CORRESPONDENCIA

1922

Penitenciaría Federal de los Estados Unidos Leavenworth

2 de enero de 1922
Gus Teltsch.
Lake Bay, Wash.

Mi estimado Gus:

Recibí tu querida carta del 9 de noviembre último, así como la ropa interior que tan generosamente me enviaste. Gracias a ti y a los demás amigos queridos que contribuyeron para ese propósito.

Debes saber que todo lo que se habló acerca de la amnistía, cristalizó en la libertad de unos cuantos prisioneros políticos. Con excepción del espléndido viejo guerrero— Debs—y algunos cuatro más que estaban cumpliendo sentencias de diez años, el grueso de prisioneros libertados se compuso de hombres que ya estaban en libertad preparatoria, o que solamente tenían unos cuantos meses que cumplir para terminar sus sentencias. De los que están cumpliendo sentencias de veinte años, entre quienes estoy, nadie recibió ninguna consideración y difícilmente se puede esperar alguna, pues una declaración hecha por el señor Daugherty, el Procurador General y que se la publicado con profusión, tiene por objeto hacer saber muy claro que el resto de nosotros, que todavía queda detrás de las rejas de la prisión, deben cumplir las sentencias completas a que fueron condenados.1

Tenía yo, mi querido Gus, la débil esperanza de ser libertado a tiempo para ver por última vez a mis amigos. Esa esperanza ha muerto ahora, pues en poco tiempo mis ojos, cansados, serán insensibles a la luz. Entonces, quizá, se me abrirán estas puertas para enfrentarme a la obscuridad… Entonces no seré un “peligro,” como el señor Daugherty ha preferido llamarme. Entonces estaré incapacitado para escribir. Porque no siendo un arrojador de bomba, un experto en el manejo de armas mortales, sino sólo un escritor, no puedo dejar de pensar que es mi pluma—la única arma que he esgrimido—la que me hace peligroso ante lo ojos del señor Daugherty. ¿Pero es realmente peligrosa mi pluma? ¿Y a quién? ¡Difícilmente puedo creer que vivo en el siglo XX, cuando los Derechos del Hombre tienen de vida casi ciento cincuenta años! ¡Llamar peligrosa a mi pluma….! Una pluma puede ser peligrosa ante los ojos de la “Santa Inquisición,” pero nunca hoy, ante el juicio de la Razón. En nuestros días una pluma puede defender los crímenes más antisociales sin perjudicar a nadie, sino a ella misma. Una pluma puede dedicarse a predicar el asesinato, el incendirismo y la destrucción, sin realizar otra cosa que su propia destrucción.

Si el Gobierno siempre comete desatinos cuando trata de reglamentar la vida social, su error sólo se hace muy notorio cuando emprende a reglamentar el Pensamiento, el cual, por su misma naturaleza, debe ser libre. El pensamiento no es una enfermedad contagiosa que sea necesario aislar y poner en cuarentena antes que la salud de uno se ponga en peligro. Contra el pensamiento, si éste es de mal carácter, la opresión del Gobierno no sólo es inútil, sino perjudicial, porque la persecución y la tiranía triunfan, solamente, al rodear lo que se tiraniza en una aureola de martirio; mientras si se deja libre, pronto perece en la frialdad de la muerte por las armas mortales de la indiferencia y el desprecio social. Siempre que un político produce un gran escándalo contra del mal pensamiento, uno debe estar seguro de estas dos cosas, a saber: o trata de crearse una popularidad vana por el medio más fácil, o en un rematado ignorante, incapaz de comprender que hay un sentido social de rectitud el cual se levanta indignado cuando se le enfrenta el mal pensamiento, sin que para eso necesite leyes, juzgados y policía. Y en mi caso ¿fue malo mi pensamiento? ¿Fue tan malo que debería morir como un criminal, lejos de aquellos que ama mi corazón? No estimulé la  explotación del hombre por el hombre. No estimulé que se cambiaran, por oro, el sudor, la fatiga, la sangre y las lágrimas de los humildes. No aconsejé la opresión, la coerción y la injusticia. Más bien me opuse contra todo eso; he luchado contra todos esos males con todo mi corazón, con toda mi fuerza, con toda la sinceridad de mi alma. ¿Peligroso? ¿Para quién? Los mejores y más altos intereses de la Humanidad estaban delante de mí, y ellos eran mi inspiración y mi impulso. ¿No fue mi sueño la fundación de una sociedad sin el tirano, el expoliador, el criminal y la prostituta? ¿Una sociedad de iguales y hermanos? De consiguiente tengo que morir aquí, pues soy demasiado viejo para esperar cumplir mi sentencia y mi salud no es buena, o tal vez, cuando llegue a quedar completamente ciego, se decidan a echarme fuera, pues en este caso mi pluma será incapaz de traducir en palabra los sueños de la Belleza que pueblan mi entendimiento. La expresión de esos sucesos, creo que es lo más odiado, mi querido Gus; pero dentro de poco cesaré de ser “peligroso”; la vida puede desplegar su esplendor a mi alrededor sin arrancar la menor contestación de mi conocimiento. Una  graciosa sonrisa, el brillo de una estrella, el terciopelo de una flor, no bendecirán ni confortarán mi corazón con su belleza y poesía. Entonces no seré “peligroso”. Podría oír los sollozos de corazones adoloridos, pero mi pluma será impotente para hacer saber que bajo la majestad del Sol y en medio de la grandeza de la Naturaleza, el hombre sufre porque no es libre. Entonces, mi “peligro” habrá dejado de existir.

Con mis mejores deseos para ti y todo los buenos camaradas, deseándoles un feliz año nuevo, me despido con un fuerte abrazo.

Ricardo Flores Magón


1 “These men were sent to prison under the law, which cannot be questioned. That being so, they should remain in prison and serve thier terms, unless, in individual cases, there is reason why a case should be reconsidered.” Trad. “Esos hombres fueron enviados a la cárcel conforme a la ley, lo cual no puede ser cuestionado. Siendo así, deberán permanecer en la cárcel y cumplir sus condenas, a menos que, en casos individuales, haya razón para reconsiderar un caso.” Declaración de Harry M. Daugherty; The New York Call, 19 de octubre de 1921.


Fuente: EIR

January 4th, 1922

Erma Barsky

The New year has already arrived fresh from the depths of time, and all hearts -mine among them- turn to him anxiously trying to divine what does he bring for us mortals, for everyone of us wants something, and everyone of us pins his hopes in the New Year. But the countenance of the traveler does not betray the nature of the events he has in the store for us.  Freedom is what I most need, and consequently ask him thus: “What dost thou bring me? hath Fate given thee the key to the formidable gates?” And fixing my tired eyes to the starry-dusted face, hardly daring to breathless I should fail hearing the answer, I wait… He does not answer. He does not answer silly questions, but in his gaze, inexpressive of love, or hatred, or pity, or cruelty. I see the indifference of Nature -our heartless, brainless, bloodless mother. Yes, there is scarcely one who has nothing to expect from the New Year, from every New Year, ever since the nebulous emotion we call Hope began to stir in the human heart. I, of course, belong to the hopeful tribe. One year comes and goes, and another comes and goes, finding me as hopefulness has entered in no small degree in the number of circumstances which have determined my revolutionary activity. I have always hoped that a miracle could eventually happen -the advent of Justice in Earth- and most naturally 1922 finds me in the same mood. The New Year. However, is silent; he does not encourage my optimism, he even seems bent on freezing the rosy hopes that glow in my heart. I scrutinize him hoping to being able to decipher the riddle of the Future by some apparently innocuous sign on him, but to no purpose- there is not in him something indicative of his having seen Justice treading towards us.

I do not despair. However, for I know that Justice is coming. If the New Year does not give me the least hint of the impending miracle, I read its symptoms in the myriad events of human life. I place my hand on the nerves of Humanity, and feel their tension. I lend my ear to the faintest rumor, and detect a gnashing of teeth issuing from all quarters. Disgust is rampant -the oppressor is disgusted, everybody is disgusted. A civilization founded on barbarism is tottering: a civilization based on inequality is about to collapse. Disquietude prevails -the rich hides his coin and the workers smile confident that the muscle of his arm and the brain of his head shall be the bank-notes of tomorrow. 1922 may remain silent, but I know that Justice is coming -my very chains proclaim her proximity, for they were riveted on my old limbs by tremulous hands that feared that my presence in the streets might precipitate her advent..

With comradery love,

Ricardo Flores Magón

 

4 de enero de 1922

Erma Barsky

Fresco, desde las profundidades del tiempo, ya el Año Nuevo ha llegado y todos los corazones—el mío, entre ellos—se vuelven hacia él intentando ansiosamente adivinar lo que traerá para nosotros, los mortales, porque cada uno de nosotros desea algo, y todos depositan sus esperanzas en el Año Nuevo. Pero el semblante del viajero no traiciona la naturaleza de los acontecimientos que nos tiene deparados. Libertad es lo que más necesito y, por tanto, le pregunto: “¿Qué me habéis traído? ¿Os ha entregado Destino las llaves de las formidables puertas?” Y, clavando mis cansados ojos en esa faz cuajada de estrellas, atreviéndome apenas a respirar, por miedo a no escuchar su respuesta, aguardo… No responde. El no da respuesta a preguntas necias; pero, en su mirada, que no expresa ni amor ni odio, ni piedad ni crueldad, yo reconozco la indiferencia de la Naturaleza—nuestra madre sin corazón, sin cerebro, sin sangre. Alguno apenas, si acaso, habrá quedado de los que nada esperan del Año Nuevo, de cada Año Nuevo, a partir del momento en que esa emoción nebulosa que llamamos Esperanza comenzó a anidar en el corazón humano. Yo, por supuesto, pertenezco a la tribu de los esperanzados. Un año va, otro viene, y año tras año me encuentra [convencido de] que la esperanza ha participado en gran medida y en muchísimas de las circunstancias que han determinado mi actividad revolucionaria. Siempre he esperado que llegue finalmente a producirse el milagro—el advenimiento de la Justicia en la Tierra—y, naturalmente, 1922 me encuentra en la misma actitud. El Año Nuevo, sin embargo, guarda silencio; no alienta mi optimismo, incluso parece inclinado a congelar las rosadas esperanzas que florecen en mi corazón. Lo escudriño con la esperanza de ser capaz de desentrañar el misterio de lo Porvenir, interpretando sus signos en apariencia incongruentes; pero es inútil: nada en él parece indicar que haya visto a Justicia dirigirse hacia nosotros.

A pesar de ello, no desespero porque sé que Justicia llegará. Aunque el Año Nuevo no me proporcione el menor indicio del milagro inminente, yo leo sus síntomas en innumerables acontecimientos de la vida humana. Coloco mi palma en los nervios de la Humanidad, y percibo su tensión. Presto oído al más tenue rumor, y percibo el rechinar de dientes que emana de todos los rincones. Cunde el disgusto: disgustado el opresor, todo el mundo a disgusto. La civilización fundada sobre la barbarie se tambalea, una civilización basada en la desigualdad está próxima al derrumbe. Reina la inquietud—el rico esconde sus monedas, y los trabajadores sonríen confiados en que la moneda circulante del mañana será la de los músculos de sus brazos y la del cerebro de sus cabezas. Bien puede 1922 permanecer callado, yo sé que Justicia está llegando—mis propias cadenas proclaman su cercanía, porque fueron remachadas en torno a mis viejos tobillos por manos temblorosas que temían que mi presencia en las calles pudiese precipitar su advenimiento…

Con amor de camarada.

Ricardo Flores Magón


Fuente: BB

Leavenworth, Kansas, January 24th, 1922

Miss Ellen White
New York, N. Y.

My dear comrade:

I am in possession of your dear letter of the 18h of this month, of the nice flowers enclosed, and clipping, and the letter from Miss Alice Stone Blackwell.

Miss Blackwell wrote me, too. She was that Mr. George E. Roewer. 20 Pemberton Square, Boston, Mass., is ready to do something for me—and Rivera, of course,—to bring about our release. To begin working, Mr. Roewer wants to get all the facts about our case, and I beg you to inform Mr. Weinberger about this as he can send him full particulars. Mr. Roewer wants to be in communication with Mr. Weinberger, and also with Mr. Roger Baldwin, and though you assured me the other day that you are not nice, I do not believe it, and so I think that you will be so nice and amiable as to inform Mr. Baldwin of Mr. Roewer’s desire and to excuse this old friend of yours for so much troubling you. As Miss Blackwell sent your letter to Mr. Roewer, she now wants your address again. I will write her tomorrow.

Yes, my good Ellen, “as soon as one hope fails, up springs the next…”, and it is a bliss that it is so, for what would Life be without hope? There would be on life in the first place, as hope in its last analysis is nothing more nor less than desire, the mysterious urging that prompts the plant to send its root into the bowels of the in the hope of finding food; the creative force that succeeded in  enlarging the giraffe’s neck that it could more comfortable feast its palate with tender leaves; the wondrous stimulus that has spurred Man to construct wings, in the hope of snatching the sovereignty of the air from the condor and the eagle; the divine vibrations of the nerves blooming in the brain in a glory of dreams… Hope promotes advancement , and her legitimate daughters are Protest, Science, and Art, while Despair is the puny mother of Starvation, and Submission. Hope! was not hers the mysterious hand which made Columbus steer westwards…? Hope! is not she the Fairy that as revealed to the astonished soul the universe enclosed in a single atom…? Hope! thy finger-print is evident in the debris of the Bastille. Hope! thy healthy breathe cast off to the winds altars and thrones, scepters and crowns… The human heart needs hope, and it is for this that as soon as one hope fails, up springs the next. I have had so many hopes… Many of them are now dead, and many heart is heavy with the weight of their corpses, but new ones have always replaced them fair and rosy—hopes are always fair, hopes are always rosy—and I continue hoping, hoping, hoping…

Dear Ellen: I did not know that so many people in Mexico wished me to be free. Mr. Weinberger has not as yet told me something of this impressions in that beautiful region. If you know, please tell me, and also what they are doing or intend to do to get my release.

This time, my good Ellen, I could not help laughing a little—only a little—at your lovely naiveté. You say that it superfluous to speak to me Beauty, and you say this when it is Beauty what I love most…Is not my laughter plainly justified? When I am deprived of all which makes Life lovable why to deprive me also of the words which might make me feel what the writer felt in his intercourse with the outside word, and especially when it happens that the writer is—as in your case—provided with exquisitely sensitive nerves, capable of the most wondrous reactions?

You are right, Ellen I am unknown, so unknown that they put P instead of R at the foot of that poor son of mine. I enjoyed its reading, as the interpolations made to make it fit the Russian situation, are very opportune. Thanks for the clipping.

And now I must close this letter, though not without expressing my appreciation for the flowers you sent me, whose sweet innocence softened my heart and caused it to be lenient toward your refusal of speaking to me of Beauty. You did not speak, but these flowers do They tell me that you are nice and good, and  I believe what these flowers say, for only nicety and goodness can prompt a person to make a present with such emblems of beauty.

I am not well yet, and I am afraid that I shall not be before the weather be warm, steadily warm, which means that I have to suffer for some four months more. I am however, better than when I last wrote you, but a loathsome neuralgia accompanies me day and night, night and day. I am a wreck, I am a wreck, and only Hope gives me strength to cling to life.

Good-bye I have letter from our beloved Erma. Please tell her that I will write her next week. I received the $5 she sent. My love to her to all the good comrades, and to you in abundance.

Ricardo Flores Magón

P.S. Instead of that literature Miss Blackwell proposed to send me I would rather have beautifully written books, translated into English, from the best modern French, German, Scandinavian, Russian, Italian and Hungarian writers. I can read French and Italian, and so translations from these last languages are not absolutely necessary.

Leavenworth, Kansas, a 24 de enero de 1922

Srita. Ellen White,
Nueva York, N.Y.

Mi querida camarada:

Tengo en mis manos su carta del 18 de este mes, incluyendo las hermosas flores; también el recorte y la carta de la Srta. Alice Stone Blackwell1.

La Srta. Blackwell también me escribió. Me dice que el Sr. George E. Roewer,2 de Pemberton Square No. 20, en Boston, Mass., está dispuesto a hacer algo en mi favor—y en el de Rivera, por supuesto—con el propósito de conseguir nuestra liberación. Para iniciar sus gestiones, el Sr. Roewer requiere de todos los detalles de nuestros casos; le ruego informar al Sr. Weinberger al respecto para que pueda enviarle todo lo necesario. El Sr. Roewer desea entablar comunicación con el Sr. Weinberger, lo mismo que con el Sr. Roger Baldwin3 y, aunque usted me aseguró el otro día que no era una persona amable, yo no lo creo, y tengo la seguridad de que usted será tan amable y amistosa como para informar al Sr. Baldwin de los deseos del Sr. Roewer y, al mismo tiempo, disculpar a este su viejo amigo por causarle tantos problemas. Como la Srta. Blackwell le envió la carta de usted al Sr. Roewer, ahora quisiera tener de nuevo su domicilio. Le escribiré mañana.

Estoy de acuerdo, mi querida Ellen, “en cuanto desaparece una de nuestras esperanzas, aparece una nueva…,” y es una bendición que así sea; porque ¿qué sería de Vida sin esperanza? Para empezar, no habría Vida, porque la esperanza no es otra cosa, en primer lugar y en última instancia, que el deseo, la misteriosa urgencia que mueve a la planta a hundir sus raíces en las entrañas de la tierra con la esperanza de encontrar ahí su alimento; es la fuerza creativa que consigue alargar el pescuezo de la jirafa para que pueda saciar más fácilmente su paladar con las tiernas hojas; el maravilloso estímulo que ha espoleado al Hombre para que construya alas, con la esperanza de robar al cóndor y al águila la soberanía de los aires; la vibración divina de los nervios que florecen en el cerebro para gloria de los sueños… Esperanza es quien impulsa al progreso, y sus hijas legítimas son Protesta, Ciencia y Arte; en tanto que Desesperación es la enclenque progenitora de Inanición y Sumisión. ¡Esperanza! ¿Acaso no fue de ella la mano misteriosa que indujo a Colón a poner rumbo a occidente…? ¡Esperanza! ¿No es ella el Hada que ha revelado al asombrado espíritu el universo que se esconde en un simple átomo…? ¡Esperanza! ¡Tus huellas digitales están impresas en las ruinas de la Bastilla! ¡Esperanza! ¡Tu aliento saludable arroja a los cuatro vientos altares y tronos, cetros y coronas…! El corazón humano necesita esperanza, y es por ello que, en cuanto una esperanza muere, de inmediato renace la siguiente. Yo he tenido una infinidad de esperanzas… muchas de las cuales han muerto ya, y mi corazón carga con el lastre de sus cadáveres, pero otras nuevas frescas y rozagantes—porque las esperanzas siempre son frescas, siempre rozagantes son las esperanzas—, han venido a sustituirlas, y yo sigo esperando, esperando, esperando…

Querida Ellen, no sabía que hubiera tanta gente en México que deseara verme libre. El Sr. Weinberger todavía no me ha dicho nada acerca de sus impresiones en esa bella región. Si usted lo sabe, dígamelo, por favor, y dígame también qué están haciendo o qué intentan hacer para conseguir mi libertad.

Esta vez, mi buena Ellen, no puedo impedirme el sonreír un poco—sólo un poquito—por su encantadora ingenuidad. Me dice que no tiene caso hablarme de Belleza, y me lo dice a mí, cuando, precisamente, Belleza es lo que más amo… ¿No le parece que mi sonrisa está plenamente justificada? Ahora que estoy privado de todo lo que hace a Vida agradable, ¿por qué privarme también de las palabras que pueden hacerme sentir lo que siente el escritor cuando se relaciona con el mundo exterior, sobre todo cuando ese escritor es—como es su caso—un ser privilegiado con el don de una sensibilidad exquisita, capaz de las más maravillosas reacciones?

Tiene usted razón, Ellen: soy un desconocido, tan desconocido que escriben "P" en lugar de "R" al pie de ese infortunado hijo mío. Disfruté de su lectura, tanto como de las interpolaciones hechas para hacerlo coincidir con la situación rusa. Me parecen muy oportunas. Gracias por el recorte.

Y ahora debo concluir esta carta, no sin antes expresarle mi gratitud por las flores que me mandó, flores cuya dulce inocencia conmovieron mi corazón y lo movieron a la indulgencia con respecto a sus escrúpulos para hablar conmigo de Belleza. A pesar de su negativa, esas flores me hablan. Me dicen que usted es amable y buena, y confío en las declaraciones de esas flores, porque sólo una persona dotada de amabilidad y bondad puede enviar como presente esos emblemas de Belleza.

Todavía no me alivio, y me temo que no me aliviaré mientras no mejore el clima, y esté constantemente más caliente; lo que significa que aún tendré que aguardar unos cuatro meses más. No obstante, me siento mejor que la última vez que le escribí, pero una tremenda neuralgia me acompaña día y noche, noche y día. Soy un náufrago, un náufrago al que sólo Esperanza da fuerzas para aferrarse a Vida.

Me despido. Recibí carta de nuestra queridísima Erma. Le ruego decirle que le escribiré la próxima semana. Recibí los $5 que me envió. Mi amor para ella, para los demás buenos camaradas y, para usted, en abundancia.

Ricardo Flores Magón.
P.S.: En lugar de la literatura que la Srta. Blackwell tiene la intención de enviarme, preferiría recibir libros bellamente escritos de los principales autores franceses, alemanes, escandinavos, rusos, italianos y húngaros traducidos al inglés. Puedo leer francés e italiano, así que las traducciones de esos idiomas no son absolutamente necesarias.


1 Alice Stone Blackwell, traductora de literatura hispana, hija de la sufragista Lucy Stone, una de las bostonianas retratadas por Henry James. Editora de revistas feministas y miembro de American Friends of Russia Freedom.
2 Geo E. Roewer, miembro de la American Civil Liberties Union.
3 Roger Baldwin, miembro de la American Civil Liberties Union.


Fuente: IIIS

[fragmento]
Penitenciaría Federal de los Estados Unidos, Leavenworth, Kansas

Enero 26 de 1922
Señorita Alice Stone Blackwell
Boston, Mass.

Mi querida camarada:

[…] El interés que has tomado por mi causa, que también es la de Rivera, lleva unida mi gratitud; mientras que la posibilidad dé buenos resultados, llenan mi corazón con frescas esperanzas de ser libertado a tiempo para que mis cansados ojos festejen por última vez la grandeza de mis montañas nativas.

Tu ayuda y la del señor Roewer han venido casi inesperadamente. Mi nombre es tan obscuro, que nunca soñé en tener amigos tan valiosos. En verdad, estaba casi resignado en mi destino; tenía muy poca esperanza de libertad y descanso. Ahora mi esperanza comienza otra vez a florecer, y las palabras “tal vez” suenan de nuevo en mis labios, que ayer solamente estaban dispuestos a un gesto de amarga resignación. ¡Tal vez! ¡Qué gran valor tienen estas seis letras…! ¡Tal vez! Las palabras mágicas ¿no sugieren consuelo al triste, libertad al cautivo, salud al enfermo? Has tenido el mérito de despertar en mí, de su letargo, esa dulce emoción que pone en los labios temblorosos de uno las palabras vigorizadoras “tal vez.”   

¿Qué hice para merecer esta agonía lenta, bajo ojos indiferentes, dentro de estas paredes formidables, frías y desafectas? Nada absolutamente, mi querida amiga; nada absolutamente; a lo menos, nada de lo que mi conciencia pudiera avergonzarme. Mi único crimen es ser un soñador. He soñado para la humanidad un nuevo modo de ser en su comunicación social, libre de injusticia, crimen y prostitución. Mi sociedad ideal es un conglomerado de hermanos y hermanas que cooperen libremente en su sostenimiento y adelanto; y acostumbraba dar expresión a estas aspiraciones, de mi alma en mi periódico Regeneración, que se publicaba en español en Los Ángeles, California. Naturalmente mis sueños de paz y fraternidad universal eran una barrera a los sentimientos de odio que personas interesadas pudieron despertar con astucia entre las masas del mundo,  y caí víctima del cargo infame de la Ley de Espionaje, y fui enviado a morir dentro de los muros de la prisión, porque ya estoy viejo, mi salud está quebrantada y no es probable que pueda sobrevivir a la sentencia de veintiún años que me impusieron en el verano de 1918.   

Ese fue mi crimen. Durante mi encarcelamiento, que ha durado ya cuatro años desde que comenzó mi proceso, he visto salir libres muchos hombres convictos de crímenes antisociales por la clemencia del Ejecutivo. Han sido objeto de clemencia, traficantes en mujeres, ladrones, monederos falsos, traficantes en drogas, degenerados sexuales, estafadores, asesinos, espías..; pero no lo he sido yo, ni Rivera. Rivera fue sentenciado a quince años de prisión . ¿Es qué mi crimen es peor que el tipo común del crimen? Desearía saber la opinión de la intelectualidad de América y del mundo sobre este asunto, pero no tengo medios de presentar el asunto ante ellos, lo cual siento, pues ellos son los únicos que con aptitud pueden juzgarlo, porque en el campo de la ciencia, el arte y la literatura, ellos se esfuerzan por hacer la vida dulce, libre y justa; en una palabra, hermosa. Ellos son los altos sacerdotes de la Belleza, en la cual soy un creyente humilde y desconocido, y solamente ellos pueden decir si mis sueños son hermosos o no; si mi concepción de una Humanidad sin fronteras, sin banderas y sin guerras contrasta con las emociones más finas y nobles de la humanidad; si mis ideales de fraternidad y amor universal no están en armonía con la Belleza, que ellos, en sus  alturas y yo en las bajas llanuras servimos y adoramos conjuntamente; si mis aspiraciones no guardan relación con la ley de la Belleza, evidente en dondequiera, en la delicadeza de la flor, en el murmullo de las olas, en el fulgor de la estrella, en la hermosura de la curva femenina. Todo contribuye a la glorificación de la eterna Belleza, y yo quiero que la Humanidad también contribuya. Quiero librar a nuestra Tierra de la humillación de llevar nuestras miserias, nuestras rivalidades y nuestros crímenes bajo la mirada despectiva de las estrellas, que se mofan de su carga mercenaria. Quiero que tenga orgullo de nosotros; quiero que la Humanidad esté en armonía con la grandeza y poesía de la Creación. Y este es mi crimen, estar provisto con nervios capaces de resentir la transgresión más pequeña contra la Belleza. Y por este crimen, estas paredes deben separarme desdeñosamente de los míos y de la vida hasta que llegue la muerte. ¡Si tan sólo llegara pronto para ahorrarme esta agonía de cada minuto! ¡Si tan sólo llegara pronto antes que mis ojos enfermos me suman en la lúgubre noche que no tiene estrellas ni luna, la noche de la ceguera! Pero ahora, a la vista de tus cartas, se alzan a mis labios con un suspiro de consuelo las dulces palabras ¡tal vez!

Gracias, gracias, ¡gracias!

Ricardo Flores Magón


Fuente: EIR

Penitenciaría Federal de los Estados Unidos. Leavenworth, Kansas.

Febrero 1 de 1922
Nicolás T. Bernal
México, D. F.

Mi querido Nicolás:

Tengo tu grata carta de 28 del pasado, que encuentro tan interesante como todas las que me escribes. Ya ves que por algo estoy siempre ansioso de recibir cartas tuyas.

Yo, sigo enfermo. Mi única esperanza es el cambio de estación, pues comprendo que el frío me mata. En estos último meses he perdido más de veinticinco libras de peso y la reducción de mi pobre carne vieja sigue en progreso.

Recibí la circular que los amables camaradas del Consejo Ejecutivo de la Confederación General de Trabajadores han enviado a las agrupaciones confederadas, recomendando mi dramita Verdugos y Víctimas.1 Esta muestra de solidaridad me llena de dulce emoción. Sírvete dar las gracias en mi nombre a dichos hermanos nuestros. En estos momentos me llega Juventud Mundial,2 de enero de este año. Esta pequeña revista ha sido bien querida por mí desde que vi un ejemplar que tú me enviaste de Oakland el año pasado. No la había vuelto a ver hasta hoy que me llega este ejemplar marcado con el número 2. Al ver el título, recibí mucho gusto; el mismo placer que se siente al tropezar con un amigo a quien no se ha visto por algún tiempo; pero mi gozo no fue duradero……. pues ocupando la mitad inferior de la primera plana hay un ataque a los anarquistas. El ataque es duro, pues se hace aparecer a los anarquistas como traidores a la causa del proletariado, y yo, como anarquista, me siento honda y cruelmente lastimado. Nada me importaría que me llamasen traidor aquellos que tienen interés en que la esclavitud del proletariado perdure hasta que se extinga la raza humana; pero que sean mis hermanos, los componentes de mi clase humillada y explotada los que lancen tal acusación, es lo que me hace sufrir. Es cierto que el ataque no está lanzado contra mí personalmente; pero está lanzado contra los que creen como yo, y, naturalmente, me considero aludido.

Los anarquistas no podemos ser traidores a la causa del proletariado cuando obramos de acuerdo con nuestras doctrinas de emancipación. ¿No queremos, y luchamos y sufrimos por la abolición de la desigualdad social? ¿No queremos justicia para todos, pan para todos, libertad para todos? ¿No hemos sido siempre los primeros en protestar contra la tiranía, y los primeros también en rebelarnos contra la opresión? Que se registre la historia de todos los movimientos de carácter social en el mundo, y se verá que los anarquistas han sido siempre los promotores de esos movimiento iniciados con el noble fin de hacer valer los intereses del proletariado. En Rusia misma, quiénes, si no los anarquistas, fueron la levadura del formidable fermento revolucionario?

Si los anarquistas fuéramos traidores a la causa del proletariado, no estaríamos en los presidios condenados a morir como bestias feroces en cualquier negro rincón de un calabozo.

No; no hay que ser injustos con los anarquista, y quisiera yo ver que los estimables jóvenes compañeros de Juventud Mundial modificasen sus tácticas en el sentido de no abrir abismos en el mismo campo proletario por medio de esta clase de ataques a los que llevamos en nuestro corazón el ideal sublime de la redención humana por el cual vivimos, por el cual sufrimos y por el cual estamos listos a sacrificarnos.

Sírvete llamar la atención de esos jóvenes compañeros que, gracias a la actuación de los anarquistas, es posible ahora la publicación en México de periódicos obreros como Juventud Mundial. Para que se llegara a obtener esto, fue necesario que los anarquistas prendieran en el corazón del pueblo mexicano el deseo, el ansia de ser libre. Si no hubiera sido por los anarquistas, ¿quién pudiera dudar que Porfirio Díaz o algún sucesor de él se encontrase todavía encaramado sobre los débiles hombros del proletariado mexicano?

Me simpatizan mucho los jóvenes comunistas y por ello deseo ardientemente que cambien de táctica, que procuren la unión del proletariado, y que no siembren la discordia en el campo obrero. Obra de unificación es lo que se necesita. Todos estamos en el mismo campo: en el de los desheredados; y nuestro interés es el mismo: que todos y cada uno de los habitantes del mundo sean dueños de la riqueza social en el mundo entero.

Salúdame a todos los compañeros. Un abrazo para Mijares y todos los que nos manden saludos, así como para los abnegados compañeros que te ayudan en tus labores.

Recibe saludos de Librado y un fuerte abrazo de tu hermano.

Ricardo Flores Magón


1Verdugos y Víctimas es un hermoso drama apretado de singulares rebeldías y de muy sabias enseñanzas; flagela a los histriones de la política y hace justicia a las verdades rojas, al pueblo libre, a las izquierdas reivindicadoras. Está ilustrado con ocho fotograbados y el retrato del autor. Los productos de este hermoso drama se remitirán por entero al camarada Ricardo Flores Magón.” (Circular del Consejo Ejejcutivo de la Confederación General de Trabajadores, 8 de enero de 1922).
2 Juventud Mundial,  fundada el 25 de julio de 1920, fue órgano de los Jóvenes Igualitarios y después de la Federación de Jóvenes Comunistas, su editor era José C. Valadés.


Fuente: EIR

Feb. 1, 1922

Mr. Ricardo Flores Magon,
P. O. Box 7,
Leavenworth, Kansas

My dear Mr. Magon:

The enclosed copy of letter speaks for itself.1

I was under the impression that I had written you a letter telling you about my trip and that I had spoken to various leaders and they were of the opinion that just at this time the President might not be in a position, because of the ticklish relationship between the United States and Mexico, to ask the President of the United States for your release, but I have been expecting a copy of a resolution by the Mexican Federation of Labor2, representing 400, 000 men, asking for your release, also a copy of the resolution voting you money, which would show that the Legislature Branch in Mexico was interested in your release.

I saw your brother and had quite a long talk with him but he is not doing anything in politics at the present time -just practicing law. As you probably are aware, the so called radicals won the election of a Permanent Commission to rule Mexico. They had a large banquet afterwards, at which I was one of the few guests.

Whit kindest regards, I am

Sincerely yours,

[Harry Weinberger]

1o. de febrero de 1922

Sr. Ricardo Flores Magón,
Apdo. Postal 7,
Leavenworth, Kansas

Mi estimado Sr. Magón:

La copia de carta adjunta habla por sí misma.

Tenía la impresión de haberle escrito informándole de mi viaje y de que había hablado con varios líderes; que en su opinión, en este preciso momento, debido a lo espinoso de las relaciones entre los Estados Unidos y México, el Presidente podría no encontrarse en condiciones de solicitar su liberación al Presidente de los Estados Unidos; pero estoy a la espera de una copia del acuerdo de la Federación Laboral de México, que representa a 400,000 hombres, para solicitar su puesta en libertad; así como también una copia del acuerdo votado para otorgarle a usted dinero, el cual mostrará que el Poder Legislativo de México tiene interés en su excarcelación.

Vi a su hermano3 y sostuve una conversación bastante larga con él; pero, en este momento, está totalmente alejado de la política y sólo litigando. Como probablemente usted sabrá, los denominados radicales ganaron la elección para [integrar] una Comisión Permanente que gobernará México. Celebraron después un gran banquete, al cual yo fui uno de los pocos invitados.

Con mis mejores deseos, quedo de usted,

atentamente.

            [Harry Weinberger]


1 “I received a letter in which Mr. Magon asked that I communicate with you in reference to the facts in his case, as you are interested in same. I had nothing to do with the trial of Mr. Magón’s case, he having been convicted in the West and the case completed before I was appealed to, first, to have him transferred to another jail, and second, to present his case to Washington. Mr. Magon was indicted in California for conspiracy to violate the Espionage Act, in that he circulated seditious matter in a paper called Regeneracion with Librado Rivera, in which he forecasted certain things that would happen. I send you herewith an article entitled “Repentence and Amnesty”, which sent gives all the facts in reference to Mr. Magon. I have been pushing his case in Washington for his release, stating that inasmuch as he is going blind from the cataracts and is willing to leave the country, I see no reason why he should not be freed. It seems, however, that the government is really afraid of his getting into Mexico and making trouble. That is the reason they give for refusing him release. I beleive that letters from you and other influential people may also help. I do not know that an attorney can do very much more than keep pressing it, as I have been doing. Of course, the little committee that takes charges of this case has little money, so I usually make my presentations when I am in Washington on some other cases. Any furhter information that you may desire, I shall be glad to send you and I would be glad to be kept advised on anything you do. Last month, while on some cases of Mexicans in the jail of Texas, I took up with some of the leaders in México City the question of their making application to the President for Magon’s release. I hesitated about asking President Obregon because I thought he might refuse because of the ticklish relationship between the United States and Mexico at this time, but he did ask that the Governor of Texas in my Texan case release the five Mexicans and one American. I am in hopes of getting a resolution from the Mexican Federation of Labor very shortly, as well as other leaders there, and a copy of the resolutions voting Mr. Magon money in jail, which he refused because of it not being made by the people but by the House of Deputies. I shall also submit that to the Attorney General. I presume you know that Emma Goldman and Berkman are now in Sweden. I received a letter recently and so as Stella Ballentine. From the present outlook they will both remain in Sweden for a considerable time.” Trad. “”Recibí una carta del señor Magón en la que me pide que me comunique con usted en relación a los hechos de su caso, ya que usted está interesada en él. No tuve nada que ver con el juicio del señor Magón; él fue procesado en el Oeste, y el caso conluído con anterioridad a que se me solicitara, primero,  transferirlo a otra cárcel, y segundo, presentar su caso en Washington. El señor Magón fue procesado en California con Librado Rivera por conspirar para violar el Acta de Espionaje, por circular material sedicioso en un periódico llamado Regeneración, en el cual pronosticaba ciertas cosas que podían suceder. Le envío con ésta un artículo intitulado “Arrepentimiento y Amnistía”, que reune todos los hechos en relación al señor Magón. He estado presionando su caso en Washington en busca de su liberación, señalando que, además de que está quedando ciego, está dispuesto a abandonar el país. No veo razón alguna por la que no sea liberado. Parece, sin embargo, que el gobierno está temeroso de que al ir a México cause problemas. Esta es la razón que dan para rehusarse a liberarlo. Creo que cartas de usted y otrras personas influyentes también podrían ayudar. No creo que ningún abogado pueda hacer más que seguir presionando, como lo he hecho. Por supuesto, el pequeño comité que se ha hecho cargo del caso tiene poco dinero, por ello suelo hacer mis gestiones en Washington por correo, y las gestiones en persona cuando estoy en Washington por otros casos. Cualquier otra información que usted desée con gusto se la enviaré y estaré agradecido de ser informado de cualquier cosa que usted haga. El pasado mes, atendiendo el caso de mexicanos presos en la cárcel de Texas, propuese a algunos líderes en la ciudad de México que solicitaran al presidente la liberación de Magón. Vacilé en solicitárselo al presidente Obregón porque creo que quizá se hubiera rehusado por las delicadas relaciones entre Estados Unidos y México en estos momentos, pero solicitará ante el gobernador de Texas que libere a los cinco mexicanos y un americano. Tengo esperanzas de obtener una pronta resolución de la Federación Mexicana del Trabajo [ vidinfra, n. 144], así como de otros líderes de ahí, y una copia [sic] de la resolución que le otorga al señor Magón  pensión mientras esté en la cárcel, la cual él rehusó porque no fue hecha por el pueblo sino por la Cámara de Diputados. También se la enviaré al procurador general. Supongo que usted sabe que Emma Goldman y Berkman están ahora en Suecia. Recibí una carta recientemente al igual que Stella Ballentine. Por lo pronto, parece que ambos permanecerán en Suecia por mucho tiempo.” (HWP, caja 23).
2 Refiérese a la Confederación Regional Obrera de México (CROM).
3 Refiérese a Jesús Flores Magón.


Fuente: HWP

Leavenworth, Kansas, February 6th, 1922

Miss Ellen White
New York, N. Y.

My dear comrade:

A few lines—so few that I can almost count them on one hand’s fingers—is all I have from you  this time. The little things bear the date January 30th, and did not come from your hands -are you ill my dear comrade?

Yes, I received the chocolate—thanks, many thanks—and told Rivera about his. As to Rey, he say that he got the nuts.

Your letter is so small that I do not find what to say. I need big letters -you know how greedy I am—to get inspired.

