día…” Ese es el sueño del esclavo. Nunca piensa en la posibilidad de romper sus cadenas y hacer pedazos su yugo. ¡Oh no! En cambio, aquel que disfruta de Vida es más cauteloso. Está consciente de lo que está sucediendo porque tiene en sus manos las riendas de ese monstruo que succiona el líquido vital de los pueblos de la Tierra. Y el monstruo se ha saciado con tal voracidad que está a punto de estallar y necesariamente estallará, y entonces… El futuro de nuestro sueño es inevitable. Se realizará no tanto por haber atentado en contra del sentimiento de honor de los oprimidos, sino por la crasa estupidez y la ilimitada codicia del opresor… Pero—¡Ay!—ya he despilfarrado mis dos páginas, y todavía no he dicho lo que tenía que decirle.

María y Lucía enloquecieron al recibir su amable carta. ¡Qué buena es usted!

Con amor para Erma y todos los buenos camaradas; en grandes cantidades para usted, concluyo mi carta lamentando no haber podido expresar los sentimientos y pensamientos que se agitan dentro de mí. El espacio es tan reducido…

Ricardo Flores Magón. No he recibido el periódico de Londres.


1 Se refiere a Freedom.
Fuente: IIIS

Penitenciaría Federal de los Estados Unidos. Leavenworth, Kansas 

Julio 21 de 1921
Señorita Irene Benton.
Granada, Minn.

Mi querida camarada:

Ha pasado todo un mes desde que tuve el gusto de recibir tu carta del 15 de junio. Quise escribir más pronto; pero tú sabes, mi querida amiga, que un prisionero no puede hacer lo que desea. Dudo si podrá concebir lo que significa una carta venida de afuera para un alma que se marchita y languidece en las penumbras del calabozo de una prisión. Tus cartas manifiestan ampliamente que estás dotada de un temperamento sensible, capaz de reaccionar al más ligero estímulo que puedas recibir del ambiente, y esta circunstancia me conduce a pensar que tú te imaginas el mundo de emociones y pensamientos que una carta es capaz de evocar en un cautivo, cuyo universo está limitado por tres muros y una verja de hierro. Pero entonces, ¿no es necesaria una experiencia actual para el mejor entendimiento de las cosas? Y esta experiencia de la vida de la prisión es lo que no tienes, mi querida camarada. No sabes lo que se siente estar enjaulado…. Por fortuna ignoras esta angustia del corazón que viene de la realización de que afuera de estos altos y formidables muros que separan a uno del resto de los vivientes, se levanta otro muro formidable y más elevado: el desprecio de los que se arrastran, sin saber que se atraen las cadenas y el odio de aquellos cuya posición privilegiada peligraba con la luz de la verdad. No hay nada que se enfrente al prisionero más que el odio, la aversión, el desprecio; y hasta la Naturaleza, como se ve al través de las rejas de fierro, parece enfurruñarse con displicencia y mal humor, de mala gana y con murria.   

En estas circunstancias, una carta de afuera es un verdadero aliento, un soplo de vida, que hace a la sangre correr un poco más de prisa en las arterias, como bajo la influencia de un vino generoso.   

Tu carta está llena de vida. Al leerla puede uno imaginarse los campos empapados por la lluvia, las rosas y el arroyo; y para sentir la impresión más vivida, venían, incluidos, un fragmento de la Naturaleza—la rama de madroño—y un trozo de poesía: “El grito del desierto.” Gracias. Aprecio cordialmente este esfuerzo tuyo para romper la monotonía de esta existencia vegetativa, para lo cual el ayer, el hoy y el mañana han perdido su verdadero significado, para confundirse en la noción de un presente gris, sin principio ni fin, como el infinito ilimitado.   

El entusiasmo con que hablas por haber recibido una carta de mi querida camarada Sra. M. P., en que trata de las maneras cariñosa de la dulce Lyla y de la pequeña Clytie, me muestra cuán rica es tu alma en exquisitos sentimientos, los cuales explican tu actitud de protesta frente a la injusticia social.  

Sí; como lo indicas, esas queridas jovencitas serán las ciudadanas del mañana, cuando una humanidad mas sabia y más sana habite esta Tierra. Estos amables retoños son las esperanzas de los que, como yo, están a punto de despedirse de la vida. Espero que me escribirás otra vez; tus carta me hacen bien; estoy tan sediento de amabilidad…   

Tuyo fraternalmente.

Ricardo Flores Magón


Fuente: EIR

August 3rd, 1921

Nicolás T. Bernal
Oakland, Cal.

My dear Nicolás:

Your dear letter of the 18th of last July received. You do not tell me what the state of your health is, which makes me suspect that perhaps you are still ill. I hope that in your next you will be so kind as to fully inform me regarding your physical troubles.

I have not names of persons to whom you might send the copies you refer to, my dear Nicolás, for you may image that after three years and five months seclusion from the world, my acquaintance with addresses and names almost shrunk to naught.

I have received letters from good friends who do not forget me. I am most thankful to them, and only regret not to be able of answering them individually. You can explain them my being unable to write more than three letters a week, but as I am allowed to receive any number of them each day I except to continue receiving their dear missives, which afford me hints of the life that throbs outside these grim, gray walls. The friends who wrote me are: Dr. J. Leslie Passmore, who address you already have, Detroit, Mich.
I received with appreciation the French tobacco and cigarette paper he sent to me; Marie Rhein, 224 Penn St. , Reading, Pa.; F.G. Rendón, 182, Oshkosh, Neb., letter and five dollars which were well needed, for money is needed everywhere under the capitalistic system; Juan Ruiz, Federación del Trabajo, San Pedro, Coah., Mex. As comrade Ruiz suggested, his letter was readed by the other comrades.

Comrade Ruiz’ letter informs me of the activation of Mexican labor to bring about our release, but most unfortunately his letter lacks in details, for he thinks that I am already informed by other comrades. The truth is that Ruiz is the only Mexican comrade that writes me from Mexico, and consequently I have not other source of information as to what is going there. He says in general that the syndicates and unions in their last convention at Orizaba,1 resolved organize a demonstration of protest in behalf of political prisoners held in American prisons, the demonstration to take place on the 1st of December, but fails to say anything about the character and scope of the demonstration. If he or other Mexican comrade sent me details of what is being done, or what is being contemplated to be done in behalf of political prisoners, I would certainly appreciate it very much.

The efforts of Mexican comrades fill me with joy. I cannot, however, harbour the hope of being release -efforts to this effect has been made before, but without vail. I am considered dangerous by those in power here, as may be seen by Mr. Daugherty’syís letter to Mr. Harry Weinberger. Dangerous to capitalism, of course; dangerous to tyranny, and so long as capitalism be in the saddle in the U S, I shall have to remain a forced guest of their dungeons. Mr. Daugherty, speaking for the government wants me to show repentance, and in this the sarcasm touches the limits of tragedy. Repentance? I have not profited by other’s swat, anguish, fatigue, and labor; I have not oppressed a single soul; I have nothing to repent of. My life has been wasted without my having acquired wealth , power or glory when I could have gotten these three things very easily, but I do not regret it -wealth. power, glory are only won by trampling others right. My conscience is tranquil, for it knows that under my convict’s garb an honest harts beats. I could be released if I only signed a petition for pardon repenting of what I have done, as the Department of Justice suggests me to do. I could then joy my poor, abandoned family; I could then attend to my failing eye-sight whose ever increasing weakness casts shadows around me and bitterness into my heart, but I think that the joy if being out of this inferno that seems to have swallowed me for ever, would ruthlessly be stifled by the remonstrance of and indignant conscience that would shout to me: shame!, shame!, shame!

For it is my honour as a fighter fro freedom, my honour as a champion of the poor and disinherited painfully built up in a thirty-year struggle for justice for all what is at stake. Thus, I do not surrender the Ideal, come what it may.

Hoping to hear from you soon, and to hear something regarding the printing of my last drama, I say good-bye with greetings to our good comrades, and a strong embrace from your brother.

Ricardo Flores Magón

 

3 de agosto de 1921

Nicolás T. Bernal,
Oakland, Calif.

Mi estimado Nicolás:

Recibí tu apreciable carta del 18 de julio pasado. Nada me dices acerca de tu salud, lo que me hace temer que tal vez sigas enfermo. Espero que en tu próxima tengas la amabilidad de informarme detalladamente acerca de tus malestares físicos. No tengo nombres de personas a quienes enviar las copias a las que te refieres, ya que, como te puedes imaginar, mi estimado Nicolás, después de tres años y medio de reclusión separado del mundo, mi acervo de domicilios y nombres se ha reducido prácticamente a cero.

He recibido cartas de amigos que no me olvidan. Me siento muy agradecido, y lo único que lamento es no poder contestarles individualmente. Explícales que no puedo escribir más que tres cartas por semana, pero que me autorizan a recibir diariamente cualquier cantidad, y que espero seguir recibiendo sus apreciables cartas que me transmiten fragmentos de la vida que palpita fuera de estos tristes y grises muros.

Los amigos que me escribieron son el Dr. J. Leslie Passmore, cuyo domicilio ya tienes, en Detroit, Mich.; recibí agradecido el tabaco francés y el papel para cigarrillos que me mandó. Marie Rhein, 224 Penn St., Reading, Pa.; F. G. Rendón, 182 Oshkosh, Neb.,  carta y cinco dólares que mucho necesitaba, pues, bajo el sistema capitalista, se necesita dinero en todas partes; Juan Ruiz, Federación del Trabajo, San Pedro, Coah., México, su carta, como él lo sugirió, fue leída por otros camaradas.

La carta del camarada Ruiz me informa acerca de la iniciativa de los trabajadores mexicanos para conseguir nuestra libertad; pero desgraciadamente no da detalles porque supone que otros camaradas ya me han puesto al corriente. Lo cierto es que Ruiz es el único camarada mexicano que me ha escrito desde México, y por lo tanto no tengo otras fuentes de información acerca de lo que está sucediendo allá. En términos generales, dice que los sindicatos y uniones, en su última convención en Orizaba, resolvieron organizar una manifestación de protesta a favor de los presos políticos recluidos en cárceles norteamericanas; la manifestación tendrá lugar el 1º de diciembre, pero no me dice nada acerca de su carácter y magnitud. Si él o cualquier otro camarada mexicano me manda detalles de lo que se ha hecho, o lo que se planea hacer, a favor de los presos políticos, se lo agradeceré mucho.

Los esfuerzos de los camaradas mexicanos me llenan de alegría. No obstante, no puedo abrigar la esperanza de ser liberado: con anterioridad ya se han hecho esfuerzos en ese sentido, pero han sido en vano. Quienes detentan el poder me consideran peligroso como se puede observar en la carta del Sr. Daugherty al Sr. Harry Weinberger.2 Peligroso para el capitalismo, por supuesto; peligroso para la tiranía. Mientras el capitalismo lleve las riendas en los Estados Unidos, seguiré siendo el huésped forzado de sus mazmorras. El señor Daugherty, hablando en nombre del gobierno, pretende que yo dé muestras de arrepentimiento; y, en este sentido, el sarcasmo adquiere tintes de tragedia. ¿Arrepentimiento? Yo no me he beneficiado del sudor ni de la angustia ni de la fatiga ni del trabajo de los demás; yo no he oprimido a nadie; yo no tengo de qué arrepentirme. He vivido mi vida sin acumular riquezas ni poder ni gloria, tres ventajas que muy fácilmente pude haber obtenido, pero no lo lamento: la riqueza, el poder y la gloria sólo se obtienen pisoteando los derechos de los otros. Está en paz mi conciencia porque sabe que bajo los harapos del presidiario palpita un corazón honesto. Podría ser puesto en libertad con tan solo firmar una solicitud de perdón arrepintiéndome de lo que he hecho, como me lo sugiere el Departamento de Justicia. Si así lo hiciere, podría disfrutar de mi pobre y abandonada familia; podría entonces cuidar de mi vista desfalleciente cuya debilidad va en aumento, y cubre de sombras mi alrededor, y llena de amargura mi corazón; pero yo creo que la felicidad de salir de este infierno, que parece haberme tragado para siempre, quedaría implacablemente ahogada por las recriminaciones de mi conciencia indignada que no cesaría de gritarme: ¡Vergüenza! ¡Vergüenza! ¡Vergüenza! Porque lo que está en la balanza es mi honor de combatiente por la libertad, mi honor de campeón de pobres y desheredados, dolorosamente construido a lo largo de treinta años de lucha en pro de la justicia para todos. Así pues, pase lo que pase, no claudicaré del Ideal.

Esperando tener pronto noticias tuyas, y saber algo sobre la publicación de mi último drama, me despido deseando felicidades a nuestros buenos camaradas, y enviándote un abrazo de tu hermano.

Ricardo Flores Magón


1 Refiérese al Congreso Ordinario de la Confederación Regional Obrera Mexicana  (CROM), realizada a partir del primero de julio de 1921. Enfrentados al  lock out declarado por las compañías petroleras norteamericanas frente al impuesto decretado por el gobierno de Plutarco Elías Calles al petróleo exportado el 7 de junio, tanto la CROM como la Confederación General del Trabajo (CGT) y los sindicatos de estibadores del golfo mexicano, realizaron diversas manifestaciones norteamericanas.
2 Vidsupra, n. 75.


Fuente: APEFM

Leavenworth, Kansas, August 6th, 1921

Mrs. María B. Magón
Los Angeles, Cal.

My dear María:

The picture of your physical condition as given in your dear letter of the 1st of this month is most gratifying excepting that of Raul’s. He should do something for his health, health being the only wealth of the poor. You should think seriously on his condition and try to find a solution to his problem. His thinness is not natural, and it is absolutely necessary to fight its cause. Ignorant of all the circumstances that surround you, I am unable to suggest anything, but I hope you will understand the gravity of the situation, and will give to it serious consideration.

This letter will reach you a few days before Alicia’s birthday anniversary, and I need to dedicate some lines to the glorious event, but as I cannot detach the gentile sprang from the beautiful pla[…]1 t gave it birth, and my brain and my feelings cannot dwell on one of you without thinking of the three sweet creatures that only heart loves, these words are intended to express what I feel for my María, Lucía and Carlos whose very names have the power of soothing my sorrows, and of al[llev]iating2 the grayness of my existence with their grace and poesy. I am glad of finding you [still]3 alive on this 14th day of August, as your life means beauty for me, and I hope that you will outlive me that I may sweeten my last moment with your presence, if it happened that I be free, or with your names if a prison cell must be my death chamber. This 14th day of August must be a day of rejoicing for us four. María will contemplate in Lucía the estimation of her loveliness through time; Lucía will fell the joy of the plant in full bloom, drink of life; Carlos, in his sweet innocence, will be glad because his two beautiful ancestors are merry, while I in my solitude will pass hours of happiness thinking of you. The day will be beautiful -I am sure of it. It cannot be an ugly day. Very early in the morning, Dawn will strew with roses the earth and the sky as the becoming beginning of the unusual celebration, and the stars, foreboding the awakening of my earthly stars, will quietly put out the their lights conscious of their impotency  [to]4 compete with a smile from María, or Lucía’s charming gaze, or the glory irradiating from all the […]5 ores of this angel of my dreams -Carlos. A light breeze desirous of contributing to the splendours. The day will diligently gather from field and garden and forest  pure breath of Nature to regal6 you with, while the Sun will send the gentlest of his beams to hail you “good day”. Thus will be the beginning of the day which I wish to be of happiness for you.

I am sending you two books, or better, two friends. I love books, well written books of course. Bad written books tire me. disgust me, even anger me. These two books are two well written ones. The Judgment of Peace7 is the best indictment I have ever read against barbarism, and together with Men in War8 by the same author that I previously sent you stand like an accusing finger pointing at what of beastly and vile there is in what we pompously call civilization and culture. I have thoroughly enjoyed these books I have sent you. Each of their pages can bear witness of the pains I have taken to discover the dimmest shade of beauty hidden in their wording —I am so greedy of beauty that I do not rest until I have extracted the last drop of it, as children lick their fingers after having consumed the lollipop. The book that impressed me most is the one entitled Men in War. This book, I think, is enough to acquire for the man who  wrote  it the name of genius. Latzko is a genius, I do not doubt it, and he would be declared so, and loudly proclaimed so, had he not dealt with a subject objectionable to our masters who want to hallow barbarism, who are prone to deck their crimes with a nimbus of glory and beauty. Men in War should be studied rather than merely read. It is a genius masterpiece. The exposure of the emotions and thoughts dominating the different characters that enter in the composition of the precious little book is so happily performed, that set one gasping. I hope you have enjoyed, too, the little book.

It is time now of closing my letter. There is not much space left. What was that serious illness that afflicted you, my poor Lucía, some ten months ago? I was not informed of it. Now you are well, though thin, but as ever lovely, and I am glad of it. And you my sweet María succeeded in reducing superfluous flesh. But it was really superfluous? Do you feel strong? You most be lovelier than ever in your slenderness, my beloved María, but is your health good? Carlitos’ condition satisfies me.—The dear, dear, dear little angel.

Fraternal greetings to our Raúl. You take care of his health, my beloved ones. Librado sends to you all his regards.

With many kisses and love for you three, I say good-bye.

            Ricardo

 

Leavenworth, Kansas, a 6 de agosto de 1921

Sra. María B. Magón,
Los Angeles, Calif.

Mi querida María:

Me da mucho gusto el relato que me haces de tu estado de salud en tu amable carta del día 1º. de este mes, excepto por [lo que me dices acerca de] la de Raúl. El tiene que cuidar su salud, pues la salud es la única riqueza de los pobres. Tendrías que pensar seriamente en su estado, y tratar de encontrar una solución a su problema. Su delgadez no es normal, y es absolutamente necesario curar sus causas. Me siento incapaz de sugerir algo, pues ignoro las circunstancias que los rodean, pero confío en que comprenderás la gravedad de la situación, y le prestarás la debida atención.

