ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS

1905

Nos lo sospechábamos. Hacía largos meses que un periódico gobiernista, El Tercer Imperio1, venía abogando por la formación de un nuevo Partido que tendría que llamarse: Demócrata. Nada nuevo, nada avanzado, ni viril, ni redentor ofrecía el periódico corralista, y, naturalmente, como nos lo sospechábamos sus palabras tediosas cayeron como hojas secas sin despertar un murmullo de admiración; sin encender en los pechos un entusiasmo; sin lograr que el pueblo levantase la vista siquiera para ver al trivial iniciador del nuevo partido. Las palabras de El Tercer Imperio se apagaron como los sonidos en las regiones polares.

El silencio que se hizo en torno de El Tercer Imperio, fue previsto por todos los liberales. El pueblo hambriento de pan y de justicia, no podía seguir una bandera desconocida, sin prestigio, sin antecedentes gloriosos, y que había nacido sin lucha, alzada en el vacío sin ningún programa salvador.

En sus tribulaciones el pueblo sueña con la redención; en sus desventuras el pueblo anhela la reivindicación. Sobre el surco, en el fondo de las minas, en el taller, en la fábrica donde quiera que el mexicano da su trabajo en cambio de un jornal mísero, los brazos alargados se retuercen con desesperación al ver que tarda para ellos un medio de libertad y de justicia. Y ese pueblo que sufre todas las cargas, que es víctima de todas las explotaciones, que si se muestra viril y enérgico recibe como recompensa el cuartel, el presidio o la muerte en las agotantes labores de Yucatán y el Valle Nacional, quiere un Partido honrado que lo salve; quiere un Partido honrado que lo dignifique y lo arranque de las garras de los poderosos que lo explotan y de los gobernantes que lo oprimen.

El partido con que brindaba al pueblo El Tercer Imperio no despertó ningún interés, porqué para salvarnos de la tiranía no se necesita la formación de un nuevo partido. Basta con el Partido Liberal. Así lo comprendió el pueblo y por esa razón respondió gozoso al llamamiento que a la organización hizo la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano en su Manifiesto fechado el 28 de septiembre del presente año en Saint Louis, Mo.2

Esto prueba la confianza que tiene depositada el pueblo en el Partido Liberal. Partido que ha sabido llevarlo a la gloria y que lo hubiera hecho para siempre feliz y libre si el pretorianismo no hubiera sucedido a las sabias administraciones de Juárez y de Lerdo de Tejada.

La Organización del Partido Liberal ha despertado verdadero entusiasmo, porque él encarna las aspiraciones de todos los hombres honrados. Todos los que quieren ver a la patria libre de tiranías, libre de la influencia malsana del clero, libre del peligro de ver hollada su soberanía por la conquista extranjera, libre de la miseria material e intelectual en que vegetan millares de nuestros compatriotas; todos los que desean prensa libre, tribuna libre, asociación libre; todos los que desean trabajar y prosperar en medio de una libre y honrada competencia, todos los hombres honrados, en una palabra, que desean felicidad para todos los mexicanos, se afilian al Partido Liberal convencidos de que bajo su gloriosa bandera se fortalecerá la patria de hombres libres con que sueñan los verdaderos patriotas.

Y cuando por el entusiasmo que ha provocado en el pueblo la reorganización del Partido Liberal nadie se acordaba ya de las incoloras palabras de El Tercer Imperio, un mes después de haber comenzado la reorganización iniciada por la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano y de haber leído el pueblo el Manifiesto de 28 de septiembre, un grupo político en San Pedro, Coah., lanzó un insípido Manifiesto con la pretensión de convocar a los mexicanos a agruparse en un partido denominado Demócrata.3

Era el partido a que convocaba El Tercer Imperio, y, naturalmente, ese periódico corralista se convirtió en órgano oficial de él. Bastaba con que ese nuevo partido apareciera como díscolo en los momentos en que se estaba reorganizando el Partido Liberal por la Junta de Saint Louis, Mo., para que el pueblo desconfiara de él, como sucedió en efecto; pero esa desconfianza creció cuando vio que era El Tercer Imperio el órgano propagador del nuevo partido, y la desconfianza se tornó en evidencia de que el llamado partido Demócrata no era más que un ardid para desunir a los liberales, cuando en el mismo Tercer Imperio apareció la nueva de que el partido Demócrata no haría oposición a la dictadura, al mismo tiempo que se daba por hecho que Corral sucedería a Díaz para establecer el gobierno de la ley y se aplicaban tanto a Corral como a Díaz los más serviles epítetos. No puede caber ya duda de que el llamado partido Demócrata era obra de Corral, y el silencio respondió a la excitativa del grupo maderista en San Pedro, Coah.