Please tell Mr. Weinberger that I have his letter of the 1st of this month. In fact, what he tell me in this letter is what he had already told me in his postcards from Mexico, but I thought there could be something more to say. I beg Mr. Weinberger to overlook my impertinence in wanting to know more when there is nothing more to be known. And I think nothing more to say this time—I have no inspiration.

Please do not think that I retaliate by writing a short letter. It is that I really find nothing to write about.

With love to Erma, all the comrades, and you,

Ricardo Flores Magón

 

Leavenworth, Kansas, a 6 de febrero de 1922

Srita. Ellen White,
Nueva York, N.Y.

Mi querida camarada:

Todo lo que de usted he recibido esta vez son unas cuantas líneas, tan pocas que casi puedo contarlas con los dedos de la mano. La miniatura está fechada el 30 de enero, y no proviene directamente de usted. ¿Acaso está enferma, mi querida camarada?

Sí, recibí el chocolate, gracias, muchas gracias; y le dije a Rivera del suyo. Rey, por su parte, me dice que recibió las nueces.

Su carta es tan breve que no sé qué decir. Para inspirarme, me hacen falta cartas largas: usted ya sabe lo voraz que soy.

Le ruego decir al Sr. Weinberger que recibí su carta del día 1º de este mes. En realidad, lo que me comunica en esta carta es lo mismo que antes me había dicho en sus tarjetas postales que me envió de México, y yo pensaba que habría algo más qué decir. Ruego al Sr. Weinberger pase por alto mi impertinencia al querer saber más acerca de lo que no queda nada más por saber. Y me parece que esta vez tampoco me queda nada más que decir. No estoy inspirado.

Por favor no crea que le escribo una carta tan corta en represalia. Lo que sucede es que no encuentro nada más de qué escribirle.

Con amor para nuestra Erma, los demás camaradas y usted.

Ricardo Flores Magón


Fuente: IIIS

Leavenworth, Kansas, 10 de febrero de 1922

Nicolás T. Bernal México, D. F.

Tengo una grata carta del 22 del pasado, que encuentro toda interesante como todas las que me escribes. Ya ves que por algo estoy siempre ansioso de recibir cartas tuyas.

Yo sigo enfermo. Mi única esperanza es el cambio de estación, pues comprendo que el frío me mata. En estos últimos tres meses he perdido más de veinticinco libras de peso y la reducción de mi pobre carne vieja sigue en progreso.

Recibí la circular que los amables camaradas del Consejo Ejecutivo de la Confederación General de Trabajadores han enviado a las agrupaciones confederadas, recomendando mi dramita “Verdugos y Víctimas”. Esta muestra de solidaridad me llena de dulce emoción. Sírvete dar las gracias en mi nombre ha dichos queridos hermanos nuestros.

Puedes asegurar al compañero Felipe Carrillo Puerto que los cientos cincuenta dólares que para Librado y para mí entregó a Negri, nunca llegó a nuestras manos. De todos modos le agradecemos que se haya acordado de nosotros.

En estos momentos me llega “Juventud Mundial”, de enero de este año. Esta pequeña revista ha sido bien querida por mí desde que ví un ejemplar que tú me enviaste de Oakland el año pasado. No la había vuelto a ver hasta hoy que me llega este ejemplar marcado con el número 2. Al ver el título recibí mucho gusto, el mismo placer que se siente al tropezar con un amigo a quien no se ha visto por algún tiempo; pero mi gozo no fue duradero, pues ocupando la mitad interior de la primera plana hay un ataque a los anarquistas. El ataque es duro, pues se hace aparecer a los anarquistas como traidores a la causa del proletariado, y yo, como anarquista, me siento honda y crudamente lastimado.

Nada me importaría que me llamasen traidor aquellos que tienen interés en que la esclavitud del proletariado perdure hasta que se extinga la raza humana; pero que sean mis hermanos, los componentes de la clase humillada y explotada los que lancen tal acusación, es lo que me hace sufrir. Es cierto que el ataque no está lanzado contra mí personalmente; pero está lanzado contra los que creen como yo creo, y naturalmente me siento aludido.

Los anarquistas no podemos ser traidores a las causas del proletariado cuando obramos de acuerdo con nuestras doctrinas de emancipación humana. ¿No queremos y luchamos y sufrimos por la abolición de la desigualdad social? ¿No queremos justicia para todos, pan para todos, libertad para todos? ¿No hemos sido siempre los primeros en protestar contra la tiranía, y los primeros, también, en rebelarnos contra la opresión? Que se registre la historia de todos los movimientos de carácter social en el mundo, y se verá que los anarquistas han sido siempre los promotores de esos movimientos iniciados con el noble fin de hacer valer los intereses del proletariado. En Rusia misma, quiénes, si no los anarquistas, fueron la levadura de formidable fermento revolucionario?

Si los anarquistas fuéramos traidores a la causa del proletariado, no estaríamos en los presidios condenados a morir como bestias feroces en cualquier negro rincón de un calabozo.

No, no hay que ser injustos con los anarquistas, y quisiera yo ver que los estimables jóvenes compañeros de “Juventud Mundial” modificasen sus tácticas en el sentido de no abrir abismos en el mismo campo proletario por medio de esta clase de ata[ques]s [a los] que llevamos en nuestro corazón el ideal sublime de la redención humana por el cual vivimos, por el cual sufrimos y por el cual estamos listos a sacrificarnos.

Sírvete llamar la atención de estos jóvenes compañeros que gracias a la actuación de los anarquistas es posible ahora la publicación en México de periódicos obreros como “Juventud Mundial”. Para que se llegara a obtener esto, fue necesario que los anarquistas prendieran en el corazón del pueblo mexicano el deseo, el ansia de ser libres. Si hubiera sido por los anarquistas, ¿quién pudiera dudar que Porfirio Díaz o algún sucesor de él se encontrasen todavía encaramados sobre los débiles hombros del proletariado mexicano?

Me simpatizan mucho los jóvenes comunistas y por ello deseo ardientemente que cambien de táctica, que procuren la unión del proletariado, y que no siembren la discordia en el campo obrero. Obra de unificación es lo que se necesita. Todos estamos en el mismo campo: en el de los desheredados; y nuestro interés es el mismo: que todos y cada uno de los habitantes del mundo sean dueños de la riqueza social en el mundo entero.

Salúdame a todos los compañeros. Un abrazo para Mijares y todos los que nos mandan saludos, así como para los abnegados compañeros que te ayudan en tus labores.

Recibe saludos de Librado y un fuerte abrazo de tu hermano,

Ricardo Flores Magón


Fuente: JMF

Leavenworth, Kansas, February 14th, 1922

Miss Ellen White
New York, N. Y.

My dear comrade:

I am laughing again, and it you, my good friend, who once more furnishes with the necessary stimulus for my mirth. Your very dear letter of the 6th of this month is full of news perfectly calculated to give my soul the cheer and warmth that I love in you, for it refreshes and rejuvenates me, you say—I meant to write you a real nice letter, and I’ve written nothing at all of anything like that—…. May I ask for something charmer….?

Your dear letter did me much good. I have it to Manuel with the clipping. He could not do the same with his clipping as it was not delivered to him. Our Owen’s words did me much good too, for as I do not consider myself a “first rate” writer, but only a humble and sincere servant and worshipper of  Beauty, I see in his dear words his love for me, and this I appreciate, this fills me with sweet emotion. And the magnanimity of J… — how I do love this dear boy. Tell him, however, that I am very ill, and cannot enjoy so frequently gifts of such nice things. I would rather have, if he can afford it, a book from time to time, but then, as I am a very fastidious reader—my taste being jaded—I can only read with pleasure nicely written, wonderfully written superbly written books. Rivera received his chocolate, and is grateful.

I wrote a letter to Miss Blackwell, and she answered me—she is such a nice lady. She says that they will do all they can for me… Hope is so sweet that I cannot reject this new, rosy one, though I am already so ill that think I shall not be able of thoroughly enjoying my freedom if at last it comes.

That all you are working to make human life beautiful? you do not need to tell me, Ellen dear,—I know, I know…. I know that you are dreamers, and dreamers always work to make the world beautiful. Should I not be chained to this rock, I would be with you my beloved brothers and sisters, I would be with you in those heights far beyond the blue… And when tired of wandering on the roads of the infinite, I would descend on Earth to snake among my fellow beings my starry-dusted mane… And with a gesture, suggestive of the wonders I have come through, and with a gaze, betraying my acquaintance with a million stars; and with a voice, that would partake of the harmony of the spheres, I would speak to them…. I would speak to them of what I had seen in my ultra-terrestrial travels. I would tell them that individuality is the only that counts and enters in the making of the grandeur and the splendour of the universe. To the awe-stricken multitude, I would say: “brothers, there is on master in the infinite space, and the only law ruling there is mutual love and mutual help, for in everyone to fully enjoy its individual life, it is necessary that it helps the others to enjoy theirs, and that law is gravitation, or in other words, mutual attraction, love… Love reigns supreme among stars and earths, comets and moons, each one helping according to its strength, but not one receiving less help than it requires to gloriously swing on its orbit. There is on heavenly body called king or president, czar or sultan—all them are brothers, and all them love each other. I bear witness to this wonderful love… Hearken! from the nearby shore there comes the formidable rumour of a mighty sign—it is our Earth that answers through her oceans the amorous attractions of the moon… Thus by means of love, and only by these means, without the whip of a master, without the garrulous gatherings of legislative assemblies without the existence of judges, policemen, soldiers, hangmen and their hellish paraphernalia, stars and earths, comets and moons harmoniously live, each one enjoying its individual life freely, wholesomely, happily… Brothers, I bid you to become stars and earths, comets and moons!” Thus would be my speech, and when those in the multitude were exchanging between them interrogative looks as to the meaning of the for them strange words, I would board the first opalescent cloud sailing by, to gather a fresh provision of impressions in the blue, on the roads of the infinite that I could come anew among my fellow-mortals to show them that Beauty is freedom…

Mr. Weinberger has been kind enough as to send me copy of a letter he has just sent to those in Washington,1 asking my being released on account of my growing, and now alarming, infirmities. You are so nice that you are going to thank him for me; can I hope this?…

Please do not send me that Mexican review.

Erma wrote me a very nice letter this time. How good is our Erma I send her my love, and to all our comrades. As for you, good and dear Ellen, that so successfully strive to keep me in good spirits. I send more love and heartfelt thankfulness.

Ricardo Flores Magón

Leavenworth, Kansas, a 14 de febrero de 1922

Srita. Ellen White,
Nueva York, N.Y.

Mi querida camarada:

Vuelvo a reírme de nuevo y, usted, mi buena amiga, una vez más me proporciona los estímulos para mi regocijo. Su muy querida carta fechada el 6 de este mes está colmada de novedades perfectamente calculadas para regocijar mi espíritu y proporcionarle la calidez que tanto necesita y lo hace con esta encantadora ingenuidad que tanto admiro en usted porque me restaura, me rejuvenece cuando usted declara: “Intentaba escribirle una carta realmente agradable y no he conseguido escribir nada de eso”… ¿Podría yo pedir algo más encantador…?

Su apreciable carta me hizo mucho bien. Se la di a Manuel con el recorte. El no puedo hacer lo mismo porque no le entregaron el recorte. Las palabras de nuestro Owen también me reconfortaron porque, aunque no me considere un escritor de “primera clase” sino tan sólo un humilde y sincero siervo y adorador de Belleza, veo en sus amables expresiones su afecto por mí y se lo agradezco porque me colma de ternura. Y la magnanimidad de J…—¡Cómo quiero a ese amable muchacho! Dígale, sin embargo, que estoy demasiado enfermo para poder disfrutar con frecuencia de tan preciados obsequios. Preferiría recibir algún libro de cuando en cuando, si está dentro de sus posibilidades; pero soy un lector muy quisquilloso porque mi gusto se ha vuelto exigente y no puedo leer más que libros bien escritos, maravillosamente escritos, soberbiamente escritos. Rivera recibió sus chocolate y los agradece.

Le escribí una carta a la Srta. Blackwell y ella me contestó. Es una dama sumamente agradable. Me dice que ellos harán todo lo posible por ayudarme… Esperanza es tan dulce que no puedo rechazar ésta que es nueva y color de rosa, aunque estoy ya tan enfermo que no creo que pueda gozar totalmente de mi libertad si acaso al fin llegara a darse.

¿Qué todos ustedes se están esforzando para hacer más bella la vida humana? No necesita decírmelo, mi querida Ellen. Yo lo sé, yo lo sé… Yo sé que ustedes son soñadores y los soñadores siempre trabajan para hacer más hermoso al mundo. Si no estuviera encadenado a esta roca, yo estaría con ustedes, mis bienamados hermanos y hermanas; estaría con ustedes en esas alturas que están más allá del azur… y cuando me fatigara de deambular por los caminos del infinito, volvería a descender a la Tierra para sacudir entre mis seres queridos mi cabellera cuajada de estrellas. Y, entonces, con un gesto sugerente de las maravillas que hubiera conocido, con una mirada que traicionaría mi intimidad con un millón de estrellas, y con una voz acorde con la armonía de las esferas, hablaría con ellos. Les hablaría de lo que había presenciado en mis odiseas ultracelestes. Les diría que la individualidad es lo único que cuenta y que interviene en la hechura de la magnificencia y el esplendor del universo. A las multitudes aterrorizadas, les diría: “Hermanos: no hay amo en el espacio infinito; y la única ley que ahí impera es la ley del amor recíproco y de la ayuda mutua porque, para que cada quien pueda gozar plenamente de su vida individual, es preciso que ayude a los demás a disfrutar de las suyas, y es ley es la ley de la gravitación o, en otra palabras, de la atracción recíproca, del amor. El amor reina supremo entre estrellas y planetas, entre cometas y satélites, cada uno contribuyendo de acuerdo con sus posibilidades, pero sin que nadie reciba menos ayuda de la que requiere para danzar gloriosamente en su órbita. Ningún cuerpo celeste lleva el nombre de rey o presidente, de zar o de sultán; todos son hermanos y todos se aman entre sí. Yo soy testigo de ese amor maravilloso. ¡Escuchad! De la ribera próxima llega el formidable rumor de una señal prodigiosa: es nuestra Tierra que responde a través de los océanos al llamado amoroso de la luna… Es así como, por medio del amor y sólo por ese medio, sin el látigo de un amo,  sin el escándalo de las reuniones de las asambleas legislativas, sin que existan jueces, policías, soldados, verdugos ni su infernal parafernalia, los astros y planetas, los cometas y lunas conviven en armonía, cada quien disfrutando libremente su vida individual, plenamente, felizmente… Hermanos, ¡os exhorto a convertiros en estrellas y planetas, en cometas y en lunas!” Tal sería mi discurso y, en el momento en que aquellos que en la muchedumbre estuviesen intercambiando entre ellos miradas interrogativas acerca del significado de palabras tan extrañas para ellos, yo abordaría la primera nube opalescente que pasara y me alejaría, bogando, para recaudar una nueva provisión de impresiones en el azur, en los caminos del infinito, para retornar de nuevo entre mis congéneres mortales para mostrarles que Belleza es Libertad…

El Sr. Weinberger ha tenido la amabilidad de enviarme copia de la carta que acaba de dirigir a los de Washington solicitando mi libertad en base a que el agravamiento de mis enfermedades ha llegado a un punto alarmante. ¿Sería usted tan amable de ir a agradecerle en mi nombre? øPodría contar con eso?

Le ruego no enviarme esa revista mexicana.

Erma me mandó una carta muy gentil esta vez. ¡Qué buena es nuestra Erma! Le envío mi amor, lo mismo que a todos nuestros camaradas. Para usted, mi buena y querida Ellen, que con tanto éxito se esfuerza en mantenerme animado, más amor y mi gratitud más sincera.

Ricardo Flores Magón


1 “Refering in the case of Mr. Ricardo Flores Magon, a case I also asked that the President consider, Mr. Magon is going blind on both eyes, and being a Mexican, is willing to leave this country. I might state from a letter received, I understand that Mr. Magon has recently lost twenty-five pounds, which certainly indicates a serious illness of some sort, and may I, therefore, ask again, that you have the President consider the case on the bred ground of amnisty, and the fact that Mr. Magon is willing to go to Mexico, and upon the ground of his physical condition, as well as his going blind.” Trad. “En referencia al caso del señor Ricardo Flores Magón, un caso que solicité también al Presidente que considerara, el señor Magón está quedando ciego de ambos ojos, y siendo mexicano, está dispuesto a dejar este país. Puedo señalar, por una carta recibida, que entiendo que el señor Magón ha perdido recientemente veinticinco libras, lo cual ciertamente indica una enfermedad seria de algún tipo, por lo que de nueva cuenta me permito solicitar que usted haga que el Presiente considere el caso en términos de amnistía, y el hecho de que el señor Magón está dispuesto a marchar a México, así como en consideración a su condición física, ya que está quedando ciego.” (Harry Weinberger a Charles Hyde, secretario asistente del presidente, 9 de febrero de 1922; (HWP, caja 22).


Fuente: IIIS

Leavenworth, Kansas, February 21st, 1922

Miss Ellen White
New York, N. Y.

My dear comrade:

Though I said to our Erma that I would not write you this week, I am doing it nevertheless, but not to please you—and I love to do it—with my vagaries. I am very ill and want to do me a favor.

The report from the laboratory at Topeka1—of which I spoke to our Erma in my last letter to her—has arrived here. I have not read it, but I have heard that it proves that I am dangerously ill. It does not say, however, that I be already afflicted with tuberculosis, but states that my condition is grave and that tuberculosis shall be the result of it if I am not immediately attended. Now, what I want you to do for me is this, my good friend—to beg Mr. Weinberger to ask from this institution, and through the Department of Justice, complete and literal copy of the report made by the laboratory at Topeka on the analysis of my sputum, and also of the recommendations that the experts of said laboratory might have made for the treatment of my ailments.

Miss Alice Stone Blackwell wrote me a very nice letter, but I feel so bad that I cannot answer it. Please tell her, my good Ellen, that her dear letter reached me; inform her how I am waiting to fall in bed not to get up any more. I hope, however, that she will continue writing me, as I love her letters and they do me much good.

Your dear letter of the 11th of this month, received, but I cannot correspond this time its beloved words -I would write so gloomily… Next time, perhaps, I shall be able to sing for you, my good, beloved comrade, one of the ditties that your words awake from their slumber in the depths of my soul.

Good-bye. With love to Erma, all the comrades, and to you especially

Ricardo Flores Magón
P.S.- Please pardon the ugliness of this letter.

Leavenworth, Kansas, a 21 de febrero de 1922

Srita. Ellen White,
Nueva York, N.Y.

Mi querida camarada:

Aunque le dije a nuestra Erma que esta semana no le escribiría a usted, lo estoy haciendo, pero esta vez no lo hago, como me gusta hacerlo, para distraerla con mis divagaciones. Estoy muy enfermo, y necesito que me haga un favor.

Llegó aquí el informe del laboratorio de Topeka, al que me referí en mi última carta a nuestra Erma. No lo he leído, pero supe que demuestra que estoy enfermo de gravedad. No especifica, sin embargo, que ya esté padeciendo tuberculosis, pero confirma que mi condición es grave; y que mi estado puede degenerar en tisis, si no soy sometido de inmediato a un tratamiento. Ahora bien, lo que quisiera pedirle, mi buena amiga, es lo siguiente: suplicar al Sr. Weinberger que solicite a esta institución y por medio del Departamento de Justicia, una copia literal e íntegra del resultado del análisis de mi esputo establecido por el laboratorio de Topeka, así como de las recomendaciones que los especialistas de dicho laboratorio hayan hecho para el tratamiento de mis enfermedades.

La Srita. Alice Stone Blackwell me escribió una carta muy amable, pero me siento demasiado mal para poder responderle. Dígale, por favor mi buena Ellen, que llegó a mis manos su muy apreciable misiva; hágale saber que estoy a punto de caer en cama para no levantarme más. Espero, sin embargo, que me siga escribiendo pues sus letras me gustan mucho y me hacen mucho bien.

Recibí su amable carta del 11 de este mes, pero no puedo responder a sus encantadores conceptos porque mis palabras serían demasiado deprimentes… Quizás la próxima vez sea capaz de cantar para usted, mi buena, queridísima camarada, alguna de las cantinelas que sus palabras hacen despertar de su marasmo en las profundidades de mi espíritu.

Me despido con amor para Erma, para todos los camaradas y, especialmente, para usted.

Ricardo Flores Magón
P.S.: Perdone, por favor, la fealdad de esta carta.


1 Según el expediente médico, RFM estuvo en la enfermería de la prisión los días 7,8,9,12,14 y 16 de febrero de 1922,  probables fechas en que se le realizó el estudio a cuyos resultados hace mención; (R. Flores Magón, Buerau of Prisons, Leavenworth, register no. 14596-L, KCFRC).


Fuente: IIIS

Leavenworth, Kansas, February 28th, 1922

Miss Ellen White
New York, N. Y.

My dear comrade:

It is your dear, beloved letter of the 22nd of this month which gives me occasion for writing you the present one.

Yes, I blushed… but there was such sweetness intermingled with my confusion… Thanks, thanks, my beloved comrade! And thanks, too, for all those who love me. Love is a blessing, and I am grateful to you all, to Erma and Owen, to you and Jack.

Yes, I blushed… and I did it because I saw myself too small in front of such greatness and in my confusion I could only think—how good my comrades are! how good! I understand your feelings at the sight of the scabs. These contemptible creatures are not human beings, are they? They may have the external human appearance, but they have not human sentiments and feeling, those mysterious sentiments and feelings they had, when together with their brothers revolted against the tyranny of the jungle, and became men… These scabs have lost those sentiments and feelings that we call solidarity, and they lost them when they are most needed, when the beasts to be fought and conquered are no longer in the jungle, lurking behind the trees, or laying in ambush in the brakes, or hiding in the darkest corners of the caverns—the beats are now to be found in sumptuous offices in the heart of populous cities, dressed like men, smiling like men, externally behaving like men. The have no claws; they do not bounce upon their prey; they do not strangle human life in the constriction of their formidable coils—the beasts have cunningly modernized their methods. The beast is professor, and teaches the pupils that cooperation is nonsense, and that competition is the only progressive force; the beast is legislator, and makes laws devised to protect his own bestial interests, though apparently made for the protection of the weak; the beast is ruler, and enforces the laws; the beast is minister of some god or other, and counsels obedience, and patience, and resignation…The result is the scab—a human being that has lost through thousands of years of the ruling of the beasts that instinct, that in the dawn of the species, prompted him to stand by his kin to accomplish the breaking down of the tyranny of the jungle. He is no longer human in instincts, but bestial. He does not feel love for his fellow-beings, but hatred, as in everyone he sees a competitor, a rival, an a enemy grimly standing between him and his bread – civilization having atrophied the instincts of solidarity that made of him a man… The scab is not a man, or at the most, he is a degenerated man. He does not contribute to the development of the species—he obstructs, as in the path of human advancement he is the stumbling block, being in fact the firmest and staunchest supporter of the ruling of the beasts. Without the scab, the beasts would fall, for he is strike-breaker, he is soldier, he is policeman, he is jailer, he is hangman—the claws, the horns, the tusks, the coils, the hoofs of the modernized beasts… Our task is to humanize the scab, and what a task is this! But we have to do it we have to accomplish it, as the success of our endeavors means the downfall of the ruling of the beasts. It is useless to make plans for a future of Freedom and justice if the scab remains scab.

The same disappointment you experience when you do not succeed in expressing what you feel or think, frequently overcomes me, and I think it to be the case with all those who earnestly to master the art of translating into words human emotions and human thoughts. Do not get discouraged, however, my dear Ellen, for it is not your fault nor mine—the human language is extremely poor. We have not enough words to express every shade or hue of feeling and thought. We have words for red, and blue, and a few other words for a few shades of these colours, just as we have for pain, and gladness, and a few shades of these emotions, and this, when the shades of them is infinite. Perhaps in years to come, when the scab should have disappeared from the face of the Earth, a humanity, enjoying the indispensable leisure to imprison in the net of a word the most elusive emotion and the faintest gleam of thought, might succeed in attaining what it is impossible for us. Let us then be content with the words at our command, and let us sincerely endeavor to make the best use of them in our offerings to our goddess-beauty.

I have letter from J. The raisins have not come yet. As we have had very bad weather, I could not see Roy1 last Sunday. My love and salutations to him.

With love to Erma and the other good comrades, and especially to you, my kind good, beloved comrade, I say good-bye.

Ricardo Flores Magón.

Leavenworth, Kansas, a 28 de febrero de 1922

Srita. Ellen White,
Nueva York, N.Y.

Mi querida camarada:

Su muy querida, apreciada carta del 22 de este mes me da motivo para escribirle la presente.

Sí, me ruboricé… pero había mucha ternura mezclada con mi confusión… ¡Gracias, gracias, mi queridísima camarada! Y gracias también a todos aquellos que me quieren. Amor es una bendición y yo estoy agradecido a todos ustedes, a Erma y a Owen, a usted y a Jack.

Si, enrojecí… y lo hice porque me vi a mí mismo empequeñecido ante semejante grandeza y, en mi confusión, lo único que pude pensar fue: ¡Qué buenos son mis camaradas! ¡Qué buenos!

Comprendo sus sentimientos ante los rompehuelgas. Esa gente despreciable no es humana, ¿no le parece? Bien pueden tener su aspecto exterior, pero han perdido los sentimientos y de la sensibilidad del ser humano; esos misteriosos sentimientos, esa misteriosa sensibilidad que algún día tuvieron y que, al unirnos a nuestros hermanos y rebelarnos contra la tiranía de la selva, nos convierte en hombres. Esos esquiroles han perdido esos sentimientos y esa sensibilidad que llamamos solidaridad, y los perdieron en el momento en que eran más necesarios, cuando las fieras a combatir y vencer no estaban ya en la selva, acechando detrás de los árboles o agazapados en la espesura para emboscar o escondidos en los rincones más oscuros de las cavernas; no, las fieras se encuentran ahora en suntuosas oficinas en el corazón de ciudades populosas, ataviados como hombres, sonriendo como hombres, comportándose externamente como hombres. No tienen garras; no saltan sobre sus presas; no estrangulan la vida humana contrayendo sus formidables anillos. No, las fieras han modernizado astutamente sus métodos. La fiera es profesor y enseña a sus discípulos que la cooperación es insensata y que la competencia es la única fuerza del progreso; la fiera es legislador y dicta leyes cuyo propósito es el de proteger sus propios bestiales intereses aunque den la apariencia de estar hechas para proteger a los débiles; la fiera es gobernante e impone el respeto a las leyes; la fiera es ministro de alguno de los dioses y predica la obediencia y la paciencia y la resignación. El resultado es el esquirol, un ser humana que, tras miles de años sometido al imperio de las fieras, ha perdido ese instinto que, en la alborada de las especies, lo impulsó a levantarse con sus semejantes para derrocar al despotismo de la selva. Sus instintos han dejado de ser humanos para tornarse bestiales. Ya no siente amor por sus congéneres, sino odio, como si en cada uno viera a un competidor, a un rival, a un enemigo que se levantara amenazador entre él y su pan, pues la civilización ha atrofiado los instintos de solidaridad que hacían de él un hombre. El rompehuelgas no es un hombre; en el mejor de los casos, es apenas un ser humano degenerado. No contribuye a la evolución de la especie, sino que la obstruye como un escollo en el derrotero del progreso humano, porque, en realidad, se ha convertido en el más firme y fiel aliado de la tiranía de las fieras. Sin la complicidad del esquirol, las fieras se vendrían abajo porque él es el rompehuelgas, él es el soldado, él es el policía, él es el cancerbero, él es el verdugo; él se convierte en las garras, los cuernos, los colmillos, los anillos, las pezuñas de las fieras modernizadas. Nuestra tarea consiste en humanizar al rompehuelgas y…¡vaya tarea! Pero tenemos que hacerla, debemos llevarla a cabo, porque el éxito de nuestra empresa significará la caída del reino de las fieras. Es inútil hacer planes para un futuro de Libertad y de Justicia si el esquirol sigue siendo un rompehuelgas.

Comparto la misma frustración que usted siente cuando no consigue expresar lo que siente o lo que piensa y, con frecuencia, me abruma; yo creo que lo mismo sucede a todos aquellos que intentan seriamente dominar el arte de traducir a palabras los sentimientos y pensamientos humanos. Pero no se desanime, mi querida Ellen, porque ni usted ni yo tenemos la culpa: el lenguaje humano es en extremo pobre. Carecemos de suficientes palabras para expresar cada uno de los matices, cada uno de los tonos del sentimiento o del pensamiento. Disponemos de palabras para el rojo y el azul y el amarillo, así como algunos otros términos para designar ciertos tonos de estos colores, así como contamos con palabras para el dolor y el bienestar, tanto como para algunos matices de esas emociones; sin embargo, sus variaciones son infinitas. Es posible que en lo futuro, cuando los esquiroles hayan desaparecido de la faz de la Tierra, la humanidad, al disponer por fin del tiempo libre indispensable, pueda atrapar en la red de la palabra hasta la más elusiva de las emociones y hasta el más sutil destello del pensamiento; y, de esta manera, conseguir expresar lo que para nosotros es imposible. Conformémonos entonces con las palabras de que disponemos y esforcémonos honestamente en hacer el mejor uso de ellas que nos sea posible como una ofrenda para nuestra divinidad: Belleza.

Recibí carta de J. La uvas aún no llegan. No pude ver a Roy el domingo pasado porque hemos tenido muy mal tiempo. Mi afecto y mis saludos para él.

Con mi amor para Erma y los demás buenos camaradas y, muy especialmente, para usted, mi amable, buena y queridísima camarada. Me despido.

Ricardo Flores Magón


1 Roy Crane, compañero de cárcel. “Recuerdo que en mi presencia escribió Ricardo en una de las páginas de su drama ‘Tierra y Libertad’ una hermosa dedicatoria para Roy Crane, un fraile católico que nuestro compañero convirtió al Anarquismo; respecto de este buen compañero te escribimos Ricardo y yo poco tiempo después que Roy salió en libertad, por haber cumplido su sentencia.” Librado Rivera a Nicolás T. Bernal, 19 de febrero de 1924; (AJCV).


Fuente: IIIS

Penitenciaría Federal de los Estados Unidos. Leavenworth, Kansas

Marzo 7 de 1922
Señorita Alice Stone Blackwell
Boston, Mass.

Mi querida camarada:

Mi condición física en octubre fue mala y ahora me siento peor….. Por la copia que haces del informe del señor Daugherty1 veo que él está determinado a conservarme en la prisión durante mi vida, pues creo que para cuando llegue 1925 ya habré sido sepultado, y esto porque e1 piensa que soy peligroso. La humanidad nada tiene qué temer de mí. No aconsejo a los pueblos de las diferentes naciones que se hagan la guerra unos a los otros. Mi evangelio es de amor y paz y buena voluntad. No hay para mí hombres blancos, negros, amarillos o bronceados, ni cristianos, mahometanos, budistas, etc., sino hermanos. ¿Cómo podría mi hermano tenerme miedo? ¡Peligroso…! Nadie puede decirme en mi cara: “este es el yugo que me has puesto en el cuello.” ¿Peligroso a la sociedad?; pero ¿no he sido de los primeros que he levantado acusación contra los males que corroen el cuerpo social como un tumor canceroso? Bien; ¿no he cavado tan profundamente en los males sociales hasta descubrir su causa, para que todos pudieran conocerla? Y ¿no he dado la voz de alarma para que todos pudieran ver la mano formidable que arroja a nuestros jóvenes a la perdición y al crimen? Y después de haber gastado mi vida en esta lucha contra el mal y cuando tengo ya un pie sobre la tumba, hay un pretexto para que no respire un poco de aire puro y fresco que necesitan mis pulmones desfallecidos… ¡porque se me considera peligroso!

Te suplico escribas al señor Weinberger manifestándole que no debe insistir en obtener la opinión del médico de la prisión, sino una copia fiel, completa y literal del informe del Laboratorio.2 No puedo escribir al señor Weinberger, pues ya he escrito mis cartas correspondientes a esta semana.

Perdona mi imprudencia, querida amiga.

Ricardo Flores Magón
P. D. Gracias al señor Roewer por su generosa ayuda.


1 Vidsupra, n. 75.
2 Weinberger remitió la siguiente carta a RFM. “I sent you the following day letter this day: ‘I have not received doctor’s diagnosis in Ricardo Flores Magon’s case. Very important that I received it at once as it is needed by me for a hearing on amnesty before Congressional Committee meeting next week. Wire me collect if the diagnosis is being mailed.’ While you advise me wherther or not you have a consumptives camp where Mr. Magon may be assured of sunshine and fresh air to guarantee he is not fully developing consuption.” Trad. “Hoy le envié la siguiente carta: ‘No he recibido el diagnóstico del doctor en el caso de Ricardo Flores Magón. Es muy importante que yo lo reciba de inmediato porque lo requiero para una audiencia sobre amnistía ante el comité del Congreso a realizarse la próxima semana, telegrafíe por cobrar si el diagnóstico ya ha sido enviado’. ¿Podría avisarme si tienen un sanatorio para tuberculosos donde el señor Magón pueda tomar el sol y aire fresco que le garantizen que no llegue a contraer por completo la tuberculosis?” (Harry Weinberger a W. I. Biddle, alcaide de Leavenworth, 8 de marzo de 1922, HWP, caja 22).


Fuente: EIR

Leavenworth, Kansas, March 14th, 1922

Miss Ellen White
New York, N. Y.

My dear Comrade:

Your dear letter of the 28th of last February, with copy of the letters by Mr. Weinberger,2 and some flowers, received.

Mr. Weinberger is working nicely. He sent me copy of a letter he wrote to Lucia wherein he is doing is told. I am afraid, however he has not gotten the laboratory’s report. This is the most convincing document as to the seriousness of my aliments, for it is not the opinion of a physician based on guesses, and which might be influenced according to his sympathies or antiphaties. The laboratory report is based on stern facts – the reactions operated by chemicals on the sputum. The chemicals say the truth; they do not incur in error; they cannot have bias, and for his reason I have insisted so much in the importance of Mr. Weinberger getting hold of the laboratory’s report in its full length, for I understand that the experts make in it some recommendations as to what I need to prevent consumption. Please tell Mr. Weinberger that a faithful copy of the complete document should be desirable, as after that no one would dare to insist stating that my health is good… Miss Blackwell writes me, and says that Mr. Daugherty wrote Mr. Roewer that I am afflicted with a cataract… when I have cataracts in both eyes! By one year hence he may say that I have no cataracts at all… but let us leave this sordid subject alone, to strike on a pleasanter than the flowers you sent me? They are dead, it is true, but I do not know why, even dead, flowers are poetic… at least for me. It may be, perhaps because I cannot see them without thinking of unfulfilled dreams and withered hopes, which are dead flowers also, alas, and I have many of these… But who is he who does not bear in his soul an overcrowded graveyard of withered hopes and dead dreams? The rich and the poor, the healthy and the infirm, the learned and the ignorant, all have their hopes and their dreams, and they all love their dreams and their hopes. A great many of these hopes and these dreams may not fly, they may crawl, they may creep about like worms in search of filthiness… but they are cherished by their possessors nevertheless. The noblest and most beautiful hopes and dreams, however, are those of the oppressed. These hopes and dreams have wings, they fly because they are aspirations of what they have not – Peace, Justice, Freedom the universal desire of those who bear a yoke; the common aspiration of those who drag a chain in every latitude, under whichever sky, in every nook and corner of this Earth; the hope of the Asiatic coolie and the Egyptian fellah, the dream of the Russian muzhik and the Mexican peon…. These dead flowers speak to me of dreams and hopes, and I sigh, and a sweet melancholy takes possession of me. Flowers should not die; hopes and dreams should not die—they are so beautiful! Most fortunately when one dies another takes its place equally charming and lovely and one thus gets strength to drag on, to drag on… There is darkness all around, and one does himself to sit and die—he gropes, he gropes about, and why? because of hope… And I think that even the man about to be hung, when his neck shrinks at the cold touch of the noose, must perceive faintly gleaming in his brain, like a glow-worm creeping in the dark, the spark of a hope—that of the sudden snapping of the rope whose contact makes his flesh crawl… All blessings for Hope, the dynamic force which gives one strength to drag on. Kill Hope, and Life herself will disappear, for Hope is condition of Life.

I thank you, my dear Ellen, for your words of sympathy on account of my ailments, and I am grateful to the comrades you speak of for the same. Your love, their love, gratifies me, comforts me – love is so rare a bliss for the rebel… Hatred—this is the usual reward of the who honestly says what he thinks. I know storms hanging on my head; I know of fits threatenly shaking all around me; there is on room in my face for the saliva of those who refuse to be my friends, and I choke in an atmosphere poisoned with the breath of anger, and Despair, and Contempt, but this whiff of love from my good comrades soothes me, calms me with its sweetness and freshness. “Thanks”, I know, is a poor word to give in exchange of love—the greatest of gifts—but in this case it is the expression  of a delicate emotion that woke up in my soul when your sympathy called at its door, and so, I feel delight in repeating the word—thanks, thanks, thanks…

There I on space for more, and I must close my letter. I feel just the same as during the last five or six months—bad—and my flesh dwindles, dwindles, dwindles. I belong to a remarkably strong stock, and this has helped me; but now I know that I am mortally wounded…

With love to our Erma, all the comrades, and for you in great measure, I say
good-bye.

Ricardo Flores Magón

Leavenworth, Kansas, a 14 de marzo de 1922

Srita. Ellen White,
Nueva York, N.Y.

Mi querida camarada:

Recibí su apreciable carta del 28 de febrero pasado, acompañada de las copias de las cartas del Sr. Weinberger, con algunas flores adjuntas.

El Sr. Weinberger está trabaja


1 A


Fuente: IIIS

Leavenworth, Kansas, March, 16, 1922

Miss Erma Barsky
New York, NY

My dear comrade:

Your postcard, and a letter from Mr. Weinberger1 received. Mr. Weinberger most kindly makes me know my case, for lack of proper recommendations, cannot go to the President to be considered, according to the word sent him by the Department of Justice. The recommendations, strange as it would seem to common mortals, are not my growing infirmity, nor the flagrant violation of the most rudimentary justice committed by the judge of my trial, nor my having dependents, nothing, in fine, that might appeal to the average human heart and conscience. The recommendations which the government officials deem of great importance are those that the judge and district attorney can make, and in my case, they were adverse.. The judge could not confess his having been biased, and the district attorney found it hard to state that his zeal in getting for me the maximum penalty, was prompted by an immoderate desire to get promoted.

