ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS

1916 (Seudónimos)

El proceso contra Regeneración constituye el atentado más grande que se ha cometido en este llamado país de las libertades, contra el derecho de pensar y de estampar el pensamiento por medio de la imprenta. Este proceso del ideal anarquista, pues es el ideal anarquista lo que se propaga por medio de Regeneración.

En el escrito de acusación se inculpa a nuestros compañeros Ricardo y Enrique Flores Magón y William C. Owen, de incitar a cometer los delitos de homicidio, incendiarísmo y traición, y que esa incitación se llevó a cabo por medio de Regeneración, haciendo circular el periódico por las estafetas de los Estados Unidos y México.

En el escrito de acusación, se citan fragmentos de artículos2 de Ricardo y Enrique para fundarla; pero no se cita uno solo del compañero Owen3, y sin embargo se hace contra él la misma acusación que se hace pesar sobre los primeros. Esto hace sospechar que el gobierno tenía en la mente matar a Regeneración por falta de cooperación literaria, lo que no logrará, porque habemos otros dispuestos a continuar la obra de propaganda anarquista que nuestros perseguidos compañeros venían haciendo.

En los fragmentos de artículos que reproducimos en otra parte se basa el gobierno para estar sobre nuestros compañeros Ricardo y Enrique de incitar a cometer homicidio, incendiarismo y traición a los Estados Unidos.

La acusación es ridícula, sobre toda la de traición a los Estados Unidos, porque nuestros compañeros no son ciudadanos americanos para que pudieran incurrir en ese delito. Ricardo y Enrique son internacionalistas. No recogen una patria particular, sino la patria universal. Su patria es el Planeta Tierra , y sus compatriotas, todos los seres humanos que pueblan el mundo.

El gobierno de los Estados Unidos debería premiar a los hermanos Magón, mejor que tenerlos presos, porque por el párrafo citado, por la acusación y que se refiere a los crímenes que cometieron los “rangers” de Texas en personas inocentes4, no se hace otra cosa que excitar a que se haga justicia fusilando a los criminales, a los “rangers”. El gobierno no ha fusilado a los criminales “rangers”; pero ha encarcelado a los que clamaban justicia. ¿Se comete el delito de traición cuando se desea con vehemencia que haya justicia en los Estados Unidos?

Todos recordarán, cómo los “rangers”, —policía rural de Texas,— con el pretexto de perseguir a los revolucionarios de ese Estado, aprehendían a personas inocentes y las mataban por centenares, siendo asistidos los “rangers” por particulares de sanguinarios instintos. Tan escandalosos se hicieron los crímenes de los “rangers”, que el mismo gobierno, que tanto necesita de individuos de carácter rufianezco para polizontes, tuvo que ordenar que cesaran los “rangers” en su tarea de perseguir a los revolucionarios, encomendando ese trabajo a la milicia. ¡Y ahora se procesa a los que condenaron esos crímenes! ¡A los que con sus escritos se esforzaban porque se hiciera justicia para que no se deshonrara el pueblo americano! Si hubiera algún gobierno honrado, mejor que castigarlos, premiaría a nuestros compatriotas presos.

En el artículo al cual corresponde el fragmento a que nos venimos refiriendo, se explica que si la revuelta de Texas tomaba incremento se debía a la brutalidad de los “rangers” de asesinar a inocentes, lo que hacía que muchos, por salvarse de la criminal carnicería, se hicieran revolucionarios. Por eso se dice que, justicia, y no balas, es lo que se necesita en Texas. ¿Este sano consenso puede constituir el delito de traición? ¿No es ridícula la acusación?

Vemos, por esta parte, que no hay tal incitación al homicidio, al incendiarismo, y a la traición; que lo que hay es un fuerte llamamiento a la justicia, y quienes quieren la justicia no deben estar en la cárcel, sino libres para que puedan seguir prestando a la humanidad sus utilísimos servicios.

Otro de los fragmentos en que se basa la acusación se refiere a que Wilson5 ayuda a Carranza porque este viejo bribón le ha prometido atar al pueblo mexicano de pies y manos, para que los burgueses americanos lo exploten a su antojo6. Esa es la verdad, las condiciones bajo las cuales fue reconocido el gobierno de carrancista y que son conocidas por todos, implican la restauración del sistema porfirista en todo lo que tenía de expoliador y tiránico. ¿Decir la verdad es incitar al homicidio, al incendiarismo y a la traición? Decir la verdad aquí y dondequiera que haya cerebros sanos, es honrado y meritorio. Por lo mismo, nuestros compañeros deberían estar libres para que continuaran diciendo la verdad, porque la verdad es fuente de progreso y material. La verdad nunca es nociva más que para los que obran mal, para los burgueses, los sacerdotes y los gobernantes.

Por lo que respecta a los consejos que se dan a los soldados carrancistas, hay que convenir desde luego en que México se encuentra en un estado de guerra, de revolución, en que diversas facciones se esfuerzan por hacer predominar sus ideales. Las facciones están en lucha activa, con las armas en la mano, y en caso semejante, el triunfo de una facción sobre las demás no puede esperarse que dependa de otra cosa que de la violencia. En una revolución, cada partido busca aniquilar al partido contrario como se pueda, por la buena o por la mala, como dice Ricardo. ¿Qué de extraordinario tiene entonces que se aconseje a los soldados carrancistas que hagan fuego sobre sus oficiales y sus jefes? ¿No hubieran querido los del Norte, en la guerra de secesión, que los soldados del Sur jefes y oficiales[sic], y recíprocamente, los del Sur no se habrían sentido satisfechos si los soldados del Norte hacían algo semejante?

Vamos, señora Autoridad, ¡déle usted a un lado tanta hipocresía! Si los Estados Unidos emprendieran una guerra con Alemania o el Japón, ¿se atrevería usted a encarcelar al que aconsejara a los soldados alemanes o japoneses que mataran a sus jefes y oficiales?

No; el verdadero motivo de la acusación es el encono con que todos los explotadores, todos los gobernantes y todos los sacerdotes ven la propaganda que de los principios anarquistas hacen nuestros compañeros presos. Es al anarquismo al que procesáis, señores dominadores; es el ideal anarquista lo que queréis tener detrás de las rejas del presidio, y en vuestra locura pisoteáis la ley, de la que tan celosos defensores pretendéis ser, la ley que garantiza la libertad de pensar y de escribir… pero como acomode a vuestros intereses de clase.

Venustiano Carranza se hunde y tratáis de salvarlo encarcelando sus enemigos.

¡Cómo deshonráis al pueblo americano, sirviendo a un tirano extranjero!

Celso Marquina


1 El 18 de febrero de 1916, un gran jurado de la Corte de Los Ángeles, California, acusó a Ricardo y Enrique Flores Magón y a William C. Owen de violación de la sección 211 del Código Penal de 1910, al depositar en el correo copias de Regeneración que contenían “lenguaje vil e indecente”. Como antecedentes de este proceso, pueden citarse la circular del 4 de noviembre de 1915 emitida por el inspector postal en Washington, Walter M. Cookson y dirigida a los suscriptores de Regeneración solicitándoles la entrega de ejemplares fechados en septiembre y octubre de 1915. El propio Cookson, en carta al inspector postal en San Francisco, refiere que agentes de Venustancia Carranza habían puesto una queja en contra de Regeneración vinculándolo con la violencia destada en la frontera de México con Texas. (Vid. Colin MacLachan, Anarchism and the Mexican Revolution. The Politicals Trails of Ricardo Flores Magón in the United States, Los Ángeles, Calif., University of California Press, 1991, p. 154).

2 Refiérese a los artículos de RFM “Los levantamientos en Texas”, Regeneración, núm. 206, octubre 2, 1915; “A los soldados carrancistas”, núm. 211, noviembre 6, 1915; así como a “Carranza es otro Díaz” y “La publicidad”, escritos por Enrique Flores Magón y publicados en el núm. 217, diciembre 18, 1915.

3 William C. Owen. Escritor y periodista. (Dinapore, India, 1854- Worthing, Ingl-, 1929). Emigró a los Estados Unidos en 1882. Fue miembro de la International Workmen’s Association, a la que se unió en California. Contribuyó como editor en Truth y Nacionalist (Los Ángeles y San Francisco, Cal., respectivamente), y fue colaborador de la londinense Commonwealth, órgano de la Socialist League de William Morris. Fue fundador, con Severino Merlino, de la Novairoquesa Socialist League de Nueva York en 1890, de la que fue expulsado a los dos años. Cercano a los círculos anarquistas de Piotr Kropotkin (traductor de algunas de sus obras, como Palabras de un rebelde), Enrico Malatesta, Emma Goldman y Alexander Berkman, entre los que promovió el apoyo a la Revolución mexicana y al PLM. Colaboró con los periódicos Free Society y Mother Earth. A partir de abril de 1911 se encargo de la sección en inglés de Regeneración, hasta 1916. En 1912 publicó el folleto La Revolución mexicana; su progreso, propósitos y probables perspectivas. En 1914 y 1915 publicó, además, su propio periódico Land and Liberty. Durante ese último año vivió en una pequeña granja avícola en Washington. En 1916, fue perseguido junto con Ricardo y Enrique Flores Magón por el “uso del correo para difundir publicaciones que incitaban a la violencia, el asesinato y la traición”. A diferencia de los hermanos Magón, logró escapar a Inglaterra, donde evadió la persecución del gobierno norteamericano que exigió su extradición, ya que Owen había adquirido la ciudadanía estadounidense. En Inglaterra colaboró con el periódico Freedom y en el Commonwealth Land Party, que luchaba por la entrega de la tierra a los que la trabajaban. En 1926 vivió en una pequeña colonia cooperativista en West Sunsex, Inglaterra. Autor de: The Economics of Herbert SpencerCrime and Criminals y Anarquism versus socialism.

4 Refiérese a “Los levantamientos en Texas”, Regeneración, núm. 206, octubre 2, 1915.

5 Woodrow Wilson. (1856-1924). Político norteamericano. Profesor de derecho en la Universidad de Princeton, de la que fue rector de 1902 a 1910. Gobernador de Nueva Jersey de 1910 a 1912, año en que fue electo presidente de los Estados Unidos, por el Partido Demócrata,l contendiendo contra Taft. Ocupó el cargo de 1913 a 1917 y fue reelecto para el periodo 1917-1921. Durante su gestión estalló la I Guerra, conflicto al que ingresó Estados Unidos en 1917. Mientras duró la guerra, el gobierno estadounidense desató una dura represión contra las manifestaciones antibelicistas y propició una política xenófoba y anti-radical, sustentada en un nacionalismo extremo y en el credo liberal. Terminado el conflicto Wilson desempeñó un papel central formulando sus célebres 14 puntos y proponiendo la formación de la Sociedad de Naciones. En 1919 recibió el premio Nobel de la paz. Se retiró de la política en 1921.

6 Véase. “A los soldados carrancistas”, Regeneración, núm. 211, noviembre 6, 1915.

Colorado como un tomate, chispeantes los ojillos, el abdomen palpitante de emoción, por que en los gordos son los movimientos del abdomen los encargado de exteriorizar el estado de animo en que se encuentran, las friolentas manos en los gastados bolsillos del pantalón,  su señoría el Fiscal Federal M. L. Gallagher, dijo ante el juez Trippet1 que son muy graves los crímenes que pesan sobre las cabezas de nuestros compañeros Ricardo y Enrique, porque se ha aconsejado en Regeneración a los soldados carrancistas que maten a sus jefes y oficiales.

Voy a tomarme  la pena de copiar para beneficio del Fiscal, un párrafo del diario “El Pueblo”2 pagado por Carranza para que trabaje a su favor, -párrafo que puede verse en la edición de ese periódico correspondiente al 3 de este mes. Dice de esta manera el párrafo: “Mas como desgraciadamente no es posible obtener paz, en las circunstancias presentes, sino POR MEDIO DE LA GUERRA CRUEL E IMPLACABLE, el constitucionalismo esta en el deber de proseguirla con decisión y empeño, y pensar con Robespierre que LA ULTIMA PRUEBA DE SACRIFICIO QUE DEBE DARSE A LA PATRIA, ES SACRIFICAR TODO AFECTO DE SENSIBILIDAD.

¿Qué le parece esto a su señoría? Yo creo que al acabar  (vuecencia) de leer el anterior párrafo sentirá remordimientos por haber aumentado la fianza de nuestros compañeros a siete mil quinientos dólares por cada uno.3

¿No le parece a su señoría que el gobierno de mister Wilson deshonra al pueblo americano, al apoyar a Carranza, a un hombre desprovisto de todo AFECTO DE SENSIBILAD que está llevando adelante UNA GUERRA CRUEL E IMPLACABLE. Porque yo creo que, al ruborizarse su merced porque nuestros compañeros  aconsejan tener buena puntería para matar a los oficiales y jefes carrancistas, su pudor se ha de sentir ofendida también con el consejo carrancista de sacrificar todo efecto de sensibilidad para no dejar con vida, a ningún enemigo de su ilustrísimo Barbas de Chivo el amigo de mister Wilson.

Ahora, si no encuentra vuexcelecencia inmoralidad en la declaración carrancista, la lógica, la honradez mas rudimentaria, hace pensar que tampoco debe su señoría encontrarla en las declaraciones de nuestros hermanos presos. ¿No es así?

 

Manuel Saavedra


1 Refiérese a Oscar B. Trippet. Prohibicioncita. Senador por Indiana. Abogado de corporaciones en San Diego y Los Ángeles, California. Para 1915, Juez de la Corte Federal de los Estados Unidos en Los Ángeles. En febrero de 1916 dictó la orden de arresto contra Ricardo y Enrique Flores Magón; se encargó de su proceso y sentenció a Ricardo a un año y un día de prisión y una multa de mil dólares, y a Enrique a tres años de cárcel y tres mil dólares de multa, argumentado que con sus escritos publicados en Regeneración provocaban la guerra entre México y los Estados Unidos.

2 El Pueblo. Fundado en Veracruz como órgano del carrancismo por Félix F. Palavicini en 1914. A partir del 29 de octubre de 1915 se publicó en la Ciudad de México, bajo la dirección de Rodrigo Cárdenas. Desapareció a principios de 1917.

3 La fianza inicial fue establecida en 5000 dólares.

On the 18th of this month at about 4 o’clock, some twenty men of repulsive aspect invaded the grounds and humble shack where our offices and small printing plant are located, at 2325 Ivanhoe Ave. All of them were armed to the teeth with revolvers, rifles, sawed-off shotguns and what not. They, the myrmidons, formed a real whole army, the one needed for the most dangerous of all enterprises they ever dared to undertake, it seems, that of arresting… but two unarmed men!!

Such a show of brutal force to arrest but two unarmed men…!! Does not that speak too high of the bravery of the secret service men?

Well, somebody has remarked that three had to go so many there, because they were going to arrest two real men: Ricardo Flores Magón and Enrique Flores Magón.

The warrant read to the Magón by one Fenton G. Thompson, a Deputy U. S. Marshall, who after concluding dramatically placed his right hand on Enrique and said: “In the name of the President,” just like we read in the two for a dime novels that the myrmidons of the medieval times used to say in such solemn occasions: “In the name of the King!”

Oh, American Democracy! Where have you gone? To darkest Africa?

After the drama, came tragedy.

That upholders of “law and order” came to our place, with the hope, a is said, of shooting dead somebody: And comrade Enrique Flores Magón had, in fact, a close call, because somebody brought him is coat and when Enrique moved to take it the was roughly pushed back by Fenton G. Thompson who said: “Get back there, you son of a…!”

Enrique, resenting the insult and the ill treatment, turned to Thompson and reproached him for this lack of manners. Thompson, for unique answer thrust his gun and gave a vicious blow on the head to Enrique. Enrique, finding himself so brutally assaulted hurled a punch with his bare fist to Thompson, in self defense, and got ready to repel his assailant, but quickly was overpowered by the men with Thompson who jumped at Enrique’s back, and then, Thompson hit the helpless Enrique time and again on the head with the revolver until the blood freely ran down the face of our comrade, who, weakened by a painful sickness that he is suffering since long months ago —due to over-work and acute poverty that has had to be endured together with Ricardo, who is sick, too, and their other self-sacrificing comrades and co workers,— could not resist too long.

Hatless and half dressed, our comrades were dragged away from their useful and humanitarian work of uplifting the downtrodden Mexican masses and teaching them the road to real freedom, that of the conquest of Land and Liberty by fighting relentlessly with the gun in their hands, against Capital, Church and Authority, instead of fighting for a mere change of tyrants, —to elevate Carranza, for instance, who wants to reestablish the old Díaz regime, aided by our democratic President Wilson,— and to become that way economically free and, hence, social and politically free, too, for Economic Freedom in the basis of all freedoms. He who owns the land is economically free, because the land is the source of all riches. Therefore, our Comrades Magons advocate the cause of Land and Liberty for All.