Recibirás esta carta unos días antes del cumpleaños de Alicia. Así que tengo que dedicar unas líneas a tan glorioso acontecimiento; pero como no puedo separar tan feliz […] le dio nacimiento y ni mi cabeza ni mis sentimientos pueden centrarse en uno solo de ustedes, sin pensar en las tres dulces criaturas que son el único amor de mi corazón, estas palabras intentan expresar lo que siento por mi María, por Lucía y por Carlos, cuya sola mención de sus nombres tiene el poder de borrar mis tristezas y de [mitigar] lo gris de mi existencia con su gracia y poesía. Me da gusto encontrarte [aún] viva en este 14 de agosto, porque tu vida significa belleza para mí, y tengo la esperanza de que me sobrevivirás para endulzar mis últimos momentos con tu presencia, si acaso para entonces estuviera yo en libertad, o con sus nombres, si mi última morada fuese una celda carcelaria. Este 14 de agosto tendrá que ser un día de regocijo para nosotros cuatro. En Lucía, María contemplará lo precioso de su encanto a través del tiempo; Lucía sentirá la alegría de la planta en plena floración, el néctar de la vida; Carlos, en su dulce inocencia, será feliz por la alegría de sus dos hermosas progenitoras; mientras que yo, en mi soledad, viviré horas de felicidad pensando en ustedes. Ese día será hermoso, estoy seguro. Feo, no puede ser. Muy de mañana, tempranito, Aurora cubrirá de rosas Tierra y cielo para dar la bienvenida a la apertura de tan extraordinaria celebración; y las estrellas, cediendo al despertar de mis estrellas terrenales, discretamente apagaran sus luces sabiéndose impotentes [para] competir con una sonrisa de María, con el encanto de una mirada de Lucía o con la gloria que irradia de todos los […]de Carlos, el ángel de mis sueños. Suave brisa, deseosa de participar en el esplendor. El día, con diligencia, decantará de campos, de jardines y  de bosques el aliento puro de la Naturaleza para [ofrecérselo]; mientras que el Sol enviará sus cálidos sus rayos para darte los “Buenos Días”. Así tendrá que ser el nacimiento de ese día, que les deseo sea para ustedes un día de felicidad.

Les estoy enviando dos libros o, mejor dicho, dos amigos. Yo amo los libros; los libros bien escritos, por supuesto. Los libros mal escritos me fastidian, me molestan, incluso llagan a irritarme. Pero éstos son dos libros bien escritos. “Judgement of Peace” es el mejor alegato contra la barbarie que he leído nunca, y aunado a “Men in War”, del mismo autor, que te mandé antes, se erige como un dedo acusador apuntado contra todo lo que de bestial y vil tiene lo que pomposamente llamamos civilización y cultura. Yo he disfrutado enormemente de estos libros que les envío. Cada una de sus páginas es testigo de los arduos esfuerzos que he hecho para extraer hasta el más mínimo matiz de belleza oculta en su redacción. Soy tan voraz por la belleza que, como los niños que se chupan los dedos después de haber degustado el caramelo, no quedo satisfecho sino hasta haber escanciado hasta la última gota de lo bello. El libro que más me impresionó es el titulado “Men at War”. En mi opinión, basta este libro para hacer merecedor a quien lo escribió del calificativo de genial. Lazlo es un genio, no me cabe la menor duda, y así tendría que ser reconocido, y como tal, exaltado a voces, si no fuera porque él se ocupa de un tema objetable para nuestros amos que pugnan por santificar la barbarie, y pretenden disfrazar sus crímenes con un aura de gloria y de belleza. Más que leerlo, “Men at War” debía ser estudiado. Es la obra maestra de un genio. La exposición de las emociones y de los pensamientos que embargan a los distintos personajes que intervienen en la trama de este precioso librito están tan felizmente expresados, que lo dejan a uno boquiabierto. Ojalá que ustedes también hayan disfrutado del librito.

Ha llegado el momento de concluir esta carta. No queda mucho espacio. ¿Cuál fue esa grave enfermedad que padeciste, mi pobre Lucía, hace unos diez meses? No fui informado de eso. Me alegro de que, ahora, ya estés bien y, aunque delgada, tan encantadora como siempre. Y tú, mi dulce María, lograste eliminar esa gordura superflua. Pero, ¿realmente era superflua? ¿te sientes fuerte? Debes estar más bella que nunca con tu figura esbelta, mi amada María, pero ¿es satisfactoria tu salud? Me alegra el estado de Carlitos, mi querido, querido angelito.

Recuerdos fraternales a nuestro Raúl. Y ustedes, mis bienamados, cuídenlo. Librado les manda sus saludos a todos.

            Con muchos besos y amor para ustedes tres, me despido.

Ricardo


1 Ilegible en el original:  “sprant from the beautiful pla(…) t give it birth,”, cuyo sentido resulta incomprensible. (N: del Tr.)
2 Ilegible en el original: “al(…)iating”. Por el contexto, el traductor supone que se trata de “alleviating”. (N. del Tr.)
3 Idem. “…ee”, por continuidad de sentido, probablemente: “still”, aún, todavía. (N.del Tr.)
4 Idem. “…”, muy probablemente “to”, partícula introductoria de infinitivo y, al mismo tiempo, preposición de caso dativo. (N. del Tr.)
5 Idem. “…ores”. Indescifrable para el traductor. (N. del Tr.)
6 Idem. “real?”. Indescifrable para el traductor; por sentido contextual probablemente “regal”, ofrecer, regalar, ofrendar. (N. del Tr.)
7 vid. supra, n. 76.
8 vid. supra, n. 33


Fuente: APJCV

Leavenworth, Kansas, August 16th, 1921

Miss Ellen White New York, N. Y.

My dear comrade:

I wonder what the fate of my letter bearing the date July 26th might have been. That letter was written in answer to your dear beautiful one of the 19th of July. You say in the lovely letter you wrote me on the 7th of this month that you have not received it… Lo, the poor thing got astray, and I am sorry -whence the poor orphan may go that he may fin shelter? This is the first time that one of my letters to you fails to reach its destination, and I hope that this will never occur again.

You want me to be a critic, my good comrade, and I think it sensible to decline such a function. I cannot judge your productions for one simple reason to wit; that I have forgotten all about rhetorical rules. This “Isle of Dreams” you have sent me is very beautiful. Your dreams are my dreams, and they are the dreams of every aching soul in all latitudes and climates, with the only difference that not many can give expression to their dreams with such beauty as you do, and I like the composition; but I if you want to have a learned opinion of it, I am afraid you have chosen the wrong party, my dear Ellen. For me, the merit of the composition does not lie in its more or less skillful arrangements of words and phrases, but in the intensity and quality of the aesthetic emotions it stirs in me.  By this, you can imagine what a poor critic this your friend is, for I am made of blood and nerves, whereas a critic must be cold, serene, insensible—at least, the critics seem to me so conformed. Of your “Isle of Dreams” I can only say that it is very beautiful, and that it is so because it is your young soul what I see through the gorgeous display of images and thoughts. And its music… how sweet it is, and how refreshing. I am so grateful to your self because I cannot detach the work from the authors. The wonderful creation has not sprang out of nothing—it is the quintessence of a sensitive soul, your great, generous soul. Great and generous—there are  the words which best qualify your soul.. The “Isle” as not been created for yourself you have created to for all, for all men and women and children. Is not this generosity? Other poets create isles, but for themselves alone, or at the most, for the elite, for the select- the rest of humanity being barred from stepping in. I think? you again for having procured me so exquisite aesthetic emotions with the reading of the “Isle of Dreams”. The more I read it, the best I enjoy its delicate beauty, while its haunting music lingers in my ear long afterwards.

I received the candy—it is capital—the figs and lates? —which are nice—and the poor flowers… dead! But flowers are beautiful, even when dead. Thanks, my dear Ellen.

What a pity no to get London Freedom.1 As to your request to let you know whether I wish to have another periodical, I would rather have a very good novel, a wonderfully written novel. If you know of someone possessing this quality, please let  know its title to see whether I have read it or not. I prefer modern authors with brilliant style—remember I am a primitive man, the folk who love brilliant things.

I had already written all this when your most welcome and dear and beautiful letter of the 13 inst. was handed me. I suspended my scrawling to read it—the orphan was found and got the expected shelter, you are so good! Yes, it was the eternal cold. I have it now again… My head is at the point of bursting. Your letter however, has brought me relief. So you are twenty-two years old. Before you be twenty-five, the Muses shall crowned you, oh, poetess! Have the will, my good Ellen, have the will to succeed. Never think you will not succeed; do not think it for a single moment. As a friend that so well loves you, I assure you that there is in you the spark of genius, but what this speak needs to convert itself into a big fire self-confidence. Have faith in your powers, in your creative powers, this is the secret. I thank you for the fine thoughts you have for my beloved ones. I have no more paper. It is to hateful to have to close a letter when nothing has been told yet. The pamphlet received, I will certainly read it. Glad to know our beloved Mollie is such a fighter. Hurrah for her! I am enthusiasm I was about to send her a kiss—she is sublimer! Love you, Erma and other good comrades, from

Ricardo Flores Magón With your last letter a rose came—how lovely it is.

Leavenworth, Kansas, a 16 de agosto de 1921

Srita. Ellen White, Nueva York, N.Y.

Mi querida camarada:

Me pregunto cuál habrá sido el destino de mi carta fechada el 26 de julio. Daba respuesta a su apreciable y hermosa misiva del 19 de julio. En su encantadora carta del 7 de este mes, me dice que no la ha recibido… ¡Ay! La pobre se extravió; lo siento porque, ¿en dónde podrá la pobre huérfana encontrar refugio? Esta es la primera vez que una de mis cartas no consigue llegar a su destino; espero que no vuelva a suceder.

Me pide que la critique, mi buena camarada, pero me parece prudente declinar esa función. No puedo hacer juicio de sus obras por una sencilla razón, a saber: he olvidado todo lo referente a las reglas de la retórica. Esta “Isle of Dreams” [Isla de Sueños] que usted me envió es muy hermosa. Sus sueños son mis sueños y son los sueños de todos los espíritus sensibles en todas las latitudes y bajo todos los climas, con la sola diferencia de que no son muchos los que tienen la capacidad de expresar sus sueños de una manera tan hermosa como usted lo hace. A mí me gusta la composición; pero si lo que desea es una opinión docta, me parece que ha elegido a la persona equivocada, mi querida Ellen. Para mí, el mérito de una composición no estriba en la mayor o menor habilidad para engarzar las palabras y las frases, sino en la intensidad y calidad de las emociones estéticas que despierta en mí. Esto puede darle una idea de lo lamentable que es como crítico éste su amigo, pues está hecho de carne y de nervios, mientras que un crítico tiene que ser—o, por lo menos, así lo creo—frío, sereno, insensible. De su “Isle of Dreams” sólo puedo decirle que me parece muy bella; así lo creo en virtud de que, a través del fascinante despliegue de imágenes y pensamientos, puedo distinguir su espíritu joven. Y su musicalidad… ¡cuánta dulzura tiene! ¡qué estimulante es! Le quedo muy agradecido por haberme enviado este fragmento de su hermoso ser. Lo denomino “fragmento de su ser” porque no puedo separar a la obra de su autora. Una hermosa creación no surge de la nada; es la quintaesencia de un espíritu sensible: ¡De su espíritu grande y generoso! Grande y generoso, los adjetivos más apropiados para calificar su alma… La “Isla” no fue creada para usted; fue creada para los demás, para todos los hombres, mujeres y niños. ¿No es esto generosidad? Otros poetas crean islas, pero sólo para sí mismos o, en el mejor de los casos, para una élite, para unos cuantos selectos, excluyendo al resto de la humanidad de su disfrute. Vuelvo a agradecerle el haberme proporcionado emociones estéticas tan deliciosas con la lectura de la “Isle of Dreams”. Entre más la leo, mayor es el placer que me proporciona su delicada belleza, y más duradero el eco de su música en mis oídos.

Recibí los dulces—¡cosa muy importante!—, y los higos y los dátiles—¡Que son muy agradables! —y las pobres flores… ¡muertas! Pero, incluso muertas, las flores son hermosas. Gracias, mi querida Ellen.

¡Cuánto lamento no haber recibido el London Freedom! Respecto a su pregunta de si quisiera recibir alguna otra publicación, preferiría alguna buena novela, alguna novela estupendamente escrita. Si sabe de alguna que posea esta cualidad, dígame su título para saber si ya la he leído o no. Me inclino por los autores modernos que desplieguen un estilo brillante: no olvide que soy un hombre primitivo, un individuo que gusta de los objetos brillantes.

Ya le había escrito todo lo anterior, cuando recibí su bienvenida, apreciada y hermosa carta del 13 de los corrientes. Interrumpí mis garabatos para leerla: la pobre huérfana fue hallada y encontró su ansiado refugio. ¡Qué buena es usted! Sí, mi eterno resfriado. De nuevo lo tengo… Mi cabeza está a punto de estallar. Su carta, sin embargo, me ha aliviado. Así que usted tiene veintidós años. Antes de que cumpla veinticinco, las Musas la habrán coronado, ¡Oh, poetisa! Propóngaselo, mi buena Ellen, propóngaselo. Nunca piense que no tendrá éxito; no lo piense ni por un momento. Como un amigo que la quiere, le aseguro que en usted está la chispa del genio; pero esa chispa necesita de su confianza en usted misma para convertirse en una hoguera. Confíe en sus cualidades, sus cualidades creativas, ese es el secreto. Le agradezco sus bondadosos pensamientos para con mis seres queridos. Pero no me queda más papel. Detesto verme obligado a terminar esta carta sin haberle dicho nada aún. Recibí el folleto; y lo leeré, por supuesto. Me alegra saber que nuestra queridísima Mollie es semejante luchadora. ¡Bravo por ella! Mi entusiasmo casi me lleva a enviarle un beso: ¡Ella es sublime! Amor para usted, Erma y los demás buenos camaradas de:

Ricardo Flores Magón Acompañando su última carta, llegó una rosa—¡Qué  encantadora es!


1 “Encuentro que el anterior alcaide prohibió el envío de ese periódico a los prisioneros debido a su naturaleza radical y yo mantendré esa orden.”  (W. I. Biddle a Ellen White, 1o. de agosto de 1921,  (R. Flores Magón, Buerau of Prisons, Leavenworth, register no. 14596-L, KCFRC).
Fuente: IIIS

Penitenciaría Federal de los Estados Unidos.Leavenworth Kansas

Agosto 17 de 1921
Gus Teltsch.
Lake Bay, Wash.

Mi estimado Gus:

Me refiero a tu querida carta del 20 de julio último, que, como de costumbre, me trajo fortaleza y alegría, por lo cual te estoy muy agradecido.    

Por tu carta me he enterado de tu nuevo domicilio temporal. ¡Qué hermoso ha de ser donde estás!; pero ¡qué triste y depresivo debe ser para tu alma independiente fatigarte y sudar para tu amo ocioso! Sin embargo, no hay otra alternativa para el trabajador que sudar o morirse de hambre, y ¡ay! muy a menudo se muere de hambre con todo su sudor y fatiga… 
            Te agradezco hayas tenido tiempo para escribirme, pues comprendo que para hacerlo tuviste que privarte del descanso que exigía tu cuerpo fatigado. Indudablemente que fue de noche cuando escribisteis la querida carta que tengo a la vista, la hora que sigue a la fatiga del último día, y el cansancio que precede al siguiente, las pocas horas transitorias que enlazan unas a otras las agonías del trabajo, del forzoso, degradante trabajo. Estoy seguro que estabas cansado: el sueño oprimía tus atormentados párpados con su dedo de plomo, mientras que la cama tentaba a tu cuerpo con promesas de descanso… Sin embargo, no te rendiste a la dulce tentación. Mirándote fijamente, en espera tuya al fin del puente de la noche que ata las lúgubres márgenes del día de fatiga, allí estaba el trabajo para recordarte tu deber de dar un pequeño descanso a tu cuerpo para esforzarlo a dar su máximo al día siguiente; sin embargo, tú no le prestaste atención: tenías voluntad de escribir, sentías que tu amigo camarada necesitaba una palabra de amistad que le llegara como un soplo de fresco en el infierno en donde se encuentra encadenado y maldecido, y bajo la urgencia de tu generosa naturaleza escribiste la espléndida carta. Te escribo para darte las gracias otra vez, mi querido Gus. Tu carta produjo el efecto deseado; llegó alegrándome y refrescándome. ¡Es sublime sentir la presión de una mano fraternal en la obscuridad! No me he sentido bien durante los últimos meses. Por supuesto mi vista está más débil y, además de esta enfermedad, otros males viejos han venido a añadir miseria a la miseria. Aunque no niego lo saludable del aire libre, me es, sin embargo, muy dañoso; soy muy susceptible a las corriente de aire; me resfrío muy fácilmente, y como las ventanas permanecen abiertas toda la noche para dar ventilación apropiada a los calabozos, tengo un resfriado perpetuo acompañado de bronquitis y un gran dolor en el pecho, que me hace permanecer despierto la mayor parte de la noche Mi corazón también me molesta, pues siento un dolor constante. No te había dicho esto más antes porque siempre siento repugnancia para hacerlo. La enfermedad es cosa tan fea que yo creo que es mejor ocultarla; pero como tú, mi bondadoso Gus, me aseguras que sobreviviré a mi condena, y como no sabes mi verdadera condición física, creo de mi deber, como tu amigo, camarada y hermano, decirte la verdad.

Sin embargo, mis enfermedades no tienen ninguna influencia sobre mi espíritu, pues no les permito que la tengan. Por lo tanto, estoy tranquilo, y siempre conservo mi fe muy alta en el advenimiento de la Justicia para la especie humana. Tú no vas a fatigarte siempre, estoy seguro de ello, mi querido Gus. El curso de los acontecimientos en todo el mundo me hace ver muy claramente el futuro de la humanidad. El viejo sistema del intercurso político y social todavía está en pie, pero mortalmente herido. Su caída es sólo cuestión de tiempo. Las cadena, los calabozos y el cadalso no pueden sostenerlo, sino que, al contrario, tendrán que precipitar su caída. Esta visión del futuro me conserva en buen espíritu. No habrá más niños sin leche, ni mujeres hermosas que vendan sus encantos por una rebanada de pan, ni nadie que chupe la sangre del trabajador. ¿No es esto sublime? Así es que alegrémonos.   

Recuerdos para todos nuestros buenos amigos y recibe un fuerte abrazo de tu hermano.

Ricardo Flores Magón


Fuente: EIR

Leavenworth, Kansas, September 5th, 1921

Miss Ellen White
New York, N. Y.

My dear comrade:

I was beginning to think that perhaps my last letter had again been laid aside by that poor woman you spoke of the other day, and that this was the cause of your silence, but your dear letter of the 27th of last August explains how the “blues” have seized upon you making two victims, you and me, you, because you have been in their grip, and me, because I was deprived of receiving your beautiful letter earlier.

