ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS

1903

Los pueblos sometidos al duro cartabón que imponen las dictaduras, llegan á acostumbrarse á esa calma mortal de que saben rodearse las tiranías, en las que se cuida de que no haya algo saliente que excite la curiosidad de los sometidos y pudiera servir de pretexto para el desarrollo de las luchas políticas y sociales.

Y cuando por virtud de urgentes necesidades políticas, hay que romper aunque sea muy ligeramente la monotonía característica de las autocracias, cuando las dictaduras con el fin de evitar que sufra lesión mayor la unidad que para su existencia requieren esos tenebrosos sistemas de gobierno; cuando para salvar una crisis ministerial que se anuncia de improviso porque en el seno mismo del gabinete hay choque de intereses y de absurdas ambiciones personales, que amenazan romper la armonía que debe existir entre los cómplices de la desventura del pueblo, se rompe la calma sepulcral de las dictaduras, entonces, al más ligero asomo de desacuerdo entre los opresores de la patria, se produce una irresistible conmoción popular, indicadora infalible de que el poder ha perdido más aún la confianza que a fuerza de violencias y de calabozos había logrado inspirar a los aterrorizados súbditos.

Esto ha sucedido ahora entre nosotros. Relatemos.

La impolítica actitud que asumió el ex-ministro Bernardo Reyes al aprovecharse de su alto puesto para hacer política, utilizando los desechos del desprestigiado y por fortuna ya bien muerto barandismo1, hizo que todas las miradas, hasta las de los más indiferentes, se clavasen en el hombre que desprendido del alto puesto que ocupaba en Nuevo León vino a ocupar al lado del presidente Díaz otro puesto alto también.

Y esas miradas del público, al principio curiosas solamente, llenáronse de interés, interés que fue en aumento cuando para nadie fueron un misterio las desbordantes ambiciones de grandeza que abrigaba Bernardo Reyes, y las que pretendió ocultar bajo el barniz de un mal entendido patriotismo.

La imprudente conducta del ministro Reyes le acarreó su muerte política, como lo dijimos en nuestro anterior número2. El general Díaz, para que no se quebrantase la unidad de la autocracia, para que no se relajase el falso prestigio de la dictadura, castigó al osado militar destituyéndolo.

Pero esa destitución tenía que causar escándalo; la caída de Bernardo Reyes tenía que ser estruendosa.

Fijas como estaban todas las miradas contemplando la trabajosa ascensión de Reyes, cuando éste creyó alcanzar el último peldaño, su prestigio se hizo añicos y un formidable aplauso y una carcajada inmensa resonaron en la nación. Era que Reyes había caído.

Sin embargo, al alborozo que produjo la caída del teatro de la política mexicana, ha seguido una sensación indefinible.

¿Por qué? ¿Por qué los ojos húmedos por las lágrimas que arrancó la carcajada, dirigen ahora inquietas miradas hacia el lejano estado de Nuevo León? ¿Por qué cuando los labios conservan aún la convulsión que les produjo la risa, han tornádose pálidos?

Una noticia que corre de boca en boca y que ya comienza á preocupar demasiado, es lo que ha ocasionado que los ojos lancen sobre Nuevo León miradas intranquilas y que las sonrisas se congelen en los labios helados de terror.

Dícese que el general Bernardo Reyes va a encabezar un movimiento revolucionario.
Cierta o falsa, la noticia es inquietante.

Todos sabemos que el soberbio caído no es de esos hombres que después de la derrota van á ocultar su miseria huyendo de la befa. Reyes no es de esa clase de hombres.

Ese individuo, engreído con la idea de mando, no es de los que ceden al verse vencidos. Él, que por tanto tiempo ha pesado sobre la tropa; él, que por tanto pesó sobre el indefenso pueblo fronterizo; él, que forjó leyes á su antojo; él que con sólo un gesto, con sólo un ademán ha podido poner grillos, ha podido cargar de cadenas, ha podido hacer correr ríos de lágrimas de míseras viudas y de desvalidos huérfanos; él.

No, Reyes no puede conformarse con su vulgar caída.

Y todos los que conocen el impetuoso carácter del ex-ministro, creen que detrás de la derrota vendrá su revancha, y entonces las necrópolis se henchirán de alojados.

Cierta o falsa, la noticia es inquietante.

La atmósfera de nuestra infortunada patria está saturada de sangre. Desde que se nace hasta que se muere, no se contempla otra cosa en la república, que la púrpura de los césares y la sangre de los mártires.

Por eso es por lo que se dirigen hacia Nuevo León miradas llenas de inquietud.

Nosotros nos resistimos a creer lo que se dice en público, esto es, que Reyes va a encabezar un movimiento revolucionario. Pero si tal cosa es un hecho; si ha llegado otra vez el día en que por la ambición se suba á la presidencia chapoteando en charcos de sangre, como hace veinticinco años; si para alcanzar la suprema magistratura de la república, cualquier ambicioso quiere escalar la altura pasando por los cadáveres de nuestros hermanos; si por nuestra desgracia la palabra "mandatario" debe forzosamente traer á nuestra memoria la repugnante lividez de los cadáveres; si ya jamás habrá de levantarse el ciudadano por sus propios méritos, sino que habrá menester de colocarse sobre los cráneos de los vencidos para hacerse visible y temible á la vez á fuerza de horror, ¡recuerda, pueblo, que desciendes de aquella brava raza que descargó su valor sobre los broqueles de los bandidos de la conquista y escarmentó en Puebla al orgullo de los veteranos de Magenta y Solferino!3

¡Pueblo, hazte respetar!

– – – – NOTAS – – – –

1 Facción política organizada en torno al ministro de Justicia Joaquín Baranda. Confrontado a los grupos hegemónicos, reyistas y limantouristas, reivindicaba una postura liberal "juarista".

2 Véase, supra., art. 16 "Un cadáver político".

3 Batallas que tuvieron lugar en esas poblaciones italianas, entre el ejército de Napoleón III y la armada austriaca, en junio de 1859. El emperador de los franceses salió victorioso en ambas, con lo que dichos lugares se convirtieron en un símbolo del afianzamiento militar de Napoleón III en Europa.

La Charca se ha removido. Cayó Reyes y sus partidarios han comenzado a ensuciar con su propia inmundicia.

Era forzoso. Ellos, los manchados por la infidencia política; ellos, los alquilados de todos los ambiciosos, no podían permanecer serenos ante la derrota de su jefe y comienzan a sudar odio y fango.

Un papel, La Nación,1 nos ataca insidiosamente llamándonos "científicos" sólo porque hicimos caer a Bernardo Reyes.

El público sabe perfectamente que El Hijo del Ahuizote no es "científico". Pero si porque nosotros hicimos caer a Reyes, los partidarios del infortunado aspirante a presidente nos quieren atribuir ligas con el ministro Limantour, no lograrán engañar al pueblo. Nosotros, al atacar a Reyes hasta vencerlo, no tuvimos otra mira que la felicidad de nuestra patria. Reyes, para nosotros, es una amenaza para la tranquilidad del país. Sus obras como hombre público, hacen presumir que Reyes en la presidencia sería un tirano insoportable, y ya no queremos más tiranos.

El Hijo del Ahuizote no ha hecho antesalas en los ministerios esperando subvenciones. ¿Podrá envanecerse La Nación de haber obrado como nosotros?

¿No recuerda La Nación que el ministro Limantour se negó a subvencionarla, cuando fue esa hoja en demanda de unos cuantos dineros en pago de incondicionales elogios? ¿Podrá decir otro tanto de El Hijo del Ahuizote?

Pero era forzoso. Ellos, los manchados por la infidencia política; ellos, los alquilados de todos los ambiciosos, no podían permanecer serenos ante la derrota de su jefe y comienzan a sudar odio y fango.

La sociedad reclama un acto de justicia.

A la vindicta pública no le basta la destitución de Bernardo Reyes. Quiere más.

Quiere el proceso de ese militar.

¿Puede quedar impune el hecho de renunciar un grado militar? ¿Quedará sujeta al buen o mal humor del soldado la renuncia de su empleo en la milicia?

Bernardo Reyes fue un individuo que se distinguió por su rigorismo, casi napoleónico (sin llegar, por supuesto, al genio de Napoleón) en eso de gobernar soldados, y sin embargo, da el espectáculo de desechar los favores que ha recibido de su superior Díaz, renunciando los grados, que gracias a la magnanimidad de su jefe logró alcanzar.

A nosotros se nos ha procesado, dizque porque faltamos a la disciplina militar cuando pusimos en caricatura la pobreza de la 2ª Reserva2 y hay que tener en cuenta que no somos militares, ni apetecemos serlo. Sabemos trabajar.

Bernardo Reyes sí es militar, y, según entendemos, no es bueno que los soldados tiren los galones en un momento de mal humor.
Urge, pues, que se procese a Reyes, aunque tengamos el disgusto de tenerlo de vecino en la Prisión Militar de Tlatelolco.3

Varios jóvenes ansiosos de figurar sin peligro en la política del país, vendieron sus plumas al infortunado Bernardo Reyes, para atacar á su enemigo político, Limantour. No se sabe qué ofrecimientos se les harían á esos noveles escritores. El resultado fue que lucharon y por qué causa ¡por la de Reyes!

Ruda fue su labor, bramaron con energía ¡como que nada tenían que temer, pues Reyes, su futuro presidente, los apoyaría!

Y sucedió que Reyes, desconociendo los principios de solidaridad indispensables para que haya cohesión en los partidos políticos, los abandonó cuando se vio caído.

Esos jóvenes son los redactores de la hoja La Protesta.

Nosotros, enemigos de todo ataque a las garantías individuales; enemigos de todo acto de tiranía contra la libertad del pensamiento, protestamos contra la prisión de esos jóvenes a quienes la ambición personal de Reyes empujó a lanzar a la publicidad la hoja La Protesta.

– – – – NOTAS – – – –

1 La Nación (México, D.F.; 1902), periódico redactado por Diódoro Batalla, Luis del Toro, Francisco Martínez Calleja y José G. Ortiz.

2 Véase la caricatura titulada "La huída a Egipto", publicada en EHA, no. 831, 28 de diciembre de 1902, pp. 1562-1563.

1 RFM, EFM, Federico Pérez Fernández y Evaristo Guillén permanecieron en la prisión de Santiago Tlatelolco hasta el 23 de enero de 1903.

Para ciertos espíritus la altura es la ruina. Poned zancos al enano y lo enloquecerá la altura.

Los espíritus superficiales, los espíritus débiles, viven felices su insignificante vida. Pero no los apartéis de su miedo trivial e inocente, que si hacéis tal, se alzarán, se hincharán de arrogancia al ver la felicidad con que han hecho invisible su indumentaria de grajos, disimulándola bajo el plumaje espléndido de los pavos reales.

Esto sucede en la política. En ella abundan los grajos disfrazados de pavos reales, muy especialmente en las autocracias.

En las autocracias el oropel reemplaza al mérito; el colorete es un adminículo indispensable para disimular ciertas deformidades.

Dos hombres vivían tranquilos su insignificante vida. Uno de ellos, soldado, pasaba su existencia recorriendo caminos, guarneciendo plazas, no ambicionando otra cosa que el descanso después de las fatigosas jornadas. Su vida regular y monótona de soldado en tiempo de paz no tenía accidentes ni contratiempos, construyendo el logro de un grado superior en la milicia el único ardiente anhelo que turbaba la calma de su existencia de cuartel. El otro, abogado y rico, distraía sus largos ocios en el bullicio de las populosas ciudades europeas. Su vida tranquila tampoco tenía accidentes, y la paz de su espíritu sólo era turbada por el silbato de la locomotora, cuando viajaba, o por la desabrida charla de la servidumbre de los hoteles.

Estos dos hombres son Bernardo Reyes y José Ives Limantour, cuyas ambiciones políticas han estimulado la curiosidad de todos los mexicanos.

Ninguno de los dos abrigaba esas ambiciones antes de ser extraído de su oscura e insignificante vida. Educados en un medio antidemocrático, no había para ellos horizontes políticos, ni luchas de partidos, ni actividad democrática en fin. Ellos, atacados de la misma enfermedad de la voluntad que desdichadamente aqueja a una inmensa mayoría de mexicanos, no se preocupaban ni poco ni mucho por los asuntos políticos del país, importándoles poca cosa la ruina de las instituciones republicanas, siempre que su vida mediocre y monótona se deslizara tranquila, sin accidentes, como conviene a los espíritus superficiales.

Pero el general Díaz tuvo en mala hora la idea de elevar a Bernardo Reyes y de colocar en el ministerio de hacienda a José Ives Limantour. Entonces esos dos hombres elevados de un modo tan brusco, comenzaron a sentir una inmensa sed de mando, una insoportable fiebre de grandeza y poderío.

Los dos llegaron a soñar lo imposible: la presidencia de la república.

Decimos lo imposible, porque el pueblo mexicano ha despertado ya y él impedirá que vuelva a entronizarse la ambición, porque sabe merced a una dura enseñanza de veinticinco años de autocracia, que sólo será feliz cuando ponga al frente de los destinos de la nación, a un hombre efectivamente patriota que represente la ley y acate la voluntad popular.

Los dos hombres se soñaron presidentes. Uno creó la 2ª Reserva y sostuvo hojas mercenarias como La Protesta, El Popular, La Patria1 y otras semejantes. Fundó clubs de reservistas, persiguió a la prensa liberal e independiente, disolvió clubs liberales. El otro buscó manos mercenarias que agitasen los incensarios El Mundo2 y El Imparcial, guardó en las arcas del erario millones que son un sarcasmo en presencia de la miseria pública. Y los dos se pusieron a soñar.

Hasta que un murmullo de general descontento los sacó de su arrobamiento, para ser despedido Reyes del ministerio de guerra, y recibir Limantour la orden de arreglar los asuntos de su cartera, porque también será despedido.

He aquí el fin político de dos hombres a quienes enloqueció la altura.

Como quiera que sea, la caída de Reyes y de Limantour será provechosa. Los dos son igualmente peligrosos.

Uno, el soldado, implantaría la ley marcial y los derechos todos estarían a merced de sus botas en sus accesos de mal humor. El otro aristócrata, sería el maniquí de una camarilla de intrigantes o "científicos" capaces de vender a la patria por un puñado de dineros.

Felicitamos al Partido Liberal por la caída de Bernardo Reyes y la trabajosa agonía política de José Ives Limantour. Son dos ambiciones funestas que se desploman para no volverse a levantar.

– – – – NOTAS – – – –

1 La Patria. "Diario político, científico, literario, comercial y de anuncios" (1877-1912). México, D. F. Dir. Ireneo Paz.

2 El Mundo. "Edición diaria" (1896-1906). México D.F. Dir. Rafael Reyes Spíndola. Red. Carlos Díaz Dufoó.

Parece que la actual administración, que tanto teme el escándalo, tendrá que acabar en medio de un formidable escándalo causado por sus mismos miembros.