Un partido que como el llamado Demócrata se forma para no hacer oposición a la tiranía, no puede tener eco en el pueblo que sufre y ansía libertades.

Era inevitable el fracaso del llamado partido Demócrata y de ello debemos congratularnos los liberales que con sinceridad anhelamos la libertad de la patria.

Hay, sin embargo, entre las personas que han sido arrastradas a expedir la convocatoria del llamado Partido Demócrata, buenos ciudadanos y liberales honrados que, por su honor y su buen nombre de liberales, deben abandonar a los que los han engañado con el corralismo disfrazado de Partido Demócrata, adhiriéndose al Partido Liberal que se está reorganizando.

– – – – NOTAS – – – –

1 El Tercer Imperio, México, D.F. 1904-1906. Dir. Inocencio Arriola. Durante sus primeros números mantuvo relación directa con los redactores de Regeneración, se anunciaba en las columnas del mismo.

2 Refiérese a “Manifiesto. La Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano a la nación”, en Regeneración, no. 48, septiembre 30 de 1905.

3 Manifiesto a la nación promovido por el Club Democrático Benito Juárez (San Pedro, Coah.), la Junta Popular Juan Fierro y la Agrupación Política Popular José Ma. Iglesias, tras la derrota en las elecciones estatales de Coahuila.

En otro lugar de este mismo número damos cabida a la importante Circular No. 2 expedida por la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano,1 documento que anuncia una nueva era para la lucha por la libertad. La tiranía ya no tendrá enfrente luchadores inermes fáciles de aniquilar, sino unidades fortalecidas por la solidaridad; ya no habrá un solo luchador aislado; el que caiga tendrá la fuerza material y moral de sus hermanos en ideales.

Se hacía indispensable la unión de los liberales. La tiranía ha podido echar profundas raíces favorecida por nuestra desunión y nuestra apatía, y durante treinta años de opresión los bastones de los gendarmes han proyectado su sombra sobre la justicia y el derecho. Pero ha sonado la hora de reaccionar. La música empalagosa con que El Imparcial y los órganos de la dictadura habían adormecido al pueblo, del mismo modo que los farsantes adormecen serpientes en las barracas, ya a nadie logra embaucar; y un deseo vehemente de justicia ha fundido el hielo que atería los entusiasmos, y una ansia formidable de libertad se ha apoderado de los espíritus que no saber soportar yugos. ¡Ah; es que los esclavos de ayer renuncian a poner las espaldas para que las cruce el fuete… !

Presenciamos la aurora de una nueva era. Los espíritus mezquinos que, impotentes para la lucha, se amurallaban detrás de un escepticismo cómodo que les permitía permanecer inactivos en presencia del crimen, asegurando que era inútil la lucha por la libertad porque no había pueblo, deben salir ya de su aislamiento y unir sus esfuerzos a los de los que combaten. Ya no hay pretexto para dejar de combatir. Los esfuerzos de los luchadores que han sabido perseverar han allanado el camino, haciendo que todos los hombres de buena voluntad se unan bajo la bandera gloriosa del Partido Liberal, lo que ha comenzado a producir la fuerza que tanto necesitaba para su triunfo la causa de la libertad.

La Circular No. 2 de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano, revela que el pueblo se decide al fin a trabajar por su libertad, puesto que la Junta anuncia que los ciudadanos que se inscriben expresan la cuota con que contribuirán mensualmente y están enviando sus pagos.

La actividad del pueblo al acudir al llamamiento que le hizo la Junta, revela, también, que sobre la patria pesa una tiranía sin freno y sin límite, porque ¿a qué atribuir entonces ese deseo manifiesto del pueblo a pertenecer a un Partido que trabaja contra la opresión?

Sería necio suponer que un pueblo contento de su gobierno, se uniera al primero que lo convocase para oponerse a la acción de ese mismo gobierno.

