ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS

1912 (2)

Nada mejor que el último manifiesto de Pascual Orozco y de los badulaques que la hacen de jefes del movimiento orozquista­científico­vazquista del estado de Chihuahua para probar que se está traicionando la Revolución, como la traicionó Madero el año pasado.

Desde luego, el tal manifiesto hace alarde de que la máquina gubernamental no haya sufrido en lo más mínimo por el hecho de estar ocupado el estado por las fuerzas orozquista­científico­vazquistas. Dice el manifiesto:

En toda la región ocupada por las fuerzas revolucionarias funcionan regularmente todos los servicios públicos, con autoridades constituidas, funcionarios municipales, policía, orden y moralidad; recaudación metódica de impuestos; seguridad para la vida y los intereses de nacionales y extranjeros; castiga con mano severa los desmanes y los abusos de los que, acogiéndose a la bandera libertadora, han pretendido ir tras del pillaje y el robo, a fin de demostrar que no es un movimiento vandálico ni de anarquía, sino una rebelión santa contra el despotismo.

Como se ve, no se ha hecho otra cosa que sustituir a las autoridades maderistas por autoridades nuevas, pero todo sigue lo mismo: las contribuciones son cobradas sin misericordia, el gendarme, el carcelero, el juez, todo lo que oprime y lastima la libertad del hombre, funcionan regularmente. El pillaje y el robo lo ejercitan los jefes, pero como ya lo hemos dicho, contra habitantes pobres que no tienen más patrimonio que una vaca, o un par de burros, o una docena de botellas de soda en cualquier mostrador de barrio. En cambio, esos jefes ladrones fusilan al soldado que, cansado, echa mano de un caballo de las haciendas de Creel o de Terrazas; esos jefes, tan enemigos del pillaje y del robo cuando el desheredado quiere tomar algo de lo que ha producido y que se encuentra almacenado por los ricos, toleran que las tierras de los Creel, de los Terrazas, de todos los grandes terratenientes del estado, sigan siendo la “propiedad” de esos señores feudales, como que de ellos han recibido dinero para levantarse en armas no contra el despotismo, como dice su manifiesto, sino para imponer su despotismo, para sustituir el despotismo de Madero por el suyo.

Seguramente que ese indecente movimiento no es un movimiento de anarquía, pues si lo fuera, iría dirigido directamente contra la Autoridad y contra el Capital, y a estas horas ya habría dado la tierra al campesino, la maquinaria al obrero, las provisiones y las casas a todos los trabajadores; pero no es así, el movimiento de los jefecillos de Chihuahua es un movimiento de embaucadores, y, todavía más claro, es un movimiento de traidores, porque lo que quiere el pueblo es comer, salir de la miseria; por eso se ha rebelado, por eso ha tomado las armas, por eso derrama generoso su sangre, por eso los hombres abandonan familia y hogar y tranquilidad, y es un crimen defraudar las esperanzas de los pobres, ¡un crimen, señores politicastros, que tendréis que pagar con vuestras cabezas malditas!

¿Qué es lo que dais a los pobres en cambio de su sangre? ¡Autoridades! ¿Qué es lo que dais a los desheredados en cambio de sus sacrificios? ¡Recaudadores de rentas, jueces, funcionarios mil, polizontes y carceleros! ¡Y todavía no rasga vuestros corazones el puñal de un justiciero! ¡Tal vez no ha sido fabricada aún la bomba vengadora!

El manifiesto en cuestión es una ironía, una burla, una carcajada cínica vibrando brutalmente sobre el clamor de los heridos, sobre el estertor de los agonizantes; ¡es la pezuña de una bestia batiendo las carnes destrozadas de los que caen luchando con la esperanza de que sus hijos lleven una vida mejor!…

La parte económica del miserable manifiesto escrito y firmado por miserables movería a risa si ese documento hubiera sido lanzado en tiempos de paz, pero indigna porque ha sido expedido en momentos de colosal efervescencia, cuando por toda la República abundan los actos verdaderamente revolucionarios, esto es, cuando por todas partes los proletarios toman la tierra si pueden sostener la expropiación con las armas en la mano, o destruyen las siembras para debilitar al Capital cuando no son lo suficientemente fuertes para expropiar, o desploman con dinamita las galerías de las minas, o arrasan las poblaciones y todo lo que a su paso encuentran para evitar que el enemigo  se apodere de ellas. En estos momentos en que se escucha por todos los ámbitos de la República el grito de ¡Viva Tierra y Libertad!, los jefecillos de la revuelta de Chihuahua acuerdan conceder al pueblo reformitas impracticables, y, aun eso, “para después del triunfo”, como es del estilo entre los bribones que desean el apoyo de los pobres para encumbrarse.

Dice el manifiesto al referirse a la Cuestión del Trabajo: “Se procurará el aumento de jornales armonizando los intereses del capital y del trabajo, de manera que no se determine un conflicto económico que entorpezca el progreso industrial del país”.

Todo trabajador inteligente sabe ya ahora que no puede haber armonía entre los intereses de la clase trabajadora y los de la clase capitalista; que esa armonía es materialmente imposible. El Capital quiere ganancias; el Trabajo también las quiere. Si el Capital gana un centavo más, será porque ha rebajado al Trabajo ese centavo, o viceversa: si el Trabajo adquiere un centavo de aumento, será porque ha logrado disminuir en ese centavo la ganancia del Capital; pero tanto en uno como en el otro caso el trabajador es el que sale perdiendo, pues cuando el patrón se ve obligado a dar algo de sus ganancias al trabajador, se da maña después para subir el alquiler de la casa, o el precio de los artículos manufacturados que el trabajador tiene la necesidad de consumir. De manera que, mientras el trabajador esté sujeto al salario por no ser lo suficientemente enérgico para desconocer el principio de la propiedad privada, nunca saldrá de la miseria y siempre habrá conflictos entre el Trabajo y el Capital.

¿Cómo, pues, van a armonizar esos intereses los pobres asnos que firman el manifiesto en cuestión? Eso sería tanto como lograr que el lobo y el carnero se estrechasen fraternalmente; que entre el verdugo y la víctima se afianzasen lazos de simpatía recíproca; que la luz y las tinieblas pudieran existir en el mismo momento. No; no puede haber armonía entre la clase capitalista y la clase proletaria, y una guerra sin cuartel debe existir entre ambas hasta que la clase trabajadora logre arrancar el corazón a la clase capitalista haciendo de uso común la tierra y la maquinaria de producción, y de común consumo o uso los productos del trabajo.

El único medio que hay para conseguir la paz industrial, para evitar conflictos de clases, es la expropiación, y la expropiación no la decretará ningún Gobierno, desde el momento en que el Gobierno es una institución creada para proteger los intereses de la clase capitalista. Gobierno quiere decir, pues, opresión y explotación. ¡Muera todo Gobierno!

Ahora, tomémonos la pena de ver cómo van a resolver el problema agrario los cuadrúpedos que firman el manifiesto que, entre paréntesis, son los siguientes animalitos: “General” Pascual Orozco; “General” Inés Salazar; “General” Emilio P. Campa; “General” J.J. Campos;1 “General” Benjamín Argumedo;2 Gonzalo C. Enrile;3 “Coronel” Demetrio Ponce; “Coronel” Félix Terrazas,4 y José Córdova,5 secretario.

Dicen los animalitos: “I.-Reconocimiento inmediato de la propiedad a los poseedores pacíficos por más de veinte años”.

Esto quiere decir que todos aquellos que se hayan apoderado de tierras ajenas, pero que durante veinte años no hayan tenido opositores, serán reconocidos como dueños de esas tierras. Desde luego se ve la mala fe con que obran los jefecillos de la revuelta de Chihuahua. Sabido es que durante la época de Porfirio Díaz, los pobres despojados de sus tierras, no pudieron reclamar la devolución de las mismas, porque los que se atrevieron a hacer alguna reclamación fueron asesinados cobardemente por los mismos hacendados o por los esbirros del Gobierno, y, los que no sufrieron la pena capital, fueron obligados a emigrar a otras regiones o al extranjero, o puestos en la cárcel por cualquier pretexto, o arrojados a los cuarteles para servir como defensores del Capital y de la Autoridad, esto es, de los monstruos que habían provocado su ruina. Se sembró el terror de esa manera, y resultó de ello que los despojados no se atrevieran a formular la más humilde protesta. Pues bien; los jefecillos de la revuelta orozquista­científico­vazquista reconocen el robo cometido por los hacendados como perfectamente legal, y, en efecto, es legal, pues la ley declara que todos los que hayan poseído por más de veinte años sin oposición un bien inmueble deben ser considerados como propietarios. ¡Y todavía hay infinidad de personas que se espantan cuando se les dice que es preciso abolir todas las leyes escritas! Con la declaración que hacen los jefecillos de la revuelta de Chihuahua dejan en las manos de los ladrones hacendados casi toda la tierra de la República Mexicana, y su programa agrario es una burla que los desheredados no debemos tolerar. Los jefecillos esos saben perfectamente que la tierra quedará en poder de los hacendados que la han retenido por más de veinte años, y que lo son casi todos, y, sin embargo, llaman a los proletarios para que los ayuden a derribar a Francisco I. Madero, que está haciendo precisamente lo mismo que ellos pretenden hacer cuando obtengan el poder. ¡Guerra a esos jefecillos, hermanos de miseria! ¡Volved contra ellos vuestros fusiles y expropiad sin respetar las leyes alcahuetas que amparan el derecho de propiedad privada!

Siguen hablando los animalitos: “II.-Revalidación y perfeccionamiento de todos los títulos legales”.

Desde luego, todos los que han poseído la tierra sin oposición, durante más de veinte años, obtendrán títulos perfeccionados, con lo que se remachará la cadena de los hambrientos. Y como para subrayar la burla que se hace a los de abajo, viene esta otra cláusula: “III.-Reivindicación de los terrenos arrebatados por despojo”. Como esos despojos datan de más de veinte años, no habrá tal reivindicación, esto es, vuelta de las tierras a sus anteriores poseedores. Por lo demás nada se habla de los terrenos adquiridos por medios fraudulentos que lo han sido casi todos.

Pero sigamos examinando el famoso documento de los bribones jefes: “IV. Repartición de todas las tierras baldías y nacionalizadas en toda la República”.

Las tierras baldías son todas aquellas que la burguesía no ha apetecido; tierras pedregosas, desiertos sin una gota de agua, páramos alejadísimos de los poblados o de las vías de comunicación; en una palabra: tierras perfectamente inútiles que, para hacerlas productivas, dentro del sistema capitalista, requerirían el gasto de miles de millones de pesos en obras de canalización, en compra de abonos para tierras tan pobres, etcétera, etcétera. Esas tierras, repartidas entre los pobres, no mejorarían la condición económica de los mismos y es una majadería de las más grandes hacer esa clase de ofrecimientos abusando de la buena fe y del candor de las personas sencillas. Además, la tierra no se labra con las uñas, y el que la trabaja necesita tener provisiones suficientes para esperar la primera cosecha. Suponiendo, sin conceder, que las tierras baldías fueran buenas y tuvieran agua y estuvieran localizadas cerca de los poblados o de las vías de comunicación, ¿con qué dinero podrían comprar los pobres los útiles del trabajo y las provisiones? ¿No es una burla darle un pedazo de tierra para que de ella viva al que no tiene en qué caerse muerto?

Sigamos adelante: “V. Expropiación por causa de utilidad pública, previo avalúo, a los grandes terratenientes que no cultiven habitualmente toda su propiedad; y las tierras así expropiadas se repartirán para fomentar la agricultura intensiva”.

Esto es, que reconociendo el derecho de propiedad privada, y, para no atacarla, porque entonces se perjudicarían los “pobrecitos” señores ricos, estos flamantes revolucionarios, estos canallas que se dicen a sí mismos redentores de la clase trabajadora, van a calcular el valor de las tierras que los hacendados no cultivan habitualmente, y que, por lo mismo, deben ser malísimas en la generalidad de los casos, para que los pobres a quienes las repartan las paguen a los ladrones que hoy las retienen, como se verá por la cláusula siguiente:

VI. A fin de no gravar el Erario, ni echar mano de las reservas del Tesoro [que se quedarán entre las uñas de los jefecillos], ni mucho menos aumentar con empréstitos en el extranjero la deuda exterior de la Nación, el Gobierno hará una emisión especial de Bonos Agrícolas para pagar con ellos los terrenos expropiados [¡valiente expropiación!], y pagará a los tenedores [que serán los hacendados] el interés del cuatro por ciento anual hasta su amortización [con lo que los hacendados estarán recibiendo ganancias anuales sobre tierras que, antes de la llamada expropiación, no les producían un solo centavo desde el momento en que no las dedicaban al cultivo, siendo, por lo mismo, toda una farsa, en beneficio de la burguesía]. Ésta, la amortización, se hará cada diez años con el producto del pago de las mismas tierras repartidas, con lo que se formará un fondo especial destinado a dicha amortización.

Solamente los muy duros de entendederas podrán ver un beneficio a la clase pobre en todo ese galimatías. Los ricos serán los beneficiados, porque encontrarán la oportunidad de vender sus tierras a precios altísimos que los pobres no podrán pagar, pues teniendo que pedir al fiado las provisiones, la madera para hacerse un jacal, los útiles necesarios para el trabajo de las tierras, vestidos, zapatos, etcétera, etcétera, a precios subidísimos, por ser hechas las compras al fiado, y todo esto sin contar los años de malas cosechas, los préstamos en metálico de los usureros, la compra de medicinas, etcétera, contribuirá a que las tierras caigan en poder de los mismos hacendados a quienes fueron compradas, habiendo ya ganado éstos el cuatro por ciento anual.

¡Brillante negocio para los ricos; ruina y desesperación para los pobres! ¡Para comprar tierra no se necesita hacer una Revolución, señores jefes, burgueses! ¡Para comprar tierra no necesitan los proletarios derramar su sangre!

Hermanos desheredados que militáis en las filas de los que se oponen a que toméis desde ahora todo cuanto existe: fusilad a vuestros jefes. Ellos os engañan, deliberadamente os engañan, abusando de vuestra buena fe. No dejéis nada “para después del triunfo”. Tenéis las armas en la mano, ¿qué esperáis? ¿Esperáis a que suban vuestros verdugos para que os den un puntapié en el trasero como premio a vuestros sacrificios?

Enarbolad la Bandera Roja y, por dondequiera que paséis, decid a vuestros hermanos de miseria: ¡todo es vuestro! ¡Tomad sin pagar, pues todo lo ha hecho la Naturaleza para todos! ¡Y lo que no ha sido hecho por la Naturaleza, ha sido el producto del sudor del pobre, y para el pobre debe ser!

¡Mueran los jefes! ¡A expropiar! ¡Viva Tierra y Libertad!

 

Ricardo Flores Magón


1 Jesús José Campos (a) Cheché (ca. 1884-1913). Agricultor y cabecilla revolucionario lagunero de inciertos orígenes. Se levantó en armas contra el régimen de Díaz formando parte de las fuerzas de Pascual Orozco, y siguió a éste cuando se rebeló contra Madero en 1912. Al lado de Benjamín Argumedo participó en varias acciones bélicas en los estados de Durango y Coahuila. Reconoció el gobierno de Huerta. Fue capturado en Torreón; se le formó un consejo de guerra y fue fusilado.

2 Benjamín Argumedo (¿?-1916). Sastre, talabartero y general duranguense. Se unió al maderismo en 1910 tomando parte en diversas acciones bélicas en la región de La Laguna. En 1912 se sublevó contra el gobierno de Madero uniéndose a la rebelión orozquista. Reconoció el gobierno de Victoriano Huerta y se incorporó al ejército federal con el grado de general brigadier. Combatió contra las fuerzas de Francisco Villa en el estado de Coahuila. Fue nombrado comandante militar del distrito sur de Chihuahua. A la caída de Huerta se adhirió brevemente al zapatismo y luego se puso a las órdenes del gobierno convencionista. Operó en Guerrero, el Estado de México y San Luis Potosí. En Durango y Zacatecas combatió al ejército constitucionalista. Capturado por las fuerzas de Francisco Murguía, se le formó consejo de guerra y fue fusilado.

3 Gonzalo C. Enrile (¿?-1921). Político chihuahuense. Durante los últimos años del régimen porfirista se desempeñó como vicecónsul de México en Del Río, Texas. Ocupó otros cargos diplomáticos menores en Clifton. Se sumó a la Revolución en las filas de Pascual Orozco, en cuya facción alcanzó el grado de coronel y fungió como operador político y financiero. Suscribió el Plan de la Empacadora. En marzo de 1912 dirigió una comunicación a la Cámara de Diputados solicitando que ésta desconociera a Francisco I. Madero. En el transcurso de la rebelión orozquista fue puesto bajo sospecha de espionaje al servicio del Gobierno Federal. Reconoció a Victoriano Huerta como Presidente de la República, y a la caída de éste se exilió en La Habana. En 1916 se desempeñó como agente de Félix Díaz en Berlín, con la finalidad de ob­ tener el apoyo de Alemania en un levantamiento contra el gobierno de Venustiano Carranza. Murió en 1921 durante el levantamiento contra el gobierno de Manuel García Vigil en Oaxaca.

4 Félix Terrazas. Agricultor chihuahuense. Formó parte de los “irregulares” de Chihuahua que Madero no pudo reducir a la vida civil tras los acuerdos de Ciudad Juárez de mayo de 1911. En marzo de 1912 se sumó a la rebelión orozquista y fue uno de los firmantes del Plan de la Empacadora. Como otros colorados reconoció al gobierno de Victoriano Huerta y combatió al constitucionalismo. Tras el cerco a Ojinaga por parte de la División del Norte, en enero de 1914 cruzó la frontera con las tropasfederales que huían de Francisco Villa y fue recluido en Fort Bliss, de donde consiguió evadirse para regresar a México y reunirse con Benjamín Argumedo. A su lado participó en la batalla de Zacatecas contra la División del Norte y fue uno de los 93 sobrevivientes que lograron escapar a Aguascalientes.

5 José Córdova (¿?-ca. 1945). Cabecilla revolucionario chihuahuense. Se levantó en armas en 1910 siguiendo a Madero. Amigo personal de Pascual Orozco, lo apoyó en su rebelión contra el gobierno maderista. Suscribió el Plan de la Empacadora. Tras la derrota de las fuerzas orozquistas se refugió en los Estados Unidos donde fue aprehendido por violación de las leyes de neutralidad. Retornó a México a principios de 1913, y fue comisionado por Orozco para ponerse en contacto con los líderes del cuartelazo de la Ciudadela. Se le considera como el operador político que allanó el camino para el reconocimiento del régimen de Huerta por parte de la facción orozquista.

Halagüeñas son las noticias que hemos recibido esta semana de la actividad de nuestros grupos de compañeros combatientes; pero no hablaremos de todos ellos para evitar que algunos de los planes que tienen formados sean conocidos por el enemigo. Bástenos decir por lo pronto que el movimiento se orienta mejor cada día; que el pueblo, en general, desconfía de las promesas de los jefes, y que por todas partes se forman guerrillas dispuestas a llevar a cabo la expropiación de la tierra y de la maquinaria de producción para ir dejándolo todo en poder de los trabajadores.

La propaganda de nuestras ideas se intensifica más cada día en toda la extensión de la República Mexicana. Compañeros de buena voluntad recorren el país, como pueden, con sacrificios, llevando la buena nueva a los hogares de los proletarios, convenciéndolos de que es inútil esperar algún beneficio de parte del gobierno, cualquiera que sea el individuo que se encuentre en el poder; explicándoles que solamente por medio de la expropiación de la riqueza que detentan los ricos, convirtiéndolas de propiedad privada en propiedad común, se dará fin a la miseria y a la tiranía.

Esta propaganda individual, así como la espléndida propaganda de los grupos armados que a la prédica acompañan la acción, encauzan admirablemente el movimiento revolucionario y darán como resultado, tenemos fe en ello, la libertad completa del pueblo mexicano si todos somos constantes, si nadie retrocede ante la magnitud de la obra emprendida, si nadie vacila, si conservamos intacto el santo entusiasmo que arde en nuestros pechos.

Nuevos datos sobre los varios grupos libertarios que operan en el norte de Coahuila nos hacen conocer la importancia de los trabajos de esos dignos compañeros, su bravura, su abnegación. Datos complementarios del imperante combate librado el 31 de marzo por los nuestros contra los federales, entre los ranchos de San Gregorio y La Parida, nos hacen saber que el estimado compañero Teodoro Chávez murió en esa acción de guerra, y hubo tres heridos. Nuestros heridos siguen a nuestros compañeros.

Los nuestros levantaron el campo, y encontraron un federal muerto; diez caballos, tres de ellos muertos; diez monturas, parque, armas, todas las provisiones de los derrotados y una buena cantidad de sombreros que, en su desatentada fuga, dejaron los esbirros.

El compañero Pedro N. Ortega1 se distinguió por su valor, demostrando inteligencia y audacia. Para él no había lugar peligroso. Hizo un prisionero a quien interrogó de esta manera: ¿por qué haces armas contra tus hermanos de miseria? Porque me pagan por ello, contestó el esbirro. Pues, bien, dijo el compañero Ortega, grita ¡Viva Tierra y Libertad! El esbirro gritó. Ahora, escucha, dijo Ortega; tú te ganas la vida asesinando a tus hermanos de cadena; por un sueldo miserable no vacilas en hacer armas sobre los que luchan por la libertad y el bienestar de todos, y, cuando te ves en riesgo de perder tu vida nociva de animal carnicero, entonces lanzas nuestro grito, ¡ah, pero bastante tarde! ¡Muere! Y un balazo privó de la existencia al asesino profesional.

Ortega es un consciente. Él sabe que dejar con vida al enemigo es prolongar la guerra; él sabe que la tiranía no deja con vida a los rebeldes prisioneros; él comprende que hay que devolver golpe por golpe; que hay que contestar al terror con el terror mismo.

Tenemos el gusto de dar a conocer el retrato de este inteligente soldado de la Revolución Social.

Enviamos nuestro aplauso a los dignos compañeros que operan en el Distrito de Río Grande, del estado de Coahuila, no solamente por su notable victoria sobre los federales, sino por el prestigio que están dando a la causa. Por dondequiera que pasan, reciben muestras de simpatía de los pobres que ven en ellos no a los farsantes que prometen “para después del triunfo”, sino a los justicieros que los invitan a tomar lo que les pertenece.

Nuestros compañeros del estado de Tamaulipas continúan aterrorizando a la burguesía y a los caciques, según confesión de la prensa burguesa que sigue considerando “muy peligroso” el movimiento del compañero Higinio Tanguma, quien gana terreno y extiende sus operaciones de guerra en una zona cada vez más amplia.

Nuestros compañeros, que operan en la Baja California, tuvieron un fuerte combate con los federales en La Cañada Verde, saliendo derrotados los federales, quienes dejaron muerto a su jefe, un tal Pedro Arguiles. Arguiles y su pandilla de esbirros, fuertemente atrincherados en su casa, pues además de esbirro el tal Arguiles era burgués, hicieron cerradas descargas sobre nuestros compañeros que, a pecho descubierto, hicieron el ataque hasta lograr que el enemigo emprendiera precipitada fuga al ver caer a su jefe. Los periódicos americanos dicen que nuestros compañeros están sitiados, que ya se les va a aplastar, que su exterminio es seguro; pero lo cierto es que nadie los persigue porque les tienen miedo. Nuestros compañeros han capturado muchos elementos de guerra e invitan a todos los mexicanos que deseen luchar por Tierra y Libertad a que vayan a unírseles. Nuestros compañeros están deseosos de que los federales que están en Tecate se alienten a luchar con ellos para ganar más elementos, pero los cobardones federales no quieren abandonar sus fuertes posiciones para pelear con los nuestros que tienen su cuartel general en la Sierra de Juárez. Solamente hay que lamentar la muerte del querido compañero Benito Quevedo,2 valiente entre los valientes, quien por desgracia salió herido y murió al día siguiente. Este bravo libertario murió vitoreando la Bandera Roja, lanzando vivas a la Revolución, y ya para expirar dijo: “soy una vela que se apaga, pero queda una antorcha encendida que es el grupo de Tirso de la Toba”.

Valientes como Quevedo merecen ser saludados con simpatía. Nuestros aplausos también para los compañeros del heroico grupo de nuestro leal compañero Tirso de la Toba. Quevedo dijo bien: “queda esa antorcha encendida”.

¡Adelante, nobles compañeros!

 

Ricardo Flores Magón


1 Pedro N. Ortega. Fundador, en septiembre de 1911 del grupo Regeneración de Chilton, Texas. En 1912 formaba parte de la guerrilla liberal que operaba en Distrito de Río Grande, al norte de Coahuila. En 1914 residía en Los Ángeles y participaba en las actividades del Centro de Estudios Racionales, desde donde apoyaba a los presos de Texas.

2 Benito Quevedo. Participaba en la guerrilla liberal encabezada por Tirso de la Toba que operaba en la Baja California a fines de 1911 y principios de 1912.

El periódico local, The Los Angeles Times, publicó hace pocos días una noticia acerca de nuestro proceso en que con manifiesto regocijo se descubrían los manejos de algunas individualidades, encaminados a que se nos condene a una larga pena a mi hermano Enrique y a mí.

Sabemos cuáles pueden ser esos manejos: soborno de testigos, falsificación de documentos, soborno de jurados, etcétera, para todo lo cual caerá a chorros el oro que el despotismo mexicano arranca al pobre pueblo para cuyo beneficio luchamos. Así sucedió la vez pasada. Fuimos condenados a presidio por las declaraciones mentirosas de testigos aconsejados; por la presentación de documentos fabricados por detectives; por la resolución de un jurado compuesto de individuos que odian todo progreso.

Desde que se nos redujo a prisión el 14 de junio del año pasado pudimos comprobar que no se trata de ver si hemos violado o no alguna ley, sino de cometer un atentado, de impedir la continuación de un trabajo que no va de acuerdo con los instintos rapaces de la burguesía americana. ¿La prueba? Que los polizontes se echaron sobre las listas de suscriptores y los libros de contabilidad de Regeneración, contra el cual no había acusación alguna, pero con lo que se podía haber dado muerte al periódico. Esos libros y esas listas, así como correspondencia administrativa, valores y otros muchos objetos de la oficina del periódico, se encuentran todavía en las oficinas de las autoridades federales de este país, sin que nada, absolutamente nada justifique la retención de todas esas cosas.

Después, sabiendo las autoridades que somos extremadamente pobres, se nos fijaron fianzas de cinco mil pesos oro, mientras a los ricos acusados de delitos verdaderamente graves se les pone en libertad hasta bajo su palabra de “honor”. ¿No quiere decir eso que hay el deseo de tenernos en la cárcel a todo trance?

¡A eso se le llama justicia! ¡A eso se le llama orden! Compañeros, hay que estar bien pendientes de lo que resulte de este proceso. No dejéis de exigir desde ahora que se nos ponga en absoluta libertad. Enviad vuestros comunicados a William H. Taft,1 Washington, D.C.

Que vean los opresores de este país que el proletariado de todo el mundo está con nosotros.

Pensad, desheredados, en que se trata de restar fuerza al movimiento libertario de México; pensad en que ya es tiempo de que el proletariado mundial haga sentir su fuerza, y afirmad con hechos la solidaridad que debe existir entre todos los hambrientos del mundo para sacudir la tiranía que por miles de años hemos sufrido los desheredados de la riqueza social.

No penséis que el miedo de entrar a una prisión nos hace pedir vuestra ayuda. A nada le tenemos miedo por lo que a nosotros personalmente concierne. Por largos años hemos vivido en los presidios de México y de los Estados Unidos por nuestra lealtad a la causa de los oprimidos, hemos estado a punto de ser fusilados; hemos corrido el riesgo de ser asesinados en el fondo de nuestros calabozos; el puñal nos ha espiado; hemos tenido encuentros personales con asesinos pagados por la tiranía; hemos vivido en la más abyecta miseria. Nada de eso nos espanta, pero sí sentimos honda pena cuando pensamos que tal vez pueda ser desviado, desnaturalizado, el bello movimiento mexicano por políticos y por cazadores de puestos públicos si llegase a faltar nuestra cooperación a dicho movimiento.

No por esto se crea que nos consideramos necesarios. No hay hombres necesarios; puede haber hombres de mejores luces, de verdadero talento, de más clara inteligencia que la nuestra, pero no de mejor buena voluntad; los habrá tan sinceros como nosotros, pero no más sinceros; los habrá igualmente firmes que nosotros, pero no más firmes, y ya que nuestros esfuerzos son sinceros, impedid que sean restados del movimiento proletario exigiendo con energía que se nos ponga en absoluta libertad.

No hay que olvidar que el 18 de este mes se ve en jurado nuestro proceso.

 

Ricardo Flores Magón


1 William Howard Taft (1857­1930). Abogado y político estadunidense afiliado al Partido Republicano. Gobernador de Filipinas entre 1900 y 1904; secretario de Guerra en el gabinete de Theodore Roosevelt y gobernador provisional de Cuba. Ocupó la presidencia de su país de 1904 a 1913. Durante la Revolución Mexicana ordenó la movilización de tropas rumbo a la frontera con el objeto aparente de velar por los intereses y las propiedades de los ciudadanos norteamericanos en México, lo que significó la amenaza latente de una intervención militar. Mantuvo una relación inicialmente cordial con la administración maderista, que se fue tornando hostil al grado de que la intervención política de su gobierno fue determinante en la caída de Madero y el ascenso de Huerta. En 1913 fracasó su tentativa de reelección ante Woodrow Wilson. Al concluir la Primera Guerra Mundial participó en la elaboración de los Tratados de Versalles. Posteriormente se desempeñó como presidente de la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos.

El movimiento de simpatía del proletariado mundial en pro de la Revolución Mexicana y de los trabajos de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano había sufrido una especie de resfrío entre nuestros queridos compañeros de todo el mundo. Ese resfrío fue debido, así lo creemos, a los manejos nada honorables de ciertos individuos, que abrieron una negra campaña de desprestigio contra los que en México se sacrifican por principios comunes a todos los verdaderos revolucionarios, y contra los que, desde las columnas de nuestro periódico, Regeneración, no hemos cesado de propagar los ideales más generosos, distinguiéndose entre los enemigos Luigi Galleani, de Cronaca Sovversiva,1 y Juan Grave, de Les Temps Nouveaux.

Estos malos revolucionarios lograron llenar de sombras el movimiento más hermoso de este siglo: el de los proletarios mexicanos. Con el perverso fin de restarnos el apoyo moral y material de todos los hombres y de todas las mujeres amantes de la libertad, sembraron dudas, insinuaron sospechas, engendraron desconfianzas, y resultó lo que tenía que resultar: el debilitamiento de nuestra fuerza, y todo esto se ha hecho en los momentos más críticos de la Revolución Mexicana, de la verdadera Revolución: la que por medio de la acción y de la propaganda fomentan los nuestros para que los políticos, los cazadores de empleos, los aspirantes a parásitos no logren torcer la marcha de este bello movimiento haciéndolo degenerar en estéril y criminal movimiento político. Esto se ha hecho cuando el Gobierno de los Estados Unidos nos tiene maniatados con un proceso infame y cuando, por lo mismo, hay más necesidad de apoyo de todo género.

La causa de los libertarios mexicanos no se ha perdido, pues que a pesar de la mala voluntad de los malos revolucionarios citados ha podido salir bien de la crisis; pero cuánto habría progresado, qué brillantes y sólidos avances habría alcanzado para esta fecha sin la tarea nada decente de esos dos hombres a quienes el mundo inteligente y bueno tenía por libertarios.

El hielo se ha derretido al fin al calor de los hechos. Ya nadie puede negar que hay en México una Revolución netamente económica y que los miembros del Partido Liberal Mexicano hacen esfuerzos titánicos, sobrehumanos, por encauzarla hacia el comunismo. ¡Cuán poco tiempo les tocó reír a los señores Galleani y Grave!

A nuestras modestísimas oficinas llega la prensa libertaria de todo el mundo, y con ella frases de aliento, demostraciones de profunda simpatía, manifestaciones de fraternal cariño para los que bajo los pliegues de la gloriosa Bandera Roja saben ofrendar sus vidas fecundas en aras de la libertad económica, política y social del pueblo mexicano, y para los que, sin arredrarnos, desafiamos las iras de los potentados americanos y del Gobierno de este país.

Los siguientes colegas son amigos de los trabajos del Partido Liberal Mexicano, hacen esfuerzos por popularizar las tendencias de nuestro movimiento, publican noticias o artículos tomados de Regeneración, y, algunos de ellos, recaudan fondos para enviárnoslos. Ojalá que esto último fuese imitado por todos los colegas y también por todos los grupos anarquistas, sindicatos obreros y uniones de trabajadores en general. ¡A hacerlo, camaradas! Las dudas acerca de nuestra sinceridad han desaparecido, y es ya justo que el hermoso movimiento mexicano reciba la asistencia de todos los hombres y de todas las mujeres libres del mundo.

He aquí la lista de nuestros queridos colegas: La Société Nouvelle, Mons, Bélgica; La Voz del Pueblo, Tarrasa, España; ¡Tierra!, Habana, Cuba; Cultura Obrera, Nueva York; A Guerra Social, Río de Janeiro, Brasil; El Dependiente, Habana, Cuba; El Obrero Panadero, Montevideo, Uruguay; A Aurora, Porto, Portugal; The Agitator, Home, Wash.; La Acción Obrera, Buenos Aires, Argentina; Volné Listy, Nueva York; Le Libertaire, París, Francia; La Protesta,2 Lima, Perú; The Citizen,3 Los Ángeles, Cal.; L’Era Nuova, Paterson, N.J.; O Clarao,4 Río Tinto, Portugal; Freedom, Londres, Inglaterra; L’Università Popolare, Milán, Italia; Herald of Revolt, Londres, Inglaterra; Mother Earth, Nueva York; Wohlstand Für Alle, Viena, Austria; Il Contro-Pelo,5 Barre, Vt.; Renovación,6 San José, Costa Rica; La Protesta, Buenos Aires, Argentina; Tierra y Libertad, Barcelona, España; O Correio Portuguez, New Bedford, Mass.; La Voz del Obrero, La Coruña, España; L’Avvenire Anarchico, Pisa, Italia; Il Libertario, La Spezia, Italia; Tiempos Nuevos, Montevideo, Uruguay; El Internacional, Tampa, Fla.; Le Réveil, Ginebra, Suiza; La Voce della Colonia, Tampa, Fla.; Arbeiter-Freund, Londres, Inglaterra; Der Frier Arbeiter, Berlín, Alemania; Freie Arbeiter Stimme, Nueva York; The Syndicalist, Londres, Inglaterra, y otros que sentimos no recordar en este momento.

Noticiamos a todos nuestros queridos colegas que el 18 de este mes se verá en jurado nuestra causa. No hay que olvidar que la acusación es solamente un pretexto de la burguesía y del Gobierno Americano para arrojarnos a una prisión, e impedir de esa manera que prestemos asistencia al glorioso movimiento de los trabajadores mexicanos. Estad alerta, compañeros de todo el mundo, y excitad a todos los hombres y a todas las mujeres de buena voluntad a que exijan desde ahora de este Gobierno nuestra libertad absoluta e incondicional. Se nos acusa de fomentar la Revolución en México; esto es, se hace aparecer como crimen el hecho de trabajar por el aniquilamiento de toda tiranía, y eso sucede en este siglo y en este país que se dice libre.

En cuanto a vosotros, mexicanos, cualquiera que sea nuestra suerte, continuad la lucha enarbolando como bandera de redención y de justicia el Manifiesto de 23 de Septiembre de 1911 expedido por esta Junta. No deis oído a los políticos; no os fiéis de promesas. Lo que vuestro brazo armado no pueda conquistar, no os lo darán vuestros caudillos. No os desaniméis porque se nos reduzca a prisión. ¡Adelante siempre, sin medir los abismos que se abren a vuestro paso! ¿Hay abismos? ¡Pues a cegarlos con cráneos de malvados!

¡Viva Tierra y Libertad!

 

Ricardo Flores Magón


1 Cronaca Sovversiva, “Ebdomario anarchico di propaganda rivoluzionaria”, Lynn, Massachusetts, y Barre, Vermont (1903-1919). Editor: Luigi Galleani. Redactores: Andrea Salsedo, Carlo Valdinoci, Constantino Zonchello. Colaboradores: Umberto Colarossi, Raffaele Schiavina, entre otros. Publicó diversos artículos de Luigi Galleani sobre la Revolución Mexicana en los que exponía puntos de vista adversos al PLM. Sus posiciones fueron retomadas por E. Rist, corresponsal del parisino Les Temps Nouveaux.

2 La Protesta, “Publicación mensual por erogación voluntaria”; “Publicación anarquista”, Lima, Perú (1911-1926). Periódico de inspiración anarcosindicalista sostenido por el grupo Luchadores por la Verdad. Redactores: Manuel Caracciolo Lévano, Abraham Granero, Luis Felipe Grillo. Se mantuvo próximo a las posturas del PLM hasta 1915.

3 The Citizen, Los Ángeles (1907-1916). Editores: John Murray, Stanley B. Wilson. Periódico unionista vinculado con el Partido Socialista de los Estados Unidos. Sucedió al Union Labor News. Se ocupó de la situación política y social de México durante los últimos años del régimen porfiriano, solidarizándose con el proyecto revolucionario del PLM.

4 O Clarao, “Doutrinal-instrutivo-noticioso”, Porto y Río Tinto, Portugal (1904-1912). Periódico ácrata fundado en Porto en 1904, luego trasladado a Río Tinto en 1909. Director: Carlos Nobre.

5 Il Contro-Pelo, “Giornale libertario”, Barre, Vermont (1911-1912). Publicación mensual. Sebastiano Messaglia, entre los colaboradores que se ocuparon de la Revolución de México. Adoptó una postura escéptica frente al potencial transformador de la lucha armada en México.

6 Renovación, “Sociología, arte y ciencia”, San José, Costa Rica (1911-1913). Revista quincenal anarquista. Directores: José María Zeledón y Anselmo Lorenzo. Editores: Ricardo Falcó Mayor y José María Zeledón. En marzo de 1911 empezó a ocuparse de la Revolución Mexicana, con información tomada de Cultura Proletaria, de Nueva York. En su edición del 15 de agosto de 1912 publicó en la primera página un retrato de RFM. Se mantuvo próxima a la causa del PLM hasta el cese definitivo de su publicación.

Juguete de todas las ambiciones, Madero no puede moverse libremente; si se inclina ante determinada personalidad o ante determinado partido político, siente en las posaderas el pinchazo de los desairados; vuelve el rostro hacia éstos, y recibe el mismo suplicio por parte de los otros; no se encuentra entre la espada y la pared, sino todavía peor: entre puras espadas; el dictador es ahora un pobre títere, pero no renuncia; héroe de sainete, ha dicho con su consabida aflautada voz cuando alguien le preguntó recientemente si se marcharía al extranjero como Porfirio Díaz: “saldré de la ciudad de México solamente en carro fúnebre”…; ¡Así sea! ¡así sea en desagravio de sus crímenes!; los complots revolucionarios menudean; De la Barra regresa a México, donde tal vez le espera un Padilla, como a Agustín de Iturbide; hay más de cien que aspiran a la presidencia de la República, lo que hará que haya más de cien Cerros de las Campanas; el país entero es un Jorullo; la sangre corre a torrentes; ¡paz!, imploran los cobardes del partido liberal burgués; ¡paz!, sollozan los clericales, los testarudos verdugos de la humanidad; entretanto, la tierra, que ha de ser de todos, continúa recibiendo el riego fecundo de sangre humana…; ¿qué progreso se ha conquistado sin el generoso correr de la sangre? ¿Qué libertad ha sido lograda sin la ruptura de las arterias de los pueblos?; no hay que espantarse, no hay que gemir ante la tragedia; se necesitaba esta sangría bienhechora; era preciso este incendio purificador; sepultemos muy hondo la ley; sepultemos muy hondo el principio de autoridad; sepultemos muy hondo el derecho de propiedad privada, y esa sangre que corre a torrentes tendrá su justificación en la dicha de la humanidad emancipada; que no haya gobierno estable de hoy en adelante; si es posible ajustar desde hoy cuentas a los que quieren subir, será mejor, porque se ahorrará el trabajo de derribarlos; no olvidar que la expropiación debe ser hecha hoy mismo, por la fuerza, a sangre y fuego; “no dejar para mañana lo que se puede hacer hoy”; cuando se tienen las armas en la mano es cuando se puede hacer la expropiación.

 

Ricardo Flores Magón

Hemos dicho que el socialismo político, tan en boga en Alemania, en nada se diferencia de los demás partidos políticos, pues es tan reaccionario que la misma burguesía se afilia a él.

Ante el espectáculo de la expropiación que proletarios enérgicos están llevando a cabo en México, y ante el temor que la burguesía siente de ser despojada al fin de todas las riquezas que tiene en sus manos y de ver implantado el comunismo en todo el país, los elementos reaccionarios ponen el grito en el cielo.

La alarma de los reaccionarios crece más al ver que la multitud de banderías políticas que están en actividad, arrastradas por el ansia de libertad económica que domina a los proletarios, se han visto forzados a tratar en sus programas la Cuestión de Tierras, pues de otra manera no podrían tener adeptos, y esas banderías se ven forzadas igualmente a radicalizar su propaganda, en vista de que el Partido Liberal Mexicano aboga francamente por el trabajo y el consumo en común, y por la abolición de toda Autoridad, y ven en esto lo que para ellas es un peligro: el triunfo de nuestros ideales.

Así, pues, nuestra propaganda trae al trote a todos los políticos, quienes se empeñan en restarnos fuerza, en impedir que nuestra causa se robustezca de tal manera que los proletarios todos, convencidos de nuestra sinceridad y de la verdad de nuestras doctrinas, destruyan instituciones, atavismos, preocupaciones y todo lo que impide que el hombre sea realmente libre y sienta la dicha de vivir. El triunfo de nuestros ideales antiautoritarios y anticapitalistas es la muerte de todas las ambiciones de poder, de riqueza, de glorias y de honores, y ante la corriente avasalladora de los sucesos se interponen los políticos tratando de desviar esa corriente revolucionaria que necesariamente tendrá que llegar a la abolición de la Autoridad y del Capital, hacia el socialismo político, que es la tabla de salvación de la Autoridad, la única tabla a que pueden agarrarse para no perecer.

No permitamos, compañeros, que esos náufragos engañen al pueblo con programitas económicos que no resuelven el formidable problema que es necesario resolver: el del Hambre. Mientras esos partidos políticos os hablen de que es necesario tener un Gobierno para que ese Gobierno sea el que expropie en favor de los pobres, no debéis oírlos. Rechazad todo lo que huela a boleta electoral; reíos de los que os hablen de democracia, porque esos quieren que derraméis hoy vuestra sangre, y mañana vayáis a las urnas electorales a elegirlos. Tomad las armas que os den, pero para fusilarlos a ellos y vosotros entregaros a la expropiación. Adoptad todos como bandera el Manifiesto de

23 de Septiembre de 1911.

He aquí una prueba de que el socialismo político es tan opresor y tan conservador como cualquier sistema capitalista. Veamos lo que dice El Imparcial, periódico burguesísimo de la ciudad de México, en su edición del 11 de este mes:

Ojalá que en esta lucha de ideas y de apetitos se perfilara un principio, cualquiera que fuese ese principio. ¡Bienvenido fuera el socialismo, con el programa actual que, tras muchos años de brega, han aceptado los adeptos de esta gran superstición social! Porque el socialismo actual trae en su bandera una responsabilidad, una regla de justicia, un concepto de respeto, una línea de acatamiento a derechos creados por muchos siglos de acomodamientos y de acuerdos mutuos.

Ya lo veis, hermanos desheredados. La burguesía quiere el socialismo político, porque deja las cosas en el estado que actualmente se encuentran. Deja en pie los derechos creados, que no son otra cosa que el derecho que tiene la burguesía de explotar al trabajador; el derecho que tiene la Autoridad de hacerse obedecer. Derechos que no han sido el resultado de siglos de acomodamientos y acuerdos mutuos, sino el producto de la violencia que en todos los siglos han ejercido los fuertes, los astutos y los bandidos contra los laboriosos y los buenos. No ha habido acuerdo para que se respetase el principio de propiedad privada, sino despojo brutal primero, y sanción legal, después, de ese crimen. No olvidar que los burgueses son descendientes de los bandidos que en todas las épocas han despojado a los débiles, o los bandidos modernos que, a fuerza de amarrarse la tripa, logran reunir unas cuantas monedas para explotar a su vez a los laboriosos y a los buenos.

Sigamos leyendo El Imparcial: “Porque el socialismo actual no es esencialmente destructor, sino fundamentalmente constructor; porque posee algo de lo carecen nuestros flamantes revolucionarios: disciplina y solidaridad”.