Ya es Reyes, que a fuerza de escándalo cavó su fosa política; ya Limantour que por ambicionar la presidencia, como Reyes, va a ser igualmente despedido del ministerio; ya son los gobernadores de los estados que sostenidos por Reyes o por Limantour, se lanzaron a hacer política siguiendo el ejemplo dado por sus profesores.

Blas Escontría, el reyista gobernador de San Luis Potosí, está procurando el mayor de los escándalos.

Le aconsejó Bernardo Reyes que pusiera en la cárcel a los bravos patriotas José Millán y Rafael B. Vélez, director e impresor respectivamente de El

Demófilo, y allí los tiene desde el 30 de julio del año pasado.

La conducta del conservador Escontría en el asunto de El Demófilo, no puede ser más reprochable. Los buenos liberales Millán y Vélez van a cumplir seis meses de prisión y nada se ha adelantado en su asunto.

Lo que acontece en San Luis Potosí no tiene nombre. En vano se declamará que en nuestra patria hay justicia. Mientras haya gobernadores como Escontría ni habrá justicia ni se respetará el ciudadano.

Por falta de espacio, no ponemos al público al corriente de lo que sucede en San Luis a los periodistas presos, pero nos proponemos hacerlo en próximos números1 para hacer patente el escándalo que con su política liberticida, está causando el clerical Escontría.

Los falsos liberales que garrapatean la hoja La Nación, ponen en la cuarta plana de ese papel una especie de programa liberal, tomado en parte, del que hizo circular el Club liberal "Ponciano Arriaga," de San Luis Potosí, cuando fungió de centro director de la Confederación de clubes liberales en la república.2

Asientan los liberales (?) que redactan La Nación "que la independencia nacional exige para su conservación, como bases fundamentales, la observancia de la Constitución de 1857 y de las Leyes de Reforma; que la actual jurisprudencia sobre delitos de Imprenta es atentatoria a la

Constitución y a la Libertad; que la inviolabilidad de la vida humana, muy principalmente en asuntos políticos, es la base única sobre la cual pueden descansar en nuestra patria el orden y la Paz; que constituye un verdadero ataque al sistema federativo y a la Soberanía de los estados, la formación de nuevos territorios; que el pensamiento del Partido Liberal, su amor a las instituciones y su fe en el porvenir de la patria, rechazan la política de conciliación", etc., etc., etc.

Lo anterior, en un periódico como El Hijo del Ahuizote, no tendría nada de extraño, porque nosotros efectivamente luchamos por la integridad de las instituciones holladas por la dictadura; pero un periódico reyista como La Nación que no titubea en llamar "inmensa" a la obra del general Díaz; que no siente rubor al declarar que sólo bajo el amparo (sic) del general Díaz el pueblo puede organizarse para ser digno de la libertad que con inaudito desplante afirma que el mismo general Díaz sintetiza las aspiraciones, las glorias, los entusiasmos y los ideales de toda una época, en suma, en un periódico que enaltece la labor nada liberal del general Díaz, nos choca ver estampados principios que sólo los liberales tenemos el derecho de invocar.

La administración pública de Veracruz; se ha manchado más aún. El pueblo veracruzano ha sufrido un nuevo ultraje.

La camarilla dehesista, capitaneada por el ex-poeta Díaz Mirón,3 se ha burlado a su sabor de ese pueblo digno de mejor suerte.

Los liberales veracruzanos hicieron conocer su candidatura para el ayuntamiento de 1903, y eso bastó para que la intriga oficial hiciera sentir su influencia sobre el paciente pueblo, imponiéndole una dictadura absolutamente impopular y odiosa.

Exceptuando al señor profesor Esteban Morales,4 que es persona querida y respetada del pueblo, los demás individuos impuestos por la corrompida camarilla que adula a Dehesa, son de esos a quienes nada importan las necesidades públicas y cuyo principal anhelo, cuyo único afán, consiste en granjearse de cualquier modo la protección de los poderosos.

Este nuevo golpe asestado a la democracia, hará comprender al pueblo que en nuestra patria no habrá libertades, ni derechos, ni justicia mientras pese sobre nosotros esa alianza funesta del sable y de la sotana, que amenaza llevarnos al caos, si antes no se remedia nuestro modo de ser político.

Día a día, momento a momento, se hace burla de las garantías individuales. ¿No es vergonzoso todo eso? ¿Cómo habrá de prestigiarse una nación donde la ley es objeto de burla y de escándalo?

Los que nos preocupábamos por el prestigio de la patria, no podemos menos que protestar enérgicamente contra lo que ocurre en Veracruz.

Deben tener en cuenta los poderosos, que el pueblo es dócil y es bueno, pero no hay que abusar de su bondad.

¿Qué quiere el reyismo? ¿Por qué después de la derrota no ha procurado esconder su miseria? ¿Qué es lo que ha pensado hacer ese desventurado partido? ¿La revolución?

La torpe renuncia que hizo Bernardo Reyes de la banda de general de división, nos hace cavilar.

Él, tan afecto a la ostentación de los galones; él, que se desvivía por hacer del ejército una institución aparatosa y deslumbrante; él, que se encantaba con el híbrido lujo de los uniformes, y que no podía dormir tranquilo si no había tenido al frente media docena de botones de cobre, después de haber pasado revista a los deslucidos uniformes de los militares; él, cuyo mal educado oído encontraba filigranas en el salvaje estruendo de los parches y consideraba almibaradas armonías el bronco ruido de los trompetazos de los reclutas; él, que consideraba suspiros el piafar de los caballos, nubes de incienso el polvo de las carreteras y rumor de alas el chasquido de las "guarniciones" de la tropa; él, no podía desechar tan fácilmente la banda que acariciaba su cintura.

Era, pues, preciso, que algo mil veces más fuerte que su pasión por los soldados lo empujase a desceñirse una banda y deshilvanarse unos galones que eran toda su ilusión. Ese algo era su sed de mando.

Vio que la presidencia se le escapaba y quiso aferrarse al gobierno de Nuevo León. Pero la legislatura de Nuevo León decretó que los militares en servicio activo no podían ser gobernadores. Entonces fue cuando subordinó su pasión por los arabescos militares a la sed de mando que le aqueja y renunció a las insignias que sólo debe a la magnanimidad del presidente Díaz.5

Empero, su estratagema no le surtió el deseado efecto. Siguió con su inmerecido grado en la milicia y dejará de ser gobernador de Nuevo León tan pronto como termine su periodo.

– – – – NOTAS – – – –

1 Véase El Hombre Gris, [Santiago de la Hoz] "A los presos de San Luis. Señores José Millán, Rafael B. Vélez y Dionisio L. Hernández", en EHA, no. 838, p. 101.

2 "Manifiesto a la Nación" fechado el 4 de noviembre de 1901, en la ciudad de San Luis Potosí, firmado por Camilo Arriaga y José Ma. Facha, publicado en El Porvenir y Renacimiento.

3 Salvador Díaz Mirón (1853-1928) poeta y político veracruzano. Partidario del gobernador Teodoro Dehesa. Diputado federal en varias ocasiones a partir de 1884 y secretario del Ayuntamiento de Veracruz en 1888. Se hizo popular por sus duelos de honor. Encabezó la persecución contra el guerrillero Santana Rodríguez Palafox en 1910. Dirigió El Imparcial durante el régimen de Victoriano Huerta; a la caída de éste se exiló en España. Regresó al país en 1919. Autor de Las cosas sin alma (1888) y Lascas (1901).

4 Esteban Morales (¿ -1908). Pedagogo y liberal español. Secretario de Benito Juárez. Primer director del Instituto Veracruzano. Regidor de Instrucción Pública en el puerto; promotor y presidente del primer Congreso Pedagógico (1872). Rector del Instituto Veracruzano hasta su muerte.

5 Véase supra, n. 88

Los últimos acontecimientos políticos han puesto en conmoción al país. La caída de un tirano no puede pasar inadvertida, y por eso es por lo que todas las conciencias se estremecieron al saber que Bernardo Reyes había caído.

Los hombres sensatos no podían presenciar con calma las proporciones colosales que iba adquiriendo la ambición política de un hombre cuya trágica historia administrativa auguraba la miseria y el horror de un pavoroso porvenir político…..

¿Qué hubiera sido de nuestra patria si Bernardo Reyes logra realizar sus ambiciones? ¿A qué caos nos habría conducido el delirio marcial de ese soldado? ¿Se habría avenido el derecho a la exigencia del machete? ¿Habría soportado el pueblo la insolencia de la tiranía?

No: el pueblo se levantaría en armas para borrar la afrenta y ahogaría en torrentes de sangre el orgullo de sus mandones…

La revolución hubiera sido la resultante del encumbramiento político de Bernardo reyes.

El público recibió con agrado la caída de ese militar, porque con ella se desvanecía el temor de que estallara en el futuro una formidable revolución.

Pero ahora ese mismo público que ayer batió palmas por el derrumbamiento del tirano probable, comienza a interrogarse intranquilo sobre la suerte que está reservada a nuestra patria….

Y eso se debe a que la noticia que circuló como rumor de que el general Reyes pretende entronizarse, casi se está confirmando.

En efecto. ¿Qué significa el hecho de renunciar el grado militar con que Díaz favoreció al ex ministro de la guerra? ¿Por qué cuando no se veía libre del estupor que le produjo la destitución, se apresuró a tomar el ferrocarril que debía conducirlo a Monterrey? ¿Por qué tan pronto como llegó a

Monterrey, sin darse un momento de reposo, tomó posesión del gobierno de Nuevo León? ¿Por qué citó con una festinación que alarma, a todos los alcaldes primeros de las municipalidades del Estado? ¿Por qué citó del mismo modo a los politicastros del estado de Coahuila? ¿Por qué toma tanto empeño en hacer correr la absurda versión de que hoy, más que nunca, goza de toda la confianza del general Díaz? ¿Por qué acabado de llegar a Monterrey, ordenó que el cabo de Rurales de Colombia, N. L., un tal José Ma. Herrera1, substituyese a Crescencio López, Alcalde 1º de Lampazos? ¿Por qué ordenó que su instrumento ciego José Ma. Correa2 funja de comandante de policía en Lampazos? ¿Por qué a dejado de jefe de rurales en Lampazos al igualmente célebre Pedro Hernández? ¿A qué conduce la versión que neciamente propalan sus paniaguados de que el general Francisco Naranjo104 procura derribarlo del gobierno?…

Todo esto significa que Bernardo Reyes desea la presidencia de la república; pero es bueno que sepa de una vez, que el pueblo no le permitirá encumbrarse; que nosotros, como parte de ese pueblo, no se lo permitiremos.

Reyes al renunciar a su grado militar, por cuyo acto merece un proceso, tuvo en cuenta que su carácter de soldado en servicio activo le cerraba la entrada al gobierno de Nuevo León en una próxima reelección. Por eso renunció al grado militar. Y lo que la necedad atribuyó a patriotismo, a altruismo, no fue otra cosa que el resultado de un cálculo egoísta. La constitución de Nuevo León, reformada por orden de ese soldado, prescribe que los soldados en servicio activo no pueden ser gobernadores. Eso lo ordenó cuando en su fiebre de mando se soñó presidente de la república y para impedir que los generales Treviño3, Naranjo4 y Garza Ayala5 pudieran ser gobernadores del estado.

En su inmensa megalomanía, jamás consideró el ex ministro que las armas que forjaba para debilitar a sus enemigos, tendrían que volverse en contra suya. Como decíamos en nuestro número anterior6, para ciertos espíritus la altura es la ruina; la mayor de las locuras era poner zancos al enano, porque ese enano se crecerá, se hinchará.…

Eso sucedió a Bernardo Reyes … Se soñó grande, inmenso … Los zancos trastornaron su cerebro, se enloqueció y él mismo se dio muerte. Él ordenó a la legislatura de Nuevo León que decretase que los militares en servicio activo no pueden ser gobernadores del estado, y él quien envalentonado por el éxito prescribió el retiro forzoso en la milicia….

Fue que se soñó presidente…

La presencia de Reyes en Monterrey es bastante peligrosa. Ese funcionario ha ordenado a los alcaldes de las municipalidades que lo designen para gobernador del estado en la próxima lucha electoral, y se dice que está influyendo para que la legislatura derogue el decreto sobre la incapacidad de los militares en servicio activo para ocupar el puesto de gobernador.

No puede caber duda alguna acerca de las ambiciones políticas de Bernardo Reyes. La afluencia de politicastros de Coahuila en Monterrey da en que pensar, porque ¿qué explicación podrá darse a la presencia de esos individuos en la capital de Nuevo León?

Por todos estos datos, el pueblo de la república se muestra inquieto, y si cuando salió Reyes de la capital tuvo por acompañante la ironía de todo un pueblo, ahora, gracias a las intrigas del reyismo, esa ironía se está convirtiendo en espanto y ese espanto amenaza tornarse en pánico.

Nosotros damos la voz de alarma para que el pueblo sepa, llegado el caso, sofocar ambiciones políticas que ocasionarán la ruina de la patria, si no se muestra pujante y grandiosa la voluntad nacional.

– – – – NOTAS – – – –

1 José María Herrera. Alcalde de Lampazos, N. L.. Participó en la persecución del bandolero Juan Rodríguez (a) El Coyote.

2 José Ma. Correa. Policía de Lampazos, N. L.. Ejecutor de las represiones ordenadas por Bernardo Reyes contra los liberales de la localidad.

3 Francisco Naranjo. (1839-1908). Militar liberal lampacense. Participó en la guerra de Tres Años. Combatió la intervención francesa y al imperio bajo las órdenes de Mariano Escobedo. Secundó los planes de La Noria y Tuxtepec. Fue ministro de guerra (1882-1884), durante la presidencia de Manuel González. A su retiro del ministerio, mantuvo relaciones tensas con el régimen de Bernardo Reyes. En 1888, fue director del Ferrocarril Nacional Mexicano.

4 Gerónimo Treviño. (1836-1914). Militar y político liberal neoleonés. Tomó parte en múltiples acciones militares en las guerras de Reforma e Intervención; en ésta, comandó la Legión del Norte. Al triunfo de la República gobernó Nuevo León, de 1867 a 1871. Partidario de los planes de La Noria y Tuxtepec. Ocupó el Ministerio de Guerra (1881-1883). Durante la presidencia de Mnauel González obtuvo la concesión del ferrocarril de Monterrey al Golfo. Se retiró del ejército en 1884, por presiones de Porfirio Díaz. Al triunfo del maderismo fue jefe de la 3ª zona militar en Monterrey. Gobernó el Estado en 1913, época en la que Venustiano Carranza le ofreció el liderazgo de la revolución constitucionalista, responsabilidad que rechazó. Murió en el exilio.

