ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS

1916

Suspendemos hoy nuestra sección de defensa de la Revolución Mexicana y de la labor de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano que con el título de “¡Alto Ahí!”1 ha venido apareciendo en estas columnas, para dar cabida al Manifiesto que nuestros compañeros residentes en esta ciudad expidieron el 19 de Diciembre último, dirigiéndolo a los trabajadores del mundo.

Consideramos de importancia la reproducción de dicho Manifiesto que profusamente ha circulado en hojas sueltas, porque ese documento revela que el pueblo productor, que la clase trabajadora está con nosotros y en contra de los que nos calumnian, y lo mejor de este documento que hoy reproducimos, es que está calzado por compañeros y compañeras que nos conocen personalmente, que frecuentan las oficinas de la Junta y de Regeneracón, que saben cómo vivimos, que están al corriente de nuestros sacrificios, de nuestras angustias, de nuestros esfuerzos. Estos compañeros mejor que ningún otro pueden desmentir a los que nos llaman vividores; porque a ellos les consta la vida humildísima que hacemos, así como nuestros hábitos de laboriosidad, laboriosidad que nos pone a veces al borde del sepulcro, cosa que no le pasa a ningún vividor.

El documento es igualmente importante porque está firmado por hombres y mujeres que están al corriente de lo que ocurre en México, y conocen el origen de la Revolución, no por lo que han leído en la prensa sino por experiencia personal, porque son de origen mexicano o porque han vivido en México y, además, es importante el documento porque los que lo calzan con sus nombres, son anarquistas, perteneciendo unos al Centro de Estudios Racionales, otros a los Grupos “Armonía y Solidaridad,” “Luz y Vida” y “Los sin Fortuna” de esta ciudad, o por compañeros que, aunque no afiliados a grupo anarquista alguno, defienden con energía los principios del comunismo anarquista.

Nuestros detractores y enemigos de la Revolución Mexicana creían que estábamos solos. ¡Qué error! Con nosotros están todos los desheredados que suspiran por el advenimiento de la sociedad de los iguales y de los libres.

La prensa obrera debe tomar nota de este documento. Los difamadores de la Revolución Mexicana son unos cuantos bribones. Sus sostenedores y admiradores son miles.

 

Ricardo Flores Magón


1 “¡Alto Ahí!”, Refiérese al manifiesto “A los trabajadores del mundo”, suscrito el 19 de diciembre de 1915 en Los Ángeles, California, y publicado en Regeneración, núm. 219, del 1 de enero de 1916.

Una vez más llamamos la atención de la prensa obrera mundial y de los trabajadores en general, sobre la situación en que se encuentran nuestros camaradas presos en Texas. Se trata de Rangel1, Alzalde2, Cisneros3 y demás compañeros que fueron condenados a largas sentencias unos, y otros a pasar toda la vida en presidio, por sostener el ideal anarquista y estar dispuestos a derramar su sangre por él.

Estos compañeros son dignos del apoyo de todo trabajador consciente. Ellos como lo confesaron honradamente ante el jurado, iban en marcha hacia México a luchar contra el Capital, la Autoridad y el Clero, y por ser anarquistas fueron condenados. Si hubieran declarado que iban a luchar en favor de Carranza no habrían pisado los campos penales de Texas.

Y si esto es así; si estos mártires sufren por los ideales anarquistas, ¿por qué guarda silencio la prensa anarquista?

Lucio R. Ortiz4 fue asesinado villanamente por uno de los esbirros del Campo Penal número 1, en Perry Landing, Texas. Dimos cuenta detalladamente del suceso, y la prensa anarquista esta callada.

Que la prensa burguesa guarde silencio cuando sufre alguno de los nuestros, es natural; pero que haga otro tanto la prensa obrera, su silencio no tiene más que este nombre: ¡crimen!

Parece duro término ¡crimen! Y, sin embargo, es el apropiado en este caso. Si no somos solidarios con los nuestros, entonces ¿con quién vamos a serlo?

Basta ya de disimulos, compañeros de los grupos editores de la prensa obrera. El pueblo necesita que le demos altos ejemplos de solidaridad, de abnegación, de valor, de desinterés. ¡A hacer algo por los caídos! ¡No dejemos que uno a uno vayan cayendo asesinados por carceleros brutales los que forman parte de la familia anarquista!

Ahora es Pedro Perales5, otro de los compañeros presos en el mismo Campo Penal, quien puede recibir la muerte de un momento a otro. A Pedro Perales le tienen un odio bestial los esbirros. El mismo bandido que asesinó a Lucio R. Ortiz, le ha aplicado seis veces ya el tormento de los golpes. La situación de Perales es crítica.

¿No se hará nada por Perales? ¿Sancionaremos con nuestro silencio su martirio, como sancionaron los trabajadores con su silencio asesinato de Lucio R. Ortiz?

¡Vamos, que al crimen se va acumulando el crimen! Primero, por no querer ayudar al Partido Liberal Mexicano, no se puso en condiciones a Rangel y compañeros de pasar con facilidad la línea divisoria para ir a luchar a México por Tierra y Libertad, y el grupo de luchadores fue arrestado y condenado. Ahora, ¡ni siquiera una línea en defensa de esos mártires! ¿Qué respondéis a esto, compañeros editores de la prensa obrera? ¿Cómo respondéis ante la Historia de vuestra actitud hacia los revolucionarios de origen mexicano?

El mismo esbirro verdugo de nuestros hermanos presos, aplicó el 18 de Diciembre último cincuenta azotes a nuestro digno compañero Miguel P. Martínez6.

Compañeros: poneos en el caso de esos mártires. ¿Qué no sufriría vuestra dignidad al veros ultrajados de esa manera? ¿Y qué no sentiría vuestro corazón al veros abandonados de todos los vuestros?

La vida de nuestros compañeros en el presidio no puede ser peor. Se les odia porque son ateos. El capataz primero, Clemente G. García, les ha dicho que tiene que hacerles todo el mal posible y calumniarlos ante el fraile y el capitán de la situación, por el “delito” de no tener ninguna religión ni creer en Dios. El capataz segundo, Adolfo de la Torre, aconseja a las autoridades superiores del presidio que no se dé suficiente comida a nuestros compañeros, asegurando que el mexicano puede trabajar mucho sin necesidad de alimentarse bien, y en su obra de martirio es ayudado eficazmente por el capataz tercero, Pedro Zúñiga. Otro esbirro, Procopio Guerrero, influye para que se hostilice a nuestros compañeros. El tal Procopio, quien pronto saldrá en libertad por lo bien que ha mortificado a nuestros compañeros, es un individuo delgado, trigueño, cara huesuda y redonda, ojos hundidos, cabellera lisa y dura como cerda de marrano.

Nuestros lectores están al corriente de la alimentación que reciben los presos de la penitenciaría de Texas. Respecto de sus vestidos, hay que saber que son de lona y hay que llevarlos a raíz del cuerpo, pues no dan ropa interior. Los zapatos duros como si fueran de madera; no dan calcetines y en pleno invierno tienen que trabajar los presos entre el lodo, transidos de frío, muertos de la fatiga y de hambre.

Compañeros: dejar abandonados a su suerte a los camaradas presos en Texas, es un crimen. Agitemos la opinión a favor de ellos; pero agitemos con constancia, con empeño.

Tiene la palabra la prensa obrera.

 

Ricardo Flores Magón


1 Jesús Méndez Rangel (a) Jesús María Rangel (San Luis de la Paz, Guanajuato 1860-México, DF, 1952). Comerciante y militar. Emparentado políticamente con el general Trinidad García de la Cadena. A los 15 años se unió a los lerdistas que entonces combatían a Porfirio Díaz. En 1890 migró a los Estados Unidos, estableciéndose en Waco, Texas. En 1905 estableció contacto con la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano (JOPLM) de San Luis, Missouri. Hacia junio de 1906 organizó el Club Liberal “Melchor Ocampo” de Waco, el que, al igual que la Sociedad México Zaragoza, sesionaba en su casa. En ese año ya formaba parte de la estructura clandestina del Partido Liberal Mexicano (PLM) que preparaba el levantamiento que debía iniciarse el 22 de septiembre. Nombrado jefe de la tercera zona del país, que comprendía Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, unas horas antes de incursionar en territorio mexicano fue aprendido en Sandfordce, Texas. Liberado tres meses después continuó con su participación en el brazo armado magonista introduciendo armas en Nuevo León. Durante la insurrección de 1908 participó en el ataque a Las Vacas, Coahuila, como segundo de Encarnación Díaz Guerra. Pasado el combate, Rangel regresó a territorio estadounidense y fue comisionado para hacer trabajo de organización y propaganda entre los mineros mexicanos de Oklahoma. Tras ello se unió con Praxedis G. Guerrero en El Paso, Texas, para preparar una nueva incursión armada en México. Acusado de bandolerismo junto a Tomas Sarabia Labrada, en 1909 fue encarcelado en Leavenworth, Kansas, donde purgó una condena de 18 meses. Salió en abril de 1911, incorporándose inmediatamente al grupo magonista de Eugenio Alzalde y Prisciliano y Benjamín Silva que combatía al maderismo en Chihuahua. Capturado en la hacienda de Santo Domingo, en septiembre de ese año fue recluido en la cárcel de Belem de la ciudad de México. Al descubrirse que organizaba una fuga general de presos, en enero de 1913 fue trasladado a la Penitenciara del Distrito Federal, de donde fue excarcelado en marzo del mismo año, cobijado por la amnistía del flamante gobierno golpista. Una vez libre, viajó a Morelos con la encomienda de establecer una alianza entre el zapatismo y el PLM. Una vez cumplida su misión regresó a los Estados Unidos. En septiembre de 1913 encabezó una nueva y última expedición armada integrada por catorce hombres que, al intentar internarse en territorio mexicano, tuvo un enfrentamiento con militares estadounidenses en Carrizo Springs, Texas, en el que murieron Silvestre Lomas, Juan Rincón y José Guerra, así como un ayudante de sheriff. Los miembros de la partida fueron capturados al día siguiente del enfrentamiento y condenados a penas de prisión de entre 23 y 99 años, siendo Rangel uno de los condenados a 99 años. A partir de entonces, la causa de los Mártires de Texas, como los llamó el PLM, fue una de las más importantes de Regeneración y en la que no cejaría hasta su clausura final. Rangel fue finalmente liberado el 19 de agosto de 1926, gracias a la intervención del abogado Henry Weinberger y del Comité Pro-presos de Texas, formado por los veteranos Blas Lara y Gabriel Rubio. El Congreso mexicano había solicitado su indulto desde cuatro años antes. Tras su salida de la cárcel viajó a México, donde se acercó a Calles y Obregón, por lo que fue duramente criticado por Librado Rivera, quien lo acusó de traidor en un agrio y dolido texto publicado en Avante, de Tampico, en 1928. Desde su liberación, Rivera había asumido como un apostolado la causa de Rangel y sus compañeros y escribió en su favor en prácticamente todos los números de Sagitario, revista editada por el grupo los Hermanos Rojos de Tampico.

2 Eugenio Alzalde (18¿?-1916). Coahuilense. Miembro del PLM radicado en San Antonio, Texas. Participó en los preparativos de los frustrados levantamientos liberales de 1906 y 1908, en Coahuila y Chihuahua, respectivamente. En 1911, formó parte de la guerrilla liberal encabezada por Prisciliano G. Silva. En agosto de ese año, su grupo fue diezmado por las fuerzas maderistas en Chihuahua. Permaneció en la cárcel de Belem en la ciudad de México hasta febrero de 1913, cuando el gobierno de Huerta liberó a los presos políticos del régimen anterior. En compañía de Jesús M. Rangel viajó de esa ciudad al estado de Morelos donde ambos se entrevistaron con Emiliano Zapata. Regresó a Estados Unidos y organizó con Rangel y Abraham Cisneros un grupo armado que buscó internarse a México. El 13 de septiembre el grupo fue sorprendido por rangers texanos. En la escaramuza murió un ayudante del sheriff del lugar. Alzalde y sus compañeros fueron arrestados y conocidos, posteriormente como los Mártires de Texas. Condenado a 99 años de prisión, murió asesinado por un guardia en una prisión texana el 2 de septiembre de 1916.

3 José Abraham Cisneros. Residente de San Gabriel, California (1911-1913). Miembro del Grupo Regeneración de San Gabriel fundado en febrero de 1911. En su casa se celebró la primera reunión del grupo. En marzo de 1911, con otros miembros de este grupo, se adhirió a la postura del PLM que proclamaba que Francisco I. Madero era un traidor a la causa de la libertad, a raíz de la detención del magonista Prisciliano G. Silva, por las fuerzas maderistas en Guadalupe, Chihuahua. Participó en la campaña de recolección de fondos para la defensa de León Cárdenas, el Niño Mártir. En noviembre de 1912, también con otros compañeros del grupo de San Gabriel, se deslindó de Rafael R. Palacios, a quien acusó de intentar sabotear a Regeneración. Envió numerosas aportaciones económicas para el órgano del PLM. Uno de los Mártires de Texas, a fines de 1923 estaba todavía en la prisión Wynne State Farm, Huntersville, Texas.

4 Lucio R. Ortiz. Residente de San Antonio, Texas. Formó parte del grupo encabezado por Jesús M. Rangel que tuvo un enfrentamiento con los rangers de Texas al intentar cruzar la frontera con México el 13 de septiembre de 1913. Fue encarcelado en Carrizo Springs, Texas, junto con 15 compañeros, mismos que serían conocidos como Los Mártires de Texas. Estuvo en Hunterville, bajo sentencia de 15 años, «ahí fue asesinado por un guarda del Campo Penal núm. 1» el 2 de septiembre de 1915.

5 Pedro Perales. Minero. Residente del sur de Texas, participó en la reunión del 5 de febrero de 1906 en Bridgeport, en la que se formó el club «Juárez y Lerdo», en el que convergieron buena parte de los militantes más aguerridos del sur de Texas, como Victoriano y Melquiades López, Abundio de la Rosa, Dámaso Dávila, y otros. Meses después emprendió una primera gira organizativa por esa región de Texas, logrando dejar un núcleo liberal constituido en Italy, Texas, bajo la presidencia de Cástulo Vela. A principios de 1907, contribuyó, con los miembros del club liberal de Gonzalez, Texas, en la compra de dinamita realizada por Antonio de Pío Araujo, con vista a la toma de Matamoros, Tamaulipas. Después continúo su gira organizativa y propagandista por pueblos como Lytle, cerca de San Antonio. En mayo de 1907, Perales permanecía preso en Harlingen, condado de Cameron, por «una imprudencia de haber asaltado a señor P. Bautista con pistola en mano». Para fines de marzo de 1908, Perales, con el nombre de P. P. Pérez, trabajaba como minero del carbón en Lytle, lugar al que llegó Tomás Sarabia, en busca de fondos y armas con vistas a la segunda intentona liberal de ese año. El 2 de julio de 1909, en Bridgeport, firmó un manifiesto protestando por la reelección de Díaz y Corral y las persecuciones de los liberales refugiados en el extranjero. Para marzo de 1911, remprendió un nuevo periplo organizativo, apoyado por Regeneración: «el compañero Perales es uno de los más antiguos miembros del Partido Liberal. Se ha mantenido como hombre de convicciones que es. No se ha deslumbrado con el oro del maderismo, porque es un convencido de la emancipación del proletariado y es hombre de vergüenza y honor»; el periódico registra la formación del club liberal «Emancipación» de Burlington, Texas, y el de Gurley, Texas, a instancias de Perales; así como uno más en Pilares, Texas; en este lugar fue arrestado por autoridades norteamericanas coludidas con maderistas. A principios de 1912, Perales fue trasladado a la cárcel de Marfa, siendo su juicio programado para abril de ese mismo año; fue acusado de violación de las leyes de neutralidad y declarado culpable. Regeneración pidió a la Agrupación Protectora que se ocupara del caso.

6 Miguel P. Martínez (1913-1916). Miembro del grupo Regeneración «Tierra y Libertad» de Lott, Texas. (1913) y de «Grupos Regeneración Unidos» (compuesto por los grupos «Unión Libre» de San Marcos, Texas, Amigos del trabajo» de Staples, Texas, y «Tierra y Libertad”) «una unión con el objeto de defenderse del bandidaje yankee y á la vez ayudarse mutuamente en sus necesidades». Formó parte del grupo encabezado por Jesús M. Rangel que tuvo un enfrentamiento con los rangers de Texas al intentar cruzar la frontera con México el 13 de septiembre de 1913. Fue encarcelado en Carrizo Springs, Texas, junto con el resto de los Mártires de Texas. Enjuiciado en San Antonio, Texas, en julio de 1914, fue el primer sentenciado del grupo. Al optar por una defensa individual, fue sentenciado a 12 años de cárcel y enviado a un campo penal perteneciente a la penitenciaría de Huntersville, Texas. El 18 de diciembre recibió 50 latigazos.

He aquí una noticia que debe llenar de gozo a todos los que ansiamos la muerte del sistema. Pertenece al periódico “The Los Angeles Times”1 del 28 de Diciembre último y le fue enviado por Harry Carr, su corresponsal. La noticia dice así: “Oficina del “Times” en Washington. Diciembre 27.— He recibido de Londres la noticia de la formación de una diabólica conspiración de las uniones de trabajadores.

“Un día de la semana pasada tuvo verificativo un mitin al que asistieron representantes de la Federación de mineros, de la Federación Nacional de Ferrocarrileros y de la Unión Nacional de los Trabajadores del Transporte.

“Se formó lo que ellos llaman la acción para el ataque y para la defensa. Su propósito es forzar a los patronos ingleses a seguir pagando después de la guerra los salarios que han tenido que pagar ahora por la necesidad que tienen de satisfacer los pedidos de municiones, y forzarlos, también, a continuar dando lo que se ha dado en llamar “premio de la guerra”. Este premio de la guerra, dice uno de los organizadores, debe continuar después de la guerra como un aumento permanente a los salarios de los trabajadores organizados.

“El número de hombres comprendido en esta nueva organización, la hace formidable. Los mineros son más de un millón; los ferrocarrileros, como unos seiscientos mil, y los trabajadores del transporte, como cuatrocientos mil.

“Esta fuerza de dos millones de trabajadores organizados amenaza abiertamente detener la actividad industrial de Inglaterra después de la guerra, en caso de que se intente disminuir los salarios que actualmente se pagan.

“Como todas las naciones de Europa se encontrarán en una terrible condición financiera después de la guerra, será imposible que se sostengan en Inglaterra los salarios que hoy existen.

“Este nuevo movimiento de las uniones es uno de los indicios que me confirman en la creencia de que la guerra actual es, para Europa, un mero juego de muchachos, comparado con lo que tiene que seguir después de que se haya declarado la paz.”

Cesen los lamentos de los que se duelen de la enorme carnicería europea. Sin esa carnicería, la caída del sistema capitalista habría sido obra de muchos años todavía. Los obreros ingleses preparan un conflicto formidable para las instituciones burguesas.

Harry Carr, el escritor burgués, considera la guerra actual como un mero juego de muchachos comparado con lo que tiene que venir después de que se haya declarado la paz, y tiene razón. Disipados los humos de la embriaguez patriótica que ahora hace que los proletarios se agarren por el cuello, vendrá la realidad a refrescar los cerebros, y los enemigos de hoy fraternizarán mañana para castigar a sus verdugos.

Entonces, pasada la guerra, el trabajador se dará cuenta de su locura. No será tarde, porque aunque desangrado, tendrá fuerza suficiente para hacer tabla rasa de un sistema que hace posible el crimen que se llama guerra.

Los pueblos no entran a la razón con frases persuasivas, sino con hechos, y mejor cuando estos hechos son de aquellos que sacuden brutalmente las conciencias, que hieren con crueldad los sentimientos. Los pueblos necesitaban esta sacudida formidable para despertar a la razón, y ya despiertan, ya se restriegan los ojos. Cuando los abran, al primer parpadeo rodarán por el suelo cetros, coronas, tiaras, códigos, y un nuevo régimen de vida comenzará para los humanos, más racional, más justo, más humano para decirlo en una palabra.

Así, pues, ¡que viva la guerra! Hay veces que dan ganas de cantar un himno al látigo; cuando hace que se rebele la dignidad humana. Bendito el palo, cuando al golpear despierta el honor dormido. ¡Cuántas veces la cadena sirve para suscitar sentimiento de libertad y de independencia!

¡Viva la guerra!

 

Ricardo Flores Magón


1 The Los Angeles Times. Periódico fundado en 1881. Propiedad de Harrison Gray Otis, próspero empresario estadounidense, defendió la política de Porfirio Díaz. De tendencia conservadora, se caracterizó por combatir al movimiento obrero del suroeste de los Estados Unidos. Desde las columnas del diario emprendió una cruzada de desprestigio en contra de la causa del PLM, misma que se intensificó a partir de 1911, durante la campaña del PLM en Baja California, lugar en el que Otis tenía grandes intereses por ser dueño de la Colorado River Land Co.

Cuando Roque Estrada1, Ministro de Justicia del gobierno de Carranza, tomó la protesta de ley a los Magistrados del supremo Tribunal de Justicia del Distrito Federal en 5 de Octubre del año que acaba de terminar, habló de justicia revolucionaria, de la justicia que no está contenida en los códigos y tuvo tiradas como esta: “Los esfuerzos de la Justicia para hacerse real son los provocadores de estos enormes movimientos que se llaman revoluciones. Cuando esta Justicia se encuentra maltrecha, desconocida o burlada, es cuando se provocan cataclismos como el que presenciamos, los cuales producen sus últimos efectos hasta que el espíritu de aquella Justicia se levanta sobre los despojos y las ruinas.”

Al leer esa tirada, cualquiera creería que una era verdadera justicia iba a comenzar con el carrancismo hecho gobierno, menos los que sabemos que mientras haya gobierno tiene que haber por fuerza oprimidos y opresores, ya que lo que se llama gobierno no es otra cosa que el instrumento que se necesita para sostener en pie la seguridad social. Si todos fuésemos iguales, para nada necesitaríamos de gobierno.

Pues, bien, apenas van transcurridos tres meses desde que Estrada habló de justicia revolucionaria, y en este corto tiempo, en la ciudad de México solamente, las autoridades carrancistas han violado la justicia como no había sido violada aún en la época de Porfirio Díaz. Personas señaladas por cualquier delator han sufrido la pena de muerte, sin ser oídas, sin habérseles formado el más ligero proceso; otras, delatadas también por cualquiera han sido internadas en las cárceles, y allí se pudren, sin defensa, sin apoyo, sin auxilio. De asesinatos cometidos en personas a quienes las terribles condiciones económicas han obligado a apoderarse de una pieza de pan, de una mascada, de un reloj o cosas por el estilo, la prensa carrancista misma, nos da cuenta de ellos, con un descaro que ofende al más rudimentario sentimiento de justicia. Los robos rateros son castigados con la pena de muerte, y en las puertas de las estaciones de policía se exhiben los cadáveres de esos desgraciados con letreros como este prendidos a sus harapos: ¡por ladrón!

¡Qué sarcasmo! ¡Qué grosera burla! Mientras que al proletario que toma una pieza de pan se le mata como no se mata a un perro, se le pone un letrero denigrante, y se presenta a la vergüenza pública su cuerpo acribillado por las balas de esbirros, a los jefes carrancistas, ladrones todos ellos, se les prenden cruces y medallas y ganan sueldos enormes y obtienen títulos honoríficos…

¡Qué contraste!

Pero esas lesiones a la justicia tienen que dar su fruto. ¡Quedan cartuchos por quemar en el revólver de Pardiñas!2 ¡Manos virtuosas recogieron el puñal de Caserio!3

No os envalentonéis, tiranos. La justicia ultrajada construyó la Ipiranga; la Revolución burlada hizo posible la desaparición de Madero. Cada acto de injusticia acerca la acción de la guillotina.

Pueblo: he ahí el fruto de tu testarudez. ¿Hasta cuándo entenderás que gobernante es lo mismo que verdugo?

 

Ricardo Flores Magón


1 Roque Estrada Reynoso (1883-1966). Abogado y político zacatecano. Estudió en Guadalajara, ciudad en la que fundó el periódico Aurora Social, crítico del gobierno de Miguel Ahumada. Expulsado del estado en 1904, se involucró con el PLM. Posteriormente se vinculó activamente con el maderismo y participó en la elaboración del Plan de San Luis. Fue un activo propagandista de la causa antirreeleccionista. Formó parte de la Junta Revolucionaria de San Antonio, Texas, y, al triunfo del maderismo fue secretario particular de Madero. Tras el golpe de Huerta se levantó en armas contra el gobierno en Zacatecas y fue encarcelado en la prisión militar de Santiago Tlatelolco hasta 1914. Al quedar en libertad se unió al constitucionalismo, en cuyas filas obtuvo el grado de general en la División de Occidente. Se desempeñó como Secretario de Justicia entre 1916 y 1917. Fue diputado federal por su estado natal en 1920. En 1923 se adhirió al movimiento encabezado por Adolfo de la Huerta, y tras la derrota de este se exilió en Estados Unidos. En la década de 1940 fue Presidente de la Suprema Corte de Justicia.

2 Manuel Pardiñas Serrato (1880-1912). Pintor, espiritista y anarquista aragonés. Radicado en Zaragoza, España, viajó a París, Francia, y de ahí marchó a Panamá, Cuba y la Florida, donde entró en contacto con líderes anarquistas como Pedro Esteve y Maximiliano Olay. Regresó a Europa en febrero de 1912 y tras una breve estancia en Londres, se internó en España y el 12 de noviembre de ese mismo año asesinó al presidente del gobierno José Canalejas y Méndez en Madrid. Días después se suicidó.

3 Refiérese a Girolamo Santo Caserio (1873-1894). Panadero. Anarquista lombardo que el 24 de junio de 1894 apuñaló al presidente francés Sadi Carnot causándole la muerte. El atentado fue motivado por el ametrallamiento de mineros huelguistas en Monteceau-Les-Mines, así como por la negativa del gobierno francés para indultar a Aguste Vaillant, culpable de arrojar una bomba a la cámara de diputados. Detenido inmediatamente después del atentado, Caserio fue sometido a un juicio en el que él mismo expuso su defensa. Murió guillotinado el 15 de agosto de ese mismo año. A su muerte fue reivindicado por el anarquismo internacional como un mártir de las luchas libertarias.

Mientras los patriotas cubanos se desgañitan lanzando al aire el grito de ¡Cuba Libre! En los calabozos de la cárcel de Villa Clara, República de Cuba, yacen dos hombres, dos anarquistas sentenciados a sufrir un año y siete meses de prisión por el delito de pensar con su cabeza, por el crimen de no pensar como piensan el burgués, el fraile y el representante de la Autoridad.

Los presos son Eleuterio Muñoz1 y Miguel Sagás2. Estos compañeros se distinguieron, mientras libres, como propagandistas entusiastas y convencidos de los ideales anarquistas, y su propaganda se abría paso entre las masas de trabajadores con grande alarma por parte de la clase parasitaria, para la cual era necesario quitar de en medio a esos apóstoles de las ideas modernas, y lo consiguió fabricando una mentira, de la que dichos compañeros y nuestro hermano muerto Anselmo L. Figueroa3, estaban de acuerdo para iniciar en Cuba un movimiento revolucionario.

A Eleuterio Muñoz le catearon su casa, hurgaron entre sus papeles esperando encontrar algo que pudiera servir para dar ciertos visos de justificación a la persecución que contra él iniciaron. Nada de eso fue encontrado entre los papeles de la víctima. Libros y folletos sociológicos, periódicos anarquistas, entre los cuales se encontraba “Regeneración”, y correspondencia particular fue lo único que se encontró entre los objetos pertenecientes a Muñoz. Sin embargo era preciso que la víctima fuera reducida a prisión porque su actividad era peligrosa para la burguesía.

Junto con Miguel Sagas, Eleuterio Muñoz fue sentenciado a sufrir la pena de un año y siete meses de prisión.

¡Cuba Libre! ¡Qué ironía! Llamar libre a un país en que se castiga porque no se piensa, como piensan el burgués, el sacerdote y el representante de la Autoridad, es una burla. Cuba Libre, sí, pero para el explotador y el tirano; Cuba Libre para el zángano. Más para el trabajador de sus brazos, Cuba, como cualquier otro país, sigue siendo el asiento de la tiranía y la barbarie del sistema capitalista.

El ejemplo de Cuba, oprimida bajo el gobierno cubano tanto como lo fue bajo el gobierno español, debe convencer a los pueblos de que su libertad y su bienestar no dependen de la clase de gobierno que tengan, porque todo gobierno es tiranía. La liberad y el bienestar se consiguen solamente aboliendo el principio de la propiedad privada, que con la caída de ese principio, caerán el gobierno y la religión, sus perros guardianes.

Enviamos nuestros fraternales saludos a Eleuterio Muñoz y Miguel Sagas, víctimas de la tiranía cubana.

 

Ricardo Flores Magón


1 Eleuterio Muñoz. Anarquista cubano vinculado al grupo editor de ¡Tierra! Entre 1911 y 1912 envío varias aportaciones pecuniarias desde Manacas, Cuba, a Regeneración. En 1916 fue aprendido junto con Miguel Sagas y sentenciado a purgar una pena de un año y siete meses de prisión. Entre los papeles que encontró la policía al catear su casa se encontraron ejemplares de Regeneración y correspondencia con la JOPLM.

2 Miguel Sagás. Anarquista cubano. Envío aportaciones pecuniarias a Regeneración en 1911 y 1915. A fines de este último año o principios de 1916 fue encarcelado junto a Eleuterio Muñoz y condenado a pasar un año y siete meses de prisión. Entre las “pruebas” que se urdieron en su contra estuvieron los ejemplares de Regeneración, encontrados en sus casas. Se les acusó de formar un plan para iniciar un movimiento revolucionario en Cuba en contubernio con Anselmo L. Figueroa.

3 Anselmo L. Figueroa (1870-1915). Originario de Yuma, Arizona. Miembro y líder de la Sección de Hispanoparlantes del Partido Socialista en Los Ángeles, California. En 1907, promovió que los abogados socialistas Job Harriman y R. Holston se hicieran cargo de la defensa de los miembros de la JOPLM presos en esa ciudad. Articuló los vínculos del PLM con grupos socialistas y radicales californianos. Miembro del grupo de Regeneración de la ciudad de Los Ángeles desde octubre de 1910. Hacia 1911 se integró a la Junta. Editor de Regeneración desde el número 1 del 3 de septiembre de 1910 hasta el número 205 del 6 de marzo de 1915, de la última época del semanario. Fue arrestado junto con Enrique y Ricardo Flores Magón el 14 de junio de 1911; permaneció en prisión hasta septiembre de ese año. En 1912 se le enjuició y fue declarado culpable de violación a las leyes de neutralidad. Murió el 14 de junio de 1915, dos meses después de haber salido de la cárcel de McNeil Island, donde purgó una condena de 23 meses. Mantuvo siempre una actitud discreta dentro de la JOPLM.

Salgo a la calle, y lo único que veo son hombres y mujeres que, como las hojas de una baraja de mil cartas, se entrecruzan en unir y venir sin fin. Veo sus rostros, y no encuentro en ellos la exteriorización de un sentimiento noble, el reflejo de un grande ideal. Me parece que todos esos transeúntes forman parte de una gran mascarada en la que cada quien compite en aparecer más trivial, más solo, más desabrido y más idiota. Entonces, con el estómago asqueado y el corazón oprimido, me pregunto: ¿serán estos enanos los gigantes que algún día erijan ese monumento de virilidad y de protesta que se llama barricada?

Y me echo a andar en busca de un gesto audaz, de una actitud que rompa la insignificancia del ambiente ¡Nada! ¡Nada! ¡Nada! Machos y hembras bien vestidos que van y vienen, se entrecruzan y gozan, y desgastan las suelas de los zapatos entre el cine vulgar y el escaparate chillón, entre el teatro bárbaro y la tienda de moda. Va y viene el gentío estulto, incoloro, insípido, respirando vulgaridad, supurando estupidez por todos sus poros, sin una chispa que brille dentro de sus cráneos obscuros, sin una fibra que vibre en sus helados corazones, sin un propósito que hinche sus pechos vacíos. Entonces, con la angustia anudada a la garganta, me pregunto: ¿será de esta masa enclenque de donde salga el brazo robusto que derribe el sistema de la explotación del hombre por el hombre?

Dirijo la mirada hacia un lado y veo a un hombre que se descubre la cabeza delante de otro hombre que ostenta en el pecho una estrella. Disgustado, vuelvo la vista hacia el lado opuesto, para ver a otro hombre que alarga la mano temblorosa pidiendo, cuando tienen derecho a tomar. Sintiendo náuseas, aparto la mirada que cae esta vez en una mujer que guiña el ojo prometiendo caricias mercenarias que, en un medio de justicia prodigaría obedeciendo los impulsos generosos de la sangre. Hastiado, vuelvo el rostro, viendo entonces a un hombre que, con toda la agilidad de sus piernas, se desliza por el embanquetado, llevando en la mano papeles de cobro de alquileres de viviendas humildes, construidas por los humildes. Molesto, vuelvo el rostro en todas direcciones queriendo librar mi vista del espectáculo que ofrecen la degradación, el servilismo y la vileza, tropezando ahora mi vista aquí y allí, acá y acullá y en todas partes con el policía secreto que espía, que espía…

Entonces entristeciendo me pregunto: ¿será con estos materiales con los que hemos de construir la sociedad nueva de los iguales y de los libres?

Sigo mi camino prendiendo la mirada ansiosa en todos los labios con la esperanza de que se abran algunos de ellos para dar paso a la frase subversiva, o de verlos contraídos por la cólera redentora, o de estar próximos a franquear la carcajada irrespetuosa que con su irreverencia demuele y reduce a polvo lo que la estupidez humana venera. ¡Vana esperanza! Aquellos labios se me antojan el respiradero de una atarjea del que rezuma este lodo fétido: la vulgaridad. Entonces anhelosa la respiración, me pregunto: ¿de dónde surgirá el tribuno que con voz de trueno soliviante las muchedumbres y las conduzca al asalto de la Bastilla capitalista?

No; de esa masa engalanada e imbécil, trivial e insípida, hueca e inútil, cuyos labios colgantes como los belfos de una bestia parece que no tienen otro destino que dar paso al esputo, a la baba, o a la palabra imbécil; cuyas manos infecundas sólo saben hacer un nudo de corbata, o a lo más su habilidad se limita a prenderse mil alfileres sin pincharse las carnes; de esa masa no pude brotar el gigante de la barricada, ni se puede esperar que de ella se destaque el brazo musculoso que ha de clavar la Bandera Roja en el corazón del mundo burgués, ni que de ella surja el tribuno que ha de prender en los corazones de la plebe el fuego de la rebelión.

Hay que salir del barrio del negocio y de la usura; hay que huir de las calles espléndidas donde la explotación tiende sus telarañas: el cine, el teatro, la iglesia, el banco, la tienda. Entonces me dirijo a las barriadas misérrimas. ¡Qué chasco! Es cierto que aquí, en el barrio de los miserables, no se entrecruza gente como las hojas de una baraja de mil cartas; pero ¡qué desencanto! Los obreros están saliendo de la fábrica, cuya puerta parece la negra boca de un monstruo aburrido que bosteza. Hombres y mujeres salen de aquel antro como el vómito infecto de un estómago enfermo. Busco en sus rostros un gesto, una línea, la más leve marca de rebeldía y de protesta. ¡Inútil tarea! Aquellos rostros ajados llevan impreso el sello de la resignación. Entonces, me pregunto con tristeza: ¿serán estos vencidos la materia prima de esas manifestaciones de la cólera colectiva que llamamos motín?

Sigo mi marcha pensando, pensando en este lastre, en ese peso que llevamos prendido los que ansiamos ver a la humanidad libre de cadenas. Ese lastre es la masa satisfecha, indiferente o resignada; ese lastre retarda nuestra marcha, nos agarrota, nos ata, nos hace partícipes sin quererlo nosotros, de su envilecimiento y de su esclavitud. Los soñadores queremos volar; pero nuestras alas se pegan con la baba y el idiotismo de las masas.

A la vuelta de una esquina, hombres sudorosos y jadeantes surten de materiales una canasta de hierro que se llena y se vacía sin cesar movida por una máquina de vapor. Los esclavos de carne y sangre tienen que darse prisa para que sus movimientos concuerden con los de la máquina de hierro. Veo los rostros de esos esclavos esperando esta vez encontrar en ellos el rastro de una rebeldía, la huella de una cólera fecunda. ¡Nada! La indignación tiene pereza de asomarse a las ventanas de los ojos de aquella gente que parece que tomó prestados los suyos de un rebaño de carneros. Entonces contristado me pregunto: ¿saldrá de esta gente el punto que apriete el pescuezo del burgués?

Me abismo en amargos pensamientos. ¡Maldad e insignificancia arriba! ¡Servidumbre y estupidez abajo! ¡Cuán pesado es el lastre que tenemos que arrastrar los revolucionarios! ¡Ah; somos pocos; pero somos fuertes! Agitémonos, movámonos sin cesar, para no quedar pegados en el lodo que pisa el rebaño, y ayudemos al rebaño a convertirse en hombres. Trabajadores del Ideal: ¡adelante!

 

Ricardo Flores Magón

“The Los Angeles Times”, de 7 de este mes, trae la siguiente noticia: “Londres, Enero 6.- Los trabajadores organizados de la Gran Bretaña, reunidos en congreso en Londres, votaron hoy contra el proyecto del gobierno sobre el servicio militar obligatorio, con una aplastante mayoría de 1,908.000, un millón novecientos noventa y ocho mil votos, contra 783,000, setecientos ochenta y tres mil.

“El congreso obrero ha sido, desde muchos puntos de vista, la reunión más importante en su género que haya tenido lugar. Estuvieron presentes más de mil delegados, representando cuatrocientas uniones formadas por tres millones de trabajadores.

“El congreso clausuró sus sesiones de una manera entusiasta, cantando el himno revolucionario: “La Bandera Roja.”

*          *          *

            Como se ve, el trabajador inglés se opone al servicio militar obligatorio, y esa oposición envuelve una seria amenaza para la paz del Reino, porque el gobierno inglés necesita soldados para la guerra. Los múltiples llamamientos que ha hecho a los ciudadanos ingleses para que ingresen al ejército, no han dado el resultado apetecido. Los ciudadanos no quieren pelear por los intereses del gobierno y de los ricos, y ha sido necesario que el gobierno piense en el establecimiento del servicio militar obligatorio, para cubrir así las bajas que la metralla alemana causa en las filas de su ejército.

El gobierno inglés se encuentra enfrente de este dilema: u obedece al pueblo que no quiere que se establezca el servicio militar obligatorio, y entonces tiene que retirarse de la guerra por la imposibilidad en que se hallará de poder reponer las bajas habidas en campaña, o, lo que es más probable por ser el gobierno un mero juguete en manos de la burguesía, sostiene su proyecto sobre servicio militar obligatorio y lo hace obedecer por medio de la fuerza.

En este último caso, la revolución estallará en Inglaterra, y tal vez sea ese el principio del gran movimiento revolucionario que tiene que resultar del presente conflicto de las naciones de Europa. Porque el ejemplo es contagioso. El trabajador francés no ha de querer quedarse atrás y se rebelará también. ¿Que en este caso los alemanes invadirán a Francia con más facilidad? Esa consideración mueve a risa, porque entonces ya no será el ejército el que se oponga a la invasión sino el pueblo en masa, el pueblo que quiere verse libre de tiranos propios y extraños.

Cambiará entonces el objeto de la resistencia a la invasión. Hoy resiste la invasión el soldado defensor de las instituciones burguesas; después la resistirán los hijos del pueblo rebelado contra esas instituciones.

Es de desearse que el gobierno inglés imponga por la fuerza el servicio militar obligatorio. El pueblo necesita acicates que le sangren los hijares, para que se encabrite. Sin las espuelas de Porfirio Díaz, el pueblo mexicano continuaría soportando jinetes sobre sus lomos. Las tiranías templadas son más nocivas que las tiranías brutales, porque cuando el ser humano tiene algún respiro, se conforma con su abyección; pero cuando se le ahoga toda respiración, se mueve, se agita, se sacude, se rebela.

¡Apretad, tiranos! Por favor, ¡apretad!

 

Ricardo Flores Magón

La prensa diaria ha estado dando la noticia de la enfermedad de Victoriano Huerta, el soldadón bárbaro, última esperanza de los “científicos”; clavo ardiente del que había echado garra la reacción en su caída irremediable.

Huerta se muere, como agoniza, la causa de los bandidos que saquearon México en plena paz.

El monstruo viejo, sin embargo, se aferra a la vida con toda la rudeza de su salvaje naturaleza. Ha resistido una operación que a cualquiera otro habría reventado; pero no son más que los últimos pataleos de la fiera mortalmente herida. Ya no dará más dentelladas. ¡No, ya no las dará!

El hombre y la sotana lloran; el sable y las charreteras gimotean; los piratas del negocio y de la usura hacen pucheros. El pinchazo que el cirujano dio al abdomen del buitre enfermo, se lo dio a la reacción conservadora.

Lo único malo en todo esto es que el tirano muera en su cama, cuando millones de postes telegráficos se disputaban el honor de tenerlo suspendido.

Pero en fin, un tirano que se muere no es una luz que se apaga, sino las tinieblas que se rompen. ¡Ya es un consuelo!

Por momentos se espera el fallecimiento de Huerta.

Que estas líneas le sirvan de corona fúnebre.

 

Ricardo Flores Magón

Sigue imperando el caos, lo que demuestra que la paz en México no puede ser el resultado de la acción de los políticos, sino que ella depende, pura y simplemente, de la realización de este hecho: la desaparición de la miseria y de la tiranía.

Carranza no ha podido entrar a la ciudad de México, a pesar de lo que él dice, que sus fuerzas están en posesión de la ciudad.

Villa, con aquellos de sus partidarios que le han sido leales, se atrinchera en el distrito de Guerrero, Estado de Chihuahua, desafiando las embestidas de las huestes carrancistas.

El Yaqui arde; el Sur es una sola llama. Esa es la verdadera Revolución. Obregón y Carranza continúan disputando entre sí.

Carranza, mañosamente, quiere que Obregón tome posesión del gobierno de hecho, para que convoque a elecciones, y, por el mero hecho de estar en el poder, quede eliminado como candidato, pues la ley prohíbe que sea candidato el individuo que se encuentre en el poder. Obregón se da cuenta del ardid y declara que no tiene ambición de gobernar, pudiendo de esa manera ser un candidato para la “Presidencia”.

De tal manera está la situación, en el Senado Americano hay gran oposición a que se nombre un embajador para México. Dicen los senadores, y con razón que no hay gobierno en México.

La pesadilla de Carranza son Zapata y Salgado1, porque estos bravos revolucionarios no han podido ser vencidos a pesar de que se les ha aislado, cortándoles toda comunicación para imposibilitarlos de recibir armas y municiones.

Unos cuantos meses más y Wilson2 soltará a Carranza, como se deja un fruto podrido. Entonces, ¿en quién se fijarán los gobiernos intervencionistas? ¿Se convencerán al fin de que lo que debe hacerse es dejar al pueblo mexicano que arregle sus asuntos por sí mismo? Así lo comprenderán al menos; pero no se resignarán a ver la caída del sistema capitalista, sin hacer un último esfuerzo. ¡Veremos!

 

Ricardo Flores Magón


1 Jesús H. Salgado. (Teloloapan, Guerrero,1873-1920). Ranchero y comerciante. Se incorporó a la revolución en Apaxtla, Guerrero. Rompió con Madero y se incorporó al zapatismo. Se sumó al Plan de Ayala. Desarrolló sus actividades desde Balsas hasta Tlapa y de Copalillo a San Marcos. Fue nombrado gobernador provisional del Estado por la junta revolucionaria zapatista (1914). Murió combatiendo, con el grado de general de división, a las fuerzas de Venustiano Carranza cerca de Petatlán en la Sierra Madre del Sur. Regeneración siguió sistemáticamente su trayectoria y le llamaba “compañero”.

2 Refiérese al presidente de los Estados Unidos, Woodrow Wilson.

Voluntad1, de Nueva York publica en su edición de 28 de Diciembre último, un artículo, o cosa parecida, de un José Spagnoli2, artículo escrito con el objeto aparente de hacer luz en el tan debatido asunto de la Revolución Mexicana; pero que, en realidad, llena su objeto real: el de embrollar más la cuestión, amontonando sombras sobre la verdad.

Antes de entrar en materia, bueno es decir algunas palabras sobre la personalidad de José Spagnoli. Este, Spagnoli, Vicente F. Aldana3 y León Cárdenas Martínez4, inventaron un negocio, hace como año y medio, en cuyas redes cayeron algunos compañeros del Estado de Texas. Fue el negocio de las colonias comunistas en el norte de México.

Los tres individuos en cuestión lanzaron manifiestos, circulares, escribieron cartas a éste y al otro, excitando a los proletarios a que sus familias, marcharan con ellos a México a ocupar ciertas tierras, las que serían trabajadas en común por los colonos. No faltan personas de buena fe que creen lo que el primer aventurero les dice, y comenzó a correr el dinero de los bolsillos de las personas sencillas a los de los organizadores de la aventura colonial. Se organizaron veladas más o menos literarias, mítines y otra clase de actos, para reunir fondos para la marcha de los colonos. En fin, que la cosa iba bien y muy en orden para unos, no así para nosotros que olimos el timo y dimos a su tiempo la voz de alama.

Basándonos en el conocimiento exacto que tenemos de la Revolución Mexicana, puesto que hemos gastado en precipitarla primero, y en orientarla después, cerca de un cuarto de siglo, advertimos a los trabajadores que se trataba de timarlos con el negocio de las colonias comunistas en el norte de México, porque tal organización, de la manera que estaba proyectada, era absolutamente imposible.

En efecto, se pretendía por los organizadores de la colonización, que las familias proletarias se internasen a México y tornaran lisa y llanamente como quien alarga la mano y toma una piedra del arroyo, la tierra que les acomodase. Advertimos que tal cosa era imposible de realizarse en el norte de México, donde operaban los ejércitos de Villa y de Carranza, fuerzas que se oponen a la expropiación para beneficio de todos, y que, si se quería llevar a cabo una empresa de esa naturaleza, deberían los colonos dejar a salvo sus familias, y arma al brazo ir a conquistar primero la tierra que quisieran colonizar.

Indicamos que una colonización de esa clase, sólo podía tener éxito en algunos de los Estados del Sur de México, en los que operaban y operan fuerzas revolucionarias de carácter expropiador. No se nos hizo aprecio, y el timo siguió adelante. Algunas familias hicieron sacrificios mil para transportarse a la frontera, a donde llegaron… para encontrarse con que los organizadores habían desaparecido con los dineros.

Poco después reaparecieron en Monterrey, capital del Estado de Nuevo León, Spagnoli, Aldana y Cárdenas Martínez. Este último, obtuvo, según se nos dice, un puesto de esbirro bajo el amparo del famoso pederasta Antonio l. Villarreal5, mientras Spagnoli inició la publicación de un periodiquillo, “Ideas”6, en el cual se atacaba jesuíticamente a la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano.

Spagnoli, Aldana y Cárdenas Martínez eran partidarios de Antonio I. Villarreal, de cuyo hecho se puede deducir qué clase de anarquistas son esos bichos. Un anarquista personalista es un contrasentido. Lo uno excluye a lo otro y viceversa.

Más tarde, formó parte Spagnoli del 5o regimiento rojo, y creíamos que tal vez se operaba en él una regeneración; pero el artículo que de él vemos en Voluntad, nos hace creer que hay individuos incapaces de reformarse.

Por cartas de compañeros que nos merecen entero crédito, Spagnoli es un hombre presuntuoso, amante de la notoriedad y que alimenta irracionales prejuicios contra la raza mexicana. El cree que nadie lucha en México por la anarquía, que los mexicanos son incapaces de comprender el ideal anarquista y que los anarquistas mexicanos son pobres individuos sin personalidad que, hasta para los asuntos más insignificantes, ocurren a Ricardo Flores Magón en demanda de consejo, y a quien da el inmerecido título de “dictador”.

Estos detalles merecen ser conocidos, para que se dé a las opiniones de Spagnoli sobre asuntos mexicanos, el valor que merecen. Spagnoli es enemigo solapado del Partido Liberal Mexicano y de la raza mexicana. Se cree una lumbrera, y como los compañeros mexicanos con quienes ha estado en contacto no le han rendido homenaje, de ahí su despecho. Puede Voluntad pedir la opinión que de Spagnoli tienen formada los compañeros mexicanos que lo conocen personalmente, si quiere desengañarse, y eso servirá para que, en lo futuro, se cuide de dar a la estampa artículos nocivos al movimiento mexicano como es el que publica en su edición de 28 de Diciembre último, bajo el título: “Sobre la Revolución Mexicana”.

Ahora, veamos lo que dice el artículo de Spagnoli.

Asegura Spagnoli en una jerga que es un tanto difícil de entenderse, que tanto exageramos los que atribuimos al movimiento mexicano un carácter económico y social, como los que niegan ese carácter a dicho movimiento, y se engolfa en una disertación, después de la cual el lector se queda con la impresión de que en México no hay movimiento económico y social, porque el escritor -de algún modo hemos de llamarle- ha tenido buen cuidado de no hablar de los hechos que prueban que el movimiento es económico, y por lo tanto social, asentando aquellos hechos que tienden a sembrar la duda y la desconfianza.

Dice Spagnoli que cuando se vea en la prensa burguesa alguna frase como ésta: “los rebeldes atacaron la población X, defendida por carrancistas”, no se debe entender que se trata de anarquistas. Pero oigamos sus propias palabras.

Helas aquí: “Eso de rebeldes no quiere decir anarquistas ni hombres que piensen lejanamente como nosotros pensamos, sino, en la mayoría de los casos, quiere decir, como justamente escribe A. Dolero, “indios felices de entregarse a los instintos atávicos de su raza, a la vida nómada y a la rapiña, y gente que pelea con la esperanza de una recompensa si triunfa la revolución”.

A nadie se le ha ocurrido decir que todos los rebeldes mexicanos son anarquistas, y ni necesitaba Spagnoli decir que no lo son, que si lo fueran, hace años que estaría imperando en México el comunismo anarquista. Lo que sí se ha dicho es que hay anarquistas en las filas de las facciones que luchan en México, compañeros generosos que en vez de criticar el esfuerzo que hace un pueblo por obtener su libertad, ingresan como soldados en las filas del villismo y del carrancismo para hacer conscientes a sus hermanos de cadenas, cuando no luchan en bandas independientes.

Se ve que la mala fe de Spagnoli es manifiesta. Pretende desconocer las causas que impulsaron al pueblo mexicano a rebelarse contra sus opresores. No menciona esas causas porque ellas quitarían a su artículo el efecto que quiere que produzca: el de sembrar la duda y la desconfianza entre los trabajadores conscientes sobre el movimiento mexicano, haciéndolo aparecer como una revuelta de bandidos.

No dice Spagnoli que la Revolución Mexicana es el resultado de la miseria y de la opresión que el proletariado mexicano sufría bajo la garra del burgués y del gobernante; no dice que al verse el campesino reducido a la condición de peón por haber sido acaparadas por unos cuantos bribones todas las tierras laborables de México, se levantó en armas para recobrar esas tierras, y que ese movimiento agrario ha sido la espina dorsal de la gran Revolución Mexicana, y no lo dice porque ello es precisamente lo que da a esa revolución el carácter de económico y social que sólo la estupidez o la mala fe pueden negarle.

Lejos de todo esto, Spagnoli se esfuerza por hacer aparecer el movimiento mexicano como el caos producido por ambiciones bastardas, por apetitos bajos, y hasta copia con gusto lo que escribe un tal A. Dolero, de quien no se sabe qué principios sustente, cuáles sean sus principios políticos ni que interés lo haya guiado para decir que los revolucionarios mexicanos son “indios felices de entregarse a los instintos atávicos de su raza, a la vida nómada y a la rapiña, y gente que pelea con la esperanza de una recompensa si triunfa la revolución”.

A. Dolero ignora la historia de México, tanto como la ignora José Spagnoli, pues atribuyen al indio mexicano instintos atávicos de rapiña y de vida nómada. Si A. Dolero fuese un escritor que se tuviera respeto a sí mismo, y si Spagnoli fuera sincero, habrían abierto cualquier tratado de historia de México, antes de atreverse a insultar al indio mexicano, y habrían visto en él, que, cuando los españoles entraron a México en son de conquista, encontraron a la inmensa población indígena viviendo en pueblos y ciudades, haciendo vida sedentaria, cultivando los campos y dedicándose a la industria.

Y esas costumbres sedentarias que los españoles encontraron en México, databan de siglos atrás, como lo demuestra la historia precortesiana, costumbres que podemos reconstruir con sólo leer esos magníficos documentos de piedra de Uxmal, de Palenque, de Mitla, de Cuernavaca, de Teotihuacan y de tantos otros lugares, sin hacer mención de la soberbia Tenochtitlán que la barbarie europea destruyó, como destruyó tantos otros monumentos, obra de un pueblo laborioso que está muy por encima de sus pequeños detractores.

Así, pues, cuando el indio mexicano se levanta en armas, no lo hace empujado por instintos atávicos de rapiña y de amor a la vida nómada, pues la historia nos dice que no posee esos instintos, sino que se levanta impulsado por el más noble y más grande de los motivos que puede tener el hombre para rebelarse: el de conquistar el derecho de vivir, el de conseguir la independencia económica, que para el indio, aunque no sea tan sabio como Spagnoli ni haya oído mentar a Kropotkine ni a Grave, deben fundarse ese derecho de vivir y esa independencia económica, en este hecho puro y simple: el libre acceso a la tierra para todo aquel que quiera cultivarla o arrancarle sus riquezas.

Que hay “gente que pelea con la esperanza de una recompensa si triunfa la revolución”, nadie puede negarlo. En todo movimiento armado hay gente de esa clase. En el movimiento más puro, en el movimiento anarquista, ¿no hay hombres que solamente están metidos en él por conveniencia personal? ¿Y por esa desgraciada circunstancia vamos a sacar la consecuencia de que el movimiento anarquista no tiene una finalidad noble?

Spagnoli dice que los saqueos de las poblaciones resultan en la mayoría de los casos en beneficio solamente de los jefes o de los soldados; pero no en el del pueblo. ¿Y cómo demuestra que dice la verdad? Pues, dando su palabra de honor porque para creerle debería demostrar que ha recorrido todo México, que ha estado presente en todas las acciones de armas habidas desde el comienzo del conflicto armado, o al menos presentar documentos, aducir testimonios fidedignos que comprueben su afirmación. Nada de eso hace, reduciéndose a decir que la prensa burguesa es mentirosa y que habla de saqueos cuando a veces ni los ha habido.

Se ve forzado, no obstante, a hablar de las expropiaciones en la región del sur; pero lo hace como quien pasa sobre ascuas, como que le interesa no llamar la atención sobre el espléndido movimiento expropiador que ha dado justa fama a Zapata, a Salgado y a los bravos hijos del Sur. En dos líneas y una fracción de línea, ni más ni menos, se refiere al movimiento reivindicador conocido con el nombre de zapatismo, y eso, con la advertencia de que sólo lo conoce por referencia, porque se lo han dicho, de oídas, no porque a él le conste personalmente, como si lo que dice del resto del país le constara personalmente.

Se pregunta Spagnoli: “¿Qué no existen los terratenientes?”, y muy orondo se responde: “Los científicos, no; pero los carrancistas sí”.

Al leer la pregunta y la respuesta que a sí mismo se hace Spagnoli, cualquiera pensará que toda la propiedad territorial está en manos carrancistas, cuando es ya público y notorio que grandes extensiones territoriales se encuentran en poder de masas proletarias. ¿No es manifiesta la mala fe de Spagnoli? ¿Por qué habla solamente de la propiedad territorial que se ha quedado en las uñas de los carrancistas, y deja de hablar de las grandes porciones territoriales que se encuentran en las manos de los proletarios? Porque si hablara con honradez, no produciría su artículo el efecto por él deseado: el de embrollar el asunto, el de obscurecer la materia con el fin de sembrar la desconfianza y la duda.

Para lograr su intento, esto es, para sembrar la desconfianza y la duda y restar de esa manera simpatía y apoyo al movimiento mexicano, Spagnoli saca conclusiones generales de un hecho aislado. Así, por ejemplo, para demostrar que la condición del campesino no se ha beneficiado con la Revolución, dice que a tres leguas de Monterrey, vio trabajar a los peones de sol a sol en una hacienda de los Madero, por un peso mexicano, cuando el peso no valía en los Estados Unidos diecisiete centavos oro.

Lo que se deduce de eso es que, en la hacienda de los Madero no había mejorado la condición de los peones; pero de la manera que escribe Spagnoli se deja entender que era todo México ocurre lo mismo, cuando a todos les consta que, donde la tierra no ha quedado todavía en poder del proletariado, se ha conseguido, al menos, por el temor que tienen los hacendados a la sublevación de los campesinos, que se mejore la situación de éstos, suprimiéndose las tiendas de raya, declarándose nulas las deudas que pasaban de padres a hijos y que tenían sujeto al peón como verdadero esclavo de la hacienda, así como que se conceda a éste un trato más humano.

Spagnoli asienta otra falsedad: que los peones no aman la Revolución. Si no la aman, entonces, ¿quiénes son los soldados que militan en las diferentes facciones que combaten en México? ¿Son los burgueses?

Si hacemos un recuento del número de hombres que han estado sobre las armas en estos últimos meses, descubriremos que el ejército carrancista se ha compuesto de unos ciento veinticinco mil hombres; el ejército villista, de unos ochenta mil; el ejército zapatista, combinado con el de Salgado, de unos cuarenta mil; todo esto sin contar con las innumerables bandas independientes que operan en todo el país, y que se componen de grupos de veinticinco hasta cuatrocientos y quinientos hombres. Todo eso hace un total de unos doscientos cuarenta y cinco mil combatientes, o sea, casi un cuarto de millón de proletarios empeñados en una lucha en la que las bajas por todas partes son constantes y que se reponen sin cesar, y no pecaríamos de exagerados si diéramos a las bandas de revolucionarios independientes el número de unos cincuenta mil hombres, pues hay que agregar a esas bandas independientes las grandes masas revolucionarias de las regiones del Yaqui y del Mayo, que juntas deben numerar no menos de doce mil hombres.

Tenemos, pues, que el número total aproximado de hombres empeñados en la lucha es de unos trescientos mil.

Ahora, ¿cuál habrá sido el número de muertos desde que comenzó la Revolución, hace más de cinco años? ¿Y el número de los que han quedado imposibilitados para seguir empuñando el rifle?

Hasta principios de 1913, los cálculos más conservadores estimaban en unos cien mil el número de muertos en la Revolución. De entonces a esta parte han transcurrido unos tres años, en los cuales se han librado las batallas más sangrientas, en muchas de las cuales han muerto miles de hombres, pudiéndose calcular que en estos tres últimos años han muerto unos doscientos mil hombres, que agregados a los cien mil que teníamos hasta 1913, arrojan un total aproximado de trescientos mil muertos.

Y entre heridos que han quedado imposibilitados para empuñar el rifle y combatientes que por motivos de familia, de salud o de cualquiera otra clase, se han separado temporalmente de la lucha, pero que están en la mejor disposición de volver a entrar en ella tan pronto como deje de existir la causa que de ella los separó, bien podemos calcular unos cuatrocientos mil hombres, que agregados a los trescientos mil combatientes y a los trescientos mil muertos en acción de guerra, arrojan la suma de un millón de hombres interesados en la lucha en estos cinco años de Revolución.

No es de creerse que ese millón de hombres sean los únicos que hayan amado la Revolución. Donde ha habido tan grande cantidad de hombres empeñados en una Revolución, es de suponerse que hay una cantidad mayor todavía de simpatizadores y amigos de ella. Podemos decir que hay millones de hombres que simpatizan con el movimiento revolucionario, sin contar las mujeres que en muchos casos no desdeñan empuñar un rifle y lanzarse a la lucha, habiendo muerto muchas de ellas en acción.

La población de México es de unos quince millones de habitantes. Si de esa suma restamos siete millones y medio de mujeres y de la población varonil restante quitamos tres millones y medio de ancianos, niños, de enfermos y de impedidos de toda clase, nos queda una población varonil de cuatro millones, apta para el servicio de campaña. De esos cuatro millones, uno ha estado comprometido en la Revolución, y el resto está compuesto de simpatizadores y de indiferentes. ¿Podrá usted volver a asegurar, señor Spagnoli, que los peones no aman la Revolución? De cuatro millones de hombres aptos para el servicio de campaña, un millón se ha comprometido.

Ya ve Spagnoli que se trata de un grandioso movimiento, y Voluntad verá también que no es cuerdo aceptar colaboraciones que tiendan a sembrar la duda y la desconfianza, cuando el deber de todo anarquista es ayudar al que lucha por su libertad.

 

Ricardo Flores Magón


1 Voluntad, Nueva York, Nueva York (1915). Publicación anarquista en la que colaboraba el italiano José Spagnoli. En 1916 desató una campaña de ataques a la idea de los liberales en el sentido de que en México se desarrollaba una revolución social y no una simple lucha por interés políticos, tal y como sostenía Spagnoli. En ese año la oficina postal de Nueva York revocó el permiso para que la publicación circulara por correo con los privilegios de correspondencia de segunda clase.

2 José Spagnoli. Anarquista de origen italiano. Miembro de la Federación Obrera Regional Argentina. En 1913 viajó por Perú como delegado de esta organización con su compatriota Antonio Gustinelli y participó en la huelga de estibadores del puerto de Callao que demandaba la jornada de 8 horas. En noviembre de 1914 fundó en Monterrey el periódico Ideas, vinculado a la Casa del Obrero Mundial (COM) de esta ciudad. Se vínculo a Antonio I. Villarreal y participó en el 5to. Regimiento de los Batallones Rojos. Por esta época se unió con Vicente Ferrer Aldana y León Cárdenas para emprender un proyecto de fundación de colonias comunistas en el norte de México, que fue criticado por Ricardo Flores Magón, quien incluso lo denunció como un simple negocio. El 28 de diciembre de 1915 publicó un artículo en Voluntad de Nueva York, en que el que descalificaba la versión magonista de la revolución mexicana, cuestionando la capacidad de los indios para emprender un proyecto libertario, a diferencia de Ricardo Flores Magón, Voltairine de Cleyre y William C. Owen, quienes encontraban semejanzas entre la comunidad indígena y el comunismo libertario. Esta polémica sobre la “autenticidad” libertaria de la revolución mexicana entre algunos grupos anarquistas y Regeneración fue particularmente agría y restó apoyo a los pelemistas en los Estados Unidos.

3 Vicente Ferrer Aldana. Simpatizante maderista, participó como 4º vocal de la Convención Antirreeleccionista de 1910. Posteriormente se acercó al PLM. En Regeneración, núm. 187, del 2 de mayo de 1914, se publicó su artículo titulado “¡Triunfaremos!”, en el que defendía el carácter social de la revolución de México. Junto con León Cárdenas Martínez inició el proyecto de fundar unas colonias agrícolas en territorio mexicano en las cuales poner en práctica un sistema social alternativo. Luego del fracaso de esta iniciativa fundó una escuela de orientación racionalista en la ciudad de México. Dirigió el periódico Libertario. En 1919 organizó el Grupo Ácrata del DF, en representación del cual participó en el congreso fundacional del Partido Socialista de México.

4 León Cárdenas Martínez. Periodista masón. Editor de Evolución Social, Toyah, Texas. Aparece en las listas de suscriptores desde1906, como residente de Mapimí, Durango. Miembro del PLM, partidario y cercano a las posiciones de Praxedis G. Guerrero. Se le imputa la versión anarcocomunista del Plan de San Diego, fechado el 20 de febrero de 1915. Envió una copia del mismo al semanario anarquista español Solidaridad Obrera. Aparece como delegado especial junto con Salvador Medrano.

5 Antonio I. Villarreal (1879-1944). Nació en Lampazos del Naranjo, Nuevo León. Como estudiante de la Escuela Normal de San Luis Potosí, estableció contacto con Camilo Arriaga. Secretario del club liberal «Ponciano Arriaga» de esa ciudad de 1896 a 1898. Regresó a Nuevo León y formó un club liberal en el poblado de Villaldama. Ahí publicó el semanario El Liberal. En 1901, fue encarcelado en la penitenciaría de Monterrey, acusado del asesinato de José Flores. Estuvo preso hasta 1904, año en el que se trasladó a Estados Unidos para reunirse con los editores de Regeneración. Participó activamente en la redacción del periódico. Probable redactor de las secciones agrarias y de educación del Programa Liberal de 1906. Fue secretario de la JOPLM, desde la constitución de esta hasta su separación de la misma. Participó en el intento insurreccional de 1906. En compañía de Ricardo Flores Magón y Librado Rivera, fue arrestado en agosto de 1907 en Los Ángeles, California, y trasladado a la penitenciaría de Yuma, Arizona, en 1909. De esa cárcel salió libre en agosto de 1910. Excluido de los asuntos confidenciales de la JOPLM desde 1908, rompió relaciones con ella en 1911, cuando decidió unirse al movimiento maderista. Participó activamente en la campaña maderista de Chihuahua. Fue editor, en junio de 1911, junto con Juan Sarabia, de Regeneración (ciudad de México), órgano de la Junta Iniciadora de la Reorganización del Partido Liberal. Al triunfo de Francisco I. Madero, fue nombrado cónsul en Barcelona. Volvió a México en julio de 1913. Ese mismo año se unió a las fuerzas de Pablo González Garza al mando del Ejército del Noreste, con quien lo unían lazos familiares. En enero de 1914 fue nombrado comandante militar y gobernador de Nuevo León. Ese mismo año fue representante oficial de Venustiano Carranza, junto con Luis Cabrera y Juan Sarabia, en la firma del Pacto de Torreón, efectuado con Francisco Villa. Con el mismo carácter participó en una conferencia con Emiliano Zapata en busca de la conciliación al triunfo del constitucionalismo. En octubre de 1914, fue electo presidente de la Convención Revolucionaria. Sus diferencias con Carranza lo llevaron al exilio en Brownsville, Texas. Retornó a México tras la proclamación del Plan de Agua Prieta. Adolfo de la Huerta lo nombró Secretario de Agricultura y Fomento en 1920. Continuó en el cargo bajo la presidencia de Álvaro Obregón, quien le encomendó la dirección de la Comisión Nacional Agraria. En 1922 emprendió una infructuosa campaña para llegar al Senado. Se incorporó a la rebelión delahuertista de 1923. La derrota de la rebelión lo llevó a vivir, tanto en Monterrey como en la ciudad de México, en la semiclandestinidad a lo largo de cuatro años. Ante las elecciones presidenciales de 1929, fue aprehendido y expatriado a Estados Unidos, país del que regresó para unirse a la rebelión encabezada por el general José Gonzalo Escobar, contra el gobierno de Emilio Portes Gil. El fracasó de la misma, en abril de 1924, lo llevó a un nuevo exilio, esta vez en San Antonio, Texas. En 1933, volvió a México protegido por la confederación revolucionaria de partidos independientes que lo postuló a la presidencia de la república en las elecciones de 1934.

6 Ideas (Monterrey, 1914-1916). Órgano impreso de la sucursal regiomontana de la COM. Colaboradores: Vicente Ferrer Aldana, José Spagnoli, Carlos García, R. Rivera y G. Cervantes Lozano.

Por fin, a las ocho y treinta y cinco minutos de la noche del 13 de este mes, Victoriano Huerta murió en su casa, de El Paso, Tex.

La reacción conservadora, está de duelo. El pueblo está de plácemes.

Huerta era el mejor bulldog con que contaba el sistema capitalista en México. Hombre sin escrúpulos, inteligente y valeroso, era una amenaza para la libertad.

Su muerte es esperanza de vida y de progreso para la causa revolucionaria.

Mientras el tirano respira, la libertad desfallece, dijo no sé quien; pero hay que convenir en que es la verdad.

El aliento del tirano es una cadena para los pueblos.

Así, pues, felicitémonos. ¡Huerta ha muerto!

El Capital, la Autoridad y el Clero, lloran. El dolor del verdugo es la alegría de la víctima.

¡Adelante!

Ricardo Flores Magón

Nuestro compañero José Ángel Hernández1 no ha sido llevado a Jurado todavía. Se le anunció que el día 3 de este mes se vería en jurado su causa. El compañero estuvo presente en la Corte Federal, de San Antonio Texas, desde las nueve de la mañana, y nada: no se practicó ninguna diligencia.

Parece que tanto el juez como el fiscal se inclinan a dar por terminado el procedimiento, poniendo en absoluta libertad a nuestro compañero; pero el polizonte Lancaster, y el jefe de los polizontes secretos, un tal Burns, se empeñan en que la causa se lleve ante jurado, y del capricho de estos tíos depende el aplazamiento indefinido de la libertad de José Ángel Hernández.

La libertad de un hombre dependiendo del capricho de los esbirros. ¡Qué barbaridad! ¡Qué barbaridad!

Pero no hay que extrañarse, que el caso suceda en Texas, en el bárbaro Estado de Texas, y la víctima es un anarquista.

Esas dilaciones comprueban la idea que de la justicia capitalista se ha formado el pueblo: la justicia es una prostituta que sólo sirve al que lleva dinero en el bolsillo.

 

Ricardo Flores Magón


1 José Ángel Hernández. En marzo de 1906 se integró al Club Liberal de Los Ángeles, y en el mismo año ya formaba parte del Grupo Reforma, Libertad y Justicia, de la misma ciudad, donde militaban Modesto Díaz y María Talavera, quien haría pareja con Ricardo Flores Magón. Para 1911 radicaba en Houston, Texas, y era presidente del Grupo Regeneración “Solidaridad Obrera” que, según espías del gobierno mexicano, se conocía también como “Partido Revolucionario Económico Social Magonista”. El grupo se reorganizó en agosto de 1912, cambiando su nombre por el de Grupo Regeneración de Hombres y Mujeres “Ricardo Flores Magón”. En octubre de 1913 emprendió una gira de propaganda por diversos lugares de Texas, como Austin, Seguin, McDade y San Marcos, promoviendo la unión de diversos grupos pelemistas del estado. En el mismo mes asumió, con Eustolio García y su compañera Elisa Alemán, la dirección del Comité Pro-Presos de Texas, que defendía la causa de José María Rangel y los Mártires de Texas, por lo que trasladó su residencia a San Antonio, donde fue arrestado al mes siguiente por encabezar con su firma un telegrama dirigido al gobernador de Texas que este consideró como una grosera amenaza. Salió de la cárcel al poco tiempo pero fue encarcelado una vez más en enero de 1914 acusado de vagancia. Tras ser liberado se trasladó por una temporada a Indianápolis, Indiana. A su regreso a Texas, en abril de 1915, participó en la fundación del “Grupo Racionalista” de San Antonio, cuyo órgano fue el quincenal anarquista Lucha de Clases. El 20 de agosto de ese año, Hernández fue una vez más aprendido durante un mitin en la Plaza celebrado en el mercado de esa ciudad. Acusado de traición por un artículo publicado en Lucha de Clases, fue sometido a juicio, aunque también fue liberado bajo fianza el 28 de octubre. Asumió su defensa el Partido Socialista de Texas. Mientras seguía su proceso, en enero de 1916 inició la publicación de Redención, que sustituyó al clausurado Lucha de Clases. Al final del mismo mes le fueron retirados los cargos. Promovió la creación del Grupo Solidaridad de Houston. En septiembre de 1917 fue una vez más arrestado en San Antonio. Esta vez fue expulsado de los Estados Unidos. Se trasladó a Tampico, Tamaulipas, donde se reunió con Blas Lara. Con otros liberales también procedentes de Estados Unidos fundó en el puerto el Grupo Germinal, que editaba un periódico del mismo nombre. Este grupo sostenía relación con agrupaciones obreras de diferentes partes de México ligadas a la COM, así como con Fernando Palomares, Blas Lara, y grupos de la zona minera de Arizona, de Miami, Florida, y la Habana, Cuba. En 1918 fue secretario general de la COM de Tampico. Por esta época también colaboró con Fuerza y Cerebro.

El castillo de naipes de la administración carrancista, se desploma. Carranza se resiste a entrar a la ciudad de México, y hace de Querétaro el asiento de su “gobierno”.

Es que Carranza ha tomado experiencia en cabeza ajena. De la ciudad de México se sale al Ipiranga o al cementerio. Díganlo si no, Porfirio Díaz, Madero y Pino Suárez.

Benjamín Argumedo1, capturó Gómez Palacio, un suburbio de Torreón, el importante centro ferrocarrilero. La población fue tomada sin resistencia por parte de las fuerzas carrancistas, lo que hace presumir que la desorganización camina muy deprisa en las filas de Venustiano Carranza.

En contra de Carranza, Martín Triana2 ocupa la ciudad de Durango, y Rosalío Hernández3 ocupa Parral, pacíficamente, con un puñado de revolucionarios. Parece que Argumedo se dirige al interior del Estado de Durango, a unir sus fuerzas con las de Triana y los hermanos Arrieta4, que habían pasado como carrancistas. La desorganización carrancista marcha, pues, a pasos de gigante.

Villa está empeñado en una campaña de guerrillas en la sierra de Chihuahua y las fuerzas que Carranza envía a la sierra, se vuelven con sus propios honores, como se dice, a poco andar, sin aventurarse a internarse en la región.

El día 12 de este mes, Argumedo, con cinco mil hombres, derrotó, en Escalón, Estado de Chihuahua, una fuerza carrancista de tres mil quinientos.

Manuel M. Diéguez5, general carrancista, fue derrotado el mismo día por los yaquis, en la región del yaqui. Como se ve, el carrancismo va de capa caída.

Esto es lo último que se sabe, solamente de lo que ocurre en tres Estados, Durango, Chihuahua y Sonora.

Carranza se hunde, ¿a quién reconocerá Wilson después de él?

Vamos, señores políticos, menos farsas, y dejar al pueblo mexicano que arregle sus propios asuntos. Hay que convencerse de una Revolución por Pan, Tierra y Libertad no puede ser sofocada desde los escritorios de los políticos.

Ricardo Flores Magón


1 Benjamín Argumedo (¿?-1916). Sastre, talabartero y general duranguense. Se unió al maderismo en 1910 tomando parte en diversas acciones bélicas en la región de La Laguna. En 1912 se sublevó contra el gobierno de Madero uniéndose a la rebelión orozquista. Reconoció el gobierno de Victoriano Huerta y se incorporó al ejército federal con el grado de general brigadier. Combatió contra las fuerzas de Pancho Villa en el estado de Coahuila. Fue nombrado comandante militar del distrito sur de Chihuahua. A la caída de Huerta se adhirió brevemente al zapatismo y luego se puso a las órdenes del gobierno convencionista. Operó en Guerrero, el Estado de México y San Luis Potosí. En Durango y Zacatecas combatió al ejército constitucionalista. Capturado por las fuerzas de Francisco Murguía, se le formó consejo de guerra y fue fusilado.

2 Martín Triana (¿?-ciudad de México, 1934) Originario de Zacatecas. Se levantó en armas en 1910 combatiendo en Durango. En 1913 se unió al villismo, en 1915 se pasó al lado constitucionalista y combatió a sus antiguos compañeros de la División del Norte en las batallas de Celaya, León y la Trinidad.

3 Rosalío Hernández Cabral (1861-1942). Ranchero y minero zacatecano. Se sumó al maderismo en 1911, convirtiéndose en el principal jefe militar maderista en la región de Camargo, Chihuahua. Tras la caída de Madero organizó la Brigada Leales de Camargo, que se posteriormente se incorporaría la División del Norte, para combatir al gobierno de Victoriano Huerta. Participó en múltiples acciones militares en los estados de Chihuahua y Coahuila al lado de las fuerzas de Pancho Villa. En 1916 se separó del villismo y se incorporó al carrancismo.

4 Refiérese a los hermanos Andrés (1864-1932), Domingo (1874-1962), Eduardo (1879-1949), José (1890-1975) y Mariano Arrieta León (1862-1958). Revolucionarios duranguenses, pertenecientes a una familia de arrieros y mineros. Se alzaron en la sierra de Durango en contra del régimen porfiriano, secundando el Plan de San Luis en noviembre de 1910. Bajo el mando de Domingo Arrieta, tomaron parte en diversas acciones militares en su estado natal, en Coahuila y en Chihuahua, enfrentándose al ejército federal porfiriano y combatiendo los alzamientos reyista y orozquista. Tras la caída de Madero se sumaron al constitucionalismo. Domingo llegó a desempeñarse como gobernador carrancista de Durango entre 1914 y 1916, cargo en el que mantuvo una relación tirante con Venustiano Carranza. Combatieron al villismo en Chihuahua y posteriormente hicieron campaña contra la “Expedición Punitiva”.

5 Manuel M. Diéguez (1874-1924). Nació en Guadalajara, Jalisco. En 1889 se dio de alta en el transporte militar «Oaxaca», en Mazatlán, Sinaloa. En 1904 empezó a trabajar en la Cananea Consolidated Copper, Co, como ayudante de oficina de la mina Oversight. Miembro aceptado del PLM desde diciembre de 1905. Cofundador de la Unión Liberal Humanidad. Entregó el pliego petitorio de los trabajadores mineros a los representantes de la compañía norteamericana. Tras la disolución de la huelga en junio de 1906, fue recluido en la cárcel de Cananea, junto con Esteban Baca Calderón y Benito Ibarra. Con ellos fue trasladado a Hermosillo, Sonora, para ser juzgados. Fueron declarados culpables de sedición y sentenciados a 15 años de prisión en San Juan de Ulúa. Liberado luego del triunfo de Francisco I. Madero, fue presidente municipal de Cananea de 1912 a 1913. Después del golpe huertista se integró a las filas del constitucionalismo. Encabezó una campaña militar contra los villistas en Jalisco en 1914-1915. Fue gobernador de Jalisco, entre 1917 y 1919. Fue fusilado por su participación en la rebelión delahuertista de 1923.

Es necesario que los carceleros bajo cuyas garras se encuentran nuestros compañeros presos en Texas, vean que nuestros hermanos no están solos, sino que con ellos estamos todos los que amamos la libertad.

Para que los carceleros se den cuenta de que no están solos nuestros hermanos, los compañeros que residan cerca de los lugares en que se les tiene presos, deben visitarlos con frecuencia. Hay que pedir el permiso para visitarlos, al Capitán de la prisión, el que reside en el Camp. núm. 1, Perry Landing, Texas.

Los compañeros que no puedan visitar a nuestros infortunados hermanos, deben, al menos, comunicarse por escrito con ellos, enviándoles la ayuda monetaria que puedan, pues de todo carecen.

Para hacer llegar dinero a Luz Mendoza1, Pedro Perales y Miguel P. Martínez, hágase el envío a Luz Mendoza, Camp. núm. 1, Perry Landing, Texas.

Para ayudar con lo mismo a Eugenio Alzalde, Lino González2, Jesús González3 y José Abraham Cisneros, hágase el envío a Eugenio Alzalde, Camp núm. 3, Perry Landing, Texas.

Lo que se destine a Jesús M. Rangel, Domingo Rosas4 y Bernardino Mendoza5, remítase a Jesús M. Rangel, Huntsville, Texas.

Para Charles Cline6, remítase al mismo Cline, Country Jail, San Antonio, Texas.

No hay que dejar aislados a nuestros compañeros. Todos ellos corren en estos momentos el peligro de ser asesinados como lo fue nuestro camarada Lucio R. Ortiz.

Detengamos la mano del verdugo. Si no lo hacemos, seremos tan criminales como los cobardes que martirizan a los nuestros.

La prensa anarquista DEBE, así DEBE, interesarse por nuestros camaradas presos, por ser ellos también anarquistas, y con más razón DEBE ayudarlos la prensa anarquista, si se tiene en cuenta que por falta de solidaridad, no pudieron nuestros compañeros llegar a la frontera e internarse a México a luchar por la realización de los ideales anarquistas expuestos en el Manifiesto de 23 de Septiembre de 19117.

Nuestros compañeros presos no pudieron realizar sus propósitos nobilísimos, porque algunos malvados, disfrazados de anarquistas, lograron restar apoyo moral y material al Partido Liberal Mexicano en los momentos más críticos. De esto está al corriente la prensa anarquista. ¿Por qué calla? ¿Por qué callan los periódicos más cercanos, Cultura Obrera8 y Voluntad? A hablar claro, colegas, si no queréis que se os confunda con los malvados que se han confabulado para hacer el silencio alrededor de esos mártires de la Anarquía que sufren en Texas.

¿Qué habéis dicho de la muerte de Lucio R. Ortiz? Ortiz era de los vuestros, puesto que era de los nuestros. Nosotros dimos la noticia de su muerte a manos de un esbirro de la prisión, y vosotros os quedasteis tan frescos.

¡A hablar! ¡A ayudar a los que sufren por sostener nuestros ideales!