En efecto, el socialismo actual no destruye; pero tampoco construye: es simplemente conservador de lo existente, conservador de la desigualdad social que es el origen de todos los males que afligen a la especie humana. Por eso es que la burguesía se afianza del socialismo político como de un clavo ardiendo. Haciendo eso, nada pierde: el sistema cambiará de nombre únicamente, pero seguirá siendo el mismo, y así como los monarquistas se hacen republicanos, los republicanos se hacen socialistas, pues todo es cuestión de cambio de nombre y nada más. Naturalmente que los burgueses prefieren el socialismo por la disciplina, por la reglamentación, por el autoritarismo. Mas los que deseamos la libertad entera deseamos la sociedad libre basada en el respeto y el apoyo mutuos: la sociedad comunista.

Sigue diciendo El Imparcial: “El socialismo actual ha podido decir por boca de uno de sus apóstoles: ‘Toda civilización que multiplica las riquezas sin multiplicar los lazos y los deberes sociales, produce más mal que bien’; pero contemporáneamente, no ha hablado de destruir esas riquezas ni mucho menos de suprimir esos deberes ni de eliminar esos lazos”.

Es cierto lo que dice el periódico burgués, y por eso decimos que los socialistas políticos son unos embaucadores de la peor especie, y los enemigos más peligrosos con que cuenta el proletariado de todo el mundo.

Pero sigamos escuchando a El Imparcial: “No, nuestros revolucionarios giran fuera de ese eje, sin el cual no puede haber gobierno, ni aun sociedad posible…”

Afortunadamente es cierto lo que dice el periódico burgués: los revolucionarios giran fuera del eje autoritario, al menos los nuestros, y están en pugna con toda imposición y toda explotación. Por lo que respecta a que no puede haber sociedad obrando de esa manera, solamente es cierto si se refiere a una forma de sociedad como la actual, fundada en la explotación del hombre por el hombre; pero no lo es si se refiere a la sociedad nueva de justicia, de amor, en que todos seamos iguales, en que todos seamos libres.

La mejor explicación de la duración del movimiento y de sus fines la da el mismo periódico, y en el mismo artículo, diciendo que los personalistas siguieron unidos a Madero después de la venta de la Revolución en Ciudad Juárez en mayo del año pasado, mientras que los que luchan por principios no rindieron sus armas porque no creyeron que el Gobierno pudiera cumplir los fines de la Revolución. Dice El Imparcial:

Los que carecían de esa fe [que el gobierno pudiera cumplir los fines de la Revolución], dudaron. Dudaron porque la revolución no había sido anunciada como el cambio de un régimen por otro que mantuviera en pie los principios que se decían vulnerados por el primero, sino un cambio radical de principios; la revolución no era, para la generalidad de los que en ella tomaron parte, una nueva orientación de la misma ruta, sino la elección de otra ruta; no era la reconstrucción del pasado en sus más puras y prístinas formas, sino el divorcio con el pasado.

Sí; eso es lo que queremos: el divorcio con el pasado; la muerte de las instituciones que nos han hecho sufrir a los que formamos parte de los que se llama la plebe. Para los pobres, el pasado es la tiranía, la explotación y su cortejo negro, triste, doloroso: la miseria, la prostitución, el crimen. Ese pasado sólo puede ser suspirado por nuestros verdugos: la Autoridad, el Capital, el Clero; ese pasado debe ser odiado cordialmente por nosotros.

 

Ricardo Flores Magón

Por nuestro colega Cultura Obrera, nos hemos informado de que nuestro querido compañero Fermín Sagristá, que se encontraba preso en la Cárcel Celular de Barcelona, ha obtenido su libertad.

He aquí lo que a este respecto dice Cultura Obrera:

Hemos recibido una carta de nuestro querido compañero Fermín Sagristá, en la cual nos informa haber salido en libertad el día 9 del corriente.

Nuestros lectores saben las persecuciones de que fue objeto nuestro estimado camarada, por trasladar en rasgos artísticos la horrible tragedia de Montjuich2 en donde fue injustamente asesinado el fundador de la Escuela Moderna, Francisco Ferrer.3 ¡Por haber dibujado tres láminas sobre el asunto Ferrer, el compañero Sagristá fue sentenciado a nueve años de presidio!

Lean nuestros lectores por la propia pluma de este compañero cómo salió en libertad antes de haber cumplido la pena citada:

Queridos compañeros de Cultura Obrera: Salud.

Reivindicado del “crimen” que cometí, vuelvo a la vida. ¿Cometeré otro? El tiempo lo dirá.

El gobierno español, penetrado de la protesta extranjera que repercutió, también en España, ha tenido que rendirse a la justa misión de concederme la libertad.

Ahora a trabajar. Los dieciséis meses que he pasado recluido en las cuatro paredes de mi celda me han inspirado sublimes y nuevas creaciones. En mis horas de soledad he leído el curso de la Revolución Mexicana, y acérrimo entusiasta de la acción, mi primer recuerdo será para los revolucionarios mexicanos. Para ello ha evolucionado en mi cerebro un asunto hermoso que voy a trasladar en mi pincel y en breve saldrá a la luz pública.

Dentro de pocos días remitiré una postal creada al asunto de la Revolución Mexicana, titulada “Tierra Libre”, para la propaganda artística.

Os ruego trasmitáis mis saludos fraternales al valiente revolucionario Ricardo Flores Magón, de “Regeneración”, y a los demás compañeros que propagan para la implantación de los ideales comunistas en México.

Los pedidos para las postales, a mi nombre, Rubén, 5 (Torre) VallarcaBarcelona, España. El precio de las postales en colores a 15 centavos.

Recibid mi cordial abrazo de vuestro sincero amigo, Fermín Sagristá.

 

*      *      *

 

Nuestro hermano Jaime Vidal dice lo siguiente en Cultura Obrera:

Orgullosos estamos de contar entre los revolucionarios a artistas del temple de nuestro querido amigo Sagristá.

Estos propagandistas del lápiz y el pincel (que desgraciadamente hay pocos en nuestras filas) ayudan grandemente a la difusión de nuestros ideales emancipadores, siendo por eso que los tiranos se ensañan contra ellos. Pero el compañero Sagristá no se arredra; cada vez que sale de la cárcel se lanza a la propaganda artístico-revolucionaria con nuevos bríos.

Los ideales no palidecen con las persecuciones; los adeptos se multiplican y las teorías se acercan más a la realidad cuanto más sufren los propagandistas.

Un saludo al compañero Sagristá y un ruego para que traslade en hermosos rasgos artísticos, nuestro regocijo por su libertad y por nuestros queridos ideales libertarios.

J.V.

 

Grata sorpresa hemos recibido con motivo de la libertad de nuestro querido compañero Fermín Sagristá.

Sagristá es un artista de altos vuelos, y, por eso, la tiranía le teme, pues ésta comprende que el arte es un medio excelente de difusión de nuestros altos ideales. Un cuadro de Sagristá es todo un poema revolucionario que sacude fuertemente los nervios, que despierta, que hace fijar la atención en la lucha que el desheredado sostiene contra el poderoso, al mismo tiempo que se paladea el gusto artístico de la composición.

Sagristá anuncia que su primer trabajo será un cuadro dedicado a la Revolución Mexicana, que aparecerá en tarjeta postal. Con ansia esperamos esa producción que vendrá a enriquecer el arte revolucionario, y desde luego ofrecemos a Fermín las columnas de Regeneración para anunciar la tarjeta.

Reciba el noble camarada nuestro abrazo fraternal, así como nuestras felicitaciones por haber logrado salir en libertad. La causa está de plácemes: Sagristá libre es ariete y es antorcha. ¡Salud, hermano!

 

Ricardo Flores Magón


1 Fermín Sagristá Salomó. A veces Fragristá. Dibujante, condenado tras la Semana Trágica (Barcelona, España, 1909) a nueve años por tres litografías a la memoria de Francisco Ferrer. Colaboró con ilustraciones en publicaciones anarquistas: Almanaque de Tierra y Libertad (1912), Floreal (1928), La Huelga General (1903), El ProductorRevista Única (1928), Tierra y Libertad. Donó el Cuadro Artístico reproducido en tamaño doble como portada del número especial de Regeneración del 1 de enero de 1913. Se le consideró la imagen emblemática del periódico.

2 Refiérese al fusilamiento de Francisco Ferrer llevado a cabo el 13 de octubre de 1909 en la prisión militar de Montjuich (Barcelona). El ilustrador catalán Fermín Sagristá realizó en 1909 un cartel alegórico titulado La tragedia de Montjuich para condenar el asesinato de Ferrer a manos del clericalismo español. La imagen fue profusamente reproducida en la prensa libertaria e incluso circuló como tarjeta postal.

3 Francisco Ferrer (1859-1909). Pedagogo. Entusiasta de la Primera República Española, en 1884 se hizo masón. Implicado en la sublevación republicana de Villacampa, en 1886 se asiló en París. En 1892 asistió al Congreso internacional de librepensadores en Madrid y en 1897 al Congreso Socialista de Londres. Decepcionado de los republicanos, se aproximó a los círculos libertarios parisinos. Profesaba una concepción de la revolución que combinaba una vanguardia profesional, la huelga general y la alianza con el proletariado. A partir de 1894 se le asoció, en calidad de financiero, a todos los movimientos insurreccionales, huelgas y magnicidios que se suceden en España. En 1901 fundó en Barcelona la Escuela Moderna, misma que le dio fama internacional como impulsor de la llamada Escuela Racionalista. Fue encarcelado, acusado de estar implicado en el atentado contra Alfonso XIII que realizó Mateo Morral en Madrid. Al ser liberado en junio de 1907, continuó su labor de agitación dentro y fuera de la península ibérica. Arrestado de nueva cuenta tras la llamada Semana Trágica en Barcelona, fue ejecutado en esa misma ciudad en medio de un escándalo de alcances mundiales. Escribió, entre otros: La Escuela Moderna (1912) y Páginas para la historia (1910).

Digan lo que quieran los enemigos de la Revolución Mexicana, ésta es de carácter marcadamente económico. Desde un principio afirmamos que el proletariado mexicano no se había levantado en armas por el simple gusto de tener un nuevo verdugo. Desde un principio dijimos que el pueblo mexicano se había levantado en armas porque tenía hambre de pan y de justicia.

Los hechos, no las palabras, han venido demostrando que estábamos en lo justo, y, todavía más, que hemos obrado como verdaderos revolucionarios procurando que el gran movimiento tome una orientación decidida hacia el comunismo. Ése es nuestro deber de revolucionarios sinceros.

Algunos sociólogos de estrado han criticado el movimiento mexicano porque no comenzó siendo netamente comunista desde un principio. Pretendían esos señores, entre los que descuellan Luigi Galleani y Juan Grave, que la Revolución Social fuera obra de un día, de una semana o de unos cuantos meses, sin recordar que el maestro, Pedro Kropotkin, dijo en una carta, fechada en Londres el 15 de noviembre de 1909, las siguientes sabias palabras:

Toda revolución se inicia tímidamente con hechos de importancia infinitamente pequeña; pero toda revolución asciende a medida que se prolonga.

Si ella dura dos, tres, cuatro años; si los revolucionarios son bastante inteligentes para no permitir la consolidación de un gobierno fuerte, esa revolución ascenderá hasta el comunismo. Y si no se comienza la revolución con alguna cosa, aunque sea bastante lejana del comunismo, no se logrará nunca nada, como en Rusia.

Nuestra obra de agitación por medio de la idea, y la agitación por nuestros bravos compañeros que sostienen la Bandera Roja en los campos mexicanos, están dando sus frutos: la prolongación del movimiento, para que no vuelva a haber un Gobierno estable en México, pues desde un principio hemos creído como nuestro viejo camarada Kropotkin que, mientras mayor duración tenga un movimiento revolucionario, más se radicalizan las tendencias; más amplias son las aspiraciones populares y más fácil es llegar al comunismo.

Otro de los frutos de nuestra incesante propaganda es la expropiación de la tierra y de la maquinaria de producción. Desde hace muchos números, Regeneración ha venido dando cuenta de los actos de expropiación de la tierra llevados a cabo por multitudes de proletarios que se han puesto a trabajarla con el fusil terciado. Los lectores de Regeneración habrán visto que, cuando los proletarios no pueden sostener la expropiación de la tierra por falta de armas, arrasan las haciendas y los poblados para que, si ellos tienen que sufrir, que sufran igualmente sus verdugos. Habrán visto también los múltiples casos de sabotaje, de huelga revolucionaria, de consciencia de clase de los proletarios mexicanos.

La prensa de todos los colores admite que no se trata de una revolución política, sino de un movimiento económico, de una guerra de clases que, si los libertarios la fomentamos, terminará con el comunismo. Y hemos visto, igualmente, que, por instinto, por herencia, el pueblo mexicano, pueblo no corrompido con los hábitos del ahorro, pueblo sencillo, es apto para el comunismo, comunismo que, en parte, ha practicado por miles de años. Además, sabido es que el pueblo mexicano odia cordialmente a la Autoridad y al Capital, a pesar de las prédicas del clero embaucador.

El Imparcial, del 22 de marzo, al hablar del movimiento revolucionario en el estado de Oaxaca, dice:

Las principales plantas despepitadoras de algodón de Jamiltepec, han sido destruidas por los revolucionarios. Para salvarse del ataque de los rebeldes del rumbo, algunas personas permanecieron en los bosques de Playa, escondidas varios días, alimentándose sólo de cocos y de tortugas. Los pueblos que rodean la finca de San José Ejutla, desean repartirse sus terrenos y al efecto se disponen a atacarla.

El mismo periódico, dice el 29 de marzo al hablar del movimiento revolucionario en el Distrito de Tlapa, estado de Guerrero: “La finca de Jicayán, propiedad del señor Daniel Pérez Ruiz, fue vaciada por completo. Los indígenas se repartieron los terrenos y los revolucionarios se llevaron veinte mulas y diez caballos e incendiaron los campos de caña”.

El mismo periódico del 5 de este mes, en un telegrama más que le remite su corresponsal en Oaxaca, revela la gravedad de la situación en aquel importante y riquísimo estado. Dice así: “A consecuencia de las prédicas socialistas de ciertos agitadores, los indígenas de algunos puntos del Estado, están cometiendo atentados. Varios, con motivo de la cuestión agraria, han cortado las cosechas de varias fincas ajenas, han suprimido el agua de regadío y han efectuado otros excesos”.

El mismo periódico dice el 7 de abril: “Siguiendo los consejos de los zapatistas que estuvieron en Tepeaca, Estado de Puebla, algunos indígenas se han posesionado del terreno de la hacienda de San Miguel La Pila, propiedad del señor Luis Pacheco, y situada por aquel rumbo”.

Estos datos, unidos a todos los que han sido presentados en las columnas de Regeneración desde hace muchos meses, demuestran que el movimiento es económico y que no se necesita más que buena voluntad, firmeza y lealtad a la causa del proletariado, para que al fin veamos ondear triunfadora la bandera de los pobres, la gloriosa Bandera Roja de los libertarios mexicanos.

 

Ricardo Flores Magón

Nuestros queridos compañeros Rosendo A. Dorame, Fernando Palomares, Silvestre Lomas, Efrén M. Franco1 y José R. Aguilar,2 prisioneros en El Paso, Texas, por supuesta violación a las leyes de neutralidad, fueron sentenciados el sábado 13 de este mes a sufrir la pena de un año y un día, en la penitenciaría federal de Leavenworth, Kansas.

Esta sentencia, verdaderamente inicua, prueba la parcialidad con que se nos juzga a los revolucionarios mexicanos en este país. Contra dichos compañeros no hubo más prueba que el dicho mentiroso de testigos pagados por el Gobierno Mexicano, y según estamos informados, los tales testigos se contradijeron repetidamente, incurrieron en falsedades mil, al grado de que todos los que asistieron a las audiencias de la causa esperaban que los miembros del jurado pronunciarían un fallo de inculpabilidad. Pero no fue así: se trataba de mexicanos, salieron condenados nuestros compañeros.

El abogado de la defensa probó que los documentos que fueron exhibidos eran falsificados. Pero era “necesario” mandar a aquellos mexicanos a la penitenciaría, y el fiscal se desgañitó proclamando que se estaba juzgando a criminales peligrosos. En un momento de indignación, nuestro noble hermano, Fernando Palomares, según dice la prensa burguesa, arrojó al rostro del acusador estas palabras: “Usted es un perro que tiene en la cárcel a los prisioneros” (The Los Angeles Times).

Pocos momentos después de haber sido sentenciados nuestros compañeros, Tom Lea, su abogado, dijo al juez estas palabras: “Me da vergüenza que se diga que Estados Unidos es el país de las libertades”.

Con la condenación de nuestros hermanos, la burguesía ríe; el principio de Autoridad ríe; el clero ríe. Pero los desheredados no reímos; los desheredados sentimos indignación, cólera, odio contra el sistema actual que condena a presidio a hombres buenos que luchan por romper las cadenas de los esclavos, y premia, distingue con honores y con homenajes a los que tienen a los pobres bajo sus plantas.

En fin; apretad, tiranos. La idea se populariza más, mientras más perseguidos son sus apóstoles.

Reciban nuestros queridos hermanos presos nuestro abrazo fraternal y nuestro aplauso por la entereza con que soportan su injusto martirio.

 

Ricardo Flores Magón


1 Efrén M. Franco (1863-¿?). Sastre. Emigró con su familia de México a El Paso, Texas, en 1896. En su casa, el 5 de marzo de 1911 se fundó el club Praxedis G. Guerrero del cual fue nombrado secretario, mismo que reorganizó, el 31 de julio, junto con José R. Aguilar, Matilde López, María Solís, Basilisa Franco y Jovita Mota, quienes formaron una dirección colectiva. Fue arrestado el 2 de diciembre de 1911, al mismo tiempo que el dr. Rafael Molina, Fernando Palomares, Juan Hidalgo, Rosendo A. Dorame, José Navarrete, José Santana Gómez, Valeriano Vaquero y Silvestre Lomas, acusado de violación de las leyes de neutralidad en conexión con el movimiento reyista. Condenado a año y medio de prisión fue enviado a la penitenciaría federal de Leavenworth, junto con Palomares, Dorame y Aguilar. Salió de la misma el 31 de enero de 1913. Regresó a El Paso, donde recibió en su casa a Jesús M. Rangel, en julio de ese mismo año, cuando éste regresaba de su viaje al cuartel general zapatista. En abril 1914 fue nuevamente arrestado en la ciudad fronteriza al salir en defensa del italiano Mariani Vito, quien repartía en hojas sueltas el himno revolucionario Tierra y Libertad y noticias sobre la invasión norteamericana en Veracruz. Las hojas sueltas se elaboraban en una pequeña imprenta instalada en casa de Franco. Mantuvo relación con la JOPLM hasta fines de 1916, cuando migró al estado de Michigan.

2 José R. Aguilar (1878-¿?). Pintor mexicano. Tomó parte en los preparativos insurreccionales en El Paso, Texas, en 1908 dirigidos por Praxedis G. Guerrero. En 1909 participó en la junta de El Paso, en la que con Guerrero, Silva y Jesús Méndez Rangel, hizo un balance de los intentos insurreccionales anteriores. Encargado del traslado de las armas de casa de Prisciliano G. Silva a Ciudad Juárez, Chihuahua. Miembro fundador y pro secretario del club Praxedis G. Guerrero de El Paso (1911) y del grupo Regeneración de El Paso (julio de 1911). Fue arrestado el 2 de diciembre de 1911, al mismo tiempo que el dr. Rafael Molina, Fernando Palomares, Efrén M. Franco, Juan Hidalgo, Rosendo A. Dorame, José Navarrete, José Santana Gómez, Valeriano Vaquero y Silvestre Lomas, acusado de violación de las leyes de neutralidad en conexión con el movimiento reyista. Condenado a un año y medio de prisión fue enviado a la Penitenciaría Federal de Leavenworth, junto con Palomares, Dorame y Franco. Salió de la misma el 31 de enero de 1913. En Regeneración, publicó su artículo “Rememorando la traición de Francisco I. Madero”. Mantuvo contacto con la JOPLM, al menos hasta junio de 1917.

Sigue la farsa entre los jefecillos de la revuelta chihuahueña. Pascual Orozco declara que no es personalista, que no es su candidato el bandido Emilio Vázquez Gómez; que es purísimo de intenciones; que no sostiene a personalidad alguna, a no ser a los Terrazas, a los Creel, a los grandes burgueses de Chihuahua que le están llenando de oro los bolsillos, oro sacado del peonaje de las grandes haciendas, oro que representa el trabajo, el sacrificio de todos los explotados por los Creel, por los Terrazas, por todos los que tienen en sus manos la colosal riqueza del Estado en que han sentado sus reales, los revolucionarios cuyo manifiesto dimos a conocer en nuestro número anterior.

Dice Orozco que no tiene candidato para la Presidencia, y que a su tiempo se convocará a elecciones. Eso es precisamente lo que no queremos los liberales: elecciones.

Elección significa cambio de yugo, y los liberales no queremos yugos ni viejos ni nuevos. Sabemos que Gobierno es yugo, es opresión en cualquiera de sus formas, es perro guardián del Capital, y no lo queremos.

Mexicanos: no os dejéis embaucar por los revolucionarios burgueses como Emilio Vázquez Gómez, Pascual Orozco, etcétera, etcétera. Aprovechaos de ellos para que pongan en vuestras manos los elementos que necesitáis para la lucha. No permitáis que ninguno de vuestros caudillos se haga fuerte y se constituya en gobernante.

Si no nos escucháis tendréis que sufrir la guerra por más largo tiempo del que duraría, si todos, como un solo hombre, os decidierais a ejecutar a todo aquel que quisiera llevar galones en su vestido, ó tener un buen empleo, o de alguna manera pasar vida fácil a costa del sudor y de la sangre de los humildes.

Leed todos el Manifiesto de 23 de Septiembre de 1911, y enarbolando la Bandera Roja, gritad: ¡Muera el Capital! ¡Muera la Autoridad! ¡Muera el Clero!, y echaos sobre todo cuanto existe. No perdáis tiempo; esta es la mejor oportunidad para hacerlo.

 

Ricardo Flores Magón

El 18 de este mes asistimos a la Corte Federal de los Estados Unidos, pues estábamos citados para ser juzgados, como lo saben nuestros compañeros, por el supuesto delito de violación a las leyes de neutralidad.

En los corredores de la Corte, tuvimos el gusto de estrechar la mano de muchos de nuestros queridos camaradas que, sabedores de que íbamos a ser juzgados, dejaron su trabajo para demostrar con su presencia que saben ser solidarios, que no estamos solos, que hay miles de honrados trabajadores que saben apreciar nuestros esfuerzos y nuestros desvelos.

El salón de la Corte, a pesar de ser tan amplio, estaba literalmente lleno. La atmósfera pesada; la presencia de los llamados guardianes del “orden”; el sinnúmero de esbirros secretos; la monotonía de los trámites judiciales; el disgusto de encontrarse en un lugar donde se habrá condenado a muchos inocentes; donde se habrá decidido la suerte de hombres, de mujeres, de ancianos, de niños; el convencimiento de que la justicia no está encerrada en las apelmazadas páginas de los libros de derecho; la convicción de que nadie tiene derecho de juzgar a un hombre, porque para juzgar se necesita estar libre de toda mancha, y todo hombre tiene algo que le reproche su conciencia; todo, el calor, la Autoridad, la Ley, el gendarme, el espía apestoso, contribuía a hacer enojoso aquel espectáculo que no tiene ya razón de ser en este siglo en que la ciencia ha logrado demostrar que todos somos iguales; que el hombre no debe ser el tirano del hombre; que si algo debe ser juzgado y sentenciado a muerte es la sociedad actual, vieja prostituta que empuja al ser humano al crimen, crimen que no se cometería si una sociedad de justicia y de amor fuera la que reinase.

Lo único agradable era la presencia de nuestros queridos camaradas que no quisieron dejarnos solos en manos de la “justicia”. Pudimos ver que un buen número de ellos llevaban en sus humildes, pero honrosísimas blusas, ya el botón de la Bandera Roja, que es el botón del Partido Liberal Mexicano, o bien el botón que contiene la simpática figura del nunca bien llorado Praxedis G. Guerrero. ¡Bien, hermanos!

Cerca de las once de la mañana, el juez, después de rascarse la cabeza, de apretar la boca en actitud pensativa, determinó que se viera nuestra causa el jueves 25 de este mes. Ese día tendremos que comparecer nuevamente ante la Corte Federal.

Todos nuestros compañeros y simpatizadores quedan invitados para estar ese día, a las diez y media de la mañana, en la Corte Federal, para que con su presencia se demuestre que el mexicano es valeroso, que el mexicano sabe proclamar públicamente sus ideas, que el mexicano está ansioso de ser libre y por eso simpatiza con los que luchan por la verdadera libertad. Hay algunos pinacates que andan diciendo que todos los que simpaticen con nosotros serán enviados a la cárcel.

¡Escupid el rostro de esos miserables!

Como algunos compañeros y simpatizadores no saben en qué edificio está la Corte Federal, es bueno que sepan que está en el cuarto piso del gran edificio de Correos de esta ciudad. Todos, hombres y mujeres, tienen derecho a entrar al salón de jurados. Mientras se llega el día del jurado, protestad todos contra la farsa de proceso que se nos sigue. No se trata de otra cosa que de poner obstáculos a nuestros trabajos, para que burgueses y autoridades puedan explotar tranquilamente al pueblo productor.

La próxima vez, llevad todos el botón del Partido Liberal Mexicano, como un reto gallardo a los cuicos de la secreta.

 

Ricardo Flores Magón

Anunciamos a todos nuestros amigos y simpatizadores que hasta hoy, 18 de abril, hemos recibido muy poca ayuda de dinero para nuestra defensa. ¿Por qué es eso?

¿Se desea que se nos condene por falta de defensa?

Nuestra suerte está en vuestras manos, compañeros mexicanos y de todo el mundo.

¿Esperáis a que se nos condene para protestar contra la persecución de que somos objeto los miembros de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano? Tal protesta sería extemporánea y aun ridícula.

Sabemos que se han remitido a Taft cientos de telegramas de protesta en estos últimos días; pero es preciso que esos telegramas caigan por millares en Washington. Al menos, enviad millones de protestas por correo. Firmad el cupón que para ese objeto se encuentra en la tercera plana de Regeneración.

Por medio de estas líneas damos las gracias a nuestros buenos compañeros y compañeras que se apresuraron a protestar.

De la agitación depende nuestra libertad, pues ya sabéis que no hay justicia bajo el presente sistema social.

No queremos que nos salvéis de la cárcel porque la temamos. Nada tememos, ¡ni la muerte! Pero sí creemos que la causa sufrirá algún trastorno si se nos atan las manos.

Necesitamos, pues, agitación mundial y dinero.

¿Tendremos todo esto? Por la Junta.

 

Ricardo Flores Magón

La prensa americana de hoy (18 de Abril), dice que Taft está sumamente alarmado por las noticias que le llegan de sus cónsules y agentes consulares en la República Mexicana; Taft ha sido informado oficialmente de que los estados de la costa occidental de México están conmovidos por una formidable Revolución que tiene por objeto principal atacar la propiedad de mexicanos y extranjeros; esto ha dado lugar a que la burguesía americana, así como la mexicana, ejerzan presión sobre Taft para que se lleve a cabo la intervención sin necesidad de que el congreso americano la decrete; Taft, afligido, no sabe qué hacer; algunos zaragates americanos están alistando cowboys (vaqueros americanos) para invadir México, sin pensar que los peones mexicanos están demostrando ser luchadores de primera clase y que saben rechazar a los invasores; los polígamos americanos, llamados mormones, y que residen en México, han sido aconsejados por el Senador Reed Smoot,1 de Utah, para que salgan de México; las vías férreas han sido cortadas por los rebeldes, y eso ha dado como resultado que muchos burgueses americanos no puedan salir de México; las fuerzas de Orozco están moviéndose rumbo al sur, mientras las federales, al mando del esbirro Huerta, están moviéndose rumbo al norte, esperándose que el encuentro tenga lugar en Escalón otra vez; la señora Autoridad se desploma; el señor Capital se hunde; algunos meses más de guerra y la Autoridad no podrá sostenerse ya; algunos meses más de acción revolucionaria, y el Capital, con la espina dorsal resquebrajada, morderá el polvo de su derrota; ¡ánimo, pues, camaradas!

 

Ricardo Flores Magón


1 Reed Smoot (1862-1941). Político estadunidense originario de Utah. Senador por su estado natal entre 1903 y 1933. Prominente líder de la Iglesia mormona hasta su muerte.

La intervención se aproxima a pasos de gigante. Los miembros del Gabinete de Taft, en su mayoría, son partidarios de la intervención, y han celebrado sesiones para estudiar el asunto. El plan de movilización de tropas sobre la frontera mexicana está ya formado, según lo anuncia la prensa diaria de este país, y un sentimiento de hostilidad hacia el Gobierno de Madero comienza a hacerse perceptible en las altas esferas oficiales de Washington.

La nota que Wilson, subsecretario del Departamento de Estado, envió a Madero dándole órdenes, ha venido a agriar todavía más el sentimiento antiamericano que domina en México, y la respuesta severa que el Gobierno Mexicano dio a esa nota ha dado por resultado que se hable en Washington de una inmediata intervención.

Todo esto, unido a la expropiación que se está llevando a cabo de bienes que acaparaban burgueses americanos y de otras nacionalidades, expropiación que se ha estado efectuando sin la voluntad de los jefes rebeldes de las banderías políticas, hace que cada vez esté más cercano el día de la invasión americana en México.

Si esta invasión no ha sido llevada a cabo hasta hoy, se ha debido a la enérgica actitud del pueblo mexicano que, a cada amenaza del Coloso del Norte, responde con manifestaciones inequívocas de que está resuelto a repeler no solamente la agresión de los Estados Unidos, sino la de todos los gobiernos del mundo, pues el mexicano no permite que ningún Gobierno intervenga en su lucha, lucha sagrada, lucha de vida o de muerte, puesto que no se trata del simple deseo de quitar a un hombre del poder para poner otro en su lugar, sino del esfuerzo gigantesco de todo un pueblo por conquistar el derecho de vivir. El Gobierno Americano ha tenido en cuenta esa circunstancia. Grandes políticos y grandes generales y grandes escritores de este país consideran la intervención americana en los asuntos de México como el paso más grave que puede dar el Gobierno de los Estados Unidos. Los mexicanos se unirán como un solo hombre, dicen esas personalidades, para resistir la agresión. Y en efecto, todos nos uniremos, y una lucha titánica, sin precedente tal vez en la historia de la humanidad, se desarrollará en la tierra de México; ocasionará complicaciones internacionales de carácter gravísimo; la lucha se prolongará con resultados adversos para el pueblo americano, y éste abrirá los ojos; verá con toda claridad que la desastrosa guerra no tiene otro objeto que salvar los intereses de los millonarios americanos, y entonces demandará que sean los millonarios y no los pobres los que tomen el fusil y marchen a México a defender personalmente “sus” propiedades; las protestas del pueblo americano contra la guerra tomarían tales proporciones que el Gobierno de los Estados Unidos se vería obligado a no enviar más soldados para México, y entonces la burguesía europea ejercería tal presión sobre sus gobiernos, que éstos se verían obligados a enviar tropas a México para sostener la intervención americana; pero como el pueblo americano, protestarían a su vez los pueblos europeos y la Revolución Social se hará en todo el mundo; el grito ¡Tierra y Libertad!, se escuchará en España, en Francia, en Italia, en Inglaterra, en Alemania, en todas partes, y comenzará para la humanidad una Nueva Era.

El General Anson Mills, dijo ayer (23 de abril) en el Departamento de Guerra en Washington, que no hay razón para que los Estados Unidos piensen en intervenir en México, y que las inmediatas consecuencias de la intervención serían la prolongación del conflicto y una serie de complicaciones que pocas personas habrán siquiera soñado. “Dejad luchar a los mexicanos, dijo el General Mills en el Departamento de Guerra. Dejadlos luchar, como se nos permitió a nosotros luchar en nuestra Guerra Civil. Pensad lo que habría sucedido si alguna potencia extranjera hubiera pretendido intervenir en nuestra guerra”.

Sigue hablando el General:

Si el ejército [el americano] entrase a territorio mexicano, se necesitaría que transcurrieran cincuenta años antes de que pudiera salir. Sería necesario poner 250 000 hombres en el terreno de la acción, y con todo eso, no se conquistaría el país. Nosotros podríamos tomar la ciudad de México con 10 000 hombres, ¿pero qué aprovecharíamos con ello? Madero tiene aún la ciudad de México, y no por eso ha terminado la lucha.

Por lo expuesto se ve que los mismos militares americanos de alta graduación consideran una locura el pretender invadir México; pero los capitalistas americanos no quieren conformarse con la idea de tomar el pico y la pala para ganarse la vida como todo hombre honrado debe hacerlo, y están empujando a Taft para que declare la guerra a México, como que no son ellos, los capitalistas, los que van a presentar las panzas a las certeras balas de los mexicanos.

 

Ricardo Flores Magón

De El Diario, de la ciudad de México, copio lo siguiente, ocurrido en El Porvenir, Cantón de Mascota, estado de Jalisco:

Veinte soldados del 2o. Regimiento de Caballería del Estado salieron hace cuatro días para El Porvenir, mineral que está a ocho horas de camino y que se hallaba en desorden por la gente de trabajo.

Aquí, al tenerse noticias de los desórdenes de El Porvenir, se temió que alguna gavilla de bandoleros o revolucionarios fueran los que ocasionaban el desorden; pero ha venido a saberse que el motivo de ello provenía de que una compañía extranjera que explota allí una mina, tenía más de tres meses de no pagar con dinero los jornales, y que los pagos los hacía con unos papeles que llaman vales y que el gerente de la misma compañía descontaba con un 25 por ciento.

Los trabajadores, indignados por ser, además de mal pagados en su trabajo, víctimas de una empresa que en sus negocios camina bien, pues la mina que explotan da 25 kilos de plata por tonelada, convinieron en hacerse pagar su salario con dinero, y para exigirlo así al gerente que, valiéndose de argucias los explotaba, los amagaron con las armas, puesto que ya se habían quejado a las autoridades de San Sebastián sin que se les hiciera aprecio.

El gerente se vio en la necesidad de pagar con dinero, y hecho esto, todo quedó en paz.

Muy bien por lo que respecta a hacer uso de la fuerza contra la burguesía, pero los trabajadores deben comprender que el mismo arrojo y valentía que se necesita para obtener mejor trato y mejor salario de parte de los burgueses es el que se hace necesario para la expropiación de la riqueza social. Vemos que nuestros hermanos de El Porvenir se desesperan un día de ser vilmente explotados y se arman para que se les pague mejor; consiguen su objeto con la mayor facilidad por medio del mejor argumento: el fusil. ¿Por qué no emplear el mismo argumento no ya para obtener mejor salario, sino para acabar con el salario haciendo de propiedad común la mina, la tierra, la fábrica, todo?

No se necesita más que una cosa: desconocer el derecho que se arrogan los ricos de explotar a los pobres; desconocer, en una palabra, el llamado derecho de propiedad individual.

No luchéis más por aumento de salario, trabajadores mexicanos, cuando estáis en presencia de un movimiento que tiene que acabar con el derecho de la propiedad privada. ¡A expropiar!

 

Ricardo Flores Magón

El sano consejo que damos a los rebeldes de todas las banderías, de que fusilen a aquellos de sus jefes que se opongan a que se lleve a cabo la expropiación para los efectos del Manifiesto de 23 de Septiembre de 1911, está comenzando a dar sus resultados. Cuando a principios de este mes fue tomada la ciudad de Parral por los rebeldes que están al mando del traidor Inés Salazar, los soldados revolucionarios invitaron a todas las familias a que tomasen de los almacenes, depósitos, tiendas, etcétera, lo que necesitasen en sus hogares. En los hogares se había sufrido mucho por haber durado muchos días el sitio que los rebeldes tendieron a la ciudad, ocupada por los federales de Francisco Villa. No había carbón en las cocinas; no había maíz; no había frijol, carne, café, leche. Muchos niños habían muerto; muchos enfermos habían sucumbido por falta de alimentación especial. Los rostros de los habitantes de Parral denunciaban el hambre que atormentaba sus estómagos; las madres, enflaquecidas, procuraban dar calor a los pequeñuelos hambrientos.

Los rebeldes lograron hacerse de la ciudad, derrotando a Villa, y, como arriba se dice, invitaron a la población entera a que satisficiera su hambre; pero el jefe Salazar, enfurecido ante aquel acto de justicia, mandó a los más adictos de sus esbirros a que pusieran fin a lo que él llama “atentado a la propiedad”. Varios proletarios que fueron encontrados con provisiones y ropa fueron sumariamente pasados por las armas; pero entonces, los soldados de Salazar hicieron una descarga sobre el miserable jefecillo, descarga que desgraciadamente no hizo blanco por la distancia en que se encontraba de sus tropas.

Este hecho de Salazar debe servir para que los rebeldes de todas las banderías tengan en cuenta que sus jefes son los peores enemigos de la clase trabajadora, pues son los mejores con que cuenta el capitalismo. Lo que esos jefes quieren es servirse del sacrificio del pobre para encumbrarse, dejando al pobre en la misma miseria en que se encontraba antes o peor todavía.

Así, pues, a fusilarlos. Para tomar la tierra y la maquinaria de producción no hacen falta jefes; por el contrario, estorban. Es necesario aprender a marchar sin andaderas.

 

Ricardo Flores Magón

Ya es imposible negar que hay en México un formidable movimiento económico. El diario burgués La Prensa de la ciudad de México publica un editorial titulado “Las entrañas de la Revolución”. Comienza así:

Es pensar superficialmente y hablar casi en necio, cuando en privado o en público, se presentan como causas de la revuelta, la célebre imposición de Pino Suárez, la falta de cumplimiento del Plan de San Luis, la presión electoral en los Estados, los altos fines del Plan de Ayala, el naufragio de la democracia por culpa del Presidente Madero, las influencias del nepotismo, la falta de gratitud para grandes servidores de la revolución de 1910 imaginaria, la ruptura con el Partido Antirreeleccionista, y en suma, todo ese costal de reclamaciones que bien vistas poco valen en las balanzas de un criterio científicamente equilibrado. En uno de nuestros artículos anteriores [sigue diciendo La Prensa], indicábamos la formidable causa de la revolución: el hambre lenta y en ciertos casos aguda, de las clases populares, especialmente la rural.

Los peones y rancheros de pequeña fortuna ó sin fortuna, pero de pequeño sueldo, pueden desaparecer con motivo de las medianas ó malas cosechas de artículos alimenticios. Cuando las masas rurales se encuentran diseminadas en el campo como las bestias en los potreros, se pueden morir de hambre silenciosamente, sin preocupar a los políticos, ni a los periodistas, ni a los principistas, ni a los jefes de bandas burocráticas. El criterio primitivo de esas masas las identifica con el criterio de las reses que mueren de sed y de hambre a causa de la sequía, sin pensar instruir de sus desgracias a la prensa de la capital y a la Prensa Asociada, para que lo participe a todo el universo. Pero cuando a esas masas llegan los agitadores y transforman el criterio bestial en criterio socialista, entonces las cosas

cambian de modo horrible y se producen revoluciones verdaderamente profundas y con apariencias de incorregibles, como la presente.

Más adelante dice el mismo periódico: “Para que la revuelta termine de una manera radical y definitiva, es indispensable que las grandes masas populares rurales y aun las de las ciudades, coman lo suficiente para vivir y para procrear con facilidad”. Y después, ya para concluir, dice: “La paz no volverá a los espíritus antes que la buena alimentación replete los vientres de las clases pobres”.

Estas frases indican la prolongación indefinida del soberbio movimiento mexicano, que los políticos quieren desviar. No se trata de cambiar de amo, sino de resolver el Problema del Hambre. Mientras haya miseria, continuará el movimiento.

El gobierno, en virtud de su misión de perro guardián del Capital, de sostenedor y aplacador de la ley protectora del derecho de propiedad privada, no puede, por mejor intención que tenga, proporcionar pan a todos. Ningún Gobierno puede hacer esa maravilla, y es preciso que los habitantes mismos, pisoteando la ley, atropellando la Autoridad, estrangulando preocupaciones, tomen desde hoy la tierra, la maquinaria de producción y los medios de transportación, haciendo de todo ello propiedad común.

Mientras no se haga eso, la Revolución continuará en pie.

 

Ricardo Flores Magón

Casi no ha habido cambio en la situación del estado de Chihuahua durante la semana, los federales de Huerta y los rebeldes de Orozco han ido avanzando los unos contra los otros, habiéndose cambiado los primeros tiros, cerca de Escalón, por las avanzadas de los dos ejércitos; es probable que una gran batalla se librará entre Torreón y Escalón de un momento a otro; si los rebeldes son derrotados, ha declarado Orozco, entonces se dividirán en guerrillas por todo el estado obligando a las fuerzas federales a dividirse también; federales y rebeldes serán dueños únicamente del terreno que pisen, y el movimiento de Chihuahua se prolongará con buenos resultados para la orientación del mismo hacia una finalidad social, cosa que en estos momentos se dificulta en ese estado, en virtud de estar la fuerza rebelde bajo el puño de unos cuantos jefes vendidos a los científicos o porfiristas.

La situación en el resto del país es más interesante que en el estado de Chihuahua. En los estados de Morelos, Guerrero, Oaxaca, Sonora, Sinaloa, territorio de Tepic, Colima, Michoacán, Jalisco, Veracruz, Puebla, Tlaxcala, Tamaulipas, Durango, Zacatecas, Guanajuato, San Luis Potosí, etcétera, etcétera, en todos estos estados el movimiento es más interesante que en el de Chihuahua, por no estar el movimiento dominado por unos cuantos mentecatos, y por lo mismo hay más espontaneidad, menos disciplina cuartelera, más iniciativa entre los rebeldes que no teniendo ambición de llegar a ser generales, ministros, diputados o simples polizones, hacen propaganda anticapitalista y antiautoritaria, dando por resultado la expropiación, la ejecución de autoridades de todos calibres, el incendio de los archivos de la propiedad territorial, el arrasamiento de las residencias burguesas, la voladura de vías férreas, la verdadera lucha, en fin, que tiene que conducir al comunismo por la evolución natural de la tremenda guerra de clases. Los periódicos americanos confiesan que la lucha es de carácter económico y social y que, de hoy en adelante, no habrá Gobierno estable en México. ¡Eso es lo que queremos los libertarios: que la Autoridad se quebrante para aplastarla definitivamente!

¡Viva la Revolución Social!

 

Ricardo Flores Magón

Otra vez comparecimos ante el juez de nuestra causa, hoy 25 de abril, y otra vez más tuvimos el gusto de estrechar las honradas manos de proletarios dignos que fueron a demostrar con su presencia que no estamos solos, que contamos con los hijos del pueblo, que de nuestra parte están los creadores de la riqueza del sur de California; los que han tendido los rieles; los que han hecho los túneles; los que labran la tierra; los que ahondan los subterráneos y edifican las casas; los mexicanos, en fin, que son los que, en rudo trabajo, sostienen los vicios de la indolente burguesía americana.

Las familias de nuestros estimados compañeros presentaban simpático cuadro en el interior del salón, y casi todos los asistentes portaban

el botón del Partido Liberal Mexicano, el del trabajador que marcha al combate con la Bandera Roja por lo alto. Otros compañeros portaban el botón con el retrato del Mártir de Janos, Praxedis G. Guerrero.

Esbirros y curiales se hablaban en secreto señalando los botones que, con orgullo, llevaban en sus pechos las valerosas compañeras y los leales camaradas que nos honraron con su presencia en la Corte.

Damos las gracias a nuestros queridos compañeros por habernos acompañado en la Corte. Algunos compañeros no sabían la dirección de la Corte, y ya tarde los encontramos por la calle cuando salíamos del llamado tribunal de justicia. Para evitar equivocaciones, volvemos a decir que la Corte Federal se encuentra en el cuarto piso del gran edificio de Correos de esta ciudad.

No pudo verse nuestra causa este día por estarse ventilando un importante caso en la Corte. Estamos citados, ahora, para el día 4 de junio a las diez y media de la mañana.

Hasta esta fecha hemos recibido para nuestra defensa $201.24, de los cuales hemos gastado $177.90 como se ve en el resumen del fondo de defensa que aparece en este número, quedando por lo mismo, en caja, para la defensa: $23.34.

Tenemos que pagar dos mil pesos a nuestro abogado, aparte de innumerables gastos que tenemos que hacer, y que semanariamente daremos a conocer a nuestros compañeros. Mucho, mucho dinero necesitamos, compañeros de todo el mundo. Ayudad, que el dinero mueve todo asunto. Con dinero, hasta justicia se nos puede hacer.

Pero os suplicamos una cosa: que no descuidéis la ayuda para Regeneración y el fomento de la Revolución por ayudarnos para nuestra defensa. Todo se necesita.