5 Lázaro Garza Ayala (1830-1913). Abogado y militar liberal regiomontano. Participó en las guerras de Reforma e Intervención; en ésta, fungió como lugarteniente de Jesús González Ortega. Al restaurarse la República, presidió el Tribunal Superior de Justicia de Nuevo León. Gobernador interino en 1869-1870, 1872 y constitucional, de 1887 a 1889. Porfirio Díaz se valió de su enfrentamiento con los cacicazgos locales, para debilitar la influencia de Jerónimo Treviño y Francisco Naranjo, e imponer a Bernardo Reyes.

6 Véase supra, Art. 20, «Dos ambiciones».

Comienza a nublarse el cielo de Nuevo León.

Ya lo habíamos previsto. Bernardo Reyes es incapaz de gobernar sin ayudarse del terror. Hay naturalezas que sólo pueden distinguirse oprimiendo, destruyendo.

Bernardo Reyes no podrá distinguirse más que oprimiendo, destruyendo.

No hace un mes que llegó a Nuevo León; no han pasado aún treinta días desde que lo destituyó el general Díaz. Y cuando todavía conserva en sus vestidos el polvo del camino que la indignación autocrática lo obligó a recorrer, sus esbirros comienzan a perseguir al ciudadano honrado y digno.

El caballeroso periodista alemán, señor Martín J. Stecker1, que edita en Linares, N.L., el simpático periódico El Trueno2 acaba de ser víctima de un atropello, vulgar tal vez entre las indisciplinadas hordas africanas, pero bochornoso para un país civilizado como México.

Con el lujo de fuerza que se acostumbra a emplear hoy, fue conducido el señor Stecker a la cárcel de Linares la noche del 10 del corriente, con gran disgusto de la sociedad linarense que temía por la vida del prisionero, pues los esbirros habían recibido la orden de llevar al periodista a la cárcel VIVO O MUERTO.

El pretexto para encarcelar al señor Stecker es trivial. Es el gastado pretexto del despotismo para anonadar a los hombres que no se han afeminado. Se acusa a dicho periodista de haber insultado a la autoridad porque publicó en El Trueno el siguiente suelto:

"De Urgencia.

"Nos vamos a tomar la libertad de indicar al nuevo R. Ayuntamiento de esta ciudad, la necesidad de hacer más anchas las banquetas de nuestras calles.

"Parecerá bien extraña nuestra indicación; pero nuestras razones son tan poderosas como nuestra propia experiencia, puesto que hay una persona en Linares tan hinchada de soberbia, que banquetas no le caben, sobre todo cuando anda con puro entre dientes y bastón en mano.

"Si nuestra indicación merece la pena de ser escuchada, que se empiece por las banquetas de la calle en donde tenemos establecida nuestra oficina; esto lo deseamos no por pretensión sino por necesidad; es una de las calles más céntricas, de más transito, por encontrarse en ella la oficina de correos y la agencia de la cervecería de Cuauhtémoc; y por último parece que el aludido personaje a propósito elige esta banqueta para lucirse."

Como se ve en ese suelto no se alude a personalidad alguna determinada, pero era preciso atropellar al hombre que a raíz de la caída del ex-ministro de la guerra, publicó un alcance al Trueno dando la hermosa nueva de la destitución de Bernardo Reyes.

El señor Stecker, además, ofreció publicar en El Trueno una candidatura para funcionarios públicos del estado de Nuevo León.

Pero no es éste el primer atropello que sufre el señor Stecker. En agosto del año anterior se le tuvo veintiocho días en el común de presos de la cárcel de Linares, también por asuntos periodísticos, y con motivo de esa prisión, el señor Coghlan,3 persona bastante conocida en el país, se acercó a
Bernardo Reyes para hablar en favor del señor Stecker. El entonces Ministro, envanecido con el cargo que sin merecerlo le confió el general Díaz, contesto: "Stecker ha insultado a las autoridades y tendrá que estar en la cárcel hasta que se le quite lo valiente".

Esa respuesta de Bernardo Reyes, nos da la medida del respeto que dicho individuo tiene al derecho que asiste al ciudadano, de discutir los actos buenos o malos de las autoridades.

Nosotros, que no vemos en la persecución iniciada contra el periodista liberal señor Stecker, otra cosa que el principio de una serie de venganzas, protestamos contra la encarcelación del mencionado periodista y excitamos al pueblo de Nuevo León a que se apresure a elegir un gobernador efectivamente patriota en las próximas elecciones.

Pero hay más. En Nuevo León no hay garantías, y por lo mismo, tememos por la suerte que esté reservada a nuestro colega el señor Martín J. Stecker.
Nuevo León tiene una historia de duelo que nos hace estremecer. El suelo de ese infortunado estado ha sido empapado mil y mil veces con las lágrimas de un sin fin de viudas y de huérfanos.

Ya es tiempo de que haya garantías. El honor nacional sufre mengua en virtud de los salvajes atentados que sufren los periodistas independientes.

– – – – NOTAS – – – –

1 Martín J. Stecker. Periodista suizo. Residió en Linares, N. L. y a partir de 1912 en Monterrey. Junto con su hijo del mismo nombre tomó parte en la política local primero a favor y luego en contra de Bernardo Reyes. Se exilió en Estados Unidos en 1914.

2 El Trueno, (1892-¿?). Linares, N. L. Dir. Martín J. Stecker. Red. Martín Stecker.

3 Francisco M. Coghlan. Ingeniero. Director de operaciones en las Minas de Santa Ana, S. L. P., propiedad de Gregorio de la Maza desde 1885 y apadrinadas por Porfirio Díaz desde 1895.

Desengáñense los reyistas. Su ídolo no los amparará.

Todos saben perfectamente que Reyes es rico, y que a pesar de serlo, al ser destituido pidió con singular exigencia que se le dieran DIEZ MIL PESOS para marcharse a Monterrey, siendo satisfecha su exigencia.

También saben todos, que no obstante ser rico, pidió con no menos singular exigencia, el propio ex-ministro, PASE LIBRE EN EL FERROCARRIL hasta Monterrey, tanto para él como para toda su servidumbre y muebles, y que también fue satisfecha esa exigencia.

Igualmente saben todos, que con la misma singular exigencia, pidió que se le regalase un sobresueldo mensual no menor de QUINIENTOS PESOS, y que se le otorgó con inexplicable complacencia la gracia exigida.

Y sin embargo, ese hombre rico por cuya causa sufren los horrores de la prisión cinco de sus más ardientes partidarios, los señores Enrique Enrile, Onecíforo Durán, Salomé Botello,1 Rafael Zubarán2, Cipriano y José Ma. Lozano,3 se conformó con enviar, a modo de obsequio de año nuevo, CINCO PESOS para que se los repartieran los mencionados señores Redactores de La Protesta….

Nuestro periódico, siempre honrado, y, por lo mismo, siempre perseguido: El Hijo del Ahuizote, que jamás ha cambiado de bandera, y que en dieciocho años de lucha contra la opresión ha sabido sostener sus ideales políticos, protesta contra la solapada especie que vierten en su periódico4 los señores Diódoro Batalla5 y Luis del Toro,6 sobre que nuestra publicación esté al servicio de los desahogos de los "científicos".

El Hijo del Ahuizote no tiene ligas con ningún partido personalista porque está convencido de que el personalismo ha acarreado la ruina de la democracia en nuestro país y sólo ha servido para entronizar dictaduras. El Hijo del Ahuizote lucha por principios, por los principios republicanos cuya práctica anhela el Partido Liberal y que están muy por encima de torpes personalismos y de repugnantes banderías egoístas.

Nuestro periódico no puede ser sospechoso de "científico": mas puede ser sospechosa de tal, la publicación de los señores Batalla y Toro, porque antes de fundar su hoja esos señores, recibían el sueldo de cien pesos mensuales cada uno, sueldo que salía de la caja de los periódicos vendidos El Mundo y El Imparcial.

El cadáver del reyismo comienza a entrar en descomposición. Era, pues, forzoso que el organillo de los señores Batalla y Toro comenzara a apestar…

– – – – NOTAS – – – –

1 Salomé Botello Garza. (1875-1949). Abogado y periodista neolonés. Representó a la Agrupación Liberal Pro Patria (México, D. F.), y al Club Liberal Villaldamense en el Congreso de San Luis Potosí (1901). Colaborador del reyista La Protesta. Diputado local en 1909, y en 1912 miembro fundador del Partido Liberal en la entidad. Bajo el régimen huertista fue gobernador de Nuevo León y secretario del Despacho de Industria y Comercio; a la caída de Huerta se exiló en Estados Unidos de donde regresó en 1920.

2 Rafael Zubarán Campmany. (1875-1948). Abogado campechano. Reyista. Fundador del Partido Democrático (1908), con Jesús Urueta y Manuel Calero, entre otros. Se unió al maderismo y posteriormente al Constitucionalismo. Dirigió el Partido Liberal Constitucionalista. Secretario de Gobernación (1914-1915); agente confidencial de Carranza en Washington (1916); secretario de Industria, Comercio y Trabajo (1920-1921). Líder de la rebelión delahuertista en 1923.

3 José Ma. Lozano (1878-1933). Agente de Ministerio Público y periodista jalisciense. Colaborador de El Debate (México, D. F.), 1909-1910. En 1909, con Nemesio García Naranjo dirigió la comisión de propaganda de la campaña para la reelección de Díaz. Diputado federal en 1912, formó parte del llamado Cuadrilátero junto con sus excolaboradores en El Debate. Fue secretario de Instrucción Pública y de Caminos y Obras Públicas en el gobierno de Huerta.

4 Véase, supra., n. 93.

5 Diódoro Batalla (1867-1911). Abogado veracruzano. Participó en las protestas estudiantiles relacionadas con la Deuda Pública (1884). Asistió al Congreso Liberal celebrado en San Luis Potosí (1901). Formó la Asociación Liberal Reformista, de la cual fue presidente (abril de 1902).En noviembre de 1908, promovió la organización del Partido Democrático. Diputado por Veracruz (1910).

6 Luis del Toro. (1872-1920). Periodista veracruzano. Colaborador de La Bandera Veracruzana, El Diario del Hogar y El Partido Liberal. Cofundador de El Globo de Carlos Rugmanac. Escribió en La Raza Latina y en El Monitor Republicano. Propietario de El Correo de México y redactor de La Nación y El Debate. Desde El Independiente atacó la intervención norteamericana de 1914 en el puerto de Veracruz. Junto con otros redactores de este periódico salió del país. Radicó en España.

Ya era tiempo. El pueblo comienza a sacudir la indiferencia que por espacio de veinticinco años lo tuvo dominado. El león comienza a desperezarse; está próximo a rugir.

Veinticinco años de indiferentismo; veinticinco años de apatía; veinticinco años de inactividad ciudadana, han hecho comprender al pueblo, que urge ejercitar el civismo, si se quiere que las instituciones se salven.

El pueblo ha comprendido al fin que la grandeza de las naciones está en razón directa de las virtudes cívicas de sus hijos; que para que una nación sea poderosa, precisa que sus hijos sean ciudadanos.

Esto ha comprendido el pueblo de Nuevo León y se propone luchar en las próximas elecciones para gobernador del estado.

El pueblo de Nuevo León, como el de los demás estados de la república ha sufrido demasiado, principalmente bajo la tiranía del general Bernardo Reyes; por eso ahora ese pueblo se propone luchar con vigor en la próxima campaña electoral.

En todas las municipalidades del estado se hacen grandes preparativos para las elecciones, lo que hace presumir que ahora sí sabrá imponerse la voluntad popular.

Nos regocija esa actividad democrática porque es de gran significación.

Desde luego, significa que el pueblo está cansado de soportar tiranías.

En efecto; el pueblo ya no quiere ser el Tántalo1 que ve la libertad y que no puede alcanzarla. Está hastiado de ese papel.

Para un pueblo viril como el nuestro, sobra tanta opresión.

El pueblo ha permanecido inactivo porque se le ofreció trabajar en su provecho. Pero está desengañado.

Se le ofreció la "no reelección" y se le ha burlado con la reelección. Se la ofreció la supresión de la odiosa renta del timbre, y se le ha burlado con el timbre. Se le ofreció no perseguir a la prensa y allí están nuestros compañeros Ricardo y Enrique Flores Magón, Evaristo Guillen y Federico Pérez Fernández sufriendo la inquina de los tiranos en Santiago Tlatelolco hace más de cuatro meses.

No, el pueblo ya no quiere ser Tántalo. Quiere hacerse respetar. El león comienza a desperezarse; está pronto a rugir.

Y cuando ruja, caerán los falsos ídolos.

Nos regocija también la actividad democrática de los hijos de Nuevo León, porque por medio de ella podrán librarse de un funcionario funesto: Bernardo Reyes.

Reyes para Nuevo León, es un azote; para la patria es un futuro tirano.

La historia de Nuevo León, bajo el dominio de Reyes, es el resumen de un infortunio inmenso. Reyes en el poder es la opresión. Representaría un buen papel gobernando presidios o cuarteles. Hay naturalezas a las que la presencia de los grillos o de los calabozos las hace estremecer de voluptuosidad.

Para algunos, el látigo es más poético que un rosal en flor.

Bernardo Reyes creyó que en Nuevo León podría sostenerse después de su destitución del ministerio de la guerra, y se equivocó. El pueblo fronterizo lo despedirá de aquel estado como el general Díaz lo despidió del gabinete.

Y harán bien los fronterizos.

– – – – NOTAS – – – –

1 Tántalo. Personaje mitológico griego. Por robar el néctar de los dioses fue condenado a sufrir sed perpetuamente, sumergido hasta la barbilla en una laguna cuyas aguas descendían cuando intentaba beberlas.

¿Para qué derramar más sangre? ¿No está aún suficientemente empapado el suelo nacional?

El señor Martín J. Stecker, director de El Trueno va a ser conducido de la cárcel de Linares a la de Montemorelos, N. L., ciudad que dista doce leguas de la primera.

El decoro de la nación exige garantías. Ya es tiempo de que cesen en el país los atropellos que le han dado triste fama en el extranjero. Es preciso que se sepa que en México se respeta al ciudadano, para que no se nos tache de cafres.

El general Díaz debe poner coto a los atentados que nos desprestigian. Sepa Díaz, que Bernardo Reyes telegrafió a un tal Joaquín Benítez, que se dice doctor y desempeña el cargo de alcalde 1º de Linares, para que este individuo formulase acusación contra el señor Stecker, a fin de que el periodista independiente no presentara al pueblo la candidatura del señor licenciado Francisco E. Reyes1,que es simpático a los hijos de Nuevo León.

Excitamos a la prensa toda a que exija del gobierno las garantías por cuya ausencia sufre mengua el prestigio de nuestra infortunada patria.

Por nuestra parte, exigimos que se nos garantice la vida de nuestro hermano en la prensa, señor Martín J. Stecker. Ya no queremos calabozos. Estamos hartos de víctimas.

Decididamente a Bernardo Reyes lo pierden sus insufribles impulsos.