You want my opinion as to what attitude we libertarians should adopt before the syndicalist movement. One thing I firmly believe we must not do—to be against it. Of all forms of labor organizations, syndicalism stands on the most advanced ground, and it is our duty to help it, and if we cannot bring the movement as a whole to the high plane of our aspirations and ideals, we at least must endeavor to prevent its receding to more conservative aims and tactics. I do not believe, however, that syndicalism will ever succeed in breaking up the chains of the capitalist system by itself; that will be the work of a chaotic conglomeration of tendencies; that will be the blind work of the masses moved to action by despair and suffering, but then syndicalism can be the nucleus of the new system of production and distribution, and in this role it will be of great importance, for its action will not only prevent the prolongation of a chaotic condition favorable to the enthronement of a new despotism, but will keep the masses from want and privation rendering thus difficult, if not impossible, their reversing to the dead state of things. Have I been clear enough, my dear Ellen? But you know all this as well as I do, and I am afraid that this scrawling of mine on so obvious a question may send you to sleep; you, however, have asked my opinion and I cannot evade an answer. As you see, I consider that syndicalism will be of great use to prevent the prolongation of the inevitable chaos, for it will be an organized tendency already established at a time when many other tendencies will grope hither and hither in the darkness of the moment unable to find a definite direction. Now, in view of the logical role syndicalism is we libertarians must not lie inactive, we must systematically and persistently soak the syndicalist movement with our doctrines until the saturation point, so that when the moment should arrive, production and distribution be accomplished on libertarian lines. Already many syndicalists partake of our ideals—let us influence the rest by means of an intensive propaganda. It is high time to have a meeting of our own somewhere in the world to study the means of facing what is coming. The meeting must be, of course, of international character. That meeting would give great impulse to our  work, I think, but now let us change the subject.

I read the Gadfly1Back to Methuselah2, and the works by Stepniak3 and Tolstoy. I have not read Woman4 and Hunger,5 but I do not want to after your sound criticism of the works. I am a very fastidious reader, Ellen. Is there any new work by Romain Rolland or Andreas Latzko? I have read Jean Christophe,6 Men in War, and the Judgment of PeaceMen in War is a masterpiece, the work of a genius. I want to read something like it, brilliant, vibrant, superb. The dullness of the average good novel makes me sick. Pardon this getting of the words out of the line, I cannot see well. Perhaps you will succeed in finding a wonderfully written novel later on.

The postcard? Is beautiful. Our Erma did send me one like this last year, when she happened to see the cataracts. I have not seen the wondrous waterfall, and I think I shall never do. I have been very near of Niagara Falls, but with the police on my heels, and under such circumstances one does not want to see, but not be seen. The postcard is beautiful, but I do not like the title. It is not a dream, but a fact—the lure of the abyss.... Danger is a harrowing thing, but there must be at its bottom a Nymph beckoning to one I cannot stoop at the brink of a precipice without feeling a mad desire of plunging into it. Sometimes, at the sight of a live-write carrying an enormous voltage, I hardly can abstain from touching it. A loaded pistol tempts me to apply its cold muzzle to my temple.... Is it curiosity, so extreme a curiosity as to assume a morbid character? I do not know, but to me there is some thing alluring in danger, a Nymph or something lovely beckoning at its bottom. I believe that the man or woman who designed that Nymph on the postcard must feel like I do.

I have letter from our Erma, but I shall write her until next week. In the meantime I send her my love through you, and so to the other good comrades. As to you, my good, generous, dear Ellen, more love and admiration.

Ricardo Flores Magón
P.S. Please overlook the dullness of this letter written by the one who has the cheek of laughing at the average good novel—Ricardo.

Leavenworth, Kansas, a 5 de septiembre de 1921

Srita. Ellen White,
Nueva York, N.Y.

Mi querida camarada:

Empezaba a pensar que su silencio podía deberse a que esa pobre mujer, de quien me habló el otro día, tal vez habría vuelto a traspapelar mi última carta; pero su muy apreciable carta del 27 de agosto pasado me explicó cómo la melancolía se había apoderado de usted y, así, había hecho dos víctimas, usted y yo, porque a mí me privó de recibir antes su hermosa carta.

Me pide mi opinión acerca de la actitud que nosotros, libertarios, debemos adoptar frente al movimiento sindicalista. Estoy firmemente convencido de lo que no debemos hacer: ponernos en su contra. De todas las formas de organización laboral, el sindicalismo es la más avanzada, y tenemos el deber de ayudarlo y, aunque no podamos conducir a todo ese movimiento hasta el elevado nivel de nuestras aspiraciones e ideales, debemos al menos esforzarnos por evitar su retroceso hacia objetivos y tácticas más conservadoras. No obstante, considero que el sindicalismo nunca podrá romper por sí mismo las cadenas del sistema capitalista; sólo lo conseguirá el esfuerzo de un conjunto caótico de tendencias; será el fruto del esfuerzo ciego de las masas impulsadas a la acción por la desesperación y el sufrimiento; pero, entonces, el sindicalismo puede ser el núcleo del nuevo sistema de producción y de distribución; y, en esa capacidad, tendrá una gran importancia porque su participación no sólo impedirá que se prolongue la condición caótica que favorecería el establecimiento de un nuevo despotismo, sino que contribuiría además a evitar que las masas cayeran en la necesidad y la penuria, con lo que dificultaría o hasta imposibilitaría su retroceso a su situación anteriormente superada. ¿Me explico, mi querida Ellen? Pero usted sabe todo esto tan bien como yo, y mucho me temo que mi galimatías respecto a tan obvia cuestión sólo pueda aburrirla; pero usted me pidió mi opinión, y no puedo abstenerme de dársela. Como puede ver, considero que el sindicalismo será muy útil para impedir que se prolongue el caos inevitable, puesto que sería una tendencia organizada, previamente establecida, en circunstancias en que muchas otras tendencias pululan desordenadamente en la oscuridad del momento, incapaces de orientarse en una dirección definida. Ahora bien, considerando el papel al que lógicamente está destinado el sindicalismo durante la gran crisis que la humanidad tendrá que confrontar, nosotros, los libertarios, no podemos permanecer inactivos. Debemos, de manera sistemática y persistente diseminar hasta el punto de saturación nuestras ideas en el movimiento sindicalista, de tal modo que, llegado el momento, la producción y la distribución se realicen de acuerdo a los postulados libertarios. En la actualidad, ya son muchos los sindicalistas que comparten nuestros ideales; hay que convencer al resto por medio de  propaganda intensiva. Es impostergable que nosotros celebremos una reunión propia en cualquier parte del mundo para estudiar los medios adecuados para enfrentar lo que está a punto de suceder. Esa reunión debe tener, por supuesto, un carácter internacional. Estoy seguro de que esa reunión dará un gran impulso a nuestro trabajo. Pero cambiemos de tema.

Leí "Gadfly" [“Tábano”], "Back to Methuselah" ["Regreso a Matusalem"] y las obras de Stepniak y Tolstoi. Todavía no leo "Woman" ["Mujer"] ni "Hunger" ["Hambre"], pero no se me antoja hacerlo tras su estricta crítica de las obras. Yo soy un lector muy exigente, Ellen. ¿Hay algún libro nuevo de Romain Rolland o de Andreas Latzko? Leí "Juan Cristóbal", "Men in War" ["Hombres en Guerra"] y "Judgement of Peace" ["El Juicio de la Paz"]. "Men in War" es una obra maestra, la obra de un genio. Me gustaría leer algo parecido, brillante, vibrante, soberbio. Me enferma la mediocridad de las buenas novelas en general. Disculpe que mi escritura no respete los renglones, pero no consigo ver bien. Ojalá que más adelante usted pueda conseguirme alguna novela extraordinariamente bien escrita.

¿La tarjeta postal? Es hermosa. Nuestra Erma me mandó una semejante el año pasado, cuando tuvo la oportunidad de visitar las cataratas. Yo nunca he visto las impresionantes caídas de agua; me temo que no las veré jamás. Alguna vez llegué a estar muy cerca de las Cataratas del Niágara, pero con la policía a mis talones. En esos casos, lo que uno quiere no es ver, sino no ser visto. La tarjeta postal es bella, pero no me gusta el título. No es un sueño, sino una realidad: la fascinación del abismo... Aunque el peligro sea algo angustioso, en su sima debe estar una Ninfa atrayéndolo a uno: yo no puedo encontrarme al borde de un precipicio sin experimentar un loco deseo de precipitarme en el vacío. A veces, frente a un cable cargado de electricidad de alto voltaje, casi me es imposible abstenerme de tocarlo. Una pistola cargada constituye para mi una tentación de colocar su gélido cañón en mi sien... ¿Será una curiosidad, una curiosidad tan excesiva como para hacerla morbosa? No lo sé; pero, para mí, el peligro tiene algo de atractivo, como si en sus entrañas habitara una Ninfa o algo igual de fascinante que me fascina. Yo creo que el hombre o la mujer que diseñó esa Ninfa de la tarjeta postal debe sentir lo mismo que yo.

Recibí carta de nuestra Erma, pero no le contestaré sino hasta la próxima semana. Mientras tanto, le envío mi amor por su conducto, lo mismo que a los demás buenos camaradas. Y usted, mi buena, mi generosa, mi querida Ellen, reciba más amor y admiración.

Ricardo Flores Magón.
P.S.: Por favor no se fije en lo insulso de esta carta, escrita por alguien que osa reírse de las buenas novelas en general.—Ricardo.


1 El Tábano, puesta en escena de George Bernard Shaw, basada en la novela de Ethel Voyniche, El hijo del cardenal (1898).
2 George Brernard Shaw, Vuelta a Matusalén (1921).
3 Stepniak, seudónimo del escritor populista ruso Sergei Mikhaiolovich Krauchinskií, autor de La carrera del nihilista y Rusia subterranea.
4 Probable alusión a la novela Mujeres de Alphonse Karr.
5 Probable alusión a Hambre, una historia dublinense de James Stephens (1918).
6 Romain Rolland, Juan Cristobal


Fuente: IIIS

Penitenciaría Federal de los Estados Unidos. Leavenworth, Kansas

7 de septiembre  de 1921
Señorita Irene Benton.
Granada, Minn.

Mi querida camarada:

Tal vez, después de tantas semanas de silencio de mi parte, habrás pensado que te he olvidado, porque tu última carta tenia fecha 26 de julio y hoy estamos a 7 de septiembre; pero no, no te he olvidado, no puedo olvidar a la tierna amiga que sabe consolar mi corazón dolorido.   

Tu carta no vino sola; además de la poesía que encontré en  tus palabras, había en ella un hermoso poema, una observación muy profunda del hombre libre; la amorosa unión de dos árboles que una indiscreta cámara fijó en lo más oculto de sus fríos ojos, para ostentarla después ante ojos humanos quizás indiferentes; porque me imagino gente que, cuando mucho, dirán ante la vista de la escena lírica: ¡qué chistoso!; o bien que, fastidiadas por la falta de ideas que no pueden despertar en ellas un sentimiento estético pervertido o muerto, voltean rápidamente la página que las contiene para mirar ávidamente el anodino aspecto de un famoso tirador de pelota, o el brutal semblante de un pugilista u otra cosa cualquiera.   

Gracias por los recortes y especialmente por las fotografías de los árboles, que encuentro tan interesantes; porque mi fantasía me dice que no es capricho de la suerte lo que tengo a la vista, sino un romance… No es necesario que estos amantes cuenten su historia en alguna de las lenguas que se hablan en el mundo; su silenciosa actitud es bastante elocuente. Se tuvo la suerte que estos dos árboles hubiesen crecido uno enfrente del otro, separados por una corriente de agua, y sucedió que lo árboles se enlazaron inclinándose uno al otro, estremeciéndose al soplo de la brisa o cuando las mutuas sombras de sus hojas caían sobre ellos en el otoño, o, si en el invierno, la trágica desnudez de sus ramas, piadosamente dirigidas hacia arriba, como en un esfuerzo para escapar de la blanca mortaja que ya cubría sus pies… Así, los dos árboles crecieron, crecieron, crecieron uno enfrente del otro, cuidándose inocentemente uno al otro, hasta que un día de primavera, cuando sus retoños ricamente ataviados con  brillantes hojas nuevas, se mecían suavemente de un lado para el otro bajo el glorioso sol, y en sus troncos, una savia joven, vigorosa, se lanzó locamente hacia su follaje y entonces sintieron que había entre ellos algo más que el simple hecho de su vecindad; algo que por primera vez les hizo saber que una corriente los esperaba, que frustraba el frenético deseo de ponerse en contacto el uno con el otro, y allí; entonces, comenzó el romance, el romance de los dos árboles separados por la corriente y ahora unidos en un largo abrazo de toda la vida, lo que para el observador superficial es sólo un capricho de la suerte…

La selva aún recuerda los suspiros del corazón lacerado de los dos amantes esforzándose en juntarse, y cuenta cómo cada año presenció una marcada inclinación de los dos árboles respecto de la Posición vertical, hasta que llegaron al hecho, que para los que no saben leer el maravilloso libro de la Naturaleza, es sólo un capricho de la suerte…   

Como el espacio se está acortando, debo terminar esta carta, llena de fe en el triunfo final de la justicia. Alégrate, mi querida camarada: el monstruo que se alimenta con la carne, y las lágrimas y la sangre de los de abajo, está en agonía. Es un caso de suicidio, en verdad, los que están en su garras reciben del monstruo los últimos golpes mortales. No importa alguno tiene que perecer; pero después de que concluya la tragedia, surgirá una humanidad más sabia y más libre. ¡Ánimo!

Con mi cariño fraternal para ti, se despide

Ricardo Flores Magón


Fuente: EIR

September 12th, 1921

Mr. Harry Weinberger,
New York, N. Y.

My dear Mr. Weinberger:

Your letter of the 10th of this month received tonight1.

You ask me whether I would be willing to agree to leave for another country in case my sentence was commuted, and not to come back to the United States. Yes, I agree, but as I need to take my family with me, I want that the indictment hanging upon Raúl Palma and my wife, María B. Magón for violation of the Espionage Act be dropped; and I want further that two or three months be given me to arrange the departure of my family and myself. Raúl Palma and my wife were indicted by the Federal Grand Jury for the Southern District of California in July, 1918, and both are out on bail awaiting trial.2

Pardon me for be so laconic, but your letter came late and I need to finish this letter before the lights be put out.

As always, I remain

Sincerely yours,

Ricardo Flores Magón

Leavenworth, Kansas, a 12 de septiembre de 1921

Sr. Harry Weinberger,
Nueva York, N.Y.

Mi estimado Sr. Weinberger:

Recibí esta noche su carta del 10 de los corrientes.

Me pregunta si, en caso de que mi sentencia fuera conmutada, estaría dispuesto a aceptar ir a otro país y no volver a los Estados Unidos. Sí, estoy de acuerdo; sin embargo, como necesito llevar conmigo a mi familia, quisiera que el proceso pendiente contra Raúl Palma y mi esposa, María B. Magón, por violación del Acta de Espionaje fuera sobreseído, y deseo además se me concedan dos o tres meses para disponer mi partida y la de mi familia. Raúl Palma y mi esposa fueron acusados ante el Gran Jurado Federal para el Distrito Sur de California, en julio de 1918, y se encuentran en libertad bajo caución en espera del juicio.

Disculpe que esta carta sea tan lacónica, pero la suya llegó tarde y necesito terminar ésta antes de que apaguen las luces.

Como siempre, quedo de usted,

atentamente.

Ricardo Flores Magón


1 No se encontró la carta aludida
2 vid. supra, n. 93. El juicio contra María Brousse et. al. fue sobreseído el 18 de noviembre de 1921.


Fuente: HWP

September 13th, 1921

Nicolás T. Bernal.
Oakland, Cal.

My dear Nicolás:

I have your dear letters of the 27th of August last, and 3rd of this month. I think these are the dates your dear letters bear; I am not quite sure. My eyesight is so week now that I cannot read well. The mist through which I see is growing denser -the time is approaching when I shall plunge into the darkness…

Yes, you can have the machine to bind pamphlets your refer to.
I appreciate the help comrade Valadés and Rocha are ready to furnish that my case be widely known.

Comrade J. Teobaldo Pérez, Avenida Corona No. 22, San Pedro, Coah., write me a beautiful letter speaking for himself and the director of “La Revancha”. They put the columns of their journal at my disposal, and I beg you, my dear Nicolás, to inform them that while I dully appreciate their hospitality, it is impossible to me to contribute with any writing, s to write for newspaper is strictly forbidden for me.

Comrade A. Guerrero, San Carlos No. 124, Aguascalientes, wrote me also. really it surprised me that he did not know my whereabouts. He thought I was free, and I believe many of my friends are thinking the same. Please tell him and to comrade J. Teobaldo Pérez That I am not allowed to answer letters to all the letters I receive. I am allowed to receive as many letters as my friend send me, but of them only three I must answer every week, and so it is that you are writing them for me. Comrade Guerrero wants me to make certain alterations to the drama “Tierra y Libertad”, that they are about to reprint. Yes, they can put 12 years instead of 6 in the Introduction, and they can further end this Introduction with the words they suggest instead of the word: public. They can change the name of López for the one they for the one they indicate. In scene III, page 77, instead of P.L.M:, they can put Social Revolution. As to the change they suggest for pages 56-57, I do not agree. Comrade Guerrero must keep in mind that there is not weakness on Marta’s part when she yields to the brutal passions of Don Julián, for she does it only to spare her beloved’s life, and so, what he deemed as weakness on her part, is, in fact, the heroic feat of a women true her sweetheart. Thus, I beg the no to make any change. As to the comrade Guerrero’s desire of having Marco’s speech of page 80 enlarged, I cannot do it because I am not free, and I abhor the idea of seeing my writings altered by others, however good their pens may be. I beg comrade Guerrero to dispel from his mind the motion of having the speech modified. So, please see to to that there should be no changes. They can state that theirs is the second edition.

It is a pity that my other drama, “Verdugos y Víctimas”, had not yet been printed. Please let me know, my dear Nicolás, whatever you should know about it.

I received “Luz y Vida” you sent me.

My New York comrades are trying to get my released on condition that leave the country. If they succeed I shall find my self in an embarrassing situation, as I have no money to move my family. Please communicate this to my friends in Mexico who are the ones from who I expect help, the financial help most urgently need. Perhaps money could be raised among the syndicates and unions and groups, and the Mexican labor papers could collect it, too, for the purpose of helping me to move my family to Mexico, and start there the publicity of “Regeneración”. Any money they can raise should be sent to me to P.O.Box 7. Leavenworth, Kansas, U. S. A; It is desirable they send the money in Giro Postal Internacional. If I get the necessary help from my Mexican brothers and comrades, I will certainly choose México to publish the newspaper.

With best regards from Librado, and with greetings from me to all, our comrades, and strong embrace for you, my good brother Nicolás, I remain,
Fraternally yours

Ricardo Flores Magón

 

13 de septiembre de 1921

Nicolás  T. Bernal,
Oakland, Calif.