Nuestra historia como viejos y sinceros luchadores está libre de toda sospecha. Así, pues, no hay que dejar de ayudarnos. Nosotros hemos sido firmes hasta ahora, a pesar de que hemos tenido la miseria y el sufrimiento y el presidio como premio a todos nuestros afanes; nosotros no desmayamos; pero pensad en que muchos hay que no entran de lleno a la lucha porque ven que no hay solidaridad efectiva entre los desheredados. Para estímulo, pues, de los irresolutos, para entusiasmar a los tímidos, ayudad, demostrad que sois solidarios. La solidaridad es la primera condición para el triunfo definitivo de la causa del proletariado.

 

Ricardo Flores Magón

Del periódico burgués El Intransigente,1 diario de la tarde que se publica en la ciudad de México, tomamos textualmente lo que sigue:

Los hacendados de Querétaro, que tienen sus propiedades colindantes con el Estado de Guanajuato, se encuentran en estos momentos amenazados de una manera terrible por sus peones, que están pidiendo a la fuerza todo lo que quieren, sin esperar a conseguirlo con el trabajo.

La tierra que yo trabaje

Una persona que acaba de llegar de aquella entidad federativa, concedió una entrevista a un repórter de El Intransigente, en la cual explica detalladamente cómo ocurrieron los hechos que han llenado de espanto a algunos hacendados, pues creen que con ellos van a repetirse.

Los peones de la hacienda de Espejo, propiedad de los señores Legorreta, recibieron a sus antiguos amos con una tempestad de piedras porque éstos les reclamaron su proceder de atacarlos.

No obstante su rudeza, los trabajadores del campo, enardecidos por las prédicas socialistas, contestaron a sus amos que ya no querían seguir dándoles riqueza cuando la tierra que trabajaban era de ellos, pues que la habían trabajado por largos años sin obtener sino los mezquinos frutos que se les daban.

Lo dejaron por muerto.

Los señores Espejo lograron huir de sus propiedades, pero uno de ellos tuvo que volver en sí del desmayo que le produjo la terrible pedrada que le arrojaron sus antiguos campesinos.

El estado en que quedó el hacendado fue de tal gravedad, que los peones le habían dado por muerto, y a ello se debió que se salvara de una muerte segura el señor Legorreta.

La monja misteriosa.

La explicación de todos estos sucesos la dan algunas personas respetables en la siguiente forma:

Cuando el señor Madero andaba en su prédica revolucionaria, apareció por los campos una mujer vestida de monja, que venía predicando por todas partes la igualdad.

La sedición la proclamaba aquella mujer, declarando que el peón debía ya pedir sus tierras y que los propietarios de éstas no eran sus amos, sino los humildes. Que debían los trabajadores del campo levantarse en armas, si era preciso, para exigir que se les diera por partes iguales la tierra y sus productos.

En dos meses, la monja misteriosa había recorrido la mayor parte de las haciendas que limitan con el estado de Guanajuato y había obtenido dejar su doctrina, que respondía a las necesidades de la gente del campo, grabada en el corazón de todo el mundo. Se había quedado también en todos los campos el nombre de Madero.

Poco después se empezaron a alzar en armas los campesinos de Guanajuato, y en Querétaro la sublevación no tardará en estallar, pues los magníficos resultados que dio a los peones su sublevación en la hacienda de los señores Legorreta, ha despertado el deseo de imitarlos.

Algunos hacendados del mismo estado de Querétaro han optado por dar a sus peones maíz y lugar donde sembrar, con lo que se han librado de perder sus tierras o de recurrir a la fuerza de las armas.

 

*      *      *

 

La conducta de estos dignos proletarios está siendo imitada en muchas haciendas de la República. Solamente tenemos que decir que no es bueno que los camaradas peones se dividan la tierra, porque a la larga quedará otra vez en pocas manos y la miseria y la tiranía serían el fruto del acto heroico de la expropiación. Imitad a los peones de otras regiones que han tomado la tierra en común.

La tierra debe ser trabajada en común, y los productos consumidos en común.

¿Qué dirán ahora los señores Juan Grave, Luigi Galleani y tantos otros que la dragonean de libertarios y son los peores enemigos de la Revolución del proletariado mexicano?

 

Ricardo Flores Magón


1 El Intransigente, México, DF (1912-1913). Diario vespertino. Directores: José Ferrel, Antonio Médiz Bolio, Ciro B. Ceballos (sucesivamente); a pesar de sus titubeos se le considera como uno de los pocos periódicos que apoyaron a Madero durante su gobierno. Fue suprimido tras el golpe huertista.

Parece que al ostión, o sea Manuel Sarabia, el famoso braguetero, ya le está cerrando la bolsa su mujer, pues su organillo socialista no aparece con regularidad, y cuando aparece, al señor ostión se le hace muy gravoso enviar un ejemplar del mamarrachito a Regeneración. Si lo veo es porque alguna mano piadosa le fija una estampilla y me lo envía de cualquier parte. Bueno sería que el braguetero se quedase con el “vuelto” de los mandados para comprar un poco más de papel y enviar el cambio a Regeneración, pues nosotros no dejamos de enviarle nuestro periódico.

 

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Este ostión escribía a su congénere, el pederasta Antonio I. Villarreal, cartas maderistas, cuando Villarreal, fingiéndose compañero, trabajaba secretamente a favor de Madero. En esas cartas era frecuente ver la frase de los inconscientes: “¡Viva Madero!” Pues bien, ahora dice la pobre almeja que él ha sido antimaderista, según se desprende de un pobre engendro que bajo el título “La caída de Madero”, aparece en su papasalillo.

No cabe duda de que del árbol caído todos hacen leña.

 

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Echa rayos y truenos contra la farsa electoral, contra la política, etcétera, pero no hace otra cosa que hablar de democracia y de invitar a los trabajadores a que conquisten la libertad por medio del voto. Eso lo veo en un articulejo que aparece en el mismo número, y que se titula “No por ti ventana…” en que se encuentran frases de este calibre: “El obrero votará por un obrero igual a él, que sienta como él, y que haya sufrido tanto cómo él, que no vestirá larga levita y brillante chistera, que no usará lenguaje florido, pero que tendrá la más preciada joya de que debe ufanarse el hombre, ¡¡la honradez!!”

¿Conque el obrero debe votar por un obrero para que lo represente en la Cámara de Diputados? ¡Valiente majadería! Lo que el obrero debe hacer es no votar; lo que el obrero debe hacer es acabar con parlamentos, con gobiernos, con leyes, con todo lo que huela a imposición y explotación. Un gobierno socialista, por el simple hecho de ser Gobierno, sería tiránico.

 

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En otra parte del papeluchillo, veo que el ostión da gran importancia a las sesiones que en Lyon, Francia, acaba de celebrar el noveno Hardie,1 representante de los socialistas ingleses, habló con entusiasmo “de las últimas luchas tremendas que el proletariado inglés había sostenido victoriosamente contra los capitalistas”.

¿Victoriosamente? ¡Sí; pero para los capitalistas!

 

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Sigue el ostión soñando con los triunfos del proletariado inglés, y, por lo que sigue, se ve que las últimas derrotas de los trabajadores de Inglaterra se deben a la política: “Explicó, Keir Hardie, cómo esos triunfos los alcanzaron empleando a la vez la acción directa y la política”.

Precisamente por haber empleado la política acaba de ser perdida la huelga de los carboneros en Inglaterra, con lamentables consecuencias para el proletariado, que no ha hecho otra cosa que gastar los millones que tenía en sus cajas de resistencia para obtener una bobería: el salario mínimo, y en todo ese río revuelto, los capitalistas y no los proletarios fueron los gananciosos. He aquí lo que dice nuestro querido colega Tierra y Libertad, de Barcelona:

Mientras los obreros consumían los 55 millones de sus cajas de resistencia, los capitalistas, aprovechando la escasez de combustible, elevan el precio del carbón obteniendo con ello pingües ganancias, que les han recompensado, por adelantado, del aumento que pueda suponer la implantación del salario mínimo.

Proletarios: a emplear la acción directa nada más, ¡muera la política!

 

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En la misma crónica del ostión, me encuentro estas palabras dichas por el socialista político Müller,2 de Alemania, en el referido Congreso: “ya en la lucha por el derecho electoral para la dieta prusiana, hemos empleado métodos neolatinos, aterrorizando a la burguesía”.

Es decir, se ha empleado la violencia para conseguir esta porquería: el derecho de votar.

Se ha empleado el terror, se han sacrificado proletarios, para que algunos vividores puedan ser elegidos como diputados.

¡Valientes triunfos! ¡Y valiente progreso el del socialismo político!

 

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Hecho un basilisco porque le saco sus trapitos al sol, la almeja quiso contestar pronto a los cargos que le hago; pero, al fin almeja, nada produjeron sus sesos, y se puso en comunicación con Villarreal, el conocido coronel de los 41, para que él le escribiera la contestación que, bajo el nombre de “Contrastes”, aparece en el mismo número del papelucho, habiendo necesitado el pobre pederasta largas semanas de pujidos para dar a luz una larga lombriz que nada prueba, que deja en pie todos los cargos que hice, reduciéndose todo a dar a entender que soy un ingrato y que él es pobre… En efecto: es un pobre diablo.

 

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No es rico, y, sin embargo, en otro mamarracho con pujos de literatura romántica, de la más baratita, y que, con el mismo título de “Contrastes”, publicó en el número 3 del papasalillo; veo que es rico, pues al hablar de uno de tantos viajes por mar, hace un paralelo entre su vida de burgués satisfecho que viaja por placer, y la de la servidumbre del barco palacio. Habla igualmente de un mesero que le servía la comida, y al cual dio una propina al terminar el viaje… ¡los pobres no pueden dar propinas! Habla de la dicha de vivir… ¡los pobres encuentran odiosa la existencia! Habla de que podía moverse por todo el buque… ¡los pasajeros pobres viajan empacados como sardinas!

Nada; que al mequetrefe le encantó el viaje, porque viajó como un burgués.

 

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Para terminar diré que en un rinconcito de la segunda plana del papasal en cuestión, en su número 3, tropiezo con un parrafito deslizado por el ostión en que se habla de la huelga de los carboneros ingleses, y tiene esta exclamación final: “¡Aprended, mexicanos!”.

Lucidos quedarían los trabajadores mexicanos si tomasen lecciones de los huelguistas ingleses que creen en leaders y en componendas con la señora Autoridad. Para consejos de esa clase, no hay que gastar en papel y en tinta.

Compañeros, devolved el papeluchillo indecente de Manuel Sarabia, así como devolvisteis el papeluchillo “Regeneración Burguesa” que garrapateaban el Judas y esbirro Juan Sarabia y el pederasta Antonio I. Villarreal, el que tuvo amoríos con un barbero de Lampazos y se entregaba a caricias sospechosas con el ostión.

 

Ricardo Flores Magón


1 James Keir Hardie (1856-1915). Socialista escocés, dirigente del Partido Laborista Independiente. Fue el primer representante de ese partido en el parlamento británico. Editor del periódico Labour Leader, impulsor de un socialismo moderado. Se opuso a la participación de los trabajadores ingleses en la Primera Guerra Mundial.

2 Se refiere probablemente a Richard Müller (1881-1943). Tornero y militante socialista alemán, afiliado al Partido Socialdemócrata. Destacado agitador en las movilizaciones obreras contra la Primera Guerra Mundial. Al comienzo de la década de 1920 se adhirió al Partido Comunista Alemán, del que se distanció tras el ascenso de Stalin en la Unión Soviética. Retirado de la política, se convirtió en empresario de la construcción.

La pandilla de bandidos que ha sentado sus reales en el estado de Chihuahua y que prospera al calor del dinero que generosamente les brindan los Creel, los Terrazas, todos los que hasta aquí han quitado la tierra a los campesinos reduciendo a éstos a la condición de peones, y los que en estas fábricas han extremado la explotación al obrero; esa pandilla ya tiene su organillo, y se titula nada menos que La Bandera Roja.

La Bandera Roja, que es la enseña de los desheredados de todo el mundo, ha adquirido inmenso prestigio en México, gracias a la constancia y a la bizarría de los nuestros, y los embaucadores tratan de engañar a la gente haciendo creer que luchan por lo mismo que nosotros luchamos.

Tengo a la vista tres números del periodiquillo chihuahueño que, para ser conocido, basta citar algunas de sus declaraciones. Dice en su número uno: “La Bandera Roja como órgano del Centro Liberal de Chihuahua, tiene el deber de velar, hasta donde las fuerzas le alcancen, por la estricta observancia de la Constitución de 1857 y de las Leyes de Reforma”.

Con sólo eso basta para arrojar al cesto de los papeles inútiles a cualquier periódico; pero no lo haré con esta La Bandera Roja de nuevo cuño, precisamente porque se llama La Bandera Roja, porque al llevar ese nombre siembra la confusión en las mentes de personas que no están acostumbradas a pensar; porque no quiero guardar silencio ante las farsas de los políticos que toman nombres queridos por los desheredados para desviar a éstos del camino recto que deben seguir para conquistar Pan, Tierra y Libertad para todos. Desde el momento en que esa “Bandera Roja” declara que va a velar por la estricta observancia de la Constitución de 1857, los desheredados debemos hacer pedazos ese papel y estar en guardia contra los jefecillos del movimiento de Chihuahua. Se trata, según se ve, de vigilar el exacto cumplimiento de la Constitución de 1857, que es la ley suprema de la República Mexicana, la ley que ampara el privilegio de los capitalistas, la ley que hace fuerte a la Autoridad, la ley tiránica que, so pretexto de salvaguardar las garantías del ciudadano, deja a éste a merced de la voracidad de la burguesía desde el momento en que reconoce el derecho de propiedad privada.

Más adelante dice La Bandera Roja: “Pondrá (dicho periódico) muy especial cuidado en la efectividad del sufragio y en la No-Reelección del Presidente de la República y de los Gobernadores de los Estados”.

Nosotros sabemos que el sufragio es una de tantas mentiras con que se engaña a los pueblos. Por medio de ella, se pretende hacer creer al pueblo que él es el soberano; que él, el pueblo, tiene el poder de nombrarse gobernantes y deshacerse de ellos; que él, el pueblo, es el amo y el gobernante el sirviente, cuando, en realidad, es un puñado de políticos de profesión los que arreglan las llamadas elecciones; son ellos, los políticos, los que escogen a los candidatos, que son a veces personas perfectamente desconocidas para el pueblo, pero que están perfectamente de acuerdo con los políticos para proteger los intereses de la burguesía. Después, los políticos no tienen otra cosa que hacer que publicar con profusión los nombres de los candidatos, y el pobre pueblo, el eterno niño, firma boletas en las que están los nombres de esos candidatos. Eso es lo que se llama sufragio efectivo, ¡y eso es lo que desvela al periódico a que me vengo refiriendo!

Afortunadamente somos ya muchos los que sabemos que Gobierno significa tiranía y que es una estupidez echarse encima gobernantes.

Veamos otra declaración de La Bandera Roja: “Se hará lo posible por que se aligeren de contribuciones los artículos de primera necesidad”.

La salvación no está en aligerar de contribuciones a los artículos de primera necesidad, sino en abolir toda contribución; en hacer propiedad de todos las tierras, las aguas, los montes, las casas, las minas, las fábricas, los talleres, los medios de transportación, para que cada quien se dedique al trabajo que mejor le acomode y cada quien tenga el derecho de consumir según sus necesidades. Las contribuciones, señores embaucadores, sirven solamente para mantener a tanto sinvergüenza que desde el Presidente de la República hasta el último polizonte o empleado forman lo que se llama Gobierno, la máquina opresora que impide que el proletariado arranque de las manos de la burguesía todo lo que ésta tiene acaparado.

Sigue declarando La Bandera Roja: “Haremos cuanto esté a nuestro alcance para conquistar la tan deseada armonía de los derechos recíprocos del capitalista y el trabajador, que se hallan en constante colisión”.

Así hablan los peores enemigos de la clase trabajadora, así hablan todos los farsantes. ¿Qué derechos recíprocos son esos que hay entre el capitalista y el trabajador? Ningunos, a no ser que le concedamos al capitalista el derecho de retener para sí la riqueza social, que es el producto del trabajo acumulado de miles de generaciones de trabajadores y que, por lo mismo, debe ser propiedad común de todos los seres humanos, o la tierra que no fue hecha por nadie y a la que todos tenemos derecho por ser nuestra madre común.

Mexicanos, abrid los ojos. Los pobres no deseamos la armonía entre el capitalista y el trabajador, sencillamente porque sabemos ya que el capitalista es un ladrón que se apropia lo que debe ser de todos; porque sabemos que no puede haber armonía entre el despojado y el que despoja. Para los pobres, el capitalista es el lobo. ¿Puede haber armonía entre el lobo y el cordero? No; no puede haberla, y es [de] desearse que no la haya, porque significaría sumisión del pobre a las explotaciones del rico y esa sumisión prolongaría por más tiempo la miseria de los de abajo. ¡Guerra a muerte debe haber entre las dos clases sociales hasta que desaparezca la clase rica, la clase holgazana y criminal y quede formada la sociedad tan solo de una clase: la de los productores, esto es, la de los trabajadores. Entonces habrá armonía, porque serán los miembros de la sociedad propietarios y trabajadores al mismo tiempo, desde el momento en que la tierra y la maquinaria de producción sean propiedad común.

Sigamos examinando las declaraciones del papelucho: “Igualmente haremos para contribuir con nuestro óbolo a fin de que resuelva el difícil problema agrario dentro del orden y de la justicia”.

Como son burgueses los caballos que la hacen de jefes de la revuelta vazquista­científico­orozquista, cuando hablan de orden, debe entenderse que se refieren al orden burgués, al orden “legal”, al orden que garantiza la Constitución de 1857, al orden que es desorden, porque tiene por base la esclavitud de los de abajo para que los de arriba sean libres y felices. Ese es el orden burgués, y dentro de ese orden pretenden los canallas Alanís,1 Salazar, Campa, Orozco, Vázquez Gómez y demás resolver el problema agrario, que no tiene otra solución que la toma de posesión de la tierra, por el hierro y por el fuego por parte de los proletarios, como lo están haciendo los que no se dejan embaucar por farsantes.

Mexicanos: para evitar confusiones, manifestamos el 5 de octubre del año pasado que no fueran reconocidos como compañeros más que los rebeldes que tuvieran como base de su acción revolucionaria la expropiación de todos los bienes que detentan los ricos. Los jefes chihuahueños son enemigos de la expropiación; quieren que todo se arregle amistosamente entre capitalistas y trabajadores, como si fueran hermanos; quieren el imperio de la ley, la alcahueta de la burguesía; quieren que las masas desheredadas se aprieten el estómago hasta que señores de levita y de sorbete se sienten en los bancos del Congreso a fabricar leyes benéficas a los trabajadores. ¡Basta ya de engaños, señores de levita! ¡No queremos leyes fabricadas ni por hombres de levita ni por hombres de blusa! ¡No queremos diputados, senadores, jueces, gobernantes ni nada que huela a imposición y explotación!

Masas desheredadas: leed nuestro Manifiesto de 23 de Septiembre de 1911 y comparad lo que decimos con lo que os dicen vuestros falsos amigos. Nosotros, los libertarios, no os ofrecemos hacer vuestra felicidad “después del triunfo”, sino que os invitamos a que, desconociendo jefes, pisoteando leyes, aplastando instituciones vetustas, toméis posesión de la tierra y de la maquinaria de producción. Esa toma de posesión de todo lo que detentan los ricos es el triunfo y no la subida al poder de un nuevo bandido.

 

Ricardo Flores Magón


1 Lázaro S. Alanís (¿?-1923). Originario de Casa Grandes, Chihuahua. Participó con el grado de coronel en la expedición armada a Las Vacas, Coahuila, del 26 de junio de 1908, donde resultó herido. A lo largo del siguiente año, junto con Jesús M. Rangel, hizo labor proselitista en las cercanías de San Angelo, Texas. Convocado por Praxedis G. Guerrero, se trasladó a El Paso en noviembre de 1910 y participó, junto con Prisciliano G. Silva, José Inés Salazar, Antonio Rojas, Máximo Castillo, Emilio P. Campa y, a decir de las memorias de Jesús M. Rangel, Gildardo Magaña, en las reuniones preparativas de la siguiente insurrección. Días después, Alanís, al mando de un grupo de cerca de 40 hombres, entró a territorio mexicano y operó en coordinación con las fuerzas maderistas. Sin embargo, para principios de marzo las relaciones entre ambos grupos se tensaron. Junto con Luis A. García, Tomás Loza, Inés Salazar, Lucio Ortiz, Ramón Rivera, Leonides Zapata, José C. Padua, Santiago Pacheco y Félix González, “representantes de las fuerzas revolucionarias del PLM”, envió un oficio dirigido a Francisco I. Madero, manifestando que, “en vista del desprecio con que eran tratados en las filas se veían obligados a retirar su concurso si no se declaraba la legalidad del partido y en lo militar, se les consideraba en igualdad de circunstancias”. El 6 de abril fue herido y derrotado en el intento de toma de Casas Grandes junto con las tropas maderistas. Días después entró a dicha población y realizó labores de proselitismo en favor del PLM. El 13 de abril, a raíz de una disputa en torno a provisiones tomadas en esa población con la anuencia disimulada del proveedor general, Luis A. García, las relaciones de las tropas liberales con Madero se tensaron aún más y llegaron al rompimiento dos días más tarde cuando, junto con Luis A. García, José Inés Salazar, Leonides Zapata y Tomás Loza, Alanís solicitó su separación a Madero, alegando “la poca voluntad” que se había mostrado con todos ellos. Al escrito de los líderes, Madero contestó, entre otras cosas:

El hecho de haberse puesto ustedes el distintivo rojo y habérselo puesto a sus soldados, lo considero desde luego un acto de rebelión contra mi gobierno, pues si el partido liberal ó mejor dicho socialista de que ustedes forman parte, lo reconozco como un partido político militante y tanto a él como a sus miembros les respeto sus derechos, por ningún motivo puedo reconocerles el derecho de beligerancia en la actual lucha y menos a ustedes que eran oficiales de mi ejército y habían reconocido a mi gobierno.

Los jefes liberales que suscribieron el escrito fueron desarmados y encarcelados por conducto de Pascual Orozco y Francisco Villa, acusados de insubordinación. Sin embargo, al ser trasladados a la cárcel municipal de Ciudad Guerrero, Alanís y Salazar se fugaron en estación Mata Ortiz y los cuatro restantes lo hicieron pocos días después, en Ciudad Guerrero. A partir de ese momento Alanís actuó en coordinación con Salazar, quien para fines de mayo de 1911 contaba con un ejército de 700 hombres que operaba en la región de Casas Grandes y Galeana. Tras la renuncia de Porfirio Díaz, el antiguo liberal y ya entonces, general maderista, José de la Luz Blanco salió en su persecución. A pesar de que, para esos momentos, la mayoría de las tropas liberales de la región había creado un ejército independiente de otras banderías, conocido como Los Colorados, y que finalmente habría de integrarse al ejército orozquista, Alanís con­ tinuó manteniendo vínculos con la JOPLM, pues se le imputaba la distribución del Manifiesto del 23 de Septiembre entre dichas tropas. Por intermedio de Abraham González y Antonio I. Villarreal, tanto Alanís como Luis García buscaron negociar su pacificación con el gobierno interino de Francisco L. de la Barra, y fueron enviados a la capital del país donde fueron retenidos. De regreso a Casas Grandes, Chihuahua, Alanís administró una cantina, la que, considerada centro de conspiración, fue atacada por las fuerzas federales. Poco tiempo después se reintegró a las fuerzas orozquistas, y fue uno de los firmantes del Pacto de la Empacadora. En 1913 reconoció al gobierno de Huerta, mismo que le otorgó el grado de general. Al caer el régimen emigró a los Estados Unidos. En 1916 prestó sus servicios en las fuerzas del general Jacinto B. Treviño, con quien combatió a Francisco Villa. En 1920 se unió al Plan de Agua Prieta, ratificándosele el grado de general. Tres años después, comprometido con la rebelión delahuertista, fue fusilado por órdenes de Arnulfo Gómez.

Los gastos de nuestra defensa vienen a empeorar nuestra situación financiera. Hoy, más que nunca, la vida de Regeneración está en peligro. Si no pagamos un abogado para que nos defienda, iremos a presidio y Regeneración morirá. Por otra parte, si tomamos de los fondos de Regeneración lo que se necesite para el abogado, el periódico morirá igualmente por falta de esos fondos.

Esta cuestión tiene que ser resuelta por nuestros amigos y simpatizadores. Necesitamos fondos para nuestra defensa, aparte de los de Regeneración.

No se necesita más que buena voluntad para que tengamos fondos para todo.

Que cada quien se desprenda de tiempo en tiempo de una moneda cualquiera y nos la envíe. En los primeros días de esta semana se comenzó a notar un descenso en las entradas de dinero. Nos amenaza, pues, una nueva crisis pecuniaria, precisamente cuando más necesidad hay de fondos. Si no se nos ayuda, es que se quiere que nos encontremos sin defensa entre las garras de nuestros enemigos.

Hay que demostrar que los pobres somos solidarios.

No necesitamos solamente dinero, sino agitación contra la farsa de proceso que se nos sigue. Que no se vea que estamos aislados.

Esperamos que se nos prestará la ayuda necesaria en estas circunstancias difíciles. Hay que comprender que la tarea que nos hemos impuesto es superior a nuestras fuerzas y que necesitamos el apoyo decidido de cuantos vean en la Revolución del proletariado mexicano un movimiento digno de simpatía y de ayuda.

 

Ricardo Flores Magón

El pobre caballo de Lázaro S. Alanís nos envía un comunicado desde Sierra Mojada, estado de Coahuila, diciéndonos que tiene enarbolada la Bandera Roja en su cuartel general, y que los trabajadores, tan pronto como se informaron de los principios que perseguía, se han puesto entusiasmadísimos.

No dudamos que Alanís haya enarbolado la Bandera Roja; pero eso lo hace para aprovecharse de las simpatías con que cuenta el movimiento verdaderamente emancipador, que tiene como base el Manifiesto de 23 de Septiembre de 1911.

Alanís ha probado ser un vividor y un traidor a la causa del proletariado, aparte de ser un menguado que no tiene vergüenza, pues habiéndolo desarmado Madero en el norte de Chihuahua, hizo después traición al valiente entre los valientes y firme entre los firmes, nuestro hermano Jesús María Rangel,1 besándole las patas a Abraham González2 y arrodillándose después ante el Chato Madero para que le pasara un sueldo de tres pesos diarios que estuvo percibiendo hasta que, por medio de engaños, vino con el esbirro Juan Sarabia a Chihuahua dizque a hacer desistir a los rebeldes orozquistas­científicos­vazquistas de su movimientillo burgués. Alanís le lamió los pies a Orozco y transformado en coronel ha sido uno de los peores perros del Capital, aprisionando compañeros, impidiendo la propaganda libertaria, castigando a todo aquel que pretende abrir los ojos al proletariado.

Alanís ha enarbolado la Bandera Roja en Sierra Mojada; pero ese simple hecho no lo purifica de sus traiciones y de sus sinvergüenzadas. Con poner la Bandera Roja sobre la azotea de una casa o de un cuartel no se hace obra revolucionaria. Se necesita, antes que todo, la expropiación. ¿La ha permitido Alanís? ¿Ha invitado a los campesinos a tomar posesión de la tierra? ¿Ha dejado a los mineros que se apropien del mineral que extraen de las entrañas de la tierra? ¿Están ya reducidos a cenizas los papelotes que amparan la propiedad privada?

¿Han dejado de pagar los vecinos las rentas de las casas? ¿Se ha hecho, en fin, algo que no deje lugar a duda de que se va contra los ricos y la Autoridad?

Nada de eso se ha hecho. Afiliado ahora al movimiento orozquista­ científico­vazquista, Alanís es un perro del Capital como cualquier esbirro de Madero.

No os dejéis engañar, proletarios. El 5 de octubre de 1911, manifestamos para evitar confusiones que sólo deberían ser reconocidos como verdaderos luchadores libertarios a los que tuvieran como base de su acción revolucionaria la expropiación de la tierra y de la maquinaria de producción. Todo aquel que reconozca el derecho de propiedad privada debe ser fusilado por farsante, o, mejor, por burgués.

Compañeros: no dejéis de apuntar en vuestra lista de candidatos a la horca a Alanís, a Salazar, a Campa, a Orozco y a todos aquellos que os hablen de mejoramiento “para después del triunfo”.

 

Ricardo Flores Magón


1 Jesús Méndez Rangel (a) Jesús María Rangel (18??-1952). Comerciante y militar. Originario del estado de Guanajuato. Emparentado políticamente con el general Trinidad García de la Cadena. El 24 de junio de 1906 organizó el club Melchor Ocampo en Waco, Texas, donde residía. La JOPLM lo nombró primer comandante de la tercera zona norte. En septiembre de ese mismo año, Rangel llegó a Brownsville, Texas, al mando de una partida de agricultores mexicanos que residían en distintos puntos de Texas, como Alvarado y Marlin en el norte, y Runge y Gonzales en el sureste. Al encontrarse resguardada la plaza de Matamoros, Tamaulipas, que pretendía tomar, se dirigió a Samfordyce, Texas, para atacar el poblado tamaulipeco de Camargo. Fue arrestado con algunos de sus hombres el 10 de octubre y salió libre en el mes de diciembre de 1906. Fue el segundo de Encarnación Díaz Guerra durante el ataque a Las Vacas, Chihuahua, en junio de 1908. Fue aprehendido en San Antonio, Texas, en agosto de 1909, y junto con Tomás Sarabia Labrada, acusado de bandolerismo. Pasó 18 meses en la penitenciaría de Leavenworth, Kansas. En mayo de 1911, organizó una brigada liberal con Eugenio Alzalde, Prisciliano y Benjamín Silva. Hecho prisionero por tropas maderistas, permaneció en la cárcel de la ciudad de México hasta 1913. Antes de regresar a los Estados Unidos viajó al estado de Morelos y se entrevistó con Emiliano Zapata. Después de una breve estancia en Los Ángeles, California, marchó a Texas. Bajo el mando de José Guerra, y con un grupo en el que se encontraban Eugenio Alzalde y el wobblie Charles Cline, intentó pasar de nuevo a territorio mexicano. El 11 de septiembre participó en un altercado con los rangers, cerca de Carrizo Spring, Texas, en el que murió un ayudante de sheriff. El grupo fue arrestado. Sentenciado a 99 años, permaneció en prisión hasta el 19 de agosto de 1926. Murió en la ciudad de México en 1952.

2 Abraham González (1864-1913). Hacendado y político chihuahuense. Delegado de la convención antirreleccionista de 1910. Jefe de la rebelión maderista en Chihuahua, fue nombrado gobernador provisional del estado tras la celebración de los tratados de Ciudad Juárez. Se incorporó al gabinete de Francisco I. Madero como secretario de Gobernación, y se desempeñó como gobernador constitucional de su entidad natal, donde reprimió los alzamientos liberales y combatió a la rebelión orozquista. Fue depuesto de su cargo tras el golpe de estado de Victoriano Huerta. Murió asesinado por los golpistas un mes después de la muerte de Madero.

Así llama la prensa burguesa al problema mexicano de la tierra. Con notoria mala fe, la prensa burguesa pretende confinar el Problema Agrario a Morelos y a Sonora; pero los lectores asiduos de Regeneración se habrán podido formar una idea de la agitación agraria, de su extensión, de su importancia, de su trascendencia. No es éste el problema de una sola región, ni de varias regiones, sino el problema de los problemas, el que necesita pronta y eficaz solución; el que tiene en armas a una parte del pueblo mexicano y acariciando un porvenir mejor a otra parte del mismo.

He aquí lo que dice del Problema Agrario en Sonora un rico agricultor de la región, en carta escrita en 12 de abril al ingeniero Alberto Crespo,1 de la ciudad de México:

Como te ofrecí en mi anterior, que espero recibirías, te escribo estos renglones con impresiones bien dolorosas… Muchos de los agricultores previsores o pusilánimes, rentaron sus tierras al partido, otros cerraron sus labores, a otros se las cerraron sus acreedores… Pasó la revolución (la revuelta de Madero), pero los indios siguieron su obra destructora, pues día a día roban lo que encuentran y lo que buscan, no hay garantías en la propiedad ni en las vidas.

Los agricultores viven en continuo sobresalto, pues difícil sería, y tal vez infructuoso, que el Gobierno diera destacamentos para cada labor o a un grupo de labores que tal vez serían batidos en detalle.

En cuanto a los indios a quienes se quiere pacificar, con el carácter que ellos tienen de raza guerrera, indómita, vengativa, cruel y floja (mentira, pues tanto los burgueses mexicanos como los extranjeros consideran al yaqui como un trabajador inmejorable), continúan en su serie de depredaciones, sin que pueda dicho individuo, poner coto a sus desmanes; asesinatos y robos son la orden del día… Los indios en la revolución pasada (¡es la misma Revolución, señor burgués!), aprendieron mucho: parar el ferrocarril, como sucedió en la estación Ortiz, y el manejo de las armas; antes estaban mal armados, ahora tienen carabinas y rifles treintatreinta, maussers y otras armas de mejor calidad; partidas de indios pasan la línea divisoria en busca de armamento y parque.

Su número es grande: son más de 4 000 teniendo en la sierra y en los ranchos del Jori, Torocopampo, los Coyotes y otros que están en su poder, gran cantidad de ganado, mulas, burros, etc.; la mayor parte andan a caballo de manera que sus correrías son rápidas, pudiendo ser cuando les dé la gana, continuadas.

En la Estación Ortiz, el Gobierno los provisiona de cuanto necesitan, con holgura, además, tienen manos libres en lo ajeno, sin que se les pueda hacer nada por su respetable número, van a las labores, pretenden robar, si alguien se resiste pasa al otro mundo.

Como estimación personal creo que el gobierno no podrá solucionar de una manera eficaz y rápida este asunto, por las múltiples atenciones que ahora tiene; pero sí creo que en el mes de Mayo se quitarán por completo

la careta los indios, robando las hermosas cosechas en perspectiva o infundiendo pánico que hará huir de las labores a los agricultores y peones, viniendo después las lluvias a echar a perder lo que ellos no quieren o no han podido llevarse.

Creo firmemente que para esa época, tendremos que concentrarnos en los pueblos, aspillerar nuestras casas y muriéndonos de hambre vender caras nuestras vidas.

Como complemento te diré que la margen derecha del río, está despoblada por completo; nadie se ocupa de trabajar, ni tan siquiera el corte de leña; los yaquis lo prohibieron; buena cuenta dan del que no acata sus mandatos.

Como se ve, es grave para la burguesía el movimiento de nuestros camaradas yaquis. Estos hermanos nuestros no han depuesto las armas y continúan su lucha por el recobro de las tierras que en distintas épocas se les han arrebatado.

La prensa americana de estos últimos días publica una noticia referente a que algunos yaquis van a ayudar a Orozco. Si nuestros hermanos yaquis hacen tal cosa, quedarán tan burlados como cuando lucharon por Madero. Es necesario que los yaquis comprendan que su salvación no está en que suba al poder Orozco o Vázquez Gómez o cualquier otro bribón. Ningún Gobierno podrá poner en sus manos las tierras de que han sido despojados. Son los yaquis mismos, por su propia mano, los que tienen que hacer esa obra de justicia.

Lean nuestros hermanos yaquis nuestro Manifiesto de 23 de Septiembre de 1911 y luchen por implantar esos ideales, sin ayudar a ninguno a encumbrarse a la Presidencia de la República.

Los yaquis no deben tener lazos de amistad sino con los nuestros, con los libertarios. A los que quieren Gobierno, que los fusilen. A los que les hablen de las excelencias de Vázquez Gómez, de Orozco o de cualquier otro bribón de esa clase, a fusilarlos.

Nada de enviar comisiones ante ningún Gobierno; nada de confiar la suerte a representantes de ninguna clase. El winchester y el máuser son nuestra razón, hermanos yaquis. No os dejéis embaucar, y tomad sin miedo todo lo que se os ha robado.

 

Ricardo Flores Magón


1 Alberto Crespo. Latifundista sonorense.

Vázquez Gómez tiene gran prisa de llegar a la Presidencia de la República, aunque sea de una manera provisional. Pascual Orozco hijo lo mandó llamar a Chihuahua para tener una conferencia con él, y el ambicioso politicastro voló de San Antonio, Texas, a Ciudad Juárez. Apenas pisó tierra de México, Vázquez Gómez lanzó una proclama declarándose Presidente Provisional de la República Mexicana y nombrando desde luego dos ministros, uno de la Guerra y otro de Relaciones Extranjeras. Pascual Orozco, el “generalísimo” como a sí mismo se titula, se ha puesto furioso, y ha enviado un mensaje telegráfico a Vázquez Gómez diciéndole que marche hacia el sur a ponerse al frente de las fuerzas rebeldes, o que se salga inmediatamente del territorio mexicano.

Esto ha provocado una gran división entre los “jefes” del movimiento de Chihuahua, pues unos están por Orozco y otros por Vázquez Gómez.

Esta clase de conflictos entre ambiciosos da buenos resultados a la Revolución verdadera, a la de fines sociales, a la que quiere la expropiación de la tierra y de los medios de producción y de transporte para que sean propiedad común de todos los habitantes de la República Mexicana.

El pleito entre Vázquez Gómez y Orozco alarga la duración del movimiento revolucionario y es eso precisamente lo que se necesita para el avance de la Revolución netamente económica y antiautoritaria del Partido Liberal Mexicano, pues durante la agitación revolucionaria el proletariado está mejor dispuesto a escuchar la palabra de los agitadores libertarios, y los grupos de libertarios armados pueden obrar con más libertad.

Si el rompimiento de las relaciones amistosas entre Orozco y Vázquez Gómez es completo, entonces las fuerzas rebeldes de Chihuahua se disgregarán y las guerrillas se multiplicarán con grande beneficio para la causa de los desheredados, porque estará menos centralizada la fuerza revolucionaria y habrá menos autoritarismo, menos poder en las manos de los generalísimos Orozco, Campa y Salazar. Felicitémonos de esa división, hermanos de miseria, y dediquémonos todos los que estamos convencidos de que es preciso fundar una sociedad de iguales y de hermanos, en que no haya burgueses ni autoridades, a poner lo que esté de nuestra parte para convertir en realidad los principios enunciados en el Manifiesto de 23 de Septiembre de 1911.

Los que no tengáis armas, tomadlas de las manos de los vazquistas, de los orozquistas, de los científicos, de los maderistas y demás listas y aumentad el combustible de esa grande hoguera que, si es bien fomentada, dará como resultado la muerte de la miseria y de la tiranía.

 

Ricardo Flores Magón

El Imparcial, de la ciudad de México, da cuenta de una victoria obtenida por nuestros compañeros sobre los federales, en la Sierra del Burro, estado de Coahuila. Dice así:

Lanhtry, Texas, Abril 24. Han llegado noticias de que los federales que fueron enviados de Las Vacas para dispersar una partida de rebeldes que apareció en el Estado de Coahuila, tuvieron un encuentro con el enemigo en el cañón de San Agustín, en la Sierra del Burro. Después de una empeñada lucha, los federales se vieron obligados a retirarse en tanto les llegaban refuerzos de Las Vacas. Varios de los combatientes resultaron muertos, pero las personas que han traído la noticia no pueden calcular el número de las víctimas.

Se trata de las fuerzas libertarias que operan en el Distrito de Río Grande, estado de Coahuila. La prensa burguesa toma especial cuidado en no mencionar a los nuestros, y cuando llega a hacerlo, es de una manera vaga. La derrota de los federales debe haber sido tremenda, pero se oculta mañosamente el número de muertos y de heridos, tanto para no sembrar el pánico entre los esbirros, como para no dar importancia al movimiento de los nuestros.

Regocijémonos por ese triunfo, compañeros, y enviemos nuestro aplauso a los dignos compañeros que arriesgan su vida en beneficio de la clase trabajadora.

Estos compañeros del Distrito de Río Grande son dignos de admiración, pues han venido batiéndose casi sin cesar, pero con buen éxito hasta la fecha a pesar del abrumador número de tropas que se les ha echado encima.

¡Adelante, hermanos comunistas de Coahuila!

 

Ricardo Flores Magón

Unas cuantas líneas del periódico Los Angeles Times, de 8 de este mes, arrojan chorros de luz sobre la obra malvada de engañar a los desheredados que tienen emprendida Orozco y Vázquez Gómez. Dicen así las líneas: “Es sabido que Terrazas ha ayudado con mucho dinero a Orozco, porque él, Terrazas, es un viejo amigo de Díaz y desea ver aplastado a Madero”.

A los soldados que forman el ejército de Pascual Orozco se les ha dicho que se les va a dar la tierra del estado de Chihuahua, la cual está casi toda en las manos de Creel y de Terrazas, suegro éste de aquél.

¿Será posible que estos grandes terratenientes estén fomentando un movimiento que tiende a despojarlos de sus riquezas? Pues bien, sí están fomentando ellos el movimiento de Orozco, pero no para que se les arrebaten las tierras que tienen en su poder, sino para salvarlas de la expropiación.

¡Y los pobres, los trabajadores, abandonan a sus familias para ir a empuñar un fusil en el ejército orozquista, creyendo que van a luchar por Tierra y Libertad!

¿No merecen la muerte embaucadores de esa clase? ¿No es un crimen de lesa humanidad el que se comete cuando se hace derramar sangre humana por ambiciones personales?

Miles de vidas se están perdiendo en Chihuahua para proteger los intereses de los capitalistas. Desheredados mexicanos, abrid los ojos. Que corra la sangre a torrentes, que se derrame a mares, pero que sea en beneficio de los que tienen hambre.

Adoptad los principios enunciados en nuestro Manifiesto de 23 de Septiembre de 1911, y considerad como a vuestros peores enemigos a los que os impidan tomar la tierra y la maquinaria de producción desde luego, sin esperar más tiempo.

No permitáis que nadie suba a la Presidencia de la República. Gobernaos por vosotros mismos. La clase trabajadora nada gana con tener Gobierno, porque el Gobierno está instituido para proteger a la burguesía y dejar que ésta devore el sudor y la sangre de los humildes.

Son los científicos, los porfiristas, los que están dando dinero a los jefecillos de Chihuahua, con el objeto de derribar a Madero y sentarse los científicos nuevamente en el poder.

Para eso se os llama a tomar las armas; para eso abandonáis a vuestras compañeras y a vuestros hijos. ¡Volved las bocas de vuestros fusiles contra Orozco, Salazar, Alanís, Campa, Vázquez Gómez! ¡Declaraos, todos, comunistas!

Ésa es la salvación. Si no lo hacéis así, saldréis burlados por los “inteligentes”, por los “vivos”, por los que os hablan de leyes favorables a la clase trabajadora; por los que os piden que los nombréis diputados o gobernantes de cualquier calibre para trabajar en vuestro favor; por los que dicen que un Gobierno justo y recto os dará la tierra.

Nunca podrá existir un Gobierno justo, desde el momento en que su misión no es otra que garantizar al rico el pacífico disfrute de sus rapiñas.

 

Ricardo Flores Magón

Un trabajador mexicano de nombre Lauro García, desconocedor del idioma inglés, se valió de un americano, para que le cobrara un cheque. Esto sucedió en Fort Collins, Colorado. El americano cobró el cheque, se embolsó el dinero, y cuando el mexicano le pidió su dinero, el americano sacó una pistola para matarlo. El mexicano, viéndose a punto de perecer, se echó sobre el americano matándolo de una puñalada. Entonces un polizonte se lanzó sobre el mexicano, a quien quiso matar, pero más listo el mexicano, logró dejar tendido al esbirro, muerto también. Como se ve, se trata de un doble homicidio cometido en legítima defensa. El mexicano debería estar libre, porque no fue un crimen el que cometió, pero la señora Autoridad lo tiene en la cárcel, y se dice que se trata de ahorcar a ese pobre trabajador por el delito de ser pobre y mexicano. Muy bueno sería que todos los mexicanos enviasen cartas de protesta al gobernador del estado de Colorado, residente en Denver, para que no se lleve a cabo el crimen de ahorcar al pobre Lauro García. Si somos solidarios los mexicanos, tendremos que hacernos respetar. Nada de miedos, que se trata de la vida de un inocente, pues matar en legítima defensa no es un crimen.

Se nos dice que el padre de Lauro García, residente en el estado de Durango, envió al Cónsul mexicano cien dólares para la defensa de su hijo, y se nos informa que hasta ahora nada ha hecho ese Cónsul.

¡Que devuelva los cien dólares para que otra persona se encargue de la defensa de ese pobre mexicano, ya que él no cumple con sus obligaciones de proteger a los mexicanos! Conque, mexicanos, a pedir todos la libertad de Lauro García.