El pueblo mexicano obra de un modo enteramente natural. Lo oprime la tiranía; lo explotan el gobierno, el clero y los ricos avaros; lo flagelan los caciques; tiene sobre su cabeza, como una espada de Damocles, el servicio militar obligatorio, y en su vida obscura de miseria y de fatiga, se siente mil veces tocado por el hambre y se desmoronan todos sus afectos y todas sus ilusiones cuando ¡ay! –con frecuencia— sabe en el fondo del calabozo a donde lo ha empujado la fatal inquina de los poderosos, o en el cuartel donde se haya confinado, que la familia se desorganiza y se desbanda barrida por la prostitución.

Un estado tal de inmoralidad y de injusticia, es lo que quiere el pueblo que termine, y por eso gozoso y entusiasta se congrega bajo la bandera que supieron hacer gloriosa los gigantes de Ayutla y los titanes de la Reforma.

El profesionista que sabe que en esta época de servilismo sólo a los abyectos les es dado medrar; el empleado de gobierno, el militar, el funcionario que se ven postergados cuando su dignidad no se envilece con las quincenas y conservan incólume su honradez; el comerciante, el industrial y el agricultor que ven cómo improvisan fortuna los aventureros que tienen influencias; los estudiantes en cuyos corazones generosos no caben ni el doblez ni el servilismo, y los hombres de trabajo, los obreros encargados de fabricar la riqueza ajena mientras ellos permanecen en la miseria, todos los que piensan y obran y con su pensamiento y su acción procrean el engrandecimiento de la patria, están con el Partido Liberal que lucha contra la tiranía.

Bienvenida sea la nueva era debida a los esfuerzos de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano: Que no haya un ciudadano honrado que deje de inscribirse como miembro del Partido Liberal, cuya fuerza crecerá a medida que avance en su reorganización, hasta llegar al punto de poder dar al pueblo la libertad perdida en la siniestra noche de treinta años de cadenas.

Invitamos a todos los mexicanos honrados, a que se adhieran a las Resoluciones tomadas por la Junta el 28 de Septiembre. La unión produce la fuerza.

Réstanos solamente felicitar a la Junta Organizadora por haber hecho práctica la reorganización del Partido Liberal y excitamos a sus miembros a que no desmayen y a que continúen con firmeza sus trabajos.

– – – – NOTAS – – – –

1 Refiérese a “Circular Num. 2 de la Junta Organizadora del Partido Liberal”; fechada el 12 de diciembre de 1905 y firmada por Ricardo Flores Magón y Antonio I. Villarreal en Saint Louis, Mo., publicada en El Colmillo Público, no. 120, diciembre 24 de 1905

Si se dirige esta pregunta a algún periódico de alquiler, no vacilará en señalar las fábricas, las ricas negociaciones mineras, los ferrocarriles, los telégrafos, todo el oropel con que nos engaña la tiranía, pero se negará a bajar la vista hacia las negras multitudes que se pudren en la miseria y en la ignorancia; fingirá no oír el clamor que brota de las gargantas hambrientas.

Es cierto que hay progreso en nuestra patria, pero es exclusivamente para unos cuantos mimados de la fortuna que gozan de él, mientras la gran masa de nuestra población vive en la indigencia a pesar de permanecer encorvada durante doce o quince horas diarias en las más duras faenas.

Mucho se ha hablado de la condición de esclavos en que se encuentran los trabajadores mexicanos, víctimas de la codicia de los que hacen el "progreso" de nuestra patria, sin que el gobierno ponga coto a la explotación. Y no solamente los hombres son explotados, sino también las mujeres ¡Cuántas fortunas han sido amasadas a costa de la salud y el porvenir de millares de mujeres!

La mujer gana siempre menos que el hombre, aunque trabaje más. Bastará citar un solo caso de explotación para que se vea cómo son los demás.

Hay casas en que se emplea exclusivamente a las mujeres para trabajos de costura, siendo el mejor pagado el de costura de casimir. Por la hechura de una docena de sacos de casimir con su correspondiente docena de pantalones y de chalecos, pagan esas casas la miserable cantidad de ocho pesos. El trabajo se entrega a las obreras simplemente cortado y debe ser devuelto perfectamente hecho, planchado y con ojales y botones. Por mucho que trabaje una mujer solamente puede alcanzar tres pesos y centavos a la semana. El trabajo de mezclilla y otros géneros inferiores es peor pagado todavía.

Así se explota a la mujer en nuestra patria, sin que las indefensas víctimas tengan la esperanza de ser tratadas con más justicia por los sórdidos acaparadores de la fortuna nacional.