Mi estimado Nicolás:

Recibí tus apreciables cartas del 27 de agosto pasado y del 3 de este mes. Me parece que esas son las fechas de tus cartas, pero no estoy del todo seguro. Mi vista está ahora tan débil que casi no puedo leer. La niebla a través de la que veo está cada vez más densa, se acerca el momento en que me hundiré en la oscuridad…

Sí, puedes adquirir la máquina dobladora de panfletos de que me hablas.

Agradezco la ayuda que los camaradas Valadés y Rocha están dispuestos a prestarme para dar a conocer ampliamente mi caso.

El camarada J. Teobaldo Pérez, Avenida Corona No. 22, San Pedro, Coah., me escribió una hermosa carta a nombre propio y del director de “La Revancha”. Ambos ponen las columnas de su periódico a mi disposición, y te ruego, mi estimado Nicolás, que les hagas saber que agradezco debidamente su hospitalidad, pero que me es imposible colaborar con mis textos porque me está estrictamente prohibido escribir para publicaciones.
            El camarada A. Guerrero, San Carlos No. 124, Aguascalientes, también me escribió. Realmente me sorprendió que no estuviera al corriente de mi paradero. Creía que yo estaba libre, y me parece que muchos de mis amigos piensan lo mismo. Por favor dile, igual que al camarada J. Teobaldo Pérez, que no se me permite responder a todas las cartas que recibo; que puedo recibir cuantas cartas me manden mis amigos, pero únicamente me autorizan a responder a tres por semana, y que por esa razón tu estás contestando en mi nombre. El camarada Guerrero desea que haga ciertos cambios al drama “Tierra y Libertad”, que ellos están a punto de reimprimir. Sí, pueden poner 12 años en lugar de 6 en la Introducción, y pueden además terminar esa Introducción con las palabras que proponen en vez de la palabra “público”. Pueden cambiar el nombre de López por el que ellos sugieren. En la escena III, página 77, en lugar de P.L.M., pueden poner Revolución Social. En cuanto al cambio que proponen para las páginas 56-57, no estoy de acuerdo. El camarada Guerrero no debe considerar que es por debilidad por lo que Marta accede a las pasiones brutales de Don Julián; ya que únicamente lo hace para salvar la vida de su amado; y, por lo tanto, lo que él interpreta como una debilidad de su parte, en realidad es una hazaña heroica de una mujer fiel a su amante. Por eso les pido que no cambien nada. En cuanto al deseo del camarada Guerrero de ampliar el discurso de Marco, de la página 80, no puedo hacerlo porque no estoy en libertad, y me repugna la idea de que otras personas alteren mis textos, por más buenas que puedan ser sus plumas. Le suplico al camarada Guerrero que olvide la idea de modificar la arenga. Así que asegúrate por favor de que no haya cambios. Ellos pueden indicar que la suya es la segunda edición.

Es una lástima que mi otro drama, “Verdugos y Víctimas”, no haya sido publicado todavía. Te ruego, mi estimado Nicolás, me informes si sabes algo al respecto. Recibí “Luz y Vida” que me mandaste.

Mis camaradas de Nueva York están intentando conseguir mi libertad, a condición de que abandone el país. Si tienen éxito, me encontraré en una situación incómoda, pues no tengo dinero para trasladar a mi familia. Por favor, informa de esto a mis amigos de México, de quienes espero recibir ayuda, la ayuda económica que necesito con más urgencia. Tal vez pueda recabarse algún dinero de los sindicatos, uniones y grupos; y los periódicos proletarios mexicanos también podrían recaudarlo con el propósito de ayudarme a llevar a mi familia a México, así como para comenzar allá la publicación de “Regeneración”. Cualquiera que sea la cantidad que puedan recabar, deben enviármela al Apdo. Postal 7, Leavenworth, Kansas, Estado Unidos de América. Es aconsejable que envíen los fondos por Giro Postal Internacional. Si consigo suficiente ayuda por parte de los hermanos y camaradas mexicanos, seguramente me inclinaré por México para publicar el periódico. Con los mejores deseos de Librado, y con mis saludos para todos nuestros camaradas y un fuerte abrazo para ti, mi buen hermano Nicolás, me despido.

Fraternalmente.

Ricardo Flores Magón


Fuente: APEFM

Leavenworth, Kansas, September 19th, 1921

Miss Ellen White New York, N. Y.

My dear comrade:

The last gleam of hope of receiving in time your dear had already faded away, when, lo! your beautiful, sweet, encouraging letter of the 13th inst. was handed to me. I hastily thrust my fingers into the envelope, whose bulky appearance was full of promise, and found therein your dear letter, the dispersed of what in life was a rose, a magnificent poem by a magnificent poet, and a series of pictures of the Niagara and thereabouts, the most beautiful of which being the one representing the ice mountain you once climbed.... and this because I see you at its white, cold summit.

You do not in the least me with your questioning, my good Ellen, but what I have to say on the subjects by you broached is so elementary, that I am afraid of annoying you, my accomplished young comrade. When I spoke of Syndicalism, I meant the revolutionary Syndicalism, that is, the union of actual workers that as its aim the overthrow of the capitalist system by direct action. This Syndicalism is the one we must help get strong. In regards to the trade unions of the A.F.L.1 type, we must persistently show to their members the necessity of adopting the new ideals and the new tactics that the present conditions demand. We must not let them alone; we must propagate our ideal among them if we care not to run the risk of having them aligned with the enemy in a moment of crisis. This is the most we can do with the trade unions of the A.F.L. type - to propagate our ideals among their members in order that they, at least, may not be against their own class when  the circumstances should sternly compel each one to take a side. True, and very true, the Syndicalism we have here, in this country, has degenerated, but it is the only one we have, and we are forced to deal with realities, with what is and not with what might be. If we could transform the trade unions into class-conscious revolutionary unions, we should put all our energies to the task, but we cannot do it; we would necessitate years, and years, and years to accomplish the tremendous feat, and events, the phenomena of social life, will not stop their giddy flight to give us time in which to perfect and oil the machinery we intend to use in a future which is perhaps nearer to us than we dream of. Thus, under the circumstances, we must not put obstacles to the Syndicalist minority, we must not let that minority alone to devote our whole time to the catechism of the trade unions, lest the approaching crisis surprises us teaching the ABC of social rights to the aristocracy of labor. We must teach them that ABC of course, but without neglecting the main task, that of making of Syndicalism the most revolutionary labor organization. Had we twenty, thirty or forty years before us in which to works the astounding transformation of the trade unions into class-conscious revolutionary Syndicalism, we could attempt it, and we would necessarily succeed, but when there is on time to loose, when the crisis may start at any moment, next month, or next year, or within the next five years at the most, we must work with the best instrument or the less spoiled one we have at hand, to meet the coming events, and in our case the less spoiled instrument is the shadow of Syndicalism vegetating in the darkness around us. Let us invigorate this shadow; we have no time to construct new weapons. I do not know whether I have succeeded in answering to your questions, dear Ellen, and in case I did not, just tell me so, that I do no feel any weariness in obliging you, though I am afraid of boring you to death with these my poor cogitations.

Yes, I deserve the lovely reprimand lovely Mollie used to fling upon teasing comrades. Shame on me, because I am too selfconceited... but I was forgetting something you ask me, about the pamphlet by comrade Graham. I read it with the utmost interest and found it ultra-splendid in its indictment against the dictatorship, but I do not agree in declaring war against the Marxists that in all countries are endeavoring the overthrow of capitalism. This would be to insure a victory to the common enemy. I am for presenting a solid front against it, and then, when the monster is dead, to fight against any imposition the Marxists would pretend to carry on. And with this the space has dwindled to almost nothing, and I must stop with the regret of not having given a chance to the tiny fairy you suppose dwelling in some nook or other of my brain, to display the fabric she is glad of weaving for you. Good-bye then I corresponded the love those amiable comrades feel for me. I will write to our Erma this week; and now I close this scrawling sending you my comradery love.

Ricardo Flores Magón

Leavenworth, Kansas, a 19 de septiembre de 1921

Srita. Ellen White, Nueva York, N.Y.

Mi querida camarada:

Se extinguía ya el último rayo de esperanza de recibir tus tan ansiadas letras, cuando—¡Oh sorpresa!—me entregaron tu hermosa, tierna, estimulante carta del 13 de los corrientes. Mis dedos se dieron prisa en rasgar el sobre, cuyo abultado aspecto era muy prometedor; en su interior, encontré tu querida carta, los pétalos dispersos de lo que en vida fue una rosa, un poema magnífico, obra de una magnífica poetisa, y varias fotografías del Niágara y sus alrededores, de las cuales, la de montaña helada que usted escaló alguna vez es la más bella... y lo es porque la veo a usted en su blanca y nevada cima.

De ninguna manera, mi buena Ellen, me molestan sus preguntas; pero lo que yo puedo decirle acerca de las cuestiones que me plantea es tan elemental que corro el riesgo de cansarla, mi inteligente joven camarada. Cuando aludo al Sindicalismo, me refiero al Sindicalismo revolucionario, es decir, a la unión de los auténticos trabajadores con el propósito de derrocar al sistema capitalista por medio de la acción directa. Y es al fortalecimiento de ese Sindicalismo al que tenemos que contribuir. Respecto a los agremiados en las "trade unions" [uniones gremiales], del tipo de la A.F.L. [American Federation of Labor: Federación Norteamericana del Trabajo], debemos demostrarles persistentemente que las condiciones actuales imponen la adopción de nuevos ideales y nuevas tácticas. No debemos abandonarlos; debemos propagar entre ellos nuestros ideales, so pena de tenerlos alineados del lado del enemigo en el momento crítico. Esto es lo más que podemos hacer en el caso de las uniones gremiales del tipo A.F.L.: difundir nuestros ideales entre sus miembros para evitar, por lo menos, que lleguen a ponerse en contra de su propia clase cuando las circunstancias hagan inevitable que cada uno tome partido. Es cierto, y muy cierto, que el Sindicalismo de este país se ha degenerado; pero es el único que tenemos, y estamos obligados a enfrentar la realidad, lo que es, y no lo que debiera ser. Si, de la noche a la mañana, pudiéramos transformar a las uniones gremiales en sindicatos revolucionarios con consciencia de clase, estaríamos obligados a poner todas nuestras energías en esa tarea. Pero no es posible: llevar a cabo un reto de esa magnitud, nos tomaría años y años y más años; y los acontecimientos, los fenómenos de la vida social, no van a frenar su vertiginosa carrera para darnos tiempo para organizar y lubricar la maquinaria que pretendemos usar en el futuro, un futuro que quizás esté más próximo de lo que suponemos. Por lo tanto y en consideración a las circunstancias, no debemos ni obstaculizar ni abandonar a la minoría Sindicalista para dedicar todo nuestro tiempo a catequizar a las uniones gremiales, so pena de que la crisis que se avecina nos sorprenda, mientras nosotros predicamos el ABC de los derechos sociales a la aristocracia laboral. Debemos, por supuesto, enseñarles ese ABC, pero sin descuidar nuestra tarea principal: hacer del Sindicalismo la más revolucionaria de las organizaciones laborales. Si pudiéramos disponer de veinte, treinta o cuarenta años para dedicarlos a la monumental tarea de transformar a las uniones gremiales en un Sindicalismo revolucionario, con consciencia de clase, estaríamos obligados a emprender el esfuerzo y, con seguridad, tendríamos éxito. Sin embargo, no teniendo tiempo que perder, pues la crisis puede estallar en cualquier momento, en un mes o en un año o en cinco años a lo sumo, tenemos que trabajar con el mejor instrumento o, si se quiere, con el menos deteriorado, con que contamos para poder enfrentar los acontecimientos futuros. Y, en nuestro caso, el instrumento menos deteriorado es esa sombra de Sindicalismo que vegeta en la oscuridad que nos rodea. Démosle fuerza a esa sombra, no tenemos tiempo para construir armas nuevas. No sé si habré podido responder a sus preguntas, querida Ellen; de no ser así, simplemente dígamelo, porque no me molesta de ninguna manera responderle; lo que sí me molestaría sería abrumarla con éstas, mis limitadas elucubraciones.

Sí, merezco el encantador regaño que la encantadora Mollie suele infligir a los camaradas bromistas. Debería sentirme avergonzado por ser tan engreído... pero me estaba olvidando de comentar algo que usted me pregunta acerca del folleto del camarada Graham. Lo leí con el mayor interés, y me pareció ultra-espléndido en su acusación contra la dictadura; pero no estoy de acuerdo con su declaración de guerra a los marxistas que están luchando en todos los países por el derrocamiento del capitalismo. Así lo creo porque de esa manera se garantizaría la victoria sobre el enemigo común. Yo me inclino por presentar un frente sólido contra él y, más tarde, una vez muerto el monstruo, luchar contra todo lo que pretendieran imponer los marxistas. Y, con esto, el espacio se ha reducido a casi nada, y tengo que terminar, lamentando no haberle dado oportunidad a la minúscula hada que usted supone habita en algún rincón de mi mente para que le muestre el tejido que tiene el placer de estar tramando para usted. Me despido, entonces. Correspondo al afecto que esos amables camaradas sienten por mí. Esta semana le escribiré a nuestra Erma, y concluyo ésta enviándole mi amor de camarada.

Ricardo Flores Magón


1 American Federation of Labor.
Fuente: IIIS

Penitenciaría Federal de lo Estados Unidos. Leavenworth, Kansas

Septiembre 26 de 1921
Nicolás T. Bernal
Oakland, Calif.

Estimado Nicolás:

Esta vez es tu grata del 11 de este mes a la que me refiero. Es una agradable, interesante carta. La  actividad del compañero Andrés A. Sánchez y el grupo de campesinos para obtener nuestra libertad, ha llenado mi corazón con gratitud hacia estos sinceros y leales compañeros.

El Comité Ejecutivo de la Unión de Obreros de Artes Gráficas de los Talleres Oficiales— Belisario Domínguez N 64, México, D. F.,—en una comunicación firmada por sus tres secretarios, y fechada el 13 de este mes, envía sus saludos a Librado y a mi con palabras que profundamente me han conmovido, pues son palabras de compañeros, palabras fraternales, palabras amistosas, palabras que mitigan mi alma adolorida y me hacen creer que todavía hay amor sobre la Tierra y que el espíritu de solidaridad eventualmente romperá estas cadenas que el odio, la intolerancia y el fanatismo ataron a mi viejo y fastidiado cuerpo con el propósito de ahogar el irreducible fuego rebelde que arde dentro de mi corazón contra la injusticia. Se nos dice en la comunicación que te fueron enviados cien pesos para nosotros, cincuenta pesos para cada uno. Este obsequio es debidamente apreciado. Este dinero me honra, y me siento orgulloso de él porque viene directamente de mis hermanos, y fue dado espontáneamente, sin coerción, en un impulso generoso de amor y compañerismo.

Te suplico comuniques mis sentimientos a esta Unión, y digas a todos los compañeros en general que el Gobierno mexicano dio instrucciones a su Embajador en Washington para procurar la libertad de Librado y mía pero aunque han transcurrido varios meses desde que las instrucciones fueron dadas, nada efectivo se ha hecho todavía. La acción desarrollada entonces por el Gobierno mexicano fue el resultado de la presión ejercida sobre él por el proletariado mexicano. Me parece muy extraño que un Gobierno no haga caso a la petición hecha por otro Gobierno, y esto me hace sospechar que, o no se ha hecho representación en nuestro favor en Washington, o si la hubo, fue hecha en términos tan débiles que la Casa Blanca no se sintió obligada a complacer a un Gobierno amigo. 1 Espero que mis hermanos y compañeros mexicanos investigarán lo que haya en el fondo de estos extraños procedimientos. Además, allí está la carta que escribí al señor Weinberger en los primeros días de mayo último 2 , como una contestación indirecta a la carta que el Procurador General Daugherty le escribió sobre mi caso 3 ; y en esa carta se exponen hechos que bien merecen ser investigados, porque arrojan una formidable sospecha de que ha habido y todavía hay manos que se mueven en la sombra para hacer de mí y mis cornpañeros las víctimas de un odio implacable, poniendo en actividad la maquinaria oficial para aniquilarme con ellos.

Creo debo terminar esta carta. Animo, compañero ¡ánimo, compañero!; ánimo todo el mundo, que se acerca el día en que el hombre sea el dueño de su propio destino, y entonces será feliz. Ese día no está muy lejos. En todas partes se ha sembrado la semilla, y en todas partes está ya germinando. La cosecha es Libertad; pero Libertad para todos. Adivino el estremecimiento de la negra, fértil tierra que siente que se infla la semilla a punto de germinación. La tierra está rica. Ha sido fertilizada con las lágrimas y la sangre de nuestros antecesores, ¡ay!, y la nuestra también. Pero alegrémonos con la confianza de que no necesitará la de nuestros hijos.

Con recuerdos de Librado, recibe un fuerte abrazo de tu hermano.

Ricardo Flores Magón


1 En mayo de 1922 el encargado de negocios de la embajada mexican resumió de la siguiente manera sus diligencias en busca de la libertad de RFM y Rivera: “Consecuente con las instrucciones de esa superioridad, desde fines del año de 1920, me acerqué de manera verbal al Departamento de Estado intercediendo en favor de los señores Flores Magón y Rivera, con objeto de conocer el espíritu con que dicho Departamento recibiría la gestión y, en caso de ser favorables, dar curso a una instancia formal en igual sentido. Lejos de ser así, el entonces jefe de la División de la sección  mexicana del mencionado Departamento, me manifestó que no creía que el Departamento de Justicia daría entrada a una petición de indulto en favor de los mencionados señores ya que, sin excepción, se había venido rehusando a considerar peticiones en igual sentido hechas en favor de personas -algunas como el señor Eugene Debs, Jefe el Partido Socialista, de reconocida prominencia- que, como los señores  Flores Magón y Rivera,  se hallaban cumpliendo sentencias dictadas por la infracción de las leyes puestas en vigor durante la guerra, pues es de advertir que esos señores fueron sentenciados por haber redactado y publicado bajo su firma en la edición corrrespondiente al 18 de marzo de 1918 del periódico Regeneración que aparecía en Los Ángeles, Calif., un artículo que las autoridades opinaron difundía ideas anarquistas e incitaba a desobedecer las leyes de reclutamiento militar, entonces obligatorio. Transcurridos algunos meses, cuando habiendo tomado posesión la actual administración republicana, creí que el Departamento de Justicia cedería un tanto en su intransigencia con respecto a los presos políticos, volví a acercarme, verbalmente, al Departamento de Estado, pero tampoco tuve éxito en esta instancia.” (Manuel Téllez al secretario de Relaciones Exteriores, 22 de mayo de 1922; (AHSRE-AHEMBWASH, s.f.).
2 Vidsupra,  Ricardo Flores Magón a Harry Weinberger, 9 de mayo de 1921.
3 Vidsupra, n. 75.