I beg you, my good comrade, to tell Mr. Weinberger that his letter was received, and that I appreciate his efforts to obtain my release, and his kindliness in always keeping one well posted as to his activities in my behalf. Now he is going to Washington. I think, however, that my case is a hopeless one. Human interests have nothing to do with government officials. Government officials are part of a huge machine which has no heart, nor nerves, nor conscience. The governmental machine will never pay heed to my sufferings. That I am going blind? The machine will say with a shrug of its shoulders: “So much the worse for him”. That I shall die here? “Well -the machine will say- there will be room enough in the prison graveyard to accommodate a corpse”. That my dear ones may starve, “They will not be the only ones starving under the sun”- will be its replay. The essential thing for this machine to take a case into consideration, are no ethical motives. Expediency, and not justice, is the key which opens the prison gates. Yet, it is in the name of justice that it acts… Its assumption would move to laughter, were not for the tragedy in it. For nothing fruitful, noble, or great can ever result from expediency under the cloak of justice. It is the wolf under the guise of sheep. It is a crime stalking abroad, unavoidable as it is irrecognizable, and much more dangerous, in that it assumes a mien of dignity, and decency. Thus, in the name of justice the most savage and revolting acts are perpetrated. Was not in justice name that the officialdom of the most advanced nations of the world urged their peoples to cut each other’s throats? and knowing this, how might I harbour any hopes as to the government officials ever getting moved by my torments? I am caught by the formidable mechanism of a monstrous machine, and my flesh may get ripped open, and my bones crushed, and my moans fill the space and make the very infinite shudder but the machine will not stop grinding, grinding, grinding… Had I a friend with political influence, that is, a piece of this astounding machine, I could be set free even if I had stepped upon one or all of the Ten Commandments. But I have none, and for expediency’s sake I m[ust]2 rot and die, pent up like a wild beast in an iron cage, far away from the innocent creatures I love. My crime is one of those which have not atonement. Murder? No; it was no murder; human life is cheap to the machine’s eyes, and thus a murderer gets easily released, or if he has killed by the wholesale, he will never dwell in an iron cage, but will be laden with honorific crosses and medals instead. Swindle? No; if this were the case I would have been appointed president of one big corporation or other. I have not killed, I have not stolen, I have not exploited women’s prostitution, I have not caused my fellowmen to shed a tear or a drop of sweat or blood. I am a dreamer this is my crime! I dream of the Beautiful, and find pleasure in sharing my dreams with my fellow-creatures. This is my crime; this is why I have been branded as a felon, and thrown into this hell, where the darkness begins to enshroud me before I am dead… Yet, my dream of the Beautiful, and my cherished visions of a humanity living in peace, and love, and freedom, dreams and visions which the machine abhors, shall not die with one, for so long as there should be upon this Earth of ours an aching heart or any eye full of tears, my dreams and my visions shall live!

And now, good-bye, my good Erma. I received candy -nice exquisite candy- night before last. Thanks, thanks, thanks. And to-night, I received such a wonderful letter from our beloved Ellen! I will write her next week. In the meantime, please offer her my love, and to all the other good comrades, and I hope that you will accept it as the only thing a captive can give.

Ricardo Flores Magón

Leavenworth, Kansas, a 16 de marzo de 1922

Srita. Erma Brasky,
Nueva York, N.Y.

Mi querida camarada:

Recibí su tarjeta postal y una carta del Sr. Weinberger. De la manera más amable, el Sr. Weinberger me hace saber que, según comunicación que le envió el Departamento de Justicia, mi caso no puede ser presentado a la consideración del Presidente por falta de justificaciones. Por extraño que pueda parecer al común de los mortales, mis enfermedades que se agravan no son justificaciones, ni la flagrante violación de la más rudimentaria justicia perpetrada por el juez de mi causa, ni el tener dependientes, ni nada, en fin, que conmovería el corazón y la consciencia de cualquier ser humano. Las justificaciones a las que los funcionarios del gobierno conceden gran importancia son las provenientes del Juez y del Fiscal de Distrito, las cuales, en mi caso, fueron adversas… El Juez no podía reconocer que había sido parcial; y, para el Fiscal de Distrito, era difícil confesar que sus empeños para conseguir la pena máxima para mí estaban motivados por su inmoderada ambición por ser ascendido.

Le ruego, mi buena camarada, decir al Sr. Weinberger que recibí su carta, que le agradezco sus esfuerzos para obtener mi liberación, y de tener la amabilidad de mantenerme siempre al corriente de sus actividades en mi favor. Ahora va a ir a Washington. Pienso, sin embargo, que el mío es un caso perdido. Los intereses humanos en nada cuentan para los funcionarios gubernamentales. Los empleados del gobierno forman parte de una enorme maquinaria carente de corazón, de nervios y de consciencia. Mis sufrimientos siempre tendrán sin cuidado a la maquinaria gubernamental. ¿Qué me esté quedando ciego? La máquina, alzándose de hombros, dirá: “Peor para él.” ¿Qué aquí pueda morir? “Bueno—dirá la máquina—, siempre habrá espacio suficiente para acomodar un cadáver más en el cementerio de la cárcel.” ¿Qué mis seres queridos mueran de hambre? “No serán los únicos bajo el sol que se mueran de hambre”, será su comentario. No son las razones éticas lo esencial para que esta máquina considere mi caso. A pesar de que actúe invocando el nombre de la justicia, la conveniencia, y no la justicia, es la llave que abre las puertas de la prisión… Si no fuera porque es trágica, su conducta movería a risa. Porque de la conveniencia disfrazada de justicia nada provechoso, noble o grande puede resultar. Es el lobo bajo piel de oveja. Es el crimen agazapado al acecho, inevitable por ser irreconocible, y mucho más peligroso por asumir el aspecto de la dignidad y la decencia. Es así como, en nombre de la justicia, se perpetran los actos más salvajes y repugnantes. ¿No fue invocando el nombre de la justicia como la burocracia de las naciones más adelantadas del mundo empujaron a los pueblos a degollarse unos a otros? Y, sabiendo todo esto, ¿cómo puedo abrigar la menor esperanza de que los funcionarios del gobierno puedan llegar a conmoverse con mis tormentos? Estoy atrapado por el formidable mecanismo de la monstruosa máquina, y mi carne bien puede ser descuartizada, aplastados mis huesos, mis alaridos bien pueden llenar el espacio y hacer estremecer hasta al infinito, pero la máquina seguirá triturando, triturando, triturando… Si tuviera algún amigo con influencia política, es decir, que formara parte de esta aterradora máquina, sería puesto en libertad aunque hubiera pisoteado cualquiera de los Diez Mandamientos o todos juntos. Sin embargo, no tengo ninguno y, en nombre de la conveniencia, yo [tengo que] pudrirme y morir, encerrado en una jaula de hierro como una fiera salvaje, lejos de las inocentes criaturas a quienes amo. Mi crimen es de los que no tiene expiación. ¿Asesinato? No, no es asesinato; la vida humana es barata para los ojos de la máquina y, por eso, un asesino consigue fácilmente su libertad o, en caso de haber matado al mayoreo, nunca será confinado a una jaula de hierro, sino que será colmado de honores y condecoraciones. ¿Estafa? No; si tal fuese el caso, yo habría sido nombrado presidente de una u otra gran corporación.  Yo no he matado ni robado; no he explotado la prostitución de las mujeres, nunca he provocado que un hermano humano haya derramado una lágrima ni una gota de sudor o de sangre. Soy un soñador, ¡ese es mi crimen! Sueño con lo Bello, y me place compartir mis sueños con mis congéneres. Ese es mi crimen; por él he sido marcado como felón y arrojado a este infierno en donde las tinieblas comienzan a invadirme aún antes de mi muerte… Pero, a pesar de todo, mi sueño de lo Bello y mis veneradas visiones de una humanidad que viva en paz y amor y libertad, sueños y visiones que repugnan a la máquina, no morirán con uno, porque mientras quede alguien en esta nuestra Tierra que tenga un corazón sensible y un ojo cuajado de lágrimas, ¡mis sueños y mis visiones seguirán vivos!

Y ahora, mi buena Erma, adiós. Antenoche recibí los dulces, exquisitos queridos dulces. Gracias, gracias, gracias. Y, hoy en la noche, ¡recibí una maravillosa carta de nuestra muy querida Ellen! Le escribiré la próxima semana. Mientras tanto, por favor, hágale llegar mi amor a ella y a todos los buenos camaradas, y espero que usted lo aceptará como lo único que un cautivo puede ofrecer.

Ricardo Flores Magón
c.c.p.: Hilda, Lucille Norman y Srta. Blackwell.


1 No se encontró la carta mencionada
2 Incompleto en la copia de la transcripción del original. Dice “m…”, ¿must? (N.del Tr.)


Fuente: HWP

Leavenworth, Kansas, March 27th, 1922

Miss Ellen White
New York, N. Y.

My dear comrade:

Your dear letter of the 14th of this month had the usual cordial reception, but this time, much to me regret, I am not going to answer it as I have just received from our dear Mr. Weinberger copies of the letters exchanged between him and the Acting Pardon Attorney,1 and he need an answer from me. I could secure a permit to answer him, but  then I had to beg, and tires me. I prefer answer him, who is nice, through a nice and dear friend like you. This I beg you—begging to you does not tires me- to show this letter to Mr. Weinberger.

By the letter the Acting Pardon Attorney writes to Mr. Weinberger I see that according to the prison physician’s report made on the 20th of this month, my physical condition is altogether good.. I am astonished, I cannot understand how is it that having this physician in his possession a report made by experts on the analysis of my sputum, and in which it is stated that my condition is grave, he, nevertheless, could say that my health is good...

Since last October I have been extraordinarily ill. I attributed my illness to those eternal colds of which once again and again I spoke you about, but whereas during the last four years that I have spent in prison I enjoyed respites of two weeks or so between my colds, this time it was a continual cold with all the miseries peculiar to the malady -headaches, fever, tooth-aches, cough, neuralgia and so forth. My flesh began to dwindle, and when last February I began to spit blood I got alarmed, and asked the physician to examine me. He performed the customary external examination, and asked me for a sample of my sputum. I furnished him  with the sample, which was sent by him to the laboratory of Topeka as there are not experts here to make the analysis. The analysis was made, and the report sent by the physician some day in February. I was never shown the laboratory’s report, but I nevertheless know what it says. The report says that my condition is dangerous, and that I shall contract tuberculosis if my conditions of life do not change. When I know this, I immediately wrote you to inform Mr. Weinberger as to the existence of the laboratory’s report, and the necessity of securing it. Unfortunately efforts secure that report has not been made, and I am afraid that if a request is made to have my sputum analyzed again, my enemies will not lose time, but will do all what their power enables them to do to get a biased report even from the laboratory’s experts. I know what tyranny is; I have spent my life studying and combating it; I am aware of the chicanery it recurs to that its opponents be crushed and annihilated, and for this I want since the first that Mr. Weinberger secured the laboratory’s report on my sputum made on last February. That document says the truth, the scientific truth because is the result of a chemical analysis. It is not the guessing of a physician , but the honest dictatum of honest chemicals that do not know me, that have not prejudice against me, that have not interest in keeping me for life in a dungeon. This report, the one made on February by the laboratory experts and no other, is the one that Mr. Weinberger should secure, and secure at once, before these experts may be influenced by the sinister forces bent on torturing and killing me. I do not know the name of that institution, nor its address, but you are free, and can secure the address. It is the laboratory where sputums are sent officially by the prison authorities. Mr. Weinberger could get the report, that is, copy of the one sent here, directly from the laboratory. My name is Ricardo Flores Magón, and my number 14596, and perhaps the sputum was sent from here to the laboratory as belonging to R. F. Magón, or to Ricardo F. Magón, or to 14596. The analysis of the sputum was made in the doctor’s own accord. He asked me for the sample. I caught a great deal, and am losing weight. As to my eyesight, it is dimmer than before, and have cataracts in both eyes. A constant pain either in my heart2 or my left lung accompanies me always, day and night, and night and day. Unfortunately aches are felt but not seen, and the physician, most naturally could not see this pain that I know is digging me to the grave. As to mental disorder, how glad my tormentors would be were the signs of being afflicted with them. You most not think that I see well because I write letters—I do it thanks to the good offices of a powerful reading glass.

And now, my good Ellen, I request your pardon for having written this horrible, prosaic letter. How sorry I am of having spoiled my two pages, but Mr. Weinberger wanted the information at once, and here it is.

With love to Mr. Weinberger, all the good comrades, and to you in great measure,

Ricardo Flores Magón
P.S. My congratulations to Mr. Weinberger for his valiant and dignified reply to the A.P.A.

Leavenworth, Kansas, a 27 de marzo de 1922

Srita. Ellen White,
Nueva York, N.Y.

Querida camarada:

Con el afecto de siempre, recibí su amable carta del 14 de los corrientes; esta vez, sin embargo, mucho lamento que no voy a contestarla porque acabo de recibir, de nuestro estimado Sr. Weinberger, copias de su correspondencia con el Oficial de Perdón Encargado del Despacho3 y necesita que yo le responda. Podría tramitar un permiso para escribirle, pero tendría que rogarles y eso me fastidia. Siendo él tan amable, prefiero contestarle por conducto de una tan amable y querida amiga como es usted. Le ruego—y rogarle a usted no me fastidia—mostrar esta carta al Sr. Weinberger.

Veo en la carta del Oficial de Perdón Encargado del Despacho al Sr. Weinberger que, según el informe del médico de la cárcel del 20 de este mes, mi condición física es, en general, buena... Esto me sorprende. No puedo entender cómo puede este médico afirmar que mi salud es buena, disponiendo de los resultados del análisis de mi esputo efectuado por especialistas que establecen que mi condición es grave.

Desde el pasado octubre, he estado sumamente enfermo. Atribuyo mis dolencias a esos constante resfriados a los que me he referido una y otra vez; sin embargo, aunque durante estos últimos cuatro años que he estado en la cárcel gocé de períodos de alivio de unas dos semanas entre resfriados, esta vez mi afección ha sido constante y con todas las molestias características de la enfermedad, como jaquecas,  fiebre, dolor de muelas, tos, neuralgias, etc. Empecé a adelgazar y, en febrero pasado, cuando empecé a escupir sangre, me asusté y solicité que el médico me examinara. Me sometió al examen externo rutinario y me pidió una muestra de mi esputo. Se la proporcioné y él envió la muestra al laboratorio de Topeka, pues aquí no hay especialistas que puedan hacer esos análisis. Se hizo el análisis y los resultados fueron enviados al médico algún día de febrero. Nunca me mostraron el dictamen del laboratorio, pero de cualquier forma yo sé lo que dice. Los resultados indican que mi estado es de peligro y que puedo contraer tuberculosis si mis condiciones de vida no cambian. En cuanto lo supe, le escribí de inmediato a usted para que pusiera en conocimiento del Sr. Weinberger la existencia de dicho informe del laboratorio, y la necesidad de obtenerlo.

Desgraciadamente no se han tomado medidas para obtener esos resultados y me temo que si se solicita que mi esputo sea analizado de nuevo, mis enemigos no perderán tiempo y harán todo cuanto esté a su alcance para que los mismos especialistas del laboratorio adulteren los resultados. Bien sé lo que es la tiranía; he dedicado toda mi vida a estudiarla y a combatirla; conozco perfectamente las artimañas a las que recurre para aplastar y aniquilar a sus opositores y, por eso, he insistido desde el día primero en que el Sr. Weinberger consiga ese informe del laboratorio acerca de mi esputo, elaborado en febrero. Ese documento establece la verdad, la verdad científica, puesto que es el resultado de un análisis químico. No se trata de la suposición de un médico, sino de la honesta declaración de honestos reactivos químicos que ni siquiera me conocen ni tienen prejuicios en mi contra, y que no están interesados en mantenerme preso de por vida en esta mazmorra. Ese informe, el que fue hecho por los especialistas del laboratorio en febrero, ese precisamente y ningún otro, es el que el Sr. Weinberger tiene que conseguir, y tiene que conseguirlo de inmediato, antes de que las siniestras fuerzas que se obstinan en torturarme y en matarme puedan influir en esos especialistas. Desconozco el nombre y el domicilio de ese laboratorio; pero ustedes, que gozan de libertad, pueden conseguir esos datos. Es el laboratorio que se ocupa de analizar las muestras de esputo enviadas oficialmente por las autoridades carcelarias. El Sr. Weinberger puede conseguir directamente del laboratorio los resultados, es decir, una copia de los que enviaron aquí. Mi nombre es Ricardo Flores Magón y mi número es 14596; es posible que el esputo que enviaron de aquí al laboratorio haya sido consignado como perteneciente a R. F. Magón o a Ricardo F. Magón, o bien al 14596. El análisis de esputo fue ordenado personalmente por el médico. Él mismo me solicitó una muestra. Toso muchísimo y estoy perdiendo peso. En cuanto a mi vista, está más débil que antes y tengo cataratas en los dos ojos. Día y noche, noche y día, me acompaña un dolor constante en mi corazón y en mi pulmón izquierdo. Por desgracia, los dolores se sienten, pero no se ven, y el médico, como es más que natural, es incapaz de ver ese dolor que yo sé que me está llevando a la tumba. En cuanto a disturbios mentales, ¡qué gusto les daría a mis torturadores que yo manifestara el menor signo de padecerlos! No piense que, por el hecho de escribir cartas, yo vea bien; lo hago gracias a los buenos oficios de una poderosa lupa.

Y ahora, mi querida Ellen, le ruego me disculpe por haberle escrito esta horrible, prosaica carta. Cuánto lamento haber desperdiciado mis dos páginas, pero el Sr. Weinberger necesitaba ser informado cuanto antes y así lo hago.

Con mi afecto para el Sr. Weinberger, para todos los buenos camaradas y, muy especialmente, para usted.

Ricardo Flores Magón
P.S.: Felicitaciones al Sr. Weinberger por su valiente y digna respuesta al Oficial de Perdón Encargado del Despacho.4


1 “Referring to your personal call at this office March 17, 1922, asking that the prison physician at the Leavenworth Penitentiary make a physical examination and report on the physical condition of Ricardo Flores Magon, I have to state that in the report received from the said physician, under date of March 20, 1920, it is stated that a complete examination of prisoner Magon shows that he is in good health, no sign of mental disorder; that he is standing confinement well; that there is nothing critical or dangerous in his condition, and that there is no probability of deleterous effect resulting from confinement during the remainder of his term.” Trad. “En relación a su visita a esta oficina del 17 de marzo de 1922, para solicitar que el médico de la penitenciaría de Leavenworth hiciera un examen y un reporte de la condición física de Ricardo Flores Magón, tengo que informarle que en el reporte recibido por parte del mencionado médico, con fecha 20 de marzo de 1922, se señala que un examen completo del prisionero Magón muestra que está en buen estado de salud, no muestra signos de desorden mental; que soporta bien el confinamiento; que no hay nada crítico o peligroso en su condición, y que no hay probabilidad de efectos nocivos como resultado de su confinamiento durante el resto de su sentencia.” (Robert H. Turner, Acting Pardon Attorney, a H. Weinberger, 23 de marzo de 1922; (HWP, caja 22).
“In answer to your letter of March 23rd, I wish to state that you do not answer my inquiry re this prisoner, as to the chemical analysis of his sputum, which was taken by the prison physiscian and sent to a chemist outside of the prison. I desire that definite information as I presume that the trouble and cost of an analysis was not made merely as a general proposition but because the prison physician thought that Mr. Magon may have developed consumption. I desire that definite and especific information. As far as stating that Mr. Magon is in good health, etc., knowing that he is going blind on both eyes from catarcts, to your own record is misleading, to say the least. Why you continue in this letters to state ‘no sign of mental disorder.’ I do not understand. No one ever claimed that Mr. Magon was suffering from any mental disorder. In fact, his trouble, as far as your Department is concerned, is that his mind funtions very well and has not recanted any of his beliefs. Your conclusion ‘that there is no probability of deleterous effect resulting from confinement during the remainder of his term’ is certainly naive. When a man reaches the age of Mr. Magon, with cataracts forming in both eyes, doctors having sputum test made, to make the conclusion you do is suprising. Yours very truly [H. Weinberger] P. S. on Magon. Will you in your next letter explain why a sputum test was made, whether it was made on doctor’s own accord, or whether or not you asked for it. Have you had a cold? Are you coughing? Are you losing weight and how is your eyesight? You might apply to have an extra letter written to answer these questions, or you might write to someone else and ask them to send information to me at once.” Trad. “En respuesta a su carta del 23 de marzo, quisiera señalar que usted no responde a mi solicitud relativa a este prisionero, respecto al análisis químico de su esputo, el cual fue tomado por el médico de la prisión y enviado a un químico fuera de la prisión. Deseo esa información definitiva porque presumo que los costos y problemas del análisis no fueron asumidos como parte de una rutina sino porque el médico de la prisión pensó que el señor Magón quizá había desarrollado tuberculosis. Deseo esa información precisa y específica. Declarar que el señor Magón goza de buena salud, etc., a sabiendas de que está quedando ciego de ambos ojos debido a cataratas, de acuerdo a sus expedientes, es, para decir lo menos, engañoso. ¿Porqué en sus cartas continúa declarando ‘no hay señales de desorden mental’? No lo entiendo. Nadie jamás ha afirmado que el señor Magón sufra de ningún desorden mental. De hecho, su problema, en lo que concierne a su Departamento, es que sus funciones mentales están en perfecto estado y no se ha retractado de ninguna de sus convicciones. Su conclusión de que ‘no hay posibilidad de efectos nocivos como resultado de su confinamiento durante el resto de su condena’ es ciertamente ingenua. Cuando un hombre llega a la edad del señor Magón, con formación de cataratas en ambos ojos, habiéndole hecho pruebas de esputo por parte de los doctores, llegar a la conclusión a la que usted llega es sorprendente. Sinceramente suyo, [Harry Weinberger]. P.S. a Magón. Podría en su próxima carta explicar porqué se le hizo una prueba de esputo, si fue hecha por decisión del doctor, o si usted la solicitó. ¿Está usted resfriado? ¿Tose? ¿Está usted perdiendo peso y cómo está su vista? Puede solicitar una carta extra para responder a estas preguntas, o puede escribir a alguien más y pedirle que me envíe esta información de inmediato. (Harry Weinberger a Robert H. Turner, Acting Pardon Attorney, del 24 de marzo de 1922; HWP, caja 22).
2 Primera mención explícita de RFM de dolencias cardiacas.
3 Acting Pardon Attorney, no existe en español funcionario judicial equivalente. (N. del Tr.)
4 Vidsupra, n. 155


Fuente: HWP

Penitenciaría Federal de los Estados Unidos. Leavenworth, Kansas

Marzo 28 de 1922
Nicolás T. Bernal.
México, D. F.
Mi querido Nicolás:

Recibí tu grata del 19 de este mes.

Tengo que darte malas noticias respecto de mi caso. Mis amigos residentes en Nueva York hicieron saber al señor Lic. Weinberger el estado critico de mi salud, pues que ya no solamente espero quedar ciego dentro de poco tiempo, sino que estoy ya a punto de contraer la terrible tuberculosis. El señor Weinberger fue a Washington y expuso, ante el Departamento de Justicia, la realidad de mi situación. El Departamento de Justicia giró órdenes al médico de esta institución para que rindiera un informe sobre el estado de mi salud. El informe fue enviado el 20 de este mes, y en él dice e1 médico que mi salud es buena; que no tengo ninguna enfermedad; que las condiciones de la prisión son buenas para mí, y que puedo cumplir toda mi condena sin contratiempo alguno… y esto, cuando en su poder obra el informe rendido por los peritos del laboratorio de Topeka, Kansas, al cual él mismo envió mi esputo para ser analizado, y en el cual informe se dice terminantemente que padezco de una enfermedad en estado muy avanzado de los  órganos respiratorios, y que tendré como resultado el desarrollo de la tuberculosis si no se me atiende debidamente y no cambio de clima. Esto, querido Nicolás, te dará una idea del odio que pesa sobre mí, únicamente porque no rindo mis ideales de justicia, de amor y de verdad, ni pongo a los pies de los poderosos mi orgullo y mi honor proletarios. Ellos, mis verdugos, saben bien cuán grande es mi angustia al verme amenazado por tan crueles calamidades, como con la ceguera y la tuberculosis, y esperan que esta angustia, este atroz sufrimiento moral, mil veces más horrendos que mis sufrimientos físicos, acaben por debilitar la energía que ellos odian en mí, acaben por quebrantar esta voluntad férrea, que me ha acompañado durante mi larga vida rebelde, y que, arrepentido y sumiso, acabe por renunciar los ensueños de humana fraternidad que todavía viven, lozanos y bellos, en mi atormentado cerebro. Ellos mis verdugos saben bien que estoy enfermo, pero lo niegan; ellos saben bien que mi doctrina, la doctrina anarquista, es humana, es buena, es noble, es generosa; pero al mismo tiempo saben que las pobres masas de este país se estremecen en horror con sólo oír la palabra “anarquía,” pues la Prensa norteamericana, cuya prostitución no tiene paralelo en el mundo, ha sabido infiltrar mañosamente un miedo cerval a todo lo que con el anarquismo se refiera, y por lo mismo lo que cada vez que personas interesadas en verme libre se acercan al Departamento de Justicia, lo primero que oyen, como respuesta a su demandas de libertad, es la acusación que se me lanza de ser anarquista. Esto se hace calculadamente para desanimar a las personas que se interesan por mí, agregándose, además, que mi salud es excelente. Una señorita aristócrata de Boston, Mass., Alice Stone Blackwell, que no es anarquista, pero que sabe que el ideal anarquista es la concepción más sublime que el cerebro humano ha podido producir, se interesa por mi libertad, y, por conducto del abogado G. E. Rower, la solicitó del Departamento de Justicia. La petición fue negada, entre otras razones por la siguiente que traduzco: “El (Magón) es considerado como un anarquista peligroso, cuya vida ha sido una lucha continua contra la Ley, el Orden y el Gobierno, y no ha mostrado la menor intención de respetar las leyes de su país (México) si fuese puesto en libertad.” Estoy enfermo, y, naturalmente, en un estado de ánimo melancólico; pero estas palabras me hacen reír. Ellos, los financieros de este país que son el Gobierno, están temerosos de que no obedezca yo las leyes mexicanas en caso de ser libertado… Ellos, los violadores de Nicaragua, los estupradores de Haití, los vándalos desmembradores de Colombia. Los verdugos de Puerto Rico, los acuchilladores de España, los zares de Filipinas y de Cuba, los estranguladores de los derechos de los pueblos débiles, se muestran hoy celosos del respeto que de debe a las leyes de México… cuando han removido mar y tierra por demoler la Constitución queretana. Si ellos respetasen las leyes de México, ya habrían reconocido el Gobierno del General Obregón. Su renuncia a reconocerlo no es otra cosa que una rebeldía contra las leyes mexicanas, que prohiben la propiedad particular del subsuelo. Y esos piratas son los que se muestran temerosos de que yo no respete las leyes mexicanas… Ellos los que asesinaron a nuestros hermanos en Veracruz y empujaron sus mercenarios hasta el corazón de Chihuahua, violando todas las leyes y todos los derechos…

Ricardo Flores Magón


Fuente: EIR

c. to Hilda, Lucille Norman and Miss Blackwell
March 28, 1922

Mr. Ricardo Flores Magon,
P. O. Box 7,
Leavenworth, Kansas.

My dear Mr. Magon:

Your letter of March 11th to your wife has this day been received by me from your daughter, Lucille Norman. By this time you probably have received copy of my letter in which I have specifically asked for the doctor’s report from the Department of Justice, and I will keep after them until I obtain the same.

I think perhaps now that the treaty in out of the way1, and if the bonds is also disposed of, there may be some action on amnesty. I am sending copy of this letter to your daughter.

Sincerely yours,

[Harry Weinberger]
P.S. In reference to the Congressional Committee hearing. Which was just a hearing before the Congressional Committee, the Committee will decide later whether it will report to Congress that it ask the President that all political prisoners be released.

c.c.p.: Hilda, Lucille Norman y Srta. Blackwell.

28 de marzo de 1922

Sr. Ricardo Flores Magón,
Apdo. Postal 7,
Leavenworth, Kansas

Mi estimado Sr. Magón:

Hoy recibí, de su hija Lucille Norman, su carta del 11 de marzo para su esposa. Probablemente ya habrá usted recibido copia de mi carta en la que solicito específicamente el informe médico al Departamento de Justicia y voy a insistir hasta que conseguirlo.

Ahora que se ha superado lo del tratado y si ya se ha solucionado lo de la fianza, pienso que tal vez pueda haber alguna actividad con respecto a la amnistía. Estoy enviando copia de esta carta a su hija.

Atentamente.

[Harry Weinberger]
P.S.: En relación con la audiencia de Comité del Congreso. Fue sólo una audiencia ante el Comité del Congreso, el Comité decidirá ulteriormente si recomienda al Congreso que solicite al Presidente la libertad de todos los presos políticos.


1 Refiérase al tratado de paz entre Estados Unidos y Alemania.


Fuente: HWP

Penitenciaría Federal de los Estados Unidos. Leavenworth, Kansas

Abril 4 de 1922
Gus Teltsch y T. Brothers
Lake Bay, Wash.

Estimados camaradas:

Dirijo a ustedes esta carta por no retardar más tiempo la contestación que debo a sus queridas cartas, del 30 de enero y 20 de febrero últimos; así es que les ruego, queridos amigos, se sirvan perdonarme por no enviarles ahora cartas individuales. He tenido mucha correspondencia durante los meses pasados, y algunas de las cartas demandaban pronta respuesta.   

Todavía me siento mal, pues no es posible esperar que mi salud mejore bajo las presentes circunstancias. Mis amigos de Nueva York y Boston han hecho representaciones al Departamento de Justicia respecto a mi condición critica; pero se les ha contestado que estoy en buena salud; que el ambiente de la prisión no puede tener influencia perjudicial sobre mi condición física,  que puedo cumplir toda mi sentencia sin sufrir daño….. Así es que, oficialmente, estoy lleno de salud, aunque los hechos contradicen esta declaración, como es el hecho de que en mayo de 1916, mientras que estaba confinado en la cárcel del Condado de Los Ángeles esperando ser juzgado, estuve tan enfermo que el juez Trippet ordenó que fuera yo conducido al hospital del Condado para que se me curar de diabetes. A mi llegada a la Penitenciaría de la isla de McNeil se analizó mi orina, y, al probrarse que sufría de diabetes, el médico de la prisión lo informó al Departamento de Justicia, así como también que estaba enfermo de reumatismo. El documento debe existir en los archivos del Departamento de Justicia , pues yo lo vi transcrito en una carta que mi hija Lucía recibió de dicha  oficina. También es un hecho que mi larga prisión ha afectado mi vista, y que se han desarrollado cataratas en mis ojos, conforme a las declaraciones hechas por el oculistas de la prisión y por un experto que vino expresamente a examinar mis ojos, y que la pérdida total de mi vista es sólo cuestión de corto tiempo. Es un hecho, igualmente, que estoy sufriendo de una peligrosa enfermedad en los órganos respiratorios, la cual me hace toser continuamente, y aun escupir sangre, y que me tiene constantemente en un estado de fiebre y nerviosidad, con jaquecas y perpetuos dolores, ya en el corazón o en el pulmón izquierdo, pues no puedo localizarlo exactamente; pero es el lado izquierdo. Sin embargo, el Departamento de Justicia declara que estoy en buena salud, y esto, cuanto estoy constantemente perdiendo de peso. Me aconsejas, mi querido hermano Gus, que tenga mejor cuidado de mí mismo: soy un prisionero; no puedo hacer lo que deseo, sino lo que es preciso hacer; no estoy libre para arreglar mi vida con el fin de mejorar mi vitalidad decayente. Me lamento, y es natural lamentarse; pues ¿cómo puedo dejar de lamentarme cuando se niegan mis males, aunque sienta yo sus dolores? Si estuviera en buena salud, no me lamentaría, aunque supiera que esta era mi último día; no me lamentaría, ¡ay!; tal vez me sentiría feliz: ¡la muerte es tan dulce para el que sufre…! pero cuando la ceguera, lenta pero inflexiblemente, me está invadiendo, no puedo escribir sino con la ayuda de un lente poderoso, y la diabetes destruye mi débil organismo; cuando la tuberculosis me acecha, si es que no la tengo ya y no hay delante de mí más que la obscuridad y un catre de hospital en donde amontonar por meses, tal vez por años, mi cuerpo adolorido, el lamentarse es sólo humano, mi querido Gus. Es cierto que puedo ser liberado en una noche, y de esta manera terminarían mis lamentos. Lo único que el señor Daugherty quiere, para que se me abran estas puertas, es mi arrepentimiento, que convenga yo en haber cometido una felonía y estar triste por ello…. Pero no me entristezco por haber hecho lo que hice; hice lo que he hecho toda mi vida, y por lo cual los grillos se han enterrado profundamente en mi carne desde mi temprana juventud: arrojar mi brazo entre el débil y el fuerte en un esfuerzo para detener la injusticia. No estoy triste por haber hecho esto, pues creo que es deber de todo hombre y mujer luchar contra lo que puede ser perjudicial al bienestar de las especies, y la injusticia es perjudicial, la injusticia degenera la raza, la injusticia nos rebaja al nivel del bruto… Si no hubiera injusticia en la Tierra, no sería yo un rebelde; pero mientras haya lágrimas, y tristezas y angustia causadas por la injusticia, mi alma no puede estar en paz. Sé demasiado bien lo que es el sufrimiento para no sufrir con el que sufre; a la vista del sufrimiento puedo sentarme y con un encogimiento de hombros exclamar: “¡oh, qué terrible!;” pero démos gracias de que no está peor… No puedo hacer esto; tengo que investigar  de dónde proviene; necesito ir a la raíz del mal para ver quién es el responsable de que los niños lloren pidiendo leche; a quién hay que culpar por la presencia de las mujeres que compran una pieza de pan amargo a costa de su vergüenza; de quién es la mano que arranca del pecho maternal a la juventud de la nación para ser asesinada en defensa de intereses que no son los suyos; por qué los actuales productores de la riqueza social viven llenos de necesidades, mientras que un puñado de amos, que no hacen nada útil, gozan de comodidades y felicidad, y por qué hay una cosa que se llama crimen. Y encuentro que las fuerzas de la injusticia cometen todos estos males y no puedo estar en paz: tengo que protestar. Por haber lanzado mi protesta estoy aquí esperando una muerte lenta y penosa.   

¡Adiós, mis queridos Gus y Thomas! Sírvanse perdonarme por haber tardado tanto en contestar sus cartas. Den mis mejores recuerdos a todos los camarada y  reciban un fuerte abrazo de su hermano.

Ricardo Flores Magón


Fuente: EIR

Penitenciaría Federal de los Estados Unidos. Leavenworth, Kansas.

Abril 6 de 1922
Señorita Irene Benton
Granada, Minn.

Mi querida camarada:

Eres muy bondadosa conmigo, por lo que te estoy muy agradecido. Tu carta del 3 de marzo último es un valioso tesoro, que conservo con cariño y orgullo. ¿Cómo pudiste, querida camarada, encerrar en tan pocas líneas tanta riqueza de sentimientos y emociones poéticas? La tarjeta postal de la señorita E. H. es simpática y sus pocas palabras han sido suficientes para ganar mi cariño. Cuando le escribas, sírvete decirle cuán agradecido estoy.    Recibí una carta de la compañera O’Hare y otra de la señora Mc. K. Son cartas hermosas. La señora O´Hare recibió tu carta con mi recado y me aseguran que ellas harán conocer mi situación especial a las personas que pueden ayudarme. Te suplico les hagas saber que recibí esas cartas explicándoles por que razón no les escribo personalmente. La señora Mc. K. Leyó en el Union Record, de Seattle; una carta que escribí al querido camarada Gus Teltsch1, en la que le hablaba de mis sufrimientos y ella se afligió por esto; y mi corazón, siempre pronto para responder a la belleza de la Naturaleza o del alma con cariño, admiración y gratitud, se conforta, gracias a ella. Sírvete decir a mis amigos que el Gobierno no quiere que yo les haga saber que estoy enfermo.

Las aves cantaban cuando me escribías tus últimas líneas….. ¡Cuán placentero! Por esto es que encontré tanta poesía en tu última carta; el sol brilla y tu alma también.

La primavera es lozana, como lo son todas las cosas y los seres jóvenes… Te felicito, mi buena camarada, por las bellezas que te rodean. ¡Tu arroyo es ahora un río! ¿Y que es lo que dice? Porque las aguas tienen su historia, ellas tienen un pasado rico en acontecimientos. ¿Cuentan su historia las aguas de ese arroyo? No puedo contemplar las aguas de un arroyo, de un río o del mar, sin un sentimiento de pavor. Cada molécula de esa agua que corre suavemente entre la márgenes de tu arroyo, tiene su historia; esa agua que se desliza a tus pies, tiene un pasado cuya inmensidad asombra y confunde nuestro cerebro; porque su origen no es la montaña de donde procede, ni la nieve, ni la lluvia, sino los vapores que forman las nubes, las lluvias y las nieves al través de espacio azul, cuando parten de nuestra Tierra. Esa agua, que alegremente se desliza en tu arroyo susurrando y que si durante el día refresca tu alma con su inocente murmullo durante la noche te adormece con su suave arrullo, es la condensación de los vapores, de todos los rincones del mundo, en lluvia, nieve o rocío. Esa agua es realmente agua internacional, porque viene de la exudación de las selvas tropicales, de la evaporación de todos los mares, lagos y ríos, ¡ay! y de la lágrimas, y sus suspiros y sudores… Cuando mis ojos sorprenden una nube a través de las rejas de mi ventana, flotando lentamente por el aire, me pregunto cuántas lágrimas entrarían en su composición; y en este momento pienso que tú, en presencia de tú querido arroyo, y a la vista de los rizos que juguetean en la luz, pensarías algunas veces de las lagrimas y los suspiros, que corrían a tus pies. Cuando hablamos, y cuando respiramos y reímos,  cuando gritamos, cierta cantidad de vapor se desprende por nuestros pulmones y va al espacio a formar gotas de lluvia y copos de nieve, y a tu mirada va, quizá, deslizándose el suspiro que un corazón agobiado por el dolor, exhalado en el lado opuesto, del mundo, y, ¿quién sabe si el mismo rizo que brillaba a la luz del Sol como la escama iridiscente de un ser fabuloso, no contenía las lágrimas que por unos cuantos segundos tembló en los ojos de una joven, al probar las amarguras, del pan comprado al precio de la vergüenza? En tu arroyo, mi querida amiga, fluye la corriente verdadera de las variadas emociones de millones y millones de seres humanos, pasados y presentes. Allí está el vapor que acompañó el cuchicheo de tiernas expresiones de cariño suavemente lanzadas al oído del ser amado, allí van también en él el caos de emociones materializadas, algo de la sangre evaporada que se derramó en los altares de la Codicia durante la última guerra. Toda la gama de la emociones humana tiene su representante en ese hermoso arroyo: el amor, el odio, la envidia, el orgullo, los celos, la piedad, la lealtad, la codicia, la generosidad; en suma, lo bueno y lo malo, elevados al azul en forma de vapor, para precipitarse sobre la Tierra en forma de lluvia, nieve y rocío, desde la maravillosa alquimia del cosmos… Tal vez mientras contemplas pensativa la corriente que huye, pasa por allí rebosante y alegre, convertido en agua, el triunfante grito lanzado por Colón cuando, desde el desierto del océano, se alzaba en su original belleza el joven continente… ¿quién puede decirlo?—quizá la onda que se ha estrellado contra la roca a tus pies, fue producida por los suspiros de los divinos soñadores, cuando sus esperanzas chocaron contra las asperezas de la realidad…. Un arroyo es un Universo en el cual pueden ir, lado a lado, el sudor del esclavo, las lágrimas del afligido, la carcajada del explotador y el suspiro del cautivo.