Las consecuencias sociales que resultan de tal estado de explotación inmoderada, son bastante conocidas. La mujer acosada por el hambre y viendo que en los talleres y en las fábricas se le explota hasta aniquilarla, se arroja a la prostitución como a un madero erizado de clavos que fuera lo único que flotase en un mar agitado y cruel.

Las ciudades están llenas de infortunadas mujeres que trabajan día y noche para ganar un jornal mezquino que se les arroja como limosna, y muchas de las víctimas de tanta injusticia son madres que tienen hijos pequeños que mantener o deudos ancianos a quienes auxiliar, y que no tienen otro amparo en el mundo que las débiles fuerzas de la mujer que se consume en una labor obscura, sin horizontes, sin recompensa. ¡Heroínas benditas de la virtud y el deber!

La raza degenera y el pueblo se envilece por la explotación; ¿pero qué le importa al gobierno que la raza se pierda y el ciudadano se encanalle y la mujer se prostituya, si sus favoritos amontonan el oro maldito que se hace sudar al trabajador? Y a estas condiciones de injusticia y de expoliación llaman progreso los periódicos gobiernistas, al mismo tiempo que muchos mexicanos superficiales se dan por satisfechos con que haya en la república fábricas y grandes negociaciones, ferrocarriles y telégrafos, cuando millones de hombres, de mujeres y de niños demacrados y haraposos, niegan con la sombría elocuencia de la suciedad y de los andrajos las afirmaciones pagadas de los turiferarios de la tiranía.

Mientras una buena parte de nuestros conciudadanos anhelamos ser libres y procurar por todos los medios posibles debilitar la tiranía que nos estrangula como los anillos de una serpiente, otra parte nada despreciable, espera con la paciencia de los bienaventurados a que la libertad se haga por sí sola, como si las grandes conquistas de la humanidad se debieran la actitud pasiva de los ineptos o a los brazos desmayados de los perezosos.

Esa parte indolente de nuestros conciudadanos, piensa, sin embargo; pero de un modo que corresponde a su inepcia. ¿A qué luchar si hemos de ser vencidos? preguntan, como para quedar en paz con su conciencia, cuando se les reprocha su mansedumbre de bestias de matadero que no tienen para su verdugo una maldición, ni un rubor que denuncie la vergüenza en sus rostros curtidos por la afrenta. Y esa masa inerte pesa como una losa de sepulcro sobre las espaldas de los que luchan haciendo que se retarde el advenimiento de la felicidad común; y a esa masa inerte de esclavos encadenados con el yugo se debe el eternizamiento de la tiranía.

Hay otros conciudadanos que, por error, retardan también el advenimiento de la libertad y la justicia. Son ellos honrados; pero consideran que en las circunstancias especiales de opresión en que nos encontramos los mexicanos, todo esfuerzo encaminado a obtener la libertad resulta estéril, y opinan porque la lucha se aplace hasta que el dictador marche a la tumba al peso de los años. Creen esas buenas personas que cuando tal cosa suceda, el país quedará bajo las garras de los "científicos" a quienes consideran —¡oh candor!— menos brutales en sus persecuciones, más intelectuales en sus impulsos, menos rudos en sus represiones y en sus venganzas, y por lo mismo, los luchadores tendrán más garantías, la ley fuga pasará a la leyenda, y solamente por los rapsodas callejeros se sabrá que hubo una época en que cada encrucijada fue un cadalso, y en que de las ramas de los árboles se balanceaban frutos de venganza y de muerte.

¡Vano sueño! La tiranía de los "científicos" será tan vergonzosa como la tiranía del sable. Tiranía "científica" o tiranía militar es una misma cosa. La maldad es siempre la misma ya se esconda bajo una toga o se oropele con los entorchados. El pueblo es igualmente desgraciado bajo la rudeza de un soldado como Rosas,1 que bajo la torva tiranía de un doctor como Francia.2 La tiranía es siempre la muerte; y preferir el "cientificismo" al militarismo, equivale a la voluntad del suicida de escoger entre el revólver o el veneno para arrancarse la vida.

No; el "cientificismo" no podrá dar jamás garantías a los luchadores. Bajo la dictadura de Porfirio Díaz ha podido dar alguna muestra de amor a la libertad, y, sin embargo, no lo ha hecho así, por el contrario, siempre se ha visto al "cientificismo" apoyar rudamente las más extravagantes persecuciones contra los luchadores, cuando no es el "cientificismo" mismo el que promueve los actos despóticos distinguiéndose por su severidad.