Fuente: EIR

Penitenciaría Federal de los Estados Unidos. Leavenworth, Kansas.

Septiembre 27 de 1921
Gus Teltsch
Lake Bay, Wash. 

Mi querido Gus:   

Recibí tu amable carta del 28 de agosto último. Como siempre, encuentro en la querida misiva ese espíritu de confraternidad, de lo cual, como de costumbre, están animadas tus gratas. Con la carta recibí dos dólares, que aprecio debidamente, pues comprendo que esta suma significa sacrificio, aunque sacrificio alegremente hecho, como siempre es el caso, con la generosa disposición de tu parte.

Cuando leí tu querida carta, me disgusté conmigo mismo, pues vi lo apenado que estuviste por la exposición que hice de mi condición física y sentí vergüenza. No tengo razón de apenar así a mis amigos. Es un abuso mío el hacerles saber lo único que estos muros horribles me dejan ver: la podredumbre gradual y decayente de la carne, y oír el llanto de las almas torturadas. Tal vez en el momento de escribirte mi carta última había un recrudecimiento de mis enfermedades que ocasionaron que abandonara su control, y así fue como me dominaron por algún tiempo, y las tristes noticias te fueron enviadas una por una. Por lo tanto, te suplico no te fijes en las indiscreciones. Tu consejo valioso para evitar el catarro y obtener alivio de los males del corazón y el pulmón es tan bien aceptado como el otro para el tratamiento de los ojos; pero mi querido Gus, bajo las circunstancias, es imposible seguir lo más importante de las instrucciones. No hay otra cosa que hacer sino dejar al Destino que haga lo que guste, y si al fin de todo, mientras esté en la prisión, tengo que dejar a la naturaleza lo que a ella se le debe, yo sólo deseo que eso sea pronto, lo más pronto mejor.   

Sin embargo, no te imagines, mi querido Gus, que haya perdido mi fe en el futuro de la humanidad. He leído cartas que camaradas de afuera han escrito a varios camaradas presos. Son cartas desconsoladoras. Dicen que lo hambrientos todavía no están satisfechos, y como siempre, sueñan ellos mismos que algún día han de llegar a ser Rockeféllers y Mórgans. No dudo de esto; en verdad lo creo.   

La Historia muestra cómo los reyes fueron aclamados por el populacho en las meras vísperas de su caída. Lo sé por experiencia personal, pues una vez asistí al destronamiento de uno de ellos, tan poderoso, que la mera idea de verle alguna vez revolcándose en el polvo, era vista con desdén… Sin embargo, se le vio al fin revolcarse en el fango, y los que menos creían en su humillación final, y los que la noche anterior todavía regaban de flores la senda del tirano, fueron de los primeros que arrojaron su saliva al ídolo caído. Así obran las masas. Son pacientes; pero para ellas no hay período de transición entre su paciencia eterna y su desesperación; llegan de un salto a los extremos ¡La emoción! Esta es su fuerza motriz. El déspota no lo sabe. Ebrio de poder, siempre incurre en el error de que el pueblo lo ama, y cuando una voz sincera y valiente se levanta para decir la verdad, así como para evitar una catástrofe social, contestan con el calabozo y la horca. No escucha la voz que le aconseja moderación; conserva en muy alto su propia estimación, y comúnmente nunca cede, cuando le sería fácil calmar el peligro para evitar sufrimientos innecesarios, prestando oído a la voz de la verdad.

Siempre tengo confianza en el futuro. La humanidad no puede retroceder; el Progreso es una de las leyes de la vida. Por supuesto, el Progreso marcha lentamente, pero su marcha, a pesar de su lentitud, llena de gusto mi corazón, porque constituye una garantía de que al fin se llegará al punto en que impere la Justicia. Esto es lo que me conserva en buen ánimo, y cuando miro estas barras y estos muros; me alegro de que existan, porque son reliquias del barbarismo que tarde que temprano tendrán que motivar una reacción saludable en todos los amantes de la libertad. El hecho de que me pudra a su sombra no disminuye mi alegría. El cerebro humano progresa y cualquier bello día encontrará que es una vergüenza conservar estos horribles monumentos de un pasado negro y cruel.   

Ahora debo concluir. Celebro que te hayas encontrado con buenas camaradas en ese lugar. Dales mis recuerdos. Ten buen ánimo, querido Gus. Se llega al Progreso con sufrimientos, o mejor dicho, el sufrimiento es la torva madre del Progreso.   

Recibe un apretado abrazo de tu hermano,

Ricardo Flores Magón


Fuente: EIR

Leavenworth, Kansas, October 3rd, 1921

Miss Ellen White New York, N. Y. My dear comrade: Your dear letter of the 24th of last month is with me. It is a most interesting letter, and you must be tranquil for it did not bore me, it could not bore me. It is a document, and a dear one, which speaks of the pains you put your brain in to discern the path you must tread in your generous endeavors. It cannot weary me to see a young soul seeking the light, and the only thing that I regret is that the sought for clearness be not in me. I, however, take my pencil to answer the questions at issue, and if the answer is far from luminous, it is, my dear Ellen, by all means sincere and very willingly made. It is true, the syndicalist union we have in this country1 has lost the spirit which animated it during its youth. I now that it has repudiated its best tactics; but is this repudiation an irrevocable one? No; we can compel  this herd to adopt revolutionary tactics again and to throw its executive committee overboard if we only display all our energy among its membership. If I am of the opinion that the libertarians should join the syndicalist union with preference to others, it is because its members are, at least, class-conscious, which in itself is a great advantage upon the trade-unions to whose members we should have to teach the most rudimentary principles of the class-war to make them assume a revolutionary attitude. This will be the task of many, many years with the result that the impending catastrophe would surprise us in our kindergarten teaching the ABC to bearded babies, and when we raised our face it would be to see the Marxists already in the saddle. We must bear in mind that we are not under  normal conditions when we could leisurely work in the preparation of a distant future. The moment is abnormal; if we are not aware of the swiftness of the current it is because we are in it, running with it, and the abnormality require emergency measures. This is why I am in favor of taking as our weapon the notched and rusty syndicalist union. In the time it should take to put it in working order we could not make a new one. Of course we must neglect the kindergarten if we have time to spare, and we must see to it that time be spared for the training of the trade-unionist babies. That movement you speak of pro-shop committees must be encouraged and in general, as you say, every one must work for the ideal wherever he is; but if it is possible to carry on a concerted action the best to do. I think, is to concentrate our attention to the syndicalist union that the abhorred centralization die and the killed good tactics be restored. Yes we disagree on the question of the pamphlet. I consider it excellent when it throws light on what has happened in Russia, but I fail to see its pertinentness when it advocates open warfare with the Marxists in countries where there is in preparation an attempt to break the chains. Such warfare in these countries would only enhance the life of the enemy, and therefore its power, for while fighting among ourselves we would let in peace. This, of course, for does not mean that we must abandon the propaganda of our ideals, which we must not do. We must incessantly propagate our ideals, but must assist in the common task of breaking the yoke. If it is necessary to throw a log across a creek to reach the opposite bank and long is heavy and require the strength of two men, one is not to fight with the only, man who has the same purpose; one has to accept his help and work in the spanning of the creek. Once on the other side, the fighting does not wrong, the creek has been cleared, and the danger that made imperative the passage was felt on the other bank. The pamphlet in question counsels a bitter fight before the long be thrown across the creek. I cannot agree with this. If we are afraid that once on the other side the one who help us may try to put upon us the same conditions, or even worse, than the ones that make us abandon the present bank, we have time to be prepared for the emergency. Let us work; let us propagate our ideals with intensified energy. This point is very important, and I would like to know other reasons in favor of a fight to the knife among the ones who try to break the capitalist yoke, but I want to make it clear that the Marxists I do not want to fight against before the log be thrown across the creek are the revolutionary ones; those who no more advocate the ballot. Lo! I have no more space, and perforce I have to close my letter with the presentiment that you will not agree with me. I am sorry for I feel great pleasure when you agree with me. Perhaps, after all is said, you are right. You are in a position to judge things better than I in this horrible inferno. You are in contact with me masses. You feel their pulse, while I only guess it. May this confession serve  to palliate any disappointment you might feel at the way your old, but sincere friend that so well loves you, sees things. Give my love to our Erma and to all our good comrades, and you, my dear Ellen rest assured of enjoying great quantities of it.

Ricardo Flores Magón PS Pray read the book first; it shall intensify its value; it shall make the gift richer.

 

Leavenworth, Kansas, a 3 de octubre de 1921

Srita. Ellen White, Nueva York, N.Y.

Mi querida camarada:

Tengo conmigo su apreciable carta del 24 del mes pasado. Es una misiva en extremo interesante; tranquilícese, no me molestó ni pudo molestarme. Se trata de un documento, y uno muy apreciado, que habla de los arduos esfuerzos a los que usted somete a su inteligencia para despejar el sendero que ha de recorrer para el logro de sus generosos propósitos. Nunca podría cansarme el espectáculo de un espíritu joven en busca de la luz; lo único que podría lamentar es que yo careciera de esa búsqueda de esclarecimiento. Tomo el lápiz, sin embargo, para responder a las cuestiones planteadas, y, aunque mi respuesta esté lejos de ser brillante, no por ello, mi querida Ellen, deja de ser totalmente sincera y hecha con mucho gusto.

Es cierto, la unión sindicalista que había en este país ha perdido el espíritu que la animaba en sus principios. Sé que ha renegado de sus mejores tácticas; pero, ese repudio, ¿es irrevocable? No, nosotros, con tan solo desplegar toda nuestra energía entre sus miembros, podemos lograr que ese rebaño adopte tácticas revolucionarias de nuevo, y que lance por la borda a su comité ejecutivo. En mi opinión, los libertarios debemos solidarizarnos con las uniones sindicalistas, prefiriéndolos a otros, porque sus miembros tienen, por lo menos, consciencia de clase; lo cual, de por sí, les confiere una gran ventaja sobre las uniones gremiales [trade unions], a cuyos miembros habría que enseñarles hasta los más rudimentarios principios de la lucha de clases para que pudieran asumir una actitud revolucionaria. Hacerlo exigiría un trabajo de muchos, muchos años; lo que implicaría que la inminente catástrofe pudiera sorprendernos enseñando el ABC a bebés barbudos en nuestro jardín de niños; y, al volver la cabeza, nos encontraríamos con que los marxistas ya habían tomado las riendas. Tenemos que considerar que no enfrentamos condiciones normales, en las que podríamos trabajar tranquilamente en la preparación de un futuro remoto. El momento es anormal. Si no percibimos la velocidad de la corriente es porque nos movemos con ella. Y esa anormalidad impone medidas urgentes. Es por ello que yo estoy a favor de que adoptemos como arma a la nudosa y oxidada unión sindicalista. En el tiempo que necesitamos para ponerla en condiciones operativas, no podríamos organizar una nueva unión. Desde luego, no debemos olvidar a nuestro kindergarten si disponemos de tiempo, y es preciso hacer lo posible por disponer de ese tiempo para educar a los bebés de las uniones gremiales. Conviene respaldar la iniciativa que menciona, basada en los comités internos; y, en términos generales, como usted dice, cada uno debe trabajar en pro del ideal en donde se encuentre; pero si fuera posible emprender una acción concertada, lo mejor que podríamos hacer, me parece, sería concentrar nuestra atención en las uniones sindicales para acabar con la nefasta centralización y restablecer las buenas tácticas que fueron asesinadas.

Si, discordamos con respecto al panfleto. Lo considero excelente en lo que toca a sus explicaciones acerca de lo sucedido en Rusia; pero no concuerdo con la oportunidad de su exhortación a una guerra abierta con los marxistas en países en los que están preparando acciones para romper las cadenas. En esos países, una guerra semejante sólo puede contribuir a revitalizar al enemigo y, por tanto, a su reforzar su poderío; pues, mientras lucháramos entre nosotros, lo estaríamos dejando tranquilo. Esto, por supuesto, no significa que abandonemos la propaganda de nuestros ideales; eso no debe suceder. Debemos propagar incansablemente nuestros ideales, pero contribuyendo asimismo al esfuerzo común de romper el yugo. Si es necesario tender un tronco sobre un torrente para cruzar a la ribera opuesta, y el tronco es tan pesado que exige el esfuerzo de dos hombres, no debemos luchar contra el único hombre que tiene el mismo propósito; necesitamos aceptar su ayuda, y poner los medios para cruzar la corriente. Una vez en la otra ribera, la lucha recobra su sentido, pues se ha cruzado el arroyo y los peligros que hacían el cruce imperativo han quedado en la otra orilla. El folleto de referencia promueve una lucha encarnizada antes de haber tendido el tronco a través de las aguas. No puedo estar de acuerdo con eso. Si tememos que, una vez en la ribera opuesta, aquel que nos prestó su ayuda pueda pretender imponernos las mismas condiciones, o peores, que las que nos obligaron a abandonar la otra orilla, dispondremos de tiempo para preparar nuestra defensa contra esa eventualidad. Trabajemos, propaguemos nuestros ideales con renovada energía. Esto es muy importante, y me gustaría conocer otras razones en favor de la lucha a muerte entre quienes intentan deshacerse del yugo del capitalismo. Quisiera, sin embargo, que quedara claro que yo no quisiera luchar contra los marxistas revolucionarios, o sea, aquellos que han dejado de promover el sufragio, antes de haber tendido el tronco que nos permita atravesar el torrente.

Pero—¡Ay! —no me queda más espacio, y estoy obligado a concluir mi carta con el presentimiento de que usted no estará de acuerdo conmigo. Lo lamento porque me agrada mucho cuando usted concuerda conmigo. Quizás, a pesar de todo lo dicho, usted tenga razón. Usted se encuentra en mejor posición para juzgarlo que yo, en este horrible infierno. Está en contacto con las masas, siente su pulso; mientras que yo apenas puedo suponerlo. Valga esta confesión para paliar cualquier sentimiento de decepción por la forma en que ve las cosas este su viejo, pero sincero amigo que tanto la quiere. Transmita mi amor a nuestra Erma, así como a los demás buenos camaradas, y usted, mi querida Ellen, tenga la seguridad de recibirlo en grandes cantidades.

Ricardo Flores Magón. P.S.: Le ruego leer el libro antes; así aumentará su valor y hará más espléndido el regalo.


1 Alusión a Industrial Workers of the World.
Fuente: IIIS

October 6, 1921

sent to Mr. Magón and Mr. Rivera.

I send you herewith Application for Executive Clemency, and wherever I leave out information, kindly fill same in.

Enclosed you will find copy of letter I received from the Attorney General,1 which is the first admission by them that they will even consider commuting your sentence, so that it looks hopeful to me.

Kindly sign this application and return to me as soon as possible, so that I can push it as hard as possible, in the hope of getting your early release. You will note that if you want to make any qualifications for immediate deportation, you can state it in your application, so add it if you want it. My own suggestion is that, there being no objection you be given a certain amount of time to settle up your business affairs and arrange to leave with your family.

I am, with best regards,

Sincerely yours,

[Harry Weinberger] c. to Hilda

6 de octubre de 1921

enviada a los Sres. Magón y Rivera.

Estoy enviando con ésta la Solicitud de Clemencia Ejecutiva, rogándoles llenar cualquier información que yo haya dejado en blanco.

Encontrarán adjunta copia de la carta recibida del Procurador General, la cual constituye la primera aceptación, de su parte, de, por lo menos, considerar la conmutación de su sentencia; me parece, por tanto, esperanzadora.

Les ruego firmar esta solicitud y devolvérmela lo más pronto posible, esperando conseguir su pronta liberación. Observarán que si desean reivindicar cualquier calificación para su inmediata deportación, pueden asentarlo así en su solicitud; agréguenlo, si tal es su deseo. Personalmente considero que, puesto que no hay objeción [al respecto], se les concederá un cierto plazo para poner en orden sus asuntos y hacer los preparativos para salir con su familia.

Con mis mejores deseos, quedo de usted[es]

atentamente.

[Harry Weinberger] c.c.p. Hilda.


1 “Refering to your letter of September 20, 1921, enclosing the communications from Ricardo Flores Magón and Librado Rivera, I have to state that if you will have these defendants execute the enclosed form of application and state, among other things, that if their sentence should be commuted they will immediately leave the United States,  never to return, their application will then be given further consideration. If either of the defendants desires to make any qualification to their immediate deportation, he can so state in his application, and this will also be considered.”  Trad. “Me refiero a su carta del 20 de septiembre de 1921, que incluye los comunicados de Ricardo Flores Magón y Librado Rivera, tengo que señalarle que si puede hacer que esos acusados llenen la forma adjunta declarando, entre otras cosas, que si su sentencia es conmutada abandonarán de inmediato los Estados Unidos, y que nunca regresarán, entonces su solicitud podrá ser reconsiderada. Si alguno de los acusados desea hacer cualquier modificación a su inmediata deportación, deberá declararlo en su solicitud, y podrá ser considerada.” ( Harry M. Daugherty a Harry Weinberger, 3 de octubre de 1921,  HWP; caja 22).
Fuente: HWP

Penitenciaría Federal de los Estados Unidos. Leavenworth, Kansas.

Octubre 10 de 1921
Nicolás T. Bernal
Oakland, Calif.

Querido Nicolás:

Tengo tu querida carta del 28 de septiembre último. Esta carta, como todas las que vienen de ti, es muy interesante y animadora.

He recibido varias cartas de México durante los últimos días. Todas ellas son cartas agradables, escritas por compañeros pertenecientes a sindicatos de campesinos y obreros.

Estas cartas me llenan de esperanzas, es más añaden combustible a mi inextinguible entusiasmo por la redención de la raza humana los esfuerzos de los únicos elementos útiles en la sociedad: los trabajadores. Es admirable ver estos hermanos y compañeros agrupándose, cuando antes no sabían que es indispensable para los trabajadores unirse, consolidar sus energías para obtener fuerza. La agrupación de los trabajadores, sin embargo, no es todo: es necesario la unidad de propósito, de un gran propósito. Deben tener la misma aspiración, y esta aspiración debe ser grande, debe ser redentora. Unirse con el solo propósito de mejorar las condiciones de trabajo, obtener mejores salarios y menos horas de labor, es bueno porque en ello se encuentra un alivio; pero el alivio es pasajero, porque los amos inmediatamente aumentan los precios de los artículos de primera necesidad, las rentas de las casas y así sucesivamente, y al término de pocos meses los trabajadores se encuentran en las mismas condiciones que antes. Así, pues, la aspiración de los trabajadores organizados debe ser más grande que el mero mejoramiento de condiciones; debe ser una, cuya realización evite que los amos sigan engañando a los trabajadores, y esta aspiración es la abolición de la propiedad privada.   