 

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En Reedville, Texas, hay una tienda de la que tienen forzosamente que surtirse todos los trabajadores de la población y de los alrededores. Todos esos trabajadores tienen crédito, y así sacan al fiado lo que necesitan, para pagar cuando levantan sus humildes cosechas. Al frente de esa tienda se encuentra un mexicano llamado Antonio Perales, más enemigo de los mexicanos que los mismos americanos. Este individuo apunta en las carteras de los trabajadores lo que se le antoja, según se nos informa, y cuando no puede apuntar de más, entonces les roba en la romana. Lleva cuatro años de estar haciendo ese negocio el pícaro en cuestión, y los pobres mexicanos se encuentran en la miseria más triste. Los burgueses, por su parte, tienen a esos trabajadores reducidos a la esclavitud más abyecta, pues cobran muy caro el arrendamiento de la tierra, y resulta de todo ese latrocinio que, entre la tienda y los señores terratenientes, se queda el producto del trabajo de los abnegados agricultores de la región. Los pobres mexicanos no alcanzan a comer otra cosa que frijoles y papas, a pesar de ser ellos los productores de la riqueza del estado de Texas. Mucho ojo, compañeros, cuando esté pesando la manteca el señor don Perales y poned más cuidado en lo que éste apunta en vuestras carteras.

 

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En Colton, California, pesa sobre la población mexicana un cura que insulta, según se nos informa, a los mexicanos a quienes encuentra al paso por el “delito” de no ir a misa. Este mismo cura pretendió imponer una cuota de cincuenta centavos mensuales a cada familia para su subsistencia, y tiene especial empeño en andar investigando quién se casa por lo civil para regañarlo como si fuera un chiquillo, pues solamente la iglesia puede casar, según él. Nada, mexicanos, si quiere comer ese cura, que se ponga a trabajar como cualquier hijo de vecino,

y por lo que respecta al matrimonio, decid al curita que tan malo es hacer que intervenga en esos asuntos íntimos la autoridad religiosa, como la civil.

 

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El 18 de abril fue expulsado del campo de Hurley, Nuevo México, un grupo de trabajadores mexicanos, bastando para que se cometiera el atropello la delación de un miserable mayordomo que tiene por apodo “El Bola”, quien dijo a los negreros del lugar que esos mexicanos trataban de organizar una huelga, cosa que no es delito en ninguna parte del mundo; pero lo cierto es que esos mexicanos no iban a declararse en huelga, sino que se preparaban para celebrar una fiesta patriótica, y por lo mismo, inofensiva para la burguesía. El atropello se cometió simplemente porque se trataba de mexicanos. En Hurley hay un cura que es enemigo jurado de la clase trabajadora. Trata muy mal a los mexicanos que tienen el mal gusto de alternar con frailes; los bautismos son para él espléndido negocio, pues cuando le llevan un niño de más de un mes de nacido, multa a los padres en un peso por cada mes que ha estado sin bautismo, aparte de ultrajarlos con palabras nada pulcras. ¡Cuánto mejor fuera, mexicanos, que en lugar de dar vuestro dinero al fraile embaucador y ocioso, lo dierais para salvar a vuestra clase de la miseria y de la tiranía!

 

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Pablo G. Sáenz,1 un mexicano residente en Porter, Texas, depositó en la oficina del Express Wells Fargo, en Houston, Texas, un bulto con destino a Porter. Pasó algún tiempo y Sáenz no recibía su bulto. Preguntaba al empleado de la compañía en Porter, y ese individuo, un déspota como son todos los aspirantes a burgueses, le daba la espalda y lo corría de la oficina sin atenderlo. Por fin escribió Sáenz al agente general en Houston, y éste le pidió el recibo del Express. Sáenz envió el recibo, y hasta la fecha no recibe ni el bulto ni el valor que le fijó al hacer el depósito. Que robe un hambriento una pieza de pan, y va a presidio; que robe un rico a un pobre, y la señora Autoridad se queda tan fresca.

 

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Tanto reclamo le ha hecho la prensa burguesa mexicana a las minas de Big Lump, Rockdale, Texas, que muchos trabajadores mexicanos han acudido a ellas en busca de trabajo; pero sus ilusiones han quedado defraudadas, pues lo que se quiere es que haya abundancia de brazos en esas minas para que los burgueses se aprovechen rebajando los salarios, pues habiendo abundancia de brazos el trabajador que se separa por no poder consentir en que se le explote tan villanamente como allí se hace, es fácilmente reemplazado por otro. El peor enemigo de los trabajadores es Zeferino Elizondo, un tío que les anda lamiendo las patas a los americanos. La situación de los trabajadores mexicanos en ese mineral es tan precaria como nunca lo había sido; los hombres no ganan ni para mal alimentarse. No vayáis a las minas de Big Lump, mexicanos.

 

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En Santa Ana, California, un tal Juan Ríos está formando una sociedad mutualista, la que, al mismo tiempo, “luchará” por la adquisición de terrenos en México para sus socios. Este empresario Ríos fracasó con una sociedad mutualista en San Bernardino, y esta vez sucederá lo mismo. ¿Cómo va a luchar por la adquisición de terrenos esa sociedad? ¿Con las armas en la mano? No; no hay tal: esos van a pedir hoy a Madero, mañana a Vázquez Gómez, después a Perico de los palotes, que les den tierra por favor, cuando los valientes la están tomando por la fuerza. No gastéis vuestros dineros en sociedades mutualistas, trabajadores mexicanos, pues esas sociedades sirven solamente para que los miembros de las mesas directivas tengan salarios más o menos buenos, mientras que para los socios no hay nada. Uníos todos al Partido Liberal Mexicano, que no pide, sino que toma. El mutualismo desvía al trabajador del camino recto que debe seguir para conquistar Pan, Tierra y Libertad para todos. El mutualismo no acabará con el capitalismo, porque no está instituido para atacar al Capital. Bueno está que los proletarios se asocien para ayudarse mutuamente; pero eso no salva. ¡Guerra al Capital y a la Autoridad, mexicanos!

 

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Ramón Herrera es el nombre de un joven trabajador mexicano que fue muerto, según se nos comunica, de una manera villana por un policía de Blackfoot, Idaho. Herrera andaba paseando, un tanto ebrio, pero sin cometer escándalo de ninguna clase. Le acompañaba otro mexicano, Pedro Pacheco. Un polizonte los arrestó, sin motivo de ninguna clase. Como Herrera estaba un poco ebrio, echó a correr rumbo a su casa, creyendo que no le seguiría el policía; pero se equivocó, pues el Marshal de la ciudad y un polizonte se echaron en persecución del pobre muchacho, y como no se detuviera, el Marshal ordenó al polizonte que le hiciera fuego. Obedeció el esbirro, y Ramón cayó muerto de un balazo que le atravesó el corazón. El asesino fue arrestado, pero al día siguiente ya andaba mascando tabaco en las calles de la población, libre de toda pena. Los trabajadores mexicanos residentes en el lugar se han dirigido a los Cónsules mexicanos en Denver, Colorado; de Salt Lake City, Utah, y Portland, poniéndolos al corriente del atentado de que fue víctima el pobre muchacho mexicano; pero ninguno de esos tíos ha hecho aprecio a esos trabajadores, pues ya se sabe que los Cónsules son simples polizontes que el gobierno mexicano tiene en los Estados Unidos para perseguir a los revolucionarios. ¿Para qué sirve la Autoridad? Para explotar, oprimir y asesinar.

 

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Hay en Heaton, Nuevo México, un policía enemigo acérrimo de los pobres. Un muchachito mexicano andaba el otro día recogiendo los pedacitos de carbón que se encuentran de trecho en trecho en la línea del ferrocarril. Lo vio el policía y cargó con él a la oficina, donde el muchachito fue multado en cuatro pesos. ¿Para qué sirve la Autoridad? ¿Cómo ha de ser posible vivir sin bribones que nos aprieten el pescuezo?

 

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La Autoridad sirve para aplastar a los pobres en provecho de los ricos. Varios trabajadores mexicanos entraron al Banco Nacional de Pratt, Kansas, el 22 de abril último con el objeto de cambiar sus cheques. Un perro guardián del Capital les siguió y les amenazó con llevarlos a la cárcel si no salían del Banco, y habrían sido encarcelados si un compañero no se le encara al polizonte para defender sus derechos. El polizonte se marchó corrido como un perro. Después pasaron esos trabajadores a la oficina de Correos a preguntar por su correspondencia. El empleado, sin consultar los nombres, dijo desde su asiento:

“no hay cartas; ¡lárguense de aquí!” Así es como tratan a los mexicanos en este bárbaro país.

 

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El compañero Tomás Montaño2 acaba de ser molestado en Holtville, California, por la señora Autoridad, sin la cual muchas inocentes personas creen que es imposible vivir. Dicho compañero es miembro de la Industrial Workers of the World (Trabajadores Industriales del Mundo) que tan perseguidos son por los capitalistas, y vive pacíficamente ejerciendo su oficio de peluquero en una carpa que le han facilitado los compañeros IWW, para que haga el pelo y rasure a los mexicanos, pues en Holtville no se permite a los mexicanos que entren a las barberías de los americanos, ni que se sienten a comer al lado de los mismos. El 31 de abril se le enfrentaron a Montaño policías de El Centro y de Caléxico, y uno de ellos, el que la hacía de más valiente, le dijo que le daba tres días para que saliera del pueblo. Nuestro valiente compañero se rió, y firme, porque tiene la conciencia tranquila, no se marchó; esperó el desarrollo de los acontecimientos. Los compañeros IWW, de Holtville, hablaron por teléfono a un tal González, empleado de la Inmigración, y a otros sujetos de ese llamado “servicio”, y les dijeron que no quedaría impune cualquier atentado que se cometiera con Montaño. Resultado: que no se ha tocado al compañero, pues la señora Autoridad es mansa con los enérgicos y enérgica con los mansos. El sheriff del condado de Imperial, un tal Meadow, es muy enemigo de los mexicanos. ¡Y ha de haber idiotas mexicanos que voten por él en tiempo de elecciones! ¿Ha investigado Meadow cómo ocurrió el plagio de Tirso de la Toba?

 

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¿Cómo ha de ser posible vivir sin Autoridad? se preguntan asustadas muchas personas, y agregan: la Autoridad sirve para proteger al débil de los atentados del fuerte. En el caso del Niño Mártir León Cárdenas Martínez se ha visto que la Autoridad solamente ha servido para condenar a un inocente y dejar en libertad a un malvado. No cabe duda de que la americana Emma Brown fue asaltada por alguno de esos salvajes americanos vestidos de cuero a medio curtir que pululan en las llanadas del salvaje estado de Texas, los llamados cowboys, y que el mexicanito es completamente inocente. Las pruebas que el padre del niño ha presentado al público son clarísimas. Por ellas se ve que fue físicamente imposible que el niño se hubiera encontrado en el lugar del crimen en el momento en que fue perpetrado, y, sin embargo, ese niño está sentenciado a muerte. La causa está ahora en poder de la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos. De paso diremos que el gobierno mexicano nada ha hecho en favor de este muchachito. Lo que le interesa a Madero es robar millones y más millones; lo que le interesa a Madero es pagar esbirros que persigan a los revolucionarios; lo que le interesa a Madero y a sus estúpidos ministros, verdaderos burros envueltos en levitas, es aferrarse en el poder. ¿Qué les importa a esos señores que un humilde mexicano esté a punto de perder la vida en cualquier patíbulo del salvaje estado de Texas? ¿Para qué sirve la Autoridad, corazones sencillos que suspiráis por ella? ¿Os tiende las manos cuando estáis en desgracia? ¿No es ella misma la causa de vuestras desventuras? ¡Y pensad que tenéis que pagar contribuciones para sostener esa máquina maldita que os hace desgraciados! Tenemos a la vista copia de una comunicación que el ministro de Relaciones de México envió al afligido padre de la víctima, León Cárdenas Martínez.3 En ella se le dice que no puede intervenir el gobierno de México en el asunto de su hijo, porque no se ve que se haya negado justicia al mexicanito. De manera que, para el gobierno mexicano es justo que se estén cometiendo atropellos en la persona de un inocente, pues el proceso es una serie larguísima de atropellos como lo ha demostrado el padre del niño con profusión de detalles. Ya nos seguiremos ocupando en este asunto, e invitamos a todos los periódicos mexicanos, sin distinción de doctrinas, a que empujen al Gobierno Mexicano a intervenir seriamente en el asunto del niño León Cárdenas Martínez. Y hay que hacerlo cuanto antes y con energía. Al mismo tiempo hay que ayudar con fondos para la defensa del mexicanito. Los fondos deben ser remitidos a León Cárdenas Martínez, P.O. Box 1124, El Paso, Tex.

 

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Para terminar diremos que la llamada Agrupación Protectora Mexicana, cuya matriz está radicada en San Antonio, Texas, nada práctico ha hecho para que se ponga en absoluta libertad al niño León Cárdenas Martínez. Los fondos desaparecen sin saberse a dónde van a dar. Los atentados contra mexicanos menudean día por día, sin que esa Agrupación dé señales de vida. Los agentillos de la llamada Agrupación no pierden ocasión de atacar al Partido Liberal Mexicano, y cuando se encuentran con compañeros nuestros, entonces dicen que trabajan de acuerdo con nosotros. Emilio Flores y Donaciano Dávila son los más activos trabajadores de la Agrupación. Dávila es miembro de la Junta Directiva de un nuevo banco que se fundó en San Antonio con capital de burgueses mexicanos, de los panzoncitos que vinieron huyendo de la quema a explotar aquí; es, además, comerciante que, con la lista de miembros ha aumentado su clientela. Emilio Flores es un burgués de tomo y lomo que nos llama a los libertarios: “conspiradores contra el orden y la sociedad”, y no se equivoca ese tío: conspiramos contra el orden burgués y la sociedad capitalista. Siendo burgueses los directores de esa Agrupación, no es de extrañar que nada se haga en beneficio de los pobres mexicanos atropellados en este país.

Trabajadores mexicanos: botad de las sucursales de esa Agrupación a todos los burgueses y quedaos únicamente los proletarios. Es imposible que haya unión entre burgueses y trabajadores. Entre las dos clases sociales debe haber solamente odio. Además, botad a los personajes de la matriz de San Antonio; pero antes de hacerlo, llamadlos a cuentas, que digan en qué han invertido los inmensos caudales que han recibido, producto de vuestro sudor y de vuestra fatiga. Vosotros quitáis de las boquitas de vuestros pequeñuelos un pedazo de pan para enviar vuestras cuotas a San Antonio, y es justo que se os diga en qué se gasta ese dinero con tantos sacrificios reunido. Nosotros publicamos semanariamente en Regeneración todas las entradas y salidas de dinero. ¿Por qué no hace lo mismo la tal matriz? No os dejéis explotar. Acordaos que siempre os hemos dicho la verdad y siempre os hemos dado sanos y fraternales consejos que, por haberlos desoído, habéis sufrido más de un chasco. Nos conocéis por muchos años, ¿cuándo os hemos engañado? ¡Responded a esa pregunta, uniéndoos con los de vuestra clase, no con los burgueses! Gritad todos

¡Viva Tierra y Libertad!

 

Ricardo Flores Magón


1 Pablo G. Sáenz. Residente en Porter, Texas. Realizó diversas aportaciones pecuniarias a Regeneración entre 1911 y 1917. En septiembre de 1912 formaba parte del grupo Regeneración Ricardo Flores Magón, de Houston, Texas.

2 Tomás Montaño. Miembro del grupo William Stanley de Caléxico, California al que pertenecía Margarita Ortega. Suscriptor de Regeneración, al menos hasta 13 de mayo de 1916. Wobblie.

3 León Cárdenas Martínez. Periodista masón. Editor de Evolución Social, Toyah, Texas. Aparece en las listas de suscriptores desde 1906, como residente en Mapimí, Durango. Miembro del PLM, partidario y cercano a las posiciones de Praxedis G. Guerrero. Se le imputa la versión anarcocomunista del Plan de San Diego fechado el 20 de febrero de 1915. Envió una copia del mismo al semanario anarquista español Solidaridad Obrera. Aparece como delegado especial de la JOPLM junto con Salvador Medrano.

El sitio de Torreón por los revolucionarios de Orozco es un hecho. Los rebeldes que militan bajo las órdenes de los jefecillos Campa y Salazar han cortado las comunicaciones entre Torreón y Monterrey. Cuatro Ciénagas ha sido tomado por los orozquistas. La situación de las fuerzas federales en Torreón es verdaderamente precaria. De los nueve mil federales con que cuenta el general Huerta, tres mil se han insubordinado y están prisioneros en sus respectivos cuarteles. Queda, pues, reducida a seis mil hombres la fuerza federal en Torreón, y todavía se mermará más esa fuerza cuando comience el ataque de los revolucionarios que se espera de un momento a otro.

Madero está haciendo rápidamente sus preparativos para fugarse de la ciudad de México. Por fin no cumple su célebre fanfarronada: “solamente saldré de México en carro fúnebre”. ¿Serán tan cándidos los revolucionarios de dejar salir con vida a ese tirano? ¡Hay que colgarlo, camaradas, y hay que colgar también a todos los que ambicionen gobernar, como Orozco, Vázquez Gómez, etcétera!

Los americanos residentes en la ciudad de México están desesperadísimos, porque se nota en el pueblo de la capital una ansia grandísima de arrancar a la burguesía todo lo que detenta. Más de mil rifles están a la disposición de los americanos en diferentes puntos de la ciudad para hacer fuego contra el pueblo, cosa que se considera como una verdadera locura, pues tan pronto como el pueblo advierta un movimiento sospechoso de los americanos, no cabe duda de que habrá una terrible matanza de americanos provocada por ellos mismos.

Mientras todo el país está excitadísimo por la guerra de clases en el terreno de la acción, los sinvergüenzas socialistas políticos se están proponiendo como candidatos para diputados. No han podido escoger peor tiempo esos zaragates para embaucar a las multitudes, pues ahora sabe el mexicano que es con el fusil en la mano y no por medio de la boleta electoral como ha de conquistar su libertad y su bienestar, tomando posesión de la tierra y de los útiles de trabajo. Que no haya un solo trabajador mexicano que se deje arrastrar por los socialistas políticos.

 

Ricardo Flores Magón

El mal tiempo impidió que el mitin de Uhland, Texas, anunciado para el 28 de abril, tuviera el éxito pecuniario que se esperaba. Desde la madrugada empezó a llover en toda la región, al grado de que las familias no pudieron asistir. Sin embargo, el éxito moral fue grandísimo. Solamente asistieron mil personas. Un asistente a la fiesta del Trabajo nos escribe de esta manera:

El mitin estuvo formado por mil personas poco más o menos, gran número de ellas mujeres y niños. Se abrió a las cinco de la tarde. El salón estaba profusamente adornado de franjas de muselina roja. Las columnas estaban forradas de género de igual color, y en el fondo una enorme Bandera Roja con la inscripción en blanco de Tierra y Libertad cobijaba a cerca de ochenta compañeros que de los grupos Regeneración de Austin, Del Valle, Fentress, Prairie Lea, Hutto, Kyle y San Marcos asistieron a la fiesta de los desheredado vb1ºs. Presidió el acto el compañero Antonio Valdés, agricultor de Austin, Tex., durando tres horas. Todos los discursos fueron muy aplaudidos. La Bandera Roja fue saludada, aclamada y besada por muchísimos compañeros. El mitin hará época en la memoria de los asistentes. Ni un esbirro policiaco asomó las narices, por lo que hubo perfecto orden, probando esto que podemos vivir sin gobierno.

¡Adelante! ¡Adelante!

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Los compañeros Roberto M. Barba, de Austin, y Arturo Aguilar,1 de Cedar Creek, Texas, con motivo de su estancia en Uhland el domingo 28 de abril último, hicieron gran propaganda de nuestros ideales entre los labradores y jornaleros allí reunidos, y vieron coronados sus esfuerzos con la constitución de un nuevo Grupo Regeneración, al que denominaron Tierra y Libertad.

Quedaron electos los compañeros Antonio M. Martínez y Víctor Palomares, secretario y tesorero respectivamente. Entre los miembros se cuentan los entusiastas y convencidos compañeros Fidel Palomares, Matías García, Fernando Reyna, José R. Torres,2 Víctor Palomares, Antonio N. Partida,3 Rafael N. Partida, Apolonio M. Martínez4 y Benjamín G. González.

El Grupo Regeneración Tierra y Libertad de Uhland, Tex., trabajará para el sostenimiento de Regeneración, para ayudar a la defensa de los miembros de la Junta, y a la propagación de los altos ideales cuyo triunfo será la formación de la nueva sociedad en que no haya ni Autoridad ni Burguesía.

 

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Varios de los trabajadores que concurrieron al gran mitin que los liberales de Texas verificaron en Uhland el 28 de abril último, al regresar a sus puntos de residencia han comenzado a trabajar activamente para la reorganización de grupos Regeneración.

Entre tan activos obreros se cuentan los compañeros Pablo Riojas5 y Arturo Aguilar, quienes, a su regreso a Garfield, invitaron a varios trabajadores a unirse y organizar un Grupo Regeneración en el lugar.

Aceptada la idea, quedó organizado la noche del 30 de abril el Grupo Regeneración Praxedis G. Guerrero, de Garfield, Texas, habiendo salido electos los compañeros José R. Torres y Pablo Riojas, secretario y tesorero respectivamente.

Los miembros del grupo son los compañeros José R. Torres, Pablo Riojas, Secundino Hernández, Juan R. Torres, Federico Rodríguez, Hipólito Jaso, Clemente Hernández, Felipe Morales, Pioquinto Ruiz, Gumersindo Alemán, José Becerra, Eduardo Lozano, Ignacio López y Luis Morales.

Buenos compañeros de Philadelphia, Pennsylvania, han formado un grupo al que han dado el nombre de Hagamos Luz. La correspondencia debe dirigirse al compañero Tomás Armonio, 2509 Emery St., Philadelphia, Pa.

Este grupo tiene por objeto apoyar a Regeneración y demás periódicos anarquistas.

 

Ricardo Flores Magón


1 Arturo Aguilar. Minero (¿?). Del Valle, Cedar Creek, Texas (1911-1912). Presidente del club Praxedis G. Guerrero de Del Valle, Texas. Como miembro del grupo Emilio Munguía de Cedar Creek, tomó parte en la organización de la fiesta del trabajo en Uhland, Texas. En septiembre de 1912, envió carta al presidente W.H. Taft, en protesta por la prisión de los miembros de la JOPLM: “en nuestras conciencias está que dichos mexicanos solamente han laborado en los Estados Unidos por la emancipación económica de la clase trabajadora mexicana, la cual, ya en su mismo país, ya en este, no ha gozado de ninguno de los derechos que las constituciones de ambos países pretendieron otorgarle”.

2 José R. Torres. En 1906 residió en Holmes, Texas. Participó en el plan insurreccional de ese año. El 3 de octubre se unió con 24 compañeros de Del Río, Texas, para incursionar en territorio mexicano. Al año siguiente continuaba integrado a los grupos de Texas que preparaban una insurrección armada en México, mientras formaba parte del grupo de Creedmor, Texas, que encabezaba el delegado especial de la Junta, Marcelino A. Ibarra. Torres fue nombrado sargento segundo de esta partida que debía actuar en Coahuila. Participó en la organización del grupo Regeneración Tierra y Libertad de Uhland, Texas, fundado en mayo de 1912, y fue secretario de grupo Regeneración Praxedis G. Guerrero, de Garfield, Texas.

3 Antonio N. Partida. Mantuvo vínculos de solidaridad con Regeneración por lo menos hasta enero de 1916.

4 Apolonio M. Martínez. Mantuvo vínculos de solidaridad con Regeneración por lo menos hasta enero de 1916.

5 Pablo Riojas. Miembro del grupo Regeneración Praxedis G. Guerrero de Del Valle, Texas, fundado el 18 de abril de 1911. Al año siguiente se mudó a Garfield y fundó el grupo Regeneración Praxedis G. Guerrero de este lugar, mismo del que fue nombrado tesorero.

La Autoridad, se dice, sirve para que no nos matemos los unos a los otros, para impedir que el fuerte abuse del débil, para que no retrocedamos al salvajismo… y no sé para qué cosas más. ¡Vil mentira! La Autoridad sirve para garantizar a los burgueses el tranquilo disfrute del oro que han acumulado haciendo que el pobre se deslome en los duros trabajos de la mina; en las malsanas tareas del taller, de la fundición y de la fábrica; en la enervante faena del jornalero de la vía férrea del campo. ¿La prueba? ¡Ahí está la Autoridad de San Diego, California!

El sindicato de trabajadores conocido con el nombre de Industrial Workers of the World (Trabajadores Industriales del Mundo) trata de hacer progresar su organización y para ello hace uso de una de las garantías constitucionales de este país: la libertad de palabra. Pero aquí, como en todas partes, para el pobre no hay más que cargas, obligaciones, deberes, mientras para los ricos quedan todas las libertades y todos los derechos. La libertad política  es una mentira aquí también, porque falta la base de todas las libertades: la libertad económica.

Los IWW luchan para obtener la libertad económica, y es natural que su propaganda tienda a clavar en la mente de los desheredados la consciencia de clases; es natural que su propaganda vaya directamente dirigida contra el actual sistema basado en la desigualdad. Esto, forzosamente, disgusta a los burgueses, cuya digestión es perturbada por el clamoreo cada vez más intenso de los que tienen hambre y quieren que concluya la explotación del hombre por el hombre para que al fin todo ser humano tenga su asiento en el gran banquete de la vida.

La burguesía de los Estados Unidos ha declarado, pues, guerra a muerte a los IWW, y, naturalmente, cuenta con la ayuda de la Autoridad.

Los IWW han tenido que sostener y están sosteniendo una lucha titánica, en este siglo y en este país, por conquistar para ellos lo que ya está conquistado y que sólo aprovecha a la burguesía: la libertad de palabra. San Diego, California, ha sido el teatro de su actividad en estas últimas semanas. Fuertemente unida la burguesía de San Diego, y apoyada por la Autoridad, se comenzó por arrastrar a la cárcel a cuanto orador subía al cajón para hacer uso de la palabra en pro del proletariado, hasta que ya no hubo lugar donde encerrar a esos bravos luchadores. De varios estados de la Unión Americana acudieron centenares y centenares de miembros de la IWW a San Diego para ocupar los puestos de los que iban siendo arrestados. Entonces la Autoridad recurrió a medios vergonzosos para derrotar a los sindicalistas: los bomberos lanzaban gruesos chorros de agua sobre los oradores, sin fijarse en que muchas mujeres, ancianos y niños eran igualmente objeto de ese salvaje tratamiento. De esa manera disolvían los mítines, cuando no cargaban los esbirros sobre los sindicalistas para disolver el mitin a golpes. Pero como, a pesar de todo, los IWW no abandonaron su empresa, entonces se les arrestó por centenares, y, de una manera completamente arbitraria, se les condujo a pie y haciéndoles sufrir toda clase de humillaciones y de ultrajes hacia los límites del condado de San Diego, y se les forzó a internarse a otros condados bajo la amenaza de fusilarlos si volvían a San Diego. La agitación por la libertad de palabra siguió, a pesar de tan villanos atentados. Las golpizas y los malos tratamientos a los IWW, así como los arrestos, han continuado hasta culminar con el alevoso asesinato que, se dice, unos detectives cometieron en la persona de Joseph Mikolasek. Este compañero, según se nos informa, lleno de fe en el triunfo de la santa causa de los desheredados, abordó el cajón para hacer uso de la palabra. Como una avalancha cayó sobre él un enjambre de esbirros, golpeándolo de la manera más infame en presencia de un montón de borregos que, por su actitud de bestias de atajo, de mulos incapaces de comprender el alcance que aquel atentado tendría sobre la libertad de todos, porque permanecer cruzados de brazos en presencia de una injusticia es tanto como dar alientos a los tiranos para que cometan otras y otras más; merecían mejor la paliza que en aquellos momentos quebrantaba los huesos de un digno apóstol de la redención del proletariado mundial.

Se nos dice que, medio muerto, Mikolasek se encaminó hacia el edificio de la Local socialista de San Diego, del que salió poco después, viéndose agredido por dos detectives que disparaban sus pistolas sobre él. La víctima echó una rápida mirada a su alrededor, y encontrando una hacha, echó mano de ella y se arrojó sobre uno de sus agresores, a quien le partió el hombro, pero acribillado a balazos como estaba ya, cayó al suelo y murió seis horas después.

El cadáver del noble luchador fue recogido por los IWW de Los Ángeles, y, el último lunes, una imponente procesión, con la carroza que llevaba el cuerpo del mártir a la cabeza, recorrió las calles de la ciudad, desde 781 South San Pedro St., hasta el crematorio de Rosedale Cemetery.

Esta procesión, que hará época en el movimiento revolucionario de los Estados Unidos, estaba formada por compañeros y compañeras de muchas nacionalidades: franceses, mexicanos, alemanes, italianos, sudamericanos, judíos, bohemios, rusos, americanos, polacos, eslavos, etcétera, etcétera. Fue una verdadera manifestación internacional de protesta contra el crimen de la policía de San Diego. 101 mujeres de diferentes razas y más de mil hombres formaban el cortejo fúnebre. No hubo listones negros. Todos, hombres y mujeres, llevaban un distintivo rojo. Los mexicanos llevaban la Bandera Roja con el lema Tierra y Libertad; los IWW llevaban su estandarte rojo con la igualmente otra Bandera Roja. Las mujeres iban a la vanguardia, severas, la resolución reflejada en sus semblantes, lanzando miradas de odio a los esbirros. Las notas de la Marsellesa anarquista vibraban en el espacio caldeado por un sol africano, estremeciendo los corazones de aquella brava comitiva que, cumpliendo con un deber de solidaridad, manifestaba su protesta por el crimen de que había sido víctima un hermano de miseria y de dolor.

En algunas banderas podían leerse las siguientes inscripciones “Nuestro silencio en la tumba será más poderoso que la voz que apagáis”; “No tuvo otra cosa que dar más que su vida, la que dio generosamente”; “Con la supresión de la libertad de palabra, nuestras libertades se han ido”; “Nuestro compañero, quien fue asesinado en San Diego en la lucha por la libertad de palabra”; “Los defensores de la libertad están siendo encarcelados y asesinados. Los enemigos del pueblo, aún están libres”, y algunas otras.

De tiempo en tiempo, imbéciles patrioteros preguntaban a los manifestantes por qué razón no usaban la bandera de las barras y de las estrellas, a lo que contestaban con dignidad: ¡al infierno esa bandera!

¡Nuestra Bandera es la Roja, la de los desheredados de todo el mundo!, y continuaba su marcha la simpática procesión de hombres y de mujeres de casi todas las razas del mundo, fraternizando como buenos proletarios unidos en la común indignación contra la explotación capitalista y la tiranía de la Autoridad.

Entonando himnos rebeldes que confortaban, que hacían soñar en una sociedad mejor, sin esbirros, sin jueces, sin diputados, sin carceleros ni verdugos, llegó la procesión al cementerio. Varios oradores hablaron en inglés, bohemio y español. El camarada asesinado era bohemio. La camarada Irene Smith, nerviosa, indignada, dominando con su voz la sala, gritaba ardorosa y valiente:

Se nos mata porque no hemos tenido el arrojo de los mexicanos. Hemos agotado todos los medios pacíficos para organizarnos en unión industrial de trabajadores, y se nos apalea, se hace burla de nosotros, se nos asesina; y esta tiranía sólo podrá existir, mientras no empuñemos las armas y nos crucemos al pecho las cananas bien repletas de parque.

La oradora hizo elogio de los revolucionarios mexicanos que luchan por Tierra y Libertad.

El camarada Odilón Luna2 habló en español para los mexicanos:

Éste es nuestro hermano [dijo] porque aunque no era de nuestra raza, era un trabajador, pertenecía a nuestra clase, sudó en provecho de nuestro enemigo común: la burguesía. No vengo ciertamente a llorar ni a manifestar sentimiento o dolor. La muerte de este hermano de cadenas no me entristece: ¡me indigna! No vengo a derramar lágrimas ni a sollozar: ¡vengo a rugir! La cólera no vibra como cuerda delicada: ¡truena! ¡Truena como la tempestad! Y cólera es la que siento al ver los despojos de un proletario que no cometió otro crimen que el de educar a sus hermanos para, unidos todos los hambrientos, acabar con la desigualdad entre la especie humana.

Habló todavía más nuestro camarada Odilón Luna protestando contra los crímenes del Capital y de la Autoridad.

Terminados los discursos, fue introducido al horno crematorio el cadáver del mártir Mikolasek.

He aquí, mexicanos, para lo que sirve la Autoridad: para dejar sin vida a los proletarios cuando quieren organizarse para librarse de las garras de la explotación capitalista. Mikolasek, el noble proletario, ha muerto. Su vida fue una vida de trabajo. Vivió para que la burguesía viviera de su sudor y de su infortunio; murió en beneficio de la burguesía. Así es que, cuando vivió, amasó con sus manos y con su inteligencia el oro que derrochan los ricos en sus vicios, y muerto, impotente para continuar la guerra contra el capitalismo, beneficia igualmente a la ladrona burguesía. La burguesía, pues, saca provecho lo mismo de la vida que de la muerte de los proletarios rebeldes. ¡Maldita sea la burguesía!

 

Ricardo Flores Magón


1 Joseph Mikolasek. Agitador obrero bohemio. Arribó a los Estados Unidos hacia 1900. Miembro de los IWW norteamericanos. Activo orador, se vinculó con la causa del PLM alrededor de 1911, haciendo propaganda en contra de la supresión de la libertad de palabra en Los Ángeles y San Diego. Su brutal asesinato alimentó la polémica entre los IWW y el Partido Socialista, en la que los sindicalistas revolucionarios recriminaban la tibieza del partido y de los sindicatos moderados en sus tácticas de lucha contra las autoridades y los capitalistas californianos.

2 Odilón Luna. Los Ángeles (1911-1917). Firmó la protesta por la detención de R y EFM, Anselmo L. Figueroa y Librado Rivera el 14 de junio de 1911. En este año publicó varios textos en Regeneración, como “Atrás payasos”, en el que fustigaba a “supuestos libertarios” como Juan Sarabia. En noviembre escribió un artículo recordando el sacrificio de Praxedis G. Guerrero. Participó como orador en los funerales de Joseph Mikolasek, militante de los IWW asesinado por la policía de San Diego en mayo de 1912. El funeral fue motivo de una gran manifestación por las calles de Los Ángeles. En el acto, Luna pronunció el siguiente discurso. En noviembre de ese año participó en el Centro de Estudios Racionales de Los Ángeles. Escribió poemas, como el dedicado a Francisco Ferrer Guardia en noviembre de 1912 (“No fue vana tu obra a los obreros, esos que veías sufrir con hambre tanta, /porque ahora ya miran altaneros/ y a los tiranos, su altivez espanta. Moriste convencido de los frutos/ que tu obra sublime había de dar,/ y no te equivocaste ve los lutos/ de tantos que siguen tu obra colosal”). Miembro fundador de la Junta Consultiva de la Casa del Obrero Internacional de Los Ángeles. En mayo de 1913 fue nombrado secretario del grupo Regeneración Los Rebeldes, de Los Ángeles, que se instaló el día 6 del citado mes. Su compañera María Martínez murió atropellada por un tranvía en Los Ángeles en octubre de 1913. Para febrero de 1914, Luna era secretario del Centro de Estudios Racionales de Los Ángeles y como tal denunció a Rafael Romero Palacios por traidor. Luna envió diversas colaboraciones a la prensa libertaria: cuentos que publicó en Fuerza Consciente de San Francisco y poemas, como Épica Azteca, que apareció en Fiat Lux de la Habana, Cuba. Con la entrada de los Estados Unidos en la guerra contra Alemania se desató al interior del país la persecución contra comunistas, socialistas, sindicalistas, anarquistas, pacifistas y todo tipo de opositores a la guerra. Odilón Luna y Raúl Palma fueron aprehendidos en mayo de 1917 en Los Ángeles. Estando preso, Luna entró en conflicto con el grupo editor de Regeneración, al que acusó de mal manejo en los fondos que se reunían para su defensa, pese a que esos eran manejados por el Comité Latino de la Liga Internacional para la Defensa de los Trabajadores. El conflicto se hizo particularmente áspero, las partes intercambiaron insultos y Regeneración acusó a Luna de traicionar los principios anarquistas, en particular por haber declarado ante las autoridades de migración norteamericanas no ser anarquista cuando, según Enrique Flores Magón, “un anarquista nunca, ni ante el pelotón de ejecución, niega sus convicciones”.

Nuestro querido maestro, el viejo camarada Pedro Kropotkin, ha dirigido a Juan Grave una carta de la que tomamos los siguientes párrafos:

Hay en el norte de México un movimiento revolucionario bastante serio entre los campesinos, que el gobierno republicano no es capaz de dominar. indígenas. Se libran de tiempo en tiempo batallas, y no es solamente Regeneración quien habla de estas batallas. Se me envían de Los Ángeles varios periódicos mexicanos, de diversas opiniones, marcándoseme los pasajes concernientes a encuentros entre las tropas del gobierno y los insurgentes, encuentros que los hay a cada momento y no siempre resultan en favor de los primeros.

Refriega sería tal vez el término más correcto para designar estos encuentros, pues la palabra “batalla” debe aplicarse a encuentros entre fuerzas más numerosas. Pero sería formarse una idea absolutamente falsa de lo que son todos los movimientos agrarios, comprendiendo en ellos los de Julio y Agosto de 1789, si no se quisiera ver que el movimiento del norte de México tiene el carácter que todas las insurrecciones campesinas han tenido siempre.

Esto me explica por qué algunos amigos están desilusionados de la revolución mexicana.

Como tantos otros amigos italianos, rusos, etcétera, etcétera, ellos han soñado probablemente con campañas garibaldinas, y no han encontrado tal cosa en México. En las planicies, en las campiñas apacibles, se desconfía (y con razón) de los extranjeros, y —de tiempo en tiempo— ya aquí, ya a veinte leguas al este o al sur o al norte de este lugar, con siete u ocho días de intervalo, otra aldea ataca a los explotadores y se apodera de la tierra. Después, veinte o treinta días más tarde, llega un destacamento de soldados del “orden” que ejecuta a los rebeldes, quema la aldea, y, en el momento en que regresa “victorioso”, cae en una emboscada de la cual no escapa sino dejando a la mitad de los soldados muertos o heridos.

He aquí lo que es un movimiento campesino… Desgraciadamente los nueve décimos (o tal vez el noventa y nueve por ciento) de los anarquistas, no conciben la revolución sino en la forma de combates en las barricadas o de expediciones triunfales garibaldinas.

Esta interesante carta viene publicada en el número de Les Temps Nouveaux, de París, del cual es gerente Juan Grave, correspondiente al 27 del pasado abril.

De tiempo en tiempo venía publicando Juan Grave remitidos de personas que se decían bien informadas de la situación en México, pero que han probado no saber ni dónde tienen las narices. Esas personas negaban la existencia del formidable movimiento económico que se está desarrollando en México, y, por lo mismo, nos hacían pasar como embaucadores.

Ahora, Juan Grave debe comprender que sus corresponsales lo engañaron.

 

Ricardo Flores Magón

Los compañeros Juan Espinosa y Espiridión Herrera, pertenecientes a la guerrilla libertaria que opera en el nordeste de Chihuahua, fueron comisionados para obtener provisiones para la guerrilla. Un miserable, llamado Espiridión Molina, tenía que conducirlos al lugar en que habían de obtener las provisiones. Molina se hacía pasar entre los compañeros como partidario de la causa de los trabajadores y no se le desconfiaba. Contentos de ir a desempeñar la comisión, siguieron nuestros compañeros al traidor Molina. Éste, en lugar de conducirlos hacia donde decía que había provisiones, los llevó a un lugar llamado Bosque Bonito, donde se encuentra una madriguera de soldados maderistas. Espinosa y Herrera fueron hechos prisioneros inmediatamente y fusilados en el acto.

Esta vil traición no debe quedar sin castigo, hermanos desheredados. No han sido unos perros los que han muerto. Ellos eran soldados generosos de la Revolución Social; ellos eran vuestros hermanos, porque eran proletarios; ellos marcharon a la lucha para librar a vosotros y a vuestras familias de la miseria y de la tiranía. Son sangre de vuestra sangre y carne de vuestra carne; son los hijos del pueblo, los esclavos que prefieren morir mejor que dejar a sus hijos una herencia de humillación y de hambre.

José Jiménez, la Autoridad de la Colonia de Pilares, Chihuahua, es el autor moral de este crimen. No hay que olvidarlo. Los que fusilaron a nuestros compañeros son Juan Ramos y un tal Sánchez. ¡No hay que olvidarlos tampoco!

Duerman tranquilos nuestros hermanos, que su sacrificio hará arder de cólera muchos pechos proletarios. Desheredados: ¡a la venganza!

Hemos sabido, como mero rumor, que nuestro estimado compañero Tirso de la Toba ha sido muerto en un encuentro con los federales en la Baja California.

También corre el rumor de que el compañero Higinio Tanguma ha muerto en el estado de Tamaulipas, batiéndose contra los federales.

Besados por la gloria mueren los libertarios. ¡Adelante! La redención de la humanidad se consigue con el sacrificio de los buenos. ¡Adelante! ¡Adelante!

 

Ricardo Flores Magón

Todavía hay trabajadores que dicen: “si no fuera por los ricos que ocupan nuestros brazos, nos moriríamos de hambre”. Y esos inconscientes trabajadores sienten cariño por el bribón que les paga un salario de hambre como precio de su trabajo, sin darse cuenta de que están siendo vilmente explotados.

Para que los trabajadores se den cuenta de que es un verdadero robo el que sufren por parte de los patrones, nos bastará hablar, por lo pronto, de la industria del betabel. Un acre de tierra produce diez toneladas de betabel, que el patrón vende a la fábrica de azúcar a razón de $5.00 la tonelada, obteniendo de esa manera, por cada acre, un total de $50.00. Veamos ahora los gastos hechos por el patrón: para sembrar un acre se necesita $1.00 de semilla de betabel; el trabajo de arar y sembrar un acre es pagado a $1.25; el desahije, por acre, cuesta $3.75; las escardas, que son dos, cuestan por todo, $2.50; “tapear”, o sea cortar las hojas del betabel, cuesta $0.60 tonelada, y como un acre produce diez toneladas, el total, por acre, es la cantidad de $6.00; acarreo, $10.00 poco más o menos por las diez toneladas de cada acre. Todos estos gastos hacen un total de $24.50, y como el patrón recibe de la fábrica $50.00 por las diez toneladas de betabel que produce el acre, resulta que le queda un beneficio de $25.50, sin haberse deslomado en el trabajo, sin haber arrojado una gota de sudor, sin haberse sacrificado. Ese dinero se lo embolsa por pasarse la vida fumando buenos puros, hartándose de excelentes manjares, bebiendo los mejores vinos y prostituyendo a las hijas y a las compañeras de los trabajadores, mejor dicho, de los esclavos.

El trabajo del betabel es uno de los más duros y casi todo él está desempeñado por mexicanos en los estados de California, Colorado y otros de este país. El desahije, principalmente, es el más fatigoso por la posición en que tiene que desempeñarlo el trabajador. Ese trabajo consiste en ir quitando del surco las plantitas del betabel, dejando solamente una de ellas de seis en seis pulgadas. Como las plantas son demasiado pequeñas, el trabajador no puede ir desahijando de pie, sino que tiene que hacerlo en cuclillas o de rodillas, como mejor puede, y así se pasa el día, doblado, caminando trabajosamente bajo los rayos de un sol de muerte, sin pensar en otra cosa que no sea su martirio, sintiendo escalofríos al reparar en que al día siguiente se le espera el mismo tormento. Cuando concluye la obra del desahije, estos esforzados creadores de la riqueza social se encuentran con las rodillas llagadas y los riñones hechos pedazos…

Esta tarea del desahije es doblemente pesada por el hecho de que los burgueses, para hacer menos gastos, obligan al desahijador a limpiar de yerbas dos pulgadas de terreno a los lados de las hileras de plantas, pues las máquinas escardadoras no pueden escardar hasta el pie de la planta y van dejando yerba a dos pulgadas de ellas.

En un acre de tierra se siembran 138 surcos de 69 yardas de largo, de manera que en un acre se tendría que hacer un recorrido de nueve mil quinientas veintidós yardas; pero como el operador va trabajando en dos surcos a la vez, su recorrido es de la mitad, o sea cuatro mil setecientas sesenta y una yardas, más de dos millas y media que el desahijador tiene que recorrer de rodillas, en cuclillas, arrastrándose, sufriendo las torturas del sol que le hierve la sangre y le atormenta los sesos, quebrantado, aniquilado, desfalleciendo. Un hombre no puede desahijar un acre en un día ni en dos y a veces ni en tres. Los más hábiles logran acabar la tarea en dos días y medio, y esos son unos cuantos, de manera que, por ese trabajo brutal, de presidiario, el trabajador gana cerca de

$0.75 centavos diarios, y aun a veces ni eso, porque se dan muchos casos en que la burguesía no paga a los trabajadores un solo centavo.

Todo el trabajo del betabel es pesado, pero sería cansado referir la manera en que cada uno se verifica. Basta con lo asentado para ver que los ricos nos roban y nos beben la sangre a los pobres. ¡Y todavía así hay quienes consideran a los patrones como a sus segundos padres!