Nadie ignora que a Ramón Corral, prominente "científico," se debió el escándalo de que dos oradores fueran consignados al Ejército en esta ciudad3, por el "delito" de hablar claro contra los "científicos". Esos oradores fueron llevados a Yucatán y de allí volvieron con la salud quebrantada y convencidos indudablemente que la tiranía "científica" en nada difiere de la del sable.

En público se asegura que el mismo Ramón Corral tomó una parte activa en la persecución de que fueron objeto los redactores de El Hijo del Ahuizote4 y ¡Excélsior!5

La persecución que actualmente sufren los redactores de Regeneración, es obra de los mismos "científicos" apoyados por la dictadura que ve en aquel periódico un poderoso enemigo de la tiranía. Fue en el consulado mexicano en Saint Louis, Mo., donde se hicieron las traducciones de los artículos denunciados por Esperón y de la Flor,6 quien, además, se dice, llevaba cartas de recomendación de Rosendo Pineda, cartas que en verdad no hacían falta, porque para atender el cónsul al instrumento Esperón, bastaba con las instrucciones recibidas de Ramón Corral. El cónsul es íntimo de Corral7, y uno de los consanguíneos del cónsul hace veces de administrador de los bienes que el insignificante vicepresidente tiene en el estado de Sonora. Rosendo Pineda es uno de los principales "científicos."

Se ve claramente que, como enemigo de las libertades, el "cientificismo" nada tiene que pedir al reyismo, por ejemplo, que se ha hecho célebre por su extraordinaria tiranía. Pero entre muchos, hay un ejemplo más que pone a los llamados "científicos" entre los mayores enemigos con que cuenta el pueblo para obtener su libertad.

De tarde en tarde, al recibir la correspondencia que llega de la península yucateca, nos informamos con la mayor indignación de que nuestros compañeros de combate, los viriles y abnegados periodistas señores Carlos P. Escoffié8 y Tomás Pérez Ponce,9 director el primero y redactor el segundo de los periódicos independientes El Padre Clarencio10 y Verdad y Justicia,11 respectivamente, se encuentran todavía sufriendo los rigores de una injusta cuanto larga prisión en Mérida. Hace once meses que las puertas de la cárcel se cerraron detrás de dos dignos ciudadanos sin que se hayan abierto para devolver a la sociedad y a la causa de la libertad a esos dos heroicos luchadores. ¿Qué delito han cometido? Los señores Escoffié y Pérez Ponce han cometido el crimen de ser honrados. Con una energía rara en esta época de afeminamiento general, los mencionados escritores denunciaron la esclavitud a que se encuentran reducidos los braceros yucatecos. En Yucatán los ricos esclavistas gozan de los derechos feudales de los señores de la Edad Media. El peón y su familia, son el ganado de aquellos señores de horca y cuchillo. Las deudas de los padres, pasan a los hijos; la ignorancia reina soberana en los cerebros de aquellos esclavos de la gleba, para quienes la vida mustia y gris y áspera, no tiene una sonrisa ni un halago, ni una caricia. ¡Mártires ignorados del despotismo y de la codicia!

Contra la injusticia del medio se rebelaron dos conciencias honradas denunciando virilmente la esclavitud y el gobernador Olegario Molina,12 "científico," ordenó el encarcelamiento de los esforzados luchadores Escoffié y Pérez Ponce.

He aquí la tiranía "científica" revistiendo los mismos caracteres que la tiranía pretoriana de don Porfirio o de Reyes. Las personas que consideran posible la lucha bajo la tiranía "científica" a la que gratuitamente se le atribuye menos tosquedad, deben convencerse de que no hay que esperar a que se implante en nuestra patria esa tiranía para decidirse a luchar por la libertad.

Es claro que los "científicos" son más intelectuales que los pretorianos, pero no por eso son menos despóticos sus procedimientos. Emplean la fuerza como cualquier mandón de cuartel; son igualmente liberticidas que un soldado afortunado y amenazan para la patria el mismo duelo y la misma vergüenza que hemos estado soportando.

Hay, pues, que decidirse a luchar contra todas las tiranías y no esperar a que venga una menos brutal.

– – – – NOTAS – – – –

1 Juan Manuel de Rosas (1793-1877). Militar y político argentino. Protagonista de la revolución de 1828, tras la cual asumió el mando de la Provincia de Buenos Aires. A partir de 1830 gobernó con facultades extraordinarias, caracterizándose su régimen por la cruel persecución a la disidencia. Derrocado por un amplio y diverso movimiento opositor, en 1852, se exilió en Inglaterra protegido por sus autoridades. Murió en el exilio.