El trabajador no puede ser libre y feliz mientras que la tierra, las fábricas, las casas, los talleres, las minas y los medios de transportación continúen siendo la propiedad privada de uno cuantos, en lugar de la propiedad común de los que realmente trabajan. Por consiguiente, la mira debe ser la expropiación de la tierra, las industrias y las casas por los trabajadores en común. Para lograr esta grande y sublime aspiración, es necesario que los trabajadores organizados modifiquen sus constituciones sociales, estatutos o reglamentos, haciendo el fin de su agrupación, la expropiación y administración de la tierra, y las industrias por ellos mismos. Una vez adoptada esta aspiración—la expropiación—los trabajadores organizados deben dar una nueva forma a su organización de manera de hacerla verdaderamente eficiente para esta gran tarea, en perspectiva. En lugar de gremios de oficio, debe ser fomentada una agrupación por industria. De este modo todos lo hombres y toda las mujeres que trabajen en una industria quedarán agrupados, sin importar cuál sea su oficio particular, mientras que, agrupados por gremios de oficio, cada gremio es independiente de otro gremio en la misma industria, y este es un obstáculo para la acción colectiva.

Si tenemos que aprender alguna cosa de la burguesía, es su solidaridad. La burguesía está sólidamente unida y obra como un grupo en la defensa de sus intereses. Los trabajadores deben hacer lo mismo y el único medio de lograrlo es su agrupación por industrias, en vez de por oficios. Solamente por este medio los trabajadores obtendrán la fuerza necesaria para plantar su bandera victoriosa sobre el capitalismo. Es bueno que los trabajadores procuren por mejorar su condición; pero que no hagan de esto un fin, que tan fácilmente puede ser frustrado por los amos. El fin debe ser la expropiación por ellos, de la tierra y la industrias. Siento mucho que no se me permita escribir más que dos páginas cada vez, pues tengo más que decir sobre este importantísimo asunto.   

Habiéndose acabado el espacio que se me asigna, cierro mi carta con fraternales saludos para todos los compañeros y para ti, Nicolás, envío, un fuerte y fraternal abrazo.

Ricardo Flores Magón
P. D. Recibí los veinticuatro dólares cincuenta centavos, equivalente de cincuenta pesos, enviados por tu conducto por la Unión de Obreros de Artes Gráficas de los Talleres Oficiales de la ciudad de México.


Fuente: EIR

Leavenworth, Kansas, October 12th, 1921

Mr. Harry Weinberger
New York, NY

My dear Mr. Weinberger:

I reply to your dear letter of the 6th of this month, I am sending the document you sent me to be signed.1

Now, I beg you, my good friend, to insist in the question that I would need some two or three months to settle my affairs and prepare for the journey with my family, but as María and Palma are awaiting trial, they could not go with me if the indictments were not dropped.

I have some hope that you will succeed this time. The wording of Mr. Daugherty’s letter to you is not of the same nature as it used to be.2 Now he does not put repentance as a condition for release, and this is why I signed the document this time.

Hoping to hear good news from you, and thanking you once more for your perseverance in this struggle for the elementaries of justice, I remain
Sincerely yours,

Ricardo Flores Magón

Leavenworth, Kansas, a 12 de octubre de 1921

Sr. Harry Weinberger,
Nueva York, N.Y.

Mi estimado Sr. Weinberger:

Doy respuesta a su amable carta del 6 de los corrientes, devolviéndole el documento que me hizo llegar para mi firma.

Ahora bien, mi buen amigo, le ruego insistir en la cuestión de que yo necesitaría de dos o tres meses para ordenar mis asuntos y preparar el viaje con mi familia; pero, como María y Palma están a la espera de [su] juicio, si la acusación no fuese sobreseída, ellos no podrían ir conmigo.

Tengo esperanzas en que usted tendrá éxito en esta ocasión. La redacción de la carta del Sr. Daugherty a usted no tiene la misma naturaleza que la que acostumbraba. Esta vez no condiciona la liberación al arrepentimiento; por ello es que ahora he firmado los documentos.

Esperando tener buenas noticias suyas, y agradeciéndole una vez más su perseverancia en esta lucha por la más elemental justicia, quedo de usted,

atentamente.

Ricardo Flores Magón


1 “Leavenworth, Kansas, October 12 de 1921 Ricardo Flores Magón. United States Penitentiary, Leavenworth, Kansas x amnesty, also known as pardon, Los Angeles Cal. Ivanhoe Ave, Los Angeles, Cal. México, white, 43 alleged: on May 19th, Convicted in Tombstone, Ariz., for assisting in the liberation of the Mexican peons and sentenced to serve 18 months at Yuma Penitentiary. On June 1912, convicted in Los Angeles, Cal. of assisting in the Liberation of the Mexican Peons, and sentenced to serve 23 months at McNeil Island Penitentiary, not, Southern California, Los Angeles, conspiracy to violate the Espionage Act, for circulation seditious matter through the mail, June 22nd 1916 - July 19, 1918, 21 years and one day, US Penitentiary, Leavenworth, Kansas, five thousands dollars, writ of error, 7th affirmed, McNeil’s Island -Aug. 15th, 1918 and was thereafter transferred to the United States Penitentiary, Leavenworth, will be August 15, 1925, Sept. 20, 1932, Your petitioner was arrested on 21st day of March, 1918, for having published Regeneración, a manifesto, giving deponent’s opinions of conditions of today and forecasting what would happen, I am willing to have my sentence commuted and will immediately leave the United States never to return, and that shall be a condition of said commutation. I am willing to be deported to Mexico or go to some other country of my selection, but I desire that the indictment against Raúl Palma and my wife, María, B. Magón, for violation of the Espionage Act be also dropped and they also be permitted to leave the country with me and I desire two or three months release to arrange the departure of myself and family. Raúl Palma and my wife were indicted by the Federal Grand Jury for the Southern District of California in July, 1918, and both are out on bail awaiting trail. I am suffering from cataracts in both eyes, and anemia aforementioned and am almost totally blind from the cataracts. Ricardo Flores Magón. (signed).”  Trad. “Leavenworth, Kansas, 12 de octubre de 1921, Ricardo Flores Magón, Penitenciaría de los Estados Unidos, Leavenworth, Kansas x amnistía, también conocida como perdón, Los Ángeles, Cal., Ivanhoe Ave., Los Ángeles, Cal., México, blanco, 43 años supuestamente: el 19 de mayo, Sentenciado en Tombstone, Ariz., por contribuir a la liberación de los peones  mexicanos, y condenado a purgar 18 meses en la Penitenciaría de Yuma. En junio de 1912, sentenciado en Los Angeles, Cal., por contribuir a la liberación de los peones mexicanos y condenado a purgar 23 meses en la Penitenciaría de la Isla McNeil, no, Sur de California, Los Ángeles, conspiración para violar el Acta de Espionaje, por hacer circular materiales sediciosos por medio del correo, 22 de junio de 1916 - 19 de julio de 1918, 21 años y un día, Penitenciaría de los Estados Unidos, Leavenworth, Kansas, cinco mil dólares, auto de error, 7o. confirmado, Isla McNeil - 15 de agosto de 1918 y desde entonces transferido a la Penitenciaría de los Estados Unidos, Leavenworth, será el 15 de agosto de 1925, 20 de Septiembre de 1932, Su solicitante fue detenido el día 21 de marzo de 1918 por haber publicado en Regeneración un manifiesto exponiendo opiniones del declarante acerca de las condiciones de la actualidad y previendo lo que podría suceder, Quisiera que mi sentencia fuera conmutada y abandonaré inmediatamente, para nunca volver, los Estados Unidos, siendo esto  condicionante para dicha conmutación. Estoy dispuesto a ser deportado a México o a algún otro país de mi elección, pero deseo que la acusación contra Raúl Palma y mi esposa, María B. Magón, por violación del Acta de Espionaje, también sea sobreseída, y que a ellos también se les permita abandonar el país conmigo, y quisiera asimismo [disponer de] dos o tres meses de libertad para preparar mi partida y la de mi familia. Raúl Palma y mi esposa fueron encausados por el Gran Jurado Federal para el Distrito Sur de California en julio de 1918, y ambos se encuentran en libertad bajo caución en espera del juicio. Yo padezco de cataratas en ambos ojos y la antes mencionada anemia, y estoy casi totalmente ciego debido a las cataratas. Ricardo Flores Magón. (Firmado).” ; (HWP, caja 23).
2 vid. supra, n. 130.


Fuente: HWP

Leavenworth, Kansas, October 18th, 1921

Miss Ellen White
New York, N. Y.

My dear comrade:

No; we do not altogether disagree, nay, I am sure that the disagreement, if looked until its minutest detail, is more apparent than real. This is reconforting, and your beautiful, dear letter  of the 8th of this month adds more comfort yet.

So you have read some of the letters I have written to comrade Irene Benton, and they have been of your linking… How this gratifies me. I did not even suspect that those little fragments of my soul would ever reach you.

Do you remember, Ellen? A year this month we began corresponding to each other. One year! – a mere drop in the ocean of Time; but the sorrowful, an age… I am fortunate, however – there are few hearts that love me, and during these last twelve months I have periodically received a friendly word from one, a sweet smile from other, the sympathetic from that which understand my plight, and so on, and from them all I have gathered strength, and from them all I have collected the love I need to sweeten my bitter existence. You have been one of my more assiduous correspondents. In fact, I do not wrong Truth if I say that with the exception of the sweet, innocent creatures whose hearts bleed on account of my absence, you, my good Ellen, have been the most constant writer, and I appreciate this… Your letters open so splendid parenthesis in my gray, monotonous life! Only twice in the stealthy creeping on of the last three-hundred and sixty-five days, did your dear words fail to reach me on the accustomed terms. For all this, is not the occasion worthy of being celebrated? It is; indeed it is! And as I have a plentiful store of certain old wine that makes the sluggish blood frantically race through the vital avenues of the flesh, let me pour some in your gobbler. Now, drink of it…. Does it taste good? It is a wine that in my innocent infancy I pledged to the gods, but having not found them in  Heaven, nor on Earth, I now offer it to Man. Is it too strong? Drink in nevertheless, my good Ellen, and thus divinely drunk let us sing, let us sing to life, you, as you conceive her under your cherished northern skies, I, as I behold her with my inner vision, leisurely moving about under the blue expand… Another drink? With pleasure, my good friend, and let us continue our song, our song to immortal Life. Behold, there is Life! The vaporous of this wine have conjured her. No; do not kneel; let us see her in her face, and enjoy her, for she is ours. How beautiful is she now, whereas a moment ago, before our thinking of the wine I once stored up for the gods, how ugly she was as we beheld her pinioned between the articles of the Law; dumb with the gag of conventionalism and bigotry; pitifully weighed down under the heavy load a superstitions, customs, traditions… The Life this wine puts before us is free; is mistress of her body and her soul. She knows of chains, of course, but they are the sweet bonds of amours arms oppressing happy necks; the knows of gags, indeed, but they are the gags of quivering lips eagerly come into contact in a glorious endeavor of drinking each other’s souls. Life in captivity is not Life; it is slavery, thralldom, bondage servitude, but not Life. Life is free; is freedom by autonomasia. Oh, let us drink once more! No; do not be afraid – the wine will last. Have not I said that I have a plentiful store of it? It will last to make us drunk, and to intoxicate some others besides us. Lo, we are surrounded by  stars! They are those of our brothers who have already got drunk, and have thus become stars. I do not longer see the thief, the tramp, the prostitute, the slave; I only see stars, stars, stars. Where is he that but a few minutes ago stretched out the tremulous hand to the passer-by yielding to an alm all human pride? And the beautiful young woman that a while ago was kindling in her enchanting eyes all sorts of mercenary promises, where is she? I fail to discern among this magnificent array of suns, that dark hand which nervously sought to hide itself from sight, lest the curdy blood on it might be detected… And the ox-like man, where is he, and what has become of his yoke? I see but stars, stars, stars indulging in a revelry that shakes the infinity and instead of rulers. Life reigning. Life has conquered thanks so this wine; let us drink even more, and let, my good Ellen, that others partake of it, be them hundreds or thousands or millions, let us squander the whole store, for mind it, I keep it for Man, so that his soul thus tuned with mine be able to vibrate when my soul de, and mine do respond to the quiverings of his in a sort of Aeolian sympathy…. But lo! cannot go any further in my mad stampede through the regions of my fancy. I have no space to move in. I have already reached a barrier that I cannot trespass, and I am forced to leave you for a while. Good-bye, then, my dear friend.

With love to Erma and the rest of good comrades, I close this letter with more love to you.

            Ricardo Flores Magón
PS Oh, pardon me! The poor flower you sent me is reproaching my indifference towards it, and the dear, sweet thing is right. Drunk as I was I forgot it… But I love it, I love it.

 

Leavenworth, Kansas, a 18 de octubre de 1921

Srita. Ellen White,
Nueva York, N.Y.

Mi querida camarada: 

No; de ninguna manera discordamos del todo, no; estoy seguro que si analizáramos nuestras discrepancias hasta sus mínimos detalles, éstas serían más aparente que reales. Esto me tranquiliza y aún más su bella y querida carta del 8 de este mes.

Así que ha leído algunas de las cartas que le escribí a la camarada Irene Benton, y le han gustado… ¡Qué gusto me da! Nunca me imaginé que esos pequeños retazos de mi alma pudieran llegar hasta usted.

¿Se acuerda, Ellen? En este mes hará un año de que comenzamos a escribirnos. ¡Un año! Apenas una gotita en el océano de Tiempo; pero, para un espíritu afligido, una eternidad… Sin embargo me considero afortunado. Unos cuantos corazones me aman; pero, a lo largo de estos doce meses, constantemente he recibido la palabra amistosa de uno, una sonrisa dulce de otro, una muestra de simpatía de un tercero que comprende mi compromiso, y así sucesivamente; de todos ellos he extraído fuerza, y de ellos todos he cosechado el amor que requiero para endulzar mi existencia amarga. Usted ha sido una de mis más asiduas corresponsales. De hecho y en honor a Verdad, puedo decir que, excepción hecha de las tiernas e inocentes criaturas cuyos corazones sangran por mi ausencia, usted, mi buena Ellen, ha sido quien con más constancia me ha escrito, y le quedo muy agradecido… ¡Sus cartas abren un paréntesis esplendoroso en mi gris y monótona existencia! Durante el sigiloso devenir de los últimos trescientos sesenta y cinco días, tan sólo en dos ocasiones no llegaron a mí sus queridas letras en los términos acostumbrados. Y, en virtud de todo lo anterior, ¿no merece la ocasión que la celebremos? ¡Por supuesto! ¡Claro que sí! Y como yo cuento con una nutrida reserva de un vino añejo que hace que la sangre parsimoniosa fluya frenéticamente por las avenidas vitales del cuerpo, permítame que llene su copa. Y, ahora, brindemos.

¿Sabe bien? Es un vino que, en la inocencia de mi niñez, reservé para los dioses; pero, no habiéndolos hallado ni en los Cielos ni en la Tierra, lo ofrendo ahora al Hombre. ¿Es demasiado fuerte? No importa, mi buena Ellen, bébalo de todos modos y, una vez divinamente embriagados, cantemos, cantemos a Vida. Tú, en la forma en que la concibes bajo tus entrañables cielos septentrionales; yo, tal como la observo con mi visión interna, bogando a placer bajo la inmensidad del azur.

¿Otra copa? Con todo gusto, mi buena amiga, y sigamos entonando nuestra canción en honor de Vida inmortal. ¡Mirad, Vida existe! Los efluvios de este néctar la han conjurado. No. No se arrodille. Mirémosla cara a cara, y gocemos de ella porque nos pertenece. ¡Qué hermosa es ahora, después de haber bebido este vino que yo, alguna vez, había destinado a los dioses! Mientras que hace apenas unos momentos, antes de que bebiéramos, qué horrenda parecía aplastada entre los artículos de la Ley, enmudecida por la mordaza de los convencionalismos y los prejuicios, lastimosamente oprimida bajo el peso gigantesco de las supersticiones, las costumbres, las tradiciones.

La Vida que este vino coloca ante nosotros es libre; es dueña de su cuerpo y de su espíritu. Conoce, es cierto, las ataduras; pero se trata de los dulces lazos que forman unos brazos amorosos al rodear un cuello feliz; conoce las mordazas, por supuesto, pero son aquellas que se forman al contacto de unos labios trémulos cuando se unen en el acto glorioso de beberse el alma el uno al otro. Vida en cautiverio no es Vida; es esclavitud, sujeción, servidumbre forzada, pero no Vida. Vida es libre, es la libertad por antonomasia. Pero, ¡oh, bebamos de nuevo! No, no tema, hay vino suficiente. ¿Acaso no le dije que tenía una vasta reserva? Hay bastante para embriagarnos y para intoxicar a muchos otros además de nosotros. ¡Oh, pero estamos rodeados de estrellas! Son aquellos de nuestros hermanos que han caído en la embriaguez, y se han transformado en astros. He dejado de ver al ladrón, al paria, a la prostituta, al esclavo; no veo más que estrellas, estrellas, estrellas. ¿En dónde quedó aquel que, apenas hace unos instantes, tendía su mano temblorosa a la gente que pasa, enajenando su espíritu de toda dignidad humana? ¿Y la hermosa doncella que hace un momento simulaba en sus encantadores ojos toda clase de promesas mercenarias, en dónde está? En la grandiosidad de este magnificente concierto de soles, soy incapaz de distinguir la mano morena que intentaba ocultarse taimadamente a las miradas, temerosa de que pudiera ser descubierta en ella la sangre coagulada. Y aquel hombre que parecía un buey, ¿en dónde está, y qué ha sido de su yugo? Sólo veo estrellas, estrellas, estrellas abandonadas a la euforia que cimbra al infinito y, en vez de déspotas, reina Vida, Vida victoriosa gracias a este vino. Bebamos aún más, y compartamos, mi buena Ellen, con los otros, ya sean cientos o miles,  ya sean miles o millones, agotemos la reserva entera porque, no lo olvide, lo guardé para el Hombre, para que su espíritu, acompasado al mío, pueda vibrar cuando vibre mi alma, al igual que la mía sea capaz de responder a los latidos de la suya en una especie de comunión eólica.

Pero—¡Ay!—No puedo continuar mi loco desvarío por las regiones de mi fantasía. No me queda más espacio en donde moverme. Ya he llegado a los linderos que no puedo cruzar, y estoy obligado a dejarla por un tiempo. Hasta entonces, mi querida amiga.