 

Ricardo Flores Magón

Después de la bravata de Madero de que no saldría de México sino en carro fúnebre, ahora dice que, en caso de que la Revolución ocupase la ciudad de México dando fin con la organización material del gobierno constituido, él iría a las montañas para sostener indefinidamente su legalidad hasta obtener el triunfo o la muerte.

Esta nueva bravata tampoco tiene chiste, pero sí lo tiene, y grande, lo que dice La Prensa, diario burgués de la ciudad de México, que, al comentar la pretendida legalidad del gobierno de Madero, dice en un rapto de sinceridad: “En 1858, don Benito Juárez representaba algo más que su legalidad, que es cosa no sólo insignificante, sino despreciable para un pueblo acostumbrado a mostrar indiferencia, aversión ó desprecio por las leyes”.

La Prensa viene a confirmar lo que ya hemos dicho varias veces: que en México hay materia prima para una Revolución que llegue al comunismo. La ley es, según el mexicano, algo que encierra males y solamente males para los pobres, y la odia por eso. Sabe que la ley le hace pagar las contribuciones; lo confina en los cuarteles; lo expulsa del terreno que ha regado con su sudor; lo lanza de su casa cuyo valor ha pagado varias veces al dueño en forma de alquiler; lo entrega indefenso a la rapacidad de los burgueses; lo arroja a la cárcel; lo aplasta; lo asesina.

Menos corrompido por la civilización burguesa, el mexicano pobre no siente respeto por la ley, como no se siente respeto hacia un animal feroz. Para el mexicano la ley es opresión e injusticia: la prueba de ello es que apenas se habla de la ley, palidecen aun las personas sobre cuyas conciencias no pesa ninguna falta. Por eso el mexicano, en lugar de dejar a la ley la solución de sus conflictos, apela a la violencia.

Esta grande virtud es la que los políticos tratan de extirpar hablando repetidamente de que todo debe ser arreglado dentro de la ley, y a los que creen en esa prostituta que se llama la Ley es a quienes se dirige Madero en sus últimos pataleos, pretendiendo hacer creer que él sostiene la legalidad porque fue “electo” Presidente. Lo mismo pudo haber sido dicho por Porfirio Díaz, y lo mismo dicen todos los tiranos cuando algún aspirante al poder les disputa el trono.

Los mexicanos no debemos perdernos en discusiones sobre si es legal ó no es legal un Gobierno. Ilegal o legal, el Gobierno es malo.

¡Abajo el Gobierno! debe ser nuestro grito, hasta que haya desaparecido la odiosa Autoridad.

 

Ricardo Flores Magón

Al renovarse las operaciones de la guerra entre el ejército de Orozco y las de Huerta [sic.], estas últimas infligieron una seria derrota a aquellas en Conejos, estado de Durango, en la que perecieron 600 rebeldes, apoderándose los federales de diez cañones, veinte carros y un gran número de fusiles, caballos, monturas y bombas de dinamita. También tuvieron un serio revés las fuerzas orozquistas que manda el traidor Inés Salazar en un cañón cercano a Cuatro Ciénagas, estado de Coahuila. Estas dos derrotas impidieron a los rebeldes completar el sitio de Torreón, y mientras las fuerzas de Orozco retrocedieron hacia el norte sobre la vía del Central, Salazar con 500 hombres solamente de los 2 500 que tenía antes de ser derrotado cerca de Cuatro Ciénagas, emprendió su marcha hacia Rellano, donde se encuentra el gobierno del ejército de Orozco. La derrota de Salazar fue tremenda. Cuando marchaban sus fuerzas victoriosas sobre Monclova, fueron sorprendidas en una emboscada tendida por los federales, teniendo que dispersarse dos mil hombres de la columna. Muchos de éstos, perdidos en el Bolsón de Mapimí, murieron de sed. Algunas partidas de dispersos se han presentado al cuartel general en Jiménez, donde Orozco les ha mandado desarmar y arrestar para que con la relación de la derrota no siembren el pánico entre las filas.

No obstante estas derrotas, hábiles movimientos de las columnas mandadas por César Canales y el traidor Emilio P. Campa han logrado cortar la retirada del victorioso ejército de Huerta que marchaba hacia el norte a atacar el fuerte rebelde de Rellano. Ahora, Huerta, preocupado, ha pedido auxilios a la ciudad de México, auxilios que es materialmente imposible que se envíen, y, o sigue su marcha hasta Rellano, donde será forzosamente derrotado, o regresa a Torreón, pero para ello tiene que acabar con la gente de Campa, de Canales y de otros jefes orozquistas, cosa que no es fácil.

La situación en el resto del país donde la fuerza rebelde no está en manos de unos cuantos sinvergüenzas como el ejército de Orozco es cada vez más seria para los intereses de la burguesía y el prestigio de la Autoridad. En Yucatán continúan los peones incendiando las haciendas de henequén y poniendo bombas de dinamita en las casas de los más odiados caciques; los rebeldes de los estados de Oaxaca, Puebla, Morelos, México, Guerrero y otros están protegiendo las siembras que los federales tratan de destruir para que las poblaciones no se echen sobre las cosechas, y obligarlas a rendirse por hambre; los combates menudean todos los días en el resto de los estados.

Uno de los sucesos más importantes es, sin duda, la ruptura completa entre Emilio Vázquez Gómez y Pascual Orozco. Como consecuencia de esta ruptura, todos los vazquistas que había en el estado de Chihuahua han tenido que huir a los Estados Unidos, perseguidos por Orozco. Vázquez Gómez ha tenido que regresar a San Antonio. Este ambicioso ha quedado aniquilado políticamente como Bernardo Reyes.

Gonzalo Enrile, el agente financiero de Pascual Orozco, tuvo un disgusto con el dictadorcillo de Chihuahua, quien lo mandó asesinar. Enrique fue asaltado en la calle por varios asesinos, y recibió varias puñaladas y balazos. Se cree que Enrile iba a revelar las artimañas de Orozco para conseguir dinero de los “científicos”, y que Orozco, temeroso de que al hacerse esa revelación se voltearan las tropas contra él, no vaciló en mandar matar a su agente financiero. Sabido es que Orozco ha recibido millones de pesos de los “científicos” (porfiristas) para hacer su movimiento.

Pascual Orozco está probando ser un asesino de la peor clase. Todos los días hay ejecuciones de soldados que, por cualquier motivo, ya no quieren estar en sus filas.

Madero ha enviado comisiones de paz a Orozco. Si este mentecato firmase la paz, la Revolución seguiría. No habrá paz mientras los pobres sufran de hambre y tiranía, y la paz burguesa no garantiza a los pobres el derecho de vivir.

Pueden los farsantes firmar trataditos de paz: ellos, los farsantes, no son la Revolución. La Revolución es el resultado de la miseria y de la opresión.

Rebeldes: antes de que vuestros jefes firmen los tratados de paz, pasadlos por las armas.

 

Ricardo Flores Magón

La Revolución se prolonga; muchas negociaciones han cerrado sus puertas; extensísimas regiones han quedado sin cultivo este año; las provisiones comienzan a escasear, y es necesario, mexicanos, que penséis seriamente en salvaros del hambre. Los estados del sur serán indudablemente los que menos sufran con motivo de la Revolución, al menos en las regiones donde la tierra ha quedado, de hecho, en poder de los proletarios que la trabajan ahora por su cuenta. Lo mismo ocurre en la región del Yaqui en el estado de Sonora; en el Partido de Cuencamé, del estado de Durango y en diversas regiones de otros estados del interior del país; pero lo que se produzca apenas alcanzará para cubrir las necesidades de los habitantes de esas regiones, y quedará el resto del país azotado por el hambre; muchos niños y muchos ancianos morirán por falta de alimentación adecuada; muchas mujeres se prostituirán para salvarse del hambre.

Necesario es, pues, que el trabajo no se interrumpa con motivo de la lucha armada. ¿Que los hacendados suspenden los trabajos agrícolas? Pues que los proletarios tomen las haciendas y las trabajen por su cuenta, como lo están haciendo los bravos trabajadores de las regiones en que la tierra está siendo cultivada con el fusil al hombro. Se corre el riesgo de ser fusilado, es cierto; ¿pero no es preferible morir de una vez a sufrir la prolongada agonía de la miseria?

Es una estupidez estar pisando una tierra tan rica, y morirse de hambre porque el amo ha suspendido los trabajos con motivo de la Revolución, y se ha marchado al extranjero con lo más que pudo reunir en valores, cuando basta con dirigirse al cuarto de los aperos, tomar los instrumentos que se necesitan para el trabajo y ponerse en seguida a labrar la tierra.

Es una estupidez apretarse el vientre para aplacar las mordidas del hambre porque el burgués cierra la fábrica con motivo de la Revolución para largarse al extranjero a comerse lo que robó a los trabajadores, cuando basta con echar la puerta abajo, ocupar su puesto cada operario y continuar la producción.

No; el trabajo no debe ser interrumpido. Cierra un burgués alguna negociación: a tomarla, si no se ha tenido el valor de tomarla desde antes de que se intentase cerrarla.

Por lo expuesto no se crea que solamente debe ser tomado lo que “pertenece” a los burgueses que se han marchado al extranjero. Debe ser tomado todo, todo: las tierras, las aguas, los montes, las casas, las minas, las fábricas, los talleres, los medios de transformación. Todos los proletarios deben desconocer el derecho de propiedad individual y ponerse a trabajar como cosa propia lo que estaban trabajando para los amos.

Las circunstancias son magníficas para la expropiación que es lo único que os salvará del hambre, mexicanos. Tomadlo todo desde luego. No creáis en promesas de caudillos. A ésos voladlos con dinamita.

Adoptad todos el Manifiesto de 23 de Septiembre de 1911.

 

Ricardo Flores Magón

Parece que al fin tendremos que quedar abandonados en las garras de nuestros enemigos. No se nos ayuda. Llamamos la atención de nuestros lectores sobre los resúmenes de la sección de Administración y del fondo de defensa. A ese paso, por grande que sea nuestra voluntad, no podremos salir adelante. Hacemos llamamientos a la solidaridad de todos los desheredados, y muy pocos son los que responden al justo llamamiento. El espectáculo que se da con eso es desconsolador para los que ayudan, pues ven que toda la carga queda sobre sus hombros.

¡Reaccionad, hambrientos! ¡Tened compasión de vosotros mismos, esclavos! Esta lucha es la vuestra; esta lucha tiene que ser benéfica para vosotros, ¿qué hacéis cruzados de bazos? ¡Vaciad vuestros bolsillos sin vacilación ni tardanza!

¿No están sacrificando sus vidas en México vuestros hermanos de cadena? ¿No sacrificamos nosotros nuestra tranquilidad y ponemos en peligro nuestra libertad y aun nuestra vida en los Estados Unidos? Y vosotros ¿por qué no sacrificáis algo de vuestro salario para impulsar esta lucha gigantesca contra el Capital y la Autoridad?

Es preciso tener vergüenza; que a cada quien nos toque poner algo de nuestra parte en esta empresa de verdadera redención.

Así, pues, a ayudar.

 

Ricardo Flores Magón

Cual traidor bandido que en el recodo de un camino y en despoblado los espera para robaros el dinero y la vida, así un villano gobierno viene hoy a imponernos un deber: elegir el verdugo que ha de atormentarnos, el tirano que ha de oprimirnos. Repugna ver la cobardía ambiente, la apatía y el silencio de complicidad con que la opinión pública acata las leyes inicuas que atentan contra los más sagrados derechos del individuo; pero si ese silencio existe, aquí estamos nosotros para romperlo, gritando alto nuestra protesta, levantando nuestra conciencia sin mácula como augusta bandera, símbolo puro de la rebeldía popular.

Nosotros como representantes de una colectividad proclamamos la huelga de electores; huelga parcial si se quiere, pero huelga al fin que ha de bastar para probarle a los tartufos que gobiernan la República Argentina, que aún hay varoniles y nobles pechos que saben defender los derechos del obrero, las libertades públicas.

Rebañizar al pueblo, hacerlo cómplice de las concupiscencias, demasías, robos y crueldades del gobierno; suprimir arteramente el derecho de crítica; obligar al obrero a delegar su representación a otro forjando así las cadenas que han de servir para encadenarnos y uncirnos al yugo servil, es la obra de la tiranía argentina, del tartufismo gubernamental de un país digno de mejor suerte.

Si mansamente aceptamos esta ley pronto vendrán otras muchas; la del arbitraje obligatorio para los conflictos entre capital y trabajo, y no tendremos siquiera el derecho de protesta por haber con nuestra obediencia creado este estado de cosas.

Si por temor a las consecuencias, traicionamos nuestras ideas, dejamos de lado las prédicas de otros tiempos y concurrimos a las urnas, daremos la nota ridícula del león castrado trasformado en cordero: el colmo de la mansedumbre.

El Consejo Federal de la Federación O.R. Argentina,1 mantiene incólumes las resoluciones contenidas en las actas de sus congresos, siguiendo invariable en su acción contra el estado y la explotación capitalista.

Fiel el pacto federal, este consejo proclama la necesidad que existe en anular con la abstención obrera, esa ley del voto obligatorio, que tiende en sus fines a envolvernos en los amaños legalitarios, restándonos el derecho de defensa y de crítica, base de nuestra acción de franca rebeldía.

Es preciso, pues, que ningún trabajador concurra a las urnas a votar, combatiendo así, con un acto franca y noble rebeldía, la eficacia de una ley torpe y mala.

¡Abajo la ley del voto obligatorio!

¡Viva la huelga de electores!

El Consejo Federal

Buenos Aires, marzo 27 de 1912.

*      *      *

 

Nuestros aplausos a nuestros hermanos de la Argentina. ¡Sí, que muera el voto obligatorio! El que quiera ser marrano elector, que lo sea en buena hora; pero que se nos deje en paz a los libres, a los que no queremos echarnos el yugo voluntariamente.

Mexicanos: tomad nota de los esfuerzos que hacen nuestros hermanos de otros países. Ellos han comprendido que la democracia es una porquería que solo aprovecha a los ricos. ¡No más Gobiernos!

Los hermanos de la Argentina han sufrido mucho. El Gobierno que tienen es el más criminal de todos los Gobiernos de la tierra. Ese Gobierno los deporta, los martiriza en el interior de los calabazos, los confina a la Tierra del Fuego donde mueren lentamente mordidos por la tisis, y todo eso sucede porque no nacen muchos Caserios2 en un año ni en una generación; eso es así porque las madres no paren muchos Angiolillos; el crimen se perpetúa porque los Ravachol3 y los Morral y los Kotoku4 y los Ferrer aparecen de tiempo en tiempo entre esta humanidad degradada, cobarde, servil y corrompida. ¡Ah; pero tal vez en estos momentos se esté adiestrando el brazo y se esté forjando el puñal que ha de atravesar el corazón de aquellos tiranos!

 

Ricardo Flores Magón


1 Federación Obrera Regional Argentina (FORA). Federación de sindicatos obreros, fundada en 1901, que aglutinó en su seno a gran cantidad de asociaciones de trabajadores, llegando a convertirse en la más importante organización sindical argentina en los primeros años del siglo XX. A partir de 1905, por acuerdo del consejo federal, adoptó el comunismo anarquista como medio de lucha, filiación que preservaría hasta 1915. A partir de entonces, la FORA se escindió en dos vertientes, una sindicalista y la otra ácrata; la primera se disolvió en la década de 1920, mientras que la segunda se mantuvo en actividad hasta la década siguiente.

2 Refiérese al panadero anarquista Lombardo Girolamo Santo Caserio (1873-1894), que el 24 de junio de 1894 apuñaló al presidente francés Sadi Carnot causándole la muerte. El atentado fue motivado por el ametrallamiento de mineros huelguistas en Monteceau-Les-Mines, así como por la negativa del Gobierno Francés para indultar a Aguste Vaillant, culpable de arrojar una bomba a la Cámara de Diputados. Detenido inmediatamente después del atentado, Caserio fue sometido a un juicio en el que él mismo expuso su defensa. Murió guillotinado el 15 de agosto de ese mismo año. A su muerte fue reivindicado por el anarquismo internacional como un mártir de las luchas libertarias.

3 Ravachol, sobrenombre de François-Claudius Koenigstein, anarquista y terrorista francés. Condenado a muerte tras una cadena de robos, bombazos y asesinatos, gritó “Viva la anarquía” y caminó a la guillotina cantando una canción anarquista.

4 Denjiro Kotoku (1871-1911). Periodista librepensador, poeta y propagandista libertario japonés. Fundador del Partido Socialdemócrata nipón y primer traductor del Manifiesto Comunista al japonés; introdujo los escritos de Kropotkin y Bakunin en su país natal, después de realizar un viaje a los Estados Unidos en los primeros años del siglo XX. Durante su estancia en la unión americana entró en contacto con el sindicalismo revolucionario de los IWW, cuyas tácticas intentó introducir en el Japón. El gobierno imperial japonés consideró que la difusión de estas doctrinas era una amenaza para la estabilidad social, por lo que acusó a Kotoku y a un grupo de correligionarios suyos (entre quienes se encontraba Sugako-Kano, editora del periódico Pensamiento Libre y compañera de Kotoku) de encabezar una conspiración contra el emperador de Japón y los condenó a muerte. Su aprehensión desató una oleada de protestas en los medios libertarios de Europa y América contra las disposiciones del Mikado. El gobierno japonés accedió a indultar a gran parte de los procesados, pero Kotoku y su compañera fueron ejecutados el 24 de enero 1911. Tras la ejecución, Kotoku fue reivindicado como un mártir por los anarquistas de diversas partes del mundo. En las páginas de Regeneración se dio seguimiento al caso entre noviembre de 1910 y febrero de 1911, y el grupo Regeneración de Los Ángeles suscribió una protesta contra la ejecución.

Cuando un Gobierno lanza una mirada piadosa sobre los que sufren, no lo hace ciertamente porque se preocupe por el bienestar de los de abajo, sino para calmar la cólera popular que está a punto de derribarlo.

El Gobierno se ha dado cuenta de que el movimiento revolucionario no puede terminar por medio de amnistías o perdones, ni por medio de halagos a los jefecillos revolucionarios, ni por medio de la fuerza. El Gobierno se ha dado cuenta de que está enfrente de un fenómeno de carácter económico y social, de una verdadera Revolución que tiene su origen en la justa rabia de los desheredados contra los ricos, y, para calmar la efervescencia revolucionaria, ya que sus esbirros no han logrado ahogarla en el mar de sangre que se ha derramado, recurre a la política; ¡pero qué tarde; cuando los trabajadores ya no se dejan engañar!

Se trata de unos proyectos de ley para mejorar la situación del proletariado mexicano. He aquí lo que dice El Imparcial del 7 de este mes:

Ayer al medio día tuvo lugar en el Palacio Nacional un Consejo de Ministros, para el que antier citó a sus Secretarios de Estado el señor Presidente de la República. Los asuntos discutidos en este consejo fueron tres interesantes proyectos de ley que el Ejecutivo remitirá a fines de la corriente semana o a principios de la próxima, al Congreso, para su aprobación.

Los proyectos de ley discutidos después en el Consejo fueron: uno, sobre la concesión de ejidos a todos los poblados de la República; otro, sobre accidentes del trabajo, no siendo este proyecto de ley sino la adaptación para todo el país de la legislación que sobre la materia puso en vigor el General Reyes en el Estado de Nuevo León. El tercer proyecto se refiere a mejorar la situación de los jornaleros y en él se trata de la supresión definitiva de las tiendas de raya, de la prohibición de largas cuentas con los hacendados, que pasan de generación a generación a los jornaleros, y sobre el mejoramiento moral y material de esta clase de nuestro pueblo.

Esto se debe, desheredados, a que el Gobierno tiene miedo y trata de halagar a los proletarios, de atraerlos, para que no piensen más en arrancar de las manos de la ladrona burguesía la tierra y la maquinaria de producción.

Se trata, pues, de desviar al proletariado mexicano del camino de la expropiación por medio de la violencia, para que confíe en la bondad del Gobierno, deponga su actitud hostil, se someta y triunfe la burguesía.

Es seguro que la Cámara de Diputados aprobará los proyectos de ley; pero como el Gobierno no puede atacar nunca el derecho de propiedad individual, los beneficios que tales proyectos pudieran acarrear son perfectamente ilusorios. Veamos, por ejemplo, la cuestión de la concesión de ejidos a todos los poblados de la República: el Gobierno no podrá adquirir el terreno necesario para la concesión de ejidos más que por un medio: comprando la tierra a los hacendados, a precios crecidísimos, puesto que se trata de tierras y montes que rodean a los poblados, y, por lo mismo, son los más caros. ¿Cuántos poblados hay en México? Miles y miles de poblados, y se necesitarían miles de millones de pesos para surtirlos de ejidos, miles de millones de pesos que tendrían que salir del sudor de los pobres, pues para

pagar esas cantidades fabulosas, necesitaría el Gobierno aumentar los impuestos, y, por lo tanto, agravar la situación de las masas de desheredados.

Debemos convenir, hermanos de miseria, en que por los medios legales es imposible llegar a resolver el Problema del Hambre. Este formidable problema sólo puede ser resuelto por medio de la expropiación, atropellando la ley, aplastando a la Autoridad, haciéndose justicia, en suma, por la propia mano sin confiar en gobiernos paternales ni en leyes bienhechoras. El Gobierno de Madero os engaña cruelmente haciéndoos creer que puede aliviar vuestra situación. Ni siquiera eso puede hacer. El Gobierno de Madero trata de haceros deponer las armas con promesas que él mismo sabe que no podrá cumplir, como no ha podido cumplir todas las que ha hecho con anterioridad, y no las ha podido cumplir precisamente porque no ha querido atropellar el principio de propiedad individual.

Los demás proyectos de ley para mejorar la condición del proletariado mexicano deben ser vistos con desprecio por los trabajadores, pues envuelven igualmente un engaño y una burla brutal a los que tienen hambre de pan y de justicia. Se aprobarán proyectos de ley sobre accidentes del trabajo; pero como los accidentes no son los únicos que ponen en peligro la salud y la vida de los trabajadores, sino que el trabajo mismo, por lo excesivo de su duración, por las circunstancias en que se lleva a cabo, por la mala alimentación del trabajador que gana apenas lo indispensable para tenerse en pie, hace que el proletario se deforme físicamente, se embrutezca y contraiga enfermedades que le acortan la vida y las trasmite por herencia a su prole. Los accidentes del trabajo son casos aislados, pero la degeneración de la especie y el exterminio de la clase trabajadora por las condiciones en que se hacen los trabajos llevan miles de víctimas al sepulcro, al presidio, al patíbulo, al suicidio, a la locura.

No, desheredados; nada de mejoras que son puro engaño. El mal no reside en el hecho de que no se indemniza a los que sufren accidentes en el trabajo, ni se suprimen las tiendas de raya, etcétera. El mal reside en el sistema capitalista que tiene como base el principio de propiedad individual o privada. Matemos el principio, acabemos con la Autoridad, que es la que sostiene el principio, y el derecho de vivir habrá sido conquistado por primera vez en la historia del mundo.

No hay que dejarse engañar por el Gobierno que está dando una muestra de debilidad. No es por amor al pueblo por lo que se ha dignado bajar la vista para ver si sufren los proletarios: es por miedo, es

porque está perdido. Ahora, a ser más exigentes, a radicalizar más y más la obra revolucionaria. ¡Viva Tierra y Libertad!

 

Ricardo Flores Magón

Éste es el grito de los rebeldes del Distrito de Ejutla, estado de Oaxaca; al oír ese grito, la burguesía vuela a refugiarse a la capital del estado.

El Imparcial, del 10 de este mes, dice al referirse a dicho movimiento:

Los dirige —a los rebeldes— una persona que no ha podido ser identificada. El lema de los levantados es: “¡Mueran las Haciendas!” y es consecuencia de las predicaciones de socialismo agrario que se hicieron para sacar avante la candidatura del señor Juárez y que hoy toma un aspecto anarquista. Con los levantados van mujeres y niños y créese que el estado de pobreza y la pérdida de las cosechas son la causa inmediata de la rebelión.

En su edición del 16 de este mes, dice El Imparcial:

La causa del levantamiento de las peonadas de Ejutla se debe a que desean la repartición de las haciendas, como se les prometió durante la pasada revolución. Sucesivamente han sido asaltadas y saqueadas todas las haciendas de Ejutla, siendo las principalmente perjudicadas las de los señores Mimiaga, Barroso, testamentaria de Banuet y la de Esperón y Silva. Todas las caballadas y ganado han sido robados por los alzados, las trojes han sido vaciadas, estimándose en dos mil fanegas las semillas de que dispusieron los rebeldes, quienes destrozaron las cosas que no pudieron llevarse. En la hacienda de Barroso, por ejemplo, convirtieron en leña un piano. También se encuentran infestados de rebeldes los Distritos de Teposcolula, Juchitán y Jamiltepec.

¿Qué dirán los que “dudan” de que hay un movimiento económico en México?

El movimiento del estado de Oaxaca no está confinado en los distritos aquí citados. En el norte del estado, los rebeldes tienen en jaque a los federales; en el Istmo de Tehuantepec, la Revolución está en toda su fuerza; una obra de arrasamiento está en progreso; de las casas no queda piedra sobre piedra; las corrientes de agua son desviadas para lastimar de esa manera a la burguesía, y, para conseguir el mismo objeto, los sembrados son incendiados, los ingenios de azúcar hechos añicos, todo se destroza, se aniquila, se pulveriza ya sean hombres, casas, animales, bosques, vías férreas, puentes grandiosos… La cólera por tanto tiempo comprimida ha estallado en Oaxaca; ¡guay de las autoridades! ¡Guay de los burgueses!

No quiero criticar la táctica de estos nobles revolucionarios. Ellos tienen agravios que vengar; ellos han sido esclavizados por los hacendados; sus compañeras y sus hijas han sido prostituidas por los burgueses; las tierras que sus mayores regaron con su sudor les fueron arrebatadas por aventureros de toda clase. Sienten odio contra lo que los ha oprimido, vejado, envilecido y lo exteriorizan por medio de una obra de destrucción que dará como resultado el aniquilamiento de la burguesía; pero al mismo tiempo producirá una espantosa miseria.

¿Por qué no mejor dejar intactas esas casas de los burgueses para que las ocupen ahora los proletarios? ¿Por qué no mejor cuidar los sembrados y estar listos para levantar las cosechas en beneficio de todos?

Yo creo que, siempre que se pueda defender la expropiación con balas, con dinamita o con lo que se encuentre a la mano, es preferible no destruir lo que es verdaderamente útil, para que de nada se carezca durante esta formidable Revolución.

Adoptad, hermanos revolucionarios, nuestro Manifiesto de 23 de Septiembre de 1911. Obrando de la manera que en él se explica, habrá de todo en abundancia, a pesar del movimiento revolucionario. Todo consiste en que se hagan propiedad común las tierras, las casas, las provisiones, la maquinaria de producción y los medios de transportación; que se reúnan en seguida los trabajadores para ponerse de acuerdo sobre la reanudación de los trabajos, libres ya de amos y de autoridades, y declarar que el consumo debe regirse según las necesidades de cada individuo de la comunidad.

De no obrar de la manera que se aconseja, pudiera sobrevenir el fracaso de la Revolución, y el fracaso de la Revolución significaría una reacción terrible de la maldita burguesía.

No hay que permitirlo, hermanos. El primer paso hacia la verdadera emancipación está dado. ¡Adelante!

 

Ricardo Flores Magón

Ya no es sólo la prensa burguesa de México, sino el Gobierno mismo el que reconoce la tendencia económica y antiautoritaria del movimiento mexicano. La Liga de la Defensa Social pidió a la Cámara de Diputados que se votase por la supresión de la Vicepresidencia de la República, alegando que, tanto la revuelta de Madero como el presente movimiento no han tenido otro motivo que las divisiones y discordias a que da lugar la elección de individuos que deben asumir la Vicepresidencia de la República.

La Cámara de Diputados turnó el memorial de la Liga de la Defensa Social a las Comisiones unidas, primera de Gobernación y primera de Puntos Constitucionales, que acaban de rendir su dictamen, el cual fue leído en sesión. Las Comisiones piden a la Cámara que se deseche la petición.

En la parte que nos interesa, dice el largo y cansado dictamen:

Las Comisiones no pueden aceptar las apreciaciones que acerca de la causa de la situación actual de la República hacen los signatarios del proyecto, que en último resultado no son más que las de un grupo de ciudadanos que de ninguna manera reflejan el sentir nacional. Es verdad que la República atraviesa por una situación seriamente anormal, porque la motivan tres causas distintas: una política, que es la de Chihuahua, otra socialista con marcadas tendencias al anarquismo, y otra netamente anárquica, porque no es sino el bandidaje, consecuencia natural de la honda perturbación social que nos aflige pero ninguna de ellas tiene relación ni con la supresión de la Vicepresidencia ni con la elección del Vicepresidente.

Bandidos llaman los señores diputados a nuestros abnegados compañeros que, al ir poniendo la tierra, las provisiones y la maquinaria de producción en poder de los habitantes de las regiones que van visitando, no hacen otra cosa que llevar a cabo un acto de suprema justicia.

¿Podrá haber ahora quien dude de que hay en México un movimiento esencialmente económico con tendencias al comunismo anárquico?

El Intransigente, diario burgués de la ciudad de México, al referirse a la Revolución en el estado de Yucatán, dice en su edición de 7 de este mes:

La revolución más destructora y terrible de cuantas han estallado en estos momentos en la República, es la de Yucatán, que reconoce como principio las ideas socialistas más avanzadas.

En estos días ha principiado la revuelta, que no tiene el carácter de una guerra y que no obstante es terrible, pues se basa en un golpe económico que destruirá al gobierno actual por la fuerza.

La anterior declaración [sigue diciendo El Intransigente] pertenece al señor don José Moncada Escalante, que acaba de llegar a México y tiene en su desarrollo tanto interés que seguramente será objeto de comentarios por los sociólogos de nuestro país y del mundo entero.

Hasta aquí —nos dice nuestro entrevistado— la guerra se venía haciendo por medio de las armas. En todas partes el grito de rebelión será seguido del estruendo de los fusiles y de la toma de poblaciones por los alzados.

Y bien; ahora la guerra se hace de distinto modo: no teniendo los revolucionarios armas ni municiones; y viendo la fuerza incontrastable del gobierno, bástales un fósforo, una caja de cerillos, para hacer la guerra.

En efecto, los campesinos siguen el procedimiento de incendiar los plantíos de henequén, para lograr la caída del gobierno. Cuatro cerillos colocados en los cuatro extremos de un campo de henequén, y el incendio es seguro, se propagará terrible y el hacendado resentirá una pérdida enorme.

En unos cuantos días que se ha llevado a cabo esta guerra ha sido terrible el estrago que han hecho los revolucionarios: más de dos millones de pesos se han perdido en esta lucha, y eso sin derramar una gota de sangre.

En menos de un mes las pérdidas de los hacendados por el incendio de los mecates ha pasado la cifra de un millón de pesos. Y bien, de continuar esto así, en poco tiempo las pérdidas alcanzarán tal proporción, que la ruina empiece a hacer sufrir al Estado.

Hermanos mexicanos, adelante. Incendiad solamente en caso de que, por no estar armados, no podáis sostener la expropiación; pero seguid la regla de no destruir la riqueza. Ciertamente que la burguesía tendrá que sucumbir si se reducen a cenizas los edificios, los plantíos, etcétera; pero considerad el inmenso trabajo que se os espera y el hambre que tendréis que sufrir si destruís cosas útiles. Tomadlo todo: tierras, aguas, montes, casas, minas, fundiciones, fábricas, talleres, ferrocarriles, embarcaciones, automóviles, carros, etcétera, y haced de todo ello la propiedad de todos y cada uno de los habitantes de la República Mexicana, sin distinción de ninguna clase. Adoptad los principios del Manifiesto de 23 de Septiembre de 1911. De ese modo acabaréis con la burguesía, y al mismo tiempo no padeceréis.

 

Ricardo Flores Magón

Huerta, con 3 500 federales atacó Rellano1 el 22 de este mes, donde se encuentran fortificados 4 000 rebeldes bajo las órdenes de Orozco. El combate duró cinco horas, durante las cuales no cesó un formidable cañoneo por ambas partes. Al cerrarse la noche, Huerta tocó retirada y ocupó las posiciones que tenía antes del ataque. No se saben todavía las pérdidas ocurridas por una y otra parte. Orozco cree que el combate se reanudará en breve.

Los federales, en la frontera, están efectuando un movimiento que puede dar como resultado la rendición de Ciudad Juárez. Guadalupe, al este de Ciudad Juárez, fue tomado por los federales. Un destacamento rebelde salió de Ciudad Juárez, batió a los federales y los obligó a abandonar la población. De Palomas marcha para Ciudad Juárez una columna federal que operará, con la que se retiró de Guadalupe. La intención de los federales es cortar a los rebeldes de Ciudad Juárez toda vía de comunicación y obligarlos a capitular sin que se derrame una gota de sangre. Si Juárez cae en poder de los federales, la Revolución se beneficiará en el estado de Chihuahua, pues el fuerte ejército de Orozco tendrá que dividirse en guerrillas y la verdadera acción revolucionaria no se verá aplastada por las órdenes brutales de los “jefes”.

Estamos, pues, en vísperas de grandes acontecimientos. Si Orozco triunfa sobre los federales, la verdadera Revolución, la de los desheredados, sufrirá algún trastorno, como consecuencia de la gran fuerza que tendrá en sus manos el ambicioso autócrata de Chihuahua, fuerza que utilizará para imponer su autoridad y defender las riquezas de la burguesía. De desearse es que Orozco salga derrotado, para que la Revolución Social no tenga encima la amenaza de la fuerza de Orozco. Derrotado éste, sus fuerzas se dividirán y cada grupo luchará por sus propios ideales.

Esta semana y la anterior, la censura ha sido más severa que nunca para los despachos relativos al movimiento revolucionario. El Gobierno está empeñado en ocultar la verdad, en engañar al pueblo, en hacer creer que ya todo está en paz, que no hay más que dos movimientos: el de Orozco y el de Zapata, cuando en realidad el movimiento se ha extendido a todo el país, y, cada vez más radicalizado, ofrece mejores esperanzas.

¡Adelante! Desaparecido Vázquez Gómez de la escena política, los que quedan, aun cuando alguno de ellos lograse apoderarse del Gobierno, no teniendo el prestigio que había adquirido el viejo ambicioso, su reinado sería efímero. Orozco, a pesar de la fuerza de su ejército, está muerto ante la opinión por su maridaje con los grandes terratenientes y banqueros Terrazas, Creel y otros reconocidos “científicos” o porfiristas. Gracias a los millones que los ricos le han proporcionado y a las promesas de repartos de tierras que ha hecho a los campesinos de Chihuahua, Orozco ha podido formar el ejército de que dispone; pero, en realidad, la influencia de Orozco sobre la Revolución no pasa del estado de Chihuahua. El resto del país no lucha por él, sino por conquistar la tierra, por obtener la libertad económica, y la tierra es tomada por los pobres, dando con ello a los proletarios del estado de Chihuahua el saludable ejemplo de que no hay que esperar a que los gobernantes den lo que los pobres pueden tomar.

Los proletarios del estado de Chihuahua deben imitar a sus hermanos de los demás estados haciendo de todo cuanto existe propiedad común. Si los jefes se oponen, a dinamitarlos. Chihuahua ha sido uno de los estados que más contingente de sangre ha dado a la Revolución. ¿No es un crimen que toda esa sangre haya sido derramada en beneficio de los Terrazas, de los Creel, de todos los que chupan el sudor de ese noble pueblo? ¡Arriba, hermanos chihuahuenses: adoptad el Manifiesto de 23 de Septiembre de 1911! No creáis en promesas de nadie. Al primero que os haga alguna promesa, fusiladlo, porque los que hacen promesas son los que mañana os oprimirán. Sois muchos: tomad todo cuanto existe y comenzad una vida digna de seres humanos. ¡Arriba, hermanos!

 

Ricardo Flores Magón


1 Refiérese al combate sostenido el 22 y el 23 de mayo de 1912 entre el ejército federal maderista y los rebeldes orozquistas en estación Rellano, Chihuahua. Las fuerzas federales, bajo las órdenes de Victoriano Huerta y con el apoyo de las tropas comandadas por Villa y Rábago, derrotaron a los rebeldes, encabezados por Orozco, Cheché Campos y Luis Murillo, obligándolos a replegarse rumbo a Jiménez, Chihuahua.

Tengo a la vista una constancia de que la casa comercial de Kansas City que gira bajo la dirección de Bernardo López hizo ya a José Luna, de Lehigh, Oklahoma, el pago de la cantidad de $8.60, valor que Luna anticipó a dicha casa como pago a un pedido de mercancías que hizo y que nunca recibió. Ahora, tenemos otra queja contra dicha casa, y es la siguiente: el compañero Saturnino Gutiérrez estuvo trabajando por algún tiempo en la compañía ferrocarrilera del Cotton Belt, pero cuando esa compañía rehusó pagarle $45.00 que le restaban de un pago, se separó, y, por más vueltas que dio, nunca pudo conseguir que se le dieran los $45.00 restantes. Entonces se dirigió a la casa de Bernardo López para que ésta hiciera el cobro. La casa cobró y fue pagada, según nos dice Gutiérrez, pero éste no ha recibido un solo centavo. ¿En qué consiste esa anomalía, señor López? Nos dice Gutiérrez que ha escrito un buen número de cartas a Bernardo López, y que no ha recibido contestación.

 

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La compañera Juana Alaniz, de Amarillo, Texas, era dueña de un perro. Pagaba cada año a la Autoridad la contribución correspondiente por dicho animal. Pasó un agente de la Autoridad cerca de la humilde casa de la compañera Alaniz, vio al animalito como a diez yardas de distancia de la casa, y sacando a relucir su revólver, disparó dos tiros sobre él, dejándolo muerto. La familia Alaniz se dirigió a la Corte a exponer su queja, pero nadie le hizo aprecio. ¡Y con todo eso, se dice que la Autoridad sirve para proteger al débil de los ataques del fuerte!

 

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Cerca de Tempe, Arizona, se está abriendo un canal. La compañía tiene empleados a cerca de doscientos trabajadores mexicanos en esa obra. La jornada de trabajo es de 6 a 6, o sean doce horas diarias y el salario es de un peso. De este peso, tiene el trabajador que pagar $0.75 de comida todos los días en la fonda de la compañía. Esta comida es puesta en las mesas hora y media antes de que los trabajadores vayan a comer, de manera que cuando los pobres esclavos van a comerla, está negra de moscas. Además, es tan indecente la comida, tan mal condimentada, que ni los perros la apetecen. A estos trabajadores se les amontona en carpas, entre el lodo. Los domingos no hay trabajo y nada gana el trabajador; pero de todos modos tiene que pagar los $0.75 por la comida. No obstante la miseria en que viven estos pobres hermanos, la señora Autoridad acaba de cobrarles los impuestos para los caminos y las escuelas, pues es necesario que haya dinero para reponer las carreteras de manera que los automóviles de los burgueses se deslicen suavemente, sin dar tumbos, y en cuanto a las escuelas, aunque los hijos de los proletarios no las aprovechen por tener que ayudar con sus bracitos al sostenimiento de los humildes hogares, los trabajadores tienen que pagarlas para que se eduquen los hijos de la burguesía. El día 3 de mayo, el colector de impuestos quitó $4.50 por contribuciones a cada uno de los trabajadores mexicanos que trabajan en el canal. ¡Toda una fortuna para esos hermanos de miseria! Con todo, a pesar de lo caro que cuesta mantener a la Autoridad y de los males que de ella recibe el pobre, hay esclavos que se oponen a que acabemos con ella.

 

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Avelino Medrano, que reside en Bastrop, Texas, es sastre, pertenece a la clase trabajadora, pero es una deshonra de esta clase. Este individuo anda embaucando a los labradores del condado de Bastrop haciéndolos que ingresen a la llamada Agrupación Protectora, de San Antonio, Texas, que, como se sabe, es una asociación de burgueses que están prosperando con el dinero que honrados agricultores de Texas les remiten en la errónea creencia de que van a ser protegidos de los atentados de los americanos. Por cada miembro que Medrano inscribe como socio de la “Protectora”, recibe el 25 por ciento de la entrada que aquél paga. Medrano es un aspirante a burgués que debe ser escupido por los trabajadores de Texas ¡Abajo la “Protectora” y los burgueses que la manejan en San Antonio, Texas!

 

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A propósito de la “Protectora”, hay un Reyes Molina que la hace de vicepresidente de la Sucursal en Cameron, Tex. Este individuo hace alarde de haber hecho traición a la causa del Partido Liberal Mexicano, esto es, a la causa de los pobres. Convenceos, mexicanos pobres, de que no podéis uniros más que con vuestros hermanos trabajadores. La matriz de la “Protectora” está regenteada por burgueses. Hasta la fecha no ha rendido cuentas de los fondos que sacan de los trabajadores. Dejad de estar llenando ese barril sin fondo. Además, ¿cuándo ha defendido a los mexicanos de los desmanes de los americanos?

 

Ricardo Flores Magón

Al trote andan gobernantes, políticos y burgueses en busca de medios para apaciguar al proletariado mexicano y no encuentran más que éste: el reparto de tierras. Todos, gobernantes, políticos y burgueses han comprendido al fin que no pueden entretener por más tiempo a los desheredados mexicanos con simples palabras. Los proletarios tienen hambre real, hambre física y no se conforman con palabras. La palabra “libertad” no tiene para ellos ningún sentido cuando en sus hogares no hay fuego, cuando las mujeres tiritan bajo los hilachos mugrosos, cuando los niños gritan y lloran pidiendo pan en cualquier rincón de las negras pocilgas. Las palabras “Sufragio Efectivo, No Reelección”, “Libertad de Imprenta”, “Derecho de Reunión”, etcétera, etcétera, no tienen valor alguno para el que encorvado en el surco sabe que la tierra que fecunda con su sudor no es suya; para el que con la cuchara en la mano, pone las piedras del edificio que jamás habitará; para el que, respirando el aire de muerte del taller y de la fábrica, se ha dado cuenta de que lo que producen sus manos creadoras no será para él ni para los suyos; para el que con las montañas sobre su cabeza, se ha convencido de que el mineral que arranca a la roca irá a resonar, convertido en monedas, en otros bolsillos que no son los suyos, o servirá para constelar de medallas y de cruces los pechos de los bandidos de uniforme o para adornar los brazos, las gargantas y los peinados de las burguesas altaneras e inútiles. Por eso se rebela el proletario; por eso incendia y mata y lucha y se sacrifica derramando su sangre, sembrando el terror entre los que ayer le escupían al rostro y lo pateaban y lo humillaban. ¡Adelante, hermanos!

Tan enérgica actitud del proletariado mexicano tiene en vela al Gobierno de Madero. Los consejos de ministros se suceden repetidamente para tratar de resolver el Problema Social, pues cuando el trabajador se humilla hasta el grado de pedir como una gracia o favor lo que le pertenece en justicia, los ricos, los políticos y los gobiernos sonríen y se burlan del cobarde; pero cuando al gemido suplicante lo sustituyen el grito de coraje y la acción revolucionaria del proletario, entonces los soberbios, los poderosos, los altaneros se ven obligados a aflojar la garra, a sonreír a los que por siglos y siglos fueron sus doloridas víctimas: los humildes.

En los últimos consejos de ministros, con la precipitación denunciadora del terror pánico que se ha apoderado de la canalla dorada ante la actitud viril del proletariado mexicano, se han discutido proyectos de ley para dotar de ejidos a todos los poblados de la República; para indemnizar a los trabajadores de los accidentes sufridos con motivo del trabajo, y para mejorar, en general, la situación del trabajador. Ya hablé de todo esto en el número anterior de Regeneración. Afirmé que, para dotar de ejidos a todos los poblados que se cuentan por decenas de miles en toda la República, sería necesario que el Gobierno comprase a los grandes terratenientes la tierra necesaria para el objeto indicado, lo que implicaría el gasto de miles de millones de pesos que el Gobierno sacaría de los proletarios en forma de contribuciones pesadísimas que harían más dura aún la situación de los pobres. Esto no resuelve, por lo mismo, el Problema del Hambre, y no es más que una engañifa, una burla del Gobierno al dolor de los humildes, revestida con el ropaje de una bondad aparatosa, como todo lo que lleva el sello oficial.

Por lo que respecta a indemnizaciones por los accidentes con motivo del trabajo y a la mejoría de la situación del trabajador, son pamplinas con que adormecen a los trabajadores los interesados en que se perpetúe el actual sistema basado en la desigualdad económica, política y social. La solución está en abolir el salario, y para ello es preciso que los trabajadores, sin la mediación del Gobierno, antes bien, destruyendo toda forma de Gobierno, arrebaten de las manos de los ricos la tierra, las provisiones, las casas, los medios de producción y de transporte, haciendo de todo ello propiedad común, como se explica en el Manifiesto de 23 de Septiembre de 1911.