Recordarán nuestros lectores que Reyes pretendió confundir al buen liberal general Manuel Sánchez Rivera, y al efecto ordenó que se le procesase por haber intervenido en el reto que hizo el patriota ciudadano licenciado Antonio Díaz Soto y Gama al ex-militar y actual policía Pedro González Gutiérrez, reto que rehuyó éste.

Reyes ordenó al general Joaquín Z. Kerlegan2 que declarase que él, Kerlegand, había prohibido militarmente al señor Sánchez Rivera que interviniera en el duelo a que el señor Soto y Gama retó a su injuriador González Gutiérrez, a lo que se negó el señor Kerlegand, porque comprendió que por encima de las intriguillas del impulsivo ex-ministro, debería estar su honor de militar y de caballero.

Reyes, aconsejado por el despecho, se puso entonces de acuerdo con su instrumentillo Blas Escontría y acordaron despachar a Kerlegand a Yucatán para que la fiebre amarilla o el paludismo se encargasen de vengar el desaire que el honor militar del jefe de la zona de San Luis Potosí corrió al infortunado aspirante a presidente pero fue entonces cuando la nación celebraba con una carcajada inmensa la caída del pícaro de la política mexicana. Y Kerlegand no fue confiado a Yucatán.

Sin embargo, Kerlegand debe desconfiar de Blas Escontría, Escontría es clerical y ya se sabe, para los clericales el fin justifica los medios.

Recuerde Kerlegand, que por Escontría perdió el ameritado general Julio M. Cervantes3 la Jefatura de la zona militar de San Luis Potosí.

– – – – NOTAS – – – –

1 Francisco E. Reyes. Abogado y juez neoleonés. Protegido del exgobernador Lázaro Garza Ayala. Antiguo aliado de Bernardo Reyes fue postulado para gobernador de su estado natal por la Convención Electoral Nuevoleonesa, en oposición a Reyes (1903). Simpatizante del grupo científico.

2 Joaquín Zeferino Kerlegand. (1838-1908). Militar liberal tamaulipeco. Combatió la intervención francesa y el imperio en Puebla y Tamaulipas. Jefe de la prisión de Santiago Tlatelolco (1882) y jefe de armas de Yucatán (1886), Sinaloa (1887) y Campeche (1888), de donde fue gobernador hasta 1891. Gobernador interino de Tabasco (1891-1892) y comandante militar del mismo hasta 1903. Dirigió la Cárcel de Belén de 1904 a 1906.

3 Julio M. Cervantes. (1839-1909). Militar queretano. Combatió la Inetervención Francesa y el Imperio. Gobernador de Queretaro (1867-71). Combatió al general Trinidad García de la Cadena. Se opuso al Plan de la Noria. Diputado federal.

¡Oh! las complacencias de Porfirio Díaz perderán a la patria!

Él tiene complacencias con individuos como Blas Escontría, Bernardo Reyes, José Ives Limantour, etc., etc.; complacencias que sólo se explican por el afán que tiene de conservar un prestigio administrativo a fuerza de machete, y aunque grite el Derecho y se indigne la Justicia.

Las complacencias políticas tienen desastrosos efectos. Por ellas, las personalidades públicas antipáticas al pueblo, pueden medrar y hacer política; por ellas, lo que para el pueblo es opresión puede continuar oprimiendo.

En México, esa complacencia ha sido funesta. El general Díaz no sólo ha sido complaciente con determinados individuos, sino con lo que para nuestra patria significa el infortunio y la miseria: el clero.

Ese clero traidor, siempre dispuesto a la revuelta, ha sabido aprovechar las complacencias políticas de Porfirio Díaz ¿Para qué? ¿Para servir a Díaz?

Sí, para apoyarlo en cambio de una amplia protección por parte de la dictadura.

Pero ahora, ese clero siempre traidor está en camino de traicionar a su protector Díaz, para aliarse a Bernardo Reyes.

El clero ha comprendido que Díaz, gracias a su avanzadísima edad, morirá pronto, muy pronto y busca otro hombre de machete que le imparta una amplia y decidida protección.

¿Y qué hombre habrá mejor que Bernardo Reyes para proteger al clero?

¡Oh! las complacencias de Porfirio Díaz perderán a la patria.

Por permanecer en el poder hizo alianza con el clero; por permanecer en el poder hizo alianza con Reyes, con Limantour y con tanto funcionario funesto hasta con el pobre de Escontría.

¡Que vuelva sobre sus pasos Díaz; que recuerde que él lucho por la patria y recibió bien de ella; que recuerde que en Oaxaca nacen los Benito Juárez y no los Santa Anna…!

En vano declaramos; en vano traeremos a la memoria glorias asfixiadas por la conciliación. Siempre se levantarán muy altos y espantables los frutos de las complacencias políticas del general Díaz…..

Ya es la indefinida duración de la llamada campaña del Yaqui1 por complacer a Torres2,Izábal3 y Corral4; ya es la igualmente indefinida duración de la llamada campaña de Yucatán,5 por complacer a tres o cuatro ricachos que desean imperar sobre la tierra maya, atropellando la soberanía de Yucatán para formar un territorio ridículo a expensas de un estado de la Federación;6 ya es…. ¿Pero a qué seguir hablando?…

¡Llenaríamos desmesurados infolios si relatásemos la inmensa miseria que nos asiste!

Pero una de las complacencias de Díaz que más perjudicarán al país, es la que tiene con Bernardo Reyes. A este individuo lo despidió del ministerio, e hizo bien. Más ¿por qué no lo procesó? ¿Por qué no alojó en las cartucheras de Santiago Tlatelolco al militar que renunció al grado que se le regaló? ¿Por qué en lugar de apresarlo, lo despachó a Nuevo León?

La consecuencia de esa complacencia debería desde luego hacerse palpable. Ya se sabe que Reyes carece de tacto político.

Una nube de clericales invade las antesalas del palacio del gobierno de Nuevo León. Desde la residencia del arzobispo de México hasta la más infeliz sacristía de villorrio, no se trata más que de la próxima elección de Bernardo Reyes para presidente. Y eso significa que el ex-ministro desea la presidencia y se sirve del clero.

El bonete y el sable son hermanos. No asombre, pues, que vivan unidos. Cayó Reyes y tenía que ser ayudado por el clero.

Lo que debe hacer Díaz, es desterrar a Bernardo Reyes dándole cualquier comisioncilla en el extranjero, y no tenerlo en Monterrey.

– – – – NOTAS – – – –

1 Refiérese a la guerra de exterminio y colonización emprendida por el gobierno federal aliado con las oligarquías sonorenses en contra de las comunidades yaquis. Se inició alrededor de 1880 y no tuvo su fin sino hasta 1938. A partir de 1897, la guerra fue dirigida por el general Luis E. Torres, quien desarrolló el sistema de deportación hasta la creación de un auténtico mercado de esclavos que tuvo como destino final las plantaciones de Valle Nacional y Yucatán.

2 Luis E. Torres (1844-1935). Militar y terrateniente chihuahense. Combatiente contra la intervención francesa. Partidario del Plan de la Noria en 1871. Elegido gobernador constitucional de Sonora para el periodo 1879-83, volvió a ocupar el gobierno estatal de manera intermitente hasta 1911. Extendió su influencia política a Sinaloa, Tepic y Baja California, con la colaboración de Ramón Corral, Rafael Izábal y Lorenzo Torres. Principal beneficiario de la campaña del Yaqui a su cargo. En 1911 se exilió en Los Ángeles, donde murió.

3 Rafael Izábal. (1854-1910). Militar sinaloense. A partir de 1879 fue cinco veces diputado local, y dos diputado federal. Vicegobernador de Sonora de 1891 a 1895; gobernador interino, de 1900 a 1903 y constitucional de 1903 a 1907. Combatió a mayos, seris y yaquis. En 1906, con ayuda de los rangers de Arizona, reprimió la huelga en el mineral de Cananea. Acusado de traición a la patria fue absuelto y designado, en 1907, senador por el Estado de Guerrero.

4 Ramón Corral (1854-1912). Empresario y político sonorense. Diputado suplente por el distrito de Álamos en 1877. Vicegobernador constitucional de Sonora de 1887 a 1891. Gobernador del Estado durante el periodo de 1895-99. Gobernador del Distrito Federal de 1900 a 1903, cuando fue nombrado Secretario de Gobernación, cargo que ocupó hasta 1911. Vicepresidente de la República en 1904. Exiliado en Francia en 1911.

5 Refiérese a la campaña militar emprendida en 1898 por el gobernador de Yucatán, Francisco Cantón Rosado, en contra de los mayas insurrectos en la región de Chan Santa Cruz, cuya inconformidad se remonta a la guerra de castas (años cuarenta del siglo XIX). La rendición de los mayas fue conseguida por Ignacio A. Bravo, jefe de la zona militar, quien ocupó Chan Santa Cruz en 1901. Levantamientos esporádicos continuaron al menos hasta 1911.

6 Refiérese al decreto del 16 de enero de 1902 por medio del cual Porfirio Díaz segregó a Yucatán la superficie de 50, 843 para eregir el Territorio Federal de Quintana Roo.

Parece que ha llegado el momento de romper las plumas, para esgrimir en su lugar la fusta. Puesto que los tiranos ya no oyen la razón, exhibámoslos. Cuando el cacique, de abuso en abuso llega hasta la insolencia, no hay más remedio que fustigarlo.

En la república el periodista independiente es tratado como facineroso. Aquí no hay garantías para el ciudadano que pone sus energías al servicio del pueblo. El bofetón, el salivazo, el puntapié; con todo eso se premia al hombre que ama a su patria y quiere hacerla grande.

El periodista Dionisio L. Hernández1 que sufría una larga prisión Matehuala, ha sido trasladado a la Penitenciaría de San Luis Potosí después de un encierro de dieciséis meses.

Esto ya es grave; pero falta aún.

Era preciso llegar al salvajismo.

Al señor Hernández se le condujo a pie, atado fuertemente con toscas cuerdas y entre un grupo de rurales. De ese modo se le hizo caminar diez leguas, bajo un fuerte aguacero, sin abrigo y sin alimentos.

¿Cree Blas Escontría que con esos procedimientos se honrará a la nación? ¿No sabe Blas Escontría que está obligado a procurar el prestigio de la patria?

¡Ah! la tiranía ha arrojado la careta; se ha despojado de sus atavíos republicanos y se nos presenta horrenda y fatídica como una maldición!

Nosotros, como liberales y como mexicanos, protestamos enérgica y formalmente contra los abusos del gobierno de Escontría.

Este gobernador inepto, clerical y reyista debe ser destituido. Ya ha procurado demasiado escándalo, y urge, por consiguiente, su destitución.

– – – – NOTAS – – – –

1 Dionisio L. Hernández. Periodista potosino. Director de El Pensamiento (S. L. P.) 1895, de El Progreso (1901) y El Independiente, (1910) estos últimos en Matehuala, S. L. P.

Pétalos marchitos ya; plumajes deslustrados; nieves ofendidas por el fango…..

Mangos enderezados frente a los encinos; las colinas escupiendo a las montañas; el charco haciendo mofa del mar……

El dromedario haciendo burla de la cebra; el murciélago, de la mariposa; el sapo, de la elegante esbeltez de la garza…..

El veneno sobre el cordial; la hiel sobre el almíbar; la atarjea sobre el río; el estiércol sobre el incienso…..

Miseria igual, idéntica desgracia presencia el sufrido pueblo mexicano. Tuvo una gloria: la Constitución política de 1857 ¿y qué ha quedado al pueblo de ese libro?…. Pétalos marchitos ya; plumajes deslustrados; nieves ofendidas por el fango……

Ayer, en 1857, todo era luz. Titanes a quienes deshonramos con nuestra pusilanimidad abatieron la insolencia del machete, estrangularon la arrogancia de la sotana, llevaron la luz a las ensombrecidas conciencias y azotaron el rostro de los tiranos con las cadenas que martirizaban al pueblo.

Todo eso fue ayer….. Ayer fue la primavera….. Hoy es el invierno…… Las ilusiones, como las flores, no duran bastante; y los "Derechos del Hombre," para nosotros, fue una ilusión que como las flores, murió temprano…..

Los Juárez, los Lerdo,1 los Gómez Farías,2 los Zarco3, los Ocampo4,los Ramírez5, los Altamirano. De esos gigantes sólo conservamos la memoria y ellos nos han abandonado; ya no nos protegen porque permitimos que nos explote el capital; porque permitimos que nos embrutezca el fraile; por que permitimos que se prostituya la justicia, que nos ultraje el machete y nos abofetee el cacique……

Suda el pueblo mexicano recorriendo de sol a sol las inmensas llanadas, sembrando con amor el grano que se multiplicará y hará la felicidad ¿de él?. …. No; de su patrón……

Suda el pueblo mexicano la barreta y el martillo y el cincel en el fondo tenebroso de las minas, arrancando a fuerza de brazo los preciosos metales, que brotan en abundancia de la roca herida, como manantial bienhechor que hará la felicidad ¿de él?….. No: del militarismo que se adorna de entorchados y escandaliza con el lustre de sus botas ante la inmensa desnudez del pueblo……

Suda el pueblo mexicano auscultando con cariño de médico bondadoso el vientre hidrópico de las calderas, que haciendo mover la maquinaria del taller transformará la fuerza en efecto y el efecto en felicidad ¿de él?…. No; del mandón que oprime, explota, veja…..

Ayer fue la luz, fue la belleza, fue el perfume, fue la flor. Hoy es la negrura, lo horrendo, lo hediondo, el cieno.

Romped ¡oh poetas! ¡oh pensadores! ¡oh amigos del pueblo! vuestras plumas; volcad vuestros tinteros; desmenuzad vuestras impecables cuartillas antes que vuestras plumas se tornen en navajas; vuestros tinteros en jaboneras y vuestras impecables cuartillas en innobles toallas.

Recordad que en 1857 los hombres de Ayutla, constituidos en Representación Nacional, cortaron una a una las cabezas de la hidra que para nosotros es el infortunio y que se llama: militarismo y clero; la fuerza inconsciente y el fanatismo, que se ayudan, que se dan la mano. ¡Como que la obscuridad protege la alevosía del puñal!

Lloremos. Enlutemos los oriflamas que significaban nuestras glorias de ayer. … Pero no: ¿por qué llorar? Indignémonos más bien al presenciar que nuestras glorias no son más que pétalos marchitos ya; plumajes deslustrados; nieves ofendidas por el fango.

– – – – NOTAS – – – –

1 Sebastián Lerdo de Tejada (1823 -1889). Abogado y político liberal veracruzano. Ministro de Relaciones Exteriores en el gobierno de Ignacio Comonfort (1857) y diputado al Congreso de la Unión (1861-1863). Junto con Juárez e Iglesias, se le considera pilar del gobierno republicano durante la invasión francesa. Ministro de Relaciones y Gobernación durante el gobierno juarista. Al terminar la guerra fue electo a la presidencia de la Suprema Corte. En 1871 se postuló a la presidencia de la república, contendiendo contra Juárez, y fue derrotado. A la muerte de éste (1872) asumió la presidencia interinamente, para luego ser elegido constitucionalmente. Durante su gobierno se dio la categoría de constitucionales a las leyes de Reforma. La sucesión presidencial de 1876 dio pie al Plan de Tuxtepec, con Díaz a la cabeza. Derrotado a fines de ese año, se exilió en Nueva York.