 

Ricardo Flores Magón


1 Luz Mendoza. Smithville, Texas (1906-19??) Vicepresidente del Club Liberal Mexicano de Smithville (1906). En junio de 1911 defendió el cuartel del Cañón de la Espada, Coahuila, bajo las órdenes del delegado general Emilio P. Campa. El 9 de febrero de 1912 firmó, en el «Campo de Operaciones en Las Vacas, Coahuila», el llamado «Al Pueblo de Coahuila», que Primitivo Gutiérrez, en representación del PLM y «en representación de las fuerzas revolucionarias en el Estado de Coahuila», emitió: «4:-Las grandes haciendas de Coahuila, como San Carlos, Maravillas, la Babia, Hornos, etc. etc., pasan a ser trabajadas en común, socializándose las tierras y los instrumentos para la producción y el consumo en común». «10:-Se proclama el Comunismo en Coahuila…» Lo que implica que fue de los liberales que, ante las negociaciones con el Gobierno Federal de Emilio P. Campa, abandonaron al Delegado Especial y continuaron la revolución por su cuenta. Formó parte del grupo encabezado por Jesús M. Rangel que tuvo un enfrentamiento con los rangers de Texas al intentar cruzar la frontera con México, el 13 de septiembre de 1913. Fue encarcelado en Carrizo Springs, Texas, junto con el resto de los Mártires de Texas. Posteriormente fue trasladado a la penitenciaría estatal de Huntersville. En 1916, desde ese lugar escribió a los editores de Regeneración. «We are cheerful and firm as the first day, all hopeful of being free more some time. We are confident of you all, whom we regard our most thru brothers».

2 Lino González. Miembro de partida revolucionaria encabezada por José María Rangel, capturada en Texas en septiembre de 1913, cuyos miembros serían conocidos como los Mártires de Texas. Sentenciado a 6 años de prisión y recluido en el penal de Pearsall, Texas. En la cárcel apoyó e hizo labor de educación con presos mexicanos como Cipriano Amador.

3 Jesús González. Formó parte del grupo comandado por Jesús María Rangel, que se conocería como los Mártires de Texas. González fue uno de los primeros sentenciados a 99 años y encarcelado en el penal de Perry Landing, Texas. Fue liberado en 1926, gracias a la intervención del abogado Henry Weinberger y del Comité Pro-presos de Texas, formado por los veteranos Blas Lara y Gabriel Rubio.

4 Domingo Rosas. Nació en Nuevo León, México. Residió en Lott, Texas (1913-1917), donde fue miembro del Grupo Regeneración «Tierra y Libertad» de esta ciudad (1913), además de los Grupos Regeneración “Unidos” (compuesto por los grupos «Unión Libre» de San Marcos, Texas, “Amigos del Trabajo» de Staples, Texas, y «Tierra y Libertad), «una unión con el objeto de defenderse del bandidaje yankee y á la vez ayudarse mutuamente en sus necesidades». Formó parte del grupo encabezado por Jesús M. Rangel, que se conocería como los Mártires de Texas. Fue encarcelado en Carrizo Springs, Texas, junto con otros 15 Mártires. Juzgado en San Antonio, y puesto en libertad después de haber sido torturado durante dos días, fue nuevamente capturado y remitido de nuevo a la cárcel de Carrizo Springs, bajo la nueva acusación de intento de asesinato en contra del ranger W. T. Gardner. Fue nuevamente enjuiciado en marzo de 1914, en la corte del condado de Uvalde y enviado a la cárcel de Perry Landing, Texas. El 16 de enero de 1916 envió una carta al comité de defensa, para que la ayuda destinada a él fuera destinada a la publicación de Regeneración. «A la abnegación del mártir, debe responder con su generosidad todo corazón honrado», fue la respuesta. Rosas fue liberado el 24 de marzo de 1917. «Aquí me tenéis de nuevo, hermanos proletarios, para luchar a vuestro lado, de pie y firme, por nuestro sublime Ideal, pese a quien pese y aunque nos cueste la vida. Salgo, como entré, dispuesto a todo, por más que traigo mi mente conturbada por tanta infamia, tanto crimen, tanto asesinato que a diario ¡qué horror! se cometen con los presos». (Regeneración, 256, 3). Rosas viajó a Los Ángeles donde participó en un par mítines a favor de los presos de Texas. Enfermo, regresó a Uvalde, Texas. Sus compañeros levantaron una colecta a su favor.

5 Bernardino Mendoza. «Viejo y Bondadoso» (Diappa). Acusado junto con Jesús M. Rangel, Eugenio Alzalde y José Abraham Cisneros de complicidad en el asesinato del ayudante de sheriff Candelario Ortiz, fue sentenciado en julio de 1914, a 10 años en la penitenciaría estatal. En ese lugar fue objeto de maltratos y tortura; por ejemplo, estando enfermo de las piernas y necesitado de medicina, se le colgó de una cadena a una altura en la que solo podía tocar la tierra con la punta de los pies. Una vez desmayado fue enviado al calabozo (Regeneración, 209, 2).

6 Charles C. Cline. Estadounidense. Miembro de la Brotherhood of Timber Workers (Hermandad de los Trabajadores de la Madera) fundada en 1910 por trabajadores de aserraderos del oeste de Luisiana y el este de Texas, que se caracterizó por integrar en igualdad de condiciones a trabajadores blancos, negros e indios. En 1912 la Hermandad se afilió a los IWW. Destacó por su participación en los sucesos de Grabow, cuando miembros de la organización fueron atacados por esquiroles armados de la Galloway Lumber Company. Atestiguó en el juicio al dirigente de la hermandad, Arthur Lee Emerson, apresado tras los sucesos de Grabow. Inscrito en las listas negras de la industria fue despedido del aserradero de Merryville, Luisana, lo que desató una gran huelga y la represión de la Hermandad. Posteriormente promovió la organización interracial de pizcadores de cebolla en Texas, muchos de los cuales eran de origen mexicano. Se integró al grupo de José María Rangel, que en septiembre de 1913 se preparaba para incursionar en territorio mexicano para participar en la revolución mexicana con la bandera del PLM. Fue uno de los liberales encarcelados tras el incidente de Carrizo Spring en que murió un ranger de Texas. Acusado de homicidio junto con otros miembros de la partida, fue condenado a purgar una pena de 99 años de prisión, aunque finalmente fue liberado en agosto de 1927.

7 Refiérese al “Manifiesto. La Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano al pueblo de México”, suscrito en Los Ángeles, California, el 23 de septiembre de 1911; publicado en esa misma fecha en Regeneración, núm. 56. Se le considera un documento fundamental en la trayectoria ideológica del PLM, pues en él se asume una nueva plataforma política cifrada claramente en el pensamiento anarquista.

8 Cultura Obrera. “Órgano de la Unión de Fogoneros del Atlántico”. Nueva York, Estados Unidos (1911-1926). Director: Pedro Esteve. Colaboradores: Jaime Vidal, Ángel Ma. Dieppa, Marcelo Salinas, entre otros. Sustituyó a Cultura Proletaria, convirtiéndose en el más influyente periódico ácrata en español de la costa este de Estados Unidos. Colaboró estrechamente con la causa del PLM, recaudando fondos para el sostenimiento de Regeneración, organizando actos de propaganda y gestionando la solidaridad de agrupaciones anarquistas de España y América Latina.

La muerte de dieciséis americanos en Santa Isabel, Estado de Chihuahua, el día 10 de este mes, a manos de veinte revolucionarios ha provocado una tempestad en la nación americana.

Los ajusticiados eran propietarios de minas ubicadas en Cusihuiriachic, y en un tren de pasajeros procedente de la ciudad de Chihuahua se dirigían a dicho lugar, cuando al llegar el tren a Santa Isabel fue detenido por los revolucionarios, quienes hicieron descender de él a los burgueses, los formaron en línea y los fusilaron.

La muerte de estos capitalistas a manos de un puñado de proletarios, ha puesto en conmoción al Senado americano y a todos los políticos de este país y entre otras cosas se pide la intervención armada en México, llevada a cabo no por los Estados Unidos solos, sino asociados con Argentina, Brasil, Chile, Bolivia, Uruguay y Guatemala.

Tal intervención es imposible, porque previamente han manifestado los gobiernos de las naciones latinoamericanas citadas, que ellos intervendrían únicamente por la vía pacífica en los asuntos mexicanos; pero nunca por la fuerza de las armas, y han adoptado esa política pacifista, no por horror a la matanza, sino por el temor de que sus respectivos pueblos se rebelen.

Quedan, pues, solos los Estados Unidos, impotentes para llevar a cabo una ocupación militar de todo el territorio mexicano, porque no cuenta con el ejército necesario para una guerra de conquista de un país de dos millones de kilómetros cuadrados de territorio y una población de quince millones de habitantes.

A los Estados Unidos no les queda otro recurso en este caso, que el de las representaciones diplomáticas ante Carranza, para que este ordene la persecución y el castigo de los revolucionarios, y desde luego, el Secretario de Estado Lansing, se dirigió a Carranza en ese sentido; pero esas representaciones tendrán el mismo resultado que las que se hicieran a una roca, porque Carranza es impotente para dominar la situación.

No hay más que una solución para este asunto, y es la de dejar al pueblo mexicano que lleve adelante su Revolución.

La estrategia de Santa Isabel ha escrito con letras de sangre burguesa está sentencia: ¡el sistema capitalista esta herido de muerte en México!

Porque los dieciséis americanos no fueron ajusticiados por ser extranjeros, sino por ser capitalistas.

Ellos iban a Cusihuiriachic a hacer sudar oro a los trabajadores, y los trabajadores ya no quieren sudar oro para sus amos: quieren trabajar para sí mismos y para sus familias.

La prensa burguesa, los políticos y todos los que tienen interés en que subsista el sistema de explotación del hombre por el hombre, llaman bandidos a los proletarios que ejecutaron a los burgueses y los hacen responsables del caso.

No son bandidos porque con su acción detuvieron un crimen que se iba a cometer: el de aprovecharse de la fatiga, del sudor y del sacrificio de los desheredados para amasar una fortuna.

Y si hay que buscar a los culpables de la tragedia, no es necesario emplear mucho tiempo para encontrarlos: son, Wilson, que para servir a los intereses de la clase capitalista, no vaciló en entrar en negociaciones con Venustiano Carranza, reconociendo en cambio de la promesa formal de este de hacer la paz, esto es, de someter al pueblo rebelado, para que los capitalistas pudieran explotarlo a sus anchas, y Carranza, que por la ambición de ser Presidente de la República Mexicana, se prestó a encadenar al pueblo, para que se dejase esquilmar mansamente.

Sobre Wilson y sobre Carranza hay que poner los dieciséis cadáveres de Santa Isabel.

Y que los disparos de los veinte revolucionarios, despierten a los que todavía sueñan con fortunas amasadas con el sudor y las lágrimas del trabajador mexicano.

Santa Isabel es una lección; que la aprovechen todos los burgueses y aspirantes a explotadores de los humildes.

 

Ricardo Flores Magón

Huerta se irá derechito al cielo, con zapatos y todo. ¡Huerta se confesó! El “Times”, de esta ciudad se ha encargado de darnos la noticia. Dice así: “A las 4 le fueron administrados todos los últimos sacramentos”.

Eso ocurrió el 12 del actual.

He aquí un monstruo que por obra y gracia de la religión, se irá a gozar de una eterna bienandanza.

Cualquiera puede cometer los crímenes más horripilantes con la seguridad de no ir al infierno, si se arrepiente a la hora de su muerte.

Huerta se arrepintió; Huerta irá al cielo, que parece que aquel lugar es punto de reunión de justos y pecadores.

Allí se encontrará con Madero y Pino Suárez, con Rendón, con Domínguez y mil más, y fraternizarán todos como si tal cosa.

Alguien dijo: “no todos los religiosos son malvados; pero no hay malvado que no sea religioso.”

Porfirio Díaz fue religioso.

Huerta lo es también.

Lo que prueba que la religión no hace bueno al hombre. ¿No hay hombres que van a pedir a la Virgen buena puntería para clavar el puñal en el corazón de otro hombre?

Como quiera que sea, Huerta está en los últimos pataleos.

Si la religión lo ha perdonado y con los santos óleos ha quedado limpio de mancha, el sentimiento de justicia que vive en el pueblo seguirá clasificándolo entre el número de los criminales.

 

Ricardo Flores Magón

Consecuente con su táctica de sacar conclusiones generales de un hecho particular, porque sólo así logra Spagnoli arrojar sombras sobre el luminoso y edificante movimiento mexicano, escribe este párrafo: “Esos peones no aman la revolución porque no alcanzan a comprender los beneficios que podría concederles y prefieren la paz; prefieren el trabajo rudo del pico y de la pala, y mal pagado, antes que ir al matadero”.

Si los peones no amaran la Revolución, ¿cómo es que la Revolución, de 1910 a 1916, ha tenido en juego un millón de hombres armados, como acabamos de verlo en los párrafos anteriores?

Lo que prueba Spagnoli con el relato que hace de los peones de la hacienda de los Madero, a quienes vio trabajando de sol a sol por un peso diario, es que esos peones no habían tenido la oportunidad de rebelarse contra sus amos, y el mismo hecho de haber estado ganando un peso diario, afirma por sí solo un progreso, porque antes de la revolución, por un trabajo semejante, el peón solamente lograba ganar real y medio, o sea dieciocho centavos mexicanos, y en las regiones donde mejor se retribuía su trabajo, no alcanzaban a ganar arriba de tres reales, o sea treinta y siete centavos mexicanos.

Las circunstancias forzan a los trabajadores, aun en medio del torbellino revolucionario, a alquilar sus brazos para poder subsistir. Allí donde no encuentran una oportunidad para adueñarse de la tierra, tienen que seguirla trabajando para sus amos, so pena de perecer con sus familias; pero la Revolución misma nos muestra con su historia de más de cinco años, que apenas encuentran los campesinos la oportunidad de expropiar la tierra, llevan a cabo ese acto.

Algunas veces parece que el peón no quiere adueñarse de la tierra. Sucede que alguna pequeña partida de rebeldes expropiadores pasa por una región controlada por fuerzas poderosas de alguna facción enemiga de la expropiación. El puñado de rebeldes invita al pueblo a la expropiación; pero los habitantes, inermes, indefensos, se conforman con mirarse los unos a los otros, sin decidirse a tomar la riqueza social para el beneficio de todos, no porque no abriguen en sus pechos ansias de reivindicación, sino porque comprenden que no pueden sostener su conquista, y que cuando la pequeña partida expropiadora se haya marchado, caerá sobre ellos el poderoso enemigo, armado hasta los dientes, y no sólo les quitará lo que apenas acaban de conquistar, sino que se entregará al ejercicio de las más crueles represalias, para escarmentar a los audaces.

Pero en las regiones donde domina un ambiente favorable para la expropiación, donde por el radicalismo de los revolucionarios encuentran simpatía y apoyo la acción expropiadora de los habitantes allí se apoderan de las tierras y de las casas, de las provisiones y de cuanto hay. ¿En qué hacienda del Estado de Morelos, por ejemplo, se encuentra gente trabajando a salario?

Las haciendas que los “científicos” Escandón, De la Torre, Noriega, Alarcón y muchos más, poseían en el Estado de Morelos, no están en poder de los jefes carrancistas, sino en poder de multitudes proletarias que las trabajan fraternalmente, demostrando así esos proletarios, lo que Spagnoli les niega al decir que “esos peones no aman la revolución porque no alcanzan a comprender los beneficios que podría concederles; -y que, sigue diciendo Spagnoli-, prefieren el trabajo rudo del pico y de la pala, y mal pagado, antes que ir al matadero”.

Es preciso comprender de una vez, que las mismas ansias que tiene el campesino del Sur de hacerse dueño de la tierra que riega con su sudor, las siente su hermano de otras regiones del país, sólo que, por circunstancias especiales, no ha tenido la oportunidad de arrancarla de manos de la burguesía. Pero que continúe el movimiento revolucionario, que las circunstancias se hagan propicias a la expropiación, y se verá entonces como esos peones de la hacienda de los Madero, que, para Spagnoli, prefieren el trabajo rudo del pico y la pala, hacen exactamente lo mismo que han hecho sus hermanos del Sur.

Parece que Spagnoli siente gran admiración por A. Dolero, el escritor que dijo que el indio mexicano, al lanzarse a la Revolución, no hace más que obedecer a sus instintos de rapiña y de vida nómada, con lo que da una muestra de su ignorancia de la Historia de México y de su falta de escrúpulo para aventurar las más gordas mentiras.

Dice Spagnoli, muy contento de haber encontrado una “autoridad” que con él esté de acuerdo: “El citado escritor, A. Dolero, en un estudio sobre la Revolución Mexicana y sus causas, publicado en ‘La Reforma Social’1, de La Habana, dice: en mis viajes recientes por México me cercioré una vez más de que la gran mayoría de los ciudadanos conscientes desean la paz…”

“Ciudadanos conscientes”, dice Dolero. ¿Conscientes de qué? Porque el militar es consciente de que su misión es velar por las instituciones del régimen capitalista; el funcionario público es consciente de que debe velar por los intereses de los capitalistas; el burgués es consciente de que hay que luchar a todo trance porque no desaparezca el sistema que lo capacita para obtener ventajas del que no cuenta más que con sus brazos y su inteligencia para ganarse la vida; el proletario es consciente de su derecho a obtener el producto íntegro de su trabajo, y así por el estilo, hasta Dolero y Spagnoli son conscientes de que escriben mentiras.

¿Quiénes son los ciudadanos conscientes que desean la paz? Indudablemente que han de ser todos aquellos cuyos intereses peligran con la Revolución, los burgueses, los políticos, los militares profesionales, los clérigos de todas denominaciones, en suma, todos los que se benefician con la supervivencia de un sistema fundado en la esclavitud de los de abajo para que los de arriba gocen de libertad y de bienestar.

Estos, los interesados en que subsista el régimen capitalista, son los que desean la paz; los que temen perder la posición privilegiada que ocupan o los que aspiran a obtenerla, son los que quieren la paz; pero el proletario que no tiene un terrón donde reclinar la cabeza; el hombre que a duras penas consigue una tortilla para entretener el hambre que le roe las entrañas, ése no quiere la paz, ése no puede quererla a no ser que tenga por base la independencia económica, que es por lo que lucha el proletario mexicano.

El mejor mentís a las afirmaciones de Dolero, lo da ese millón de hombres que hemos visto empeñado en la Revolución.

Naturalmente, con el apoyo que le da Dolero, Spagnoli ha notado algo parecido. He aquí sus propias palabras: “Algo parecido he notado yo en mis continuas correrías por los Estados del Norte; el pueblo está cansado de la revolución y desea la paz”.

Las continuas correrías de Spagnoli se reducen a las que ha de haber podido hacer en unos cuantos meses, una buena parte de los cuales la pasó en Monterrey, “escribiendo” “Ideas”, un periodiquito enemigo del Partido Liberal Mexicano, pues, muy corta fue su estancia en territorio mexicano; pero quien lea eso de “continuas”, quedará con la impresión de que ha recorrido estos Estados en todas las direcciones, que es la impresión que él quiere dejar, para que se le crea con más facilidad.

Para mentir y comer pescado, señor Spagnoli, se necesita mucho cuidado.

Spagnoli no ha recorrido en todas direcciones los Estados del Norte que son: Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas; cada uno de los cuales cuenta con una gran extensión territorial, pues son los más grandes de la República Mexicana y todos juntos forman poco menos de la tercera parte del territorio mexicano. ¡Qué correrías, ni qué niño muerto! Habría necesitado años enteros para hacer correrías en un territorio tan extenso, y esas correrías son imposibles en tiempos de revolución, porque a cada paso hay que mostrar salvoconductos a las fuerzas de las diferentes facciones que en él operan, so pena de verse detenido en el tránsito hasta que se logre la identificación del viajero. Pero Spagnoli tenía que soltar esa mentira, para que se diera algún crédito a su relato.

Spagnoli no pierde oportunidad para denigrar al indio mexicano, y vuelve a citar lo que dice su “autoridad”. Veámoslo: “El ya citado A. Dolero, en frases escultóricas (cualquier cosa es escultórica para el pobre Spagnoli) pinta la vida de los que viven en varios Estados del Sur de México y esa descripción en mucho podría adjudicarse, a los que viven en el Norte.” Oigámosle: “Los indios allí, como en todas partes de México, se conforman con su estado social; viven felices en sus jacales, cazan, pescan y quedan fuera de sus moradas con las piernas cruzadas…”

La mentira es manifiesta, porque si fuera la verdad lo que dice Dolero, y que con tanto placer copia Spagnoli, ¿cómo se explica que la Revolución en los Estados del Sur sea la más radical? Si aquella gente vive feliz en su estado social, ¿por qué se ha levantado en armas, y, todavía mejor, para qué ha expulsado o ajusticiado a los hacendados y se ha apoderado de las tierras que éstos detentaban?

Ante la admiración de todo el mundo inteligente, el indio del Sur, al levantarse en armas, ha dado una prueba de que sabe por qué luchar al quemar los títulos de la propiedad territorial, romper los linderos y entregarse al trabajo libre de la tierra, sin tener ningún amo que le explote. Al hacer tal cosa, el indio del Sur ha demostrado que no estaba conforme con su estado social; que quiere ser libre, y con un buen sentido que debieran envidiar Dolero y Spagnoli, se apodera de la tierra, probando con ese solo hecho que no se sentía muy feliz en su jacal, a cuyas puertas, con las piernas cruzadas, nos lo pinta Dolero.

De la manera como Dolero nos pinta al indio mexicano, éste es indolente, no tiene hábitos de trabajo, entonces, ¿para qué quiere la tierra que con su sangre arrebata de las manos de sus amos? El indolente no quiere tierra, porque sabe que la tierra no da sino a cambio de sudor y de fatiga.

Con su actuación revolucionaria, el indio mexicano demuestra que Dolero y Spagnoli son un par de embusteros.

Dice Spagnoli que la descripción que hace Dolero de los indios del Sur de México, puede ser aplicada a los indios del Norte, y ésa es otra mentira. En el Estado de Nuevo León no encontramos otra población indígena que la del pueblo de Bustamante, y los indios de Bustamante son justamente admirados por todos como laboriosos, inteligentes, limpios. No viven de la caza ni de la pesca, como los pintan Dolero y Spagnoli, sino de la agricultura y de la industria, ni pasan las horas muertas, a las puertas de sus casas, con las piernas cruzadas ¡Esa es la población indígena de Nuevo León!

En Coahuila, en el Distrito de Múzquiz, reside la colonia indígena de los Kikapús. Estos indios tampoco viven de la caza y de la pesca. Crían ganados y se dedican a labrar la tierra. ¡Esta es la población indígena del Estado de Coahuila!

Hemos citado los Estados de Nuevo León y Coahuila, porque son los que conoce mejor Spagnoli. Su mentira es manifiesta, y ella demuestra que Spagnoli odia cordialmente al indio mexicano y odia la Revolución.

Sigue diciendo Spagnoli acerca de los indios: “¿Queréis fastidiar a esa pobre gente que forma las tres cuartas partes de la población de México? Habladle de derechos del hombre y de su sufragio efectivo, del problema social».

En efecto, la charla de los demócratas que tanto alarde hacen de sus derechos del hombre y de su sufragio efectivo, fastidia al proletariado mexicano, porque el proletariado mexicano está convencido de que los derechos políticos son una ilusión cuando no están basados en la independencia económica.

En el Manifiesto que el gran revolucionario suriano, Emiliano Zapata, expidió en Milpa Alta, Distrito Federal, en Agosto de 1914, encontrará Spagnoli la razón de ese disgusto con que el proletariado mexicano oye hablar a los papagayos demócratas. He aquí las notables frases de ese Manifiesto: “El campesino tenía hambre, padecía miseria, sufría explotación, y si se levantó en armas, fue para obtener el pan que la avidez del rico le negaba, para adueñarse de la tierra que el hacendado egoísta guardaba para sí, para reivindicar su dignidad que el negrero atropellaba inicuamente todos los días. Se lanzó a la revuelta, no para conquistar ilusorios derechos políticos, que no dan de comer, sino para procurarse el pedazo de tierra que ha de proporcionarle alimento y libertad, un hogar dichoso y un porvenir de independencia y de engrandecimiento.

“Es cierto que los ilusos creen que el país va a conformarse (como no se conformó en 1910) con una pantomima electoral, de la que surjan en apariencia nuevos y en apariencia blancos, que vayan a ocupar las curules, los escaños de la Corte y el alto solio de la Presidencia; pero los que así juzgan, parecen ignorar que el país ha cosechado en la crisis de los últimos cuatro años enseñanzas inolvidables, que no le permiten ya perder el camino, y un profundo conocimiento de las causas de su malestar y de los medios de combatirlas.

“… no se conformará el país con la sola abolición de las tiendas de raya, si la explotación y el fraude han de subsistir bajo otras formas; no se satisfará con las libertades municipales, bien problemáticas, cuando falta la base de la independencia económica, y menos podrá halagarle un mezquino programa de reformas a las leyes sobre impuestos a las tierras, cuando lo que urge es la solución radical del problema relativo al cultivo de éstas.

“El país quiere… romper de una vez con la época feudal, que es ya un anacronismo; quiere destruir de un tajo las relaciones de señor a siervo y de capataz a esclavo, que son las únicas que imperan, en materia de cultivos, desde Tamaulipas hasta Chiapas y desde Sonora hasta Yucatán.

“El pueblo de los campos quiere vivir la vida de la civilización, trata de aspirar el aire de la libertad económica que hasta aquí ha desconocido, y la que nunca podrá adquirir si se deja en pie al tradicional señor de horca y cuchillo, disponiendo a su antojo de las personas de sus jornaleros, extorsionándolos con la merma de sus salarios, aniquilándolos con las tareas excesivas, embruteciéndolos con la miseria y el mal trato, empequeñeciendo y agotando su raza con la lenta agonía de la servidumbre, con el forzoso marchitamiento de los seres que tienen hambre, de los estómagos y de los cerebros que están vacíos.

“Gobierno militar primero, y parlamentario después, reformas en la administración para que quede reorganizada, pureza ideal en el manejo de los fondos públicos, responsabilidades oficiales escrupulosamente exigidas, libertad de imprenta para los que no saben leer, libertad de votar para los que no conocen a los candidatos; correcta administración de justicia para los que jamás ocuparán un abogado; todas esas bellezas democráticas; todas esas grandes palabras con que nuestros abuelos y nuestros padres se deleitaron, han perdido hoy su mágico atractivo y su significación para el pueblo. Este ha visto que con elecciones y sin elecciones, con sufragio efectivo y sin él, con dictadura porfirista y con democracia maderista, con prensa amordazada y con libertinaje de la prensa; siempre y de todos modos, él sigue rumiando sus amarguras, padeciendo sus miserias, devorando sus humillaciones inacabables, y por eso teme y con razón sobrada que los libertadores de hoy, vayan a ser iguales a los caudillos de ayer, que en Ciudad Juárez claudicaron de su hermoso radicalismo y en el Palacio Nacional echaron en olvido sus seductoras promesas”.

¿Queda enterado Spagnoli, por qué no se entusiasma el pueblo mexicano con las lindezas democráticas? Si Spagnoli se deleita todavía con la charla democrática, allá él, pero en ese caso, debe confesar que el indio mexicano muestra estar dotado de mejor sentido práctico que él.

Dice Spagnoli que la rebeldía de los revolucionarios mexicanos es inconsciente, y con esa afirmación no hace más que añadir una mentira más al montón de embustes de que está formado su artículo, pues, si alguna rebeldía es consciente es la del mexicano, porque éste sabe que la posesión de la tierra por el que la cultiva, es la base de la libertad y del bienestar. El campesino sabe que para ser libre es preciso ser dueño de la tierra, y por la posesión de la tierra derrama su sangre generosa. Que vuelva a leer Spagnoli los párrafos que copiamos del Manifiesto de Zapata.

Ahora, si por inconsciencia queremos referirnos al hecho de que muchos de los revolucionarios mexicanos no conocen los principios de la anarquía, nadie ha negado ni niega ese hecho. Si todos los revolucionarios o la mayor parte de ellos conocieran los principios de la anarquía, la paz habría quedado hecha en corto tiempo; pero no es así, y, por lo mismo, todos los anarquistas debemos preocuparnos porque nuestros principios arraiguen en el cerebro de los trabajadores mexicanos. Los anarquistas que componemos lo que se llama Partido Liberal Mexicano, cumplimos con ese gran deber de iluminar las conciencias, y hacemos esfuerzos sobrehumanos porque los políticos no absorban el generoso movimiento que se desarrolla al Sur del Río Bravo. ¿Pueden decir lo mismo los detractores del sublime movimiento mexicano? ¿No se han esforzado, y llegan hacer gala de ello, porque los trabajadores de todos los países nos abandonen, cuando deberíamos contar con el apoyo de todo hombre y de toda mujer de corazón bien puesto sin distinción de razas?

Si Voluntad es sincero, debe eliminar de sus columnas todo aquello que tienda a proyectar sombras sobre la lucha emocionante que el pobre sostiene contra el rico en la tierra mexicana. Ya nadie puede dudar, con excepción de los malvados y de los traidores que dudan por “razones personales”, de que en México se desarrolla un movimiento de carácter económico, y por lo tanto, social. Insistir en la “duda”, es un crimen; negar al Partido Liberal Mexicano el apoyo que merece por su constancia, su honradez y su entereza, es un crimen.

¡A volver todos sobre sus pasos!

Ricardo Flores Magón


1 La Reforma Social. “Revista mensual de cuestiones sociales, económicas, políticas, parlamentarias, estadísticas y de higiene pública”. La Habana (1914-1916). Director: Orestes Ferrara. Colaboradores: Fernando Ortiz, Manuel Márquez Sterling, Adrián del Valle, Alfredo Zayas, entre otros. Reanudó su publicación en Nueva York, en 1917, aún bajo la dirección de Ferrara. Desapareció en 1921.

Este es el último recurso de los tiranos. Primero, acarician; después, matan, cuando el enemigo es irreductible.

Carranza apela al terror, arma de dos filos. Asesina con ella; pero se hiere al mismo tiempo. Loco porque la Silla Presidencial se le escurre de las manos, acaba de expedir un decreto de exterminio general, pues en virtud de ese decreto, cualquiera puede proceder al arresto y ejecución inmediata de los enemigos del carrancismo, sin formalidad legal alguna. Con estas frases funda Carranza su decreto: “En vista de la frecuencia con que se están cometiendo crímenes atroces por bandas de malhechores distribuidas en varias partes de la República… yo creo que la situación creada por esas bandas requiere el uso de las medidas de represión más enérgicas, para que esos crímenes sean contenidos por la severidad del castigo que se aplique a sus responsables.”

El decreto se está cumpliendo al pie de la letra. El montón de cadáveres crece, crece sin cesar; pero la Silla Presidencial se desvanece como el humo de un cigarro.

Pasó, para México, el tiempo de los “mano de hierro”. El último de ellos murió con la cadena al pie en una ciudad americana. A Carranza lo espera impaciente un poste telegráfico.

Jugar a la “mano de hierro” enfrente de un pueblo rebelado, es peligroso, muy peligroso, porque el pueblo no quiere mano de hierro, sino pan, pan, pan.

Carranza está loco, y con sus desordenados movimientos no consigue otra cosa que avivar la hoguera que ha de reducirlo a cenizas. La táctica porfirista, es cosa del pasado.

 

Ricardo Flores Magón

El Obrero1 es el título que ostenta un periódico que se publica en Laredo, Texas.

Ese periódico invita a los obreros a inscribirse como miembros de una “Corporación Obrera Internacional”, cuyo objeto, según sus fundadores, es conseguir de los capitalistas trabajo seguro para sus miembros, y en condiciones tales que les permitan conservar su independencia.

En verdad que causa asombro eso de depender de los burgueses para obtener el pan, conservando al mismo tiempo su independencia el dependiente o trabajador.

No, el trabajador, señores redactores de El Obrero, nunca podrá ser independiente, esto es, libre, mientras tenga que alquilar sus brazos y su inteligencia a los capitalistas. El trabajador será libre, esto es, independiente, cuando perdido el respeto a ese derecho inicuo que se llama propiedad privada o individual, tome con valor posesión de la riqueza social que se encuentra en manos de la burguesía, para hacerla propiedad común. Entonces no tendrá que alquilar sus brazos y su inteligencia por tanto más cuanto a ningún explotador para obtener su subsistencia. Le bastará trabajar como hombre libre en la industria que sea de su agrado, para ganarse la vida.

La táctica que van a emplear los organizadores de la “Corporación” para conseguir el mejoramiento económico de los obreros, no puede ser más pueril. He aquí sus propias palabras: “Contra la opinión sombría de los radicales hidrófobos, no estallaremos en odio contra el capitalista honrado ni contra el industrial justiciero, porque a uno y a otro los necesitamos para hacer efectivos los beneficios ofrecidos a nuestros hermanos; porque uno y otro ante el convencimiento de la razón, contribuirán de buena gana, a hacer más luminosa la vida de la clase obrera”.

Ignoran o fingen ignorar estos santos desviadores de las energías proletarias, que entre la clase capitalista y la clase trabajadora existe un abismo que es imposible franquear, y por lo mismo, es una ilusión vana pretender que estas dos clases se den la mano. Ese abismo está abierto por el antagonismo de los intereses de ambas clases. El interés del capitalista es acrecentar su fortuna, cosa que no puede efectuar sin quitar al trabajador parte de lo que produce, mientras más le quite, mejor, porque más grande será su fortuna. El interés del trabajador es hacer suyo todo lo que produce, cosa que no puede conseguir sin lesionar el interés del capitalista.

Es, pues, del todo imposible, que el trabajador y el capitalista se den la mano. Los trabajadores no necesitamos capitalistas honrados ni industriales justicieros que honrada y justamente nos exploten. Lo que necesitamos los trabajadores es que desaparezca el sistema capitalista, el sistema de la propiedad individual o privada, para que la tierra, las casas, la maquinaria, los ferrocarriles, los barcos, los objetos almacenados y, en una palabra, todo cuanto existe, pase a las manos fecundas de los productores de la riqueza social que no son otros que los trabajadores.

Los obreros de Laredo no deben desviarse de este propósito: trabajar por cuantos medios encuentre a su alcance por arrebatar de las manos de los capitalistas la riqueza social, para el beneficio de todos. Sólo así conseguirán su independencia económica, base de todas las libertades.

 

Ricardo Flores Magón


1 El Obrero. Laredo, Texas. (1916-1920). Semanario órgano de la Corporación Obrera Internacional.

El día 12 de este mes comenzó a investigar el Gran Jurado Federal, en San Antonio Texas, el caso del compañero José Ángel Hernández. Los únicos testigos que hay en contra de él, estuvieron presentes, el polizonte Lancaster y el dueño de la imprenta en que se tiraba “Lucha de Clases”1. Ninguno de los testigos pudo probar que el acusado hubiera cometido el “delito” de que se le acusa: el de rebelión, y aunque conforme a la ley debe ponerse en libertad al acusado, cuando no hay medios para fundar una acusación, el Gran Jurado no lo hizo así sino que declaró que se buscarían más pruebas.

Esto quiere decir que hay empeño en condenar a José Ángel Hernández, en sacarlo culpable a todo trance.

¡Qué hermoso ejemplo de justicia capitalista! Y todavía así se quiere que los anarquistas respetemos las cortes de justicia.

No hay que perder de vista el proceso de José Ángel Hernández, que muy saludables enseñanzas está proporcionando, sobre todo para aquellos que se horrorizan ante la idea de vivir sin gobierno. Pues, bien, he ahí para lo que sirve el gobierno, para atropellar al débil, para aplastarlo.

La misión del gobierno, cualquiera que sea su forma, es velar por los intereses de la clase capitalista. Son los capitalistas los que necesitan gobierno, y no los proletarios, ¿Se entenderá esto de una vez?

 

Ricardo Flores Magón


1 Lucha de Clases “Órgano del Grupo Racionalista de San Antonio, Texas” (1915-1916). Redactores: José Ángel Hernández y Elisa Alemán.

Benjamín Argumedo, Calixto Contreras1 y Canuto Reyes2, que con los valientes que les siguen están a punto de capturar Torreón, después de una serie de victorias obtenidas sobre los carrancistas en la región comprendida entre los Estados de Coahuila y Durango, están paralizando las industrias en la creencia de que así caerá más pronto Venustiano Carranza. ¡A paralizar la industria! Es el grito de esos rebeldes.

Ese plan, no cabe dudarlo, tendrá como resultado la caída de Carranza; pero cuánto mejor sería que esos valientes revolucionarios, en lugar de cerrar las fábricas y las fundiciones, de clausurar las minas y detener los trabajos agrícolas, tan importantes en esa región, pusiera todas las industrias en manos de los habitantes, para que estos las hicieran funcionar en beneficio de todos y cada uno de ellos, sobre una base comunista.

De este modo se conseguiría no solamente la caída de Carranza, sino la del sistema capitalista también, que es la causa de la miseria y de la opresión.

El grito de ¡a paralizar la industria!, debe ser sustituido por este: ¡a mover la industria sobre una base de completa igualdad!

Así se daría muerte de un solo golpe a la miseria y a la tiranía, que es precisamente de lo que se trata.

Adoptad, revolucionarios, la táctica aconsejada en el Manifiesto de 23 de Septiembre de 1911.

 

Ricardo Flores Magón


1 Calixto Contreras Espinosa (1862-1918). Agricultor y minero duranguense. Incorporado al ejército federal por la vía de la leva hacia 1905, por denunciar el despojo de tierras en la región de Cuancamé. Se unió al maderismo en noviembre de 1910, encabezando la toma de la hacienda Sombreretillos de Campa y otras acciones militares en la región. Tras la caída del régimen porfiriano demandó la resolución del problema agrario y se enfrentó al gobierno provisional del estado. Subordinado a las órdenes del ejército, combatió el alzamiento orozquista, pero luego se levantó contra el gobierno federal. Durante 1912 llevó a cabo algunos repartos de tierras en Durango. En 1913 se adhirió al villismo, en cuyas filas tomó parte en diversas acciones bélicas en la región de La Laguna donde alcanzó el grado de general brigadier. Combatió al constitucionalismo en distintas regiones entre 1914 y 1918.

2 Canuto Reyes. Villista. Enfrentó a Manuel M. Diéguez en Jalisco en 1915. Cuando las fuerzas de Álvaro Obregón marchaban hacia Aguascalientes tras derrotar a Villa en León el 5 de junio de 1915, Reyes y Rodolfo Fierro retomaron la ciudad y operaron en la retaguardia carrancista, intentando cortar las comunicaciones de la columna constitucionalista con sus fuentes de abastecimiento en el centro del país. En 1916 unió fuerzas con Benjamín Argumedo. En febrero de ese año operaba en la región lagunera de Coahuila y Durango, asociado con Calixto Contreras y los hermanos Arrieta. En mayo el New York Times informó que se había rendido incondicionalmente ante el general Fortunato Maycotte. Sin embargo, en 1917 se encontraba una vez más al lado de Villa combatiendo al carrancismo en Chihuahua.

El patriotismo es un sentimiento que mañosamente nos inculca la burguesía, para tenernos a su servicio cada vez que peligren sus intereses. Así le basta sólo pronunciar la palabra: patria, para que los desheredados nos apresuremos a armarnos hasta los dientes en defensa de intereses ajenos.

Porque los pobres nada tenemos; todo es de los ricos. La tierra, las casas, las máquinas, todo, absolutamente todo, está en manos de los capitalistas, y esa riqueza, así como las leyes que nos prohíben tomarla, y el gobierno que la protege con su ejército, su policía, sus tribunales de justicia y sus presidios y patíbulos, es lo que se llama: patria.

Para que subsista esta patria, de la que la burguesía obtiene todos sus placeres y le permite vivir en la holganza, se nos inculcan sentimientos irracionales, absurdos, como despreciar u odiar a todo ser humano que no haya nacido dentro de los límites de lo que se llama territorio nacional, esto es, el territorio poseído por los ricos; amar y reverenciar un trapo de colores que se llama bandera, y así por el estilo.

De esta manera, cuando la riqueza, que no es nuestra, cuando las leyes, que nos prohíben aprovechar esa riqueza, y cuando el gobierno, que la protege con sus esbirros, están en peligro, se nos dice: el honor nacional ha sido ofendido; la integridad nacional está amenazada; la bandera ha sido insultada; las instituciones peligran, y esas frases tienen el poder de hacer que los pobres, los que sufrimos la explotación del rico y la tiranía del gobierno, nos atropellemos por empuñar un fusil en beneficio de nuestros propios verdugos.

La prueba de que la patria es la riqueza que se encuentra en manos de la burguesía, la tenemos en el hecho de que son los ricos y los que aspiran a ser ricos, los que quieren la paz, aun cuando el “honor nacional” se sienta ofendido. Carranza y los suyos, al aceptar la protección de los capitalistas extranjeros que por medio de sus respectivos gobiernos lo nombraron gobernante de México, ofendieron, con ese solo hecho, lo que se llama: honor nacional; pero esa ofensa fue hecha con la esperanza vana naturalmente, de que se hiciera pronto la paz, para que los capitalistas pudieran gozar a sus anchas de la patria, esto es, de la riqueza que tienen en sus manos. El honor nacional es pues, para aprovecharse de nuestros servicios los sabios burgueses.

Otro hecho: las matanzas, que por orden de Carranza, y solamente con el fin de que los gobernantes extranjeros no le retiren su protección, se están llevando a cabo en persona de los villistas, beligerantes o pacíficos, pues no hay distingos para asesinarlos sin formalidad legal de ninguna clase, y cuyos cadáveres son llevados a Ciudad Juárez y mantenidos en hielo, para que los burgueses americanos pasen a verlos y se convenzan de que el infame asesino está dispuesto a castigar a los justicieros que en defensa de la clase trabajadora, ejecutaron en Santa Isabel a los capitalistas que iban a chupar el sudor y la sangre de los proletarios.

Estos hechos son contrarios a los sentimientos patrióticos que la burguesía inculca mañosamente en el corazón del proletario; pero a ella la benefician, porque tiende a proteger la riqueza que tiene en sus manos.

 

Ricardo Flores Magón

El compañero Bernardino Mendoza, ha sido trasladado de la Penitenciaría de Huntsville a Perry Landing.

No hay que olvidar que nuestros camaradas presos carecen de todo y que hay que ayudarlos con la frecuencia que se pueda, así como es el deber de los camaradas que residen cerca de los lugares donde sufren nuestros compañeros, visitarlos para que sus verdugos no se envalentonen más creyendo que están solos. Los permisos para sus visitas, deben ser conseguidos en al Camp. núm. 1, Perry Landing, Tex.

Para hacer llegar dinero a Luz Mendoza, Pedro Perales y Miguel P. Martínez, hágase el envío a Luz Mendoza, Camp. núm. 1, Perry Landing, Texas.

Para ayudar con lo mismo a Eugenio Alzalde, Lino González, Jesús González y José Abraham Cisneros, hágase el envío a Eugenio Alzalde, Camp núm. 3, Perry Landing, Texas.

Lo que se destine a Jesús M. Rangel, Domingo Rosas y Bernardino Mendoza, remítase a Jesús M. Rangel, Huntsville, Texas.

Para Charles Cline, remítase al mismo Cline, Country Jail, San Antonio, Texas.

Abandonar a nuestros hermanos es una felonía. Recuérdese que su martirio se debe al hecho de no haber tenido dinero para equiparse y trasladarse a México a donde iban a luchar por los principios anarquistas y que su carencia de dinero se debió a la campaña criminal que los enemigos del Partido Liberal Mexicano han venido sosteniendo contra la Revolución Mexicana.

No son los verdugos del pueblo los que tienen en la prisión a los anarquistas de Texas, los traidores a la causa anarquista son sus verdugos. Si alguien debe responder por la muerte de Lucio R. Ortiz, son todos aquellos que con sus ataques al Partido Liberal Mexicano o con su silencio han ayudado a los opresores de la humanidad a poner trabas al movimiento mexicano.

 

Ricardo Flores Magón

Juan Hernández García, el virtuoso revolucionario preso actualmente en la Penitenciaría de Monterrey, México, no está solo. Con él están todos los hombres y todas las mujeres que sienten en su corazón ansias de libertad y de justicia. Los proletarios comienzan a protestar contra la prisión del revolucionario. He aquí copia de una protesta para el Grupo “El Comunismo”, envió Carranza:

Cheyenne, Wyoming, Enero 13 de 1916.

C. Venustiano Carranza.

México, D. F.

Los que abajo firmaron con toda la energía y dignidad de obreros conscientes, PROTESTAMOS contra el crimen que se quiere cometer en la persona del compañero Juan Hernández García, por el delito (?) de pillaje.

Señor Carranza: no obstante que venimos sufriendo desde hace tiempo la explotación en México, por la cual la clase trabajadora indignada y rebelde se levanta contra sus verdugos, usted quiere aplacar ese empuje de reivindicaciones, lo que más tarde le valdrá a usted un episodio igual al del Cerro de las Campanas.

¿Acaso las verdaderas rapiñas de los jefes las castiga el “redentor” constitucionalista? De ser así, tendría que fusilar a muchos jefes que hoy componen su ejército.

Piénselo BIEN, que la sangre de nuestro compañero pesará sobre su cabeza.

Por los obreros de Veracruz; Ninte-Intlacque, Bernardo Núñez, Rosalía Barrera, Concha Zambrano, Lina Sandoval; por el grupo “El Comunismo”: Eleuterio Rentaría, Bernabé Ruano, Ezequiel Pimentel, Baltazar Aguilar, Tomás Ramírez, Evert Rawlins, Octavio Rodríguez; otros libertarios: Nora Smith, Rafael Bolaños.

*          *          *

El “Centro de Estudios Racionales”, de esta ciudad envió hace pocos días una enérgica protesta a Venustiano Carranza, contra la persecución de que es objeto el digno revolucionario Juan Hernández García.

Otra protesta fue enviada el lunes de esta semana, por trabajadores americanos de esta ciudad.

A protestar todos contra el hipócrita Venustiano Carranza que se hace pasar como amigo de la clase trabajadora, y quiere, sin embargo, fusilar a Juan Hernández García, porque como revolucionario combatió contra los tres enemigos de la humanidad: Autoridad, Capital y Clero.

Carranza ha fijado en Querétaro la residencia de su “gobierno”.

En consecuencia, las protestas deben ser enviadas a Venustiano Carranza, Querétaro, Qro., México.

 

Ricardo Flores Magón

Reivindicación, después de una corta suspensión, vuelve a la lucha. Ha pasado a las manos del Grupo fundador en Sabadell, España y ha mejorado con el cambio, pues que ahora se dedica exclusivamente a defender el movimiento revolucionario mexicano con un ardor y una energía que le enajenan las simpatías de todos aquellos que ven en la Revolución Mexicana, no una contienda de bandidos, sino lo que es: la sacudida formidable del esclavo que forcejea por romper sus cadenas.

Reivindicación lanza la idea de organizar en España el Partido Liberal Mexicano, Rama Española, para ayudar de un modo práctico a los rebeldes mexicanos. La idea es hermosa, más aún, es sublime. Es sublime porque ella tiende a cristalizar esta necesidad urgentemente sentida: la solidaridad de todos los oprimidos de la Tierra.

Sin esa solidaridad, la emancipación humana de las garras de sus tres enemigos, el Capital, la Autoridad y la Iglesia, continuará siendo una nubecilla luminosa agonizando en las tinieblas de la angustia y del sufrimiento del corazón del hombre.

Creemos que los desheredados mexicanos unirán a las nuestras sus simpatías por el generoso pensamiento de los desheredados de España.

Reivindicación es un periódico que debe ser apoyado, porque ninguno como él se empeña en popularizar las causas y los fines de la Revolución Mexicana.

Pídanse subscripciones a esta oficina, acompañando el importe: $0.60 semestre; $1.20 por una anualidad.

 

Ricardo Flores Magón

Se asegura que Francisco Villa fue capturado por fuerzas a las órdenes del carrancista Máximo Márquez, en un lugar cercano a San Gerónimo, Estado de Chihuahua, el día 20 de este mes. Cincuenta de sus partidarios que fueron capturados con él; fueron inmediatamente pasados por las armas, y se dice que Villa será llevado a Ciudad Juárez, donde se le fusilará públicamente, para que los burgueses americanos tengan la oportunidad de cerciorarse de que Carranza está bien dispuesto a castigar a todos aquellos que pongan trabas a la explotación del trabajo de los pobres.

El cadáver de Villa, como los de Rodríguez y Baca Valles, será individualmente conservado en hielo, para que alcancen a verlo los explotadores americanos que residan lejos del lugar. Se permitiría, a no dudarlo, que los barrigones americanos apliquen pellizcos al cadáver para que se convenzan de que tienen a sus pies un muerto auténtico.

¡Carranza se luce! Poco falta para que él y su cuadrilla dancen como caníbales en derredor de los cadáveres de sus enemigos vencidos.

 

Ricardo Flores Magón

Nuestro colega Cultura Obrera se siente un tanto molesto porque le preguntamos si Rafael Romero Palacios es miembro de su Grupo Editor, o si, al menos, tiene amistad con alguno o algunos de los miembros de dicho Grupo, y eso para explicarnos ciertas cosas.

Dice el colega: “En Cultura Obrera y en su grupo editor no hay personalidad alguna que logre, ni intente siquiera, sobreponerse a los demás en asunto alguno referente al periódico y al grupo. Preguntarnos, pues, si forma parte o no de nuestro grupo, o si mantenemos relaciones para deducir tales o cuales actitudes del periódico o del grupo es suponernos no hombres, y sí carneros.”

Para explicarnos cosas, no es preciso que nos imaginemos a Palacios, chirrión en mano, arreando a los compañeros de Cultura Obrera por el sendero que a él le conviene. Palacios es perverso y tiene mil recursos para sorprender a su favor la buena fe de las personas honradas. Prueba de esto es la opinión que de él se han formado los compañeros de “Cultura,” cuando dicen: “… no tenemos inconveniente de declarar que, desde que vive en New York, unos dos años, estamos en relación con Rafael Palacios, y nada tenemos que reprocharle ni como hombre, ni como revolucionario.”

Y así como Palacios se ha dado maña para que, a pesar de sus notorias manchas como hombre y como revolucionario, se le tenga como irreprochable, así también ha debido darse maña para dirigir la actividad de Cultura Obrera en el sentido que a él le conviene.

Las manchas de Rafael Romero Palacios están a la vista, todos las vemos menos los compañeros de Cultura Obrera.

Palacios el irreprochable Palacios robó a los trabajadores en su comercio de bebidas adulteradas en San Francisco, California.

El mismo inmaculado Palacios robó el dinero de Regeneracón en compañía de su consorte Francisca J. Mendoza.

Palacios, el limpio revolucionario, amenazó con denunciar a la policía el escondite de Antonio de P. Araujo.

Palacios, el revolucionario Palacios, es un enemigo de la Revolución Mexicana en general y de la actividad del Partido Liberal Mexicano en particular.

Estas son unas cuantas muestras del lodo que supura por todos sus poros al albo revolucionario Rafael Romero Palacios.

Todos perciben el hedor, todos se llevan el pañuelo a las narices, menos los compañeros que forman el Grupo Editor de Cultura Obrera que candorosamente exclaman: “nada tenemos que reprocharle ni como hombre, ni como revolucionario.”

Y con ese mismo candor se dejan conducir por Rafael Romero Palacios, aun cuando éste no haga uso del chicote: le basta su astucia.

Porque no nos explicamos, por qué Cultura Obrera deja en la sombra los esfuerzos que hacen los miembros del Partido Liberal Mexicano por encauzar el movimiento mexicano por el sendero del comunismo anarquista, y da singular preferencia a los trabajos de los “anarquistas” que laboran a sueldo de Venustiano Carranza.

No nos explicamos, como es que encontrándose un número de anarquistas en los presidios de Texas, uno de los cuales, Lucio R. Ortiz, murió a manos de uno de los carceleros, no diga palabra de su martirio “Cultura Obrera,” siendo que, en plena Corte, esos compañeros declararon que eran anarquistas y que por la implantación de la teorías anarquistas se dirigían a México arma al brazo. No nos explicamos, por qué apareció en Cultura Obrera un remetido de los traidores de Boston, anunciando la publicación de un manifiesto contra la Revolución Mexicana y el Partido Liberal Mexicano.

No; nada de esto nos explicamos sin la influencia que Rafael Romero Palacios debe ejercer sobre el Grupo Editor de “Cultura Obrera.”

Y basta por esta vez.

 

Ricardo Flores Magón

Soldado carrancista, escucha:

Carne de tu carne está siendo destrozada; sangre de tu sangre está siendo derramada por orden de Venustiano Carranza, para tener gratos a los negociantes americanos.

Esa carnicería desatentada, es un crimen de lesa humanidad, porque no son sacrificadas las víctimas en nombre de un alto ideal de libertad y de justicia, sino en nombre del negocio y de la usura.

A tí, soldado, se te hace cómplice de ese crimen, porque no es Carranza quien mata, sino tú quien clava el arma en el pecho de tus hermanos.

Mataste a Rodríguez, mataste a Baca Valles, mataste a los hermanos Durán, has matado cien, has matado mil en estas últimas semanas en desagravio del acto de justicia que veinte vengadores de los sufrimientos de los desheredados, llevaron a cabo en Santa Isabel.

Muere un burgués americano a manos de un justiciero mexicano, y tú arrancas, por ese hecho, cien vidas de los tuyos.

¡Y todo por quedar bien con burgueses americanos!

¡Despierta, soldado carrancista, abre los ojos! ¿No te sientes humillado cuando los burgueses americanos pasan a Ciudad Juárez a convencerse de que has matado a tus propios hermanos?

¡Rebélate, soldado, contra los que echan sobre tí tamaña vergüenza! Enséñate a ser hombre y a vivir sin jefes. ¡Mata a tus jefes y clava en los edificios de Ciudad Juárez la Bandera Roja de Tierra y Libertad!

La disciplina militar es un yugo que degrada al hombre, ¡quiébrala!

Solo una cosa debe respetar el hombre: la libertad a sus semejantes.

El respeto al derecho de propiedad individual, es el respeto a la explotación; el respeto al principio de autoridad, es el respeto al yugo; el respeto a la religión, es el respeto al fraude y al engaño.

Vuelve tu fusil sobre tus jefes y declárate libre. Ningún hombre tiene derecho de mandar a otro hombre; ningún hombre tiene la obligación de obedecer a otro hombre. ¡Sé hombre de una vez! ¡Mata tus jefes!

 

Ricardo Flores Magón

Villa no ha sido capturado. Con más de mil hombres se encuentra en el Distrito de Guerrero, Estado de Chihuahua, desafiando las iras de Venustiano Carranza. Un reportero del periódico “The Los Angeles Record”1, tuvo una entrevista con Villa, en la que según el reportero, dijo: “Me quedan todavía muchas balas…; pero las usaré contra los americanos que codician el oro y la riqueza de este país”.

Bueno será que Villa use sus balas no sólo contra los burgueses americanos que van a chupar el sudor de los trabajadores, sino contra todos los burgueses, mexicanos y extranjeros, considerando como un crimen el hecho de que un hombre gane su subsistencia haciendo sudar a otro.

El Estado de Oaxaca se ha rebelado contra Venustiano Carranza. El área de la región controlada por el “Primer Jefe” se encoje, se encoje.

Tan negro ve el porvenir Venustiano Carranza, que para aplacar al pueblo urge a sus gobernadores que lo entretengan con reformas agrarias. El gobernador del Estado de Yucatán acaba de decretar que todas las tierras que los ricos no cultiven sean repartidas entre los que quieran cultivarlas, y se asegura que ese decreto servirá de modelo para decretos similares de otros gobernadores carrancistas.

Y se dan prisa los carrancistas, no porque estén animados de un deseo de hacer justicia, sino porque las bandas independientes se multiplican en todo el país y hay que calmar las ansias reivindicadoras del pueblo con reformas que a primera vista parecen provechosas a los pobres; pero qué, en realidad, solo a los ricos benefician, porque el que recibe un pedazo de tierra, tiene que pagar tal o cual precio al burgués, por medio de papá gobierno.

No pudiendo Carranza atraerse la voluntad de los mexicanos, ha decretado el desarme de los no combatientes. Su esbirro Gavira, en Ciudad Juárez y territorio adyacente capturo más de mil rifles cateando las casas de los habitantes.

Tal es la situación por el momento. La paz es todavía una cosa tan lejana, como lo era al principio de la Revolución. ¡Adelante!

 

Ricardo Flores Magón


1 The Los Angeles Record (1895-1933). Editor fundador: Edward W. Scripps. Continuación del efímero Los Angeles Post Record. Mantuvo una postura de corte liberal ante las movilizaciones de los IWW y criticó los excesos represivos del régimen porfiriano. Llevó a cabo una minuciosa cobertura informativa de la lucha revolucionaria en México, misma que fue frecuentemente retomada en Regeneración. Durante la Primera Guerra Mundial mantuvo una postura moderadamente crítica frente a la política internacional de los Estados Unidos.

Cosa graciosa es para la prensa servil que la señora Woodrow Wilson se haya dignado entrar en una fonda de Baltimore y comídose un “lunch” de a treinta centavos.

Para mí lo gracioso habría sido que la distinguida dama hubiera tenido que trabajar para ganarse ese “lunch.”

*          *          *

Personas perfectamente conocidas en sus respectivos domicilios, han formado en Ciudad Juárez lo que ellos llaman: Junta de Salud Pública.

Al leer el título ese, cualquiera creería que se trataba de una agrupación destinada a combatir el tifo, la viruela u otra plaga semejante; pero no es así. Esa Junta tiene por objeto librar de empleados villistas la administración pública de Ciudad Juárez para remplazarlos por barbachivistas.

¿En qué se beneficiará la salud pública reemplazando unas sanguijuelas por otras?

*          *          *

Ya iban a caer en las manos de Venustiano Carranza cincuenta millones de dólares que estaban por soltarle los banqueros de Nueva York; pero las noticias del ajusticiamiento de los burgueses en Santa Isabel y de los levantamientos habidos en territorio que se creía perfectamente controlado por Barbas de Chivo, dieron por resultado que de la mano a la boca se perdiera la sopa. Los banqueros han decidido no prestar ya esos cincuenta millones.

Para volver a ganarse el favor de los bandidos de Wall Street, Barbas de Chivo está matando mexicanos, algunos de los cuales son exhibidos en hielo en Ciudad Juárez para que los americanos se convenzan de la lealtad de su lacayo.

*          *          *

Dice un periódico barbachivista que se pública en El Paso, Texas: “Los mexicanos deben, en verdad, apresurarse a irse a su patria, para impedir de esta manera, que otros se aprovechen de las buenas facilidades que ahora tendrán todos los trabajadores en particular.”

¡Ya lo creo! Ahora hay grandes facilidades para obtener pasaje gratis a la difuntería, y hasta para ser conservado en hielo para mayor satisfacción de los burgueses americanos.

*          *          *

Muerto Díaz, muerto Orozco y muerto Huerta, los “científicos” ya no tienen a quien elevar al poder. Por eso es que el organillo “científico” el recién nacido en El Paso, exclama: “No es el momento de levantar un hombre, sino de levantar a la Bandera.”

No faltará quien la levante para ponerse un parche en el fondillo de los calzones.

El mismo organillo, y en otra parte, dice: “Es menester en México, un Gobierno popular, legítimo y nacional.”

¡Y yo que creía que lo que necesitaba el que tenía hambre, era pan!

 

Ricardo Flores Magón

No hay que olvidar que nuestros camaradas presos carecen de todo y que hay que ayudarlos con la frecuencia que se pueda, así como es el deber de los camaradas que residen cerca de los lugares donde sufren nuestros compañeros, visitarlos para que sus verdugos no se envalentonen más creyendo que están solos. Los permisos para sus visitas, deben conseguirlos en el Camp. núm. 1, Perry Landing, Tex.

Para hacer llegar dinero a Luz Mendoza, Pedro Perales y Miguel P. Martínez, hágase el envío a Luz Mendoza, Camp. núm. 1, Perry Landing, Texas.

Para ayudar con lo mismo a Eugenio Alzalde, Lino González, Jesús González y José Abraham Cisneros, hágase el envío a Eugenio Alzalde, Camp núm. 3, Perry Landing, Texas.

Lo que se destine a Jesús M. Rangel, Domingo Rosas y Bernardino Mendoza, remítase a Jesús M. Rangel, Huntsville, Texas.

Para Charles Cline, remítase al mismo Cline, Country Jail, San Antonio, Texas.

*          *          *

El 16 de este mes nuestro querido camarada Domingo R. Rosas nos dice: “Camaradas deseo que hagáis saber a todos aquellos buenos camaradas que de buena voluntad quieren ayudarnos, que de la cantidad o donativo que me quieran remitir, la envíen mejor a Regeneracón, que se encuentra en una condición pésima pues comprendo que si no se ayuda monetariamente a Regeneracón, el periódico dejará de salir y ya no habrá quien publique las noticias de los atentados de que a diario es víctima la clase menesterosa. Igualmente comprendo que la desaparición de Regeneracón constituye un triunfo para la burguesía y un retardo para el triunfo de la causa de los desheredados.”

*          *          *

Las anteriores palabras de Domingo R. Rosas, dan fuerza, animan, son palabras que comunican aliento, porque salen de un prisionero que a pesar de su martirio, no se olvida de los que sufren fuera del presidio, de los desheredados, para quien quiere que siga publicándose Regeneracón.

La abnegación del compañero Rosas conmueve. Él, con el resto de mártires que le acompañan en el cautiverio, está sujeto a los maltratos de los brutales carceleros texanos; está, como nuestros demás hermanos presos, propenso a ser asesinado en el presidio, como lo fue Lucio R. Ortiz; pero se olvida de sí mismo, no se piensa en sus sufrimientos, y quiere que el dinero que los compañeros le destinen, sea para Regeneracón, periódico que él cree que es útil a la clase trabajadora.

Pero no hay que dejar sin ayuda al compañero Rosas, pues nuestros compañeros andan casi desnudos y de todo carecen. A la abnegación del mártir, debe responder con su generosidad todo corazón honrado.

 

Ricardo Flores Magón

Acaba de aparecer en El Paso, Texas, un periódico que ostenta este extraño título: La Constitución

Y, para hacer la cosa más extraña, el tal periódico es “científico.”

Los “científicos,” enarbolando un cadáver a modo de bandera; un cadáver salido de sus manos; ¡qué sarcasmo!

Porque la Constitución de 1857 murió desollada por las uñas de los “científicos”. Allá en aquellos tiempos, bajo el reinado de aquel lobo que por ironía ostentaba el título de “Héroe de la Paz.”

Creíamos que la Constitución estaba muerta, y bien muerta, y hasta muerta en buena hora; creíamos que ya nadie se acordaría de ella en estos momentos de supremas irrespetuosidades para las antiguallas; pero he aquí que son sus mismos asesinos los que exhuman su cadáver, lo clavan a un palo y lo agitan a los cuatro vientos gritando: ¡aquí está nuestra bandera!

¡Ja, ja, ja! Chocheáis, viejecitos; vuestra estantigua ha perdido su prestigio. Ya nadie se entusiasma con la palabra: Constitución, porque con Constitución y sin ella, el pueblo se muere de hambre. ¡Guardaos vuestro vejestorio por donde no le dé el aire!

Porque, vamos a cuentas, ¿qué hizo vuestra Constitución en favor del pobre? Amparar vuestros robos, proteger el derecho de propiedad privada, tener dividida a la población mexicana en dos clases: la de los felices y la de los desgraciados, la de los propietarios y la de los proletarios, la de los ricos y la de los pobres, la de los hartos y la de los hambrientos. Vamos, enterrad vuestro cadáver, que ya apesta.

Los artículos de vuestra Constitución no añaden una onza de pan a la comida del pobre.

Vuestra Constitución ampara lo que los pobres necesitamos destruir para ser verdaderamente libres: Capital, Autoridad, Religión. ¡Al demonio con vuestra antigualla!

Vuestro Lázaro hiede: ¡enterradlo, enterradlo por favor!

 

Ricardo Flores Magón

Woodrow Wilson no es sincero, como no puede serlo ningún político, desde que la política es el arte de engañar.

Wilson ha declarado que si interviene en los asuntos mexicanos, lo hace movido por sentimientos humanitarios. Desea el buen señor que cesen de matarse los mexicanos unos a los otros, y extiende su protección a una facción para que ésta pueda aplastar a las demás y cimentar la paz, aunque sea la paz de los sepulcros.

Wilson y la burguesía en cuyo interés interviene, quieren la paz; pero la paz que ellos quieren es la que no queremos los oprimidos. La paz que apetece la burguesía es la que se funda en la sumisión de una parte de la humanidad a la explotación y a la tiranía ejercida por la otra parte, y contra esta paz infame nos rebelamos nosotros, los desposeídos, los que nada tenemos, los desheredados, que deseamos otra paz, la verdadera paz, la que no es efecto de la sumisión por una aparte y de la opresión por la otra, sino una paz fundada en la libre satisfacción de nuestras necesidades materiales e intelectuales.

Al intervenir Wilson en los asuntos mexicanos, no lo hace por servir a la humanidad, sino por servir a los intereses de su clase, porque la paz que él quiere es contraria a los intereses de la humanidad desde que esa paz debe ser fundada en la justicia, o sea, en la opresión de una clase social por la otra, que es contra lo que está en pie la Revolución.

Si Woodrow Wilson fuera sincero, dejaría que la paz se hiciera en México por sí sola; dejaría que la Revolución siguiera su curso hasta que, por la realización de las aspiraciones populares alcanzada por medio de ella, quedase establecida la paz. Pero intervenir para precipitar la paz, para acercarla, es retardarla, porque se ponen trabas al desenvolvimiento de la Revolución que sin ellas se operaría con más rapidez y más pronto obtendría la paz.

Si el caos se prolonga, no es porque el mexicano sea enemigo de la paz. Todo ser humano la ama; no hay persona que no sienta en su pecho el deseo, el ansia de vivir en paz, de gozar de tranquilidad, y no se rebela el hombre sino cuando ya no puede soportar las condiciones económicas, políticas y sociales en que vive. Los treinta años de tiranía porfirista sirven para demostrar qué inmensa cantidad de paciencia y resignación cabe en el pueblo humano.

Déjesenos a los mexicanos continuar nuestra Revolución. Retíresele a Carranza esa protección que se le está impartiendo, porque ella no dará otro resultado que retardar la paz que deseamos los desheredados, la paz fundada en la igualdad, en la justicia, en la libertad, y no la paz que desea la burguesía, la paz basada en la desigualdad, en la injusticia y en la tiranía.

Porque ¿qué es lo que se nos promete a los desheredados con la paz burguesa? Se nos promete la supervivencia de instituciones políticas que no tienen otro objeto que proteger el derecho de propiedad privada o individual, derecho que hace posible el acaparamiento de la riqueza social en unas cuantas manos. Con la paz burguesa quedaríamos los proletarios en las mismas circunstancias en que nos encontrábamos antes de la Revolución, dependiendo siempre del amo para poder llevar a nuestra boca un pedazo de pan, mediante un trabajo de esclavo.

Déjesenos solos con nuestra Revolución, que la paz vendrá por sí sola sin necesidad de amigables componedores.

 

Ricardo Flores Magón

Rusia goza de triste fama, por el gobierno bárbaro que la rige.

Los Estados Unidos gozan de buena reputación, por sus instituciones democráticas.

Pero lo cierto es que, tanto bajo la autocracia rusa como bajo la democracia americana, el pobre es aplastado por ese monstruo que se llama: Autoridad. Lo que demuestra que gobierno es tiranía aquí como en Rusia, en Inglaterra como en Turquía, dondequiera que exista y cualquiera que sea la forma de que esté revestido.

He aquí una noticia que puede servir para limpiar la vista de todos aquellos ciegos que a pesar de la experiencia de tantos siglos de opresión, todavía esperan que se verifique el milagro de la aparición de un gobierno bueno. La noticia viene de Arizona, y pertenece al periódico local, “The Los Angeles Times”, el cual la publicó en su edición de 27 de este mes. Dice así: “Treinta tramps (tramps nombre despectivo con que se bautiza en este país al proletario que no teniendo recursos para transportarse de un lugar a otro camina a pie o se ingenia la manera de servirse del ferrocarril eludiendo el pago del pasaje) fueron detenidos este día (6 de Enero) para que trabajaran en la limpieza de la ciudad. Se les anunció que si se rehusaban a desempeñar esa labor, tendrían que hacerlo con la cadena al pie.”

¡Hablen ustedes ahora de la libre América!

Treinta proletarios que no han cometido otro delito que haber trabajado toda su vida para engordar a sus amos, obligados ahora a trabajar con la cadena al pie.

¡Cuántos de esos infortunados compañeros tendrían prisa de llegar a su hogar para recibir el último suspiro de la esposa, de la madre, del padre, de la hija, de la hermana, de algún ser querido… para verse detenidos, en mitad del camino, por la mano brutal de la Autoridad!

¡Cuántas esposas y cuántos niños y cuantos ancianos tiritarán de frío en el hogar sin lumbre y sin pan, esperando el auxilio del trabajador que se ausentó en busca de trabajo y que ahora se encuentra con la cadena al pie bajo la garra de la Autoridad!

Cuándo un tirano cae bañado en sangre bajo el puñal de un justiciero, todos los puños se levantan para castigar al libertador.

Cuándo la Autoridad deja sin pan y sin lumbre a treinta familias proletarias, todos se encojen de hombros…

¡Qué injusticia!

 

Ricardo Flores Magón

Por fin, los bandidos de Wall Street han cerrado la bolsa y le han dicho a Carranza: despídete de los cincuenta millones que querías o nos das la Baja California.

Al menos eso es lo que se deduce de la proposición presentada ante el Congreso por el diputado Britten, quien asegura que los banqueros de Nueva York no prestarán ya a Carranza los cincuenta millones de dólares que éste estaba negociando con ellos, y que no queda otro recurso para ayudarlo a pacificar el país, que comprarle la Baja California. De esa manera, según Britten, se pondrá en manos de Carranza el dinero necesario para que aumente su ejército, para que los capitales sean protegidos y se formalice el tráfico ferrocarrilero.

Carranza ha sido desahuciado por los banqueros americanos: ya sólo es cuestión de tiempo para que Wilson lo aparte con el pie, como quien hace a un lado el cadáver de un perro tendido en medio del camino. Carranza va a ser tirado al basurero como un bote de tomate vacío de su contenido. Ya lo veréis, ya lo veréis.

Y su decreto de suspensión de garantías individuales, habrá sido un crimen perfectamente inútil; la exhibición de las víctimas en hielo, para satisfacer el apetito homicida de la burguesía americana, no habrá sido más que un alarde inútil de pasiones bestiales, porque ni una ni otra cosa han dado el resultado que de ellas se esperaba: la pacificación del país por medio del terror, y el apoyo de los banqueros a sus ensangrentados cómplices.

El carrancismo agoniza, roído por su propia lepra.

¡Ya era tiempo!

 

Ricardo Flores Magón

Dios no existe, no hay señas de que exista, todo nos dice que no existe, y el último acontecimiento notable ocurrido en la ciudad de Seattle, Estado de Washington, nos da la misión a los que negamos su existencia. Tiene la palabra el “Times” de 3 este mes: Seattle, Wash., Febrero 2., Una sección del techo, de ochenta pies de tamaño, incluyendo la enorme bóveda de la Catedral Católica de Santiago, se desplomó hoy, al caer la tarde, bajo el formidable peso de la nieve que se había acumulado durante los dos días últimos.”

¿Es posible que un Dios Todopoderoso y Sapientísimo no hubiera previsto ese colosal desplome del techo de su casa?

Cualquier arquitecto, sin necesidad de ser Dios, habría previsto el derrumbe, y si a su mano hubiera estado, habría impedido que la nieve cayera sobre el techo en cantidades colosales; pero Dios no previó el accidente que lo iba a dejar sin casa, y, aturdidamente, como un niño travieso, se estuvo echando nieve, nieve y más nieve durante dos días seguidos, hasta que ¡cataplúm! se le vino la casa encima.

O tal vez, como Dios no es proletario, se le hizo una cosa muy baja y degradante empuñar una plebeya pala y ponerse ¡dale que le das! contra la nieve para evitar la ruina de su mansión.

O tal vez, en un momento de divino buen humor, quiso darse el gustazo de desplomar el techo de su casa, para divertirse viendo a su rebaño sudar y deslomarse construyendo otro techo y otra bóveda, ¡que al fin él no había de hacer el trabajo y se quedaría como quien ve llover y no se moja!

En fin, que se hunde uno en un charco de cavilaciones para rematar en esto: ¡Dios no existe!

¡Y ganas me dan de darle gracias a Dios por estar negándose él mismo con sus atolondramientos!

¡Sea por Dios!

 

Ricardo Flores Magón

Carranza se hunde, se hunde sin remedio, y pronto desaparecerá como desapareció Díaz, como se eclipsó Madero, como se perdió Huerta, sin hacer mención de la serie de presidentitos de menor cuantía, que como chispas escapadas de la gran hoguera revolucionaria, sólo han brillado un segundo para perderse en seguida en la obscuridad de su propia insignificancia.

Carranza se hunde, y en su caída, da palos de ciego, se agarra de todos los hierros candentes con que sus manos temblorosas tropiezan, y que puedan, aunque sea por un momento, detener su vertiginosa marcha hacia el abismo.

Así, lo vemos echar mano del clavo ardiendo de la propaganda radical, para ganarse la simpatía de los desheredados; como, espantado por la multiplicación incesante de bandas revolucionarias independientes, se afianza de otro hierro enrojecido: el terror, en un desesperado esfuerzo para aplastar a sus enemigos, y al convencerse de que ni la caricia ni el palo dan el resultado por él apetecido de someter al pueblo a su voluntad, busca angustiado en las tinieblas otro hierro ardiendo: el servicio militar obligatorio, con el cual sueña organizar un formidable ejército que aplaste a la Revolución.

Ignacio Noris, José Álvarez y Juan Sánchez, acaban de ser comisionados por Venustiano Carranza, para que formulen un proyecto de ley sobre servicio militar obligatorio. Por esa ley, todo mexicano que se encuentre en edad de poder sostener un fusil en sus manos, será obligado a prestar sus servicios en el ejército.

¡No se necesitaban cinco años de lucha encarnizada, para volver a los obscuros tiempos de la leva! Habría bastado con dejar a Porfirio Díaz que continuase aplastando las libertades populares en provecho de la burguesía.

¡Fíense ahora los trabajadores de las brillantes promesas de los que quieren afianzar el poder! Desde Diciembre de 1914 hasta estos últimos días, el carrancismo se había enronquecido gritando contra el militarismo. Los manifiestos de Carranza; las peroratas de sus propagandistas a sueldo, burgueses y proletarios aburguesados; los editoriales de los órganos carrancistas; los manifiestos, circulares, proclamas, bandos y otra multitud de escritos de las autoridades carrancistas, contienen acusaciones terribles contra el militarismo, todos condenan el militarismo como una grave calamidad ¡para salir al fin con el servicio militar obligatorio!

Esperamos que los compañeros de las Casas del Obrero Mundial se darán cuenta del vil engaño de que han sido víctimas por parte de Carranza. Ni siquiera se ha necesitado que este bribón ostente el título de Presidente, para que haga lo que todos los gobernantes tienen por fuerza que hacer: robustecer el militarismo.

Hay que convencerse de que todo gobierno necesita de un ejército que dé garantías a la propiedad, a la explotación, y que el gobierno carrancista no puede sustraerse a esa necesidad. Mientras haya pobres y ricos, tiene que existir un ejército que impida que los pobres arrebaten de las manos de los ricos los bienes que éstos detentan.

Así, pues, en vez de luchar por la consolidación, el deber del trabajador es luchar por la desaparición de todo gobierno, y, siempre que haya oportunidad, hay que borrar de la lista de los vivos a todo aquel que quiera ser gobernante, por bellas que sean las promesas que haga, por grande que parezca su sinceridad.

¡Nada de jefes, compañeros que por error sostenéis a Carranza! La libertad económica, esto es, la facultad de ganarse la subsistencia sin necesidad de alquilar los brazos y la inteligencia a los patrones, sólo se consigue negando el llamado derecho de propiedad privada o individual, y haciendo propiedad común la riqueza que la burguesía tiene entre sus garras. Haced vuestros los principios anarquistas contenidos en el Manifiesto de 23 de Septiembre de 1911.

 

Ricardo Flores Magón

Empeora la situación militar para Carranza, quien se encuentra casi rodeado por un círculo de hierro. El Norte se vuelve contra él; Oaxaca, que había permanecido un tanto inactivo, se vuelve también contra él, estrechando el círculo de la oposición en su contra en la región del Sur; por el Oriente, en la región de las Huastecas, las fuerzas carrancistas acaban de sufrir una seria derrota en un lugar llamado Chapopote, entre Tuxpan y Tampico, estrechándose así el círculo por ese lado. Atlixco, del Estado de Puebla, tomando recientemente por los zapatistas, cierra todavía más el círculo en su lado oriental.

De seguir así las cosas, Carranza quedará encerrado en Querétaro como en una ratonera. Sin embargo, parece que ya huele el peligro, y piensa hacer un viaje a Guadalajara, en el Occidente de México, que es por donde el círculo de hierro ofrece brechas más grandes por donde pueda escapar el viejo insensato.

Unos días más, y esa última salida le quedará cerrada, o al menos, será tan peligroso buscar una salida por ella, como por los demás rumbos.

La empresa del Ferrocarril Central, volverá a cerrar para el tráfico la línea entre Ciudad Juárez y Chihuahua, a lo largo de la cual, numerosas bandas revolucionarias hostilizan los convoyes ferrocarrileros. Villa, con 100 de los suyos, detuvo un convoy en El Sauz, sobre la línea del Central, distante pocos kilómetros de la ciudad de Chihuahua. En el tren iba Tomás Ornelas, general carrancista, quien fue fusilado. Otra banda capturó Moctezuma en la misma línea, desalojando a los carrancistas.

Las águilas carrancistas se transforman en pobres zopilotes. Carranza se hunde. Su cóndor, Obregón, es un pájaro enjaulado en Querétaro. Carranza es un sol que no pudo llegar al Zenit, y regresa rápidamente a su orto en medio de una explosión… de carcajadas

No cabe duda de que el principio de Autoridad, es en México un inválido incapaz de volverse a tener en pie. ¡Qué muera! ¡Viva Tierra y Libertad!

 

Ricardo Flores Magón

El movimiento mexicano es un movimiento del pobre contra el rico y el explotador, es una verdadera lucha de clases, un movimiento económico, y por lo tanto, es una Revolución Social.

He aquí las honradas palabras de Wilford Dennis, en el periódico “The Daily News,” de San Francisco, California, publicadas el 20 de Enero último: “Hay miles de americanos en México, que han rehusado salir de allí, a pesar del caos actual. Otros miles han salido precipitadamente, las mujeres, disfrazadas de lavanderas, los hombres, de peones. ¿Por qué se disfrazaron y a qué se debe esa precipitada huida? Ningún proletario americano ha sido matado en México. Hay que fijarse bien en que los que han sido ejecutados son todos ricos terratenientes, ricos propietarios de minas, ricos ganaderos, ricos empresarios, mayordomos y patrones. Los peones ven en estos individuos la vuelta del trato brutal de que habían sido objeto por parte de los ricos, el látigo y el salario de veinte centavos mexicanos, y a eso se debe que pongan obstáculos a lo que por experiencia saben que es una calamidad. ¿Quisiera alguien informarse por qué no se molesta en México a los americanos pertenecientes a la clase trabajadora? Debe haber una razón para ello.”

Estas palabras, apoyadas por los hechos, demuestran que no existe en México sentimiento antiextranjero, sino sentimiento antiburgués. El pueblo mexicano está levantado en armas, no contra sus hermanos de clase, nacionales o extranjeros, sino contra los ricos, contra los burgueses, ya sean mexicanos o de cualquier otra nacionalidad.

¡Y todavía hay quienes aseguran que el pueblo mexicano no sabe por qué pelea!

Es que los que tal cosa aseguran, no saben dónde tienen las narices.

 

Ricardo Flores Magón

Por obra y gracia de la Revolución, un sacerdote se ha visto obligado a trabajar para ganarse el pan como cualquier hijo de vecino.

Es la ciudad de Nueva York fue encontrado Pedro Belausetegin, ejerciendo el oficio de limpiabotas. Belausetegin es uno de tantos centenares de sacerdotes que han tenido que huir de México, para salvar el pellejo.

Por primera vez en su vida, cumple el pobrecillo con la sentencia bíblica aquella de ¡comeráis el pan con el sudor de tu rostro!, que hasta aquí solo rezaba con los proletarios.

¡Bendita sea una revolución que hace trabajar a los zánganos!

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Limpia de vagos: esta es la orden que han recibido de sus jefes los polizontes de la ciudad de Los Ángeles.

En Enero, según confesión de los mismos polizontes seiscientos proletarios fueron expulsados de la ciudad, por el delito de ser pobres y no encontrar trabajo. Los polizontes se proponen dejar limpia de vagos la ciudad, durante el curso del presente mes.

Pero si se va a expulsar a todos los vagos, quedará la ciudad limpia de polizontes. La ley debe ser pareja.

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Felicitémonos: la religión se va, se va de los corazones de los fieles, y con ella se van los dineritos que engordaban a los clérigos de todas las religiones. Pero los clérigos son hábiles y aguzan el ingenio para hacer que vuelvan al redil las ovejas descarriadas, como ellos dicen.

Aquí, en Los Ángeles, un pastor protestante acaba de inaugurar una serie de bailes, para que los fieles, después de haber pedido a Dios que los libre de las tentaciones de la carne, caigan en las mismas tentaciones con los voluptuosos acercamientos del danzar.

Naturalmente, la iglesia se llena de gente, ansiosa no tanto de elevar su alma a Dios, cuanto de tener una oportunidad de acercamiento sexual, que es lo que constituye la filosofía del baile.

Esta Nota deberá llevar como título: el triunfo de la carne.