2 José Gaspar Rodríguez de Francia (1776-1840). Político y abogado paraguayo. Inspirador de la revolución que agitó la provincia Paraguay en 1811 y que desembocaría en la independencia de ese país. En 1813 fue designado presidente y a partir de 1816 obtuvo el nombramiento de dictador perpetuo. Se le recuerda por la supresión de las libertades públicas y por el castigo ejemplar a sus oponentes. Gobernó sin ministros y mantuvo aislado al Paraguay para evitar amenazas extranjeras. Se le considera como el fundador de la nación paraguaya.

3 Refiérese a Agustín Soriano y David Palemón Serrano. A juicio de Corral, Soriano injurió a Porfirio Díaz, en un discurso, mientras que Serrano habría hecho lo propio con los científicos.

4 El Hijo del Ahuizote, “Semanario feroz, aunque de nobles instintos, político y sin subvención como su padre, y como su padre matrero y calaverón (No tiene madre)” (1885-1903), México, D.F. Dirs. Daniel Cabrera, Florencio Castro, José L. Méndez, Néstor González, Juan S. Diez, Remigio Mateos, Juan Sarabia; redactores: Manuel de la Fuente, Jesús Masiño; Miguel Gallardo; José P. Rivera, Fernando Rivera, Enrique M. de los Ríos, Gabriel González Mier, Pedro Castera, Inocencio Arriola, Nicolás San Martín, Antonio Albarrán, Juan y Emilio Arriola, Angel T. Montalvo, Fernando Celada, Leonardo de Pardo, Aurelio Garay, Evaristo Guillén, Ricardo y Enrique Flores Magón, Federico Pérez Fernández; dibjs. Daniel Cabrera, Jesús Martínez Carreón, Santiago Hernández y Jesús Olvera Medina. Dejó de circular del 1º de julio de 1900 al 20 de enero de 1901. Reapareció el 16 de julio de 1902, suspendió su tiraje en septiembre y lo reinició el 23 de noviembre. El 9 de junio de 1903 los tribunales prohibieron definitivamente su circulación.

5 ¡Excelsior!, (abril-junio 1903) México, D. F. Dir. Santiago de la Hoz. Reds. RFM, Juan Sarabia, Enrique Flores Magón, Rosalío Bustamante, Luis Jaso, Alfonso Cravioto y Francisco César Morales. Oficinas ubicadas en Chiconautla 25.

6 Manuel Esperón y de la Flor. Cacique oaxaqueño, jefe político del distrito de Pochutla, Oax. Acusó, probablemente por orden de Enrique Creel, a los redactores de Regeneración de libelo y difamación, por los artículos “Fiebre de negocios. El día de las represalias”, “Burocracia Hedionda. La administración oaxaqueña”, “Necesidad del látigo. El gobierno de los Científicos” (Regeneración, segunda época, núms. 19, marzo 11, 1905; núm. 20, marzo 18, 1905; núm. 24, abril 15, 1905). En el juicio seguido contra ellos, la intervención de la esposa de Esperón, a quien también se había atacado en el periódico, fue definitiva para el encarcelamiento de los redactores de Regeneración, Ricardo y Enrique Flores Magón y Juan Sarabia, en Saint Louis Mo., en octubre de 1905.

7 Miguel E. Diebold. Cónsul mexicano en Saint Louis, Mo. Colaboró activamente en la persecución de los miembros de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano. De 1905 a 1907, interceptó la correspondencia de la Junta gracias los servicios postales norteamericanos. Sus pesquisas policiales las desarrolló en colaboración con el detective Thomas Furlong y su agencia. En julio de 1907 viajó en compañía de éste a Los Ángeles, Cal., para llevar a cabo la aprehensión de RFM, Librado Rivera y Antonio I. Villarreal. En 1911, cónsul en San Antonio, Tex., e inspector de consulados de México, en El Paso, Tex., ocupado en la vigilancia de maderistas.

8 Carlos P. Escoffié Zetina. Periodista y caricaturista yucateco. Fundador del semanario liberal El Padre Clarencio, (Mérida, Yuc., 1903-1909; Campeche, Camp., 1909). Fustigó a la oligarquía henequenera con caricaturas de corte antiesclavista, antiimperialista y antirreeleccionista. Perseguido y encarcelado varias veces, vivió en el exilio. En 1911, dirigió Polvora y Dinamita, Mérida, Yuc.