And that is why they are being and always have been persecuted, and because they are the most pure type of the uncompromising, devoted, honest and self sacrificing fighters for human freedom.

And see how things go in a capitalistic Court. Although comrade, Enrique was assaulted and severely beaten, the Assistant U. S. Attorney M. L. Gallaher, has raised their bonds from $3,000,00 each to $7,500,00 on the ground that they resisted arrest…!! And that motion has been approved by the Federal Judge Oscar A. Trippet, who refused to reduce the bonds as asked for by comrade Enrique Flores Magón in his own behalf and that of this brother Ricardo, the 21st. of this month when called to Court.

The indictment is not only against comrades Ricardo and Enrique Flores Magón, but against comrade William C. Owen, who although in such indictment they quoted three writings of the Magón brothers and none of comrade Owen.

They are charged with having used the mails to murder, arson and treason through Regeneración.

What in fact, they are persecuted for —not prosecuted— is because they oppose the government of Carranza, Mr. Wilson’s hope, the would be strong man for Mexico that would reestablishing that bright and most profitable Díaz regime, when the crooks could fatten by the sweat of the unhappy Mexican peon.

What in fact the Magons and Comrade Owen are persecuted, for is an effort to stop the propaganda of Regeneración by lack of collaboration. But the effort is in vain, because we are thousands and thousands of anarchists ready to push forth the anarchist propaganda that our persecuted comrades have been doing, be it in this paper or in many others that we shall print instead if finally Regeneración disappears for one or other reason.

What in fact is at stake now, what in fact is brought to Court are our principles, as I shall prove it in the next issue of Regeneración.

To close this long article, it must let be known that our comrades Magon besides being held in jail with such a fabulous sum of money as that asked for their bonds they are being practically held incommunicado for they are allowed to be visited by their wives only and no body else, not even their children. Lucia Norman1, daughter of Ricardo, was denied entrance to see her father by the Marshal of this City. Therefore, after the Magons have been beaten and wounded and forced to stay in jail by fixing their bonds too high, they are being tortured, not being allowed to see even their children.

Speak of the Inquisition!!

Now, I want to ask the honest men and women of this Country: What are you going to do after you have learned of all these outrages and injustices committed on our persecuted comrades Ricardo and Enrique Flores Magón? Are you going to leave them alone?

What are you going to do before this open attack to the freedom of the press to serve a foreign tyrant? Are you going to stand for that.

Regeneración, núm. 227, febrero 26, 1916

 

El arresto de los Magón (Traducción)

El dieciocho del presente mes, alrededor de las cuatro de la tarde, unos veinte hombres de nauseabundo aspecto invadieron el terreno y la humilde cabaña que permiten la existencia de nuestras oficinas y nuestra pequeña imprenta, en el 2325 de la Avenida Ivanhoe. Todos ellos iban armados de los pies a la cabeza con pistolas, rifles, revólveres y demás. Ellos, los mirmidones, constituían un auténtico ejército, justo el que, al parecer, requerían para emprender la tarea más peligrosa de toda su carrera: el arresto… ¡de dos hombres indefensos!

Semejante despliegue de tan brutal fuerza para arrestar a dos hombres inermes … ¡! ¿Acaso esto no ‘enaltece’ la valentía de los hombres que conforman el servicio secreto?

Bien, pues alguien ha señalado que esa veintena era necesaria porque el objetivo no era otro que aprehender a dos hombres de verdad: Ricardo Flores Magón y Enrique Flores Magón.

La orden de detención fue leída ante los Magón por Fenton G. Thompson, un Auxiliar del Sheriff.  Una vez concluida la lectura, el Auxiliar realizó un gesto dramático: puso su mano derecha sobre Enrique y dijo, “En nombre del Presidente”, tal y como acontece en las novelas baratas, donde hemos leído que los mirmidones medievales acostumbraban pronunciar lo siguiente durante las ocasiones solemnes: “¡En nombre del Rey!”

¡Oh, la Democracia Americana! ¿Dónde estarás? ¿Te habrás largado a lo más profundo del continente africano?

Luego del drama llegó la tragedia.

Los defensores de “la ley y el orden” llegaron a nuestra base de operaciones con la esperanza, como hemos dicho, de matar a alguien: y el camarada Enrique Flores Magón estuvo, de hecho, a un pelo de sucumbir porque alguien le llevó su abrigo y cuando Enrique giró para tomarlo, Fenton G. Thompson lo empujó y le increpó, “¡Vuelve a tu lugar, hijo de perra!”

Enrique, molesto por el insulto y el maltrato, miró a Thompson y le reprochó sus pésimos modales. A manera de respuesta, Thompson le clavó la pistola y asestó un fuerte golpe en la cabeza de Enrique. Éste, sintiéndose víctima de un ataque brutal, le lanzó un puñetazo en defensa propia y se preparó para luchar contra su contrincante, pero enseguida fue sometido por los hombres de Thompson, quienes le tomaron por la espalda. Luego, Thompson golpeó al indefenso una y otra vez en la cabeza, utilizando el revólver, hasta que la sangre fluyó libremente cubriendo el rostro de nuestro camarada, quien, debilitado por la dolorosa enfermedad que le aquejaba desde hacía meses – a causa de la sobrecarga de trabajo y la extrema pobreza que tuvo que soportar junto con Ricardo, quien también está enfermo, y sus sacrificados camaradas y colaboradores – no pudo resistir demasiado.

Sin sombrero y a medio vestir, nuestros camaradas fueron alejados de su humanitario y útil trabajo, consistente en animar a las oprimidas masas mexicanas y en el proceso mostrándoles el camino que lleva a la verdadera libertad: la conquista de Tierra y Libertad mediante la implacable lucha, pistola en mano, contra el Capital, la Iglesia y la Autoridad, en vez de pelear por un mero cambio de tirano – para, por ejemplo, colocar a Carranza, quien sólo desea restablecer el viejo régimen de Díaz con la ayuda del democrático Presidente Wilson – y asimismo a fin de alcanzar la libertad económica y, en consecuencia, hacer de ellos seres social y políticamente libres también, ya que la Libertad Económica es la base de todas las libertades. El que posee la tierra es libre económicamente hablando, porque la tierra es la fuente de todas las riquezas. Por tanto, nuestros camaradas, los Magón, defienden la causa de la Libertad y la Tierra para Todos.

 

Por esta razón siempre han sido objeto de persecución, y porque, asimismo, son dignos representantes de cierta clase de luchadores, la más pura, devota, honesta y desinteresada. Son luchadores que se desviven por la libertad humana.

Y ahora veamos cómo acontecen las cosas en la Corte de los capitalistas. A pesar de que el camarada Enrique fue atacado y golpeado con severidad, el Adjunto del Ministro de Justicia de Norteamérica, M.L. Gallaher, ha elevado sus fianzas de $3,000, 00 dólares por cada uno a $7,500, 00 bajo el pretexto de que… ¡se resistieron al arresto! Y dicha moción fue aprobada por el Juez Federal, Oscar A. Trippet, quien se rehusó a reducir las cantidades tal y como, en su propio nombre y en el de su hermano Ricardo, pidió el camarada Enrique el veintiuno del presente mes, cuando fue llamado a la Corte.

La sentencia no va dirigida solamente contra los camaradas Ricardo y Enrique Flores Magón, sino asimismo contra el camarada William C. Owen, a pesar de que durante el juicio citaron tres escritos de los hermanos Magón y ni uno solo de dicho camarada.

Se les acusa de asesinato, incendio y traición utilizando los medios provistos por Regeneración.

Por lo que en realidad se les persigue – y esta persecución no equivale realmente a su supuesto proceso – no es otra cosa que por oponerse al gobierno de Carranza, la esperanza encarnada del Señor Wilson, el presunto hombre fuerte de México, que restablecerá el brillante y sumamente redituable régimen de Díaz, cuando los ladrones y bribones engordaban gracias al sudor de los infelices peones mexicanos.

A decir verdad, a los Magón y al camarada Owen se les persigue para así detener la propaganda de Regeneración mediante la falta de colaboración. Pero este esfuerzo ha sido en vano, porque somos miles y miles los anarquistas dispuestos a hacernos cargo de la propaganda que nuestros camaradas perseguidos han venido realizando, ya en este periódico, ya en cualesquiera otras publicaciones que editemos si, por una u otra razón, Regeneración desaparece.

Lo que de hecho está en juego en estos momentos, lo que de hecho ha sido llevado a la Corte, no es otra cosa que nuestros principios, tal y como yo mismo demostraré en el próximo ejemplar de Regeneración.

Para cerrar este largo artículo, debemos hacerles saber que nuestros camaradas, además de estar encerrados y sujetos a la fabulosa suma que se pide para su fianza, han pasado el tiempo prácticamente incomunicados, ya que sólo sus esposas pueden visitarlos, y nadie más- ni siquiera sus hijos. Lucia Norman1, hija de Ricardo, no pudo entrar a ver a su padre por órdenes del jefe de Policía de esta ciudad. Por tanto, luego de que los Magón fueran golpeados, heridos y forzados a permanecer en prisión debido a lo elevado de sus fianzas, ahora se les tortura y ni siquiera se les permite ver a sus hijos.

¡Como en los tiempos de la Inquisición!

Ahora quiero preguntarles a los hombres y mujeres más honestos de este país: ¿Qué piensan hacer ahora que ya conocen todas las vejaciones e injusticias a las que han sido sometidos nuestros camaradas perseguidos, Ricardo y Enrique Flores Magón? ¿Están dispuestos a dejarlos solos?

¿Qué harán ahora que tienen de frente los hechos de este ataque público contra la libertad de prensa, cuyo único objetivo consiste en servir los intereses de un tirano extranjero? ¿Están dispuestos a tolerarlo?

 

Celso Marquina


1 Lucía Norman. Los Ángeles, Cal. (¿?-1923). Hija de María Brousse Talavera y de Martin Norman, quien murió ejecutado, según afirmó ella misma, al iniciarse la Revolución Mexicana. Al unirse su madre con RFM, éste la adoptó como su hija. En 1911 Lucia participó en la discusión entre los editores de Regeneración y el dirigente del Partido Socialista Norteamericano Eugene Debs, con un texto sobre la pertinencia de la “Acción directa” como arma del movimiento obrero. Participó activamente en la defensa de su padre adoptivo durante los juicios de 1912 y 1918. Forma parte del grupo de obreras residentes en Los Ángeles. Este grupo protestó en julio de 1911 por la aprensión de los hermanos FM, AIV y LR. y, en septiembre del mismo año, por la represión que sufren los anarquistas cubanos Chacón, Vieytes y Saavedra, así como el periódico Tierra, por parte de los gobiernos de España y Cuba. En junio de 1916, durante una de las sesiones de juicio a RFM, Lucía Norman abofeteó a Peter Martin (Pedro Martínez), espía-agente del gobierno mexicano y testigo del fiscal. Destacó como participante en las protestas y motines que se desarrollaron tras la sentencia de un año cuatro meses de prisión en el penal de McNeil dictada contra los dirigentes del PLM. En 1916 Regeneración publica algunos textos de carácter doctrinario escritos por Lucía, como “Todos somos iguales” en el que la hija adoptiva de RFM escribe: “Abramos los ojos. La Naturaleza nos ha hecho a todos iguales, tanto a los opresores como a los oprimidos. Sentimos y tenemos cerebro como los criminales que nos oprimen con los nombres de jueces, gobernantes, policías, burgueses y embaucadores, y así como ellos nos asesinan, tenemos el derecho de arrancarles la +.” En ese mismo año, cuando RFM y EFM vuelven a ser arrestados acusados de violación a la leyes de neutralidad, se niega el permiso a Ricardo para que su hija adoptiva lo visite en prisión. En los primeros día de junio, el fiscal Walton intentó infructuosamente que Lucía declarará contra su padre y fue interrogada frente al jurado. Fue secretaria de la Workers International Defense League de Los Ángeles, que preside Edgcumb Pinchon. En 1917 Lucía está en el centro de los conflictos interpersonales que se desatan en la comuna de Silver Lake: EFM, su esposa Teresa y otros integrantes del grupo exigen a RFM que no defienda al simpatizante Raúl Palma, acusado de asesinato, por la relación amorosa que Palma mantiene con Lucía. Los conflictos terminan con la separación, en 1918, de EFM, su esposa Teresa, Trinidad García, Ralph García y José Flores del Grupo editor de Regeneración. Quedarán RFM, LR, María Brousse, Raúl Palma y Lucía Norman. Una severa crisis nerviosa, en 1918, le impidió que se hiciera cargo de la sección en inglés de Regeneración, como estaba planeado. Acompaño el cadáver de RFM desde Los Ángeles hasta la ciudad de México donde murió, en 1923, poco después de los funerales de RFM.

Los trabajadores carrancistas que con tanto entusiasmo abrazaron la causa de Venustiano Carranza, se encuentran pensativos. Ellos, confiados y sencillos, se dejaron seducir por las sirenas a sueldo de Carranza, que les cantaron al oído dulces promesas de engrandecimiento y de glorias para la clase proletaria. Según esas sirenas, al trabajador le esperaba un porvenir de dicha y de libertad, y muchos trabajadores tomaron el fusil para sostener a Carranza, derramaron su sangre en mil combates, y con su cooperación valiosísima dieron vida a una facción, que sin el apoyo de los obreros, hace muchos meses que habría desaparecido aplastado por el movimiento reivindicador de la tierra de los verdaderos revolucionarios.

El brazo fuerte de los obreros engañados, sacó a flote a Carranza del naufragio que le ocasionó la separación de Villa en 1914. Carranza habría desaparecido desde entonces con gran provecho para la causa de Tierra y Libertad; pero no hay que lamentar el engaño sufrido por los obreros, porque él enseña que el trabajador no debe esperar que su emancipación venga de lo alto.

La experiencia es provechosa. Repetidas veces se les dijo a los obreros de las ciudades que Carranza los traicionaría; que todo gobierno tiene que apoyar al capitalismo, porque el gobierno, cualquiera que sea su forma, no es otra cosa que el guardián celoso de los intereses de la burguesía. Los obreros no hicieron aprecio y el desengaño no tardó en llegar.

Apenas contó Carranza con el apoyo decidido de Woodrow Wilson; apenas se creyó fuerte, comenzaron los desaires a los obreros; principiaron las amenazas a los trabajadores; desapareció de la prensa carrancista aquel radicalismo que a modo de red tendieron los políticos para atraerse a la masa proletaria; las audaces declaraciones anarquistas de los Atl1 y toda la legión de propagandistas carrancistas se desvanecieron como el humo; los repartos de tierra se suspendieron, y una retrogradación manifiesta se observa en todos los actos del carrancismo.

Los periódicos carrancistas que trinaban contra la burguesía, y alentaban a los trabajadores a que sacudieran el yugo del capitalismo, ahora que su amo Carranza no necesita de los trabajadores, echan pestes contra los agitadores obreros, achacando a la labor de éstos el hecho de que los obreros den muestras de rebeldía. He aquí un párrafo que ilustra en el asunto. Pertenece al diario “El Pueblo” de la ciudad de México, correspondiente al 9 de febrero que dice así: “…aquel gremio (el gremio obrero) ajeno a todas las intrigas, desconocedor de las intrigas de los blasfemos (alude a los agitadores), ha sido sorprendido por éstos, se ha sugestionado a veces por la verba inmunda del agitador, se ha creído dueño de todos los derechos y ajeno a las obligaciones que le competen.”

Como se ve, ya se le dice al obrero que tiene obligaciones, y la principal obligación, como se ve por este otro párrafo del mismo periódico, y perteneciente al mismo artículo del que fue tomado el anterior. Dice así: “… el Gobierno, lo repetiré cuantas veces se necesite, está dispuesto a atender (a los obreros) sus justas demandas; la provocación de cualquier desorden, será motivo de un examen por parte de las autoridades, y será inexorable la represión que se imponga a los falsos defensores del pueblo.”

Los falsos defensores del pueblo, para Carranza, son los buenos trabajadores que propagan los ideales anarquistas en toda su pureza, sin mezclarlos con carrancismo ni personalismo de ninguna clase.

Que el carrancismo está dispuesto a reprimir toda agitación obrera, lo demuestra el hecho de enviar fuerzas contra los trabajadores que están en huelga y aún contra los que apenas amenazan declararla.