La falta de espacio me obliga a truncar aquí mis divagaciones sobre tu arroyo.

Di a Librado Rivera tu recado; está agradecido y te envía sus recuerdos. Desgraciadamente todavía estoy enfermo, pero espero que cuando el tiempo caliente más, me aliviaré un poco.

Desde el último febrero que me he sentido peor, esputo sangre.

Sí, quiero a mi Carlitos muy tiernamente.

Con mi afecto de camarada.

Ricardo Flores Magón


1 Vidsupra,  RFM a Gus Teltsch, 7 de noviembre de 1921.


Fuente: EIR

Leavenworth, Kansas, April 11th, [19]22

Miss [Alice Stone]Blackwell:

Complying with your request I now give you a full account of my health.1 I cough a great deal, and a pain in the inside at the level of the heart is always present. I was so sick last February that for two weeks I spit blood when coughing. My eyesight, on the other hand, is constantly growing dimmer as a result of the cataracts I have in both eyes, and I can only read or write by means of a powerful reading glass. As though I had not already enough trouble, my kidneys ache, and this makes me suspect that the diabetes I was suffering when I was received in McNeil Island in 1918 to begin the term I am doing has not disappeared. Such is the state of my health, yet the Department of Justice assures my friends that my physical condition is good, when in its files must be the report sent by the physician at McNeil Island in 1918, certifying that I was suffering from diabetes and rheumatism, and the report sent by the physician of this institution (Leavenworth) in 1920, telling that I had cataracts in both eyes, and anemia. The existence of the cataracts was confirmed by a private expert that my friends sent in to examine my eyes, early in 1921. Diabetes is considered  as an incurable disease, or at least as one hard to be cured- it is possible that this malady might have disappeared when I have not gotten the special diet recommended for its treatment? And as for the cataracts, are they not a breach in the health of a person, that one may consider the health of him who suffers from them as good? Now, without being a physician, no one can say that a person, who continually coughs, has a dull constant pain in his left side which may be symptom of a decaying lung, and has expectorated blood for two weeks, may be in good health. Perhaps I am not already a consumptive, but I my condition of life do not change and if do not move to a more congenial climate, tuberculosis will certainly be the outcome of these, for me, alarming symptoms. Of the laboratory analysis of the sputum the official voice is silent. Why? A sample of sputum was asked of me last February. I gave it, and was told as there were no experts here to make its analysis, it was to be sent with that purpose to the laboratory at Topeka, Kansas, which must be that of the State Bureau of Health.2 So much in regards to my health, which is far from being as the Department of Justice cherishes to hold.

Thanking you once more for all what you are doing , and for your kindliness in keeping me informed of your generous activities, and the interest you show by asking whether I get nutritious food, which I do not, I remain

Sincerely yours

Ricardo Flores Magón

Leavenworth, Kansas, el 11 de abril de 1922

Srita. [Alice Stone] Blackwell:

Atendiendo a su pedido, procedo en ésta a darle un panorama completo de mi estado de salud. Toso muchísimo y tengo un dolor interno constante a nivel del corazón. En febrero pasado y durante dos semanas, escupí sangre cuando tosía. Mi vista, por otra parte, se va paulatinamente debilitando a consecuencia de las cataratas que tengo en ambos ojos, y sólo puedo leer o escribir con el auxilio de una poderosa lupa. Y, como si no bastara con esos males, me duelen los riñones, lo que me hace suponer que todavía padezco la diabetes que tenía cuando fui internado en la Isla McNeil, en 1918, para iniciar la pena que estoy purgando. Aunque este es mi estado de salud, el Departamento de Justicia asegura a mis amigos que mi condición física es buena; a pesar de que, en sus archivos, tiene que estar el informe enviado en 1918 por el médico de Isla McNeil, certificando que yo padecía de diabetes y de reumatismo, así como el informe que envió el médico de esta institución (Leavenworth), en 1920, en el que se establece que tengo cataratas en ambos ojos y anemia. La presencia de cataratas fue confirmada a principios de 1921 por un especialista privado que me mandaron mis amigos para que me examinara los ojos. La diabetes es considerada como una enfermedad incurable o, por lo menos, difícil de curar, ¿sería posible que esa enfermedad pudiera curarse a pesar de no haber tenido la dieta especial que me recomendaron para su tratamiento? Y, por lo que toca a las cataratas, ¿no constituyen un quebranto en la salud de una persona, y podría uno considerar como buena la salud de la persona que las padece? Ahora bien, nadie, aunque no sea médico, podría afirmar que goza de buena salud una persona que tose constantemente, que tiene un constante dolor sordo del lado izquierdo que podría ser síntoma del deterioro de los pulmones, y que ha escupido sangre durante dos semanas. Posiblemente yo no esté tísico todavía, pero si no cambian mis condiciones de vida y no me mudo a un clima más benigno, la consecuencia inevitable de todos estos síntomas, para mí alarmantes, será la tuberculosis. Las voces oficiales guardan silencio con respecto a los análisis clínicos de mi esputo. ¿Por qué? El pasado mes de febrero, me pidieron una muestra de esputo. La entregué y me dijeron que, puesto que aquí no había especialistas para analizarla, había sido enviada con ese objeto al laboratorio que debe tener la Oficina Estatal de Salud en Topeka, Kansas. Esto es lo que puedo decirle con respecto a mi salud, la cual está muy lejos de ser lo que al Departamento de Justicia le convendría que fuera.

Agradeciéndole una vez más todo lo que usted hace, así como por su amabilidad en mantenerme informado de sus generosas actividades, y por el interés que demuestra al preguntarme si estoy recibiendo alimentos nutritivos, lo que no es así, quedo de usted,

atentamente.

Ricardo Flores Magón


1 Después de haber sido enviado 21 veces a la enfermería, entre el 7 de febrero y el 5 de abril de 1922, RFM fue internado los días 10 a 12 de ese mismo mes en el hospital de la penitenciaría, desde donde escribió esta carta. (Health Record of Ricardo Flores Magón, Prisoner No. 14596; R. Flores Magón, Bureau of Prisons, Leavenworth, register no. 14596-L, KCFRC).
2 “A letter written by you to the Topeka Tuberculosis Hospital, Topeka, Kansas, regarding a specimen on R. F. Magnon [sic] has been referrd to me for reply. Our records show that no specimen of sputum has been received from this patient[..] Trad. “Me ha sido enviada para su respuesta una carta escrita por usted al Hopital de Tuberculosis de Topeka,  Kansas respecto a la muestra de esputo de R. F. Magnon[sic]. Nuestros expedientes muestran que no se ha recibido esputo de ese paciente[…].” Wm. Levin, Department of the State Board of Healt, Topeka, Kansas a H. Weinberger, 17 de abril de 1922; HWP, caja 22).


Fuente: HWP

Leavenworth, Kansas, April 13, 1922

Mr. Philip B. Grosser
My Dear Comrade:

Though this letter is addressed to you as a response to your interesting missive of the 27th  of last March, it is for Messrs. Charles F. Dole and Mr. John Orth as well, as I am unable of individually answering the fine dear, and encouraging letters of these Gentlemen. Dear Dr. Dole sent me a post card to put my signature on, but the post-card was kept by the prison authorities, as one is not allowed to have postage stamps in his possession, This is why I could not comply with this amiable friends request. I read your letter, my good friend, with deep emotion, and -why not to confess it? with elation, for your letter Philip, has the brotherly tone which I so well love, while you Mr. Orth call me “my boy” which moves me profoundly, and you Dr. Dole, wish to shake hands with me… Is there no reason enough to be moved and elated?

Your dear letter have done me much good as you may well understand- the human soul, especially that of the captive, is always in need of this warmth from generous hearts, I remember well the long periods of absolute isolation from the outside world, to which I have been subjected on different occasions during my extensive experience of jails and prisons. Not to see a human soul and friendly face, not to grasp a brotherly hand, not to read an amicable world, this depresses, this kills, this drives the strongest minds to madness.

My dear and distinguished friend Miss Blackwell speaks to me in the last letter of the interest that my case aroused among prominent persons in that city and your letter amply confirm what she says. This feels me with great hope of a possible release. To get out of these walls to breath freely and joyously the free air, how sweet all would be! This may be the result of our activities, my goods friends. This at least, is my hope, that you and Miss Blackwell will finally succeed in compelling the grim hand which holds the key, to relent and open the cage before it be too late; before freedom should only mean the mere change of my cell to a hospital, or before my hesitating foot should reluctantly step into the dismal, colorless, and boundless wilderness where the blind creep like asimless worms. It is true that on the latter case, I would still have my thoughts, that I could take refuge in, in my dreams… It is true but my whole nature revolts against such an obliteration of light! Once when I was young, I was kept for several weeks in a dark dungeon, so dark that I could not see my own hands. It was in the city of México during the harrowing period in which Porfirio Díaz swayed with a bloody hand. The dungeon was unpaved, and a layer of mud from three to four inches thick composed the floor, while the walls oozed a turbid fluid which prevented from drying up the expectorations, countless, careless, former  occupants had negligently flung upon them. From the ceiling enormous cobwebs overhung, in which  huge, black, horrid spiders lurked. In one corner, opening from the sewer there was a hole… This was one of the dungeons into which the despot used to throw his opponents in the hope of breaking their spirits, and it was from one of these infernal chambers, so shrewdly calculated, to crush, to pound, to maim the most powerful will, that Jesús Martínez Carrión, the exquisite artist, whose paintings won him recognitions in Europe and in America, was taken out agonizing, and blind to die a few weeks afterwards in a hospital a prey to consumption. In my horrible dwelling I could stand the slimy touch of the walls, the recollection of which makes me now shudder, my lungs then youthful and healthy could resist the poison of that ambious of grave, my nerves though sensitive, could be trained by my will to respond with nothing more than a slight tremor to the assaults and biting of the rats in the dark… My mat was wet, and so were my clothes, from time to time a thud on the mat, or on the slime, and soon on my body indicated that a spider had fallen down, and through my frame run a shudder. But I could suffer all that excepting the absence of light, I need light, I need light, I need light, and I want to be free to cure my eyes, or at least to reserve the scanty power of vision I still enjoy, for though there is a mist thr[o]u[gh] which I see, yet the little light which succeeds in breaking through my badly damaged organs of vision provides me with joy and gladness of soul. I can still see the color of a flower, I can still see a sunbeam and can still glory in the sight of a smile. If I could only step into Life again before it be too late…

Now that my allotted pages are filled up, I notice with regret that the subject I have dealt with is far from cheerful. Pardon me, my good friends, for having brought before your recollections of my stormy existence. Pardon me, and believe me that my heart feels grateful to your generous endeavor of securing my freedom.

Sincerely yours,

Ricardo Flores Magón.

 

Leavenworth, Kansas, a 13 de abril de 1922

Sr. Philip B. Grosser
Mi estimado camarada:

Aunque esta carta esté dirigida a ti, en respuesta a tu interesante misiva del 27 de marzo pasado, también está destinada a los Sres. Charles F. Dole y John Orth, pues no tengo la posibilidad de responder individualmente a las finas, apreciables y estimulantes cartas de esos caballeros. El estimado Dr. Dole me envió una tarjeta postal para recabar mi firma, pero dicha postal fue retenida por las autoridades de la cárcel porque no se nos permite tener estampillas de correo, razón por la cual no pude dar satisfacción al pedido de estos amables amigos. Leí tu carta, mi buen amigo, con profunda emoción y—¿por qué no confesarlo?—con verdadero júbilo, porque tu carta, Philip, tiene el tono fraternal que yo tanto aprecio, mientras que usted, Sr. Orth, me llama “mi muchacho”, lo cual me conmueve profundamente, y usted, Dr. Dole, manifiesta el deseo de estrechar mi mano… ¿No hay bastantes razones para estar conmovido y jubiloso?

Como ustedes bien pueden comprender, su sentida carta me ha hecho mucho bien: el alma humana, sobre todo la de un cautivo, necesita siempre de esa calidez de los corazones generosos. Nunca olvidaré los largos periodos de absoluto aislamiento del mundo exterior al que fui sometido en varias ocasiones durante mis muchas experiencias de cárceles y prisiones. El no ver a un solo ser humano ni un rostro amigo, el no estrechar una mano fraterna, el no leer una palabra amiga, todo eso deprime, mata, enloquece aun a las mentes más resistentes.

Mi querida y distinguida amiga, la Srta. Blackwell, me cuenta en su última carta que mi caso ha despertado el interés de personas prominentes de esa ciudad, y su carta confirma en gran medida lo que ella dice. Esto me colma con la gran esperanza de ser posiblemente liberado, de salir de estos muros para respirar alegre y en libertad el aire libre, ¡qué bueno sería! Y sería el resultado de sus esfuerzos, mis buenos amigos. Al menos, eso es lo que espero; que ustedes y la Srta. Blackwell finalmente logren doblegar la mano inflexible que tiene la llave, y obligarla a que abra la jaula antes de que sea demasiado tarde; antes de que la libertad no signifique más que un simple cambio de mi celda al hospital o antes de que mi pie titubeante llegue, a pesar suyo, a dar el paso que lo lleve al páramo sombrío, descolorido, ilimitado, en donde el ciego se arrastra como un gusano sin sentido. Cierto es que, si tal fuese el caso, todavía me quedarían mis pensamientos, mis sueños, en los que podría refugiarme… Es cierto, ¡pero mi naturaleza, toda, se rebela contra semejante eliminación de la luz! Una vez, siendo aún joven, estuve encerrado por semanas en una oscura mazmorra, tan oscura que no podía ver ni mis propias manos. Sucedió en la Ciudad de México durante los aterradores tiempos en que Porfirio Díaz gobernó con las manos cubiertas de sangre. El suelo de la mazmorra era de tierra suelta y el piso era una capa de lodo de tres o cuatro pulgadas de grueso; en tanto que, de los muros, escurría un fluido turbio que impedía que se secaran los incontables escupitajos que anteriores ocupantes descuidados habían arrojado negligentemente encima. Enormes arañas, negras y horribles, acechaban en el techo desde gigantescas telarañas. En una esquina, un agujero abierto al drenaje… Esta era una de las mazmorras en las que el déspota acostumbraba arrojar a sus opositores, esperando quebrantar su espíritu; y de una de esas cámaras infernales, tan diabólicamente concebidas para aplastar, para abatir, para mutilar las voluntades más robustas, fue de donde Jesús Martínez Carrión, el finísimo artista, aquel cuyas pinturas le hicieron merecedor de reconocimientos en Europa y América, fue sacado agonizante y ciego para morir semanas después en un hospital, víctima de la tisis. En ese espantoso cubil, pude resistir el pegajoso magma de los muros, cuyo solo recuerdo me hace ahora estremecer; mis pulmones, aún jóvenes y saludables, fueron capaces de resistir la ponzoña de esa antesala de la tumba, y mis nervios, aunque sensibles, obedecieron a mi fuerza de voluntad para reaccionar apenas con un leve estremecimiento a los embates y mordidas de las ratas en la oscuridad… Mi jergón estaba húmedo, lo mismo que mis harapos; de cuando en cuando, un ruido sordo sobre mi jergón o sobre el cieno y, en seguida, una presencia sobre mi cuerpo, indicaba que alguna araña había caído, y un estremecimiento me recorría de pies a cabeza. Sin embargo, yo podía tolerar todo eso, pero no la ausencia de luz. Necesito luz, necesito luz, necesito luz, y ansío estar libre para sanar mis ojos o, por lo menos, para conservar la escasa capacidad visual que aún me queda; porque, a pesar de la niebla que obstruye mi visión, la escasa luz que consigue filtrarse hasta mis muy maltrechos órganos de visión, colma de alegría y de satisfacción a mi espíritu. Aún puedo ver el color de una flor, puedo aún apreciar un rayo de sol y puedo regocijarme aún con la visión de una sonrisa. Si tan sólo pudiera volver a la Vida antes de que sea demasiado tarde…

Ahora que he agotado las hojas que me asignan, advierto con pena que el tema que he tratado está lejos de ser alegre. Perdónenme, buenos amigos míos, por haberlos hecho partícipes de las remembranzas de mi tormentosa existencia. Discúlpenme y tengan la seguridad de que mi corazón se siente agradecido de sus generosas acciones para conseguir mi libertad.

Atentamente.

Ricardo Flores Magón


Fuente: HWP

Leavenworth, Kansas, April 18th, 1922

Miss Ellen White
New York, N. Y.

My dear comrade:

Before referring to your dear letter of the 7th of this month, which as all yours is a charming and encouraging one, I have to trouble you with another massage for Mr. Weinberger, from whom I have received several communications2, the last one having reached me yesterday. I see that the last word on my health has been said by the Department of Justice when it states that “there is no evidence whatsoever of failing health” in my person. Without claiming to be afflicted with consumption, I still insist in stating that my health is not good, and the symptoms on which I base my conviction are only too evident -continual cough, and sometimes even the spitting of blood as it was the case on last February; continual pain in the inside, at my left, at the level of the heart; from a few weeks to this day, continual pain in the kidneys, which make me think is the result of the diabetes I am afflicted with. Are these symptoms indicative of good health? It is stated that no tubercle bacillus was detected in the sputum, and I hope it is true, but there must exist another bacillus the one that produces the sputum and even make me spit blood as stated before, and this bacillus the nature of which has not as yet been stated, may lead to consumption -does not a simple cold evolved into tuberculosis when it had been neglected? But whatever might be claimed as to my being in good health, in the files of the Department of Justice must exist the report made by the physician of the McNeil Island Penitentiary on the last part of 1918 to the effect that I suffer from diabetes and rheumatism, and diabetes is regarded as an incurable disease. How could it be stated that I am in good health? And as to the cataracts, are not they a disease..? I thank Mr. Weinberger for all what he does for me.

Now to your letter, my dear comrade. How interesting it is! Yes, I can read; have I told you that I have a powerful reading-glass? With the aid of my reading-glass I write, too. The only trouble is that I have not the literature my soul craves for, and with the purpose of taming this will frenky for Beauty which dominated me, I engulf myself in philosophical studies, but without avail, for as soon as I close the book there comes the thirst that the frakish ocean of philosophy could not assuage, this thirst for the word quivering with Life; this anguish for color and line and proportion transmuted into verb in the marvelous alchemy of the brain; this longing for the vocable throbbing with enthusiasm, trepidating with anger, vowing? enjoy or jealousy or rancor, or glorious by glowing with the fire of love… Deprived of Life, I anxiously try to find her under the only from accessible to me -speech- but I fact to recognize her in most of the myriad volumes with which the masses cram their mind, and I shedder at the sight of the people feverishly seeking this kind of literature, as I would at the sight of a man taking to his eager lips a bowl of poison.. For it is not Life which breathes in it, but Death, and so, my dear friend, my thirst remains unquenched.

How tragic was the fate of the dear, young comrade you speak of, and your conclusion before the woeful facts is most pertinent “one most act, one must work continually” for we know not when we shall cease… These words, so naturally expressed, depict you, my good Ellen. Your are not afraid of dying but of not doing what you want to do… And to that the deceased young comrade must have had, the same thought… How pitiful! Who knows what she might have not done? She had a whole life before her, and she could not taste it; she had her dreams, and she could not get their fulfillment. The Ideal has lost a good worker, and I am sorry for the worker and the Ideal. And I am sorry, too, for the indifferent ignorant herd that does not realize what this loss means to the race.

I see with horror that I only have a few more lines. I have a letter from our beloved Erma, which I will answer next week, as I have several unanswered letters. It is exasperating not to be able to write all the letters one need to give prompt attention. Three letters a week is the most one is allowed to write, and each one must be written in a sheet of paper. How I long to be free, that I may write as long as I felt inclined to! Writing is a pleasure for me, and I am deprived of this pleasure. So, I have to close this letter my good friend, sorry for the present rules, and restrictions, and coersions, but the full hope for a future of Freedom where a shall be able to communicate his thoughts and feelings as he think it best. You belong to that future, and I most heartily congratulate you, my good, generous Ellen.

With the best wishes and love to Erma and the other comrades, and to you in great measure,

Your comrade

Ricardo Flores Magón

                                    Leavenworth, Kansas, a 18 de abril de 1922

Srita. Ellen White,
Nueva York, N.Y.

Mi querida camarada:

Antes de referirme a su amable carta del 7 de este mes, la cual, como todas las suyas, es encantadora y estimulante, me veo obligado a molestarla con otro mensaje para el Sr. Weinberger, de quien he recibido varias comunicaciones, la última de las cuales llegó a mis manos ayer. Me entero de que la última palabra acerca de mi salud ha sido dicha por el Departamento de Justicia al determinar que “no hay la menor evidencia de deterioro de salud” en mi persona. Sin pretender estar ya padeciendo tuberculosis, sigo insistiendo en que mi salud no es satisfactoria; los síntomas en los que baso mi convicción son en extremo evidentes: tos persistente, la cual, a veces, como sucedió en febrero pasado, me hace escupir sangre; constante dolor interno, del lado izquierdo a la altura del corazón; desde hace varias semanas, y hasta la fecha, dolor constante en los riñones que, supongo, es consecuencia de la diabetes que padezco. ¿Son estos síntomas indicativos de buena salud? Se afirma que no se encontró en el esputo ningún bacilo de la tuberculosis, y espero que sea cierto; no obstante debe haber algún otro bacilo que es el responsable de las flemas, y que llega a hacerme escupir sangre, como antes expliqué. Y este bacilo, cuya naturaleza aún no ha sido identificada, puede conducirme a la tisis. ¿Acaso no es verdad que un simple resfriado, si se descuida, puede provocar la tuberculosis? Pero, independientemente de que se afirme que gozo de cabal salud, en los archivos del Departamento de Justicia debe estar el informe elaborado a fines de 1918 por el médico de la Penitenciaría de la Isla McNeil, en el que se establece que padezco diabetes y reumatismo. Y la diabetes es considerada una enfermedad incurable. ¿Cómo es posible que se afirme que me encuentro en buena salud? Y las cataratas, ¿acaso no son una enfermedad? Agradezco al Sr. Weinberger todo lo que está haciendo por mí.

Y ahora, me refiero, mi querida camarada, a su carta. ¡Qué interesante es! Sí, puedo leer. ¿Le dije que cuento con una lente de aumento poderosa? Con la ayuda de esa lupa, también puedo escribir. El único problema es que no tengo la literatura que más me gusta, usted sabe a cual me refiero. Careciendo de la literatura grata a mi espíritu, y tratando de apaciguar esta ansiedad por Belleza que me domina, me sumerjo en los estudios filosóficos; pero no tiene caso: tan pronto como cierro el libro, vuelve de nuevo esta sed que el tumultuoso océano de la filosofía no puede saciar, esta sed por la palabra palpitante de Vida, esta angustia por el color y la línea y la proporción transmutada en verbo por la maravillosa alquimia de la inteligencia, este anhelo por el vocablo vibrante de entusiasmo, trepidante de cólera, derramando envidia o celos o rencor, o bien brillando divinamente con el fuego del amor… Privado de Vida, ansiosamente trato de encontrarla en la única forma que me es accesible: la palabra. Pero no consigo reconocerla en la mayor parte de los muchísimos volúmenes con que las masas atiborran sus mentes; y, al ver a la gente que se desvive en busca de esa clase de literatura, tiemblo como temblaría al ver a un hombre llevando a sus labios un vaso de veneno… Porque no es Vida lo que ahí se encuentra, sino Muerte, mi querida amiga. Y, así, mi sed sigue sin ser saciada.

¡Qué trágico fue el destino de la querida joven camarada de la que usted me cuenta! Su conclusión acerca de los lamentables hechos es de lo más pertinente: “uno tiene que actuar, uno tiene que trabajar continuamente” porque no sabemos cuando cesaremos… Estas palabras, expresadas con tanta naturalidad, la describen a usted, mi buena Ellen. Usted no tiene miedo a la muerte, sino a no realizar lo que quiere hacer… Y pensar que la joven camarada fallecida debe haber tenido las mismas ideas… ¡Qué tristeza! ¿Quién sabe lo que no habría llegado a hacer? Ella tenía toda una vida por delante, y no pudo disfrutarla. Tenía sueños, y no los pudo realizar. El Ideal ha perdido un buen obrero, y yo lo lamento tanto por el obrero como por el Ideal. Y me lamento también por el rebaño ignorante e indiferente que no se da cuenta de lo que esta pérdida significa para la humanidad.

Advierto con horror que sólo me quedan unos cuantos renglones. Recibí una carta de nuestra queridísima Erma; le contestaré la próxima semana porque tengo varias cartas pendientes de respuesta. Es irritante no poder escribir todas las cartas a las que uno necesita prestar inmediata atención. Tres cartas por semana es lo máximo que nos permiten escribir, y cada una tiene que ser escrita en una sola hoja de papel. ¡Cuánto ansío ser libre para poder escribir tan extensamente como me plazca! Escribir es un placer para mí, y me privan de ese placer. Así pues, me veo obligado a terminar esta carta, mi buena amiga. Lamento las actuales reglas y restricciones y coerciones, pero [tengo] plena esperanza de un futuro de Libertad en el que un hombre podrá comunicar sus pensamientos y sentimientos en la forma que crea mejor. Usted pertenece a ese futuro, y la felicito de todo corazón, mi buena y generosa Ellen.

Con mis mejores deseos y amor para Erma y los demás camaradas y para usted, en gran medida.

Su camarada.

Ricardo Flores Magón


1 “In answer to your letter of April 4th re Magon, I again renew my request for a copy of the chemical analysis of the sputum of Ricardo Flores Magon, though I will also be glad to receive any further supplemental report. I do not understand why there should be a mystery or a refusal of this simple information as to the chemical analysis.” Trad. “En respuesta a su carta del 14 de abril respecto a Magón,  renuevo una vez más mi solicitud de una copia del análisis del esputo de Ricardo Flores Magón, a la vez que me gustaría recibir cualquier reporte suplementario. No entiendo por qué deba ser un misterio o se rehuse una información tan simple como lo es un análisis químico.” (H. Weinberger a James A. Finch, Pardon Attorney, Dept. of Justice, 6 de abril de 1922; HWP, caja 22).
“I send you herewith a copy of my letter of demand, their reply, and my "rebuttal" to Magon. I have also written to the two laboratories in Topeka, Kansas, asking for the analysis and a hope that I will get it soon. I think a begging or a letter campaign as you suggest you have already started is a very fine way of waking them up in Washington. I had hopes that by this time I would have letters and resolutions from Mexico asking for his release. The Mexican seem to be a “mañana” race, meaning “tomorrow”, and the wheels do go so slowly. I think we might wait just a little longer before we attempt to get a doctor to go in and see Mr. Magon, not only because of the expense but because it may be unnecessary. I am also writing this day to the Mexican Charge d’Affaires and asking him what he is doing about Magon.” Trad. “Le envío con ésta copia de mi carta de demanda, la respuesta de ellos y mi “refutación” en referencia a Magón. También he escrito a los dos laboratorios en Topeka, Kansas, pidiendo los resultados de los análisis y espero que podré tenerlos pronto. Creo que el comienzo de un campaña de ruegos o misivas como la que usted  insinúa haber emprendido es una muy buena medida para despertarlos en Washington. Tengo esperanzas de que para ese momento podré contar con cartas y resoluciones provenientes de México solicitando su libertad. Los mexicanos parecen ser una raza de “mañana”,  por lo que las ruedas corren lentamente. Creo que debemos esperar un poco más antes de intentar que un doctor vaya a ver al señor Magón, no sólo por los gastos sino porque podría ser innecesario. También estoy escribiéndole hoy al Encargado de Negocios de la Embajada de México, preguntándole qué está haciendo sobre Magón.” (H. Weinberger a Alice Stone Blackwell, 7 de abril de 1922; HWP, caja 22).
“Further replaying to your letters of March 24, and April 3, 1922, I have to state that in a supplemental report made by the acting physician of the United States Penitentiary, Leavenworth, Kansas, regarding the physical condition of Ricardo Flores Magon, it is stated as fallows: ‘I invite your attention to the previous report of March 20, 1922, at which time microscopical examination for Tubercule Bacillus was made on his sputum also an urinanalysis test both of which proved Negative. Todays physical examination verifies that previous report, and as there is no material change, the report is a true statement of his condition at the present time, and there is no evidence whatsoever of failing health.’ In view of this report no further action looking toward executive clemency in behalf of Magon is contemplated at this time.” Trad. “Como ampliación a mi respuesta a sus cartas del 24 de marzo y del 3 de abril de 1922, le informo que, en un reporte suplementario hecho por el médico suplente de la penitenciaría de los Estados Unidos de Leavenworth, Kansas, respecto a la condición física de Ricardo Flores Magón, se consigna los siguiente: ‘Llamo su atención al reporte previo del 20 de marzo de 1922, cuando se hizo un estudio microscópico del esputo en busca del bacilo de la tuberculosis y análisis de orina los cuales resultaron negativos. El examen físico del día de hoy confirma ese reporte previo, y como no hay cambio material, el reporte constituye una declaración verídica de su condición presente, sin que haya ninguna evidencia de declinación de su salud’ En vista de ese reporte, en este momento no se contempla ninguna acción futura respecto a clemencia ejecutiva a favor de Magón.”  (James A. Finch, Pardon Attorney, Dept. of Justice, a H. Weinberger, 11 de abril de 1922; HWP, caja 22).
“In answer to your letter of April 11th. May I not state that it should be apparent to you that if "there is no evidence whatsoever of failing health”, that the doctor would not of his own volition have had a microscopical examination for Tubercle Bacillus and Urinalysis made, so that, as a matter of fact there must be something, and I state that there is, the matter with  Magon´s health, in addition to the fact that he is surely going blind on both eyes. The fact is that the coming blindness is one which your Department has never denied, and I see no reason why this negative statement now leads you to state "No further action looking towards executive clemency in behalf of Magon is contemplated at this time." If Mr. Magon were not unknown and almost friendless, if the were a man of material wealth instead of mental wealth, and if he were a man of social position instead of being interested in social questions, there can be no doubt in my mind that his for the coming blindness would not be brushed aside with the statement no further action looking towards executive clemency in behalf of Magon is contemplated at this time". I am sending a copy of this letter to the Attorney General, asking for this personal decision.” Trad.  “En respuesta a su carta del 11 de abril, quizá no sea necesario señalarle, dado que debe ser claro para usted, que sin ‘evidencia alguna de salud declinante’ el doctor no habría ordenado por voluntad propia que se hiciera tanto un examen microscópico en busca del bacilo de la tuberculosis como uno de orina, por lo que es un hecho que debe haber algo, como creo, respecto a la salud del señor Magón, aparte del hecho de que está quedando ciego de ambos ojos. El hecho es que la creciente ceguera es algo que su Departamento nunca ha negado, y no veo razón alguna para que esta declaración negativa le permita señalar que ‘por el momento no se contempla ninguna acción futura respecto a la solicitud de clemencia ejecutiva a favor de Magón’. Si Mágón no fuera alguien desconocido y casi carente de amistades, si fuera un hombre de riqueza material en lugar de riqueza mental, y si fuera un hombre de posición social en lugar de ser alguien interesado en la cuestión social, no me quedaría duda que su inminente ceguera no sería dejada a un lado con una declaración como la de ‘que por el momento no se contempla ninguna acción futura respecto a la solicitud de clemencia ejecutiva a favor de Magón’. Estoy enviando una copia de esta carta al Procurador General, solicitando su decisión personal.” (H. Weinberger a James A. Finch, Pardon Attorney, Dept. of Justice, 13 de abril de 1922; HWP, caja 22).


Fuente: IIIS

Leavenworth, Kansas, April 25th, 1922

[Erma Barsky
New York, NY]

My dear Comrade:

Your dear letter of the 14th of this month brought me $5.00. The sweets did not shop up, but then your letter is so sweet… I thank you my dear friend.

I see that you are reading a description of prison life written by a master mind, and that the dismal picture makes your noble heart ache. Yes, prison life is far from desirable, nay, it is unendurable, I have read many  descriptions of prison life, several of them approaching the truth, but I have not read the one you refer to. The mere reading, however, of what prison life is, does not convey to the mind its real horror,—actual experience being necessary to appreciate in its fullness the misery of this kind of existence, which I reluctantly call life, for in fact it is neither life nor death.

Please do not feel so apprehensive as to fall to write me what is in your mind at the time of writing a letter. Do not be alarmed—my soul can contain all the sorrows of the world. Write according to your mood, and it will give you much relief, where as if you conceal your sorrows, if only for not to embitter me you repress your emotions, sooner or later you will develop a nervous disease. I know, of course, what is the cause of your sorrows -you do not find social relations among humans be as they should.. I know it—the very chains I drag along tell me that you are right. But we most not let ourselves be overwhelmed by grief—we must think. With all our sorrows, with all our torments and tortures, we humans of the present day are nearer to Life than our unfortunate forefathers were, yet full of faith in the future of the race, they took the hemlock to their lips and burning with a pure love to humanity, they shouldered the cross; and believing that Truth is the only road of redemption, they dared the rack and the fire, and the firing squad… I f the had only lived so nearly to Life as we do now when everything portends the approaching of a New Era! She is about to knock at our doors, for the present one is dead, do you not perceive the stench of her corpse? Do you fail to see how diligently intelligent men and women are digging a grave for the decaying carcass? I hear the panting of those diggers hurrying their task of purification, and I hear, too the footsteps of the coming New Era with the sweet anxiety with which the lover listens in the darkness the footsteps of the beloved coming to the first tryst… That my ear deceives me? Perhaps, but, then, do the chains of mine have no significance at all? I f one can profit by the teachings of historical phenomena, one is forced to admit that chains and fetters and dungeons when applied by the wholesale to the stifling of thought have been and are the announcers of a new road being in sight for humanity to continue its painful travel toward Life. Those interested in making a halt so as to protract the gratifications they derive from the creeping of the race on the old path, get busy forging the irons with which to pinion the wings of those who can fly, though without avail—social phenomena, as the natural ones, take place irrespective of individual whims… That my conclusions be so, but how can one account for the restlessness below, and this apprehensiveness above of the social strata? Be of good cheer, my dear comrade. May the Springtime bring to your heart its rejuvenating influence. How beautiful the country must be now. This is the season I must love perhaps because it means youth, and though old, my heart is young still. The fact is that must people love Spring, even our brothers the animals do, Oh, my pride of being a human animal, has made me to write the latter phrase, when to be just it should rather say: animals love Spring, and even most of their human brothers do. Animals appreciate Nature better than we do, for they live according to it, while we try our utmost to violate and desecrate it -have we not gone to the extreme of cramming ponderous books with rules intended to regulate Life? This sin of ours, no doubt, accounts for our being so unfortunate. We succeed in jailing Life into the grim pages of our codes, but how dearly we pay for such a wrong! And the worst is, that whenever we feel tired of so much suffering, the best our poor minds can devise to alleviate our ills or to suppress them, is to supplant the old rules with the new ones, but rules, always, rules, and Life remains chained, and our sufferings have no end. This rule mania—I beg pardon for the barbarism—is a positive, pestilential disease affecting even the revolutionist. Are not only too conspicuous to be left unnoticed certain dreamers of a future in which Life would be a captive as it is now? They cannot think of Life without rules, rules, rules, and if they succeed they will make our lives as miserable as they are now. Life must be free.

I have to close my letter. Please tell Mr. Weinberger that I received a copy of the last letter the Superintendent of Prisons sent him regarding my physical condition. I affirm, however, what I have stated in previous letters. If you have the opportunity of seeing our Ellen, please give her my love, and so to the rest of our good comrades, and of course, you accept it as well from your old friend and comrade.

Ricardo Flores Magón

Penitenciaría Federal de los Estados Unidos. Leavenworth, Kansas.

Abril 25 de 1922
Señorita Erma Barsky
Nueva York, N. Y.

Mi querida camarada:

Con tu querida carta del 14 de este mes recibí  $5.00. Los dulces no llegaron ¡pero tu carta es tan dulce…! Te agradezco mucho tu atención, mi querida amiga.

Veo que estás leyendo una descripción de la vida de la prisión, escrita por una mano maestra, y que su triste pintura hace mal a tu noble corazón. Si, la vida de la prisión está muy lejos de ser deseable; más aún, es insoportable. He leído muchas descripciones de la vida de la prisión, algunas de la cuales se aproximan a la verdad; pero no he leído la que tú refieres. Sin embargo, la simple lectura de lo que es la vida de la prisión no transmite al cerebro su verdadero horror. La experiencia personal es necesaria para apreciar, en toda su plenitud, la miseria de esta clase de existencia, que con repugnancia llamo vida, porque, de hecho, ni es vida ni es muerte.

Te ruego no te sientas tan aprhensiva al grado de dejar de escribirme lo que tienes en la mente cuando me escribas. No te alarmes; mi corazón puede contener todas las amarguras del mundo. Escribe según tu manera de sentir, y eso te proporcionará alivio, porque si ocultas tus penas y solamente por no darme más amarguras reprimes tus emociones tarde o temprano se te desarrollará una enfermedad nerviosa. Comprendo, naturalmente, cuál es la causa de tus tristezas; no encuentras las relaciones sociales entre los humanos tal como debieran ser… lo comprendo; la mismas cadenas que arrastro me dicen que tienes razón. Pero no permitamos que nos agobie el dolor; debemos pensar. Con todas nuestras penas, con todos nuestros tormentos, nosotros, los humanos de la época actual, estamos más cerca de la Vida de lo que nuestros infortunados antepasados lo estaban; con todo, llenos de fe en el futuro de la humanidad, llevaron la cicuta a sus labios, y ardiendo con un amor puro hacia ella, se echaron la cruz a la espalda, y creyendo que la Verdad es el único camino de la redención, desafiaron la rueda del tormento y el fuego y a los verdugos… ¡Si solamente hubiesen estado tan cerca de la Vida como lo estamos nosotros, ahora que todo pronostica la aproximación de la Nueva Era…! Ella está a punto de llamar a nuestras puertas, porque la presente está muerta. ¿No percibes el hedor de su cadáver? ¿No observas cuán diligentemente hombres y mujeres inteligentes están cavando una tumba para sus restos descompuestos? Oigo la respiración agitada de los cavadores que apresuran su tarea de purificación, y oigo, también, los pasos de la Nueva Era, que se aproxima con la dulce ansiedad, con la cual el amante escucha en la obscuridad los pasos de la amada que acude a la primera cita… ¿Qué el oído me engaña? Tal vez; pero ¿entonces estas cadenas mías no tienen ninguna significación? Si se pueden aprovechar las enseñanzas de los fenómenos históricos, estamos obligados a admitir que las cadenas, grillos y calabozos, cuando se aplican en grande escala para ahogar el pensamiento, han sido y son los anunciadores de que una nueva vía se presenta a la vista de la humanidad para continuar su penoso viaje hacia la Vida. Los interesados en detenerse, como para prolongar las ventajas que obtienen de mantener a la humanidad en su antigua senda, se apresuran a forjar cadenas para atar, con ella, las alas de los que quieren volar, aunque sin resultado; los fenómenos sociales, como los naturales se verifican sin tomar en cuenta los caprichos individuales… ¿Qué mis conclusiones son algo arbitrarias? Puede ser así. Pero ¿cómo puede uno explicar esa inquietud abajo y ese temor arriba de las capas sociales? Ten ánimo, mi querida camarada. ¡Tal vez la primavera traiga a tu corazón su rejuvenecedora influencia!