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Con huelgas y amenazas de huelgas, los ferrocarrileros de este país han conseguido en once años, de 1903 a 1914, un aumento de un 30 a un 42 por ciento en sus sueldos, de modo que el que ganaba un peso entonces, gana hoy un peso treinta centavos, o un peso cuarenta y dos centavos, mientras el precio de los artículos de primera necesidad han aumentado en el mismo tiempo el doble de lo que era antes.

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Ahora, los ferrocarrileros proyectan una nueva huelga, en la que tomarán parte trescientos mil hombres y paralizarán el tráfico en doscientas ochenta mil millas de ferrocarriles, para tener otro aumento ilusorio, porque los artículos de primera necesidad van aumentando de precio igualmente.

¿Hasta cuándo se convencerán los trabajadores de que el remedio está en desconocer virilmente el llamado derecho de propiedad privada o individual, y en tomar posesión de la riqueza social para el beneficio de todos?

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Fue organizada en Berlín, capital de Alemania, una manifestación popular para pedir pan al gobierno. Las fuerzas del Kaiser cargaron sobre los manifestantes, resultando la friolera de setenta personas muertas, y más de trescientas heridas.

Merecido por inocentes: el pan, la libertad no se piden, se toman.

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Un escuadrón de zeppelines invadió Inglaterra durante la noche del 31 de Enero al primero de Febrero, y arrojó bombas sobre Liverpool, Birkenhead, Manchester, Nottingham, Sheffield y Great Yarmouth. Cincuenta personas murieron y sesenta y siete resultaron heridas, todas no combatientes, y la consternación y el espanto reinó en esas ciudades. El Almirantazgo alemán dice, sin embargo, muy satisfecho: ¡En todos estos lugares se produjeron terribles explosiones e incendios formidables!

Pero no vayáis a creer que estos son atentados brutales a la civilización y a los sentimientos de humanidad y de justicia. Atentado brutal es el que lleva a cabo un grupo de trabajadores mexicanos rebelados, cuando ajusticia a los burgueses que van a chupar la sangre de sus hermanos. ¿No es así, señores barrigones?

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Veinte mil hombres ha despachado Pablo González1 contra los zapatistas; veinte mil fusiles que aprovecharan los valientes surianos.

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Dice ¡La Prensa!, organillo “científico” de San Antonio, Texas, que los barbachivistas insultan a Huerta, porque este no les dio hueso que roer. Y yo digo que los científicos insultan a Barbas de Chivo porque les quitó el hueso.

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Total: un pleito de perros por el hueso.

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La Revolución arde por todas partes, y Obregón no sale de Querétaro. Barbas de Chivo no quiere que Obregón se gane más laureles. Le tiene envidia, y no será difícil que cualquier mañana tropiecen los queretanos con un cadáver: el de Obregón o el de Barbas de Chivo, pues para obtener la mano de doña Presidencia, uno de los dos está de más en la tierra.

Lo peor para los dos galanes es que están enamorados de una moribunda.

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Veo en el “Times” que el Presidente Wilson dio hace pocos días diez centavos a un proletario por un mandado. Necesitaba su excelencia informarse de las noticias; pero el próximo puesto de periódicos se encontraba a siete cuadras de distancia de donde él a la sazón se encontraba, y pensó: siete cuadras de ida y siete de vuelta, total: catorce cuadras que tengo que andar para conseguir los periódicos, ¡es mucho andar!

No faltó en las cercanías un desheredado, un proletario que le hiciera el mandado, y le pagó ¡diez centavos! ¡Diez centavos por trotar catorce calles!

No está malo para negrero míster Wilson.

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Ya se le acabó la papa a Lázaro Gutiérrez de Lara. Terminó al fin la huelga de los mineros de Morenci, Clifton y Metcalf, en Arizona. Mientras la huelga estuvo en pie, cerca de cinco meses, de Lara se ganó cinco dólares diarios y gastos pagados, como organizador, de manera que él se daba la gran vida, mientras los pobres huelguistas y sus familias estaban a ración de hambre, comiendo puros frijoles sin manteca y sin sal y hasta sin tortillas. Se acabó la huelga, y viendo de Lara un poco turbio el porvenir, trató de echar zancadilla a alguno de los Presidentes de las Uniones de mineros mexicanos de los tres campos, para sentarse en el lugar del que cayera. En público difamó a los Presidentes; pero se encontró con la horma de su zapato, o sea, con el Presidente Abraham Rico, quien le dijo su precio, haciéndole ver que él, Rico, servía a los trabajadores por humanidad, pues no ganaba sueldo, mientras que de Lara era un redentor de a cinco dólares diarios y gastos pagados.

La verdad es que los tres Presidentes mexicanos de esas uniones, son obreros modestos y honrados. De ahí que de Lara fracasará en sus intrigas y hubiera tenido que salir a escape de Metcalf, donde el pueblo trabajador le iba a dar una saludable lección.

Un mitote muy regular han armado los beatos y beatas, porque los frailes de Eagle Pass, Texas, repartieron entre algunas familias algunos artículos, manidos unos y agorgojados otros, que habían conseguido gratis de los burgueses de la localidad, y a quienes les pareció muy piadoso que lo que iban a arrojar al basurero, se lo comieran los pobres.

Como esa caridad ha sido cristiana, muy cristianamente habrán reventado de dolor de tripas algunas de las pobres víctimas de la piedad religiosa, por comer artículos maleados.

 

Ricardo Flores Magón


1 Pablo González Garza (1879-1950). Revolucionario neoleonés. Se sumó al maderismo en 1910. Combatió la rebelión orozquista en 1912-1913. Hombre de confianza de Venustiano Carranza, con quien colaboró estrechamente cuando este ocupó el gobierno de Coahuila. En el curso de la campaña contra el gobierno huertista fue nombrado general en jefe del Ejército del Noreste, que mandaba a las fuerzas destacadas en Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas. Tras la caída de Victoriano Huerta y durante la lucha de facciones fue nombrado jefe de operaciones de la ciudad de México, por lo que a lo largo de 1915 se mantuvo en guerra contra los ejércitos convencionistas que asediaban la capital. Durante su ocupación militar de la ciudad emitió un decreto que establecía el descanso dominical y la jornada laboral de ocho horas. Al año siguiente centró sus esfuerzos en el combate al zapatismo en el estado de Morelos, labor que desempeñó con rigor y ferocidad. En 1919 se distanció de Carranza por no considerarlo para la sucesión presidencial, sin embargo no se adhirió al Plan de Agua Prieta. En Monterrey (1920), intentó organizar un levantamiento contra el gobierno delahuertista, pero fue aprehendido, juzgado y condenado a muerte. La ejecución fue suspendida por orden del presidente Adolfo de la Huerta, a cambio de que González se exiliara en los Estados Unidos, de donde volvió en 1940. A su regreso se estableció en Monterrey.

Tenemos a la vista el número 2 de “Redención”, de San Antonio, Texas, que viene a ocupar el lugar de “Lucha de Clases,” periódico anarquista que fue suprimido por el gobierno.

El número está dedicado a recordar al mártir de la Revolución Social Mexicana, Praxedis G. Guerrero1.

Trae una buena iniciativa que pone bajo la consideración de los grupos editores de la prensa obrera, y es la de que para el 1º de Mayo venidero, se celebren mítines de protesta en todo el mundo por la prisión de Rangel y compañeros, enviados después de los mítines protestas redactadas en inglés al Gobernador del Estado de Texas, reclamando la libertad inmediata e incondicional, de los camaradas presos.

La iniciativa es hermosa, y esperamos que toda la prensa obrera la haga suya. ¿O esperamos en vano? ¡Veremos!

Tenemos a la vista una carta del compañero Jesús M. Rangel, fechado el 16 de Enero, de la que tomamos las siguientes palabras: “En el último número de “Regeneración”vi un llamamiento que se hace a los compañeros, para que se nos ayude con dinero para la compra de algunas cosas que necesitamos. Si, verdaderamente las necesitamos; pero por mi parte, prefiero la vida de Regeneración, nuestra valiente y honrada publicación amenazada de muerte por la miseria, a las cosas que yo necesite; y por lo mismo suplico a mis leales compañeros de los Angeles, hagan constar mi parecer, y avisen a los compañeros y compañeras de buena voluntad, que en lugar de hacerme alguna remisión de dinero, se la envíen a Regeneración para que el periódico no muera.”

La abnegación y la generosidad del compañero Rangel, cautivan, hacen pensar en que es posible llegar a la Anarquía, cuando hay corazones buenos y valientes que todo lo sacrifican por la causa de la redención humana.

Pero a la generosidad de nuestro querido camarada Rangel, debemos todos responder con nuestra largueza para ayudarlo. Rangel es un anciano y necesita ayuda; Rangel es un mártir, y merece el apoyo de todos los corazones bondadosos. A ayudar a Rangel y a todos los camaradas presos.

No hay que olvidar que nuestros camaradas presos carecen de todo y que hay que ayudarlos con la frecuencia que se pueda, así como es el deber de los camaradas que residan cerca de los lugares donde sufren nuestros compañeros, visitarlos para que sus verdugos no se envalentonen más creyendo que están solos. Los permisos para sus visitas, deben ser conseguidos en el Camp núm. 1 Perry Landing, Tex.

Para hacer llegar dinero a Luz Mendoza, Pedro Perales y Miguel P. Martínez, hágase el envío a Luz Mendoza, Camp. núm. 1, Perry Landing, Texas.

Para ayudar con lo mismo a Eugenio Alzalde, Lino González, Jesús González y José Abraham Cisneros, hágase el envío a Eugenio Alzalde, Camp núm. 3, Perry Landing, Texas.

Lo que se destine a Jesús M. Rangel, Domingo Rosas y Bernardino Mendoza, remítase a Jesús M. Rangel, Huntsville, Texas.

Para Charles Cline, remítase al mismo Cline, Country Jail, San Antonio, Texas.

 

Ricardo Flores Magón


1 Praxedis G. Guerrero (1882-1910). Obrero, escritor y propagandista revolucionario guanajuatense, nacido en el seno de una familia de hacendados. Mostró afinidad con el protestantismo y posteriormente con el anarquismo. Al comenzar el siglo XX se estableció en San Luis Potosí, donde trabajó como operario en una cervecería y en una fundidora. En esa misma época envió algunas colaboraciones periodísticas a El Diario del Hogar. A fines de 1901 se incorporó a la Segunda Reserva, cuerpo militar al que renunció luego de matanza del 2 de abril de 1903 en Monterrey, ordenada por Bernardo Reyes. En septiembre de 1904, junto con Francisco Manrique, partió rumbo a Estados Unidos. Trabajó como minero, leñador, estibador y fundidor en Denver, Colorado, El Dorado y San Francisco, California, y Morenci, Arizona. En este último sitio, a partir de 1905, practicó el periodismo militante y se abocó a trabajos de organización obrera, vinculándose con el PLM en junio de 1906, como activo integrante de la Junta Auxiliar Obreros Libres. Al año siguiente se instaló en Douglas, Arizona, y comenzó a colaborar con el semanario Revolución. Se incorporó a la JOPLM. Marchó a Los Ángeles y se hizo cargo de ese periódico liberal a partir del 23 de agosto de 1907, tras el encarcelamiento de Ricardo Flores Magón y los demás editores. En compañía de Enrique Flores Magón, en julio de 1908, dirigió la expedición armada que partió de El Paso, Texas, hacia Palomas, Chihuahua. En 1909 realizó giras propagandísticas por el centro y sur del país. En agosto de ese año volvió a El Paso, donde fundó el periódico Punto Rojo, periódico clausurado en abril de 1910. Ante el estallido revolucionario de noviembre de ese mismo año, organizó una columna militar del PLM que tomó la población de Janos, Chihuahua, el 30 de diciembre. Murió durante esta acción bélica, al parecer víctima de un francotirador. Tras su muerte fue ampliamente reivindicado como mártir de la causa del PLM.

El general Salvador Alvarado1, gobernador carrancista del Estado de Yucatán, no es anarquista, que si lo fuera no sería gobernante; pero sí es político hábil y sabe explotar los sentimientos populares en beneficio del carrancismo.

En el periódico “La Voz de la Revolución”2, que se publica en Mérida, capital del Estado de Yucatán, con dinero que le suministra el gobernador, encontramos un editorial firmado por uno de sus redactores, J. D. Ramírez Garrido3, que termina de este modo: “La Humanidad odia el reinado de la Mentira y de la Fuerza; quiere el advenimiento de la Verdad y el Amor.

“Arroja el guante a los dioses y a los reyes. Es que se apresta a la conquista del puesto que le corresponde en la Naturaleza. Ni más fieles ni más siervos. La Humanidad es atea; ya no reza. La Humanidad es sincera: ya no adula. Su boca ha perdido la noción del lenguaje de los serrallos, no sabe de plegarias ni sabe de alabanzas.

“Su espina dorsal hase atrofiado: ignora las genuflexiones.

“Es que el Hombre no ha nacido para arrodillarse ante los ídolos, ni inclinarse ante los amos.

“En la mitología se llama Prometeo y en la Historia Espartaco.

“Ni dios, ni rey.

“No más amos, no más verdugos.

“Con Comte derrocará los últimos dioses.

“Con Kropotkine destronará los últimos reyes.”

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¿Qué quiere decir esto? Que nuestros ideales anarquistas flotan en el ambiente que se respira en México, que se ha alcanzado en México un progreso revolucionario como no se ha logrado en ningún otro país del mundo, al grado de que es el mismo gobierno el que tiene que hacer, hasta cierto punto, naturalmente, propaganda anarquista, para adueñarse de las simpatías populares.

“La Voz de la Revolución” es un diario netamente burgués subvencionado por el gobernador del Estado de Yucatán, y, sin embargo, hace propaganda anarquista, porque ve que la corriente de las ideas marcha hacia la anarquía, por más que digan lo contrario todos los deturpadores de la Revolución Mexicana.

No es de creerse que el carrancismo hace propaganda anarquista porque quiera, como queremos los anarquistas, la abolición del principio de Autoridad. El gobierno carrancista se ve forzado a hacerla para hacerse de simpatías entre el proletariado, y nada más.

No hay que olvidar que el poderoso sólo se digna bajar la vista hasta el miserable, cuando quiere contar con el apoyo de los de abajo.

Ricardo Flores Magón


1 Salvador Alvarado (1879-1924). Militar y político sinaloense. Se unió al maderismo desde 1909. Luego del fracaso de la acción militar sobre Hermosillo, en 1910, se exilió brevemente en Estados Unidos. Tras la caída de Madero combatió al régimen huertista sumándose al constitucionalismo. A fines de 1914 fue nombrado por Carranza Comandante Militar de la plaza de México, y posteriormente fungió como jefe del Cuerpo del Ejército del Sureste, que comprendía Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo. En 1915 fue nombrado gobernador de Yucatán, cargo que ocupó hasta 1917. Su administración se caracterizó por la aplicación de políticas progresistas relativas a la liberación de los peones agrícolas, la instrucción pública, la organización obrera, el anticlericalismo, los derechos de las mujeres y la erradicación del alcoholismo. Luego de abandonar la gubernatura de Yucatán fue comandante militar del Istmo. Se distanció del constitucionalismo, y solicitó licencia en protesta contra la candidatura de Ignacio Bonillas. Fue aprehendido y orillado al exilio en Estados Unidos. Retornó a México en 1920 como adherente del Plan de Agua Prieta. Ocupó la Secretaría de Hacienda durante el gobierno de Adolfo de la Huerta. Se retiró del ejército cuando Obregón asumió la presidencia. Tomó parte en la rebelión delahuertista, en el curso de la cual fue asesinado.

2 La Voz de la Revolución. Diario publicado en Mérida, Yucatán, a partir en marzo de 1915, con prensas incautadas a La Revista de Yucatán por el gobernador Salvador Alvarado. Fue portavoz del constitucionalismo en la península. Su primer director fue Antonio Ancona Albertos y después fue dirigido por Antonio Mediz Bolio. Se suspendió su publicación en diciembre de 1919.

3 José Domingo Ramírez Garrido. (Macuspana, Tabasco, 1888-México, DF, 1958). A su arribo a la ciudad de México, se dedicó al periodismo. Sus biógrafos afirman que fue simpatizante del PLM desde 1908. Fundador de El Siglo Nuevo y redactor de El Hijo del Ahuizote Regeneración (aunque de esto último no existen pruebas documentales). En 1909 se unió al maderismo. Tras el golpe de Victoriano Huerta se afilió al constitucionalismo en Tabasco, alcanzando el grado de general. En 1915 fue director de Instrucción Pública del gobierno de Salvador Alvarado en Yucatán y uno de los promotores de la organización del Primer Congreso Feminista, celebrado en Mérida en enero de 1916. En 1918 publicó en Mérida una historia del feminismo mundial titulada Al margen del feminismo. Más tarde fue director del Colegio Militar, cargo al que renunció para incorporarse a la rebelión delahuertista. Al fracaso de esta se exiló, regresando al país en 1935. Fue director del Archivo Histórico de la Secretaria de la Defensa Nacional, hasta el año de su muerte, ocurrida en 1958. Además de Al margen del feminismo, también fue autor de Al correr de la plumaEl alma tabasqueña y El porvenir de América Latina.

Venustiano Carranza creía que crimen que trata de cometer en la persona del valiente revolucionario Juan Hernández García, iba a pasar desapercibido; pero ¡qué chasco se ha llevado el buen señor! De todas partes le caen las protestas de los trabajadores inteligentes, protestas enérgicas de proletarios que demandan la absoluta e inmediata libertad del compañero preso, cuya sangre quiere Carranza.

Los compañeros de Hondo, Texas, enviaron su protesta el 18 de Enero, protesta concebida en términos enérgicos, como corresponde hablar a hombres y a mujeres libres.

El Grupo de San Gabriel, California, envió igualmente su protesta, según nos lo comunican en carta fechada el 27 de Enero.

Los compañeros de esta ciudad, recogieron 150 firmas para calzar una vigorosa protesta contra las maquinaciones de Carranza.

Compañeros de distintas partes del mundo, nos anuncian que están preparando mítines de protesta contra Venustiano Carranza, por la injustificada prisión que sufre Juan Hernández García, y la sentencia de muerte que se trata de aplicarle, por el “delito” de haber predicado los ideales anarquistas y haber invitado al pueblo a tomar posesión de la riqueza social.

Todos los pobres, hombres y mujeres, que deseen detener la mano criminal que se cierne sobre la cabeza de Juan Hernández García, quedan invitados a firmar el cupón relativo y enviarlo a Carranza, añadiendo tantas hojas de papel, como sean necesarias para contener las firmas. Hay que darse prisa, hermanos, porque el compañero está próximo a ser juzgado por un Consejo de Guerra

 

Ricardo Flores Magón


1 Juan Hernández García (La Esperanza, Coahuila, ¿?- Durango, 21 de abril de 1916). Miembro del PLM desde 1906. Fundador de la Unión Minera Mexicana en noviembre de 1911. Miembro de la COM. Estableció un cuartel general libertario en el mineral de Rosario, Nuevo León. En diciembre de 1914 llegó a Monterrey como presidente de la Unión Minera Mexicana. El 6 de enero de 1915 integró el Primer Regimiento Rojo, también llamado “Justicia”. Actuó en Morelos, Coahuila, donde predicó el ideal anarquista, promovió las tomas de minas, distribuyó mercancías expropiadas y organizó el reparto agrario; por todo ello fue detenido por fuerzas carrancistas, acusado de pillaje, recluido en Monterrey y procesado por un consejo de guerra que amenazó condenarlo a la pena capital. Ricardo Flores Magón llamó a una campaña para impedir su asesinato. Algunos mineros mexicanos de Arizona participaron en la campaña para salvar su vida y enviaron cartas a Venustiano Carranza, quien liberó al militante minero en febrero del mismo año. Al disolverse este batallón, Hernández García se convirtió en el secretario de redacción del periódico sindicalista de Monterrey Orientación Social. En octubre de 1915 se halló otra vez preso en esa ciudad. Una vez más lo amenazó la pena de muerte y el PLM y Regeneración realizaron de nueva cuenta una intensa campaña para salvarlo. En mayo de 1916, circuló la noticia de que Juan Hernández había sido asesinado durante la represión a una manifestación celebrada en Durango, a la que Regeneración dio crédito en principio, pero que desmintió en julio del mismo año.

Las gentes son moscas; pero moscas estúpidas que caen por millares en las telarañas. El gobernante, el burgués, y el sacerdote no hacen más que tender sus telarañas para que al momento caigan en ellas las moscas humanas.

Las moscas, las verdaderas moscas, huyen de la telaraña; las moscas humanas la buscan. ¡Qué mosca tan estúpida es la mosca humana!

Oíd ese rumor: es el zumbido de las moscas humanas que tienen prisa de caer en la telaraña. Se encuentran pensando en la telaraña, sueñan en la telaraña y se visten de prisa para ir en busca de la telaraña.

La telaraña de gobernante es una gran telaraña a la que acuden todas las moscas. Estas saben que la araña gobernante las devorará, pero acuden de todos modos, y una mosca se exprime toda la sangre en la Administración de Rentas, para que se mantenga la araña; otra, firma una boleta electoral para nombrarse una nueva araña, cuando la vieja ya ha chupado bastante, porque, la justicia ante todo, hay algunas arañas flacas, y es necesario que engorden; aquella, suda levantando parches para encerrar a las moscas díscolas que murmuren de la araña; la de más allá echa paredes y más parches a la vieja telaraña reformándola, para que no se pudra de puro vieja, pues, como dicen las moscas, ¿qué haríamos sin una telaraña? Y las moscas todas zumban, sacrificándose por la araña.

He aquí otra telaraña: la telaraña del burgués. Se atropellan las moscas por caer en ella. ¡Hasta madrugan para llegar más pronto a la telaraña-fábrica a que las chupe la tiranía! Y ya exprimidas, vuelven hacia la telaraña-cine y hacia la telaraña-teatro, a dejar el poco jugo que les queda y donde aprenden a respetar a las arañas de todos los tamaños y de todas las denominaciones, y si todavía les queda un poco de sangre vuelven zumbando hacia las telarañas-tiendas donde pierden la última partícula de jugo vital; pero, dicen las moscas imbéciles, ¿qué haríamos las moscas sin la araña y su tela? Y las moscas sudan, se fatigan y mueren para dar vida a la araña.

Esta telaraña es la del sacerdote. La araña velluda y ventruda que la habita, gusta tanto del jugo como de los sesos de las moscas. Dejar sin sesos a las moscas es, empero, su mayor deleite, porque así atolondradas, se dejarán chupar mansamente de las demás arañas. Las moscas humanas acuden como verdaderas moscas a esta telaraña, y, mientras la araña las chupa, sueñan en otra telaraña más grande, sostenida por las estrellas, y habitada por una araña más gorda que se conforma con comerse de las moscas, el bagazo que le avientan las arañas de la Tierra; pero, como dicen los idiotas insectos: ¿qué sería de nosotros sin la araña? Y allá van, zumbando, camino de la telaraña-templo, las moscas aturdidas a sacrificarse por la araña.

¡Oh, escoba! Ya es tiempo de que sacudas tu indolencia para que limpies de telarañas esta vieja Tierra.

 

Ricardo Flores Magón

“La señora Wilson viola la ley”; este es el título de una noticia que apareció en la edición de “The Los Angeles Times”, de 3 de este mes.

Y, efectivamente, la señora Wilson violó la ley, la respetable ley, la intocable ley, el espantajo ante el cual tiene que arrodillarse todo mortal y que obliga a todos… menos a la señora Wilson.

¿Y por qué no obliga a la señora Wilson? Pues, precisamente porque es la señora de Wilson.

La cosa pasó en Des Moines, Iowa, el día primero de este mes. La señora Wilson, o la primera dama de la nación, como la llaman los periodistas serviles, sentía un apetito formidable, más de hacerse admirar que de roast beef o cosas por el estilo. Entró al Hotel Chamberlain, se hizo servir un almuerzo, tosiendo para que todos dirigieran la mirada hacia donde estaba, sonó el oro que tenía en una bolsita, pagó el precio del almuerzo, y tomando con la punta de los dedos una moneda de oro de cinco dólares, de manera que todos vieran que se trataba de una moneda de oro y de a cinco dólares, la dio de propina a la muchacha mesera, al mismo tiempo que lanzaba una mirada circular en la que parecía cabalgar esta frase: qué tal, ¿eh?

Todos los imbéciles que estaban presentes, se admiraron de la gracia ¡la señora Wilson había violado la ley!

Porque hay que saber que el Estado de Iowa tiene una ley que castiga con $25.00 de multa o diez días de cárcel, al simple mortal que se atreva a dar una propina.

Pero la señora Wilson es la señora Wilson, y las autoridades alcahuetas han dicho que no se perseguirá a la primera dama de la nación a pesar de su flagrante violación a la ley.

Esto prueba que la ley es una red que sólo sirve para pescar la morralla. ¡El pez grande es demasiado voluminoso para poder ser entrampado por la ley!

Sin embargo, no ha de faltar algún pobre de espíritu que al leer este articulejo, exclame viendo al cielo con ojos de borrego moribundo: ¿qué sería de la humanidad sin la ley y sin un gobierno que la haga cumplir?

Porque el número de los simples es inmenso, creedme, ¡es inmenso!

 

Ricardo Flores Magón

The Los Angeles Tribune1 correspondiente al día 2 de este mes, contiene esta hermosa noticia: “París, Febrero 1. — Un despacho transmitido a la agencia de noticias Havas, dice que ocurrieron explosiones de bombas durante el motín habido en Lisboa, Portugal, este día. El despacho añade que varias uniones de trabajadores se declararon en huelga después del mediodía.

“El motín comenzó en Lisboa el 29 de Enero en la noche, cuando grandes multitudes atacaron las panaderías y las tiendas de comestibles. Los soldados que el gobierno lanzó sobre las multitudes para dispersarlas, fueron recibidos con bombas. Algunos de los amotinados resultaron heridos a los disparos de los soldados. El motín comenzó como una demostración popular contra el alto precio de los artículos de primera necesidad.”

Hasta aquí el “Tribune”.

La humanidad se regenera, comienza a regenerarse, principia el hombre a ser hombre.

El motín es una advertencia a los tiranos de que la virilidad despierta. El motín marca el nacimiento de las revoluciones; es la catástrofe social en pañales. El motín es a la revolución, lo que el niño al hombre.

La mano que se apoderó en Lisboa de una torta de pan, puede ser la mano que más tarde clave el puñal en el corazón del tirano. Los dos hechos no son más que grados de una misma cosa: la audacia.

Hoy fueron arrojadas las bombas al paso de los esbirros; mañana serán colocadas al pie de los palacios y de los cuarteles.

El corazón se dilata de satisfacción ante el despertar del HOMBRE. ¡Ya era tiempo, ya era tiempo! La civilización capitalista había puesto a la humanidad en el vértice de dos caminos: el de la esclavitud y el de la libertad. Parece que el hombre ha decidido echar a andar virilmente por el de la libertad.

Las explosiones de Lisboa son los primeros vagidos de la Revolución.

Que el niño crezca robusto, son nuestros deseos.

 

Ricardo Flores Magón


1 The Los Angeles Tribune. Diario fundado en 1912 con el nombre de Daily Tribune. A partir de 1916 fue rebautizado como Morning Tribune.

La Época, es el título que aparece a la cabeza de un mamarrachito que con pretensiones de revista, ve la vergüenza pública en San Antonio, Texas.

Por el título del papasalito, cualquiera se engaña creyendo que se trata, si no de la bella época futura de libertad y de justicia con que soñamos los revolucionarios, al menos de la época actual, de la lucha, de movimiento, de despertares fecundos, de sacudidas demoledoras de lo santificado por la tradición y por la ignorancia; pero no, se trata de la época “científica”, de una época pasada, por la que suspiran todos aquellos a quienes les fue bien en ella porque podían cosechar a sus anchas sin labrar el campo.

La Época es un periodiquillo netamente “científico”, que lucha por un gobierno que haga la felicidad de la patria, o sea la felicidad de los burgueses, de los clérigos, de los militares, de todos los que viven del sudor de los humildes, que no otra cosa es la patria.

“La Época”1 hace un llamamiento al patriotismo de los mexicanos para que se apresten a sostener un gobierno. ¡Esfuerzo vano! ¡Patadas de ahogado!

Los mexicanos de la clase proletaria saben por experiencia que el gobierno no da pan, sino palos, y que la patria, si buena madre es para los ricos, es una madrastra para los pobres.

El pueblo ya no se entusiasma con las palabras gobierno, patria, ley, bandera. Esos oropeles ya están muy viejos y han perdido su lustre.

El pueblo quiere pan y libertad, cosas que vuestros oropeles no saben dar, no pueden dar; pero que el pueblo está aprendiendo que él puede tomarlas. Y lo peor del caso es, para vosotros, señores reaccionarios, ¡que el pueblo está tomándose ambas!

Patria, gobierno, ley, religión, bandera,…hojas secas del viejo árbol de la tiranía. Cosas muertas, cosas muertas, ¡a enterrarlas!

Aunque no tenemos necesidad de enterrarlas: el huracán revolucionario las barre; la rebeldía es una escoba.

Vosotros decís: “es un deber laborar por que en nuestra patria renazcan con… el imperio de las leyes, el bienestar y la confianza… Pero para vosotros, para todos los explotadores y todos los tiranos y todos los embaucadores. Mas para los hijos del pueblo, con el imperio de las leyes renacerán en el patrón, el capataz, el gobernante, o sea, la explotación y la tiranía.

En vano agitáis a la vista de los pobres vuestros cachivaches. ¡El basurero los reclama! ¡Son cosas del muladar!

Ya nadie cae de rodillas ante vuestros vejestorios.

 

Ricardo Flores Magón


1 La Época. San Antonio, Texas (1916-1931). Publicación semanal. Jefa de redacción: María Luisa Garza.

Antonio Maura1, el buitre viejo que picoteó las entrañas de Francisco Ferrer Guardia2 en los fosos de Montjuich, delira en la muerte del anarquismo.

En un discurso pronunciado últimamente, dijo Maura que la guerra europea iba a traer el fin del anarquismo, porque servirá para afirmar la autoridad de los gobiernos del Viejo Continente.

Maura, chochea. El anarquismo es para él una pesadilla; el anarquismo le inquieta; el anarquismo le quita el sueño.

El insensato creyó que las cinco balas que clarearon el cuerpo del apóstol de la Escuela Moderna, Francisco Ferrer Guardia, iban a dejar sin vida al anarquismo. Ahora, cree que el crimen del capitalismo que se conoce con el nombre de guerra europea, dará fin con el anarquismo, porque ese crimen servirá para afirmar la autoridad de los gobiernos del Viejo Continente.

¡Desgraciadas ilusiones de un viejo perverso!

Si algo va a quedar maltrecho con la guerra europea, ese algo es el principio de Autoridad, por que las masas se van a dar cuenta al fin de que se han degollado mutuamente en beneficio de burguesías envidiosas unas de las otras, y que ese degüello ha sido autorizado por los gobiernos de las naciones beligerantes obedeciendo a las instancias de los capitalistas.

Pero Maura ve las cosas de distinta manera. Odia tanto al anarquismo, que ve su muerte hasta en aquello que más le sirve para penetrar en la conciencia popular. La exhibición brutal de la codicia capitalista y de la prepotencia gubernamental, hacen más anarquistas que un buen tratado de filosofía anarquista.

Cuando los trabajadores europeos acaben de abrir los ojos, y se den cuenta cabal de que la patria por lo que han estado derramando su sangre son las talegas de oro que hacen la felicidad del rico y el infortunio del pobre, volverán sus fusiles sobre sus oficiales, sobre sus jefes, y al grito de Tierra y Libertad atravesarán el corazón del burgués, del sacerdote y del gobernante.

La cuna del anarquismo es el sufrimiento moral y material de la especie humana, admítalo Maura o no lo admita, y la guerra europea exacerba ese sufrimiento, añade espinas a las espinas que ya torturan el corazón humano. ¿Cómo puede ser posible que en tales condiciones se afirme la autoridad de los gobiernos del Viejo Continente?

 

Ricardo Flores Magón


1 Antonio Maura y Montaner (1853-1925). Político conservador español. Ministro de Ultramar del gobierno liberal de Práxedes Mateo Sagasta y posteriormente ministro de Gracia y Justicia. Al comenzar el siglo XX se adhirió al Partido Conservador y se incorporó al gobierno de Francisco Silvela, ocupando el Ministerio de Gobernación. Presidió el gobierno español entre 1903 y 1909. Durante su administración se persiguió celosamente a los anarquistas. Se considera que el desprestigio internacional que le acarreó a su administración el fusilamiento de Francisco Ferrer, fue la principal causa de su caída. Volvió a presidir el gobierno en varios momentos entre 1918 y 1921, año en que se retiró de la actividad política.

2 Francisco Ferrer Guardia (1859-1909). Pedagogo. Entusiasta de la Primera República Española, en 1884 se hizo masón. Implicado en la sublevación republicana de Villacampa, en 1886 se asiló en París. En 1892 asistió al Congreso internacional de librepensadores en Madrid y en 1897 al Congreso Socialista de Londres. Decepcionado de los republicanos, se aproximó a los círculos libertarios parisinos. Profesaba una concepción de la revolución que combinaba una vanguardia profesional, la huelga general y la alianza con el proletariado. A partir de 1894 se le asoció, en calidad de financiero, a todos los movimientos insurreccionales, huelgas y magnicidios que sucedían en España. En 1901 fundó en Barcelona la Escuela Moderna, misma que la dará fama internacional como impulsor de la llamada Escuela Racionalista. Implicado en el atentado contra Alfonso XIII que realizó Mateo Morral en Madrid, fue encarcelado. Al ser exonerado y liberado en junio de 1907, continuó su labor de agitación dentro y fuera de la península ibérica. Fue arrestado de nueva cuenta tras la llamada Semana Trágica en Barcelona, y lo ejecutaron en esa misma ciudad en medio de un escándalo de alcances mundiales. Escribió, entre otros, La Escuela Moderna (1912) y Páginas para la historia (1910).

Los amos de Massachusetts, hablan de la muerte de Juan Francisco Moncaleano1, ocurrida el día primero del año, y llorando por la marcha de su inspirador y mentor a la tumba fría, dicen: murió a la temprana edad de 33 años.

En efecto; hay serpientes que viven más de cien años.

*          *          *

Los nombramientos que Obregón hace en favor de sus allegados, son anulados por Barbas de Chivo o por Pablo González. Obregón nombra un jefe de aduanas; Barbas de Chivo revoca el nombramiento. Obregón nombra el jefe del cuerpo de ejército que ha de ir a batir a los valientes zapatistas; Pablo González anula el nombramiento, y así van las cosas.

El juguetito es divertido. ¡Que siga, que siga, pues mientras ellos se divierten arrebatándose los huesos, el pueblo tomará lo que es suyo!

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¿Qué la pluma no mata? Ahí está Benjamín Argumedo, muerto veinte veces a plumazos carrancistas.

No hay periódico carrancista que deje de publicar la muerte de Argumedo, ya en combate, ya en su cama, ora ahorcado, ora fusilado. Pero Argumedo está vivo.

Como los gatos, Argumedo debe tener siete vidas.

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Dice Barbas de Chivo que el 16 de Septiembre venidero se instalará el primer Congreso Constitucionalista, y que el 5 de Febrero de 1917, se promulgará la Constitución con todos los parches, con todos los vendajes, con todos los zurcidos que tenga a bien aplicarle, tan deteriorada está ya la estantigua.

¡Delirios de un moribundo! El barbachivismo agoniza, a pesar de las inyecciones de reconocimiento que le aplica el doctor Tío Samuel.

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Palavicini2, un ministro barbachivista, anda contratando arquitectos en este país americano para que construyan trescientos edificios escolares en la ciudad de México.

Yo creo que será más sensato que Palavicini se apresurase a encargar trescientas lápidas mortuorias, incluyendo una más grande para el “Primer Jefe”.

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Dice Poincaré, el Presidente de la República Francesa: “Los aliados continuarán la guerra hasta que los pueblos oprimidos sean libertados del yugo de los imperios centrales.”

Naturalmente, los aliados serán los libertadores de los pueblos oprimidos de los imperios centrales. ¡Bromas de los politicastros! ¡Rusia actuando de libertadora! ¿No será mejor que se libertara primero su pueblo de las garras del Czar? ¡Inglaterra haciéndola de libertadora! ¿Por qué tiene al pueblo hindú cargado de cadenas? ¿Por qué tiene a Egipto postrado a sus pies?

¡Los opresores luchando por la libertad de los oprimidos! Tiene gracia, tiene gracia.

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Para muchos es un misterio que Barbas de Chivo no quiera entrar a la ciudad de México; pero dejará de serlo cuando sepan que los arcos triunfales que se le habían preparado para que hiciera su entrada, contenían bombas de dinamita, que se harán estallar por medio de batería eléctrica en el momento oportuno.

Lo malo en este caso fue que en vez de morir Barbas de Chivo, viejo inútil y nocivo, hubieran sido las víctimas ochenta proletarios, porque al enterarse del asunto el bárbaro Pablo González, procedió al arresto de ochenta carpinteros, a quienes fusiló sin entrar en averiguaciones, a la usanza barbachivista.

¡Ochenta existencias fecundas por la de un parásito que ni siquiera la perdió!

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“La Victorie”3, de París, el periódico de Gustavo Hervé4, bate palmas porque en año y medio que tiene de duración la guerra europea, se han alistado en Inglaterra 2.900,000 hombres para la campaña. Ese resultado lo atribuye a las siguientes palabras que Lord Derby dijo a las mujeres inglesas en una circular, que en número de tres millones, expidió: “¡Mujeres!: habéis comprendido que lo que se ha hecho en Bélgica, se hará aquí. No tenéis más que una palabra que decir a los hombres: ¡partid!”

Ya se sabe lo que los alemanes hicieron en Bélgica, lo que ha hecho siempre el militarismo: incendiar, asesinar, robar, violar mujeres.

Pues, bien, las mujeres inglesas han enviado 2.900,000 hombres a incendiar, asesinar, a robar, a violar mujeres alemanas.

Mejor hubiera sido que las mujeres inglesas hubieran hecho cuanto hubieran podido por evitar que los burgueses ingleses comprometieran al pueblo inglés en una guerra.

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Hipólito Villa5, hermano de Francisco Villa, ha sido arrestado en La Habana, Cuba, a petición de Wilson, quien quiere que le sea entregado Hipólito, por haber éste pretendido volar, en territorio americano, un tren en la vía de Southern Pacific, en que iban soldados barbachivistas a combatir en Sonora.

Me parece muy impertinente la demanda de Wilson, porque con su acción, Hipólito, iba a poner un obstáculo a la violación de la ley. El paso de soldados barbachivistas por territorio americano, constituía una violación a las leyes de neutralidad, y el hermano de Villa, al oponerse a esa violación, defendía la ley.

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Dios no existe o si existe, se está haciendo acreedor a la guillotina

¿Cuántos ministros de Dios han estacado la zalea en México durante los cinco años de Revolución? Centenares de ellos a manos de los rebeldes, sin que Dios se hubiera atrevido a defenderlos. Los periódicos nos hablan con frecuencia de que un sacerdote ha sido fusilado, ahorcado y aun crucificado por los rebeldes, y Dios, en la higuera.

Ahora corre en los periódicos la noticia de que un sacerdote católico ha sido sentenciado a muerte en Oaxaca por los revolucionarios. Y Dios. ¡Tan tranquilo!

Ni un rayo, ni una centella, ni un mísero coscorrón ha tenido para los violadores de las leyes divinas. La tierra no se ha abierto para tragarse a los infieles, tal vez porque no tiene hambre: ¡se ha tragado tantos millones de borregos europeos!

Pobres frailes; Dios los ha dejado de su mano… ¡Amén!

 

Ricardo Flores Magón


1 Juan Francisco Moncaleano. Anarquista colombiano, seguidor de las tesis de Francisco Ferrer Guardia. La primera vez que se le citó en Regeneración fue con motivo de la lectura de un escrito suyo en un mitin celebrado en Anson, Texas, en noviembre de 1911. El año anterior había fundado en Bogotá, Colombia, el periódico Ravachol. Expulsado de su país, se afincó en La Habana, donde buscó establecer una escuela racionalista al lado de su compañera Blanca de Moncaleano. En 1912 fundó en la ciudad de México, con Jacinto Huitrón la sociedad anarquista La Luz -grupo que participó en la organización de la COM- misma que publicaba un periódico de igual título; en este Moncaleano publicó el artículo “Ricardo Flores Magón en la prisión”, que reprodujo Regeneración. El 1 de septiembre de 1912 las oficinas de Luz fueron asaltadas por la policía y Moncaleano deportado por el gobierno maderista. El día 11 fue embarcado en Veracruz con rumbo a Santander, España. Regeneración organizó de inmediato una campaña para apoyar económicamente a Blanca de Moncaleano y a sus cuatro hijos que permanecían en la ciudad de México. A raíz de su deportación apareció en el semanario de Los Ángeles una semblanza del colombiano en la que se reseñan sus principales actividades en México: “El grupo ‘Luz’ fue la primera organización que fundó Moncaleano en México y que tuvo aceptación mundial. No conforme con esos triunfos, fundó la primera Escuela Racionalista apoyado por todos los que aspiramos al triunfo del ideal redentor. Una de sus grandes ideas fue el establecimiento de la Casa del Obrero, con su biblioteca y dormitorio para que en común fuera habitada por los compañeros que quisieran emigrar á México para que vivieran con comodidad viviendo unidos y fuertes. La casa se estableció, en sus salones pueden reunirse varios gremios. Uno de sus ideales que quedó por realizarse fue La Confederación Internacional de Obreros Libertarios”. En España escribió el artículo “La Revolución Mexicana. Lo que un testigo ocular dice a los Libertarios del Mundo”, en el que coincidía con la interpretación que la JOPLM hizo de la situación nacional. Este y algunos de los textos inicialmente publicados en Luz por Moncaleano se reproducen en Regeneración. En enero de 1913 Moncaleano se trasladó a Los Ángeles, California, y participó muy activamente en las actividades del PLM. Escribió a todos los grupos libertarios del mundo invitándolos a manifestarse en favor de su causa. A principios de 1913, mientras los dirigentes de la JOPLM estaban presos en la Isla McNeill, el colombiano promovió con Rómulo Carmona Robledo -con cuya hija Paula había casado Enrique Flores Magón- la idea de trasladar las oficinas del semanario a un edificio muy amplio que disponía de salón de actos y habitaciones para alojar invitados. Ahí se estableció la Casa del Obrero Internacional -con un planteamiento similar al de la COM de México-, en la que se creó también una Escuela Racionalista. La Casa del Obrero Internacional, si bien fue saboteada por la sección latina de los IWW, era frecuentada por la comunidad mexicana de Los Ángeles. Dado el primer paso, Moncaleano y Carmona propusieron comprar el edificio y adquirir una imprenta para el periódico. La pareja se planteó tomar el control político sobre la organización y su prensa por la vía de adueñarse de la infraestructura física en que se sustentaba: local e imprenta. La situación estalló en abril de 1913, cuando Carmona mandó el siguiente telegrama a Ricardo Flores Magón: “Regeneración vísperas de morir. Mándeme poderes hacerme cargo y comprar imprenta”. Robledo. En un principio los presos desconfiaban de la autenticidad del comunicado, pero salieron de dudas cuando Enrique recibió un telegrama de su esposa, inspirado, quizá, por su suegro: “¿Qué prefieres más, tus amigos por quienes estás preso, o mujer e hijos?” El resultado fue la ruptura política entre la junta y la mancuerna Moncaleano-Carmona; la ruptura familiar entre Enrique y su esposa Paula y el regreso de Regeneración a su modesto local en la calle de Boston. La historia de la Casa del Obrero Internacional es efímera: poco después de su fundación se desarrolló una fuerte campaña de The Los Angeles Times que la calificó de “nido de ratas subversivas de filiación roja furibunda”. Posteriormente los inspectores del Departamento de Bomberos inspeccionó el local y lo declararon inadecuado “por no ofrecer garantías contra incendios”. Cuando el semanario regresó a su antiguo domicilio, Carmona conservó el local aun por unos meses y finalmente, lo abandonó. Tras la ruptura, Moncaleano editó, con León Cárdenas Martínez, el periódico Fuerza y Cerebro de El Paso, Texas, desde el que atacó a los liberales. Murió el 1 de enero de 1916 a la edad de 33 años.

2 Félix Fulgencio Palavicini (Teapa, Tabasco, 1881-México, DF, 1952). Ingeniero. Acompañó a Francisco I. Madero en su gira de 1909 y fue director de su órgano El Antirreeleccionista. Diputado en la legislatura que disolvió Victoriano Huerta en octubre de 1913. Fue encarcelado por el dictador. En agosto de 1914, Carranza lo nombró Secretario de Instrucción Pública. En octubre de 1916 fundó el diario El Universal. Autor de numerosas obras, entre ellas: Mi vida Revolucionaria e Historia de la Constitución de 1917.

3 La Victoire. París (1916-1936). Editor: Gustave Hervé. Publicación que sustituyó a La Guerre Sociale, y en la que se expresaba el cambio de postura de Hervé del internacionalismo proletario hacia un patriotismo exacerbado, que terminaría emparentándolo con el fascismo.

4 Se refiere a Gustave Hervé (1871-1944). Político francés de filiación socialista revolucionaria en los inicios de su trayectoria. Editor del periódico libertario parisino La Guerre Sociale. Destacado propagandista contra el militarismo, al menos hasta 1912; transitó del pacifismo al ultranacionalismo belicista, transformación que le valió la censura de los principales intelectuales libertarios europeos. En 1919, fundó en Francia el Partido Socialista Nacional, de tendencias fascistas. Autor de La humanidad futura, folleto ofrecido por la Biblioteca Sociológica Regeneración.

5 Hipólito Villa. Hermano del general Francisco Villa. Fue uno de sus principales colaboradores en la agencia financiera de la División del Norte. En 1916 se exilió en Cuba. En 1920 se amnistió. En 1923 se unió a la rebelión delahuertista. Tras la derrota se retiró a vivir en Canutillo. Recibió una pensión como general retirado y murió en 1964.

Tenemos en cartera datos que reflejan el horror de esos infiernos conocidos con el nombre de campos penales texanos, datos que, por haberlos obtenido demasiado tarde, no pudieron ver la luz en el presente número de Regeneracón; pero que saldrán en el número próximo.

Nuestros compañeros están dentro de esos infiernos, expuestos a perder la vida de un momento a otro, porque si en alguna parte se ve con desprecio la vida humana, en ninguna como en los campos penales de Texas.

La suerte de Lucio R. Ortiz, puede ser la suerte de los demás compañeros, si no llamamos fuertemente la atención sobre lo que ocurre.

En vano hemos esperado que nuestros colegas Voluntad y Cultura Obrera dijeran algo en pro de los anarquistas presos en Texas. Nuestras excitativas se han perdido en el silencio. ¿Por qué?

Hacer el silencio al rededor de la víctima es ayudar al verdugo. ¿No lo comprendéis así, colegas?

No hay que olvidar que nuestros camaradas presos carecen de todo y que hay que ayudarlos con la frecuencia que se pueda, así como es el deber de los camaradas que residan cerca de los lugares donde sufren nuestros compañeros, visitarlos para que sus verdugos no se envalentonen más creyendo que están solos. Los permisos para sus visitas, deben ser conseguidos en el Camp núm. 1. Perry Landing, Tex.

Para hacer llegar dinero a Luz Mendoza, Pedro Perales y Miguel P. Martínez, hágase el envío a Luz Mendoza, Camp. núm. 1, Perry Landing, Texas.

Para ayudar con lo mismo a Eugenio Alzalde, Lino González, Jesús González y José Abraham Cisneros, hágase el envío a Eugenio Alzalde, Camp núm. 3, Perry Landing, Texas.

Lo que se destine a Jesús M. Rangel, Domingo Rosas y Bernardino Mendoza, remítase a Jesús M. Rangel, Huntsville, Texas.

Para Charles Cline, remítase al mismo Cline, Country Jail, San Antonio, Texas.

 

Ricardo Flores Magón

La Revolución continúa en pie, y eso desvela a Carranza, pone nervioso a Wilson y produce derrames de bilis a todos aquellos que aman la paz, no por la paz misma, sino por las facilidades que les proporciona para explotar, para vejar, para esquilmar a su antojo a un pueblo encadenado.

Naturalmente, los desvelos, los nerviosismos y los derrames biliares de los que quieren la paz, crecen en razón directa de su impotencia para alcanzarla, y echan mano de todos los medios con el fin de obtenerla.

Regeneracón es un periódico que no les conviene, que no puede convenirles, que les estorba, porque este periódico tiene la virtud de alumbrar las mentes obscuras de los humildes, para transformarlos en soberbios, y de tocar los corazones de los mansos para hacerlos altivos, y de henchir el pecho de las multitudes de robustas esperanzas de justicia social.

Regeneracón es, por lo mismo, el blanco de las iras de todos los malvados, de todos los que tienen apetito abierto a la explotación y a la tiranía y ven en la Revolución un obstáculo que les impide satisfacerlo, y es Regeneracón el soplo que aviva con constancia y con fe la llama sagrada de la rebeldía de los de abajo contra la tiranía de los de arriba.

Suprimir Regeneracón e internarnos a un presidio es el sueño dorado de los enemigos de la humanidad. Por eso los vemos señalándonos como los responsables de los levantamientos armados en Texas; por eso, en las sombras, se confabulan para encontrarnos culpables como infractores de las leyes postales, y por eso ahora se trata de conectarnos con una conspiración política para violar las leyes de neutralidad.

Dice el “Times” del 6 de este mes, que algunos elementos políticos se están dando cita en esta ciudad, con el fin de organizar una expedición contra Carranza, y hace mención de nosotros para que la policía estreche más su vigilancia y no deje de hostilizarnos con su odiosa presencia.

Nosotros no rehuimos responsabilidades por nuestros actos como revolucionarios; pero nos indigna que se tome como pretexto la actividad revolucionaria de los políticos, para molestarnos. Somos anarquistas, esto es, individuos que luchan por destruir el principio de Autoridad, por anular el derecho de propiedad privada o individual y por desterrar de las mentes toda religión.

¿Cómo podríamos hacer causa común con los políticos, que luchan precisamente por tener en pie el sistema que nosotros combatimos?

La propaganda limpia, clara, rectilínea de Regeneracón hace daño al enemigo. En ellos está el secreto de la actividad policiaca contra nosotros. El enemigo quiere la paz fundada en la sumisión del pobre a la codicia del rico y la tiranía del gobernante. Nosotros queremos una paz producida por la desaparición del rico y del gobernante.

¡Así, pues, adelante!

 

Ricardo Flores Magón

Como una nota que demuestra el gran progreso revolucionario alcanzado en los cinco años y meses de Revolución, consignamos la noticia siguiente, que copiamos del periódico “científico” La Prensa1, que se edita en San Antonio, Texas: “El Paso, Texas, Febrero primero. El Congreso de mujeres, reunido en la ciudad de Mérida, a iniciativa del general Salvador Alvarado, gobernador del estado de Yucatán2, ha terminado el periodo de sesiones al que fue convocado. La última resolución del referido Congreso, según los informes recibidos en el Consulado constitucionalista establecido en esta ciudad, es la de que la mujer es exactamente igual al hombre en inteligencia y que, por lo tanto, debe tener los mismos derechos que éste para desempeñar cargos públicos.

“El Congreso de mujeres yucatecas intenta, con esta declaración, dar autoridad a una campaña que va a ser iniciada próximamente para hacer que triunfen las candidaturas de las mujeres en las próximas elecciones que se efectúen en la Península.”

Hasta aquí la noticia.

La resolución de que LA MUJER ES EXACTAMENTE IGUAL AL HOMBRE EN INTELIGENCIA, es magnífica y hace honor a los ideales de la Revolución, que ve en la mujer, no el ser inferior y despreciable, sino a la compañera, a la hermana del hombre, con quien debe luchar lado a lado por la emancipación humana; pues si la humanidad es esclava, ella lo es igualmente, y si es libre, libre también es ella.

Los anarquistas consideramos a la mujer enteramente igual al hombre en derechos, y vemos con gusto la importante resolución del Congreso de mujeres yucatecas que declaran que la MUJER ES EXACTAMENTE IGUAL AL HOMBRE EN INTELIGENCIA. Lo único que nos disgusta es que la mujer aspire a ocupar puestos públicos, y nos disgusta eso, no porque se trate de mujeres, sino porque se trata de la conservación del sistema que nos oprime tanto a los hombres como a las mujeres.

Cuánto mejor sería que las bellas e inteligentes yucatecas, al comprender que la mujer es exactamente igual al hombre en inteligencia, luchasen por la anarquía, dentro de la cual el hombre y la mujer serán enteramente iguales y alcanzarán el máximo de libertad y de bienestar a que todo ser humano tiene derecho.

Dentro del sistema de la propiedad privada, por más que la mujer se esfuerce y se sacrifique por conquistar su libertad y su bienestar, no podrá lograrlo, como no lo puede lograr el hombre. El sistema capitalista y autoritario no es malo porque sean los hombres los que lo regentean, sino porque, por sí solo, es un sistema que esclaviza al ser humano, desde el momento que condena el mayor número a la servidumbre para que un puñado de parásitos goce todos los deleites y disfrute de todas las libertades.

La mujer proletaria, sea que gobierne el hombre o que gobierne la mujer, será tan esclava como lo es el hombre proletario.

El mal está, pues, en el sistema capitalista y autoritario, y es contra este odioso sistema que debemos rebelarnos por igual hombres y mujeres.

La participación de la mujer en los asuntos públicos, conectados con el sistema capitalista, es, ciertamente, un progreso porque está basada en una consideración de justicia social: la que da a la mujer el mismo derecho que concede al hombre; pero constituye, al mismo tiempo, un retroceso por las consecuencias ulteriores de esa participación femenina en los asuntos políticos, porque si hasta ahora era una desgracia que se distrajera el proletario de la lucha económica y social, que debe sostener para lograr su total emancipación, con elecciones y demás farsas democráticas, la mujer será igualmente distraída de esa lucha fecunda, en que tanta falta hace su decidida cooperación; lo que tendrá que ocasionar, naturalmente, un retardo para el triunfo de la anarquía.

Los políticos son astutos. Ellos ven, con toda claridad, que la Revolución marcha hacia la anarquía, y salen a su encuentro con reformas que ponen obstáculos a su marcha, que la hacen más lenta; porque toda reforma, aun cuando a primera vista parece un progreso, por poco que se la escarbe se encuentra que es un obstáculo puesto al paso del progreso por sus efectos retardatarios.

La reforma no es una medicina que produce la salud, sino un calmante que la retarda. Los políticos son como los médicos bribones: que pudiendo aplicar un medicamento que devuelva pronto la salud al paciente, aplican calmantes para explotar por más largo tiempo la mala salud del cliente.

¡Cuánto bien harían a la humanidad las lindas y talentosas yucatecas si, en un momento de sana aspiración, hicieran a un lado la democracia y adoptasen, en su lugar, los principios anarquistas consignados en el Manifiesto de 23 de Septiembre de 1911!

¡Cuánto se los agradecería el progreso!

 

Ricardo Flores Magón


1 La Prensa. Diario en español publicado en San Antonio, Texas, publicado entre 1913 y 1963. Fundado por Ignacio E. Lozano, duranguense que arribó a San Antonio en 1908. En torno a este periódico se reunieron porfiristas expulsados por la revolución y ahí encontrarían acomodo huertistas como Querido Moheno y Nemesio García Naranjo. Se distinguió por su postura reaccionaria y escandalizada frente a la revolución mexicana, y por su nacionalismo, conservador e hispanista frente a la cultura liberal estadounidense. Su primer jefe de redacción fue Teodoro Torres. Tuvo una amplia circulación entre la población hispanoparlante del sur de los Estados Unidos y era leído también en el medio este y el norte. Fue el diario más importante en español editado en los Estados Unidos hasta la aparición de La Opinión de Los Ángeles, fundado también por Ignacio E. Lozano, como consecuencia del éxito de La Prensa. Pese a su conservadurismo, algunos escritores chicanos como Rolando Hinojosa, plantean que fue “el vehículo principal que sostuvo la cultura hispánica por casi medio siglo” en Texas. Escribieron para La Prensa: José Vasconcelos, Vito Alessio Robles, Gabriela Mistral y Rosario Sansores.

2 Refiérese al Primer Congreso Feminista de Yucatán, celebrado en Mérida, del 13 al 16 de enero de 1916. Fue convocado y organizado por iniciativa del gobernador Salvador Alvarado, y a él asistieron sobre todo profesoras de enseñanza primaria de las principales ciudades del estado. Conformaron la mesa directiva del Congreso: Consuelo Zavala C., presidenta; Dominga Canto Pastrana, vicepresidenta; Adriana Vadillo Rivas y Rosina Magaña, secretarias; Amalia Gómez F. de Aguilar y Gregoria Montero de Alonzo, prosecretarias; Adolfina V. de Ávila, tesorera. Entre las resoluciones del Congreso destacan la igualdad laboral entre hombres y mujeres, la iniciativa de modificar la Constitución estatal para permitir a las mujeres mayores de 21 el desempeño de cargos gubernamentales y el libre acceso a las mujeres a una educación laica y racionalista.

El Grupo “Armonía y Solidaridad”, de esta ciudad, nos comunica que el 30 de Enero último envió su protesta a Venustiano Carranza, por el crimen de tener preso al compañero Juan Hernández García, y pretender fusilarlo.

Un grupo de compañeras de la localidad, envió su protesta en pro del mismo compañero. Dicha protesta termina así: “Si el cuartelazo de Félix Díaz1 arrancó a Madero la cabeza, el pueblo, erigido en tribunal soberano, se la arrancará a usted.”

El compañero Tomás F. Martínez, de Morenci, Arizona, envía copia de la protesta a favor del compañero Hernández García, que fue enviada a Carranza por los trabajadores de aquel campo minero. Calzan la protesta 185 firmas.

¡Adelante, trabajadores! A salvar a Juan Hernández García.

Si alguien debe morir, es el burgués; si alguien debe perecer, es el representante de la Autoridad; si alguien debe rodar a la tumba, es el sacerdote.

El proletario que se rebela, ese debe vivir, porque trabaja por la libertad humana.

A salvar a Juan Hernández García.

 

Ricardo Flores Magón


1 Félix Díaz (1868-1945). Ingeniero militar oaxaqueño. Sobrino de Porfirio Díaz. A partir de 1901, formó parte del Estado Mayor presidencial. En diversas ocasiones fue diputado en la legislatura local y en el Congreso de la Unión. En 1902 fue frustrado candidato independiente a la gubernatura de su entidad natal y enviado a Chile como agregado militar. Estallada la revolución maderista, el 3 de mayo de 1911 fue nombrado por el Congreso local gobernador interino. En octubre de 1912, se rebeló en Veracruz contra el régimen maderista. Un Consejo de Guerra le dictó sentencia a muerte, la cual fue conmutada por Madero. Uno de los cabecillas del golpe a Madero. Distanciado de Huerta, se mantuvo fuera del país hasta 1916 cuando encabezó un movimiento con el apoyo de la jerarquía católica mexicana y estadunidense y el financiamiento de los exiliados científicos. Tras varios fracasos militares se estableció en territorio veracruzano, donde se mantuvo en armas hasta abril de 1920. Reacio a reconocer al obregonismo triunfante, se exiló en Nueva Orleans. Regresó al país hasta 1937.

Tenemos a la vista el número 2 de la segunda época de Reivindicación,1 el querido periódico de Sabadell, España, amigo generoso del movimiento revolucionario del esclavo mexicano.

Entusiasmo, convicción, firmeza, todo esto campea en el número que tenemos a la vista. ¡Cómo palidecerá la envidia! ¡Cómo se retorcerá el despecho! ¡Cuánto rabiará la impotencia! ¡Cómo babeará la maldad!

Porque Reivindicación surge en medio de la envidia y de la mala voluntad, como una bandera de justicia.

Porque Reivindicación es luz que rompe las tinieblas en que se cobijan los impotentes a quienes hacía daño el ejemplo de virilidad que está dando el proletario mexicano, porque ellos no podían dar un ejemplo semejante.

Reivindicación tiene el merito del valor, casi puede decirse, de la audacia, porque audacia es levantar la voz en favor del esclavo, cuando todo le es hostil.

Cuando todos o casi todos condenaban al revolucionario mexicano, Reivindicación izó la bandera de la justicia.

Cuando todos o casi todos hincaban los colmillos en el Partido Liberal Mexicano y la Junta, y cuando los que no se atrevían a morder rezongaban en la sombra, o con su silencio aprobaban el ataque, Reivindicación apareció como un brazo vengador que sofrena a la canalla.

Bienvenido el querido colega. Los periódicos del Nuevo Continente que reciban Reivindicación por nuestro conducto, deben enviar el cambio para dicho periódico a Marina Subirana, Estrella 110, Sabadell, España.

Los camaradas de toda la América que deseen leer Reivindicación, deben pedirlo a las oficinas de Reivindicación, acompañando a su pedido el valor de la subscripción $0.60 semestre; $1.20 por una anualidad.

 

Ricardo Flores Magón


1 Reivindicación. «Defenderá la Revolución expropiadora de Méjico y publicará literatura de Regeneración Social». Sabadell, Barcelona, España (3 de junio de 1915-1916) Director: Eusebio Carbó. Aparecieron artículos bajo la firma de Carbó, Ricardo Flores Magón, Jamie Aragó, Higinio Noja Ruiz, Enrique Llobregat y Eliseo Reclús. Ricardo Flores Magón era su «agente para Ámerica» y lo consideraba «un buen amigo de la Revolución Mexicana». Promovió sin éxito la formación del PLM Rama Española a principios de 1916. Regeneración reprodujo algunos de sus artículos como «Regeneración» (Regeneración, núm. 215, 3); «Seamos francos y nobles» (núm. 217, 2) «El Carácter de la Revolución Mexicana de Ricardo Flores Magón (núm. 218, 2); «Insisto en lo mismo. La revolución de México es económica» de Enrique T. Chas. (núm. 231, 1); y «¡Anarquistas, alerta! (núm. 235, 1). En julio de 1916, Regeneración anunció una tercera época de Reivindicación, nuevamente editada en Barcelona » debido a que el grupo de compañeros que lo publicaba en Sabadell se ha dedicado a organizar un grupo de quinientos camaradas abnegados que con la acción o la propaganda vayan a México a ayudar al proletariado de dicha región a emanciparse» (Regeneración, núm. 240, 3).

Uno de los mejores aliados de Carranza es la Iglesia Protestante. En sus sermones, los pastores protestantes hablan en términos encomiásticos de Carranza, hacen propaganda carrancista, y cuando la asistencia es mexicana, invitan a sus ovejas a que ayuden a Carranza, y como la mejor ayuda que puede apetecer Carranza, es la matanza de sus oponentes, los reverendos invitan cristianamente a sus feligreses a que pongan una cristiana bala en el pecho de cada anticarrancista.

A veces, la audiencia es americana. Entonces el pastor dice que Wilson debe apoyar a Carranza, y, consciente del poder embrutecedor de las religiones, pide ayuda para intervenir en México, no con fusiles, sino con Biblias.

Cada templo protestante es otro club carrancista, así es que no tiene nada de extraño que la Primera Iglesia Episcopal Metodista, de Los Ángeles, haya parecido la noche del domingo 6 de este mes, mejor el salón de sesiones de un montón de barbachivistas, que un lugar religioso.

El pastor, un señor Charles Edward Locke1, habló al oído al del órgano para que diera fin pronto a la lata de los cánticos sagrados, porque se traía en la mente un discursillo carrancista que quería decir cuanto antes. Esto era, entre otras simplezas, lo que le urgía decir: “Carranza es el hombre de la hora. Se le debe dar una oportunidad. Los Estados Unidos y las Repúblicas sudamericanas han depositado en Carranza su confianza y le prestan su apoyo moral… Lo que México necesita de los Estados Unidos no es una intervención con barcos de guerra y ejército, sino una intervención armada con Biblias…”

Biblias protestantes, naturalmente.

La Iglesia Protestante, al ver que en México está de capa caída su rival la Iglesia Católica, trata de aprovecharse de las circunstancias para substituir un mal por otro: la religión católica por la protestante.

Toda religión es mala. Las religiones hacen del ser humano un muñeco al que se mueve a voluntad. Matan la razón, porque hay que tener como verdades las más absurdas mentiras que no es permitido discutir; matan la voluntad, porque nada se puede hacer sin la voluntad de Dios; matan los sentimientos de honor y de dignidad, porque hay que pasar por todas las bajezas para ganarse el reino de los cielos, y tienen a los pueblos en la esclavitud, porque enseñan que la mansedumbre y la humildad son virtudes que lo llevan a uno derechito al Cielo, que la irrespetuosidad y la rebeldía son pecados que lo conducen a uno al Infierno.

Las religiones, son los mejores aliados que tienen los tiranos. No hay una más mala que la otra: todas son malas, todas son nocivas a la libertad y al bienestar del ser humano. Pasar de una religión a otra, es pasar de unas tinieblas a otras tinieblas.

Será preferible que los burgueses americanos llevaran la intervención armada a México, porque a las balas contestarían otras balas; ¡pero una intervención de Biblias, ya tiene sus bemoles! Esa sería una gran obra de castración.

Y lo que la humanidad necesita no es que se la castre, sino que se la inyecte virilidad, que se la haga rebelde contra toda clase de imposiciones.

Cuando el lema “ni Dios ni amo” se haya generalizado, la humanidad será libre.

 

Ricardo Flores Magón


1 Charles Edward Locke (1858-1940). Escritor y ministro religioso protestante estadounidense. Obispo de Los Ángeles por parte de la Iglesia Metodista Unida en 1920. Colaborador del Christian Advocate (Nueva York). Entre sus obras destaca White slavery in Los Angeles (1913).

El mamarrachito, La Época, de San Antonio, Texas, habla de la llegada a la población fronteriza americana de Eagle Pass, de una caravana de refugiados mexicanos. Contristado, dice: “Los administradores y gerentes de algunas haciendas mexicanas, llegaron también en la doliente caravana, buscando en este país seguridad para sus vidas y sufriendo privaciones.”

¡Pobrecitos señores administradores y gerentes de las haciendas! ¡Pobrecitos! ¿No es verdad?

Parece mentira que pueda haber quien compadezca a esos verdugos de la clase proletaria.

¿No os acordáis, podencos de La Época, que esos bandidos de cuya suerte os condoléis, fueron el azote del pueblo mexicano?

¿No os acordáis que cuando un trabajador se presentaba ante uno de esos tiranuelos, tenía que quitarse el sombrero si no quería que se lo quitaran de un pescozón?

Parece que se os ha olvidado que las doncellas proletarias han sido desfloradas a fuerza por esos “mártires” de la Revolución.

Y vuestra memoria es tan flaca que ya no os acordáis del peón que fue fusilado por la Acordada, por no consentir que su esposa, su hija o su hermana fueran violadas por una de las “víctimas” de la doliente caravana.

No; de nada os acordáis ya ante las privaciones que vienen sufriendo los administradores y gerentes de las haciendas: ni del peón que fue encerrado en presidio, porque no se dejo ultrajar de alguno de esos “mártires”, ni del pobre que dejó a su familia en la orfandad porque fue internado a un cuartel por no rendirle el sombrero a nadie.

Por satisfechos deben darse vuestros “mártires” de no haber dejado el sucio en manos de los rebeldes.

 

Ricardo Flores Magón

La semana pasada fue arrestado en Matamoros, Tamaulipas, obedeciéndose a órdenes de Venustiano Carranza, el compañero Aniceto Pizaña, acusado de haber encabezado el movimiento revolucionario en el Sudeste de Texas, que tuvo lugar durante los últimos meses del año pasado.

El arresto de Pizaña no es otra cosa que una muestra del servilismo de Carranza al gobierno de los Estados Unidos, porque no hay motivo alguno para detener a un hombre por delitos políticos cometidos por él en otro país.

Aniceto Pizaña, al levantarse armas en Texas, cometió lo que la ley llama un delito político: el de rebelión, y esa clase de delitos sólo son castigables en territorio en que ejerza autoridad el gobierno contra el cual se efectúa la insurrección.

Carranza, por lo mismo, no tiene derecho alguno de arrestar a Pizaña, y todavía menos derecho de entregarlo a las autoridades de los Estados Unidos, porque los delitos políticos no son extraditables.

Pero Carranza quiere seguir quedando bien con los Estados Unidos, y trata de hacer la entrega de Aniceto Pizaña al gobierno de este país.

La pena que caerá sobre Pizaña, si fuera entregado a los Estados Unidos, será la de muerte. Y Pizaña será entregado por Carranza, si no se impide el atentado haciendo luz sobre el asunto.

Aniceto Pizaña es anarquista; su delito, conforme la ley burguesa, es el de rebelión, y los anarquistas tenemos el deber de estar al lado de todos los que caen por su actuación rebelde.

Los que nos honramos con el título de anarquistas, debemos impedir que Carranza entregue al compañero Pizaña a las autoridades americanas.

Enviamos nuestra protesta a Carranza, así como están siendo enviadas por la prisión del compañero Juan Hernández García. Pero hay que moverse sin pérdida de tiempo, pues de un momento a otro puede ser pasado Pizaña a territorio americano.

Salvemos la vida de un compañero ¡A moverse todos! ¡A agitar! Pizaña debe esperar en estos momentos que sus compañeros de todo el mundo no lo abandonarán. ¡No defraudemos sus justas esperanzas!

 

Ricardo Flores Magón


1 Aniceto Pizaña (Cameron, Texas, 1877- Matamoros, Tamaulipas, 1957). Nació en el seno de una familia de migrantes tamaulipecos. En 1904 conoció a Ricardo Flores Magón en Laredo y se unió al PLM. Distribuidor de Regeneración en Brownsville y los campos de algodoneros de la región. Convirtió su rancho “El Tulito” en centro de propaganda y organización de campañas a favor de la JOPLM, al tiempo que promovía la defensa de los mexicanos de las agresiones y la discriminación por parte de los tejanos fundando la sociedad “Solidaridad Perpetúa”. Algunos testimonios afirman que instaló en su propiedad una Escuela Moderna. Escritor de sonetos a los que llamaba “Momentos de soledad”. Según Américo Paredes, desde 1912 intentó organizar una insurrección armada en Texas y Tamaulipas y solicitó a la JOPLM apoyó con pertrechos y reclutas (no hay documentación al respecto). En 1915 se vio involucrado en el movimiento insurreccional generado en torno al Plan de San Diego, mismo que supuestamente buscaba crear una república autónoma en los territorios anexados en 1848, los que desató una furiosa persecución de mexicanos en el estado. Tras el ataque a su rancho por parte de rangers texanos el 3 de agosto, la aprensión de su esposa y su hermano y la herida que sufriera en una pierna su hijo, un niño al que hubo que amputársela, Pizaña organizó una guerrilla que operó en ambos lados de la frontera. En Texas se le acusó de recibir el apoyo de militares carrancistas, como el general Emiliano Nafarrate, y de que su levantamiento estaba siendo manipulado por los alemanes que buscaban provocar una guerra entre México y los Estados Unidos. Fue aprendido en Matamoros en febrero de 1916. La JOPLM organizó una campaña para impedir que el gobierno de Carranza lo entregara a las autoridades estadounidenses, lo reivindicó como un auténtico anarquista y exigió su libertad. Tras ser liberado se quedó a residir en Matamoros, donde murió en 1957.

Allí va una muestra de barbarie carrancista. La noticia pertenece al periódico The Los Angeles Tribune, de fecha 16 de ese mes. Dice así: “El Paso, Tex., Febrero 15.- Tres hombres acusados de robo fueron ejecutados este día en Ciudad Juárez. Este acontecimiento fue motivo de regocijo para cinco mil personas, entre las que había muchos americanos, que consideraron el día como un verdadero día de fiesta.

“Se condujo a las víctimas hacia la Estación del Ferrocarril del Noreste, con una banda de música a la cabeza de la procesión, detrás de los prisioneros condenados.

“Dos de los sentenciados, hicieron frente a la muerte con entereza de ánimo, rechazando con valor la venda que se les ofreció para los ojos; pero Manuel Rojas, al ser colocado contra la pared de adobe de la Estación para ser pasado por las armas, pidió que se le vendase. A él se le fusiló primero.

“Apenas había caído Rojas, se colocó al segundo condenado al lado de su cadáver, y fue fusilado. El tercer hombre fue colocado al lado de los dos cadáveres; el condenado les dirigió una mirada, balbuceó una oración, y sereno y tranquilo dijo estas palabras al capitán: disparad cuando gustéis; adiós, camaradas.

“Los quince rifles hicieron fuego, y el hombre cayó en medio de los otros dos.”   ¿Qué puede esperarse de una facción que aprovecha la muerte de tres infelices para hacer un día de regocijo público?

Se trataba de tres ladrones, dice con desprecio la burguesía. ¡De tres ladrones! ¿Y qué son los burgueses, si no ladrones?

La fiesta de Ciudad Juárez, es digna, por lo demás, del “Primer Jefe” y de todos los bandidos que le rodean; una verdadera fiesta de salvajes. Y todo ese salvajismo se despliega en las meras narices del Tío Samuel, para que éste siga protegiendo a tan celosos defensores de la propiedad privada.

¿Qué robaron esos infelices? ¡Unas cuantas monedas carrancistas que corren al tipo de cambio de cinco centavos oro cada peso! Ese fue su delito; robar en pequeño, que si hubieran robado en grande escala, habrían ganado honores, distinciones; se les habría hecho generales, diputados, senadores, gobernantes, y quién sabe si hasta habrían llegado a ser, ellos también, Primeros Jefes.

Los tres fusilados no eran ladrones, sino reivindicadores, porque reivindicaban algo de lo mucho que habían producido y que los burgueses les habían arrebatado.

No eran unos criminales, porque no hacían trabajar a otros hombres para acumular riquezas, como lo hacen los burgueses.

Carranza, oídlo bien, proletarios, es el defensor más feroz del derecho de propiedad privada, como tiene que serlo todo gobernante o todo aspirante a ser gobernante. El gobernante es el perro de los burgueses, listo siempre para abalanzarse sobre el primero que intente apoderarse de la porción más insignificante de lo mucho que sus amos han robado.

Por eso cometen los crímenes que están dando fama a Ciudad Juárez.

 

Ricardo Flores Magón

Regularmente, cuando alguna persona lee los relatos de los crímenes que en nombre de Dios han cometido los santos padres de la Iglesia Católica Apostólica y Romana, exclama como si se encontrase libre de un peso que la oprimiera el pecho: ¡afortunadamente, estas son cosas del pasado: ahora todo es distinto!

Qué superficiales son las gentes, qué superficiales. Si antes se torturaba a las personas en nombre de Dios, ahora se las tortura en nombre del Estado. La tortura es la misma; lo que ha cambiado es el nombre de la deidad en cuyo honor se consuma el holocausto. Ayer, se torturaba a las víctimas en las cuevas del Santo Oficio; ahora, en las estaciones de policía. Antaño, eran manos piadosas las que cristianamente mordían con las tenazas las carnes de las gentes; manos santas eran las que encendían el fuego que lentamente, muy lentamente, para aplacar la cólera divina, había de achicharrar el cuerpo del hereje; en manos eucarísticas vaciaban santamente los ojos de los enemigos de la Iglesia. Ogaño son las manazas de los polizontes los encargados de atormentar el cuerpo de los enemigos del Dios Gobierno, del Dios Capital, del Dios Clero.

Ahí está Muenter1, el hombre que estuvo a punto de matar a Morgan, que hizo volar con dinamita un pedazo del Capitolio de Washington, y que, si no hubiera sido aprehendido y asesinado, habría dado cuenta con más de una docena de parásitos el año pasado. ¿Qué le pasó? La información oficial dice que cometió suicidio; pero las circunstancia que rodearon su muerte, hacen presumir que murió a consecuencias de las torturas a que lo sujetaron los sacerdotes del Dios Capital y del Dios Gobierno, o que se le mató para que no fuera a revelar el suplicio a que se le sometió.

Era necesario obligar a Muenter a hacer una confesión; pero como nada valían la persecución y la astucia, se recurrió al tormento. El tormento en las estaciones de policía, es una práctica universal en todos los países civilizados de la Tierra.

Todo esto viene a colación en el caso de los envenenamientos de Chicago. Dice la prensa servil que el jueves de la semana pasada iban a morir envenenados los invitados a un banquete dado en el University Club, de Chicago, en honor del nuevo Arzobispo, George W. Murdelein, al que asistieron el Gobernador, banqueros, jueces y otros personajes, en número de cuatrocientos. Alguien puso arsénico en el caldo que tomaron los comensales, quienes habrían muerto, a no ser por la práctica que se observa de servir una pequeña cantidad de caldo en los banquetes de etiqueta. Todo se redujo a retortijones más o menos agudos, y nada más, pues con unos purgantes, algunas lavativas, y un poco más de papel para el retrete, se allanó todo, sin que hubiera consecuencias mayores.

Pero si los distinguidos comensales no reventaron, poco faltó para que hiciera explosión de rabia Herman Schuettler, alto dignatario de la policía chicaguense, quien si no sintió los retortijones de tripas por no haber tenido el honor de haber sido invitado al banquete, porque no se ve bien que un perro se siente a la mesa de sus amos, sí le dolió la abultada panza por el atentado que iba a privar a la sociedad de tantas personas de nota y furioso hizo irrupción con sus esbirros en el humilde cuarto que ocupaba Jean Crones2, el cocinero encargado de hacer el famoso caldo; pero Crones ya había volado. Ya que no fue encontrado Crones, algo había de hacerse para demostrar el celo de “los pilares de la sociedad” en casos parecidos. Se practicó un cateo minuciosísimo y se formó un inventario detalladísimo de cuanto había en el cuarto de Crones. Frascos conteniendo venenos; otros, llenos de nitroglicerina; paquetes de explosivos y cuanto hay que pedir. Total: un laboratorio químico en forma, con el que los ventrudos polizontes se asustaron, según se desprende de la siguiente exclamación que poco después lanzaron ante los reporteros de los grandes diarios: “¡había explosivos bastantes para volar una manzana de casas!”

Crones no fue encontrado; pero como era necesario hallar alguien “responsable”, se echó garra poco después de John Allegrini3, un compañero anarquista, según la prensa burguesa y amigo íntimo de Crones. Ser anarquista y, por añadidura, amigo de Crones, es una excelente excusa para los dignísimos señores representantes de la señora Autoridad, para proceder al arresto de un hombre.

Ahora es el cuarto de Allegrini el teatro de un saqueo semejante al que se llevó a cabo en el de Crones. Un inventario no menos minucioso fue formado de cuanto había en el cuarto. Aquí no hubo redomas con venenos, ni paquetes conteniendo explosivos, y ya se resignaban los perros de presa a salir con las manos vacías y el rabo entre las piernas, cuando uno de mejor olfato metió las narices por un rincón y olfateó un paquete de cartas. Olfatear las cartas y apoderarse de ellas, fue todo uno, y con el paquete marcharon a la inspección de policía. ¿Qué contenía el paquete? Cartas inofensivas de camaradas, entre las que se encontraron los esbirros una firmada por la compañera Sofía Bresci4, compañera de Gaetano Bresci5, el compañero que ajustició al Rey Humberto de Italia. Allegrini se mostró muy activo en colectar fondos para aliviar la situación de la compañera Sofía, y a eso se refiere la carta; pero para la policía, el acto humanitario de Allegrini, es prueba de que este es un hombre peligroso, y sobre la carta de Sofía ha fabricado una torre de suposiciones, de sospechas, de malicias.

Resultado: que Allegrini está en la cárcel y está siendo torturado, como en los buenos tiempos de la Santa Inquisición. Es amigo de Crones, piensa la policía, ¡pues, es culpable del conato de envenenamiento de tantas distinguidas personas! Colectó fondos para aliviar la situación de un ser humano, ¡pues, es un malvado! Así marcha la lógica policiaca.

Y para dar una muestra más de su lógica especial, la policía trata de conectar al Allegrini con un complot imaginario que dice existir, para acabar con todas las iglesias de los Estados Unidos, por medio de la dinamita y el fuego, a cuyo complot, según la sabia policía, se debe el hecho de que, en Chicago solamente, de poco tiempo a esta parte, más de cincuenta iglesias hayan sido consumidas por el fuego unas, y otras hayan quedado muy deterioradas.

¿Qué os parece, compañeros, la lógica policiaca? Nada importaría que la policía fuera estúpida: lo serio del caso es que Allegrini puede correr la suerte de Muenter. ¿Qué tormentos no estará sufriendo a manos de inquisidores brutales?

¡Qué civilización tan bárbara!

 

Ricardo Flores Magón


1 Refiérese a Eric Muenter (¿?-1915) También conocido como Frank Holt. Profesor germano, que llevó a cabo propaganda antibelicista en Estados Unidos. Impartió clases de alemán en la Universidad de Cornell. El 2 de julio de 1915 arrojó una bomba en el Senado de los Estados Unidos, en protesta por el envío de pertrechos de guerra a los países aliados por parte del gobierno norteamericano. Al día siguiente intentó asesinar al magnate norteamericano John P. Morgan, acción en la que fue detenido. Murió en prisión en sospechosas circunstancias. Según la versión oficial, se suicidó.

2 Jean Crones. Seudónimo utilizado por el cocinero anarquista italoamericano Néstor Dondoglio (¿?-1932). Antes de establecerse en Chicago radicó en Paterson, donde se hizo seguidor de Luigi Galleani. Luego de verse implicado en los envenenamientos de los jerarcas eclesiásticos reunidos en Chicago, se dio a la fuga y presumiblemente volvió al área de Nueva York. Permaneció oculto en la Costa Este de Estados Unidos, hasta su muerte en 1932.