Una noticia procedente de Veracruz y que apareció en The Los Angeles Times2, de 25 de febrero último ilustra igualmente sobre el cambio de táctica del carrancismo en la que afecta a los intereses de la clase trabajadora. Dice de este modo: “Veracruz, febrero 24. —En virtud del decreto contra huelgas expedido por el Gobernador Heriberto Jara3, ha sido conjurada la huelga general de todos los trabajadores que había sido votada para esta mañana… Hay muestras de descontento contra la acción del Gobernador en los diferentes círculos obreros.”

La experiencia se está encargando de enseñar a nuestros hermanos de cadenas que la emancipación de los trabajadores debe ser obra de los trabajadores mismos; que el gobierno, cualquiera que sea su forma, es un obstáculo que hay que destruir para que quede sin defensa el derecho de propiedad privada y pueda llevarse a cabo la expropiación de la riqueza social.

Hermanos: adoptad los principios anarquistas expedidos en el Manifiesto de 23 septiembre de 1911.

Carranza comienza a daros los primeros puntapiés. ¡Rebelaos antes que os asesine!

Celso Marquina


1 Gerardo Murillo, Dr. Atl. (Guadalajara, Jalisco, 1875-Ciudad de México,1964) Pintor, periodista y vulcanólogo. Estudio pintura y filosofía en Europa, donde pasó la mayor parte de la primera década del Siglo XX becado por el gobierno de Porfirio Díaz, aunque sostuvo estancias en el país como profesor en la Académica de San Carlos. Fue promotor de las vanguardias artísticas y las artes populares. Tras el golpe de Victoriano Huerta, que lo encuentra en París, edita la revista La Revolución de Mexique, con Luis Quintanilla. En 1914 regresó a México y se unió a Venustiano Carranza. Dirigió La Vanguardia, el órgano del Constitucionalismo en Veracruz. Tuvo un importante papel como negociador con la Casa del Obrero Mundial y en la creación de los Batallones Rojos que combatieron a Villa del lado de los carrancistas. Establecido el gobierno de Carranza en la Ciudad de México, fue nombrado director de Bellas Artes. Al triunfo de el Plan de Agua Prieta regresó a Europa y, al término de la etapa armada, se dedicó a pintar, al estudio de la vulcanología y al periodismo. En los años treinta fue defensor de fascismo y el antisemitismo, editó el periódico Acción Mundial, divulgador de esta ideología. Fue premio Nacional de las Artes en 1958. Sus restos reposan en la Rotonda de los Hombres Ilustres de la Ciudad de México.

2 The Los Angeles Times. Periódico fundado en 1881. Propiedad de Harrison Gray Otis, próspero empresario estadounidense, defendió la política de Porfirio Díaz. De tendencia conservadora, se caracterizó por combatir al movimiento obrero del sur de los Estados Unidos. Desde las columnas del diario emprendió una cruzada de desprestigio en contra de la causa del PLM, que se intensificó a partir de 1911, durante la campaña del PLM en Baja California, lugar en el que tenía grandes intereses por ser dueño de la Colorado River Land Co.

3 Heriberto Jara Corona (1884-1968). Político y militar veracruzano. Fue tenedor de libros en la tienda de raya de la fábrica de Río Blanco, en donde contribuyó a la organización del Club Mutualista. En 1902 se sumó al Partido Liberal y se dedicó a la organización de clubes liberales en la región fabril de Orizaba. Colaboró con La Voz de Juárez, El Diario del Hogar y otros periódicos antiporfiristas. Después de la represión porfiriana en la región, se incorporó al antirreleccionismo, y en 1909, al lado de Camerino Z. Mendoza, participó en la fundación del Club Antirreleccionista de Orizaba. Secundó el Plan de San Luis y se desempeñó como activo propagandista del maderismo en el estado de Veracruz y Puebla. Al triunfo de Madero, fue electo diputado federal, cargo desde el que se opuso a la renuncia de Madero a la presidencia. Una vez consumado el golpe de estado de Huerta, se exilió en La Habana y posteriormente en Brownsville. Se adhirió al constitucionalismo, actuando bajo las órdenes de Pablo González y de Lucio Blanco en Tamaulipas. En 1914, fue designado por Carranza gobernador del Distrito Federal y a fines de ese año fue comisionado para recuperar la plaza de Veracruz ocupada por las fuerzas estadounidenses. En 1916 se hizo cargo, provisionalmente, del gobierno de Veracruz. Participó en el Congreso Constituyente de 1917, donde se ocupó sobre todo de la legislación relativa al trabajo. Ocupó varios cargos durante el gobierno carrancista. Volvió a ser gobernador de Veracruz de 1924 a 1927. Se alejó de la política al inicio de los años treinta, y al final de esa década fue nombrado presidente del Partido de la Revolución Mexicana. Se desempeñó como secretario de Marina durante el sexenio de Manuel Ávila Camacho.

Al periódico The Los Angeles Times, correspondiente al 27 de febrero último, pertenece la noticia que aquí copiamos. He aquí la noticia: “Ciudad de México, febrero 26. —La Casa del Obrero Mundial1 que amenazó con una huelga que tenía que estallar mañana en varias ciudades de la República, si no se concedía a los trabajadores un aumento en sus salarios de un sesenta por ciento en oro, fue informada hoy que cualquier atentado al orden sería sofocado por medio de la fuerza.

“El general Pedro Rodríguez, Jefe del Estado Mayor del general Pablo González2, hizo hoy la siguiente declaración: El general Carranza ha ordenado que cualquiera alteración del orden publico por parte de los trabajadores, sea sofocada por medio de la fuerza. Se ha aconsejado a los trabajadores que desistan de su intento de paralizar la industria por medio de una huelga general; que las demandas que tengan que hacer, las hagan de una manera racional, y que el gobierno los ayudará en lo que sea razonable. El gobierno ha asegurado a los gerentes de las poderosas compañías explotadoras, darles completa protección, garantizándoles que les cuidará sus propiedades.”

No puede apetecerse mayor descaro de Carranza. El viejo bandido está dispuesto a impedir, por medio de la fuerza, que los trabajadores consigan un aumento de unos centavos más sobre sus miserables salarios. ¿No es Carranza un segundo Porfirio Díaz? ¿No advertimos a tiempo a nuestros hermanos de cadenas que iban a ser traicionados por Carranza?

Y así como hoy son traicionados por Carranza, lo serán mañana por Obregón o por cualquier otro gobernante o aspirante a gobernante, lo que enseña que el bienestar y la libertad de la clase trabajadora no dependen del hombre que se encuentre en el poder, sino de la desaparición del sistema capitalista basado en el derecho de propiedad privada. Que muera ese sistema, y el ser humano será libre.

La única solución de este asunto es la expropiación de la riqueza social por el pueblo, para hacer de todo lo existente la propiedad de todos, sin distinción de sexo ni de raza. Óbrese según lo aconsejado en el Manifiesto de 23 de septiembre de 1911, que enseña la única salvación posible de las garras de la miseria y de la tiranía.

El paso que da Carranza contra los trabajadores, es el que daría cualquiera otro. El deber del gobierno es apoyar al capitalista. Para cortar de raíz el mal, hay que desconocer resueltamente el llamado derecho de propiedad privada.

No hay que dejarse envolver otra vez por los políticos por radicales y amigos del pueblo que parezcan, pues cuando los políticos necesitan del pueblo, bajan hasta él, para aplastarlo después.

Celso Marquina


1 Casa del Obrero Mundial (COM). Organización anarcosindicalista fundada en la ciudad de México el 22 de septiembre de 1912, bajo los principios del Grupo Luz y las ideas del colombiano Juan Francisco Moncaleano, seguidor de Francisco Ferrer Guardía y la Escuela Racionalista, quien fuera expulsado del país por Madero tan sólo unos días antes de la fundación de la agrupación. Participaron al principio sastres, zapateros, conductores de tranvías, hilanderos y canteros. Entre sus fundadores y militantes destacados estuvieron Antonio Díaz Soto y Gama, Pioquinto Roldán, Manuel Sarabia, Celestino Gazca, Santiago R. de la Vega, Lázaro Gutiérrez de Lara, Rafael Pérez Taylor, Luis Méndez, Juan Lozano, Fredesvindo Elvira, Jacinto Huitrón y Rosendo Salazar y Ernesto Velasco. Su primer acto fue la conmemoración de los Mártires de Chicago. Creció muy rápidamente, se extendió por diversas partes del país y se convirtió en la principal organización obrera en México entre 1912 y 1918; años en los que organizó huelgas, paros, manifestaciones y sabotajes. Fue clausurada el 27 de mayo de 1914 por Victoriano Huerta. Tras la entrada de Obregón a la capital, el general entregó a la COM el Colegio Jesuita y las máquinas del periódico La Tribuna, las que utilizó para imprimir su órgano El Ariete. En 1915, tras un intenso debate, la COM realizó una alianza con el Constitucionalismo e integró los Batallones Rojos que combatirían a las fuerzas de la Convención. En agosto de ese año Carranza les entregó la Casa de los Azulejos, que hasta entonces albergaba al aristocrático Jockey Club. En noviembre a raíz de una huelga ferrocarrilera y la radicalidad de algunos grupos afiliados a la Casa, Carranza decretó su militarización, clausuró la COM de Monterrey y dictó orden de aprensión contra su dirigente Rosendo Salazar. El 3 de enero de 1916, Obregón licenció a los Batallones Rojos. En mayo de 1916 la COM rompió formalmente con Carranza y acordó la creación de la Confederación del Trabajo de la República Mexicana, que enarboló como táctica de lucha la acción directa y la lucha de clases como principio. El día 22 de ese mismo mes estalló una huelga general en la Ciudad de México con participación del Sindicato Mexicano de Electricistas, la Federación de Tranviarios y la Federación de Sindicatos Obreros del Distrito Federal. Más de 80 mil trabajadores se fueron al paro. Carranza respondió la detención de muchos huelguistas y restableciendo una vieja ley de 1862 que fijaba la pena de muerte para los “trastocadores del orden público”. Ante la amenaza de que los aprendidos fueran ejecutados y a petición del general Álvaro  Obregón, los trabajadores levantaron la huelga y suspendieron las actividades de la organización. Con la aparición de la Confederación Regional Obrera Mexicana, de Luis M. Morones, respaldada por Obregón, la COM se extinguió. De sus restos anarcosindicalistas surgió en 1921 la Confederación General del Trabajo (CGT).

2 Pablo González Garza (1879-1950) Revolucionario neoleonés. Se sumó al maderismo en 1910. Combatió la rebelión orozquista en 1912-1913. Hombre de confianza de Venustiano Carranza, colaboró estrechamente con él cuando éste ocupó el gobierno de Coahuila. En el curso de la campaña contra el gobierno huertista fue nombrado general en jefe del Ejército del Noreste, que mandaba a las fuerzas destacadas en Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas. Tras la caída de Victoriano Huerta y en durante la lucha de facciones fue nombrado jefe de operaciones de la Ciudad de México, por lo que a lo largo de 1915 se mantuvo en guerra contra los ejércitos convencionistas que asediaban la capital. Durante su ocupación militar de la ciudad emitió un decreto que establecía el descanso dominical y la jornada laboral de ocho horas. Al año siguiente centró sus esfuerzos en el combate al zapatismo en el estado de Morelos, labor que desempeñó con rigor y ferocidad. En 1919 se distanció de Carranza por no considerarlo para la sucesión presidencial, sin embargo no se adhirió al Plan de Agua Prieta. En Monterrey (1920), intentó organizar un levantamiento contra el gobierno delahuertista, pero fue aprehendido, juzgado y condenado a muerte. La ejecución fue suspendida por orden del presidente Adolfo de la Huerta, a cambio de que González se exiliara en los Estados Unidos, de donde volvió en 1940. A su regreso se estableció en Monterrey.

Todavía resuenan en los oídos de todos los mexicanos las bombásticas condenaciones que viniera fulminando el carrancismo contra el militarismo, cuando necesitaba la poderosa ayuda del proletariado; todavía no se apaga el eco de sus condenaciones, cuando ya se están dando los pasos necesarios para militarizar la porción del territorio mexicano que se halla bajo el control del gobierno carrancista.

No se necesitó que pasara mucho tiempo, para que Carranza se quitara la careta radical que le sirviera para embaucar a los trabajadores, como que su alianza con Wilson lo hizo sentirse fuerte. Además, para fortalecer su alianza con Wilson, le estorba el barniz obrero de que se había revestido, porque una de las condiciones que Wilson le impuso para reconocerle fue que renunciara a todo radicalismo y que restaurara las condiciones que prevalecieron bajo la dictadura de Porfirio Díaz.

Nada de extraño hay, pues, en el, hecho de que Carranza, después de enronquecerse trinando contra el militarismo, sea ahora el más entusiasta partidario de la militarización del país.

Antes, bajo la dictadura de Porfirio Díaz, la República contaba solamente con un Colegio Militar. Según los proyectos que tienen en estudios una comisión de militarotes carrancistas serán seis las escuelas militares con que contará el país.

Esta es otra traición de Carranza. ¿Se convencerán al fin los obreros de que es imposible la emancipación de la clase trabajadora dentro del sistema de la propiedad privada, sistema que hace necesaria la conservación y aun el perfeccionamiento del militarismo, para la salvaguardia de los intereses de la burguesía?

Dondequiera que exista el derecho de propiedad privada, tiene que existir un gobierno que lo ampare, y no se puede concebir un gobierno sin un ejército que lo sostenga.

Por lo tanto, en lugar de ayudar a alguien para que escale el poder, hay que acabar con ese poder, con el gobierno, con todo gobierno que quiera establecerse en México, porque el gobierno necesita forzosamente de un ejército para poderse sostener.

La Anarquía es el remedio. Dentro de ella, todo ser humano será libre, porque cada quien tendrá asegurada su independencia económica, que no es otra cosa que la facultad de ganarse la subsistencia, por medio de un trabajo útil, sin necesidad de tener un patrón. Esa independencia económica quedará asegurada por medio de la expropiación en beneficio de todos, de la tierra, casas, máquinas, medios de transporte y efectos almacenados, que es a lo que se llama riqueza social.

Decidíos, trabajadores; que de algo os sirva la experiencia, hermanos. No sigáis más caudillos. Expropiad en beneficio de todos y daréis muerte al sistema capitalista.

Es inútil hablaros de los males que el militarismo acarrea, por que harto los conocéis por haberlo sufrido en todos sus aspectos.

Decidíos; adoptad los principios anarquistas contenidos en el Manifiesto de 23 de septiembre de 1911.

Manuel Saavedra

La persecución de que son objeto nuestros compañeros Ricardo y Enrique Flores Magón, sirve, entre otras cosas, para demostrar que la libertad política garantizada por las constituciones de todos los países llamados civilizados, es una de tantas mentiras democráticas con que se logra que el pobre pueblo se haga la ilusión de que es libre, de que puede, dentro de la ley y el orden, conquistar el bienestar de que se ve privado, y no se levante airado contra los que lo esclavizan.

La libertad de pensar y de manifestar el pensamiento por medio de la palabra hablada o escrita, es la más querida, es la más apreciada por el hombre, porque gracias a ella pueden ponerse de acuerdo los seres humanos para avanzar con paso firme por la vía de su perfeccionamiento.

Todas las constituciones garantizan la libertad del pensamiento, por cuya conquista la humanidad ha derramado la sangre a torrentes; esa sangre, en su mayor parte, ha sido sangre proletaria, la sangre de los hijos del pueblo que han respondido a los llamamientos que a su dignidad y a su honor ha sido hechos, sin pensar, mejor dicho, sin adivinar que su sacrificio, como todos los sacrificios del desheredado, aprovechan cuando no exclusivamente, al menos en su mayor parte, a la clase privilegiada.

La libertad del pensamiento hablado o escrito, aprovecha casi exclusivamente a la clase dominante, a la clase poseedora de la riqueza social. Esa clase goza de libertad completa para exponer sus ideas tendentes a la conservación del sistema de la propiedad privada; en cambio, la clase desposeída, la clase proletaria, no tiene la libertad de exponer sus ideas tendientes a la abolición de ese sistema inicuo y a su sustitución por otro que esté más en armonía con el progreso alcanzado por el pensamiento humano.

La clase capitalista, además de la ventaja material con que cuenta para manifestar  sus ideas, puesto que, dueña de la riqueza social, tiene a su disposición todos los elementos necesarios para su propaganda, cuenta con el apoyo del gobierno. La clase capitalista puede, por lo mismo, hablar con toda franqueza, con entera libertad; puede, impunemente, atacar los intereses de la clase trabajadora, hasta lograr abogar por la vuelta de la esclavitud para los desheredados; puede pedir el exterminio de los trabajadores que estando en huelga impiden de alguna manera que los esquiroles la quiebran. La clase capitalista hace absoluta libertad para propagar ideas que tiendan a perpetuar la abyecta condición en que se encuentra la clase trabajadora; puede, con impunidad completa, negar el derecho de vivir que tiene todo ser humano, puede en fin, decir todo lo que conviene a la conservación de su posición privilegiada, a pesar de que todo lo que conviene al rico perjudica al pobre, por tener el uno y el otro intereses que no pueden conciliarse, cuya armonía es materialmente imposible, porque para que el rico sea feliz es necesario que el pobre se sacrifique.