9 Tomás Pérez Ponce (1862?-1945). Periodista liberal yucateco. En 1894 dirigió el periódico El Libre Examen, opositor al gobierno local, clausurado al año siguiente. Fue encarcelado en varias ocasiones por sus labores periodísticas. En 1908, fundó en Mérida el Círculo Libertario, clausurado al año siguiente. A la caída de Díaz tuvo algunas diferencias con Madero. Diputado local en 1912. Participó en la fundación de la Casa del Obrero Mundial en la ciudad de México y, posteriormente, en la organización de la sucursal en el estado. Llegó a la presidencia municipal de Mérida en 1915, postulado por la Convención política de la Casa del Obrero local. En 1917 fundó el Partido Democrático Independiente, mismo que en 1920 se opuso sin éxito a Felipe Carrillo Puerto.

10 El Padre Clarencio (1903-1909), Mérida, Yuc.; Dir: Carlos P. Escoffié Zetina. Censuró a la oliogarquía henequenera del estado. En 1905 trabajó a favor de la Unión Popular Antirreeleccionista de la capital yucateca. De junio a diciembre de 1909 se publicó en Campeche.

11 Verdad y Justicia (1904); Mérida, Yuc. Dir. y prop. José A. Vadillo. Denunció las censuras de que eran objeto otras publicaciones en el estado y reseñó los ataques y protestas contra la reelección de Olegario Molina Solís.

12 Olegario Molina Solís (1843-1925). Hacendado y político yucateco. Combatió la intervención francesa. Diputado al Congreso de la Unión durante la presidencia de Lerdo y fiscal del Tribunal Superior de Justicia. Fue gobernador de Yucatán de 1902 a 1907, año en que fue nombrado ministro de Fomento, Colonización e Industria; ocupó ese cargo hasta 1911. Se exilió en La Habana tras la caída de Porfirio Díaz. Cabeza de la oligarquía henequenera del estado de Yucatán.

Ni nuestro gobierno, ni el clero católico ocultan ya su unión. Hace seis años, el presuntuoso obispo Montes de Oca declaró en París que a pesar de las leyes de Reforma el clero fundaba conventos; hoy, el obispo Tritschler,1 de Yucatán, declara con una franqueza que puede confundirse con el cinismo, la ayuda de que Porfirio Díaz presta a los frailes.

He aquí lo que traducimos del periódico The Saint Louis Republic, que se publica en Saint Louis Mo., y correspondiente a su edición del 20 del pasado noviembre.

El Reverendo señor Tristchler, obispo de Yucatán con residencia en Mérida, México, llegó a Saint Louis ayer acompañado del Padre Baldomero y Antonio Regil, también de Mérida.

Los viajeros regresan a su país después de un viaje a Roma por dos meses, donde el obispo Tristchler visitó al Papa Pío X2 en el Vaticano, llevando una importante misión especial que afecta al bienestar de todo el catolicismo en México. Los viajeros se han hospedado en el Hotel Jefferson y saldrán para la ciudad de México esta noche.

El español y el latín son los idiomas que pueden hablar los viajeros, siendo el último el usado por todos los miembros de la clerecía católica cuando van a Roma. El obispo Tritschler dio a The Republic una entrevista por medio de un intérprete latinista.

Él dice que se está operando en su país un importante movimiento QUE TIENE EL APOYO DEL PRESIDENTE DÍAZ Y DEL SR. CASASÚS3 el nuevo embajador mexicano en Washington, a quien recientemente le dio un banquete el Club Latino Americano.

Los mexicanos católicos de toda la república y los miembros de la clerecía católica en particular, están deseosos de conseguir el nombramiento de otro delegado apostólico para aquel país.

Sigue hablando el periódico de la cordial bienvenida que Pío X dio a Tritschler; de la salud del embaucador del Vaticano, y termina la información diciendo que el obispo lleva una cruz de oro en el pecho que representa varios centenares de pesos. No sabe ese periódico que mientras Tritschler puede satisfacer su vanidad llevando centenares de pesos en una joya, muchas familias se pudren en la miseria.