Con amor para Erma y los demás camaradas. Concluyo esta carta con más amor para usted.

Ricardo Flores Magón
P.S.: ¡Oh, le pido perdón! La pobre flor que me envió me reprocha mi indiferencia para con ella, y ese pequeño, tierno ser, tiene razón. En mi embriaguez, la había olvidado… pero la amo, la amo.


Fuente: IIIS

Oct. 21, 1921

Mr. Ricardo Flores Magón,
P. O. Box 7,
Leavenworth, Kansas

My dear Mr. Magon:

I took up your case in Washington yesterday and they were disinclined to allow you freedom in the United States and insisted that we should give bail for the two months. I thought there would be no difficulty in raising these $5,000 bail for you to give you a few months’ freedom, and meanwhile, I think you should write to your friends to get the bail ready, as I think there is a strong possibility that they will be taking action in your case very shortly. I sincerely hope so.

I am, with best regards,

Sincerely yours,

[Harry Weinberger]
c. to Hilda

 

21 de octubre de 1921

Sr. Ricardo Flores Magón,
Apdo. Postal 7,
Leavenworth, Kansas

Mi estimado Sr. Magón:

Ayer presenté su caso en Washington; ellos se mostraron reacios a concederle libertad en los Estados Unidos e insistieron en que usted tendrá que depositar fianza por los dos meses. Me pareció que no habría dificultad para reunir esos $5,000 de su fianza, que le permitiría gozar de algunos meses de libertad. Mientras tanto, me parece conveniente que usted escriba a sus amigos para tener disponible la fianza, pues pienso que hay buenas posibilidades de que muy pronto se tomen disposiciones con respecto a su caso. Sinceramente, así lo espero.

Con mis mejores deseos.

Atentamente

[Harry Weinberger]
c.c.p.: Hilda


Fuente: HWP

Penitenciaría Federal de los Estados Unidos, Leavenworth, Kansas.

Octubre 24 de 1921
Nicolás T. Bernal
Oakland, Calif.

Estimado Nicolás:

Esta carta es para acusarte recibo de la tuya del día 18.

He recibido también tres cartas de algunos compañeros. Estas tres cartas son hermosas, espléndidas pruebas de cariño y camaradería y de solidaridad; aligera el peso de las cadenas cuando uno recibe palabras de consuelo de sus hermanos.

Acabo de recibir carta del señor Harry Weinberger, fechada el 21 del mes en curso, la cual dice en parte: “Llevé su causa a Washington, ayer, y no están dispuestos a permitir su libertad en los Estados Unidos, e insisten que tendremos que dar fianza por los dos meses. Yo creo que no habría dificultad en obtener la fianza de cinco mil dólares para dar a usted unos cuantos meses de libertad; entretanto yo creo que usted tendrá que escribir a sus amigos para que tengan la fianza lista, pues juzgo que hay una fuerte posibilidad que ellos tomarán actividad en su causa muy pronto, yo lo espero sinceramente.” Esto significa que el Gobierno me dejará libre a condición de que deje el país; pero no me permiten que permanezca dos o tres meses en los Estados Unidos, a menos que dé cinco mil dólares de fianza. ¿Pudiera la camarada Fritz proporcionar la fianza necesaria?; y si ella no puede, ¿pudieran los compañeros de la Asociación de la Escuela Moderna encontrar una persona dispuesta a darla? Si pueden, favor de notificarle al señor Harry Weinberger, 32, Union Square, Nueva York, N. Y., para que pueda arreglar los detalles.

Mi ánimo es bueno, querido Nicolás, aunque mi futuro es incierto; pero tal ha sido siempre así. El timón de mi barco está firmemente apuntando al fin: una humanidad sin amos. ¿Saldré bien? No sé; pero la inseguridad no me acobarda. ¿No ha navegado mi barco durante una borrascosa vida a través de pesados y traidores mares? Mis pies no saben de caminos floridos; pero saben de espinas, y lo que me espera son espinas, espinas. Sin embargo, tengo fe en una cosa, y esa es que ningún esfuerzo es perdido. Lo que está sembrado ahora, tarde o temprano dará su fruto. Yo no lo cosecharé, pero el mero hecho de sembrar es un placer, el placer que acompaña a toda la creación. Este placer es mi recompensa, y para recibirla estoy dispuesto a dar el precio; no evado los mares, no rehuyo las espinas. Así es que no me siento desanimado por mi venidero destierro. Cualquier tierra es buena para mi semilla; es verdad, toda la Tierra la necesita, pues solamente siendo sembrada, resuelta e intensiva pueden ser realizados nuestros sueños de una raza humana, sabia, justa y libre. No se cómo me recibirán mis hermanos mexicanos; tal vez me vuelvan sus espaldas. Pero ¿no he dicho que mis pies no saben de caminos floridos? Aun así, sembraré mi semilla, y con esta obra mi alma encontrará el placer necesario.

Da mi cariño a todos nuestros buenos compañeros. Recibe un fuerte abrazo de tu hermano.

Ricardo Flores Magón


Fuente: EIR

Leavenworth, Kansas, November 1st, 1921

Miss Ellen White
New York, N. Y.

My dear comrade:

It is with no little reclutance that I have to keep in check my Muses now to broach a subject prosaic even among the most prosaic. And to do this when I still have in my ear the sweet music of your wings as they wafted me to that height ..hence I could behold a new humanity all justice and love… But I have to do it, my good friend, and so with this trivial, business-like, vapid letter it is that I correspond to your inspired and inspiriting one of the 21st of last October.

I have received a letter from Mr. Weinberger which reads thus: “I took up you case in Washington yesterday, and they were disinclined to allow you freedom in the United States, and insisted that we should give bail for the two months. I thought there would be difficulty in raising the $ 5,000 (five thousand dollars) bail for you to give you a few months’ freedom, and meanwhile, I think you should write to your friends to get the bail ready, as I think there is a strong possibility that they will be taking action in your case very shortly.”

When I was asked I was willing to have my sentence commuted on condition of leaving the country, I agreed as this does not involve the renunciations of my ideals, but I requested to be allowed a two or three months’ stay in the United States so as to arrange the transportation of my family. They agree, but on condition that I give a $5,000 bail, which I cannot do, my capital being some $15 and cents, which with the $5.00 the government gives to every discharged prisoner, will make $20.00 not much, as you can see at first glance- and this compel me to put the matter squarely before my friends. Did I not tell you that this is a prosaic subject?

I do not know whether you able to find a good soul willing to help a fellowman, but I tell you what is needed so as to enable you to inform the local friends of it. I have the address of a Philadelphia lady, Miss Helen H. Krieger, 1229, Locust St. This address was give to me by John L. Murphy, a political prisoner, advising me to write to her, for she is a lady that, while not partaking of my political and social beliefs, is however a sincere friend of the oppressed, and would, perhaps, help. Unfortunately I am not acquainted with her, and I deem it unless to write a person that does not know me. But you, and the other New York friends and comrades, can write her in my behalf telling what I am -a penniless dreamer- is that if it happens that she thinks a dreamer to be some use to mindkind, the bail question will be an easy matter, for I am informed she is quite wealthy.

Are you still awake? If you are, please read a little further, but not before taking some precautions, the main being to pro yourself so that if you faint no injury may be done you. Yes, that easy chair will support you. Now, brace yourself up- I need some $500 to move my family to the City of Mexico… I know you should at least gasp if not fainted! And not all has been told yet… No; do not reel in anticipation, that the shell has not exploded yet. You, drink a little water, and keep steady, my dear Ellen- is not it terrible that I that have made a ??? never to torment my fellow-creatures; that I that take pains that my feet do not crush the ant and the worm? for whom I feel fraternal love, be now the tormentor of my beloved sister Ellen and the rest of my brothers? Draw a good breath and listen -I need more money to start working in Mexico…

Now, the whole question had been laid open before you for consideration and decision, and I beg you your pardon for having written this business letter.  My Muses are pointing? and do not want to help me to say a few words in palliation of the disgust this letter is liable to cause to those who may happen to read it. I feel tempted to tear it up and write another one, but my Muses would not help me; they are utterly sulky, and with good reason, -I have spoiled this sacred pages, the two pages destined to receive the present and noblest vibrations of my soul, and that have been defiled by money matter, by business…

So, good-bye… oh! I was forgetting -Clerambault was a saint, and you are right in not comparing me to him. I feel for this admirable creation of Rolland’s, admiration and respect. I love this fine flower – Clerambault.
Good-bye again. If you happen to see young Tullman, tell him I received his nice letter, and I give him thanks for having remembered this old friend of his. He is a good boy, very bright and anxious to learn. Please give my love to Erma and the rest of the comrades, and a hug -Mexican fashion- to Mollie and the other boy, to whom I wish happiness. Beg them to salute, Emma, Berkman and all our Russian comrades.

With comradery love

Ricardo Flores Magón
Many thanks for the book and good things to eat.

 

Leavenworth, Kansas, a 1º de noviembre de 1921

Srita. Ellen White,
Nueva York, N.Y.

Mi querida camarada:

Con no poca renuencia es como, en esta ocasión, me veo obligado a contener a mis Musas para referirme a un tema prosaico entre los prosaicos. Sobre todo ahora, cuando aún tengo en mis oídos la música de sus alas cuando me condujeron a las alturas en las que pude ver a una nueva humanidad viviendo con plena justicia y amor… Pero tengo que hacerlo, mi buena amiga; hacerlo por medio de esta carta, casi de negocios, trivial e insulsa, con la que correspondo a la suya, tan inspirada e inspiradora, del 21 del pasado octubre.

Recibí carta del Sr. Weinberger en la que me escribe: “Ayer presenté su caso en Washington; ellos se mostraron reacios a concederle libertad en los Estados Unidos, e insistieron en que usted tendrá que depositar fianza por los dos meses. Me pareció que no habría dificultad para reunir esos $5,000 de su fianza, que le permitiría gozar de algunos meses de libertad. Mientras tanto, me parece conveniente que usted escriba a sus amigos para tener disponible la fianza, pues pienso que hay buenas posibilidades de que muy pronto se tomen disposiciones con respecto a su caso.”

Cuando me preguntaron si estaría yo dispuesto a aceptar que mi sentencia fuera conmutada a condición de abandonar este país, accedí ya que esto no implicaba la abjuración de mis ideales; pero solicité se me permitiera permanecer dos o tres meses más en los Estados Unidos para disponer la salida de mi familia. Se me concedió, pero a condición de depositar una caución de $5,000, lo que no puedo hacer porque mi capital llega a $15 y centavos, los cuales, con los $5 que el gobierno da a cada preso cuando lo pone en libertad, apenas sumará $20. No es mucho, como usted puede apreciar a primera vista. Esto me obliga a plantear el asunto con toda franqueza a mis amigos. ¿No le advertí que trataría un tema prosaico?

No sé si usted pueda encontrar a alguna persona generosa que quiera ayudar a un semejante; pero, de todos modos, la pongo al corriente de lo que se necesita para que pueda informar a los amigos locales. Tengo el domicilio de una dama de Filadelfia, la Srita. Helen H. Krieger, ubicado en Locust St. No. 1229. Me lo dio John L. Murphy, un preso político, y me sugirió escribirle porque es una dama que, aunque no comparte mis ideas políticas ni sociales, es una amiga sincera de los oprimidos, y quizás podría ayudar. Por desgracia no la conozco, y me parece inútil dirigirme a una persona que tampoco me conoce. Pero usted y otros de los amigos y camaradas neoyorquinos podrían escribirle en mi nombre diciéndole quien soy—un soñador sin un centavo—de modo que si ella considera que un soñador pueda ser de alguna manera útil a la humanidad, la cuestión de la fianza se allanaría, porque me informaron que es muy rica.

¿Sigue despierta, mi querida camarada? Si lo está, por favor siga leyendo; pero no sin antes tomar ciertas precauciones, la primera de las cuales es que se acomode muy bien, de modo que si llega a desvanecerse no sufra daño alguno. Sí, ese sillón la sostendrá. Ahora, ¡agárrese! Necesito $500 más para trasladar a mi familia a la ciudad de México… ¡Sé que, si no se ha desmayado, por lo menos la habré dejado boquiabierta! Y eso que todavía no le he dicho todo… No; no pierda los estribos anticipadamente porque la bomba no ha estallado todavía. Beba un vaso de agua, y manténgase firme, mi querida Ellen. ¿No le parece terrible que yo—que me he jurado no atormentar a mi prójimo; que he tomado toda clase de precauciones para no aplastar a la hormiga ni al gusano, por quienes siento un amor fraternal—sea ahora el torturador de mi queridísma hermana Ellen y del resto de mis hermanos? Respire a fondo y escuche: necesito más dinero para empezar a trabajar en México…

Ahora sí, todo el asunto está ante sus ojos, sometido a su consideración y a su decisión, y le suplico me disculpe por haberle escrito está carta de negocios. Mis Musas ponen mala cara, y se niegan a permitirme decir algunas palabras como paliativo al disgusto que esta carta pueda provocar en aquellos que lleguen a leerla. Estoy tentado a romperla y escribir otra, pero mis Musas no me ayudarán: están sumamente resentidas, y tienen razón. He echado a perder mis sagradas páginas, estas dos páginas destinadas a ser depositarias de las vibraciones más puras y nobles de mi espíritu; pero que han sido mancilladas con asuntos de dinero, de negocios…

Así que me despido… ¡Oh, me olvidaba! Clerambault fue un santo, y tiene usted toda la razón al no compararme con él. Esta admirable criatura de Rolland me mueve a la admiración y al respeto. Amo a esta delicada flor: Clerambault.

Me despido una vez más. Si acaso llega a ver al joven Tullman, dígale que recibí su amable carta, y que le agradezco se haya acordado de este su amigo. Es un buen muchacho, muy brillante y ansioso por aprender. Le ruego transmita mi amor a nuestra Erma y a los demás camaradas; dé también un abrazo, estilo mexicano, a Mollie y al otro chico, a quienes deseo felicidades. Pídales que saluden a Emma, Berkman y los otros camaradas rusos.

Con amor de camarada.

Ricardo Flores Magón
Muchas gracias por el libro y los deliciosos comestibles.


Fuente: IIIS

[November 7h of 1921]

Gus Teltsch
Lake Bay, Wash.

My dear Gus:

How mindful you are. Yes, winter is approaching and the woolen articles you propose to get for me would be most needed; but I have a hope of getting released before long. My New York friends are moving to get my sentence commuted on condition that I agree to be deported; and it seems as if the move  is going to succeed, as it may be seen from a recently received  letter from Harry Weinberger. The letter reads thus: “I took up your case in Washington yesterday and they were disinclined to allow you  freedom in the United States, and insisted that we should give bail for the two months. I thought there would be no difficulty in raising the $5,000 for you, to give you a few months’ freedom; and, meanwhile, I think you should write to your friends to get the bail ready, as I think there is a strong possibility that they will be taking action in your case very shortly.”

I need those two or three months’ freedom in this country to attend to my eyes and, in the meanwhile, prepare all things necessary for the moving of my family to the City of Mexico. You see, my dear Gus, what is needed is a $5,000 bond; and I beg you to communicate this to our Seattle and Tacoma friends, as perhaps one of them could get a good soul willing to furnish bail for me please tell him or her to communicate with Mr. Harry Weinberger, 32 Union Square, New York City.

I need too, money to move my family, and money still to start my work in Mexico. I have resided in this country 18 years, and the greater part of that time I have spent behind prison bars and eluding the sharp eyes of the police. Under such conditions  no money could be saved in the brief periods between persecutions, for you know a dreamer’s propaganda may entail the hatred of the wealthy, but no profits. Thus I need money and I beg you to explain it so to friends. If any money is gotten please send it to Comrade T. Bernal, 1279 79th Ave., Oakland, California.

It is my purpose to start anew the publication of “Regeneración” in the city of Mexico. Thus I need a print shop, as I want also to publish my dramas and other literary works.

I feel very uncomfortable when I have to ask for monetary help, but I cannot find any other way of me. Under the conditions we human live now money is needed for every thing, for good as for evil. I detest money. I cannot see a dollar without thinking of the amount of suffering and degradation it represents. Is not the blood of our brothers in it? Can anyone calculate how many tears or how many sighs have entered into making of a piece of coin? It is with a shudder that I think of the wage slave staking his health , his life, his future, his all, to the acquisition of this dollar, of this false piece of metal that will not give him in return the amount of happiness equal to his sacrifice. And who can say that this dollar is not the vile coin stealthily slipped into the tremulous hand of the informer for information leading to the doom of a good soul? Or may it not be that this dollar was the price of a caress that under healthy social conditions only love can get it?

Oh, the story of a piece of money is appalling. No one knows if the dollar now lying in his hand has ever bought the blood, the tears or the shame of a fellow men or woman? It can buy it everything -virtue, honor, fatigue, life. Yet under the present conditions we cannot do without the detested piece of metal. But as it is the instrument of oppression it can be used as an instrument of liberation, making it possible by its means to carry to the minds of our unfortunate brothers and sisters the fire that glows in ours -the sacred fire that makes men and women thirst for justice and freedom.

From your comrade,

Ricardo Flores Magón

 

[Noviembre 7 de 1921]

Gus Teltsch
Lake Bay, Wash.

Mi querido Gus:

Recibí tu apreciable carta del 2 de este mes. Como todas tus cartas, es bella y fraternal. ¡Qué considerado eres! En efecto, el invierno se acerca, y las prendas de lana que te propones conseguir para mí me son muy necesarias, aunque espero ser puesto en libertad dentro de poco. Mis amigos de Nueva York se están moviendo para que se me conmute la sentencia a condición de que acepte ser deportado; y parece que su iniciativa está funcionando, como se puede deducir de una carta reciente de Harry Weinberger. Su carta dice lo siguiente: “Ayer presenté su caso en Washington; ellos se mostraron reacios a concederle libertad en los Estados Unidos, e insistieron en que usted tendrá que depositar fianza por los dos meses. Me pareció que no habría dificultad para reunir esos $5,000 de su fianza, que le permitiría gozar de algunos meses de libertad. Mientras tanto, me parece conveniente que usted escriba a sus amigos para tener disponible la fianza, pues pienso que hay buenas posibilidades de que muy pronto se tomen disposiciones con respecto a su caso.”

Necesito disponer de esos dos o tres meses de libertad en los Estados Unidos para cuidar de mis ojos y, al mismo tiempo, hacer los arreglos para trasladar a mi familia a la Ciudad de México. Como ves, mi estimado Gus, son indispensables esos $5,000 para la fianza, y te ruego se lo digas a nuestros amigos de Seattle y de Tacoma porque tal vez alguno de ellos conozca a alguna persona buena que esté dispuesta a depositar la caución para mí; diles, por favor, que se comuniquen con el Sr. Harry Weinberger, al 32 de Union Square, Ciudad de Nueva York.