En cambio, la clase trabajadora no tiene la libertad de manifestar sus ideas, a pesar de que por conquistar ese derecho político ha vaciado sus arterias pródiga, generosa, entusiasta, heroica, en todos los combates que la especie humana ha librado por su perfeccionamiento. Todo ese heroísmo, todo ese entusiasmo, toda esa generosidad y todo ese sacrificio de los hijos del pueblo; todo ese derroche de energía y de inteligencia de los de abajo, no ha dado otra satisfacción que la de ver escritas en las constituciones estas palabras que, por su contraste con la realidad, son una bofetada en pleno rostro aplicado a los héroes que las conquistaron: “el pensamiento es libre; todo hombre es libre para hablar y escribir sobre cualquiera materia.” ¡Que ironía! ¡Qué cobarde ultraje al sacrifico humano!

Porque si el rico es libre hasta para abogar por el exterminio de pobre; porque si el rico es libre no sólo para excusar, sino hasta para legitimar el robo de que hace víctima al pobre, éste, el desheredado que mermando la alimentación de su familia se desprende de algo de lo poco que deja de robarle el burgués, para poder sostener con vida el órgano que defiende sus intereses, se ve privado de ese portavoz de su protesta, de ese mensajero de sus aspiraciones y de sus martirios.

Para los desheredados no hay libertad de pensamiento. Puede escribirse; pero siempre que por medio de la palabra escrita no se ponga en peligro el privilegio de explotar y de oprimir al proletario. Los tiranos se dan el lujo de permitir cierta libertad al orador y escritor proletarios, confiados en que las masas son refractarias a toda renovación, en que las masas perfectamente educadas por siglos de ignorancia y de abyección  en el servilismo, volverán la espalda a los apóstoles de un cambio en las relaciones económicas, políticas y sociales de los seres humanos; pero apenas observan que la palabra ardorosa y convincente del apóstol revolucionario solivianta a las masas, las despierta y sacude, las exalta y agita el rescoldo de dignidad y el honor que se creía estar completamente apagado, desatan sus injurias y las arrojan sobre el audaz que se ha atrevido a soliviantar las multitudes.

Eso es lo que ocurre en el caso de la persecución de que son víctimas nuestros compañeros Ricardo y Enrique Flores Magón. Su propaganda no se limitaba a la simple exposición de doctrinas, sino a su aplicación práctica. Querían que las teorías se convirtieran en hechos. ¡Ese es su delito!

¡Muera la tiranía!

Celso Marquina

La entrada de Félix Díaz1 a la lucha armada que viene desarrollándose en México de noviembre de 1910 a la fecha, sirve para comprobar el progreso revolucionario que se ha alcanzado, así como para distinguir que en el fondo de aquel caos vive una aspiración común: la abolición de la miseria y de la tiranía, y que en la conciencia popular ha echado indestructibles raíces la idea de que para obtener la libertad y el bienestar, es necesario conquistar la independencia económica, que para aquel pueblo sencillo, pero dotado de un admirable buen sentido, debe fundarse en el libre acceso a la tierra para todo aquel que quiera cultivarla.

Félix Díaz representa al partido más reaccionario de México. Detrás de él, apoyado por la fuerza de sus millones, están el Clero católico y los llamados “científicos.” Contra este partido se levantó en armas el pueblo. Es el partido de los grandes terratenientes, de los grandes monopolizadores de los negocios, y sin embargo, forzado por las circunstancias, porque de otra manera no podría atraerse al proletario, que es el que carga el fusil en tiempo de guerra y el que decide la suerte de las candidaturas en tiempo de paz, aunque nada aprovecha ni con el fusil ni con la  boleta electoral, cuando lucha para sostener el sistema de la propiedad privada; forzado por las circunstancias, repetimos, este partido se muestra ahora amigo del pueblo y reconoce, y en ese  reconocimiento se confirma el progreso revolucionario alcanzado en México, que los que no tienen tierra, los desheredados, tienen derecho a ella.

Tenemos a la vista el programa del movimiento de Félix Díaz, que apareció en el diario local The Los Angeles Times, correspondiente al día 6 de este mes.

En dicho programa, se da preferencia a las reformas económicas y sociales, con lo que se da una prueba más de lo que interesa al proletario mexicano es el mejoramiento de su clase, y como Díaz necesita el apoyo del proletariado, da lugar prominente a las reformas de carácter económico y social para lograr su objeto. Copiamos en seguida los artículos relativos del programa. Dice así: “1.- Debe establecerse una oficina general agraria, para medir todas las tierras que se encuentre que pertenecen a los gobiernos federal y de los Estados, deben ponerse a disposición de las personas que no tengan tierra. Es obligatorio para las personas que adquieran tierra, que las cultiven y mejoren.

“II.- Se proveerá de los títulos respectivos de propiedad territorial a todas las tribus indígenas y comunidades; pero las tierras que se den a las tribus indígenas o a individuos no podrán ser vendidas por los beneficiarios ni empeñadas en hipoteca, pasando esas tierras cuando mueran sus poseedores, a manos de sus herederos legales”.

Díaz calcula que hay 120.000.000 de acres disponibles en todo el país, retenidos por los grandes terratenientes de una manera fraudulenta, y que repartida esa tierra entre todos los hombres, mujeres y niños que pueblan México, tocarán ocho acres a cada persona.

La solución que da Félix Díaz al problema agrario, aunque resulta más ventajosa que la solución carrancista, porque no hay que pagar un solo centavo por la tierra, la ventaja, sin embargo, es aparente, porque las tierras prometidas son las que se llaman baldías, tierras áridas, apartadas de los poblados y de las vías de comunicación, inservibles para el desheredado. Los capitalistas no se han apoderado de ellas, porque para mejorarlas se necesitan capitales colosales que la burguesía se ha ahorrado de invertir, arrebatando al pueblo las tierras buenas o bien situadas.

Mexicanos: la solución del problema es esta: desconocer resueltamente el derecho de propiedad privada y expropiar en beneficio de todos, la tierra, la maquinaria, los medios de transportación y los efectos almacenados. La tierra es un bien natural que debe pertenecer a todos los seres humanos, como el aire, la luz, el calor del sol. El burgués no hizo la tierra; es nuestra, es de todos y debe ser libre para el que quiera cultivarla.

Volviendo al programa de Félix Díaz, añadiremos, que en seguida de la cuestión de tierras, trae unos artículos relativos a la unión de los trabajadores. Hay que notar que el partido de Félix Díaz, es el mismo que asesinó a los obreros de Río Blanco2 y a los mineros de Cananea3; pero ahora defiende los sindicatos obreros, para atraérselos, como lo hizo Carranza.

Félix Díaz reconoce el derecho de los trabajadores a reunirse y promete que todas las disputas entre los trabajadores y los patronos deberán resolverse por tribunales de arbitraje, en los que al trabajador le tocará perder como en cualquier otro tribunal.

Ofrece igualmente Félix Díaz que el Congreso de la nación declarará legítimas las uniones de trabajadores y que “SE CONCEDERÁ A LAS MISMAS DERECHOS ESPECIALES Y PRIVADOS PARA AYUDA Y PROGRESO DE SUS MEJORES INTERESES.”

¡La misma hermosa música de Carranza!

Afortunadamente el desengaño sufrido por los trabajadores de parte de Carranza, habrá servido para que hayan abierto los ojos y no se dejarán engañar por Félix Díaz ni por ningún otro redentor.

Con las armas en la mano, los trabajadores no necesitan de redentores. Las armas les dan la fuerza que necesitan para arrebatar de las manos de la burguesía la riqueza social, y hacerla propiedad de todos.

Celso Marquina


1 Félix Díaz (1868-1945). Ingeniero militar oaxaqueño. Sobrino de Porfirio Díaz. A partir de 1901, formó parte del Estado Mayor presidencial. En diversas ocasiones fue diputado en la legislatura local y en el Congreso de la Unión. En 1902 fue frustrado candidato independiente a la gubernatura de su entidad natal y enviado a Chile como agregado militar. Estallada la revolución maderista, el 3 de mayo de 1911 fue nombrado por el Congreso local gobernador interino. En octubre de 1912, se rebeló en Veracruz contra el régimen maderista. Un Consejo de Guerra le dicta sentencia a muerte, la cual fue conmutada por Madero. Uno de los cabecillas del golpe a Madero. Distanciado de Huerta se mantuvo fuera del país hasta 1916 cuando encabezó un movimiento con el apoyo de la jerarquía católica mexicana y estadunidense y el financiamiento de los exiliados científicos. Tras varios fracasos militares se estableció en territorio veracruzano, donde se mantuvo en armas hasta  abril de 1920. Reacio a reconocer al obregonismo triunfante, se exiló en Nueva Orleans. Regresó al país hasta 1937

2 Refiérese a la huelga de Río Blanco. Realizada en las fábricas textiles de Río Blanco, Santa Rosa y Nogales, Ver., del 7 al 11 de enero de 1907; promovida por los trabajadores agrupados en torno al Gran Círculo de Obreros Libres, en respuesta al reglamento impuesto por el Centro Industrial Mexicano, tras el fracaso de la mediación de Porfirio Díaz en el diferendo. Los huelguistas fueron cruentamente reprimidos. Los impulsores de la huelga fueron aprehendidos y un número indeterminado de ellos fue sometido a trabajos forzados en Valle Nacional. Las labores en Río Blanco se reanudaron bajo vigilancia militar.

3 Refiérese a la huelga de Cananea, Son., llevada a cabo del 1º al 4 de junio de 1906 por trabajadores de la Cananea Consolidated Copper Co., propiedad de William C. Greene. Impulsada por la Unión Liberal Humanidad y el Club Liberal de Cananea, a causa de los malos tratos prodigados a los trabajadores, los bajos salarios y la discriminación contra los mineros mexicanos. La huelga fue reprimida, a petición de Greene y del gobernador Rafael Izábal, por rurales mexicanos y rangers de Arizona. Los principales impulsores de la huelga, Manuel M. Diéguez, Esteban Baca Calderón y Francisco Ibarra, fueron encarcelados y posteriormente remitidos a San Juan de Ulúa. Fueron liberados en 1911, tras el triunfo de la revolución maderista.

Como estaba anunciado, el día 13 de este mes, se efectuaron los alegatos, para destruir el acta de acusación, por parte de los abogados defensores de nuestros compañeros Ricardo y Enrique Flores Magón, y para sostenerla, por parte del Fiscal, ante el Juez Federal.

A las diez de la mañana, el salón de la Corte estaba lleno de compañeros que esperaban ansiosamente el comienzo de los alegatos, no porque creyeran que la justicia iba a salir triunfante, sino para saber hasta dónde puede llegar la audacia de los llamados administradores de justicia en sus atentados contra las garantías individuales, en sus asaltos contra la civilización y el progreso.

Quien quiera que haya estado presente el lunes en la Corte Federal, se ha de haber creído presa de una pesadilla. Cagatintas, esbirros mal encarados, polizontes de la secreta, emponzoñaban la atmósfera con sus vahos pestilentes de bestias ociosas, y ofendían la vista con sus antipáticas actitudes de perros de presa. Ya eran las diez de la mañana, y el juez no llegaba. Nuestros compañeros presos, llegaron a esa hora custodiados por la policía. No se les permitió que estrecharan la mano de sus amigos que llenaban la casa, hombres y mujeres proletarios que saben lo que es solidaridad y no abandonan a sus hermanos de clase caídos bajo las pezuñas de la Autoridad.

Por fin llegó el juez y una ceremonia antidemocrática tuvo lugar, porque los esbirros, con voces airadas, ordenaron al público que se pusieran en pie. Un individuo extraordinariamente obeso, pronunció algunas palabras rituales y su voz resonó como un gruñido prolongado. Si hubiera hablado en la obscuridad, se habría creído que se escuchaba el estertor de un moribundo o el ronquido de un borracho.

Eso de obligar al pueblo a ponerse en pie cuando hace su aparición un juez, nos parece antidemocrático, porque en una democracia, se supone que un juez es un sirviente del pueblo, y por lo mismo, parece que lo más razonable sería que fuera el juez quien se pusiera de pie delante del pueblo que según las teorías democráticas, es el soberano, pero en la práctica es un pobre rey de burlas. Así corren las cosas bajo el imperio de la democracia.

Por fin, le toca hablar a uno de los abogados defensores, E. E. Kirk. Este abogado demostró con sobra de razones, que el Congreso de los Estados Unidos no tuvo derecho para facultar al Correo que se entrometiera en asuntos relativos a la libertad del pensamiento y de la prensa, porque esa intromisión coarta la libertad que está garantizada por la Constitución.

En efecto, el Correo, con la facultad absoluta que le ha dado el Congreso, tiene en sus manos la suerte de la libertad del pensamiento. Basta con que algo no sea del agrado del Correo, para que este se convierta en acusador, como en el caso de Regeneración.

Kirk demostró que no hay incitación al asesinato y al incendiario por medio de Regeneración, usando casi los mismos argumentos que hemos expuesto en estas mismas columnas, y aduciendo otros nuevos que habrían convencido a cualquiera persona, menos a los encargados de sostener a todo trance este sistema social basado en la desigualdad y en la injusticia.

La justicia burguesa no quiere entender que en México existe un pueblo sediento de justicia, de libertad, de bienestar. No quiere entender que el pueblo mexicano tiene derecho a rebelarse contra los ricos para alcanzar su independencia económica, y por eso condena la excitativa que se hace a los soldados carrancistas para que no rindan las armas y continúen luchando hasta conquistar la tierra y toda la riqueza social para el beneficio de todos los seres humanos que pueblan México, sin distinción de sexo ni de raza.

El abogado Kirk probó que un espíritu de alta justicia es lo que campea en los artículos denunciados por el Correo; pero no valieron razonamientos: lo que la justicia burguesa quiere, es que el pobre siga siendo pobre, para que los señores del dinero puedan disfrutar de todos los goces de la vida por medio del trabajo y el sacrificio de los de abajo.

Gallagher, el Fiscal, se levantó airado y atacó con rudeza nuestras ideas. Se indignó porque en uno de los artículos denunciados da el título de rapaces a los americanos de la clase capitalista. Para el Fiscal no es rapaz el hombre que vive en la holganza sin producir nada útil, chupando el sudor de los trabajadores, teniendo en la miseria a las familias proletarias; pero son, en cambio, unos bandidos, los hermanos Magón que luchan por la justicia entre los seres humanos.

La frase: ¡abajo el llamado derecho de propiedad privada! contenida en uno de los artículos denunciados1, a punto estuvo de hacer que reventara de ira el buen Fiscal. Rojo como si hubiera metido la cabeza en una cubeta de almagre; los ojillos chispeantes; palpitante el abdomen bien cebado; las manos rascando el fondo de los bolsillos que suspiran por un cacho de jabón, su señoría defendió como bueno el privilegio, y lanzó sus excomuniones contra los malvados que predican el despojo de los burgueses, que en verdad no son ociosos porque bastante trabajan con las uñas.

El discurso del Fiscal fue una defensa al llamado derecho de propiedad privada, al principio de Autoridad y a la religión. Toda su acusación se basó en que nuestros compañeros son anarquistas que desean la desaparición de este sistema que sufrimos los pobres, con lo que comprueba que si se persigue a Ricardo y Enrique es por sustentar ideas demoledoras de la explotación, de la tiranía y de la mentira religiosa. Es, en realidad, este proceso, una persecución al ideal anarquista, un atentado brutal contra la libertad del pensamiento y de la prensa.

El abogado Ryckman2, el otro defensor de nuestros compañeros, refutó la aturdida perorata del Fiscal con argumentos insuperables y pidió que se retirara la acusación a lo que se rehusó el juez, diciendo que solamente el jurado podía determinar si son inocentes o culpables nuestros compañeros. De manera que el proceso seguirá su curso, y nuestros compañeros continuarán en la cárcel.

No aventurábamos cuando decíamos que es el ideal anarquista el que se persigue con un pretexto cualquiera.