Los trabajadores mexicanos deben comprender que si el gobierno, los políticos y los burgueses se preocupan ahora por la suerte de los pobres, eso se debe a que estos dejaron a un lado las súplicas y tomaron las armas, argumento eficaz para abatir orgullos, para aplastar altanerías, para humillar soberbias; pero deben entender igualmente los trabajadores que la burguesía, el Gobierno y los políticos no harán nunca nada bueno para el trabajador, sino que simplemente procurarán desviar a éste del camino de la acción directa para encerrarlo en el corral de la legalidad. La salvación del trabajador está en el empleo de la acción directa, esto es, la lucha sostenida entre él y el patrón, sin intervención de la Autoridad, sin sanción de la ley, por encima de la Autoridad y por sobre la ley, porque desde el momento en que el Gobierno interviene en las luchas obreras debe tenerse por seguro que la burguesía saldrá triunfante, pues la misión del Gobierno es cuidar los intereses de la clase capitalista.

El miedo y no otra cosa ha hecho al gobierno preocuparse por la suerte del humilde, como se ve por el siguiente trozo que copio del periódico burgués La Prensa, de la ciudad de México, correspondiente al 22 de mayo, en que habla de los repetidos consejos de ministros sobre la cuestión de tierras y trabajo:

Por datos que nuestros repórters han recogido, sabemos que la cuestión principal que se trató [en el consejo de ministros] fue la de que se proceda cuanto antes a presentar el proyecto de ley ó iniciativa a las Cámaras de la Unión a fin de que pronto sea votada la relativa a ejidos que venga a terminar con el vital pretexto de muchos indígenas para mezclarse en la actual revuelta, pues una vez que a los pueblos les sean devueltos sus terrenos, cuyo despojo ha originado el general descontento de esta sufrida raza, el gobierno cree firmemente que dominará en gran parte la actual revuelta, puesto que infinidad de revolucionarios de buena fe, depondrán las armas, para dedicarse a cultivar sus tierras cuando estén en posesión de ellas.

Que se trata simplemente de un engaño a las masas desheredadas con la cuestión de los ejidos a los pueblos es evidente. Suponiendo que cada persona tuviera a su disposición un pedazo de tierra, ¿qué hará con ella cuando no solamente carece de herramientas y animales para cultivarla, sino también de provisiones para sostenerse y sostener a su familia hasta que se levante la primera cosecha? El Gobierno simplemente trata de calmar los ánimos en el momento para hacerse fuerte y entonces ahogar en sangre las aspiraciones de los humildes. ¡No le demos esa oportunidad, hermanos! ¡Guerra sin cuartel a la Autoridad, quien quiera que sea el que la represente!

No sólo la cuestión de los ejidos trae entre manos la gente del Gobierno para acabar con la Revolución: a tamborazos está anunciando ahora que pronto comenzará el reparto de tierras, comenzando por los estados de Guanajuato y Durango; pero se trata de terrenos baldíos, perfectamente inservibles, localizados lejos de los poblados y de las vías de comunicación; son los terrenos nacionales que la avaricia burguesa ha despreciado, porque no tienen valor alguno; porque para hacerlos productivos se necesita la inversión de grandes capitales en obras de irrigación, desmonte, adaptamiento de la tierra a usos agrícolas, construcción de carreteras, casas, etcétera, etcétera. Los terrenos que se van a repartir en el estado de Durango están distantes cincuenta kilómetros de la población más cercana, Santiago Papasquiaro, y miden setenta mil hectáreas, fraccionados en lotes no mayores de 200 hectáreas. La Secretaría de Fomento, en documento oficial que fue publicado por La Prensa en su edición de 21 de mayo, dice:

Dispone esta Secretaría que la Dirección Agraria proceda desde luego a fraccionar dichos terrenos [los terrenos baldíos que están a cincuenta kilómetros de Santiago Papasquiaro] en lotes que no excedan de 200 hectáreas de superficie, PARA VENDERLOS o ARRENDARLOS, a los mexicanos que lo soliciten.

¡Vaya un reparto! Para comprar tierra se necesita tener dinero, y cualquiera que tenga dinero no cometería nunca la locura de ir a fertilizar un desierto, cuando sobran tierras buenas de venta. ¿Qué ganan los desheredados con esos repartos a tanto la hectárea?

Burla, burla cruel es la que hace el Gobierno de los pobres, y esa burla, desheredados, hay que vengarla. Hay tierras buenas suficientes para mantener a los quince millones de habitantes que tiene México, pero esas tierras se encuentran en poder de unos cuantos bandidos llamados hacendados. Quitadles esas tierras vosotros mismos, desconociéndoles todo derecho a retenerlas, y aprovechaos de las herramientas para trabajarlas, y de las provisiones para que no sufráis hambre antes de levantar la primera cosecha. La emancipación de los trabajadores debe ser obra de los trabajadores mismos; no confiéis a nadie, ni a los que se dicen vuestros amigos, la solución de vuestros problemas. No paguéis tributo o contribución a nadie; no paguéis los alquileres de las casas; haced de todos todo cuanto existe, como aconseja el Manifiesto de 23 de Septiembre de 1911.

Mexicanos: nuestros verdugos tiemblan. No hay que someterse por ningún motivo hasta que hayan desaparecido el último burgués y el último representante de la Autoridad, pues mientras quede algo de esa sarna seremos esclavos. ¡Adelante! ¡Imitad a los revolucionarios de Oaxaca, de Guerrero, de Morelos, de Puebla y de tantos otros estados más que no piden, sino que toman!

 

Ricardo Flores Magón

La Prensa, del 23 de mayo, trae un editorial titulado: “El argumento de fondo de nuestra política, es el despojo de los terratenientes de la República”. En ese artículo considera que la Revolución actual está enderezada contra la propiedad individual, se lamenta de ello como un buen burgués, insulta a los revolucionarios, insulta a los campesinos y termina con esta jeremiada: “Los hacendados deben tener la lengua amarga, el corazón agrietado, el espíritu enjuto, y los nervios en estado de explosión, ante el fondo pavoroso de nuestra política, que es la guerra a la propiedad individual”.

Ya era justo que derramasen lágrimas de sangre los señores de la burguesía. El sufrimiento de ellos con motivo de la Revolución es insignificante si se compara con el sufrimiento que por siglos y siglos ha venido soportando la clase trabajadora.

Mientras los hijos del pueblo eran azotados en las haciendas; mientras las hijas del pueblo eran violadas por los amos; mientras los varones del proletariado sufrían los tormentos del cuartel, del presidio o la muerte por no quitarse el sombrero delante del amo, o por no permitir que los señoritos de la burguesía abusaran de la compañera, de la hermana, de la hija, o por no estar dispuestos a ceder a la hacienda la vaca, el caballo, la carreta o el pequeño lote de tierra; mientras el trabajador se deslomaba en los trabajos por ganarse una miserable pitanza para él y los suyos; mientras las familias pobres sufrían toda clase de necesidades sin poder satisfacerlas; mientras la vida del desheredado fue una perpetua pesadilla, un constante infierno, la burguesía fue cruel, sacó su felicidad de aquel dolor, amasó inmensas fortunas con aquellas lágrimas, entonces no les amargaba la lengua a los bandidos burgueses, no tenían el corazón agrietado, ni el espíritu enjuto, ni los nervios en estado de explosión… Pues bien; ha llegado el momento de las represalias, y no debéis quejaros señores burgueses, no tenéis siquiera el derecho de quejaros, porque no sufrís sino la consecuencia del desprecio y del odio con que siempre premiasteis las generosidades, los esfuerzos, las abnegaciones, los sacrificios de los pobres. Consultad vuestras conciencias y decid si la sangre que se ha derramado, si la sangre que se está derramando, si la carne humana que en estos momentos es pasto de gusanos, de aves de rapiña y de bestias feroces no es el resultado de vuestra conducta criminal. El esclavo no se habría lanzado a la guerra si hubierais sido más humanos… ¡Sufrid, sin despegar los labios, las consecuencias de vuestra maldad!

 

Ricardo Flores Magón

Mientras algunos llamados revolucionarios “dudan” que pueda existir en México un movimiento económico, que cada vez va radicalizándose más y más con tendencias marcadas al comunismo, los mexicanos continúan su obra revolucionaria, solos o casi solos, cuando deberían contar con el apoyo de todos los hombres y de todas las mujeres de buena voluntad del mundo entero. Una buena parte de la prensa libertaria de muchos países hace esfuerzos plausibles por sacudir la indiferencia de las multitudes en sus respectivas localidades, para que presten a los que luchan en México la ayuda necesaria para sostener la desigual contienda; pero pocos responden a los diferentes llamamientos que se les hacen, olvidando los indiferentes que la primera condición del triunfo de la emancipación económica, política y social del proletariado es la solidaridad.

En fin, dejémonos de quejas y sigamos nuestra marcha, hermanos mexicanos.

Los lectores asiduos de Regeneración están informados del formidable movimiento económico que sacude en estos momentos al estado de Oaxaca. Al saberse en la ciudad de México lo que allí ocurre, los diputados por el estado de Oaxaca al Congreso de la Unión enviaron un mensaje al licenciado Alberto Montiel,1 gobernador del estado, pidiéndole les dijera en qué manera podrían ellos ayudarle en la obra de la pacificación del estado. El gobernador contestó de esta manera:

Oaxaca, 18 de Mayo. Señores Diputados Vicente Luengas, Manuel H. San Juan y demás signatarios. Cámara de Diputados. México. Socialismo anarquista, rebelión armada de terrazgueros contra hacendados, incitando malas pasiones y encendiendo criminales deseos, han conmovido una porción de nuestro Estado, limitada a los distritos de Zimatlán, Ocotlán, Ejutla y Miahuatlán, ejercitando actos de mero bandidaje dentro de las propiedades, y derramamiento de sangre, algunas veces de nuestros hermanos. Con los pocos elementos de que dispone el Gobierno, he procurado sofocar la rebelión, cuyas proporciones han disminuido notablemente; sin embargo, para asegurar la paz y tranquilidad duraderas, necesítase auxilio de fuerza armada. Agradezco loable y patriótica cooperación. Alberto Montiel. Firmado.

Cuando se recibió el despacho transcrito [dice El Imparcial], un grupo de señores Diputados acordó acercarse al señor Presidente de la República, para pedirle el apoyo del Gobierno para sofocar la rebelión en Oaxaca. Estuvieron cerca de las seis de la tarde en Chapultepec, los señores Senador Aurelio Valdivieso, Diputados Manuel H. San Juan, Francisco Modesto Ramírez,2 José Reyes Spíndola,3 Constancio Peña Idiáquez, José García Ramos,4 Joaquín Ogarrio,5 Andrés Cruz Martínez, Ángel Pola,6 Fernando de Gyves7 y Manuel Fernández Ortigosa.

El señor Presidente recibió a los señores Diputados en la terraza alta del castillo, usando de la palabra el señor doctor Valdivieso, quien dijo, poco más ó menos: “Si no fuera porque el movimiento de rebelión últimamente registrado en Oaxaca, puede asumir proporciones importantes, no distraeríamos la atención de usted, señor Presidente”. Habló en seguida de la actitud de los alzados, diciendo que ahora su grito era el de “¡Mueran las haciendas!” y que se habían contraído únicamente a robar las fincas; pero que posible es que lleguen a las poblaciones. Manifestó, además, que con el envío de las fuerzas federales al Estado, la situación se remediaría, y que en nombre de aquella entidad pedían su apoyo al Ejecutivo para sofocar la revuelta.

El señor Presidente Madero contestó que con todo gusto prestaría su apoyo al Estado de Oaxaca, y que ya se había ordenado la violenta salida de doscientos rurales para aquella región; pero que si se necesitaban fuerzas en mayor número, se enviarían inmediatamente.

Las informaciones privadas que obtuvimos ayer, sigue diciendo El Imparcial, nos proporcionaron datos acerca del número de rebeldes y de sus proyectos. Los indios que se han lanzado en armas al grito de “Mueran las haciendas”, ascienden a dos mil. Parece que su centro de operaciones es la hacienda de Yaxe, situada en el Distrito de Ocotlán. Los rebeldes llegaron hasta el pueblo de Jalpan, situado a tres horas de camino a pie de la ciudad de Oaxaca. Los rebeldes han prometido destruir las poblaciones de Ejutla y Miahuatlán, si llegan a apoderarse de ellas.

Dentro del criterio burgués, El Imparcial, del 20 de mayo, comenta la situación en el estado de Oaxaca en su sección Editorial. Copiamos íntegro el artículo que revela el terror pánico que se ha apoderado de los burgueses. Dice así:

Mientras en los desiertos del norte las fuerzas federales y las revolucionarias de Pascual Orozco, se aprestan a librar un nuevo encuentro que enrojecerá, una vez más, con sangre de hermanos el suelo de la Patria, en el Estado de Oaxaca acaba de estallar una nueva rebeldía, que viene a complicar con un nuevo elemento de discordia este tan premioso problema de la pacificación nacional.

¡Y qué rebelión la de Oaxaca! Basta escuchar el grito de los sublevados para penetrarse del terrible carácter que ha asumido el levantamiento. ¡Mueran los hacendados!, claman, y a esta voz, que es una invitación al desposeimiento, el número se acrecentará —¿quién lo duda?— con la incitante esperanza del botín. Es un estallido de anarquismo agrario, que tiene raíces muy hondas, que abonadas por las prédicas disolventes que se llevaron a término hace dos ó tres años —con motivo de la elección presidencial de 1910— había que arrojar al aire este ramaje de siniestras perturbaciones.

En Oaxaca la cuestión agraria está complicada con circunstancias locales y reviste una agudeza que no tiene, seguramente, en ningún otro Estado de la República.

La vieja cuestión de los ejidos, las controversias entre las municipalidades y los terratenientes, el inextinguido espíritu comunista, todo ha contribuido a mantener vivo un fuego que el menor soplo podía convertir en incendio. ¡Y harto se ha soplado sobre esta bolsa! Harto se gritó antaño: ¡reivindicaciones!, ¡odio a la propiedad!, ¡guerra al poseedor!, ¡muerte a los mejor favorecidos en el reparto de la riqueza social!, harto se recomendó el despojo y se insinuó la captación de la fortuna particular, para que nos sorprendamos ahora de tocar las consecuencias de la temeraria aventura.

Hace más de cincuenta años que un hombre de gran penetración, don Francisco Pimentel,8 había puesto de resalto la manifiesta hostilidad que, en el fondo, anima a nuestros indígenas de los campos, especialmente a los surianos, hacia los propietarios agrícolas. De esa hostilidad se han aprovechado frecuentemente los agitadores para provocar los movimientos agresivos populares de que está llena de ejemplos la historia de esas comarcas. Ha bastado remover ese pozo para que surgieran a la superficie el antiguo deseo irreductible, con la violencia propia a la desorganización que se deja sentir en los momentos actuales, con los apetitos que ha llevado, disuelta en sus aguas, la corriente revolucionaria.

¿Cómo no han de responder, a su modo los “de abajo”, a las convulsiones demagógicas a que se han entregado los “de arriba”? ¿Cómo exigir de ese ochenta y siete por ciento de individuos incapacitados para el ejercicio de la libertad —según declaración del señor Moheno,9 que guardamos como oro en paño— más de lo que se exige a los socializantes y anarquizantes de “saco” y “bomba”… en la cabeza?

Y es que el momento es de conflicto, es de brega, es de dolorosísima crisis en el terreno a que acuden todos los grupos en defensa de sus intereses económicos. No lo decimos nosotros; lo dice un alto empleado de la Administración pública, personalidad de relieve en el partido que apoyó la revolución maderista, y encargado, precisamente, de equilibrar y poner de acuerdo a fuerzas hoy en desavenencia; lo que dice el señor licenciado Carlos Moya Zorrilla, Director del Departamento del Trabajo, en una carta que ayer publicamos y a la que, más tarde, hemos de hacer necesarios comentarios. “Dada la indisciplina e insubordinación —escribe este caballero— que existen hoy en todas las clases sociales”.

Palabras que hemos recogido y que algo significan para los que desde hace un año nos hemos consagrado sólo a “documentarnos” para el día en que por fin se haga justicia a las cosas y a los hombres.

La rebelión en Oaxaca es grave; no puede, no debe ocultársele al Gobierno. Es grave, no sólo por el carácter impetuoso y batallador de los habitantes de aquella porción nacional, no sólo por las dificultades que el terreno opone a su represión, sino por lo “contagioso” del programa proclamado. La lucha tiene los rasgos de una lucha de clases, que ojalá no se torne —que bien pudiera suceder— en una lucha de razas.

El “mueran los hacendados” repercutirá gozosamente entre millares y millares de individuos que se creen con derecho a una tierra de que, según su criterio, se les ha despojado; las promesas que —al decir de algunos— encierra el Plan de San Luis, se perfilan claramente, y al saqueo de las pro­ piedades, de que ya se ha dado cuenta, seguirá el adueñamiento de los dominios por los sublevados. ¿Qué mejor ejemplo de reivindicaciones?

El problema agrario que la revolución agitó tan hondamente, y del que las conmociones de Morelos y Oaxaca no son más que movimientos reflejos, está revestido de incontables peligros. Acaso el más serio de ellos es la dificultad de resolverlo en la brevedad de tiempo que reclaman los impacientes.

De aquí que tengamos por muy serio el levantamiento de Oaxaca, y que lo veamos como un síntoma de un estado social altamente dañoso a los grandes intereses nacionales, entre los cuales figura en primer tér­ mino la eliminación de los factores contrarios a la completa pacificación de la República.

Creemos sinceramente que el Gobierno Federal hace mal en concederle tan poca importancia al levantamiento en aquella zona; doscientos rurales que ofreció enviar para combatir la revuelta, son pocos para combatir el número de levantados.

Tal vez no se les ha tomado en consideración porque no gritan ¡viva Zapata ó viva Orozco!, pero a poco que SIN EGOÍSMO se medite, se convencerán los hombres del Gobierno de que es peor, más terrible, más fatídico que esos gritos, el grito de “¡ABAJO LA PROPIEDAD!”

El artículo de El Imparcial confirma lo que repetidas veces he afirmado: que el pueblo mexicano es comunista por instinto; que odia a la clase burguesa; que desprecia la ley; que siente horror por la Autoridad. Naturalmente hay personas ciegas que todavía quieren presidentes, jueces y demás polilla; pero con el tiempo tendrán que contagiarse de la rebeldía de los buenos y los mexicanos darán al mundo el sano ejemplo de cómo es posible vivir sin Gobierno; de cómo se puede vivir libremente con sólo respetar la libertad de los demás.

Adelante, mexicanos: seguid asombrando al mundo inteligente. No importa que la prensa burguesa os llame bandidos. Los bandidos son los burgueses que quieren para ellos solos todo lo que hace agradable la vida.

No respetéis la propiedad individual; no respetéis la Autoridad; haced que todo sea de todos. En una palabra: adoptad los principios igualitarios consignados en el Manifiesto de 23 de Septiembre de 1911, enarbolad la Bandera Roja, que es la bandera de todos los proletarios de la tierra y gritad bien alto: ¡Viva Tierra y Libertad!

 

Ricardo Flores Magón


1 Alberto Montiel. Abogado oaxaqueño. Conservador. En 1901 fue fundador de la Asociación Juárez, que reunía miembros de la clase dominante de Oaxaca y a algunos representantes de clases medias. Electo diputado por Teotlitlán en 1911. Designado gobernador interino de Oaxaca a la muerte de Benito Juárez Maza, ocurrida el 24 de abril de 1912. Su interinato, en el que dio apoyo a adictos a Félix Díaz, duró sólo tres meses.

2 Francisco Modesto Ramírez. Diputado por Ixtlán en la Legislatura soberanista de Oaxaca, en 1915.

3 José Reyes Spíndola. Diputado a XXVII Legislatura Local de Oaxaca (1913-1915), por los distritos de Etla y Cuicatlán, Oaxaca.

4 José García Ramos. Político oaxaqueño. Diputado local por Etla y Cuicatlán durante el periodo 1905-1907 y diputado federal en la XXVI Legislatura. En 1912 presidió el Club Democrático Miahuateco, que apoyaba la candidatura de Aurelio Valdivieso para la gubernatura de Oaxaca. En 1914 organizó y dirigió a las Fuerzas Defensoras del Estado en el distrito Miahuatlán. Volvió a ser diputado local en 1922.

5 Joaquín Ogarrio. Diputado por Juchitán, Oaxaca. XX Legislatura local.

6 Ángel Pola Moreno (1861-1948). Periodista, librero y editor chiapaneco. Se inició en el periodismo como corresponsal de El Socialista. A lo largo de su dilatada trayectoria se desempeñó como colaborador de El Monitor del PuebloDiario del HogarEl Monitor RepublicanoEl Partido Liberal El Imparcial, entre otros rotativos. Fundador del periódico El Noticioso. A comienzos del siglo XX editó y publicó la Biblioteca Reformista, con escritos fundamentales de Juárez, Melchor Ocampo, Lerdo entre otros protagonistas de la Guerra de Reforma y la Intervención Francesa. Se desempeñó como diputado durante la presidencia de Francisco I. Madero. Fue condecorado en 1944 como decano del periodismo mexicano.

7 Fernando de Gyves. Presidente municipal de Ixtepec, Oaxaca, entre 1901 y 1902. Protegido de Manuel Romero Rubio. Latifundista y jefe político de Juchitán. Vinculado con el grupo de los Científicos oaxaqueños, encabezado por Rosendo Pineda y Emilio Pimentel. Construyó un imperio ganadero con base en el abigeato. Ejecutor de venganzas políticas del grupo al que perteneció.

8 Francisco Pimentel (1832-1893). Filósofo y lingüista aguascalentense de orígenes aristocráticos. Colaborador del Diccionario Universal de Historia, Geografía y Estadística. En 1864 publicó el estudio titulado Memoria sobre las causas que han originado la situación actual de la raza indígena de México y medios de remediarla, al que aquí se alude.

9 Querido Moheno (1873-1933). Abogado, periodista y político chiapaneco. Colaboró con el periódico maderista Nueva Era. Se desempeñó como diputado en la XXVI Legislatura, cargo desde el que criticó acerbamente a Francisco I. Madero. Secretario de Relaciones Exteriores durante el régimen huertista. Tras el triunfo constitucionalista se exilió en Estados Unidos, Cuba y Centroamérica.

Me estoy entreteniendo con una entrevista que un fastidioso reportero de El Imparcial tuvo con el pobre diablo de Pascual Orozco hijo, el baboso dictadorcillo del estado de Chihuahua, a quien los federales le están dando puntapiés hasta por debajo de la lengua por su pretensión de querer ser un Napoleón, disponiendo batallas campales, cuando lo único que se puede hacer es guerra de guerrillas. Dice el reportero: “Es rústico en su trata (Orozco), pero se comprende que no posee mal fondo”.

Bueno; pues a volverlo del revés… para que lo de adentro quede para fuera y viceversa.

 

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“Desembarcamos en la estación, sigue diciendo el reportero, y de allí nos dirigimos al centro de la población (Jiménez) en coches, para quedar alojados en una quinta de encantador aspecto”.

Es el palacio del rústico del buen fondo… ¡Y yo que creía que eso de la guerra era cosa de andar a salto de mata, durmiendo con el pie en el estribo, comiendo tortillas duras o raíces a más no poder! Pues, no; estos señores revolucionarios se dan vida de príncipes, mientras las pobres masas, la eterna carne de cañón, duermen en el duro suelo, a la intemperie, careciendo de todo y dando su sangre para proporcionar fama y poderío a bribones que residen en quintas de “encantador aspecto”.

 

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Orozco, dice el reportero, invitó a éste a hablar en su pieza. He aquí cómo describe esa pieza el reportero: “Esa pieza es una elegante recámara dotada de muebles americanos y de gran cama de latón, en la que se ve una rica colcha y almohadas de seda”.

¿Quién de los proletarios que militan en el ejército de este bandido vive con tan refinado lujo?

 

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Pascual Orozco es un animal que tiene el hocico más duro que un mulo, por lo que el desdichado reportero sufrió la pena negra sacándole con tirabuzón pedazos de frases, migajas de palabras sobre sus intenciones, sus proyectos, sus esperanzas y demás. Dijo que el objeto de la Revolución es “atacar al actual gobierno y que el pueblo elija, en su oportunidad, a la persona que le agrade”.

¡Valiente objeto de la Revolución, “ñor” Pascual, el que “su mercé” le atribuye! Pues, no, amigote: el objeto de la Revolución es colgar de un farol, de un árbol, de un poste telegráfico, de cualquier parte, a los que aspiren de hoy en adelante a llegar a ser Presidentes, como “usté”, por ejemplo.

 

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Sabido es que el papanatas Pascual Orozco se levantó contra el Chato, porque éste no quiso darle cincuenta mil pesos. El reportero le preguntó si era cierto eso, a lo que él contestó con un ¡no! rotundo.

¡Claro; nadie es tan estúpido de ponerse el lazo en el pescuezo! Lo cierto es que Orozco había recibido con anterioridad cincuenta mil pesos como pago de sus servicios en la revuelta de Madero, pues estos caudillos no hacen nada gratis. Orozco pidió nuevamente al Chato una suma igual, y como éste se la negó, aquél volteó la chaqueta. ¡Pura cuestión de negocios!

 

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El reportero preguntó a Pascual si aceptaría las condiciones de paz de la Liga de la Defensa Social, de la ciudad de México, y, dice el reportero, “me dijo que si la primera cláusula era la renuncia del señor Madero, estaba bien; pero si se traía miras de política malsana, ni oiría siquiera a los comisionados”.

Como se ve, ya se le queman las habas a Pascualito porque se quite el Chato para ponerse él.

 

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“Amo la paz, siguió diciendo Orozco al reportero; créamelo usted. Pero ¿qué papel hubiera hecho, en qué situación habría quedado si no defiendo a mi pueblo que me lo pedía en masa?”

No se crea que Orozco se refiere a la clase trabajadora cuando dice la palabra “pueblo”, pues no han sido los trabajadores los que le pidieron que tomara las armas, sino los grandes millonarios de Chihuahua, los Creel, los Terrazas y otros más, quienes le han dado millones de pesos para que, al menos en el estado de Chihuahua, impida que se lleve a cabo la expropiación de la tierra y de la maquinaria de producción, que es la tendencia del movimiento revolucionario. Así, pues, Orozco es un traidor a la Revolución, y es un burgués él mismo, pues ya tiene minas, casas, tierras y muchas cosas más.

 

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Para conocer bien a este títere, lacayo vil de los burgueses mexicanos y extranjeros, véase lo que contestó al reportero, cuando éste le pidió su opinión sobre la intervención americana: “Temo a la intervención; dicen que es cosa inminente, pero yo no seré culpable de ella. Usted ha visto con cuántas seguridades viven los extranjeros en Chihuahua. Para nada los molesto y mi gente tiene ese encargo también”.

¿Se puede pedir mayor degradación en un hombre? Tiene miedo a la intervención de los Estados Unidos, y por eso permite que los burgueses extranjeros aprieten el pescuezo al proletariado de Chihuahua. ¿Qué se le esperaría al proletariado de todo México si este cobarde llegase a ser presidente?

 

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Haciendo alarde de su respeto a la propiedad, agrega el caudillejo: “la prueba de que gozan de consideración los extranjeros y de que no somos salvajes, es que hace poco pasaron para los Estados Unidos trescientos mil pesos en barras de plata procedentes de los minerales del estado Y YO HICE QUE SE RESPETARA LA PROPIEDAD”.

Es decir que, las barras de plata que los trabajadores de Chihuahua habían sacado de los senos de la tierra, y que, por lo mismo, eran de la propiedad de los trabajadores de Chihuahua, fueron traídas a los Estados Unidos para que, con su valor, los burgueses se den la gran vida, mientras los que extrajeron esos metales padecen hambre porque el don Orozco defiende los intereses de la burguesía. ¡A la horca con él, hermanos de Chihuahua!

 

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Y sigue haciendo alarde de su protección a la burguesía: “Algunas compañías han pedido carbón para sus fundiciones y éste ha venido de los Estados Unidos, garantizado por mí que llegara a su destino. Hasta la dinamita ha llegado sin novedad”.

Pues, a volarlo con ella por ser un perro del Capital.

 

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Dice Orozco que es impersonalista; pero ahora resulta por ahí una especie de gobierno revolucionario con el mismo don Orozco como Presidente y todos los badulaques que le siguen como ministros. Sólo para los pobres soldados no hay hueso que roer.

 

Ricardo Flores Magón

364 refugiados americanos y de otras nacionalidades, pero estando en mayoría los americanos, trajo el transporte de guerra de los Estados Unidos, Buford, al puerto de San Diego, California, procedentes de diversos lugares de la costa occidental de México.

Muchos de estos refugiados vienen contando historias espeluznantes que sólo los bobos pueden creer. Aseguran haber sido torturados por los rebeldes; unos de ellos dicen que vienen, casi en cueros, porque no tuvieron tiempo ni para ponerse los calcetines; otros dicen que en México reina el salvajismo; otros más aseguran que fueron despojados de todo cuanto poseían. Por supuesto que todos los refugiados son burgueses o aspirantes a burgueses. No dudo que las poblaciones sublevadas hayan expropiado a estos burgueses; pero lo que se refiere a torturas personales infligidas por los rebeldes no pasa de ser una mentira cínica y estúpida. Ningún pueblo de la tierra es tan hospitalario como el mexicano, y esa buena costumbre que es un hermoso rasgo de solidaridad humana prevalece hasta la fecha entre aquel pueblo sencillo y sano. En general, el extranjero que pide un pedazo de pan o algún rincón para descansar es atendido por la gente pobre, que comparte gustosa con él sus humildes alimentos. Esto lo saben bien los americanos proletarios que han viajado por la tierra mexicana, y lo saben también los americanos proletarios que han llegado en busca de ayuda a los campos de trabajadores mexicanos en los Estados Unidos. En general, los proletarios alemanes, griegos, judíos, italianos, etcétera, que llegan a los Estados Unidos, son muy egoístas y no protegen a los trabajadores de otras razas. Los proletarios americanos saben muy bien esto, y, cuando sienten hambre, en lugar de ocurrir a los trabajadores de su raza o de otras razas, piden pan y hospitalidad a los proletarios mexicanos, seguros de que éstos siempre están dispuestos a atender al que sufre. El hombre menos observador habrá podido comprobar esta verdad.

No es, pues, creíble, que a estos extranjeros se les haya maltratado, a pesar de que algunos de ellos lo hubieran merecido por la explotación irracional a que se entregaban y el desprecio con que ven al mexicano que los hace ricos con su trabajo. ¿Que les han quitado sus bienes los mexicanos? Nada hay más justo que eso, puesto que esos bienes, así como los que poseen los burgueses mexicanos, son el producto del sudor de los trabajadores mexicanos, y en el caso de esos extranjeros, así como en el caso de expropiación a burgueses mexicanos, los mexicanos desheredados no han hecho ni hacen otra cosa que tomar lo que ha salido de sus manos y lo que la naturaleza concede a todo ser humano.

Bueno sería que esos señores refugiados tratasen con algún miramiento a aquellos proletarios que tanto se sacrificaron por ellos, hasta que se decidieron a quebrar el yugo.

 

Ricardo Flores Magón

Empeñados están los políticos en que haya elecciones de diputados, como que son muchos los que desean ganar los doscientos cincuenta pesos mensuales por ir a roncar todas las tardes en el local de la Cámara.

¿Cómo van a jugar a las elecciones esos pobres diablos cuando el país entero está ardiendo?

No se puede pedir mayor descaro a los políticos, pues en los momentos en que una contienda de vida o muerte se libra en toda la extensión de la República, ellos se entregan a sus acostumbradas farsas. ¿Quiénes irán a votar? ¿Qué padrón podrá hacerse cuando todos ocultan su nombre al Gobierno por el temor de ser encerrados en los cuarteles para echarlos contra los rebeldes? ¿Qué división de distritos electorales podrá ser llevada a cabo en medio del torbellino revolucionario?

Si en tiempos normales, los proletarios, con un buen sentido que no nos cansaremos de aplaudir, se abstienen de figurar en las farsas electorales, ¿qué sucederá ahora cuando las manos se agitan pidiendo armas para derribar el sistema capitalista?

No habrá elecciones; Madero dirá sencillamente quiénes han de aparecer como elegidos y punto final.

Dejemos que los políticos se den gusto con sus chanchullos y porquerías electorales. Mientras ellos se entregan a sus farsas, que siga la expropiación, que siga la guerra del pobre contra el rico, contra la Autoridad, contra todo lo que significa imposición y explotación.

Que sueñen los políticos con dominar, que su despertar será trágico. Los socialistas políticos están empeñadísimos en llevar al Congreso algunos diputados socialistas. Ésos os van a pedir vuestros votos, hermanos trabajadores. Dadles un puntapié por el trasero. Nada de representantes. No hay que olvidar que la emancipación de los trabajadores debe ser obra de los trabajadores mismos. Lo que no podáis hacer por medio de la violencia, no lo conseguiréis de otra manera.

 

Ricardo Flores Magón

Por fin se ha comenzado a ver en jurado nuestra causa, pero en circunstancias desventajosas para nosotros. Teníamos en lista muchos testigos residentes en distintos puntos de los Estados Unidos: no se nos permitió que esos testigos vinieran a declarar en nuestro favor. Pedimos que, al menos, unos cuantos de nuestros testigos residentes en Texas y Arizona vinieran a declarar en nuestro favor: tampoco se nos concedió.

Desde luego se comienza a ver que no se nos trata con imparcialidad, pues que, mientras para procurar llevarnos a presidio se gastan centenares de miles de dólares en mantener sujetos para que declaren en nuestra contra, no se gastan algunos miles para pagar los pasajes de testigos que vendrían a declarar en nuestro favor. ¡Eso sí, no faltará por ahí quien diga que la Autoridad es buena para los pobres!

Fuéramos bandidos que desde sus bufetes encarecen los artículos de primera necesidad; fuéramos los ladrones que en los bancos juegan con los depósitos que en ellos hacen los trabajadores; fuéramos los burgueses que explotan el sudor y el infortunio de los pobres, se nos habría dado toda clase de oportunidades para que la ley, la alcahueta de los ricos, se hubiera inclinado a nuestro favor. Pero somos pobres; somos, además, luchadores que nos esforzamos por abrir los ojos a nuestros hermanos de miseria y de cadenas; queremos que impere la justicia, no la escrita en códigos, porque esa es una meretriz, sino la verdadera justicia, la que no rezuma en el albañal de los libracos de la ley, la que está fundada en la libertad económica, política y social del ser humano, y, naturalmente, no teníamos que ser tratados como a los bandidos burgueses se les trata, sino como simples mortales, como pobres y como revolucionarios. ¡No importa: la aurora del nuevo día comienza a brillar!

Día cuatro

Poco antes de las diez de la mañana llegamos a las puertas del salón de jurados, donde nos esperaba una multitud de leales compañeros y simpatizadores mexicanos, que llevaban en el pecho el botón del Partido Liberal Mexicano y un listón rojo, algunos de estos con la siguiente inscripción: “Partido Liberal Mexicano. Tierra y Libertad”. Hubiéramos querido estrechar la mano de todos; pero eran muchos, muchísimos los amigos y tuvimos que conformarnos con saludar a todos en general. Allí supimos que algunos policías federales trataban de impedir la entrada de nuestros compañeros mexicanos al salón de jurados, medida arbitraria que originó la protesta de nuestros compañeros, pues los mexicanos no son el rebaño que se deja apalear y atropellar y ultrajar. En un tiempo fueron sumisos: ahora son hombres y mujeres que tienen dignidad y tienen vergüenza. El número de compañeras era crecidísimo. Muchas de ellas llevaban a sus pequeñuelos en brazos o en cochecitos de niños, y si los compañeros eran dignos, no menos dignas y valerosas eran las compañeras. Entre el público corrió la versión de que se trataba de juzgársenos en secreto, y la acción de la policía impidiendo la entrada al salón a nuestros hermanos mexicanos acabó de robustecer la versión.

No sé cómo expresar la emoción que me embargaba al ver aquel conjunto de productores de la riqueza social, ansiosos de presenciar el jurado de sus compañeros. Las compañeras ocupaban los asientos disponibles del salón, pero al apercibirse de que a los hombres no se les permitía la entrada por el hecho de que no había asientos, se levantaron en masa, protestando enérgicamente contra el atentado y salieron tumultuosamente del salón, declarando que ellas se saldrían para que los hombres pudieran presenciar la farsa que se iba a desarrollar en nuestra contra. Se había dado la orden de que nadie permaneciera de pie durante las audiencias, como si la ley, que tanto evocan los señores del “orden” burgués, dijera que solamente tienen derecho a oír los que están sentados. Pero así fue la orden y de allí se originaron las escenas que durante todo el día hicieron que anduvieran al trote los representantes de la Autoridad.

Los policías de todos los calibres deben entender que, si al mexicano no se le humilla, no tiene por qué protestar; pero si se trata de ultrajarlos, como se les ultrajó, saben defenderse. Así es que, si los policías, el juez y todos quieren que haya orden, que no lo alteren con órdenes que lastiman la dignidad del mexicano. Los mexicanos no tienen la culpa de que el Gobierno, después de derrochar cuatro millones de dólares para construir el edificio, haya resultado muy limitado de capacidad el salón de jurados. Los mexicanos saben que ellos son los dueños de ese edificio, porque no fueron ni los jueces, ni los policías, ni los burgueses los que lo edificaron, sino las manos callosas de generosos proletarios, y por lo mismo, es a los proletarios a quienes pertenece, y es una arbitrariedad el no permitir que entren al salón por el solo hecho de que tienen que estar de pie.

A pesar de todo, nuestros compañeros, en número de más de quinientos, ya que no pudieron entrar al salón, permanecieron firmes en los corredores para demostrar con su presencia que no estamos solos, que contamos con la simpatía de los trabajadores mexicanos. A todos nuestros buenos amigos, a las abnegadas amigas que soportaron la fatiga de estar esperando fuera del salón el resultado de las diligencias, damos las gracias, y esperamos que seguirán asistiendo para demostrar que si la llamada justicia nos persigue, en la conciencia de todo hombre y de toda mujer está la idea de que obramos bien, de que nuestros esfuerzos están encaminados al bien.

Todo el día se pasó en la fastidiosa tarea de constituir el jurado, y no habiéndose concluido, se cerró la audiencia para terminarla él.

Día cinco

Una multitud de amigos mexicanos nos esperaba a las diez y media de la mañana. Cuando llegamos, ya habían surgido algunos incidentes desagradables motivados por la testarudez de algunos policías que no quieren entender que tratar mal al mexicano es exaltarlo, porque el mexicano es digno; pero como estos policías están acostumbrados a dar de palos a los americanos, que son muy respetuosos de la Autoridad, creen que pueden hacer otro tanto con los mexicanos que no quieren Autoridad porque saben gobernarse por sí mismos.

Tanto el día 4 como el día 5, hubo choques entre la policía y la multitud de mexicanos compañeros y simpatizadores que llenaban los corredores y los asientos disponibles del salón de jurados. La prensa burguesa se ha guardado bien de dar cuenta de estos incidentes, porque no quieren que se desprestigie la señora Autoridad.

Por fin se concluyó de instalar el personal del jurado, y el fiscal Robinson1 se dirigió al jurado haciendo declaraciones que tendían a que cada uno de los miembros del mismo se formasen desde luego una opinión contraria a nosotros. No se redujo a hablar sobre los hechos que, según la estúpida ley, constituyen el delito, sino que se empeñó, sudó, jadeó por hacer entender al jurado que somos unos criminales. Nadie pudo impedir que dicho individuo tratase de sugestionar al jurado, pues la libertad existe solamente para los de arriba, no para los de abajo, y nosotros formamos parte de la plebe… que en cualquier país, regido por presidente o por rey, es solamente carne de explotación, de presidio y de cañón. Así es que, el fiscal, se dio “vuelo” presentándonos de la manera que se le ocurrió.

Después de eso, fue llamado el primer testigo por parte del gobierno, un tal Martin.2 Este individuo declaró ser espía pagado por el Gobierno Mexicano, y quedó pendiente en su declaración para el día 6. Este sujeto me recuerda a aquel famoso testigo que declaró en nuestra contra en Tombstone, hace tres años. Martin dice que le di armas, municiones de guerra y la mar de cosas para que se fuera a la Revolución… ¡ja!, ¡ja!, ¡ja! Por la declaración de ese sujeto se ve que he violado quinientas mil veces las alcahuetas leyes de neutralidad.

Un incidente ocurrió por la tarde. Mi hija Lucía Norman, indignada por la cachaza con que Martin declaró que era un espía, que vigilaba nuestros actos, que estaba al servicio de un despotismo que quiere aplastar el movimiento de los desheredados, le dio, según se dice, una bofetada al tal Martin por ser UN ESPÍA. Toda la curia se puso furiosa, y fue obligada la jovencita a comparecer ante el juez, quien echó un responso morrocotudo, amenazando con penas severísimas al que diera otro bofetón a cualquier otro espía. Compañeros, ya lo sabéis: no hay que tocar un pelo a los señores que la hacen de espías, so pena de sufrir todo el rigor de la ley, la ley que protege espías y castiga impulsos generosos.

Termino aquí, porque se nos llega la hora de comparecer nuevamente ante el jurado hoy, día 6. Sobre lo que ocurra este día hablaré en el número próximo.

Compañeros: asistid todos. ¡Mexicanos: todos a la Corte!

 

Ricardo Flores Magón


1 Dudley W. Robinson. Fiscal federal de Los Ángeles que inició el juicio contra la JOPLM en 1911 por violación a las leyes de neutralidad. Durante el juicio, presionó a los testigos para que declararan en falso contra los acusados, e incluso hizo desaparecer evidencias que podrían exculparlos.

2 Peter Martin. Llamado también Pedro Martínez. Espía pagado por el Gobierno Mexicano, encargado de vigilar las oficinas de Regeneración en 1911. Durante el juicio contra la dirigencia del PLM, en calidad de testigo del Gobierno Americano, declaró en falso haber recibido dinero, armas y municiones de manos de Ricardo Flores Magón para ingresar a territorio mexicano e incorporarse a la revolución. Una vez en México, Martin fue descubierto por militantes del PLM y retornó a los Estados Unidos. En marzo de 1913 se retractó de las declaraciones contra la dirigencia liberal, pero su testimonio fue desechado por el jurado. Desde Regeneración se le acusó, en 1912, de envenenar a una mujer con la que estaba sentimentalmente vinculado.

Querido compañero Ricardo Flores Magón:

 

Adjuntas tengo el gusto de remitirte dos postales, cuyo argumento creo ocioso darte, pues tú lo comprenderás perfectamente.

Tengo más de tres mil de ellas, a beneficio de los presos de Barcelona. Finida su venta, te enviaré el original cuadro grande, hecho a la pluma, muy bonito, el cual podrá servirte, si te conviene, para reproducirlo en láminas que creo reportarían un buen beneficio para Regeneración.

Con satisfacción leí en vuestro periódico, la reproducción de mi carta que dirigí a Cultura Obrera, y el elogio que haces de mí, lo que agradezco y te doy las más expresivas gracias.

La activa e incansable propaganda de tu pluma en Regeneración, me tiene entusiasmado; mis plácemes y cuenta siempre con tu gran admirador y amigo.

Un fraternal abrazo para todos los compañeros.

 

Fermín Sagristá

Barcelona, 17 de Mayo de 1912

 

*      *      *

 

Esta carta revela el desinterés del querido compañero Fermín Sagristá. Él ha dedicado su poderoso talento a la causa de la redención humana, a la Revolución Social. Nada quiere para él: cede el producto de la venta de las tarjetas postales a nuestros compañeros presos en la cárcel de Barcelona, y en cuanto al cuadro original, lo regala a Regeneración.

El cuadro, reproducido en las tarjetas postales que tiene a la venta Fermín, representa el triunfo de la Revolución del proletariado mexicano. El negro edificio de la tiranía capitalista y autoritaria que privaba al ser humano de este derecho primordial: el de vivir, acaba de ser convertido en ruinas por el esfuerzo revolucionario, y la Revolución, representada por una bella mujer, con las cadenas rotas en una mano, muestra con la otra, a los desheredados, la tierra libre ya de amos de toda clase, donde seres libres la cultivan a la luz de un nuevo sol que surge bellísimo en el horizonte. En el resplandor de ese sol, se leen en francés estas palabras: ¡Terre Libre!, que significa: ¡Tierra Libre! A la invitación de la Revolución, acuden los desheredados, representados

en el dibujo por un hombre, una mujer y dos niños. El hombre está en actitud de ir a tomar con ansia la tierra que le hará libre y hará libres a todos, hombres y mujeres. Los niños avanzan los bracitos, en actitud de quien contempla un bello espectáculo. Al otro extremo del dibujo se ve a la raza mexicana, representada por un hermoso indio de aspecto severo, lanzando miradas fulminadoras a un burgués que se marcha llevándose la caja de sus caudales, con los que se morirá de hambre, pues en una sociedad libre no habrá dinero. El indio, en la viril actitud característica de la raza, ve que el burgués se retira; pero permanece firme, sin apartar de él la mirada, dispuesto a exterminarlo si vuelve a aparecer en aquel paraíso de ventura, de verdadera libertad. Al pie del cuadro se ve esta palabra en francés: Mexique, que significa México.