¡Qué hermoso debe estar el campo ahora! Esta es la estación que más amo, quizá porque ella significa juventud y aunque viejo, mi corazón es joven todavía. El hecho es que la mayor parte de la gente ama la primavera; hasta nuestros hermanos los animales la aman.

¡Oh, mi orgullo de ser un animal humano me ha hecho escribir la última frase, cuando, para ser justo, mejor debería de haber dicho: “Los animales aman la primavera y aun la mayor parte de sus hermanos los humanos también.”

Los animales aprecian la Naturaleza mejor que nosotros, porque ellos viven de acuerdo con ella mientras que nosotros tratamos de hacer todo lo posible por violentarla y profanarla. ¿No hemos llegado al extremo de llenar voluminosos libros con reglas que intentan regir la Vida? Este pecado nuestro, sin duda alguna, explica por qué somos tan desgraciados. Conseguimos encarcelar la Vida en las páginas horribles de nuestros códigos; pero ¡cuán caro pagamos semejante error!, y lo peor es que, cuando nos sentimos cansados de tanto sufrimiento, lo mejor que nuestras pobres inteligencias pueden encontrar, para aliviar nuestros males o suprimirlos, es suplantar las antiguas reglas con otras nuevas; pero reglas, siempre reglas, y la Vida permanece encadenada, y nuestros sufrimientos no tienen fin. Esta manía de las reglas (pido perdón por el barbarismo) es positivamente una enfermedad perniciosa que afecta hasta a los mismos revolucionarios. ¿No son demasiado conspicuas para pasar inadvertidos a ciertos soñadores de un futuro, en el cual la Vida sería una cautiva como lo es ahora? Ellos no pueden concebir la Vida sin reglas, reglas, reglas; y si tienen esto; harían nuestras vidas tan miserables como ahora. La  Vida debe ser libre.

Tengo que cerrar mi carta. Sírvete decir al señor Weinberger que recibí una copia de la última carta que el Superintendente de Prisiones le envió, relativa a mis condiciones físicas1. Afirmo, sin embargo, lo que he dicho en cartas anteriores. Si tienes oportunidad de ver a nuestra Elena, sírvete darle mí cariño y lo mismo al resto de mis buenos camaradas, y tú acéptalo igualmente de tu amigo y viejo camarada.

Ricardo Flores Magón


1 “In response to your letter requesting a report on the physical condition of Ricardo Flores Magon, an inmate of the  U. S. Penitentiary, Leavenworth, Kansas, you are informed that a thorough physical examination shows that the man is in good health. A microscopical examination for Tubercle Bacillus was made, also an urinalysis test, both of which proved negative. There is no sign of mental disorder, he is standing confinement well, and there is no probability of deleterious effects resulting from confinement during the remainder of his term. I trust this will furnish you the desired information.” Trad. “En respuesta a su carta solicitando un reporte de la condición física de Ricardo Flores Magón, un interno de la Penitenciaria de los E. U. A. en Leavenworth, Kansas, se le informa que un minucioso examen físico muestra que el hombre goza de buena salud. Le fue practicado un examen microscópico en busca del Bacilo Tuberculoso, así como un análisis de orina; ambos resultaron negativos. No hay signos de desorden mental, soporta bien el confinamiento, y no hay posibilidad de efectos nocivos resultantes de su confinamiento durante el resto de su condena. Confío en  que esto le proporcione la información que desead.” (Heber H. Votaw, Superintendent of Prisons, a H. Weinberger, 15 de abril de 1922; HWP, caja 23).


Fuente: PPR

[Fragmento]
April 26, 1922

[Nicolás T. Bernal:?]

My ailments do not yield, and I feel continually weaker, physically supposedly, since as far as my will is concerned, that is the same as ever. I animate myself in order to see if my poor flesh re-acts and can resist victoriously the fearful tuberculosis which is threatening me, and ward off for some time the total loss of my sight. My only hope of being able to recover my health is liberty, change of climate and mode of living; but this hope is so feeble….

There is not the slightest indication of a speedy liberation. Nevertheless, I do not complain, since I am only one responsible for the miserable condition in which I find myself. The slave is not to blame for my being loaded with chains, since never did he charge me with the task of liberating him from his yoke. I myself imposed this task upon myself, I myself, elected myself his defender. The fault is mine, not his. But I do not repent of my misdoing, because my conscience tells me that I did well, that I fulfilled my duty as a man, and the voice of my conscience satisfies me, its sanction comforts me. If my presence here were due to having attempted to rise over weak men but no, that which I attempted in reality was to raise the weak upon my shoulders in order to make him see that to which he could not attain perception; the beauty of a new life for the human race, based on justice and love. My intention was generous, but my shoulders were weak and I fell… fell among the laughter and spitting of the strong, alas, and that of the weak also. But I do not repent of having acted as I did act; I do not lament the loss of wealth and power, with which I was tempted during my stormy existence; the only which I deplore is not have had more solid shoulders in order to have raised the weak towards that Promised Land which the eyes of my mind saw and in which there are neither weak nor strong, but only brothers, and friends. This is my affliction; but I am confident that shoulders more robust than mine will bring the generous enterprise to a head. After all, I am already old, almost blind, and it is new blood which the Ideal needs. My life is now but a miserable light about to be extinguished, when only those who are needed should light the pathway which leads to human happiness. After all, that is the place suited to me: the shadow of my cell, this antechamber of the eternal shades which impatiently await my arrival. One great consolation I have, and that is that the Promised Land is now at a very short distance from the people, and if there were union, and if there were concord among those who suffer, it would be reached in the twinkling of an eye. Why not achieve this Union? Why not bring about concord among the slaves? Is it not the ideal of those who suffer to end their torments? It is not the common ideal, why split hairs? Why should angry fists be raised, when common interest councils shaking hands? This dispute among brothers saddens me because it retards the dolorous march of human kind towards happiness.
[….]

Ricardo Flores Magón

 

[Fragmento]
Leavenworth, Kansas, a 26 de abril de 1922

[Nicolás T. Bernal:]

Mis padecimientos no mejoran y me siento constantemente débil, por lo menos en lo físico, puesto que por lo que toca a mi fuerza de voluntad, es la misma de siempre. Me doy ánimos a mí mismo intentando que mi pobre carne reaccione para que pueda resistir victoriosamente a la temible tuberculosis que me amenaza, y retrasar por algún tiempo la pérdida total de mi vista. Mi única esperanza de recuperar mi salud está en la libertad, en un cambio de clima y de forma de vida; pero tal esperanza es tan remota… No hay el menor signo de una pronta liberación. Pese a ello, no me quejo, pues soy el único responsable de la miserable condición en la que me encuentro. El esclavo no merece reproches por estar yo cargado de cadenas, pues él nunca me encomendó la misión de liberarlo de su yugo. Yo me impuse a mí mismo tal empresa; yo me elegí a mí mismo como su defensor. La culpa es mía, no suya. No me arrepiento, sin embargo, de mis errores, porque mi consciencia me dice que hice bien, que cumplí con mi deber de hombre, y la voz de mi consciencia me deja satisfecho, me conforta su juicio. Si mi presencia en este lugar se hubiese debido a un intento por erigirme encima de los más débiles; pero no es así, lo que en realidad intenté fue levantar al débil sobre mis hombros para que pudiera ver aquello que era incapaz de percibir: la belleza de una vida nueva para el género humano, basada en la justicia y en el amor. Mi intención fue tan generosa, como mis hombros débiles, y yo caí… caí en medio de las risas y los escupitajos de los poderosos y—¡Ay!—también de los débiles. Pero, a pesar de todo, no me arrepiento de haber actuado como lo hice; no lamento la pérdida de riqueza y poder, con los cuales fui tentado durante mi tormentosa existencia; lo único que lamento es no haber tenido hombros más sólidos para poder elevar al débil en dirección a la Tierra Prometida que yo he visto con los ojos de mi inteligencia, y en la cual no hay  débiles ni fuertes, sino únicamente hermanos y amigos. Esa es mi aflicción, pero confío en que hombros más fuertes que los míos llevarán a feliz término la empresa. Después de todo, yo ya estoy viejo, casi ciego, y lo que este Ideal requiere es de sangre nueva. Mi vida ya no es más que una luz mortecina a punto de extinguirse; mientras que sólo son necesarios aquellos que sean capaces de iluminar el sendero que conduce a la felicidad humana. De todos modos, este es el lugar que me corresponde: las tinieblas de mi celda, esta antesala de las sombras eternas que aguardan con impaciencia mi llegada. Me queda un gran consuelo: la Tierra Prometida esta ahora a muy corta distancia del pueblo y, si hubiera unión, si hubiera concordia entre aquellos que sufren, se podría alcanzar en un abrir y cerrar de ojos. ¿Por qué no lograr esa Unión? ¿Por qué no hacer nacer la concordia entre los esclavos? ¿No es acaso el fin de sus tormentos la aspiración de los que sufren? Y, si ese es el ideal común, ¿para qué andarse por las ramas? ¿Qué objeto tiene levantar los puños cuando el bien común llama a darse las manos? Esta lucha entre hermanos me entristece porque retrasa la escabrosa marcha de la humanidad hacia la felicidad,
[…]

Ricardo Flores Magón


Fuente: HWP

Penitenciaría Federal de los Estados Unidos. Leavenworth, Kansas.

Mayo 2 de 1922
Señorita Irene Benton
Granada, Minn.

Mi querida camarada:

Tu carta, tan perfectamente calculada para difundir algún calor en mi corazón adolorido, tuvo éxito en su generosa misión, y especialmente la última parte de ella, en donde dices lo que tu querida madre piensa acerca de mí, tocó las más delicadas fibras de mi corazón. Me conmovió casi al punto de derramar lágrimas, porque pensé en mi propia madre, muerta hace tanto tiempo. ¡Hace 21 años! Estaba yo en la prisión en ese tiempo, castigado por haber denunciado la tiranía sangrienta, de Porfirio Díaz, y, por lo tanto, no pude estar al lado de su lecho, no pude darle mi último beso, ni pude oír sus últimas palabras. Esto pasó en la ciudad de México el 14 de junio de 1900, un poco menos de tres años antes de mi venida a este país, como un refugiado político, en busca de libertad.

Muchas gracias a ti y a tu querida madre por sus simpatías hacia mí, expresadas en tu hermosa carta.

Tu información de la obra realizada ya en los campos de la que está en preparación, es de lo más interesante, pues no puedes imaginarte cuánto amo el campo, las selvas, las montañas. “Los hombres—dices—han estado ocupados en los campos preparando el terreno para recibir la semilla.” ¡Que mundo de emociones y pensamientos fomentan esas pocas palabras en mi ser, porque yo también he sido sembrador, aunque sembrador de ideales… y he sentido lo que el sembrador de semillas siente, y la semejanza de emociones me impulsa a llamarle mi hermano y colaborador. Él deposita sus semillas en las generosas entrañas de la tierra, y yo deposito las mías en los cerebros de mis semejantes, y ambos esperamos, esperamos, esperamos… y las agonías que él sufre en su espera, son mis agonías. La  más pequeña muestra de mala suerte oprime nuestro corazón, y conteniendo su aliento espera que la roturación de la costra de la tierra le anuncie que la semilla ha brotado, y yo, con mi corazón comprimido, espero la palabra, la acción, el gesto que indique la germinación de la semilla en un cerebro fértil… La única diferencia entre el sembrador de semillas y el sembrador de ideales reside en el tiempo y la manera de trabajar, pues mientras que el primero tiene la noche para solaz y descanso de su cuerpo, y, además, espera hasta que la estación sea favorable para su siembra, y solamente planta en donde el suelo es generoso el último no tiene noches ni estaciones del año: todas las tierras merecen sus atenciones y trabajos. Siembra en la primavera así como en el invierno, en el día y en la noche, en la noche y en el día; en todos los climas, bajo todos los cielos y cualquiera que pueda ser la calidad del cerebro, sin tener en cuenta el tiempo… Aunque el rayo truene en las alturas, en donde residen los árbitros de los destinos humanos.1

El sembrador de ideales no detienen su obra: camina hacia un futuro que mira con los ojos de su mente, sembrando, sembrando, sembrando. Puños muy apretados pueden agitarse amenazadoramente, y toda la atmósfera que lo vuelve puede temblar y llegar a arder con el odio difundido por aquellos cuyo interés es dejar sin cultivo el cerebro de las masas… El sembrador de ideales no retrocede: el sembrador de ideales continúa sembrando, sembrando, sembrando… Lejos y cerca, aquí y allá, bajo cielos lívidos iluminados por un sol amarillo que, proyectando sus lúgubres siluetas contra ceñudos horizontes que presagian cadalsos, extiende sus siniestros brazos como antenas de monstruosas criaturas engendradoras por la fiebre o producidas por la locura, mientras enormes puertas negras de fierro anhelan por su carne y su alma… El sembrador no retrocede, el sembrador continúa sembrando, sembrando, sembrando… Y ésta ha sido su tarea desde tiempo inmemorial, y éste ha sido su destino aun desde antes de que la humanidad surgiera dignificada y erecta, de la selva, en donde transcurrió su infancia a gastas con los demás cuadrúpedos, la fauna; porque el sembrador de ideales ha tenido siempre una misión de combate; pero sereno y majestuosamente, con un amplio movimiento de su brazo, tan amplio que parece trazar en el aire hostil la órbita de un sol, él siembra, siembra, siembra la semilla que hace avanzar a la humanidad, aunque con grandes tropiezos, hacia ese futuro que él ve con los ojos de su mente…

¡Tu carta es tan tierna…! ¡oh, mi querida camarada!; eres tan amable como tu querida madre. Sí, tu simpatía me calma, me hace mucho bien; gracias un millón de veces. Los recortes son muy interesantes y las pinturas muy simpáticas. Ahora me despido.

Di a Rivera tu recado; está muy agradecido. Tuyo fraternalmente.

Ricardo Flores Magón


1 En Epistolario revolucionario e íntimo, t. III, p. 31, aparece la siguiente nota de los editores: “Por un error del traductor apareció esta frase en ‘Sembrando Ideas’, tomo IV de la Serie en singular. Consultando el original, la encontramos en plural, y no en singular, refiriéndose Ricardo, por medio de una figura retórica, a los hombres que están en el Poder como árbitros de los destinos humanos.” Librado Rivera había escrito a Nicolás T. Bernal el 7 de enero de 1924: “Leí la carta de Ricardo a nuestra buena amiga Irene Benton, publicada en Sembrando Ideas, y noto un error colosal que no sé a quien atribuirlo, si al traductor o al afán de nuestra amiga de aprovechar esa oportunidad para su propaganda religiosa, porque ella sí lo es, a juzgar por las cartas que me ha escrito. Al hablar del Sembrador de ideas, el sembrador siembra a todas horas, en todas las estaciones; ‘sin tener en cuenta el tiempo… Aunque el rayo truene en las alturas, en donde reside el árbitro de los destinos humanos.’ Te subrayo la frase para que veas el disparate. Me atrevo a llamarle así porque Ricardo nunca creyó en un ‘árbitro de los destinos humanos,’ durante los muchos años que lo traté tan íntimamente. Ricardo era un Ateo completo, un filósofo positivista. Jamás se le ha de haber ocurrido escribir a ninguno de sus numerosos amigos o amigas ideas semejantes de elevar sus bellas inspiraciones en un ‘árbitro’ de los destinos del hombre. En ninguno de sus muchos escritos he visto cosa semejante. Te llamo la atención, porque si hay otras cartas por el estilo de esa, se mejor que ni las publiques, porque ante nuestros compañeros anarquistas, cosas de esas desprestigian lejos de recomendar su nombre y su obra… Esa carta sin el ‘árbitro’ es una bella obra literaria, una hermosa obra de arte y de propaganda libertaria al mismo tiempo; pero el árbitro regulador de todas las cosas opaca su brillo.” (AJCV). No existe el original de esta carta.


Fuente: EIR

Penitenciaría Federal de los Estados Unidos. Leavenworth, Kansas.

Mayo 9 de 1922
Señorita Alicia Stone Blackwell
Boston, Mass.

Mi querida camarada:

Por tu tarjeta postal he quedado enterado que fue espléndida la Conferencia Panamericana de Mujeres que se verificó en Baltimore, y que hablaste acerca de mí con las delegadas mexicanas… Tal vez esta conferencia haga que se llegue a un mejor entendimiento entre los diferentes pueblos de nuestro Continente, entendimiento que tanto se necesita. En verdad, este entendimiento se necesita urgentemente en todo el mundo. Ninguna persona sensible puede dejar de pensar que la cooperación entre los diferentes pueblos y razas del mundo debe substituir a la competencia, que hasta ahora solo ha producido enemistades, ruinas y dolores. Soy internacionalista; amo a todas las naciones y las razas, y sueño con un futuro de paz y buena voluntad entre los hombres. ¡Qué orgullosa de sus hijos estará entonces nuestra Tierra! Amo tanto a nuestra madre común, que me siento ofendido cuando alguno de mis hermanos le hace mal. Comprendo y me imagino su humillación al tener que llevar, bajo la mirada de sus hermanas, a los  más privilegiados de sus hijos efectuando un duelo a muerte. Las mujeres podrían hacer mucho en la tarea de obtener un mejor entendimiento entre los pueblos del mundo. La Mujer es adorable; su influencia sobre el Hombre está fuera de toda duda, y también están fuera de toda duda sus características: gentileza, dulzura, compasión, estas tres fuerzas formidables que pueden poner a la humanidad en el verdadero camino del progreso, de un progreso verdaderamente humano. Estas adorables características pueden, sin embargo, hacer muy poco en la actualidad. Cierto, se ve aquí y allí la suave y amorosa mano de la mujer, siempre lista a aliviar las penas amargas de la humanidad; pero las penas son tan grandes y extensas, y sus raíces venenosas han extendido durante tanto tiempo sus fibras a través de la torturada carne de la especie, que mientras los amorosos dedos están aliviando activamente una herida vieja nuevas brotan en dondequiera, haciendo la tarea, aunque altamente recomendable, sin embargo, insuficiente para acabar con los dolores con los cuales una humanidad atormentada ha gemido por edades… Puedo ver clara y distintamente en dónde están las raíces del mal; las veo envenenando la vitalidad de nuestros hermanos, y puedo atribuir todos sus dolores y caídas. todos sus defectos y errores a estas raíces negras, que ellos, en su inocencia, han permitido que existan creyéndolas inofensivas, ¡ay! y aun útiles y necesarias… ¿Estoy equivocado? Tal vez, pero esta es mi creencia honrada; mientras existe la injusticia social las grandes fuerzas femeninas, a saber: gentileza, dulzura y compasión, serán impotentes para aliviar las heridas de la humanidad. Soy optimista, y creo que un día le mujer determinadamente tratará de extirpar las raíces maléficas de donde brotan todos los males sociales, y entonces, en el nuevo ambiente, así purificado por sus acciones generosas, sus adorables características serán la maravillosa fuerza dinámica que obligará al Hombre a estrechar la mano del Hombre… ¿Es esto un sueño? Tal vez, pero estos sueños no son ociosas concepciones del cerebro, esté uno despierto o dormido: son los símbolos de los deseos y los anhelos que viven una vida robusta en las recámaras claras del conocimiento, o acechan o dormitan en la penumbra de lo inconsciente, y los sueños de la fraternidad universal basada en la justicia social son ahora más frecuentes que nunca, lo que indica que los deseos que simbolizan son generalmente más apreciados. Perdóname por haberte hecho perder tu valioso tiempo.

Ricardo Flores Magón


Fuente: EIR

US Penitentiary, Leavenworth, Kansas

 May 11th, 1922
Gus Teltsch and Thos Brothers,
Lakebay, Wash.

My Dear Comrades:

I received your dear letters of 12th and 13th of last April. With yours, my good Gus, $2 came to me. Thanks for your mindfulness. I know what $2 means to the worker, and this knowledge makes my duly appreciate your generosity.

The weather is getting warmer, and I have great hopes of having some relief during the next few months, when it is warmer still. Cold weather kills me. I am from Southern Mexico where winter is unknown in the valleys and lowlands.

The day is so beautiful that I cannot help regretting my chains- they do not let me go into the light and glory.

Life throbs outside my cell. The sparrows, drunk with light as though  with a generous wine, come tumultuously and nosily to the bars of my window to tell me of the revel which is going outside. And I believe those drunken creatures. I believe those boisterous messengers of the mighty feast, for the day is no longer a winter day when life slumbers, and even the sun reluctantly sends (and this only occasionally) some slanting tepid rays to these drowsy, northerly regions. A great feast is going on outside. I can feel it even in my old arteries through which my thin blood joyously races. And I sigh, for I wish to bathe myself in the glory of this day, all good and blue, and to fly to that particular nook on earth wherein innocent tender hearts sigh for me.

The rumbling of a speedily moving train comes from the distance. Whither does it go? Westward perhaps! -and this supposition sets my heart a flutter-, for it is where the sun sets that my beloved ones dwell. If I could only board that train! If I only could! But these bars, cruel and cold, grimly stand between me and free physical life.

To my mind comes the “sesame” which may throw them open, and I shudder as though on the brink of a precipice, as though on the brow of an abyss yawning at my feet -the “Sesame” is moral degradation. But I dream of a future when a man may be free to voice his mind. Is not mind man’s most precious treasure? Why, then, should there exist any restriction to exercise of its expression! In the twilight of my brain, aggravated even more by the darkness of my sorrow, I grope for and answer, an I fail to find it.

As a wave of life smilingly drifting toward the very shores of Hades, a flock of sparrows clamorously reaches the bars of my window, sending to my heart freshness and comfort, but the wave recedes, recedes, recedes,  and I find myself alone again in the shadow of my cell engulfed by my sorrow, sighing for a day when humanity, fairer and wiser, shall encourage rather than  stifle liberty, shall bid rather than forbid free thought.

Rising from all corners of my mind?, like dust ruffled by a gust of wind, a host of deeds and men sweeps across my field of consciousness. I see the writhing of those who drank the hemlock. I hear the panting of those breathing their last nailed to the cross.  I see the agony of those burning at the stake. I hear the clamor of the soul all through the night of history for the right of free speech. I behold how, in the midst of the dark long night, this formidable clamor becomes so overwhelming that suddenly thrones totter, crowns  and scepters tumble in the dust. Earth is ablaze with the fire of a new faith, and the Rights of Man are proclaimed the cornerstone of a new system of social intercourse and political relations. My heart exults. Freedom has been born!

(…)Keys jingle. Iron doors clang! In a cell someone curses. Decaying lungs cough, cough, cough. I feel upon my old shoulders the cold, leaden hands of reality, and find myself again in the shadow of my cell, and like others, coughing, coughing, coughing.

But the life still smiles outside. A strong desire to see the world for the last time, while I can still for the last time, while I can still discern the shape of a flower, while I can still distinguish a smile in every ripple and detect the quivering of the leaves as the breezes playfully pass by, creeps into my being, and hurls my blood through my arteries until my heart thumps and my temples beat. But soon my enthusiasm is chilled as the required “Sesame” flashes with a sulfurous glow through my mind-it is a world which my lips cannot utter! And I yearn for a future when thought shall be welcome, when opinion shall be challenged only by opinion, when mind unfettered shall have redeemed the race.

Hoping to hear from you again, and that you will remember me to all our friends and comrades. I close this letter with best wishes and a strong embrace.

Ricardo Flores Magón

 

Penitenciaría de los Estados Unidos, Leavenworth, Kansas

11 de mayo de 1922
Gus Teltsch y Thos Brothers,
Lakebay, Washington.

Estimados camaradas: Recibí sus apreciables cartas del 12 y 13 de abril pasado. Con la tuya, mi buen Gus, me llegaron $2 [dólares]. Gracias por tu atención. Yo sé lo que significan $2 para un obrero y ese conocimiento me hace apreciar debidamente tu generosidad.

El clima está más cálido, y abrigo grandes esperanzas de sentir un alivio durante los próximos meses, cuando tendremos todavía más calor. El frío me mata. Yo soy del sur de México, y ahí, en los valles y las tierras bajas, no se conoce el invierno.

El día es tan hermoso que no puedo menos que lamentar mis cadenas [que] me impiden disfrutar de la luz y de la magnificencia.

La vida palpita fuera de mi celda. Los gorriones, embriagados de luz, como si la luz fuera un vino generoso, llegan hasta las rejas de mi ventana en ruidosas bandadas para contarme de la fiesta que se celebra afuera. Y yo les creo a esas criaturas embriagadas. Yo les creo a esos bulliciosos mensajeros de la fastuosa celebración, porque el día ya no es un día de invierno, cuando la vida se adormece y hasta el sol se resiste a enviar—y eso sólo a veces—unos cuantos rayos débiles y oblicuos a estas somnolientas regiones del norte. Una gran fiesta se celebra allá afuera. La puedo sentir hasta en mis viejas arterias por donde corre alegremente mi sangre debilitada. Y yo todo lo veo en oros y azules, porque deseo zambullirme en la gloria de este día y volar hasta ese muy especial rincón de la Tierra en donde suspiran por mí corazones tierno e inocentes.

Llega hasta mí desde lontananza el rumor de un tren corriendo. ¿A dónde irá? ¡Quizás hacia el poniente! Y esta suposición colma de alegría mi corazón porque, ahí, en donde el sol se pone, es donde moran mis bienamados. ¡Si tan sólo pudiese yo abordar ese tren! ¡Si tan sólo pudiera! Pero, crueles y frías, estas rejas se yerguen inexorables entre mi persona y la vida física en libertad.

A mi mente viene el “Sésamo” que pudiera abrirlas, y me estremezco como si estuviera al borde de un precipicio, ante las fauces de un abismo abierto a mis pies, [porque] es el “Sésamo” de la degradación moral. Sueño, no obstante, en un futuro en el que un hombre pueda ser libre de expresar sus pensamientos. ¿No es la mente humana el más precioso de los tesoros?  ¿Por qué, entonces, puede haber restricciones al ejercicio de su expresión? En el ocaso de mi cerebro, agravado aún más por las tinieblas de mi pesadumbre, me debato por [encontrar] una respuesta y no lo consigo.

Como una marejada de vida que se precipita sonriendo hacia las mismísimas playas del Hades, una parvada de gorriones parlanchines alcanza las rejas de mi ventana llenando mi corazón de frescura y bienestar, pero la ola retrocede, retrocede, retrocede, y vuelvo a encontrarme solo en medio de las sombras de mi celda, envuelto en mi tristeza, anhelando el día en que la humanidad, más justa y más sabia, estimule y no inhiba la libertad, promueva y no prohiba el pensamiento libre.

Levantándose de todos los rincones de mi mente, como polvo agitado por una ráfaga de viento, una multitud de proezas y de hombres se esparcen sollozantes por el páramo de mi consciencia. Veo la crispación de quienes beben la cicuta. Escucho los estertores de aquellos que exhalan su postrer aliento clavados en la cruz. Veo la agonía de los que arden en la hoguera. Oigo el clamor de las almas, a todo lo largo de la historia, por el derecho a la libertad de expresión. En medio de la larga noche oscura, yo constato cómo este clamor formidable llega a ser tan arrollador que súbitamente se tambalean los tronos, la coronas y los cetros se precipitan al polvo. La Tierra se ilumina con las llamas de la nueva fe y se proclaman los Derechos del Hombre, la piedra de toque de un nuevo sistema de intercambios sociales y de relaciones políticas. Mi corazón se regocija, ¡ha nacido la Libertad!

… ¡Las llaves tintinean. Retumban las puertas de hierro! Alguien blasfema en una celda. Tosen pulmones enfermos, tosen, tosen. Yo siento sobre mis viejas espaldas las manos gélidas, pesadas, de la realidad, y me encuentro de nuevo, como los demás, en las tinieblas de mi celda, tosiendo, tosiendo, tosiendo.

Pero la vida, afuera, sigue prodigando sus sonrisas. Me invade un deseo apremiante de volver a ver el mundo por última vez, cuando aún puedo apreciar la forma de una flor, cuando todavía soy capaz de distinguir una sonrisa en cada susurro, y detectar el temblor de las hojas cuando las mece el viento travieso; un deseo que penetra mi ser y empuja mi sangre por mis arterias hasta que mi corazón palpita y mis sienes laten. Pero muy pronto se hiela mi entusiasmo cuando cintila en mi mente, con sus destellos sulfúricos, el exigido “Sésamo”. ¡Esta es una palabra que mis labios no pueden pronunciar! Y yo anhelo un futuro en el que sea bienvenida la inteligencia, en el que la opinión sólo sea refutada con la opinión, en el que la mente desencadenada haya redimido a la humanidad.

Esperando saber de ustedes nuevamente y que transmitan mis saludos a todos nuestros amigos y camaradas, termino esta carta con mis mejores deseos y un fuerte abrazo.

Ricardo Flores Magón


Fuente: TLA

Leavenworth, Kansas, May 23rd, 1921

Miss Ellen White
New York, N. Y.

My dear comrade:

Your very interesting and dear letter of the 4th of this month, received, and alas the fine one written by dear comrades Gladys Greiner. How sorry I am for my not be able to write her, and I hope, my good comrade, that you will explain her the situation. She called me “fellow-rebel”, —how nice of her for I consider the treatment as a compliment. I thank her both for the letter and the book.

I have not read Pan. It most by a beautiful book, and you can send it. I am hungry of good literature, or rather of beautiful literature. Is something written by Maurice Maeterlink, Anatole France, Henri Barbusse, Romain Rolland or Andres Latzko available? If so, please tell me the titles of the works. I am reading Three Soldiers1 by John Dos Passos. This book please me. I do not know who Dos Passos is, but by the name I presume of Portuguese descent. He is wonderful.

Yes, Mr. Weinberger kindly informed me of the action taken by the Mexican Chargé d’Affaires,2 but until one nothing has materialized, and there is no other thing for me but to wait and watch. And I watch and wait as patiently as I can, having in my sully consolation that while I wait others do, and that circumstances do as well. While I am inactive in my cell, Time labours, mounding things and beings  into dust, creating new ones, reshaping those already created. He labours…, is not in the new wrinkle added to my face the testimony of his busy fingers? And this new silvery thread ruefully gleaming in my mane, is not proclaiming the incessant work of Time? Time is pulling my reluctant feet to extinction, but he is one, at this very instant, creating, modeling, developing, reshaping things and beings and institutions, and in the twilight of my cell I smile full of confidence in a better future, full of faith in the ultimate liberation of the human animal of this ponderous load of superstitions, and traditions, and prejudices that obstruct his frank and resolute entrance into the rhythm of Life, which for me  means pleasure, pleasure, pleasure… As if conjured up the strength of my conviction, or as rough to better illustrate the musty musings that I am confiding to this sheet of paper, there comes through the window a flutter of wings, and the joyous of a flock of sparrows, and I think -the aim of sentient beings is pleasure…

At this moment the Allegories sent by Gladys, and the decasies by you, reached me. Thanks, my good friends, thanks.

Yes, here is warmer too, and I feel hopeful of regaining a few pounds of the weight I have lost, not all. It is remaining as it was at the time you wrote me, and the pattering of the rain drops on the grimy window-panes soothes my nerves and fills my heart with peace. My apprehensions disappear, my impatience vanishes away, and see the bitter struggle going on between right and wrong, full of confidence of the triumph of the former, I am not well; my headaches and I have fever; but I feel hopeful that the warm weather will be beneficial to my health.

I wanted to write you a nice letter, but the pain in my head does not allow me to gratify my desire. So I close here my insipid mission. Oh, many thanks for the flower.

With love to all comrades, and hoping you will overlook the ugliness of this letter, I remain,

Yours with comradery love,

Ricardo Flores Magón

PS I have read Red Laugh,3 by Leonid Andreyev, and see that Brentano4 is selling He Who Gets Slapped,5 by the same wonderful writer, I would like to get this play.

Leavenworth, Kansas, a 23 de mayo de 1922.

Srita. Ellen White,
Nueva York, N.Y.

Mi querida camarada:

Recibí su muy interesante y apreciable carta del 4 de este mes, y también otra, muy delicada, de la querida camarada Gladys Greiner. Cuánto lamento no poder escribirle a ella; espero que usted, mi buena camarada, le explique la situación. Me llama “compañero rebelde”, lo cual considero como un cumplido, y aprecio su amabilidad. Le agradezco tanto su carta como el libro.

No, no he leído “Pan” [Pan]; debe ser un bello libro, mándemelo. Estoy ávido por buena literatura, o, más bien, por literatura hermosa. ¿Sería posible conseguir algo de Maurice Mæterlinck, Anatole France, Henri Barbousse, Romain Rolland o Andreas Latzko? Si es así, dígame por favor los títulos de las obras. Estoy leyendo “Three Soldiers” [Tres Soldados], de John Dos Passos. El libro me gusta. No sé quién es Dos Passos; pero, por su nombre supongo que es portugués. Es estupendo.

Sí, el Sr. Weinberger tuvo la amabilidad de informarme acerca de las diligencias que ha emprendido el Encargado de Negocios de México; pero, hasta la fecha, nada se ha concretado, y no me queda más por hacer que esperar y ver qué pasa. Así que estoy atento y espero, con toda la paciencia que puedo, teniendo como único consuelo [el saber] que otros actúan mientras yo espero, y que las circunstancias también están actuando. Mientras yo permanezco inactivo en mi celda, Tiempo actúa, convirtiendo en polvo cosas y seres, creando otros nuevos, transformando los que ya existen. Tiempo actúa…, ¿no es prueba de la laboriosidad de sus dedos está nueva arruga que vino a sumarse a mi cara? Y este nuevo mechón de plata que se destaca tristemente en mi pelo, ¿no está proclamando el incesante trabajo de Tiempo? Tiempo es quien empuja a mis pies, por más que se resistan, hacia la extinción; pero también, en este preciso instante, está creando, modelando, desarrollando, transformando cosas, seres, instituciones; y, en la penumbra de mi celda, sonrío imbuido de confianza en un futuro mejor, henchido de fe en la liberación definitiva del animal humano de esta pesada carga de supersticiones y tradiciones y prejuicios que impiden su franco y decidido ingreso al ritmo de Vida; la cual, para mí, significa placer, porque para todo ser sensible, sin importar qué tan bajo se encuentre en la escala zoológica, [Vida] significa placer, placer, placer… Como si lo hubiera conjurado gracias a la fuerza de mi convicción, o como para mejor ilustrar los mohosos balbuceos que estoy confiando a esta hoja de papel, me llega por la ventana el rumor de un aleteo y los alegres gorjeos de una bandada de gorriones, y yo pienso: el propósito de los seres sensibles es el placer…

Recibo en este momento las Alegorías que me envía Gladys, y las golosinas de usted. Gracias, mis buenas amigas, gracias.

Sí, aquí también hace más calor, y confío en reponer algunas de las libras de peso que he perdido, aunque no todas. Llueve, como cuando usted me estaba escribiendo, y el rumor de las gotas de lluvia tamborileando sobre los vidrios sucios de la ventana relaja mis nervios y llena de paz mi corazón. Desaparecen mis preocupaciones, mi impaciencia se desvanece y veo la amarga lucha entre lo justo y lo injusto, con plena confianza en la victoria de Justicia. No estoy bien; tengo jaquecas y fiebre; pero confío en que este tiempo más caliente será benéfico para mi salud.

Tenía la intención de escribirle una carta agradable, pero mi dolor de cabeza no me permite cumplir mis deseos. Por lo tanto, concluyo esta misiva. ¡Oh, muchas gracias por la flor!

Con afecto para todos los camaradas, y confiando en que disculpará la fealdad de esta carta, quedo de usted, con amor de camarada.

Ricardo Flores Magón
P.S.: Leí “Red Laugh” [Risa Roja], de Leonid Andreyev, y veo que Brentano está vendiendo "He Who Gets Slapped” [El que recibe las Bofetadas], del mismo maravilloso autor. Me gustaría tener esa pieza.


1 John Dos Passos, Tres soldados  (1921).
2 “Your letter of the 19th inst., has been received and in reply I am pleased to say that I am again addressing the State Department requesting its good offices near the proper authorities to the end that the remainder of the sentences that Messrs. Flores Magón and Librado Rivera are serving at Leavenworth Penitentiary may be condoned.”  Trad. “Hemos recibido su carta del 19 del presente y en respuesta me es grato decirle que estoy de nuevo solicitando al Departamento de Estado sus buenos oficios ante las autoridades pertinentes con el fin de que sea conmutado lo que resta de las condenas que los señores Flores Magón y Librado Rivera sirven en la penitenciaría de Leavenworth.” (Manuel Téllez, encargado de la embajada ad interim, a H. Weinberger, 26 de abril de 1922).
3 Leonid Andreyev,  Risa Roja  (1904).
4 Brentano,  casa editorial.
5 Leonid Andreyev, El que se lleva las bofetadas (1917).


Fuente: IIIS

Penitenciaría Federal de los Estados Unidos. Leavenworth, Kansas

Mayo 31 de 1922
Señorita Irene Benton
Granada, Minn.

Mi querida camarada:

Es una vergüenza que estas pocas líneas sea todo lo que yo pueda hacer para corresponder tu muy afectuosa carta de fecha 5 del presente mes; pero no me siento bien y mi cerebro está adolorido.

He estado enfermo de fiebre y dolor de cabeza durante las últimas semanas.1 Escribir a mis amigos es un gran placer para mí; pero no he podido hacerlo durante este mes a causa de este dolor de cabeza, y las bellas cartas que mis amigos me han enviado, han sido contestadas con unas cuantas líneas.

Recibí los ramos de flores, las poesías y los dulces. ¡Gracias, mi querida amiga!  Librado Rivera leyó tu carta y quedó encantado; él te envía sus cariñosos recuerdos. El más pequeño esfuerzo mental agrava el dolor de mi cerebro; no puedo explicarme cómo me vino todo esto quizá es porque estoy muy nervioso. Espero, sin embargo, que estos meses de calor mejorarán un poco mi salud.

Sírvete perdonarme por no escribirte una carta más larga. Da mis cordiales saludos a tu querida madre. Siempre recordaré tu bondad.

Tuyo fraternalmente.