2 Valentín Gómez Farías (1781-1858). Médico y político jalisciense. Diputado a las Cortes Españolas (1812). En 1821 se adhirió al Plan de Iguala. Propagó las ideas liberales, especialmente en Zacatecas. Inició la Reforma. Vicepresidente de México en 1833 y 1846 y Presidente en 1833, 1834 y 1846-1847. Secundó el Plan de Ayutla. Diputado por su estado natal al Constituyente de 1856-1857.

3 Francisco Zarco (1829-1869). Periodista y político liberal duranguense. Colaborador de El siglo XIX (1852), de Las cosquillas y del Presente amistoso. Representante de Durango en el Constituyente de 1856-1857. Ministro de Gobernación y de Relaciones bajo la presidencia de Juárez. Durante la intervención francesa se refugió en Estados Unidos. Volvió a México al restaurarse la república.

4 Melchor Ocampo (1814-1861). Abogado michoacano; una de las figuras ideológicas centrales del liberalismo mexicano. Apoyó la lucha contra la intervención norteamericana; opositor a los tratados de Guadalupe-Hidalgo. Volvió a México al triunfo de la revolución de Ayutla. Diputado al Congreso Constituyente de 1856. Ministro de Gobernación, Relaciones y Hacienda, bajo la presidencia de Juárez. Promotor de las leyes de desamortización (1859). Firmante del tratado MacLane-Ocampo. Fue secuestrado y fusilado en 1861, por las fuerzas de Leonardo Márquez.

5 Ignacio Ramírez (1818-1879). Escritor, abogado y político liberal guanajuatense. Miembro de la Academia de Letrán. En 1845 fundó Don Simplicio, al lado de Guillermo Prieto y Vicente Segura. En ese periódico comenzó a usar el seudónimo de El Nigromante. Fundador de El Clamor Progresista (que postulaba a la presidencia a Miguel Lerdo de Tejada) y colaborador de El Monitor Republicano. Profesor del Instituto Literario de Toluca. Diputado al Congreso Constituyente de 1856 y ministro de Justicia y Fomento en el gabinete de Benito Juárez. Durante el imperio estuvo exiliado en California. Al restaurarse la República fue magistrado de la Suprema Corte de Justicia.

No; la mujer no es ni debe ser la esclava del hombre. La mujer, como el hombre, tiene cerebro; la mujer, como el hombre, tiene corazón; la mujer, como el hombre piensa, siente, odia o ama. Hay más, la mujer, como el hombre, tiene patria. Pero el clericalismo quiere que la mujer sea esclava, sea cosa. El clericalismo quiere que la mujer se someta al infortunio, que vea el mal y no proteste, que vea la opresión y no se yerga vengadora.

El País, periódico ultramontano, hace burla de la honrada y dignísima labor emprendida por nuestra correligionaria Sra. Juana B. Gutiérrez de Mendoza1.

Esta dama excepcional vio que la patria sufría encadenada por la dictadura y se levantó vigorosa, dispuesta a romper cadenas y a fustigar tiranías.

Eso ha hecho la valerosa Sra. Gutiérrez de Mendoza; y por ello ha merecido el bien de la patria y del Partido Liberal.

Continúe la señora Gutiérrez de Mendoza, directora de Vésper2, su ardua labor, sin inquietarse por la burla de la mojigatería. Ella está muy por encima de las miserias de sacristía.

Bernardo Reyes, el impulsivo ex-ministro, continúa vengando su despecho y haciendo víctimas. Ya es el periodista liberal señor Stecker que sufre en la prisión de Linares el odio que le tiene ese soldado;3 ya son los vecinos de Lampazos, que sufren la presencia de Aureliano Díaz y Pedro Hernández; ya es nuestro correligionario Luis M. Benavides4, que a pesar de haber sido amparado por la Suprema Corte de Justicia de la nación, sufre en un cuartel las consecuencias de ser honrado y de ser liberal.

Y sin embargo, Bernardo Reyes ha ordenado a la policía que recoja firmas entre los ciudadanos fronterizos, pidiendo su reelección…..

Pero los ciudadanos le vuelven las espaldas y en lugar de asentar su firma para la reelección de Reyes, lanzan una imprecación…..

– – – – NOTAS – – – –

1 Juana Belen Gutiérrez de Mendoza (1880-1942). Periodista duranguense. En 1897 fue encarcelada por dos años por su reportaje sobre las condiciones de los mineros en Sierra Mojada, Chih. A su salida fundó el Club Liberal Benito Juárez en Minas Nuevas, Chih. En 1901, marchó a Guanajuato y fundó ahí el periódico Vésper el que publicará intermitentemente hasta 1932. En 1903 llegó a la ciudad de México, se afilió al club Ponciano Arriaga, del que fue vocal primera. Fue encarcelada en Belém, a fines de ese año. En 1904 se trasladó a Laredo y luego a San Antonio, Texas. Ante los desaveniencias entre RFM y Camilo Arriaga, tomó partido por este último. En 1905, regresó a la ciudad de México. Colaboró en La Corregidora y fundó El Partido Socialista. Con Dolores Jiménez y Muro, formó el grupo Socialistas Mexicanos. En 1909 fundo el Club Político Femenil Amigas del Pueblo y el Club Hijas de Cuauhtémoc. Durante la campaña electoral de Francisco I. Madero solicitó el derecho al voto para las mujeres. Firmó el llamado Plan de Tacubaya, en octubre de 1911. Se trasladó a Morelos y se vinculó al zapatismo. Formó el regimiento Victoria al que dirigió con el grado de coronela. Arrestada por las autoridades huertistas, pasó 10 meses en la cárcel de Belém. Tras la caída de Huerta fue liberada y continuó al lado del zapatismo. Durante la presidencia de Venustiano Carranza fue nuevamente recluida. De regresó a Morelos, en 1919 y hasta 1922, dirigió su Colonia Agrícola Experimental Santiago Orozco. Maestra misionera durante el paso de José Vasconcelos por la secretaría de Educación Pública. En 1926 fundó la asociación proindigenista Consejo de Caxclanes.

2 Vésper. “Justicia y libertad”. Guanajuato (1901), México, D. F. (1903, 1905, 1910 y 1932), Laredo, Tex. (1904), San Antonio, Texas (1904-1905). Dir. Juana Belén Gutiérrez de Mendoza. Col. Elisa Acuña y Rosete, Santiago de la Hoz.

3 Véase, supra., art. 23, “Garantías, garantías”

4 Véase, supra., art. 15, “Notas negras”

Urge ya que se inyecte virilidad a nuestro pueblo si se quiere salvarlo del afeminamiento.

Tanto se le ha vejado, se le ha ultrajado tanto, se le ha envilecido a tal grado, que hoy ve con indiferencia la condición de paria de la ley y de mendigo del derecho a que lo ha reducido la dictadura.

Y ese mal que aqueja a nuestro pueblo, aqueja de igual modo a nuestros funcionarios, aún a los de alta categoría.

El servilismo ofreció hace pocos días un banquete al general Francisco Z. Mena y a Ramón Corral. Y en ese banquete Pablo Macedo1 habló…. y dijo…. lo que la cobardía política lo obligó a declarar…. que el tal banquete no tenía carácter político.

Francisco Z. Mena también habló… y dijo, que Pablo Macedo tenía razón, agregando que sólo Porfirio Díaz tiene derecho de hacer política… y que Mena, Macedo, etc., etc., no son más que empleados y servidores ¿de la nación?, no, de Díaz…

Ese es el resultado de los sistemas opresores. La fuerza cuando se endereza contra la libertad, emascula al ciudadano…

Pueblo, contempla tu desventura. Si crees que es benéfica la centralización de los poderes, desengáñate. Ve cómo al amor al champagne y bajo la somnolienta influencia de una digestión feliz, se declara que no tienes derechos, que los derechos son de la dictadura.

– – – – NOTAS – – – –

1 Pablo Macedo (1881-1918). Abogado capitalino. Miembro del grupo de los “científicos.” Secretario del gobierno del Distrito Federal (1876-1880) Director de la Escuela Nacional de Jurisprudencia (1901-1904) y diputado federal (1880-1882, 1892-1894 y 1906-1911). Murió en el exilio

Repugna que el pantano hable de la nitidez de linfa.

Nos repugnó que el organillo de Batalla, Toro y Dehesa estampase los principios liberales al lado de serviles homenajes al general Díaz y protestamos.2

Ahora protestamos también contra lo que afirma Las Noticias, papel que se publica en Saltillo. Esa hoja, al hablar de nuestro glorioso 5 de febrero, asienta sin rubor que el general Díaz es el continuador de la magna obra de Juárez.

No; el general Díaz no es el continuador de la magna obra de Juárez ni podrá serlo, porque entre la labor de Díaz media un abismo. Juárez luchó por hacer de cada hombre un ciudadano. Díaz lucha por hacer de cada hombre un eunuco. Juárez luchó por hacer de nuestra patria una república; Díaz lucha por hacer nuestra patria una monarquía. Juárez luchó por el imperio de los principios democráticos; Díaz lucha por la destrucción de esos mismos principios. Juárez nos dio derechos; Díaz nos ha despojado de ellos. Juárez fue amigo del pueblo; Díaz es amigo de la aristocracia, del bonete y del sable. Juárez fue liberal; Díaz es conservador……….

Que el servilismo ensucie sus labios balbuciendo absurdos himnos en honor de la autocracia; pero que no hable del republicanismo, que no hable del liberalismo, que no hable de Juárez. ……. Repugna que el pantano hable de la nitidez de la linfa. ……….

Regeneración habló de cierta hierba maldita3, que, como los hongos, crece robusta y lozana en la sombra, en los pudrideros.

Hay organismos que, como el de los cerdos, se estremecen de voluptuosidad ante lo hediondo.

En Nuevo León, a la sombra de una administración que asfixia y a cuya influencia desfallece todo lo sano, se yergue el cinismo para trabajar en favor de la reelección de Bernardo Reyes.

Afortunadamente, el pueblo de Nuevo León se muestra dispuesto a hacerse respetar, y si persevera, triunfará su candidato, licenciado Francisco E. Reyes.

De modo que, si el cinismo se yergue para trabajar en favor de la reelección de Bernardo Reyes, el pueblo está erguido ya y se dispone a someter la audacia de los lacayos de ex-Ministro.

La juventud, que debiera representar el vigor, la energía, el entusiasmo; la juventud, que en todos los países es justamente considerada como esperanza de la patria, porque ella está destinada a remplazar las energías debilitadas por la edad; esa juventud, entre nosotros, como dijo el poeta, «ya no tiene vigor, ya está perdida».4

La sociedad «Ignacio Ramírez»5 preparó un festival para la noche del 18 del corriente, con el fin de celebrar su sesión solemne de apertura.

Alguno de los socios, buen patriota y buen liberal, propuso que se invitase oficialmente al Club Liberal «Ponciano Arriaga» y a El Hijo del Ahuizote para que concurrieran a la sesión de apertura. Y el auditorio se estremeció de pavor.

Los juveniles rostros, que pocos momentos antes se mostraban encendidos a efectos del entusiasmo que comunica el arte a las naturalezas exquisitas, tornáronse pálidos y se helaron los labios.

¡Patria! ¡Tienes juventud!; pero como dijo el poeta, «ya no tiene vigor, ya está perdida».

La sombra de nuestro inolvidable Nigromante debe haberse estremecido de indignación, al ver cómo un grupo de jóvenes que ha tomado su nombre para darlo a su sociedad, se sintieron débiles y se helaron de pavor ante la idea de invitar a un Club Liberal compuesto de liberales y de patriotas, y a un periódico que ha sabido ser honrado, que ha sabido ser viril ahora que todo se afemina, se corrompe todo, hasta la juventud que debiera representar el vigor, la energía, el entusiasmo.

La sociedad «Ignacio Ramírez» debe bajar el nombre del patricio ¿Por qué no adopta el de Bernardo Reyes?

¡Patria! tienes juventud; pero como dijo el poeta, «ya no tiene vigor, ya está perdida».

– – – – NOTAS – – – –

1 La tercera parte de este artículo, junto con el intitulado “La Sociedad Ignacio Ramírez”, firmado por Santiago de la Hoz (no. 840, 1 de marzo de 1903, p. 136) y, sobre todo, la nota de los editores que lo acompaña, han dado origen a que se afirme que el seudónimo de Escorpión era compartido en El Hijo del Ahuizote por RFM con Santiago de la Hoz, mismo que utilizaba el alias de El Hombre Gris. Vid. María del Cármen Ruiz Castañeda, et al. Diccionario de seudónimos, anagramas, iniciales y otros alias, usados por escritores mexicanos y extranjeros que han publicado en México, México, UNAM, 2000, entrada ‘Santiago de la Hoz’, p. 398. Lejos de descubrir el seudónimo, la ambigüedad con que está escrita la nota de los editores, lo sostiene.

2 Véase, supra., art. 24, “Notas negras”

3 Véase, art. “La hierba maldita”. Vol. 3

4 “Ves esa juventud? Aún de la vida/Se encuentra en el umbral, y sin embargo, /Ya no tiene vigor, ya está perdida…”

5 Refiérese a la Sociedad Científica “Ignacio Ramírez,” presidida por Alfonso Cravioto.

Enemigos leales de todo lo que oprime, en consecuencia de todo lo que corrompe; enemigos francos de todo lo que tiraniza, y, en consecuencia, de todo lo que envilece, hemos sentido dolor al ver el género de oposición que han emprendido algunas personas de Monterrey.

Tenemos a la vista un nuevo periódico, titulado: Redención.1 Ese periódico ha nacido para atacar con denuedo la reelección del frustrado presidente Bernardo Reyes. Su objeto es laudable, pero adula al general Díaz, que equivale a tanto como escupir la fusta que ofende nuestras carnes y cubrir de amorosos besos la mano que la empuña.

En efecto; para la frontera, Bernardo Reyes ha sido la fusta, y el general Díaz la mano que con vigor la ha esgrimido.

Bernardo Reyes no hubiera oprimido al pueblo fronterizo, si no hubiera contado con el apoyo del general Díaz. Sobra, pues, la adulación de que es objeto este personaje.

Es preciso que los oposicionistas de la frontera vuelvan sobre sus pasos. No es adulando al presidente como lograrán imponer respeto. El ciudadano, el verdadero liberal, el que sienta en su pecho un inmenso amor patrio, jamás dejará de comprender que si los gobernadores de los estados tiranizan, que si las autoridades oprimen y vejan al pueblo, esos gobernadores y esas autoridades que vejan y oprimen no obran por sí solos. Hay una voluntad férrea del general Díaz.