Difícil me es, en verdad, describir tan hermoso trabajo artístico. Solamente viéndolo, se puede apreciar su valor. Nadie que ame la causa de los desheredados puede ver el hermoso cuadro sin sentirse lleno de entusiasmo y de generosas esperanzas de ver al fin implantada sobre esta tierra la sociedad libre con que soñamos los que no queremos ser más que otros, los que queremos que todos los seres humanos nos veamos como hermanos.

La generosa concepción de Fermín es digna de su talento. Felicitémonos los revolucionarios de que haya en nuestro campo un artista como Fermín Sagristá.

El compañero Rafael Romero Palacios,1 en nombre del grupo editor de Regeneración, hizo a Fermín un pedido de mil tarjetas de éstas hace algunos días. Así, pues, nuestros lectores pueden hacer desde luego sus pedidos: una tarjeta: cinco centavos; doce tarjetas: cincuenta centavos. Todos los pedidos a Manuel G. Garza,2 914 Boston St., Los Ángeles, Cal.

Los mexicanos debemos sentirnos contentos de que el primer trabajo de Sagristá, al salir de la cárcel donde lo tuvo por más de dieciséis meses la tiranía española, haya sido dedicado a la Revolución del proletariado de México. Con el arte de Sagristá, la Revolución Mexicana se popularizará por todo el mundo, y todos los hombres y todas las mujeres inteligentes de la tierra, no verán en el mexicano al ladrón ni al asesino como la prensa burguesa quiere hacerlo aparecer, sino como al abnegado iniciador de la sublime catástrofe que romperá las cadenas todas que hacen sufrir a la humanidad.

Enviamos a Fermín Sagristá nuestro abrazo de hermanos en el Ideal.

 

Ricardo Flores Magón


1 Rafael Romero Palacios. Originario de Puebla. Obrero tabacalero y activista de filiación anarquista. Residió en El Paso, Texas (1905?); San Francisco, California (1906-1908); Milwaukee, Wisconsin (1910-1911); Los Ángeles, California (1911-1912); Tampa, Florida (1913); y Nueva York, Nueva York (1913). Se desconoce la fecha de su vinculación con la JOPLM. Desarrolló una fuerte campaña de recolección de fondos para Regeneración en Milwaukee, a principios de 1911. En julio de ese año se integró al grupo editor de Regeneración, y se dedicó de la administración del mismo. Cuando RFM, Librado Rivera y Anselmo L. Figueroa fueron encarcelados en junio de 1912, fue designado “director” del periódico, puesto en el que permaneció hasta el 13 de octubre de ese mismo año, después de ser acusado de haber publicado en el periódico que “los compañeros presos estaban contentos con su sentencia”, de robo, malversación de fondos y autoritarismo por el resto de los encargados del periódico, mismos que fueron respaldados por los editores presos. Para esos momentos mantenía ya contacto con el consulado mexicano. Palacios emigró, junto con Francisca Mendoza a Tampa. Desde ahí publicó un libelo en contra de los miembros de la JOPLM. RFM publicó una serie en contra del mismo en 1914. Francisca Mendoza se deslindó de la publicación del libelo. Posteriormente marchó a Nueva York, donde se vinculó con el grupo de Cultura Obrera dirigido por Pedro Esteve. Luego regresó a México.

2 Manuel G. Garza. Residente de Los Ángeles, California. Colaboró con Regeneración como cajero y encargado de la correspondencia general, desde el 16 de junio de 1911 hasta octubre de 1912, durante la administración del semanario por parte de Anselmo L. Figueroa y Rafael Romero Palacios. Ante el conflicto de este último con los miembros de la JOPLM, Garza dejó de colaborar con el periódico. Publicó 13 artículos de fondo en el semanario.

Como estaba anunciado, el sábado primero de este mes tuvo lugar en el Burbank Hall el mitin internacional en favor de la Revolución Mexicana, y en contra de la intervención de los gobiernos extranjeros en la lucha santa que los trabajadores mexicanos sostienen [contra] el Capital y la Autoridad.

A las ocho de la noche, ya estaba lleno el salón, pues compañeros previsores llegaron antes de la hora con sus familias para alcanzar asientos. Una infinidad de compañeros tuvieron que presenciar de pie el acto conmovedor. La mirada se perdía en aquel mar de rostros resplandecientes de noble entusiasmo. No había un solo burgués en aquella reunión de hijos del pueblo y ningún esbirro asomó el sucio hocico por allí ¡por eso hubo orden!

La audiencia se componía de hombres y mujeres de diferentes razas, dispuestos a manifestar su solidaridad hacia los valientes que en México derraman su sangre generosa por la causa del proletariado. Nuestros hermanos mexicanos estaban, en mayoría, portando casi todos ellos el distintivo del Partido Liberal Mexicano, el botón que contiene la figura del trabajador que, cansado de ser explotado por los ricos y la Autoridad, enarbola la Bandera Roja y se lanza a los campos de batalla a ser libre o a morir como los héroes.

El espectáculo de aquel conjunto de seres humanos animados por una misma idea, hermanos en el común infortunio y latiendo sus corazones a impulsos de la misma noble ansia de libertad y de justicia y de igualdad; el espectáculo que ofrecía aquel conjunto de desheredados, era altamente emocionante, porque la asistencia de los proletarios al mitin era un presagio de victoria, un augurio de triunfo definitivo de la justicia social.

Este mitin, netamente anarquista, quedará para siempre grabado en la memoria de todos los que a él asistimos.

La Marsellesa anarquista, cantada por los IWW y secundada por una buena parte del público, inflamó de entusiasmo todos los pechos, siendo acogida con una ovación delirante.

El buen compañero Juan Creaghe fue el encargado de presentar a los oradores. El primero en hablar fue nuestro querido compañero de labores, W.C. Owen, el talentoso y abnegado redactor de la sección en inglés de Regeneración. Owen explicó a los oyentes de idioma inglés las causas del movimiento mexicano. Descubrió la miseria a que ha quedado reducido el trabajador mexicano por la avaricia de los explotadores de todas las razas; explicó cómo la tierra había quedado en poder de unos cuantos zánganos mexicanos y extranjeros, y, en suma, hizo un perfecto estudio de las condiciones existentes en México, justificó la rebeldía de los desheredados contra sus verdugos y condenó la actitud del Gobierno Americano que, impulsado por Wall Street, la madriguera de los más grandes vampiros del capitalismo de Norteamérica, intenta sofocar, en pleno siglo XX, la aspiración generosa del pueblo mexicano que quiere ascender en la escala del progreso.

Owen fue interrumpido con frecuencia en su oración por los aplausos del simpático auditorio.

Cuando el orador terminó, un grupo de mexicanas y de mexicanos, entre los que se encontraban entusiastas camaradas sudamericanos y españoles, cantaron las valientes estrofas y el heroico coro del himno revolucionario Hijos del Pueblo, que arrancó de la enorme audiencia gritos espontáneos de delirante entusiasmo. ¡Muera la burguesía! ¡Muera la Autoridad! ¡Viva la Anarquía! ¡Viva la Revolución Social! y otros gritos análogos hacían retemblar el salón. Aquellos desheredados desahogaban sus corazones torturados  por la explotación del rico y la tiranía de la Autoridad. La compañerita Linda López1 acompañó en el piano el hermoso himno.

Las jóvenes compañeras Linda López, Ángela Romero Palacios,2

Lucía Norman3 y Matilde Ramírez,4 llevando cruzada al pecho una banda roja con el lema del Partido Liberal Mexicano en letras blancas: Tierra y Libertad, se multiplicaban por todo el salón vendiendo literatura anarquista, botoncitos, listones, que los concurrentes tomaban con avidez, deseosos de prestar su ayuda a la causa de los oprimidos de México, debiéndose a las compañeritas indicadas, en gran parte, el éxito del mitin.

Después hizo uso de la palabra el compañero D. Ginser, en idioma hebreo. Este inteligentísimo compañero expuso con toda claridad el carácter económico y antiautoritario de la Revolución Mexicana, que tiene tal vitalidad, que ha podido salir avante de las traiciones, siendo la principal la de Madero que la vendió a la burguesía por medio de los tratados de paz de Ciudad Juárez, y ha podido seguir adelante, a pesar de los esfuerzos de los políticos de todos los matices y de los jefecillos que se sueñan arañando alfombras con las mismas espuelas con que atormentaron los hijares de sus caballos para escapar de los federales, como Orozco, Salazar, Campa, Alanís y otros bichos, cuando aquellos les pisaban los talones.

El compañero Ginser arrancó entusiastas aplausos.

Ya para terminar el acto pronuncié el discurso que aparece en este mismo número de Regeneración, y que fue benévolamente acogido por los compañeros. Al mostrar la Bandera Roja, el auditorio, como un solo hombre, se agitó, batió palmas, lanzó delirantes vivas a la Revolución Social, a nuestro lema de Tierra y Libertad, a la Bendita Anarquía bajo la cual ya no habrá pobres, ya no habrá verdugos, ya no habrá lágrimas y todos seremos hermanos sin amos de ninguna clase.

Después de mi discurso, volvió a ser cantado el himno Hijos del Pueblo; pero entonces, estrofas y coro, fueron cantados por el auditorio en masa, resonando solemne como una vigorosa protesta contra el Capital y la Autoridad.

Este hermoso mitin me ha dejado recuerdos imperecederos, porque es grato convencerse de que la humanidad despierta, de que el ser humano aspira a ser verdaderamente libre, de que la palabra Autoridad es maldecida y de que la palabra Libertad es bendecida y aclamada. ¿Quién no se emociona al ver palmotear las duras y honradas manos de los desheredados cuando se habla de expropiación y de la instauración de un sistema social que garantice a todo ser humano el pan y la libertad?

Hermanos: ¡adelante!

 

Ricardo Flores Magón


1 Linda López. Joven de Los Ángeles. Participó en el mitin internacional en memoria de Francisco Ferrer Guardia celebrado el 1 de junio de 1910 en el Burbank, Hall, de esa entidad. Durante el acto ejecutó al piano el himno El Hijo del Pueblo; cantó Mi despedida, poema de Voltairine de Cleyre y repartió propaganda anarquista. Como en este y en otros actos organizados por el PLM, Linda se presentó ejecutando el piano.

2 Ángela Romero Palacios. Hija de Rafael Romero Palacios.

3 Lucía Norman. Los Ángeles, California (¿?-1923). Hija de María Brousse Talavera y de Martin Norman, quien murió ejecutado, según afirmó ella misma, al iniciarse la Revolución Mexicana. Al unirse su madre con RFM, éste la adoptó como su hija. En 1911, Lucía participó en la discusión entre los editores de Regeneración y el dirigente del Partido Socialista Norteamericano, Eugene Debs, con un texto sobre la pertinencia de la “acción directa” como arma del movimiento obrero. Participó activamente en la defensa de su padre adoptivo durante los juicios de 1912 y 1918. Forma parte del grupo de obreras residentes en Los Ángeles. Este grupo protestó en julio de 1911 por la aprehensión de los hermanos Flores Magón, Anselmo Figueroa y Librado Rivera, y, en septiembre del mismo año, por la represión que sufrían los anarquistas cubanos Chacón, Vieytes y Saavedra, así como el periódico Tierra, por parte de los gobiernos de España y Cuba. En junio de 1916, durante una de las sesiones de juicio a RFM, Lucía Norman abofeteó a Peter Martin (Pedro Martínez), espía-agente del Gobierno Mexicano y testigo del fiscal. Lucía destacó como participante en las protestas y mítines que se desarrollaron tras la sentencia de un año cuatro meses de prisión en el penal de McNeil dictada contra los dirigentes del PLM. En 1916 Regeneración publicó algunos textos de carácter doctrinario escritos por Lucía, como “Todos somos iguales” en el que la hija adoptiva de RFM escribió: “Abramos los ojos. La Naturaleza nos ha hecho a todos iguales, tanto a los opresores como a los oprimidos. Sentimos y tenemos cerebro como los criminales que nos oprimen con los nombres de jueces, gobernantes, policías, burgueses y embaucadores, y así como ellos nos asesinan, tenemos el derecho de arrancarles la cabeza”. En ese mismo año, cuando R y EFM vuelven a ser arrestados acusados de violación a las leyes de neutralidad, se niega el permiso a Ricardo para que su hija adoptiva lo visite en prisión. En los primeros días de junio, el fiscal Walton intentó infructuosamente que Lucía declarara contra su padre y fue interrogada frente al jurado. Fue secretaria de la Workers International Defense League de Los Ángeles, que presidía Edgcumb Pinchon. En 1917 Lucía contrajo matrimonio con Raúl Palma y fue presa de una severa crisis nerviosa cuando, en 1918, Palma fue acusado de asesinato y arrestado en Los Ángeles, lo que impidió que ella se hiciera cargo de la sección en inglés de Regeneración, como estaba planeado. Lucía murió en la ciudad de México en 1923, poco después de los funerales de RFM.

4 Matilde Ramírez. Miembro del grupo Regeneración El Rebelde de Lyra, Texas, instalado en febrero de 1912. En julio de 1913 firmó la protesta de este grupo contra el intento de apoderarse de Regeneración por parte de Juan Francisco Moncaleano, Rómulo S. Carmona y León Cárdenas Martínez.

Considero mi deber, y uno de los deberes más sagrados, hacer la crítica de las acciones públicas de los hombres que a sí mismos se dan el título de jefes o de amigos de la clase trabajadora. Uno de estos llamados que quiere llegar a jefe es Lázaro Gutiérrez de Lara. Este hombre figuró en la huelga de Cananea, en 1906, cuando los burgueses americanos, de la manera más cobarde y más vil y vergonzosa para ellos, asesinaron a una multitud de obreros mexicanos que reclamaban la jornada de ocho horas y el ser pagados de la misma manera que se acostumbraba hacer con los americanos. Muchos camaradas cayeron en las garras de la tiranía y fueron pasados por las armas; los más afortunados fueron llevados a Ulúa. Gutiérrez de Lara, sin embargo, no sufrió persecución. Se le tuvo arrestado unos cuantos días, hasta que llegó un telegrama de Porfirio Díaz ordenando su libertad. En seguida voló De Lara a México, tuvo una conferencia con Díaz, y vino a Los Ángeles en el invierno de 1906, poniéndose a las órdenes del entonces Cónsul Antonio Lozano,1 quien le dio el cargo de espía del Gobierno de Porfirio Díaz, para vigilar los pasos de los refugiados políticos, y para indagar por mi paradero, principalmente, pues entonces se me buscaba por mar y tierra y el Gobierno de Díaz tenía ofrecido por mi cabeza la suma de cuarenta mil pesos mexicanos. De Lara recibía sueldo como espía del Gobierno, según él mismo lo confesó, bajo juramento, ante la comisión investigadora que el Congreso Americano ordenó que se formara para examinar las múltiples quejas que algunos diputados habían recibido de las arbitrariedades, atentados, atropellos de que habíamos sido objeto muchos de los refugiados que habíamos salido de México para no sufrir una muerte segura en las manos de los esbirros del salvaje Porfirio Díaz. Esa comisión trabajó a mediados de 1910, con Librado Rivera estaba yo sufriendo una sentencia inicua, por supuesta violación de leyes de neutralidad, en la penitenciaría de Florence, Arizona.

De Lara fue maderista furibundo, cuando el farsante Francisco I. Madero hacía su gira de propaganda electoral en 1910. Cuando salimos en libertad, comenzamos a publicar Regeneración en septiembre del mismo año, entonces, se volvió antimaderista. Poco después, volvió a ser maderista, pero ocultando, como su compinche Antonio I. Villarreal, sus tendencias, aparentó luchar por la clase trabajadora, y, declarando que iba a tomar el lugar que había dejado vacante nuestro querido hermano Praxedis G. Guerrero, recogió fondos de los trabajadores en la Plaza de los Mexicanos de esta ciudad, y por medio de unas vistas en un salón. Hizo algún dinero y se largó a El Paso. Esto ocurría en febrero del año pasado. El compañero Prisciliano G. Silva2 tomó con un puñado de valientes la plaza de Guadalupe, estado de Chihuahua, donde capturó al enemigo muchos rifles, muchas municiones de boca y de guerra, mucha ropa, muchos zapatos, buenos carros, etcétera. De Lara, entretanto, llevaba vida íntima con los maderistas que formaban en El Paso una Junta Revolucionaria, y cuando supo que nuestro compañero Silva había tomado Guadalupe, fue a presentársele con unos cuantos acompañantes, ofreciendo sus servicios a la causa del Partido Liberal Mexicano. Silva lo admitió. Pocos días después, el miserable de Madero, que iba presentando las posaderas a la columna del esbirro Rábago,3 envió un mensaje a Silva, pidiéndole ayuda para salvarse de una muerte segura. Silva le envió todo lo que necesitaba y hasta un carruaje para el propio Madero. El encargado de conducir los elementos que necesitaba Madero fue el propio De Lara. Ya se sabe que Madero pagó con una negra traición la generosidad de Silva. Madero desarmó a nuestros compañeros y Gutiérrez de Lara aconsejó obediencia al Chato, quien lo premió nombrándolo capitán.

Con el grado de capitán se encontró De Lara en el combate de Casas Grandes al frente de su compañía. Los federales cargaron con terrible furia, y como De Lara observara que caía una fuerte lluvia de acero, gritó a sus compañeros de esta manera, según lo relató toda la prensa que hablaba de la Revolución: “muchachos, esto es horrible: es mejor que icemos bandera blanca”. Los compañeros de De Lara le dijeron palabras duras y respondieron, con bravura, el ataque de los federales. De Lara se dejó caer del caballo, fingiéndose muerto, para no recibir un balazo. Madero, indignadísimo, expulsó de su ejército al flamante capitán. El aventurero Garibaldi4 declaró en un periódico del este que él aconsejó a Madero que se le formase a De Lara un Consejo de Guerra para fusilarlo, a lo que Madero se rehusó.

De entonces a acá, De Lara, para poder vivir, pues no se le conoce ocupación de ninguna clase, se ha metido a organizador de trabajadores. En compañía del pederasta Antonio I. Villarreal, del famoso Paulinín5 (el de las tierritas que nunca dio a las pobres personas que se las pagaron)  y de otros zaragates, fundó una miserable unión de trabajadores del tipo de la American Federation of Labor,6 que, como se sabe, está dominada por la burguesía y es perfectamente inútil para lograr la grande aspiración de los desheredados: la emancipación económica, política y social.

El fracaso más estruendoso fue el resultado de la empresa de estos señores, fracaso que se debió a las circunstancias especiales en que se encuentra México, donde los proletarios saben bien que las uniones del tipo de la American Federation of Labor no sirven para otra cosa que para aniquilar en el trabajador el espíritu de rebeldía. El momento más inoportuno para entregarse a esa clase de trabajillos en México es el presente en que el pueblo ha perdido el respeto a la Ley, a la Autoridad y al Capital. Pretender extirpar de los cerebros de los proletarios la idea de la expropiación de los bienes de los ricos y de la posesión y disfrute común de todo cuanto existe es obra criminal. Ésa es la obra de Gutiérrez de Lara, de Paulino Martínez, de Antonio I. Villarreal y de otros de cuyos nombres no quiero acordarme.

El domingo pasado habló De Lara en la Plaza de los Mexicanos. Habló de lo mismo: de organizar uniones de trabajadores; pero no de uniones revolucionarias como la IWW, sino de uniones del tipo de la American Federation of Labor, y es por eso por lo que doy la voz de alarma a los mexicanos para que no se dejen embaucar. De Lara es socialista político, y partidario, por lo mismo, de la boleta electoral. Esos socialistas políticos son tan burgueses como Terrazas, como cualquier otro burgués. La boleta electoral debe ser restregada en los hocicos de los que hablan de elecciones por los trabajadores conscientes. Con la boleta electoral se echa uno encima sanguijuelas y tiranos. ¡No más Gobierno!

El gobierno socialista es tan brutal como el gobierno republicano o monárquico, desde el momento en que tiene polizontes, soldados, jueces, diputados, carceleros y verdugos. En Milwaukee, Wisconsin, hubo gobierno socialista hasta hace unos cuantos meses, y la tiranía durante la administración socialista fue la misma que la que existe bajo cualquier Gobierno. El número de personas sin trabajo no disminuyó bajo el reinado socialista, y la propiedad privada fue tan protegida por el gobierno socialista como lo hubiera sido por otro Gobierno. Gobierno, cualquiera que sea el adjetivo que se le aplique, es tiranía, es explotación, es perro del Capital. ¡No hay que esperar nada de los Gobiernos!

Mexicanos: no permitáis que se os embauque. Todo aquel que os hable de boleta electoral, de representantes del pueblo amigos de la clase trabajadora; de gobiernos paternales; de uniones que reconocen el principio de propiedad privada, son vuestros peores enemigos. Gozaréis de verdadera libertad cuando la tierra, los medios de producción y de transporte estén en vuestras manos, para trabajar en común y consumir en común.

Los socialistas políticos dicen que cada quien debe consumir según lo que produzca, de manera que los más inteligentes y los más hábiles y los más fuertes serán los aprovechados, y quedará dividida la humanidad en dos clases, como ocurre actualmente. Nosotros, los libertarios, decimos que cada quien debe trabajar según sus fuerzas y aptitudes, y debe consumir hasta llenar todas sus necesidades. El Manifiesto de 23 de Septiembre de 1911, contiene los principios por los

cuales luchamos los libertarios, los que no andamos a caza de empleos, desde el momento en que somos antiautoritarios, esto es, enemigos de la Autoridad.

Lázaro Gutiérrez de Lara es el peor enemigo que tiene la clase trabajadora. En Cananea, hizo traición a la clase trabajadora; en Los Ángeles, sirviendo de espía pagado por Porfirio Díaz para encarcelar revolucionarios que luchan en pro de la clase trabajadora, hizo traición igualmente a los desheredados; en Guadalupe, al aconsejar obediencia a Madero, al aliarse con ese burgués y al ayudarlo a desarmar a los nuestros, hizo traición a la clase trabajadora; en diversos estados de la República Mexicana, al andar sosegando los ánimos de los trabajadores con prédicas de unionismo amarillo, hizo traición a la clase trabajadora; ahora llega a Los Ángeles… a hacer traición a la clase trabajadora.

No os dejéis embaucar. Acordaos, mexicanos, que siempre os hemos dicho la verdad y siempre os hemos dado fraternales consejos. Nosotros no os pedimos que inscribáis nuestros nombres en boletas electorales, ni os empujamos al lodazal del unionismo amarillo.

Vuestro hermano.

 

Ricardo Flores Magón


1 Refiérese a Antonio Lozano, cónsul de México en Los Ángeles. En noviembre de 1906 contrató a la Pacific Cooperative Detective Association para vigilar a los miem­ bros del PLM. Coordinó la violación de correspondencia de los integrantes de la JOPLM que permanecieron en la cárcel del condado de 1907 a 1909.

2 Prisciliano G. Silva. Militante del PLM, residente de El Paso, Texas. En su casa se llevaron a cabo los preparativos de la abortada toma de Ciudad Juárez en 1906. Al lado de su hermano Benjamín, Leocadio Treviño y José M. G. Ramírez, participó en el ataque de Viesca, en junio 24 y 25 de 1908, antes de ser arrestados en El Paso por la policía de la ciudad. Liberado antes del levantamiento maderista, fue secretario del grupo Regeneración de El Paso, formado el 13 de noviembre de 1913; participó en el grupo de Praxedis G. Guerrero que tomó Janos, Chihuahua, en los últimos días de 1910. Para el 11 de febrero de 1911 estaba en posesión de Guadalupe, Chihuahua, con 100 hombres. Desde ese lugar envió material de guerra a Francisco I. Madero, por conducto de Lázaro Gutiérrez de Lara. Su negativa a reconocer la jefatura de Madero ocasionó su arresto. Una vez libre, siguió operando en la misma zona hasta el 2 de agosto de 1911, cuando derrotado y herido fue trasladado a Ciudad Juárez. Después de que sus tropas fracasaron en el intento de liberarlo, fue trasladado a la ciudad de México junto con otros miembros del PLM, Jesús M. Rangel y Eugenio Alzalde. En la ciudad de México, Juan Sarabia logró que se uniera al maderismo.

3 Refiérese a Antonio M. Rábago (1861­1915). Militar guanajuatense. Inició su carrera como capitán de Rurales en 1878. Sirvió en los regimientos 4º y 10º del ejército federal. En 1911 fue destacado en Chihuahua para combatir a los revolucionarios maderistas y liberales. Durante el gobierno de Madero fue nombrado 2º Jefe de la División de Operaciones del Norte, cargo desde el que enfrentó el alzamiento orozquista en distintos puntos de Chihuahua. Sirvió al gobierno de Huerta como comandante militar de Tamaulipas.

4 Refiérese a Giuseppe Garibaldi (1879­1950). Hijo del unificador de Italia. Tras una estancia en Panamá, se estableció en Chihuahua donde se unió a la rebelión maderista, en cuyas filas alcanzó el grado de coronel. En 1912 se desempeñó como agente de Madero en el extranjero, y se ocupó a su regreso de combatir la rebelión orozquista. Tomó parte en la guerra greco-turca de 1913 y al año siguiente se unió al ejército italiano que combatía en la Primera Guerra Mundial. Opositor de Mussolini, se exilió en los Estados Unidos, donde murió.

5 Paulino Martínez. Periodista. Nació en Celaya, Guanajuato, el 22 de junio de 1862. Participó en la conspiración del general Trinidad García de la Cadena y Mariano Escobedo contra Porfirio Díaz. En 1888 publicó El Chinaco, tras la clausura y confiscación de su imprenta se refugió en Laredo, Texas, donde volvió a sacar su periódico. Participó en el movimiento antiporfiriano de Catarino Garza, Ignacio y Cecilio Garza, Emeterio Chapa y Jesús Ruiz Sandoval y fue encarcelado en San Antonio, Texas, por violación a las leyes de neutralidad. A su salida publicó La Voz de Juárez y las Memorias de Lerdo, ambas en San Antonio; 12 años después regresó a México y refundó La voz de Juárez en la ciudad homónima. En 1906 entró en la cárcel, su fianza fue pagada por Francisco I. Madero; defendió la huelga de Río Blanco y dio asilo a sus dirigentes José Neira y Ramírez; publicó El Insurgente en 1908. En octubre de 1909, salió de México y llegó a San Antonio. En 1910 publicó El Monitor Democrático, Periódico político liberal, por el pueblo y para el pueblo. Cercano a Madero, quien le encargó la negociación con los Flores Magón, colaboró en la fundación del Centro Antirreeleccionista. Sin embargo, rechazó los Tratados de Ciudad Juárez. Presidió la delegación zapatista a la Convención de Aguascalientes. Murió asesinado a petición de Francisco Villa el 13 de diciembre de 1914 en San Bartolo Naucalpan.

6 American Federation of Labor (AFL). Asociación obrera fundada por Samuel Gompers en 1886. Su orientación política apuntaba hacia un sindicalismo conservador. Junto a los Industrial Workers of the World (IWW) y el Partido Socialista norteamericano, la AFL formó parte, entre 1905 y 1910, de una corriente de apoyo a la revolución mexicana, por lo que mantuvo una relación cercana al PLM. Al hacerse patente el carácter radical de la propuesta revolucionaria pelemista, esta central obrera rompió relaciones con la JOPLM y, en adelante, estrechó sus vínculos con el movimiento maderista. Durante la lucha revolucionaria mantuvo relación con la Casa del Obrero Mundial, a partir de que esta pactó una alianza con el gobierno de Venustiano Carranza. Al inicio de la Primera Guerra Mundial, promovió la conformación de una central obrera panamericana, controlada desde los Estados Unidos, en la que México y el sindicalismo corporativo de la Confedración Regional Obrera de México (CROM) cumplían con un papel estratégico.

No hay que ser masa, esto es, no hay que participar de los prejuicios, de las preocupaciones, de los errores, de las costumbres de las multitudes inconscientes. La masa tiene la firme creencia de que es necesario un jefe o un caudillo que esté a su cabeza, que la conduzca hacia su destino, que la lleve a la tiranía o a la libertad, la cuestión es que la guíe con caricias o salivazos, por la buena o por la mala.

Esta costumbre, tan arraigada en el ser humano, es fuente de inagotables males para la causa de la redención de la especie humana. La vida, la honra, el bienestar, el porvenir, la libertad, todo es puesto en las manos del hombre que la hace de jefe. Es el jefe el que tiene que pensar por todos, es el jefe el encargado del bienestar y la libertad de la masa en general y del individuo en particular; de lo que resulta que los millones de cerebros de la masa no piensan, pues que el jefe es el encargado de pensar por todos. Esto da lugar a que las masas se vuelvan pasivas, de que no salga de ellas ninguna iniciativa, y de que lleven a rastras una existencia de rebaño, halagado por los políticos y los aspirantes a puestos públicos en tiempos de elecciones, para apalearlo cuando éstas han pasado; engañado con promesas por los ambiciosos, en tiempos de acción revolucionaria, para premiar su sacrificio con puntapiés después de la victoria.

No hay que ser masa: hay que ser conjunto de individualidades pensantes, unidas entre sí para conseguir fines comunes a todos; pero que cada uno, sea hombre o sea mujer, piense con su propia cabeza, que cada uno haga esfuerzos para dar una opinión sobre lo que es preciso hacer para obtener el logro de nuestras aspiraciones, que no son otras que la libertad de todos fundada en la libertad de cada uno; el bienestar de todos, fundado en el bienestar de cada uno, y para llegar a esto, necesario es destruir lo que se le opone: la desigualdad, haciendo que la tierra, las herramientas, las máquinas, las provisiones y las casas, todo cuanto existe, ya sea producto natural o producto de la industria y de la inteligencia del hombre, pasen de las pocas manos que actualmente las tienen a las manos de todos, hombres y mujeres, para producir en común, cada quien según sus fuerzas o aptitudes, y consumir cada quien según sus necesidades.

Para lograr esto no hacen falta los jefes; antes bien estorban, porque el que es jefe quiere predominar, quiere que se le obedezca, quiere estar sobre los demás, y nunca un jefe podrá ver con buenos ojos la intención de los pobres de instaurar un sistema social basado en la igualdad económica, política y social, del ser humano. Un sistema de esta clase no garantiza a los jefes la vida ociosa y fácil que ellos quieren llevar, llena de honores y de gloria, a costa de los sacrificios de los humildes.

Así pues, hermanos mexicanos, aprended a obrar por vuestra propia iniciativa para llevar al terreno de la práctica los principios generosos consignados en nuestro Manifiesto de 23 de Septiembre de 1911.

Nosotros no nos consideramos como vuestros jefes, y nos entristecería que vosotros vierais en nosotros jefes a quienes seguir, y sin los cuales no os arriesgarais a hacer algo en pro de la causa. Nosotros estamos a punto de ir a presidio, no porque seamos criminales, sino porque no nos vendemos a los ricos ni a la Autoridad, porque no queremos ser vuestros tiranos aceptando puestos públicos o fajos de billetes de banco para convertirnos en burgueses y explotar vuestros brazos. Nosotros no nos consideramos como vuestros jefes, sino como vuestros hermanos, e iremos contentos a presidio si portándoos como trabajadores conscientes, no desmayáis en vuestra actitud enfrente del Capital y de la Autoridad. No seáis masa, mexicanos; no seáis multitud que arrastra el político o el burgués o el caudillo militar. Pensad cada uno con vuestra cabeza y obrad según lo que vuestro pensamiento os dicte.

No os desaniméis cuando nos veáis separados de vosotros por las negras puertas del presidio. Entonces os faltará nuestra palabra amiga y nada más; pero abnegados compañeros continuarán publicando Regeneración. Prestadles vuestro apoyo, porque ellos van a continuar esta obra de propaganda, que es necesario que cada vez sea más extensa y más radical.

No hagáis lo que hicisteis el año pasado cuando fuimos arrestados; entonces se enfriaron  vuestros entusiasmos, se debilitaron vuestros propósitos de ayudar por todos los medios a la destrucción del sistema capitalista y autoritario, habiendo sido muy pocos los que permanecieron firmes. Sed firmes ahora; no os fijéis en nuestras personalidades, y, con renovado brío prestad vuestro apoyo moral, material y personal a la Revolución del pobre contra el rico y la Autoridad.

Que cada uno de vosotros sea el jefe de sí mismo; que no haya necesidad de que se os empuje a continuar la lucha. No os nombréis jefes; simplemente tomad posesión de la tierra y de todo cuanto existe y poneos a producir, libres del amo y de la Autoridad. De esa manera la paz se hará por sí sola, como el resultado natural del bienestar y de la libertad de todos; pero si, preocupados por la maldita educación burguesa, que hace creer que es imposible vivir sin Autoridad, admitís otra vez que se encarame sobre vuestros hombros poderosos un nuevo gobernante, continuará la guerra porque quedarán en pie los mismos males que hoy os tienen sobre las armas: la miseria y la tiranía.

Leed todos nuestro Manifiesto de 23 de Septiembre de 1911, y gritad: ¡Muera el Capital! ¡Muera la Autoridad! ¡Viva Tierra y Libertad!

 

Ricardo Flores Magón

El mexicanito León Cárdenas Martínez jr., a quien se acusa de haber dado muerte a una americana llamada Emma Brown, continúa preso en la cárcel de Waco, Texas, debido a la negligencia criminal del Gobierno de Madero que no se preocupa por la suerte de los mexicanos que son víctimas de toda clase de atentados en este “civilizado” país. El niño Cárdenas es absolutamente inocente como se ha probado repetidas veces y con argumentos que no han podido ser destruidos. A pesar de esto, Madero y los asnos que con él colaboran en la tarea de perpetuar la esclavitud del proletariado mexicano no han dado un solo paso para rescatar de las manos de los verdugos legales la vida del niño Cárdenas, porque se trata de un hijo del pueblo, de un pobre, de un desheredado, de un proletario. Si el niño fuera burgués, ya estaría libre. ¿Quién ante pruebas tan evidentes de que la Autoridad no sirve para proteger al débil quiere todavía echarse al cuello nuevos yugos? Abrid los ojos mexicanos; ved que los Gobiernos no sirven para otra cosa que para defender a los ricos y los intereses de los ricos, por eso los libertarios no queremos ninguna forma de Gobierno.

Pues bien, el gobierno mexicano, con gran cinismo, dice que no quiere intervenir en el asunto del niño Cárdenas porque no se ha demostrado todavía que se haya cometido alguna injusticia con él. Ésa es simplemente una torpe salida del gobierno, pues desde el principio, cuando se obligó al niño Cárdenas a dar una declaración en contra de sí mismo, poniéndosele en la cabeza las bocas de varias carabinas, se cometió con él el primer atentado.

Mr. Gower, ayudante auxiliar del procurador general de justicia de Austin, Texas, asegura que a raíz de la decisión de la mayoría de los jueces de la Corte Criminal de Apelaciones, confirmando la sentencia del juez de distrito del condado de Reeves, surgieron serias y acaloradas discusiones, pues el juez que presidió los debates sostiene, con pruebas irrefutables, la inculpabilidad del niño Cárdenas Martínez, y critica a las autoridades que hicieron la farsa del proceso por las notorias violaciones a la ley, especialmente a las inferidas a los tratados internacionales entre México y este país y a la constitución del estado de Texas.

El procurador general, mr. Lane, y su ayudante auxiliar, Mr. Gower que, conforme a su cometido, deberían fungir de acusadores, están tan asqueados de las porquerías que han hecho los señores de la curia en este caso que ahora, en lugar de acusadores, son defensores del niño. Sin embargo, el gobierno mexicano dice que no se ha cometido ninguna injusticia ¡gobierno de bandidos! ¡gobierno de bandidos!

¡Gobierno de malvados que dejan perecer a un inocente solamente porque es pobre, porque pertenece a la clase de los hambrientos!

La opinión de los representantes del Estado, la del juez presidente y la del público justiciero favorecen al inculpado; la atmósfera de prejuicios se ha disipado. Para que el triunfo fuera completo, bastaría un escrito cualquiera del Gobierno Mexicano reclamando la libertad del niño; pero ¿por qué se ha de enemistar el Madero con sus amigos los burgueses y el Gobierno de los Estados Unidos, cuando se trata de un mexicano pobre?

La causa del niño está en la Suprema Corte de Justicia, en Washington, pendiente de resolverse si se ha de hacer al niño un nuevo jurado o no.

Si por fin es condenado el niño Cárdenas, el culpable será el tiranuelo insolente que, con su resistencia a exigir la libertad del inocente, lo está precipitando a un abismo. Este tiranuelo es el farsante Francisco I. Madero.

Todos los mexicanos deben ayudar a León Cárdenas Martínez, P.O. Box 1124, El Paso, Texas, con dinero y con agitar la opinión a favor del niño, así como todos deben exigir al bandido Francisco I. Madero que reclame la libertad absoluta de esta víctima del estúpido odio de razas.

 

Ricardo Flores Magón

La farsa ha continuado. Trece testigos del gobierno desfilaron ante el jurado hasta el martes de esta semana. Había legiones de esos sujetos, pero como sus declaraciones nos estaban beneficiando, y el interés de los perseguidores es encerrarnos en un presidio, se despidió a ese conjunto de sostenedores de la infamia gubernamental y capitalista sin que rindieran su declaración.

Como siempre, la sala de la Corte y los corredores se vieron llenos de amigos portando el botón del Partido Liberal Mexicano, o el del retrato de nuestro hermano Praxedis G. Guerrero, o un listón rojo con el lema de “Tierra y Libertad”, insignias que causan la desesperación y el malhumor de los cuicos; pero que nuestros compañeros y compañeras portan valientemente.

Se dio el caso de que un desgraciado esbirro ordenó, sin estar autorizado por el juez, de que no se dejase entrar a nuestros amigos porque llevaban las insignias de la lucha contra el Capital y la Autoridad; pero bien pronto se rindieron esos señores “guardianes del orden”, al ver la decisión, firmeza y energía del sinnúmero de nuestros amigos. No hay que olvidar que los que se llaman guardianes del orden son los provocadores del desorden, y que el orden existe solamente donde no se encuentran esos señores.

Nuestro primer testigo, J.B. Laflin,1 resultó ser un verdadero hombre, pues dijo la verdad y destruyó las mentiras que fueron a relatar Peter Martin, el espía a quien abofeteó mi hija Lucía Norman, un tal Reed2 y otro llamado Rees,3 individuos que no conocíamos, pero que declararon que les dimos dinero, armas, municiones, y no sé qué más para que fueran a luchar a México. Todos deben fijarse en que estos individuos no serán reducidos a prisión por haber declarado falsedades, pues los testigos del Gobierno pueden decir cuanto se les ocurra sin ser castigados. Hay ya material suficiente para ponerlos bajo arresto; pero no dan trazas de proceder los individuos que la hacen de fiscales contra tales sujetos. Así, pues, la mentira será la base de nuestra condena, como lo fue en nuestra anterior encarcelación.

En cambio, para que declaren la verdad nuestros testigos, hay gran oposición por parte de los fiscales. Se quiere que se nos juzgue sin que nadie declare en nuestro favor. Los tales fiscales se oponen a que presentemos a nuestros testigos; se oponen a que declaren en contra de lo que declararon los mentirosos, pues en este “civilizadísimo” país parece que es la regla para los llamados fiscales aprobar todo lo que sea en contra de los acusados y oponerse a lo que les sea favorable. Apenas comenzaba nuestro abogado Willedd Andrews4 una pregunta que pudiera traer como respuesta un golpe a las declaraciones de los mentirosos, un tal Robinson, jefe de los fiscales, con un apasionamiento que no debe haber pasado desapercibido a las personas que forman el jurado, se levantaba a pedir que no se hiciera tal pregunta. Uno de los testigos del Gobierno, un tal Ralph Domínguez,5 dijo que cuando fue a arrestarnos en unión de otros sujetos, le dije que le iba a beber la sangre y tal vez hasta mascarle los hígados. ¡No tengo tan mal gusto, amigote! Dijo que mi hermano Enrique estuvo a punto de matarlo… ¡Los miembros del jurado se rieron! Me quiso presentar como un monstruo, porque no quiero mandones de ninguna clase.

Ahora se está discutiendo si han de ser presentados nuestros testigos o no. Es jueves. Tenemos que ir a la Corte y no puedo seguir escribiendo más. Perdonen todos nuestros amigos las faltas que salgan en el periódico. Está hecho con una precipitación grandísima, pues no tenemos tiempo para hacerlo, con motivo de la farsa de este proceso.

Pedimos a todos nuestros amigos y simpatizadores, hombres y mujeres, que no dejen de asistir a las audiencias, para que se enteren de cómo se hace justicia en este país de las libertades. No hay que dejar de llevar las insignias del Partido, siquiera para causar la desesperación de cuicos y malvados. Si dicen los cuicos que no se permite portar esas insignias, no hagáis aprecio, porque todo ser humano es libre para ponerse en su persona lo que se le antoje.

No dejéis de asistir.

¡Salud!

 

Ricardo Flores Magón


1 Refiérese a James B. Laflin. Miembro de los IWW; tomó parte en la campaña del PLM en Baja California, donde se desempeñó como segundo de abordo de Jack Mosby. Tras la derrota de las fuerzas liberales fue encarcelado bajo la acusación de robo cometido en territorio mexicano. La acusación era un pretexto para la extradición, solicitada por el Gobierno Mexicano. Durante julio y agosto de 1911 los elementos radicales del sur de California hicieron propaganda en contra de la tentativa de extradición. Durante el juicio contra la JOPLM, declaró que no había recibido dinero de ésta, que había marchado a combatir a territorio mexicano inspirado por la lectura de xico Bárbaro, de John Kenneth Turner, y desmintió las declaraciones de los testigos sobornados por el Gobierno Americano.

2 Refiérese a Joe Reed. Ex soldado estadunidense que testificó en 1912 en contra de la JOPLM durante el juicio por violación de las leyes de neutralidad. Durante su comparecencia afirmó que él, junto con Francisco Rosales, James Ganor y Francisco Flores recibieron de manos de RFM dinero y pasajes para marchar a Baja California a unirse a las fuerzas del PLM, y que a cada uno de ellos le ofreció 160 acres de terreno en caso de que triunfara la Revolución. Al parecer, durante su estancia en Baja California fue expulsado del territorio rebelde por mala conducta, y retornó a los Estados Unidos luego de robar algunos caballos a los revolucionarios.

3 Refiérese a Joe Reese (a) J.H. Johnson. Contrabandista. Al parecer, militó en los IWW. Participó en la campaña en Baja California. Durante el proceso judicial contra la JOPLM, el ayudante del fiscal del Distrito de Los Ángeles le ofreció que la causa que se le seguía por contrabando sería sobreseída si declaraba en contra de la dirigencia liberal. La declaración debía consistir en señalar que había sido reclutado personalmente por RFM y que éste le habría prometido 160 acres de tierra al triunfo de la lucha revolucionaria.

4 Willedd Andrews (1883-¿ ?). Abogado originario de Arkansas. Empezó a ejercer su profesión en California hacia 1908. Sustituyó a los abogados Harriman, Ryckman y Tuttle en la defensa de la JOPLM. Paralelamente, se ocupó de la defensa de Quirino Limón. Defensor de Lucy Parsons y George Kirkstall, acusados de vender literatura en la calle sin autorización, a mediados de 1913. En la década de 1920 defendió a la activista evangélica Aimee McPherson.

5 Ralph J. Domínguez. Agente al servicio del Gobierno Americano. En 1910 presidió el club Porfirio Díaz de Los Ángeles, entidad que organizó los festejos oficiales por el centenario de la independencia de México con el apoyo del consulado mexicano en aquella ciudad. Se le encargó la vigilancia de la dirigencia liberal y fue empleado como testigo del Gobierno en el juicio contra la JOPLM.

Como todavía hay personas que “dudan” que existe en México un movimiento económico que, tanto por su duración como por el instinto comunista de la población rural y las prédicas y la acción de los nuestros, tiene que llegar al comunismo a pesar de los “jefes”, del Gobierno y de los políticos de todos los matices por ahogarlo en el lodazal de la legalidad, publico hoy algo de lo que la prensa burguesa de la ciudad de México trae acerca de la Revolución.

En el editorial titulado “El reparto de Tierras”, El Intransigente, del 22 de mayo, dice:

El indígena labriego ha buscado siempre en toda evolución que ante sus ojos era propuesta, dentro de todo movimiento hacia adelante para que se le pedía el concurso de su brazo, una sola esperanza, más fuerte y más convincente para él que todas las reformas políticas y todas las promesas democráticas: la esperanza de lograr el pedazo de tierra propio, la parcela suya, o lo que es lo mismo el aumento y la seguridad en el sustento, la ufanía de ser propietario, el goce de mirar en torno suyo su heredad y su cosecha.