3 John Allegrini. Anarquista italiano radicado en Chicago, apegado al núcleo de Luigi Galleani. Se le implicó en los envenenamientos efectuados por Jean Crones, ante la desaparición de este. Fue puesto en libertad semanas después por falta de evidencias.

4 Sofía Bresci. Anarquista italiana radicada en Estados Unidos desde la década de 1890. Compañera sentimental del regicida Gaetano Bresci, estuvo permanentemente bajo vigilancia policial.

5 Gaetano Bresci (1869-1901). Trabajador textil italiano de filiación anarquista. Originario de la Toscana, emigró a Paterson, Nueva Jersey, donde colaboró con el periódico La Questione Sociale. El 29 de julio de 1900, en Monza, asesinó al rey Umberto I de Italia, en represalia por la masacre de que fue víctima una multitud de Milán, que protestaba por el encarecimiento del pan. Bresci fue capturado y se le condenó a cadena perpetua, pena que purgó en la Isla Santo Stefano. Menos de un año después murió en la prisión en sospechosas circunstancias. El suicidio fue la versión oficial de su muerte. Desde que cometió el regicidio, fue reivindicado por los anarquistas del mundo como un mártir de las luchas libertarias.

Sari Petráss1, joven y bella actriz húngara, acaba de morir bajo las manazas brutales de los militarotes austriacos, en Budapest, acusada de ser espía de los ingleses. Dice la noticia que la infortunada joven, cuando escuchó la bárbara sentencia de muerte pronunciada por la Corte Marcial, se desmayó. Entonces los soldados, “por humanidad”, le dieron muerte generosa antes de que su víctima recobrara sus sentidos.

Parece que la noticia no ha impresionado al mundo; pero cuando algún tirano cae atravesado por el puñal de un hombre de corazón, pañuelos faltan para enjugar los lagrimones de las personas de sentimientos convencionales, que todo es falso dentro de un sistema que está en pugna con la naturaleza.

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Según Barbas de Chivo, hay un complot para volar el barco de guerra americano Kentucky, en la Bahía de Veracruz, para forzar de esa manera la intervención americana. Barbas de Chivo asegura que el Cónsul americano, Canadá2, está envuelto en el complot.           Pues, se quedará el Kentucky volado y bien volado, porque lo que es intervención, no la habrá. El Tío Samuel no necesita el pretexto de una voladura, sino soldados y más soldados para la intervención, que si los tuviera, o si México fuera Colombia, Nicaragua o Haití tiempo ha que habría intervenido…

Si en Abril de 1914 se atrevieron los americanos a ocupar Veracruz, fue porque contaban con la ayuda de Barbas de Chivo, quien los ayudó cruzándose de brazos.

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Muchas gentes sencillas creen que el ejército sirve para rechazar una invasión extranjera, a pesar de que siempre se ha visto que es el pueblo el que se apresta a defender sus hogares en caso de invasión. En realidad la misión del ejército es tener a raya a los trabajadores de posibles ataques al derecho de propiedad privada y al principio de Autoridad, y para que se convenzan las gentes sencillas, allí va esta verdad que copio del diario barbachivista “El Pueblo”3, de la ciudad de México: “el Ejército permanente debe tener por principal objeto, garantizar la paz interior.”

¿Qué es esa “paz interior” para la burguesía? Pues, el trasquilamiento de los pobres por la burguesía, garantizado por las bayonetas.

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Los moncaleanistas andan circulando una hoja, en la que echaron baba y más baba. En la hojita se dice que los individuos que componemos la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano somos unos ladrones, unos embusteros, unos embaucadores, unos cobardes y otras cosas por el estilo. Ni una sola firma calza la hojita, y sus autores explican esa falta diciendo que son tan numerosas las firmas, que no hubiera bastado el papel para escribirlas.

Yo no lo creo. Más bien atribuyo el hecho a que las marranas están siendo cada vez menos fecundas, y paren ya muy pocos moncaleanistas.

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Habla Barbas de Chivo por medio de su periódico “El Pueblo”: “Si la pasión y el encono no alimentasen la discordia, los desastres sufridos serían bastantes para que cesase la contienda, y dentro de una armonía sinceramente patriótica, se buscará en el Gobierno Constitucionalista cuanto pudiera servir para dar cima a los proyectos generosos de la Revolución.”

Estas mismas palabras dijo Díaz; después, las repitió Madero; luego Huerta; hoy las recalienta Barbas de Chivo; mañana, las volverá a decir otro chivo, y así sucesivamente, hasta que la Revolución llegue a su etapa netamente antiautoritaria y no haya más chivos que la repitan.

Por lo demás, no deja de tener gracia eso de buscar en un gobierno algo que “pudiera servir para dar cima a los proyectos generosos de la Revolución.” ¡Parece mentira que todavía no se entienda que para dar cima a los proyectos generosos de la Revolución, lo que estorba es el gobierno!

 

Ricardo Flores Magón


1 Sari Petráss (Budapest, Hungría, 1888-Antwerp, Bélgica, 1930). Actriz y cantante, una de las más reconocidas estrellas de la opereta húngara. En 1916, los periódicos estadounidenses corrieron el rumor de que había sido ejecutada en Budapest acusada de espiar para Inglaterra. Al final de ese año se estableció en Nueva York. Después de una exitosa carrera artística en Londres y los Estados Unidos murió en un accidente automovilístico el 3 de septiembre de 1930.

2 William C. Canada. Cónsul estadounidense en Veracruz entre 1897 y 1918. Fue un indeclinable simpatizante de la intervención estadounidense en México. El 1907 justificó la matanza de los huelguistas de Río Blanco. En mayo de 1911 criticó a Madero, y en 1912 al presidente provisional León de la Barra. En octubre de 1912 apoyó la rebelión de Félix Díaz contra Madero. Simpatizó con Victoriano Huerta, intentó convencer a su gobierno de reconocerlo y promovió el apoyo estadounidense de Félix Díaz como alternativa a la presidencia de México.

3 El Pueblo. Fundado en Veracruz como órgano del carrancismo por Félix F. Palavicini en 1914. A partir del 29 de octubre de 1915 se publicó en la ciudad de México, bajo la dirección de Rodrigo Cárdenas. Desapareció a principios de 1917.

No hay que olvidar que nuestros camaradas presos carecen de todo y que hay que ayudarlos con la frecuencia que se pueda, así como es el deber de los camaradas que residan cerca de los lugares donde sufren nuestros compañeros, visitarlos para que sus verdugos no se envalentonen más creyendo que están solos. Los permisos para sus visitas deben ser conseguidos en el Camp núm. 1 Perry Landing, Tex.

Para hacer llegar dinero a Luz Mendoza, Pedro Perales y Miguel P. Martínez, hágase el envío a Luz Mendoza, Camp. núm. 1, Perry Landing, Texas.

Para ayudar con lo mismo a Eugenio Alzalde, Lino González, Jesús González y José Abraham Cisneros, hágase el envío a Eugenio Alzalde, Camp núm. 3, Perry Landing, Texas.

Lo que se destine a Jesús M. Rangel, Domingo Rosas y Bernardino Mendoza, remítase a Jesús M. Rangel, Huntsville, Texas.

Para Charles Cline, remítase al mismo Cline, Country Jail, San Antonio, Texas.

 

Ricardo Flores Magón

Traición lisa y llana es la que comete Venustiano Carranza al oponerse a la Revolución. Traición, porque diciéndose él mismo ser hijo de la Revolución debería seguir la corriente de ésta y no ponerle diques; traición, porque llamándose él mismo revolucionario, obra en contra de la Revolución, se pone fuera de ella y grita: ¡basta! ¡Basta ya de Revolución! ¡Que se haga la paz!

¿Por qué basta? ¿Con qué derecho personalidad alguna o camarilla pueden decir, basta, a una Revolución? ¿Cree el carrancismo que él es la Revolución? Risa daría tal pretensión, si ella no tuviera como resultado el mayor de los crímenes: el de poner obstáculos al desarrollo de la Revolución.

Porque la Revolución no es una reyerta de chiquillos inexpertos en la cual puede ser lícito intervenir para evitar un mal, hijo de la experiencia. La Revolución es el resultado de una condición que se hace insoportable, y, para que la Revolución pueda detenerse, deben desaparecer esa condición insoportable y esa intolerable situación.

¿Se ha llegado en México a este caso? Con excepción del territorio controlado por las fuerzas revolucionarias partidarias de la expropiación en beneficio de todos, que son las que operan en el Sur del territorio mexicano, y de territorios menos extensos en otras regiones del país, el resto sigue sufriendo males semejantes a los que produjeron la formidable catástrofe que se llama Revolución Mexicana. ¿Cómo pues poner un ¡basta! a la Revolución?

La Revolución no necesita de un ¡basta! emanado de un individuo o de una camarilla, sino de una transformación de las condiciones económicas, políticas y sociales insoportables, por otras que están más de acuerdo con las aspiraciones populares. Carranza y su camarilla no son la Revolución, para que ésta pueda concluir según los deseos de él y de sus satélites.

Pero a Carranza y a los suyos les urge la paz, la paz burguesa, por supuesto; la que está basada en el respeto al derecho de propiedad privada y el principio de Autoridad, que es la única que puede resultar de una oposición llegase a sofocarla, y, por lo mismo, son traidores a la Revolución, y traidores brutales que echan mano de los procedimientos tiránicos que produjeron el movimiento armado que ellos quieren suprimir.

¡El terror! Esta es el arma que han adoptado, sin recordar que esa arma cayó mellada y sin prestigio de las manos expertas del viejo tirano Porfirio Díaz, a las primeras manifestaciones de la rebeldía popular.

Y el terror es practicado por el carrancismo armado y propagado y sancionado por los periódicos protegidos por Carranza. He aquí un párrafo copiado de “El Pueblo”, diario carrancista de la ciudad de México, correspondiente al 3 de este mes: “Mas como desgraciadamente no es posible obtener la paz, en las circunstancias presentes, sino POR MEDIO DE LA GUERRA CRUEL E IMPLACABLE, el Constitucionalismo está en el deber de proseguirla con decisión y empeño, y pensar con Robespierre que la última prueba de sacrificio que debe darse a la patria, es sacrificar todo afecto de sensibilidad.”

Para acabar con la Revolución, hay que sacrificar todo afecto de sensibilidad, llevando a cabo una guerra cruel e implacable, dice el carrancismo.

¡Qué hermosa lección para todos los que fían en palabras de políticos! Los revolucionarios de ayer, convertidos en esbirros; los libertadores vueltos tiranos. ¡Traidores! ¡Traidores!

 

Ricardo Flores Magón


1 Reproducido en el núm. 233 de Regeneración, del 8 de abril de 1916.

Soldado carrancista, escucha: muy pronto, tu Primer Jefe, quedará casi dueño de la situación, y digo casi dueño porque hay rebeldes que no se someterán a la autoridad de Venustiano Carranza, sino que preferirán continuar con el fusil al brazo, exponiendo una existencia valiosa para la causa de la humanidad, antes que rendir el arma a un gobierno, que como cualquier otro gobierno de la tierra, no será otra cosa que el apoyo con que cuenta el capitalismo para poder explotar a su antojo a la clase trabajadora, esto es, para tener perpetuamente al pobre bajo el dominio del rico.

Esos rebeldes que continuarán en pie, son tus hermanos, son pobres como tú, y como tú antes de empuñar el fusil regaron su sudor en el surco, abonando con él una tierra que no era suya. Ellos, como tú, se sumergieron audazmente en las tinieblas de la mina, disputando a la roca el metal precioso que iba a llenar otros bolsillos que no eran los suyos. Ellos, como tú desafiaron en la fábrica la anemia y la tisis al lado de esos trabajadores de hierro que se llaman máquinas, produciendo telas que no habían de cubrir sus desnudeces, zapatos que no habían de calzar sus pies, muebles que no habían de usar en sus covachas. Ellos, como tú, fabricaron las casas, para dormir a la intemperie; tendieron los rieles, para caminar a pie; pastorearon el ganado, para alimentarse de raíces y de quelites; cortaron la lana, para titiritar de frío.

Esos rebeldes son tus hermanos. A ellos los esperan también en la casucha, lanzando miradas ansiosas a lo largo del camino polvoriento, la madre melancólica, la triste esposa, la amante hermana, la hija adorada, el anciano padre, los tiernos niños, los seres queridos que hacen encantadora la existencia, la familia, en una palabra, sin la cual parece que algo nos falta, parece que no estamos completos.

Esos rebeldes son tus hermanos, sólo que más inteligentes que tú, no sacrifican a sus familias por elevar a la Presidencia a un hombre que haga la felicidad de los humildes porque la experiencia, la observación y las enseñanzas de la historia han demostrado que nunca en la vida de la humanidad se ha producido el raro fenómeno de un gobierno que se preocupe por el bienestar de la clase pobre, sino todo lo contrario: siempre se ha visto que el gobierno apoya al rico en perjuicio del pobre. Tú no sabes por qué es eso, soldado carrancista: pero te lo voy a explicar en pocas líneas.

Al principio los seres humanos no tenían gobierno, cuando todo era de todos; en una época en que la tierra era libre para que la cultivase quien quisiera hacerlo; en que el bosque surtía la leña y de carne a quien quisiera tomarse la molestia de ir a buscar esas cosas tan necesarias para la vida: el manantial no tenía dueño; todos tenían igual derecho a extraer del río, del lago o del mar los peces que necesitaran. En esa época feliz no había gobierno, porque no había propiedad privada que proteger, y las gentes se entendían tan bien que la mayor parte de los trabajos se hacían en común, y el consumo se hacía fraternalmente tomando cada quién lo que necesitaba. Pero vinieron guerras de unas tribus contra las otras y los vencidos quedaron reducidos a la esclavitud, teniendo entonces que trabajar para sus dominadores, quienes, naturalmente, se declararon dueños de cuanto existía. Entonces nació la Autoridad, pues ya había privilegios qué proteger: los de los vencedores sobre los vencidos.

He aquí cómo nació el principio de Autoridad, que no tuvo por origen, como generalmente se le supone, la necesidad del débil de defenderse de las agresiones del fuerte, sino de la necesidad del fuerte de poner a salvo sus riquezas de posibles agresiones por parte de los desposeídos.

Si tú, soldado carrancista, no tienes bienes materiales que perder, malo es que te sacrifiques y sacrifiques a los tuyos por elevar a la Presidencia a un hombre que, como gobernante, será tu azote y tu verdugo, pues nada hará en beneficio tuyo, porque su misión no es protegerte de las agresiones del fuerte, sino tenerte sujeto por medio de la ley que hace el fuerte para su propia protección, no para la tuya.

El fuerte tiene la tierra, la maquinaria de producción, las casas, los medios de transportación y distribución de la materia prima, y de los objetos manufacturados, y de la transportación, también, de las personas. Todo eso es lo que se llama la riqueza social, y la posesión de esa riqueza da poder al que la tiene de jugar a su antojo de la suerte del que no la tiene. Por eso nosotros los anarquistas que formamos el Partido Liberal Mexicano, no peleamos por obtener aumento de salarios, ni por disminución de horas de trabajo, ni por indemnizaciones a los accidentados, ni por pensiones para los viejos, ni por nada de eso, sino por la abolición del derecho de propiedad privada que hace posible el acaparamiento en pocas manos de la riqueza social. Queremos que la riqueza social sea el patrimonio común de todos los habitantes de México, hombres y mujeres, sin distinción de raza ni color.

Todo eso de salarios más o menos altos, pensiones y demás, puede ser fácilmente conseguido, porque no ataca al derecho de propiedad privada, que es el derecho de explotar y de tener en esclavitud al pueblo. Mientras el derecho de propiedad privada o individual quede en pie, quedará en pie el mismo mal que te obligó a tomar las armas: la miseria porque de nada te servirá que te aumentaran el salario y que te “beneficiaran” con las disminuciones de la jornada de trabajo, y las demás, si tienes que comprar a mayor precio lo que necesitas para la vida y pagar renta más alta al dueño de la casa, sin contar con las contribuciones, que, si no te la exige el gobierno a ti en persona, la saca de tus amos, quienes se reembolsan de lo perdido aumentándote el precio de todo. Tú eres quien, en realidad, pagas las contribuciones, no los burgueses.

Ves, pues, hermano carrancista que el problema que tratan de resolver los rebeldes que van a quedar en pie, con las armas en la mano, cuando Carranza sea Presidente, es el mismo problema que tienes que resolver tú, porque te afecta de la misma manera que a ellos. Tu deber es ayudarlos, y para ello, no entregues las armas cuando se ordene el licenciamiento de tropas carrancistas. Lo que debes hacer en ese momento, o antes si te es posible, es rebelarte volviendo tu fusil sobre tus jefes y oficiales, sin que te tiemble el pulso al dispararles tu arma, porque son tus enemigos, pues tienen interés en que perduren las instituciones que los capacitan para llevar una vida privilegiada. Un corazón bien puesto, pulso firme y certera puntería, eso es lo único que necesitas para acabar con tus inmediatos verdugos.

Si rindes tu arma, regresarás a tu hogar en la miseria, dispuesto a vender tu fuerza muscular a cualquier burgués por lo que tenga a bien darte. Nada habrás ganado, mientras tus jefes y oficiales gozarán en la ciudad de toda clase de placeres, saborearán distinciones y ostentarán cruces y medallas en el pecho. Si te quedas en el ejército carrancista como soldado permanente, serás un esbirro, un verdugo de tus hermanos de clase, porque servirás para apoyar a los ricos.

La honradez te señala el camino que debes tomar: el de la rebeldía contra todo gobierno hasta alcanzar el triunfo de los principios contenidos en el Manifiesto de 23 de Septiembre de 1911, expedido por la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano, principios que abogan por la muerte del Capital, de la Autoridad y del Clero de todas las religiones.

Decídete a seguir este camino. Que no te engañen los sabihondos con la majadería de que necesitas tal o cual preparación para emprender una lucha semejante. Esas son argucias de políticos; esos son sofismas propalados y fomentados por enemigos, aún cuando ellos se presenten con el carácter de amigos tuyos. Fue el argumento de los enemigos de la gran revolución Francesa para impedir que se diera al pueblo la libertad política; fue el argumento de Porfirio Díaz para impedir que se le dieran libertades; es el argumento de los políticos carrancistas para que no obtengas la libertad económica, base de todas las libertades, y que no es otra que la facultad de ganarse la vida, por medio del trabajo, sin necesidad de depender de nadie, facultad que se consigue solamente, entiéndelo bien, solamente, haciendo que la tierra, las casas, la maquinaria, y los efectos almacenados, pasen a ser, por medio de la expropiación, la propiedad común de todos, hombres y mujeres, sin distinción de raza ni color. A quien te diga lo contrario, escupidle la cara y aun mátalo, pues es necesario, es absolutamente necesario iniciar un severo procedimiento de limpia revolucionaria. Lo que nos estorba a los desheredados, debemos suprimirlo como se pueda: ¡por la buena o por la mala! Como se suprime al tigre, como se aniquila a la víbora de cascabel, como se aplasta a la tarántula. Los que te dicen que todavía no estás preparado para tal o cual conquista que te beneficia, son los que tienen interés en que se retarde tu emancipación, para poder ellos entretanto vivir a tus expensas.

Ahora, soldado carrancista, a obrar como hombre convencido que nada hay de común entre el pobre y el rico, a no ser el odio que no hay que tratar de mitigar, sino que es preciso ahondarlo, exacerbarlo, aumentarlo si es posible, avivarlo, atizarlo para que no se extinga, porque la existencia de ese odio entre las dos clases sociales, la de los explotados y la de los explotadores, es garantía de lucha y de esperanza de emancipación para los que hoy se encuentran en el último peldaño de la escala social.

¡Viva Tierra y Libertad!

 

Ricardo Flores Magón

Una vez más tomamos posesión de nuestro puesto de combate, del que sólo puede arrancarnos la mano brutal de la tiranía.1

Aquí estamos, resueltos, como siempre, a continuar librando, al lado de nuestros hermanos de clase, los combates del oprimido contra el opresor, del hambriento contra el harto, del pobre contra el rico.

El castigo es impotente para hacernos retroceder; la amenaza se estrella contra la fuerza de nuestra voluntad; nuestras energías, templadas en el infortunio, no desfallecen ante nada.

Al salir de nuestros calabozos, donde la tiranía capitalista nos tenía encadenados, damos una vez más rienda suelta a nuestros pensamientos subversivos, y enviamos nuestro saludo fraternal a todos los infortunados de la Tierra.

Nos complacemos en hacer constar que debemos nuestra libertad a los esfuerzos de Emma Goldman2 y Alexander Berkman. Estos queridos camaradas no descansaron hasta que consiguieron fianzas para nosotros. Sin la actividad y la buena voluntad de Emma y de Alexander ya estuviéramos vistiendo el traje rayado en el presidio de Isla de McNeil.

Estando seriamente quebrantada nuestra salud, el presidio significaba nuestra muerte. Emma Goldman y Alexander Berkman3 nos han salvado de la muerte con su solidaridad.

Ahora toca a todos los compañeros y simpatizadores de lucha que sostienen al Partido Liberal Mexicano poner algo de su parte para impedir que la sentencia dictada por el juez Trippet sea cumplida. Nosotros apelamos de la sentencia porque consideramos que, conformarnos con ella, es admitir que la Autoridad tiene el derecho de suprimir la libertad del pensamiento.

Nosotros sostenemos que el pensamiento es libre y que debe ser respetado por todos. Nosotros opinamos que sin libertad del pensamiento los oprimidos no podremos ponernos de acuerdo para romper nuestras cadenas. Sin libertad del pensamiento no se oirá más que una sola voz: la de nuestros verdugos.

Se trata, por lo tanto, de una lucha de vida o muerte para la causa del progreso humano. El progreso humano se resiente de la esclavitud económica, política y social del proletariado, y esa esclavitud no puede ser abolida sin que los proletarios se pongan de acuerdo sobre los medios que hay que emplear para hacer pedazos el yugo: ¡de ahí la necesidad de que sea libre la manifestación del pensamiento!

Es indispensable que la sentencia dictada por el juez Trippet sea revocada, para impedir que ella sirva de base para que la Autoridad suprima toda la Prensa obrera. La sentencia contra Regeneracón, es una amenaza contra toda la Prensa proletaria. De ahí la necesidad de la ayuda de todos. Ayuda moral y ayuda material.

Compañeros de cadenas: el sistema capitalista rueda hacia un sepulcro, y en su agonía da las últimas dentelladas. La insensata persecución a la Prensa anarquista, desplegada en estos últimos meses, no tiene otro objeto que retardar el total derrumbamiento del edificio de la tiranía económica y autoritaria. The Woman Rebel4The Alarm5The Blast6VoluntadRevolt7Volné Listy8Temple Talks9 y Regeneracón, han sido condenados a muerte por las autoridades postales, y la vida de estos periódicos depende ahora exclusivamente de la generosidad de sus lectores, pues sus gastos de expedición son crecidísimos.

Unámonos todos en una campaña pro-libertad del pensamiento, que el asunto es bastante serio para ser visto con indiferencia.

 

Ricardo Flores Magón


1 El 18 de febrero de 1916, las oficinas de Regeneración en Edendale fueron asaltadas por el deputy marshal Feston G. Thompson, siendo arrestados en el operativo Ricardo y Enrique Flores Magón. William C. Owen, a quien también se le buscaba, al no estar en el lugar, evadió el arresto. Estando ya formado el número 226 del semanario correspondiente al día 19, se introdujo una pequeña nota sobre el incidente “Arresto de los compañeros Magón” en su segunda página. A partir del siguiente número, 227, con fecha 26 de febrero y hasta el número 240 del 8 de julio, los editores de Regeneración optaron por el uso de seudónimos. Los artículos publicados bajo los seudónimos utilizados por Ricardo Flores Magón en esos meses se encuentran compilados en el volumen Artículos Seudónimos. II (1916).

2 Emma Goldman (1869-1940). Militante ácrata y escritora feminista de origen lituano. Se estableció en Estados Unidos hacia 1885. A raíz de la tragedia de Haymarket, en 1886, se afilió al anarquismo. En Nueva York frecuentó los grupos libertarios en los que tenía gran influencia el anarquista alemán Johan Most. Desde comienzos del siglo XX destacó como oradora y se perfiló como una de las más influyentes figuras del anarquismo en Estados Unidos. En 1901 se le culpó de inspirar el atentado que le costó la vida al presidente William McKinley. Fundó la revista ácrata Mother Earth (Nueva York), en cuyas páginas expuso las principales preocupaciones políticas y doctrinarias del anarquismo; desde 1907, se solidarizó con la causa del PLM, defendiendo el carácter libertario de la misma. En el contexto del llamado Red Scare, en 1917, fue procesada por hacer propaganda contra la guerra y el servicio militar obligatorio. Expulsada de los Estados Unidos un par de años después, se estableció brevemente en la naciente Unión Soviética junto con su compañero sentimental, Alexander Berkman. Se refugió en Francia y posteriormente en Canadá. En 1936 hizo propaganda en favor de los anarquistas que combatían en la guerra civil española. Murió en Toronto.

3 Alexander Berkman (1870-1936). Militante anarquista de origen lituano. Emigró a los Estados Unidos en 1888, estableciéndose en Nueva York, donde se vinculó estrechamente con la comunidad ácrata alemana. En 1892, en represalia por el asesinato de obreros con que se resolvió la huelga de Homestead, atentó contra el empresario siderúrgico Henry Clay Frick. Fracasó, pero fue condenado a 22 años de prisión. Al salir de la cárcel participó en la fundación de la revista Mother Earth, junto con Emma Goldman. En 1916 fundó el periódico antimilitarista The Blast (San Francisco). Fue deportado a Rusia en 1919, donde permaneció hasta 1922. Huyó posteriormente a Francia, perseguido por el incipiente régimen bolchevique. Se quitó la vida en 1936.

4 The Woman Rebel. Publicación mensual de “pensamiento militante”. Apareció en marzo de 1914 en Nueva York, editada por Margaret H. Sanger. Entre sus colaboradoras estaban Ethel Cole, Emma Goldman, Alixe Humane, Dorothy Kelly, Elizabeth Kleen, Nora Mann y Clara Newcome. Defendió las causas de las mujeres trabajadoras, el amor libre, la anticoncepción y la maternidad voluntaria, así como la defensa de las prostitutas. Apoyó la defensa de los Mártires de Texas.

5 The Alarm. Revista anarquista editada en Chicago entre 1915 y 1916 por Lucy E. Parsons y V. Dolen. Entre sus colaboradores estaban Aaron Baron, William T. Brown, George Duval, Nina Van Zandt Spies y Wayne Walden. Una de sus causas fue el apoyo a la causa magonista. En su número 8, de mayo de 1916, apareció el artículo “Mexico and the Magons”, de George Duval.

6 The Blast. Publicación anarquista editada por Alexander Berkman, en San Francisco. Se editaron 29 entregas. La primera apreció el 15 de enero de 1916 y la última el 5 de junio de 1917, cuando su editor fue encarcelado y deportado por su oposición a la guerra. Entre sus colaboradores estuvieron Emma Goldman, Margaret Sanger, Charles Erskine, Scott Wood, Sara Bard Fiel, Tom Mooney, Enrique Flores Magón y los caricaturistas Robert Minor y Ludovico Caminita. The Blast apoyó la causa de Regeneración y contribuyó a las campañas de la defensa de Ricardo y Enrique Flores Magón, cuando estuvieron presos. En sus páginas aparecieron los artículos: “Reflections: The Magón Case” y ”Reflections: Hail to the Magóns!”, de Alexandr Berkman, y “Think of the Magóns,” de Edgcumb Pinchon. En el número 22 de la revista, correspondiente al 1 de diciembre de 1916, Enrique Flores Magón publicó el texto “Carranza’s Doom”.

7 Revolt. “The voice of the militant worker”. San Francisco, California (1911-1912). Director: Tom Mooney. Editores: Austin Lewis, William McDewitt y Nathan L. Griest. Semanario socialista, órgano de la sección californiana del Partido Socialista de Estados Unidos.

8 Volné Listy. “Casopis sirci zásady bézvládi” (Páginas Libres. “Revista de divulgación de principios anarquistas”). Nueva York, Estados Unidos (1890-1917). Publicación mensual escrita en bohemio. Se trata del más importante órgano impreso de los anarquistas de origen checo en los Estados Unidos. En septiembre de 1911 abrió en sus columnas una suscripción a favor de la revolución de México. Mantuvo un vínculo cordial con Regeneración hasta 1916.

9 Refiérese a la publicación mensual Tempel’s Talk de San Francisco, California, dirigida por el Dr. Reighley. “Príncipe en teología, heredero al trono azteca… hombre de sesenta años, alto, semirubio y bien peinado, cuya trenza le bajaba hasta la cintura. No usaba sombrero, sino una cinta tejida de ixtle, como la que llevan los indios yumas» (Blas Lara Cáceres).

Por todas partes oímos hablar mal de los inquietos. Las personas sensatas los distinguen con su desprecio; las gentes decentes evitan su contacto. Sin embargo, el progreso humano obra es de los inquietos.

Desgraciada será la humanidad si en un momento dado desaparecieran todos los inquietos de la Tierra. La ausencia de esos motores del progreso, marcaría el comienzo de una marcha hacia atrás de un regreso a la barbarie.

Sin el pensamiento y sin la acción de los inquietos, la humanidad no tendría Historia, como no la tiene el rebaño. La primera página de la Historia quedó escrita cuando el primer inquieto fabricó la primera hacha de piedra. La Ciencia, el Arte, la Libertad obra son de los sesos, los músculos y la sangre de todos los inquietos.

Sócrates, Jesús, Espartaco, Newton, Bakounine, Praxedis G. Guerrero, Margarita Ortega, ¡sublimes inquietos!

El inquieto (Colón) derriba con su audacia la teoría de la forma plana de la Tierra, mientras otros inquietos (los Gracos) afirman el derecho que todo ser humano tiene de aprovecharse de la Tierra para obtener su subsistencia. Franklin, esclaviza el rayo, y Bruno alarga audazmente el brazo a través de las estrellas, para traer a Dios ante el tribunal de la Razón.

Sin los inquietos, la humanidad sería una agua estancada poblada de gusanos. Sin los inquietos, la Historia escribiría su última página y arrojaría el volumen al Olvido.

Sin los inquietos, la máquina de vapor, el tranvía eléctrico, el zeppelín, el aeroplano, la telegrafía inalámbrica y el submarino continuarían durmiendo en las sombras de la ignorancia amamantada por las religiones.

El inquieto rasga las tinieblas de las supersticiones y hace brillar la Verdad que ilumina el camino que conduce hacia la Libertad y la Justicia.

El mundo marcha gracias a los esfuerzos de los inquietos y el mundo les paga sus servicios con el salivazo, el presidio y el patíbulo. El precio del sacrificio nunca ha sido otro que el escarnio y el martirio. Las personas decentes y sensatas no conocen otra moneda.

 

Ricardo Flores Magón

Tenemos en nuestro poder datos abundantes que confirman las repetidas denuncias que hemos hecho del bárbaro tratamiento que reciben en los campos penales del Estado de Texas, nuestros compañeros Rangel, Cline, Cisneros, Alzalde, Luz y Bernardino Mendoza, Perales, Lino y Jesús González, Martínez, Vázquez1 y Rosas.

Las narraciones que leemos en los libros sobre el cruel tratamiento que sufren en los presidios de Siberia las víctimas de la tiranía de la autocracia rusa, resultan pálidas si se compara con los tormentos a que están sujetos los compañeros que se encuentran bajo las garras de los tiranuelos texanos. No hay tormento que no se les aplique, no hay humillación que no se les inflija. Semidesnudos, descalzos y sin sombrero tienen que trabajar nuestros hermanos, bajo el látigo de los capataces en los campos agrícolas de la Siberia texana, atormentados por el sol en verano, ateridos de frío en el invierno, debilitados por el trabajo, por el maltrato y por los nauseabundos alimentos que los verdugos les arrojan a sus pies.

La vida de estos mártires es amenazada a cada momento: una mirada dirigida a un capataz, es un delito que se castiga con la muerte. ¡Recordad a Lucio R. Ortiz!

Los golpes menudean: rendidos por las privaciones, la fatiga y la inclemencia del clima, nuestros hermanos se sienten desfallecer, los capataces descargan sobre ellos golpes brutales hasta dejarlos tendidos sin sentido. Entonces para revivirlos, les arrojan baldes de agua, y se reanuda la tarea fatigosa, y vuelve a los golpes, y se repite la operación del agua hasta que llega la hora de regresar a los calabozos.

Imaginaos, trabajadores, los tormentos de estos mártires de vuestra causa. Considerad, hermanos de cadenas, la miseria y la tristeza que reinarán en los humildes hogares de nuestros compañeros presos.

Pensad, proletarios, en la parte que os toca en la responsabilidad de tanta injusticia, porque los tiranos no son los únicos responsables de este crimen de lesa humanidad y de lesa civilización. Responsables somos todos los oprimidos que con nuestra apatía permitimos que la civilización sea ofendida a la luz del día, a la vista de todos, sin que haya una voz que clame justicia, sin que haya un brazo que detenga el crimen.

Los presos de Texas, más que las víctimas del capitalismo, son las víctimas de nuestra indiferencia y de nuestra cobardía. Reivindiquémonos tendiendo nuestras manos a los bravos que cayeron como buenos en su intento de romper las cadenas que nos esclavizan.

 

Ricardo Flores Magón


1 Leonardo López Vázquez (Múzquiz, Coahuila, 1893- 19¿?). Miembro de partida revolucionaria encabezada por José María Rangel, capturada en Texas en septiembre de 1913, conocida como los Mártires de Texas. Herido en una pierna en el enfrentamiento con rangers el 13 de septiembre en Carrizo Springs. En primera instancia fue sentenciado a 15 años de prisión por el asesinato de Candelario Ortiz pese a que comprobó que no estaba en el lugar en el momento en que José Guerra ejecutó al ranger; sentencia que fue revocada por un tribunal de Austin en junio de 1914. Sometido a un nuevo juicio fue sentenciado a 25 años en la cárcel de Huntsville, Texas. Probablemente fue liberado en 1926, gracias a la intervención del abogado Henry Weinberger y del Comité Pro-presos de Texas, formado por los veteranos Blas Lara y Gabriel Rubio.

Tenemos a la vista el primer número de Fuerza Cerebral1 que ha aparecido en Nueva York.

El Grupo Editor del nuevo colega, explica así su aparición: Fuerza Cerebral surge a la vida y a la lucha respondiendo a una necesidad y a una tendencia, tendencia y necesidad que procuraremos orientar y satisfacer.”

Y termina de esta manera: “Para dar muerte a la sociedad se necesita una LUZ y un HACHA; HACHA y LUZ, queremos que sea “Fuerza Cerebral.”

Bienvenido el valeroso colega. Nuestro aplauso a los componentes de su Grupo Editor.

La teoría es buena; pero es estéril si no va acompañada de la acción. Así lo comprenden los compañeros de Fuerza Cerebral.

Se hace sentir la necesidad de periódicos anarquistas como Fuerza Cerebral hoy que, empleando las mismas palabras del querido colega, “los anarquistas militantes parecemos haber emprendido el camino del platonismo, olvidando lastimosamente que la vida es fuerza y que la sociedad está sostenida con cañones”.

El primer número de Fuerza Cerebral contiene artículos escritos en el lenguaje llano, sencillo, al alcance de todos, que deben emplear los compañeros que de veras se preocupan por educar a las masas populares.

Leed Fuerza Cerebral

Pídase a A. Rodal, 305 E. 115 St., New York, N. Y.

 

Ricardo Flores Magón


1 Fuerza Cerebral. “Periódico anarquista”. Nueva York (1916). Editado por el Grupo Z. A. Rodal, administrador.

El sábado 22 de este mes, a las dos de la tarde, una bomba encerrada en una petaquilla de mano, hizo explosión cerca de la esquina de las calles Market y Steuart, en San Francisco, abriendo una brecha considerable entre los individuos que, a esa hora y en dicho punto, marchaban en una procesión organizada por la burguesía para enardecer el espíritu patriótico de las masas y ponerlas en aptitud de admitir la militarización de los Estados Unidos, sueño dorado de todos aquellos que tienen interés en que perdure el actual sistema de explotación del hombre por el hombre.

La explosión causó la muerte de seis personas e hirió a más de cuarenta.

Un día antes, la prensa de San Francisco recibió este mensaje, que traducimos de los diarios americanos: “Nuestras protestas han resultado inútiles en lo que concierne a esta propaganda de preparación militar, y por lo tanto, vamos a poner en práctica la acción directa el día 22, acción que tendrá resonancia en todo el mundo y mostrará que San Francisco sabe ahora que el militarismo no puede ser impuesto sobre nosotros y nuestros hijos sin encontrarse con nuestra protesta violenta.

“Lo que va a acontecer demostrará que estamos resueltos a recurrir a todo extremo, tal como lo hace la clase dominadora, para salvar las piltrafas de democracia que quedan todavía.

“Si tomáis esto como broma corréis el peligro de despertar bruscamente a la realidad. Hemos jurado cumplir con nuestro deber para con las masas populares y enviamos esta advertencia de peligro a todos aquellos que se ven forzados a marchar en estas paradas de preparación militar para no verse despedidos de sus trabajos, pues nuestra intención es solamente dar una lección a los patriotas hipócritas que claman guerra, pero que nunca sufren los horrores de ella.

“Sírvase pedir a la Cámara de Comercio que marche formando un grupo compacto, si sus miembros desean probar que no son cobardes. Una copia ha sido enviada a todos los periódicos. Hemos cumplido con nuestro deber.

Firmado: “Los desterrados resueltos de los gobiernos militares de Italia, Alemania, Estados Unidos y Rusia.”

La policía tuvo noticias de esta comunicación; pero creyó que se trataba de una broma y no dio importancia al asunto, a pesar de que, según el “Times”, muchas cartas y tarjetas postales fueron recibidas por los burgueses organizadores de la parada, advirtiéndoles del peligro que corrían si ella tenía lugar. Una de esas tarjetas, recibida por una casa manufacturera, traducida al español, dice así: “Resolvemos, que todo creyente en la libertad y la democracia deberá demostrar su patriotismo adoptando todos y cada uno de los medios que encuentre a la mano, para exterminar a los patrioteros brutales, codiciosos, parasitarios, promotores de latrocinios y guerras que obligan a sus trabajadores a darse de alta en las organizaciones militares y a marchar en la parada de preparación militar.”

Esta tarjeta, fechada y depositada en el correo de San Francisco el 17 de este mes, está firmada de este modo: “Liga Libertad de Trabajadores.”

*          *          *

Ahora los cuerpos policiacos de San Francisco, Los Ángeles, Chicago y otras ciudades, buscan con actividad al individuo o individuos que hayan hecho explotar la bomba, o que, de alguna manera, hayan contribuido a la perpetración de acto. Los nombres de Emma Goldman y de los hermanos Magón, se mencionan insidiosamente en las noticias de la prensa rotativa, más por costumbre de conectarnos con actos de protesta, o de molestarnos con cualquier pretexto, que por haber sido encontrado algún indicio que arrojase sobre nosotros la más leve sospecha.

Los Grupos anarquistas de San Francisco están siendo objeto de una vigilancia extrema, según lo confiesa la prensa burguesa, y muchos miles de dólares se ofrecen de recompensa para quien denuncie al autor o los autores del hecho.

*          *          *

Sea anarquista o no lo sea el autor de la explosión en las calles Market y Steuart, es cosa de poca importancia para el observador y el estudioso. Esa explosión revela solamente este hecho: que el pueblo americano no está a favor de la política de militarizar el país, y, al decir pueblo americano queremos referirnos solamente al pueblo trabajador, al explotado.

Los trabajadores americanos han mostrado de diversas maneras su oposición al deseo que los capitalistas tienen de aumentar el ejército de los Estados Unidos, porque ven en esa medida un peligro para las pocas libertades que la arrogante burguesía ha dejado con vida. El trabajador americano comprende que el ejército no es una organización popular destinada a defender la patria, sino una fuerza que tiene por objeto sofocar las protestas de los de abajo cuando ellas pongan en peligro el bienestar de los de arriba.

La burguesía americana es inteligente. Ella comprende que se acerca el día en este país en que los trabajadores emplearán como regla la violencia para dirimir sus luchas con el Capital. Todo indica que el cruzamiento de brazos será la excepción y que la acción será la regla. Los acontecimientos de estos últimos años ocurridos en las huelgas de los trabajadores de este país, demuestran, que el Trabajo va adoptando tácticas más agresivas contra los usurpadores de la riqueza social, y la burguesía se prepara para hacer frente a la situación que se avecina, apelando al único medio que tiene a la mano para conjurar la crisis y salvar sus privilegios: la militarización del país.

La militarización de los Estados Unidos es la muerte del último resto de libertad que todavía queda aquí, es la transformación del país en un inmenso cuartel con jefes que mandan y soldados que obedecen a ojos cerrados y los proletarios americanos se oponen a esa condición.

Si alguna lección hay que aprovechar de la explosión de las calles Market y Steuart, es que el pueblo se opone a la militarización.

 

Ricardo Flores Magón

Con la cooperación del incansable compañero Francisco N. Martínez1, nuestros compañeros de Hamlin, Texas, han organizado un Grupo al que dieron el nombre de “Fraternidad Humana”.

Reunidos en el humilde hogar del compañero Gumersindo Moncallo2 los simpatizadores de los principios anarquistas condensados en el Manifiesto de 23 de Septiembre de 1911, el día 16 de Julio se pusieron de acuerdo para activar la propaganda de dichos principios, procurar ayudar a Regeneracón y prestar su apoyo a los compañeros que sufren en las prisiones de este país.

Resultó electo Secretario el compañero Gumersindo Moncallo.

Los compañeros que forman el nuevo Grupo son los siguientes: Sabino Estrada, Felipe Jaramillo3, Martín Villanueva, Octaviano Navarrete4, Felipe Estrada, Jesús Álvarez5, Francisco S. Valenzuela, Aniceto S. Moncallo6, Úrsulo Moncallo, Onofre Sotelo, Jesús Montemayor, Francisco Marmolejo, Romualdo Jaramillo7, Luis G. Villalobos8, Toribio Rosas, Alejandro Jaramillo9, María Jaramillo10, Nicolasa S. de Moncallo11, Sabina M. de Rosas12, Leocadia M. de Jaramillo.

El nuevo Grupo ha quedado adherido al Partido Liberal Mexicano.

El ejemplo de los entusiastas compañeros de Hamlin debe ser imitado por los compañeros de otras localidades. Hay que hacer algo, hay que moverse, hay que hacer a un lado la indiferencia. El enemigo no duerme; en vela debemos estar nosotros. El enemigo no descansa; incansables debemos mostrarnos a nuestra vez.

Enviamos nuestro abrazo fraternal a nuestros hermanos de Hamlin.

 

Ricardo Flores Magón


1 Francisco N. Martínez. Agricultor. Participó en el movimiento armado liberal en Coahuila (1912). Representante general del Club Regeneración “Justicia y Amor” de Burkett, Texas, organizado en mayo de 1913. Organizó en Santa Anna, Texas, entre los labriegos simpatizantes de Regeneración el cultivo de un acre sembrado de algodón por labriego para el pago del déficit del periódico.

2 Gumersindo Moncallo (o Moncayo). Miembro del grupo Regeneración “Tierra, Libertad y Justicia” de Arson, desde 1911. Junto con Vicente Miranda, Alejo Santos, Antonio Estrada y Marcos Rodríguez, reorganizó el grupo liberal de Arson, en febrero de 1912, bajo el nombre de Grupo “Ricardo Flores Magón”. Hacia septiembre de 1916 hizo suya la propuesta de Hermenegilda Ávila de Weir, Texas, para cooperar con cinco dólares por persona para el sostenimiento de Regeneración.

3 Felipe Jaramillo. Hacia septiembre de 1916 hizo suya la propuesta de Hermenegilda Ávila de Weir, Texas, para cooperar con cinco dólares por persona para el sostenimiento de Regeneración.

4 Octaviano Navarrete. En diciembre de 1916, fue acusado de robo de caballos y enviado a la cárcel de Pecos, Texas.

5 Jesús Álvarez. Adherente al “Programa de los 3 Puntos” en marzo de 1916.

6 Aniceto S. Moncallo. Residente de Arson, Texas. Miembro del PLM desde febrero de 1911. Mantuvo contacto con los miembros de Regeneración hasta marzo de 1917.

7 Romualdo Jaramillo. Residente de Arson, Lockhart, Sylvester y Hamlin, Texas. Miembro del grupo Regeneración “Tierra, Libertad y Justicia” de Arson, desde 1911.

8 Luis G. Villalobos. Hacia septiembre de 1916 hizo suya la propuesta de Hermenegilda Ávila de Weir, Texas, para cooperar con cinco dólares por persona para el sostenimiento de Regeneración.

9 Alejandro Jaramillo. Miembro del grupo Regeneración “Tierra, Libertad y Justicia” de Arson, desde 1911.

10 María Jaramillo. Miembro del grupo Regeneración “Tierra, Libertad y Justicia” de Arson, desde 1911.

11 Nicolasa Soto de Moncallo. Miembro del grupo Regeneración “Tierra, Libertad y Justicia” de Arson, desde 1911.

12 Sabina Moncayo de Rosas. Miembro del grupo Regeneración “Tierra, Libertad y Justicia” de Arson, desde 1911.

La explosión de la bomba de San Francisco ha servido de pretexto a las autoridades para iniciar una serie de atropellos contra anarquistas, unionistas y socialistas que más se han distinguido por su actividad en las luchas del Trabajo contra el Capital.

Nueve miembros de la clase trabajadora han sido arrestados, aun cuando sobre ellos no recae la más ligera sospecha de ser los responsables del acto de protesta contra la militarización del país. A uno de ellos, Billings1, se le ha sometido a la tortura para hacerlo declarar en el sentido que conviene a los que tienen interés en deshacerse de proletarios que, por su devoción a la causa de los desheredados, son la pesadilla de los hartos.

Todo lo que deja traslucir este asunto indica que las autoridades no tienen el menor empeño de descubrir la verdad, sino de deshacerse de los enemigos que más teme la clase parasitaria.

Las oficinas de The Blast, valeroso periódico anarquista que edita nuestro camarada Alexander Berkman, fue objeto de un cateo policiaco. Los esbirros se apoderan de la correspondencia sin pedirle permiso a nadie; el “sagrado” derecho de propiedad privada hollado por la señora ¡Autoridad!

La Autoridad es celosa defensora de la propiedad privada de los ricos. En el caso de nuestro querido amigo Alexander Berkman se trataba de la propiedad privada de un proletario, y todavía más, de un anarquista. Ser proletario y por añadidura anarquista, debe ser blanco de todas las salivas. El ideal anarquista es una cumbre que invita al rayo, ¡ay! Pero también a la pezuña.

La oficina de un periódico anarquista es un lugar sagrado, una torre de elevados pensamientos, porque en ella es donde toman forma de expresión los dolores y las angustias de la plebe; de ella es de donde sale la palabra colérica del esclavo que forcejea por romper sus cadenas; de allí brota el pensamiento rebelde que prende una luz en cada conciencia y pone una piedra en cada mano. Por eso de tiempo en tiempo se ve invadida la oficina del periódico anarquista, por las bestias de los verdugos del pueblo.

No nos extrañan, no deben extrañarnos los atropellos policiacos de San Francisco. No hay expediente del que no eche mano la tiranía para perpetuar la opresión.

 

Ricardo Flores Magón


1 Refiérese a Warren Knox Bilings (1893-1972). Zapatero y agitador obrero, partidario del sindicalismo revolucionario, originario de Nueva York. Se estableció en San Francisco hacia 1912 y al año siguiente fue procesado por posesión de dinamita mientras participaba en una huelga de trabajadores de la Pacific Gas & Electric. Fue absuelto por falta de pruebas pero, por un acuerdo patronal, resultó inhabilitado para trabajar a causa de sus actividades sindicalistas. Desde 1915 se dedicó a la propaganda contra la guerra en Europa y, sobre todo, contra la intervención de Estados Unidos en la misma. Luego de un juicio amañado fue hallado culpable de complicidad con Thomas Mooney, en el lanzamiento de una bomba contra una manifestación militarista en San Francisco (la “Preparedness Day Parade”), que causó decenas de muertos y heridos. Fue condenado a cadena perpetua y conducido a la prisión estatal de Folsom, California. A pesar de las ostensibles irregularidades del juicio, las autoridades californianas se negaron a revisar la sentencia, hasta la década de 1930. Fue liberado en 1939, tras ser conmutada su pena por orden del gobernador Culbert L. Olson; no fue oficialmente “perdonado” sino hasta 1962. Al salir de la cárcel, Billings se sumó a las actividades de la American Federation of Labor (AFL).

Carranza es un radical hasta cierto punto. Es lo que los “decentes” llaman: un buen radical, esto es, un hombre que habla de expropiación legal, de una expropiación que no deje sin compensación al burgués, pues, para él sería casi inhumano despojar al rico de “sus” tierras de “sus” fábricas de “sus” casas solo para que los desheredados tuvieran pan, vestido y albergue.

Carranza, en una palabra, quiere que la tierra del rico sea aprovechada por el pobre; pero pagándosele al rico el valor de la tierra. ¡Es natural! Carranza mismo es rico, posee extensos terrenos y no puede ser partidario de la idea de que sus tierras pasen a poder de los proletarios, sin recibir él su valor en dinero contante y sonante.

Eso es lo que se desprende, al menos, de un editorial que publica su periódico, “El Pueblo”, de la ciudad de México, en su edición de 9 de este mes. En dicho editorial se hace referencia a un manifiesto calzado con la firma de Pablo Rueda Gálvez1, que lleva como encabezado estas palabras: “A los trabajadores que quieran ser verdaderamente libres”, y en el que se lee esta frase revolucionaria: “El campo está abierto, ¡tomemos posesión del campo!”

En buena hora que sea así, dice Carranza, pero siempre que se le pague al terrateniente el valor de la tierra que se tome, y para fundar su opinión, cita una llamada Ley de lo Selecto, que impera en Australia, por la cual, si un individuo no cultiva un pedazo de tierra, cualquiera puede pedir que se le aplique dicha porción territorial pagando, por supuesto, el valor de la tierra.

Eso es lo que quiere Carranza para México, porque, como dice su periódico. “La Revolución, hecha Gobierno es, ante todo y sobre todo, organizadora y por tanto respetuosa de la PROPIEDAD JUSTA” (con mayúsculas en el original).

Parece mentira que en este periodo de la Revolución en que el llamado derecho de propiedad privada ha perdido todo su prestigio entre el proletariado mexicano, se hable todavía de compensar al burgués por lo que el desheredado le toma en el ejercicio del derecho de los derechos, del DERECHO DE VIVIR.

Si la finalidad de esta Revolución no ha de ser la conquista del DERECHO DE VIVIR, sale sobrando tanta sangre, es por demás tanto sacrificio.

El proletariado mexicano se levantó armas, no para darse gusto de derribar un gobierno para imponer otro, sino para librarse de la miseria y de la tiranía, y la miseria y la tiranía solamente podrán desaparecer cuando hayan dejado de existir el rico y el gobernante, en suma, cuando haya sido abolido el derecho de propiedad privada que hace posible que un hombre se enriquezca a expensas de los demás y que hace necesaria la institución llamada gobierno para que proteja los intereses del rico.

Si la Revolución no ha conquistado el DERECHO DE VIVIR, es porque hay todavía muchos que se espantan ante la idea de una sociedad en la que no exista el principio de Autoridad: pero es bueno que esos miedosos se fijen en las mismas palabras emanadas de la prensa carrancista para que se convenzan de que gobierno es tiranía y pierdan la esperanza de recibir de un gobierno la libertad y el bienestar a que aspira con tanta justicia todo ser humano. Dice el periódico carrancista: “La Revolución, hecha Gobierno es, ante todo y sobre todo, organizadora de la PROPIEDAD JUSTA”.

La propiedad justa para la burguesía, es la que está amparada por títulos legales, y el gobierno carrancista, como gobierno, tiene forzosamente que respetar los títulos de propiedad.

Ya es tiempo de desengañarse: el remedio a tanto mal está en la toma de posesión por el pueblo, de la tierra, la maquinaria y todo cuanto existe para el beneficio de todos. Eso no puede obtenerse bajo ningún gobierno, sino en medio de la Revolución, pues todo gobierno tiene que ser respetuoso del derecho de propiedad.

La expropiación sin compensaciones de ninguna clase: ¡este es el remedio! La Revolución está próxima a cumplir su sexto año de existencia. Durante todo este tiempo, todos hemos visto que en las regiones en que operan las fuerzas expropiadoras zapatistas, salgadistas y de otras denominaciones, reinan la abundancia y el bienestar, mientras la miseria y la tiranía imperan en las regiones dominadas por el carrancismo, en las que el pueblo no tiene el derecho de apropiarse la riqueza social.

Acabar con el carrancismo, acabar con todo aquello que se oponga a que el pueblo se apodere de la riqueza que retienen en sus manos los burgueses, es un deber sagrado. Soldados carrancistas: si no queréis haceros cómplices de vuestros jefes, rebelaos contra ellos e invitad al pueblo a que tome posesión de la tierra, de la maquinaria y de todo cuanto existe, para el beneficio de todos. Solamente así podréis aspirar al título de soldados de la Libertad, y honraréis la mancha vergonzosa de ser los esbirros de la tiranía.

 

Ricardo Flores Magón


1 Pablo Rueda Gálvez. Sindicalista y político afiliado al constitucionalismo. En 1916, suscribió un manifiesto llamando a tomar “posesión del campo”. En marzo de 1918 envío un ocurso a la Cámara de Diputados solicitando se abriera una averiguación sobre la forma en que habían rematado los restos del cañonero Morelos. Fue diputado XXVII Legislatura.

Bajo la dictadura de Porfirio Díaz era cosa común y corriente ver que en una negociación se pagaba al obrero mexicano, por el mismo trabajo, la mitad de lo que ganaba un obrero americano. Díaz había dado la orden de que no se aumentase el salario de los obreros mexicanos, para que éstos no adquiriesen nuevas necesidades y se hicieran más exigentes.

Lo mismo pasó bajo el dominio de Carranza, a pesar de que este bandido asegura que su gobierno vela por el bienestar de la clase trabajadora, y si durante el reinado de Porfirio Díaz se ametrallaba a los trabajadores que protestaban contra la injusticia de verse tratados como inferiores a sus hermanos de clase de otras razas, se les fusila igualmente hoy después de cerca de seis años de Revolución en que el proletario ha derramado generoso su sangre. Por supuesto que tales monstruosidades se ven solamente en territorio controlado por fuerzas carrancistas.

La compañía minera de Cananea, Estado de Sonora, contando con el apoyo de Carranza desea continuar humillando al trabajador mexicano pagándole menos que lo que acostumbra pagar al trabajador americano por el mismo trabajo. Los trabajadores mexicanos justamente indignados, se han amotinado, considerando deshonrosa la distinción, y Carranza ha ordenado a su esbirro Plutarco Elías Calles, que someta al orden a los amotinados.

Elías Calles ha dispuesto que sean pasados por las armas todos aquellos que resulten responsables de los motines.

Díaz fue expulsado de México; pero sus métodos quedaron en pie, y continuaron en pie mientras los habitantes de las regiones en que domina el carrancismo no se decidan a rebelarse adoptando los principios proclamados en el Manifiesto de 23 de Septiembre de 1911.

Para poner una hasta aquí al crimen, los habitantes de las regiones dominadas por Carranza no tienen otra cosa que hacer que levantar una horca para cada jefe o aspirante a gobernante y declarar valerosamente que la riqueza social debe ser propiedad de todos.

 

Ricardo Flores Magón

Ya para entrar en prensa Regeneracón, llegó a nuestras manos el número 63 de “Prometeo”1, valeroso colega que se publica en Asunción, República de Paraguay, en el que nos informamos que su denodado director, el joven literato Leopoldo Ramos Giménez2, fue baleado por un sicario pagado por la burguesía paraguaya, para eliminarlo.

Leopoldo Ramos Giménez, con un valor que asombra, ha estado denunciando los crímenes que en las selvas paraguayas se cometen en las personas de los peones, crímenes que solamente pueden ser comparados con los que perpetraba la burguesía mexicana en Valle Nacional y en Yucatán bajo la férula de Porfirio Díaz. Leopoldo Ramos Giménez ha hecho más: ha excitado a la rebelión a esos peones, y parece que los peones han despertado al llamamiento y se han rebelado contra sus opresores.

Por falta de espacio no entramos en mayores detalles. Baste sólo por hoy expresar nuestra simpatía para Ramos Giménez y nuestro odio intenso contra los verdugos de la humanidad.

 

Ricardo Flores Magón


1 Prometeo. Asunción, Paraguay. Director: Leopoldo Ramos Giménez. Revista ácrata y anticlerical paraguaya fundada el 1 de mayo de 1915. La publicación convocó a un Primer Congreso de la Liga Paraguaya del Libre Pensamiento.

2 Leopoldo Ramos Giménez (Villarrica, Paraguay, 1891-Asunción, Paraguay, 1988). Anarquista en su juventud. En 1911 se unió a la Unión Gremial del Paraguay, ocupándose de sus archivos de prensa. En mayo de 1915 fundó la revista ácrata y anticlerical Prometeo. Fundador del Centro Social Científico del Libre Pensamiento, cuya sede era la Sociedad de Resistencia de Oficiales Sastres. Colaborador de la revista modernista Crónica. En mayo de 1916 sufrió un atentado contra su vida, al ser baleado. En agosto del mismo año participó en la organización de la federación anarquista Centro Obrero Regional del Paraguay. En 1919 editó su primera obra para teatro La Bestia Blanca. A mediados de los años veinte transitó del anarcosindicalismo al nacionalismo. Fue redactor de La Unión, órgano del Partido Colorado. Escribió numerosos libros de poemas y obras nacionalistas. Fue miembro del Instituto Paraguayo de Letras y de la Sociedad Científica del Paraguay. En enero de 1941 asumió la dirección de El País, vocero oficioso del gobierno, y desde 1955 se encargó de la Subsecretaría de Informaciones de la dictadura del general Alfredo Stroessner, puesto que ocupó durante décadas.

La prensa carrancista anuncia con gran bombo que en Septiembre próximo tendrán lugar las elecciones municipales en las regiones controladas por las fuerzas de Carranza.

Ante la imposibilidad de cumplir sus promesas de dar pan y libertad al pueblo mexicano, Carranza lo entretiene con elecciones, o al menos, trata de entretenerlo.

¡Qué farsa! Al trabajador que tenga hambre no se le pondrá en la mano una torta de pan, sino que se le invitará a firmar una boleta electoral para que el candidato llene la panza, porque el que elige no come; come, el elegido.

De esa manera no se llegará en México a la paz, porque lo que necesita urgentemente el pueblo que tiene la desgracia de habitar regiones ocupadas por carrancistas, es pan, pan y más pan, y mientras no lo obtenga, la Revolución continuará en pie.

Ante tanta burla, ya era tiempo que se hubiesen convencido los que respetan el derecho de propiedad privada que el único remedio está en la expropiación y en la anarquía, como se aconseja en el Manifiesto de 23 de Septiembre de 1911 expedido por la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano.

 

Ricardo Flores Magón

Warren K. Bilings, Thomas Mooney1 y su compañera2, Edward Nolan3 e Israel Weinberg4, son las cinco personas arrestadas en San Francisco como resultado de la persecución desatada en el puerto californiano contra los anarquistas y radicales en general por la explosión de la bomba de las calles Market y Steuart el 22 de Julio, cuando pasaba la procesión militarista organizada por los burgueses de la ciudad.

Ninguno de los presos es anarquista, pues a pesar de los esfuerzos que hacen los perros del capitalismo llamados polizontes por conectar a los anarquistas con la explosión, no lo han logrado, con gran desesperación de los ventrudos burgueses que quisieran ver colgado a un anarquista de cada poste telegráfico.

Contra los presos no hay una sola prueba seria, y si se les tiene acusados de ser los autores de la explosión, eso se debe a que todos ellos se han mostrado muy activos en las luchas habidas contra la rapacidad capitalista en aquella región de California, y, naturalmente, los burgueses les quieren beber la sangre.

Aunque los presos no son anarquistas, debemos estar a su lado, acudir en su defensa todos los anarquistas, porque inocentes o culpables para la burguesía, son trabajadores, y trabajadores que se han distinguido por su abnegación en la gran batalla contra el capitalismo.

Nuestros camaradas Emma Goldman y Alexander Berkman, son objeto de un espionaje irritante por parte de los perros de la burguesía. ¡Un puntapié por el trasero a esos canes, compañeros, para que vayan a husmear a otra parte!

 

Ricardo Flores Magón


1 Thomas Joseph Mooney (1882-1942). Agitador obrero californiano. Líder de la facción radical de la California Federation of Labor. Afiliado al Partido Socialista norteamericano se desempeñó en 1912 como editor del periódico Revolt. Adquirió fama como escritor y orador entre los círculos obreros de la costa oeste de Estados Unidos. En 1914 organizó las movilizaciones obreras contra la United Railroads Co., de San Francisco. A partir de 1915 se dedicó a la propaganda contra la participación de Estados Unidos en la Guerra Mundial, lo que concitó el encono de la burguesía. Fue acusado de arrojar una bomba al paso de una manifestación militarista en San Francisco que causó la muerte a 10 personas. Condenado inicialmente a la pena capital, le fue conmutada por cadena perpetua. Menos de un año después de la condena se demostró que los testimonios inculpatorios eran falsos. Aun así, no salió en libertad sino hasta 1939.

2 Refiérese a Rena Mooney. Profesora de música y militante del Partido Socialista estadounidense. Compañera sentimental de Thomas Mooney, fue inculpada en el proceso por asesinato contra este y Warren Billings. Salió absuelta por falta de pruebas en su contra.

3 Edward D. Nolan. Secretario de la Liga Internacional de Defensa de los Trabajadores (International Worker’s Defense League), con sede en San Francisco, California.

4 Israel Weinberg. Los Ángeles, California (1916 – 1917). Wobblie. Contribuyó con Los Ángeles Branch Workers’ International Defense League for Magón Defense. Acusado, junto con Tom Mooney, Warren Billings, Rena Mooney y Edward Nolan, de colocar la bomba que estalló el 22 de julio de 1916 en Steuart Street, San Francisco, California, al paso de un desfile militarista organizado por financieros y empresarios con intereses en la industria militar. La bomba mató a 10 manifestantes. Ricardo y Enrique Flores Magón escribieron artículos en defensa de los acusados. Regeneración siguió el caso durante todo 1917. La acusación contra Weinberg y Rena Mooney no pudo ser probada y fueron liberados. Nolan no fue llevado a juicio. Tom Mooney y Warren Billings fueron sentenciados a prisión perpetua tras un juicio ridículo en el que el testigo principal aseguró que su “cuerpo astral” los vio depositar la bomba. El caso Mooney-Billings se hizo famoso y después de varios años y apelaciones fueron liberados en noviembre de 1938 por el gobernador Culbert Olson, en el contexto del New Deal.

Sin ser profeta se puede conocer el porvenir estudiando los hechos del presente.

La Revolución Mexicana es un hecho, o mejor, un conjunto de hechos que debemos estudiar no como un conjunto de hechos meramente mexicanos, sino como un fenómeno social y político que, quiérase o no se quiera, afecta a la humanidad entera y debe interesar por igual lo mismo al mexicano que al francés, al italiano como al ruso, al alemán y al americano y así sucesivamente. La Revolución Mexicana, en una palabra, es un asunto internacional, absolutamente internacional, más importante aún que la gigantesca carnicería europea, porque ésta, siendo como lo es el resultado de la envidia recíproca de las burguesías de las naciones en guerra, puede terminar en componendas, en pactos en que el llamado honor nacional sea salvado aunque los proletarios muertos en ella queden muertos y bien muertos.

La Revolución Mexicana, por el contrario, no puede terminar en pactos ni componendas, porque, hay que recordarlo bien, ella es el resultado de la injusticia y de la tiranía a que ha estado sujeto el pueblo mexicano durante cuatrocientos años, desde que los primeros aventureros comenzaron a despojarlo de sus tierras y a reducirlo al peonaje, y no es posible que termine la Revolución hasta que esa injusticia y esa tiranía hayan sido eliminadas.

Por eso vemos que la Revolución Mexicana se prolonga, se prolonga indefinidamente, y la paz que las personas superficiales creían que se cimentaría en unos seis meses de Revolución, es todavía una esperanza lejana después de seis años de convulsión revolucionaria, y continuará siendo mientras continúe existiendo suficiente número de trabajadores que no se atreva a desconocer resueltamente el llamado derecho de propiedad, causa de la miseria, de la desigualdad y de la tiranía.

Y a medida que la Revolución se prolonga, se hace más radical. El trabajador que tiene un fusil en la mano, ya no se conforma como antes con un cambio de gobernante; quiere algo mejor que eso, porque la experiencia le ha enseñado con sus duras lecciones que el pobre es siempre desgraciado ya gobierne Pedro, Juan o Pablo; quiere tener tierra qué cultivar, casa en qué guarecerse él y su familia; quiere, en suma, salir de la miseria, ser considerado como ser humano, ser libre, llegando los trabajadores inteligentes, cuyo número aumenta constantemente, a considerar el derecho de propiedad privada, el principio de Autoridad y la Iglesia de todas las religiones, como el obstáculo que hay que destruir para que el ser humano llegue a alcanzar su completa emancipación.

Este radicalismo se acentúa de momento en momento, y lo que es mejor, se manifiesta en hechos, en hechos de carácter anarquista que llenan de esperanza y de júbilo el pecho de los que ansían la regeneración de la especie humana.

Esos hechos son: las expropiaciones de los bienes que detenta la burguesía llevadas a cabo por muchedumbres proletarias; la ejecución de clérigos y representantes de la Autoridad. Cuando estos hechos se generalicen por toda la región mexicana, la caída del sistema capitalista se habrá cumplido. ¿Cuándo morirá el sistema capitalista y autoritario en México? Es imposible fijar una fecha; pero es posible asegurar por lo que se ve, que la Revolución Mexicana marcha hacia el comunismo anarquista a pesar de los esfuerzos de los políticos de todos los matices para desviarla y prostituirla.

Como demoledora de las instituciones burguesas, a cuyo fin marcha con paso seguro la Revolución Mexicana, es un movimiento que concierne a la humanidad entera. No es un problema exclusivamente mexicano: es un problema mundial. Es el problema del desheredado de todos los países; es la causa del hambriento contra el harto, y la humanidad entera está dividida en hambrientos y hartos. En consecuencia, lo que afecta a los hambrientos y a los hartos en México, tiene que afectar a los hartos y a los hambrientos del resto de la Tierra, y la tragedia mexicana no es más que un acto de la gran tragedia humana cuyos actores son, por un lado, los proletarios, por el otro, los capitalistas. En una palabra, es la gran lucha de clases que tiene que terminar cuando hayan desaparecido de la superficie de la Tierra el rico, el sacerdote y el gobernante, con sus títulos de propiedad, con sus biblias y con sus leyes.

Si los trabajadores del mundo en general no comprenden la significación mundial del movimiento mexicano, la burguesía de todos los países, por el contrario, sabe bien que en el seno del caos azteca se está forjando el rayo que ha de reducir a escombros la vieja estructura social del privilegio y de la tiranía. De aquí que todos los gobiernos, que como se sabe no son otra cosa que los perros guardianes de los intereses de la clase capitalista, estén interesados en que se sofoque de cualquier manera el movimiento rebelde de México, y que hayan nombrado como su representante para llevar a cabo ese crimen, al gobierno de los Estados Unidos.

La tarea, sin embargo, ha resultado superior a las fuerzas del gobierno americano, no porque a esta nación le falten los recursos necesarios para llevar a cabo una guerra de conquista en México, que los tiene de sobra, sino porque le faltan proletarios dispuestos a ir a matar a sus hermanos de clase que más allá del Bravo luchan por conquistar su libertad y su bienestar.

Todos los esfuerzos que hasta aquí ha hecho el gobierno americano por inducir al proletario de este país a darse de alta en el ejército para emprender la invasión general en México, han resultado infructuosos. La prensa burguesa americana, las asociaciones burguesas de todas denominaciones, las instituciones religiosas de toda descripción, los políticos de todos los partidos burgueses y los jefes y oficiales del ejército, han hecho esfuerzos sobrehumanos por crear entre el pueblo americano un sentimiento favorable a la militarización del país; y los llamados a las armas que se le han hecho han sido recibidos con desdén, como que la experiencia ha enseñado a los trabajadores que el soldado no es el defensor del débil, sino el verdugo a sueldo de la burguesía para asesinar a los proletarios, cuando éstos se atreven a ver frente a frente a sus señores.

El resultado de esto es que el gobierno americano no cuenta con el número de hombres que necesita para su empresa de invadir México y sofocar por el hierro y por el fuego las ansias de libertad del pueblo mexicano. Ni cuando las relaciones entre México y los Estados Unidos se hicieron tan tirantes que todos creían que la guerra entre ambos países era sólo cuestión de horas, pudo lograrse que el proletariado americano se agrupara al rededor de la bandera de las barras y las estrellas para ir en nombre de la patria a sojuzgar al pueblo mexicano. Con un buen sentido que le honra, el pueblo americano comprendió que detrás de las banderas de las patrias se escude en los intereses más ruines, las más mezquinas ambiciones, los apetitos más groseros, puesto que las banderas no son el símbolo del honor de los pueblos, sino trapos de colores que la burguesía mañosamente enseña a respetarlos, para que, cuando las instituciones burguesas estén en peligro, cuando peligren los caudales amasados con el sudor, la sangre y las lágrimas de los trabajadores, vuelen éstos a ofrendar sus vidas en aras de la codicia de sus amos.

Con la opinión pública en contra de la militarización del país, el gobierno americano se ha visto forzado a suspender, por lo pronto, la proyectada invasión y conquista de México; pero esa invasión tiene que ser efectuada, a no ser que la burguesía internacional renuncie a los privilegios de que goza de vivir en la holganza y en el lujo y en el despilfarro a costa de la esclavitud y del martirio de las masas proletarias.

Nunca podrá conformarse la burguesía con la idea de perder su posición privilegiada, y por lo mismo, echará mano a todos los recursos, pondrá en juego la máquina gubernamental que es su ángel tutelar, para poner en pie un ejército suficiente para dominar al pueblo mexicano, y como no hay esperanzas de que el proletariado americano se apreste voluntariamente a servir de carne de cañón en beneficio de los ricos, el primer paso que dará el gobierno americano será decretar la leva, obligar por medio de la fuerza a los trabajadores a que tomen un fusil para que defiendan los intereses de sus amos.

La leva será contestada con la insurrección del proletariado americano. No es posible imaginar que otra cosa ocurra, porque viéndose compelido el trabajador americano a tomar el fusil para ir a matar y a hacerse matar en México en beneficio de un puñado de bandidos, sin otra esperanza en caso de quedar con vida después de una contienda sin tregua ni cuartel, que continuar arrastrando la misma cadena que hoy arrastra, preferirá, a no dudarlo, rebelarse, arriesgar aquí mismo su vida con la esperanza de derribar el sistema que lo oprime e iniciar otro que le garantice una vida más humana, más libre.

Quienquiera que se tome la molestia de estudiar detenidamente ese hecho que se llama Revolución Mexicana, tiene que deducir las consecuencias que se anuncian en este artículo: estará en aptitud de leer el porvenir. La intervención de los Estados Unidos en los asuntos que se tramitan más allá del Bravo, será la provocación de la Revolución de este lado de la línea, porque el gobierno americano se verá precisado a decretar la leva entre los trabajadores americanos, y la leva será la espuela que impulse a este pueblo a encabritarse para derribar a los tiranos que lo oprimen.

 

Ricardo Flores Magón

Ya es tiempo que los mexicanos residentes de los Estados Unidos demos muestra de nuestra fuerza y de nuestra dignidad.

Hasta aquí, los mexicanos residentes en este país hemos sido el blanco constante de todas las injusticias. Explotados por el rico, maltratados por los agentes de la Autoridad, lynchados por turbas salvajes, cazados como fieras, despreciados y humillados hemos devorado en silencio nuestras amarguras y ante cada nuevo ultraje nos conformamos con retorcernos los brazos impotentes y cobardes.

Nuestra pasividad y nuestra cobardía solo han servido para que nuestros explotadores y nuestros tiranos se hagan cada vez más audaces en sus agresiones contra nuestros derechos y nuestra dignidad. La sumisión del de abajo envalentona al de arriba; la mansedumbre del débil invita al abuso y al maltrato por parte del fuerte; los déspotas oprimen mientras los oprimidos no enseñan los puños.

Ya es tiempo de que demos muestras de que somos hombres, de que tenemos dignidad los trabajadores mexicanos, para que en lo sucesivo se nos considere y se nos respete.

Doce hermanos nuestros de clase, doce trabajadores, doce hombres laboriosos, honrados, dignos, valientes, se pudren en los campos penales del Estado de Texas desde el 11 de Septiembre de 1913. Sus nombres os son familiares; mexicanos. Ellos son: Jesús María Rangel, Charles Cline, José Abraham Cisneros, Eugenio Alzalde, Luz Mendoza, Bernardino Mendoza, Pedro Perales, Lino González, Jesús González, Miguel P. Martínez, Leonardo Vázquez y Domingo R. Rosas.

¿Su delito? Abrigar en sus nobles pechos de trabajadores inteligentes y buenos, sentimientos de amor por sus hermanos de clase que sufren en México miseria y tiranía. Por ese delito, la burguesía americana, por medio de su sirviente fiel, el gobierno, los tiene encerrados por toda la vida a unos y a cumplir largas sentencias al resto de ellos en los campos penales del Estado de Texas.

Con Juan Rincón hijo1, Silvestre Lomas2, José Guerra3, José Ángel Serrato4 y Lucio R. Ortiz, los doce trabajadores presos, henchidos de entusiasmo sus generosos corazones que sólo han sabido latir para las empresas heroicas y los actos grandiosos en pro de los que sufren, encaminaban hacia México a tomar participación en la formidable contienda del pobre contra el rico, cuando por sorpresa fueron agredidos por un enjambre de bestias del capitalismo y del gobierno, resultando muertos Juan Rincón hijo, Silvestre Lomas y José Guerra, quien antes de morir dejo tendido en tierra a uno de los esbirros.

Los catorce trabajadores restantes fueron a sufrir condenas brutales. José Ángel Serrato logró fugarse de la prisión, y Lucio R. Ortiz murió a manos de uno de los carceleros. Los doce que quedan son víctimas de un tratamiento infame: descalzos, semidesnudos, debilitados por el hambre, el duro trabajo, enfermedades y los castigos, corriendo el peligro de ser asesinados de un momento a otro por guardianes sin corazón, esos mártires que son carne de nuestra carne y sangre de nuestra sangre, esos hermanos cuyo único crimen ha sido el de sacrificarse para la libertad y el bienestar de todos los que sufren hambre de pan y de justicia, vuelven en vano sus ojos en todas direcciones con la esperanza de descubrir en el negro horizonte que los rodea, los brazos poderosos de sus hermanos dispuestos a rescatarlos.

¿Qué hacíais entretanto por ellos, trabajadores mexicanos? Olvidarlos, dejarlos solos entre las garras de sus verdugos, cuando con un gesto de vuestra parte se abrirían las puertas del presidio y volvieran nuestros mártires a nuestros brazos de hermanos.

Si, con un gesto, un solo gesto vuestro, se descorrerán los cerrojos que aprisionan a vuestros hermanos de clase si os sentís hombres. Basta con que dejéis de trabajar un día, para que la burguesía asustada abra las puertas del presidio dejando en libertad a nuestros mártires.

¿Seréis incapaces de dejar de trabajar un día para vuestros explotadores? Si sois incapaces de sentir amor por los vuestros, bien merecéis que se os desprecie, que se os lynche, que se os explote y se os tiranice.

Ha llegado el momento en que el trabajador mexicano puede hacer sentir su fuerza. ¡A dejar el trabajo todos en un mismo día para significar con ello que demandamos, que exigimos la libertad de los prisioneros de Texas!

Que se paralicen por un día los trabajos en la sección del ferrocarril, en el campo, en la fábrica, en el taller, en la mina, en la fundición, donde quiera que con vuestro sudor fecundo creáis la riqueza de vuestros amos.

Eso bastará para que la tiranía ponga en libertad a los mártires de Texas y para que en lo sucesivo se os respete:

Todos los que estéis de acuerdo con la idea de dejar el trabajo por un día como señal de que queréis la libertad de los presos de Texas, comunicaos con la oficina de Regeneracón, P. O. Box 1236, Los Ángeles, Cal., para formalizar el proyecto.

Comunicad el proyecto a todos los trabajadores y trabajadoras mexicanos, haciendo comprender a todos la necesidad que hay de que el mexicano sea considerado y respetado.

Ante nuestra fuerza, la burguesía caerá de rodillas a nuestros pies.

¡A obrar!

 

Ricardo Flores Magón


1 Juan Rincón, hijo (¿?- Carrizo Springs, Texas, 1913) Hijo de Juan Rincón y Juana S. de Rincón. Miembro del Grupo Regeneración de San Gabriel, California, en el que también participaban sus padres y su hermana Juana. En mayo de 1913 se sumó al Grupo Regeneración “Los Rebeldes” de Los Ángeles, y se integró al equipo editor de Regeneración trabajando en su administración. Participó muy activamente en las protestas frente a la corte en junio de 1913, cuando Ricardo y Enrique Flores Magón, Anselmo L. Figueroa y Librado Rivera fueron sentenciados a una pena de un año cuatro meses de prisión en el penal de McNeil. En varios números del órgano del PLM de mediados de 1913 apareció un cintillo con una frase firmada por Juan Rincón Jr. que decía: “Los parásitos son los agentes del crimen”. Rincón dejó las oficinas de Regeneración para sumarse al grupo revolucionario de José María Rangel, que intentaba internarse en territorio mexicano en septiembre de 1913, cuando fue atacado por los rangers de Texas en Carrizo Springs, resultando muerto en el ataque. Según la crónica de Regeneración, tras haber quedado herido en el estomago, los sheriffs lo dejaron desangrarse mientras pedía agua que le fue negada. Antonio de P. Araujo, escribió: “Juan Rincón, hijo, miembro del grupo revolucionario de San Gabriel, California, se alistó en nuestras filas desde antes del comienzo de la Revolución. Aunque esta ocasión fue la primera en que se batía en el terreno de los hechos había consagrado lo mejor de su juventud a la propaganda revolucionaria. En Regeneración trabajó desde que los compañeros Flores Magón, Rivera y Figueroa fueron sentenciados. Y su trabajo fue tan constante y tan dedicado que lo hacía aparecer como un viejo luchador. Contestaba un sinnúmero de cartas y recordamos que durante tres o cuatro meses, él sostuvo la mayor parte de la correspondencia de Regeneración. Disponía de una inteligencia clara y libre de charlatanería.”

2 Silvestre Lomas. Minero. Miembro del Club Juárez y Lerdo de Bridgeport, Texas. En 2 de julio de 1909 firmó como representante del mismo una carta de protesta por la reelección de Díaz y Corral. En abril de 1911, organizó el Grupo Regeneración “Luis Rodríguez” de Crusher, Oklahoma. En julio de 1913, desde El Paso, Texas, junto a José R. Aguilar y Jesús Méndez Rangel, firmó la carta de protesta por la actitud de José Francisco Moncaleano frente algunos miembros del PLM. Murió el 13 de septiembre de 1913, en el enfrentamiento de la partida al mando de Jesús M. Rangel, con autoridades del condado y tropa norteamericana regular.

3 José Guerra. Hijo de Calixto Guerra. En los primeros días de 1913, fue enviado a Morelos para entrevistarse con Emiliano Zapata y llevarle saludos del PLM. Llegó a la ciudad de México el 9 de febrero, el día que estalló el cuartelazo militar contra Madero, que culminó con golpe de estado de Victoriano Huerta. Guerra se entrevistó con Modesta Abascal, quien tenía contacto con los zapatistas. Tras ser arrestado y liberado por felicistas, se encontró en Tlalpan con el jefe zapatista Francisco B. Pacheco. Acompañado por Fabián Padilla, viajó a Morelos. El 2 de marzo se entrevistó con Zapata y Manuel Palafox. La discusión se centró en dos puntos: la caracterización de Pascual Orozco, enfrentado a los liberales pero con quien todavía tenían alianza los zapatistas, y las propuestas del PLM. La crónica de su viaje a Morelos se publicó en Regeneración el 26 de julio de 1913. En su reporte describió entusiasmado el radicalismo zapatista, que le parecía encarnaba en los hechos los planteamientos de la revolución económica que proponía el PLM, así como su desprecio por los políticos. A su paso por México, Guerra envió a Paula Carmona, compañera de Enrique Flores Magón, un voluminoso sobre con las cartas de Zapata para Ricardo Flores Magón, mismo que confiscó Francisco Moncaleano, que en esos momentos estaba intentado apoderarse de Regeneración, por lo que los documentos nunca llegaron a manos de la JOPLM. Pocas semanas después de la estancia de Guerra arribó a Morelos José María Rangel, a quien Emiliano Zapata le propuso trasladar la JOPLM a ese estado y allí continuar con la publicación de Regeneración. Guerra formaba parte de la guerrilla de doce hombres comandada por José María Rangel que intentaba internarse en México en septiembre del mismo año. El día 13 los liberales tuvieron un enfrentamiento con rangers texanos en Carrizo Springs, en el que murió el magonista Juan Rincón y fueron hechos prisioneros Rangel y otros liberales. Guerra desapareció. Corrieron dos versiones: que fue muerto en el enfrentamiento, aunque su cadáver no apareció y que logró escapar, internarse en México y unirse a una partida revolucionaria.