Seamos sinceros para que se nos respete; seamos efectivamente hombres.

¿Qué ejemplo de virilidad vamos a dar al pueblo, cuando en lugar de atacar el mal de raíz, hincamos la rodilla?

Seamos sinceros para que se nos respete; seamos efectivamente hombres. ¡Sólo el esclavo puede sentir odio contra el capataz y amor para su dueño!

La frontera ha sido tiranizada de dieciocho años a la fecha. Bernardo Reyes cayó sobre ella como un azote cien veces. El pueblo fronterizo ha pretendido sacudir el yugo de ese soldado y cien veces su dignidad ha sido hollada por el acicate ¿Por qué? ¿Es tan poderoso Bernardo Reyes para imponerse sobre un pueblo que ha sabido patentizar su virilidad en los combates?

No; Bernardo Reyes no es fuerte y hubiera caído ya si la mano del general Díaz no le hubiera prestado apoyo; hubiera caído ya si los oídos del general Díaz no se hubieran mostrado sordos a los lamentos de tantas víctimas y si los ojos del presidente no se hubieran cerrado para no ver los trágicos espectáculos que han tenido por escenario la vasta extensión de la frontera…..

Comprendan, pues, los fronterizos, que si Bernardo Reyes ha sido su azote, el general Díaz ha consentido o tolerado al menos ese azote, y, que, en consecuencia, nada conseguirán adulando al presidente.

Los fronterizos deben luchar con vigor, con energía, que sólo así vencerán y no celebrando la fecha del 2 de abril,2 como pretenden hacerlo creyendo que de ese modo lograrán atraerse la benevolencia de la dictadura.

Los liberales debemos luchar con dignidad. ¿Queremos nuestros arrebatados derechos? Pues exijámoslos de pie y no de rodillas como se implora una limosna. Comprendamos que la democracia sólo triunfa cuando se ponen en ejercicio las energías ciudadanas y no cuando se implora misericordia de los poderosos.

Trabajen, pues, los hijos de Nuevo León contra le reelección de Bernardo Reyes, pongan todas sus energías al servicio de la causa independiente, que sólo así conseguirán triunfar, sin necesidad de amargarse la boca lanzando "vivas al general Díaz," ni de humillar su altivez republicana celebrando como los serviles el 2 de abril, no porque ese día sea glorioso para la patria, sino por atraerse la benevolencia del presidente Díaz.

– – – – NOTAS – – – –

1 Redención (febrero-marzo de 1903). Monterrey, N. L. Dir. Benito González, resp. Juan García Guajardo.

2 Fecha de la victoria de Porfirio Díaz sobre los invasores franceses, en Puebla (1867).

Con inmensa pena, por haber sido una porción del territorio nacional el escenario de una tragedia de caribes, vamos a reseñar los sangrientos sucesos acaecidos el día dos del corriente en la ciudad de Monterrey.

La Convención Electoral Neolonesa1, había organizado para ese día una imponente manifestación pública, tanto para conmemorar la jornada del 2 de abril de 1867, como para hacer patente al candidato del pueblo de Nuevo León, el valeroso y prestigiado abogado señor don Francisco E. Reyes, la admiración y el cariño que para él tiene el Estado.

Bernardo Reyes, el megalómano empedernido, envidioso de la universal simpatía con que cuenta su rival político, puso cuantos medios halló a su alcance para deslucir la manifestación popular. Impidió que las bandas de música acompañasen a los manifestantes; mandó fijar anuncios en las calles ordenando casi al pueblo que abandonase la idea de hacer una manifestación en honor del licenciado Reyes e instigándolo a que esa manifestación se hiciera en honor suyo (de don Bernardo).

El pueblo no hizo aprecio a las insinuaciones del impulsivo gobernador, y Bernardo Reyes, rugiendo de ira, rumió una venganza.

A pesar de los obstáculos que Bernardo Reyes opuso a los organizadores de la manifestación, ésta tuvo efecto el 2 del corriente.

Una inmensa comitiva de más de quince mil personas representando todos los gremios recorrió las calles de la ciudad de Monterrey. Intelectuales, obreros y comerciantes, todos unidos por un mismo entusiasmo, hacían pública su adhesión al señor licenciado Francisco E. Reyes.

El entusiasmo era unánime. Al pasar la comitiva por la calles, las más distinguidas y hermosas señoritas arrojaban sobre los manifestantes flores, confeti y serpentinas.

Bernardo Reyes, que desde su escondite observaba la pompa de la comitiva, el ondear de los estandartes de los gremios de Profesionistas, Industriales, Estudiantes, Obreros, Comerciantes, etc., etc.; Bernardo Reyes a cuyos oídos llegaba la heroica armonía de las bandas de música y los robustos "vivas" lanzados por la multitud en honor de su candidato el señor licenciado Francisco E. Reyes, continuaba rugiendo de ira y rumiando una venganza.

Bernardo Reyes había previsto el desaire que tenía que correrle el pueblo y con anticipación ordenó a los alcaldes de los pueblos cercanos, que con cincuenta hombres armados se presentase cada uno en Monterrey el día 2 de abril.

¿Para que quería Bernardo Reyes esa gente armada? ¿Qué fin siniestro se proponía?

A las primeras horas de la mañana del día de la manifestación, grupos de hombres armados cubrieron las azoteas del Palacio Municipal, del Casino y de una casa de comercio que gira bajo la razón social "Maíz Hnos."

Bernardo Reyes, lleno de odio hacia el pueblo, ordenó que esa gente armada se agazapara en las azoteas en acecho de los manifestantes.

Entre tanto, la comitiva, engrosada por un sinnúmero de simpatizadores, continuaba recorriendo las calles de Monterrey entre las ovaciones del público patriota. Los oradores electrizaban al pueblo, las bandas de música hacían oír sus heroicas armonías, los estandartes ondulaban movidos por el viento, las damas agitaban sus pañuelos y las flores, los confeti y las serpentinas, ilustraban con su nota simpática la imponente manifestación.
Así recorrieron los manifestantes las calles de Washington, Roble y Matamoros.

El júbilo era indescriptible y al llegar los manifestantes al lugar situado entre el Palacio Municipal, la Plaza Zaragoza y la casa de comercio que gira bajo la razón social "Maíz Hnos.", colocaron una tribuna que debía ocupar el licenciado Vicente B. Treviño.

En esos momentos en que todos los manifestantes se preparaban a oír al popular orador, el Himno Nacional hacía escuchar sus notas gloriosas, las flores, el confeti y las serpentinas bordaban aquel conjunto simpático y armónico; las damas continuaban agitando sus pañuelos y los estandartes orlados de oro, ondeaban agitados por el viento……

Un silencio absoluto se notó de pronto. Era que el orador señor licenciado Vicente B. Treviño ascendía a la tribuna………………………

Ayes de dolor; gemidos desgarradores; semblantes desencajados; cuerpos revolcándose en charcos de sangre; gritos de indignación o de espanto; carreras vertiginosas; estruendo de fusilería, de sables; confusión, desorden, pánico…….. y en medio del desorden, de la confusión y del pánico, a través del humo producido por los disparos, resultaban gigantescas, monstruosas, como las bestias del Apocalipsis, las figuras del Pedro C. Martínez2 y Bonifacio Martínez (a) El Coyote…………..

Bernardo Reyes gozaba, y la sonrisa de Satanás hubiera sido candorosa comparada con la de ese hombre.

Fue que Bernardo Reyes vio realizados sus deseos de sangre y de muerte. Los estertores de los agonizantes son amorosos suspiros para los chacales……..

¿Pero qué fue lo que motivó el desorden, la confusión, la muerte, el pánico?

Los esbirros de Bernardo Reyes, agazapados en las azoteas del Palacio Municipal, del Casino y de la casa comercial que gira bajo la razón social "Maíz Hnos.," hicieron fuego sobre las mujeres, sobre los niños……

La carnicería fue espantosa. Millares de proyectiles disparados por los esbirros, hicieron blanco seguro en una multitud de más de quince mil personas y quince muertos y una infinidad de heridos cayeron por tierra…

La crueldad más refinada pudo observarse en este monstruoso ataque a ciudadanos inermes. Una de las personas que primero cayeron heridas, hizo un esfuerzo sobrehumano y se levantó, pero apenas erguido, los gendarmes montados lo cercaron, lo acorralaron y todos a su vez dispararon sobre el herido, que caído y ya muerto, continuó recibiendo las balas de los encarnizados verdugos.

La carnicería fue espantosa. Las señoras y los niños buscaban refugio, pero en vano. Balas certeras les desgarraban las carnes y caían agonizantes al lado de los muertos.

Bernardo Reyes gozaba, y la sonrisa de Satanás hubiera sido candorosa comparada con la de ese hombre…..

Los esbirros que Bernardo Reyes continuaban disparando sus armas. Las víctimas, locas de terror, huían, pero en vano. Balas certeras les daban la muerte detrás de las puertas de las casas de comercio….. Los esbirros perseguían a sus víctimas hasta el fondo de las casas.

Bernardo Reyes, entretanto, lanzaba carcajadas infernales…..

Bernardo Reyes estaba vengado. El pueblo le corrió el desaire de no asistir a la manifestación que el mismo impulsivo se organizó, y se vengó del pueblo pasándolo a degüello…..

Después, acusó de sedición a las víctimas …. y fueron aprehendidos y encarcelados en la Penitenciaría los siguientes ciudadanos, que milagrosamente lograron escapar de las balas del tirano: Lics. Nicolás Berazaluce, Vicente Garza Cantú,3 Eulalio San Miguel, Vicente B. Treviño, Francisco de P. Morales,4 Apolonio Santos, Esteban Horcasitas y Andrés Sánchez Fuentes5; Pasantes de Derecho Galindo P. Quintanilla6, Jesús María y Eugenio del Bosque y señores Vidal Garza Pérez,7 Miguel Morales Zaragoza, Rafael Garza Martínez, Julio Galindo, Adolfo Duclós Salinas8, Julio Morales, Gonzalo N. Espinosa,9 Anacleto N. Garza,10 Hipólito Díaz, Epitacio Rodríguez, Luis Guajardo, Godofredo Obregón, José F. Meléndez y Amado Bocanegra.

Las anteriores personas son miembros de la Convención Electoral Neoleonesa y redactores de los periódicos antireyistas Redención, Justicia11 y Constitución.12

Se rumoraba en Monterrey que dos de los miembros más caracterizados de Convención, habían sido fusilados en el interior de la Penitenciaría. Pudiera creerse. El Barba de Bronce de Monterrey calma sus accesos de epilepsia viendo correr sangre….

Todos creerán, que después de esta hecatombe Bernardo Reyes sentiría hondos remordimientos; pero no fue así.

Quiso husmear de cerca la sangre tibia aun de sus víctimas; quiso poner sus plantas donde poco antes se agitaban presas de dolorosos espasmos los cuerpos de hombres, mujeres y niños asesinados. Bernardo Reyes paseó por la noche, atraído como las hienas por el olor a cadáver, en la Plaza Zaragoza de donde horas antes la civilización había apartado la vista para dirigirla al Congreso, a Cafrería o a cualquier parte que no fuese Monterrey.

Tales son a grandes rasgos los sucesos que tienen alarmada a la nación y al Mundo entero.

Se dice que una niña hija del cónsul americano en Monterrey, salió herida.

La autopsia de los cadáveres ha demostrado que los proyectiles llevaban una dirección de arriba a abajo, confirmando el hecho de que el pueblo fue baleado desde las alturas del casino, del Palacio Municipal y de la casa Maíz Hermanos.

Los gendarmes heridos y muertos fueron lesionados por los mismos esbirros de Bernardo Reyes, para justificar después que el pueblo los hirió o mató y justificar también la bárbara matanza llevada a cabo en la multitud.

En nuestro próximo número haremos los comentarios a que ha dado lugar la conducta atrabiliaria de Bernardo Reyes, así como publicaremos el croquis del lugar de la matanza.

– – – – NOTAS – – – –

1 Convención electoral neoleonesa. Constituida el 15 de marzo de 1903, a iniciativa de Adolfo Duclós Salinas. Nombró a Francisco E. Reyes como su candidato a la gubernatura en oposición a Bernardo Reyes. Justicia, fue su órgano informativo y estuvo a cargo de Gregorio Ortiz. Miembros: Eulalio San Miguel, Secundino Roel, Vicente Garza Cantú, Vicente B. Treviño, Julio Galindo, Apolonio S. Santos, Félix N. Rodríguez, José J. del Llano, Nicolás M. Berazaluce (secretario), Francisco P. Morales, José Luis Guajardo, Miguel Morelos y Zaragoza, Vidal Garza Pérez.

2 Pedro C. Martínez (1855-1922). Médico regiomontano. Alcalde primero de Monterrey en 1885 y suplente en 1893. Se mantuvo en la presidencia municipal durante 16 años hasta 1909, aunque desempeñó funciones de diputado local de 1899 a 1901 y de 1901 a 1907.

3 Vicente Garza Cantú. Abogado y magistrado regiomontano.

4 Francisco de P. Morales. Periodista regiomontano. Director de La Defensa, entre 1899? y 1903.

5 Andrés Sánchez Fuentes. Periodista y revolucionario coahuilense. Director de Don Quijote, revista literaria publicada en Saltillo, Coah. (1906-1909). Participó activamente en la campaña antirreeleccionista en los años de 1909 a 1910. Miembro del cuerpo de carabineros de Coahuila al estallar la rebelión maderista a la que se unió. En 1914 fue constitucionalista a las órdenes de Francisco Murguía.

6 Galindo P. Quintanilla. Abogado regiomontano. Miembro del “Estudio Jurídico” de Lázaro Garza Ayala, Julio Galindo, A. De la Paz Guerra, Santiago y Secundino Roel y Rafael Garza Martínez. Despacho anunciado en Regeneración (1905). Defensor de oficio durante el juicio a Félix Díaz efectuado en Monterrey en 1916. Fue aprehendido bajo sospecha de soborno. Al concluir el juicio, Díaz le regaló el barco La Providencia.

7 Vidal Garza Pérez (1866-1922). Abogado lampacence. Colaborador de La Bandera Roja (1896). Mantuvo correspondencia personal con RFM (1901-1903). Activo liberal antirreyista, fue encarcelado en 1903. Hacia 1909 fue dirigente del Partido Nacional Antirreleccionista. Constitucionalista. Diputado y presidente de la Suprema Corte de Justicia con Venustiano Carranza.

8 Adolfo Duclós Salinas (1855-1915). Periodista regiomontano. Redactor de El Horario de Monterrey, en 1878. Emigró a Saint Louis, Mo., donde publicó Las Dos Naciones y el libro The Riches of Mexico and its institutions (1893). De regreso a la capital neolonesa editó La Democracia Latina, diario cercano al general Francisco Naranjo y antirreyista. Organizó la Convención Electoral Nuevoleonesa. Se refugió en los Estados Unidos donde publicó además los opúsculos, México Pacificado (1904); El Progreso de México y los hombres que lo gobiernan Porfirio Díaz-Bernardo Reyes (Saint Louis, Mo., 1904) y Emigrados Políticos, (San Antonio, Tex., 1907). El problema monetario s.f. Murió en Saint Louis.