La Prensa, en su edición de 27 de mayo, dice:

¿El pueblo mexicano es apto para la democracia? La parte culta del pueblo mexicano contesta que no, y la inmensa inculta contesta que sí, siempre que esa democracia sea socialista en los términos que definió el socialismo la propaganda del señor Madero, preparatoria de la lastimosa revolución social que nos está desarticulando en la anarquía.

El mismo periódico, en su edición del 30 de mayo, publica un estudio de la Cuestión Agraria, habla de la miseria de la población rural y de la exasperación, palabras textuales, “de un grupo considerable de las clases desheredadas”, y agrega:

Este estado de ánimo en nuestros campesinos, fue esencialmente el que utilizaron los propagandistas de la revolución de 1910; es el que ha aprovechado y sigue aprovechando Emiliano Zapata en los Estados de Morelos, Guerrero y Puebla; es el que mantiene la rebelión a pesar de las optimistas declaraciones del señor Presidente en el mensaje del primero de Abril, y será la inagotable fuente de insurrección, si el Gobierno y la Nación no se preocupan  por dar una solución inmediata al problema agrario.

Esta declaración es de grande importancia, porque ha sido dada por el Licenciado Jorge Vera Estañol, uno de los más inteligentes burgueses, en representación de la Liga de la Defensa Social.

Los habitantes de la Sierra de Juárez, estado de Oaxaca, que reconocen a Orozco como “jefe”, han lanzado un manifiesto del que El País publica una parte, en su edición de 31 de mayo. Dice el artículo tercero:

Declaramos que nos sujetamos a las resoluciones del jefe de la revolución, general Pascual Orozco, SIEMPRE QUE ÉSTAS SEAN BUENAS (con mayúsculas en el original) y en favor de la clase humilde y después de que se cumplan completamente todas las promesas hechas en favor de los pobres, será la sierra y el pueblo oaxaqueño los sostenedores del orden en el Estado.

Y como esas promesas no se cumplirán, seguirá la guerra y esos revolucionarios de la Sierra Juárez se convencerán al fin de que no hay que esperar nada de los llamados jefes, y tomarán con sus propias manos la tierra, las casas, la maquinaria de producción y los medios de transporte. Por lo que respecta a las resoluciones de Pascual Orozco, no son nada buenas, pues tienden a beneficiar al rico y a aplastar al pobre, desde el momento en que deja en pie la ley que ampara el derecho de propiedad individual, que es lo que hay que destruir, para que todo sea de todos, para que nadie carezca de nada, para que ya no haya ni pobres ni ricos.

 

Ricardo Flores Magón

Los mexicanos trabajadores del camino de hierro del Santa Fe, en los lugares cercanos a Summit Station, están sumamente indignados por el mal tratamiento que, según se dice, da a los jornaleros de dicho lugar un tal Tom Tracy, mayordomo de la sección. Según informes que tenemos, un trabajador mexicano, de nombre Cirilo Núñez, pidió al mayordomo lo que alcanzaba de salario hasta el 7 de mayo, pues no tenía deseos de seguir trabajando bajo sus órdenes. Se dice que Tracy, intentó golpear al trabajador con un zapapico por el solo hecho de haber pedido su paga. Tengo a la vista copia de la queja que se puso en conocimiento del superintendente general, mr. I.L. Hibbard, residente en Los Ángeles, y no sabemos que hasta la fecha se haya abierto alguna investigación. ¿Será porque la víctima es un mexicano? ¿Un mexicano no es un ser humano? Si los hechos son ciertos, ¿va a sostener la compañía a Tom Tracy? Mexicanos que trabajáis en la línea del Santa Fe: haced sentir vuestra solidaridad en este asunto: abandonad el trabajo; que sean los terraplenes y mantengan en buen estado la vía férrea. Ellos, los burgueses, os necesitan; vosotros conserváis la vía en buen orden para que los burgueses viajen en carros palacios, mientras que vosotros tenéis que viajar en las varillas de los carros, a riesgo de perecer a cada instante, u os escurrís, furtivamente, como quien va a cometer un crimen, al interior de un furgón, cuando crimen es lo que se comete con vosotros al daros unas cuantas monedas por vuestro duro trabajo, y aparte de eso se os maltrata y se os humilla. No permitáis más humillaciones, hermanos. Abandonad ese trabajo y que los burgueses se remanguen las mangas de la camisa, y sean ellos los que tengan la vía en buen orden, si quieren viajar.

 

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En Las Vegas, Nevada, las señoritas empleadas en la Oficina de Correos no atienden a los mexicanos. Cuando se presenta un mexicano a pedir su correspondencia, se le entrega un cajón donde están las cartas de todos los mexicanos y tiene que echarse a buscar en aquel montón. Esto se presta a abusos, pues no faltan individuos de mala fe que se echen al bolsillo manojos de cartas que no son suyas. Los periódicos nunca llegan a las manos de los mexicanos. Se nos informa que las señoritas en cuestión no quieren ni siquiera hablar con los mexicanos, a pesar de que estos bravos trabajadores pagan las contribuciones de las cuales viven todos los empleados del Gobierno. Ésas son las ventajas que se tienen bajo el actual sistema.

 

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No puede borrarse de mi memoria el aspecto de un trabajador mexicano que estuvo en esta oficina el lunes que acaba de pasar, a relatarnos sus desventuras. Se llama José García este infortunado proletario, y vive en 603 San Fernando St., en esta ciudad. Enfermo del oído derecho, ingresó al hospital del condado el 10 de abril de este año, donde se le hizo firmar un papel que él no sabe qué decía, y en seguida se le cloroformó y no se sabe quien le hizo una operación en el oído. Después de la operación, García se sintió peor que antes, se le desvió el ojo derecho y se le torció la boca al grado de que no puede lograr que funcionen sus mandíbulas. Siente un terrible y constante dolor de cabeza y la herida no se le ha cerrado. Asegura García que no se le curaba en el hospital; que lo único que le hacían era lavarle la herida con agua fría, lo que agravaba sus dolencias; la comida que le daban no servía ni para mantener perros; se le humillaba, se le ofendía, por el simple hecho de ser mexicano. Proletarios: he aquí un caso que indigna: sois carne de explotación en los trabajos; sois carne de presidio, carne de cuartel, carne de cadalso, y, también, carne de estudio, para que los aprendices de doctor estudien en vuestros cuerpos cuando la miseria os empuja al hospital, ensayen en vuestra carne dolorida, se adiestren cortándoos los músculos y los huesos y las arterias y las venas… para que cuando esos aprendices obtengan el título de doctor, estén bien adiestrados para curar y operar con éxito a los señores burgueses. ¡Hasta cuando está enfermo el desheredado, sirve a la burguesía! ¡Maldito sea el sistema capitalista y autoritario!

 

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Los burgueses de Texas se han puesto de acuerdo para negar a nuestros compañeros el alquiler de salones para sus mítines. En Staples, Texas, por ejemplo, los burgueses estaban dispuestos a rentar el local de la escuela del lugar, pero querían que nuestros compañeros pagaran cuatro polizontes texanos para guardar el “orden”, cuando son los polizontes los que meten el desorden. Exigían, también, que todos los varones fueran registrados en sus personas, a fin de evitar que hubiera armas de fuego, y, la última pretensión de esos idiotas consistía en que era preciso que un esbirro texano que habla inglés y mastica algo de español estuviera en el local para interpretar a la Autoridad los discursos en español. ¡Esto en el país de las libertades! La mayoría de los texanos vecinos de Staples, está formada de tipos muy degenerados que, mientras odian de día a las personas de raza negra para quedar bien con las blancas, por la noche tienen idilios con las negras en la orilla del río o en las palizadas, cerca del “Compress”, abusando de la miseria de las pobres negras. Se han negado salones a nuestros compañeros, aunque se paguen $25.00 por la renta, en Maxwell, Uhland, Creedmoor, Fentress, Luling (en este lugar pretendía la señora Autoridad colocar un cordón de cuicos), Neederwald y Prairie Lea.

 

Ricardo Flores Magón

Nuestro compañero Quirino Limón tiene más de una semana de estar preso en la cárcel del condado de Los Ángeles. Su prisión es un atentado más cometido por el Gobierno Americano para proteger al bandido Francisco I. Madero. Se alega que Limón mató a un individuo en Mexicali, Baja California, cuando luchando contra el Capital y la Autoridad, se encontraba el año pasado entre las fuerzas liberales que operaban en la península. Limón fue asaltado un día por un esbirro pagado por Madero para asesinarlo. El esbirro hirió a Limón en el hombro izquierdo, y lo habría asesinado, si el agredido no saca a tiempo su revólver y le dispara un balazo dejándolo muerto. Quien debe ser castigado es el payaso Madero por pagar canallas que asesinen a sus enemigos, y no Limón, que obró en defensa de su propia vida. Pero en los Estados Unidos se obra republicanamente, democráticamente, y ahí tenéis al compañero Limón preso para complacer a un Gobierno de bandidos, de asesinos, de cobardes, de ladrones y de idiotas, como el de Francisco I. Madero.

Ahora, los agentes del “orden” andan al trote buscando pruebas en contra de nuestro querido compañero Limón. Se sube a algunos compañeros a un cuarto que hay en el quinto piso del edificio de Correos para interrogarlos acerca de Limón, de lo que éste habla, de lo que come, de lo que no come, de si duerme, de si vela, de si entra a la cantina a tomar una copa. Interrogatorios son estos que la policía menuda no tiene derecho a hacer, porque solamente se debe declarar ante una corte, según lo dice la señora Ley.

Nuestro abogado, Willedd Andrews, que es quien nos defiende, tiene también a su cargo la defensa del compañero Limón.

Limón tiene que salir libre; ¿pero quién le indemnizará de los perjuicios que ha sufrido y de las torturas que ha padecido en la cárcel? ¡Nadie! La señora Autoridad se cree con derecho a privar de su libertad al hombre, y decirle después: usted dispense…

Las autoridades federales han privado a Limón del derecho de recibir visitas. Algunos compañeros que han pretendido verlo han sido rechazados. Algunos le han llevado tabaco, fruta, papel para escribir, y nada se le ha querido entregar. ¿Por qué es eso?

Y la prensa burguesa de este país se hace ronca gritando a todos los vientos que es ésta una Jauja; que es éste un país civilizado…

 

Ricardo Flores Magón


1 Quirino Limón. Militante del PLM, originario de Coahuila. Participó en la campaña de la Baja California, siendo el último de los jefes militares de Mexicali. Se negó a entregar las armas a la comisión de paz formada por José María Leyva y Jesús González Monroy. Escapó a los Estados Unidos, donde fue procesado, en 1912, por el asesinato de un espía maderista en Baja California. Al salir absuelto, se trasladó a Los Ángeles, California, donde formó el Centro de Estudios Racionales, junto con Blas Lara Cáceres, Nicolás Becerra y Onofre Celaya.

La farsa se prolonga hasta este día, viernes 21 de junio. ¡La farsa!, esta honesta denominación dada por mí a la instrucción del proceso, le cayó mal a un tal Robinson (no sé su primer nombre) que la hace de fiscal en compañía de otros dos sujetos. ¡Farsa!, gritan ellos indignados, esto es injuriar a la Corte; esto es no tener respeto a la ley, y quien grita más es el tal Robinson, el individuo que, según la declaración de ese grande hombre que se llama Jack R. Mosby,1 invitó a éste a producirse con falsedad contra nosotros, ofreciéndole no tenerlo más en la cárcel. Aquí fue cuando Mosby se mostró hombre, hombre en toda la extensión de la palabra; mártir generoso; ¡santo!

Mosby, viendo con firmeza a Robinson, y señalándolo con el índice, dijo estas o parecidas palabras:

Este individuo [señalando a Robinson] me ofreció en presencia del abogado Willedd Andrews [nuestro leal defensor] y en presencia, también de Stewart,2 el representante del Gobierno Mexicano para perseguir a estos hombres, ponerme en libertad si declaraba en contra de ellos [de nosotros] y me dio su palabra de “honor” de cumplir su promesa.

Mosby, hombre, ser humano, pensador y luchador al mismo tiempo, apóstol desinteresado, solidario con la plebe, con los de su clase que es la nuestra, la clase que sufre, la clase que alimenta a los bandidos del Gobierno, la clase que se sacrifica por el rico y la Autoridad; Mosby, el generoso joven que ha dedicado su vida a servir a los humildes, llegó ante el jurado y dijo la verdad: ¡se me quiso sobornar, se me quiso comprar para condenar a estos hombres (nosotros)!

Mosby está enfermo; Mosby está pobre; Mosby no cuenta en esta tierra con afectos, con satisfacciones, con nada, ¡y Mosby, el gigante de la pureza y de la honradez, no se vende!

Mosby prefiere morir agotado por la tisis que está minando su cuer­ po, mejor que ponerse de parte del Capital y de la Autoridad; Mosby no hace traición a los humildes, a pesar de tener la oportunidad de ser libre, de pasear en automóvil, de tener los bolsillos llenos de monedas de oro. Mosby está preso porque no se quiso vender. ¡Hermanos del mundo entero: descubríos ante Mosby!

Los libertarios no queremos premios, ni aplausos; pero hay acciones que debemos presentar ante las multitudes, para que sirvan de ejemplo. ¿Qué moral más grande que la que ha demostrado poseer este humilde soldado de la Revolución Social que se llama Jack R. Mosby? Enfermo, al borde de la tumba o esperando, en caso de sentirse aliviado, una larga condena como represalia por su honradez; este hombre desafía sereno la adversidad. ¡Bendito sea Mosby! ¡Bendito sea Mosby, el mártir de la verdad!

Hoy terminará la farsa; ¡así como suena, señor Robinson, la farsa! No sabemos cuál será el resultado de ella, pero cualquiera que sea el final de esta opereta, mexicanos, compañeros del mundo entero, sabedlo: somos hombres y nadie podrá extirpar de nuestros corazones el amor que sentimos por los que sufren, y nadie podrá matar en nuestras conciencias la certidumbre de que es malo que el hombre sea explotado por el hombre, de que es malo que el hombre sea mandado por el hombre. ¡Viva la Revolución Social!

El fiscal Robinson, de una manera que nunca podría probar, de una manera que él mismo sabe que es cobarde porque lo que dijo no consta en el proceso, se atrevió a injuriarnos, a humillarnos, a echar sobre nosotros toda la hiel de su corazón. Dijo que éramos nosotros unos malvados, cobardes, asesinos, que mientras estábamos seguros, tranquilos, dichosos, en esta ciudad, mandábamos a México a los humildes para que mataran, incendiaran y robaran… y nos enviaran después el producto de sus robos para engordar y vivir como príncipes.

Estos insultos, estas mentiras, estas malditas palabras que ni siquiera quemaron los labios del “señor representante de la ley y del orden”, no tienen fundamento alguno en las constancias del proceso, de la farsa, como YO LE LLAMO, y si fueron proferidas en el recinto de la Corte que tanto dicen respetar los señores curiales, fue porque sabía ese Robinson que no podíamos protestar, que teníamos que estar quietos, que no podíamos llamarle hablador ni mentiroso. Nosotros, con nuestra compostura, con nuestra tranquilidad, demostramos tener sana y vigorosa nuestra conciencia. En fin, hoy, viernes 21 de junio, seremos sentenciados. No importa que se nos reduzca a prisión, hermanos del mundo entero. No os desaniméis, queridos camaradas. Hemos de tener resistencia para salir de ese presidio infame a donde nos llevará el odio de nuestros explotadores y tiranos. Vosotros, no retrocedáis.

¡Adelante todos!

Nuestro sacrificio es en vuestro beneficio. No hemos querido ser tiranos, no hemos querido ser burgueses: ¡ése es nuestro delito!

De mí sé decir que se me ha ofrecido el alto puesto de vicepresidente de la República Mexicana, se me han ofrecido millones de dólares para que os traicione. No he querido ser verdugo vuestro, mexicanos; no he querido vender mis convicciones. ¡Prefiero el presidio o la horca!

La miseria ha sido nuestra inseparable compañera. La cárcel ha sido nuestro asilo. Pero todo eso se estrella ante nuestra firmeza. ¡Muera el Capital! ¡Muera la Autoridad! ¡Viva Tierra y Libertad!

 

Ricardo Flores Magón


1 Refiérese a Jack Rombo Mosby (1874­1941). Según su propia declaración, fue contrabandista de armas durante la insurrección cubana contra España (1895); oficial en el ejército de los bóers en la guerra Anglo-Boer de 1899-1902 y participó en la rebelión independentista de Panamá en 1903. Miembro de IWW. Desertor del ejército norteamericano en octubre de 1910. Se unió a las tropas del PLM en Baja California. Al morir Simón Berthold, el 14 de abril de 1911, fue designado jefe de la columna comandada por aquél. A fines de ese mes avanzó sobre Tecate. El 2 de mayo, en el rancho El Carrizo, fue herido en el pulmón por los federales del capitán Núñez. Mosby fue llevado a la línea fronteriza, donde fue arrestado por autoridades militares norteamericanas y trasladado a un hospital de San Diego, California. Formalmente liberado el 19 de mayo, permaneció en el hospital. De regreso en la península, el 3 de junio fue elegido comandante general de la Segunda División, en sustitución del renunciante Carl Ap Rhys Pryce. Buscó evitar la división entre los combatientes mexicanos y extranjeros del PLM. Desarticuló el complot dirigido por Dick Ferris y Louis James para erigir una nueva república en Baja California. Entró en negociaciones con los enviados del Gobierno Mexicano para la pacificación de la península, pero no llegó a acuerdo alguno con ellos. Trató de defender la plaza con 200 hombres ante las fuerzas federales del general Celso Vega, el coronel Mayol y voluntarios, en total más de 600 hombres. Fracasó y rindió la plaza el 22 de junio de 1911. Cruzó nuevamente la línea y fue arrestado en los Estados Unidos y acusado inicialmente de desertor y retenido hasta junio de 1912, cuando fue llevado a Los Ángeles para declarar en contra de RFM en el juicio que se le seguía por violación de las leyes de neutralidad. Denunció que se le quería obligar a declarar en contra de los acusados a cambio de su libertad. Ese mismo año, fue condenado por deserción a dos años en la prisión de Mare Island, California. Aunque aparecieron noticias de que se le había aplicado la ley fuga, historia que Regeneración hizo suya, Mosby sobrevivió a la cárcel y emigró hacia el este, desvinculándose de toda actividad política.

2 Refiérese a Frank R. Stewart.

Dígase lo que se quiera,  el movimiento revolucionario avanza con paso firme; me refiero al movimiento revolucionario por Tierra y Libertad que tiene por teatro la vasta extensión del territorio mexicano.

Se recordará que los revolucionarios yucatecos están quemando los plantíos de henequén, infligiendo de esa manera graves daños a los capitalistas del estado de Yucatán. El movimiento no ha cesado en aquella porción de terreno de México, según veo en El Imparcial, de la ciudad de México, correspondiente al 6 de este mes. Dice así al hablar de aquel movimiento:

Escriben de Temax, Yuc., que los alzados en jurisdicción de aquel partido y los de Motul e Izamal, son algunos de los rebeldes de 1910 y 1911, quienes lograron intranquilizar a los indios que se quedaron en la distribución de ejidos y a los que han ofrecido tierras de las haciendas comarcanas a sus pueblos.

Hay que hacer una ligera observación: estos indios peleaban y pelean por tener tierras comunales llamadas ejidos, y como no han podido obtener esas tierras, continúan levantados en armas. La noticia de El Imparcial está mal redactada, pues dice: “se quedaron en la distribución de ejidos”; debiendo decir: “se quedaron sin la distribución de ejidos”.

Así, pues, por la posesión de la tierra luchan nuestros hermanos de Yucatán, como por la posesión de la tierra se lucha en el resto de la llamada República Mexicana, en que los gritos personalistas van siendo cada vez más escasos, y, en cambio, se generaliza el hermoso grito de los libertarios mexicanos: ¡Viva Tierra y Libertad!

La burguesía, espantada de su propia obra, porque su opresión y su rapacidad son las causas del movimiento revolucionario, lanza un llamamiento a la concordia. En el mismo periódico El Imparcial, de 6 de este mes, aparece publicado este documento que en parte dice así:

Desgraciadamente, el respeto a la vida, a la propiedad, a la honra de cada uno, han sufrido graves atentados en diversos puntos del país: es un hecho que nadie ignora, que el bandolerismo se ha adueñado de extensiones considerables del territorio, y que tiende a aparecer en otras; existe en distintas regiones de la República en formas atroces, y allí ninguna familia honrada vive sin zozobra.

Siempre lamentándose los burgueses de lo que llaman atrocidades cometidas por el bandolerismo. No es tal bandolerismo, señores burgueses; no es posible concebir que bandidos sean los que tienen a raya a los soldados de la federación y a los rurales y a las gendarmerías. Si fueran bandidos los revolucionarios, toda la población de México se habría levantado como un solo hombre para aplastarlos; pero no sucede eso: la inmensa mayoría de la población de la República Mexicana simpatiza con los revolucionarios y los ayuda y los protege, mientras les niega agua a los federales y a sus caballos, les dan falsas informaciones para que no den con la pista de los rebeldes, y, en general, procuran por cuantos medios encuentran a su alcance entorpecer los movimientos de los esbirros del Gobierno. ¡Podría decirse que la población entera de un país es una población de bandoleros! Los bandidos son los burgueses y las burguesas que han chupado la sangre de los pobres por siglos y siglos; los bandidos sois vosotros, señores burgueses, que mientras tuvisteis bajo vuestras garras a ese pueblo que se ha cansado de sufrir, no tuvisteis para él ni piedad ni compasión. Desflorasteis doncellas; apagasteis vuestra lujuria en compañeras de los trabajadores; humillasteis y matasteis a éstos; dejasteis en la miseria a quince millones de seres humanos y nunca os dolisteis de su sufrimiento; las vocecitas que pedían pan se ahogaban en el estruendo de vuestros festines; los lamentos de los humildes eran acallados por el ruido de vuestras francachelas; y, mientras, os regodeabais en blandos almohadones, los pobres tiritaban de frío en cualquier rincón de la negra pocilga. ¿Por qué os quejáis ahora? ¿Por qué llamáis bandidos a vuestras víctimas? Que os matan; que os despojan…

¿Qué otra cosa habéis hecho por miles y miles de años, sino robar y matar a los trabajadores?

La toma de posesión de la tierra, sin permiso de la Autoridad, se está llevando a cabo. El Imparcial, de 7 de este mes, dice:

Los terrenos que pertenecen a la hacienda de Tamariz, colindante con el pueblo de Macuiltepec, han sido invadidos por vecinos de éste, lo que ha ocasionado que se eleven quejas, a causa de las cuales se acaba de ordenar la práctica de deslinde, para poner en claro la propiedad de las tierras reclamadas.

El papeluchillo socialista político1 que regentea en la ciudad de México el célebre braguetero Manuel Sarabia, primo hermano del esbirro Juan, publica un articulejo firmado por un sinvergüenza que estafó a los tabaqueros de San Francisco, California, el año pasado, a quienes dijo que iba a “libertar a México”; pero en vez de gastar el dinero en la compra de armas y municiones, se mandó poner dentadura de oro, y en lugar de incorporarse a las fuerzas de Silva, de Rangel o de cualquiera otro de los compañeros que luchaban en el norte de Chihuahua, formó parte de la guerrilla maderista que capitaneaba el célebre coronel de los “41”, el famoso pederasta Antonio I. Villarreal. En el articulejo del estafador  se me llama farsante por haber publicado varias veces hechos que demuestran que en muchas partes de México los revolucionarios son agricultores guerreros que trabajan la tierra con el fusil al hombro. En El Imparcial de la ciudad de México, correspondiente al día 8 de este mes, en la columna segunda, abajo de la primera parte, y al referirse a los revolucionarios serranos, dice: “Un grupo de serranos de avanzada, en el lugar llamado ‘La Ferrería’, está sembrando los terrenos próximos al lugar y que pertenecen al pueblo de Tlaxiac”. Esto basta para cerrar el hocico al majadero que responde al nombre de P. Casals,2 quien hace pocos días volvió a pedir dinero a los tabaqueros de San Francisco, esta vez, para marcharse a Cuba, de donde es oriundo. Tengo la historia de este títere, y la daré a conocer cuando sea oportuno, así como continuaré la de Manuel Sarabia, pues éste es quien paga al tal Casals para que escriba sus mamarrachos.

Por último, The Los Angeles Times, periódico ultra-reaccionario que se publica en esta ciudad, en su edición del 16 de este mes, publica una correspondencia de la ciudad de México en la que se habla de la precipitación del Gobierno por resolver el Problema Agrario. Como en todos los casos en que esta materia es estudiada por burgueses o gobernantes, la solución se hace descansar en el hecho de vender tierra a quien tenga dinero para comprarla de manera que los pobres se verán esclavizados, por amos pequeños, es cierto, pero no menos rapaces que los grandes. El Gobierno ha comprado ya las haciendas de los favoritos de Madero y de bandidos reconocidos como Mucio P. Martínez;3 va a dividir esas tierras en lotes de cincuenta a cien acres, y en seguida se va a poner a venderlos.

¿Qué ganan los proletarios con estas farsas? La Revolución quiere que todos tengan derecho a la tierra, y no los pocos que puedan comprarla en abonos. Estas disposiciones gubernamentales tienen dos objetos: comprar a gran costo, con dinero del pueblo, tierras a los que no pueden venderlas con motivo del movimiento revolucionario, y engañar a los pobres; pero es bastante tarde para que esas engañifas puedan contener el torrente revolucionario, y sólo sirven para demostrar debilidad por parte de la señora Autoridad.

La salvación, repito por milésima vez, no está en que el que pueda comprar la tierra la compre, sino en que todos, sin excepción alguna, tengan derecho a cultivar la tierra y aprovecharse de sus productos. Para conseguir esto no hay otro medio que la expropiación de toda la tierra que detentan los burgueses, para hacerla propiedad común y trabajarla en común. Para esto, los pobres no necesitamos que un gobierno nos dé la tierra, pues el gobierno tiene como misión velar por los intereses del Capital, y nunca se atreverá a despojar al rico en beneficio del pobre. La expropiación debe ser hecha por los pobres, directamente, sin mediación de diputados, senadores y toda esa polilla que se llama gobierno; sin esperar a que lleguen al poder los revolucionarios burgueses, sobre la marcha, sin dilación de ninguna clase, antes de que pueda consolidarse algún gobierno, y aprovechándose de las circunstancias especiales en que se encuentra el país, en que la Autoridad vacila, en que el Capital está desprestigiado y asediado por todas partes.

No hay que esperar más, mexicanos. ¡Ahora o nunca!

 

Ricardo Flores Magón


1 Refiérese probablemente a El Socialista, “Dedicado a la defensa del proletariado”, ciudad de México (1912). Órgano del Partido Socialista Obrero. Director: Manuel Sarabia.

2 Prudencio Casals (¿?-1949). Propagandista libertario cubano. En 1911 era corresponsal del periódico anarquista ¡Tierra! (La Habana), desde cuyas columnas se deslindó del PLM. Se estableció en Zacatecas y posteriormente en Aguascalientes. A finales de aquel año se afilió al Partido Socialista Obrero en la ciudad de México; separado de éste, colaboró en la fundación del grupo anarquista ¡Luz!, y participó en las primeras actividades de la Casa del Obrero Mundial. Se adhirió al zapatismo, desempeñando labores médicas, ocupándose luego en la redacción de manifiestos del ejército suriano, en cuyas filas alcanzó el grado de general.

3 Mucio P. Martínez (1841-1920). Militar y político neolonés. Inició su carrera militar durante la intervención francesa. Se sumó a la revuelta tuxtepecana. Recibió el grado de general brigadier en 1890. Fue gobernador de Puebla de 1893 a 1911. Lo acusaron de participar en la rebelión encabezada por Félix Díaz en contra del gobierno de Francisco I. Madero; fue exonerado.

Los obreros de la fábrica de hilados y tejidos La Carolina, de la ciudad de México, están en huelga pacífica. Se les había concedido el aumento del diez por ciento en sus salarios, por mediación del Gobierno, y se pusieron a trabajar; pero ahora se han convencido de que se encuentran en peor condición que antes de que se les aumentaran sus salarios, y por esa razón se han vuelto a declarar en huelga. He aquí cómo relata uno de los obreros en huelga, las artimañas de que se valieron los burgueses dueños de La Carolina para hacer ilusorios los beneficios que los pobres obreros pensaban recibir con el famoso aumento.

El diez por ciento de aumento que en la Secretaría de Gobernación se concedió a los obreros, para nosotros ha sido ilusorio, pues los maestros de talleres han tomado providencias para disminuir nuestros rendimientos de trabajo diario. Por ejemplo, se cambiaron los piñones grandes de los telares por piñones chicos, lo que hace que el obrero, aunque trabaje bien, produzca poco. Se ha aumentado el ancho de la tela, en media pulgada; es decir, se ha aumentado en esa extensión el número de hilos, aumentándose en consecuencia nuestro trabajo; y no se nos ha aumentado el jornal en la misma proporción. Por eso decimos que el famoso diez por ciento, ningún provecho nos ha proporcionado. A eso se debe que en La Carolina haya obreros que ganan tres pesos a la semana, teniendo dos telares a su cargo.

Esta es una buena lección que los trabajadores no deben echar en saco roto. La huelga por aumento de salarios y disminución de horas de trabajo es del todo inútil. El burgués, si los trabajadores ganan la huelga, se da maña para seguir obteniendo las mismas utilidades de antes, y los trabajadores quedarán burlados. La huelga, para ser efectiva, debe ser revolucionaria y no debe concretarse a pedir aumento de salario y disminución de horas de trabajo, pues daría el mismo resultado que la huelga pacífica. Hay que desconocer resueltamente el derecho que los burgueses tienen de apropiarse el producto del trabajo, y, obrando como hombres, hay que tomar posesión de la fábrica, de la mina, de la hacienda, para trabajar sin amos.

Los obreros de La Carolina deben tomar inmediata posesión de la fábrica; tener un buen depósito de dinamita y resistir si se trata de molestarlos.

El Capital está resuelto a no ceder nada; ¡aplastémosle!

¡A tomar posesión de todo cuanto existe, por los trabajadores!

 

Ricardo Flores Magón

Francisco I. Madero está embolsándose millones y millones de pesos, con la precipitación y el ansia del que no estando seguro de comer mañana almacena de una vez en el estómago la mayor cantidad de alimento que puede contener.

El gobierno mexicano ofreció pagar un abogado para que se asociase a los que paga el padre del niño León Cárdenas Martínez; fue designado ese abogado por el gobierno mexicano; pero ahora resulta que es León Cárdenas Martínez padre quien tiene que pagarlo, con menoscabo de los pocos fondos con que cuenta para sufragar los gastos de la defensa de su hijo.

Esta burla al dolor sólo podía ser hecha por un malvado como Francisco I. Madero. Miles de instancias se le han hecho para que intervenga directamente en el asunto del niño Cárdenas por la prisión que injustamente está sufriendo, pero no se preocupa por salvar a un inocente, y cuando ofrece pagar un abogado, deja toda la carga al padre de la víctima.

Con motivo de nuestro proceso, no podemos dedicar esta vez mucho espacio a la defensa del niño Cárdenas; pero lo haremos en el próximo número de Regeneración, pues no hemos de dejar de hacer notar a los mexicanos que el gobierno no está instituido para proteger al débil. El niño Cárdenas es completamente inocente del crimen que se le imputa, y sin embargo permanece en la prisión, y el Gobierno Mexicano, con gran descaro, asegura que todavía no se comete una injusticia en el caso del niño y que por eso no interviene.

Tomen nota los mexicanos que todavía quieren tener encima un verdugo.

Todos, sin distinción de creencias, deben ayudar al niño prisionero que está a punto de ser ahorcado por un crimen que no ha cometido. Envíense fondos para la defensa a León Cárdenas Martínez, P.O. Box. 1124. El Paso, Tex.

 

Ricardo Flores Magón

Juan Sarabia, el esbirro y Judas, y Antonio Díaz Soto y Gama,1 un desequilibrado en todos sentidos, están que perecen por ser diputados, como que para los sinvergüenzas es cosa agradable ganarse ocho pesos diarios por ir a roncar unas dos o tres horas diarias al local de la Cámara de Diputados.

No se fijan estos bribones en que el pueblo mexicano está sobre las armas, y que, si en tiempos normales el pueblo mexicano no vota, porque considera que las elecciones son una farsa, menos lo hará hoy que está comprendiendo que no es la boleta electoral, sino el rifle y la dinamita, lo que se necesita para acabar con tiranos y explotadores.

Sarabia y Díaz Soto y Gama desde un periodiquillo, órgano de un “partido” de cuatro papanatas, se enronquecen proponiéndose como diputados por el estado de San Luis Potosí.

Enojados porque algunos estúpidos potosinos postulan a Manuel Rivas y Pedro Antonio Santos2 como candidatos para ser diputados, dicen los pobres diablos Sarabia y Soto y Gama:

Es irrisorio que en una candidatura de Diputados al futuro Congreso de la Unión, se hayan excluido los nombres más conocidos, los más populares, los que suenan, no sólo ahora y no sólo en San Luis, sino desde hace muchos años y en toda la extensión de la República, pues las personalidades de Díaz Soto y Sarabia son personalidades políticas efectivas, vigorosas.

Solos se alzan y se barajan esos pobres ambiciosos a quienes no ha valido el arrastrarse y lamerle las patas a Madero para alcanzar altos puestos. Ahora se resignan con pedir el puesto de diputado, mañana acabarán por ser simples polizontes. ¡Les tengo lástima!

 

*      *      *

 

Dicen los pedazos de alcornoque: “Antonio Díaz Soto y Gama es un luchador de los tiempos difíciles”.

En los tiempos llamados difíciles conocí a Soto y Gama como notario, y tengo cartas de él en que me decía que nada se podía hacer bajo el brutal despotismo de Díaz, y que prefería retirarse de la lucha porque, palabras textuales, el pueblo no entendía, que era un conjunto de degenerados, y que él, el luchador de los tiempos difíciles, no quería sacrificarse por un pueblo que no sabía hacer otra cosa que tomar pulque y reproducirse. En realidad, Díaz Soto y Gama aceptó la Dictadura de Porfirio Díaz, y se mantuvo quieto “en los tiempos difíciles”.

 

*      *      *

 

Y sigue el aguacero de elogios escritos por ellos mismos: “Para hacer completa la historia de Díaz Soto y Sarabia, se necesitarían muchas páginas”.

Ni tantas, señores cazadores de puestos públicos; basta con decir que fueron ustedes maderistas, cuando aspiraban a ser ministros; después fueron antimaderistas, cuando el Chato les dio con la puerta en las narices; poco después volvieron a ser maderistas, cuando había esperanzas de que Iglesias Calderón3 llegara a ser ministro, para volverse orozquistas cuando el movimiento revolucionario se hizo más agudo. Orozco está en vías de desaparecer, aplastado por su propia ambición, y los “famosos” Díaz Soto y Sarabia se harán otra vez maderistas, pues estos pícaros no tienen vergüenza.

 

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A propósito del baboso llamado Pascual Orozco hijo: tengo a la vista las declaraciones que el “generalísimo” hizo a un reportero de la ciudad de México, por las que se ve lo pequeño que es ese individuo. “En cuanto a mí [dijo Orozco] estoy dispuesto a hacer la paz. Claro está que no seré yo quien proponga las condiciones, pero sí manifiesto que estoy dispuesto a oír lo que el Presidente Madero indique”.

O lo que es lo mismo: Orozco está dispuesto a vender la Revolución, como la vendió Madero en mayo del año pasado. Los proletarios deben fusilar a Orozco por los males que ha causado a la Revolución reconcentrando grandes masas de trabajadores para que sean exterminados por miles por la metralla de los federales, mientras que esparcidos en guerrillas harían mejor su trabajo revolucionario en el norte de México.

Nada de paz, desheredados, hasta que la tierra y la maquinaria esté en poder de todos.

 

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Sigue hablando Orozco: “Puedo asegurar que el Gobierno no extinguirá la revolución por la fuerza como lo pretende, y yo respondo de que no hay bandidaje ni anarquía en todo el territorio que ha conquistado la revolución”.

Orozco es el perro más fiel con que cuenta el capitalismo del estado de Chihuahua. A los pobres se les despoja de su burro, de su caballo, de su vaca, mientras se deja intacto el ganado de los Terrazas, de los Creel y de otros millonarios. Para Orozco, bandidaje es quitar a los ricos, para bien de todos, lo que detentan; pero es cosa santa despojar al pobre de lo único que tiene para buscarse el sustento.

 

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El Plan de San Luis, el Plan de Tacubaya, y todos los planes políticos que andan por allí, son exactamente iguales al plan orozquista firmado por Orozco y una media docena de idiotas. Pues bien, Orozco llama farsa al Plan de San Luis sin pensar que, por ser igual a los demás planes, él entra en el número de los farsantes. He aquí lo que dice: “¿El Plan de San Luis? Sí, ciertamente que en su mayor parte es una farsa, pero hay en ese documento mucho que debe y puede cumplirse. Es, por ejemplo, factible resolver el problema agrario, respetar la soberanía de los Estados y obedecer y hacer respetar las leyes”.

Ya hemos visto que el modo de resolver el Problema Agrario, según el plan orozquista, es comprar tierras a los ricos para vendérselas a los pobres. ¡Y matarse para obtener esa porquería! ¡Y matarse para otra porquería más: la soberanía de los estados y obedecer leyes escritas por malvados para que los ricos disfruten tranquilamente el dinero que hacen sudar al pobre!

 

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Yo creía que Hilario C. Salas4 había ya estirado la pata; pero no es así. En el papasal del esbirro Juan Sarabia me encuentro con la nueva de que es Jefe Político de Acayucan, estado de Veracruz.

Salas es un traidor a la causa de los desheredados; por lo mismo, merece el mecate.

 

*      *      *

 

Juan Sarabia y Díaz Soto y Gama están denunciando a los que en estos momentos piden el voto de los desheredados, diciendo que a ellos (Sarabia y Soto y Gama) es a quienes debe escoger el proletariado como representantes en la Cámara de Diputados, y no a los otros.

A ninguno hay que escoger, hermanos de miseria: si quieren comer esos bribones, que empuñen el pico y la pala. No más representantes. El mejor de los políticos debe ser emplumado.

 

*      *      *

 

Y gritan los miserables embaucadores:  “¡Alerta ciudadanos!  ¡Se aproxima el día en que debéis elegir Diputados al Congreso de la Unión y Magistrados de la Suprema Corte de Justicia, y los hombres del antiguo régimen quieren aferrarse a esos puestos! ¡Hay que elegir hombres nuevos, hombres de carácter y sana conciencia!…”

Es decir, hay que escoger a Sarabia y a Díaz Soto y Gama que son hombres nuevos, “aunque mayormente no lo parezcan”, y a deslomarse en el trabajo para pagar a ese par de gandules lo ocho pesos diarios que les asigna el presupuesto.

 

*      *      *

 

Y eso del “antiguo régimen” para referirse al Gobierno de Porfirio Díaz no deja de chocarme. El régimen de Díaz, de Madero o de cualquier otro gobernante, es el mismo, es el régimen republicano, tan desprestigiado en todo el mundo, porque la República es lo mismo que el Imperio: siempre felices los de arriba, siempre tristes los de abajo; siempre gentes que tienen de todo, en abundancia, y siempre gentes que no tienen en qué caerse muertas.

¡Muera toda clave de gobierno¡

 

Ricardo Flores Magón


1 Antonio Díaz Soto y Gama (1880-1967). Abogado potosino. Uno de los fundadores del club liberal Ponciano Arriaga. Vivió en el destierro (1902-1904). Junto con Juan Sarabia presentó un proyecto de ley agraria ante la XXVI Legislatura (1912). Se unió al movimiento zapatista (1914) y fue uno de sus delegados a la Convención de Aguascalientes. Permaneció vinculado con aquel movimiento como promotor del programa agrario contenido en el Plan de Ayala hasta 1920, año en que funda y dirige el Partido Nacional Agrarista (PNA). A partir de 1932 fue profesor de derecho agrario en la Facultad de Jurisprudencia. Escribió, entre otras, La revolución agraria del Sur y Emiliano Zapata su caudillo.

2 Pedro Antonio de los Santos (1887­1913). Abogado potosino. Se afilió al maderismo, movimiento en el que se destacó como orador. Al endurecerse la represión porfiriana se exilió en los Estados Unidos, de donde volvió a la caída del régimen. Fue diputado federal. Durante el cuartelazo fue aprehendido junto con Madero. Puesto en libertad, se refugió en Tlalnepantla, donde se unió a las fuerzas del General Jesús Agustín Castro. Murió fusilado en Tancahuitz.

3 Fernando Iglesias Calderón (1856-1942). Abogado e historiador. Hijo del escritor y político liberal José Ma. Iglesias. Opuesto a Porfirio Díaz. Formó el Comité Patriótico Liberal. Entre 1901 y 1907 publicó una serie de opúsculos titulada Rectificaciones históricas, en la que contrarrestó la revisión porfirista de la historia mexicana de la segunda mitad del siglo XIX. Inició su carrera política después del triunfo de Francisco I. Madero. Sus artículos, en los que denunció a Victoriano Huerta como autor intelectual del asesinato de Madero y Pino Suárez, lo llevaron a la prisión de San Juan de Ulúa. Presidente del Partido Liberal de 1912 a 1925. Senador por el Distrito Federal (1912-1913; 1920-1924). Alto comisionado de México, con el rango de embajador en Washington en 1920.

4 Hilario C. Salas (1871-1914). Originario de Santiago Chazumba, Oax. Ejerció distintos oficios en Orizaba, Ver. A principios de siglo viajó a la ciudad de México, donde conoció a RFM y otros liberales, y hacia 1904 se trasladó a la región de Coatzacoalcos, Veracruz, vinculándose con los indígenas popolucas de Soteapan y Acayucan. En 1905 fue nombrado delegado especial de la JOPLM en Veracruz y Tabasco junto con Donato C. Padua. Organizó y participó en la rebelión de Acayucan del 30 de septiembre de 1906, y fue herido en esa acción. Huyó a la región textilera de Puebla y Tlaxcala. Tomó parte de la huelga de Río Blanco, Veracruz, en enero de 1907. Regresó a la región de Soteapan, donde organizó una guerrilla que se mantuvo activa hasta 1911. Publicó diversos artículos en Regeneración México Nuevo, publicó proclamas en español y popoluca, invitando a la rebelión y a la toma de tierras. Fue arrestado por órdenes de Francisco I. Madero en febrero de 1911. Liberado en 1913 tras la muerte de Madero, regresó a Veracruz y participó en la lucha contra Victoriano Huerta. Fue asesinado en una emboscada planeada por el hacendado Pedro Carvajal, el 21 de febrero de 1914.

En el papasalillo de los liberales burgueses, del cual es garrapateador el esbirro y Judas Juan Sarabia, me tropiezo con este parrafito encerrado en un marco:

¡Liberales! No olvidéis que por conquistar la efectividad del sufragio, habéis derramado torrentes de sangre. Completad vuestra obra, acudiendo a las urnas electorales a depositar vuestro voto para elegir mandatarios. Poned vuestros ojos en los hombres liberales de más empuje, que encarnen principios avanzados y encarrilen a la República por el verdadero camino de la democracia.

Este párrafo pinta de cuerpo entero a los farsantes burgueses. La sangre que se ha derramado y la que se está derramando, las vidas perdidas, las lágrimas que corren a torrentes, deben servir para algo mejor que elegirse mandatarios. La Revolución, señores burgueses, no tiene por objeto conquistar la efectividad del sufragio, sino conquistar el pan. Los proletarios no se baten en México por adquirir un derecho tan estúpido como es el de nombrarse verdugos.

Todo trabajador, toda persona perteneciente a la clase pobre, debe abstenerse de votar, porque lo que se llama sufragio es la farsa más odiosa que se ha inventado para que los trabajadores no piensen en poner en práctica la acción revolucionaria para conquistar su libertad económica. La tierra, las casas, la maquinaria de producción, las provisiones y los vestidos no caerán en manos de los proletarios nombrándose representantes más o menos malos, sino tomando, por la fuerza, todas esas cosas, convirtiéndolas de propiedad privada en propiedad común.

No hay que dejarse embaucar, hermanos trabajadores. Los políticos quieren que los elijáis diputados, senadores, magistrados, etcétera, etcétera, para vivir a vuestra costa, y, además, oprimiros. A quien os hable de boleta electoral, ya sea liberal, conservador o socialista, escupidle al rostro.

La salvación está en la expropiación de los bienes que acaparan los ricos.

Por lo demás fijaos en la bribonada que van a hacer los políticos. El país está en Revolución; es materialmente imposible hacer elecciones, y sin embargo, están empeñadísimos en que las haya. El resultado será que Madero, siguiendo los pasos de Díaz, hará él mismo la elección de sus lacayos.

 

Ricardo Flores Magón