4 José Ángel Serrato. Miembro del Grupo Regeneración “Amigos del Trabajo” de Staples, Texas. En agosto de 1913 se adhirió a la Unión Defensiva que, para enfrentar los abusos que sufrían los trabajadores mexicanos, conjuntó a los Grupos Regeneración de San Marcos, Staples y Frentess. En septiembre se unió a la partida encabezada por José María Rangel. Fue el primero de los Mártires de Texas -como se conoció al grupo-, en ser juzgado y condenado a 25 años de prisión. Según informó Regeneración en enero de 1916, Serrato logró fugarse de la prisión e internarse en México donde se unió al zapatismo.

Continúan los puntapiés a la prensa anarquista.

Fuerza Cerebral, aparecido apenas, fue saludado por una coz de las autoridades postales.

Nuestro colega, sin siquiera haber solicitado el privilegio del circular por las estafetas como artículo de segunda clase, ha recibido una comunicación de la oficina de correos en la que se le ordena que presente una traducción inglesa de los artículos que contiene su primer número para que los Czares de la Administración de Correos “juzguen” si es conveniente o no darle curso a la edición depositada en la oficina de Nueva York.

El abuso es tanto más grande, cuanto que los ejemplares de la entera edición llevan fijadas las estampillas correspondientes. Casi toda la edición, con excepción de unos cuantos ejemplares que lograron escapar a la inspección de los esbirros postales, ha sido detenida por éstos.

Nuestros compañeros del Grupo Editor de Fuerza Cerebral creen inútil hacer la traducción ordenada por los Califas postales. Lo creen inútil porque de antemano saben cuál será la respuesta de los Sultanes esos: que siendo Fuerza Cerebral una hoja incendiaria, obscena y rebelde, no puede circular por el correo.

Muchos hacen aspavientos del despotismo ruso, sin fijarse en que aquí sufrimos un despotismo más vergonzoso que el que sufren los rusos, porque los rusos, al menos, saben que no les es permitido pensar, mientras que aquí se nos hace creer que somos libres.

Hay que hacer algo para detener esta embestida del monstruo capitalista contra la prensa, o quedamos mudos. Pongámonos de acuerdo todos los interesados en que la manifestación del pensamiento sea libre; pero verdaderamente libre. La prensa burguesa es libre para propagar la mentira. ¿Por qué no hemos de ser libres nosotros para propagar la verdad?

Con Fuerza Cerebral ya son nueve los periódicos a quienes se les ha prohibido la circulación por el correo: The BlastRevoltThe AlarmVolné ListyThe Woman RebelTemple TalksVoluntad y Regeneracón.

¿Cuántos les seguirán? Les seguirán todos aquellos periódicos que por medio de su propaganda tiendan al menos a sembrar el descontento entre los que sufren miseria y tiranía.

Hay que hacer algo ¡y pronto!

Concertémonos. En esta cuestión de la libertad del pensamiento, todos debemos estar unidos contra el enemigo común. Pongamos a un lado las diferencias que nos dividen a los proletarios, y luchemos simplemente como proletarios, como miembros de la clase cuya esclavitud trata de perpetuar el capitalismo. En la lucha por la libertad del pensamiento unámonos anarquistas y socialistas, I.W.W.1 y unionistas de la American Federation of Labor2, porque todos necesitamos esa libertad para exponer al pueblo nuestras ideas.

Hagamos algo ¡pero pronto!

Ricardo Flores Magón


1 Industrial Workers of the World. Organización sindical norteamericana fundada en 1905. Confluyeron en ella los sindicatos y uniones más radicales del movimiento obrero norteamericano. De inspiración internacionalista y anarcosindicalista, llegó a tener cerca de treinta millones de afilados. Ofreció apoyo y financiamiento a la JOPLM. Algunos de sus integrantes participaron tanto en la huelga de Cananea de 1906, como en la campaña del PLM en Baja California, en 1911. Buena parte de los miembros y simpatizantes del PLM, especialmente en las regiones mineras de Arizona, Colorado y California, era a su vez miembro de los IWW.

2 American Federation of Labor (AFL). Asociación obrera fundada por Samuel Gompers en 1886. Su orientación política apuntaba hacia un sindicalismo conservador. Junto a los Industrial Workers of the World (IWW) y el Partido Socialista norteamericano, la AFL formó parte, entre 1905 y 1910, de una corriente de apoyo a la revolución mexicana, por lo que mantuvo una relación cercana al PLM. Al hacerse patente el carácter radical de la propuesta revolucionaria magonista, esta central obrera rompió relaciones con la JOPLM y, en adelante, estrechó sus vínculos con el movimiento maderista. Durante la lucha revolucionaria mantuvo relación con la COM, a partir de que esta pactó una alianza con el gobierno de Venustiano Carranza. Al inicio de la Primera Guerra Mundial, promovió la conformación de una central obrera panamericana, controlada desde Estados Unidos, en la que México y el sindicalismo corporativo de la Confederación Regional de Obreros de México cumplían un papel estratégico.

El verdadero revolucionario es un ilegal por excelencia. El hombre que ajusta sus actos a la Ley podrá ser, a lo sumo, un buen animal domesticado; pero no un revolucionario.

La Ley conserva, la Revolución renueva. Por lo mismo, si hay que renovar hay que comenzar por romper la Ley.

Pretender que la revolución sea hecha dentro de la Ley, es una locura, es un contrasentido. La Ley es yugo, y el que quiera librarse del yugo tiene que quebrarlo.

El que predica a los trabajadores que dentro de la ley puede obtenerse la emancipación del proletariado, es un embaucador, porque la Ley ordena que no arranquemos de las manos del rico la riqueza que nos ha robado, y la expropiación de la riqueza para el beneficio de todos es la condición sin la cual no puede conquistarse la emancipación humana.

La Ley es un freno, y con frenos no se puede llegar a la Libertad.

La Ley castra, y los castrados no pueden aspirar a ser hombres.

Las libertades conquistadas por la especie humana son la obra de los ilegales de todos los tiempos que tomaron las leyes en sus manos y las hicieron pedazos.

El tirano muere a puñaladas, no con artículos del código.

La expropiación se hace pisoteando la Ley, no llevándola a cuestas.

Por eso los revolucionarios tenemos que ser forzosamente ilegales. Tenemos que salirnos del camino trillado de los convencionalismos y abrir nuevas vías.

Rebeldía y legalidad son términos que andan a la greña.

Queden, pues, la Ley y el Orden para los conservadores y los farsantes.

 

Ricardo Flores Magón

Como rumor recibimos la noticia hace varios días de que Eugenio Alzalde había muerto en el campo penal número 3, Perry Landing, Texas. Pedimos inmediatamente detalles de su muerte, y ya para entrar en prensa esta edición de Regeneracón, recibimos la confirmación de la noticia; pero sin que se nos dé ningún detalle, lo que nos hace pensar en la probabilidad de que nuestro infortunado compañero ha sido asesinado como lo fue Lucio R. Ortiz.

¡Una víctima más, trabajadores, de nuestra falta de solidaridad! Uno a uno irán cayendo los mártires presos en las prisiones texanas sin que nos decidamos a hacer algo por arrebatarlos de las garras de sus verdugos que son también nuestros verdugos.

El cadáver de Alzalde no pesa sobre las cabezas de nuestros tiranos; el cadáver de Alzalde pesa sobre las conciencias de nosotros los desheredados que no supimos o no quisimos ponernos en pie como un solo hombre para salvarlo.

Alzalde no es la víctima del capitalismo; Alzalde es la víctima de nuestra indiferencia, de nuestra apatía, de nuestra cobardía.

Limpiemos nuestra falta dando ahora una muestra de que somos hombres. Mostremos al enemigo nuestra fuerza y exijámosle que ponga en libertad absoluta e incondicional a Rangel y compañeros presos en Texas.

En el numero 242 de Regeneracón, en un artículo titulado “Por los que sufren”, iniciamos la idea de que todos los trabajadores mexicanos residentes en los Estados Unidos, dejen el trabajo por un día, en señal de protesta contra el crimen de tener injustamente presos a nuestros hermanos. De varias localidades nos han escrito ya activos compañeros diciéndonos que están trabajando activamente por organizar la huelga de protesta, y nos piden hojas para propagar esa idea.

¡A dejar el trabajo todos en un mismo día! ¡Hagámonos valer! En nuestras manos está el movimiento de importantes industrias en los Estados Unidos, paremos ese movimiento por un día, para que nuestros verdugos sepan de lo que somos capaces por defender nuestro honor y nuestra dignidad.

 

Ricardo Flores Magón

La terrible crisis económica por la cual atraviesa únicamente la región dominada por las fuerzas de Venustiano Carranza, pues en las regiones donde operan los revolucionarios expropiadores reinan la abundancia y el bienestar, ha dado lugar a que los obreros reclamen el aumento de sus salarios, porque los que actualmente obtienen por su trabajo no les bastan para cubrir las necesidades más imperiosas de la vida.

El papel moneda, expedido hace unos tres meses por Carranza, no tiene aceptación en el mercado, o se le recibe por los comerciantes con un descuento enorme, y como a los obreros les hacen sus pagos en dicho papel, resulta que con él no pueden obtener lo necesario para su subsistencia y la de sus familias, porque el gobierno carrancista ha dado a cada peso de su moneda el valor de veinte centavos oro nacional; pero los banqueros sólo lo reciben a razón de diez centavos oro, y el comerciante que tiene que hacer sus pagos al banquero lo recibe del proletario a razón de cinco o de menos centavos, quintuplicando y aun decuplicando el precio de los artículos de primera necesidad.

Las consecuencias.

La depreciación del valor de los billetes carrancistas, o de los bilimbiques, como pintorescamente los ha bautizado el pueblo, ha dado como resultado la extrema miseria de los proletarios que tienen la desgracia de residir en territorio dominado por el carrancismo, y los sindicatos obreros acordaron solicitar de los patronos el pago de los salarios a base de oro nacional, conforme a las tarifas de 1914, más un cincuenta por ciento de aumento en razón de la carestía de la vida.

Los sindicatos obreros del Distrito Federal tomaron la iniciativa, y enviaron a los patronos un ultimátum para que accedieran a sus demandas, con la amenaza de declarar el paro general de los trabajos en caso de negarse a satisfacerlas.

Carranza se indigna.

Todo hombre honrado vio con simpatía las demandas de los trabajadores del Distrito Federal, menos Carranza, porque es un bandido, y los burgueses, porque no son hombres: son aves de rapiña voraces, crueles, incapaces de sentir piedad ni remordimiento.

Y mientras los pechos obreros se henchían con la esperanza de un átomo de justicia para ellos; mientras en las pobres viviendas las familias proletarias comentaban la acción de los sindicatos de la que esperaban que resultaría un bocado más de pan para los padres envejecidos y los tiernos niños, o unos metros de manta para cubrir las desnudeces de los seres queridos que forman el hogar, Carranza convocaba a sus lacayos en la Prensa y los reunía para ordenarles el comienzo de una campaña de oprobio contra la clase trabajadora, campaña que le serviría para preparar la opinión de una manera favorable a los atentados que más tarde iba a cometer en las personas de proletarios inteligentes, de los que más se han distinguido por su actividad en las luchas contra el capitalismo.

¡Es natural…!

Carranza, como gobernante, tenía que resentir las exigencias de los trabajadores para con sus patrones. Carranza, como todo gobernante, tiene que ser el apoyo leal del capitalista. Así, pues, su Prensa, la que él paga con el oro que es el sudor y la sangre de los trabajadores; aquella misma Prensa cuyos alardes libertarios sirvieron para formarle una aureola de obrerismo, se volvió airada contra los trabajadores. Ya no era la Revolución la obra de los oprimidos, de los hambrientos, de los miserables como lo proclamaron a voz en cuello los propagandistas de Carranza antes de que éste fuera reconocido como gobernante de México por la burguesía internacional. Ahora la Revolución era la obra de todas las clases sociales, como si los explotadores hubieran sufrido opresión y miseria; como si el hacendado, el industrial, el comerciante, el proletario y el banquero hubieran sufrido la desnudez y el hambre de los hijos del pueblo; como si los parásitos hubieran recibido en sus lomos los dardos del sol y los garrotazos del capataz; como si las hijas de la burguesía hubieran sido las pupilas de los burdeles, y carne burguesa la que se pudría en los presidios, en los cuarteles o pendiente de una soga en las ramas de los árboles…

Desvirtuando el origen y la finalidad de la Revolución, dice el diario carrancista de la ciudad de México, “El Pueblo”, que es uno de los diarios pagados por Carranza con dinero del pueblo, en su edición del 25 de Julio próximo pasado: “La Revolución constitucionalista… no ha sido una revolución hecha exclusivamente para el obrero… Las revoluciones se hacen con todos los elementos nacionales, y éstos deben estar armonizados tanto en la lucha como en los períodos de organización y reconstrucción.”

Embaucamiento.

Extraña teoría esa que asienta “El Pueblo”. El pobre periódico asalariado, en su afán de justificar la tiranía de Carranza y la explotación burguesa, falsea la verdad de manera tan lastimosa, con tan poco seso, que queda en ridículo, porque las revoluciones no son el resultado de un acuerdo tenido por todos los elementos nacionales, sino el producto del descontento y de la desesperación de uno de los elementos nacionales sobre el cual pesa otro elemento que lo explota y tiraniza. Mal pueden armonizarse elementos que están en pugna. No fueron los hacendados, los industriales, los banqueros, los ricos los que se levantaron en armas, sino el pueblo pobre, el peladaje, la plebe, contra sus opresores los ricos y los gobernantes. ¿Qué armonía puede ser posible entre los dos elementos: el que explota y el que sufre la explotación, el que tiraniza y el que sufre la tiranía? ¡Ninguna!

No pueden, pues, haberse concertado pobres y ricos para hacer la Revolución mexicana, ni se concertarán jamás. Entre las dos clases sociales: la de los trabajadores y la de los parásitos, no debe haber otra cosa en común que el odio recíproco, y la Revolución sólo habrá cumplido su misión cuando la clase parasitaria, la clase burguesa haya dejado de existir, no antes. La Revolución mexicana no es “constitucionalista”; eso es un embaucamiento. La Revolución es social porque ha sido el resultado de la desigualdad económica, y, por lo tanto, política y social del proletariado mexicano.

¡Infamia!

El empeño de Carranza era hacer desistir a los trabajadores del Distrito Federal de su propósito de declarar la huelga contra sus patrones si no se les pagan sus salarios a base de oro nacional, y, para conseguir su objeto, su Prensa servil publicaba sendos editoriales aconsejando paternalmente unas veces, o amenazando brutalmente otras, a los proletarios, cuando no los insultaba o trataba de convencerlos de que eran pequeños, insignificantes y nulos.

“Acción Mundial”1, de la ciudad de México, el papasal de Gerardo Murillo, alias “Doctor Atl”2>, hoja carrancista que como su compinche, “El Pueblo”, vive con el oro que Carranza hace sudar al pueblo mexicano, decía el 24 de Julio tratando de impedir la huelga proyectada: “En el asunto especial de que tratamos hoy, la conducta de los obreros organizados ha debido ser muy distinta. No es dictando cada mes o cada dos o tres meses órdenes conminatorias a los directores de industrias o de negocios, como puede resolverse el problema económico de actualidad. Ese problema debe profundizarse, estudiarse en todos sus detalles y exponerlo a la consideración del Gobierno con datos que sean irrefutables y sin tomar medidas que ocasionen el menor trastorno público.”

Así habla ahora el payaso que, para dar barniz libertario al mezquino movimiento carrancista, se desgañitaba tronando contra los tres enemigos de la especie humana: Capital, Autoridad, Iglesia. Ahora el mismo Atl aconseja a los trabajadores que sometan sus problemas a la consideración del Gobierno, ¡del enemigo natural y lógico de la clase trabajadora; del guardián celoso de los intereses de la clase capitalista!

La huelga.

Los obreros se dejaron embaucar por los carrancistas, y vencido el término fijado a las empresas industriales para atender a sus demandas sin que éstas hubieran sido cumplidas, abandonaron el trabajo el lunes 31 de Julio. Los obreros electricistas de las plantas eléctricas de Necaxa, Nonoalco, la Indianilla y San Lázaro fueron los que hicieron más efectiva la huelga general, pues teniendo en sus manos la producción de fuerza y luz, al abandonar el trabajo paralizaron totalmente las grandes industrias del Distrito Federal, quedando igualmente paralizado el tráfico de los tranvías eléctricos, el agua potable dejó de afluir a la ciudad de México, y el alumbrado y otros servicios públicos fueron eliminados.

En presencia de tan hermosa manifestación de la potencia proletaria, Carranza perdió los estribos. No se puso de parte de los obreros, sino de los explotadores; no se echó en brazos de la justicia, sino de la tiranía, como tiene que hacerlo todo gobernante que ve vacilar el andamiaje capitalista del cual tiene que ser siempre decidido apoyo.

Los carrancistas esquiroles.

Carranza no se entregó a meditar ni por un instante qué era lo que había impulsado a los trabajadores del Distrito Federal a paralizar los trabajos. A Carranza poco o nada le interesa que el proletario carezca de todo en medio de la abundancia: lo que le interesa es que no se perjudique el bolsillo de los burgueses, demostrando con ello una vez más que gobierno es tiranía; que la autoridad es una institución cuya función exclusiva es la salvaguardia de los intereses de la clase capitalista; que la autoridad es la fuerza destinada a conservar y a perpetuar la desigualdad económica, fuente de toda esclavitud, moral y material.

Carranza no vio, no quiso ver detrás de la huelga y sirviéndole de resorte poderoso, la miseria del proletariado. No quiso ver los hogares sin lumbre, los niños hambrientos, los viejos desfalleciendo. ¿Qué le importan a Carranza los sombríos dramas de la miseria y del dolor desarrollados dentro de las cuatro paredes de las pocilgas de los pobres? A Carranza, como a todo gobernante, lo que le preocupa es que los ricos no dejen de hacer ganancias, así pudieran reventar de mugre y de miseria todos los pobres. Así, pues, su primera preocupación fue la de romper la huelga, a cuya infamia se prestaron de buen grado los empleadillos públicos y los soldados de Ejército constitucionalista, quienes, azuzados por su amo, volaron a ocupar los puestos de los huelguistas electricistas, comenzando a funcionar las plantas productoras de luz y fuerza a las doce del día 2 de este mes, después de dos días y medio de paro.

¡El terror!

Todos los tiranos obran de manera análoga: primero pasan la mano por el lomo del pueblo, con la esperanza de entretenerlo, de domarlo, de tenerlo quieto para que la burguesía lo exprima a sus anchas; después, cuando los mismos han perdido su acción narcotizante; cuando el halago no basta para ahogar a los gruñidos del descontento, precursores del motín y de la revolución, los tiranos apelan al terror.

Carranza no podía obrar en contra de la ley de hierro que gobierna los actos de toda tiranía; apeló al terror, al terror blanco, siguiendo los pasos de su predecesor: Porfirio Díaz.

Una hora antes de que los esquiroles carrancistas pusieran en movimiento las plantas productoras de luz y fuerza, Carranza promulgó en bando solemne, un decreto que amplía la ley de 25 de Enero de 1862.

El decreto.

Dice así el decreto: “VENUSTIANO CARRANZA, primer jefe del ejército constitucionalista, encargado del Poder Ejecutivo de la Nación, en uso de las facultades extraordinarias de que me hallo investido, y considerando:

“Que las disposiciones que se han dictado por las autoridades constitucionalistas para remediar (para remediar, ¡qué cinismo!) la situación económica de las clases trabajadoras (no hay más que una clase trabajadora, ¡viejo embaucador! y esa es la que dio su sangre para elevarte, la que riega con su sudor el surco, muere aplastada en la mina, se agota en la fundición, pone en peligro su valiosa vida en el andamio, contrae la tisis en el taller y en la fábrica, y es despedida como bestia inservible para que reviente en cualquier parte, cuando ya no puede producir oro para ti y la canalla de tu clase) y el auxilio efectivo que se les ha prestado en multitud de casos (auxilio podría llamarse al hecho de poner las industrias en manos de los productores, y no a éstos en manos de los bandidos que detentan la tierra y la maquinaria), lejos de determinarlas a prestar de buena voluntad su cooperación para ayudar al Gobierno a solucionar las dificultades con que ha venido luchando a fin de implantar el orden y preparar el restablecimiento del régimen constitucional (¡qué exigencia estúpida esa de querer que la clase trabajadora remache sus cadenas, que no otra cosa sería ayudar al Gobierno, cuando todo Gobierno es tiranía!), han hecho creer a dichas clases que de ellas depende exclusivamente la existencia de la sociedad (¿de quién depende entonces la existencia de la sociedad, viejo criminal? ¿Eres tú o son acaso los burgueses, los soldados, los polizontes, los carceleros, los jueces, los empleadillos de las oficinas, los diputados, los senadores, los ministros, los clérigos, los que abren el surco, siembran la semilla, cuecen el pan, preparan los alimentos, tejen las telas, hacen los zapatos, fabrican los vestidos, bajan a la mina, funden los metales, fabrican la maquinaria, construyen los edificios, tienden los rieles, perforan las montañas, proveen de agua y alumbrado a las ciudades, y, en una palabra, lo producen todo, ¡todo!, todo lo que es útil y cuyo conjunto, con la tierra, es la riqueza social? No; de ti ni de los tuyos depende la existencia de la sociedad. La sociedad vive de los trabajadores. Entiéndelo, ¡criminal!), y que son ellas, por lo tanto, las que están en posibilidad de imponer cuantas condiciones estimen convenientes a sus intereses, aún cuando por esto se sacrifiquen y perjudiquen los de toda la comunidad y aun se comprometa la existencia del mismo Gobierno (¿que se perjudican los parásitos y se compromete la existencia del Gobierno cuando los trabajadores no ven otra cosa que su propio interés? ¡Tanto mejor para la humanidad si no solamente se perjudican los parásitos, sino que desaparecieran de la faz de la Tierra, junto con todos los gobiernos!)”

Tiranía de los trabajadores.

“Que para remediar ese mal —sigue diciendo el decreto—, no hace mucho tiempo la autoridad militar del Distrito Federal hizo saber a la clase obrera que, si bien la Revolución había tenido como uno de sus principales fines la destrucción de la tiranía capitalista, no había de permitir que se levantase otra tan perjudicial para el bien de la República, como sería la tiranía de los trabajadores (la Revolución no sólo había tenido, sino que tiene, porque está en pie con la robusta vida que le dan la desesperación y el coraje de los esclavos que quieren ser libres, como fin principal la destrucción de la tiranía capitalista, y para que ese fin se cumpla es absolutamente indispensable que perezca el sistema de la propiedad privada, así perezcan con ésta todos los burgueses, todos los clérigos de toda la religión y el último representante de la autoridad. Este resultado no podría ser llamado la tiranía de los trabajadores, sino el triunfo de la justicia, por quedar la familia mexicana compuesta de una sola clase: la de los trabajadores, la de los productores, que son los únicos miembros útiles en esta sociedad.)”

La grandeza del pequeño.

“Que esto no obstante —dice Carranza—, la suspensión del trabajo de la empresa de luz eléctrica y de las otras que con ella están ligadas, que acaba de declarar el Sindicato Obrero, está demostrando de una manera palmaria que los trabajadores no han querido persuadirse de que ellos son UNA PARTE PEQUEÑA DE LA SOCIEDAD (con minúsculas en el original) y que ésta no sólo existe para ellos, pues que hay otras clases cuyos intereses no les es lícito violar, porque sus derechos son tan respetables como los suyos (sin la clase trabajadora no habría sociedad burguesa ni Estado. El trabajador puede pasársela, y espléndidamente, además, sin el burgués, sin el empleado público, sin el gobernante, sin el clérigo, sin el militar. En cambio estos parásitos no pueden existir sino a condición de que haya quienes trabajen para que ellos puedan vivir. Si es pequeña la parte de la sociedad que representa la clase trabajadora, en vez de servir esa circunstancia para denigrarla y menospreciarla, debería servir para que todos los hombres de corazón se preocupasen por emanciparla de la garras de la explotación y de la tiranía, al considerar que esa pequeña porción social tiene que soportar el tremendo peso de los que no producen nada útil. Por lo demás, es un insulto a la justicia afirmar que la clase parasitaria, la que nada produce, la que vive a expensas del sacrificio de la clase trabajadora, tiene derechos tan respetables como las de ésta. ¿Es respetable explotar? ¿Es respetable tiranizar?

Los daños.

Sigue el decreto: “Que si bien la supresión del trabajo es el medio que lo operarios tienen para obligar a un empresario a mejorar los salarios cuando éstos se consideran bajos en relación con los beneficios que aquél obtiene, tal medio se convierte en ilícito desde el momento que se emplea no sólo para servir de presión sobre el industrial, sino para perjudicar directa e indirectamente a la sociedad, sobre todo cuando se deja a ésta sin la satisfacción de necesidades imperiosas, como sucede con la suspensión actual, la que si bien daña a las empresas a las que pertenecen los obreros del Sindicato, daña aún más a la población entera, a la que se tiene sin luz, sin agua, y sin los medios de transporte, originando así males de muchísima consideración (de manera que, para que no se perjudiquen los burgueses y los parásitos en general, el obrero tiene la obligación de soportar con beatitud el yugo que lleva en el pescuezo).”

El dedo en la llaga.

“Que por otra parte —prosigue Carranza tomando apenas respiro—, la exigencia del Sindicato Obrero, al declarar la suspensión del trabajo, no va propiamente encaminada contra las industrias particulares de los empresarios, sino que afecta de una manera especial y directa al Gobierno y a los intereses de la Nación, supuesto que tiene por objeto sancionar el desprestigio del papel constitucionalista (ahí le duele a Carranza muy principalmente, porque no puede embolsarse más oro nacional a cambio de bilimbiques), único recurso de que se puede disponer por ahora como medio de cambio (de robo, y nos entendemos, señor bandido) y para hacer todos los gastos del servicio público (se refiere a la manutención de todas las sanguijuelas del Erario nacional, como los periodistas a sueldo, los anarquistas a salario del tipo de Jahn3, Atl, Loveira4, Quintero5 y tantos otros mequetrefes, y en general de todos los que viven del presupuesto), entretanto se puede restituir la circulación de especies metálicas (que carrancistas y científicos tienen escondidas en sendos barriles en el seno de la tierra); pues que claramente se propone en la resolución de la comisión que ha declarado la suspensión que no se acepte dicho papel por el valor que le ha fijado la Ley, sino por el que le fijen con relación al oro nacional las operaciones que se hacen por especulación de mala fe verificada contra las expresadas prevenciones de aquélla.”

Patriotismo.

Carranza vuelve a la carga para decir: “Que la conducta del Sindicato Obrero es en el presente caso tanto más antipatriótica y, por tanto, más criminal cuanto que está determinada por las maniobras de los enemigos del Gobierno, que, queriendo aprovechar las dificultades que ha traído la cuestión internacional con los Estados Unidos de América, y la imposibilidad o al menos la gran dificultad de obtener municiones fuera del país, quieren privarlo del medio de proporcionárselas con su propia fabricación en los establecimientos de la Nación, quitándole al efecto la corriente eléctrica indispensable para el movimiento de la maquinaria (¡calumnia lisa y llana del negrero de Cuatro Ciénegas! La conducta del Sindicato Obrero fue determinada por la miseria y nada más que por la miseria. Las familias proletarias se mueren de hambre y reclaman un pedazo de pan. Eso es todo. ¡Qué antipatriotismo ni qué niño muerto! ¡Antipatriotismo el de Carranza, que permitió a las fuerzas norteamericanas que ocuparan Veracruz en Abril de 1914, para que lo ayudasen a derribar a Huerta! ¡Antipatriotismo el de Carranza, que permitió que las fuerzas norteamericanas penetrasen en México en Marzo de este año con el pretexto de capturar a Francisco Villa; pero con el propósito real de suprimir la Revolución, que tanto daña a los burgueses de todos los países, que tanto perjudica a los que fundan su bienestar y su tranquilidad en la opresión y en el dolor de los demás. Nadie más que Carranza y la camarilla de bribones que lo rodea, es el responsable de la presencia de fuerzas norteamericanas en territorio mexicano, porque esas fuerzas no han ido a perseguir a Villa, sino a sentarlo en la silla presidencial).”

La represión.

Carranza agrega: “Que en vista de esto hay que dictar sin demora las medidas que la situación reclama, ya que además de ser intolerable que la población del Distrito Federal siga careciendo de agua, luz y transportes, y de que sigan paralizados todos los servicios públicos, hay el peligro de que, a su ejemplo, se generalicen los trastornos de la paz en otras partes de la República (¡la paz! Preocupación única de todos los que tienen satisfechas sus necesidades y aun sus caprichos y extravagancias. ¡La paz a toda costa, aunque esté fundada en la injusticia!”)

Justificado el crimen.

Carranza concluye la exposición de los motivos que tuvo para expedir su bárbaro decreto, de la manera siguiente: “Que la conducta del Sindicato Obrero constituye a no dudarlo, en el presente caso, un ataque a la paz pública (para Carranza, como para todo gobernante, no es el burgués quien con su explotación pone en peligro la paz pública al exasperar al explotado, sino que éste, el explotado, es el que pone en peligro la paz pública cuando se rehúsa a continuar dando a sus amos su sudor, su salud y su porvenir), tanto por el fin que con ella se persigue, toda vez que, según queda expresado, procede de los enemigos del Gobierno (¡de la miseria, hombre, de la miseria procedió la huelga! ¡No embrolles la cuestión para justificar tu crimen!) y está encaminada a poner al mismo en la imposibilidad de servirse de sus propios recursos para atender a las necesidades de la pacificación y el restablecimiento del orden de la Nación, y a desprestigiar el papel constitucionalista, privándolo del valor que la ley le ha fijado (no se necesita dinero para la pacificación del país, señor Carranza; lo que se necesita es justicia, lo que hace falta es que se ponga la riqueza social en las manos de los trabajadores, para que éstos arreglen la producción según las necesidades de los habitantes de la región mexicana, y no más para abultar los vientres de los parásitos. Lo que se necesita es la implantación de los principios enunciados en el Manifiesto del 23 de Septiembre de 1911, expedido por la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano, para que haya paz, una paz verdadera fundada en la igualdad económica, política y social de todos los habitantes de México, sin distinción de sexo ni de raza); pero como pudieran no estar comprendidos en la ley del 25 de Enero de 1862 otros casos y otras personas además de los principales promotores de la suspensión actual, se hace indispensable ampliar las disposiciones de la citada ley, extendiéndola a casos que de seguro habría comprendido si en la época en que se dio hubiera sido conocido este medio de alterar la paz y de hostilizar al Gobierno de la Nación.”

¡Asesino!

“Por todo lo expuesto —añade Carranza— he tenido a bien decretar lo siguiente:

“Art. 1: Se castigará con la pena de muerte, además de a los trastornadores del orden público que señala la ley del 25 de Enero de 1862:

“Primero: A los que inciten a la suspensión del trabajo en las fábricas o empresas destinadas a prestar servicios públicos o la propaguen; a los que presidan las reuniones en que se proponga, discuta o apruebe; a los que la defiendan y sostengan; a los que la aprueben o suscriban; a los que asistan a dichas reuniones o no se separen de ellas tan pronto como sepan su objeto; y a los que procuren hacerla efectiva una vez que se hubiere declarado.

“Segundo: A los que, con motivo de la suspensión del trabajo en las fábricas o empresas mencionadas o en cualquiera otra, y aprovechando los trastornos que ocasiona, o para agravarla o imponerla destruyeren y deterioraren los efectos de la propiedad de las empresas a que pertenezcan los operarios interesados en la suspensión o de otras a cuyos operarios se quiera comprender en ella; y los que con el mismo objeto provoquen alborotos públicos, sea contra funcionarios públicos o contra particulares, o hagan fuerza en las personas o bienes de cualquier ciudadano, o que se apoderen, destruyan o deterioren los bienes públicos o de propiedad particular; y

“Tercero: A los que con amenazas o por la fuerza impidan que otras personas ejecuten los servicios que prestaban los operarios en las empresas contra las que se haya declarado la suspensión del trabajo.

“Art. 2: Los delitos de que habla esta ley serán de la competencia de la misma autoridad militar a que corresponde conocer de los que define y castiga la ley de 25 de Enero de 1862, y se perseguirán, averiguarán y castigarán en los términos y con los procedimientos que señala el decreto número 14 de 12 de Diciembre de 1913.

“Por tanto, mando se imprima, publique y circule para su cumplimiento y efectos consiguientes.

“Dado en la ciudad de México a 1o de Agosto de mil novecientos diez y seis. V. Carranza.”

Amigo de los obreros.

Así legisla el que todavía ayer se decía amigo de la clase trabajadora, así gobierna el que, al salir de la ciudad de México a fines de 1914, escapando a los puntapiés que Zapata y Villa le aplicaron por… cualquier parte, se postró a las plantas de los obreros de las ciudades implorando su apoyo, y prometiéndoles, en cambio nada menos que su emancipación.

Los obreros de las ciudades tragaron el anzuelo, desoyendo los fraternales consejos de todos los que, con las lecciones de la Historia en la mano, les instábamos a que no comprometieran el porvenir de la Revolución formando alianzas con los políticos; que no creyeran en promesas; que ningún hombre puede hacer nada en beneficio de la clase trabajadora cuando está en el Poder, porque mientras exista el sistema de la propiedad privada o individual, todo gobernante, por generoso que haya sido como ciudadano, tiene que ponerse al lado de los propietarios para cuyo beneficio existe la organización política llamada Estado.

Nuestros hermanos de las ciudades no oyeron nuestros consejos. Alentados por las caricias carrancistas, no sólo dieron a Carranza su apoyo moral, sino que empuñaron el rifle y centenares de ellos rindieron su vida en los combates… para remacharse las cadenas.

Ningún hombre que aspire a ser gobernante puede ser un amigo sincero de los trabajadores. ¿Hasta cuándo lo entenderemos, hermanos?

Peor qué Porfirio Díaz.

Porfirio Díaz, aquella bestia que como un ultraje a la especie humana caminaba en dos pies, fue más honrado que Venustiano Carranza, porque aquel monstruo no enarboló en su revuelta mezquina el lábaro de la rendición del proletariado. Díaz no pronunció al oído del paria dulces palabras de emancipación social; no prometió pan al hambriento; no soliviantó las masas desheredadas con frases anunciadoras de un nuevo orden social en el cual la miseria es imposible. Díaz no cometió esa infamia, porque infamia es decir al hambriento: “elévame, que yo te llenaré el estómago”, para fusilarlo por la espalda al día siguiente. Huraño como una pantera, Porfirio Díaz enseñaba los dientes apenas olfateaba los más leves indicios de asociación proletaria, y como un gato montés caía sobre las mesas directivas de los círculos de obreros para exterminar a sus componentes. Carranza, en cambio, prometió toda clase de libertades a los trabajadores para que éstos, confiados, lo ayudaran a encumbrarse. Una vez encumbrado, hace lo mismo que Porfirio Díaz ¡Todos los gobernantes son igualmente tiranos y malvados; pero Carranza ha resultado peor que todos ellos! Carranza: una marrana se abriría sin vacilar el vientre si supiera que en el seno llevaba un marrano como tú.

Carranza se desboca.

Para un malvado como Venustiano Carranza no era bastante el atentado cometido contra los trabajadores: hacía falta el insulto. Una multitud se había congregado frente al Palacio Nacional, Carranza aprovechó la oportunidad que se le presentaba de desahogar su despecho, y no la dejó perder. He aquí lo que dice uno de sus organillos, “El Pueblo”, de primero de este mes: “…el C. Primer Jefe se asomó a uno de los balcones de la Secretaría particular, en donde estaba despachando, y con vibrante palabra condenó la actitud de los huelguistas.

“Dijo que acababa de saber que la Confederación de Sindicatos había declarado huelga general, pidiendo aumento de salarios, actitud por completo opuesta a la de los soldados constitucionalistas que han tenido que luchar con dos poderosos enemigos, venciendo a ambos, y que no han pedido nada, a pesar de que para hacerlo tienen más derechos que la mayor parte de los obreros que, sin haber ayudado a la Revolución, ahora lo esperan todo de ella”.

Soldados y obreros.

Por las palabras anteriores se ve que Carranza se indigna porque los obreros piden aumento de salario, con lo que perjudican a la burguesía. Si los obreros no abrieran la boca para pedir un pedazo más de pan; si en presencia de la lenta agonía de sus familias hambrientas, los obreros permanecieran insensibles a sus sufrimientos y se sometieran a todas las explotaciones y a todas las humillaciones, Carranza los ensalzaría, como ensalza a aquellos de sus soldados que, según sus propias palabras, “no han pedido nada”.

Los obreros de las ciudades, en realidad, no ayudaron a la Revolución: ayudaron a la revuelta carrancista, que es otra cosa. No ayudaron a los campesinos que luchan por arrebatar la tierra de las manos de los ricos; antes por el contrario, se dejaron engañar por los Jahn, los Loveira, los Quintero, los Atl, los Alvarado (el gobernadorcillo de Yucatán), y toda esa parvada de buitres disfrazados de palomas, y arremetieron contra los campesinos revolucionarios y los anarquistas del Partido Liberal Mexicano. Esa fue la falta de los obreros de las ciudades, que en vez de unirse a sus hermanos de clase, apoyaron a la burguesía en la persona de Carranza. Si los obreros de las ciudades hubieran secundado el movimiento expropiador de sus hermanos los proletarios de los campos, y así como éstos arrebataron y continúan arrebatando la tierra de las manos de los hacendados, ellos, los obreros de las ciudades, hubieran arrancado la industria de las garras de los industriales, la Revolución ya habría triunfado para estas fechas, y no tendrían que recibir las ofensas del bandido a quien encumbraron.

Ingratitud de político.

Carranza llama Revolución a su revuelta. Llámela como él quiera, lo cierto es que los obreros de las ciudades no solamente apoyaron a su revuelta, sino que ellos fueron los que con su prestigio le dieron lustre, y, con las armas en la mano, se sacrificaron por ella. ¿Ya olvidó Carranza la abnegación de los Batallones Rojos6, compuestos por los obreros de los sindicatos? ¿No fue la Casa del Obrero Mundial7 de la ciudad de México la que firmó el pacto entre carrancistas y obreros?

Ahora Carranza desconoce a sus aliados y premia sus sacrificios con este reproche que ha de achicharrar las mejillas de nuestros descarriados hermanos, los obreros de las ciudades: que los soldados carrancistas “no han pedido nada, a pesar de que para hacerlo tienen más derechos que la mayor parte de los obreros que sin haber ayudado a la Revolución, ahora lo esperan todo de ella”.

¡Confiad una vez más en promesas de individuos que aspiran a gobernar!

¡Gobierno o anarquía!

Hermanos obreros: convenceos, de una vez por todas, de que la humanidad está dividida en dos clases sociales: la de los trabajadores, que son los que producen todas las cosas útiles, y la de los explotadores, que son los que se declaran dueños de la tierra y de lo que sale de las manos de los trabajadores. Los intereses de estas dos clases son antagónicos, no pueden conciliarse, porque lo que beneficia a una de ellas perjudica a la otra, y por lo mismo, tiene que existir entre las dos clases sociales una guerra a muerte, hasta que la clase explotadora, capitalista, burguesa, propietaria, parasitaria o como se le quiera llamar, desaparezca, y con ella desaparezca la institución llamada Gobierno, que sólo existe para apoyar a la clase explotadora, teniendo a raya a los heredados, en sus demandas y rebeldías, y la institución Iglesia, que tiene por objeto mantener en la sumisión y en la obediencia a las masas, para que se rebelen contra ricos y gobernantes.

Para acabar con la clase explotadora no se necesita otra cosa que desconocer el llamado derecho de propiedad privada o individual, y tomar posesión para la comunidad, de la riqueza social. Hecho eso, desaparecerán por sí solos el Gobierno y la Iglesia, por no tener ya misión alguna que desempeñar. Entonces habrá triunfado la anarquía, esto es, el sistema basado en la libertad económica, política y social del individuo; el sistema basado en la fraternidad y el mutuo respeto; el sistema de los iguales, de los libres y de los felices; el sistema en que solamente los holgazanes no tendrán derecho a comer.

Escoged, hermanos: Gobierno o Anarquía. Si estáis por la Anarquía, adoptad los principios enunciados en el Manifiesto de 23 de Septiembre de 1911, expedido por la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano.

Por unos centavos.

La huelga no redime cuando tiene por objeto el aumento de los salarios, la disminución de las horas de trabajo, el reconocimiento de la unión o sindicato o la obtención de mejoras. Lo que perjudica al trabajador, y lo hace esclavo del burgués, no es lo miserable del salario sino la existencia del sistema del salario, producto natural del derecho de propiedad privada. Si los trabajadores ganan una huelga por aumento de salario, el burgués siempre se da maña para recordar lo que pierde con el aumento de los salarios. Dueño de todo, el burgués, aumenta el precio de los productos, sube el alquiler de las casas, de manera que el triunfo del huelguista resulta ilusorio, porque si bien es cierto que logra ganar algunos centavos más, tiene que pagarlo todo más caro, y la miseria y la desesperación continúan siendo sus compañeras.

El remedio del mal es la expropiación desconociendo el derecho de propiedad privada o individual.

Obreros de las ciudades: completad la obra de vuestros hermanos del campo, tomando vosotros posesión de la fábrica y del taller.

¡Hipócrita!

Carranza continúa vociferando contra los obreros. He aquí lo que dice “El Pueblo”: “Luego agregó que debería considerarse traidores a los instigadores del movimiento, ya que con éste han resultado paralizados los trabajos de la fábrica de armas y cartuchos y los de todos los establecimientos fabriles militares, y que es verdaderamente antipatriótico que se adopte actitud como la asumida por los obreros en momentos en que todavía hay soldados extranjeros en territorio nacional.

“El C. Primer Jefe terminó reprobando, de la manera más enérgica, la actitud hostil de los huelguistas”.

¡El hipócrita! Él permitió la entrada de las fuerzas norteamericanas; pudo haberlas exterminado con los elementos que tenía a la mano; pero prefirió dar tiempo a los burgueses norteamericanos para que éstos preparen un ejército suficiente con qué efectuar la invasión general de México.

Además, las armas y cartuchos que está fabricando Carranza no servirán para batir a las fuerzas norteamericanas que se encuentran en territorio mexicano, sino para auxiliar a esas fuerzas ayudándolas a perseguir a todos los que no rinden sus armas, a todos los rebeldes, a aplastar a la Revolución.

Los arrestos.

La jauría carrancista participó de la indignación de su amo. Compuesta de parásitos de todas las denominaciones: soldados, clérigos, polizontes, jueces, oficiales, jefes, ministros, diputados, senadores, cagatintas y cuanta polilla vive del sacrificio del trabajador, toda esa basura burocrática se sintió tan perjudicada por el paro general, como la misma burguesía y el propio Carranza. El paro o huelga general de los esclavos perjudica a todos los que nada útil producen, a todos los que viven a expensas del trabajador. Así, pues, todos los parásitos se pusieron en contra de la huelga y contribuyeron a formar un ambiente favorable a la persecución de los obreros, y cuando el brutal decreto del 1o de Agosto, que amplía el del 25 de Enero de 1862, fue promulgado en bando solemne por las calles de la ciudad de México, todos los interesados en la perpetuación del sistema de explotación del hombre por el hombre aplaudieron y recibieron con muestras de júbilo la ley que castiga con la pena de muerte al que tiene hambre; la ley salvaje que contesta a tiros las demandas de justicia; la negra ley que ahoga en torrentes de sangre los gemidos del niño, las súplicas del anciano y los sollozos de la mujer. Mostrad a un tigre un cuadro de dolor, y tal vez veréis desprenderse una lágrima de sus ojos fosforescentes. Plantad a un parásito en el centro de una escena de dolor, y su duro corazón no tendrá un latido de simpatía para el afligido ni a sus ojos se asomará el sentimiento convertido en llanto.

La jauría se puso a la caza del hombre, y uno a uno fueron cayendo en sus garras los obreros que más influyeron en el ánimo de sus hermanos de miseria para declarar la huelga. No se respetó sexo ni edad: hombres, mujeres, ancianos, todos fueron encerrados, con el carácter de rigurosamente incomunicados, en las celdas de la Penitenciaría del Distrito Federal. Los arrestados son: Ernesto Velasco8, Luis Harris9, Federico Rocha10, Ausencia Vanegas11, César Pandelo12, Alfredo Pérez13, Ángela Inclán14, Reynaldo Cervantes15, Leonardo Hernández16, Casimiro del Valle17, María Ester Torres18 y Timoteo García19, quienes tenían que comparecer ante un Consejo de Guerra el 10 de este mes, para responder del delito de rebelión.

Página triste e infecunda.

Carranza trata de mitigar los negros colores de su golpe de mano audaz a la Revolución, pretendiendo establecer una diferencia entre los procedimientos de Porfirio Díaz y los de él en los asuntos obreros, y así, se entrega a denigrar la obra liberticida de Díaz, mientras da a entender que la suya es libertaria y generosa. He aquí lo que dice “El Pueblo”, de 6 de este mes, hablando de la huelga: “Los graves problemas del socialismo no habían podido ocupar la atención del país, porque una Dictadura cruelmente inhumana oprimió por varios lustros a las clases trabajadoras, que de antemano sabían la esterilidad de sus protestas y el peligro inminente de sus más justificados y prudentes esfuerzos.

“Fue precisa una situación inmensamente dolorosa, creada por la constante depreciación del salario, para que los obreros, obedeciendo insinuaciones que venían de muy alto, realizaran las huelgas de Cananea y Orizaba, dignas por muchos títulos de serio y comprobado examen.

“La dictadura porfirista fue implacable con estos huelguistas, siendo por lo mismo esas primeras manifestaciones del socialismo en México una página triste e infecunda.

“La Revolución constitucionalista tiene la gloria de haber permitido los primeros ensayos de organizaciones obreras destinadas real o aparentemente a la resolución de los delicados y complejos problemas que son el objeto del socialismo.

“Así se formó en México un socialismo incipiente, lleno de energías y de ideales; pero carente de buena cimentación y carente, también, de la mesura y tacto que sólo puede ser el fruto de una larga y provechosa experiencia.

“Estas deficiencias han sido propiciadas por los enemigos de la Revolución, que aprovechándose de ellas han podido desviar de sus nobles y naturales objetos a la nueva fuerza prohijada por la generosidad revolucionaria, hasta tal punto que su última manifestación resultó monstruosa.

“Efectivamente el decreto expedido por el Sindicato Obrero es un producto teratológico, porque fue una tentativa inminentemente antirrevolucionaria, mal disfrazada con el título de huelga; o, en otros términos, porque fue una huelga política.”

La paja en el ojo ajeno.

Como vulgarmente se dice, Carranza ve la paja en el ojo ajeno, pero no ve la viga en el propio. Dictadura cruel fue la de Díaz; pero ¿qué otra cosa es la tiranía de Carranza? Sin embargo, Carranza, te equivocas cuando dices que las primeras manifestaciones del socialismo en México fueron una página triste e infecunda… ¿No comprendes que las cenizas de los mártires obreros de Cananea y Río Blanco, al volar en alas del viento cayeron en los corazones generosos que habían de destronar a Porfirio Díaz? ¿No es la sangre de aquellas víctimas de la ferocidad burguesa la que están vengando todavía los verdaderos revolucionarios, los que queman títulos de propiedad y derriban templos, los que ejecutan burgueses, sacerdotes y representantes de la autoridad?

¡Ah! no fueron las hecatombes de Cananea y Río Blanco una página triste e infecunda. Ellas abonaron el terreno en que tenía que germinar la semilla generosa de la rebeldía, como el decreto del 1o de Agosto de 1916 que condena a la pena de muerte al obrero que tiene hambre, pondrá en las manos de un justiciero el puñal vengador. La violencia solicita la violencia; la represión de la tiranía engendra la explosión de los oprimidos. La sentencia de muerte que recaiga sobre nuestros hermanos presos en México, será la sentencia de muerte de Carranza y todos sus satélites. ¡Aprieta, tirano, que el mismo nudo que arrancará la vida de seres útiles y buenos, que no han hecho en su vida fecunda otra cosa que producir el oro que derrochan en francachelas tú y los burgueses, se enroscará en tu garganta de malvado para impedir que tu aliento siga emponzoñando al mundo!

¡Mientes! ¡Mientes!

Las organizaciones obreras no necesitaron de tu permiso, Carranza, para formarse. Ellas son una conquista de la rebeldía popular; ellas pudieron nacer porque hubo hombres que inyectaron virilidad en las masas populares, cuando tú hacías la digestión en el Senado como lacayo de Porfirio Díaz.

Por tu manera de hablar, tal parece que sin tu revuelta los obreros no habrían logrado organizarse; que a ti te lo deben todo, cuando la verdad es que si los obreros pueden organizarse, eso se debe a que hubo hombres que se atrevieron a romper la infame paz porfirista, creando así un ambiente dentro del cual pudieran tener algún respiro los obreros, y a que continúa en pie la Revolución que en vano tratas de aplastar.

Que las organizaciones obreras carecen de una buena cimentación, nadie lo niega, porque deberían estar cimentadas en el desconocimiento del derecho que se arroga el burgués de tomar parte de lo que produce el trabajador. Las organizaciones obreras deben desconocer el llamado derecho de propiedad privada o individual y poner en práctica la expropiación de la riqueza social para el beneficio de los trabajadores, para que cumplan una misión verdaderamente emancipadora. De lo contrario servirán solamente para perpetuar el sistema capitalista, cuando lo que se necesita es que desaparezca.

Gracias a la mala cimentación de las organizaciones obreras; gracias a que no desconocen el llamado derecho de propiedad privada, ha sido posible para el carrancismo desviarlas de “sus nobles y naturales objetivos”: la expropiación de la riqueza de las manos de los parásitos y la formación de una sociedad basada en la libre cooperación de todos sus componentes para su subsistencia y progreso.

¿Huelga antirrevolucionaria?

Asegura Carranza que la huelga fue absolutamente antirrevolucionaria, con lo que asienta otra mentira. Bien es cierto que la huelga no tuvo por objeto la expropiación de la riqueza social de las manos de la burguesía; pero ello sirvió para demostrar que si la sociedad existe, es por los trabajadores; que la única parte importante de la sociedad, la única útil es la de los trabajadores, sin la cual sería imposible su existencia.

Basta con que los trabajadores dejen caer la herramienta de sus manos callosas para que se suspenda la vida social. Lo que demuestra que no es la clase trabajadora la parte insignificante del conglomerado social que quiere Carranza que sea, sino que es la más importante, mejor dicho, la única importante, y la única, por lo mismo, que lo merece todo.

Decretada la huelga general por la Confederación General de Sindicatos Obreros, toda actividad quedó paralizada en la ciudad de México y en todo el Distrito Federal. Tranvías, fábricas, talleres, obras hidráulicas, alumbrado, fundiciones, todo dejó de moverse en la madrugada del 31 de Julio, prolongándose el paro general por tres días, paro que hubiera terminado con la derrota de la burguesía si el Gobierno no hubiera volado en auxilio de los explotadores, expidiendo su decreto de 1o de Agosto.

Lo de siempre.

Habla Carranza por medio de “El Pueblo”, de ocho de este mes: “…reconocemos al obrero agrupado en torno de una bandera de comunidad para defenderse de las emboscadas que la codicia y el capital pudieran oponerle para el logro de un justo progreso moral y económico; pero no al que, sumiso a la voluntad de ciertos agitadores, intenta plantear prematuramente, en nuestro ambiente, problemas de pavorosa enunciación, a ése debemos orientarlo, marcarle el recto sendero y apartarlo totalmente del camino por el cual se va derechamente al fracaso.”

¡Lo de siempre! Para crearse cierto prestigio libertario, los Gobiernos reconocen que el obrero tiene derecho a defenderse de las emboscadas de la codicia… hasta cierto punto, hasta en tanto que con esa defensa no pongan en peligro la integridad de las instituciones burguesas, las instituciones que amparan el despojo del pobre por el rico, la tiranía del débil por el fuerte, porque si el obrero, al defenderse de las emboscadas de la codicia capitalista, lesiona los intereses de los ricos, como por fuerza tiene que suceder desde el momento que lo que beneficia a una clase social perjudica a la otra, por ser los intereses de las dos clases diametralmente opuestas, entonces ya no es un derecho de defensa el que ejercita, sino que se entrega a la planeación prematura de problemas de pavorosa enunciación para la burguesía, por supuesto. ¿Qué cosa más pavorosa para el burgués que la pérdida de su posición privilegiada, que lo capacita para chupar la sangre del obrero?

El miedo a la anarquía.

Carranza añade: “…la maligna intención de elementos extraños al problema obrero nacional ha vertido en el corazón sencillo de algunos de nuestros hombres de taller, la hiel mortal del sectarismo anárquico…”

El problema obrero no es propio de una nación: es un problema universal, porque la humanidad entera está dividida en dos clases sociales: la de los explotados y la de los explotadores, como consecuencia del imperio en todas las naciones del mundo del sistema de la propiedad privada o sistema capitalista. No hay, pues, razón para dar el nombre de nacional al problema obrero en México, ni para asentar que hay elementos extraños a la lucha de clases en México. No puede haber elementos extraños a un problema en que todos están interesados, proletarios y burgueses, nacionales y extranjeros, porque la suerte que le toque a la lucha de clases en México tendrá que afectar a la lucha de clases en todas las naciones del mundo. Así como el capitalismo es internacional, de manera que lo que afecta al capitalismo en una nación afecta al capitalismo en todas las demás naciones de la Tierra, del mismo modo el problema obrero es internacional. Una crisis que afectara los valores de la plaza de Nueva York afectaría inmediatamente los valores en Londres, en Berlín, en París. La crisis por la que atraviesa la burguesía en México afecta a la burguesía de todos los países. Si en México logra emanciparse definitivamente el trabajador de la explotación capitalista, se emancipará la clase trabajadora del mundo entero.

La filosofía anarquista es una hiel; pero para los paladares burgueses. No es muy agradable para los señores de levita la idea de tener que remangarse los puños y ponerse a manejar el pico y la pala al lado de sus esclavos de la víspera, que es lo que sucedería en una sociedad de iguales en que solamente los trabajadores tendrían derecho a comer.

Justificación de la rebeldía.

En su atolondramiento, Carranza reprocha al obrero su oposición al Gobierno, y al mismo tiempo justifica su oposición. He aquí lo que sigue diciendo en “El Pueblo”: “Ha querido (el obrero) triunfar del capital, y creyó que lo conseguiría declarándose en franca oposición a los intereses del Gobierno, del Gobierno que lo ha defendido siempre y se halla en condiciones que no le permiten, sin graves trastornos, desentenderse de otros problemas para dar oídos a los propósitos de los obreros.”

Carranza reprocha al obrero su oposición al Gobierno; pero ¿cómo podrá el obrero triunfar del capitalismo sin dejar de oponerse forzosamente al Gobierno? ¿No es el Gobierno, cualquiera que sea su forma —republicano, monárquico— el ángel tutelar del capitalismo? ¿Para qué existe el Gobierno sino para tener sometido al pobre a la férula del rico? Que el Gobierno carrancista ha defendido siempre al obrero… eso es un sarcasmo. Lo que ha hecho el Gobierno carrancista es crear una división entre los trabajadores, haciendo que los trabajadores de las ciudades se abalancen sobre los trabajadores del campo. Si el Gobierno carrancista defendiera al trabajador, no sacrificaría los recursos y la sangre del pueblo en la lucha criminal que sostiene contra el zapatismo y contra todos los que llevan como bandera, un programa de emancipación proletaria.

Por lo demás, ¿qué problemas pueden estar por encima del problema obrero, para dejar de “dar oídos a los propósitos de los obreros?” ¡Ninguno! El problema obrero es el problema humano por excelencia, porque de su solución dependen el triunfo definitivo de la justicia, la abolición total de toda imposición y de toda explotación, el afianzamiento de la paz en todo el mundo.

La censura.

Nada se sabe de la suerte que hayan corrido los obreros arrestados por los esbirros de Carranza. ¿Se les habrá fusilado? ¿habrán sido fusiladas igualmente las obreras Ángela Inclán y María Ester Torres? porque de todo es capaz la barbarie capitalista. ¡Recordad a Margarita Ortega!20

La más estricta censura ha sido establecida por Carranza sobre todo lo relacionado con la huelga y las medidas de represión por él decretadas contra los huelguistas, sus simpatizadores y aun contra los que asistan como simples espectadores a un mitin obrero, según se ve en el bárbaro decreto del 1o de Agosto. Todos por igual son condenados a muerte.

Pena de muerte ha decretado también contra los que envíen noticias de lo que ocurre en la ciudad de México. ¡El monstruo no quiere que se escuchen los estertores de sus víctimas y pone una mordaza en cada boca que quiere gritar y emboca una carabina a cada hombre honrado que quiere protestar!

¡Silencio! Es la orden del día en la ciudad de México: ¡silencio o muerte!

El crimen detesta la publicidad; el crimen se perpetra en el misterio de las tinieblas; en la obscuridad bate el murciélago sus alas membranosas; en las sombras se entrega Carranza a su orgía de sangre…

¡Silencio! No hay que perpetuar con la queja o con la blasfemia el festín del chacal ebrio de sangre obrera.

¡Abrid de un bayonetazo el vientre de ese niño abrazado a las piernas de su padre camino del patíbulo! ¡Separad de una puñalada a esa mujer abrazada al cuello del esposo frente al pelotón que ha de fusilarlo! ¡Rechazad a culatazos a esos viejos que se arrastran detrás del hijo que va a ser pasado por las armas! Así obran los Gobiernos paternales. Así obra Carranza.

¡Venganza!

            ¡Oh, amarga diosa, cuán dulce eres! Es vil el corazón que no te rinde culto: no merece el nombre de pueblo, sino de rebaño, el conglomerado humano que no te queme incienso.

Sin ti no habría fulgurado al sol el puñal de Caserio; si no existieras, habría permanecido mudo el revólver de Pardiñas.

La tiranía no se refrena si no le sale al frente el espectro de la Venganza. La tiranía es sorda a los ayes del dolor: ¡entonces debe rugir la dinamita! Entre el verdugo y la víctima, hay que levantar los brazos de la guillotina.

Obreros de las ciudades: expiáis en estos momentos una falta que falsos amigos os hicieron cometer: la de desligaros de la acción de vuestros hermanos los obreros de los campos. Al hacer armas contra los trabajadores del campo, hicisteis armas contra vuestros propios intereses, porque el interés del explotado es el mismo, ora empuñe el arado, ora el martillo. No impunemente fusilasteis al zapatista y al anarquista del Partido Liberal mexicano, que son vuestros hermanos de clase, pues que de esa manera hicisteis fuerte al enemigo común, a la burguesía, que hoy os paga vuestros servicios con miseria, y si protestáis, ¡con la muerte!

Volved sobre vuestros pasos, hermanos descarriados. Haced vuestro el Manifiesto de 23 Septiembre de 1911, expedido por la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano, y unidos a vuestros hermanos los trabajadores de los campos, poned fin al sistema capitalista, cortad de raíz el mal, luchad contra todo Gobierno y toda explotación del hombre por el hombre, y fundad, por último, la sociedad de los iguales y de los hermanos, compuesta de una sola clase: la de los productores.

¡Viva la Anarquía! ¡Viva Tierra y Libertad!

 

Ricardo Flores Magón


1 Acción Mundial. México, DF (1914-1916). Director: Gerardo Murillo, Doctor Atl. Periódico fundado tras el triunfo de Carranza consagrado a la defensa del constitucionalismo y dedicado a la propaganda obrerista. Mantuvo una relación ambigua con el carrancismo. Fue clausurado por orden de Carranza luego de que Murillo expresara su descontento con la represión de que fue objeto la huelga general de 1916.

2 Gerardo Murillo, Doctor Atl (Guadalajara, Jalisco, 1875-ciudad de México, 1964). Pintor, periodista y vulcanólogo. Estudió pintura y filosofía en Europa, donde pasó la mayor parte de la primera década del siglo XX becado por el gobierno de Porfirio Díaz, aunque sostuvo estancias en el país como profesor en la Académica de San Carlos. Fue promotor de las vanguardias artísticas y las artes populares. Tras el golpe de Victoriano Huerta, que lo encontró en París, editó la revista La Revolución de Mexique, con Luis Quintanilla. En 1914 regresó a México y se unió a Venustiano Carranza. Dirigió La Vanguardia, el órgano del Constitucionalismo en Veracruz. Tuvo un importante papel como negociador con la COM y en la creación de los Batallones Rojos que combatieron a Villa del lado de los carrancistas. Establecido el gobierno de Carranza en la ciudad de México, fue nombrado director de Bellas Artes. Al triunfo del Plan de Agua Prieta regresó a Europa y, al término de la etapa armada, se dedicó a la pintura, al estudio de la vulcanología y al periodismo. En los años treinta fue defensor de fascismo y el antisemitismo, editó el periódico Acción Mundial, divulgador de esta ideología. Obtuvo el Premio Nacional de las Artes en 1958. Sus restos reposan en la Rotonda de los Hombres Ilustres de la Ciudad de México.

3 Refiérese a Octave Jahn (1869-1917). Telegrafista ácrata francés. En 1886 participó en la organización de la Liga de Jóvenes Antipatriotas, actividad por la que se vio obligado a exiliarse en Bruselas. Se dedicó a las labores de propaganda libertaria en Inglaterra, Suiza, el norte de África y España, en donde colaboró con el periódico valenciano La Cuestión Social, y participó activamente en el debate entre anarcocomunismo y anarcocolectivismo. Permaneció en la península ibérica hasta 1908, cuando se embarcó rumbo a México, donde trabajó como representante de casas comerciales francesas. Se vinculó con el zapatismo en 1914 y al año siguiente entró en contacto con la COM, organización de la que se volvió activo militante, colaborando frecuentemente en el periódico Ariete. A finales de 1915 viajó a España y a Francia, en calidad de delegado internacional de la COM. Durante su viaje publicó en la prensa libertaria francesa diversos artículos favorables a la Casa y al pacto que esta celebró con la facción constitucionalista. Retornó a México en octubre de 1916, estableciéndose brevemente en Yucatán. Murió en la ciudad de México.

4 Refiérese al periodista y narrador Carlos Loveira. Su famosa novela Generales y doctores (La Habana, 1920), fue traducida al inglés (New York, Oxford University Press, 1965). Tercer premio en el certamen de obras de ambiente cubano (1928). Nació en Las Villas. De origen humilde. Su padre murió cuando él contaba apenas tres años. Con su madre se trasladó a Matanzas, donde trabajó de cocinera, hasta que enfermó y murió; Loveira tenía nueve años. Con la familia de la cual su madre era criada emigró a Nueva York en 1895, al anunciarse la llegada a Cuba del capitán general español Valeriano Weyler. Allí trabajó como mozo de hotel y vendedor ambulante de frutas y dulces. Relacionado con los emigrados revolucionarios, a los dieciséis años se enroló en la expedición comandada por el general Lacret que partió desde Tampa rumbo a Camagüey. Ya en la manigua, prestó sus servicios en un hospital de sangre. Durante la primera intervención norteamericana en Cuba sirvió como intérprete a las tropas invasoras. Hacia 1903 comenzó a trabajar como obrero ferroviario (retranquero, guarda equipajes, conductor de trenes de cañas, maquinista, jefe de trabajos de construcción). Desempeñó estos oficios también en el Canal de Panamá, en Ecuador y en Costa Rica, lugar en donde residió algún tiempo. Ya en Cuba de nuevo (1908), obtuvo empleo en los ferrocarriles de Camagüey. Como dirigente obrero organizó, en 1910, la Liga Cubana de Empleados de Ferrocarriles y fundó el periódico El Ferrocarrilero (1909-1911). Fracasada la Liga, Loveira se trasladó a Sagua la Grande (Las Villas), en donde reinició sus labores sindicalistas. Fundó el efímero periódico Gente Nueva y, posteriormente, la revista anticlerical Cauterios; esta última en unión con el periodista catalán Baltasar Pagés. Nuevos reveses lo hicieron trasladarse ocasionalmente a La Habana. Acusado de la explosión de unas bombas, al regreso de uno de sus viajes, fue detenido, pero salió absuelto en el juicio que le hicieron. Trabajó en la agencia sagüera de la Secretaría de Hacienda hasta que un incidente con dos curas lo decidió a marcharse a Yucatán, lugar adonde habían emigrado muchos de sus compañeros de luchas. Llegó a Mérida en febrero de 1913. En México fue colaborador cercano de Venustiano Carranza, quien le encargó organizar técnicamente el Departamento del Trabajo del estado de Yucatán. A partir de 1915 realizó numerosos viajes entre México, Cuba y los Estados Unidos, así como por Centro y Suramérica (Perú, Chile, Argentina, Uruguay y Brasil), en labores de propaganda y agitación. En Yucatán perteneció a la redacción de La Voz de la Revolución. También colaboró en Heraldo de Cuba, El Imparcial de San José (Costa Rica) y, en inglés, en The Federationist, órgano de la American Federation of Labor, a cuyo congreso, celebrado en Washington en 1916, asistió representando a los obreros yucatecos. En dicha ciudad estadounidense laboró en el Comité Pro-Conferencias Panamericanas de Trabajadores.

5 Rafael Quintero. Tipógrafo y militante anarcosindicalista. Dirigió el Sindicato de Tipógrafos y la Confederación Tipográfica de México. Discípulo de Amadeo Ferrés, formó parte del Grupo Anarquista Luz y participó en la formación de la COM. Organizó la sucursal de esta central obrera en Guadalajara. Junto con Samuel O. Yúdico y José Barragán tomó parte en las gestiones ante el gobierno constitucionalista, para que le fuera cedido el palacio de los azulejos a la COM. Colaborador asiduo de los distintos órganos impresos de la organización, se desatacó como entusiasta impulsor del pacto de la Casa con el constitucionalismo. Al inicio de la década de 1920 participó en la fundación de la Confederación General del Trabajo (CGT), en su calidad de integrante del Centro Sindicalista Libertario de la ciudad de México. Se afilió a la Confederación Regional de Obreros de México, organización en la que hizo carrera como artífice del sindicalismo oficial.

6 Refiérese a los batallones conformados por trabajadores urbanos afiliados a la COM, que apoyaron la campaña militar del constitucionalismo en contra de los ejércitos populares de Villa y Zapata. Se instituyeron como expresión del Pacto celebrado en Veracruz entre Carranza y la COM, el 17 de febrero de 1915; de acuerdo con el cual, el gobierno constitucionalista ofrecería mejoras en materia laboral y la solución de conflictos obrero patronales en los territorios bajo su dominio, a cambio del apoyo militar de la COM. Los batallones rojos establecieron su cuartel general en Orizaba y operaron en las campañas constitucionalistas del Bajío, Veracruz, San Luis Potosí, Coahuila y Nuevo León.

7 Casa del Obrero Mundial (COM). Organización anarcosindicalista fundada en la ciudad de México el 22 de septiembre de 1912 bajo los principios del Grupo Luz y las ideas del colombiano Juan Francisco Moncaleano, seguidor de Francisco Ferrer Guardia y la Escuela Racionalista, quien fuera expulsado del país por Madero tan solo unos días antes de la fundación de la agrupación. Participaron al principio sastres, zapateros, conductores de tranvías, hilanderos y canteros. Entre sus fundadores y militantes destacados estuvieron Antonio Díaz Soto y Gama, Pioquinto Roldán, Manuel Sarabia, Celestino Gazca, Santiago R. de la Vega, Lázaro Gutiérrez de Lara, Rafael Pérez Taylor, Luis Méndez, Juan Lozano, Fredesvindo Elvira, Jacinto Huitrón, Rosendo Salazar y Ernesto Velasco. Su primer acto fue la conmemoración de los Mártires de Chicago. Creció muy rápidamente, se extendió por diversas partes del país y se convirtió en la principal organización obrera en México entre 1912 y 1918; años en los que organizó huelgas, paros, manifestaciones y sabotajes. Fue clausurada el 27 de mayo de 1914 por Victoriano Huerta. Tras la entrada de Obregón a la capital, el general entregó a la COM el Colegio Jesuita y las máquinas del periódico La Tribuna, las que utilizó para imprimir su órgano El Ariete. En 1915, tras un intenso debate, la COM realizó una alianza con el Constitucionalismo e integró los Batallones Rojos que combatirían a las fuerzas de la Convención. En agosto de ese año Carranza les entregó la Casa de los Azulejos, que hasta entonces albergaba al aristocrático Jockey Club. En noviembre, a raíz de una huelga ferrocarrilera y la radicalidad de algunos grupos afiliados a la Casa, Carranza decretó su militarización, clausuró la COM de Monterrey y dictó orden de aprensión contra su dirigente Rosendo Salazar. El 3 de enero de 1916, Obregón licenció a los Batallones Rojos. En mayo de 1916 la COM rompió formalmente con Carranza y acordó la creación de la Confederación del Trabajo de la República Mexicana, que enarboló como táctica de lucha la acción directa y la lucha de clases como principio. El día 22 de ese mismo mes estalló una huelga general en la ciudad de México con participación del Sindicato Mexicano de Electricistas, la Federación de Tranviarios y la Federación de Sindicatos Obreros del Distrito Federal. Más de 80 mil trabajadores se fueron al paro. Carranza respondió la detención de muchos huelguistas y restableciendo una vieja ley de 1862 que fijaba la pena de muerte para los “trastocadores del orden público”. Ante la amenaza de que los aprendidos fueran ejecutados y a petición del general Álvaro Obregón, los trabajadores levantaron la huelga y suspendieron las actividades de la organización. Con la aparición de la Confederación Regional Obrera Mexicana, de Luis M. Morones, respaldada por Obregón, la COM se extinguió. De sus restos anarcosindicalistas surgió en 1921 la CGT.

8 Ernesto H. Velasco. Electricista. Miembro fundador del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) en diciembre de 1914. Fue su primer secretario del interior. Era Secretario General del Sindicato durante la huelga de 1915. En marzo de 1916 volvió a ocupar el cargo tras el arresto de Ángel Frutos. Fue uno de los principales organizadores de la huelga general que estalló en la ciudad de México el 31 julio de 1916 en demanda del pago en oro de los salarios obreros. Formó parte del comité de huelga. Lo detuvieron el 1 de agosto luego de que Carranza decretara la ley marcial como respuesta al movimiento. Sometido a consejo de guerra, el 26 de agosto, se le culpó del delito de rebelión y se le declaró reo de la pena de muerte. En abril de 1917, la pena le fue conmutada por una sentencia de veinte años de prisión. Fue liberado el 18 febrero de 1918 por gestiones del coronel Filiberto C. Villarreal. A la salida de la prisión lo recibió una multitud obrera compuesta por más de 10 mil personas.

9 Luis Harris. Electricista de origen británico y militante de la COM; afiliado al Sindicato Mexicano de Electricistas. Fue acusado de rebelión y traición a la patria por su participación en la huelga general de 1916. Juzgado por consejo de guerra junto con otros militantes de la COM, afirmó que había secundado la huelga por solidaridad gremial y no con la intención de desestabilizar al gobierno constitucionalista. Fue absuelto.

10 Federico Rocha. Oficinista, tipógrafo, calculista y agente viajero. Se unió a la COM en 1914. Fue Secretario General del Sindicato de Empleados de Comercio. Arrestado durante la represión carrancista a la huelga estallada en la ciudad de México en julio de 1916. Estuvo detenido durante tres meses en Querétaro amenazado con una sentencia de muerte. Al regresar a la ciudad de México encabezó la lucha para conseguir indemnización de los empleados cesados durante la huelga. En 1921 dirigía la Unión Sindical de Empleados de Comercio y Oficinas Particulares. Participó en la Confederación Regional de Obreros de México (CROM) y fue senador por Nuevo León durante el periodo presidencial de Emilio Portes Gil. Participó en la fundación de la Federación Sindical de Trabajadores del Distrito Federal (FSTDF), la organización donde surgió el grupo de Fidel Velázquez, que rompería con la CROM y controlaría al sindicalismo mexicano por más de cincuenta años.

11 En realidad Ausencio S. Venegas. Miembro de la COM y del primer Comité de Huelga de la Federación de Sindicatos Obreros del Distrito Federal, que organizó la huelga general estallada el 31 de julio de 1916 en la ciudad de México. Fue aprendido el mismo día del estallido, al acudir a una audiencia con Carranza con el resto de los miembros del Comité. Acusado de traición a la patria y juzgado de acuerdo con la ley del 25 de enero de 1862, podía haber sido por ello condenado a la pena de muerte. Tras el levantamiento de la huelga, Venegas -al igual que el resto de los acusados, con excepción de Ernesto Velasco- fue absuelto del delito de rebelión.

12 César Pandelo. Miembro de la COM y del primer Comité de Huelga de la Federación de Sindicatos Obreros del Distrito Federal, que organizó la huelga general estallada el 31 de julio de 1916 en la ciudad de México. Fue aprendido el mismo día del estallido, al acudir a una audiencia con Carranza con el resto de los miembros del Comité. Acusado de traición a la patria y juzgado de acuerdo con la ley del 25 de enero de 1862, podía haber sido por ello condenado a la pena de muerte. Tras el levantamiento de la huelga, Pandelo -al igual que el resto de los acusados, con excepción de Ernesto Velasco- fue absuelto del delito de rebelión.

13 Refiérese a Alfredo Pérez Medina. Tipógrafo. Miembro de Confederación de Tipográfica Mexicana, fundada en mayo de 1911 y fundador de la COM. Participó en el primer Comité de Huelga de la Federación de Sindicatos Obreros del Distrito Federal (FSODF), que organizó la huelga general estallada el 31 de julio de 1916 en la ciudad de México. Fue aprendido el mismo día del estallido, al acudir a una audiencia con Carranza con el resto de los miembros del Comité. Acusado de traición a la patria y juzgado de acuerdo con la ley del 25 de enero de 1862, podía haber sido por ello condenado a la pena de muerte. Tras el levantamiento de la huelga, Pérez Medina -al igual que el resto de los acusados, con excepción de Ernesto Velasco- fue absuelto. En 1932, cuando era Secretario de la FSODF fue expulsado de la CROM. Entonces fundó la Cámara del Trabajo del Distrito Federal, identificada con Plutarco Elías Calles.

14 Ángela Inclán. Bonetera empleada en la fábrica La Perfeccionadora, afiliada a la Confederación de Sindicatos del Distrito Federal. Se dice que fue en la vecindad en que ella habitaba donde se celebró la sesión secreta del comité ejecutivo de la Confederación en la que se decidió el estallido la huelga general de 1916. Integrante del Comité de Huelga, fue aprehendida bajo la acusación de rebelión y traición a la patria. Luego de un mes de proceso judicial fue absuelta.

15 Reynaldo Cervantes Torres. Militante de la COM; realizó actividades de propaganda a favor del constitucionalismo en la frontera entre México y Estados Unidos. Fue arrestado en agosto de 1916 bajo el cargo de rebelión, traición a la patria y delitos contra los bienes sociales, por su participación en la huelga general promovida por la COM y la Confederación de Sindicatos del DF, en demanda de mejoras salariales. Junto a los otros doce detenidos fue sometido a un consejo de guerra, conducido por el coronel Julio B. Uranga. Fue absuelto a finales de agosto. Durante los años veinte se desempeñó como dirigente de la CROM.

16 Leonardo Hernández. Militante de la COM, radicado en Tampico. En 1915 formó parte del grupo editor del periódico Tribuna Roja que se publicaba en aquel puerto. Posteriormente se afilió al Sindicato de Conductores de Coches de Alquiler, de la ciudad de México. Se desempeñó como tesorero del Comité Revolucionario de la COM. En 1916 formó parte del Comité que emplazó a la huelga general. Por su participación en la misma fue acusado de rebelión y traición a la patria. Salió absuelto luego del consejo de guerra que se les formó a los huelguistas. En 1918 fue dirigente del Gran Cuerpo Central de Trabajadores, de tendencia anarcosindicalista, y al año siguiente participó en la fundación del Partido Comunista Mexicano.

17 Casimiro del Valle. De origen español. Organizador del Sindicato de Dependientes de Restaurantes del Distrito Federal en 1914 e integrante de la COM y colaborador de su órgano Ariete, donde difundía la doctrina de la Escuela Racionalista de Ferrer GuardiaTesorero auxiliar del Comité Revolucionario de la COM que, en febrero de 1915, firmó el pacto con el constitucionalismo que dio origen a los Batallones Rojos. Al mes siguiente encargado del Comité de Propaganda para Tamaulipas y Coahuila, llegó a Tampico donde organizó una COM local, que defendía las tesis del anarcosindicalismo revolucionario. Fue su primer Secretario general y uno de los editores de Tribuna Roja. En 1916 formó parte del Comité de Huelga que organizó la huelga general estallada el 31 de julio de 1916 en la ciudad de México. Con el resto de los miembros del Comité, fue aprendido el mismo día del estallido al acudir a una audiencia con Carranza. Acusado de traición a la patria y juzgado de acuerdo con la ley del 25 de enero de 1862, podía haber sido condenado a la pena de muerte. Tras el levantamiento de la huelga, al igual que el resto de los acusados, con excepción de Ernesto Velasco- fue absuelto del delito de rebelión.

18 María Ester Torres (Guanajuato, Guanajuato, 1896-¿?). Costurera. Al igual que su madre y su hermana Ignacia viajó a la ciudad de México en 1910 para emplearse en la Cigarrera Mexicana de Ernesto Pugibet, donde cumplía jornadas de 12 horas diarias. Luego ingresó como costurera a una fábrica de ropa para trabajadores. En 1915 se unió a la COM, donde recibió formación doctrinaria de parte de Rafael Quintero, participó en la formación del Sindicato de Boneteras de la fábrica La Perfeccionadora y organizó el primer Sindicato de Costureras del Distrito Federal. Como delegada de este, participó en la huelga general de julio de 1916 en el Distrito Federal, y fue detenida con el Comité de Huelga al otro día del estallido, recluida en la penitenciaria y sometida a consejo de guerra. Fue liberada a los 26 días con casi todos de detenidos. El único de los huelguistas condenado a la pena de muerte fue Ernesto Velasco, quien salió de la cárcel después de un año. Formó parte de la Agrupación de Supervivientes de la Venerada Casa del Obrero Mundial.

19 Timoteo García. Militante de la COM; formó parte del Comité que emplazó a la huelga general de 1916, razón por la que fue aprehendido bajo los cargos de rebelión y traición a la patria. Fue juzgado por un consejo de guerra y salió absuelto. En 1918 formó parte del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Socialista de México.

20 Margarita Ortega. Residente de Irwindale, California. Esposa o hermana de Máximo Ortega, miembro del grupo encabezado por Salvador Medrano que apoyaba a Francisco I. Madero, a principios de 1908. Hacia abril de 1911 se trasladó a Calexico, junto con su hija Rosaura Gortari. Fue desterrada a suelo mexicano «por profesar ideales liberales» a «instancias de Francisco I. Madero». Participó en la campaña liberal en Baja California «como lazo de unión entre los combatientes», buena jinete «apóstol, guerrera, enfermera», de donde fue nuevamente expulsada junto con su hija Rosaura, esta vez por Rodolfo Gallegos, exliberal converso en maderista. Recorrieron 62 millas a pie en el desierto hasta Algodones, donde tomaron un tren a Yuma, Arizona. Lugar del que huyeron pues las autoridades migratorias buscaban desterrarlas. Se refugiaron en Phoenix, bajo el nombre de María Valdez y su hija, Josefina. En su escrito Ante la tumba de Madero, responsabilizó a este de la muerte de su hija Rosaura. Emigró, en octubre de 1913, junto con Natividad Cortés a Sonoyta, Sonora. Por órdenes de Gallegos, ya entonces constitucionalista, Cortés fue fusilado y Margarita fue llevada rumbo a Mexicali, donde la abandonó en manos de los federales, mismos que la arrestaron el 20 de noviembre de 1913, la torturaron y fusilaron en las goteras de esa población el 24 de ese mes. Al parecer en su muerte tuvo que ver Juan A. Mateos, hijo. Ricardo Flores Magón escribió un obituario de Margarita y su hija.

Esta fecha tiene la peculiaridad de henchir de entusiasmo el pecho de más de un mexicano. Es que ella nos recuerda, a todos los que nacimos en México, que hubo una noche —la noche del 15 al 16 de Septiembre de 1810— en la que vibró como un clarín de combate el grito viril de un hombre que en sus últimos pasos por la senda de la vida halló fuerza para empujar, a todo un pueblo, a la rebelión.

La palabra ¡libertad! ha tenido siempre el privilegio de hacer latir con más fuerza el corazón del oprimido; por ella suspira el esclavo; ella vive en los labios del presidiario como una plegaria de todos los días, de todas las horas, de cada minuto, de cada instante. Es la palabra-luz que ilumina las lobregueces del tugurio; es la palabra-color que tiñe de rosa la monotonía de una existencia incolora. El minero la evoca en sus tinieblas; el peón la balbuce sobre el surco; el obrero sueña en ella al pie de la máquina, y el albañil, cuando en el andamio oscila entre la vida y la muerte, la escucha como una música preñada de promesas y de esperanzas.