Compañeros: todo sacrificio que hagamos por ayudar con dinero para la defensa de nuestros compañeros, en realidad lo hacemos en defensa de nuestros ideales. La burguesía por medio de su leal servidor, el gobierno, quiere probar con el proceso contra Regeneración, su fuerza para matar la libertad del pensamiento. Si logra matar a Regeneración y envían a presidio a Ricardo y Enrique, habrá sentado un precedente legal del que se valdrá después para suprimir toda la prensa obrera. Los desheredados quedaremos sin prensa y a merced de nuestros verdugos.

Ayudar es nuestro deber. Contribuyamos con todo lo que podamos, sacrifiquémonos para evitar que se cumplan los deseos de nuestros tiranos.

Celso Marquina


1 Refiérese a “A los soldados carrancistas”, núm. 211, noviembre 6, 1915

2 James H. Ryckman, abogado de RFM y Rivera durante el juicio de 1918, interpuso un recurso ante la Corte de Apelaciones de San Francisco, California el 6 de octubre de 1919, aduciendo que los cargos eran reiterativos y estaban fundados en un solo acto (la publicación del manifiesto del 16 de marzo) que en si mismo no podía ser considerado una ofensa en contra de los Estados Unidos. La apelación fue desechada el 19 de noviembre. “Magón et al. v. United States, Circuit Court of Appeals, Ninth Circuit” , Federal Reporter, núm. 260: serie 1 (noviembre de 1919-enero de 1920).

Hoy se cumple un mes desde que nuestros compañeros Ricardo y Enrique Flores Magón fueron arrestados.

Hasta la fecha, todos los esfuerzos que se han hecho para conseguir, al menos, su libertad bajo de fianza, han resultado infructuosos. Es natural; los que tienen dinero, los ricos, no han de serlos que fíen a nuestros compañeros para que salgan a continuar escribiendo contra la burguesía.

Las fianzas son excesivamente altas, pues, como se sabe, ascienden a cinco mil dólares por cada uno de los compañeros presos, lo que hace un total de diez mil dólares por los dos.

Como decimos, de los ricos no podemos esperar ayuda, por el contrario, encontramos oposición. Por lo tanto, la libertad bajo fianza de nuestros compañeros presos, depende del esfuerzo que los pobres hagamos por conseguirlo.

Somos pobres; pero somos miles. Si todos los lectores de Regeneración contribuyeran con alguna cantidad, con la presteza que las circunstancias reclaman, los diez mil dólares necesarios para conseguir la libertad bajo fianza de nuestros compañeros se reunirían.

Su libertad está en nuestras manos, en las manos de los proletarios. ¿Queremos ver libres a nuestros compañeros? Pues, a contribuir todos para las fianzas.

Como ese dinero tendrá que ser depositado en un banco, los compañeros que puedan facilitar cantidades por vía de préstamo, tendrán la seguridad de que les será devuelto cuando haya terminado el proceso.

Así, pues, a contribuir compañeros, y a hablar todos con sus amigos para que cooperen a reunir la cantidad que se necesita, como donativo o como préstamo.

Si todos y cada uno de los que amamos la causa, obramos con actividad, con verdadera actividad, no dejando para mañana lo que se pueda hacer hoy, pronto veremos libres bajo fianza a nuestros compañeros.

No hay que pensar mucho sobre esto. Hay que considerar solo que cada día que nos tardamos en enviar nuestra cooperación para las fianzas, es un día más de cárcel para nuestros camaradas.

Es de desearse, por lo tanto, que pongamos todos sin tardanza manos a la obra.

¿Quiénes son los primeros en cooperar?

¡Que nadie sea el último! Actividad, actividad, hermanos.

Todo envió de dinero debe hacerse a Enrique Flores Magón, P. O. Box 1236, Los Angeles, Cal.

Manuel Saavedra

El ataque de los villistas a la población americana de Columbus1, Nuevo México, y las consecuencias que pueda acarrear, ha sido el plato del día tanto para los patriotas americanos y mexicanos como para los no patriotas.

Una guerra entre los Estados Unidos y México ha estado a punto de estallar y, parece que todavía no se conjura el peligro. Todo depende de la actitud que adopte Venustiano Carranza.

Hasta el momento de escribir estas líneas, no han entrado todavía a territorio mexicano las fuerzas americanas destinadas a perseguir a Francisco Villa. La dilación se ha debido primero, a la circunstancia de que era preciso para el gobierno americano obtener de Carranza el permiso para que entraran las fuerzas americanas a perseguir a Villa. El permiso fue obtenido: pero con la condición de que Wilson permitiera a su vez la entrada de fuerzas mexicanas a territorio de los Estados Unidos, cuando se tratase de perseguir bandas que se internasen en este país, después de haber cometido en México lo que Carranza llama actos de bandidaje.

Wilson consintió en la reciprocidad de derechos, y ya parecía que iba a comenzar la entrada de fuerzas americanas a territorio de México, y aun algunos periódicos amarillos dieron como efectuada la invasión, cuando se descubre que nuevas circunstancias han determinado la suspensión de la entrada de las fuerzas americanas destinadas a la persecución de Villa.

Por lo que se deduce de las noticias de la prensa diaria, parece que Wilson quiere pulsar el estado de ánimo del pueblo mexicano, porque aunque Carranza ha consentido en permitir que fuerzas americanas penetren a México para exterminar a los villistas, parece que no cuenta con la aprobación de todos los mexicanos y en este último caso, como habría resistencia por parte de la población mexicana a la invasión, las fuerzas americanas destinadas a perseguir a Villa, serían insuficientes para enfrentarse a la resistencia popular.

Además, por las mismas noticias de la prensa diaria, parece que en el Congreso Americano no están todos los Senadores y Diputados de acuerdo con Wilson en la política que hasta hoy ha seguido en lo que concierne a los asuntos mexicanos, y hay preludios de que una fuerte oposición va a desatarse contra los actos del Presidente.

La situación por lo mismo, es bastante seria tanto para Wilson como para Carranza.

Wilson puede salir derrotado en las próximas elecciones.

Carranza… se hunde, acabará de hundirse bajo el peso de una situación agravada por los últimos sucesos.

Para Carranza, el problema que tiene enfrente es demasiado escabroso. Si al pueblo mexicano le disgusta la entrada de fuerzas americanas al territorio de México, aunque sólo sea con el carácter de perseguir a Villa, Carranza tiene que echar a andar por cualquiera de estos dos caminos: o se hace aliado del gobierno americano y lo ayuda a perseguir a Villa, y en este caso la caída del carrancismo será rápida, o se pone del lado del sentimiento popular, y en este caso el gobierno de los Estados Unidos le negará el apoyo que le ha estado prestando y gracias al cual ha podido sostener a flote a su desvencijado barco, y se hundirá en el océano revolucionario que en vano ha tratado de aplacar.

Veremos, veremos.

Celso Marquina


1 Refiérese al ataque a la población de Columbus, Nuevo México, por parte de fuerzas de Francisco Villa la madrugada del 9 de marzo de 1916. Aunque se han aducido distintas razones que llevaron a Villa a llevar al cabo dicho asalto, todas ellas se enmarcan dentro de la política del presidente Woodrow Wilson de favorecer a la fracción de Venustiano Carranza frente al villismo.

Cuando Carranza salió de huida de la ciudad de México en diciembre de 1914, viendo perdida su causa, lanzó en Veracruz aquel manifiesto célebre1 que había de reunir bajo su bandera a una buena porción de la clase trabajadora de las ciudades. Carranza dijo entonces: “hoy comienza la Revolución Social”, y esa frase fue como un toque de clarín al cual acudieron todos aquellos trabajadores que todavía creían que podía realizarse el milagro de obtener un gobierno que apoyara decididamente el desheredado en su lucha contra la burguesía.

Los Batallones Rojos, formados por entusiastas obreros, se multiplicaron, y las hazañas guerreras de esos Batallones les dieron justa fama como valientes, como abnegados de defensores de la causa constitucionalista, la que adquirió, gracias al sacrificio de los proletarios, una fuerza extraordinaria. Lograda esta fuerza, Carranza volvió la espalda a los generosos obreros que derramaron su sangre en cien combates.

Esta traición fue predicha por nuestros compañeros presos Ricardo y Enrique Flores Magón, quienes repetidas veces llamaron la atención de los trabajadores carrancistas sobre el hecho de que no puede existir un gobierno que desconozca el derecho de propiedad privada, pues el gobierno no es otra cosa que el guardián de los intereses de los ricos. Advirtieron también nuestros compañeros presos, que los poderosos no se dignan lanzar una mirada sobre el infortunio de los desheredados, sino cuando tienen necesidad del apoyo de estos, con su voto en tiempo de elecciones y con su sangre en tiempo de revuelta; pero que pasada la necesidad del apoyo de los de abajo, pagan los servicios de estos con un puntapié por el trasero.

No dejaron de hacer presente nuestros compañeros Ricardo y Enrique, que los trabajadores, si quieren verse libres de una vez de la pesada cadena de la esclavitud económica deben emprender por su propia cuenta la obra de su emancipación, sin confiar a nadie la solución de sus problemas, porque poner en manos extrañas la tarea de resolver lo que los proletarios tenemos que hacer, es abrir de par en par las puertas a la traición.

Lo predicho por nuestros compañeros, hoy presos por dar esos sanos consejos, no ha tardado en cumplirse, como todo lo que ellos han predicho. Carranza ha tirado la careta en realidad es: un perro guardián de los intereses de la clase capitalista.

Pablo González, uno de tantos rufianes que han conquistado medallas y cintas con la sangre de los trabajadores, y que es comandante militar de las fuerzas carrancistas de la región Oriente de México, lanzó un Manifiesto el 18 de enero anterior2, por medio del cual quiere justificar la actitud insolente asumida por el carrancista ante las demandas justísimas de los trabajadores.

Por supuesto que Pablo González no es más que un pobre instrumento de Carranza, y lo que manifiesta González es lo que Carranza quiere decir.

Dice, pues Carranza por boca de González: “…la simpatía del gobierno constitucionalista para los trabajadores, ha sido interpretada de una manera errónea, por ciertos leaders de la clase trabajadora, que han llegado a crecer, y han logrado que su creencia penetre en las mentes de sus camaradas, que la unión de los trabajadores es una especie de institución oficial dotada de poder gubernamental para imponer sus demandas, y de derechos especiales que no admiten discusión o limitación de ninguna clase.”

*          *          *

Por lo transcrito se convencerán nuestros hermanos los trabajadores carrancistas, de que estaban soñando un imposible cuando creían que era posible, dentro del sistema capitalista, dentro del Estado Burgués, conseguir su emancipación. El Estado no tolera otro poder dentro de él. No puede existir otro poder que dentro del Estado rivalice con el poder del Estado. Por eso es por lo que, si el trabajador quiere emanciparse, tiene por fuerza que rebelarse contra el Estado. Creer que los trabajadores pueden alcanzar su emancipación dentro del Estado, es preparar el terreno para una derrota cierta. Para obtener la emancipación, los trabajadores tienen que luchar contra el Estado, que es el apoyo de la burguesía.

*          *          *

En efecto, el Estado, con sus leyes y los encargados de hacer que las respeten, es el apoyo más poderoso de los intereses de la clase capitalista, como que el Estado no tiene otra misión que velar por la integridad del llamado derecho de propiedad privada o individual. Pretender que el Estado vele por los intereses de la clase trabajadora, es pretender un imposible, y si se confía al Estado la tarea de emancipar a la clase trabajadora de la explotación capitalista o, si se espera al menos, de que la ayude a emanciparse, es tanto como poner voluntariamente el pescuezo bajo la cuchilla de la guillotina.

*          *          *

La Autoridad, desde los tiempos más remotos, no ha tenido otra función que defender el derecho de propiedad privada. No se la puede pedir que defienda el derecho de los desheredados, porque fue instituida por los primeros bandidos que aparecieron en la Tierra, para evitar que los desposeídos se rebelasen y arrancasen de las garras de los ladrones lo que estos les habían robado.

No hay, pues, que esperar que gobierno alguno pueda hacer justicia a los trabajadores. Son estos los que deben hacerse justicia con sus propias manos, desconociendo toda Autoridad y tomando posesión de la riqueza social para el beneficio de todos los que quieran trabajar, sin distinción de sexo ni de raza, como se expresa en el Manifiesto de 23 de septiembre de 1911.

Obrar de otra manera, esperar que un gobierno bueno haga el milagro de emancipar a la clase trabajadora, es remachar las cadenas, es esperar en vano. Y cuando se llega hasta el sacrificio de la vida por elevar a la Presidencia a un hombre para que garantice la obra de emancipación, es sacrificarse por el bienestar de los buitres que nos devoran las entradas a los desheredados.

(Continuará)

Celso Marquina


1 Refiérese al Decreto del 12 de diciembre de 1914 cuyo artículo 2do. dice: “El Primer Jefe de la Revolución y Encargado del Poder Ejecutivo, expedirá y pondrá en vigor durante la lucha, todas las leyes, disposiciones y medidas encaminadas a dar satisfacción a las necesidades económicas, sociales y políticas del país, efectuando las reformas que la opinión pública exige como indispensables para establecer un régimen que garantice la igualdad de los mexicanos entre sí; leyes agrarias que favorezcan la formación de la pequeña propiedad, disolviendo los latifundios y restituyendo a los pueblos las tierras de que fueron injustamente privados; leyes fiscales encaminadas a obtener un sistema equitativo de impuestos a la propiedad raíz; legislación para mejorar la condición del peón rural, del obrero, del minero, y, en general, de las clases proletarias; establecimiento de la libertad municipal como institución constitucional; bases para un nuevo sistema de organización del ejército; reformas de los sistemas electorales para obtener la efectividad del sufragio; organización del Poder Judicial independiente, tanto en la Federación como en los Estados; revisión de las leyes relativas al matrimonio y al estado civil de las personas; disposiciones que garanticen el estricto cumplimiento de las Leyes de Reforma; revisión de los Códigos Civil y Penal y de Comercio; reformas del procedimiento judicial, con el propósito de hacer expedita y efectiva la administración de justicia; revisión de las leyes relativas a explotación de minas, petróleo, aguas, bosques y demás recursos naturales del país, para destruir los monopolios creados por el antiguo régimen y evitar que se formen otros en lo futuro; reformas políticas que garanticen la verdadera aplicación de la Constitución de la República, y, en general, todas las demás leyes que se estimen necesarias para asegurar a todos los habitantes del país la efectividad y el pleno goce de sus derechos, y la igualdad ante la ley”.

2 Refiérese al Manifiesto publicado bajo el título “El constitucionalismo desea establecer el equilibrio en todos los intereses, y oponer la justicia a todas las ambiciones”, en El Pueblo (México, D. F.), 19 de enero de 1916, en el que el autor, Pablo González, censura la actitud de los mineros de El Oro, Estado de México, que, instigados por la Casa del Obrero Mundial, iniciaron una huelga que el gobierno constitucionalista consideró injustificada e intransigente.

El paso audaz dado por Woodrow Wilson de encarcelar a los compañeros Ricardo y Enrique Flores Magón, para ayudar a su aliado Venustiano Carranza y acabar al mismo tiempo con la propaganda de los ideales anarquistas, no le dio el resultado apetecido, porque a pesar de la prisión de nuestros compañeros, otros compañeros y compañeras hemos tomado el lugar de los presos recogiendo las plumas que la tiranía les arranco de las manos, y Regeneración ha continuado viendo la luz pública. Habemos suficientes hombres y mujeres dispuestos a escribir para Regeneración. Caen presos unos, otros quedamos en pie para propagar nuestros queridos ideales.

El gobierno se ha dado cuenta de que Regeneración no puede morir por falta de cooperación literaria. Después de haber cometido el atentado de mandar encarcelar a Ricardo y Enrique, violando para cometer el atentado la Constitución de los Estados Unidos que garantiza la libre manifestación del pensamiento, ha comprendido que su violación a la ley ha sido inútil porque Regeneración continúa viviendo para desesperación de todos los que quieren que subsista un sistema maldito que permite que un puñado de holgazanes viva a expensas de la clase trabajadora.

Para matar a Regeneración, ha tenido Wilson que recurrir a otro expediente no menos arbitrario que el anterior. Carranza, por medio de sus lacayos, le urge a Wilson que del tiro de gracia al periódico, y Wilson, valiéndose de los individuos que están al frente del Departamento General de Correos, va a dar ese tiro de gracia arrebatándole a Regeneración el privilegio de circular por las estafetas como artículo de segunda clase1.

Se ha recibido en esta oficina una acta enviada por el Departamento General de Correos, en Washington, D. C., en la que se pide que el compañero Enrique Flores Magón2 se presente personalmente en Washington el 4 de abril próximo a sostener que Regeneración ve la luz pública cada semana y que debe ser considerada esta publicación como un verdadero periódico, pues según la opinión del Departamento de Correos, no ve la luz pública semanariamente y no debe, por lo mismo, ser considerado como publicación periódica.