Los liberales no debemos perder tiempo. La insolencia del clero católico no esconde ya sus planes, y cuenta, como públicamente lo dijo el obispo Tritschler, con EL APOYO DEL PRESIDENTE DÍAZ Y DEL EMBAJADOR CASASÚS, y si la dictadura y el clero se dan la mano para oprimirnos, debemos fortalecernos por medio de la unión a fin de evitar la influencia del clero en los destinos de la patria.

Sería no sólo necio sino criminal permanecer inactivos cuando los enemigos del pueblo se proponen extremar su contubernio. La patria ha sufrido mucho bajo la tiranía teocrática; y la degeneración del carácter, la miseria intelectual y material en que se encuentra el pueblo, el despotismo llevado hasta la crueldad, la explotación ruin al trabajador, la disolución de los hogares, todo eso se debe al maridaje del sable y del bonete.

El clero multiplica sus conventos y sus escuelas; el gobierno por su parte, pone al frente de los planteles de educación a nulidades supinas o a recalcitrantes clericales. Todo eso lo contemplamos y comprendemos los resultados que a la sociedad producirá el clericalismo; pero no hacemos un poderoso esfuerzo por poner un dique a la invasión de sombra que día por día hace más negro el porvenir de la raza mexicana.

Generaciones mezquinas educadas en la hipocresía y el servilismo, sucederán a la actual para vergüenza de nuestra historia, si con nuestra pasividad fomentamos la fuerza de los enemigos de la humanidad ¿cuál será el porvenir de nuestros hijos? Envenenados desde sus tiernos años con las doctrinas de abyección del clero; repletos sus cerebros de imbéciles oraciones a los santos y de viles respetos a la fuerza; acostumbradas sus espaldas al arqueamiento servil y sus labios a la sonrisa venal; dispuestos siempre, por el temor a un Dios absurdo de represalia y de hiel, a someterse al clero, al rico y a la autoridad, por más que el primero sea embaucador, tartufo y traidor, el segundo avaro y la tercera arbitraria y brutal; débiles, cobardes, sin un rasgo de carácter, serán los eternos parias y los animales domésticos puestos al servicio de los audaces y de los truhanes.

Es negro el porvenir. Aprovechándose de nuestra indiferencia, las aves siniestras del militarismo y del clero han cerrado el horizonte y mancillado el cielo de la patria, silenciosamente, cautelosamente, para que no despertemos de nuestro sueño vergonzoso. Y el despertar será terrible. Cuando abramos los ojos será porque un buitre de pesadilla nos habrá desgarrado las entrañas con toda la viveza de los que espían el sueño del enemigo para apuñalarlo.

Reaccionemos. Permanecer indiferentes ante el peligro, es consentir la infamia. Menos malo sería para nuestra dignidad que ignorásemos lo que significa la preponderancia clerical en los destinos de la nación; pero cuando sabemos por nuestra historia y cuando palpamos en el presente los resultados fatales de la teocracia, es gran crimen y alta traición permanecer con los brazos cruzados, impasibles y fríos como divinidad azteca, ante el avance seguro del enemigo.

Unámonos todos los que amamos la libertad. Formemos por medio de nuestra unión y de nuestra fraternidad un dique de esfuerzos solidarios que detenga la marcha de la onda negra que amenaza tragarnos.

En Saint Louis, Mo., se ha constituido la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano. A ella deben unirse todos los liberales para formar el Partido poderoso que defenderá nuestras libertades. Nuestros enemigos se unen para oprimir; unámonos los liberales para que se efectúe la redención que soñamos.

Somos muchos los liberales; pero nos falta unión. Si queremos triunfar sobre el mal: ¡unámonos!

– – – – NOTAS – – – –

1 Martín Tritschler y Córdova (1868-1942). Arzobispo de Yucatán. Doctor en filosofía, teología y derecho por la Universidad Gregoriana. Arzobispo a partir de 1906, aunque gobernó la diócesis desde 1900 hasta su muerte. Protector de la “buenas prensa” y promotor de las obras católicas sociales.

2 Pío X. Papa de 1903 a 1914, de nombre José Sarto. Cardenal desde 1893. Sucesor de León XIII.

3 Joaquín D. Casasús (1858-1916). Abogado y empresario tabasqueño. Secretario del gobiernode Tabasco y embajador en Estados Unidos (1905-1907). Pieza clave del aparato financiero porfiriano. escribió, entre otras, Historia de la deuda contraída en Londres, Las instituciones de crédito en México, Los problemas monetarios y la Conferencia de Bruselas y La reforma monetaria en México.