Nada de extraño hay en que la palabra libertad, pronunciada por los pálidos labios de un anciano, haya brillado con resplandores de sol la noche del 15 al 16 de Septiembre de 1810, y que fuera saludada por los gritos entusiastas de todos los oprimidos. ¡Libertad!: palabra que significa mucho, y que, al mismo tiempo, nada significa. Significa mucho si descansa en hechos; palabra vana cuando es un mero sonido.

Sonido, un simple sonido, armonioso y bello tal vez; pero nada más fue la palabra ¡libertad!, el grito ¡libertad! escapado de la garganta de Hidalgo la noche memorable en el pueblo de Dolores, porque si bien es cierto que produjo la independencia política de la nación mexicana, no produjo, al mismo tiempo, la libertad de los mexicanos. México rompió las cadenas que lo ligaban a España; pero los mexicanos no rompieron las cadenas de la dependencia económica. El pobre continuó siendo pobre; el trabajador siguió dependiendo del rico bajo la República, como dependió de él bajo el Virreinato; el proletario continuó trabajando para el burgués, el sacerdote, y el gobernante, como lo hizo antes. La independencia política no produjo al trabajador mexicano ni un pedazo más de pan ni un jirón más de libertad, porque no fue acompañada de la independencia económica de todos y de cada uno de los componentes del pueblo mexicano. La libertad deja de ser una simple palabra y se convierte en hecho cuando tiene por base la independencia económica, esto es, la facultad de ganarse la subsistencia y la de la familia por medio de un trabajo útil, sin necesidad de alquilar sus brazos.

Por esa independencia hay que luchar: la independencia económica, que ella nos dará la libertad.

No hay, pues, que dejar las armas mientras no se conquiste la independencia económica. Dejemos de celebrar fiestas a una libertad que no existe, a una libertad que es sólo una palabra y no un hecho, porque esto es añadir el sarcasmo a la vergüenza de ser esclavos.

 

Ricardo Flores Magón

El domingo 29 de Agosto varios I. W. W. y algunos compañeros anarquistas celebraban un mitin público en Morenci, Arizona. Los trabajadores escuchaban con atención a los oradores. El orden era perfecto; pero a la Mesa Directiva de la Local núm. 2 de la Arizona Federation of Labor1 le disgustó que los oradores atacasen los cimientos del sistema capitalista e incitó a los polizontes a que disolvieran el mitin. Los polizontes arremetieron contra la multitud y varios arrestos fueron hechos, quedando definitivamente presos A. V. Azuara2 y Benigno Medina, acusados del delito de hablar en contra de las malditas instituciones burguesas.

Pocos días después de este atropello, E. J. Moreno3, organizador de la Arizona Federation of Labor y policía al mismo tiempo, mató en Newtown, cerca de Morenci, a Federico Bosques, cuando este orador obrero dirigía la palabra a los trabajadores denunciando a la Mesa Directiva de la Local núm. 2 como traidora a los intereses de la clase trabajadora, por haber ocasionado el arresto de Azuara y Medina.

La excitación que han provocado esos atentados es tremenda. Los trabajadores se muestran sumamente indignados contra el proceder de los oficiales de la Arizona Federation of Labor, proceder que no vacilamos en llamar criminal porque resulta en perjuicio de los intereses del proletariado, y en beneficio de los intereses de la burguesía. Se explica que la burguesía arremeta contra los desheredados; pero que sean los desheredados los que arremetan contra los de su clase, eso es infame.

Azuara y Medina se encuentran presos en la cárcel de Clifton y se les ha señalado fianza de $5,000 a cada uno.

 

Ricardo Flores Magón


1 Arizona State Federation of Labor. Rama estatal de la American Federation of Labor, presidida por J. P. Ryan. Fundada en los primeros años del siglo XX, estuvo conformada principalmente por trabajadores de las minas de cobre. Se caracterizó por mantener una política moderada frente a las compañías mineras y por el segregacionismo de los trabajadores de origen mexicano y afroamericano. Mantuvo una relación tirante en la región con la Western Federation of Miners.

2 A. V. Azuara. Minero. Residente de Morenci, Arizona. Detenido tras la disolución de un mitin que se celebró el domingo 29 de agosto de 1916, en Morenci. El acto organizado por los I. W. W. fue atacado por “polizontes” de la Mesa Directiva de la Local N. 2 de la Arizona Federation of Labor. Tras una trifulca entre los mineros anarquistas y los esquiroles, Benigno Medina y A. V. Azuara fueron acusados del delito de “hablar contra las malditas instituciones burguesas”. Se les recluyó en Clifton y se les fijó una fianza de cinco mil dólares a cada uno. Unos días después E. J. Moreno, organizador de la Arizona Federation of Labor mató en “Newtown, cerca de Morenci, a Federico Bosques, cuando este orador obrero dirigía la palabra a los trabajadores denunciando a la Mesa Directiva de la Local núm. 2, como traidora a los intereses de la clase trabajadora, por haber ocasionado el arresto de Medina y Azuara” (Regeneración, núm. 244, 2).

3 Edward J. Moreno. Organizador de la Arizona Federation of Labor, agrupación sindical afiliada a la AFL (American Federation of Labor) que disputaba el control de los mineros de Arizona a la Western Federation of Labor, afiliada a los I.W.W. Acusado del asesinato del wobblie Federico Bosques en agosto de 1916.

Hasta hoy no hemos logrado obtener detalles de las circunstancias que rodearon la muerte de Eugenio Alzalde, ocurrida a mediados del pasado Agosto en el campo penal número 3, en Perry Landing, Estado de Texas, donde el infortunado compañero sufría la sentencia de 99 años de presidio que le impuso la justicia burguesa, como castigo a su empeño de luchar por romper las cadenas que oprimen a la clase trabajadora.

¡Todo es misterio! De Rangel y demás compañeros que sufren prisión en aquel Estado bárbaro, no se puede saber nada, porque toda correspondencia es minuciosamente revisada por las autoridades carcelarias, y no puede hacerse constar en ella algo que dé la más ligera idea de lo que ocurre en aquellos infiernos. Por parte de los carceleros, menos se puede saber algo, porque son precisamente los que tienen interés en que el mundo exterior no se dé cuenta de los tormentos que sufren las víctimas de una mala organización social.

Sin embargo, un dato vago que tenemos a la vista sirve para reconstruir la tragedia en todo su horror. Este dato dice: “Alzalde murió de un golpe que uno de los esbirros le aplicó con un fierro en la parte posterior de la cabeza, cuando el prisionero ya no pudo trabajar.”

¡En qué pocas palabras se hace constar la espeluznante tragedia! Los que hemos vivido la vida infernal de los presidios, podemos reconstruir el crimen con esas pocas palabras. Vemos a Alzalde, extenuado por el hambre, encorvado en la ruda labor, la homicida labor del presidiario. Un sol canicular le flagela las espaldas con látigo de fuego. El mártir trabaja, trabaja, trabaja, y suda, suda, suda. Quisiera suspender aunque fuera por un solo instante la ruda faena para hacer llegar a sus pulmones congestionados una buena provisión de aire; pero a su lado está el esbirro que no pierde uno solo de sus movimientos, y con el esbirro está el chicote listo a secundar los latigazos del sol… El prisionero trabaja, trabaja, y piensa que fuera de los límites del presidio hay seres humanos que ríen y cantan, contentos de tenerlo a él preso, pues que su cautiverio, su horrendo martirio les garantiza a ellos el disfrute tranquilo de riquezas acumuladas por medio de la explotación y la esclavitud del pueblo. Sí, él, el rebelde, es una amenaza para el bienestar de los de arriba, ¡por eso se le tiene encadenado por toda la vida! El mártir trabaja, trabaja, suda, suda, y piensa que fuera de los límites del presidio están sus hermanos de clase, los desheredados, los trabajadores que tal vez en esos momentos se conciertan para salvarlo, y este pensamiento le acaricia y le alivia como el soplo generoso de una brisa fresca. Vana ilusión del prisionero ¡sus hermanos de clase, los proletarios, impotentes y cobardes, indiferentes y mezquinos, se acomodan el yugo, que él, audaz, trató de quitarles de la nuca! El sol arrecia los golpes de sus dardos, como si estuviera de acuerdo con los verdugos del proscrito. Ya no puede más; se le nubla la vista y siente vértigos, y vacilando como un ebrio está a punto de caer; en el ambiente de horno se oye un silbido seguido de un chasquido ¡es el chirrión que acaba de caer sobre sus espaldas! ¡El león, pateado por un asno! El prisionero reanuda su tarea, la tarea homicida del presidiario bajo la mirada dura del esbirro; un soplo de infierno resquebraja los terrones; la tierra, caldeada, tuesta las plantas de los pies; la llanura inmensa arde bajo los pies; la llanura inmensa bajo los rayos del inmenso sol. De las manos del mártir cae la herramienta y sobre sus espaldas cae el chirrión. Se reanuda la tarea; pero eso no puede seguir: todo tiene su límite. Llega instante en que Alzalde ya no alcanza respiro; sus ojos forcejean por saltar de sus órbitas y en esos momentos, cuando todo su ser bambolea entre la vida y la muerte, tal vez sueña que un brazo robusto lo rescata; ¡son los últimos parpadeos de la esperanza en el corazón del triste! Un golpe formidable en la nuca apaga los inciertos destellos de esa lucecilla y rueda por tierra el cadáver de un gigante…

Tal fue la tragedia de Perry Landing.

Y bien; ¿qué es lo que vamos a hacer los proletarios para lavar esa mancha que ha caído sobre nuestro rostro? Porque el atentado de que ha sido víctima Eugenio Alzalde es un atentado que la burguesía ha perpetrado contra la clase trabajadora; es un desafío que se hace a nuestro honor, a nuestra dignidad, a nuestra vergüenza; es un reto que nos emplaza a la lucha.

Si esta vez los trabajadores, y sobre todo, los trabajadores mexicanos, no devolvemos el salivazo, merecemos que se nos trate como hasta aquí: ¡como raza inferior incapaz de sentir vergüenza!

Ya que no tenemos valor para levantar barricada y rescatar con el rifle y con la metralla nuestro honor y nuestra dignidad, signifiquemos de alguna manera nuestro descontento y nuestra protesta. Unámonos todos los trabajadores mexicanos y en masa abandonemos el trabajo por un día. Eso hará, al menos reflexionar a nuestros verdugos; eso hará que nuestros tiranos nos aflojen la garra.

¡A la huelga de un día por los presos de Texas!

 

Ricardo Flores Magón

Hasta hoy no hemos logrado obtener detalles de las circunstancias que rodearon la muerte de Eugenio Alzalde, ocurrida a mediados del pasado Agosto en el campo penal número 3, en Perry Landing, Estado de Texas, donde el infortunado compañero sufría la sentencia de 99 años de presidio que le impuso la justicia burguesa, como castigo a su empeño de luchar por romper las cadenas que oprimen a la clase trabajadora.

¡Todo es misterio! De Rangel y demás compañeros que sufren prisión en aquel Estado bárbaro, no se puede saber nada, porque toda correspondencia es minuciosamente revisada por las autoridades carcelarias, y no puede hacerse constar en ella algo que dé la más ligera idea de lo que ocurre en aquellos infiernos. Por parte de los carceleros, menos se puede saber algo, porque son precisamente los que tienen interés en que el mundo exterior no se dé cuenta de los tormentos que sufren las víctimas de una mala organización social.

Sin embargo, un dato vago que tenemos a la vista sirve para reconstruir la tragedia en todo su horror. Este dato dice: “Alzalde murió de un golpe que uno de los esbirros le aplicó con un fierro en la parte posterior de la cabeza, cuando el prisionero ya no pudo trabajar.”

¡En qué pocas palabras se hace constar la espeluznante tragedia! Los que hemos vivido la vida infernal de los presidios, podemos reconstruir el crimen con esas pocas palabras. Vemos a Alzalde, extenuado por el hambre, encorvado en la ruda labor, la homicida labor del presidiario. Un sol canicular le flagela las espaldas con látigo de fuego. El mártir trabaja, trabaja, trabaja, y suda, suda, suda. Quisiera suspender aunque fuera por un solo instante la ruda faena para hacer llegar a sus pulmones congestionados una buena provisión de aire; pero a su lado está el esbirro que no pierde uno solo de sus movimientos, y con el esbirro está el chicote listo a secundar los latigazos del sol… El prisionero trabaja, trabaja, y piensa que fuera de los límites del presidio hay seres humanos que ríen y cantan, contentos de tenerlo a él preso, pues que su cautiverio, su horrendo martirio les garantiza a ellos el disfrute tranquilo de riquezas acumuladas por medio de la explotación y la esclavitud del pueblo. Sí, él, el rebelde, es una amenaza para el bienestar de los de arriba, ¡por eso se le tiene encadenado por toda la vida! El mártir trabaja, trabaja, suda, suda, y piensa que fuera de los límites del presidio están sus hermanos de clase, los desheredados, los trabajadores que tal vez en esos momentos se conciertan para salvarlo, y este pensamiento le acaricia y le alivia como el soplo generoso de una brisa fresca. Vana ilusión del prisionero ¡sus hermanos de clase, los proletarios, impotentes y cobardes, indiferentes y mezquinos, se acomodan el yugo, que él, audaz, trató de quitarles de la nuca! El sol arrecia los golpes de sus dardos, como si estuviera de acuerdo con los verdugos del proscrito. Ya no puede más; se le nubla la vista y siente vértigos, y vacilando como un ebrio está a punto de caer; en el ambiente de horno se oye un silbido seguido de un chasquido ¡es el chirrión que acaba de caer sobre sus espaldas! ¡El león, pateado por un asno! El prisionero reanuda su tarea, la tarea homicida del presidiario bajo la mirada dura del esbirro; un soplo de infierno resquebraja los terrones; la tierra, caldeada, tuesta las plantas de los pies; la llanura inmensa arde bajo los pies; la llanura inmensa bajo los rayos del inmenso sol. De las manos del mártir cae la herramienta y sobre sus espaldas cae el chirrión. Se reanuda la tarea; pero eso no puede seguir: todo tiene su límite. Llega instante en que Alzalde ya no alcanza respiro; sus ojos forcejean por saltar de sus órbitas y en esos momentos, cuando todo su ser bambolea entre la vida y la muerte, tal vez sueña que un brazo robusto lo rescata; ¡son los últimos parpadeos de la esperanza en el corazón del triste! Un golpe formidable en la nuca apaga los inciertos destellos de esa lucecilla y rueda por tierra el cadáver de un gigante…

Tal fue la tragedia de Perry Landing.

Y bien; ¿qué es lo que vamos a hacer los proletarios para lavar esa mancha que ha caído sobre nuestro rostro? Porque el atentado de que ha sido víctima Eugenio Alzalde es un atentado que la burguesía ha perpetrado contra la clase trabajadora; es un desafío que se hace a nuestro honor, a nuestra dignidad, a nuestra vergüenza; es un reto que nos emplaza a la lucha.

Si esta vez los trabajadores, y sobre todo, los trabajadores mexicanos, no devolvemos el salivazo, merecemos que se nos trate como hasta aquí: ¡como raza inferior incapaz de sentir vergüenza!

Ya que no tenemos valor para levantar barricada y rescatar con el rifle y con la metralla nuestro honor y nuestra dignidad, signifiquemos de alguna manera nuestro descontento y nuestra protesta. Unámonos todos los trabajadores mexicanos y en masa abandonemos el trabajo por un día. Eso hará, al menos reflexionar a nuestros verdugos; eso hará que nuestros tiranos nos aflojen la garra.

¡A la huelga de un día por los presos de Texas!

 

Ricardo Flores Magón

El 11 de este mes comenzó en San Francisco, California, la farsa judicial contra Warren K. Billings, Edward D. Nolan, Thomas J. Mooney, Israel Weinberg y Rena Herman Mooney acusados de ser los responsables de la explosión de la bomba en las calles de Market y Steuart el 22 de Julio de este año.

No hay un solo testigo que señale a alguno de los acusados como autor del hecho; pero para el gobierno, perro fiel de la burguesía, esa circunstancia no revela de la acusación a los prisioneros. Los presos son agitadores obreros, y eso es bastante para desear su exterminio. Un polizonte que se ha distinguido entre los de su calaña en la persecución de los trabajadores arrestados, ha confesado lo siguiente con el cinismo peculiar a todo perro policiaco: “Nosotros no sabemos si son culpables; pero podemos conseguir un jurado de doce hombres que los encuentre culpables”.

Las palabras del esbirro son toda una revelación. Billings, Nolan, Mooney y su compañera y Weinberg, son trabajadores que se han mostrado muy activos en la lucha del Trabajo contra el Capital en San Francisco, y personas de esa clase no son apetecidas por la burguesía. De ahí que se trate de hacer desaparecer a toda costa a esos luchadores. No le importa al gobierno que no sean culpables, pues no faltarán doce mentecatos que los sentencien a muerte por unas cuantas monedas.

Los trabajadores deben de seguir con atención este asunto, porque él enseña que por los medios pacíficos no se puede llegar a la emancipación del proletariado; pero ni siquiera a conseguir su mejoramiento, que era por esto último por lo que luchaban los prisioneros de San Francisco. Ellos luchaban porque San Francisco fuera una ciudad de trabajadores de unión, que no hubiera en ella negociación alguna que emplease trabajadores que no fueran de unión, con lo que no herían para nada el sistema de explotación del hombre por el hombre, pues la unión es una fuerza conservadora del sistema capitalista. Pero la burguesía no puede ver con buenos ojos ninguna actividad obrera y apela a los medios más brutales para suprimirla. Por eso los anarquistas somos partidarios de la violencia.

 

Ricardo Flores Magón

El 17 de este mes amaneció de mal humor el curita de Uvalde, Texas. Le dolerían al angelito las muelas o les lastimarían los zapatos, ¡no se sabe! Lo cierto es que ese día hasta la sotana le estorbaba, a pesar de lo acostumbrado que está a portar faldas. Eso sí, no olvidó empacar en su santo abdomen un suculento desayuno, pues que si estaba de mal humor no era contra sí mismo, sino contra su prójimo, pues parece que para los curitas no reza aquello de: “ama a tu prójimo como a ti mismo”.

Echando chispas, como luego se dice, salió de su casa y fuese más aprisa que una bala derechito a la iglesia. Un pobre perro sarnoso dormitaba a la puerta, y ¡zas! le hizo sentir su puntapié que le hizo dar tres o cuatro volteretas en el aire, pues si Cristo se detuvo a admirar la belleza de un perro parecido, nuestro héroe no estaba para esas “gaitas”.

Como un torbellino pasó por entre el montón de las pobres mujeres que de rodillas esperaban oír la palabra sagrada. Por aquí pisoteó a un chamaco; más allá apabulló a una vieja; de un encontrón derribó un cojo, todo lo cual fue sufrido por los pacientes con archicristiana humanidad.

De un salto se trepó al púlpito, y sin encomendarse ni a Dios ni al Diablo, se soltó echando rayos y truenos contra los que no comulgan con las ruedas de molino de las religiones. Herejes, condenados, bandidos, eran las dulces palabras que brotaban de sus eucarísticos labios. ¡Su mal humor era manifiesto! Y como para añadir combustible a su cólera, existía la malhadada circunstancia de que hacía dos semanas o cuatro, que no pasaban a alegrar sus bolsillos los sabrosos pesotes que acostumbra recaudar por lo que no debe cobrar ni un mísero centavo: por el hecho de que un hombre y una mujer se unan para ayudarse y amarse.

Furioso gritó: “todas la mujeres que no se casan por la iglesia, son unas cualesquiera”.

Tiene gracia el curita, porque ¿a quién se le había ocurrido insultar a una mujer por el hecho sensatísimo de no dar cuenta a los curas de su unión con un hombre?

En realidad, curita, sábelo: el amor es un asunto privado de dos seres, y es impropio que se lo comuniquen al cura o al juez. El amor pierde su encanto con la publicidad. El amor necesita del misterio, del secreto; sólo así es bello.

El amor pierde su poesía cuando pide a un sacerdote o a un juez que lo autorice. El amor sólo se siente intensamente en la intimidad.

Los seres humanos han prostituido el amor al permitir que terceras personas intervengan en asuntos que sólo competen a dos. El amor está bien en la discreción de la alcoba. ¿Para qué interrumpir la sublime música de dos corazones con las amonestaciones del clérigo o la fría palabrería del juez? ¡Eso es echar margaritas a los puercos!

El amor que pide sanción, no es amor. El amor es espontáneo, ¡bendito sea el amor! ¡Amor perfume, luz, alegría: son la misma cosa! ¡Es la vida! Vida sin amor ¿qué vida es? Si hay vida es por el amor. Las plantas se aman. ¿No lo sabes? Pregúntaselo al polen que tiembla en el cáliz de la flor; pregúntaselo al insecto que hace vibrar sus alas en una canción que invita a la caricia sin que tú, curita, la sanciones, ni que el juez la autorice. El amor debe ser libre.

Si quieres echarte algunos pesotes al bolsillo, trabaja, hombre, trabaja; pero no te desquites con los seres libres que rehúsan arrodillarse ante ti o ante el juez para perpetuar la vida.

 

Ricardo Flores Magón

El burgués y el gobernante son los que menos creen en la patria, como el sacerdote es el que menos cree en una vida que comienza más allá del sepulcro. El patriotismo y la religión son sentimientos que no tienen lugar en el pecho del burgués, del gobernante y del fraile; pero que éstos, mañosamente, han sabido inculcar a los proletarios. Un proletario antipatriota y antirreligioso constituye un peligro para la estabilidad de las instituciones que amparan el despojo del pobre por el rico. De ahí la necesidad de hacer a las masas populares patriotas y religiosas.

Por medio del patriotismo, el burgués y el gobernante hacen que el pobre derrame su sangre por lo que no es de él, pues la tierra, las casas, las máquinas, los medios de transportación, y todo cuanto existe, constituye la propiedad del rico, en tanto que el sacerdote, por medio de la religión, hace que el pobre sea sumiso y obediente a la voluntad del rico y del gobernante, impidiendo de esa manera que los hambrientos se avalancen sobre los hartos en un momento de cólera vengadora.

Venustiano Carranza nos da una prueba de que el patriotismo es un sentimiento que la clase burguesa fomenta hábilmente en el pecho del pobre; pero que ella no cultiva, al que ella no rinde culto.

“The Los Angeles Times”, del 12 de este mes, publica documentos que disipan con luz deslumbradora las tinieblas que envolvían los manejos que produjeron el reconocimiento del gobierno provisional de Carranza por Woodrow Wilson. Estos documentos son la correspondencia cruzada entre el flamante “Primer Jefe” y un tal Richard H. Cole1, de Pasadena, California.

Dice Richard H. Cole: “El 15 de Enero de 1915 recibí en mi casa, Pasadena, una delegación de mexicanos compuesta de Jorge W. Orozco2, Rafael Múzquiz3, sobrino éste de Carranza, y Roberto V. Pesqueira4. Estos caballeros me hicieron la proposición de que fuera yo a Washington como representante personal de su leader, el Primer Jefe Venustiano Carranza, con el objeto de conseguir para él y la causa constitucionalista, el reconocimiento del gobierno americano.

“El 4 de Febrero recibí el siguiente telegrama: Veracruz 3 de Febrero de 1915; ¾Richard H. Cole, Pasadena, Cal.¾ El señor J. W. Orozco me ha hecho saber la buena disposición de usted y de otras personas prominentes para la causa que yo represento. Sírvase usted aceptar mis agradecimientos y hágalos extensivos a las otras personas, por sus nobles esfuerzos en favor de la causa. Su afectísimo, Venustiano Carranza.

“Con estos datos sobre la naturaleza de mi conexión con el reconocimiento del señor Carranza por el gobierno americano, paso por alto la multitud de incidentes relacionados con ese reconocimiento, para presentar parte de una carta escrita por mí y enviada al general Carranza el 18 de Abril de 1916. ¾Su Excelencia general Carranza.¾ Señor: Se me ha ocurrido, en vista de la distancia que nos separa y de las dificultades para la comunicación, que usted no está familiarizado por completo con lo que ocurre, y que yo debo, cuando los hechos están todavía frescos en mi memoria, dar a usted una relación detallada de algunos de los pasos que fue necesario dar para conseguir el reconocimiento de la causa constitucionalista por parte del Presidente Wilson en nombre del pueblo americano.”

Cole entra en seguida a relatar una larga serie de detalles fastidiosos, por lo que se ve que los múltiples viajes que él ha hecho a Washington y a otras partes del país para interesar a otras “personas prominentes”, fueron costeados por Eliseo Arredondo5, el representante carrancista en Washington, y que con el dinero que se hace sudar al pobre en las regiones de México en que por desgracia impera el carrancismo, se logró formar una vasta red de “prominentes” que, con Cole a la cabeza, consiguieron inducir a Wilson a reconocer el gobiernillo de Carranza.

Que Carranza no es otra cosa que un perro, un miserable perro sumiso, servil y obediente de la plutocracia americana; un perro que agacha la orejas y esconde el rabo entre las piernas en presencia de la burguesía americana, sin tener en cuenta lo que los burgueses y gobernantes nos enseñan sobre “dignidad nacional”, “honor de la bandera” y otras cosas que solamente sirven para que los hambrientos de una nación degollemos a los desgraciados de otro país, y nos hagamos degollar a la vez por ellos en beneficio de nuestros verdugos comunes, queda demostrado con las siguientes líneas de la carta de Cole: “En 11 de Abril de 1915 llevé al señor Arredondo a la casa del Gobernador Folk, en Washington, e hice la presentación recíproca de dichos caballeros.

“En la entrevista, el señor Arredondo pidió al Gobernador Folk que dijera qué era lo que tenían que hacer el general Carranza y los constitucionalistas.”

Cole explica que, lo que tenía que hacer Carranza, era delinear al gobierno americano la política que iba a seguir como gobernante, y que, hasta que no hiciera tal cosa, no se le reconocería. Todos sabemos cuál fue el compromiso de Carranza: se comprometió a poner a México en la misma situación en que se encontraba bajo el despotismo de Porfirio Díaz, y hemos visto con qué lealtad ha cumplido lo ofrecido y aun ha sobrepasado su compromiso, pues ha resultado ser un tirano más brutal que aquél, como lo ha dejado probado con todos sus actos, y, muy principalmente, con su decreto de 1o de Agosto de este año, que castiga con la pena de muerte al trabajador que se atreve a pedir un pedazo más de pan para su compañera y sus hijos.

En el curso de la carta se ve que Carranza no es libre ni siquiera para redactar él mismo los documentos públicos que aparecen calzados con su firma, sino que esos documentos son redactados en Washington, revisados y enmendados por Wilson, y después le son transmitidos para que los firme, por lo que se puede decir, sin faltar a la verdad, que Carranza es un títere que se mueve y actúa según le juegan los hilos en Washington.

Dice Cole aludiendo a la entrevista de Arredondo con el Gobernador Folk, en la que Arredondo pidió que se le dijera qué era lo que Carranza tenía que hacer: “Esto puede ser considerado como el origen de la declaración de la política que debería usted seguir, y que después le fue remitida a usted de Washington.”

“El 16 de Abril de 1915, se celebró un mitin en la oficina del Gobernador Folk6, entre el señor Arredondo, el Gobernador Folk y yo, en el que escribimos la declaración que usted tenía que hacer sobre el carácter y objeto de su gobierno en México.

“Esta declaración fue llevada por el Gobernador Folk al Ministro Bryan, quien a su vez la llevó al Presidente Wilson para su aprobación y el Presidente se mostró altamente complacido y satisfecho de los nobles planes delineados en esta declaración. El Presidente hizo algunos cambios a la declaración y la devolvió al Ministro Bryan, quien la envió al Gobernador Folk, entregándola éste, por último, al señor Arredondo, Mr. Douglas y a mí, y después la enviamos a usted.

“… esto puede ser llamado el origen de su reconocimiento por el Presidente Wilson.

“Su sincero y seguro servidor Richard H. Cole.

“En 24 de Mayo de 1915, recibí el siguiente telegrama: Veracruz, 23 de Mayo de 1915. Richard H. Cole, por conducto de la Embajada Mexicana, Washington, D. C.

¾Recibido su atento mensaje. La declaración será hecha oportunamente.¾ Saluda a usted muy afectuosamente, V. Carranza.”

Con esto se prueba que el patrimonio es un sentimiento hábilmente fomentado por el gobernante y el burgués, para tener a su lado a los trabajadores cuando ven en peligro sus intereses o tratan de aumentar sus ganancias con los despojos de otros pueblos; pero que en realidad no sienten nuestros verdugos.

Nuestros hermanos de raza, en su inocencia acaban de celebrar con grandes festejos el aniversario del Grito de Independencia, el 16 de este mes, sin saber que México no es un país independiente, que nuestros destinos están en las manos de la burguesía, y que es Woodrow Wilson, el instrumento de los ricos como tiene que serlo todo gobernante, quien decreta desde Washington la línea de conducta que han de seguir nuestros tiranos.

Esto enseñará a los trabajadores que no deben encomendar a nadie la tarea de libertarlos, y que el único medio que tenemos los pobres a la mano para acabar con tanta humillación y hacer que desaparezca la miseria, es desconocer el llamado derecho de propiedad privada, convirtiendo en propiedad común toda la riqueza conforme a los principios enunciados en el Manifiesto de 23 de Septiembre de 1911, expedido por la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano.

De esa manera, con un solo golpe aplastamos a los tres enemigos de la libertad y del progreso humano: el burgués, el gobernante y el sacerdote.

 

Ricardo Flores Magón


1 Richard H. Cole. Político estadounidense originario de California que gozaba de gran influencia en los círculos políticos de Washington, DC. A partir de 1915 se desempeñó como consejero político de la facción carrancista, recomendando al gobierno norteamericano que ofreciera su apoyo al constitucionalismo. Trabajó cerca del secretario de Estado William J. Bryan para obtener el reconocimiento del gobierno de Venustiano Carranza por parte de Woodrow Wilson. Finalizadas con éxito las gestiones, pretendió cobrar tres mil dólares al gobierno mexicano, pero Carranza se negó a pagarle.

2 Jorge W. Orozco. Cónsul constitucionalista en Nueva York. Tomó posesión del cargo en septiembre de 1914. Su misión más importante, junto a las de otros agentes carrancistas, como Eliseo Arredondo, Roberto V. Pesqueira y Rafael Múzquiz, era cabildear el reconocimiento de Carranza por parte del gobierno estadounidense.

3 Rafael E. Múzquiz Carranza (Piedras Negras, Coahuila, 1882-¿?). Sobrino de Venustiano Carranza. Se unió al antirreeleccionismo en 1909, participó en las fuerzas maderistas en Coahuila en 1911. En 1912 fue nombrado cónsul en El Paso, Texas. Tras el golpe de Huerta organizó el regimiento de carabineros en su estado natal y participó en los combates en Coahuila y Nuevo León, alcanzado el grado de coronel. En octubre de 1913 Carranza le encargó la organización de los consulados constitucionalistas en Texas. En diciembre de ese año intentó hacer negocios de venta de ganado en El Paso, Texas, que desautorizó su tío. En abril de 1914 era el cónsul constitucionalista de El Paso, y por su intermedio se trasladaba dinero desde la capital de México para financiar a los constitucionalistas de Chihuahua. A partir de octubre se encargó de supervisar los consulados carrancistas en Estados Unidos, realizaba operaciones secretas y era agente financiero. Tras la etapa armada ocupó cargos diplomáticos y fundó una agencia de publicidad en Tijuana.

4 Roberto V. Pesqueira (Arizpe, Sonora, 1882-México, DF, 1966). En 1909 se unió al antirreeleccionismo. Diputado en 1912. Con el golpe de Victoriano Huerta abandonó el cargo y se unió al Constitucionalismo. Fue agente confidencial de Carranza en Washington y, como tal, negoció el reconocimiento del gobierno constitucionalista. Fue diputado al Congreso Constituyente de 1917. Con la caída de Carranza, regresó a Washington donde buscó el reconocimiento, en esta ocasión del gobierno surgido del Plan de Agua Prieta.

5 Eliseo Arredondo (1870-1923). Abogado y político coahuilense. Se desempeñó como secretario de gobierno de su estado natal durante la administración de Venustiano Carranza. Fue diputado local y federal. Destacado operador político del constitucionalismo, le fueron confiadas delicadas negociaciones con miembros del ejército federal con miras a atraerlos a la causa de Carranza. A partir de 1915 se desempeñó como agente confidencial del carrancismo ante el gobierno de Washington; hizo gestiones para obtener el reconocimiento del gobierno de Venustiano Carranza ante los gobiernos de Estados Unidos, Chile, Argentina y Brasil. Al triunfo de la revolución constitucionalista fue recompensado con la cartera de Gobernación.

6 Joseph Wingate Folk (1869-1923). Abogado y político demócrata estadounidense, originario de Tennessee. Inició su carrera política como abogado, defendiendo a los conductores de coches de Saint Louis, Missouri, que se declararon en huelga en 1900. Gobernó el Estado de Missouri de 1905 a 1909. Durante su administración se legisló el trabajo infantil, se prohibió el juego y se emprendió una reforma fiscal. Se desempeñó posteriormente como consejero de la Comisión de Comercio Interestatal. Gracias a su relación personal con Richard H. Cole, operador político de Carranza, fungió como intermediario entre el Departamento de Estado norteamericano y la facción constitucionalista.

Con este nombre ha quedado constituido en Houston, Texas, un nuevo Grupo de entusiastas compañeros y compañeras, cuyo principal empeño es difundir entre los trabajadores nuestros ideales de emancipación humana.

En un mitin que tuvo lugar en el Magnolia Park, y en el cual hicieron uso de la palabra los compañeros José Ángel Hernández, Herminia Peña1 y A. N. García2, quedó constituido dicho Grupo por los siguientes compañeros: Patricio Sánchez, Regino Mauricio3, Adolfo Núñez, Esteban Álvarez, Gabriel Arellano, M. M. Heredia4, Pablo García, Reyes Santiago, Emilio Moguel, Francisco Moreno, Elías Ramírez, Natalio Bonno, M. Heredia5, Juan Pérez, Otila A. Parrish, María S. De Santiago, Segunda Heredia, Luz Magayano, A. M. Vargas, Nabora Ramos, Juanita Ojeda, Paula L. de Sánchez y Andrea de Moguel.

Como se ve por la lista que publicamos, el elemento femenino forma una parte nada despreciable en la constitución del nuevo Grupo, circunstancia que nos llena de entusiasmo a todos los que queremos ver a la mujer tomando parte activa en la obra de regeneración humana.

Cuántas promesas de libertad y de justicia encierra el acto de abandonar la mujer el confesionario para ingresar al grupo anarquista. Que bello espectáculo el que ofrece la mujer que se despoja de rosarios, para tomar participación en las deliberaciones del grupo revolucionario.

Cuando la mujer entre de lleno a nuestra lucha, tendremos a un paso las puertas de la emancipación.

Que sea una cosa del pasado la mujer paloma, para dar lugar a la mujer-leona. El monstruo burgués se ríe de las palomas; ¡pero tiembla ante los leones!

Bienvenidas sean las compañeras de Houston al torbellino revolucionario, y que su actitud haga subir algún rubor a los duros cachetes de tanto macho satisfecho de ser esclavo.

Ricardo Flores Magón


1 Herminia Peña. Fundadora del Grupo Racionalista de San Antonio, Texas, en abril de 1915. En enero de 1916 se adhirió al Plan de los Tres Puntos. En septiembre del mismo año promovió la organización del Grupo Regeneración “Solidaridad” de Houston.

2 A. N. García. Residente de Houston, Texas, vinculado al PLM al menos desde 1914.

3 Mauricio Regino. Miembro del Grupo Regeneración “Solidaridad Obrera” de Houston, Texas, fundado el 24 de septiembre de 1911.

4 M. M. Heredia. Mantenía contacto con el PLM, al menos desde mayo de 1911.

5 M. Heredia. Lector de Regeneración al menos desde 1912.

Durante el mes de Octubre, que comienza mañana, sabremos Enrique y yo si hemos de marchar al presidio a cumplir la bárbara sentencia que se nos impuso por predicar los ideales anarquistas, o si tenemos todavía algún tiempo enfrente de nosotros en que podamos continuar la obra de propaganda que tenemos emprendida. Todo depende del dinero. Si se reúne la suma de $500.00 que se necesita para los gastos de la apelación, ésta continuará su curso; si no se reúne al fin dicha suma, el juez dará por no interpuesto el recurso de apelación, y ordenará que su sentencia sea ejecutada sin más dilaciones.

Así es que todo depende de la actividad con que obren nuestros compañeros y de la generosidad de sus contribuciones a nuestro favor. ¡El tiempo lo dirá!

Como de no reunirse la suma de $500.00 necesaria, tendremos que ser llevados al presidio de la Isla de McNeil, que sirvan de despedida estas líneas.

Nuestro propósito es inquebrantable. Si logramos salir con vida de ese infierno con que la burguesía castiga a los que no sabemos someternos a su tiranía, las energías que nos resten estarán como siempre al servicio de los oprimidos, dando como garantía de nuestra lealtad a la causa de la libertad, los veinticuatro años que hemos empleado en combatir la tiranía.

El progreso alcanzado en estos veinticuatro años es maravilloso; un pueblo que lamía los pies de sus tiranos y que parecía condenado a eterna servidumbre, es ahora un pueblo de leones que luchan por su libertad económica, y esa lucha magnífica tendrá que continuar, pésele a quien le pese, mientras existan el amo y el asalariado, el gobernante y el gobernado. Tendrá que continuar esa lucha hasta que quede vencida la clase capitalista, y no quede más que una sola, la única que tiene derecho a vivir: la de los trabajadores.

Vamos tranquilos al presidio. La semilla está sembrada. ¡Salud, hermanos de miseria! ¡Viva Tierra y Libertad!

 

Ricardo Flores Magón

Parece que por fin serán ayudados los compañeros que sufren prisión en el Estado de Texas, y a quienes habíamos olvidado sus hermanos de clase.

Comienza a romperse la indiferencia, pues nos están llegando numerosas adhesiones al proyecto de la huelga de un día en favor de aquellos mártires de la causa del proletariado.

¡Adelante! A trabajar con empeño.

En varias localidades, compañeros entusiastas se están poniendo de acuerdo para constituir Comités Pro-Huelga de Protesta. Que se multipliquen esos comités, y la huelga será una hermosa realidad.

Otros compañeros, individualmente recorren los lugares en que hay trabajadores mexicanos, para comunicarles la idea de la huelga.

¡Adelante, compañeros! De la actividad de todos depende el éxito de este plan generoso.

Sólo los que no sientan vergüenza dejarán de hacer todo lo que esté de su parte por llevar a feliz término este movimiento de la dignidad y el honor.

Los prisioneros de Texas lo esperan todo de sus hermanos de clase.

No defraudemos sus esperanzas; no los abandonemos, y si Ortiz y Alzalde no pueden ser resucitados por los trabajadores, que no caigan los demás prisioneros a los golpes de los carceleros asesinos. ¡Libertémoslos!

Libertémoslos, que al libertarlos nos dignificamos.

 

Ricardo Flores Magón

Desde hace largos años que mi compañera, María Brousse1, es tenazmente perseguida por perros policiacos de todas denominaciones. Sus pasos son espiados: no hay movimiento que haga, que no sea inmediatamente delatado a las autoridades. Agitadora revolucionaria que es, se ha captado la animadversión de esbirros y tiranos a quienes flagela sin misericordia en los mítines públicos de la Plaza y en todos los lugares en que se presenta la oportunidad de dirigir la palabra al pueblo trabajador.

Mucho tiempo hace que las autoridades quieren comprometerla. Corrupta sociedad, la Autoridad tiene que apelar a la arbitrariedad, al atropello, al salvajismo, sin reflexionar que ella misma acorta su existencia, porque las revoluciones son hijas de la desesperación de los oprimidos.

María comparecerá ante su jurado el día 10 de Octubre a las diez de la mañana, en la corte de policía, sita en la calle Primera, entre Broadway y Hill.

 

Ricardo Flores Magón


1 María Brousse. Pareja de Ricardo Flores Magón. Residió en El Paso, Texas; Los Ángeles, Santa Ana, y Oakland, California, entre1906 y 1918. Oriunda de Ensenada, Baja California. Fue miembro del Partido Socialista Internacional. Al unirse a Ricardo Flores Magón ya tenía una hija, Lucía Norman, quien también se unió al PLM. Su hermana Teresa Brousse fue compañera de Enrique Flores Magón. Aunque nunca estuvo casada con Ricardo, firmaba como María B. Magón. Fue una elocuente oradora y, como tal, participó en muchos mítines organizados por el PLM en La Plaza de Los Ángeles (La Placita) y en otros lugares. En marzo de 1906 María B. de Talavera formaba parte del Club Liberal Reforma, Libertad y Justicia de Los Ángeles. Este grupo, en el que también participaba Modesto Díaz, editaba el periódico El Mosquito. La correspondencia entre María Brousse y Ricardo Flores Magón se inició aproximadamente en julio de 1906. En mayo de 1907, Ricardo dio la dirección de María Brousse para recibir la correspondencia de Pío Araujo y Tomás Sarabia. A María Brousse se le menciona por primera vez en Regeneración en el artículo “La mujer acude a nuestras filas”, en el que destaca su participación en un mitin para denunciar el secuestro de Manuel Sarabia en julio 1907. “En esta ciudad, en la manifestación celebrada á principios del corriente para denunciar el plagio de Manuel Sarabia, la Señora B. de Talavera, que de antaño se ha distinguido por sus ideales levantados, pronunció un discurso que fue un himno vibrante y soberbio contra los tiranos. Su palabra elocuente y fascinadora aún repercute en nuestros oídos, aún nos conmueve, vive en nuestros recuerdos como algo que nos es grato, muy grato, como uno de esos sucesos que nos place traer á la memoria porque nos causó honda impresión, porque nos halagó, porque nos hizo gozar intensamente.” (Regeneración, 1907, núm. 9, 2). En 1906, llevó al cabo un audaz traslado de dinamita de El Paso, Texas, a la ciudad de Chihuahua a pedido de la JOPLM. En agosto de 1907, durante el encarcelamiento de Ricardo Flores Magón, María Brousse, quien ya era su compañera, y su hija Lucía, paseaban frente a la cárcel para que el preso pudiera verlas desde su celda. En junio de 1908, María Brousse consiguió sacar subrepticiamente de la cárcel en que se encontraba preso Ricardo los planes para la insurrección de 1908 durante una visita que le hizo a su compañero. Un mes antes Enrique C. Creel había solicitado al gobierno de los Estados Unidos que “María Talavera” y otros 12 liberales fueran investigados por violación a las leyes de neutralidad, acusándolos de comprar armas y preparar la insurrección de 1908. En una carta al Secretario de Relaciones Exteriores Ignacio Mariscal , Creel le anunció que “muy probablemente aprehenderán próximamente Enrique Magón, Praxedis Guerrero, Mario [a] Talavera, Onésimo Galindo, Refugio Rentería, Gutiérrez Lara, Justo Avalos, Benigno Vázquez, Rómulo Carmona y otros de importancia, usando acusación de Agente especial enviado por Departamento Justicia este país. Para evitar que aparezca México, tengo trabajando dos agentes pago moderado y necesitase fotografiar correspondencia Jefes recogiendo placas. Suplico autorización. Dirigí igual telegrama a Relaciones”. En esta época, María y Ricardo se enviaban recados y correspondencia ocultos en la ropa que ella sacaba de la prisión para lavarla. Esta correspondencia fue descubierta por las autoridades de la prisión y remitida al consulado mexicano y sus espías. Tras la nueva detención de Ricardo y Enrique Flores Magón, Librado Rivera y Anselmo L. Figueroa, en junio de 1911, un grupo de mujeres cercanas a los dirigentes de la JOPLM (entre las que se encontraban María Brousse y Lucía Norman) integraron un grupo para participar en la defensa de sus compañeros y signaron un texto publicado en Regeneración en el que afirmaban: “Somos mujeres proletarias que vivimos dé nuestro trabajo explotado por la maldita burguesía. Somos mujeres mexicanas que vemos en el Programa del Partido Liberal Mexicano la redención de los esclavos de México. Somos mujeres mexicanas que hemos comprendido que la mujer debe luchar al lado del hombre para romper para siempre la cadena del Capital, que á hombres y á mujeres hace desgraciados. Somos mujeres; pero estamos listas á cualquier sacrificio. Somos mujeres; pero tenemos más valor que los hombres que en estos momentos de prueba para nuestros hermanos de la Junta, esconden el cuerpo y se ocultan cuando debieran mostrarse desafiadores y altaneros reclamando, ó mejor, exigiendo, la inmediata libertad de los compañeros Ricardo y Enrique Flores Magón, Librado Rivera y Anselmo L. Figueroa. En estos momentos solemnes en que los hombres se esconden, en que los hombres olvidan á los que se sacrifican por toda una raza, levantamos nuestra voz indignada contra el atentado salvaje del gobierno y la cobardía de los miserables que, ayer alentaron á nuestros hermanos á que se sacrificasen, y hoy que están en los calabozos del presidio no salen á su defensa, ya enviando dinero para que paguen abogados ó al menos para que REGENERACIÓN, nuestro querido periódico, no muera. ¡Cobardes: haced de «tripas corazón” y mostraos altaneros una vez en vuestra vida! ¿No os da vergüenza que las mujeres os demos el ejemplo? ¿Qué hacéis, miserables esclavos, que no levantáis la voz para confundir con vuestras protestas á los verdugos del pueblo? Vuestra indiferencia en estos momentos es criminal. Si no lo hacéis así, ¡malditos seáis!” El manifiesto lo firma: Rosa González, Margarita Medina, Julia Ontiveros de García, Encarnación Santibáñez, Epifanía González, Rosa Méndez, Lucía Norman, María Brousse, Concepción Urdapilleta de Hernández, María del Toro, Julia P. Neyra, Amalia Rodríguez, Catalina Rodríguez, Estefanía Montero, Catalina Ramírez, Piedad Figueroa, Felicitas Andonaegui, Brígida Salazar de Tapia, Isabel Figueroa y Matilde García.” (Regeneración, 1911, núm. 44, 3) Al parecer a este grupo de mujeres se sumaron otras como Josefa Collins, Rosa Guadalupe Arellano, Margarita Zambrano Garza, Idelfonsa Pérez, Herlinda H. Cereceres, Micaela Arguello, Paz Rendón y Manuela Sarvide, quienes, firmaban, con algunas de las primeras otras protestas, como “¡Valiente justicia!”, que denunciaba la represión al grupo anarquista cubano que publicaba la revista Tierra de La Habana. En 1915 María, su hija Lucía y Ricardo y otros 33 pelemistas, entre los que estaban Librado Rivera y Enrique Flores Magón fundaron una granja-comuna en Edendale, California. La comuna terminó cuando Ricardo y Librado Rivera fueron nuevamente detenidos, acusados de “difamar” a Venustiano Carranza. Según Ricardo, María fue perseguida durante muchos años por la policía y fue arrestada el 25 de septiembre de 1916, cuando fue absurdamente acusada de intento de robo de un par de calcetines en una tienda de Los Ángeles. La acusación se originó porque los detectives que la seguían creyeron que portaba documentos importantes en su bolso e inventaron el asunto del robo con la intención de confiscárselos y acusarla. Los cargos fueron retirados a los pocos días. El único texto firmado por María B. Magón publicado en Regeneración fue una “Protesta” aparecida en noviembre de 1916 en el que se acusaba a Luis Cabrera, representante de Venustiano Carranza, ante la conferencia de Atlantic City -en la que el gobierno carrancista gestionaba un empréstito norteamericano-, de querer entregar el país a la burguesía norteamericana, además de solicitar expresamente a las autoridades norteamericanas la represión contra los miembros del PLM. En enero de 1917, María actuó en el papel de Rosa en el estreno del drama “Tierra y Libertad”, escrito por Ricardo Flores Magón. Poco después se dio la ruptura entre los hermanos Enrique y Ricardo, María, su hija Lucíay Raúl Palma continuaron al lado de Ricardo y Librado Rivera, quienes seguían editando Regeneración hasta su desaparición en marzo de 1918. El 12 julio de 1918, María Brousse y Epigmenio Zavala fueron acusados de conspiración, por el juez de Los Ángeles, Benjamín F. Bledsoe y el 19 de agosto del mismo año se le acusó, junto con Nicholas Zenn Zogg y Raúl Palma, de violar el Acta de Espionaje por ser miembros del Comité Internacional para la Defensa de Ricardo Flores Magón y Librado Rivera, y por haber enviado por correo cartas solicitando ayuda pecuniaria y solidaridad con los presos, en las cuales incluyeron el manifiesto de la JOPLM “A los miembros del Partido, a los anarquistas de todo el mundo y a los trabajadores en general» en el que se “burlan, rechazan y se encarnizan” con la forma de gobierno, los uniformes del ejército, la marina y la bandera de los Estados Unidos. Fueron arrestados el 13 de julio y puestos en libertad bajo caución el 13 de noviembre del mismo año. Tras la muerte de Ricardo Flores Magón y de su hija Lucía, María Brousse residió primero en Colima, más tarde en Michoacán y finalmente en una pequeña casa de adobe en Ensenada, adquirida con apoyo del general Lázaro Cárdenas. Hasta cuando sus fuerzas se lo permitieron continuó difundiendo textos anarquistas. Murió muy pobre en septiembre de 1946.

Por “Prometeo”, el valiente periódico que edita en Asunción, República del Paraguay, el compañero Leopoldo Ramos Giménez, nos venimos informando de la tiranía insoportable que pesa sobre el pueblo paraguayo, y de la agitación intensa, valerosa y constante que el querido colega viene sosteniendo contra dicha tiranía.

Como resultado de su lucha tenaz e inteligente, el joven compañero Ramos Giménez fue asaltado por un asesino a sueldo de la plutocracia paraguaya, resultando gravemente herido de tres tiros de revólver; pero apenas recobrado de sus males, vuelve a la carga el valiente luchador con más bríos, con más entereza, condenando los crímenes que en los yerbales y obrajes cometen los burgueses contra los trabajadores.

Reina tal descontento en el Paraguay, que una revolución es inminente.

¡Adelante los bravos del Paraguay!

¡A tomar posesión de la riqueza social, hermanos!

¡Viva la Anarquía!

 

Ricardo Flores Magón

La Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano ha tenido siempre el privilegio de atraerse odios, calumnias, insultos, persecuciones, como que ella labora sin descanso y sin miedo, sin desmayos, sin retroceder, con entusiasmo y con fe.

La actividad de esta Junta, y la importancia y la trascendencia de su actividad maravillaría a todos, si fueran conocidas las circunstancias en que ella trabaja, circunstancias de extrema miseria, de constante zozobra, de inacabable persecución y falta de salud.

Sin la actividad, la constancia, el valor y la honradez de esta Junta, todavía estaría gimiendo el pueblo mexicano bajo la bota de Porfirio Díaz, porque ¿quién inflamó la rebeldía en los pechos mexicanos, sino la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano? Y el radicalismo cada vez más acentuado de la Revolución Mexicana, ¿a quién se le debe, si no a la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano?

Sin embargo, esta verdad es negada por muchos que se dan a sí mismos el título de revolucionarios. Estos dicen que la Junta no tiene ninguna influencia en los asuntos revolucionarios de México porque los miembros de ella no andan a salto de mata, con el fusil al hombro, en los campos mexicanos. Pero si los “amigos” opinan de esa manera, muy distinta es la opinión de los enemigos, de los que militan en el campo contrario, de los que tienen interés en que no acabe de desplomarse el sistema capitalista. Los enemigos sí creen que es importante el trabajo de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano, y a esa creencia se debe que la Junta sea constantemente hostilizada por la alcahueta de los capitalistas: la señora Autoridad.

Los enemigos saben que sin la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano y sin los abnegados miembros de este Partido Anarquista, en México reinaría la paz, la paz burguesa, la paz basada en la Ley y el Orden, la paz cimentada en la sumisión del pobre por la fuerza brutal del rico, y por eso se persigue a la Junta. Si los trabajadores de esta Junta no tuvieran ninguna influencia en los asuntos mexicanos, se les dejaría en paz, no se la molestaría, como nadie se preocupa porque un perro le ladre a la Luna.

Estas reflexiones nos las sugiere la declaración hecha por el licenciado Luis Cabrera1, jefe de [la] comisión mexicana en las conferencias que comenzaron a celebrarse en New London, y que han continuado en Atlantic City, entre representantes de Carranza y de Wilson, para arreglar las diferencias existentes entre México y los Estados Unidos.

En el diario de la ciudad de México, “El Pueblo”, de fecha 27 de Septiembre último, consta un telegrama transmitido por su enviado especial en New London en 26 del mismo mes. Dice así en parte: “El delegado Cabrera denunció en términos enérgicos la obra funesta de las juntas revolucionarias reunidas en New Orleans, El Paso, San Antonio, Texas, Nueva York y otros lugares, así como la obra constante y vista con absoluta indiferencia por el gobierno americano, de los conspiradores magonistas, que tienen su cuartel general en Los Ángeles, Estado de California, y que con toda libertad hacen su propaganda en plazas y lugares públicos y publican varios periódicos, entre ellos uno llamado Regeneracón, en que no cesan de excitar a un movimiento armado contra las autoridades mexicanas.

“Mientras haya estas juntas revolucionarias ¾dijo el delegado Cabrera¾ protegidas por intereses americanos que desean que subsista un constante estado de perturbación en México, y mientras se consientan esos periódicos semi-anarquistas que excitan a la revuelta, no podrá haber paz en México ni tendrán razón las autoridades americanas de quejarse de los perjuicios que un estado semi-anárquico en la frontera les origina, desde el momento en que las causas para ese estado de cosas, radican en esta nación y el gobierno no les pone remedio.

“Los delegados Bonillas2 y Pani3 apoyaron con argumentos tan elocuentes los argumentos del Lic. Cabrera, y dieron a entender de un modo tan convincente la necesidad de reformar las leyes de neutralidad americanas para evitar que en el territorio de los Estados Unidos se conspire contra los países amigos latino-americanos, que los delegados de esta nación se rindieron a la justa petición de nuestros compatriotas y han ofrecido presentar ante el próximo congreso, un proyecto de ley reforzando las leyes de neutralidad, para evitar conspiraciones en suelo americano.”

Cuando hasta el mismo gobierno americano se compromete a reformar la legislación para matar la actividad de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano, ¿habrá todavía bribones que se atrevan a decir que no tiene ninguna influencia esta Junta en la Revolución Mexicana?

¿Y qué decir de los “revolucionarios” de todos los países del mundo que se niegan a prestar apoyo a los trabajos de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano? Que responda su conciencia, si la tienen.

¡Ah, si de veras hubiera revolucionarios en el mundo, y no farsantes, la Junta estaría en aptitud de apresurar el imperio de la Anarquía!

Cabrera se duele de que no nos exterminen, y aun dice que se nos permite trabajar con toda libertad. ¡Valiente majadería la del tal Cabrera, esa de asegurar que se nos deja trabajar en libertad, cuando estamos ingresando al presidio a cada rato! En cuanto a que se consciente la publicación de Regeneracón, ¿no sabes, idiota, que está prohibida su circulación por correos como artículo de segunda clase? ¿Pudieras decir, falderillo de Carranza, qué intereses americanos nos protegen?

Trabajadores: ya veis cómo conspiran nuestros verdugos contra la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano y Regeneracón. A vosotros toca ahora demostrar que tenéis vergüenza, apoyando con todas vuestras fuerzas, apoyando a la Junta y a Regeneracón, pues es un ultraje que se comete contra vosotros el atropello que sufren la Junta o el periódico.

¡Ayudad! ¡Ayudad! La actividad de la Junta daña a nuestros tiranos. Eso significa que su actividad es provechosa a los intereses de la humanidad.

 

Ricardo Flores Magón


1 Luis Cabrera (1876-1954). Abogado, periodista y político poblano. Partidario del maderismo, fue nombrado director de la Escuela Nacional de Jurisprudencia en 1912. Tras la caída de Madero se adhirió a la revolución constitucionalista. Se desempeñó como agente de Venustiano Carranza ante el gobierno de Estados Unidos, y posteriormente como Secretario de Hacienda. Fue diputado en dos periodos legislativos. Se exilió en Guatemala durante la presidencia de Pascual Ortiz Rubio. Es considerado uno de los principales ideólogos del constitucionalismo.

2 Ignacio Bonillas (1858-1942). Ingeniero y político sonorense. Realizó sus estudios en Estados Unidos. Se desempeñó como juez de instrucción en el distrito de Magdalena, Sonora, y combatió contra los apaches en la década de 1890; sirvió a las compañías mineras y deslindadoras de la región. En 1910 se sumó al maderismo. De 1911 a 1913 fue diputado local. Desconoció al gobierno de Huerta y se sumó al constitucionalismo, siguiendo a Carranza a Veracruz. Representó a la revolución carrancista en Estados Unidos durante 1916, y al año siguiente fue nombrado embajador de México y Washington. Se postuló a la presidencia de la república, en calidad de sucesor oficial de Venustiano Carranza, y su candidatura generó malestar en distintos sectores del constitucionalismo. En todo momento se mantuvo leal al primer jefe; tras la muerte de este, se exilió en los Estados Unidos, donde murió.

3 Alberto J. Pani (1878-1955). Ingeniero aguascalentense. Formó parte de la comisión encargada de la construcción del Palacio Legislativo Federal. Se unió al maderismo en 1911, incorporándose al gabinete como Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes, puesto que abandonó al ocupar el cargo de director general de Obras Públicas del Distrito Federal, durante 1912. Luego de la caída de Madero se adhirió al constitucionalismo, desempeñándose como agente confidencial de Carranza en Washington. En 1916, fue delegado del constitucionalismo en las conferencias de Atlantic City para tratar sobre la “Expedición Punitiva” emprendida contra Villa por el general Pershing. Tras el triunfo carrancista ocupó varios cargos en el servicio exterior. Durante el gobierno de Álvaro Obregón fue Secretario de Hacienda y de Relaciones Exteriores. Dirigió las obras del Palacio de Bellas Artes. Artífice de la reforma monetaria de 1931, participó en la fundación del Banco de México. En 1933 se retiró de la actividad política para dedicarse a los negocios.

La confesión de Richard H. Cole, que apareció en el número pasado de Regeneracón, ha producido el efecto de un chorro de luz cayendo sobre las circunstancias que hubo para que Woodrow Wilson, el instrumento de los bandidos de Wall Street, se decidiera a proteger a Venustiano Carranza reconociendo su gobiernillo. El misterio ha desaparecido, y ahí tenemos a Carranza, en camisa, expuesto a la vergüenza pública, ya que no a la propia porque no la conoce.

Pero si Carranza no tiene vergüenza, sí tiene despecho, y ahora está empeñado en demostrar que la confesión de Cole es una mentira haciendo uso él, Carranza, de la mentira.

Su amigote, John Lind1, ha sido el encargado de poner la hoja de parra sobre las desnudeces del “Primer Jefe”; pero la comisión fue desempeñada con tanta torpeza, que la hoja de parra cayó al suelo y ahí tenéis otra vez a don Venustiano en paños menores.

Oigamos al “Times” del día primero de este mes: “…el hecho de que la declaración de la política que Carranza se obligó a seguir como gobernante, fue redactada en Washington sin su conocimiento, autorizada por Wilson, y pasó por varias manos hasta que por fin fue enviada a Carranza para que la firmara… continúa siendo un asunto de especial interés en la discusión de los problemas nacionales.”

Sigue diciendo el “Times”, que un reportero entrevistó a John Lind en Saint Paul, sobre la injerencia que hubiera tenido Cole en el reconocimiento otorgado por Wilson a Carranza, y que Lind, furioso aseguró que no había conocido ningún individuo con el nombre de Cole conectado con los asuntos mexicanos. A esto, Cole replica: “Varias veces estuve con Mr. Lind en la época que se trataba del reconocimiento de Carranza por el Presidente. John Lind fue uno de los que ayudaron a escribir la declaración que después firmó Carranza. Él trabajó en la redacción de dicho documento durante varios días. Los individuos que redactaron el documento fuimos: Mr. Lind; Richard L. Metcalfe2, que debe ser considerado como el brazo derecho de William Jennings Bryan3; el ex-gobernador Folk, que fue agente especial de Wilson en México; Charles Douglas4, abogado principal de Carranza en Washington; Henry Allen Tuper5, del Peace Forum, y yo.

“Yo me encontré en todas las conferencias que durante un año fueron celebradas en Washington para obtener el reconocimiento de Carranza, y por lo mismo, sé todo lo que ocurrió.

“Una vez que el reconocimiento fue logrado, fui a Piedras Negras con el propósito de encontrar allí al general Carranza; pero llegué primero que él y me detuve en Eagle Pass, del lado americano de la línea internacional. Tomé alojamiento en el Eagle Hotel, y cuando llegué a él, ya estaba allí alojado John Lind.

“John Lind y yo tuvimos que esperar tres días a que Carranza llegara. Lind y yo hicimos incursiones a México con el fin de cazar y pescar. Después de la llegada del general Carranza, Mr. Lind lo visitó dos días volviéndose en seguida al Norte, yo creo que Mr. Lind se acordará de mi con sólo que haga un pequeño esfuerzo de memoria.

“He sabido que John Lind es dueño de una concesión para la explotación de aceite en Tampico, y que su hijo se encuentra allí en la actualidad.

“Cuando estuvimos en Piedras Negras en Noviembre último con el propósito de ver al general Carranza, obtuvimos la fotografía de un grupo, fotografía que habla por sí misma, pues que en el grupo aparecemos: John Lind representante personal del Presidente Wilson en México; John Silliman6, representante de los Estados Unidos ante Carranza; Jesús Acuña7, Ministro de Relaciones Exteriores en el Gabinete de Carranza; J. W. Belt8, Secretario de Mr. Silliman; el señor Arredondo, Embajador de Carranza en Washington, y yo.”

El “Times” reproduce una fotografía en la que figuran los mencionados personajes, probando de esa manera que Lind conoce a Cole; pero lo que demuestra que Lind no sólo conocía a Cole, sino que estaba de acuerdo con él en los trabajos que dieron como resultado el reconocimiento de Venustiano Carranza, es una carta, cuyo facsímil publica el mismo “Times”. La carta está firmada por Lind y dirigida a Cole. Dice así: “Septiembre 2 de 1915. Querido Mr. Cole: Gracias por su amable e interesante carta. Usted se refiere a “Scey.” Y a “Secy. L.” Entendiendo que se refiere usted a personas distintas. Estoy asombrado, pero no sorprendido, de lo que se ha encontrado en la Embajada. A veces se han dicho y hecho cosas en el Departamento, que no tienen otra explicación que el prejuicio existente contra el gobierno de Carranza.

“Es muy difícil jugar contra una baraja compuesta; pero si Carranza no pierde su serenidad y sus amigos son discretos y cooperan para conseguir lo que se necesita, todos los obstáculos serán vencidos”

En estas líneas de la carta de Lind a Cole, se ve que Carranza sería reconocido, a pesar de la oposición que contra él había en ciertos círculos de Washington, si no se hacía el escrupuloso y aceptaba todo lo que le impusiera el gobierno americano. Como hemos visto, Carranza aceptó todas las humillaciones, y por eso fue reconocido.

He ahí a Carranza, el patriota, exhibido como traidor, como un individuo que vende el porvenir de todo un pueblo por la mezquina satisfacción, mejor dicho, por la criminal satisfacción de sentirse jefe, caudillo, gobernante o como quiera llamarse al individuo que está sobre los demás, es un criminal.

El ser humano debe ser libre. El que aspira a tener un individuo que le imponga reglas, no puede llamarse ser humano, sino cabeza de ganado, y todavía es más bajo que una res o un borrego, porque siquiera esos pobres animales no se imponen voluntariamente un pastor.

 

Ricardo Flores Magón


1 John Lind (1854-1930). Político estadounidense de origen sueco. Entre 1887 y 1893 se desempeñó como diputado por el Partido Republicano, al que abandonaría poco después. Gobernador demócrata de Minnesota en 1899. Apoyó la candidatura de Woodrow Wilson en 1912, y al triunfo de este fue designado agente confidencial de la Embajada de Estados Unidos ante el gobierno de Victoriano Huerta. Oficialmente, su principal función consistía en negociar un armisticio entre las facciones revolucionarias, así como evitar que Huerta se postulara como candidato a la presidencia, como condiciones par otorgarle reconocimiento al gobierno golpista. Ante el fracaso de sus gestiones, se convirtió en promotor de la intervención militar norteamericana y del apoyo del gobierno de Washington a la facción constitucionalista. Luego de la caída de Huerta, realizó activas gestiones con miras a conseguir el reconocimiento del gobierno de Carranza por parte de la Casa Blanca.

2 Richard Lee Metcalfe (1861-1954). Periodista y político estadounidense. Primo de Richard H. Cole, consejero de Carranza. En la década de 1880 fue editor del Omaha World-Herald y The Commoner, periódicos desde los que inició su colaboración con la carrera política de William J. Bryan. Su intermediación fue fundamental en las negociaciones entre el carrancismo y el gobierno norteamericano. Se desempeñó como gobernador militar del Canal de Panamá entre 1908 y 1913. Contendió sin éxito en varias ocasiones por la gubernatura de Nebraska, postulado por el Partido Demócrata. Escribió una biografía de William J. Bryan, en el contexto de la candidatura de este a la presidencia de los Estados Unidos.

3 William Jennings Bryan (1860-1925). Abogado norteamericano. Defensor del libre cambio, el bimetalismo y los intereses agrarios. Demócrata, rival del republicano William McKinley como candidato a la presidencia de Estados Unidos. En 1900, basó en el antimperialismo su segunda e infructuosa campaña presidencial. Secretario de Estado (1913-1915) durante la presidencia de Woodrow Wilson. Escribió: La Biblia y sus enemigos y El peligro del darwinismo.

4 Charles A. Douglas (1863-1936). Jurisconsulto y político estadounidense. Amigo personal del Secretario de Estado Bryan, colaboró con Venustiano Carranza, en calidad de representante legal, en las gestiones para que su gobierno fuera reconocido por Washington. Al parecer, se le ofreció la suma de cincuenta mil dólares si conseguía el reconocimiento del gobierno norteamericano antes de que finalizara el año de 1915. En noviembre de 1916 le propuso a Carranza la formación de una fuerza militar mixta para vigilar la frontera.

5 Henry Allen Tupper. Médico y ministro baptista. Presidente del International Peace Forum y amigo personal del Secretario de Estado William Jennigs Bryan. Ofreció desde 1913 sus servicios de cabildeo en los Estados Unidos a Venustiano Carranza y realizó numerosos viajes a México para conferenciar con el jefe constitucionalista. Durante la dictadura de Huerta, buscó la manera de que su gobierno reconociera al constitucionalismo. En agosto de 1914, Bryan intentó convencer al presidente Woodrow Wilson de nombrar a Allen Tupper como su agente ante Carranza, pero este decidió nombrar a Paul Fuller.

6 John R Silliman. Agente especial del gobierno estadounidense ante Carranza entre 1914 y 1916. Conocía a Carranza y a Isidro Fabela desde 1907 cuando era cónsul en Saltillo. Con base en esta relación se propuso como agente del presidente Wilson, de quien fue compañero de banca en la universidad de Princeton. Intentó convencer a Carranza de participar en las negociaciones establecidas entre Washington y Huerta tras la intervención de Veracruz en abril de 1914.

7 Jesús Acuña (1885-1932). Político y abogado coahuilense, vinculado a las oligarquías regionales. Participó en el Congreso Nacional de Estudiantes en 1910, donde mostró sus simpatías por el maderismo. En 1913 se unió al constitucionalismo, al mando de un regimiento de 600 efectivos. Durante la campaña contra Victoriano Huerta, se desempeñó como secretario particular de Carranza. Fue gobernador de su estado natal en 1914. Ocupó las carteras de Gobernación y de Relaciones Exteriores del gobierno carrancista. Se desempeñó también como agente del constitucionalismo en Washington, cargo desde el que hizo activas gestiones para obtener el reconocimiento del gobierno constitucionalista por parte de la Casa Blanca. En 1916 presidió la XXVII Legislatura. Fue asesinado en Acámbaro luego de haberse retirado de la vida política.

8 Refiérese a John W. Belt. Político estadounidense. Portavoz de la rama hispana de la Unión Panamericana. Vinculado con Luis Cabrera. En 1914 fue nombrado por el secretario de estado William J. Bryan agente confidencial del gobierno estadounidense ante el constitucionalismo. Se desempeñó asimismo como asistente del cónsul de Estados Unidos en Guadalajara, John R. Silliman. Fungió como mediador en las negociaciones que sostuvieron las facciones zapatista y villista con el carrancismo. En octubre de 1915 fue el encargado de comunicar a Carranza el reconocimiento de Estados Unidos a su gobierno provisional. Pieza fundamental en las negociaciones con Carranza en torno a la “Expedición Punitiva” que el ejército norteamericano emprendió contra Villa, encargándose de convencer a los jefes constitucionalistas que no opusieran resistencia al ejército estadounidense.

Nuestro abogado, J. H. Ryckman1, ha logrado la extensión del plazo para pagar las copias del proceso que se nos sigue a Enrique y a mí, hasta el 1 de Diciembre de este año. Para ese día es preciso que se tenga a la mano la suma de quinientos dólares, pues si no sucede así, la justicia burguesa dará por no interpuesta la apelación y seremos enviados desde luego al presidio de la Isla de McNeil.

Contamos, pues, con mes y medio más de libertad, es decir, de la mermada libertad de que disfruta el ser humano bajo este sistema opresor.

Esperamos que durante ese tiempo, nuestros hermanos de clase nos ayudarán, si es que estiman que son útiles nuestros trabajos.

Además, es preciso no olvidar la importancia que tiene este proceso. Si salimos definitivamente condenados Enrique y yo, quedará sentado el precedente de que es un crimen trabajar por el progreso y la libertad de la especie humana, que no otra cosa se hace cuando se enseña a los trabajadores que tienen el derecho de disfrutar del producto integro de su trabajo, y que es una vergüenza tener mandones buenos o malos.

La libertad del pensamiento es la libertad que con más celo debemos defender los oprimidos, ya que ella constituye el único medio de comunicarnos nuestros anhelos, nuestras ansias justísimas, y de ponernos de acuerdo para la librar la gran guerra social que ha de redimirnos.

Este proceso, por lo demás, debe servir para demostrar que la libertad política es una mentira, al menos en lo que afecta a los intereses de los pobres. Se puede decir que todo lo que se quiera en loor del derecho de propiedad privada, del principio de Autoridad y de la Religión, en una palabra, de todo lo que es nocivo al desarrollo armónico de la especie humana. Se es libre para besar las cadenas; pero cuando se trata de discutir el pretendido derecho del rico y de tener al pobre en la esclavitud del salario; cuando se niega a un hombre el derecho de hacerse obedecer, y cuando se descubre que la religión es el brazo fuerte del rico y del gobernante, entonces se acaba la libertad política que con tanto alarde ostentan las constituciones de los países civilizados del mundo.

Trabajadores: ayudadnos a sostener que los pobres tenemos el derecho de luchar por la emancipación de nuestra clase.

 

Ricardo Flores Magón


1 James H. Ryckman, abogado de Ricardo Flores Magón y Librado Rivera durante el juicio de 1918, interpuso un recurso ante la Corte de Apelaciones de San Francisco, California, el 6 de octubre de 1919, aduciendo que los cargos eran reiterativos y estaban fundados en un solo acto (la publicación del manifiesto del 16 de marzo) que en sí mismo no podía ser considerado una ofensa en contra de los Estados Unidos. La apelación fue desechada el 19 de noviembre. “Magón et al. v. United States, Circuit Court of Appeals, Ninth Circuit”, Federal Reporter, núm. 260: serie 1 (noviembre de 1919-enero de 1920).

Nuestra indiferencia continúa dando sus frutos. El enemigo toma ventaja de nuestra cobardía y de nuestra falta de dignidad para multiplicar sus agresiones. Nuestra inacción invita al atropello, nuestra sumisión provoca al atentado.

Rangel y compañeros fueron arrestados injustamente; Lomas y Rincón1 fueron asesinados por los esbirros texanos que los arrestaron; más tarde, los supervivientes fueron condenados a penas severísimas, varios de ellos a 99 años de presidio; Lucio R. Ortiz, cae muerto de un balazo a los pies de un esbirro del presidio, por el “delito” de levantar la vista para ver a su verdugo: Eugenio Alzalde, recibe la muerte de manos de otro esbirro, cuando agotado ya no pudo trabajar.

Todo esto lo hemos soportado sin murmullo de protesta. Hemos estado al corriente del martirio constante a que se sujeta a nuestros compañeros presos en Texas, y nada hemos hecho que diera a entender a nuestros tiranos nuestro descontento. Hemos dejado en el abandono a Rangel y compañeros, y el enemigo, naturalmente, se envalentona.

Ahora es Bernardino Mendoza, que sirve su condena en el Camp núm. 1, Perry Landing, Texas, la nueva víctima de nuestra indiferencia. Hace unas cuantas semanas que Bernardino estuvo enfermo de las piernas. Las tenía horriblemente hinchadas; pero así se le hacía trabajar. Por la noche regresaba arrastrándose el infortunado compañero, ardiendo en calentura, para levantarse al día siguiente a reanudar la faena bajo las palabrotas y golpes de los esbirros. Su enfermedad era visible; no se necesitaba ser médico para comprender que aquella hinchazón hacia sufrir al prisionero; pero como de lo que se trata es agravar más la situación de nuestros compañeros presos; de hacerles doblemente penoso el infierno que sufren, cuando Bernardino solicitó del Capitán una medicina, el Capitán ordenó que se le colgase de unas cadenas, de manera que sólo tocase tierra con las puntas de los pies, y en esa posición insufrible, agravada por la enfermedad, se le tuvo por largo tiempo hasta que se desmayó la víctima. Entonces el Capitán ordenó que se confinase a Bernardino en el calabozo obscuro, donde por todo se le dio un pequeño pedazo de pan de maíz y agua.

Relatos son estos que más bien parecen el fruto de una imaginación calenturienta, que trozos de la vida real, y sin embargo, es la verdad, es la realidad que se levanta ante nuestra vista para sacudirnos con su horror.

Trabajadores: apoyad con todas vuestras fuerzas el proyecto de huelga de protesta. Se necesita que cada trabajador consciente de sus derechos, se convierta en propagandista de ese proyecto. Hay que pensar en que son cientos de miles los trabajadores mexicanos que hay en este país, y que se necesita actividad y buena voluntad para hacer que esa gran masa de desheredados apoye el proyecto y se decida a ponerlo en práctica.

Se necesita, igualmente, que se nos ayude a sufragar los gastos de la agitación a favor de los presos de Texas. Hasta ahora, impresión de hojas, correspondencia, estampillas y otros gastos han estado pesando exclusivamente sobre nuestros débiles hombros. Poned algo de vuestra parte, hermanos, para intensificar el movimiento, y que todo trabajador consciente se dedique a agitar con fe, con entusiasmo sin desmayos.

 

Ricardo Flores Magón


1 Juan Rincón. San Gabriel, Los Ángeles California (1911-1916). Miembro del Grupo Regeneración de San Gabriel. Su esposa Refugio y sus hijos Juan y Juana Rincón fueron miembros muy activos del PLM en Los Ángeles. En la casa de Juan Rincón murió el 11 de agosto de 1913 Concepción de Rivera, la compañera de Librado Rivera, a quien la familia Rincón alojó estando su esposo preso en la Isla McNeill. El hijo de Juan Rincón, del mismo nombre, se sumó al grupo revolucionario de José María Rangel y murió asesinado por rangers de Texas que atacaron al grupo en Carrizo Springs el 13 de septiembre de 1913, cuando este intentaba internarse en territorio mexicano. Suscribió el manifiesto “A los Trabajadores del Mundo”, en el que se denunciaba al Grupo Fraternidad de Boston, Massachusetts, mismo que propagó una serie de calumnias sobre los liberales a fines de 1915. (Regeneración, núm. 219, 1). Suscribió el Manifiesto “A los IWW” en el que se pedía a los trabajadores de esta organización que no secunden la postura la Rama Latina de la Local 602, que acusaba a los liberales de ser enemigos de los wobblies (Regeneración, núm. 238, 1). Se adhirió al Programa de los Tres Puntos.

Comienzo con un reptil. ¿Su nombre? ¡Luis Mata1! Este tío la dragoneaba de anarquista en Morenci, Arizona; pero desde la última huelga de mineros en ese Estado se ha convertido en furibundo político. Él aconseja a los mineros mexicanos que se hagan ciudadanos americanos para lograr la protección del gobierno americano. En sus momentos de entusiasmo grita hasta hacerse ronco, que no hay mejor bandera que el hilacho de las barras y las estrellas. Lo malo es que no faltan zoquetes que le hagan caso, y es a éstos a quienes hay que recordarles que, si se hacen ciudadanos americanos, les harán tomar el fusil para ir a matar a sus hermanos de clase que luchan en México por algo mejor que echarse a cuestas un Hunt u otro parásito de la misma calaña. ¡Cuidado con tal bicho! El trabajador no se redimirá eligiendo a un Hunt o a un Perico de los Palotes. El trabajador se redimirá cuando haga propiedad de todos la riqueza social y acabe con el principio de Autoridad.

*          *          *

Parece que estas notas van a ser esta vez un nidal de reptiles. Allá va otro: ¡Lázaro Gutiérrez de Lara2!

Este tío ha dicho en San Diego California, que los trabajadores han sido traicionados, entre otros, por Zapata.

Bien se conoce que te paga Carranza por decir tales embustes. ¿Por qué no hiciste alusión al decreto de 1 de Agosto de este año, expedido por tu amo, y en virtud del cual se da plomo al trabajador en vez de pan?

En cuanto a que Zapata ha traicionado a los trabajadores…

¿Es traición poner en las manos del pueblo la riqueza social como lo hacen Zapata y Salgado?

¡Más honradez, sangrón, más honradez!

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Al “cientificismo” le ha salido un grano con el nombre de “El Legalista”3.

El pobre engendro ve la vergüenza pública en El Paso Texas. Según el papasal, el pueblo mexicano está para salvarse, puesto que ha salido a la palestra el “Partido Legalista”4.

Los que componen ese “partido” son aquellos tíos que por no querer compartir con otros bribones como ellos el hueso que tenían en el hocico cuando reinaba Porfirio Díaz, se ven ahora en el extranjero, aunque con los buenos morlacos que lograron extraerse de México. He aquí cómo hablan esos redentores de sí mismos: “únicamente nosotros, los desterrados, somos los que podemos salvar la patria de las sangrientas garras que la oprimen. Aquí, en tierra extranjera, es donde se encuentran los mexicanos del capital que necesita la República para dar trabajo honrado a sus hijos; aquí en el extranjero, es donde se encuentran los mexicanos de intelectualidad capaces y suficientes para formar un gobierno honrado que haga capaz e implante el régimen constitucional que tanto deseamos.”

Conque, no hay que afligirse; aquí tenemos a los hombres del capital y del talento que pueden oprimirnos y robarnos, con sólo que abramos la boca. Los Creel, los Terrazas, los Limantour, etc., etc., están a nuestras órdenes.

¡A otro can con ese hueso! Los proletarios no fumamos de ese tabaco; no queremos Gobierno, sino Anarquía.

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Otro grano del “cientificismo” “El Nacional”5, esperpento dirigido por José Luis Velasco6, uno de aquellos cronistas que participaron de las migajas con que Porfirio Díaz obsequia a sus lacayos.

Dice Velasco más hinchado que un sapo: “Venimos a hacer obra nacional. Dentro del fuerte color nacionalista, caben, sin descontar, todos los matices políticos.”

Como quien dice, perros y gatos en un mismo costal.

Vamos hombre, sé honrado una vez, y confiesa que es imposible armonizar a ricos y a pobres, a opresores y oprimidos. Tu nacionalismo es cosa del pasado. ¡Ya apesta! Escóndelo, escóndelo.

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“El Revolucionario” es el título que ostenta una hojilla carrancista de la ciudad de México. Como una muestra del espíritu revolucionario que anima a los castrados que escriben esa hojilla, allá va esta: “… los últimos y grandes triunfos de nuestros soldados sobre las chusmas de Zapata, han cercenado la cabeza del repugnante monstruo que se albergaba en las cavernas del Estado de Morelos”.

¿No pudieran sus mercedes ponerle a su papelucho el nombre de “El Reaccionario”? Porque eso de que sea un “revolucionario” el que se alegre de las derrotas que sufren los revolucionarios, no cuela.

Por fortuna. Las derrotas que “nuestros soldados” infligen a las “chusmas de Zapata”, son imaginarias.

¡Pobre tarea esa de mentir, para que Wilson no le levante la canasta a Barbas de Chivo!

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El mismo “Revolucionario” se duele de que haya agitadores entre los trabajadores mexicanos, y se dispara de este modo: “…agitadores funestos, falsos utopistas, charlatanes de barrio que hablan de justicia sin tener la menor noción de ella, que hablan de resolver el problema de la miseria siguiendo la norma de algo que llaman socialismo.”

Quien habla es un tal Wilfrido C. Cruz7, eunuco carrancista y “revolucionario” hasta las cachas, y ¡vamos! Que debe tener tamaños cuernos el angelito.

Los agitadores no queremos resolver el problema de la miseria por medio del socialismo, pedazo de alcornoque, sino por medio del anarquismo. Socialista, es tu amo, y ya ves, pone balas en el estómago de los que tienen hambre.

Los anarquistas no queremos, no deseamos ni primeros ni segundos jefes, no queremos ninguna clase de jefes. Lo que queremos es que se resuelva el problema del hambre, por medio de la toma de posesión de la riqueza social por los trabajadores, cortando, al mismo tiempo, las “venerables” cabezas de todos los jefes.