Pasemos por alto la ironía de mal gusto del Departamento, que sabiendo que le es materialmente imposible al compañero Enrique hacer un viaje a Washington por encontrarse privado de su libertad, se atreve todavía a hacer tal invitación, para entrar a consideraciones más serias.

De lo que se trata es de arrebatar al periódico la franquicia de circular por las estafetas como artículo de segunda clase, y matarlo; por lo mismo, económicamente, ya que ni el arbitrario arresto de nuestros compañeros ha podido dejarlo sin vida.

Sin el registro de segunda clase, tendremos que fijar una estampilla de a centavo a cada ejemplar, lo que aumentaría los gastos semanarios del periódico a una suma superior a nuestras posibilidades.

La explicación que pide el Departamento General de Correos no es más que un pretexto para declarar en seguida que Regeneración no merece circular como artículo de segunda clase. En Saint Louis, Mo., perdió Regeneración el registro, porque más del cincuenta por ciento de su tiro circulaba en México y al bárbaro de Teodoro Rooselvelt, entonces Presidente, le pareció bueno ayudarle a Porfirio Díaz de esa manera. Hoy Wilson, para ayudar a su amigote Carranza, hará lo mismo que aquel bárbaro: arrebatarle el registro a Regeneración.

Desde el 2 de octubre de 1915, el periódico ha salido semanariamente. Del 2 de octubre para atrás no salió el periódico por la enfermedad y muerte de nuestro querido hermano Anselmo I. Figueroa3, quien murió a consecuencia de la prisión que con Ricardo, Enrique y Librado sufrió en la Penitenciaría de McNeil Island. A Wilson hay que cargarle esa muerte porque a pesar de haber quedado convencido por declaraciones firmadas ante Notario Público, de los testigos que sirvieron para condenar a nuestros compañeros, de que habían declarado mentiras en el jurado por el dinero que el Fiscal Dudly W. Robinson les había dado y por haberlos librado de algunos cargos criminales que sobre ellos pesaban, Wilson se negó a poner en libertad absoluta a nuestros compañeros, declarando ante el Senador Smith, de Arizona, que aún estaba perfectamente convencido, él, Wilson, de la inocencia de nuestros compañeros, no consideraba prudente ponerlos en libertad.

¡No consideraba prudente llevar a cabo un acto de justicia! ¿Qué puede esperarse de un individuo que no considera prudente que la justicia resplandezca?

Tenemos a la vista documentos que sostienen nuestras palabras.

¿Por qué se le ha de quitar el registro a Regeneración, cuando en las manos de Enrique no ha dejado de salir? No hay más que una respuesta: porque a Wilson y a Venustiano Carranza les conviene que muera este periódico, y esa conveniencia está sobre los fueros de la justicia, sobre los intereses de la civilización, sobre el prestigio del pueblo Americano. Conviene a Wilson y a Carranza que Regeneración desaparezca, porque este periódico es escudo del débil y látigo para los opresores, y no importa que para hacerlo desaparecer se lastime el derecho, y se escupa a la cara del progreso.

¡Ah!, pueblo americano, pueblo dormido, cuánta vergüenza arrojan sobre ti tus gobernantes!

Regeneración no morirá a pesar de todas las persecuciones, Regeneración no debe morir. Los desheredados, los pobres tenemos que salvarlo. Redoblemos nuestros esfuerzos, hermanos de miseria. Nuestros enemigos son poderosos; nosotros los desheredados también lo somos. Solidaridad: que esa sea nuestra divisa. Unidos todos, vencemos al enemigo.

Nuestros opresores los burgueses, los sacerdotes y los gobernantes, están empeñados en que muera Regeneración, en que desaparezca el portavoz de los oprimidos, para que los desheredados abandonemos la esperanza de la redención de nuestra clase. No lo permitamos. Se trata de dejarnos sin voz, de reducirnos a la impotencia para que nos explote más a sus anchas el burgués, para que el sacerdote obscurezca nuestras conciencias con sus mentiras, para que no alcemos la vista ante quien nos oprime y podamos ver que es nuestro igual y por lo mismo no tiene derecho a mandarnos.

Debemos estar prevenidos desde ahora. Si nuestras protestas no valen y de todos modos se lleva a cabo la infamia de quitarle a Regeneración el registro de segunda clase, redoblemos nuestros esfuerzos para que no muera el periódico. En ese caso, pondremos en práctica el siguiente sistema de distribución del mismo: en vez de enviar el periódico a cada subscriptor como lo habíamos venido haciendo, enviaremos un paquete para cada pueblo conteniendo los ejemplares de los subscriptores que haya en dicho pueblo, rotulando el paquete a uno de los compañeros residentes en la localidad, para que él se encargue de hacer la distribución y de colectar los fondos destinados para el periódico. Esperamos que el compañero que reciba el paquete, tomará empeño en distribuir los ejemplares a sus dueños.

Desde ahora, rogamos a nuestros compañeros nos digan a la mayor brevedad posible, como lo demandan las circunstancias, quiénes están dispuestos a desempeñar el trabajo de distribuir el periódico entre los subscriptores de su respectiva localidad.

Esto es de suma importancia, porque disminuirá algo el gasto de estampillas que tendremos que hacer en caso de supresión del registro.

Como habrán que hacerse gastos de estampillas para los paquetes, aumentaremos el precio de subscripción a veinticinco centavos mensuales para poder hacer frente a los gastos de propaganda. El compañero encargado de hacer la distribución se servirá colectar de cada subscriptor dicha cantidad de veinticinco centavos mensuales.

Trabajadores: no es grande el sacrificio que se os pide, y grande es la ventaja que se obtendrá no muriendo Regeneración. Este es el momento de demostrar a los opresores, que los esclavos sabemos ser unidos, que somos más fuertes que ellos.

Nuestros opresores cuentan con que los desheredados no sabremos desprendernos de unas cuantas monedas para sostener nuestra prensa. Probémosles que se equivocan.

Manuel Saavedra


1 Privilegio postal que permitía a las publicaciones así clasificadas circular a través del correo sin pago de franquicia.

2 Enrique Flores Magón, aparece como Editor de Regeneración del número 206 de 2 de octubre de 1915 al núm. 260 del 6 de octubre de 1917, la dirección del periódico durante esa época era 2325 Ivanhoe Ave. LosÁngeles, California.

3 Anselmo L. Figueroa (1870-1915). Originario de Yuma, Arizona. Miembro y líder de la Sección de Hispanoparlantes del Partido Socialista en Los Ángeles, Cal. En 1907, promovió que los abogados socialistas Job Harriman y R. Holston se hicieran cargo de la defensa de los miembros de la JOPLM presos en esa ciudad- Artículo los vínculos del PLM con grupos socialistas y radicales californianos. Miembro del grupo de Regeneración de la ciudad de Los Ángeles desde octubre de 1910 Hacia 1911 se integra a la Junta. Editor de Regeneración desde el número 1 del 3 de septiembre de 1910  hasta el número 205 del 6 de marzo de 1915, de la última época del semanario. Fue arrestado junto con Enrique y RFM el 14 de junio de 1911, permaneció en prisión hasta septiembre de ese año. En 1912 se le enjuició y fue declarado culpable de violación a las leyes de neutralidad. Murió el 14 de junio de 1915, dos meses después de haber salido de la cárcel de McNeil Island, donde purgó una condena de 23 meses. Mantuvo siempre una actitud discreta dentro de la JOPLM.

El miércoles de la semana pasada hizo su entrada a territorio mexicano, el primer cuerpo del ejército americano al mando del general John J. Pershing1. La entrada se efectúo por Palomas, Estado de Chihuahua, y la fuerza americana seguirá su curso rumbo a Casas Grandes.

La fuerza carrancista de guarnición en Palomas, al mando del coronel carrancista Bertani, obedeciendo las órdenes de Venustiano Carranza de prestar ayuda a las fuerzas americanas, se unió a éstas.

El primer cuerpo del ejército americano bajo las órdenes de Pershing, se compone de 5,000 hombres y cañones de montaña.

Otra pequeña columna de fuerzas americanas, bajo el mando del coronel George A. Dodd, entró a territorio mexicano el mismo día, al Oeste de Palomas. Esta columna, según la prensa diaria, camina también rumbo al Sur y se cree que estará en contacto con la de Pershing hoy, sino lo está ya.

El Congreso aprobó aumentar el ejército americano en 18.000 hombres más. El número de soldados de que se compone el Ejército Americano es de 35.000 sin  contar las fuerzas que Estados Unidos tiene en Filipinas, Puerto Rico y Panamá. Con el aumento de los 18.000 hombres que desde luego están siendo reclutados, las fuerzas federales de esta nación numerarán 52.000 hombres.

De estos 52.000 hombres, 25.000 se quedarán guardando la frontera; pero en caso de que los carrancistas hicieran resistencia, los 52.000 hombres marcharán sobre México y quedaría al cuidado de las milicias de los Estados la tarea de patrullar la frontera.

Parece que Obregón no ha aprobado la política de Carranza de permitir que las fuerzas americanas entren a México, según el Times del 16 de este mes, y se espera que haya un formal rompimiento entre ambos.

Según el mismo Times, Carranza ha movilizado 50.000 hombres a la frontera.

La situación es delicada en extremo y una rígida censura hay establecida en la frontera.

El Jefe de la policía de Los Ángeles ha invitado a 2,000 ciudadanos para que presten servicio de policía, en caso de que haya disturbios en la ciudad. Dice el Jefe de Policía que sabe que hay la intención de volar los depósitos de gas, los edificios federales y de cortar la provisión de agua.

El barrio mexicano está constantemente vigilado y se registra a los mexicanos para ver si portan armas.

Síntomas de descontento se notan en las poblaciones americanas de Nogales, Naco y Douglas, Estado de Arizona, entre el elemento mexicano.

En Lordsburg, New México, los mineros mexicanos son vigilados.

La guarnición carrancista de Cabullona, Sonora, 18 millas al Sur de Agua Prieta, se rebeló contra la autoridad de Plutarco Elías Calles2, que creen que está a favor de la entrada de fuerzas americanas a México.

Dos oficiales carrancistas fueron muertos en Ciudad Juárez por sus soldados, cuando pretendieron impedir que hicieran una manifestación antiamericana.

En Monterrey, según el Times, ha habido manifestaciones antiamericanas.

Desde la entrada de las fuerzas americanas a territorio mexicano, entrada que como se sabe, tuvo lugar el día 15 de este mes, hasta el momento de escribir estas líneas, no se ha registrado un solo encuentro entre dichas fuerzas y las de Villa.

Como se sabe, las fuerzas al mando de John J. Pershing entraron por Palomas, y la columna del coronel Dodd hizo su entrada por Culbert Ranch.

Ambas fuerzas americanas se encuentran al sur de Casas Grandes, siendo la columna de Dodd la que ha hecho su marcha con más rapidez, y según la prensa americana, sólo sesenta millas la separan del ejército de Villa.

Se dice que Villa se encuentra en la región de Bavicora, y que su intención es internarse al Estado de Durango, donde se encuentran en pie de guerra las fuerzas de Calixto Contreras3 y Canuto Reyes4, que unidas a los restos de las divisiones de Tomás Urbina5 y Benjamín Argumedo6, ya muertos, han tenido en constante actividad a las hordas carrancistas. Se cree que Villa aumentará su ejército con las fuerzas arriba mencionadas.

Parece que lo más probable es que Villa divida su ejército con guerrillas y resista de esa manera el ataque de los americanos.

Las fuerzas carrancistas, hasta este momento, han estado ayudando a las fuerzas americanas obedeciendo las órdenes de Carranza y Obregón de prestar toda clase de ayuda al ejército americano.

De un momento a otro se espera el primer choque entre los americanos y los villistas. La censura más estricta ha sido puesta en vigor por las autoridades militares, para que no publique la prensa ciertos detalles de la campaña. Algunos periódicos han sido suprimidos por la policía.

Los periódicos americanos traen noticias de descontento popular contra Carranza por haber permitido que las fuerzas americanas pasaran a territorio mexicano. Según esos periódicos, Wilson está muy preocupado por la situación. Los americanos temen que Carranza, dominado por el sentimiento popular tenga al fin que ponerse en contra de la invasión para recobrar el prestigio que ha perdido por su alianza con el gobierno americano.

Se ha presentado una nueva causa de inquietud para el gobierno americano. El ejército americano necesita forzosamente hacer uso de los ferrocarriles mexicanos para transportar rápidamente provisiones y refuerzos a la Sierra de Chihuahua, de manera de cambiar por Casas Grandes, la base de abastecimiento que tiene Columbus. Wilson pidió permiso a Carranza para hacer uso de los ferrocarriles mexicanos, alegando que cuando Carranza pidió permiso al Gobierno Americano para trasportar por territorio americano las fuerzas que tenían que hacer en Sonora la campaña contra Villa, el permiso le fue concedido.

Carranza ha eludido contestar a la petición, temeroso de que el disgusto del pueblo mexicano se acreciente; pero Wilson insiste en obtener permiso y The Los Angeles Record7, dice que si Carranza no da el permiso, entonces las fuerzas americanas harán uso de los ferrocarriles mexicanos por la fuerza.

Lo más probable es que Carranza de el permiso, como lo dio para que las fuerzas americanas pasaran a territorio mexicano.

Las autoridades de las poblaciones americanas de la frontera, piden soldados, temerosos de que la población mexicana se amotine.

En algún lugar cercano a San Bernardino, California, fueron cateadas por la policía las casas de los mexicanos en busca de armas.

La policía de Los Ángeles, según el Record, tiene balas dum dum para usarlas cuando ocurra algún motín. Esas balas tienen la particularidad de abrir a su salida del cuerpo de la víctima una enorme herida.

El Sheriff de Los Ángeles ha comprado cajas de rifles, para usarlos en caso de motín. El Jefe de policía de la ciudad tiene invitados a dos mil individuos para que se apresten a sofocar cualquier motín por parte de los mexicanos.

Las autoridades de Huntington Beach, California, dicen que hay indicios de que los mexicanos están agitados en esa región.

Las autoridades de Arizona se preparan, según la prensa americana, para sofocar algún disturbio por parte de los mexicanos.

En algunas partes están siendo cateadas las casas de los mexicanos para quitarles las armas que puedan tener.

Doscientos villistas, según el Herald8, pasaron a territorio mexicano entre Columbus y El Paso a unírsele a Francisco Villa.

Los villistas se muestran muy activos en la región de Ojinaga y su número aumenta hasta causar el terror de los carrancistas.

Plutarco Elías Calles, el perro carrancista de Sonora, casi todos los días se complace en asegurar a los periodistas americanos que obedecerá las órdenes de Carranza de ayudar a los soldados americanos.

The Los Angeles Tribune9 publica el siguiente telegrama: “Galveston, Tex., marzo 21.— Que los campos de petróleo al Sur de Tampico están en manos de los villistas que han pedido un rescate de dos millones de pesos, amenazando con una completa destrucción de la propiedad si no pagan inmediatamente, que es general el levantamiento en la ciudad de Tuxpam y que el cañonero Machias fue enviado a Tuxpam con el propósito de tomar a bordo a las mujeres y niños de esa ciudad durante los disturbios, son en substancia los despachos que están llegando aquí hoy.

“De fuente autorizada se dijo aquí hoy que los soldados de Carranza que intentaban defender los campos de petróleo y la ciudad contra los ataques de los bandidos, fueron derrotados y que el saqueo fue general. Los referidos campos de petróleo forman una gran parte del distrito de Tampico y se teme que los bandidos ya hayan tomado posesión de los famosos campos petrolíferos del Pánuco, que se encuentran a sesenta millas al norte.

“Reportes recibidos aquí hoy dicen que hubo muchos habitantes muertos en la lucha por la posesión de los campos del Sur y que los soldados se unieron a las columnas de Villa.

“Se refiere también que el sentimiento antiamericano es intenso en el distrito de Tampico.”

La prensa capitalista ha dado en llamar villistas a todos los revolucionarios que luchan en contra de Carranza. No son villistas esas guerrillas que tomaron posesión de la extensa y rica región petrolífera comprendida entre Tuxpam y Tampico, sino que son guerrillas formadas por revolucionarios expropiadores que luchan independientemente y sin obedecer el mandato de los jefes.

Esto es lo que por ahora se sabe. Veremos más adelante.