Ricardo Flores Magón


1 Librado Rivera escribió a Gus Teltsch, el primero de junio de 1922: “Como te dije en mi pasada del 5 de abril, Ricardo estaba enfermo en el hospital, sucede que estuvo ahí tres días con el propósito de hacerle un examen completo de su salud y encontraron que goza de muy buena salud. Eso me sorprendió porque los hechos son muy distintos. Actualmente no lo reconocerías, es la sombra del Ricardo que conociste años atrás. Además de su ceguera sufre de otras enfermedades. Desde 1916, durante su último juicio en Los Angeles, Ricardo fue enviado al hospital federal por orden del juez y desde entonces ha sufrido de diabetes. Después de la sentencia fue liberado bajo fianza y durante ese tiempo Magón estuvo bajo el cuidado de un especialista pagado por el grupo Regeneración. Y cuando en 1918 fue sentenciado a 21 años por su última acusación, estaba muy enfermo. El médico de la prisión de McNeil Island hizo un análisis de su orina y encontró mucha azúcar en ella. Durante su estancia en McNeil estuvo bajo una dieta severa durante 15 meses. Luego fue transferido a Leavenworth, pero durante su confinamiento aquí nunca se le ha cuidado ni se le ha puesto bajo dieta alguna. Ahora goza de ‘buena salud’.” Por inflingir el reglamento que prohibía referirse a otro preso en la correspondencia ordinaria, a Librado Rivera le fue suspendido el privilegio de correspondencia durante seis meses. Como lo testimonian las siguientes cartas, escritas en una sola página y sus reiteradas alusiones a la censura, Ricardo Flores Magón, también fue penalizado por el incidente provocado por la carta de Rivera.


Fuente: EIR

Penitenciaría Federal de los Estados Unidos. Leavenworth, Kansas.

Mayo 31 de 1922
Nicolás T. Bernal
México, D. F.

Mi querido Nicolás:

Sólo unas cuantas líneas te escribiré esta vez, querido hermano, porque me siento muy malo. Un constante dolor de cabeza me ha atormentado durante todo este mes.

Recibí tu cartita de 21 del que hoy termina, y hace unos cuantos minutos que me entregaron el retrato de nuestro Práxedis.1 Gracias, gracias.

Ya te escribiré una carta relativa a nuestro Práxedis. Lo haré con mucho gusto, pues él fue uno de mis más amados compañeros. Hoy no lo hago por estar tan malo.

Recibí carta de mi inolvidable hermana Modesta Abascal.2 Desgraciadamente no me es dado contestarle directamente por ser limitado a tres por semana el número de cartas que se me permite escribir. Sírvete saludármelos fraternalmente. La dirección de Modesta es: 3ª de Mesones, 62, altos 30, México, D. F. Cuánto gusto me dio saber de ella, pues Modesta desempeñó un papel importantísimo durante la penosa, larga y difícil preparación del movimiento que derribó a Porfirio Díaz. ¡Ojalá que alguna vez esté yo libre para escribir la obra de esta admirable y querida compañera, para que los jóvenes vean cómo si hay ambiciones que en las tormentas populares sólo buscan su provecho personal, hay también luchadores modestísimos que con todo desinterés luchan por una causa!

Y aquí cierro esta carta, porque me está apretando el dolor de cabeza. Saluda a todos mis compañeros. Recibí los periódicos obreros que me enviaste. Recibe un fuerte abrazo de Librado y otro de mi parte.

Ricardo Flores Magón


1 Práxedis G. Guerrero
2 Modesta Abascal


Fuente: EIR

Leavenworth, Kansas, June 19th, 1921

Miss Ellen White
New York, N. Y.

My dear comrade:

At last news from you came! I was wondering what might have happened o you that you could not write. By your dear letter of the 10th of this month, I see that fortunately nothing disagreeable has occurred.

Your letter is so beautiful that it is a shame I must answer it with these few lines, but the circumstances have arisen who counsel me to do so.1 Has Miss Blackwell communicated with Mr. Weinberger? You may know something interesting from her.

If Pan and He Who Gets Slapped have not to be sent directly form the publisher, the books must arrive here before the first of July, and from that date on the rule prescribing all books, magazines, and periodicals to come  directly from the publishers will be rigidly enforced, while no eatables and other duly specified articles will be received.

So you have no hope of ever seeing these gates swing open to me… Perhaps you are right, my dear Ellen. Perhaps all this hopes of mine are nothing but idle dreams. I am resigned.. but is something in the depths of my being, and which my reason fails to stifle, faintly stirring -it is Hope, reluctant to die; it is Hope tenaciously, and stubbornly, and desperately clinging to Life, and I know that while there be a sparkle of the latter in my decaying organism, the former shall ever breath, however feebly…

And now to close. I received copy if letters sent by Mr. Weinberger to the Mexican Chargé d’Affaires, and Mr. Daugherty.2 I thank Mr. Weinberger.

Please remember me to our Erma and the other comrades, and you never believe that I love you less because the smallness of my letters,3 my good comrade.

With comradery love,

Ricardo Flores Magón
PS Oh, yes, the flowers… Thank, many thanks for the smile of Life.

Leavenworth, Kansas, a 19 de junio de 1922

Srita. Ellen White,
Nueva York, N.Y.

Mi querida camarada:

¡Por fin recibo noticias suyas! Me preguntaba qué podría haberle ocurrido que le impedía escribirme. Sin embargo, por su carta del 10 de este mes, me entero de que afortunadamente nada desagradable le ha pasado.

Su carta es tan hermosa que me avergüenza tener que responderle con estas pocas líneas; pero se han suscitado circunstancias que me aconsejan hacerlo así. ¿Se ha comunicado la Srita. Blackwell con el Sr. Weinberger? Por ella puede enterarse de algunas cosas interesantes.

En caso de que los editores no me envíen directamente “Pan” y “He Who Gets Slapped”, los libros tendrían que llegar aquí antes del día 1º de julio porque, a partir de esa fecha, entrarán estrictamente en vigor las normas que prescriben que todos los libros, revistas y periódicos tienen que provenir directamente de los editores, y que no se admitirán alimentos ni otros artículos debidamente especificados.

Por lo tanto, no hay esperanzas de que usted llegue a ver que estas puertas se abran para mí…Tal vez usted tenga razón, mi querida Ellen. Quizás todas mis esperanzas no sean más que sueños infundados. Estoy resignado… No obstante, algo hay en lo más profundo de mi ser, y que la razón no consigue acallar, algo que se debate suavemente: es Esperanza, que se niega a morir; es Esperanza, que se aferra a Vida tenazmente, obstinadamente, desesperadamente; y sé que mientras haya en mí un ápice de esperanza, mi decaído organismo seguirá respirando, aunque sea débilmente.

Le ruego dé mis recuerdos a nuestra queridísima Erma y los demás buenos camaradas; y usted, mi buena camarada, nunca suponga, por la brevedad de mis cartas, que la quiero menos.

Con amor de camarada.

Ricardo Flores Magón
P.S.: ¡Oh, sí, las flores…! Gracias, muchas gracias por esa sonrisa de Vida.


1 vid. supra, n.171.
2 Las cartas que aparecen como enviadas a RFM , son las siguientes: “Of the political prisoners now confined in the United States Penitentiary at Leavenworth, Kansas, there are three, Ricardo Flores Magón, Librado Rivera and Manuel Rey, who, being aliens, are willing to leave the country, if they are released. Those men were not pro-German and did no eat other than the expression of an opinion upon which their conviction was based. They have all served more than three years already and I am sure that a consideration of their cases by you and the fact that they are willing to leave the country, would lead to your ordering their release at this time. I would appreciate action by you at this time in consideration of their case.” Trad. “Entre los presos políticos confinados ahora en la penitenciaría de Leavenworth, Kansas, en los Estados Unidos,  hay tres, Ricardo Flores Magón, Librado Rivera y Manuel Rey, que, siendo extranjeros, están dispuestos a dejar el país, si son liberados. Estos hombres no fueron pro-germanos y no hicieron otra cosa que expresar una opinión en la que se basan sus convicciones. Todos ellos ya han purgado más de tres años y estoy seguro que una consideración de sus casos por usted y el hecho de que están dispuestos a dejar el país, hará que usted ordene su liberación en este momento. Le agradecería una acción de su parte en estos momentos para la consideración de estos casos.” ( H. Weinberger a Warren G. Harding, presidente de los Estados Unidos de América, 20 de mayo de 1922; HWP, caja 22).

“In reply to your letters of the 16th and 17th instant, re., respectively, to the cases of Messrs. Ricardo Flores Magón and Librado Rivera, I am pleased to say that the Department of State has just informed me that, acting upon my request, both cases were referred to the consideration of and are dealt with by the competent authorities of this Government. While it is not yet time to state any thing definite in regard to these cases, I may assure you that I am sparing no effort on behalf of the gentlemen above named, and that I am hopeful that in the near future we may be able to convey to them pleasant news in regard to their cases.” Trad. “En respuesta a sus cartas del 16 y 17 del presente, en relación, respectivamente, a los casos de los señores Ricardo Flores Magón y Librado Rivera, me complace decirle que el Departamento de Estado acaba de informarme que, actuando a mi solicitud, ambos casos fueron puestos a la consideración y serán tratados por las autoridades competentes de este gobierno. Aunque es prematuro declarar nada definitivo en relación a esos casos, le aseguro que hago todos los esfuerzos en favor de los caballeros mencionados, y que tengo la esperanza de que en un fututro cercano estemos en la posibilidad de ofrecerles buenas nuevas respecto a sus casos.” (Manuel M. Téllez,  Chargé d’Affaires ad-ínterim, embajada mexicana en Washington, a H. Weinberger, 22 de mayo de 1922; HWP, caja 22).

“In answer to your letter of May 27th re Ricardo Flores Magón and Librado Rivera, stating that no action granting executive clemency will be taken despite interest of the people of Mexico and the Legislatures of the States of Mexico and Mexican Government, may I inquire as to the reasons for this refusal, in view of the fact that these men have, for the mere expression of opinion, already served more than three years imprisonment? Both are willing to leave the country and Mr. Magón is going blind on both eyes slowly but surely, and the health of both is bad.” Trad. “En respuesta a su carta de mayo 27 en referencia a Ricardo Flores Magón y Librado Rivera, señalando que no será tomada acción alguna para concederles clemencia ejecutiva, a pesar del interes mostrado por el pueblo de México y las Legislaturas de los estados de México y el Gobierno Mexicano, me permito solicitarle las razones de su negativa, en vista del hecho de que estos hombres han estado más de tres años en prisión, por la mera expresión de una opinión. Ambos están dispuestos a abandonar el país y el sr. Magón está quedándose ciego de ambos ojos lenta, pero seguramente, y la salud de ambos es mala.” (H. Weinberger a Harry M. Daugherty, Procurador General de los E.U.A., 31 de mayo de 1922; HWP, caja 22).

“The Mexican Government, through its Ambassador and the Congress of the States of Yucatan and Coahuila de Zaragoza, has asked for the release of these political prisoners. Mr. Magon is going blind on both eyes from cataracts. Allow me to quote from one of his recent letters, and then I ask whether these two men whose health, in addition, is bad, who are willing to leave the country, and who have already served more than three years, ought not to be released and allowed to go back to their home country, Mexico [anexa fragmentos de la carta de RF; a Philip B. Grosser del 12 de abril de 1922]. Kindly advise me as to your personal decision,  Respectfully yours, Harry Weinberger. Notation to Mr. Magon: The enclosed copies speak for themselves. I am also enclosing resolutions of the States of Yucatan and Coahuila. I am getting after the Ambassador again and am also taking it up in Mexico and Washington, and the Pan- American Federation of Labor is also taking the matter up.” Trad.  “El Gobierno Mexicano, a través de su Embajador y de los congresos de los estados de Yucatán y Coahuila de Zaragoza, han solicitado la liberación de estos presos políticos. El señor Magón está quedando ciego de ambos ojos a causa de cataratas. Permítame citar una de sus recientes cartas, y preguntar por qué esos dos hombres cuya salud, además, es mala, que están dispuestos a dejar el país, y que ya han servido más de tres años,  no puedan ser liberados y autorizados regresar a su tierra natal, México. [anexa fragmentos de la carta de RF; a Philip B. Grosser del 12 de abril de 1922]. Por favor comuníqueme su decisión personal. Atentamente. Harry Weinberger. Nota al señor Magón: Las copias adjuntas hablan por si mismas. Le incluyo también las resoluciones de los Estados de Yucatán y Coahuila. Voy a insistir de nuevo ante el Embajador, así como en México y Washington, también ha tomado cartas en el asunto la Federación Pan-Americana del Trabajo.” ( H. Weinberger a Warren G. Harding, presidente de los Estados Unidos de América, 3 de junio de 1922; HWP, caja 22).
3 Vid. supra, n.175.


Fuente: IIIS

Penitenciaría Federal de los Estados Unidos. Leavenworth, Kansas

Julio 8 de 1922
[??]

Mi querida camarada:

Al fin se presenta la oportunidad de poder contestar tus palabra de estímulo y amistad.

Han llegado a mi poder una tarjeta postal y unas cartas tuyas, de fechas 8 y 9 de mayo último, respectivamente, no habiéndome llegado el madroño, como informé a nuestra querida amiga y camarada Irene Benton. Pero si no recibí el madroño, estoy satisfecho con los sentimientos que te impulsaron a enviarme el poético obsequio. Una flor es siempre bella; pero más bella y más poética es esa disposición del alma que, cuándo está en presencia de esta alma de las plantas, recuerda aquellas otras almas para las que la Naturaleza no tiene aves ni flores: las almas de los cautivos.

Tu carta me demuestra que no sabes la razón de por qué estoy enjaulado como bestia salvaje, ni el tiempo que debe durar esta tortura de la carne y del alma. Estoy aquí, mi querida amiga, porque soy un amante de la Belleza; sólo por esto y nada más. No sé si para el bien o para el mal aconteció que yo apareciera en este mundo, dotado con un sistema nervioso capaz de registrar y gozar las manifestaciones más pequeñas de lo bello; ¡ay! y por registrar resentir las manifestaciones más grotescas de lo que es feo.

Hijo de las montañas tropicales, mis primeras impresiones de la vida me fueron proporcionadas por la grandeza y majestad de lo que me rodeaba, y ningún príncipe vio nunca nacer su cuna en medio de tal esplendor como yo, bajo los rayos dorados y purpurinos de mi sol nativo. Sencillamente espiré la Belleza con mi primer aliento. Creo que estas primeras impresiones determinaron mi futuro, porque hasta donde puedo recordar, la Naturaleza ha sido para mí una fuente inagotable en donde mi alma ha tratado de saciar su formidable sed por la Belleza. Así es que cuando llegué a la edad en que la razón arroja cruelmente su resplandor sobre el ambiente de uno, y cada cosa, y cada ser y cada emoción y el pensamiento es hecho para soportar su luz, pude contrastar lo amoroso de la Naturaleza con la horrible artificialidad de la vida del Hombre, y mi alma se rebeló. La creación es hermosa; todavía más, es sublime. Cuando se contempla el amor universal, el alma no puede comprender por qué el hombre, aunque tan inteligente y tan privilegiado por la Naturaleza, que lo hace a uno hasta pensar que fue su elevado propósito hacer de él la flor de la Vida, el mismo espíritu de la Vida, desciende, sin embargo, a figura tan triste que lo convierte en una desgracia y una decepción. La realización de este hecho quema de vergüenza mi cara. ¿Van los soles a extinguir sus fuegos y convertirse en planetas, para que una raza de generada pueda ostentar sus andrajos, sus andrajos morales y materiales, bajo la gloria de lo infinito, como si fueran las insignias más propias para recibir la brillante falange de estrellas y lunas, planetas y cometas? La magnificencia de la perspectiva hace a uno esperar la presencia de una criatura deforme, moviéndose majestuosamente y obrando correctamente como parte armoniosa de la grandeza universal; y el desengaño es tan brusco, que el sentido más rudimentario de estética lo obliga a uno a protestar y rebelarse. ¿Qué es lo que el hombre tiene que ofrecer a la gracia y amor universal? Fue formado de tal manera que puede colocar firmemente su pie sobre la Tierra y levantar su cabeza al azul, de modo de circundar su frente con coronas de estrellas y de soles. Se le dieron las alas más poderosas con que pudiera explorar los rincones más remotos del infinito: las del pensamiento. Sin embargo, él se arrastra encadenado y azotado, llenando el espacio con sus lamentos, cuando debería de hacerlo estremecer con himnos de triunfo y de alegría.

Me esforcé, mi querida camarada, por volver a encender en el corazón del hombre el fuego sagrado que el padre Prometeo robó para nosotros. Soñé viendo al hombre formando parte, al menos, de la hermosura universal, ya que no fue posible hacerle el rey de la creación; y siendo la Libertad el único vehículo para llegar a la Belleza, traté de romper sus cadenas con mis manos diminutas; pero el resultado de mis esfuerzos fueron mi quebrantada salud, una ceguera próxima y mi confinamiento, durante el resto de mi vida, en esta antesala de la Muerte. Una sentencia de 21 años es una sentencia de muerte para un hombre de mi edad. Pero cualesquiera que puedan ser mis sufrimientos, me complazco en haber tratado de hacer del hombre una parte de lo Hermoso.

Si deseas conocer los detalles de las razones por que estoy aquí, puedes obtener la información necesaria en el magazín del Call de Nueva York del 12 de junio último,1 en donde se dio publicidad a mi caso. Concluyo aquí porque sólo se me permiten dos páginas para mi carta. Siento no poder contestar en toda su extensión tu hermosa carta. Gracias por tu bondad.

Ricardo Flores Magón


1 Vid. supra, n.75.


Fuente: EIR

Leavenworth, Kansas, July 17th, 1922

Miss Ellen White
New York, N. Y.

My dear comrade:

Your dear letter of the 5th of this month, received. Yes, Mr. Weinberger notifies me of his every move on our case,1 and I beg you to thank. and I beg you to thank him for me. He really works wonderfully. I think that eventually something good will result as he hopes.

I received the books, as Erma must have told you. The lines you wrote on one of them are touching. You say that you could not think of the moment of writing them, and I congratulate myself of it because you wrote what you felt, and what you feel is always nice…

I wonder whether this letter may reach you, as I see you are living or about to leave the city. May your new surroundings be agreeable to you.

I hope that you will continue writing to me wherever you may be, though I am afraid that the insipid letters of mine, especially those I have writing to you during the last two months or so, may kill in you any interest you might have in communicating with your old friends. Circumstances may change, however, and perhaps my poor wings may be able of spreading themselves a little more…2

Please give my love to Erma and the other good comrades, and you, my good Ellen, be sure of the sincere comradery love of your brother.

Ricardo Flores Magón

Leavenworth, Kansas, a 17 de julio de 1922

Srita. Ellen White,
Nueva York, N.Y.

Mi querida camarada:

Recibí su apreciable carta del 5 de este mes. Sí, el Sr. Weinberger me mantiene informado de cada una de las gestiones que emprende con respecto a nuestros casos, y le suplico se lo agradezca en mi nombre. El está actuando de una manera verdaderamente maravillosa. Creo que algo bueno llegará a suceder, como es su deseo.

Recibí los libros, como Erma ya le habrá dicho. Son conmovedoras las líneas que usted escribió en uno de ellos. Afirma que no podía pensar al momento de escribirlas, y yo me felicito por ello porque escribió lo que sentía; y lo que usted siente es siempre agradable…

Me pregunto si esta carta llegará a sus manos, pues entiendo que se está mudando o a punto de abandonar la ciudad. Ojalá que su nuevo entorno le sea propicio.

Espero que siga escribiéndome desde dondequiera que se encuentre. Aunque me temo que estas insípidas cartas mías, sobre todo las que le he escrito desde hace dos meses, o algo así, puedan haber matado cualquier interés por comunicarse con su viejo amigo. Sin embargo, las circunstancias pueden cambiar y, quizás, mis decaídas alas puedan llegar a desplegarse un poco más…

Le ruego transmitir mi amor a Erma y los demás buenos camaradas; y usted, mi buena Ellen, tenga la seguridad del sincero amor de camarada de su hermano,

Ricardo Flores Magón


1 Las cartas enviadas a RFM por H. Weinberger en esos días son las siguientes: “I am glad to note that you have ordered the release of some of political prisoners, especially in the case of Vincent St. John, that I presented to the Attorney General, but may I again call your attention to the cases of Ricardo Flores Magon, Librado Rivera and Manuel Rey? This three men are aliens, two of them citizens of Mexico and one a citizen of Spain, and are willing to leave the country if their release is ordered. The health of both Magon and Rivera is bad, especially in the case of Magon, he can see but through a mist and eventually will go blind. These men have served more than three years in jail, their only crime being the expression of an honest opinion, and the sole continued imprisonment being based on their refusal to say they are repentant for having expressed what to them was an absolutely honest and conscientious opinion. In the case of Magon and Rivera, the Mexican Government, through its Ambassador, has asked for their release, the Mexican Federation of Labor representing 400,000 men has asked for their release, and many people in the United States have asked for their release. I feel sure that a personal consideration by you of the records in these three cases would lead to the release of these men.” Trad. “He visto con gusto que usted ha ordenado la liberación de algunos de los prisioneros políticos, especialmente el caso de Vincent St. John, que presenté al Procurador General; pero ¿puedo llamar su atención nuevamente al caso de Ricardo Flores Magón, Librado Rivera y Manuel Rey?. Estos tres hombres son extranjeros, dos de ellos son ciudadanos de México y el otro es ciudadano de España, y están dispuestos a abandonar el país si se ordena su libertad. La salud de ambos, Magón y Rivera, es mala, especialmente en el caso de Magón, que puede ver sólo a través de una niebla, y eventualmente quedará ciego. Estos hombres han purgado más de tres años en la cárcel,  ysu único crímen ha sido la expresión de una opinión honesta, y su confinamiento prolongado está basado sólo en su rechazo a declararse arrepentidos por haber expresado lo que para ellos era una opinión absolutamente honesta y consciente. En el caso de Magón y Rivera, el Gobierno Mexicano, por medio de su Embajador, ha solicitado su liberación; la Federación Mexicana del Trabajo que representa a 400,000 hombres ha pedido por su libertad, y mucha gente en los Estados Unidos también ha pedido su libertad. Estoy seguro que una consideración personal por su parte de los expedientes en estos tres casos conducirá a la liberación de esos hombres.” ( H. Weinberger a Warren G. Harding, presidente de los Estados Unidos de América, 28 de junio de 1922; HWP, caja 22).
“May I call your attention to the case of Ricardo Flores Magon and Librado Rivera, two political prisoners in the United States Penitentiary of Leavenworth, Kansas, and suggest to you the desirability of your sending for the records in this case and then referring same to the President? Ricardo Flores Magon is slowly going blind on both eyes, and has been for more than a year, from cataracts, as no operation can be performed until he is totally blind. The Mexican Government officials, as well the Mexican Federation of Labor, and the Pan-American Federation of Labor at Washington, have asked for their release, and Mexico is willing to pay the expenses of taking them, a commutation of sentence based upon the condition that these men are not to return to the United States would absolutely prevent their returning, as otherwise, they would have to serve a balance of about seventeen years, besides violating the Immigration Law, and thereby be subject to an additional five years. They have already served more than three years of their sentence, the only crime being charged against them was the writing of an article in their Spanish paper Regeneracion, and nowhere in the article nor in the history of these two defendants was it ever claimed that they were pro-German. I send you herewith copies of letters of and to the Attorney General dated July 10th and July 13th, which gives the present status as well as it can be put. I know with the coal and railroad strikes how pressed both the President and yourself are, but, I feel that this unusual case is one that should call for your attention, even though it is out of the usual procedure in these cases.”  Trad. “¿Me permite llamar su atención en el caso de Ricardo Flores Magón y Librado Rivera, dos presos políticos en la Penitenciaria de los Estados Unidos en Leavenworth, Kansas, y sugerirle que sería deseable que obtuviese sus expedientes y remitírselos al Presidente? Ricardo Flores Magón está quedando ciego de ambos ojos lentamente debido a cataratas,  y seguirá asi por al menos un año, debido que no se le podrá operar sino hasta que quede totalmente ciego. Funcionarios del gobierno mexicano, así como la Federación Mexicana del Tabajo, y  la Federación Pan-Americana del Trabajo con sede en Washington, han solicitado su liberación, y México está dispuesto a pagar los gastos de su traslado, una conmutación de sus penas basada en la condición de que esos hombres no regresen a los Estados Unidos impediría absolutamente su retorno, pues de lo contrario tendrían que purgar diecisiete años de condena, además de que, por haber violado las Leyes de Inmigración, estarían sujetos a una condena adicional de cinco años. Ellos han purgado ya más de tres años de su condena, el único cargo en su contra fue el escribir un artículo en su periódico en español Regeneración, y en ningún lugar de ese artículo, ni en la historia de esos dos condenados, se les ha señalado como proalemanes. Le envío copias de las cartas de y al Procurador General, fechadas el 10 y 13 de julio, las que muestran el estado actual del caso tan claro como es posible. Sé cuán presionados están tanto usted como el Presidente con las huelgas de los mineros del carbón y ferrocarrileros, pero considero que este es un caso excepcional que debe llamar su atención, a pesar de que el procedimiento sea inusual.” (Harry Weinberger a George B. Christian, Jr., secretario del presidente, 15 de julio de 1922; HWP, caja 22).
2 Vidsupra, n.171.


Fuente: IIIS

Penitenciaría Federal, Leavenworth, Kansas

23 de julio de 1922
Nicolás T. Bernal
México, D. F

Mi querido Nicolás:

La idea de ese grupo editor de dar publicidad a los incomparables trabajos de Práxedis, es brillantísima. Esos trabajos son muy poco conocidos aunque fueron publicados en una época en que “Regeneración” tenía un tiraje de más de veinte mil ejemplares semanarios, si no recuerdo mal. Es una lástima, sin embargo, que no haya allí algún compañero que hubiera tenido la fortuna de conocer personalmente a nuestro nunca bien llorado Práxedis, que si lo hubiera, él podría informar al esclavo, por quien el héroe sufrió y murió, sobre la vida de este hombre excepcional, poeta. filosofo y revolucionario, que derramó luz tan intensa y tan pura en su efímera existencia. Y cuando digo excepcional, no me refiero solamente a su labor literaria que por si sola habla con exquisita elocuencia de la calidad maravillosa del cerebro de Práxedis, sino a su actuación como hombre de principios, como apóstol sincero del ideal anarquista, pues que si alguno ha vivido dentro del ideal y obrado en conformidad con él, ese fue Práxedis, el hacendado-peón, el capitalista-obrero. Hijo de una poderosa familia terrateniente del Distrito de León, Estado de Guanajuato, las delicadas carnes del niño Práxedis fueron envueltas en sedas y brocados al venir a la vida. En este caso, la tradición poética sobre el origen humildísimo de los redentores de pueblos fue rota. Práxedis no fue dado a luz en un pesebre. El nació rico y en medio de la riqueza. El vino a la vida para vivir la ociosa existencia del poderoso, pues inmensas eran las tierras que tenía que heredar e inmenso el número de esclavos que habían de sudar y sufrir para él. Todo indicaba que el niño Práxedis tendría que crecer y vivir como un burgués: pero aquí entra lo extraordinario en el caso: el niño Práxedis nació a la vida dotado de una sensibilidad excepcional y de un cerebro excepcional también. El pudo comprender que aquellos gañanes que desperdiciaban su vida encorvados. sobre el agrio surco; indigentes de luz intelectual y de riqueza material, huérfanos de todo derecho y sobre cuyos hombros escuálidos pesan todas las cargas sociales, eran sus hermanos, eran hombres cuyo único delito para merecer el vivir la penosa existencia de la bestia de carga, fue el capricho de la fortuna que no quiso que nacieran, como él, entre sedas y brocados, y el corazón del niño lloró sangre… El niño creció, y mozo ya, estudió. El quería saber, él quería indagar. En presencia del Universo y en la corriente de la vida su espíritu inquieto preguntaba ¿por qué?, ¿para qué?, ¿de dónde?, ¿adónde? Y como las religiones no le dieran una respuesta que satisficiera a su razón, preguntó a la Ciencia, y ésta, amable siempre, descorrió las densas cortinas de la fe con que la superstición limita el horizonte del saber humano, y le hizo entrever los misterios del Cosmos y de la Vida… Entonces comprendió que no era la Fortuna la responsable de la iniquidad que se desenvolvía a su vista, sino la injusticia social. y contra esa injusticia que hace del ser humano una bestia de carga, su conciencia se rebeló, y se hizo revolucionario, y así fue como a la muerte de su padre y cuando le correspondía entrar en posesión de una formidable riqueza, él renunció su derecho a ella y se lanzó al mundo a ganarse el pan con el sudor de su rostro… ¿No es esto extraordinario? Hombres de talento, hombres de genio, y un genio fue Práxedis, abundan: pero lo que no abunda es esa generosidad, esa consistencia en el ideal que hacen de Práxedis G. Guerrero una figura sublime en la historia revolucionaria del mundo, y a la cual amamos los que sobrevivimos, como amamos a ese otro gigante del carácter que se llamó Pedro Kropotkine. Revolucionario de acción, tomó parte activa en los movimientos insurreccionales de septiembre de 1906, junio de 1908 y noviembre de 1910 contra el despotismo de Porfirio Díaz, y al frente de un puñado de valientes rindió su vida valiosísima, a la temprana edad de veintidós años, en Janos, Estado de Chihuahua, la noche del 30 de diciembre de 1910, luchando por Tierra y Libertad. La palabra es pobre para referir la vida ejemplar de este revolucionario insigne cuyos fuertes relieves sólo el mármol o el bronce pudieran representar. Vida corta, pero fecundísima, fue la suya, y su muerte fue una pérdida real para la causa de la emancipación humana. Si no hubiera muerto, quizás ya no habría cadenas: si no hubiera muerto, quizás el hombre habría dejado de explotar y de oprimir al hombre; ¿Quién puede saberlo? Porque su obra de emancipación comprendía al oprimido de todo el mundo, convencido como estaba de que el mal no era exclusivamente mexicano, sino mundial, y de que la humanidad sufre en la vasta extensión del planeta, dondequiera que haya alguien que diga “¡esto es mío!” Dondequiera que haya alguien que grite “¡obedece!”   Mis parabienes a los queridos compañeros que componen el grupo editor, incluyéndote a ti, mi bueno y querido Nicolás, por la feliz idea de publicar los trabajos de nuestro inolvidable Práxedis.

Con un fuerte abrazo se despide tu hermano que te quiere.

Ricardo Flores Magón


Fuente: AIS

Leavenworth, Kansas, July 30th, 1922

Miss Ellen White
Reading, Pa.

My dear comrade:

Your dear letter of the 18th inst., received. I wrote you on the 17th, but addressed my letter to your former domicile believing you might still be there. How stupid I am!

You was tired when you wrote me, and this makes your letter the more valuable to me as it was written with sacrifice. Thanks, my generous friends.

Did you in yesterday’s papers an Associated Press dispatch from the City of Mexico, dealing with the action taken by Mexican labor in regards to my imprisonment?1

I did not receive the candy you sent me, for as I told you before no eatables would be received from the outside after the first day of this month. But if I did not receive the delicacies, your intention comforts me and makes me happy. Thanks, thanks.

I have postcard from my friend Marie Rhein whom I highly esteem. She says she does not forget me, and I believe it -she is so kind! Please salute her.

Again I have to close without telling you something that would interest you, but let us hope that circumstances will change… I feel disgusted when do not write my dear friend as my heart wishes to, and I sigh for the day when I shall be able to spread me wings and soar…2

With comradery love,

Ricardo Flores Magón
PS- I thank you for the clipping, my good Ellen,   Ricardo

                                    Leavenworth, Kansas, a 30 de julio de 1922

Srita. Ellen White,
Reading, Pa.

Mi querida camarada:

Recibí su apreciable carta del 18 de los corrientes. Yo le escribí el día 17, pero envié mi carta a su domicilio anterior suponiendo que aún estaba ahí. ¡Qué estúpido soy!

Usted estaba fatigada cuando me escribió, y eso hace su carta más valiosa para mí porque fue escrita con sacrificios. Gracias, mi generosa amiga.

¿[Leyó] usted, en los periódicos de ayer, un despacho de Associated Press, proveniente de la ciudad de México, acerca de las acciones emprendidas por los trabajadores mexicanos con respecto a mi encarcelamiento?

No recibí los dulces que me mandó porque, como le dije antes, a partir del día 1º de este mes, ya no se admiten alimentos del exterior. Pero, aunque no haya recibido sus golosinas, su intención me estimula y me hace feliz. Gracias, gracias.

Me llegó una tarjeta postal de mi amiga Marie Rhein, por quien tengo una gran estimación. Dice que no me olvida, y lo creo: ¡Ella es tan gentil! Le ruego que la salude.

De nuevo tengo que terminar sin haberle dicho nada que pueda interesarla, pero esperemos que las circunstancias cambien… Me irrita no poder escribir a mi querida amiga todo lo que desearía mi corazón, y suspiro por el día en que pueda desplegar mis alas y volar…

Con amor de camarada.

Ricardo Flores Magón
P.S.: Gracias por el recorte, mi buena Ellen.


1 Refiérese al anuncio de posible boicot al intercambio de mercancias con Estados Unidos promovido por organizaciones laborales ligadas a la C.G.T.
2 Vidsupra, n.171.


Fuente: IIIS

Leavenworth, Kansas, August 15th, 1922

Miss Ellen White
Reading, Pa.

My dear comrade:

A postcard is all I have from you with a few lines on it. I appreciate it, however, as it represents your mindfulness.

Not much is what I have to say now, or rather I can say;1 but you know how deep I can feel. Some day, however, I may be free to express what I feel and think. I must be patient and wait…

How tired you must feel with your new occupations. That accounts, I think, for having you sent me only a few lines.

Times runs so slowly… At least I do not feel its movement, though when I gaze beyond this hole of sorrows. I Cannot repress my astonishment at the unmistakable signs of progress to be seen. And my hopes get new vigour, and my hopes refuse to die.

With comradery love,

Ricardo Flores Magón

Leavenworth, Kansas, a 15 de agosto de 1922

Srita. Ellen White,
Reading, Pa.

Mi querida camarada:

Sólo he recibido de usted una tarjeta postal con unas cuantas líneas. Se la agradezco de todos modos porque representa su atenta consideración.

No es mucho lo que por el momento tengo que decirle; o, más bien, lo que puedo decirle; pero usted sabe cuán profundamente puedo sentir. Pero llegará el día en que pueda tener la libertad de expresar lo que siento y pienso. Tengo que ser paciente y esperar…

¡Qué cansada debe estar con su nuevo trabajo! Esa debe ser la razón por la que sólo me envió unas cuantas palabras.

¡Pasa tan lentamente el tiempo…! Yo, al menos, no percibo su movimiento a pesar de que, cuando atisbo fuera de esta fosa de pesadumbre, no puedo ocultar mi sorpresa ante los inequívocos signos de progreso que percibo. Y mis esperanzas se renuevan y se niegan a morir.

Con amor de camarada.

Ricardo Flores Magón


1 Vidsupra, n.171.


Fuente: IIIS

Aug. 25, 19221

Miss Ellen White
New York, N. Y.

My dear comrade:

So my letter did not get lost.— I am glad, mighty glad that it safely reached its dear destination, as I can see by the contents of your lovely missive of the 5th of this month, which I received though not so the flowers… Poor flowers! But your letter is more beautiful than a thousand flowers. How well you do write when you want to…

I do not feel inclined to writing this time—I feel so melancholy… I have been very ill during these three or four last months. It seems as though the severe colds that greatly torment me are degenerating into a dreadful, loathsome malady. For the last ten days or so. I have been spitting blood. I have been subjected to an examination, but I do not know the result, as the analysis of the sputum was made in Topeka, Kansas, and the report has not arrived here. I cannot help feeling sad. I now that in one way to other one has to die, but I cannot help feeling sad nevertheless. Your letter however, is so sweet; I find such fragrance in it, that I feel inspired. How great the power of the sincere expression of feelings is! And under the spell of your feelings. I dream. Lo! the walls, and the bars, and the shaggy fists armed with clubs, all the familiar sights of my crepuscular existence, have vanished away. How well, and how clearly I do see, and how strong, and how vigorous I do feel. It is a miracle! While in my ear a soft melody that but few mortals hear quivers, through the translucent air I behold the streets, and the squares, and the buildings, and the monuments of a city, the City of Peace, as I learn from a sign displayed high above the highest building and monuments of this wonderful commonwealth. A sigh of relief issues from my tormented bosom, and as though this sigh, that seems to compendiate the collective sorrowfulness which have dwelt in the hearts of the humble of all lands, since in the night of time it was first heard, the swish of a whip handled by a master, were the signal for happy throngs to come into life, the streets, and squares, and buildings suddenly teem with people, teem with people old and young, male and female—the blissful dwellers of the City of Peace. With awe and wonder I cast a glance, broad and wide, embracing the whole array of streets, and squares, and buildings, and monuments, that seem to smile under, and not a single church-steeple is seen pointing to the heights as though in an endeavor to make Man see with contempt the things of Life, nor is the clear, blue sky affronted with the grim silhouettes of battlemented walls. Not a prison not a court-house, not a capital building offend the sweet tranquil beauty of the City of Peace. It is the city without Sin or Virtue. In its wondrous vernacular full of words capable of expressing the subtlest and most elusive emotions there is no meaning for the words Mater and Slave, Charity and Piety. Authority and Obedience. As there is no Sin. Shame is unknown there. The notions of good and evil have no roots in the hearts of these pure, innocent people—they are naturally and unostentatiously men and women and children exhibit their charm and their beauty as a flower does. They are neither good nor bad—they are simply beautiful like the tree, like the plant, like the bird, like the star… because like the tree and the plant and the bird and the star they follow the rythm of Life, that rythm that backward peoples try to confine in the yellow pages of the code, as a cruel person throws into a cage the songster of the woods. And I watch and I watch the happy throngs of the City of Peace. There is no haste among them, there is on rush, there is not an anxious face reading the time from the public clocks. So far as my eyes can see there is not in evidence a single chimney poisoning the air and wronging the blue sky with its dirty, black smoke—these blessed people have found the way of making a pleasure out of work by suppressing the parasite and by becoming themselves the owners and the workers at the same time. Some of them are going to work, some of them are going merry making, but all of them bear the same radiant countenance, for work and play are now synonymous. There are no paupers among them. These young men and maids, holding each other by the hand, and rythmically swinging around the monument of Beauty are naked! Yes, but they are not paupers, they are honoring Beauty, and have cast off their pretty clothes to show their glorious nakedness, for is there anything more beautiful than the nakedness of Man and Woman? The Ideal is more beautiful, says a gentle voice, the Ideals Beauty itself.

I have to cut here my vagaries, my dear comrade the space is not big enough for the full spreading of my wings… Give my love to all our good comrades…

Ricardo Flores Magón

Your enthusiasm regarding a possible release of political prisoners is most touching… It is so pure, and the way you express it so sincere and vivid, that it is with a strange feeling, akin to remorse, that I have to confess to you that I do not see any indication as to the probability of an early release for us. I hate to dampen enthusiasm, I detest to kill hopes—hopes, the only food we unfortunates are able to give to our hearts— but at the same time I cannot simulate hopes and enthusiasms which I fail to feel. I, once entertained some hopes of a general amnesty for political prisoners, but facts have shown that there will be none. The answer given by President Harding to the committee that waited upon him the 13th of this month is most clear "The government shall not contemplate any action on behalf of political offenders until peace should be settled," said Harding, and many years will elapse before humanity may have peace. Thus, I have no hopes at all of an early release, but I have hopes, strong hopes, robust hopes of the final triumph of Justice, and this shall only be attained through grief. A man does not realize that there are unfortunates on Earth, but until he himself becomes one, and the number of unfortunates is steadily increasing all over the world, and the unfortunate thinks… Such is the power of grief! Grief breeds action, and if there are many who suffer it, breeds collective action.