9 Gonzalo N. Espinosa. En 1913, escribió, junto a Joaquín Piña y Carlos B. Ortiz, La decena roja. La revolución felicista. Caída del gobierno maderista. Elevación al poder del general Victoriano Huerta, opúsculo que ve con simpatía al gobierno golpista.

10 Anacleto Garza. En 1911 participó en la toma de Sabinas Hidalgo, N. L., como parte de las fuerzas maderistas de Pablo de los Santos Morales.

11 Justicia (1903). Monterrey, N. L. Órgano informativo de la Gran Convención Electoral Nuevoleonesa. Ed. Gregorio Ortiz.

12 La Constitución (1903). Monterrey, N. L.; dir. Esteban E. Guajardo.

Sabemos que los miembros de la Convención Electoral Neoleonesa que lograron escapar de las garras del tirano Bernardo Reyes, se encuentran en esta ciudad, a la que han venido para SUPLICAR al general Díaz que por MISERICORDIA los libre del moderno Barba de Bronce.

También sabemos que esos señores que vienen a SUPLICAR, cuando les correspondería EXIGIR, han puesto en juego cuantos medios han tenido a su alcance para impedir que el Club Liberal, "Ponciano Arriaga" presentase a la Cámara de diputados la acusación contra Bernardo Reyes.1

Nos resistimos a dar crédito a tales noticias porque conocemos la altivez y la energía que caracteriza a nuestros hermanos de la frontera del Norte; pero desgraciadamente las noticias son absolutamente verídicas, y una tristeza infinita se ha apoderado de nosotros al ver que unos ciudadanos, que unos mexicanos, vienen a arrastrase a la plantas del general Díaz implorando socorro, cuando erguidos y viriles debían exigir justicia.

Los más duros comentarios, merece la actitud de esas personas. Los justos sentimientos de indignación producidos por la hecatombe del día 2, en lugar de manifestarse en una forma viril y resuelta, gimen en las antesalas de la Presidencia, como si el pueblo no tuviera la conciencia de su soberanía y fuera menester para su felicidad el envilecimiento de su honor.

El pueblo de Nuevo León debe protestar contra la política de estrado que están haciendo algunos de los miembros de la convención que se encuentran en esta Capital, por que es incompatible con la dignidad de un pueblo altivo.

El pueblo de Nuevo León no puede, no debe arrastrase a los pies del general Díaz, porque al general Díaz se debe que Bernardo Reyes tenga dieciocho años de tiranizar a la frontera. El pueblo de Nuevo León debe desautorizar a esas personas carentes de energía, que toman su presentación para mendigar favores de quien les impulso el azote.

Deben tener presente además los señores de la Convención, que el general Díaz se burlará de ellos. Nada aumenta tanto la arrogancia de los poderosos, como la sumisión de los oprimidos.

Pero la nota más negra que han ofrecido esos señores de la Convención, lo que más ha indignado a los hombres honrados, ha sido la furiosa oposición que han estado poniendo en práctica, para impedir, que el Club Liberal "Ponciano Arriaga" presentase a la Cámara de diputados la acusación contra Bernardo Reyes por los asesinatos del 2 de abril………..

Parece increíble que esos señores hijos de Nuevo León, puedan permanecer impasibles ante los desmanes del sanguinario Bernardo Reyes. La sangre de los neoleoneses, de sus paisanos, de sus parientes, de sus amigos, les ha caído en el rostro como una afrenta que es necesario vengar…. y sin embargo, no proceden en la forma legal contra el autor de la infamia, y aun impiden que una asociación de ciudadanos altivos acusen al hombre que deshonra a México asesinando al pueblo.

La sangre de las víctimas de Bernardo Reyes no se ha oreado. Las lágrimas de las viudas y de los huérfanos tampoco se han oreado. La Plaza Zaragoza conserva aún ese sello sombrío que imprimen las grandes calamidades. Todavía hay olor a pólvora en el Palacio Municipal, en el Casino y en la casa "Maíz Hermanos". En los hospitales sangran aún las heridas de las víctimas. En la Penitenciaría, más de un centenar de ciudadanos manifestantes reciben un tratamiento inhumano, y en los cementerios, los cadáveres de los patriotas asesinados conservan la mueca del último estertor lanzado en la vía pública, sin que una mano piadosa hubiera cerrado sus párpados, ni una gota de agua hubiera humedecido sus labios, abrasados de fiebre y convulsos de terror.

Y ese cuadro de desolación cuyos tintes sombríos han provocado la indignación de la república, parece olvidado ya por esos señores de la convención que vienen a implorar misericordia cuando debían exigir justicia.

Nosotros tenemos frases de aliento para los luchadores, que aunque caídos saben a pesar de todo formular las protestas de un noble coraje; nosotros tenemos frases de aliento para el pueblo que comprende su soberanía, pero para los que tomando la representación del pueblo vienen a barrer con las rodillas las alfombras de la Presidencia; para los que tomando la representación del pueblo vienen a impedir que los ciudadanos que no han perdido su virilidad, acusen al que degüella a ese pueblo; para los que adulan al general Díaz porque les impuso el látigo en la frontera, para esos no tendremos misericordia porque si sabemos manejar la fusta para restallarla en las espaldas de los que no pueden permanecer erguidos.

– – – – NOTAS – – – –

1 La acusación contra Bernardo Reyes fue formulada por Camilo Arriaga y Antonio Díaz Soto y Gama, en representación del Club Liberal Ponciano Arriaga. El texto de la acusación se publicó en El Hijo del Ahuizote, no. 847, abril 19, 1903. Se adhirieron a ella los Clubes Melchor Ocampo (Puebla, Pue.) y Benito Juárez (Escalona, Chih.). Reyes fue defendido por José López Portillo y Emilio Álvarez; el Congreso absolvió al acusado.

No han pasado aún tres meses desde que dejamos de sufrir el ultraje de los juicios militares iniciados por orden del desventurado aspirante a la presidencia de la república, general Bernardo Reyes, cuando un juez correccional cierra nuevamente nuestras oficinas y encarcela a cuantas personas encuentra en ellas,1 para halagar, para dejar satisfechas las pasioncillas de un funcionario público, famoso ya por su notoria ineptitud.

Al frente de la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal, se encuentra un individuo que parece haber sido agraciado con ese puesto para poner en caricatura la rudimentaria justicia nacional.

Nos referimos al licenciado Emilio Álvarez, Procurador de Justicia del Distrito, personaje de insignificante intelectualidad que a pesar de haber sido requerido por el Ministerio de Justicia, no una sino varias veces, para que abandone el puesto, que no sabe desempeñar, se ha aferrado a él como el molusco a la roca, porque comprende que si es destituido de su empleo, iría a confundir su vulgaridad cerebral en esa muchedumbre de ineptitudes que sin fuerza para el trabajo gimen, se debaten y perecen al fin vencidos en la lucha por la vida.

El Hijo del Ahuizote puso un comentario a una carta del inteligente abogado señor Francisco A. Serralde, y ese comentario ha motivado la persecución iniciada por Emilio Álvarez2.

Emilio Álvarez ha requerido singularizarse y lo ha conseguido. La persecución que ha emprendido contra nuestro semanario le valdrá, no cabe duda, que el general Díaz lo sostenga en el puesto que hace ruborizar a la justicia. La permanencia de ese hombre en la Procuraduría de Justicia será una ofensa al derecho, pero el presidente necesita funcionarios como Álvarez.

Álvarez ordenó a un tal José Bandera que formulase acusación contra nuestro semanario y Bandera garrapateó una hoja de papel acusándonos, ¿de qué? de haber ultrajado a agentes de la autoridad en ejercicio de sus funciones, porque en el comentario denunciado profetizamos que la historia diría que en el asunto de Timoteo Andrade3 había tropezado una recua.

El público comprenderá, que cuando hablamos de recua, no aludimos a agentes de la autoridad en ejercicio de sus funciones; pero Emilio Álvarez quiere que sea así, ofendiendo con sus alusiones a los señores Magistrados del Tribunal Pleno.

¡Y después de hacer esa alusión sangrienta, nos acusa y nos encarcela!

Se encuentran presos en la cárcel de Belem los señores Juan Sarabia, Ricardo y Enrique Flores Magón, Alfonso Cravioto4 y Santiago R. de la Vega5.

Nuestros compañeros presos han sido objeto de las mayores vejaciones.

El Alcaide Oscuras6,individuo que disparó sus armas sobre la patria, sirviendo al lado del usurpador Maximiliano; el Alcaide Oscuras, individuo a quien hemos fustigado por el despotismo que despliega en su oficina, encontró en la prisión de nuestros compañeros modo de satisfacer venganzas.

Oscuras, a pesar de que en el departamento llamado de distinción había lugar suficiente para nuestros compañeros, dejó en ese departamento a tres de ellos, poniendo en el común de presos a nuestro director señor Sarabia y al señor Santiago R. de la Vega.

Ha llegado Oscuras, el ex coronel que disparó sus armas contra la patria, sirviendo al lado del usurpador Maximiliano, hasta impedir que nuestro director y el señor de la Vega, tomen sus alimentos en compañía de los señores Ricardo y Enrique Flores Magón y Alfonso Cravioto.

No nos extraña el modo de proceder de Oscuras. Nuestros compañeros son liberales y aman a su patria. Y Oscuras ayudó a Maximiliano a asesinar a nuestra patria.

Pero hay algo que irrita, hay algo que enoja en todo este asunto y es el contraste que hay entre el odioso rigorismo que se emplea con nuestros compañeros y las complacencias que tienen Oscuras para los que pueden hacer algún favor o han perdido la vergüenza y se arrastran a los pies del Alcaide que disparó sus armas contra la patria.

Oscuras, como todos los que trataron de asesinar a la patria, se deslumbra con los oropeles. Cuando Luis del Toro fue encarcelado en Belem siendo director de El Universal7, bastó una indicación del entonces ministro de la Guerra Bernardo Reyes, para que las habitaciones del Alcaide estuviesen a disposición de Toro, quien estando INCOMUNICADO pudo hablar DESPUÉS DE LAS NUEVE DE LA NOCHE con un militar de apellido Vasabilbazo, ayudante del impulsivo azote de Nuevo León.

Cuando estuvo preso Juan Llamedo, Oscuras volvió a ceder sus habitaciones. Las visitas de Llamedo entraban y salían todos los días y a toda hora. Las comidas de ese preso eran alegradas por toda clase de vinos y el Alcaide Oscuras participaba gozoso de las comidas y de los vinos.

Todas estas complacencias de Oscuras para los que pueden otorgarle algún favor o han perdido la vergüenza y se arrastran a los pies del mal mexicano que disparó sus armas contra la patria, se convierten en tirantez y violencia para los que como nuestros compañeros conservan su entereza y desafían los peligros.

Los procedimientos empleados por Oscuras contra los periodistas independientes son un escándalo para la civilización y urge la destitución de ese mal empleado.

La actual administración no se prestigia con los actos del ex-Coronel imperialista.

A nuestros compañeros les ha impedido hablar con sus defensores, dizque por orden Superior, violando la Constitución a su capricho. Ha dado orden de que SOLAMENTE EL MARTES DE CADA SEMANA puedan entrar los defensores a hablar con nuestros compañeros.

El Hijo del Ahuizote protesta contra los arbitrarios procedimientos de Oscuras, propios para un país de cafres y no para dar lustre a nuestra infortunada patria.

La Constitución ampara a los presos de toda molestia y ya diremos en nuestro próximo número8 todas las vejaciones de que son objeto los presos en la Cárcel de Belem, para que se tenga una idea de lo mal que desempeña Oscuras su oficio de cancerbero.

Todo esto lo hacemos por interés público, porque es penoso que en México se empleen en las cárceles procedimientos inquisitoriales y alusivos.

– – – – NOTAS – – – –

1 Las oficinas de EHA fueron allanadas el 16 de abril de 1903 por órdenes del juez primero correccional Gonzalo Espinosa, bajo el cargo de ultrajes a funcionarios públicos en ejercicio de sus funciones (“frases injuriosas al Tribunal superior del Distrito Federal”). Redactores y trabajadores de la imprenta fueron remitidos a la comandancia de policía y al día siguiente trasladados a ala cárcel de Belem. Santiago R. de la Vega, Juan Sarabia, Enrique y Ricardo Flores Magón, permanecieron en prisión hasta octubre de 1903.

2 Véase “Carta del Sr. Lic. Francisco A. Serralde”, fechada el 6 de marzo y dirigida al director de EHA; publicada en su no. 846, abril 12, 1903. El comentario anexo se publicó sin firma.

3 Refierese al caso del coronel Timoteo Andrade, acusado de haber dado muerte a su hijo y herir a su mujer el 12 de diciembre de 1895, a pesar de presentar heridas de bala que no podía haberse inflingido a si mismo. Andrade era un militar cercano al expresidente Manuel González. Extroficialmente se le acusó de preparar un atentado en contra de Díaz. Su prisión fue considerada una señal política al grupo del expresidente.

4 Alfonso Cravioto (1883-1955). Político hidalguense. Hijo del general Rafael Cravioto, varias veces gobernador del Estado durante el porfiriato. Fundador de la Corporación Patriótica Privada (1900). Presidió la Sociedad Científica Ignacio Ramírez (1902) y formó parte del Club Liberal Redención de la ciudad de México (1903). Colaborador de Excélsior, El Hijo del Ahuizote y El Colmillo Público. Participó en la fundación del Ateneo de la Juventud (1909). Durante el gobierno maderista fue diputado federal por su estado natal. Bajo el gobierno de Carranza fue secretario del Ayuntamiento de la ciudad de México, subsecretario de Instrucción Pública y diputado constituyente. De 1925 a 1939 ocupó diversos cargos diplomáticos en el extranjero.

5 Santiago R. de la Vega (1885-1950). Caricaturista y periodista regiomontano. Miembro del Centro Electoral Antirreyista (1900) y simpatizante del Club Ponciano Arriaga. Encarcelado en Belem a causa de su actividad antirreleccionista desplegada en EHA, Excélsior y Mefistófeles. Se exiló en San Antonio, Tex., donde fundó La Humanidad (1905). Regresó a México en 1909. Colaborador de los capitalinos El Ahuizote y Regeneración, en 1911. Se asoció a la Casa del Obrero Mundial (1912). Fue director de Multicolor, semanario satírico y de caricaturas, en 1912. Publicó en El Padre Padilla, La Risa, Claridades y El Universal entre muchos otros. Director del INBA en 1934.