Celso Marquina


1 Refiérese a John J. Pershing. (1860-1948) Militar estadounidense. Su carrera militar se inició en Nuevo Mexico combatiendo a los apaches, y más tarde a los sioux lakota, en Iowa. En 1894 tomó el mando del décimo de caballería, (regimiento de soldados de raza negra, conocidos como Buffalo Soldiers, por lo que más tarde recibiría el mote de “Black Jack”). Durante la guerra hispano-estadounidense de 1898-1899 combatió en Cuba y Filipinas. En 1914 , ya con el grado de general, fue asignado a Fort Bliss, Texas, responsable de seguridad de la frontera entre Texas y México. En marzo de 1916, bajo el mando del general Frederick Funston, encabezó la expedición punitiva, que invadió el estado de Chihuahua con el objetivo de capturar al general Francisco Villa, que había atacado Columbus, Nuevo Mexico. Después de fracasar en esta misión fue nombrado comandante de las fuerzas estadounidenses que participaron en la Primera Guerra Mundial. Tras el armisticio estuvo cerca de ser postulado como candidato a la presidencia de los Estados Unidos por el partido republicano.

2 Plutarco Elías Calles (1877-1945). Político y militar sonorense. Se opuso al porfirismo local, y tomó parte en las actividades de la agrupación liberal Club Verde, de Hermosillo, en 1901. Años después simpatizó con el maderismo, y luego del triunfo de éste fue nombrado comisario de Agua Prieta, cargo desde el que combatió la rebelión orozquista de 1912. Tras la caída de Madero, desconoció al gobierno golpista y se exilió en Arizona. Se sumó al constitucionalismo, en cuyas filas combatió al villismo. En agosto de 1914 fue nombrado gobernador interino y comandante militar de Sonora. Fue electo gobernador constitucional en 1917. Un par de años después ocupó la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo, en el gabinete carrancista. Desempeñó un destacado papel como cabecilla de la rebelión de Agua Prieta, que culminó con el derrocamiento de Carranza. Ocupó la Secretaría de Guerra y Marina durante la administración de Adolfo de la Huerta, y la de Gobernación durante la de Álvaro Obregón. Presidente de la República de 1924 a 1928. Artífice de la fundación del Partido Nacional Revolucionario (PNR), mantuvo su influencia en la política nacional hasta 1936, cuando a solicitud de Lázaro Cárdenas se exilió en Estados Unidos

3 Calixto Contreras Espinosa (1862-1918). Agricultor y minero duranguense. Se incorporó al ejército federal por la vía de la leva, hacia 1905, por denunciar el despojo de tierras en la región de Cuancamé. Se unió al maderismo en noviembre de 1910, encabezando la toma de la hacienda Sombreretillos de Campa y otras acciones militares en la región. Tras la caída del régimen porfiriano demandó la resolución del problema agrario y se enfrentó al gobierno provisional del estado. Subordinado a las órdenes del ejército, combatió el alzamiento orozquista, pero luego se levantó contra el gobierno federal. Durante 1912 llevó a cabo algunos repartos de tierras en Durango. En 1913 se adhirió al villismo, en cuyas filas tomó parte en diversas acciones bélicas en la región de La Laguna donde alcanzó el grado de general brigadier. Combatió al constitucionalismo en distintas regiones entre 1914 y 1918.

4 Canuto Reyes. Villista. Enfrentó a Manuel M. Diéguez en Jalisco en 1915. Cuando las fuerzas de Álvaro Obregón marchaban hacia Aguascalientes tras derrotar a Villa en León el 5 de junio de 1915, Reyes y Rodolfo Fierro retomaron la ciudad y operaron en la retaguardia carrancista, intentando cortar las comunicaciones de la columna constitucionalista con sus fuentes de abastecimiento en el centro del país. En 1916 unió fuerzas con Benjamín Argumedo. En febrero de ese año operaba en la región lagunera de Coahuila y Durango, asociado con Calixto Contreras y los hermanos Arrieta. En mayo el New York Times informó que se había rendido incondicionalmente ante el general Fortunato Maycotte. Pero en 1917 se encontraba una vez más al lado de Villa combatiendo al carrancismo en Chihuahua.

5 Tomás Urbina. (Concepción de Nieves, Durango, 1877-1915) Fue compadre de Francisco Villa y, como éste, fugitivo de la ley en las postrimerías del porfiriato. En 1910 fue uno de los primeros en levantarse en armas en apoyo a Madero, operando en Durango y el sur de Chihuahua. En 1912  se integró a los “irregulares” de Villa y se sumó a las fuerzas de Victoriano Huerta que combatieron la rebelión orozquista. Tras el golpe de Huerta se levantó en Durango. Tomó la capital el 18 de junio de 1913. En Torreón se unió a la División del Norte convirtiéndose en uno de sus jefes principales. Se unió a la Convención y tras los combates del Bajío, fue vencido en la batalla de El Ébano por Jacinto B. Treviño. Tras la derrota desertó de la División del Norte abandonando al lucha. Fue ejecutado por Rodolfo Fierro en su rancho de Nieves, Durango, por ordenes de Villa.

6 Benjamín Argumedo (¿?-1916). Sastre, talabartero y general duranguense. Se unió al maderismo en 1910 tomando parte en diversas acciones bélicas en la región de La Laguna. En 1912 se sublevó contra el gobierno de Madero uniéndose a la rebelión orozquista. Reconoció el gobierno de Victoriano Huerta y se incorporó al ejército federal con el grado de general brigadier. Combatió contra las fuerzas de Pacho Villa en el estado de Coahuila. Fue nombrado comandante militar del distrito sur de Chihuahua. A la caída de Huerta se adhirió brevemente al zapatismo y luego se puso a las órdenes del gobierno convencionista. Operó en Guerrero, el Estado de México y San Luis Potosí. En Durango y Zacatecas combatió al ejército constitucionalista. Capturado por las fuerzas de Francisco Murguía, se le formó consejo de guerra y fue fusilado.

6 Martín Triana. (¿?-Ciudad de México, 1934) Originario de Zacatecas. Se levantó en armas en 1910 combatiendo en Durango. En 1913 se unió al Villismo, en 1915 se pasó al lado constitucionalista y combatió a sus antiguos compañeros de la División del Norte en las batallas de Celaya, León y la Trinidad.

6 Rosalío Hernández Cabral (1861-1942). Ranchero y minero zacatecano. Se sumó al maderismo en 1911, convirtiéndose en el principal jefe militar maderista en la región de Camargo, Chih. Tras la caída de Madero organizó la Brigada Leales de Camargo, que se posteriormente se incorporaría la División del Norte, para combatir al gobierno de Victoriano Huerta. Participó en múltiples acciones militares en los estados de Chihuahua y Coahuila al lado de las fuerzas de Pancho Villa. En 1916 se separó del villismo y se incorporó al carrancismo.

7 The Los Angeles Record (1895-1933). Editor fundador: Edward W. Scripps; continuación del efímero Los Angeles Post Record.  Mantuvo una postura de corte liberal ante las movilizaciones de los IWW y criticó los excesos represivos del régimen porfiriano. Llevó a cabo una minuciosa cobertura informativa de la lucha revolucionaria en México, que fue frecuentemente retomada en Regeneración. Durante la primera guerra mundial mantuvo una postura moderadamente crítica frente a la política internacional de los Estados Unidos.

8 The Los Angeles Herald. Fundado en 1873 por Charles A. Storke. Cercano a las posiciones del Partido Demócrata, se enfocaba al público trabajador. A principios de la segunda década del siglo XX empezó a copiar los tintes amarillistas característicos de los periodicos de William R. Hearst, editor de Los Angeles Examiner, con el que competía. Algunos autores afirman que fue comparado en una operación secreta por el propio Hearst en 1911, lo que oficialmente sucedió en 1922. Los Angeles Daily Herald (Los Ángeles, 1873-1931). Periódico vespertino de tendencias demócratas, fundado por Charles A. Stroke. En la segunda década del siglo XX fue adquirido por William Randoph Hearst. En 1931, el magnate del periodismo fusionó esta publicación con The Los Angeles Evening Express

9 The Los Angeles Tribune. Diario fundado en 1912 con el nombre de Daily Tribune. A partir de 1916 fue rebautizado como Morning Tribune.

Los alambres telegráficos Columbus y Casas Grandes, y entre esta última población y Ciudad Juárez, fueron cortados en varios tramos por los villistas. La prensa ha dado noticias vagas de combates efectuados en el Carmen y Namiquipa entre fuerzas carrancistas al mando del coronel Cano y las de Francisco Villa; pero por las últimas noticias se ve que el coronel Cano, con 900 hombres se rebeló contra Carranza en Namiquipa y se pasó con armas y bagajes al lado de Villa.

El general carrancista Luis Herrera, Gobernador militar del Estado de Chihuahua, se opone a la política de Carranza de permitir que pasen fuerzas americanas a territorio mexicano, y con 2,000 hombres salió de la ciudad de Chihuahua rumbo a la sierra para unir sus fuerzas a las de Francisco Villa. Los periódicos americanos dicen que la actitud de Herrera puede influir en el ánimo de otros jefes carrancistas y decidirlos a oponerse al avance de las tropas americanos. El Gobierno americano considera grave la situación, y el Departamento de la Guerra ha expedido órdenes para que marchen con dirección a la frontera las últimas fuerzas regulares disponibles en los Estados Unidos. Esas fuerzas numeran 5,000 hombres.

Se admite que en territorio mexicano, hay 8,000 a 10,000 soldados americanos, y 15,000 a lo largo de la frontera.

Quedan los cuerpos de artillería americana; pero esos cuerpos no pueden ser movidos, por ser los únicos que guardan las costas de los Estados Unidos. Quedan únicamente disponibles para ser movilizadas, las milicias de los Estados, pero se necesita autorización del congreso para ello.

Congresos Americano aprobó el aumento de 50,000 hombres para el ejército, y en todos los Estados se activa el reclutamiento.

Rumores de múltiples levantamientos de las fuerzas carrancista contra Venustiano, por haber éste dado permiso a las fuerzas americanas para internarse a México, llegan a las oficinas de periódicos americanos.

Se dice que aunque los jefes carrancistas se muestran amigos de la invasión, los soldados dan muestras de disgusto por ella.

Los aeroplanos que llevaron los americanos, no sirvieron. Pulmonía y disentería están atacando a los soldados de Pershing. Las fuerzas americanas no han disparado todavía un solo tiro, y su situación según la prensa americana, es angustiosa, por encontrarse a 200 millas de su base de aprovisionamiento, Columbus, y en medio de una población que les es hostil. Las autoridades militares americanas están ansiosas de hacer uso de los ferrocarriles mexicanos para el transporte de tropas y víveres de todas clases. La situación, para los americanos dificilísima, aunque hace pocos días un negociante americano dijo, que con mil soldados de los Estados Unidos, se podía tomar la ciudad de México.

Hall, el capitán de la policía de El Paso, Texas, dice que se le ha informado de una conspiración de 200 mexicanos para saquear e incendiar la ciudad.

En Cucamorga, California, la policía cateó las casas de los mexicanos y les recogió cuarenta y siete rifles y pistolas .

El apresurado envío del barco de la guerra americano Kentucky, de Nuevo Orleans, a Tuxpan, se debe a la actividad revolucionaria en la región petrolífera.

Se dice que Villa se encuentra en un lugar llamado El Oso, a unas pocas millas de Namiquipa.

Celso Marquina

El esbirro carrancista Pablo González, o mejor dicho, Venustiano Carranza por medio de su esbirro Pablo González, considera discutibles los derechos de los trabajadores, y todavía más, que deben estar sujetos a limitaciones, según las últimas líneas del párrafo que arriba transcribimos.

El derecho de los trabajadores a obtener el producto íntegro de su trabajo, es indiscutible, señores vampiros, y las limitaciones que le imponéis son arbitrarias, porque la razón  indica que la riqueza debe ser propiedad del que la produce, y no son ciertamente los burgueses los que se fatigan y sudan y se matan en el trabajo. ¿Admite discusión que el trabajador tenga derecho a beneficiarse con el producto de sus afanes?

*          *          *

Lo que sí es discutible, y mejor, lo que es condenable, por injusto y criminal, es el pretendido derecho del burgués a apropiarse una parte de lo que produce el trabajador, y por lo mismo, en vez de poner límites al derecho de los trabajadores, debe ponerse un hasta aquí a la rapacidad de los capitalistas.

Ese hasta aquí debe ser el desconocimiento del llamado derecho de propiedad privada por medio de la expropiación de todo cuanto existe para el beneficio de todos los seres humanos que pueblan México, sin distinción de sexo ni de raza.

*          *          *

Sigue diciendo Carranza por boca de González: “Con este modo de pensar, aumentan día a día las exigencias de los trabajadores y las huelgas se multiplican y sus ambiciones se intensifican hasta llegar a pisotear derechos legítimos y a destruir esfuerzos laudables.”

Eso es lo que lastima a todas las sanguijuelas: que los trabajadores sean cada vez más exigentes; pero para la causa de la humanidad esa exigencia es condición de progreso; sin la exigencia del oprimido, la libertad no pasará de ser una bella utopía. Todo hombre de mente sana ve con entusiasmo, más bien que con disgusto, las exigencias populares, porque ellos son el mejor síntoma de una ansia de mejoramiento y de progreso. Pero como Carranza no es, ni puede ser amigo sincero de la clase trabajadora, porque como gobernante tiene que apoyar las rapiñas del rico contra el pobre, de ahí que vea con enfado las exigencias de los trabajadores, exigencias preciosas que, si no existieran sería preciso suscitarlas, por ser indispensables para la causa del progreso humano.

¿Qué con esas exigencias y esas ambiciones, se pisotean derechos legítimos y se destruyen laudables esfuerzos? ¿Y bien? Esos derechos legítimos son los derechos del burgués de robar al trabajador una parte de lo que produce, y la justicia quedaría satisfecha si quedasen abolidos, y no solamente pisoteados, esos derechos.

En cuanto a los “esfuerzos laudables”, no son otros que los ardides, las chicanas y las bribonadas de todo género de que hacen uso los burgueses para acumular sus fortunas. Todo hombre honrado ve con gusto que las masas proletarias destruyan esos “esfuerzos laudables”, menos Carranza y los interesados en que continúe subsistiendo el sistema de la explotación del hombre por el hombre.

*          *          *

Carranza, por boca de González, se queja así de la actuación de los trabajadores: “Ha llegado al conocimiento de este Cuartel General, que los huelguistas de El Oro, Estado de México, obligaron recientemente la clausura de los trabajos de la mina, antes de que expirase el plazo que había puesto la compañía para decidir acerca de sus demandas, forzando a los trabajadores a dejar el trabajo, y amenazando, además, destruir la maquinaria de la compañía que, con motivo de una huelga anterior, había sido deteriorada por haberse inundado la mina al suspenderse los trabajos de drenaje, quedando fuera de servicio las bombas, que todavía se encuentran inundadas, lo que hace imposible poner la mina en su anterior estado de producción, siendo, por lo mismo, incalculables los daños que la compañía ha sufrido.”

*          *          *

De manera que, para Carranza, lo justo habría sido que los mineros de El Oro hubieran continuado trabajando hasta saber la resolución de la compañía, resolución que tenía que ser nugatoria a las demandas de los trabajadores. Los obreros lo comprendieron así, que sus demandas serían rechazadas, y comprendieron, además, que el plazo que puso la compañía para resolver sobre ellas, no era otra cosa que un ardid meditado para reclutar en ese tiempo suficiente número de esquiroles que estuvieran listos a ocupar los puestos de los huelguistas, y para que llegaran abrumadores refuerzos a la guarnición carrancista para someter a balazos a los trabajadores.

Para contrarrestar la traición de los burgueses, nuestros hermanos de El Oro tuvieron que precipitar la huelga.

Y para castigar a los burgueses, esos proletarios intentaron destruir la maquinaria, con lo que, en realidad, no iban a hacer otra cosa que destruir lo que a ellos, a los trabajadores, pertenece, porque esa maquinaria no fue construida por los accionistas de la compañía, sino por obreros. Los materiales de que la maquinaria está construida, no fueron arrancados del seno de la tierra por los burgueses, ni fueron los burgueses lo que los acarrearon a la fundición, ni los que en la fundición se cocieron en vida para fundirlos. Esa maquinaria pertenece, pues, a los trabajadores, y estos tenían el derecho de destruirla, como tienen el derecho de arrancarla de las garras de sus explotadores para utilizarlas en beneficio de los desheredados, sus dueños, sus verdaderos dueños.

Carranza se duele de los “incalculables daños que la compañía ha sufrido” a resueltas de la huelga anterior. Compadece a los ladrones que viven del sacrificio de los trabajadores; pero del infortunio de los trabajadores no se duele; no le interesa que éstos y sus familias sufran hambre y desnudez; lo que le importa es que los holgazanes burgueses no sufran en sus intereses.