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Una comisión de obreros de las fábricas de Puebla y Tlaxcala fue recibida por Barbas de Chivo el 26 de Septiembre último. Los pobres inconscientes fueron a ver al barbón, para que éste solucionara algunas dificultades que tienen con sus patronos. Barbas de Chivo les palmeó las rodillas les sobó el lomo, les dijo media docena de palabras azucaradas, y acabó por prometerles que las dificultades quedarían subsanadas a satisfacción de obreros y patronos, con lo que los inocentes proletarios se mostraron muy complacidos y volvieron a sus hogares a esperar que de lo alto les llegue el pan que necesitan sus hijos.

Parece mentira que hombres que tienen manos pidan todavía, cuando bien pudieran tomar.

¡Las diferencias quedarán subsanadas a satisfacción de obreros y patronos! ¡Y todavía tragan esa píldora los inocentes! Sabedlo, angelitos: lo que beneficia a una de las clases sociales, perjudica a la otra, y viceversa. O quedan satisfechos los obreros, o lo quedan los patronos; pero no ambas partes.

Si no tenéis valor para apoderaros de las fábricas, castraos al menos, para evitar el tener hijos que hereden vuestras cadenas.

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Al hablar de las conferencias en New London, en las que se trata de suprimir la Revolución con unos cuantos plumazos, dice compungido “El Pueblo”, de la ciudad de México: “El Lic. Cabrera se halla indispuesto del estómago.”

Pues a ponerle unas lavativas, hombre, y si hace falta papel para el excusado, a la mano están las actas levantadas por los conferencistas, que nunca estaría mejor empleado ese papel.

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Woodrow Wilson habló más de cien barbaridades en Long Branch, New Jersey, hace unas cuantas semanas. Entre otras lindezas, dijo: “Mientras yo tenga facultades para otorgar este reconocimiento (se refiere al de su amigote Barbas de Chivo), el Gobierno de los Estados Unidos se negará a tender su mano a cualquiera que llegue al poder en una República hermana por medio de la traición y la violencia.”

Yo creía que el puesto que ocupa Barbas de Chivo lo debía a la traición y a la violencia; ¡mire usted cómo se equivoca uno! Y creía yo otra cosa peor: que se sigue sosteniendo en el poder por la traición y la violencia.

Para disipar dudas, el profesorcillo.

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Por casualidad puse los ojos sobre un papeluchillo de la ciudad de México. El pobre gusano ostenta en la frente este título de oropel: “Pro-Patria”, que traducido al lenguaje popular significa: “Pro-Panza”. Porque sus garrapateadas no tienen otro ideal que el de la panza: ¡son barbachivistas!

En el papeluchillo me encuentro una cosa que trata de un chamaco de once años que se bate, ¿por la emancipación del proletariado? ¿Por la justicia? ¿Por la libertad? No se bate por esas pequeñeces: ¡se bate por Barbas de Chivo!

Naturalmente, los pinacates de “Pro- Panza”, le hacen el gran bombo al tal chamaco, y uno de ellos, después de un fuerte rebuzno de satisfacción, toma la pluma con una de las pezuñas, y garrapatea lo que el curioso lector verá en seguida: “Es el Gavroche (¡qué erudición, qué erudición!) del Constitucionalismo, que junto a su jefe Luis T. Navarro8, sabrá triunfar en nombre de la raza oprimida (dirás en nombre de Barbas de Chivo, ¡sopenco!), o caer con el rostro de cara al sol, gritando: ¡Viva la República!”

O lo que es lo mismo: ¡viva el hambre! Porque la República, desgraciadamente, no es de harina.

Su “jefe”, Luis T. Navarro, debería ser castigado como corruptor de menores, porque arroja al pobre niño a las balas para sostener el crimen.

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Hace unos cuantos días que una turba de hombres blancos sacó de una cárcel de un poblacho de Georgia, uno de los Estados más bárbaros de este “civilizadísimo” país, a una pobre negra. La infeliz fue lynchada por la muchedumbre.

¡Y pensar que en nombre de la humanidad se trata de intervenir en México!

 

Ricardo Flores Magón


1 Luis Mata. Minero y herrero. Residente de Morenci, Arizona. Empezó a trabajar en las minas de Arizona en 1890. Intercambió correspondencia con Manuel Sarabia, por lo menos desde marzo de 1906. Reunió fondos entre los mineros de Arizona para apoyar la huelga de Cananea. Participó en los preparativos del Levantamiento armado de 1908. Considerado por las autoridades diplomáticas “uno de los principales agitadores en Morenci”. Fundador del Grupo Obrero Comunista de Morenci, creado el 9 de noviembre de 1911. En la junta fundadora, Mata fue elegido como secretario, pero se negó a ocupar cualquier cargo, por lo que fue sustituido por Pilar Soria. Participó en la reorganización de este grupo que, a partir de abril de 1913, adoptó el nombre de Grupo Obrero Comunista “Los Errantes”. En marzo de 1913, fue invitado a colaborar con la causa de Emilio Vázquez Gómez por el antiguo militante de PLM, Simón Acosta, quien le envió una carta desde el campamento vazquista de Palomas, Chihuahua, a la que Mata contestó con un texto publicado en Regeneración: “…recibí un paquete de proclamas vazquistas y tres copias de los decretos que ha expedido en ese pueblo el político Emilio Vázquez y le participo que no puedo cumplir con sus deseos de que reparta los primeros entre los mexicanos y entregue á la prensa los segundos para su publicación, porque siendo yo liberal y enemigo del principio de autoridad, no puedo propagar causas personalistas que son contra los derechos de los trabajadores mexicanos […] Me extrañó mucho recibir su carta, trajeado ya con el uniforme vazquista. Usted, que fue liberal en los años de 1910 y 1911; y que concurrió a algunas acciones de guerra, al lado del Compañero Rangel […] No cometeré el crimen de enviar ni un sólo hombre a un campamento vazquista”. En ese mismo mes nació su hijo Germinal. A mediados de 1913 fue acusado con Máximo Palacios, un minero español de filiación anarquista, de colocar una bomba a las puertas de la casa del cura de Morenci, por lo que fue encarcelado unos días y puesto en libertad por falta de pruebas. En octubre de 1916, Ricardo Flores Magón lo calificó de “reptil” y lo denunció en su columna “Notas al vuelo”, por promover entre los mineros mexicanos de Morenci la idea de adquirir la ciudadanía norteamericana, táctica utilizada por la Arizona State Federation of Labor para anular al sindicalismo radical.

2 Lázaro Gutiérrez de Lara (1870-1916). Abogado y periodista regiomontano. Se desempeñó como juez de primera instancia en Chihuahua hacia 1902. Entró en contacto con el PLM en 1905. Colaborador de los periódicos Revolución y Regeneración. Participó como propagandista en la huelga de Cananea en junio de 1906. Acompañó a John Kenneth Turner en el viaje por México que originaría el reportaje México bárbaro. En 1911 se unió al maderismo y rompió con la dirigencia del PLM. Murió asesinado en Sáric, Sonora. Autor del ensayo El pueblo mexicano y sus luchas por la libertad (1914) y de la novela política Los bribones (ca. 1908).

3 El Legalista, El Paso, Texas (1916). Director y propietario: Manuel Bonilla. Portavoz del llamado Partido Legalista Mexicano, luego llamado Alianza Liberal, que agrupaba a antiguos maderistas en el exilio estadounidense.

4 Partido Legalista. Agrupación política fundada en 1916 en El Paso, Texas, por exilados anticarrancistas, en la que participaban convencionistas, antiguos maderistas, villistas y zapatistas, como los hermanos González Garza, Manuel Bonilla, Miguel Díaz Lombardo, Emiliano Sarabia, Felipe Ángeles, José María Maytorena y Francisco Vázquez Gómez. Editaba el periódico El Legalista. En 1918 la organización se transformó en la Alianza Liberal Mexicana, en la que destacó la participación del general villista Felipe Ángeles y en la que también participaron el antiguo liberal Antonio I. Villarreal, tras su ruptura con Carranza en 1917, y conservadores como Manuel Calero.

5 El Nacional. “Diario libre de la noche”. México, DF (1916). Heredero del periódico homónimo fundado por Gonzalo A. Esteva (1880-1900). Directores: Gonzalo de la Parra y José Luis Velasco.

6 José Luis Velasco. Periodista. Colaboró en periódicos porfiristas como El Nacional. Fue senador durante la dictadura de Victoriano Huerta. En 1916 participaba en el Partido Legalista, fundado en El Paso, Texas, por exilados anticarrancistas de diversas tendencias como, los hermanos González Garza, Manuel Bonilla, Miguel Díaz Lombardo y Felipe Ángeles. Editor de La República, periódico villista publicado en territorio estadounidense en 1916 que fue clausurado por criticar la “Expedición Punitiva”. Autor de la obra teatral El secreto (1912).

7 Wilfrido C. Cruz (1898-1948). Abogado, escritor y político oaxaqueño. Simpatizante del carrancismo. Luego del triunfo constitucionalista desempeñó varios cargos en el gobierno de su estado natal, durante las administraciones de Manuel García Vigil y de Anastasio García Toledo. En 1934 fungió como Secretario General del Partido Nacional.

8 Luis T. Navarro (Villa Unión, Coahuila, 1881- ¿?, 1961). Ingeniero. Pariente de Francisco I. Madero. Se unió a la revolución contra Díaz bajo el mando de Rafael Tapia. Fue diputado del bloque “Renovador”. Escapó de la persecución huertista. Se unió primero al zapatismo y luego al constitucionalismo. Coronel al mando del Batallón José María Morelos. Diputado por Puebla al Congreso Constituyente de 1917.

Un aliado menos.

Samuel Gompers1, el Presidente de la American Federation of Labor, ha retirado su apoyo a Carranza. La conducta de este tirano hacia los obreros ha sido tan brutal, que hasta sus amigos más decididos comienzan a repudiarlo, y unos de sus amigos más decididos eran las uniones de la American Federation of Labor y el Partido Socialista de los Estados Unidos2.

El “Times”, de 9 de este mes, publica el siguiente telegrama: “Atlantic City, N. J., Octubre 8. —Gompers, el Presidente de la American Federation of Labor, llegó a ésta este día a protestar ante los miembros mexicanos de la comisión México-americana, contra la actitud del general Carranza hacia las uniones de trabajadores en México, y a pedir a los comisionados americanos que tengan en cuenta este asunto en sus conferencias con los mexicanos.

“La queja de Gompers fue basada en un decreto expedido hace varias semanas por Carranza, en el que se declara que participar en una huelga es un acto de traición, que debe aplicarse la pena de muerte al que se declare en huelga o intente una huelga.”

¿Cómo defenderán ahora a su amo los “anarquistas” a sueldo del tipo de Jahn, Loveira, Quintero y otros de menor laya?

El caso de María.

La acusación que había contra María, mi compañera ha sido retirada.

Queda probado con eso que se la arrestó con pretextos estúpidos para sorprender secretos revolucionarios; pero los tiranos se han quedado con un palmo de narices, y sólo consiguieron demostrar con su atropello que la Autoridad no es el ángel guardián del débil, sino el perro rabioso dispuesto a hincar los colmillos, si en ello ve un beneficio para la casta privilegiada.

Sentenciado.

Ha sido sentenciado a pasar en presidio el resto de sus días. Warren K. Billings, uno de los acusados de haber ocasionado la explosión del 22 de Julio en San Francisco.

Billings es perfectamente inocente; pero el fiscal ha dicho que es necesario castigarlo, porque hace algunos años sirvió un término penitenciario por habérsele encontrado en un tranvía llevando un paquete de dinamita.

Los testigos que declararon a favor de Billings durante el proceso, han sido intimidados por rufianes al servicio de la Autoridad para que se desdigan de lo que a favor de esta víctima del capitalismo depusieron. Uno de esos testigos está preso.

Felicitémonos de que la Autoridad misma se desprestigie. Nos ahorra a los anarquistas el trabajo de demostrar que es una institución nociva al bienestar y a la libertad del ser humano.

 

Ricardo Flores Magón


1 Samuel Gompers (1850-1924). Fundador y dirigente histórico de la American Federation of Labor (AFL), de 1908 a 1920. Simpatizó y apoyó las campañas en favor de los liberales mexicanos perseguidos en Estados Unidos. A partir de marzo de 1911, brindó su apoyo a Francisco I. Madero y posteriormente a Venustiano Carranza. Pugnó por el acercamiento de la COM con la AFL, que dio por resultado la Federación Panamericana del Trabajo, en noviembre de 1918. En enero de 1921 visitó la ciudad de México para asistir a una conferencia de dicha federación.

2 Partido Socialista de los Estados Unidos. Fundado en 1901 como resultado de la unión entre el Partido Socialista Democrático de América y la disidencia del Partido Socialista del Trabajo. Fue una organización política muy importante en los Estados Unidos durante las primeras dos décadas del siglo XX, cuando agrupó a una amplia gama de grupos y tendencias de la izquierda social y política: sindicalistas, populistas, socialistas, granjeros, migrantes, obreros, etcétera. Su candidato presidencial, Eugene V. Debs, consiguió cerca de un millón de votos en las elecciones de 1912 y 1920. Por su oposición a la participación estadounidense en la Primera Guerra Mundial sufrió la represión durante el periodo conocido como The Red Scare (La Amenaza Roja).

Casi no hay día que la prensa diaria no dé cuenta al público de ejecuciones llevadas a cabo al por mayor en las regiones asoladas por la canalla carrancista. Las víctimas son, invariablemente, trabajadores que se resisten a recibir como pago de su trabajo la depreciada moneda carrancista, o personas en quienes se sospecha animosidad contra el régimen de don Venustiano.

La matanza, como queda dicho, se hace en grande escala, en una escala superior a la de la época de Porfirio Díaz. La prensa de oposición no existe: sólo tienen la palabra los menguados escritorcillos carrancistas, pobres diablos sin cerebro ni honor, que dan brillo con la lengua a los zapatotes del “Primer Jefe”; los cateos domiciliarios están a la orden del día.

El decreto de 1° de Agosto de este año que condena a muerte al trabajador que pide un pedazo más de pan para su familia hambrienta, no es el último toque de barbarie dado al cuadro del canibalismo carrancista. Un nueve decreto quedó aprobado el día 6 de este mes, por el cual quedan condenados a muerte los bolseadores, los rateros, y en general, cuantos atenten contra el “sagrado derecho de propiedad privada”, exceptuándose, eso sí, a Carranza, sus ministros y generales, sus oficiales y empleadillos, y a los señores burgueses, quienes pueden continuar entregándose libremente a desvalijar a los pobres.

Es lamentable lo que ocurre en territorio carrancista; ¿pero no será eso un mal necesario? ¿No será necesario ese aguijón, para que el pueblo se decida al fin a arrancar el corazón a tanto malvado? Porque parece que la gente soporta y hasta ama una tiranía “benigna”, y es indispensable que surjan salvajes como Díaz y como Carranza, para que a latigazos hagan comprender a los tímidos que es necesario ser altivos; para que a puntapiés despierten el honor adormecido.

La tiranía de Carranza no será estéril. Actos menos salvajes que los suyos han puesto la dinamita, el revólver y el puñal en las manos de los justicieros. Tengamos fe en que de la masa atormentada y exasperada, brotará el vengador. ¡Aprieta, tirano!

Ricardo Flores Magón

Lo que ocurre en Morenci, Arizona, es una prueba más de que la Autoridad nunca puede ser el apoyo del débil, y de que los llamados jefes obreros no son otra cosa que pícaros que se venden a la burguesía para engañar a los trabajadores.

Los jefes obreros, en combinación con autoridades de Arizona, están aterrorizando a los trabajadores mexicanos. Individuos de la Arizona State Federation of Labor, son a la vez polizontes, y matan a trabajadores sin ser molestados por nadie; persiguen a cuanto orador proletario se presenta en Morenci, porque temen que esos oradores despierten a los proletarios mexicanos, y si éstos despiertan, despacharán enhoramala una unión que no tiene otro objeto que conseguir votos para gobernantes y vender a las compañías los destinos de la masa obrera.

Los jefes obreros de Arizona están empeñadísimos en convertir a los trabajadores mexicanos en ciudadanos americanos, para de esa manera, si alguna vez la burguesía de los Estados Unidos tiene que reclutar gente para ir a matar trabajadores mexicanos a México, echará mano primeramente de los imbéciles que hayan adoptado la ciudadanía americana.

Basta con mostrarse enemigo de la Arizona State Federation of Labor, para ser arrestado y martirizado, como ocurrió al compañero Tomás Farrel Cordero1, quien arrestado hace como tres semanas, fue conducido a Clifton, de cuya cárcel logró evadirse el 18 de este mes, encontrándose ahora fuera de las garras de los salvajes de Arizona.

A Miguel Barrera, José Saavedra y otro compañero cuyo nombre no hemos podido indagar, mineros todos ellos del campo de Duncan, los suspendieron por dos veces de una cuerda, para que se hicieran responsables del incendio de la tienda de un tal Frank, y se encuentran ahora presos en Clifton. Dieciocho mineros más de Duncan, tuvieron que huir del campo para no verse sujetos a las torturas que saben aplicar los cafres de Arizona. ¡Y todo ello por ser mexicanos y trabajadores conscientes que no se someten a la tiranía de los sátrapas de la unión!

El compañero Porfirio Mallo fue expulsado de Morenci, por predicar contra los oficiales de la unión que ganan cinco dólares diarios, a costillas de los trabajadores, y sacan además, sueldotes del gobierno y de las compañías.

El compañero Jesús José Barragán2 fue arrestado en Morenci, porque predica el anarquismo, ideal purísimo con el cual no pueden conciliarse los vividores.

La unión cuenta con un periodiquillo en Clifton, “El Observador”3. Ese periodiquillo es un verdadero marrano, porque se atraganta con los huesos que le arroja el gobierno, con la bazofia que le tiran los tiranuelos de la unión y las migajas que, por lástima, le dan las compañías.

¿Qué más se puede pedir? ¡Y pensar que hay muchos trabajadores mexicanos que apoyan a la unión esa! ¿Pero qué ganáis con ese apoyo, hermanos?

Ya que os gusta la unión, formad una nueva; pero en la que no haya ni reglamentos, ni secretarios a sueldo, ni organizadores a tanto el día, ni cuotas. Entonces sí progresaréis. En fin, luchad por la expropiación de la riqueza social, mejor que por mejoras que a la postre resultan inútiles.

 

Ricardo Flores Magón


1 Tomás Farrel Cordero. Estableció contacto con Lauro Aguirre en 1898 cuando residía en Nogales, Sonora. Ahí conoció El hijo del ahuizote: «aun me acuerdo de una caricatura de ese periódico en que se veía un sepulcro con escalones y un general con un enorme machete iba bajando, quedando parado en el último escalón. Al pié de la caricatura se leía: Ay reata no te revientes, que es el último jalón. O sea, la última elección de don Porfirio Díaz». Llegó a Nogales, Arizona, a presentarse al Heraldo de Roberto Bernal y Bernal T. Dávila, con ellos aprendió a parar tipo y manejar prensa; luego se hizo de su imprenta y publicó El Estado de Sonora, que combatía al cacicazgo de la familia Torres, que manejaba el gobierno de Sonora. A principios de 1905 de trasladó a Cananea, donde hizo contacto con Lázaro Gutiérrez de Lara (entonces presidente del club liberal de El Ronquillo. Publicaron El progreso y ayudaron a Manuel M. Dieguez y Esteban Baca Calderón. Fue testigo y actor de la huelga del mineral. Tras la represión a la huelga residió en Villa Verde, trabajó entre Cananea y Naco y, más tarde, viajó a Bisbee, Arizona, primero, y luego a San Francisco, California, donde hizo propaganda a favor del PLM. Marchó a Los Ángeles y formó parte de la JOPLM. Trabajó como propagandista en Clinton, Morenci, Metcalf, Louisbourg y otras partes de Arizona, Nuevo México y Texas. «Hacía propaganda -afirma Farrel- , repartía Regeneración y después de aleccionar a algunos compañeros, quedaba en pie una escuelita que era atendida por alguno de ellos. Sigo pensando que nuestro Pueblo lo que más necesita es escuela… Durante las veces que me tocó pasar a dar instrucción al lado mexicano a los grupos de Regeneración, enseñaba a leer a las chusmas en trozos de periódico viejo y hacer las letras con un palito en el suelo, por falta de otros utensilios.” Por sus dotes de organizador y orador realizó múltiples giras de propaganda. Participó en el levantamiento de 1908 como delegado para Sonora, Sinaloa y el sudoeste de los Estados Unidos. Farrel pasó el año de 1911 en la Colonia Agrícola de Edendale y en la oficina de Regeneración; en abril de este año pasó a formar parte de su redacción. En la Mina de la Cañada, conoció a Lucio Blanco. A principios de 1912 fue enviado a El Paso a entrevistarse con un delegado de Emiliano Zapata en casa de Matilde Mota. Entre los temas que trataron destacaba el programa agrario de la revolución. En junio de 1912, con Juan y José Olmos, hizo un llamado todos los trabajadores y trabajadoras de Los Ángeles para reorganizar el Grupo Regeneración de Los Ángeles, mientras Ricardo y Enrique Flores Magón y Librado Rivera estaban en prisión. Los objetivos de este grupo serían organizar un Centro Internacional de Estudios Sociales, apoyar y engrandecer la obra de Regeneración y el PLM, luchar por la libertad de los presos y establecer una Escuela Racionalista. En ese año Farrel organizó una colecta en Los Ángeles para apoyar al Grupo Luz de la ciudad de México. En septiembre de 1912 bautizó con el nombre de Regeneración a la hija que tuvo con Rosa C. Farrel. En octubre ofició como cantante en un mitin internacional en honor de Francisco Ferrer Guardia, en Los Ángeles. En 1913, Farrel fue Miembro del Centro de Estudios Racionales y fundador de la Junta Consultiva de la Casa del Obrero Internacional de Los Ángeles. En septiembre de ese año, Farrel emprendió una nueva gira de propaganda por Arizona en compañía de Charles Clifton, que buscaba conseguir apoyo de parte de los IWW para los presos; como parte de esta gira se organizó el grupo Armonía Ideal de Metcalf, Arizona; en octubre, Farrel llegó a El Paso, Texas, donde participó en la campaña de defensa de José M. Rangel y los presos de Texas, y fue arrestado en diciembre y condenado a purgar una pena de cuatro meses de prisión. Regeneración temía que Farrel fuera enviado a México, pues se rumoraba que Francisco Villa había solicitado su extradición. Farrel consiguió su liberación antes de cumplir su condena y se trasladó a Los Ángeles, donde condujo con Pedro C. Paulet, un mitin multitudinario que se organizó en febrero de 1914, en el que tomó la palabra Ricardo Flores Magón. En este periodo ayudó a la organización del grupo Regeneración de San Gabriel, California. Según Enrique Flores Magón, en 1914, la JOPLM lo envío a que se contactara de nuevo con Zapata, pero fue apresado por Esteban Cantú en Baja California, aunque puesto en libertad por falta de méritos. En 1916, Farrel suscribió el manifiesto “A los Trabajadores del Mundo”, en el que se denunciaba al Grupo Fraternidad de Boston, Massachusetts, y que propagó una serie de calumnias sobre los liberales a fines de 1915. Ese mismo año fraguó una conspiración armada, en San Gabriel para protestar por la invasión americana a México, la conspiración fue denunciada pero logró escapar. A fines de 1916 realizó una nueva gira de propaganda por Arizona, fue arrestado en septiembre a petición de la Arizona State Federation of Labor, aunque logró evadirse de la cárcel de Clifton el 18 de octubre. En mayo de 1917, fue de nuevo apresado al verse envuelto en una trifulca por oponerse al enganche de mexicanos para combatir en la Primera Guerra Mundial: unos soldados se le echaron encima e hirió a uno con una daga. Fue recluido en la cárcel de Tombstone, Arizona, y deportado a México en 1918. En el país organizó cooperativas agraristas en Arizpe, Sonora. El presidente De la Huerta le otorgó una plaza como profesor de inglés en la escuela náutica de Mazatlán. Participó en la rebelión delahuertista de 1924. “Estuve obligado a unirme a él durante ese movimiento revolucionario y perdimos.” Regeneración publicó algunos artículos de Farrel, como «Pope Prays for Strife-torn Mexico» (núm. 120, 4); To the Bogus Press (núm. 123, 4) y ¡Solidaridad! (núm. 138, 3).

2 Jesús José Barragán. Minero. Residente de Morenci, Arizona. Fundador del Grupo Obrero Comunista de Morenci, creado el 9 de noviembre de 1911, y reorganizado, con la participación de Barragán, en abril de 1913 con el nombre Grupo Obrero Comunista “Los Errantes” . En marzo de 1916 se adhirió al Programa de los Tres Puntos. En octubre de ese año fue arrestado en Morenci por denunciar a la Arizona State Federation of Labor, que reclutaba mineros mexicanos con la promesa de otorgarles la ciudadanía norteamericana. Esta federación fue particularmente agresiva con los mineros de la IWW, con los anarquistas y con los miembros y simpatizantes del PLM. En septiembre de 1918 se reunía con otros mineros de Clifton y Metcalf, según carta de G. Villa dirigida a Rafael Brousse García.

3 El Observador, Clifton, Arizona (1914-1917). Periódico de aparición irregular, que fungía como portavoz de la Arizona State Federation of Labor.

El movimiento anarquista ha perdido a uno de sus hombres más valientes, a uno de sus propagandistas más entusiastas, a Eustolio García.

Eustolio García vivía en Austin, Texas, tenía pocas semanas de residir en dicho lugar, porque su temperamento batallador, su espíritu inquieto lo empujaban a la acción, y así se le veía pasar de un lugar a otro, sembrando la buena semilla de la rebeldía y tan pronto se encontraba en Texas, como en el interior de México agitando, sacudiendo somnolencias, inyectando virilidad en los pusilánimes. Poco tiempo hacía que había regresado de uno de sus viajes de propaganda por territorio mexicano. Había visitado Monterrey, Saltillo, Torreón; se encontró en los campos carboníferos de Coahuila, en Mapimí, en Durango, en muchos lugares por los cuales fue sembrando con fe, con ardor, con entusiasmo, con convicción, el odio al capitalismo, al principio de Autoridad, el desprecio a los embustes de las religiones. ¡Magnífico sembrador de rebeldías era Eustolio!

El 13 de este mes, Eustolio, provisto de hojas de propaganda relativas a la huelga de protesta contra las injusticias de que son víctimas los proletarios mexicanos en los Estados Unidos, dejó muy temprano su domicilio dirigiéndose a los campos agrícolas en que se explotan los brazos del trabajador mexicano, para instar a sus hermanos de clase a levantar siquiera por un día la cabeza para gritar: ¡somos seres humanos, tenemos vergüenza, exigimos que se nos respete!

La presencia de Eustolio en los campos, picó la curiosidad de los burgueses. ¿Qué andaba haciendo aquel hombre entre los trabajadores? …Él no había llegado a pedir que se le pusiera el yugo, puesto que a nadie había pedido trabajo. ¿Qué quería entonces ese extraño proletario?

Los trabajadores mexicanos no respondían a estas preguntas. La característica del trabajador mexicano es no dar ninguna información que él cree que pueda perjudicar a un hermano de clase; pero no faltó un mayordomo, ¾que tan buenos perros son los mayordomos¾ que sorprendiera una conversación sobre la presencia de Eustolio en los campos y desde luego los burgueses procedieron a expulsarlo. Un agitador obrero es considerado por los explotadores del sudor del pobre, como el ser más peligroso que existe en la Tierra, porque sin la palabra y el ejemplo del agitador, la masa proletaria viviría resignada, trabajando sin refunfuños para el beneficio de sus amos.

Eustolio se rehusó a obedecer la orden de salir del campo. ¿Cómo, no era él un hombre que tenía no sólo el derecho, sino el deber de trabajar por la dignificación de su clase? ¿No estaba él cumpliendo con un deber sagrado, porque es un deber altamente humano el procurar la regeneración de la especie despertando sentimientos de dignidad y de vergüenza? Terminantemente se rehusó a interrumpir su obra de apóstol, lo que provocó la cólera de burgueses y mayordomos que, armados con rifles, hicieron fuego sobre el noble propagandista proletario. Ya se sabe que al mexicano se le mata en este país hasta por mera diversión. Recuérdese que cuando Antonio Rodríguez2 se retorcía en la hoguera, las turbas de Rock Spring festejaban la espantosa agonía cantando, y prorrumpiendo en alaridos bestiales en torno de la víctima.

Eustolio era valiente y no se amedrentó. Sacó su revólver, y un combate desigual comenzó con todas las ventajas de parte de nuestros verdugos. Sin embargo Eustolio logró dejar sin vida a uno y gravemente herido a otro de sus asaltantes, americanos los dos. Los demás huyeron dejándolo dueño del campo y completamente ileso. Entonces se dirigió a su domicilio, cerrando la noche mientras hacía el recorrido. Con pasos de felino, en las tinieblas, un hombre le seguía agazapándose, procurando no ser visto, como que no es empresa fácil arrancar la vida, en buena lid, a un valiente como Eustolio. Cuando el hombre tuvo a Eustolio a buena distancia, disparó su rifle y la bala penetró por la nuca de la víctima, que pocas horas después exhaló el último suspiro de su gigante aliento. Los burgueses estaban vengados. El matador de Eustolio es Miguel Ollervides, ¡un mexicano!

Por demás es decir que el asesino está libre y que se le ha ofrecido una buena recompensa.

Proletarios mexicanos: he aquí una víctima más del desprecio con que se nos ve a los proletarios de origen mexicano. Eustolio murió por el celo que mostró en los trabajos de organización de la gran huelga que se tiene en proyecto contra la injusticia de que son víctimas nuestros hermanos de clase presos en Texas, y en general contra las indignidades de que se hace objeto a las personas de nuestra clase y de nuestra raza.

¿Seréis capaces de no dejar de trabajar por un día, cuando hay trabajadores que no desdeñan sacrificar hasta la vida en beneficio de la clase proletaria?

¡Responded!

 

Ricardo Flores Magón


1 Eustolio García. Lector de Regeneración, al menos desde inicios primer semestre de 1906, promovió las inscripciones de lectores en Fentress y Holmes y la Junta Unión Liberal de Agricultores Mexicanos de Fentress, Texas. En octubre, se dirigió a Del Rio, con intenciones de cruzar la línea. «Este Señor es el Capitán de la Guerrilla e iba muy bien armado», a decir de Antonio de Pío Araujo; el grado se lo había otorgado M. A Ibarra, de San Antonio, Texas. En febrero de 1907, era el jefe de las fuerzas revolucionarias en Zaragoza, Coahuila «para obrar contra la Dictadura de Porfirio Díaz» y con objetivo de «cortar la línea de ferrocarril urbano entre Allende y Zaragoza». Apareció en la «lista de las personas más activas en propagar la revolución en el Estado de Texas, con expresión de los lugares donde residen y títulos que se dan. 12 de diciembre de 1907». Misma en la que apareció con el título de Capitán. Residente en Holmes, Del Rio y Creedmor. En 1908, a mediados de julio se dirigió de nuevo a Del Rio, con vistas a participar en la segunda intentona insurreccional. Regeneración reprodujo una carta de Eustolio contra la aparición de Cerebro y Fuerza, dirigido por León Cárdenas Martínez y Juan Francisco Moncaleano; otra, contra la prensa mexicana de San Antonio. «No más engaños», y un artículo, «Hacia el ideal», mismo que terminaba: «lancémonos al campo de la acción para que nuestro sublime ideal repercuta por doquier». Subsecretario del Comité de Defensa o Grupo Pro-Presos de San Antonio, Texas, junto con Elisa Alemán, y Juan Antonio Hernández, a favor de Jesús M. Rangel y otros revolucionarios. Participó con los Grupos Unidos de Texas. Asimismo, participó en el mitin de Gurley, con agrupaciones de trabajadores de Guda, Lorena, Rosebud y Waco, en 11 de octubre de 1913. Tras este hubo un enfrentamiento en el que fue activo. Un mes después, el 15 de noviembre, en San Marcos, los Grupos Regeneración Unidos de San Marcos, Staples, Fentress y Austin, realizaron otro mitin en el que también participó como orador «en pro de la libertad de los compañeros arrestados en Carrizo Springs y la más enérgica protesta contra la conducta de sheriffs, policías, rangers y demás esbirros». En ese mitin uno de los oradores proclamó: “Mostremos al Gobierno americano que ha llegado el momento de que el Mexicano sea tratado como ser racional en el estado de Texas y de que terminen los atropellos de que son víctimas los trabajadores mexicanos”. «El Gobernador Oscar B. Colquitt nos amenaza con su ley» (Regeneración, núm. 167, 1). El Comité de Defensa en el que participaba fue desbaratado y tanto Hernández como Eustolio, fueron encarcelados en noviembre de 1913, a raíz de un manifiesto emitido en San Marcos. Eustolio inicialmente fue encarcelado, acusado de intento de asesinato y declarado inocente por falta de pruebas, aunque se le retuvo por posesión de armas. El manifiesto, dirigido al gobernador de Texas, decía: «No apoyaremos semejante barbaridad y apelaremos a toda la nación mexicana si lo que vuestro Estado anhela no es más que asesinar a hombres leales a la raza humana y a la libertad de la gente oprimida… Le diremos, Señor Colquitt, que si algo así llega a suceder, Texas tendrá que responder ante toda la comunidad mexicana por crímenes que no tienen precedente en la historia de la legalidad»… El gobernador contestó: «Deseo informarle que su amenaza de hacer que Texas responda ante toda la comunidad mexicana constituye ciertamente una afrenta descarada, y si alguna cosa violenta llegara a ocurrirles a los ciudadanos norteamericanos como consecuencia de su amenaza, cada uno de ustedes será responsabilizado ante la ley» (Regeneración, núm.168, 2). En la ciudad de Austin, a la que había regresado de un viaje de propaganda por el norte de México, el 13 de octubre, mientras realizaba propaganda a favor de la huelga general promovida por el PLM para protestar «contra las injusticias de que son víctimas los proletarios mexicanos en los Estados Unidos», fue asesinado por el mayordomo, Miguel Ollervides, «¡un mexicano!».

2 Antonio Rodríguez. Mexicano, originario de La Vacas, Coahuila, quien fue quemado vivo el 4 de noviembre de 1910 por una horda de texanos que lo acusaban del asesinato de la estadounidense Lemuel Henderson en un rancho cercano a Rock Springs, Texas. El linchamiento provocó una ola de protestas en México y Texas. El 8 de noviembre una manifestación de estudiantes atacó a pedradas el edificio del periódico The Mexican Herald, órgano de la colonia estadounidense en México. Las manifestaciones antiestadounidenses se prolongaron en los siguientes días en el Distrito Federal, Guadalajara, Ciudad Porfirio Díaz, Chihuahua, San Luis Potosí, Veracruz, Morelia, Chihuahua, Aguascalientes, Pachuca y Toluca. Varios comercios propiedad de estadounidenses fueron apedreados e incluso fue atacado el taller de El Imparcial, que acusó a los estudiantes de provocar los disturbiosEl 9 de noviembre la policía arremetió contra una manifestación popular en la ciudad de México matando a dos manifestantes. El 14 de noviembre como resultado de una reunión entre el embajador Lane Wilson y Porfirio Díaz se prohibió a la prensa nacional mencionar cualquier incidente relacionado con el linchamiento y las protestas que suscitó en México. El Debate, que no acató la orden, fue clausurado. Los linchadores de Rodríguez quedaron impunes.

Hay todavía personas timoratas que tiemblan ante el fantasma de la Intervención Americana. En su sencillez llegan a creer esas pobres personas que seremos finalmente aplastados los proletarios mexicanos, si no por los Estados Unidos únicamente, sí por las fuerzas combinadas de los Estados Unidos, de Francia, de Alemania, de Inglaterra y de cuanta nación se sienta agraviada contra los mexicanos, ya por la falta de pago de los intereses de la enorme deuda nacional, ya por los perjuicios sufridos por los capitalistas extranjeros durante esta larga Revolución, o bien porque el carácter de este hermoso movimiento indica con toda claridad, que la masa proletaria de México está empeñada en conquistar la independencia económica, independencia que entraña la caída segura de la bárbara civilización burguesa basada en la iniquidad, para que pueda fundarse una civilización verdaderamente humana que tenga como asiento la libertad, la igualdad y la fraternidad.

En tiempos normales, sin duda alguna que el movimiento mexicano habría atraído sobre México la intervención, no sólo por parte de los Estados Unidos, sino de las principales potencias del mundo; pero no estamos en ese caso. Las naciones de Europa están bastante entretenidas en degollarse mutuamente, para pensar siquiera en la descabellada empresa de conquistar México, y, por lo que se pudiera temer de los Estados Unidos, no se cuenta con el número de soldados que la burguesía necesitaba para sojuzgar al pueblo mexicano.

El proletariado americano, por regla general, es bastante inteligente para comprender que las guerras internacionales no benefician al pobre, sino al rico, porque si bien el soldado se gana gloria y laureles, cosas son esas que no nutren, que no matan el hambre, y que han sido inventadas por los burgueses junto con las palabras patria, honor nacional, dignidad de la bandera y otras, para hacer que el pueblo de una nación esté listo a abrir el vientre a los proletarios de otra […] cada vez que los grandes negocios así lo requieran.

La burguesía americana, por medio de su sirviente, el Gobierno, ha sido impotente para conseguir el número de soldados que necesita para emprender la conquista de México. Ni los gritos destemplados de los periódicos excitando al pueblo americano a lanzarse sobre el de México, ni las ostentosas manifestaciones de preparación militar, ni las prédicas de los sacerdotes de todas las religiones que excitan a sus fieles a marchar a despanzurrar “piadosamente” a los mexicanos, nada, en fin, ha logrado inflamarle de patriotismo el pecho proletario americano, que sabe que la patria es una cosa que no pertenece al pobre, sino al rico.

No hay, pues, esperanzas de que la burguesía americana consiga el número de voluntarios indispensable para apoderarse de México, y tiene que renunciar a sus proyectos de rapiña; pero si no renuncia, si empujada por la codicia, si loca de ambición se atreve a poner la mano sobre los ciudadanos para hacerlos empuñar el fusil por la fuerza, entonces estallará en este país una revolución que marcará el fin del sistema capitalista.

La razón hace entender que la rebelión sería la consecuencia forzosa de la implantación del servicio militar obligatorio en este país, porque puesto el proletariado en la disyuntiva de ir a morir a México en provecho de los ricos, o de morir aquí para derribar al sistema que lo hace desgraciado, preferirá rebelarse para conquistar la emancipación de su clase.

Por otra parte, ¿quién puede dudar que Alemania no se aprovecharía de la circunstancia de encontrarse este país en guerra con México para vengar sus agravios, y de que el Japón no haría otro tanto? Alemania quiere la guerra con los Estados Unidos, porque, según dicen altos personajes alemanes, la neutralidad de esta nación perjudica más a la otra que su hostilidad. La enemistad de Alemania y del Japón es otro freno que impide que la burguesía de los Estados Unidos atente a apoderarse de México por la fuerza de las armas.

Ven, pues, los señores timoratos, que el fantasma de la Intervención Americana no es otra cosa que un verdadero fantasma, y en cuanto al temor de que las naciones europeas, una vez hecha la paz en Europa arremeterán contra México, es un temor que sólo puede caber en cabezas que no reflexionan. Si por algo debe ser bendita la carnicería europea, es porque ella trae en su seno el germen de la Revolución Social. Sin ese azote formidable, los pueblos de Europa continuarían soportando su miserable condición por siglos, satisfechos con los mendrugos que sus amos les arrojan en cambio de una labor de bestias, adormecidos por políticos sagaces, castrados por leaders obreros que, con el estómago satisfecho, emancipados ellos de la miseria y no sintiendo inquietud por el pan del día siguiente, encuentran palabras para enfriar el ardor revolucionario del que come hoy y con angustia se pregunta si comerá mañana.

Esta guerra europea no es una maldición, no debemos condenarla. Es el zurriagazo que necesitaban los pueblos envilecidos para echarse a andar; es la sacudida que despierta al que se ha quedado dormido a la orilla de un abismo; es el ultraje que nos hace volver por la dignidad y el honor. El salivazo tiene el mérito de recordarnos que el hombre debe tener vergüenza.

La vergüenza y la desesperación pondrán en pie a los pueblos de Europa contra sus tiranos. Comienzan a producirse los síntomas de ese colosal movimiento de insurrección. En Alemania se amotinan los pueblos contra la guerra, y la prisión de Liebknecht1 es el motivo de serias demostraciones populares en el Imperio y de huelgas de carácter revolucionario. En Viena, Austria-Hungría, una imponente manifestación popular contra la guerra hace temblar al Emperador. En Inglaterra, las multitudes comienzan a enseñar los dientes al servicio militar obligatorio. La rebelión en Irlanda no está vencida: está simplemente aplazada. España es un reguero de pólvora que puede conflagrar y reducir a cenizas el caduco sistema, si Alfonso XIII se atreve a quebrantar la neutralidad del país. En Francia, voluntades enérgicas avivan el rescoldo de la Comuna. Italia acecha la oportunidad de romper sus cadenas en los cráneos de sus verdugos. Montenegro se insurrecciona contra el yugo austriaco. La Duma rusa, ante el ceño del mujik, se apresura a conceder al campesino los mismos derechos que gozan los individuos de las otras clases. Grecia se sacude. ¿Qué mejores síntomas pueden apetecerse de una insurrección general, mejor dicho, universal, que se avecina? Porque no sólo reina la inquietud de los pueblos de Europa. La India es un volcán próximo a hacer erupción; los árabes se rebelan contra el yugo turco; en China vive la rebeldía; el pueblo japonés protesta en masa contra los atentados del gobierno contra la prensa independiente; Paraguay está a punto de arder; el trono del tirano de Guatemala tiene contados sus días.

Con tales condiciones como las que existen y que por mil razones se agravarán con el transcurso del tiempo, es una insensatez pensar que los gobiernos europeos se atrevan a llevar la intervención a México. Fuerza les va a faltar a los tiranos de la Tierra para sostenerse en sus vacilantes tronos, acometidos por todas partes por los oprimidos resueltos a acabar de una vez para siempre con un sistema que produce las guerras de pueblos contra pueblos.

La intervención es un fantasma, y como fantasma sólo existe en la imaginación. ¡Adelante, revolucionarios mexicanos, para poner en práctica los principios anarquistas expuestos en el Manifiesto de 23 de Septiembre de 1911!

¡Viva Tierra y Libertad!

 

Ricardo Flores Magón


1 Refiérese a Karl Liebknecht (1871-1919). Político socialista alemán. Hijo de Wilhelm Liebknecht, fundador del Partido Socialdemócrata Alemán. Desde los primeros años del siglo XX militó en ese partido y se destacó como activo propagandista contra el militarismo germano. En 1912 fue elegido como miembro del Reichstag, desde donde se opuso a la participación de Alemania en la Primera Guerra Mundial. Iniciador, junto con Rosa Luxemburgo, de la corriente espartaquista dentro de la socialdemocracia alemana, a causa de la cual fue expulsado del partido a principios de 1916. Por su activismo antibelicista fue acusado de alta traición y condenado a trabajos forzados. Encabezó la insurrección espartaquista contra la recién instaurada República de Weimar, misma que fue sofocada por las fuerzas policiales. Liebknecht fue arrestado y ejecutado, mientras se le conducía a prisión.

Paren las orejas todos aquellos que creen que los sacerdotes desempeñan una misión de paz, de concordia, de fraternidad. He aquí una frase salida de la pluma del Cardenal Gibbons1: “Los oficiales del Ejército son los representantes de Dios Todopoderoso, y como tales deben ser obedecidos, porque siendo representantes de Dios, la obediencia que se les rinde, es en realidad un homenaje que se le rinde a Dios.”

¿Para qué sirve el Ejército? Para matar, y no por cierto en nombre de la justicia y de la libertad, sino en beneficio de los intereses más criminales, como son los intereses de la burguesía. ¿Y qué hacen los militares en tiempos de guerra? Pues, asesinar, incendiar, violar mujeres y hasta niñas de corta edad, robar y otros “pecadillos”; pero no hay que rezongar, porque, ya lo dijo el Cardenal Gibbons, “los oficiales del Ejército son los representantes de Dios Todo poderoso, y como tales deben ser obedecidos.”

*          *          *

El Cardenal es uno de los más fervientes sostenedores del proyecto de establecer en este país el servicio militar obligatorio. ¡Es natural! La Iglesia siempre ha estado del lado de la tiranía. Sin la Iglesia, el burgués y el gobernante perderían su mejor aliado.

Dice Gibbons hablando de las “ventajas” que la disciplina militar reportaría a los jóvenes: “Ella —la disciplina— les enseñará la dignidad de la obediencia”.

¡La dignidad de la obediencia! Yo creía que había dignidad en la desobediencia, en la rebeldía, y oprobio en la sumisión, en la obediencia. ¡Estoy maravillado!

*          *          *

Pero mi asombro crece hasta perderse de vista, cuando en el mismo escrito del mismo Cardenal leo: “La disciplina que adquirirán los jóvenes —con la enseñanza militar— desarrollará su carácter y mejorará su condición física.”

Me restregó los ojos y ¡nada!, que no he leído mal. Esas son las palabras de su señoría. Sin duda que mis observaciones sobre la vida cuartelaria son erróneas, porque de ellas había deducido todo lo contrario de lo que asienta el ilustre prelado, pues yo creía que la vida militar conduce al servilismo y a la pederastia.

*          *          *

Veo en el diario barbachivista, “El Demócrata”2, una noticia de Veracruz que dice en parte: “Para evitar la plaga de indigentes, las autoridades del puerto han dictado las medidas conducentes a fin de que todos los mendigos sean recogidos y llevados a la cárcel de Allende.”

Aquí cabe aquello de que “tras de cornudo, apaleado”, porque después de estar pobres los indigentes de Veracruz, por el despojo de que han sido víctimas por los burgueses y los zánganos barbachivistas, se les mete a la cárcel.

El manicomio esperaría a Barbas de Chivo, si no estuviera ya condenado a la guillotina.

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El periódico barbachivista, “El Pueblo”, dice muy orondo: “Hoy, a las cuatro de la tarde, se promulgará, por abandono solemne, el decreto recientemente expedido por el C. Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, Encargado del Poder Ejecutivo de la Unión, en el que se determina la supresión de la Vicepresidencia de la República.”

Inocente Barbas de Chivo, ¿no sabes, angelito, que los trabajadores inteligentes tienen decretada ya la supresión, no sólo de la Vicepresidencia, si que, también de la Presidencia de la República, fundándose en que todo gobierno es malo?

*          *          *

Leer este encabezado en “El Pueblo”: “Arribó a México un propagandista revolucionario”, y echarme con ansia a recorrer las líneas de la noticia, fue todo uno. Pues, nada que el “revolucionario” es un tal Antonio Guzmán Aguilera3, muy conocido en el seno de su familia, que anduvo por las poblaciones costeñas de Veracruz, adonde “llevó las ideas de la causa constitucionalista, y explicó sus principios y motivos,” siendo según afirma el periódico, “objeto de cariñosas recepciones por parte de las autoridades.”

¿Cuándo se había visto que un revolucionario fuera recibido cariñosamente por Doña Autoridad? Vamos, vamos, que tal Aguilera será un buen lacayo de Barbas de Chivo; pero no un rebelde. Para el rebelde no tiene mimos la Autoridad, sino el calabozo y la horca.

*          *          *

Daniel Ríos Zertuche4 es un insigne desconocido, de esas pobres basuras que la escoba revolucionaria sacó de los obscuros rincones en que vegetaban, para hacerlas brillar al sol aunque sea por un día. La flamante nulidad de quien me ocupo, disimula su insignificancia anteponiendo a su nombre estas brillantes palabras: “General y Doctor”, que pare el pobre diablo resultan deslumbradoras. Pues, bien, esta basura, quiero decir, este general y doctor al mismo tiempo, es un lacayo, que si bien puede anteponer a su obscuro nombre los oropelescos títulos de general y doctor, no puede añadir el de HOMBRE, porque quiere jefes. He aquí lo que escribe en “El Pueblo”: “debemos crearnos una Jefatura de acción política central, que nos dé un plan de lucha, combine nuestras fuerzas y nos lleve al triunfo.”

¡Nómbrate tu verdugo, imbécil, ya que eres una bestia que necesita del arriero que la apalee; pero no nos invites a participar de tu degradación!

*          *          *

Dice “El Demócrata”: “nuestro esencial deber es concurrir a los comicios, pues en otra forma, absteniéndonos, ¿cómo habremos de poder quejarnos de que hayan resultado electos quienes no lo hubieren merecido?

El esperpento está firmado por Rip-Rip5, un zaragate que comenzó a hacer sus primeros centavos limpiando las botas de Madero, y para quien el oficio ha resultado lucrativo, pues ahora que da lustré a los zapatos de Barbas de Chivo, lo tenemos convertido en millonario.

Mira, Rip-Rip: si nos abstenemos de votar, es porque no somos tan idiotas de elegir nosotros mismos el verdugo que ha de apalearnos. Por lo demás, los que nos abstenemos de elegir verdugo, no nos quejamos de que resulte electo Fulano en lugar de Zutano. Atacamos a todos los gobernantes sin distinción alguna. ¿Lo entiendes? ¡Todos los gobernantes son nocivos!

*          *          *

Barbas de Chivo tiene un corazoncillo dulce como un cacho de panocha, tierno como el cogollo de la lechuga, sensible, sensible como el de Gutiérrez de Lara, pues así como éste no puede ver morir una flor, el “primer jefe” (de bandidos) no puede ver morir un toro, un chivo o cualquier otro animal, sin que se le “añude” la garganta. Como consecuencia de sus “tiernos” sentimientos, va a ordenar que se supriman las corridas de toros.

En cambio, a los pobres mendigos en la cárcel, al que se apodera de un pañuelo ajeno le aplica un “piadoso” tiro, y no se tienta el corazón para decretar la muerte del obrero que pide un pedazo de pan para sus hijitos.

*          *          *

“El Universal”6, de la ciudad de México y barbachivista, naturalmente, porque Barbas de Chivo no admite prensa de otro color, trae un papasal con este titulazo: “Los jueces viejos no pueden administrar justicia nueva”, y se tira por todo lo alto alegando que los jueces jóvenes son mejores que los jueces que pintan canas.

Pues, perdóneme su merced; pero para mí un juez joven y un juez viejo, son la misma cosa y ambos deberían ser quemados en la misma hoguera, porque nadie tiene derecho a juzgar los actos de los demás, y menos aún, de castigar. Para juzgar a otro, se necesita ser impecable, ¿y pueden vanagloriarse de ser impecables los jueces imberbes o barbudos?

*          *          *

¿Habían oído decir ustedes que la libertad hace daño, y que puede uno darse atracciones de libertad como si se tratara de un atracón de barbacoa con salsa borracha? ¿Que no? Pues, allí está el barbachivista “El Pueblo”, quien trata de justificar la tiranía de su amo diciendo que la libertad es una cosa que puede empachar al estómago más duro, y la compara a una luz intensa que puede cegar. He aquí sus palabras: “El despertar de las masas ha sido violento y la luz de la libertad y del progreso ha fulgurado intensamente ante la retina de todos los ciudadanos, que se encuentran cegados muchos de ellos por esa luz y es necesario ir, poco a poco, regulando la claridad, para que llegue a tener su intensidad normal, porque antes el pueblo estaba envuelto entre las sombras del oscurantismo y de la tiranía y no es ni conveniente, ni factible, sin exponerse a perder todo lo ganado (¿cómo se han de resignar los generalazos y jefesotes barbachisvistas a perder todo lo que se han robado, quiero decir, todo lo que han ganado?), dejar a las masas en medio de una mansión de fulgores que no conocen, y a la cual no están por ende, hechos sus ojos.”

Parece un trozo de “El Imparcial”7 de la época de Díaz, ¿o no? Por lo expuesto se ve que los “sabios” barbachivistas nos van a ir dando la libertad poquito a poquito, para que no nos vayamos a enfermar, y la sospecha se confirma con lo que el curioso lector verá en la nota siguiente.

*          *          *

Sigue “El Pueblo” con la palabra: “La libertad y la democracia se pueden comparar con esos venenos que, aplicados en dosis exageradas, matan el organismo, y que convenientemente ingeridos, en cantidades recetadas por un buen médico. (¡caramba; a que adivino quién va a ser ese médico sapientísimo!), salvan a los pacientes, aun en los casos desesperados; pues bien, la libertad exagerada, degenera en libertinaje que acabe con la sociedad (la sociedad burguesa, naturalmente), que es el organismo de la Patria (¿quién puede dudar que la patria son los burgueses?), y es necesario aplicarla prudentemente a la enfermedad nacional, en dosis calculadas por un cerebro director (¡ahí viene el médico); está es la actual labor del C. Primer Jefe (ya lo adivinaba), que, a la manera de un buen médico y por medio de acertados decretos (como el del 1o de Agosto que ordena que se obsequie con cinco plomazos al trabajador que se declare en huelga pidiendo un pedazo más de pan) y leyes, procura ir fortaleciendo y normalizando el organismo político y social de la Patria, que encontró hace tres años en un estado de agonía absoluta y que ahora ha traído ya el periodo de franca convalecencia.”

Conque, ya no tenemos que apurarnos por médico ni por medicinas. Tenemos un curandero que, cuando estamos enfermos, nos recetará unas píldoras… de plomo.

*          *          *

Los castrados de “El Pueblo”, hacen pucheros recordando las persecuciones que sufrimos los periodistas independientes en la época de Díaz. Se quejan de esta manera: “Los publicistas no estipendiados por el poder, fueron hostilizados de la manera más infame. Todo hombre de pluma que, sintiéndose con dignidad personal, se negaba a tomar el turíbulo (esto quiere decir incensario), para hacerlo oscilar en las columnas del periódico aquél (se refiere a “El Pueblo” de aquella época, o sea, “El Imparcial”), era perseguido, no sólo en su reputación, sino en su negocio, en su persona, quedaba condenado también a ver el sol por cuarterones, tras los hierros de un calabozo, cuando no a morir, bien apuñaleado en una calleja, bien carbonizado en un horno…”

La pintura no me parece mala, pues es la mera verdad; ¿pero qué me decís de las condiciones que prevalecen hoy en territorio dominado por vuestro amo, pobres lacayos? Con excepción de “Tribuna Roja”8, ¿qué otro periódico verdaderamente obrero queda? Y en cuanto a periódicos políticos que no sean barbachivistas, ¿donde están?

Eso es ver la paja en el ojo ajeno, y no ver la viga en el propio.

Y basta de notas por esta vez.

 

Ricardo Flores Magón


1 James Gibbons (1834-1921). Sacerdote católico norteamericano. Fue obispo de Richmond entre 1872 y 1877, y arzobispo de Baltimore de 1877 hasta su muerte. Durante su ministerio se mostró partidario del mutualismo como el medio para solucionar los conflictos entre capital y trabajo.

2 El Demócrata. Periódico carrancista fundado en mayo de 1915 en la ciudad de México por Rafael Martínez, Rip-Rip. Adoptó una postura pro-germana, según su director a petición expresa del presidente Carranza. Recibió subsidios de la embajada alemana en México y alcanzó un tiraje de 50 mil ejemplares. Para fines de ese año era prácticamente el órgano del gobierno de Venustiano Carranza y contaba con ediciones diarias en varias ciudades del país -Veracruz, Puebla, Guadalajara, Monterrey, San Luis Potosí y otras-; y algunas de Texas: Brownsville, San Antonio, El Paso y Eagle Pass. En 1920, bajo la dirección de Vito Alessio Robles, se convirtió al obregonismo. Cesó su publicación en 1926.

3 Antonio Guzmán Aguilera (1894-1958). Periodista, poeta y autor teatral zacatecano. Se destacó principalmente como argumentista de obras teatrales del llamado género chico, mismas que firmaba con el seudónimo Guz Águila. Sus obras de tema político como La huerta de don Adolfo y Peluquería nacional, gozaron de gran popularidad durante los años veinte. Es autor de numerosos guiones cinematográficos de la “época de oro” del cine mexicano.

4 Daniel Ríos Zertuche. Médico, nacido en Monclova, Coahuila. Carrancista desde la firma del Plan de Guadalupe. Participó en la primera campaña de Lucio Blanco. Fue gobernador provisional de Tlaxcala y director del Monte de Piedad.

5 Rafael Martínez, Rip-Rip (México DF, 1881-Guadalajara, Jalisco, 1949). Periodista; colaboró con Francisco I. Madero en la redacción de El Demócrata, de Parras, Coahuila, y en el Partido Antirreeleccionista durante la campaña de 1909. Al triunfo del maderismo fue diputado. En 1915 fundó El Demócrata, de filiación carrancista, y adoptó el seudónimo de Rip-Rip. Fue diputado por el Distrito Federal al Constituyente de Querétaro. Posteriormente colaboró en Excélsior, la Prensa, Sucesos y otras publicaciones. Autor de La Revolución y sus hombresMadero, su vida y su obra, Los días de la Rebelión Delahuertista y Juárez Inmortal.

6 El Universal. Periódico fundado en octubre de 1916 por uno de los intelectuales más cercanos a Venustiano Carranza, el tabasqueño Félix V. Palavicini. Por su maquinaria, formato y relación con las agencias de prensa estadounidenses, nació como un periódico moderno de influencia estadounidense. Fue vocero de los trabajos del Congreso Constituyente de Querétaro. Pese a la cercanía de su director con Carranza, El Universal se puso totalmente del lado aliado en la Primera Guerra Mundial y mostró una tendencia proestadounidense. Tras la muerte de Carranza, el periódico se enfrentó al grupo de los sonorenses por lo que Palavicini fue retirado de la dirección. El periódico se sigue publicando actualmente.

7 El Imparcial, México, DF (1896-1916). Directores: Rafael Reyes Spíndola, Carlos Díaz Dufoo, Manuel Flores, Fausto Moguel y Salvador Díaz Mirón.

8 Tribuna Roja. Órgano de difusión de la COM de Tampico. Tuvo dos etapas: la primera, a cargo de Jesús Ortega, Juan Lozano y Casimiro del Valle, lanzó su primer número el 15 de octubre de 1915. En la segunda, de 1916, Ricardo Treviño y la Federación de Sindicatos de Tampico aparecían como los editores. La publicación se declaraba sindical revolucionaria y rechazaba la acción política. Juntó al título aparecían a modo de lemas las frases: “Vivir para ser libres, o morir para dejar de ser esclavos”, de Praxedis Guerrero, y “Por cada escuela que se abre, es un presidio que se cierra”, de Víctor Hugo.

Algunos tienen la creencia de que el proletariado americano nunca se levantará en armas para conquistar su libertad. Es que, tal vez, los que tal cosa creen, no recuerdan que los mineros de West Virginia estuvieron por largos meses levantados en armas, y durante ese tiempo sostuvieron combates formales con los soldados de la burguesía, ni recuerdan que los mineros de Colorado hicieron otro tanto recientemente.

Ahora, son los trabajadores I. W. W., de la ciudad de Seattle, de ese Estado de Washington, los que dan la nota rebelde.

Los burgueses de Everett, de ese Estado, no quieren que el trabajador despierte, y por medio de su alcahueta, la Autoridad, han prohibido que los oradores proletarios dirijan la palabra a sus hermanos de clase en las calles y plazas. Los proletarios dignos, naturalmente, han desobedecido las órdenes de la señora Autoridad, pues todo rebelde de corazón si quiere hacer obra sana, debe desobedecer toda ley y toda orden que coarten la libertad. Los trabajadores I. W. W., de Seattle, se propusieron ir a Everett a disputar el derecho que todo ser humano tiene de emitir sus pensamientos. En número de 250 se embarcaron el domingo 5 de este mes en el barco Verona; pero al llegar a Everett, una turba de polizontes y de esclavos de la burguesía, se opuso a ese desembarco, no con palabras, sino a tiros. Los nobles trabajadores, al ser recibidos de esa manera, respondieron al atentado con los tiros también. Un combate terrible se entabló entre la fuerza del Trabajo que iba en el Verona, y los sicarios de la burguesía que disparaban sus armas desde lugares de abrigo, resultando dos muertos y veinte heridos de parte de la tiranía, y de parte de los soldados del proletariado.

Ahora, las autoridades acusan de asesinato a nuestros hermanos de clase. ¡Lo de siempre! Los bandidos de Everett han de haber querido que los valientes proletarios del Verona se hubieran cruzado de brazos, mientras se les diezmaba.

Estas son las primeras escaramuzas de la Revolución que los verdugos del pueblo están precipitando con sus desmanes.

 

Ricardo Flores Magón

Nunca había estado tan reñida la elección de verdugo para el pueblo americano como esta vez. Después de tres días de angustia para los proletarios; después de tres días de mangoneos, traiciones, compras y ventas de votos, resultó reelecto Woodrow Wilson para la Presidencia de la República.

Nos quedamos con el yugo viejo. Yo hubiera preferido el nuevo yugo, el del candidato republicano, Hughes1. Porque los republicanos son brutales, impulsivos, muy a propósito para encabritar al más paciente. Por el contrario, los demócratas son jesuitas, muy ladinos, sonríen al pueblo mientras subterráneamente le arrancan las entrañas. Siempre seré partidario de las tiranías brutales, porque ellas empujan a los pueblos a la rebelión.

Las tiranías paternales, afeminan. Golpes, palos, bofetadas necesitan los pueblos para recordar que tienen puños para estrangular tiranos.

Con la reelección de Wilson, Venustiano Carranza tiene algunos meses más de vida. La elección de Hughes, hubiera sido la caída inmediata de Carranza, porque Hughes iba a apoyar a los “científicos” disfrazados hoy de “legalistas”.

¡Adelante! Los que sabemos que todo gobierno es malo, debemos preocuparnos por la abolición de todo gobierno.

 

Ricardo Flores Magón


1 Refiérese a Charles Evans Hughes (1861-1948). Abogado y político republicano estadounidense. Luego de ser magistrado de la Suprema Corte se postuló a la presidencia de su país, en 1916. Su candidatura fue apoyada por Theodore Roosevelt. Se mostró partidario del reconocimiento del gobierno de Venustiano Carranza y criticó la movilización de tropas estadounidenses en la frontera mexicana. Derrotado por Wilson, se desempeñó en el gabinete de este como Secretario de Estado. Hizo gestiones para liberar a los militares estadounidenses que tomaron parte en la “Expedición Punitiva” contra Pancho Villa, y que se hallaban presos en Chihuahua.

Este simpático nombre, que envuelve la idea de que algo crece, de que algo se desarrolla, será el que ostente un verdadero periódico anarquista que verá la luz pública en Nueva York, el próximo Diciembre.

El Grupo Editor del nuevo paladín de nuestro querido Ideal, es la mejor garantía de que será un buen periódico, un periódico digno de ser sostenido por todos nuestros compañeros de habla española. Forman el Grupo los compañeros Román Delgado2, Ventura Mijón3, Herminio González4, J. Iglesias5, Juan Rodríguez6, Miguel7 y algunos otros bastante conocidos por su abnegación, su pureza y su firmeza.

Este periódico no va a ser simplemente un periódico doctrinario, de esos que duermen al más valiente, no. Este periódico será luz; pero al mismo tiempo será piqueta demoledora, acicate que empuje a moverse, a obrar, a agitarse, a hacer algo. Como dice Iglesias, será pensamiento y brazo luz y lucha.

Eso es lo que necesita en estos momentos de suprema conmoción mundial: algo que nos haga pensar y obrar. Basta ya de predicar para que se haga la Revolución dentro de quinientos, dentro de mil años. Que prediquen eso los que tienen lleno el estómago. Los hambrientos, los necesitados, queremos la Revolución sin tardanza; no podemos esperar a que la masa sea anarquista para hacer entonces la Revolución. Creemos con Malatesta8, que la masa se hará anarquista durante la Revolución, no antes.

Compañeros: el Grupo Editor de Germinal está formado por trabajadores a jornal. Son, pues, pobres, y necesitan dinero para publicar el primer número del periódico, y tener una buena base para publicar los subsecuentes. Enviad dinero a esos nobles hermanos; enviad dinero sin tardanza, ¡sin tardanza!

Cualquier suma que enviéis, será de grande utilidad, níqueles, pesetas, tostones, pesos, lo que podáis y lo que vuestra generosidad os dicte. Pues de todo se necesita. Enviad dinero sin tardanza a esta dirección: Juan Rodríguez, 305 E. 115 St. New York, N. Y.

¡Hermanos: sostened vuestra prensa!

 

Ricardo Flores Magón


1 Germinal, Nueva York (1916). Grupo editor: Román Delgado, Ventura Mijón, Herminio González, J. Iglesias y Juan Rodríguez. Luego de pasar varias dificultades para salir a la luz, solamente publicó cinco ediciones, pues el quinto número fue denunciado y decomisado por orden de las autoridades postales norteamericanas y el periódico fue definitivamente suprimido. Al año siguiente, en Tampico, Román Delgado y Ricardo Treviño, en unión con el grupo editorial de Tribuna Roja, echaron a andar un periódico también llamado Germinal, que se asumía como continuación del semanario neoyorquino. Se publicó hasta 1918.

2 Román Delgado (1894-1952). Anarquista originario de La Coruña. Participó activamente en la organización de los obreros portuarios del Ferrol. En su país natal, hizo agitación en contra de la represión gubernamental sobre los anarquistas de Argentina y Cuba. Entró en contacto con la causa del PLM hacia 1912, llevando a cabo colectas a favor de los miembros de la Junta, presos en McNeil Island. En 1914 fue deportado a Cuba, de donde fue expulsado al año siguiente. Se estableció en San Antonio Texas, donde a finales de 1915 participó en la fundación del Centro de Estudios Sociales de San Antonio, Texas, organización que secundaba la plataforma política del PLM. Se afilió a la COM a comienzos de 1916, y viajó a Tampico con la comisión de colaborar en la organización de los trabajadores petroleros, actividades por las que fue encarcelado y conducido a Querétaro. Regeneración protestó enérgicamente por su encarcelamiento. Cuando se desató la represión carrancista sobre la COM huyó a los Estados Unidos, radicándose en Nueva York. Allí fundó el Grupo Germinal, junto con otros ácratas de origen ibérico. En 1921 volvió a México y, establecido en Ticomán, se adhirió a la CGT. Colaboró en periódicos ácratas como Tribuna RojaSagitarioAvante, entre otros. A mediados de la década de 1920 fue anfitrión de Buenaventura Durruti y Francisco Ascaso durante el viaje clandestino de estos por América Latina. Obtuvo la nacionalidad mexicana en 1939.

3 Ventura Mijón. Anarquista español radicado en los Estados Unidos desde 1907. Se estableció inicialmente en Nueva York, para posteriormente asentarse en Tampa. Mantuvo estrecha relación con los grupos anarquistas de Cuba. Colaborador del periódico Cultura Obrera (Nueva York). En 1912 entró en contacto con la causa del PLM, para la cual recaudó fondos regularmente en los talleres tabaqueros de Tampa. A finales de 1913 hizo un corto viaje a Puerto Rico, desde donde continuó efectuando recaudaciones económicas para el sostenimiento de Regeneración. En 1916, se estableció definitivamente en Nueva York, ciudad en la que se dedicó al activismo antibelicista.

4 Herminio González. Militante ácrata, presumiblemente de origen español. Se puso en contacto con la causa del PLM hacia finales de 1912, cuando radicaba en Key West, Florida. Colaborador de Cultura Obrera (Nueva York) y simpatizante de los IWW. Hizo propaganda a favor de la libertad de los miembros de la JOPLM, presos en McNeil Island. Radicó temporalmente en La Habana y en septiembre de 1913 se estableció en Nueva York. En el contexto de la ruptura suscitada entre la Junta y Juan Francisco Moncaleano, criticó a la administración del periódico ¡Tierra! (La Habana) por la suspensión de la suscripción que sostenía el semanario en favor de la revolución mexicana. miembro del grupo Germinal organizado en 1915 por Román Delgado, Jorge D. Borrán, J. Iglesias, Ventura Mijón y otros. Este grupo fue muy cercano al PLM y se adhirió a los principios de su manifiesto de septiembre de 1911. Debido a la persecución que sufrieron y a la supresión de su órgano Germinal, algunos de sus miembros viajaron a Tampico, donde refundaron el grupo y apoyaron al semanario Tribuna Roja de la COM del puerto. En junio de 1917 sacaron en esta ciudad una nueva edición de Germinal.

5 J. Iglesias. Tabaquero y anarquista español establecido en Nueva York. Por mediación de Pedro Esteve entró en contacto con la causa del PLM desde 1911.

6 Juan Rodríguez. Militante anarquista español, presuntamente deportado de Argentina en 1911. Residente en Nueva York. Ligado al Grupo Germinal. Recibía las aportaciones económicas para apoyar a esta agrupación y a su periódico del mismo nombre.

7 Miguel Vargas Vila. Miembro del Grupo Germinal de Román Delgado, que editó un periódico del mismo nombre a fines de 1916 en Nueva York.

8 Errico Malatesta (Santa Maria Maggiore, Italia, 1853-Roma, Italia, 1932) Primero fue republicano, seguidor de Guiseppe Mazzini. A los 17 años visitó la cárcel por primera vez. Tras la represión a la Comuna de París se convirtió al anarquismo y se hizo discípulo de Bakunin. Viajó por varios países como agitador. En 1885, huyendo de la persecución que sufría en Europa, migró a Argentina, donde trabajó en la organización sindical y criticó el anarquismo individualista. En 1889 volvió a Italia, donde editó varias publicaciones anarquistas, entre las que destacan VolontàÙmanita Nova y Pensiero Volontà. En 1900, después de sufrir cárcel y arresto domiciliario, escapó de Italia e inició un largo periplo por La Habana, Nueva York y Londres. A diferencia de otros anarquistas, Malatesta sostenía la necesidad de crear una organización política anarquista que no se redujese al sindicato. Se opuso a cualquier participación en la Primera Guerra Mundial, lo que lo distanció de Kropotkin. Perseguido por Mussolini, Malatesta murió aislado en su casa de Roma el 22 de junio de 1932. Sus textos han sido recopilados en idioma español en varias ediciones, destacan: En el café: conversaciones sobre el anarquismo (Buenos Aires, 1926), La revolución en la práctica (Valencia, 1935), Ideario (Buenos Aires, 1974), Malatesta: pensamiento y acción revolucionaria (Madrid, 1977), Hacia una nueva humanidad (1969) y Anarquismo y Anarquía (Buenos Aires, 2000).

¿Será el pueblo español el primer pueblo europeo que se levante contra sus tiranos para derribar el sistema de la propiedad privada que es el que hace posible las contiendas de las naciones entre sí?

Todo indica que será el pueblo español el primero en rebelarse, y la señal para el levantamiento será la declaración de guerra que haga contra los imperios centrales la monarquía de Alfonso XIII. La declaración de guerra será hecha de un momento a otro, pues los magnates del gobierno, de la política y del dinero, que serán los únicos que se beneficiarán con la entrada de España a la carnicería europea, acordaron ya empujar al matadero al proletariado español.

Ante el espectro de la guerra con proletarios de otros países, el proletariado español se indigna y prefiere mejor querrá morir como ganado en las trincheras para beneficio de los ricos y del gobierno, levantar la barricada redentora en su propio país para hacer la guerra a sus explotadores y tiranos.

El estado de ánimo del proletariado inteligente y digno, se refleja en los siguientes párrafos copiados de El Hombre Libre1, Madrid: “Creemos que se acercan días de prueba para el anarquismo, y vemos clara la grandeza moral de la misión que las circunstancias nos tienen asignada.

“Creemos que de la hecatombe sin precedentes en la historia a que asistimos, saldrán en crisis formidable, el Estado, el capitalismo, el privilegio.

“Si queremos que nuestro movimiento se aproveche debidamente de la crisis que se avecina, preciso es que nos preparemos desde ahora.

“Opinamos, con Malatesta, que ahora más que nunca conviene ahondar el abismo entre capitalistas y trabajadores, entre gobernantes y gobernados, y predicar de una manera abierta, tenaz, perseverante, atrevida, la expropiación de la riqueza privada, y la disolución completa de los Estados, como único medio asegurar la fraternidad entre los pueblos y la Justicia y la Libertad para todos, aprestándonos desde luego para realizarlas en breve plazo”.

De otro periódico anarquista, Tierra y Libertad2, de Barcelona copiamos lo que sigue: “Ante la actitud, pues, en que pueda colocarse el Gobierno y ante la que se han colocado algunos señores influyentes de la política y de la alta banca que no reparan el llegar al sacrificio de millares de vidas de hijos del pueblo cuando estos crímenes les han de reportar pingües benéficos, nosotros, los trabajadores, el pueblo todo, es preciso que definamos nuestra actitud también y expongamos nuestro sentir oponiéndonos a las bélicas maquinaciones de nuestros tiranos y opresores, contestando a la guerra de las naciones con la revolución de los pueblos.

“El pueblo español no está predispuesto a la matanza. El pueblo que en 1909 supo oponerse a los designios criminales de los Gobiernos y de los grandes negociantes capitalistas, aquel pueblo que supo demostrarse contra la guerra africana que absorbía en su antro de muerte a miles de sus hijos, sabrá ahora, si el caso llega, oponerse a ser pasto de la guerra europea y dar la pauta a los demás pueblos de las naciones “civilizadas” de Europa y del mundo.

“Hay que declarar la guerra a la guerra.

“Y nuestra guerra es la revolución.”

La Federación Anarquista de Cataluña3 ha expedido un Manifiesto en el que se excita a los compañeros de España a estar prevenidos, para oponerse con todas sus fuerzas a que el gobierno español arroje al pueblo al matadero europeo. Párrafos del hermoso Manifiesto, dicen así: “¿Quién sabe lo que sucederá dentro de breves días, tal vez de algunas horas?

“Lo imprevisto flota en el ambiente enrojecido por el fuego devastador de la mundial conflagración; lo terrible está en todas partes, y puede caer sobre nuestras cabezas, cuando menos lo esperemos.

“Que no nos cojan desprevenidos los acontecimientos: que nos encuentren firmes y dispuestos los momentos de prueba; que sepamos oponernos al destino venciéndole ¡eso es lo que precisa!

“Por nuestra libertad, por nuestras vidas, por la de nuestros seres amados, por la de todos los que con nosotros convienen, es preciso estar alerta, dispuestos a ser más fuertes que el mal, superiores al empuje asesino.

“Es preciso unirnos más que nunca, en esta hora luctuosa de fiebre homicida; es necesario abandonar todo motivo de división toda ocasión de disidencia.

“Menester es que el mal si llega, nos encuentre hermanos en la resistencia; hermanos en la esperanza del triunfo salvador; hermanos en la muerte, si preciso fuere”.

Otros periódicos obreros de España hablan en parecidos términos. El ambiente está saturado de protesta y de rebeldía, y los buenos se aprestan a levantarse en armas contra el gobierno que quiere empujar al pueblo al degolladero europeo: pero esos buenos revolucionarios no cuentan con dinero. Necesitan que se les ayude para dar el primer golpe a la hidra capitalista, que ya después ellos mismos se harán de elementos para el combate. Ellos piden a sus hermanos de clase de América que les ayuden, y todos los proletarios del Nuevo Mundo debemos atender su petición. Ayudémosles, hermanos, comprendiendo que todos los oprimidos del mundo somos hermanos y tenemos el mismo interés, el de que desaparezca de la faz de la Tierra la explotación del hombre por el hombre.

En Nueva York acaba de formarse un Comité encargado de reunir fondos para los revolucionarios de España. En dicho Comité figuran personalidades tan puras y simpáticas como Román Delgado, Herminio González, Ventura Mijón, J. Iglesias y otras bien conocidas por el elemento anarquista de origen mexicano. Sentimos no tener espacio para publicar la excitativa que ese Comité ha expedido, y en el cual se hace un llamamiento a todos los hombres y a todas las mujeres de corazón, para que ayuden con dinero a nuestros hermanos de España.

Nosotros secundamos con entusiasmo la iniciativa, y excitamos a todos nuestros amigos a que contribuyan, para poner en las manos de los bravos de España los elementos que necesitan para dar principio a su obra demoledora del sistema capitalista.

La guerra puede ser declarada de un momento a otro por el sifilítico Alfonso XIII, y si tal cosa sucede, nuestros hermanos de España, al insurreccionarse contra la guerra, tendrán que cambiar pedradas por balazos, y el generoso movimiento de insurrección estaría condenado a muerte. Pongamos en las manos de los buenos los elementos necesarios para que estén en aptitud de principiar la obra con probabilidades de triunfo. Pero hay que enviar esa ayuda con presteza, antes de que llegue demasiado tarde a su destino.

Hermanos: el porvenir de la Revolución Mexicana depende de la Revolución en los demás pueblos de la Tierra. Insurreccionados los pueblos de todo el mundo, como tendrá que suceder como resultado de la actual contienda europea, los proletarios mexicanos estaremos libres de amenazas de intervención. Precipitemos la Revolución en España, para que el pueblo de esa nación dé a los demás pueblos de Europa, el ejemplo de lo que debe hacer el proletariado cuando se le ordena que tome el fusil para asesinar a sus hermanos de otros países: rebelarse. El ejemplo del proletariado español dará como resultado la insurrección de todos los pueblos comprometidos en la descomunal carnicería.

Regeneracón abrirá una sección especial Pro-revolucionarios de España, en la que se dará cuenta de las cantidades que nuestros compañeros nos envíen con destino a aquellos bravos.

Enviad vuestro óbolo sin tardanza. Que arda la vieja España de los frailes, para que los buenos la remplacen con una confederación de comunidades libres y felices. Aticemos la hoguera, hermanos. Ese es nuestro deber de proletarios y de revolucionarios. La Revolución en el mundo, será el brazo poderoso que librará de amenazas a la Revolución Mexicana. ¡A ayudar!

 

Ricardo Flores Magón


1 El Hombre Libre, Madrid (1916). Editado por el Grupo Los Iguales. Poco después de la publicación de este semanario el grupo se disgregó por diferencias internas. Entre sus colaboradores destacan Mauro Bajatierra, Eusebio Carbó, Isaac Montoya, Eulalio Álvarez y Antonio Lozano.

2 Tierra y Libertad, Madrid (1902-1906), Barcelona (1906-1923). Director fundador: Federico Urales (Juan Montseny). Redactores fundadores: Soledad Gustavo (Teresa Mañé), Fermín Salvochea, Federico Urales, Antonio Apolo y Julio Camba. Colaboradores: Tomás Herreros, José Grau, Vicente García, Abelardo Saavedra, Francisco González Sola, entre otros. Semanario anarquista de carácter doctrinario. A partir de 1906 fungió como portavoz y enlace de los grupos ácratas españoles. Desde 1907 se empezó a ocupar de la situación de México, manifestando su solidaridad con la causa del PLM. Durante 1910-1911, la difusión de la revolución mexicana, y la defensa de su carácter libertario, se convirtió en un elemento central de la agenda internacional del semanario. En marzo de 1911 abrió en sus columnas una suscripción a favor de los revolucionarios mexicanos, misma que cosechó resultados alentadores al menos hasta principios de 1912. A partir del inicio de la Primera Guerra se convirtió en depositario de la ortodoxia ideológica del anarquismo ibérico.

3 Federación Anarquista de Cataluña. Llamada también Federación Catalana de Grupos Anarquistas, fundada en diciembre de 1913, a la par de otras federaciones libertarias regionales, como se organizaron paralelamente a la CNT. Fundada por iniciativa del Grupo Idea y Acción, de Barcelona, agrupaba en su seno a colectividades ácratas que operaban sobre todo en las áreas industriales próximas a la ciudad condal. Al igual que otras federaciones del mismo tipo, se valió del semanario Tierra y Libertad como su órgano informativo. A partir de 1914 consagró su actividad a la propaganda en contra de la guerra europea.

Los barbachivistas llaman a sus bilimbiques: “los infalsificables”.

Tienen razón: ¿quién se va a meter en el trabajo de falsificar lo que no vale un serenado cacahuate?

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José Luis Velasco, el lacayo aquel que le lamía las patas a Porfirio Díaz, es ahora “legalista”, y hasta director de un papasal que es muy leído… en el respetable hogar de José Luis.

¡José Luis “legalista”! Parece broma, y sin embargo, es la mera verdad: el pobre diablo es partidario de la legalidad. Echa pestes contra las barbaridades que a diario comete Barbas de Chivo, y se desgañita pidiendo el imperio de ese libraco desencuadernado que se llama Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, cuyas amarillentas hojas le sirvieron a Díaz para limpiarse lo que ustedes quieran.

Así es que, mientras Porfirio Díaz, el violador más audaz de leyes escritas y no escritas, le daba un hueso cualquiera, José Luis no reparaba en el vil uso a que se destinaban las ajadas páginas de la Carta Magna, como los políticos acostumbran llamar a esa monserga, pero ahora que no tienen hueso que roer, lanza rayos y echa sapos y culebras contra el pobre Barbas de Chivo, que hace exactamente lo mismo que su difunto amo limpiarse cualquier cosa con la Constitución.