También necesito dinero para el viaje de mi familia, y dinero para iniciar mi trabajo en México. He vivido 18 años en este país, y la mayor parte del tiempo lo he pasado tras las rejas de la cárcel o eludiendo los ojos penetrantes de la policía. En esas condiciones, es imposible ahorrar ningún dinero en los breves periodos entre persecuciones porque, como tu sabes, el proselitismo de un soñador acumula el odio de los ricos, pero ninguna ganancia. En suma, necesito dinero, y te ruego explicárselo a los amigos. Si es posible reunir alguna suma, por favor envíenla al camarada T. Bernal; 1279, 79th Ave., Oakland, Calif.

Tengo la intención de reiniciar la publicación de “Regeneración” en la Ciudad de México. Por eso necesito una imprenta, pues también quiero publicar mis dramas y otras obras literarias.

Me molesta mucho tener que solicitar ayuda monetaria, pero no veo ninguna otra posibilidad. Bajo las condiciones en que actualmente vivimos los seres humanos, se necesita dinero para todo, para bien y para mal. Odio el dinero. No puedo ver un dólar sin pensar en la cantidad de sufrimiento y degradación que representa. ¿Acaso no está ahí la sangre de nuestros hermanos? ¿Puede alguien calcular cuántos lágrimas o cuántos suspiros ha cobrado la elaboración de una moneda? Me estremezco al pensar en el salario del esclavo que sacrifica su salud, su vida, su futuro, todo su ser, para ganar ese dólar, ese pedazo de metal falso que no le devolverá un caudal de felicidad equiparable al monto de sus sacrificios. ¿Y quién podría asegurar que ese dólar no es la moneda vil disimuladamente deslizada en la mano temblorosa del traidor a cambio de sus denuncias que hundirán en la desgracia a un buen hombre? O, ¿no podría constituir ese dólar el precio de una caricia que, en circunstancias sociales saludables, únicamente el amor podría motivar?

¡Oh, cuán asombrosa puede ser la historia de una moneda! ¡Nadie puede saber si el dólar que ahora está en la palma de su mano ha sido adquirido al precio de la sangre, de las lágrimas o de la vergüenza de algún semejante, hombre o mujer! Todo lo puede comprar: virtud, honor, fatiga, vida. Y, sin embargo, nada podemos hacer en la presentes circunstancias sin ese odiado pedazo de metal. Pero igual que como instrumento de opresión, puede ser empleado como una herramienta para la liberación, posibilitando que, con su ayuda, comuniquemos a las mentes de nuestros desafortunados hermanos y hermanas el fuego que abrasa las nuestras, el fuego sagrado que provoca en hombres y mujeres la sed de justicia y de libertad.

No quedándome sino unas cuantas líneas, pongo punto a mi carta. Te ruego envíes mis mejores recuerdos a Zogg, y da mi cariño a todos nuestros camaradas. Recibe, mi buen hermano Gus, un fuerte abrazo de tu camarada.

Ricardo Flores Magón


Fuente: APEFM

Dec. 6, 1921

Sent to Magon, Rivera and Rey.

I again took your case up in Washington yesterday and tried to see the President and his Secretary but only could see one of the junior secretaries, but am expecting an appointment again some day in the latter part of this week or the early part of next. I am in strong hopes that before Christmas something will actually be done and I think that is the intention of the President at this time. I believe that a good many of the I.W.W. s,1 however, will remain in jail, especially these who they claim they have evidence against re advocacy of destruction of property, etc., etc.

I hope to able to definitely have a decision before I start for Texas and Mexico, sometime around the 15th of this month.

Sincerely yours,

[Harry Weinberger]
PS If there are any friends of yours that I could call on in Mexico, I would be glad to have you send me their names. I expect to able to see President Obregón and shall talk to him about you.
(The foregoing PS on Mr. Magón’s letter with exception of last sentence which is also on Rivera’s and Rey’s letter.2)

 

6 de diciembre de 1921

Enviada a Magón, Rivera y Rey.

Ayer presenté de nuevo su caso en Washington e intenté ver al Presidente y a su Secretario, pero sólo me fue posible ver a uno de los secretarios secundarios; sin embargo, estoy esperando una nueva cita para fines de esta semana o principios de la próxima. Tengo fundadas esperanzas en que algo se hará antes de Navidad, y pienso que, en este momento, el Presidente tiene esas intenciones. Creo, no obstante, que una buena parte de los I.W.W. permanecerán en la cárcel, sobre todo aquellos contra quienes ellos dicen tener evidencias de cosas tales como incitación a la destrucción de propiedades, etc., etc.

Espero conseguir una decisión definitiva antes de mi salida a Texas y México, alrededor del 15 de este mes.

Atentamente.

[Harry Weinberger]
P.S.: Si tiene usted amigos a quienes pudiera yo visitar en México, me agradaría que me comunicara sus nombres. Espero ver al Presidente Obregón y hablarle de usted.
(El anterior Post Scriptum [aparece] en la carta al Sr. Magón con excepción de la última frase, la cual también está en la carta a Rivera y Rey)


1 Industrial Workers of the World.
2 “y Rey” aparece tachado a mano en el original. El subrayado es mío. (N. del Tr.)


Fuente: HWP

Leavenworth, Kansas, 12 de diciembre de 1921.

Nicolás T. Bernal México, D. F.

Mi querido Nicolás:

Estaba yo ansiosísimo de recibir nuevas de ti, pues aunque a su tiempo recibí la carta me dices […] que enviaste desde un pequeño lugar del Estado de Coahuila, ella sola me dio a conocer tu feliz arribo a este país; pero tu grata carta del 8 de este mes que me acaba de ser entregada está llena de interesantes detalles que mucho te agradezco que hallas proporcionado. Ayer recibí carta de nuestro generoso compañero Felipe Leija Paz, quien me dio noticias de tu llegada a esta ciudad, y que con muy buena voluntad aceptó la molestia de acusar recibo en mi lugar de las cartas que otros compañeros me remiten; pero como ya estás allá tú, prefiero que tú sigas siendo el intermediario entre mis amigos y yo, por ya estar acostumbrados ellos a que tú escribas por mí. La buena voluntad que nuestro querido compañero Felipe ha mostrado, es reconocida por mí en todo su mérito, y te ruego que le hagas presente mi agradecimiento por su espléndido rasgo de solidaridad. Dile que recibí su querida carta con las convocatorias en cuyo dorso vienen cartas de Librado y de mí. Felipe no me dice algo sobre escena, pero en cambio me da la buena noticia de que se ha formado un comité con el propósito de trabajar por nuestra libertad. Tú me preguntas si algo se ha resuelto en mi caso.

Nada se ha resuelto hasta el momento, y no hay, por lo mismo, esperanza de una pronta liberación. Sin embrago, si los compañeros de México muestran de una manera convincente que quieren nuestra libertad, saldremos. Así es que todo depende de que queráis. Nuestra libertad, y para los que ya somos viejos nuestra vida, están en vuestras manos. Estaremos sumergidos en estos calabozos tanto tiempo como queráis. Si decidís que ya debemos salir, las puertas del presidio se abrirán para que retornemos a la vida. Algunos compañeros me preguntan que cómo harían para enviar una petición de libertad al gobierno de los Estados Unidos. Eso es perder el tiempo, hermanos. Peticiones han llovido por millones sobre la Casa Blanca. Los cestos de papeles inservibles se llenan de ellas todos los días en las oficinas de Washington. La voluntad popular debe manifestarse de otro modo para que sea atendida, y en el acto, sin demoras y vacilaciones.

Quedo enterado, con bastante pena, de lo que me dices acerca del mal compañero para el que mi enfermedad y mi drama han sido rico filón. Espero que harás presente a las personas que tan generosamente abrieron sus bolsas a ese pobre descarriado para aliviar mi situación, que, aunque no recibí un solo centavo, al saber ahora que estuvieron prontos a tenderme la mano, mi corazón ha recibido grande consuelo, tan grande como si hubiera recibido el auxilio material.

He recibido cartas de los siguientes compañeros, a quienes te ruego que le acuses recibo de ellas: F, G. Rendón, con # 1 5a Norte, Av. Aquiles Serdán # 12, León, Gto. José Buitrón, 3a de azteca 64-5, México, D.F.: Raúl Mier, director de “La revancha”, San Pedro, Coah.; A. Guerrero (con $ 40.00 para Librado y para mí, colectados por la Unión de Carpinteros y –ilegible- de Aguascalientes), Apartado No. 44, Aguascalientes, Ags.: José Valdivia. P.O. Box 214 West Calif., U.S.A. con $ 2.00; J. B. Ávila, 1105 Pierce St., San Francisco, Cal., con detalles del atentado del que fuiste víctima; Sindicato de Obreros y Campesinos No. 23, Hacienda San Rafael de Arriba, estación Santa Teresa, Coah.; Sindicato de Obreros y Campesinos No. 33, Rancho San Patricio, municipalidad de San Pedro, Coah.; Celso Flores, por el Sindicato de Obreros y Campesino No.54, Santa Sofía de Abajo, Coah.; Sindicato de Obrero y Campesinos No.3, Hda. El Quiote, cuya dirección es: Federación Local del Trabajo, para entregar al Sindicato # 3, San Pedro, Coah.

Explica a todos estos queridos compañeros que por no serme permitido escribir más de tres cartas por semana, me es imposible dirigirme particularmente a cada uno de ellos, como yo lo desearía.

Quedo enterado de que tienes $12.00 para mí colectados por el compañero Heredia. Te ruego que me guardes allí ese dinero hasta que te diga cuándo debas enviármelo, y escríbeles a todos los compañeros diciéndoles que si tienen algún dinero para mí, te lo envíen para que tú lo reúnas y me lo envíes cuando te diga.

Cuánto siento no tener más espacio disponible para escribirte, pues sólo se me permite hacerlo en una hoja de papel. Así pues, suspendo por hoy. Escríbeme pronto y detalladamente sobre todo lo que sepas. Estoy hambriento de nuevas.

Demostraciones públicas, un vigoroso boicot y la expresión del poder económico del Trabajador Mexicano abrirían las puertas de nuestra prisión en un abrir y cerrar de ojos. Y todo eso se puede hacer, y pronto, con sólo quererlo. Salud, hermano.

Dámele a Felipe un fuerte abrazo y tú recibe otro de tu hermano,

Ricardo Flores Magón

Librado te saluda fraternalmente, así como al compañero Felipe, -Mr. Harry Weinberger se va a México. Le he dado tu dirección y la de Felipe para […]


Fuente: JMF

Leavenworth, Kansas, December 27, 1921

Miss Ellen White
New York, N. Y.

My dear comrade:

How long is it since I have not written you a world? It is long, long ago, but it does not mean that I have not thought of you, my gentle friend. I have been so ill… I feel better now though not altogether well, and I hasten to take advantage of the spasmodic lull to communicate with you.

How dear and sweet your letter of the 12th of this month is, and the flower and fern -how they have refreshed my soul. I thank you, my good friend, for your mindfulness.

As you must know only twenty-four political prisoners were released in Christmas day: To this were reduced the fine promises the administration made of giving consideration to all. Of the twenty-four released, several were already free under parole, while others had to do only a few months more of the sentences they were serving. Debs and a few more were serving the exceedingly long term of ten years imprisonment, but to no one serving terms of fifteen or twenty years was any consideration given. So they have to wait, and your friends among them. Yes, I have to wait with the rest of my comrades, watching how a year comes, slowly drags along and passes. And we shall watch the advent of another year, and another, and another, and another, until one fine day, that to me will be as dark as night, and when they see that I shall not longer be a danger to oppression, because my eyes will not be able to guide my pen in the writing of those words which humble loves and the proud detests, I perhaps, shall be shoved out into the light, the light that will only be a word for me…

Flowers will display their colors, and velvets to greet the living, but I shall not feel the bliss of their beauty and I imagine myself a lion without claws, an eagle dragging its shattered pinions in the dark…

My weapon -my pen- the only weapon I have ever wielded; the weapon that landed me here; the weapon that accompanied me through the infernos of a thirty years’ struggle for what is beautiful, will be then as useless as a broken sword in the hands of a warrior beset with enemies, and I shall toss it at the face of Darkness besetting me… Yes, by then my pen will be absolutely useless. A bird may brush past, but my pen will be impotent to depict the graceful flight; the stars will continue piercing the dark flesh of the Night with their cold glimmer, but my idle pen, insensible to Beauty, will not even reflect in its rusty surface a single ray of their heavenly light. Do you understand, my good comrade, how my poor pen will become an encumbrance, a nuisance, the most useless of all things? A rock contributes to the charms of a landscape; the old, dead trunk renders to Beauty an invaluable service by suffering the ivy to display on it its exquisite tracery, but what is an idle pen good for? Can it, perhaps, translate into iridescent words the light that plays on a feminine curve? Or, could it ever gather in the virginal whiteness of a sheet of paper, so as to render them precise, and clear, and vivid, the indefinite, vague, colorless, yet only too real, because too pungent, longings of all the unfortunates who breathe on Earth?

You blame the workers, my good, generous comrade, for be so indifferent as not to place their vigorous arms between me and my executioners.. but are they really to be blamed for my fate? No, they are innocent. They did not appoint me their champion to fight their battles for them -I appointed myself. I saw them being so ugly, and so ignorant, and so weak under the weight of their chains that my beauty-loving soul was shocked, and it was thus that I become a rebel. It is all my fault, the sin of my nerves to get jarred at the sight of injustice, the crime of my heart always craving for beauty. I wanted the ugly masses to be beautiful by the only means of getting so -Freedom!- and being too small for so gigantic an enterprise, I failed, alas! but my dream of beauty is worth any sacrifice.

Love to our good comrades, and to you I say good bye wishing you happy New Year.

Ricardo Flores Magón

Penitenciaria Federal de los Estados Unidos. Leavenworth, Kansas.

Diciembre 27 de 1921

Srita. Ellen White,
Nueva York, N.Y.

Mi querida camarada:

¿Cuánto tiempo hace que no te escribo? Hace mucho, mucho tiempo; pero esto no quiere decir que no haya pensado en ti, mi generosa amiga. ¡He estado tan enfermo…!1 Ahora me siento mejor, aunque no enteramente bien, y me apresuro a aprovechar esta calma espasmódica para comunicarme contigo.

¡Cuán hermosa y agradable es tu carta del 12 de este mes!  Como las flores y los helechos, ¡cuánto han refrescado mi alma!; agradezco tus atenciones, mi buena amiga.

Como ya debes saber, solamente veinticuatro presos políticos fueron puestos en libertad el día de Navidad. A esto se redujeron las hermosas promesas que hizo la Administración, de tenernos presentes a todos. De los veinticuatro puestos en libertad, algunos estaban ya en libertad preparatoria, mientras que  otros solamente les faltaban unos cuantos meses para cumplir sus condenas. Debs2 y algunos otros estaban sufriendo una condena excesivamente larga de diez años de prisión; pero a ninguno de los que sufrían condenas de quince a veinte años se nos tomó en consideración. Por lo tanto, tendrán qué esperar, y tu amigo entre ellos.

Si, tendré que esperar con el resto de mis camaradas, mirando cómo llega un año, transcurre lentamente y pasa. Y miraremos la llegada de otro año, y otro, y otro y otro más, hasta que un hermoso día, que será para mí tan obscuro como la noche, y cuando vean que ya no soy un peligro para la opresión, porque mis ojos ya no serán capaces de guiar mi pluma para decir esas palabras que aman los humildes y detestan los soberbios, quizá seré arrojado a la luz, la luz que será sólo una palabra para mí… Las flores pueden desplegar sus corolas y sus aterciopelados pétalos para agradar a los vivientes; pero yo no sentiré la gloria de su belleza; me imagino a mí mismo como un león sin garras, como un águila arrastrando sus destrozadas alas en la obscuridad… Mi arma—mi pluma—la única arma que he empuñado siempre; el arma que me trajo a este lugar; el arma que me acompañó a través del infierno de una lucha de treinta años por lo que es bello, será tan inútil entonces como una espada rota en las manos de un guerrero rodeado por sus enemigos, y la arrojaré a la faz de las tinieblas que me rodean. Porque una pluma en mis manos seria entonces un estorbo para mí, para seguir mi camino… Sí, porque entonces mi pluma sería enteramente inútil. Un ave puede cruzar nuevamente el camino recorrido; pero mi pluma sería importante para describir su gracioso vuelo. Las estrellas continúan atravesando la obscuridad de la noche con su frío resplandor; pero mi pluma, ociosa, insensible a la belleza, ya no reflejará, en su enmohecida superficie, un sólo rayo de su luz celestial. ¿Entiendes, mi querida camarada, cómo mi pobre pluma se convertirá en un estorbo para mí, en una incomodidad, en la más inútil de las cosas? Una cosa contribuye al encanto de un paisaje; el viejo tronco muerto rinde un servicio incalculable a la belleza, permitiendo a la yedra desplegar sobre él sus exquisitas guías; pero ¿para qué es buena una pluma ociosa? ¿Puede ella, quizás, interpretar en palabras irisadas la luz que juega en una curva femenina? ¿O podrá alguna vez reunir en la virginal blancura de una hoja de papel, haciendo preciso, claros y vívidos los anhelos indefinidos, vago y sin color, aunque demasiado reales, por ser demasiado punzante, de todos los infortunados que respiran sobre la Tierra?

Culpas a los trabajadores, mi buena y generosa camarada, por su indiferencia para interponer sus brazos vigorosos entre mí y mis verdugos…; pero, ¿realmente son ellos los culpables de mi suerte? No: son inocentes. Ellos no me nombraron su campeón para librar batallas por su cuenta: me nombré yo mismo. Los vi tan feo, y tan ignorantes y tan débiles bajo el peso de sus cadenas, que mi corazón, amante de la belleza, se conmovió, y entonces fue cuando me convertí en rebelde. Toda es culpa mía; el pecado es de mis nervios por agitarme a la vista de la injusticia; el crimen es de mi corazón, siempre insaciable por la belleza. Quería que las masas fueran bellas por el único medio que pueden serlo: la Libertad, y siendo demasiado pequeño para tan gigantesca empresa, fracasé, ¡ay!, pero mi sueño de belleza es digno de cualquier sacrificio.

Mi cariño para nuestros buenos camaradas. Deseando para ti un feliz año nuevo.

Ricardo Flores Magón


1 No existe registro de dicha enfermedad en el expediente médico de RFM  de la penitenciaría.
2 Eugene Debs, dirigente del Partido Socialista Norteamericano.


Fuente: PPR