The hour of a universal awakening has struck, and those who during their slumber dreamed of being free, are now realizing the shamefulness of their condition. There is hope in this realization.

 

Penitenciaria Federal de los Estados Unidos. Leavenworth, Kansas.

Agosto 25 de 1922
Señorita Elena White
Nueva York, N. Y.

Mi querida camarada:

Así que mi carta no se perdió. Me alegro, me alegro muchísimo que haya llegado a salvo a su amable destino, como puedo inferir por el contenido de su adorable carta del 5 de este mes que he recibido, aunque no así las flores… ¡Las pobres flores! Pero su carta es más hermosa que un millar de flores. !Qué bien escribe usted cuando se lo propone…!

Esta vez no me siento inspirado para escribir: me siento melancólico. Durante estos últimos tres o cuatro meses, he estado muy enfermo. Parece que los agudos resfriados que tanto me atormentan están degenerando en una enfermedad espantosa y repugnante. Durante estos últimos diez días, he estado escupiendo sangre. Me sometieron a un reconocimiento, pero ignoro el resultado pues el análisis del esputo fue hecho en Topeka, Kansas, y el informe aún no ha llegado aquí. No consigo evitar el sentirme abatido. Sé que uno ha de morir de una u otra manera; pero, de todos modos, no puedo evitar el sentirme triste. Su carta es tan dulce, sin embargo, y descubro en ella tal fragancia, que me hace sentir inspirado. ¡Qué poder tan grande tiene la sincera expresión de los sentimientos! El encanto de sus sentimientos me induce a soñar. ¡Oh! Los muros y las rejas y los puños amenazadores armados de garrotes, todos los componentes familiares a mi crepuscular existencia, se desvanecen. ¡Qué bien, con cuánta claridad puedo ver! ¡Y qué fuerte, qué vigoroso me siento!¡Es un milagro! Y al mismo tiempo que una suave melodía -una melodÍa de la que muy contados mortales pueden disfrurtar- acaricia mi oído, a través del aire transparente puedo observar las calles y plazas y los edificios y monumentos de una ciudad: la Ciudad de la Paz, me hace saber una pancarta que se encuentra en lo más alto del más alto de los rascacielos y de los monumentos de esta maravillosa comunidad. Un suspiro de alivio se escapa de mi pecho lacerado, como si este espectáculo -que parecería el compendio de los pesares colectivos que han arraigado en el corazón de los humildes de todas las latitudes a partir del momento en que, en la noche de los tiempos, por vez primera se escuchó el chasquido del látigo empuñado por el amo- fuese la señal para que multitudes felices adquirieran vida, y las calles, y plazas y edificios súbitamente se poblasen de gente, de viejos y jóvenes, de hombres y mujeres: son los dichosos habitantes de la Ciudad de la Paz. Sorprendido y maravillado, mi mirada recorre a lo ancho y a lo largo todo este laberinto de calles, plazas, edificios y monumentos que parecen sonreírme sin que ni una sola torre de iglesia aparezca apuntando a las alturas como si pretendiera obligar al Hombre a mirar con desprecio las cosas de Vida; tampoco el cielo, claro y azul, sufre la afrenta de macularse con la presencia de las funestas siluetas de murallas almenadas. Ninguna prisión, ningún juzgado, ningún edificio oficial ofende la dulce belleza tranquila de la Ciudad de la Paz. Es una ciudad que desconoce el Pecado o a la Virtud. En su maravilloza lengua, capaz de expresar hasta las emociones más sutiles y elusivas, nada significan las palabras Amo o Esclavo, Caridad y Piedad, Autoridady Obediencia. Y como no hay Pecado, tampoco la vergüenza es conocida ahí. Los conceptos de bien y de mal no han arraigado en los corazones de esta gente pura e inocente: son hombres y mujeres y niños que con naturalidad, sin ostentación, exhiben sus encantos y su belleza como lo hacen las flores. No son ni buenos ni malos; son, sencillamente, bellos como bellos son los árboles, las plantas, las aves, la estrella… porque, tal como el árbol y la planta, el ave y la estrella, ellos siguen el ritmo de Vida, ese ritmo que los pueblos retrógradas intentan reducir a las páginas amarillentas de los códigos, de la misma manera que una persona cruel arroja a una jaula al cantor de los bosques. Y yo miro y admiro a las multitudes felices de la Ciudad de la Paz. No hay prisa entre ellos, ni precipitación, no hay rostros ansiosos atisbando la hora en los relojes de los edificios públicos. Hasta donde mi vista alcanza, no descubro una sola chimenea que envenene el aire y macule al cielo azul con su sucio humo negro. Este bendito pueblo ha conseguido hacer placentero el trabajo al haber eliminado al parásito y haberse convertido ellos mismos en patrones y obreros simultáneamente. Algunos se dirigen al trabajo, otros se aprestan a disfrutar del esparcimiento; pero todos ostentan el mismo aspecto radiante, porque trabajo y juego son ahora sinónimos. No hay pobres entre ellos. Esos donceles, esas doncellas, tomados de la mano y balanceándose rítmicamente en torno al monumento a Belleza… ¡Están desnudos! Sí, pero no por ser pobres: están rindiendo homenaje a Belleza, y se han despojado de sus hermosos atuendos para manifestar su desnudez gloriosa, pues, ¿hay algo más hermoso que un Hombre y una Mujer desnudos? Sólo el Ideal es más bello -susurra una dulce voz-. Los Ideales son la Belleza misma.

Tengo que interrumpir en este punto mis divagaciones, mi querida camarada; el espacio no es suficientemente amplio como para permitirme desplegar mis alas por completo… Dé mi amor a todos los buenos camaradas…

Ricardo Flores Magón

Su entusiasmo por la posible liberación de los presos políticos es sumamente conmovedor… Es tan puro, y la forma en que usted lo expresa es tan sincera y vívida, que es con un extraño sentimiento, parecido al remordimiento, que me siento obligado a confesarle que yo no percibo el menor indicio de que haya probabilidades de una pronta liberación para nosotros. Odio enfriar su entusiasmo, detesto aniquilar las esperanzas -esperanzas, el único alimento que nosotros, los desafortunados, podemos proporcionar a nuestros corazones-; pero, al mismo tiempo, soy incapaz de simular esperanzas y entusiasmos que no consigo abrigar. En cierto momento concebí alguna esperanzas de una amnistía general para los presos políticos; los hechos, sin embargo, han demostrado que no habrá ninguna. La respuesta que dio el Presidente Harding al comité que se acercó a él el día 13 de este mes, es por demás clara. “El gobierno no puede contemplar ninguna iniciativa con respecto a los transgresores políticos hasta que se haya consolidado la paz”, dijo Harding. Y muchos años habrán de pasar antes de que la humanidad pueda alcanzar la paz. Es por ello que no tengo la menor esperanza de una pronta liberación; no obstante, tengo esperanzas, grandes esperanzas, del triunfo final de Justicia, y eso sólo puede lograrse por medio del sufrimiento. El hombre no sabe que hay desgraciados en la Tierra hasta que él mismo cae en desgracia; y la cantidad de desafortunados está aumentando constantemente en todo el mundo; y el caído en desgracia piensa… ¡Esa es la fuerza del sufrimiento! El pesar engendra acción; y si son muchos los que sufren, dan a luz a la acción colectiva.

Ha sonado la hora el despertar universal, y todos aquellos que soñaron con la libertad durante su adormecimiento, están tomando conciencia de lo vergonzoso de su situación. Hay esperanza en esa concientización.


1 Por su contenido, en especial la referencia a los análisis enviados a Topeka, Kansas, probablemente la fecha sea 25 de abril y no 25 de agosto de 1922.


Fuente: EIR

August 31, 1922

[Ricardo Flores Magón:]

I took your matter up in Washington personally yesterday1 and I am hopeful that within next few weeks you will be on your way to Mexico.

The Department has asked for a special report on your eyes and general physical condition,2 which it ought to have within a few days.

Sincerely yours,

[Harry Weinberger]
above to Magon and first paragraph to Rivera

 

31 de agosto de 1922

[Ricardo Flores Magón:]

Ayer presenté personalmente en Washington su asunto y tengo esperanzas en que, en una cuantas semanas más, usted estará en camino de México.

El Departamento solicitó un informe especial acerca del estado de sus ojos y de su condición física general, que debe recibir en los próximos días.

Atentamente.

[Harry Weinberger]
La anterior a Magón, y el primer párrafo a Rivera.


1 Harry Weinberger anexó la siguiente carta: “I am glad that you are getting a complete report on the Magón case, as far as Mr. Magon’s eyes are concerned. I send you herewith a copy of a letter dated March 15th, 1921, in which the Department admits that he was going blind from cataract. There is no question on your own Department’s report that he is going blind but it is only a question of time. In the meanwhile his eyesight is dimmer and dimmer so that he is just abent able to read scarce print. Of course, nothing can be done in the way of operation until he is totally blind but I don’t believe your Department would feel that he should be given consideration only when he is totally blind instead of letting him out so that he can get back to Mexico and get medical treatment and restore this eyesight. This is only an edition to the various representations made as to the facts in the case, the number of years they have already served, that they will leave the country, that the Mexican Government officially has asked for their release, as well as the Mexican Federation of Labor. I hope that your decision will be favorable and will be acted upon in a few days.” Trad.  “Me complace saber que tiene usted un reporte completo sobre el caso Magón, en cuanto a los ojos del señor Magón compete. Le envió copia de la carta fechada el 15 de marzo de 1921, en la cual el Departamento admite que se está quedando ciego de ambos ojos. No hay [la menor] duda en el reporte de su propio Departamento de que se está quedando ciego y que sólo es cuestión de tiempo. Mientras tanto su visiónes más y más débil al grado de que sólo puede leer unos cuantos textos impresos. Cierto es que nada puede hacerse en el sentido de una operación sino hasta que quede completamente ciego, pero no creo que su Departamento considere que debe tomársele en cuenta únicamente hasta que esté completamente ciego en lugar de dejarlo libre para que pueda regresar a México y tener el tratamiento médico para recuperar su vista. Lo anterior se añadiría a los distintos señalamientos hechos respecto al caso, el número de años ya purgados, que están dispuestos a abandonar el país, que el gobierno mexicano, así como la  Federación Mexicana del Trabajo, han solictado oficialmente su liberación. Espero que su decisión sea favorable y sea acatada en pocos días.” (H. Weinberger a James A. Finch, Fiscal de Perdones, Departamento de Justicia,  Washington, D.C., 29 de agosto de 1922; HWP, caja 22).
2 Alice Stone Blackwell solicitó inicialmente al procurador Daugherty que RFM fuera examinado por un médico externo. Weinberger envió a Magón los siguientes oficios relativos a dicha solicitud: “In answer to your letter of the 22nd inst., refusing the application to allow a private physician to examine Ricardo Flores Magon as to his physical condition, will you appoint a physician of your own, other than the prison physician to make a thorough examination of Mr. Magon’s eyes., lungs, heart, kidneys, etc., so that your records may contain an exact statement of his present condition from an unbiased point of view?”  Trad. “En respuesta a su carta del 22 del presente que rechaza la solicitud de permitir que un médico privado examine a Ricardo Flores Magón respecto a su condición física ¿podría nombrar algún médico de su confianza, distinto al médico de la prisión, para que haga un minucioso examen de los ojos, pulmones, corazón, riñones etc., del señor Magón, para que sus expedientes cuenten con una declaración exacta de su presente condición desde un punto vista imparcial? (Harry Weinberger a James A. Finch, Fiscal de Perdones, Departamento de Justicia, Washington, D.C. 27 de septiembre de 1922; HWP, caja 22).
“In answer to your letter of the 29th inst., in re Ricardo Flores Magon, and our employing an outside physician satisfactory to the Department, I wish to state that I would employ Dr. Simon B. Langworthy of Leavenworth, Kansas, who is recommended to us by William Allen White, and I desire to knowing if that would be satisfactory to the Department, and whether furthermore, the warden would be informed to allow the doctor to examine Mr. Magon in the presence of the prison physician. I understand from Miss Alice Stone Blackwell that once, after she had informed by your Department, as follows: “Department has advised warden at Leavenworth he has no objection to physician examining Mr. Magon unless warden knows of reasons which would make it inadvisable”, when Dr. Langworthy called at the prison, he was not admitted, the warden informing him that he had not been advised of the definitive authority. Before undertaking this additional expense of sending Dr. Langworthy to the prison, I desire to be informed if he is satisfactory to your Department.”  Trad. “En respuesta a su carta del 29 último en referencia a Ricardo Flores Magón, y la designación de un médico externo satisfactorio para su Departamento, quisiera señalar que emplearemos al Dr. Simon B. Langworthy, de Leavenworth, Kansas, quien nos fue recomendado por William Allen White, y deseo saber si es satisfactorio para el Departamento, y si ,por lo tanto, el alcaide será informado para que permita al doctor examinar al señor Magón en presencia del médico de la prisión. Sé. por parte de la señorita Alice Stone Blackwell que después de que su Departamento le informó lo siguiente: “El Departamento ha avisado al alcaide de Leavenworth que no se tiene objeción a que el médico examine al señor Magón a menos de que el alcaide sepa de alguna razón que lo haga inaceptable”, el Dr. Langworthy ocurrió a la prisión, no fue admitido, y el alcaide le informó que no había sido avisado por la autoridad competente. Antes de hacer gastos adicionales para enviar al Dr. Langworthy a la prisión, deseo que el Departamento me informe si  él satisfactorio para él.” (H. Weinberger a Harry M Daugherty, Procurador General de los E.U.A., Washington, D.C., 4 de octubre de 1922; HWP, caja 22)
“With reference to the above, instead of Dr. Simon B. Langworthy, we desire to send Dr. Burkhardt of Kansas City, Mo. to examine Mr. Magon. Will you kindly inform me whether or not Dr. Burkhardt will be satisfactory to your Department, so that when he calls at Leavenworth, he will allowed in and the Warden be instructed to allow him to examine Mr. Magon in the presence of the prison physician. I would appreciate if you would advise me at once.” Trad. “En referencia a la anterior, en lugar del Dr. Simon B. Langworthy, deseamos enviar al Dr. Burkhardt, de Kansas City, Mo. a examinar a Magón. ¿Podría hacerme el favor de informarme si el Dr. Burkhardt es satisfactorio para su Departamento, para que cuando vaya a Leavenworth, le sea permitido entrar y que alcaide sea instruido para que le permita examinar al señor Magón en presencia del médico de la prisión? Apreciaría si usted me informara de inmediato.” (Harry Weinberger a James A. Finch, Fiscal de Perdones, Departamento de Justicia, Washington, D.C. 7 de octubre de 1922; HWP, caja 22).
“In re examination of Ricardo Flores Magon by an outside physician, your letter of Oct. 7th must have crossed mine in which we changed our request from Dr. Simon B. Langworthy to Dr. Burkhardt of Kansas City, Mo. Will you kindly advise me at once whether this latter physician is satisfactory to your Department, so that I can complete the arrangements and have his call and make the examination in the presence of the prison physician? Please wire collect whether you will consent to Dr. Burkhardt, so that we can save time.”  Trad. “En relación al examen de Ricardo Flores Magón por un médico externo, su carta del 7 de octubre debió cruzarse con la mía en la cual cambio mi solicitud del Dr. Simon B. Langworthy al Dr. Burkhardt, de Kansas City, Mo. ¿Podría avisarme tan pronto como sea posible si este último médico es satisfactorio para su Departamento para que pueda completar los arreglos y él pueda presentarse y proceder al examen en presencia del médico de la prisión? Por favor telegrafíeme por cobrar su consentimiento al Dr. Burkhardt para ahorrar tiempo.” (Harry M. Daugherty, Procurador General de los E.U.A., 10 de octubre de 1922; HWP, caja 22).
“In answer to your letter of Oct. 23rd, as soon as I receive the report of Dr. Langworthy, I will send it on to you, but I am indeed surprised that the Department of Justice took it upon themselves to instruct Dr. Langworthy to proceed with examination after I had asked that another doctor be substituted, and whereas, it is only usual that we have a doctor of our own selection, and where a doctor is selected, we should communicate with him. I think your Department acted absolutely improperly in asking Dr. Langworthy to make the examination after we had particular reason why we did not want him. I do not desire at this time to make any further representations as same is continually made an excuse for not presenting the case to the Attorney General. I desire the case to be presented to the Attorney General at once just as you have it, whatever it may be, and I want a decision from the Attorney General and the President granting or refusing the request of Mr. Magon for release.” Trad. “En respuesta a su carta del 23 de octubre, tan pronto como reciba el reporte del Dr. Langworthy, se lo enviaré, pero estoy ciertamente sorprendido de que el Departamento de Justicia haya instruido por su cuenta al Dr. Langworthy para que procediera a hacer el examen una vez que yo había solicitado que se le sustituyera, siendo que es usual que el médico sea de nuestra elección, y cuando ese doctor sea seleccionado seamos nosotros los que nos comuniquemos con él. Creo que su Departamento actuó de una manera absolutamente impropia al solicitarle al Dr. Langworthy que hiciera el examen después de que nosotros teníamos razones particulares para objetarlo. No deseo por el momento poner ninguna queja ya que tales han sido continuamente un pretexto para no presentar el caso ante el Procurador General. Deseo que el caso sea presentado ante el Procurador General tal y como lo tiene, sea esta la forma que sea y quiero una decisión del Procurador General y del Presidente aceptando o rechazando la solicitud de liberación del señor Magón.” (Harry Weinberger a James A. Finch, Fiscal de Perdones, Departamento de Justicia, 25 de octubre de 1922; HWP, caja 22).


Fuente: HWP

Leavenworth, Kansas, September 3rd, 1922

Miss Ellen White
Reading, Pa.

My dear comrade:

Your dear, welcome letters of the 18th and 23rd of the last August received.

I hope that by this time you know why I am not writing  long letters as used to do. Have you had letter from our beloved Erma? Also, I hope that you, my good friend, will no longer think that I am tried of writing you. Tired of writing you… You can say it because you don’t know how beautiful your soul is; but I know… And I gravitate around Beauty thereby; and I rove like a greedy bee about what my furnish sweetness to my soul. Tired of writing you.. How could the queer motion have ever entered into your mind? Do you not know that it is a privilege for me to knock at the door of beautiful souls?

My massages to you are now short, it is true, but they, in their smallness and inanity have been trough forth from that sweet recess of my being which has preserved its perfume and warmth through the better experiences of my stormy life.

To write to you is a privilege, and I thank Fate for it, and I thank you for receiving the inept babblings of my soul with open arms…

The clipping received. Thanks.

I stop here. Do not think of tiredness on my part, for I am still dial?, and so, I love Beauty -and your soul is beautiful!

With comradery love,  

Ricardo Flores Magón

Leavenworth, Kansas, a 3 de septiembre de 1922

Srita. Ellen White,
Reading, Pa.

Mi querida camarada:

He recibido con mucho gusto sus amables cartas del 18 y del 23 del pasado agosto.

Espero que a estas alturas ya estará enterada de la razón por la cual no le estoy escribiendo cartas tan largas como solía. ¿Ha tenido noticias de nuestra queridísima Erma? Si es así, espero que usted, mi buena amiga, dejará de pensar que me he cansado de escribirle. ¡Cansado de escribirle…! Usted puede decirlo porque ignora lo hermoso que es su espíritu; pero yo lo sé… porque gravito en torno a Belleza, y giro como una abeja golosa alrededor de lo que pueda proporcionar dulzura a mi espíritu. ¡Cansado de escribirle…! ¿Cómo pudo semejante idea tener cabida en su cabeza? ¿Ignora acaso que, para mí, es un privilegio llamar a las puertas de las almas hermosas?

Mis mensajes son ahora breves, es cierto; no obstante, a pesar de su pequeñez y futilidad, han emanado de los más cordiales rincones de mi ser que han preservado el perfume y calidez cosechados de las mejores experiencias a lo largo de mi tempestuosa vida.

Es un privilegio escribirle, y se lo agradezco a Destino; como a usted le agradezco el recibir con los brazos abiertos los torpes balbuceos de mi espíritu…

Recibí el recorte. Gracias.

Me detengo en este punto. No suponga el menor cansancio por mi parte, porque aún estoy vivo; y, por lo tanto, amando a Belleza, ¡y su espíritu es bello!

Con amor de camarada.

Ricardo Flores Magón


Fuente: IIIS

Penitenciaría Federal de los Estados Unidos Leavenworth Kansas.

Septiembre 10 de 1922
Nicolás T. Bernal
México, D. F.

Mi querido Nicolás:

Tu grata del pasado agosto me trajo valiosa información de lo que ocurre fuera de estas paredes dentro de las cuales vegeto.1

Los últimos folletos2 llegaron. No me mandes de los primeros; pero sí te ruego que me envíes de los que tienes en preparación.

Mucho me ha dado en qué pensar la proposición que el compañero De la Rosa me hace de simular arrepentimiento con la mira de obtener mi libertad. La cuestión parece ser sencillísima, y sin embargo, cuán difícil es. Si no amase yo mi ideal de amor y libertad, no tendría yo el menor inconveniente en declarar mi arrepentimiento por haber osado interponerme entre el fuerte y el débil. Mi arrepentimiento, aunque fuera simulado, significaría que es una virtud el aprovecharse de la ignorancia y de la miseria para explotar y oprimir al ser humano. Que los trabajadores no muevan un dedo para forzar mi liberación, eso no me faculta para firmar mi arrepentimiento. Si los trabajadores no mueven un dedo en mi favor, esto sólo significa que no merezco su ayuda; pero prefiero que me den la espalda por mi insignificancia y mi inutilidad, a que me escupan el rostro como un cobarde y traidor a sus intereses, los que tendrían el derecho de hacer si por escapar de una muerte cierta dentro de mi calabozo mis labios se manchasen con estas palabras: ¡Me arrepiento! Me arrepiento de haber socavado el trono de Porfirio Díaz; me arrepiento de haber dado la mano a los esclavos de Valle Nacional y Quintana Roo; me arrepiento de haber tratado de romper las cadenas que atormentan a los peones de las haciendas; me arrepiento de haber dicho al trabajador de la mina y de la fábrica, del muelle y del taller, del ferrocarril y del barco: “únete y serás fuerte;” me arrepiento de haber hecho entrever al humilde una vida más racional, más justa y más sana para el cuerpo y para la mente; me arrepiento de haber aconsejado la rebeldía contra el despotismo y la explotación. Agradezco mi querido compañero De la Rosa su deseo de verme libre; pero no puedo aceptar su sugestión. La indiferencia con que los trabajadores ven mis sufrimientos no me autoriza a envilecerme. Ellos tienen en su poder la llave que puede abrir estas puertas, y si no la usan, es porque no me consideran digno de tanto sacrificio por su parte. Ellos tienen el derecho de dejarse en las garras de sus enemigos; pero eso no me da a mí el derecho de enlodar mis ideales, que no otra cosa seria balbucir mi arrepentimiento, cuando mi corazón y mi conciencia me gritan que he obrado bien; que he cumplido con mi deber como miembro de la familia humana.

Querido Nicolás: con la proximidad del invierno, mis males comienzan a recrudecerse. Cambio de clima y de régimen de vida es lo que me convendría; pero estas buenas cosas tienen un precio que yo no puedo pagar: la desvergüenza. De ello soy un indigente, y es la única moneda que pudiera salvarme. Sin embargo, estoy contento con mi miseria, porque ella me evita el hacer traición a mis ideales que es lo único que tengo, que es lo que me da fuerza y ánimo: mis queridos ideales que un día no lejano reinaran sobre la Tierra. Yo no gozaré de su triunfo; pero considero como un gran don el sentirlos en mi mente, y mi corazón se llena de satisfacción al ver que el esclavo los acoge con cariño y los hace su bandera. Esta actividad del esclavo es garantía de triunfo, y ni con turbado espíritu e regocija con la visión de un porvenir en que no habrá un solo hombre que diga: “Tengo hambre;” en que no haya quien diga: “No sé leer;” en que sobre la Tierra no se oiga más el chirrido de cadenas y cerrojos.

Te ruego que me saludes cordialmente a todos los buenos compañeros, y tú recibe un fuerte abrazo de tu hermano.

Ricardo Flores Magón


1 Cercana a esta fecha RFM recibió copia de la siguiente carta: “In answer to your letter of September 5th in re Ricardo Flores Magon and Librado Rivera, stating that Mr. Magon’s general health is very good and that he is in no way failing physically and is standing confinement well, and there is no probability of his becoming permanently blind in the near future and it will be some years before an operation for cataract will be necessary, and that his physical condition is not such as to warrant executive clemency solely on the ground and that the case will be presented on its merits to the  Attorney General, I wish to state: That prison physicians are always unusually optimistic in their reports re the physical condition of their prisoners. I do not desire to enter into the discussion just at this time as to Mr. Magon’s eyesight, knowing that the usual belief is where cataracts cause total blindness, operations would restore eyesight so that it does not become permanent, but I take it from your letter there is no denial that he is slowly becoming blind from the cataracts, which your previous medical reports and letters from the Attorney General also show, nor will I go into the probabilities as to a successful operation on the cataracts at Mr. Magon’s age and his health just now. On the facts in this case and the grounds upon which Mr. Magon has been sentenced, being merely the expression by words as to his opinion about future events, the fact that he has already served more than three years in jail, the fact that the Mexican Federation of Labor, as well as the Mexican Government and various States of Mexico have asked for his release, and his willingness to leave the country, can leave no doubt that your Department and the Attorney General, should recommend to the President immediate commutation of his sentence, as well as that of his co-defendant, Librado Rivera. I hope this will be done at a very early date and you will advise ma as soon as the matter is sent to the Attorney General for action and by him to the President.” Trad. “En respuesta a su carta del 5 de septiembre en relación a Ricardo Flores Magón y Librado Rivera, señalando que la condición general de Magón es muy buena y que no está decayendo físicamente y que soporta bien el confinamiento, y que no hay posibilidad de que quede definitivamente ciego en corto tiempo y que pasarán varios años antes de que una operación de cataratas sea necesaria, y que su condición física no es tal que justifique una clemencia ejecutiva basada únicamente en ello y que el caso será presentado en esas condiciones ante el Procurador General, quisiera declarar: Los médicos de las prisiones siempre suelen ser optimistas en sus reportes sobre la condición física de sus prisioneros. No desearía entrar en una discusión en este momento sobre la visión del señor Magón, sabiendo que la creencia común es que cuando las cataratas causan ceguera total, las operaciones pueden restaurar la visión,  para que aquella no sea permanente, pero veo en su carta que no se niega el hecho de que está quedado lentamente ciego debido a las cataratas, lo que los reportes médicos previos y las cartas del Procurador General también señalan; tampoco [quiero] referirme a las posibilidades de que la operación sea exitosa en lo que respecta a las cataratas del señor Magón, tomando en cuenta su edad y su salud en este momento. Dados los hechos que rodean este caso, y tomando en cuenta que el señor Magón ha sido sentenciado en base a la mera expresión escrita de su opinión sobre eventos futuros, el hecho de que ha permanecido más de tres años en la cárcel, el hecho de que la Federación Mexicana del Trabajo, así como el Gobierno mexicano y varios estados de México han solicitado su liberación, y su disposición a abandonar el país, no pueden dejar duda de que su Departamento y el Procurador General deberían recomendar al Presidente la inmediata conmutación de su sentencia, así como la de su coacusado, Librado Rivera. Espero que esto sea hecho tan pronto como sea posible y que me avisara tan pronto como la cuestión sea puesta en consideración del Procurador General para su decisión y enviada por él al Presidente.” (Harry Weinberger a James A. Finch, Fiscal de Perdones, Departamento de Justicia, 6 de septiembre de 1922; HWP; caja 22).
2 Por la libertad de Ricardo Flores Magón y compañeros presos en Estados Unidos del Norte, México, Comité de agitación por la libertad de Ricardo Flores Magón y compañeros presos en Estados Unidos del Norte, 1922


Fuente: EIR

Leavenworth, Kansas, September 17th, 1922

Miss Ellen White
Reading, Pa.

My dear comrade:

Your dear letter of the 8th of this month brings me the great news of your coming to Kansas, and, incidentally, to see me… May I tell you of my impatience for the moment of the announced event? No; I will not tell it to you for you could not give credit to the meaning my poor cords should convey, as you refused to believe the emotions depicted in my former letter…

You wain? me to be frank… This morning puzzles me, for I Thought that our natural steam had as its basis our mutual frankness. I cannot understand the riddle.

Oh, comrade dear, I am disappointed with myself, for I thought I was an artist in that I could make others feel that which I feel… I love my friends, but when I attempt to express my esteem by means of coords they think my words are nice and nothing more. I am disappointed, I am disappointed.

The flower you sent me is a familiar one, and a beloved one. It speaks me of my South, and it brings forth to my mind memories of moments that shall never return. Thanks, my good comrade.

Waiting for the happy moment when will feel the friendly pressure of your hand, I remain,

With comradery love, 

Ricardo Flores Magón

 

Leavenworth, Kansas, a 17 de septiembre de 1922

Srita. Ellen White,
Reading, Pa.

Mi querida camarada:

Su apreciable carta del 8 de este mes me trae la extraordinaria noticia de que vendrá a Kansas, e incidentalmente, a visitarme… ¿Tendría que insistir en mi impaciencia porque llegue el momento del acontecimiento anunciado? No. No le diré nada porque no daría crédito al significado que puedan tener mis modestas palabras, igual que se negó a creer en las emociones evocadas en mi última carta…

Me conmina a ser franco… Su advertencia me desconcierta porque siempre consideré que nuestro aprecio recíproco estaba basado en nuestra mutua franqueza. No consigo resolver el enigma.

¡Oh!, querida camarada, me siento decepcionado de mí mismo, porque me había considerado un artista capaz de hacer sentir a los demás lo que yo siento… Amo a mis amigos, pero cuando intento expresarles mi afecto por medio de palabras, ellos piensan que mis palabras son agradables, pero nada más. Estoy decepcionado, decepcionado.

La flor que me envió me resulta familiar, y muy querida. Me habla de mi Sur, y trae a mi mente recuerdos de momentos que nunca volverán. Gracias, mi buena camarada.

En espera del feliz momento en que mi mano sienta la amistosa presión de la suya, quedo de usted.

Con amor de camarada.

Ricardo Flores Magón


Fuente: IIIS

Leavenworth, Kansas, October 15th, 1922

Miss Ellen White
Kansas City, Mo.

My dear comrade:

You failed to disappoint me… Was that frail, exquisite little creature that for a brief period of time sat in front of me,1 the one that she herself depicted in her missive of the 4th of this month as being rough, and unnice, and what not?

Please, my dear Ellen, suspend that endeavor of yours of trying to convince me that you are not nice, for if before your visiting me you was white Ellen, after having feasted my soul with the sight of you, the same white Ellen you are. That my words are too nice… But, pray, may one be too nice with the friends one loves? Life is rough, and hostile, and cruel, and it is delicious to feel while groping on its craggy paths the comforting pressure and the sweet warmth of friendly hands…

For how long did my tired eyes behold you? Was it a second? It was just a touch of sympathetic wings in the wilderness; a peep of the sun through a frowning sky; the glimpse of a wall of clenched fists… How grateful I feel to you!

“Time is up”- said a commanding voice – and the dream converted into reality for a second, was over, to leave me in the grasp of this eternal nightmare…

Some three hours after, nice fruit was handed me… My emotion was so intense that I felt tears racing to my eyes. You, without employment, sacrificing your urgent needs for me… My gratitude is immense, I admire your generosity, but I beseech you, beloved comrade, not buy me anything while out of work, nor while working when you need the money to continue your westwards.

I must close here this letter. Thanks again for having broken with your grace, however for an instant, the grayness of this life of mine in this pit wherein souls and flesh rot.

With comradery love,

Ricardo Flores Magón
PS Please give my regards to comrades Debouchez, Bessie Zoglin and the others you may meet.

 

Leavenworth, Kansas, a 15 de octubre de 1922

Srita. Ellen White,
Kansas City, Kansas

Mi querida camarada:

No consiguió decepcionarme… ¿Era esa criatura delicada, pequeña y exquisita que se sentó frente a mí durante un breve periodo de tiempo la misma que se describió a sí misma en su carta del 4 de este mes como ruda, desagradable y no sé qué más?

Por favor, mi querida Ellen, deje de intentar convencerme de que usted no es amable porque si aún antes de visitarme usted ya era la blanca [white] Ellen, luego de haber regocijado mi espíritu con su presencia, usted sigue siendo la blanca Ellen. ¿Qué mis palabras son demasiado halagadoras? … Dígame, por favor, øacaso puede uno halagar en demasía a los amigos que uno quiere? Vida es dura y hostil y cruel, y resulta delicioso, cuando uno se debate a tienes por sus páramos, sentir la reconfortante presión y la dulce calidez de las manos amigas…

Porque, ¿durante cuánto tiempo pudieron mis cansados ojos mirarla? ¿Acaso un segundo? Fue apenas la caricia de unas alas amigas en el desierto; un rayo de sol en un cielo borrascoso; la fugaz percepción de una sonrisa entre la muralla de puños amenazadores… ¡Cuánta gratitud usted me inspira!
"¡Se acabó el tiempo!"—clama una voz de mando—, y el sueño convertido en realidad por un segundo, se desvanece y me deja en las garras de esta pesadilla eterna…

Unas tres horas más tarde, me entregaron unas hermosas frutas… Me emocioné tanto que los ojos se me llenaron de lágrimas. Usted, sin empleo, sacrificando hasta sus necesidades más urgentes por mí… Mi gratitud es inmensa, admiro su generosidad, pero la conmino, queridísima camarada, que no me compre nada mientras esté desempleada ni cuando, aunque esté trabajando, usted necesite el dinero para proseguir su peregrinaje hacia el oeste.

Tengo que concluir esta carta. Gracias de nuevo por haber roto con su gracia, aunque no haya sido más que por un instante, lo gris de esta mi vida hundido en este pozo en el que se pudren los cuerpos y las almas.
Con amor de camarada.

Ricardo Flores Magón
P.S.: Le ruego transmita mis respetos a los camaradas Debouchez, Bessie Zoglin y a los demás que usted encuentre.


1 Lilly Sarnoff visitó a RFM en la cárcel de Leavenworth el 13 de octubre, al día siguiente escribió una carta relatando la visita: “Finalmente se me permitió ver a Ricardo, me encontraba irritada por mi entrada a la penitenciaría, pero estaba contenta de verlo, hablamos como quince minutos, y depués se me ordenó que me marchara, con la advertencia de que nunca volviera a escribir o a volver. Una palabra sobre los dos prisioneros antes de continuar. [Manuel] Rey parece estar bien, tuvo un resfriado el último año, el primero de su vida, y le vuelve de vez en cuando. Esta muy pálido, un poco flaco, y espera ansiosamente ser liberado y deportado. Ricardo, se ve bien, mejor en relación a Rey, tose continuamente ya que el clima severo irrita su garganta habiendo estado siempre en climas cálidos. Está un poco sordo, puede ver con sus gruesos anteojos aunque usa otro par para leer. Cree que tiene los gérmenes de la tuberculosis o esa enfermedad, o está cerca de contraerla, pero lo único que uno puede ver es lo irritado de sus ojos, de ahí en fuera se ve bien. Dice que fue muy robusto en su juventud, y que está soportando bien, o algo así. También tiene esperanzas de salir pronto a México. Dice que ha recibido noticias de Yucatán, México, que están intentando ahí liberarlo. Le dije también del movimiento de boicot que su hermano Enrique está promoviendo en México. No pudimos hablar mucho, quince minutos es poco tiempo cuando el guarda está al lado, el bebé de una visitante lloraba, y él un poco sordo…” (Lilly Sarnoff a Harry Weinberger, 14 de octubre de 1922; (HWP, caja 23).


Fuente: IIIS

Penitenciaría Federal de los Estados Unidos. Leavenworth, Kansas

Octubre 29 de 1922
Gus Teltsch
Lake Bay, Wash.

Mi querido Gus:

Recibí tu querida carta de fecha 10 de este mes, acompañada de dos dólares. Mucho te lo agradezco, mi buen amigo.

Como de costumbre me trajo tu carta frescura y consuelo. Una palabra bondadosa es siempre bien recibida en un lugar en donde el alma se marchita y el cuerpo se pudre. El mundo del proscrito, el universo del cautivo se reduce a un puñado de horribles estructuras encerradas dentro de una pared… Y estoy agradecido de ti, y agradecido de todos los que de tiempo en tiempo me hacen saber, con sus cartas, que más allá de este escabroso escollo hay asoleadas y risueñas playas donde la vida continúa su perpetuo curso.

Si, tu carta es más bien corta; pero ¿no es suficiente para alegrar el corazón el rayo casual del Sol al través de un cielo torvo? ¿No es suficiente para reunir valor cuando en un círculo de apretados pillos se obtiene el gesto de una mirada amistosa? Veo que uno de los camaradas te escribió con respecto a la suerte de mis alas…  Mis pobres alas no podrán elevarse más, ellas que eran tan amantes de los más audaces vuelos. Débiles y entumecidas están ahora, esperando, esperando, esperando… ¿Por qué ponen a las águilas en jaulas? ¿Por qué..? ¿No saben que para lo que el gusano es una inmensidad, es prisión para el águila? ¿No saben que las alas necesitan el espacio? ¿Que la alas son sagradas?

Con un suspiro por la Libertad, por la vida, termino esta carta, antes que mis alas se lastimen en su estrecho encierro.   

Me despido. Mis saludos a todos lo que se recuerden de mi.   

Tu hermano.

Ricardo Flores Magón


Fuente: EIR

November 1, 1922

Mr. Ricardo Flores Magón,
U. S. Penitentiary
Leavenworth, Kansas.

My dear Mr. Magon:

I send you herewith copy of Dr. Langworthy’s report.1 It is as I expected. I am asking who gave him the order to make examination because I certainly did not and one was authorized be me to direct him, but having been done I will pay it as I want the Department to go on and make its report and have the President act and come to a final decision.

I hope to be able to finish the article on your case shortly and have it published.

Very truly yours

[Harry Weinberger]

1o. de noviembre de 1922

Sr. Ricardo Flores Magón.
Penitenciaría de los Estados Unidos,
Leavenworth, Kansas

Mi estimado Señor:

Adjunta copia del informe del Dr. Langworthy. Es como lo esperaba. Le estoy inquiriendo quién le ordenó hacer el examen, porque ciertamente no fui yo, y nadie había sido autorizado por mí para pedírselo; pero, ya que fue hecho, se lo liquidaré, pues deseo que el Departamento prosiga, elabore su informe, promueva la acción del Presidente y se llegue a una decisión final.

Espero poder terminar a la brevedad el artículo sobre su caso y hacerlo publicar.

Atentamente.