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Y ya que de José Luis Velasco hablo, no me parece del todo inoportuno decir que la Nota al Vuelo con que lo honré hace poco, le hizo el efecto de un buen par de banderillas de fuego, y, ¡vamos! que se creció el cornúpeto, digo, Velasco, y se nos vino al bulto a Enrique y a mí, y nos dio la cornada que el curioso lector verá enseguida:

Regeneracón, un periódico que publican en Los Ángeles, Ricardo y Enrique Flores Magón, conocidos agitadores de cartel (lenguaje de cornúpetos) y revolucionarios profesionales que se dedican a explotar a los trabajadores mexicanos en los Estados Unidos, en exclusivo beneficio propio (para una res como José Luis, es un beneficio el ver a cada rato el sol por cuarterones), como lo demuestra el hecho de que están enriquecidos a fuerza de suscripciones y colectas entre los hermanos proletarios (ya no me acordaba yo de que era dueño de las haciendas de Piojalpa, Chinchalpa y Pulgalpa), dicen en el último número que llegó a nuestras manos (pezuñas, hombre, pezuñas) y refiriéndose a México: No queremos gobierno, sino Anarquía”.

Mira, cornudo de mis entretelas, los anarquistas no queremos la Anarquía solamente para México, sino para el mundo entero, así es que pronto tendrás que entrarle al pico y a la pala como cualquier hijo de vecino.

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José Luis dobla el testuz, rasca la arena, le tiro una larga y se arranca de esta manera: “Lástima que esos apóstoles de similor anden desprestigiando un apellido respetable: el que lleva su noble hermano, los héroes Flores Magón.”

Mire usted lo que son las cosas, yo creía que el que andaba desprestigiando el apellido de Flores Magón, era nada menos que el mismo Jesús1, “noble” cazador de puestos públicos, a cuya sombra medran todos los José Luises.

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Los políticos soban el lomo del proletario, cuando solicitan su voto. Un político siente profundo asco por la blusa del trabajador; pero cuando se trata de obtener votos, entonces es la blusa la prenda más noble que puede cubrir las carnes del ser humano. Así, vemos a un tal Gerzayn Ugarte2, insigne basura sacada de cualquier muladar por las manos impecables de Barbas de Chivo, presentarse ante un club político de la ciudad de México, compuesto de obreros de esos que gustan echarse tiranos a cuestas, y exclamar poniendo los ojos en blanco: “Quisiera vestir la blusa del obrero para presentarme.”

Naturalmente, los borregos allí congregados, ofrecieron votar por Ugarte para diputado al Congreso Barbachivista.

Pues, no te quedarás con el antojo, Gerzayn, porque muy pronto no solamente tendrás que forrar tu pellejo de parásito con una blusa de obrero, sino lo que va a ser más bonito, tendrás que sudar como el obrero para comer, y todo, por obra y gracia de la Revolución.

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Veo en “El Pueblo” que a últimas fechas se han estado vendiendo a diez y doce pesos el kilo de azúcar, y tres piezas de pan por un peso, en la ciudad de México.

Por mi parte que se eleve a un millón de pesos el kilo de azúcar, y la pieza de pan a diez millones, para que los borregos se vean empujados a agarrar de donde hay. Sólo de esa manera podrán levantar los cuernos nuestros hermanos lanudos.

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Uno de los castrados que garrapatean en “El Pueblo”, dice que la Revolución Mexicana es vista con respeto y simpatía en todo el mundo, porque (palabras textuales) “se le juzga por Madero, no por Zapata; por Carranza, no por Villa; por Domínguez, no por Calero3; por Treviño, no por Fierros.”

Amigo lacayo: la Revolución Mexicana es vista con respeto y simpatía, no por las personalidades que en ella actúan, sino porque ella es el ejemplo magnífico de que debe ser el ser humano cuando siente ultrajada su dignidad, cuando se da cuenta de que el que trabaja, tiene derecho a gozar todos los placeres y todas las libertades que hoy son patrimonio exclusivo de los parásitos. ¿Entiendes? Porque si se juzgara la Revolución por Madero, por Carranza, por Calero y por Treviño… ¡puah!

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Otro buey, y en otro número de “El Pueblo”, suda por justificar los crímenes a sangre fría a que se están entregando Barbas de Chivo y sus secuaces, en su afán de sofocar la Revolución por medio del terror. Dice el cuadrúpedo que los crímenes del barbachivismo son miel sobre hojuelas, si se les compara con los crímenes cometidos en las revoluciones que hubo en Francia, Alemania, Inglaterra y quien sabe qué tantos países.

Pero si el barbachivismo no es la Revolución, inocente. El barbachivismo es la imposición, la tiranía, el gobierno, contra el cual están levantados los pueblos, contra el cual luchan todas las facciones de que está compuesta la Revolución. La rebeldía del oprimido no es crimen, crimen es la represión de la rebeldía.

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Una estimable señorita barbachivista, ¾que también el bello sexo se contagia de esa enfermedad,¾ anda haciendo propaganda pro-barbas en la isla de Cuba. La bella propagandista abre los labios purpurinos: entorna los hermosos ojos mexicanos, ¾pues mexicana es la oradora:¾ dos lindas hileras de dientes alegran la exquisita boca y el auditorio se vuelve todo oídos. De aquella boquita formada para el beso, para el coloquio amoroso, va a salir una bandada de mariposas, van a brotar palabras divinas, encantadoras, adorables, y todos se preparan a escuchar el rumor de un puñado de perlas cayendo sobre una campana de plata… ¡Nada! He aquí lo que escuchó el ansioso auditorio: “el triunfo es de los tercos, dijo un gran pensador, y el actual jefe de la Revolución, terco ha sido en todas sus decisiones…”

La señorita Hermila Galindo4, ¾que tal es el nombre de la oradora¾ si no dijo una bella cosa, al menos asentó una verdad: terco es Barbas de Chivo, terco y terquísimo: pero la terquedad conduce al destierro, como le pasó a Díaz, y al sepulcro, como le ocurrió a Madero. Que esto último le ocurra a Barbas de Chivo son mis mejores deseos.

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El papelucho salvadoreño, La Prensa, está resultando un barbero barbachivista, porque al criticar la opresión que ejerció Porfirio Díaz pinta las cosas de tal modo, que resultan una fotografía de lo que ocurre en territorio controlado por las hordas del “Primer Jefe”. Al hablar de las condiciones en que se encontraban los trabajadores bajo la dictadura porfirista dice: “…cuando alguien mostraba descontento, era mandado apalear por el dueño de la finca, fábrica o taller, y si el disgusto asumía cierta importancia, como el de los obreros de Río Blanco, (Veracruz), que se negaron un día a concurrir al trabajo, ahí estaban los sicarios de la dictadura que disparaban sus rifles sobre aquella multitud de indefensos y hambrientos jornaleros, que no tenían más delito, que el de pedir aumento de salario para satisfacer sus necesidades y las de sus familias. Todo esto en plena paz y bajo el régimen dictatorial de Porfirio Díaz.”

¿Qué dirá la La Prensa del decreto del 1o de Agosto que condena a ser pasado por las armas al obrero que pide un pedazo más de pan?

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Una comisión de mequetrefes, formada por el macho Álvaro Obregón, el eunuco Pablo González, el aventurero Eduardo Hay5, el lacayo Jesús Urueta6, y un maestrico empolvado que responde al obscuro nombre de Andrés Ozuna7, se presentó ante Barbas de Chivo a ofrecerle la candidatura presidencial. Naturalmente, el negrero de Cuatro Ciénegas la aceptó (palabras textuales), “con positiva satisfacción”, pues el huesote tiene mucho que roérsele. Hizo confesiones preciosas, como la de que (palabras textuales), “durante la lucha he ejercido el poder absoluto”, y otras no menos bellas. Prometió velar por la felicidad del pueblo, y agregó: “ésta ha sido la norma de mi conducta desde que por primera vez ocupé el puesto más insignificante en la Administración Pública.”

¡Vaya una extraña manera de velar, roncando en los escaños del senado! Y veló tan bien, que como lacayo de Porfirio Díaz, fue uno de los cómplices del viejo tirano en la opresión que sufrió el pueblo.

Por lo visto, Barbas de Chivo es un candidato verdaderamente popular, porque hasta los revolucionarios lo hemos nombrado candidato a la horca.

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A los empleados federales les ha aumentado el sueldo Barbas de Chivo, en un veinte por ciento.

Aumentaos los sueldos, señores parásitos, mientras haya borregos que por el miedo de vivir sin Autoridad, prefieren mantener holganzas.

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Veo en “Pro-Panza”, de la ciudad de México un esperpento salido de la pluma de un emasculado conocido en su casa por V. Ferrer Aldana, en que se hace la barba, de una manera abyecta, asquerosa, a Salvador Alvarado el gobernador de Yucatán. Dice que allí en Yucatán, “los niños no son ya los neófitos sometidos a la férula del terrible dómine: son ya los pequeños ciudadanos que ejecutan sus derechos en sus repúblicas escolares y que acuden, no a la escuela que embrutece con su dogmatismo sino a la Escuela Taller, a la Escuela Granja, de donde saldrán hombres y mujeres capacitados para luchar gloriosamente en la vida.”

No, amiguito: de allí saldrán buenos esclavos para la burguesía y como, además, acaba de implantar el mentado Alvarado la instrucción militar en las escuelas, saldrán buenos borregos, muy bien instruidos y disciplinados, para asesinar a sus hermanos de clase.

 

Ricardo Flores Magón


1 Jesús Flores Magón (1872-1930). Abogado, periodista y político oaxaqueño. Participó en las movilizaciones estudiantiles contra la reelección de Porfirio Díaz en 1892. Director de Regeneración durante su primera época (México, DF, 1900-1901). Encarcelado en 1901 junto con Ricardo Flores Magón, tomó distancia de la lucha política contra el régimen. Se sumó al maderismo en 1911 y, junto con Juan Sarabia, se le comisionó para convencer a la dirigencia del PLM de que depusiera su hostilidad hacia el nuevo gobierno. Durante el interinato de Francisco León de la Barra se desempeñó como Subsecretario de Justicia. Al iniciarse la administración de Madero ocupó brevemente las carteras de Gobernación y Fomento. Distanciado del maderismo, se afilió al Partido Nacional Felicista. En 1913, se enemistó con el régimen de Huerta por lo que hubo de exiliarse en Cuba. Volvió a México en la década de 1920.

2 Gerzayn Ugarte (Terrenate, Tlaxcala, 1881-México DF, 1955). Profesor normalista. Secretario del gobernador porfirista de Tlaxcala Próspero Cahuantzi. Primero reyista y luego antirreeleccionista. Perteneció al Partido Democrático. Fue diputado por Tlaxcala en el congreso disuelto por Huerta en 1913. Fue arrestado por el dictador. Al ser liberado fundó el periódico El Liberal. Cercano a Luis Cabrera se unió al constitucionalismo. Fue secretario particular de Carranza, a quien acompañaba cuando fue asesinado en Tlaxcalantongo. Como diputado se opuso a la firma de los tratados de Bucareli y apoyó la rebelión escobarista de 1929. Posteriormente ejerció diversos cargos diplomáticos y públicos. Autor de ¿Por qué volví a Tlaxcalantongo?

3 Manuel Calero y Sierra (1868-1929). Abogado y político veracruzano. Fue diputado federal y Subsecretario de Fomento en los últimos años del régimen porfirista. Mantuvo simpatías con el reyismo. Durante el gobierno interino de Francisco León de la Barra fue nombrado Ministro de Fomento; posteriormente, durante la administración de Madero, ocupó la Secretaría de Relaciones y fue embajador de México en Washington, cargo al que renunció a principios de 1913, luego de ser acusado de conspirar contra el presidente Madero. Cuando este cayó, se desempeñaba como senador.

4 Hermila Galindo Acosta de Topete (1896-1954). Profesora y periodista duranguense. Opositora del régimen porfiriano, colaboró con la administración de Francisco I. Madero en la ciudad de México. Luego del golpe de Huerta se unió al constitucionalismo, facción para la que organizó conferencias de propaganda en Veracruz, Tabasco, Campeche, Yucatán y La Habana. Fundó la revista Mujer Moderna. Promovió el sufragio femenino en el Congreso Constituyente de Querétaro. Fue la primera mujer congresista durante la administración de Ruiz Cortines.

5 Eduardo Hay Fortuño (1877-1941). Ingeniero y político capitalino. Se sumó a la lucha antirreeleccionista en 1910. Formó parte del estado mayor de Abraham González en 1911. Durante el gobierno de Madero se desempeñó como Inspector General de Policía, y posteriormente fue nombrado visitador de consulados en Europa. Formó parte de la junta iniciadora de la reorganización del Partido Liberal, en 1911, al lado de Fernando Iglesias Calderón, Camilo Arriaga, Jesús Flores Magón, Juan Sarabia, entre otros. Con la caída de Madero, se sumó al constitucionalismo y combatió al gobierno huertista en Sinaloa. Acompañó a Venustiano Carranza en su entrada triunfal a la capital en 1914 y se desempeñó posteriormente como Secretario de Guerra y Marina en el primer gabinete carrancista. Fue agente confidencial del constitucionalismo ante los gobiernos sudamericanos. En 1916 tomó parte en la fundación del Partido Liberal Constitucionalista. Ocupó diversos cargos diplomáticos en la década de 1920. Fue Secretario de Relaciones Exteriores en el gobierno de Lázaro Cárdenas.

6 Jesús Urueta (1867-1920). Abogado, orador y periodista chihuahuense. Colaboró en El Siglo Diez y Nueve y La Revista Moderna. Diputado reyista. Secretario de Relaciones Exteriores en el gobierno de Venustiano Carranza (1914-1915). Escribió: Fresca (1903), Alma poesía (1904), Pasquinadas y desenfados políticos y Discursos literarios (1919).

7 Andrés Ozuna Hinojoza (Mier, Tamaulipas, 1872-México DF, 1957). Profesor. Opositor a Victoriano Huerta. Gobernador de Tamaulipas en 1918. Miembro del Partido Liberal Constitucionalista. Director de Educación en el Distrito Federal con Carranza.

Los verdugos de especie humana, o sea, los clérigos, los burgueses y los representantes de la Autoridad, así como todo el enjambre de parásitos que viven sin producir nada útil, arrecian la campaña que tienen emprendida contra la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano y el Grupo Editor de Regeneracón.

No se nos quiere dar momento de respiro, como que el edificio de las instituciones burguesas, cuarteado hasta sus cimientos, cruje y vacila amenazando derrumbarse y aplastar en su estruendosa caída a los que en él se guarecieron por los siglos y siglos y siglos. La explotación, la superstición y la tiranía están heridas de muerte en México, y los interesados en que perduren esos males se defienden como bestias acosadas, hiriendo a derecha e izquierda.

El decreto del 1o de Agosto que sentencia a muerte al trabajador que se declara en huelga para arrancar de las uñas del burgués una migaja más de pan: el último decreto que ordena se arrebate la vida al proletario que, atormentado por el sufrimiento de los suyos, se echa a la calle y se apodera de la primera pieza de pan que encuentra a la mano; las ejecuciones en grande escala de personas pacíficas que no simpatizan con el desbarajuste carrancista, y la orden brutal de pasar por las armas a los habitantes de Ciudad Juárez que, en caso de ser atacada la plaza por los revolucionarios, no se apresten a defenderla para el carrancismo, son los últimos pataleos de Venustiano Carranza; las embestidas desesperadas de la hiena que no se resigna a perder la presa.

La ferocidad del tiranuelo no basta para detener la ola revolucionaria, y quisiera emplear aquí, en los Estados Unidos, las mismas tácticas que usan en México. En parte lo consigue, puesto que las autoridades americanas nos persiguen a los que con nuestra agitación impedimos el entronizamiento de un nuevo gobernante: se nos pone en la cárcel y se prohíbe la circulación de Regeneracón por las estafetas: nuestras oficinas están constantemente vigiladas por los esbirros; nuestra correspondencia es violada descaradamente y todos nuestros pasos son espiados; pero eso no satisface al tiranuelo. Él desea que se nos extermine, que se nos haga desaparecer para siempre, y las autoridades de este país, cómplices en la tarea de ahogar el grito de rebeldía que vibra en los labios del proletariado mexicano, grito que tiene en constante sobresalto al burgués, al clérigo y al gobernante, han prometido reformar a las leyes de neutralidad en las próximas sesiones del Congreso Americano.

No contento todavía el feroz cacique, sugiere la idea, por medio de su lacayo Luis Cabrera, de que se nos deporte a México para hacernos desaparecer definitivamente.

La importancia de los trabajos del Partido Liberal Mexicano y su influencia en la Revolución Mexicana, ha quedado demostrada con la declaración de Cabrera hecha ante los conferencistas mexicanos y americanos en New London, el 29 de Septiembre último y con la cual damos un tapabocas a todos los menguados que aseguran lo contrario.

Cabrera hace una nueva declaración, con el carácter de “oficial”, la cual apareció en el “Times” del 29 de Octubre. Dice en parte: “Hay en los Estados Unidos muchos mexicanos enemigos del gobierno de Carranza”. Más adelante agrega: “…hay grupos de descontentos extremadamente radicales (estos somos los anarquistas) cuya esperanza es la destrucción del gobierno de Carranza, para que el libertinaje, el bandidaje y la rapiña puedan continuar y multiplicarse, hasta que queden destruidos los derechos humanos y los derechos de propiedad”.

Cabrera con la mala fe que caracteriza a todo político y a todo burgués, trata de ennegrecer las aspiraciones de los anarquistas. No queremos ni libertinaje, ni bandidaje, ni rapiña, ni mucho menos destruir los derechos humanos. Los anarquistas queremos simplemente justicia y para lograrla, luchamos contra esa iniquidad que se llama derecho de propiedad privada, que hace posible que un hombre esclavice a otro hombre forzándolo a trabajar para él, y que hace indispensable la existencia del gobernante, del legislador, del juez, del soldado, del gendarme, del carcelero y de toda esa nube de parásitos, para impedir que el pobre, en un momento de desesperación se atreva a alargar la mano para recobrar lo que la naturaleza hizo para todos los seres humanos, y que por el derecho de propiedad se encuentra en manos del burgués.

El lacayo de Carranza afirma la importancia de los trabajos del Partido Liberal Mexicano, cuando dice: “Los conservadores están aprovechándose de la situación creada por los ultra-radicales.”

A los anarquistas nos llaman ultra-radicales, y en efecto, a los anarquistas se debe el hecho notable de que no pueda sostenerse ningún gobierno en México, porque con constancia aconsejamos a los proletarios que no rindan sus armas hasta que la riqueza social esté en las manos de todos, y que aun en ese caso, conserven sus fusiles para aplastar a la reacción si osa levantar la cabeza. En cuanto a que los conservadores se aprovechen de la situación creada por los anarquistas, es un contrasentido, desde el momento que ninguna facción conservadora puede sostenerse en el poder, ni aun cuando cuente con el apoyo decidido de la burguesía americana, como la facción carrancista.

Cabrera urge en las siguientes líneas que se nos deporte a los conspiradores: “La propaganda rebelde contra el orden constituido está siendo llevada a cabo por una multitud de conspiradores conocidos tanto por las autoridades mexicanas como por las americanas, conspiradores que deberían ser deportados de los Estados Unidos.”

Como se ve por las declaraciones de Cabrera, negros nubarrones se ciernen sobre la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano y el Grupo Editor de Regeneracón. Nuestra actividad no permite que los vampiros de la humanidad duerman tranquilos la siesta, y no volverán a dormirla en paz. El proletariado despierta. Muchos hermanos de clase ya despertaron por completo y ellos continuarán nuestra obra. Así, pues, que se desate la tempestad, que ella precipitará la caída del régimen de la infamia.

Carranza y sus satélites están locos, como locos están los buitres de Wall Street y su sirviente Woodrow Wilson que sueñan todavía en la implantación de una dictadura como la de Porfirio Díaz. Para México, esas son cosas del pasado, señores explotadores y tiranos, pues para los explotadores hay un Santa Isabel, y un Cerro de las Campanas para los tiranos.

La Revolución Mexicana marcha hacia la Anarquía.

 

Ricardo Flores Magón

En la última edición de Regeneracón anunciamos la próxima aparición de Germinal, el periódico netamente anarquista que Delgado, Iglesias, Rodríguez, Mijón, González, y otros buenos compañeros van a publicar en Nueva York.

Hemos recibido una circular del Grupo Germinal, que con gusto publicamos. Dice así:

Compañero:

Como hemos prometido en nuestro último manifiesto al ser matado FUERZA CEREBRAL, hoy volvemos a la lucha periodística, creando un nuevo paladín que represente en medio del concierto de la propaganda, mixtificada una, convencional otra, nuestro ver, nuestro sentir, y el sentir y ver de una pequeña minoría no adaptada a los convencionalismos de nuestros días, y que tiende la vista hacia caminos más amplios y fecundos.

No como cumplimiento de nuestro volveremos, promesa de todos los derrotados, sino para ocupar un puesto vacío, es que venimos hoy. Creemos sinceramente que, para bien de la propaganda por la Idea a la cual hemos dedicado nuestra vida, se necesita un destructor de todas las adoraciones, sean éstas divinas o humanas: un orientador para los corazones generosos, para las aspiraciones elevadas: un caminante que no haga caso de los obstáculos que le interpongan en su camino, en una palabra: UNA LUZ, UN HACHA, es decir, un periódico ANARQUISTA. Esta es, querido compañero, la razón por que volvemos. Esto es todo. Y ese vacío se llenará si tú, es decir, si todos los que lo ven, vienen con su esfuerzo en ayuda del esfuerzo nuestro. Obra de todos y para todos, a todos nos dirigimos. Que contesten los que como nosotros piensan. No pedimos más.

El nuevo periódico se llamará Germinal, y saldrá a luz, si los fondos que reunamos responden a las necesidades, para primeros del próximo Diciembre. De todos dependerá su salida; para todos es: que todos decidan.

Dinero, el gran opresor de todas las voluntades y obstáculo de las nobles iniciativas, es lo que necesitamos hoy. El que a bien tenga el mandarlo, diríjalo a Juan Rodríguez, 305 E. 115 St., New York, N. Y.

Nada pedimos. Queremos crear una obra y solicitamos ayuda para ella. Si estás conforme con la obra, compañero, es decir, con la propaganda ANARQUISTA, ayuda la OBRA, que ella será un porta-voz de la Anarquía.

Fraternalmente,

Grupo Germinal

*          *          *

Ahora, lo que se necesita es ayudar a aquellos abnegados compañeros. Ellos son trabajadores que en el taller y en la fábrica sudan para ganarse el amargo mendrugo del proletario; pero si rendidos de fatiga salen de los centros de la explotación burguesa, sus grandes corazones les dan fuerza para dedicarse por la noche, robando a sus cuerpos el necesario descanso, a escribir, a poner en las cuartillas su pensamiento y su sentimiento con el ansia del que quiere ver pronto redimido y feliz al esclavo.

¿Quién será tan tacaño que no envíe a esos hombres, a esos anarquistas, alguna moneda en provecho de la propaganda?

Iglesias me escribe: “Si recibimos aunque no sea más que el dinero suficiente para el correo, el periódico saldrá. Trabajo de tipógrafo, y aunque dedique todo mi tiempo a dicha obra, no importa. La satisfacción, aunque sea la que da el sacrificio, es superior a todas las comodidades”.

Ayudad, hermanos, a que salga Germinal.

Enviad dinero inmediatamente a Juan Rodríguez, 305 E. 115 St., New York, N. Y.

Si los hambrientos no apoyamos la prensa que tiene que darnos luz, ¿quién lo hará?

 

Ricardo Flores Magón

Somos tan dejados, tan apáticos los individuos de raza mexicana que la verdad, es que casi ni merecemos la pena de que se nos defienda ¿Para qué? ¿Para qué arriesgarse a ir a un presidio por sacar la cara por gente que parece vivir satisfecha bajo un montón de vergüenza? Le habla uno a un mexicano de que es bueno protestar contra las injusticias y los ultrajes de que somos víctimas los individuos de origen mexicano en este país, ¡y se ríe!

Parece que la vergüenza se para al llegar al Río Bravo, y se rehúsa a acompañarnos. Allá somos muy valientes; allá disputamos a los ricos lo que a todos nos pertenece; pero aquí somos muy borregos. ¿Cuestión del medio? No lo puedo asegurar; lo cierto es que no valemos un comino, que no nos queremos hacer valer. Se nos prohíbe bañarnos en las playas de los blancos; los barberos rubios rehúsan a pasar su navaja por nuestras jetas prietas; en la fonda no se nos da de comer a ningún precio; en el hotel se nos ve con asco; en las escuelas nuestros niños no pueden codearse con los niños blancos; se nos tirotea por gusto, como quien tira al blanco; los amos nos pagan con cachetadas, puntapiés y balazos; se nos lincha como si fuéramos hienas; se nos aprisiona, se nos quema vivos, ¿pero para qué continuar enumerando las indignidades de que somos víctimas, si cada uno de nosotros lleva fresca en los duros cachetes una hedionda saliva?

Y sin embargo, hay degenerados, hay cobardes, hay menguados, hay animales que ríen cuando se les dice que es preciso protestar, que es necesario hacerse valer como hombres, que todas las razas humanas son iguales, que todos los humanos somos hermanos. Si se les habla de los presos de Texas, dicen: “no por buenos han de estar presos.” ¡Canallas: no sabéis o no queréis saber que precisamente por ser buenos, por salir al frente en defensa de su clase, la clase oprimida, están presos!

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Allá va una muestra del buen trato que recibe el proletario mexicano en este país. Mariano Escobedo estuvo trabajando durante algunos meses en un rancho de un tal Mr. Greades, a dos millas de Medome, Condado de Medina, Texas. La compañera de Mariano sudó como una esclava trabajando igualmente en el rancho. Las mejoras que estos dos bravos trabajadores operaron en el rancho, tenían contentísimo al burgués; pero cuando se trató de recompensar con algo lo mucho que habían afanado los esclavos, el burgués pagó, como luego se dice, como un valiente, arremetiendo a golpes contra Mariano, a quien corrió del rancho sin darle un solo centavo.

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Y allá va otra muestra: en Taylor, Texas, vive un tal Peter Rodríguez, polizonte pagado por los burgueses, para hostilizar a los proletarios mexicanos. Lo que hace Rodríguez es aprobado por los caciques locales, no importa qué sea, según se nos informa, y se asegura que hay algunos inocentes que se están pudriendo en el presidio por la lengua larga del esbirro, a quien asisten varios individuos de su familia.

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Por si no fuera bastante, he aquí otra muestrecita: Encarnación Mosqueda era un proletario mexicano avecindado en San Gabriel, California, desde hace ocho años. Todos lo conocían como un buen hombre trabajador, enemigo de disputas, y era generalmente apreciado por la bondad de su carácter. El domingo 12 de este mes se dirigía Mosqueda a su humilde hogar, cuando fue muerto por un policía llamado Manuel Salazar, según se nos informa. También se nos informa que ese “protector del débil”, como los borregos llaman a los agentes de la señora Autoridad, se encuentra perfectamente libre, como si hubiera dado muerte a un perro.

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Proletarios mexicanos: trabajadores inteligentes y que sienten vergüenza, están trabajando empeñosamente por convertir en realidad el generoso proyecto de huelga de protesta, para significar con ese hecho que no estamos contentos con el tratamiento infame que se nos da solo porque somos pobres y mexicanos. Algunos podrán decir que si los proletarios mexicanos no estamos contentos aquí, que nos larguemos a otra parte; pero a tal argumento debemos responder que no se nos hace ninguna caridad con estar en este país, porque los trabajadores mexicanos producimos riqueza con nuestro sudor y nuestra inteligencia, y es muy justo que los que construimos la línea férrea, bajamos a la mina, nos consumimos en la fundición, fecundamos el surco con nuestro sudor y movemos una parte considerable de la industria de este país, seamos vistos con respeto por los burgueses y los gobernantes.

Hermanos: a apoyar todos el movimiento de huelga de un día para la dignificación de nuestra clase y la libertad de los buenos que están en prisión.

 

Ricardo Flores Magón

Los días del carrancismo están contados. Sin la reelección de Woodrow Wilson, la organización de bandidos conocida con el nombre de “constitucionalista” sería ya una cosa del pasado.

Asistimos a los últimos estertores del corrompido organismo político que sólo puede vivir por el apoyo decidido del gobierno norteamericano, que necesita que se consolide un gobierno en México, a cuya sombra vuelvan a prosperar el negocio, la usura, el fraude, como en los “buenos” tiempos de Porfirio Díaz, Carranza era el hombre más a propósito para operar una restauración plegadiza: convenenciero, servil, lacayuno, bajo, codicioso y brutal, era el hombre que podía garantizar a la clase capitalista una era bonancible. Por eso lo apoyó Woodrow Wilson; pero también por eso el pueblo, indignado, le da los últimos puntapiés.

Desde que comenzó la Revolución, hace seis años, advertimos que no volvería a consolidarse un gobierno en México. Muchos fueron los que sonrieron y hasta nos vieron con lástima. No nos valieron razones para hacer comprender que nuestra predicción se basa en hechos, precisamente en las serias causas que habían impulsado al pueblo a la rebelión, como son la miseria y la tiranía. Las gentes superficiales, las que nunca habían estado en contacto con la masa trabajadora y no conocían los inmensos anhelos de libertad económica que alentaban en el pecho de los entonces humildes y hoy rebeldes, aseguraban que bastaba con un cambio de personal en el gobierno para contentar al pueblo.

Los hechos han venido a demostrar el error en que se encontraba esa gente superficial. Cae un gobierno y surge otro para caer a su vez, y así sucesivamente, ¿por qué? Porque los gobiernos no dan pan al que tiene hambre. ¡He ahí la razón, escueta, sencilla, clara!

Con sus actos atrabiliarios, el gobiernillo carrancista ha hecho un gran beneficio a la causa anarquista, porque no sólo ha probado que el gobierno no da pan al hambriento, sino que es una institución creada para arrebatarle el pan desde el momento en que prohíbe que el trabajador abandone el trabajo cuando por medio de la huelga pretende obligar al rico a que le conceda un mendrugo más que añadir a la diaria pitanza.

Carranza cae, como tendrá que caer todo gobierno en México, a no ser que se realice el milagro de que pueda existir un gobierno que dé pan; pero como en esta época ya no hay milagros, debemos renunciar a esa esperanza, convencidos por la experiencia de que todo gobierno está creado para garantizar a los ricos su dominio sobre los pobres.

Los mismos prohombres del carrancismo se ven forzados a confesar que es imposible que haya paz en México mientras el trabajador no sea libre económicamente. En un artículo escrito por el propagandista carrancista Modesto C. Rolland1, y al que dio este título: “¿Por qué se necesita un gobierno en México?”, se leen las siguientes palabras: “Ellos —los mexicanos— han acariciado siempre un ideal de liberación que en el fondo es solamente libertad económica; pero han sido siempre engañados por el gobierno.”

Más adelante dice: “Si las condiciones económicas no cambian, las cosas seguirán lo mismo…” Y después “…el pueblo, que sabe que las constituciones no han sido otra cosa que meros escudos para proteger a aquellos que lo aporrean, ¿para qué quiere un gobierno? Lo que el pueblo mexicano quiere es tierra…”

Ya casi para concluir dice Rolland: “…la única salvación de México está en el cambio de su sistema económico.”

Por supuesto que Rolland dice que todos los gobiernos han engañado al pueblo mexicano; pero que no sucederá tal cosa con el gobierno carrancista.

Los hechos han demostrado que el gobierno carrancista es tan malo como otro cualquiera, y a eso se debe que el pueblo, resuelto a conquistar su independencia económica, continúe con las armas en la mano.

La situación es desesperada para el carrancismo. Los obreros de las ciudades, despertados rudamente a la realidad por el brutal decreto de 1o de Agosto, le han vuelto las espaldas; ante el fantasma de la insurrección de los peones de la costa del Pacífico, el tiranuelo se apresura a calmar los ánimos ordenando a sus lacayos que procedan inmediatamente al reparto de tierras en el Territorio de Tepic; en el Estado de Oaxaca arde la sierra de Ixtlán, y el Istmo de Tehuantepec está en poder de los rebeldes; Chiapas y Tabasco, los lejanos Estados que se decía estaban pacificados, son pasto de la Revolución; los zapatistas sostienen combates en Contreras, a corta distancia de la ciudad de México; sobrecogido de terror, Carranza quiere cortar de un solo tajo la cabeza del movimiento agrario, y ordena la reconcentración a determinados lugares de todos los habitantes del Estado de Morelos; Villa en el Norte, ya no es la espina clavada en el costado carrancista: es una masa que resquebraja el cráneo de la demente camarilla que soñó sustituir en sus rapiñas a aquel puñado de bandidos inteligentes y crueles que se llamaron los “científicos”; Torreón, el gran punto estratégico, puede caer en manos de Villa de un momento a otro, y entonces, ¡adiós carrancismo en la frontera!; loco ya Carranza despacha miles y más miles de hombres a la frontera para aplastar al villismo, con lo que sólo logra echar más combustible a la hoguera… porque sus soldados se pasan con armas y bagajes al lado de Pancho Villa; en Santa Rosalía, Jiménez y Parral, la guadaña proletaria troncha las cabezas de burgueses de todas nacionalidades: mexicanos, chinos, árabes, norteamericanos y alemanes, pues todos pertenecen a una misma casta: ¡la de los explotadores!; las escoltas carrancistas que protegen los convoyes ferrocarrileros son exterminadas en masa por los rebeldes; como un imán trágico, el cerro de la Campanas atrae al “Primer Jefe”, quien dispone su marcha para Querétaro… bajo los besos de dos Judas: Pablo González y Álvaro Obregón.

Tal es, a grandes rasgos, la situación. Quitad nombres de personas y de lugares, y sustituidlos por otros, y es la misma de hace dos, de hace cuatro, de hace seis años, con la diferencia de que ahora el proletario mexicano ha abierto un poco más los ojos, como que no hay mejor escuela que la de la experiencia. ¡Adelante!

Ya no volveremos a ver a nuestros hermanos, los trabajadores de las ciudades, empuñar el fusil para combatir a sus hermanos los trabajadores de los campos; ya no nos estremecemos de indignación ante las caravanas de campesinos acudiendo en romería al Palacio Nacional en demanda de tierras, cuando no necesitaban hacer otra cosa que dirigir sus miradas al Sur para persuadirse de que el bienestar se alcanza con sólo poner las manos audaces sobre la riqueza social. Si tenemos dos manos, es para clavar con una un puñal en el corazón del burgués, y plantar con la otra nuestra bandera redentora en la riqueza común.

¡Adelante, adelante! ¡Viva el Manifiesto de 23 de Septiembre de 1911! ¡Viva Tierra y Libertad!

 

Ricardo Flores Magón


1 Modesto C. Rolland (La Paz, Baja California, 1881-Córdoba, Veracruz, 1965). Ingeniero. En 1908 participó en la organización de un club de ingenieros para estudiar los problemas del país. En 1909 fue uno de los fundadores del Partido Antirreeleccionista que postuló a Francisco I. Madero a la presidencia de la República. El día de la muerte de Madero renunció al cargo que tenía en la Subsecretaria de Comunicaciones y fue encarcelado. Una vez liberado se unió al Carranza en Ciudad Juárez. Fue comisionado como agente del Constitucionalismo a los Estados Unidos. Escribió más de 500 cartas a distintos periódicos estadounidenses, congresistas y funcionarios del gobierno estadounidense. En octubre de 1914 fue nombrado Ministro de Comunicaciones del gobierno carrancista. En 1915 acompañó a Salvador Alvarado a Yucatán donde organizó la Comisión agraria del estado. En junio de 1916 fue miembro de la Comisión negociadora del gobierno mexicano en el caso de la “Expedición Punitiva” del general Pershing. Fue director del El Heraldo de México, que promovía la candidatura de Salvador Alvarado a la presidencia en 1919. Fue promotor de los puertos libres y de la radio mexicana. Gobernador de Veracruz en 1924, Secretario de Comunicaciones en 1934 y de Economía durante el régimen de Lázaro Cárdenas.

Pronto el mundo entero arderá en una sola llama purificadora: la de la Revolución. No habrá pueblo de esta vieja Tierra que se salve de esa lumbre bienhechora.

Revolución: ¡qué hermosa palabra! Pero convertida en acto, ¡qué sublime! ¿Quién no suspira por ella? ¿Quién, sintiéndose desagraciado, no la ama?

La Revolución es cosa santa. Ella ilumina y embellece. El esclavo es feo bajo sus cadenas, cuando sumiso se queja e implora, y es feo porque entonces no es hombre; ¡pero qué hermoso es y cómo resplandece cuando se enfrenta a su verdugo y se hace justicia con su propia mano!

Basta con echar una amplia mirada sobre los sucesos diarios para convencerse de que la Revolución llama a las puertas del destino humano. En México es hoguera bien prendida. No hay que abrigar temores de que allí llegue a extinguirse ese fuego sagrado antes de que la explotación y el privilegio exhalen el último suspiro; el Indostán se despereza; China se estremece: las selvas filipinas pueden poblarse de un momento a otro de rebeldes; Austria vota contra la militarización del país; el pueblo de Lisboa, Portugal, ataca los cuarteles, y el gobierno se ve forzado a detener la marcha de los soldados al gran matadero europeo, para impedir la insurrección; Grecia se agita contra sus tiranos; Puerto Rico despierta y asombra al mundo con una huelga hermosísima; Canadá se rehúsa a continuar vaciando sus arterias en los campos de muerte de Europa, y la provincia de Quebec amenaza con la insurrección; en Moscow, Kiev y otras ciudades de la región del Volga, en Rusia, los pobres se amotinan.

El malestar es universal. España, la España joven, la de Ferrer y de Artal, la espléndida España de Lorenzo y de Pardiñas, se apresta a la lucha. Allí hay bravos: recuérdese la llamada Semana Sangrienta de Barcelona, cuando el mejor elemento de aquella ciudad incendió conventos y demolió iglesias, el elemento obrero que piensa y siente.

La prensa obrera española no puede ser más clara ni más valiente. Hablando de la situación en España, he aquí lo que dice Tierra y Libertad: “Verdaderamente, la acción directa y general del pueblo es el único medio para solucionar los actuales problemas urgentes, inaplazables, después de haber tocado todos los resortes con resultados negativos, y empeorando la situación precaria.

“Pero no hay que amilanarse si el Gobierno, como otras veces, apela a extremos coercitivos.

“A los extremos de los gobernantes, con mayores extremos deben responder los pueblos”.

Luego, en otro artículo del mismo número que tenemos a la vista, y que, hay que decirlo, llegó a nuestras manos por casualidad, pues el estimable colega no se digna visitarnos, encontramos estas bellas líneas: “Luego ¡a la guerra, no! obreros españoles.

“¡A la guerra no! proletariado mundial.

“¡A la revolución, sí! desheredados de la Tierra; con la que proclamando y consolidando la anárquica igualdad económica, llegue a ser inalterable entre los humanos la paz, la verdadera paz.”

El diario sindicalista, “Solidaridad Obrera”, de Barcelona, se expresa de esta manera: “Ante el peligro de que la orden de movilización, rápida e imprevista te pudiese hallar desprevenido, prepárate convenientemente con la antelación debida. Procura estar ojo avizor y a la más pequeña sospechosa intención de los que usufructúan la dirección de los destinos del país, decidido, intrépido, alta la cabeza y prestando el noble pecho, impondrás tu Ideal apelando si necesario fuese a la huelga general, aceptando con toda gallardía las consecuencias inherentes; pues es mil veces más digno esto, que esperar resignado a que las aves de rapiña hundan sus corvos picos en tus entrañas esparcidas por los campos del dolor.

“¡Vivamos prevenidos!

“¡Guerra a la guerra!”

No olvidéis, compañeros, que se está recaudando dinero para ayudar a los revolucionarios de España. Aquellos hermanos nuestros están dispuestos a todo; pero sus hermanos de clase nos aprestemos a poner en sus manos los elementos indispensables para dar el primer golpe a la odiosa tiranía que quiere arrastrar a los campos de matanza a los desheredados. Enviad dinero a esta oficina, de aquí se despachara a su destino tan pronto como llegue.

Paraguay, el oprimido país sudamericano puede ser teatro de un momento a otro de una revolución simpática, como la de México, pues el problema paraguayo es exactamente el mismo que el problema mexicano. Allí, el trabajador es una bestia de carga, especialmente el trabajador rural. Por “Prometeo”, el querido colega que se pública en Asunción, República del Paraguay, hábilmente redactado por el valeroso anarquista Leopoldo Ramos Giménez, estamos al corriente de las condiciones que prevalecen en aquel lejano país. He aquí como anuncia Leopoldo la Revolución: “Mas, el pueblo ya no ha de seguir engañado por ningún histrión de la política, el pueblo ya no escucha a sus falsos apóstoles de ayer, falsos apóstoles de hoy y mañana; el pueblo paraguayo, a pesar de su ignorancia y resignación, ya no vivirá de las esperanzas políticas, pues, su estado actual de miseria, de hambre y desnudez, se debe a la obra de los políticos que le han sangrado en todos los tiempos, para luego oprimirlos más desde el poder. El pueblo paraguayo, lejos de sus eternos engañadores, debe aprestarse hoy para la conquista de su independencia. Y esa conquista no consiste en cambiar los hombres del poder, el poder es lo mismo siempre, tiránico y aliado de la burguesía. Esa conquista no consiste en llevar una revolución política, pues, ésta no hará sino un derrame inútil de la sangre del pueblo y llevará nuevamente al poder otros tantos opresores del pueblo. Esa conquista consistirá en la gran revolución social que despertando todos los esclavos de los yerbales, y los obreros de todas partes del país, los oprimidos de los obrajes y quebrachales, proclamará la libertad y la igualdad y hará que florezca en este rincón de América, el ideal salvador del mundo que no admite ni tiranos, ni verdugos, ni explotadores. Esa revolución social acabará con todos los verdugos del pueblo paraguayo y hará que la tierra, de que son actualmente dueños unos pocos, sea de todos. Emanciparemos la tierra, emanciparemos el trabajo, y por lo tanto la vida. La tierra libre, el trabajo libre y el consumo libre. Vida sin trabas, vida de libertad y de justicia, donde sean respetados los derechos de todos y sean ejercidos noble y libremente. Esa revolución traerá una completa transformación social, no habrá la explotación bárbara del hombre por el hombre y se establecerá a su impulso una sociedad más justa y más humana.

“Hacia esa revolución marchamos…..

Tierra y Libertad, he aquí el lema por el que murieron Praxedis Guerrero y miles de revolucionarios en México, donde desde hace seis años sigue ardiendo, incontenible, la revolución. Tierra y Libertad es nuestro lema”.

Cómo confortan frases como las anteriores. Los que vamos envejeciendo en la dura lucha, sentimos que nuestros espíritus rejuvenecen ante ejemplos tan grandes de valor y de sinceridad como los que nos da nuestro joven hermano Leopoldo Ramos Giménez, que en el seno mismo de la tiranía paraguaya, espiado por asesinos sin conciencia, sabe hablar alto y claro.

Por todo lo anterior se ve cómo el espíritu de rebeldía se robustece y cómo se acerca a pasos de gigante la Revolución. Los pacifistas, los acomodaticios, los que están conformes con su condición, aun se sentirán molestos; pero los descontentos, los inquietos, los que sentimos vergüenza y no hemos olvidado lo que es dignidad y lo que honor significa, sentimos que nuestro corazón late con violencia al presentir el momento de la justicia proletaria.

Las uniones de trabajadores son cuerpos muy conservadores y tímidos, y sin embargo, hasta en ellas se nota el espíritu de protesta que prevalece en el ambiente. Harry Gosling, el delegado de las uniones inglesas a la convención de la American Federation of Labor, celebrada últimamente en Baltimore, hablando en nombre de un millón quinientos mil trabajadores organizados de Inglaterra, dijo el 14 de este mes: “Nuestra única esperanza que vislumbramos como un rayo de luz a través de las lobregueces de esta guerra, se funda en que los trabajadores, al volver a la vida civil, derriban el odioso sistema que hace posible e inevitable la guerra.”

En este país, que los revolucionarios nos complacemos en creer que está habitado por una raza incapaz de rebelarse, el espíritu de protesta incendia el ambiente. Basta leer la prensa burguesa, para formarse una idea de lo minadas que están aquí las instituciones que no respetamos: propiedad privada, gobierno y religión. Por lo que respecta al fanatismo patriótico, podemos decir que sólo existe entre la burguesía, y eso, naturalmente, por conveniencia; pero entre el proletariado no existe. Las amargas quejas de los periódicos capitalistas contra el hecho de que los proletariados no vuelven a cobijarse bajo la bandera de las barras y las estrellas para defender la patria, son la mejor prueba de que la humanidad quiere echarse a andar por nuevos derroteros.

En un periódico local, “The Record”, aparece con fecha 15 de este mes una noticia emocionante para los que odiamos el militarismo. Dice que nada menos que 355 oficiales de la milicia pidieron su baja en los tres meses transcurridos del 20 de Julio al 25 de Octubre de este año. ¡Oficiales, esto es, los más privilegiados en las filas! ¿Cuántas bajas no habrán ocurrido entre la pobre carne de cañón, la de los soldados rasos? El periódico añade: “Aparte de esta desmoralización entre los oficiales, hay la terrible dificultad de conseguir soldados para las filas.”

Hermanos: el mundo marcha.

¡Viva la Revolución Social!

 

Ricardo Flores Magón

Barbas de Chivo decía que era enemigo de la Iglesia Católica, y Zapata y Villa eran unos fanáticos recalcitrantes. Hasta se hacía gala de una fotografía en que aparecía Emiliano rodeado de una multitud que rendía culto a la Virgen de Guadalupe; pero ahora que los católicos americanos, que son muchos millones, se están quejando del supuesto anticlericalismo del señor de las barbas, éste está consiguiendo firmas de frailes que lo recomiendan como un buen amigo de la Iglesia, y en los periodiquillos barbachivistas se asegura que quienes han cometido excesos contra los “santos” padres y las “santísimas” monjas, son los zapatistas y los villistas. ¡Y a éstos se les llama reaccionarios!

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Veo en “El Universal”, de la ciudad de México: “…la policía de esta ciudad se ha dedicado a recoger a todos los individuos que vaguen por las calles con señales evidentes que por sus cuerpos el agua no ha pasado hace muchos meses.”

No cabe duda de que Barbas de Chivo es un bárbaro: ¡ya ni la libertad de tener mugre permite!

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Los pobres huesos del Chato fueron objeto el 29 de Octubre de una adulación chistosa. Hubo discursitos, gimoteos y otras cosas en el Panteón Francés, en la ciudad de México, donde yacen las canillas del “Presidente Mártir”.

Hay que ahorrar algunos lagrimones, porque ¿qué se deja para el “Primer Jefe Mártir” dentro de algunos días?

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En la época de Porfirio Díaz hubo espíritus muy bajos; pero es difícil que alguno hubiera alcanzado la “bajura” a que llegó Heriberto Barrón1, el perro más sarnoso de la famosa dictadura. El hocico de ese lacayo ostenta todavía el lodo de las patas de aquel tirano, pero eso no obsta para que hoy llame “oprobiosa dictadura” al gobierno porfirista.

Heriberto Barrón fue el esbirro de Díaz y de Reyes para disolver por medio de la violencia los clubs revolucionarios de 1901. El hediondo lacayo ha sido sucesivamente

porfirista, reyista, maderista, delabarrista, huertista y barbachivista. ¡Un perfecto camaleón!

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Dice Aquiles Elorduy2, uno de tantos falderillos de Barbas de Chivo: “D. Venustiano Carranza es, pues, necesario para concluir la obra revolucionaria en su última fase”.

Lo mismo opina su compadre Woodrow, quien lo protege precisamente por eso: porque lo considera indispensable para acabar con la Revolución.

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Un manojo de sanguijuelas chihuahuenses hizo viaje especial a la ciudad de México, para decirle a Barbas de Chivo que apoyarán su candidatura para presidente. La comisión, dice “El Demócrata”, estaba “integrada por caracterizados vecinos del Estado de Chihuahua, entre la que figuran comerciantes, industriales, mineros, profesionales, etc.”

¡Ni un solo trabajador! ¿Estarán por fin comprendiendo nuestros hermanos de cadenas, que gobierno es opresión?

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Los eunucos que redactan “El Pueblo”, dicen muy orondos: “…la elevación del señor Carranza a la Presidencia de la República, traerá la abundancia y la prosperidad que necesita la Nación.”

Ya esas cosas no cuelan, amigotes. El pueblo mexicano ha aprendido bien que la abundancia y la prosperidad sólo se obtienen extendiendo el brazo para tomar de donde hay.

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Unos generales, coroneles, capitanes y otra polilla cuartelaria, postulan a Barbas de Chivo para que ocupe la “Primera Magistratura” del país. Dicen los tales que ellos han defendido al proletariado, y para defenderlo han tenido sus mercedes que atacar al rico, o viceversa; pero no me vengan ahora con el cuento de que han servido al opresor y al oprimido, al explotador y al explotado, a Dios y al diablo.

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Cosa curiosa: en la ciudad de México se está haciendo gran alharaca para que todos los vecinos varones hagan ejercicios militares y aprendan el manejo de las armas de fuego, dizque para el evento de una guerra con el extranjero.

¡Vergüenza deberían tener los barbachivistas! ¿Por qué no se echan sobre Pershing y sus invasores? ¡Qué guerra con el extranjero ni qué niño muerto; lo que necesita Barbas de Chivo son soldados para defenderse de los revolucionarios, y con la alcahuetería del patriotismo tiene a su disposición borregos baratos!

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Dice “El Pueblo”: “México, al restablecer el gobierno constitucional, queda libre para siempre de tiranías interiores y de injustas y vergonzosas imposiciones exteriores”.

Por esa razón se asesina al proletario que se declara en huelga para obtener un pedazo más de pan, y se confeccionan en las oficinas de Washington, los manifiestos barbachivistas, como lo ha demostrado Mr. Cole.

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Un politicastro, en un momento de sinceridad, dijo públicamente en la ciudad de México, que los periódicos que actualmente se publican en México están vendidos.

A Rip-Rip le vino el saco ¡y se lo puso! Echando espumarajos de rabia, dice con una frescura sin igual, que a él nadie lo compra, que él no se vende, y hace pocos días declaró él mismo que había recibido trescientos mil duros de las arcas nacionales para editar su mamarracho: “El Demócrata”. Vamos, que me están dando ganas de escupirle la jeta, vil lacayo.

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Hablando Rip-Rip de una manifestación a tanto por cabeza de manifestante, ocurrida últimamente en la ciudad de México, para ofrecer su candidatura a Barbas de Chivo, dice poniendo en alto los ojos: “Otras reflexiones que la última manifestación sugiere, es que el espíritu público, adormecido en larga somnolencia, empieza a sacudirla, lo que para un futuro próximo augura que ese espíritu público sabrá enardecer en los grandes actos de la democracia, en las prácticas severas del civismo, en los sentimientos del patriotismo”.

Para tu coche, viejecito: la democracia es una antigualla que ya a nadie enardece, a no ser que de rabia. Lo que sí te sabré decir es que, para un futuro próximo, el espíritu público, cansado de farsas democráticas, y de civismo y patriotismo burgués te apretará el pescuezo en unión de tu amo y te hará vomitar esos trescientos mil del águila que te has engullido.

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Salvador Alvarado, el gobernador del Estado de Yucatán, dice inflado como un sapo: “Tengo más maestros de escuela en Yucatán que soldados”.

Pero le faltó agregar que con la instrucción militar implantada en las escuelas mexicanas, no necesita pagar soldados.

¡Y lo que se aprende en las escuelitas de Yucatán! Un admirador del tal Alvarado dice que en ellas se aprende no una historia cualquiera, sino ¾palabras textuales¾ “una historia del mundo desde el principio de la creación y en la que se hace referencia especial al desarrollo de Estados Unidos”.

¡Valiente veneno se está haciendo tragar a esos pobres chicos! Cada chamaco se ha de soñar un Morgan, un Carnegie, un Rockefeller o un bandido de esa laya.

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Veo en un periodiquillo local una cosa titulada “La voz honrada de un obrero”. El titulejo es interesante, y me echo a leer. El que escribe es un Casimiro L. Damián, proletario y residente ahora en Baltimore. Por su remitido veo que pasó una vida muy tranquila bajo la dictadura de Porfirio Díaz, y haciendo pucheros se duele de que la maldita Revolución le haya quitado de la nuca el yugo de los “científicos”. El pobre idiota suspira y dice: “…ni esperanzas que tengamos un gobierno como el del general Díaz”.

Efectivamente, buen hombre, ya no volveremos a tener un gobierno como el de Díaz; pero ni como el de Barbas de Chivo. Las cosas marchan hacia la Anarquía, ¿sabes?

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Acostumbrado al yugo el pobre esclavo, lo extraña y dice: “Cuando nosotros, toda clase de artesanos, teníamos toda clase de garantías, y aun tantas cosas que hoy echamos de menos”

¡Todo eso es la mera verdad!

Allí están Cananea y Río Blanco donde los trabajadores tuvieron toda clase de garantías. ¿Y qué me dice su merced del Valle Nacional y Yucatán? Decididamente este don Casimiro tiene alma de perro, porque lame la mano que le azota.

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Casimiro es un pelado como yo y como cualquier otro desheredado; pero se duele de que a las señoritas de la burguesía las despoje de sus alhajas cualquier hermano hambriento. He aquí sus rebuznos; “hoy en pleno día se despoja a las señoritas de sus alhajas”.

Pues, yo creo que no han de ser señoritas de nuestra clase, desde que tienen alhajas. Y además, Casimiro, ¿no son esas alhajas con que se adornan las señoritas, la sangre, el sudor, la angustia, la salud de millones de hambrientos como tú y como yo? Mira, que me están dando ganas de darte un jalón de orejas porque eres bruto, rematadamente bruto, y lo peor de todo es que, los imbéciles como tú, porque has de saber que desgraciadamente pesan sobre la vieja Tierra muchos Casimiros, son los que retardan el triunfo de la Anarquía, esto es, de la justicia.

*          *          *

Casimiro es todo un patriota. Es verdad que no posee otra tierra que la que alcanza a recoger con sus huaraches, pues la otra sigue entre uñas de Terrazas, de Creel, de Limantour y otros a quienes Barbas de Chivo la está devolviendo, quitándola de las manos de esos bandidos de zapatistas y anarquistas que se habían entregado a la ingrata tarea de despojar a los pobrecitos señores ricos de lo que Dios Nuestro Señor les ha dado; pero como quiera que sea, él ama la Patria de los ricos. Así, lo oímos dispararse de esta manera: “…el sagrado derecho que tenemos todos los mexicanos de defender nuestro patrio suelo siendo nuestro lema Dios, Patria y Libertad.”

El periodiquillo del cual copio esas barbaridades no dice si Casimiro reventó al acabar de proferirlas.

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El infeliz periodiquillo, que no es otro que “El Heraldo de México”3, órgano de los “científicos” de la localidad, comenta de esta manera las estupideces de su correligionario: “El Sr. Damián no hablará con la gramática en la mano, pero sí con la mano sobre el corazón.”

Y es cierto, porque si Casimiro no toma en sus manos la gramática, la maltrata, en cambio, con sus pezuñas.

 

Ricardo Flores Magón


1 Heriberto Barrón. Político y periodista de de origen guatemalteco. Dirigió los periódicos capitalinos El Demócrata (1896) y El Progreso (1907-1909). En 1901 manifestó efímera simpatía por el Club Liberal Ponciano Arriaga, y al año siguiente encabezó, con colaboración policial, la disolución de la sesión preparatoria del Segundo Congreso Liberal en San Luis Potosí. De filiación reyista, fundó en 1909 el Club Soberanía Popular (México, DF), que postulaba a Bernardo Reyes a la presidencia de la República. Hacia 1914 se unió al constitucionalismo y publicó El Pueblo (1914-1915).

2 Aquiles Elorduy (1876-1964). Abogado y político aguascalentense. Tomó parte en la fundación del Centro Antirreeleccionista en 1909. En 1912, formó parte de la Comisión de la Liga Defensa Social, en Chihuahua. Fue diputado federal en la XXVI Legislatura, que fuera disuelta por el golpe huertista. Se unió a constitucionalismo. Afiliado al Partido Revolucionario Institucional, fue diputado por Zacatecas y por su estado natal.

3 El Heraldo de México. Diario independiente de la mañana. Los Ángeles, California (1915-1928). Editor: Juan de Heras. Redactor: Ricardo Gómez Robelo. Inició su publicación como semanario. Periódico de orientación obrerista. Casa editorial y librería. Se ocupó de la defensa de los migrantes mexicanos en California. En 1919 promovió la formación de asociaciones obreras mexicanas para la defensa de los trabajadores mexicanos e impulsó la fundación de la Liga Protectora Mexicana de California. Se le considera una institución de gran importancia en la conformación de la cultura chicana.

Condenado Billings por la explosión de la bomba que mató a un número de borregos patriotas en San Francisco el 22 de Julio, la fiera burguesa trata ahora de triturar a Mooney, para después hacer lo mismo con Rena Mooney, Nolan y Weinberg, los proletarios presos por el odio que nuestros amos profesan a todo aquel que se atreve a levantar la cabeza. Mooney será encontrado culpable, porque hay la consigna de exterminar a todos los rebeldes de este país, para que nuestros verdugos puedan seguir explotando y sangrando al pueblo sin oposición de ningún género.

Para hacerse cargo de lo criminal que es la señora Autoridad, baste recordar las palabras del fiscal que pidió al jurado su condenación. Dijo el tal: “Billings no es el autor de la explosión de la bomba, pues no hay ninguna prueba contra él; pero él ha de saber quién o quiénes son los autores del atentado, y hay que mandarlo al presidio por toda la vida.”

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En las cárceles de Seattle y Everett se encuentran presos unos 300 trabajadores afiliados a la I. W. W., acusados de asesinato. Se recordará que esos valientes, al negárseles en Everett el derecho de hablar en público a nuestros hermanos de cadenas, resolvieron reconquistar ese derecho, y al efecto, a bordo del Verona se encaminaron de Seattle a Everett, Estado de Washington. Al llegar a Everett, esbirros y burgueses congregados en el muelle, hicieron fuego sobre los proletarios, quienes, respondiendo como hombres a la agresión, hicieron fuego a su vez, entablándose un serio combate en que se quemaron mil cartuchos.

Según la justicia burguesa, los trabajadores debieron haberse cruzado de brazos bajo el vejo del enemigo.

Este caso promete ser ruidoso, y es muy importante porque indica que los trabajadores se van ya dando cuenta de que a la violencia de los de arriba se ha de responder con la violencia de los de abajo.

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El 5 de Diciembre próximo comenzará en Virginia, Minnesota, el jurado de los compañeros Tresca, Schmidt1 y Scarlett2. En todo el [mundo] se ha hecho una grande agitación a favor de dichos valientes. En Italia ha habido numerosas demostraciones a favor de Tresca, y el pueblo ha ejercido tal presión sobre el reyezuelo italiano que éste, para salir del compromiso, ha mentido miserablemente, pues ha asegurado que si no intercede por Tresca, es porque nuestro compañero es un espía alemán, pagado por Alemania para organizar la huelga de la cuenca minera de Mesaba. De esa manera quiere el reyezuelo excitar el patriotismo de las masas contra Tresca. ¡Tresca espía alemán! ¡Qué miserable embuste!

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Rangel y demás mártires presos en Texas sólo podrán salir en libertad, si todos nos damos prisa por que sea un hecho cuanto antes la huelga de un día. Hermanos: a redoblar nuestros esfuerzos. Contamos ya con numerosas adhesiones al proyecto; pero no hay que olvidar que es preciso que se mueva una inmensa masa de medio millón de trabajadores mexicanos, y que para lograr eso, debemos trabajar duro y firme.

 

Ricardo Flores Magón


1 Joseph Schmidt. Militante de los IWW de origen lituano. Firmante del manifiesto adoptado en Chicago en enero de 1905 que dio origen a la histórica organización obrera. Hablaba en polaco y lituano por lo que era solicitado para hablar a los obreros originarios de estos pueblos. Por ello acudió a la huelga de Bethlehem, Pennsylvania, en 1910. Fue expulsado del lugar por miembros de la American Federation of Labor, que lo acusaba de incitar a la violencia. En 1913 hacía trabajo de organización en los ingenios azucareros de Delaware, y organizó una huelga contra la Spreckles Refinig Company. Participó en la Federación Socialista Lituana. En 1916 acudió a Mesabi, Minnesota, para apoyar una huelga minera. Tras un enfrentamiento en que resultó muerto un sheriff y pese a que se demostró que Schmidt no estaba en lugar de los hechos, fue acusado, junto a Carlo Tresca y Sam Scarlett, de “incitar a la violencia” y asesinato en primer grado, aunque fue liberado en diciembre del mismo año.

2 Sam Scarlett (¿?-Nueva York, Nueva York, 1941) Nació en Escocia. Migró a Canadá en los primeros años del siglo XX. Maquinista y atleta. En 1908 o 1909 se trasladó a los Estados Unidos y se unió a los IWW. Fue arrestado y acusado, junto a Carlo Tresca y Joe Schmidt, de incitar a la violencia y el asesinato durante la huelga de los mineros de Mesabi, Minnesota, de junio de 1916. Sus biógrafos afirman que fue arrestado alrededor de 160 veces y finalmente deportado a Escocia durante la Red Scare, al final de la Primera Guerra Mundial. Regresó a Canadá en los primeros años veinte, se afilió al Partido Comunista y se distinguió como organizador sindical en la región de Saskatchewan. Al desaparecer la organización de los IWW del Canadá trabajó para la Workers Unity League (WUL). En 1931 participó en la organización de la Mine Workers Union of Canadá y en ese año fue sentenciado a purgar un año de prisión por su participación en la huelga de Estevan. Al estallido de la Segunda Guerra Mundial, como otros miembros del Partido Comunista de Canadá, migró a Nueva York para escapar de la persecución, ciudad donde murió en 1941.

Nuestros queridos compañeros de Nueva York han fijado definitivamente la segunda quincena de este mes para sacar a luz el nuevo paladín de los desheredados: Germinal.

Grandes dificultades tienen nuestros bravos amigos, y la principal es la escasez de dinero. Obreros todos ellos, tienen que privarse de un bocado de pan para poder comprar el papel en que han de estampar sus pensamientos. ¡Y el papel está carísimo compañeros!

Debemos todos dar la mano a los batalladores de Nueva York. Si cada quien imaginase siquiera la suma de esfuerzo, de energía, de voluntad, de sacrificio que representa una hoja anarquista, los bolsillos se vaciarían para ayudar a los buenos. Los compañeros de Nueva York afanan todo el día en los negros talleres de la explotación capitalista, esperando con ansia que se llegue la noche para salir del presidio burgués, ponerse al frente de la humilde mesa de trabajo y vaciar en las cuartillas sus ideas, sus sentimientos o sus tristezas, con el fin de hacer sentir y hacer pensar a sus hermanos de cadenas.

Mientras los demás esclavos duermen, el anarquista está en vela, privando a su cuerpo cansado del indispensable reposo; con el estómago vacío, pues ha tenido que gastar en el papel los pocos cuartos que el burgués le ha dado por su trabajo, pero se siente fuerte, porque la luz de la flamita amarillenta de su lámpara prepara el porvenir humano; los puntos de su pluma van dejando huellas luminosas en la ennoblecida cuartilla, ¿quién será tan mezquino que se niegue a contribuir con dinero para que la publicación de Germinal sea un hecho?

Germinal será un periódico hermoso; antorcha para alumbrar, piqueta para demoler lo que no sirve.

Compañeros: enviad lo que podáis a J. Rodríguez, 305 E. 115th. St., New York, N. Y. Ayudad a Germinal, generosamente, demostrando de esa manera a los tiranos que los oprimidos estamos resueltos a sostener nuestra prensa.

 

Ricardo Flores Magón

El decreto del 1° de Agosto que castiga con la pena de muerte al trabajador que para aliviar su situación se declara en huelga, no es la única muestra del miedo que Venustiano Carranza tiene al proletariado.

El 11 de Noviembre último, Carranza, por medio de su lugarteniente Pablo González expidió otro decreto con el fin de sofocar el formidable movimiento agrario. El decreto de 1° de Agosto tuvo como mira aplastar a los trabajadores de las ciudades; el decreto del 11 de Noviembre está dirigido contra los trabajadores de los campos.

Carranza se quita la careta. Ya no es el amigo de los trabajadores que dijo ser cuando declaró en Veracruz a fines de 1914 que entonces comenzaba la Revolución Social. Ahora se presenta en su verdadero aspecto de negrero y burgués.

Por el último decreto comprenderán todos la importancia que ha alcanzado el movimiento económico-social. Este decreto, bárbaro como todo decreto que tiende a suprimir el ansia justísima de libertad y bienestar que bulle en los pechos proletarios, es como sigue.

“El general de División Pablo González, en Jefe del Cuerpo de Ejército de Oriente y de las operaciones en los Estados de Morelos, México, Guerrero, Puebla, Hidalgo y Tlaxcala, en uso de las facultades extraordinarias de que me hallo investido he tenido a bien decretar lo siguiente.

“Artículo primero.— Serán pasados por las armas, sin más requisito que la correspondiente identificación.

“Todo individuo que directa o indirectamente preste sus servicios al zapatismo, o a cualquier otra facción, sea cual fuere su denominación o bandera, hostil al gobierno constitucionalista.

“Los que transiten por cualesquiera caminos y veredas, sin salvoconducto expedido por alguna autoridad y visado por los jefes militares del punto de procedencia del viajero y de los puntos que recorra o haya recorrido.

“Los que fueren encontrados cerca de las vías férreas y no expliquen a satisfacción su presencia y no exhiban el salvoconducto o permiso correspondiente.

“Todos los que, debiendo haberse concentrado conforme al decreto respectivo del Gobierno del Estado de Morelos o de análogos que expiden los gobiernos de los demás Estados, fueren encontrados fuera de los puntos de concentración correspondientes.

“Los que pasen a otra persona el salvoconducto que pudieran haber obtenido, así como los que hagan uso indebido de salvoconducto que no les pertenezca.

“Los que abonen la personalidad del que obtenga el salvoconducto, y que resulte estar comprendido en la fracción primera de este artículo.

“Artículo segundo.- Para los efectos de este decreto, los salvoconductos serán expedidos:

“Por los Gobernadores y Comandantes militares de los Estados, o subalternos a quienes ellos autoricen. Por los jefes de operaciones. Por los jefes de destacamento. Por los Presidentes Municipales.

“Todas estas autoridades serán responsables ante sus inmediatos superiores, de la expedición indebida de dichos documentos.

“Artículo tercero.— Para expedir un salvoconducto, se llenarán los siguientes requisitos:

“Que el que lo solicite se presente personalmente a la autoridad que deba expedirlo.

“Que sea acompañado de dos personas que abonen su conducta.

“Que acredite el objeto de su viaje, expresando el derrotero que pretende seguir, el punto terminal, el tiempo que ha de invertir y la fecha de su regreso, si se tratare de viaje redondo.

“El salvoconducto será presentado a las autoridades militares de los puntos que toque el viajero, y éstas lo visarán expresando la fecha y hora de su presentación.

“Artículo cuarto.— Para la aplicación de la pena a que se refiere este decreto, quedan facultados los gobernadores y comandantes militares de los Estados y los jefes de operaciones, divisiones, brigadas y sectores, quienes, en caso necesario, podrán delegar sus facultades en jefes y oficiales subalternos.

“Transitorio.— Este decreto surtirá sus efectos en los Estados de México, Morelos, Guerrero, Puebla, Tlaxcala y en los distritos de Jacala, Molango, Metztitlán y Zimapan, del Estado de Hidalgo, y regirá para el Estado de Morelos, desde el día 20 del mes en curso, y para los demás Estados desde el día 1° de Diciembre próximo venidero. Es obligación de las autoridades de estos Estados, dar a conocer, desde luego, y ampliamente, este decreto a los habitantes de sus respectivas jurisdicciones.

“Dado en el Cuartel General de Cuernavaca, a los once días del mes de Noviembre de 1916. ¾El General en jefe, Pablo González.¾ El Jefe de Estado Mayor, General Alfredo Rodríguez.”

Este decreto, con ser bárbaro, mueve a risa. Son los postreros pataleos de una tiranía impotente. Son los últimos zarpazos del carrancismo, de esa sombría cuadrilla de bandidos, que si pudo sostenerse por algún tiempo, se debió a la protección del gobierno de los Estados Unidos.

Woodrow Wilson sostiene todavía a Carranza; pero aun con ese apoyo, el carrancismo agoniza, con lo que se demuestra que no es un gobierno lo que quiere el proletariado mexicano, sino ¡Tierra y Libertad!

Ricardo Flores Magón

El periódico “científico” La Prensa, que ve la luz pública en San Antonio, Texas, publicó en su edición de 30 de Noviembre último un suelto que en parte dice: “Acabamos de recibir una atenta circular de la Liga Nacionalista Mexicana1, en la que nos comunica que el 25 de Septiembre último, se celebró en la ciudad de Nueva York la Asamblea General constitutiva de dicha liga, y en la cual estuvieron presentes o debidamente representados ciento dieciocho ciudadanos mexicanos; que en dicha asamblea resultaron electos para integrar el Comité Central, los ciudadanos licenciados Ricardo Molina2, Manuel Calero, Esteban Maqueo Castellanos3, Jesús Flores Magón y Carlos Castillo4.

“Posteriormente el Comité central designó para los cargos de Tesorero y Secretario a los señores Ricardo Molina y Ricardo Flores Magón.”

*          *          *

¡Liga Nacionalista Mexicana! ¿Y qué tengo que ver yo con esa liga? Esa liga está integrada por burgueses ¿qué tengo yo que ver con los burgueses? En esa liga hay maderistas “científicos” o porfiristas, vazquistas, felicistas, huertistas, todos los elementos burgueses que se han unido para formar el “legalismo”: ¿qué tengo yo qué ver con esos elementos?

¡Nada! ¡Nada absolutamente! Pero se trata de confundir al pueblo haciéndole creer que un anarquista puede figurar entre los aspirantes a puestos públicos. Y esto me recuerda el ardid a que recurrió Francisco I. Madero para hacer creer al pueblo que el Partido Liberal Mexicano estaba con él, publicó en varios de sus periódicos mi candidatura para la Vicepresidencia de la República.

¡Juego viejo de politicastros! ¡Mala fe de tinterillos! ¡Argucias de leguleyos!

El pueblo debe saber de una vez por todas, que un anarquista no puede hacer causa común con individuos que tienen como única mira sostener el sistema de la propiedad privada, gracias al cual pueden vivir sin hacer nada útil. ¡Guerra al sistema y a los políticos que lo sostienen! ¡Viva la Anarquía salvadora dentro de la cual cada ser humano se tendrá dueño de sí mismo, sin más ley que su conciencia!

 

Ricardo Flores Magón


1 Liga Nacionalista Mexicana (Nueva York). Asociación conformada por exiliados políticos mexicanos en los Estados Unidos, en su mayoría pertenecientes a las élites porfirianas. Se le considera como el germen del Partido Legalista.

2 Ricardo Molina Hübe (1878-1951). Abogado, hacendado henequenero y empresario periodístico yucateco. Sobrino de Olegario Molina. Fue diputado federal por Yucatán y consejero del Banco Peninsular. Formó parte de la comisión redactora del Código Penal, en 1903. Dirigió La Revista de Mérida y en 1908 compró el Diario Yucateco. Estuvo exiliado en los Estados Unidos entre 1915 y 1919. A su regreso a México, participó en la fundación del Partido Democrático que representaba los intereses de la oligarquía yucateca. Candidato a gobernador de su estado natal para el periodo 1922-1926, elecciones en las que sufrió una estrepitosa derrota frente a Felipe Carrillo Puerto.

3 Esteban Maqueo Castellanos (1871-1928). Abogado oaxaqueño. Magistrado de la Suprema Corte de Justicia y miembro del Partido Científico. Senador por Oaxaca (1912). Mediador entre Victoriano Huerta y Pascual Orozco. Escribió: Algunos problemas nacionales (1909) y La ruina de la casona (1921).

4 Carlos Castillo. Senador porfirista. Ocupó la gubernatura del Estado de México de 1909 a 1911. En 1912 se unió al vasquismo y posteriormente se exilió en los Estados Unidos.

Excelentísimo señor licenciado don Lázaro Gutiérrez de Lara: ruego a usted encarecidamente se sirva introducir dos de sus aristocráticos dedos en el bolsillo del chaleco, y extraer de él la modesta suma de $1.50, que el compañero Feliciano Valadez, de Morenci, Arizona, envió a su eminencia para que usted le enviase una paca de zacate, quiero decir, uno de esos libros que su merced se ha tomado la molestia de copiar de aquí y de allá, pues asegura Valadez que no recibió el zacate, y como ha pasado algún tiempo, ya no lo quiere, temeroso de que esté maleado y se atorzonen sus animalitos.

Conque, ruego a usted que se caiga muerto con los niquelitos.

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José Luis Velasco se ha crecido al castigo, y lo peor es que el animalito es mañoso y se retira al bulto. Apenas si logró desconcertarlo con un farol, cuando ya está rehecho y se arranca buscando con los cuernos partes nobles qué herir. He aquí una de sus últimas cornadas: “Enrique y Ricardo Flores Magón dos pájaros de cuenta, explotadores de los hermanos obreros, dedican en la hoja insulsa que publican en Los Ángeles, California, una serie de parrafadas con dedicatoria al director de este periódico (la hojilla “legalista” de marras) en contestación a la nota que sobre esos pillos publicamos aquí hace varios días.”

No brama tan mal el animal: pájaros de cuenta, explotadores, pillos, en una palabra, todas las virtudes “legalistas”.

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El cornúpeto está entero y amenaza llegar con todas sus facultades a la última faena. Me abro de capa y pasa a mi lado con la velocidad con que fue enviado al otro lado del charco su amo y señor don Porfirio Díaz de un escobazo revolucionario. Da media vuelta, ágil como los dedos de Limantour y de Creel, y se tira sobre mí de este modo; “Y es que les dolió en lo más hondo que los exhibiéramos como lo que son: vividores y zánganos de la benemérita clase obrera, a la que engañan con boberías anarquistas en las que ya no creen ni los niños de teta.”

Mira, animalito: en lo que ya no creen ni los niños de teta es en redentores, por “legalistas” que sean. Ya nadie cree que encaramando al poder algún caudillo, éste dará de comer al hambriento. Ahora, sábelo para tu desesperación, el pueblo cree que su salvación está en la expropiación de la riqueza que tienen en las uñas los bandidos de tu calaña. Oye un consejo que te voy a dar gratis, porque te quiero, se acerca el momento en que todos vamos a tener que entrarle al pico y a la pala para poder vivir. Conque, ve preparando esos jazmines. ¡Será la primera vez en tu vida que te sientas realmente hombre!

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La bestia se pone pensativa; pero para arrancarse con más brío de la manera que se ve en seguida: “Llaman al Director de “El Nacional”, lacayo del porfirismo. Retamos a esos farsantes a que nos prueben que hemos recibido algún gaje o favor de la administración porfirista”.

Como el cornudo entra a varas, lo recibo con este puyazo: hay lacayos que se complacen en arrastrar la lengua por el suelo, sin necesidad de paga: ¡por amor al arte! Sucede entre los lacayos, como entre las rameras: hay unas que se prostituyen para llevar a su boca un pedazo de pan, y hay otras que se prostituyen por afición.

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La fiera se escupe por las tablas, rasca la arena, como los hermanos Vázquez Gómez1 arañan la cubierta; se retuerce, como Félix Díaz se retorció bajo las patas de Huerta, y haciendo acopio de ferocidad “científica” o “legalista”, que es la misma cosa, aunque con distinto nombre para embaucar a la gente sencilla, carga así: “Nosotros hemos llegado a la liza política en los momentos en que Madero triunfaba sobre la estulticia ambiente.”

Me acuerdo, me acuerdo: cuando tu amo Díaz iba dando volteretas en el aire por el puntapié que por salva sea la parte le dio el pueblo indignado, dejaste el incensario por un momento, para volverlo a agitar con furia a los pies de aquel otro salvaje, Victoriano Huerta, que en premio a tu bajeza te hizo Senador. ¡Y no es lacayo el angelito! ¡Ja, ja, ja!

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Me dispongo a darle la muerte al animalito. Procuro cuadrarlo; pero receloso parece que vacila a dar la embestida. Por fin se deja venir y tengo que andar listo con uno de pecho, esquivando esta cornada: “Los Flores Magón han venido a este país a establecer un negocio industrial anarquista. Y no es mal negocio ese, porque les permite darse el lujo de aparecer como defensores del proletariado, mientras ellos gastan el dinero que recogen entre los cándidos hermanos…”

Pues, te pasamos el negocio gratis, para que hagas dinero… en el fondo de un calabozo. Después de algunos añotes de vestir el traje de presidiario, te darían cinco pesos al ser puesto en libertad. Espléndido negocio, porque con los cinco pesos podrías tener alfalfa por algún tiempo, sin necesidad de lamerle las patas a tus amos los “científicos”.

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La faena ha estado pesada, por que el animal se ha puesto retobado. Con los trastes bien firmes, le doy ya un pase de pecho, ya uno de telón, pero sin lograr que la fiera presente el testuz, en lo que se parecen a los otros “legalistas”: Félix Díaz y los Vázquez Gómez. Por fin parece que ya va a embestir; pero toda la energía se le sale por la cola de este modo: “Es lástima que la libertad que se disfruta en este país sirva para que los pick-pockets políticos vengan a medrar a costa de las clases trabajadoras.”

Este es el país de la libertad. ¡Ya lo dijo José Luis! Rangel, Cisneros y demás presos de Texas; Tresca y los otros prisioneros de Minnesota; los I. W. W. de Everett; Suhr, Ford, McNamara, Schmidt, Caplan y centenares de trabajadores más, están disfrutando de la “libertad que se disfruta en este país”. Señor Wilson: apiádese su merced de José Luis, y hágale disfrutar una poca de la libertad que goza en este país el agitador obrero.

Pero no; los José Luises nunca tendrán el honor de ingresar a un presidio, porque entonces, ¿quién les limpiará el trasero a los de arriba?

El llamado “legalismo” trae en su programa grandes promesas para los ricos, pues trata nada menos que de implantar en México un despotismo parecido al de Porfirio Díaz. Esa facción aboga por la intervención de los Estados Unidos en México, como que está formada por los antiguos porfiristas, los llamados “científicos”, y está aliada con el clero católico y con elementos desprendidos de otras facciones políticas, para quienes ya no hubo un hueso en el festín barbachivista. El proletariado hace bien en despreciar a los “legalistas”, que desean que se vean de nuevo en México los horrores de Valle Nacional y Yucatán, que se repitan las hecatombes de Cananea y de Río Blanco.

 

Ricardo Flores Magón


1 Refiérese a Francisco Vázquez Gómez (1860-1933). Médico tamaulipeco. Realizó estudios de posgrado en Europa. Médico personal de Porfirio Díaz. Políticamente cercano al general Bernardo Reyes. Se afilió al antirreeleccionismo. Acompaño a Francisco I. Madero como candidato a la vicepresidencia en 1910. En el exilio, junto con su hermano Emilio, intervino en las negociaciones de paz, promoviendo la separación de los “científicos” de las mismas. Secretario de Relaciones Exteriores del gobierno provisional y de Educación con 212 Francisco León de la Barra. Durante el huertismo volvió al exilio. Publicó sus Memorias Políticas (1933). Emilio Vázquez Gómez (1858-1926). Abogado tamaulipeco. Durante 17 años ejerció su profesión en el bufete aludido. Publicó el folleto La reelección indefinida (1888). Presidente del Centro Antirreeleccionista de México (1909). Participó en el derrocamiento de Porfirio Díaz y se opuso a los Tratados de Ciudad Juárez. Secretario de Gobernación (1911). Se alzó en armas contra el gobierno de Francisco I. Madero (1912).

Gracias a la generosidad de nuestros hermanos de clase que contribuyeron para los primeros gastos de la apelación, nuestro abogado, J. H. Ryckman, logró detener la garra de la justicia burguesa cuando ésta pretendía arrastrarnos nuevamente al presidio de la Isla de McNeil.

La apelación va a seguir su curso, y tenemos, por lo mismo Enrique y yo, en perspectiva, algunos meses más de libertad, la escuálida libertad que puede obtenerse bajo un sistema de esclavitud; pero que, de todos modos, nos servirá para avivar un poco más el fuego de la rebeldía.

Gracias a todos los que contribuisteis para prolongar nuestra estancia fuera de los negros muros del presidio. Vuestra solidaridad es para nosotros estímulo; porque robustece nuestra convicción de que, sin solidaridad, sin la práctica de esa virtud, no se puede dar un paso hacia delante. Si los desheredados queremos aplastar el sistema capitalista, hemos de lograrlo siendo solidarios antes que todo.

El enemigo es fuerte porque es solidario. Los burgueses y los gobernantes y los clérigos pueden dominarnos a los de abajo, por su solidaridad, porque saben ser unidos frente a su enemigo, que en este caso, somos la plebe. Tendrán ellos sus contiendas entre sí: pero cuando se trata de la seguridad de sus privilegios de clase, están unidos.

Todos los que pertenecemos a la clase baja, debemos unirnos. Si lo hiciéramos, nuestro triunfo sería rapidísimo porque nuestro número es mayor que el de nuestros opresores.

Tomemos lecciones de nuestro mismo enemigo. Unámonos en un solo bloque, y el hermoso sol cuya salida esperamos con ansia los oprimidos, aparecerá al fin en el horizonte de los destinos humanos.

Conque, ánimo, hermanos. A unirnos todos bajo la bandera del Partido Liberal Mexicano, y a adoptar todos los que trabajan los principios salvadores contenidos en el Manifiesto de 23 de Septiembre de 1911.

 

Ricardo Flores Magón