6 Juan Oscuras. Militar al servicio de la fuerzas de intervención. Fue alcaide de la cárcel de Belen hasta su muerte en 1903. Juan Sarabia escribió: "Hombre negro y feroz que no te paras / En dar tormento a miles de criaturas; /Modelo de las almas más obscuras /Que al que escribe con fruición quemaras; / Tú podrás asustar turbas ignaras / Con penas crueles, infamantes, duras,/ y a los cobardes causará pavuras/ Tu mostacho brutal de veinte varas. /Pero lo que es conmigo no le atoras /Que estoy curado ya de tus galeras; / y aunque feroz mi situación empeoras /y de este modo que me calle esperas, /Yo te he de hacer rabiar a todas horas /y te he de fustigar aunque te mueras."

7 El Universal (1888-1901), México, D.F., Dirs. Rafael Reyes Spíndola, Ramón Prida y Luis del Toro. Reds. Francisco G. Cosmes, José Ma. Castillo Velasco, hijo y Francisco Bulnes.

8 Véase, infra., art. 39, “La situación de nuestros compañeros en Belem”.

No hace aún cinco meses que la nación acogió con una carcajada la expulsión de Bernardo Reyes del seno del gabinete, expulsión que tuvo el sabor de los chuscos desenlaces de los sainetes, cuando hoy la misma nación recibe la agradable noticia del viaje del señor José Ives Limantour a los Estados Unidos.

El viaje del Ministro Limantour, emprendido con una rapidez que pasma, más parece fuga que otra cosa.

En público se comenta de mil maneras el viaje del Ministro de Hacienda. Algunos aseguran que la marcha del Ministro obedece a la circunstancia de que su rival político, el sombrío Gobernador de Nuevo León, será llamado a la Cámara de Diputados a responder de los delitos oficiales de que lo acusó el "Club Liberal Ponciano Arriaga" por los asesinatos llevados a cabo en Monterrey, por orden del impulsivo personaje, el día 2 del pasado Abril1, pues, según se dice, Limantour no quiere hacerse sospechoso de influir en el ánimo de la camarilla científica, para que ésta sea hostil al ex ministro de Guerra.

Nos parece pueril la suposición, porque todos sabemos que en la Cámara de Diputados como en toda la Administración, no hay más influencia que la de la Dictadura del general Díaz. El partido científico es cobarde. Así lo demuestra su pusilánime actitud asumida en la llamada Unión Liberal2 que tiene por candidato al francés Limantour y no se atreve ni siquiera a indicarlo.

La versión que tiene más visos de verdad en el asunto de la fuga de Limantour es la siguiente.

Desde que la irritante megalomanía del siniestro gobernador de Nuevo León, general Bernardo Reyes, empujó a este imprudente político por el camino del desprestigio, en virtud de su falta de tacto y de cordura, el general Díaz advirtió que dos ambiciones igualmente desbordantes amenazaban destruir la calma mortal de su autocracia, la de Bernardo Reyes y la José Ives Limantour, que se disputaban por medio de intriguillas de políticos ramplones la Presidencia de la República.

El general Díaz, que encastillado en su egoísmo, se opone a que cualquier otro ciudadano aspire a la Presidencia, se sintió ofendido con las absurdas pretensiones de Limantour y de Reyes y se prometió castigarlos.

La ocasión para castigar a Bernardo Reyes se presentó desde luego. El pobre ex ministro, carente de tacto político, víctima de feroces impulsos de epiléptico, pronto rodó al abismo y borbotando odio y coraje, fue a ocultar su rabia en Nuevo León, donde el despecho le hincó las garras hasta hacerlo estallar y acuchillar al pueblo el 2 del pasado Abril.

Limantour, más inteligente que el pobre ex ministro de la Guerra, pudo sostener unos meses más su difícil situación. Pero el general Díaz había pronunciado su sentencia y sólo esperaba una ocasión favorable para ejecutarla.

Esa ocasión se presentó. La desenfrenada codicia de las empresas ferrocarrileras, hizo concebir a éstas la idea de subir las tarifas. Buscaron un patrono y lo encontraron en la persona del Ministro de Hacienda. Sabido es que el señor Limantour tiene exagerada afición a la explotación sin tasa ni medida.

Pero sus colegas los ministros no apoyaron la pretensión de las empresas ferrocarrileras y criticaron agriamente a Limantour por el hecho de patrocinar malas causas.

La discusión fue acalorada en el gabinete. El Ministro de comunicaciones, Leandro Fernández3, amenazó con renunciar si se aprobaba el alza de tarifas.

El Gobernador Ramón Corral formuló idéntica amenaza y hasta el mismo general Mena amenazó con lo mismo.

El general Díaz encontró propicia la ocasión para despedir a Limantour, cuya actitud amenazaba turbar la calma mortal de la autocracia y lo despidió.

El pretexto de una comisión ha llevado a Limantour a los Estados Unidos.

¿Qué hará el llamado partido científico?

Fácil es augurar la actitud que asumirá. Así como el corrompido reyismo declaró que no tenía ligas de ninguna clase con el Barba de Bronce de Monterrey, cuando éste rodó por el fango del desprestigio, el partido científico declarará que siempre ha sido porfirista, sintiendo tal vez vergüenza de haber pretendido llevar a un francés a la Presidencia de la República.

– – – – NOTAS – – – –

1 La versión ofical sobre esos acontecimientos fue la de un enfrentamiento entre simpatizantes de los candidatos a la gubernatura de Nuevo León, Bernardo Reyes y el oposicionista Francisco Reyes. Una extensa crónica desde el punto de vista de la oposición se encuentra en, supra, art. 34, “La hecatombe de Monterrey”.

2 Unión Liberal. Formada el 5 de abril de 1892 como parte de los preparativos para la tercera reelección de Porfirio Díaz. Entre sus miembros destacan: Justo Sierra, Rosendo Pineda, Miguel S. Macedo y Joaquín D. Casasús. Popularmente fue conocida como “Partido de los Científicos.” Presentó un programa de reformas al régimen entre las que destacaban la inamovilidad de los magistrados, la creación de una Vicepresidencia de la República, el establecimiento de un jurado común para los delitos de prensa y la reorganización del sistema tributario sobre nuevas bases. Sus mesuradas críticas al régimen cesaron después de la sexta reelección de Díaz en 1904.

3 Leandro Fernández (1851-1921). Ingeniero duranguense. Fue director del Colegio de Minería, Regidor de Obras Públicas del Ayuntamiento de México y director del Observatorio Astronómico Nacional antes de ser electo gobernador del estado de Durango (1897). Ocupó la cartera de Fomento y, de 1903 a 1911, la de Comunicación y Obras Públicas.

Estamos en plena época de embuste; el fraude es exprimido de mil maneras; hoy se ejercita el sport de la chicana y la impudicia bate palmas al ver cómo del fango político surgen asociaciones de tendencias vergonzantes como la llamada Unión Liberal.

Para nadie es un misterio la solapada ambición de ese círculo que adula al general Díaz para laborar en la sombra contra la funesta administración del autócrata.

Luchar contra la actual autocracia es una virtud, pero sólo cuando la lucha es franca, cuando los luchadores presentan notablemente sus rostros y pugnan frente a frente contra la dictadura del general Díaz para que este mal funcionario sea substituido por un ciudadano patriota y abnegado.

La lucha de la Unión Liberal, no ofrece esos caracteres de lealtad y de nobleza. La Unión Liberal se agazapa y trabaja misteriosamente por elevar al poder al francés señor Limantour, y para ello llama en su auxilio al fraude, pide su ayuda a la chicana y se arroja en brazos del embuste alentada por los aplausos de la impudicia que bate palmas al ver cómo del fango político surgen las acciones de tendencia vergonzantes.

La llamada Unión Liberal pretendió ensuciar a un buen número de ciudadanos dignos y exhibió credenciales, muchas de las cuales han sido rechazadas con energía, como la que expidió a favor del señor Fernando P. Tagle1 de Pachuca. Y sin embargo la llamada Unión Liberal aseguró en una de sus últimas sesiones, que en el estado de Hidalgo aceptaron su nombramiento los delegados…..

El fraude, la chicana y el embuste compiten furiosamente alentados por los aplausos de la impudicia y las palmas que bate el descaro.

Bernardo Reyes, el hombre de los demoniacos espasmos; el que después de la hecatombe del 2 de abril ocurrió al lugar de la matanza en Monterrey para husmear de cerca el repugnante olor de los cadáveres y humedecer sus botas de la tierra empapada con sangre inocente; el que azuzó a sus esbirros para que hirieran sin piedad y matasen sin misericordia a hombres, mujeres y niños el citado día 2; el que lanzó infernales carcajadas cuando la acribillada multitud loca de pavor agonizaba en medio del tumulto y del desorden, Bernardo Reyes, en fin, que muerto de despecho al ver que no todos sus enemigos habían perecido en la hecatombe, cargó sobre ellos con un ejército de sicarios encerrándolos en la Penitenciaría de Monterrey donde los conserva sujetos a un rigor salvaje, ha inventado una farsa.

Obligó al Agente del Ministerio Público a que formulase contra los presos políticos conclusiones de homicidio calificado, y el impulsivo se prepara a gozar con nuevos espectáculos de sangre y de muerte…..

La sombría inventiva de este hombre, encuentra recursos siniestros. Para amedrentar a los corresponsales de los periódicos independientes, ordenó a un periódico repugnante por su venalidad, que hiciese pública la intención que hay de "aplastar como a un sapo" (sic) a todo el que envíe notas a la prensa que protesta contra los desmanes del impulsivo.

A los presos, que pasan de cien, los tienen incomunicados y los hace objeto de toda suerte de humillaciones.

La insolente actitud de Bernardo Reyes tiene exasperados a los hijos de Nuevo León y en el extranjero se nos tacha de salvajes y de cafres.

Bernardo Reyes al frente del estado de Nuevo León es una afrenta para la dignidad y el decoro de la patria. La tranquilidad pública se siente amenazada por ese hombre cuyo puesto está vacante en los presidios.

– – – – NOTAS – – – –

1 Fernando Protasio Tagle. Hijo del ex gobernador del Estado de Hidalgo Antonio Tagle (1869-1872). Presidente de la Corporación Patriótica Privada de Pachuca. Participó con el maderismo local en los preparativos del levantamiento.

Prometimos seguir hablando1 de las vejaciones de que son víctimas en la cárcel de Belem nuestros compañeros los señores Juan Sarabia, Ricardo y Enrique Flores Magón, Alfonso Cravioto y Santiago R. de la Vega.

Juan Oscuras, el hombre que disparó sobre la patria sirviendo a las órdenes del pirata Maximiliano ha continuado ejercitando una tiranía sin límites.

Arbitrariamente ha impedido que los defensores de nuestros compañeros hablen con ellos. Se le pregunta la causa de su determinación y contesta: "es orden superior," o bien "no tengo que dar explicaciones de mis actos," o "no me da la gana permitir la entrada", o con frases del estilo dichas en el tono agrio y gruñón de los sátrapas de presidio.

Como los defensores de nuestros compañeros son personas bien educadas, no pueden contestar en igual tono al cancerbero Oscuras y tienen que soportar la iracundia de este neroncillo asalariado.

El martes de la semana que hoy termina, ocurrieron a hablar con nuestro Director, nuestras correligionarias Sra. Juana B. Gutiérrez de Mendoza y Srita. Elisa Acuña y Rosete2, Directora y Redactora respectivamente de nuestro valeroso colega Vésper, y defensoras del señor Juan Sarabia. Un empleadillo, verdadero sultán de a quince pesos mensuales, ordenó por disposición del imperialista Juan Oscuras, que se humillara a las señoras, y al efecto Vicente Arriaga, encargado de registrar a las presas, y que goza de singulares preferencias por parte de Oscuras, registró a las escritoras sin miramiento a su sexo y sin respetar su carácter de defensoras. No satisfecho Oscuras con esa humillación, dispuso que las señoras permanecieran de pie por todo el resto de su visita, a pesar que había asientos en que descansar.

Estas disposiciones absurdas del sujeto que disparó sus armas sobre México, combatiendo contra la independencia de la patria al lado del usurpador Maximiliano, revelan la nada exquisita educación de Oscuras y la inquina que a nuestros compañeros tiene el bilioso cancerbero.

Oscuras ha puesto en tortura su escuálido cerebro en busca de nuevas torturas con que mortificar a nuestros compañeros y ha ordenado que los señores Juan Sarabia y Santiago R. de la Vega permanezcan en el sucio patio de la Prisión sufriendo los rigores del sol y de la lluvia…

Hay más; Oscuras, el imperialista que atentó contra la vida de la madre común, la Patria Mexicana, ha impedido la circulación de periódicos en el interior de la cárcel, contraviniendo órdenes terminantes de la Junta de Vigilancia de Cárceles que consienten la lectura de diarios y revistas. Pero Oscuras ningún aprecio hace a las juiciosas indicaciones de la Junta, jactándose, por el contrario, de no atenderlas y por esa circunstancia los patios manan fango; las galerías están invadidas por todo género de bichos asquerosos; a los presos se les dan como por misericordia fracciones de nauseabundos petates y en los mermados alimentos no es difícil encontrar sucias alimañas.

Todo esto merece detallarse para que el público sepa cómo gobierna la cárcel el ex coronel Oscuras, el hombre que trató de asesinar y arrebatar la honra de la Madre común, la Patria Mexicana.

En los próximos números ampliaremos nuestros informes.

Por ahora, volvemos a protestar contra los procedimientos del imperialista Juan Oscuras. Es una vergüenza para el país que ese cancerbero ultraje a la civilización en la capital de la República. Ese mal empleado debe ser destituido.

Es preciso que los cancerberos comprendan que no son verdugos y que las personas reducidas a prisión por cualquier delito o por cualquiera infame calumnia, o por la odiosidad que profesa la corrompida Administración del general Díaz a los hombres dignos, es preciso, repetimos, que los carceleros comprendan que los presos son hombres y no bestias feroces contra las que pueden ejercitarse violencias y vejaciones.

Urge, pues, la destitución de Oscuras.

– – – – NOTAS – – – –

1 Véase, supra., art. 36, “Nuestros compañeros en Belem”.

2 Elisa Acuña y Rosete (ca. 1887-1946). Periodista liberal hidalguense. En 1901 participó en el Primer Congreso de Clubes Liberales. Colaboradora del periódico Vésper (México, D. F.). Militó en el Club Antirreeleccionista Redención; fue redactora de su órgano informativo. Amabas redactaron el periódico Fiat Lux de tendencia socialista antes de su exilio en San Antonio, Tex. En 1908 volvió al país, editó Socialismo Mexicano y reanudó la publicación Fiat Lux. Apoyó la candidatura de Madero en 1911. A la muerte de éste, se opuso al huertismo. Colaboró con las fuerzas zapatistas como propagandista en Puebla, y más tarde fue enlace entre zapatistas y carrancistas. Permaneció fiel al Ejército Libertador del Sur hasta abril de 1919. Al término de la revolución ocupó cargos directivos en el Consejo Feminista Mexicano y en la Liga Panamericana de Mujeres.