[Harry Weinberger]


1 “Leavenworth, Kansas, Oct. 16, 1922. To whom it May Concern: This is to certify that I have on this day examined prisoner Ricardo Flores Magon, as to his physical condition; said examination being made in the presence of Dr. A. F. Yohe, Prison Physician, at his office in the Hospital of the Federal Prison, at Leavenworth, Kansas, and that I find as follows: Name: Ricardo Flores Magón. Age: Stated by him 49 years, which is apparently correct. Weight: 155 pounds. Height: 5 feet 8 inches. He is well nourished. Thorax: Normal in shape and well padded with flesh. Abdomen: Slightly corpulent. Muscular System: well developed. Pulse Rate: standing 88, after exercise 98. Respiration Rate: 23. Temperature: 98.4 degrees F. under tongue. There are no scars of operation or serious injury. Skin is of healthy color, only slightly pale from indoor confinement. Tongue: slightly coated and indentated on each side. Tonsils: in fairly good condition. Uvula markedly elongated. He has catarrhal naso-pharyngitis chronica. Larynx comparatively healthy. Chest Measurement: Inspiration 49 1-2 inches. Expiration 37 inches, making chest expansion 3 1/2 inches. I find Percussion Note normal over all parts of each lung. By Auscultation I find no rales, but there is slight roughness of breathing, which I believe to be entirely bronchial. He has a slight cough. Microscopic Examination of sputum, shows a few pus cells. No tubercular bacilli were fund. There are no indications of tuberculosis or other serious disease of his lungs. He has a chronic bronchitis. Heart: Action regular, rate 88, after exercise 98. There are no murmurs. Apex beat in normal position. Arteries: normal. Blood Pressure: Systolic 148, diastolic 82, which is normal for a man of his age. Abdomen: Well rounded no abnormal tenderness. There is slight tenderness over lumbar muscles and slight stiffness of back so that it is difficult for him to touch the floor with tips of fingers. This denotes lumbago of mild form. There are no indication of Articular Rheumatism. Ears: normal. Hearing is good in each ear. Eyes: Lids and appendages normal in each eye. Conjunctiva normal. Cornea clear in each eye. Pupils normal in size and regular in form. There are no synechise. There is cloudiness in each lens, apparently in the posterior portion. This condition is more marked in his left eye than in his right eye. This indicates beginning or partial cataract in each eye. As a result of this condition his vision is defective, but I find it as follows: O.D.V. 200/10, -1.00, S. 70/10. O.S.V 200/10, (with difficulty) -0.75, S. -0.50 Cyl. ax 180, 100/10. Thus it will be seen that he can see to get about readily, and can easily recognize persons within about ten feet. With glasses he can read coarse print, as the title of books readily, and he can read ordinary newspaper print with some difficulty for a short time. I have examined the records of examinations that have been made of his eyes from time to time during his imprisonment and find that the changes in his eyes and consequent changes in vision due to cataract are going on very slowly. That is, his vision is gradually failing, but not rapidly. There is not likelihood of his losing his vision in the near future. At the present time an operation for cataract is not indicated, and would almost certainly prove disasterious. Examination of Urine is as follows: Color light ambar. Reaction slightly acid. Specific Gravity 1.020. No Albumen. No Glucose, which is normal in very respect. There is no indication of Brights Disease, Diabetes nor any other disease of the kidneys. To Summarize: prisoner Ricardo Flores Magón is standing his confinement well. His general physical condition id good. The only serious defect I find in him physically is partial cataract in each eye which is unusual in a man of his age. This is progressing very slowly and there is apparently no danger of his becoming blind in the near future, though ulteriorly this will probably take place. Very Respectfully, Simon B. Langworthy, MD” Trad. “Leavenworth, Kansas, 16 de octubre de 1922. A quien corresponda: La presente certifica que el día de hoy examiné al prisionero Ricardo Flores Magón respecto a su condición física; dicho examen se hizo en presencia del Dr. A. F. Yohe, médico del penal, en Leavenworth, Kansas, y encontré lo siguiente: Nombre: Ricardo Flores Magón. Edad: Declarada por él, 49 años, lo cual al parecer es correcto. Peso: 155 libras. Estatura: 5 pies, 8 pulgadas. Está bien nutrido. Torax: normal en su forma y bien cubierto con carne. Abdomen: ligeramente corpulento. Sistema muscular: bien desarrollado. Pulso: de pie, 88, después de ejercicio, 98. Respiración: 23. Temperatura: 98.4 grados F. bajo la lengua. No tiene cicatrices de operación o herida grave. La piel tiene color saludable, ligeramente pálida por el confinamiento bajo techo. Lengua: ligeramente inflamada y escaldada en ambas lados. Anginas: en muy buena condición. Úvula: marcadamente alargada. Tiene nasofaringitis catarral crónica. Laringe: comparativamente saludable. Medida de pecho: Inspiración 40 y media pulgadas. Expiración 37 pulgadas, expansión de pecho 3 y media pulgadas. Encontré el sonido de percusión normal en todas las partes de cada pulmón. Por auscultación no encontré estertores, pero hay una ligera aspereza en la respiración, la cual creo es enteramente bronquial. Tiene una tos ligera. El examen microscópico de su esputo muestra algunas células purulentas. No se encontraron bacilos de tuberculosis. No hay indicios de tuberculosis o cualquier otra enfermedad seria en sus pulmones. Tiene bronquitis crónica. Corazón: Actividad normal, latidos 88, después de ejercicio 98. No hay soplos. El ápice golpea en posición normal. Arterias: normales. Presión arterial: sistólica 148, diastólica 82, lo cual es normal para un hombre de su edad. Abdómen: Bien provisto sin sensibilidad anormal. Hay una ligera sensibilidad sobre los músculos lumbares y una ligera rigidez en la espalda por lo que le es difícil tocar el suelo con la punta de sus dedos. Esto denota lumbago moderado. No hay indicios de artrítis reumatoide. Oídos: normales. Oye bien con cada oído. Ojos: Párpados y apéndices normales en cada ojo. Conjuntiva normal. Cornea clara en cada ojo. Pupilas normales en tamaño y de regular. No hay sinequis. Hay nubosidades en ambas lentes, aparentemente en la porción posterior. Esta condición está más marcada en su ojo izquierdo que en el derecho. Indica una parcial o incipiente catarata en cada ojo. Como resultado de esa condición su visión es deficiente, pero la encontré como sigue: O.D.V. 200/10, -1.00, S. 70/10.O.S.V 200/10, (con dificultad) -0.75, S. -0.50 Cyl. ax 180, 100/10. Así, como puede verse, puede ver lo suficiente para deambular, y puede reconocer a las personas aproximadamente a 10 pies. Con anteojos puede leer grandes tipos de carácteres impresos, como los títulos de los libros, y puede leer los periódicos ordinarios con alguna dificultad por un corto tiempo. He examinado el expediente de examenes que se le han practicado en sus ojos de cuando en cuando durante su prisión y encuentro que los cambios en sus ojos y consecuentemente de su visión debido a las cataratas van muy lentos. O sea, su visión está declinando gradualmente, pero no rápidamente. No hay probabilidad de que pierda la visión en un futuro cercano. Por el momento no es indicada una operación de cataratas, la cual sería desastrosa. El examen de orina es como sigue: Color: ligeramente ambar. Reacción ligeramente ácida. Gravedad específica 1.020.

No hay albúmina. Ni Glucosa, lo cual es normal en cualquier sentido. No hay indicio de la enfermedad de Brights. No hay diabetes ni otra enfermedad de los riñones. Resumiendo: El prisionero Ricardo Flores Magón está soportando bien su confinamiento. Su condición física general es buena. El único defecto serio que le encontré físico es la catarata parcial en cada ojo lo cual es inusual en un hombre de su edad. Esta progresando muy lentamente y no hay peligro de que quede ciego en un futuro cercano, lo que posteriormente podrá tener lugar. Muy respetuosamente, Dr. Simon B Langworthy.” (HWP, caja 22).


Fuente: HWP

November 3, 1922

[Ricardo Flores Magón:]

The within letter speaks for itself.1 I presume when examined by the immigration officials, you will both admit you are anarchists and not citizens of the United States and citizens of Mexico. That will give them sufficient evidence to order your deportation.

I am in strong hopes that within thirty days you will both be on your way to Mexico. As soon as election is over, I will keep even more actively on the job in your case.

Very truly yours

[Harry Weinberger]

 

3 de noviembre de 1922

[Ricardo Flores Magón:]

La carta adjunta habla por sí misma. Supongo que, cuando los funcionarios de Inmigración los interroguen, ustedes dos admitirán ser anarquistas y que no son ciudadanos de los Estados Unidos, sino ciudadanos de México. Con eso [los agentes migratorios] tendrán evidencias suficientes para ordenar su deportación.

Tengo fundadas esperanzas en que, en un plazo de treinta días, ambos estarán en camino de México. En cuanto pasen las elecciones, me pondré a trabajar aún más activamente en su caso.

Muy atentamente.

[Harry Weinberger]


1 “Dr. S. B. Langworthy has this day sent me his report of his examination of Ricardo Flores Magon, and states that he sent you copy. So I suppose by this time you have received the same, and can go ahead and make report to the Attorney General for action of the President. As I stated to you I will pay this bill, though I did not want him to do so, and do not know who did the actual ordering. As this report shows, and your previous reports show, Mr. Magon is going blind from the cataracts slowly. He is willing to leave the country for Mexico, or be deported to Mexico and the Mexican Government and the people of Mexico desire to have him. I make no further comment on this report at this time, as I do not desire to say or do anything to prevent an immediate report to the Attorney General.” Trad. “El doctor S. B. Longworthy me envió hoy su reporte del examen a Ricardo Flores Magón, y me indica que ha enviado una copia a usted. Por ello supongo que para este momento usted lo ha recibido y puede continuar y hacer el reporte al Procurador General para que el Presidente actúe. Como le he señalado, pagaré la cuenta, aunque yo no ordené al Dr. Langworthy que hiciera el examen, y no quería que lo hiciera, y no se quién dio la órden. Como indica el reporte, y sus previos reportes también, el Sr. Magón está quedándose ciego lentamente a causa de cataratas. Está dispuesto a dejar el país e ir a México, o ser deportado a México y el gobierno mexicano y el pueblo de México desean recibirlo. No hagos más comentarios sobre el reporte en este momento, porque no quiero decir nada que impida el inmediato reporte al Procurador General.” (Harry Weinberger a James A. Finch, Fiscal de Perdones, Departamento de Justicia, 30 de octubre de 1922; HWP, caja 22).


Fuente: HWP

Leavenworth, Kansas, November 5th, 1922

Mr. Harry Weinberger
New York, NY
My dear friend:

I have just received your letter of the 1st of this month with copy of Dr. Langworthy’s report1 enclosed.

I do not know what value a biased mind might attach to the above mentioned document, but I am sure that to an unsophisticated one the sole reading of the report will impress with the suspicion that I am not in good health. The report states that my height is 5 feet and 8 inches, and that my weight is 155 pounds only. This statement alone is enough to cast a powerful doubt as to the veracity of the assertion that my physical condition is good, but from doubt the minds swings to astonishment when  it is learned by the same document that I am “well nourished”, that my thorax is “normal in shape and well padded with flesh”, that my abdomen is “slightly corpulent”, and my muscular system “well developed”, which means that a man of near 6 feet in height and with  an athletic constitutions weighs only 155 pounds, when the normal  weigh of a man answering to this descriptions would be not less than 195 pounds or 200. The temperature is stated as normal; perhaps it was so at the time of being tested, about nine o’clock in the morning, but everyone with a little clinical experience know that the temperature of a patient varies during the course of every twenty-four hours. The skin is “slightly pale from indoor confinement”, says  the report, but you know by the report sent to the Department of Justice on the second week of September, 1920, that anemia was evident. The report further says: “tonsils, in fairly good condition. Uvula, markedly elongated. He has catarrhal nass-pharyngitis chronica. Larynx comparatively healthy”.  A very little knowledge of human anatomy is needed to understand that if I have catarrhal nass-pharyngitis chronica, my tonsils cannot be in “fairly good condition” nor my “larynx comparatively healthy”, and as a matter of fact my tonsils torment me to the extent of depriving me of sleep several times during every month, and interfere with the taking of food. The report continues: “Microscopic examination of sputum, shows a few pus cells. He had a chronical bronchitis.” This pus cells present in my sputum demonstrate that I am afflicted with a dangerous disease of my respiratory organs, for the presence of pus cells in the sputum shows that tissues of those organs are rottering and disintegrating, the report, however, says: “There are no indications of tuberculosis or other serious [disease}of his lungs”. The report admit the presence lumbago though of “mild form”, but for me acute enough as to deprive me of freedom in my movements and to make my life miserable with the pain it causes. The report  confesses, however, that I could not bend my back. As to my vision, “partial cataracts in each eye” is diagnosed with “cloudiness in each lens”. The conjunctiva is declared normal, when it is only too evident that I have chronic conjunctivitis in both eyes. Furthermore, I have exophtalmia and this is not reported, the exophtalmia indicating severe sickness of the eyes. It is stated that I can read by means of glasses, though with difficulty, regular newspaper print. The truth is that I could only read coarse type. To read my newspaper, and to write my letters, I make use of a reading glass which augments four times the size of the printed or written characters. That I “can easily recognize a person within about ten feet”, it all depends on the intensity of the light, for I can see better in subdued lights. Under the sunshine I cannot recognize a person  within about three feet. By the analysis Dr. Longworthy made of the urine, there is no indication of diabetes. Could diabetes disappear on a diet  mostly composed of starches and syrups? The prison physician at the McNeil Island Penitentiary diagnosed diabetes, and the doctor of the service of the U. S. District Court for the Southern District of California, diagnosed the same, when requested by Federal Judge Oscar Trippet to have me examined while waiting  trial in the Los Angeles County Jail. I have no more paper to continue writing on, my dear friend, but I think that you and all honest people will notice that reason is against the absurd statement that my health is good. I am sick, and very sick.

Please give my salutations to all friends, and you be sure of the high steem of your friend.

Ricardo Flores Magón

P.D.- From time to time and for several days, blood is present in the sputum, especially in winter, and the pain in the region of my heart is always present, and so the one in my kidneys. Nothing is in the report as to how irregularly my bowels move. They move every four, five and even six days, which means I am suffering from something or other of a very grave character, The “slight” cough is so intense and continuous as to keep me awake for nights.

Leavenworth, Kansas, a 5 de noviembre de 1922

Sr. Harry Weinberger,
Nueva York, N.Y.

Mi estimado amigo:

Recibí su carta del 1o. de este mes, con la copia del informe del Dr. Langworthy adjunta.

No sé qué valor pueda dar una mentalidad parcial al informe antes mencionado, pero estoy seguro que, para una mente sin prejuicios, la sola lectura del informe la haría sospechar que yo no gozo de buena salud. El informe establece que mido 5 pies y 8 pulgadas2 y que sólo peso 155 libras3. Esta declaración, por sí sola, bastaría para despertar serias dudas con respecto a la veracidad de la aseveración de que mi condición física es buena; no obstante, el observador pasaría de la duda al asombro al enterarse, en el mismo documento, que yo estoy “bien alimentado”, que mi tórax tiene “forma normal y está bien provisto de carne”, que mi abdomen es “levemente voluminoso” y mi sistema muscular “bien desarrollado”, lo cual significaría que [es normal que] un hombre de cerca de 6 pies4 de estatura y con una constitución atlética, pese tan sólo 155 libras, cuando el peso normal de un hombre de tales características tendría que ser de 196 ó 200 libras5. Se establece que la temperatura es normal; tal vez así fuera al momento de ser tomada, alrededor de las nueve de la mañana; pero cualquiera que tenga una mínima experiencia clínica sabe que la temperatura de un paciente varía en el curso de las veinticuatro horas. La piel aparece “levemente pálida por el confinamiento en el interior”, dice el informe; pero, como usted sabe por el informe enviado al Departamento de Justicia en la segunda semana de septiembre de 1920, la anemia era evidente. Más adelante el informe dice: “amígdalas, en condición bastante buena. Uvula, marcadamente alargada. Tiene una naso-laringitis catarral crónica. Laringe comparativamente sana”. Se requiere de muy poco conocimiento de anatomía humana para comprender que, si yo tengo una naso-faringitis catarral crónica, mis amígdalas no pueden estar en “condición bastante buena” ni mi “laringe comparativamente sana”; y, a propósito, mis amígdalas me atormentan al grado de impedirme dormir varias veces al mes, lo mismo que deglutir los alimentos. El informe prosigue: “El examen microscópico del esputo muestra varias células de pus. Padece una bronquitis crónica.” Estas células de pus presentes en mi esputo demuestran que yo padezco una enfermedad peligrosa en mis órganos respiratorios, puesto que la presencia de células de pus indica que los tejidos de esos órganos están en proceso de putrefacción y desintegración; no obstante, el informe afirma: “No hay indicaciones de tuberculosis ni de otras [enfermedades] serias en sus pulmones”. El informe admite la presencia de lumbago aunque “en forma leve”; pero, para mí, es lo suficientemente aguda como para dificultar mi libertad de movimiento y hacerme la vida insoportable debido al dolor que me causa. Sin embargo, el informe reconoce que no puedo flexionar la espalda. En lo tocante a mi vista, se diagnostican “cataratas parciales en cada ojo” con “nebulosidad  en cada lente”. La conjuntiva se declara normal, pese a que es evidente que tengo conjuntivitis crónica en ambos ojos. Más aún, tengo exoftalmia y de eso nada se informa; la exoftalmia es indicativa de enfermedad severa de los ojos. Se afirma que soy capaz de leer, aunque con dificultad y con la ayuda de gafas, la tipografía normal de los periódicos. La verdad es que sólo puedo leer tipografía grande. Para leer mi periódico y escribir mis cartas, tengo que recurrir a una lupa que amplifica cuatro veces el tamaño de los signos impresos o escritos. El que yo “pueda reconocer con facilidad a una persona a una distancia de aproximadamente diez pies,”6 depende de la intensidad de la luz, porque veo mejor en luz tamizada. Bajo la luz del sol, soy incapaz de reconocer a una persona a una distancia superior a tres pies.7 En el análisis de la orina hecho por el Dr. Langworthy no hay indicaciones de diabetes. ¿Sería posible que la diabetes desapareciera con una dieta compuesta sobre todo de almidones y jarabes? El médico de la cárcel, en la Penitenciaría de la Isla McNeil, diagnosticó diabetes, y el médico asignado a la Corte  de Distrito de los Estados Unidos para el Distrito Sur de California, hizo igual diagnóstico cuando el Juez Federal Oscar Trippet le pidió que me examinara, mientras esperaba juicio en la Cárcel del Condado de Los Angeles. No me queda más papel para seguir escribiéndole, mi estimado amigo, pero pienso que usted, lo mismo que toda persona honesta, advertirá que la razón se opone a la absurda declaración de que mi salud es buena. Estoy enfermo y muy enfermo.

Por favor, salude a todos los amigos, y usted reciba las seguridades de la mayor estimación de su amigo.

Ricardo Flores Magón

P.D.: De cuando en cuando y durante varios días, aparece sangre en mi esputo, particularmente en invierno, y el dolor en la región de mi corazón es constante, lo mismo que el dolor en mis riñones. Nada se informa en el reporte acerca de la irregularidad de mis defecaciones. Ocurren cada cuatro, cinco y hasta seis días, lo que significa que estoy padeciendo una cosa u otra de características muy graves. La “leve” tos es tan intensa y continua como para mantenerme en vela por noches enteras.


1 vid. supra. n. 189.
2 Aproximadamente 1.70 mts. (N. del Tr.)
3 Idem. 75 kgs. (N. del Tr.)
4 Ibid. 1.80 mts. (N. del Tr.)
5 Ibid. 95 ó 97 kgs. (N. del Tr.)
6 Aproximadamente 3 mts. (N. del Tr.)
7 Idem. 90 cms. (N. del Tr.)


Fuente: HWP

[Fragmento]
[Leavenworth, Kansas, November 12th, 1922]

[Alice Stone Blackwell:]

[…] I beg you to inform Mr. Weinberger that I do not yet know the amount of the bond necessary for me to get the two months’ suspension of the deportation, that I may arrange my personal affairs and take my family with me into Mexico. Mrs. Bessie Zoglin (or Zoglin)1, 4325 East 9th St., Kansas City, Mo., told me personally about eight months ago that she wanted to know the amount of my bond in order to see whether she could raise it. She wanted to be informed by Mr. Weinberger, and I beg him to inform her. If she cannot furnish the necessary bond, Mr. Weinberger could see Mr. Robertson Trowbridge, Union League, New York to know if this gentleman can oblige me with that favor? … Though I have worked worse than a slave during my whole life, I have no money for the  transportation of those I love[…]

[Ricardo Flores Magón]

[Fragmento]
[Leavenworth, Kansas, a 12 de noviembre de 1922]

[Alice Stone Blackwell:]

 […] Le ruego informar al Sr. Weinberger que todavía no sé el monto de la fianza que requiero para conseguir que la deportación sea diferida dos meses para poder disponer de mis asuntos personales y llevar conmigo a México a mi familia. La Sra. Bessie Toglin (o Zoglin), 4325 East 9th. St., Kansas City, Mo., me dijo personalmente hace unos ocho meses que deseaba conocer el monto de mi fianza para ver si le era posible reunirlo. Ella deseaba que el Sr. Weinberger le informara y le ruego que así lo haga. En caso de que ella no pueda conseguir la cantidad necesaria, el Sr. Weinberger puede dirigirse al Sr. Robertson Trowbridge, Union League, Nueva York, para saber si ese caballero puede hacerme el favor… A pesar de que yo he trabajado más que un esclavo durante toda mi vida, no tengo dinero para el viaje de mis seres queridos[…]

[Ricardo Flores Magón]


1 Se refiere a Bessie Zoglin


Fuente: HWP

[Fragmento]
[Leavenworth, Kansas, November 12th, 1922]

[María Brousse:]

[…] You must be well posted on the last developments in our case, through Mr. Weinberger’s kindness. The outlook seems bright, does it not?
Far the eventuality of my being soon taken into custody by the Immigration authorities, I beg you to immediately write to Mr. Weinberger that my bond be promptly furnished, so as to spare me of unconfortlesness of being kept in the little jail at Kansas City awaiting deportation. He may ask for me a suspension of the execution of the deportation warrant for the term of two months, as I want to go to take you with me, my María […]

[Fragmento]
[María Brousse:]

 

 [Leavenworth, Kansas, a 12 de noviembre de 1922]

[…]Por el atento conducto del Sr. Weinberger, estarás enterada de los detalles más recientes de nuestro caso. Las perspectivas parecen prometedoras, ¿no te parece? [Ante1] la eventualidad de que pronto pudiera ser puesto bajo la custodia de las autoridades de inmigración, te ruego comunicar de inmediato al Sr. Weinberger que mi fianza puede ser depositada rápidamente para evitarme el perjuicio de tener que ser recluido en la pequeña cárcel de Kansas City mientras se me deporta. El puede solicitar una autorización para que mi deportación se postergue durante dos meses, ya que quiero llevarte conmigo, mi María […]

[Ricardo Flores Magón]


1 ¿Se trataría de una errata de “For”? (N.del Tr.)


Fuente: IIIS

Leavenworth, Kansas, November 12th, 1922

Miss Ellen White
Kansas City, Mo.

My dear comrade:

Your dear letter of the 9th of this month brought me relief—I was so grieved on account of your inexplicable silence. I thought many things—“She is ill”; “she went out of Kansas”; “she is already bored to death with my letters”… in fine, I could not explain to myself what it seemed to me a very strange behavior of yours. So, your letter filled me with pleasure.

Mr. Weinberger has now great hopes. He thinks that one of these weeks we—Rivera and myself—shall go free. Please, dear Ellen, to ask comrade Bessie Zoglin whether may I depend on her promise of getting bond for me, so that I may remain for two months in this country before the deportation order de executed. Rivera does not need bond, as he wants to go to Mexico without delay.

Mr. Weinberger already has Mr. Langworthy’s report.1 It is not a fair and impartial report. He admits, however, my being ill, though not seriously so. In fact. I do not… to be a tubercular patient. I know that it is bronchitis which I have, though I know,…even from a simple cold tuberculosis may develop.

I am glad you will not insist in depicting you so differently from the way… of you and I thank you for allowing me to say that you are nice.

Yes I am sorry, too, that we shall never meet again… But if I go free soon, I hope to be able of bidding you good-bye, my beloved comrade.

I have to close this letter now. Yes, it is cold, and I dream of the South, and its sky, and its flowers. Before long, perhaps, shall I be blessed with its beauty… And when by my native cliffs I happen to discern the vague outline of the northern shores on which lay scattered the wreckage of so many hopes of mine, I shall say with a sigh—I meant well, my blonde brothers, I meant well, but you could not understand me…
With comradery love,

Ricardo Flores Magón

Leavenworth, Kansas, a 12 de noviembre de 1922

Srita. Ellen White,
Nueva York, N.Y.

Mi querida camarada:

Su amable carta del 9 de este mes me tranquilizó. Su inexplicable silencio me preocupaba mucho. Me hizo pensar muchas cosas: “¿Estará enferma?”, “¿Habrá salido de Kansas? ”, “¿Mis cartas la habrán aburrido mortalmente? ”… en suma, no conseguía explicarme lo que me parecía un comportamiento sumamente extraño de su parte. Es por eso que su carta me dio muchísimo gusto.

El Sr. Weinberger tiene ahora grandes esperanzas. Piensa que en unas cuantas semanas seremos—Rivera y yo—puestos en libertad. Por favor, querida Ellen, pregúntele a la camarada Bessie Zoglin si puedo contar con su promesa de conseguir la fianza para mí que me permita permanecer dos meses en este país antes de ejecutar la orden de deportación. Rivera no requiere de fianza porque el quiere regresar a México de inmediato.

El Sr. Weinberger tiene ya en su poder el informe del Sr. Langworthy. No es un informe correcto ni imparcial. No obstante admite que estoy enfermo aunque no de gravedad. Yo no [pretendo] estar enfermo de tuberculosis. Sé que se trata de bronquitis, pero sé [que] la tuberculosis puede desarrollarse a partir de un simple resfriado.

Me alegro de que usted ya no insista en describirse en una forma tan distinta de como [yo pienso] de usted, y le agradezco que me permita decirle que usted es agradable.

Sí, yo también lamento que no nos volvamos a ver… Pero si pronto obtengo mi libertad, espero poder despedirme de usted, queridísima camarada.

Tengo que terminar ahora esta carta. Sí, hace frío y yo sueño con el sur y sus cielos y sus flores. Muy pronto, tal vez, podré gozar de la bendición de su belleza… Y cuando, desde mis acantilados nativos, llegue a distinguir los vagos contornos de las riberas del norte, en donde habrán quedado dispersos los restos del naufragio de tantas de mis esperanzas, me diré suspirando: “Tuve buenas intenciones, mis hermanos rubios; tuve buenas intenciones, pero ustedes no consiguieron comprenderme… ”

Con amor de camarada.

Ricardo Flores Magón


1 vid. supra, n. 189.


Fuente: IIIS

November 13, 1922

Mr. Ricardo Flores Magon,
US Federal Penitentiary

Leavenworth, Kansas:
Dear Sir:

I send you herewith a copy of my letter to Dr. Langworthy.1 I received your letter of November 5. There is no question about your correctness in the incorrectness of the conclusions of  Dr. Langworthy. Just now, that is not important if they proceed to order your release. If they do not, I will certainly go forward and take other steps. Picketing started in Washington Saturday. I will write you further very shortly.

Very truly yours,

[Harry Weinberger]
PS We received a letter from Department of Labor that they have instructed the Acting Inspector in charge at St. Louis, Missouri, to give you a hearing as soon as possible and that the records will have the Deportment’s prompt attention when they are received.

13 de noviembre de 1922

Sr. Ricardo Flores Magón,
Penitenciaría Federal de los Estados Unidos,
Leavenworth, Kansas.

Estimado Señor:

Con la presente le envío copia de mi carta al Dr. Langworthy. Recibí la suya del 5 de noviembre. No me cabe la menor duda con respecto a la corrección de usted frente a las incorrectas conclusiones del Dr. Langworthy. Y precisamente ahora, cuando dejará de tener importancia, si se procede a su liberación. Si no lo hacen, seguramente tendré que seguir adelante y adoptar otras medidas. El plantón comenzó el sábado en Washington. Abundaré en el asunto muy pronto.

Muy atentamente.

[Harry Weinberger]
P.S.: Recibimos carta del Departamento del Trabajo; se han dado instrucciones al Inspector Encargado del Despacho en Saint Louis, Missouri, de concederle audiencia lo más pronto posible, y que el Departamento considerará inmediatamente las actas en cuanto las reciba.


1 “Enclosed please find check duly endorsed to you for examination of Ricardo Flores Magon though we did not order you to make the examination. As I understand, you made it at the request of the Warden of the federal penitentiary who was notified that the Department had given permission that you make the examination. Kindly inform me if that is correct. Very truly yours, [Harry Weinberger] PS I send you herewith a copy of a letter from Ricardo Flores Magon which speaks for itself. After application was made to have you examine Mr. Magon we changed our request for the doctor and apparently the Department preferred to let you do the examining and inasmuch as they were insisting on your report before sending their recommendation to the attorney general, we thought we might as well have it through with. I think Mr. Magon’s diagnosis of your diagnosis is correct.” Trad. “Adjunto encontrará el cheque, debidamente endosado a usted, por el examen de Ricardo Flores Magón a pesar de que nosotros no le ordenamos que hiciera ese examen. Según entiendo, usted lo hizo a solicitud del alcaide de la penitenciaría federal a quien el Departamento notificó su anuencia para que usted hiciera el examen. Por favor infórmeme si estoy en lo correcto. Sinceramente suyo, [Harry Weinberger]. P.S. Le envío además una copia de una carta de Ricardo Flores Magón que habla por si misma. Después de la solicitud que se hizo para que usted examinara al señor Magón, nosotros cambiamos nuestra solicitud por otro doctor y aparentemente el Departamento prefirió dejar que usted hiciera el examen y en la medida en que insistieron en tener su reporte antes de enviar su recomendación al Procurador General, pensamos que igual debíamos seguir adelante con él. Creo que el diagnóstico del señor Magón sobre su diagnóstico es correcto. (H. Weinberger a Simon B. Langworthy, 10 de noviembre de 1922; HWP, caja 22).


Fuente: HWP

Harry Weinberger
Counselor at Law
32 Union Square, New York
Telephone Stuyvesant 45-12
November 18, 1922

Mr. Ricardo Flores Magon,
US Federal Penitentiary
Leavenworth, Kansas

Dear Sir:

Washington has just informed me that deportation hearings have been completed in your case and that warrants will immediately be issued for deportation. Pardon Attorney is now proceeding to make his report to the Attorney General. I am in hopes for early good news to you.

Very truly yours,
[Harry Weinberger]

Harry Weinberger,
Abogado,
32 Union Square, Nueva York,
Teléfono Stuyvesant 45-12
18 de noviembre de 1922

Sr. Ricardo Flores Magón,
Penitenciaría Federal de los Estados Unidos,
Leavenworth, Kansas.

Estimado Señor:
Washington acaba de informarme que se han concluido los procedimientos de su caso, y que se expedirán de inmediato las autorizaciones para su deportación. El Oficial de Perdón1 está ahora procediendo a elaborar su informe para el Procurador General. Tengo fundadas esperanzas de poder darle pronto buenas noticias.2

Muy atentamente

[Harry Weinberger]


1 “Pardon Attorney”
2 Harry Weinberger envió la siguiente carta RFM. Quizá la última que leyó: “I understand that the deportation hearings been held and deportation warrants issued in the cases of Ricardo Flores Magon and Librado Rivera, now inmates of the US Penitentiary, Leavenworth, Kansas. The Pardon Attorney, I understand, will proceed to make his report and there is a possibility that the President will commute the sentence conditional upon deportation. I presume that your Department will fix bail for Mr. Rivera and Mr. Magon, so that they can go back to California, close up their affairs, and get themselves and their families ready to leave for Mexico. I presume that the bail will be not more than $1000.00. Will you advise me at once, definitely, so that we can proceed to have the bail (defronted with you), so that immediately upon the commutation of the sentence, by the president, they will be released and proceed to their homes in California. Thanking you for giving this your very prompt attention, I am Very truly yours, Harry Weinberger (Signed) Mr. Ricardo Flores Magon: The above speaks for it self. I will advise you as soon as fixed, so we can raise bail, here in East or West.” Trad. “En relación con los casos de Ricardo Flores Magón y Librado Rivera, actualmente internos de la Penitenciaría de los Estados Unidos en Leavenworth, Kansas, tengo entendido que las audiencias para [su] deportación se han celebrado, y que han sido expedidas las autorizaciones correspondientes. Me parece que el Oficial de Perdón procederá a elaborar su informe, y que existe la posibilidad de que el Presidente conmute la sentencia, condicionada a la deportación. Supongo que su Departamento establecerá las fianzas que permitan a los Sres. Rivera y Magón regresar a California, finiquitar sus asuntos y prepararse,  con sus familias,  para viajar a México. Supongo que el monto de la fianza no será superior a $1,000.00. ¿Podría usted informarme a la brevedad y en definitiva, para tomar medidas con respecto a la fianza (defronted [sic] con usted) de manera que, tan pronto como el Presidente les conmute la sentencia, puedan ser puestos en libertad y trasladarse a sus hogares en California. Agradeciéndole la pronta atención que usted se sirva prestar a la presente, quedo de usted, muy atentamente. Harry Weinberger. Sr. Ricardo Flores Magón: La carta anterior se explica ella misma. En cuanto determinen el monto de la fianza, le informaré para que usted pueda conseguirlo aquí, en el Este, o en el Oeste. (Harry Weinberger  a Sr. Russell, Comisionado general de Inmigración, 20 de noviembre de 1922; HWP, caja 23)


Fuente: HWP

Penitenciaría Federal de los Estados Unidos. Leavenworth, Kansas.

Noviembre 19 de 1922
Nicolás T. Bernal.
Muy querido Nicolás:

Acabo de recibir tu querida carta del 12 de este mes. Tu carta es interesantísima; y como hacía tanto tiempo que me tenías sin noticias, la leí con avidez. La actitud fraternal de los obreros de Yucatán y Veracruz, mostrada el 8 de este mes en nuestro favor, me ha conmovido hondamente.1 ¡Cuánto lamento estar tan lejos de ellos que no puedo estrecharlos en mis brazos; pero mi corazón a palpitado para ellos, palpita para ellos y palpitará para ellos y para todos los oprimidos del mundo mientras haya alguien que ose llevarse a la boca un pan que no haya amasado con su propio sudor. Si en los últimos días de julio,2 cuando la Prensa habló del boycot, me sentí avergonzado por no poder informar sobre su realización a lo numerosos compañeros y agrupaciones que me felicitaban por lo que ellos creían ser un hecho, hoy me siento orgulloso de tener hermanos como los bravos proletarios de Veracruz y Yucatán, y así lo hago contar a todos aquellos que me felicitan por su viril actitud. Si además de estas demostraciones de solidaridad se declarase el boycot, nuestra salida sería segura.

Por tu carta veo que la C. De S. FF. CC. De T.,3 Sindicatos y Uniones dependientes de la C. R. O. M.,4 Grupos Culturales y Editores, miembros del Partido y de Juventud Comunista, y demás, se están interesando por nuestro caso.

Esto llena de regocijo, no sólo porque de su acción conjunta depende nuestra libertad, sino por algo más grande, como lo es el acercamiento de hermanos hasta hoy distanciados por diferencias que debieran ser olvidadas. Si mis sufrimientos y mis cadenas llegan a efectuar este acercamiento de las organizaciones proletarias, este abrazo de  hermanos que, a pesar de tener el mismo interés como productores de la riqueza social, han vivido mostrándose los dientes, yo bendigo mis sufrimientos, yo amo estas  cadenas que han tenido el privilegio de lograr que manos honradas, que hasta aquí solo habían sabido crisparse en puños amenazadores, se estrechen al fin, pues este gesto de amistad, este acto de camaradería, acerca ese día de justicia, de paz y de amor con que sueña el esclavo, y por el que en vano ha suspirado el oprimido a través de la Historia, porque no es con suspiros como se le acerca, sino con solidaridad. Esta es la fuerza, este es el sésamo que dará acceso al trabajador, a la libertad y a la dignificación social a que tienen derecho.

El compañero Albino Polendo Zaragoza, 108, Saltillo, Coahuila, me escribió una hermosa carta. Bien me acuerdo de este querido compañero. El fue de los que empuñaron el rifle en los movimientos revolucionarios que prepararon el terreno para el gran sacudimiento de 1910, movimientos que, parece, han sido ya olvidados; pero que sin los cuales el de 1910 hubiera sido imposible. Me refiero a aquellos movimientos insurreccionales de 1906 y 1908, llevados a cabo por miembros del Partido Liberal Mexicano, de acuerdo con la Junta Organizadora residente en St. Louis, Missouri. ¿Quién se acuerda ya de las jornadas de Jiménez y Acayucan, Las Vacas y Valladolid, Viesca y Palomas? Y sin  embargo, para el pensador y el estudioso estos gestos revolucionarios conservan toda su frescura porque ellos son como los primeros pestañeos de un gigante que despierta. 1910 no es más que la consecuencia de 1906 y 1908. A Polendo le toca el honor de haber sido uno de los despertadores del gigante y por eso lo quiero. Por tu conducto le envío un fuerte abrazo.

El compañero Luis G. Salas, c o Mr. Loy  Coleman, R., núm. 4 Thorton, Tex., me envío $2.50 en una amable carta. El querido compañero desea que le conteste yo personalmente, y como no me es posible hacerlo, te ruego le des las gracias por mí y que le reiteres cuán limitado es el número de cartas que se me permiten escribir, esto es, tres por semana.

Te ruego que no mandes certificados los libros. No se te olvide esto, querido hermano. Sírvete saludar a los numerosos compañeros que me envían por tu medio sus fraternales recuerdos. Es un grande alivio para el entristecido corazón saber que más allá de estas horribles paredes, a cuya sola vista todo lo que haya de humano en uno se siente ofendido, hay hombres y hay mujeres que sienten con el cautivo, que con él piensan y como él sueñan en un  porvenir que en las instituciones económicas, políticas, jurídicas y sociales que hoy aplastan al hombre porque necesitan para su existencia el apoyo del soldado y del polizonte, del juez y del carcelero, haya cedido el puesto a instituciones más humanas sin más ley que estas simples palabras que son, a la vez, gobierno para pensar y guía para obrar: “Haz a otro lo que quieras que se haga a ti mismo.”

Con fuerte abrazo se despide por esta vez tu hermano.

Ricardo Flores Magón
P.D. Los libros no han llegado todavía.


1 La Liga de trabajadores de la Zona marítima de Veracruz  y La Federación Obrera de Progreso, Yucatán, paralizaron durante 24 horas ambos puertos “como señal de protesta por la prisión que sufren en los Estados Unidos Ricardo Flores Magón y Librado Rivera”. Diario de la Tarde, 9 de noviembre de 1922.
2 Vid. supra, n. 180.
3 Confederación de Sindicatos  Ferrocarrileros de Tampico.
4 Confederación Regional de Obreros Mexicanos.


Fuente: EIR