Tal es el hombre que cuando no tenía el apoyo del gobierno americano, y buscaba el apoyo de los desheredados, se decía amigo de la clase trabajadora. El proletariado que todavía espera que haya un buen gobierno que lo salve, debe perder toda esperanza, o decidirse de una vez a luchar contra todo gobierno, convencido de que gobierno es tiranía y solamente tiranía.

(Continuará)

Celso Marquina

La libertad del pensamiento y su manifestación por medio de la palabra hablada o escrita, es la conquista más valiosa que ha llevado a cabo la humanidad en su lucha milenaria por su perfeccionamiento.

Esa conquista es la más valiosa, porque es el pensamiento hablado o escrito el único medio de que puede disponer el ser humano para ponerse de acuerdo con sus semejantes en la obra común del progreso de la especie.

El progreso alcanzado por la humanidad hasta nuestros días, débese en primer lugar a la libertad del pensamiento, sin la cual, la especie humana continuaría sumida en las tinieblas de la Edad Media.

Los gobiernos absolutos cedieron su puesto a los gobiernos democráticos, por obra de la libertad del pensamiento que derrotó la teoría del origen divino de las monarquías; la inquisición no ha podido reconstruir se negra estructura a la luz de la libertad del pensamiento; la igualdad política, hija es de la libertad del pensamiento; el mejoramiento de las condiciones económicas, políticas y sociales de la clase trabajadora, ha sido posible por la libertad del pensamiento y su emancipación completa, que tarde o temprano tiene que efectuarse, so pena de regresar la humanidad a la barbarie, se deberá a la libertad del pensamiento.

Sin la libertad del pensamiento, la evolución progresiva de la humanidad se vería detenida en su curso. La libertad del pensamiento es la llave de oro con que los pueblos abrigan las puertas de la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad.

La libertad del pensamiento es, por lo tanto la garantía que con más celo debemos defender, no sólo porque ella ha costado a los pueblos torrentes de sangre generosa, sino porque ella es el mejor instrumento con que cuenta la humanidad para su desarrollo y progreso.

Pues, bien, esa libertad tan preciosa esta amenazada de muerte, y morirá si todos los amantes del progreso no nos ponemos en pie como un solo hombre para evitar el atentado.

El proceso que se ha iniciado en esta ciudad contra los compañeros Ricardo y Enrique Flores Magón y William C. Owen, redactores de Regeneración , no deja lugar a duda de que se trata de dar un golpe a la libertad del pensamiento, y de sentar con ello un precedente legal que se utilizará después para emprender una campaña general de represión de la prensa radical en particular, y, en general, de todos aquellos periódicos que, de alguna manera, lastimen o pongan en peligro intereses cuya seguridad está fundada en una disminución de la libertad humana y en una restricción al bienestar y a la justicia a que tienen derecho todos los hombres y todas las mujeres de aspiraciones honradas.

El Fiscal que conoce de este proceso, al pedir a la Corte que no se desechará la acusación, como lo pidieron los defensores de los acusados, los abogados E. E. Kirk y J. H. Ryckman, se apoyó principalmente en el hecho de que nuestros compañeros presos propagan ideales destructores del sistema capitalista.

Son, pues, los ideales demoledores del sistema capitalista los que están ante los tribunales. La libertad del pensamiento está en peligro. Hoy se persigue a Regeneración; después se perseguirá a otras publicaciones radicales, aun a las más partidarias de la paz, siempre que con sus doctrinas tiendan a despertar la consciencia de clase entre las filas de los trabajadores.

Los periódicos socialistas, I. W. W., anarquistas y unionistas aún del tipo más conservador, tienen la espada de Damocles sobre ellos. Si el proceso de Regeneración se pierde, un precedente legal quedará sentado para acabar con toda la prensa obrera y libre-pensadora.

Alerta, pues, todos los amantes de la libertad, del progreso, de la justicia y de la civilización.

Todos los periódicos obreros y libre-pensadores, deben comprender la necesidad que hay de ganar esta batalla contra la tiranía, y la publicidad es una de las mejores armas para luchar contra el enemigo común.

En este caso, todos debemos estar unidos, fijándonos que no se trata de defender a los compañeros Magón, sino de salirle al frente al enemigo que trata de arrebatarnos a los proletarios, el único medio que tenemos para lograr nuestra emancipación: la libertad del pensamiento.

A cooperar todos: los colegas de la prensa obrera, exponiendo el caso de Regeneración, y todos, agitando por medio de mítines especiales y por cuantas maneras sea posible, para conseguir la libertad de los compañeros Magón, en la inteligencia de que la libertad de nuestros compañeros es la victoria contra las fuerzas de la reacción.

Urge reunir los fondos para la defensa de nuestros compañeros. A ayudar todos.

Celso Marquina

Carranza no ha dado todavía el permiso solicitado por el gobierno americano, para que los ferrocarriles mexicanos sean usados para el acarreo de soldados americanos y provisiones de boca y guerra, del lado americano a los lugares ocupados por las fuerzas de los Estados Unidos en el Estado de Chihuahua.

La dilación de Carranza, saca de quicio la serenidad del senador Fall1, de Nuevo México, que se encuentra en El Paso, investigando las condiciones en la frontera. Fall dice: “El gobierno de los Estados Unidos debe… tomar los ferrocarrileros inmediatamente, y tratar a todo mexicano armado… como lo que es, un renegado y un bandido.”

Como la acción de tomar los ferrocarriles no es parecida a la de tomar una copa de whisky, sino que tiene que emplearse la fuerza para llevarla a cabo, bueno sería que el fogoso sonador empeñase el fusil y se lanzará a la empresa de tomar los ferrocarriles mexicanos. Si a todos los políticos y burgueses americanos que están a favor de la intervención en México por los Estados Unidos, se les obligase a empuñar el fusil y se les hiciera marchar al frente a batirse con los mexicanos, se evitaría una guerra con México, porque los políticos y los burgueses serían los primeros en evitarla por cuantos medios tuvieran a su alcance. Lo que busca Fall es notoriedad para llegar a ser Presidente de los Estados. De ahí proviene su algazara. Hay individuos que, como las gallinas, solo cacareando llaman la atención.

Francisco Villa no fue capturado en El Oso, como lo esperaba Preshing. Según los carrancistas, Villa y su pequeño ejército se abrió paso entre las fuerzas americanas que formaban parte del cerco que le ha tendido. Según los americanos, fue entre los carrancistas por donde efectúo su salida. Ahora se encuentra en las montañas del Distrito de Guerrero. Los americanos no han disparado aun un solo tiro.

La más estricta censura impuesta por las autoridades en vigor sobre las operaciones del ejército de Pershing. Solo se sabe que las avanzadas del ejército americano se encuentra ya a unas trescientas millas de la frontera en el interior de México; que los soldados americanos están a media ración, porque no se ha permitido el acarreo de provisiones por los ferrocarriles mexicanos; que de todos los aeroplanos que llevó Pershing, solamente dos están en condiciones de hacer el servicio; que la captura de Villa, que los jefes del ejército americano consideraban ser solamente cuestión de unos cuantos días, promete prolongarse por meses, según el mismo Pershing declara ahora: que Funston2 y Pershing consideran urgentísimo el uso de los ferrocarriles mexicanos por las tropas mexicanas; que Canuto Reyes, con mil quinientos hombres se dirige a marchas forzadas a unirse a Villa para resistir a la invasión; que los hermanos Arrieta3, de Durango, ayudaran a Villa a rechazar a los americanos.

El aire está lleno de rumores. La comedia, puede convertirse en tragedia. Del sainete al drama no hay más que un paso. Carranza siente que la tierra se abre bajo sus pies. Contó con la obediencia incondicional de su ejército para permitir la entrada de fuerzas americanas a México; pero sus soldados se están desertando y pasándose al lado de Francisco Villa, para resistir la invasión, o se disimulan para dejar libre el paso.

El gobierno de Carranza ha entrado a un periodo de completa agonía. Al disparar Villa su pistola sobre Columbus, la vacío sobre el pecho de Carranza.

Maquiavelo no pudo caber dentro de Carranza; aquel malvado era un gigante; este bribón es un enano. Para sentarse en la Silla Presidencial y lograr ser reconocido por Wilson como gobernante del pueblo mexicano, Carranza ofreció poner el país en las condiciones en que se encontraba bajo el despotismo de Porfirio Díaz. Se le reconoció: pero este reconocimiento implicaba el cumplimiento de inmensas obligaciones. Se le pidió permiso para que las fuerzas americanas entraran a México, y tuvo que darlo, so pena de verse abandonado por Wilson; pero si quedó bien con Wilson, quedó mal con el pueblo mexicano. Ahora, viendo que su popularidad se desvanece, se tarda en conceder el permiso para que sean usados los ferrocarriles mexicanos por los soldados americanos, temerosos de que el descontento popular se acreciente, y con su vacilación irrita los nervios de Wilson. El poder de Carranza toca su fin. En las manos de Wilson, Carranza es una braza que acabará por ser soltada, y sin el apoyo americano el negrero de Cuatro Ciénegas regresará a su pasada insignificancia. Aunque todavía le queda una altura que escalar; el patíbulo. ¡Que vecindad tan inquietante para un malvado, la del Cerro de las Campanas!

Los mineros mexicanos de Terlingua, Texas, asaltaron una mina y mataron al dueño de ella, un De Roberts.

La Cámara de Diputados en Washington, aprobó el gasto de ocho millones seiscientos once mil quinientos dos dólares, para los gastos de las fuerzas americanas que operan en México.

Se cree que Villa ha dividido su fuerza en guerrillas que tiene diseminadas en un extenso territorio.

Se cree que Villa se encuentra en Santo Tomás, 60 millas al Sudeste de Madera y cerca de la línea del Ferrocarril del noroeste; pero no se le puede perseguir por ferrocarril porque 40 puentes están destruidos.

Pershing ha formado un cuerpo especial de 300 hombres escogidos como buenos tiradores y notables jinetes; con los que él cree que puede capturar a Villa.

Al escribir estas líneas se encuentran ya en territorio mexicano diez mil soldados americanos.

Carranza, urgido por Wilson, ha consentido en que se use el Ferrocarril del Noroeste, para el transporte de provisiones de boca solamente para el ejército americano. Pero el permiso ha sido recibido con frialdad por las autoridades militares americanas, porque no se permitirá que escoltas de soldados de los Estados Unidos custodien los convoyes, por lo que éstos correrán el peligro de ser capturados en el tránsito por bandas de rebeldes. Entre tanto, los soldados americanos del ejército de Pershing siguen a media ración. Se cree que Wilson volverá a insistir con Carranza, sobre el uso de los ferrocarriles mexicanos para el transporte no solamente de vituallas, si que también de municiones de guerra y tropas, pues la distancia a que se encuentran las avanzadas de Pershing, unas 300 millas al Sur de la línea divisoria, hace indispensable el uso de los ferrocarriles.

Pershing ha fraccionado su ejército, intentando decidir cuanto antes la cuestión; pero está temeroso de que Villa tienda emboscadas a las diversas facciones del ejército americano.

Obregón, el soldadote que aspira a ser Presidente, lanza la bravata de que si Wilson le hubiera hecho caso cuando le pidió que le entregase los villistas refugiados en los Estados Unidos para fusilarlos, se hubiera evitado la invasión americana. Que tomen nota todos, de las palabras de ese barbero asesino que, probablemente, será quien se gane los favores de Wilson cuando a Carranza le levanten la canasta los buitres de Wall Street, cosa que sucederá en muy corto tiempo.

Pershing ha estado haciendo uso del ferrocarril que corre de Casas Grandes hacia el Sur. No se sabe si Carranza le daría permiso para hacer uso de él.

El general Felipe Ángeles4, dijo a un reportero: “México es un depósito de pólvora. No necesita más que una chispa para estallar. No fue prudente el envío de tropas americanas al interior de México, y todavía es menos prudente tenerlas allí, pues se ha producido una crisis internacional de muy delicado carácter.”

El Senador Fall, por cuantos medios puede, trata de obligar a Wilson que se apodere por la fuerza de los ferrocarriles mexicanos.

Al tener conocimiento el pueblo de Mazatlán, Sinaloa, de que las fuerzas americanas habían pasado a territorio mexicano hizo una demostración. Los carrancistas reprimieron la demostración.

José González, organizó en Parral, Chihuahua, 500 hombres con los que se unirá a Villa para enfrentar a las fuerzas americanas.

El Herald, del 30 de marzo, asegura que más soldados carrancistas se han rebelado para oponerse al avance de los americanos.

En el mismo periódico, de la misma fecha, se ve que una fuerza rebelde está operando a poca distancia al Sur de Casas Grandes, detrás de Pershing, lo que hace suponer que la línea de comunicación de los americanos puede ser cortada.

En Santa Mónica y Venice, California, las autoridades han prohibido la venta de armas a los mexicanos, y se impide que estos se congreguen en las calles. En las cantinas de Venice no se vende licor a los mexicanos.

En algunas poblaciones del Estado de Arizona y del Oeste de New México, las autoridades han desarmado a los mexicanos.

Plutarco Elías Calles, el mastín carrancista, lleva su servilismo para con los burgueses americanos hasta el extremo. Ha declarado que fusilará a todo mexicano que se atreva a insultar a un burgués extranjero. Así lo aseguró a los burgueses de las compañías explotadoras de las riquezas del Estado de Sonora.

El citado Herald dice: “A todo lo largo de la frontera se siente el temor de disturbios. El Senador Fall pide que más tropas sean enviadas a numerosos puntos del lado americano que están amenazados de ser atacados.

“Bandas de merodeadores han sido vistas en muchos lugares a lo largo de la línea divisoria, y las aldeas y ranchos americanos han levantado trincheras para resistir un ataque.”

Funston ha mandado fuerzas a la región de Brownsville, Texas. Dice Funston que hay actividad rebelde por ese rumbo.

Manuel Saavedra


1 Albert Bacon Fall (Frankfort, Kentucky, 1861- El Paso, Texas, 1944).  Político estadounidense afiliado al Partido Republicano. Senador por Nuevo México entre 1912 y 1921 y Secretario del Interior en el gabinete de Warren G. Harding (1921-1923). Socio de Edward Doheny y de William C. Green —respectivos propietarios de la Mexican Petroleum Company y de la Green Consolidated Copper Company, a la que pertenecía la mina de Cananea, Sonora—. Abogado en Estados Unidos del terrateniente chihuahuense Luis Terrazas.  Durante la Revolución asumió la defensa de los intereses petroleros y mineros estadounidenses en México. Conspiró contra los gobiernos de Madero, Carranza, De la Huerta y Obregón. Acusado por el Secretario de marina Joseph Daniels de apoyar a Huerta en 1913, año en que propuso la invasión de México con un ejército de medio millón de hombres. En 1917 se le relacionó con un complot que pretendía la creación de una república independiente con los estados del norte apoyada por los Estados Unidos. En 1919 promovió el rompimiento de relaciones diplomáticas con México acusando a Carranza de apoyar al comunismo estadounidense. En ese mismo año fue nombrado presidente del Comité del Senado encargado de investigar la destrucción de propiedades estadounidenses desde el inició de la Revolución mexicana. El Comité Fall recomendó en mayo de 1920 el no reconocimiento del gobierno mexicano a menos que se indemnizara a los intereses estadounidenses, se les eximiera de los efectos del Artículo 27 de la Constitución y se preservará el derecho de los Estados Unidos a intervenir militarmente en el país. En 1929 fue el primer miembro de un gabinete presidencial en la historia estadounidense en purgar una condena de prisión por su participación, en contubernio con Edward Doheny, en una trama de corrupción y sobornos relacionada con las reservas petroleras de su país.

2 Refiérese Frederick N. Funston (New Carlise, Ohio,1865-San Antonio, Texas, 1917)  General del ejército de los Estados Unidos. En 1895 formó parte de una expedición que buscaba oportunidades de inversión en el café de México y Centroamérica. En 1898 se enroló como voluntario en las tropas estadounidense que ocuparon Filipinas. En marzo de 1901 capturó al líder independentista Emilio Aguinaldo, con lo que ganó el grado de General Brigadier y obtuvo la medalla de honor. Famoso por sus hazañas militares, por su defensa del expansionismo estadounidense y por su labor como propagandista de la ocupación del archipiélago, en 1902 declaró que “los americanos que han solicitado al Congreso la paz en Filipinas debieran ser sacados de sus casas y linchados.” En 1908 dirigió la represión a los huelguistas de la IWW en Esmeralda, Nevada. En 1914 fue el comandante de la fuerzas que ocuparon Veracruz en abril de ese año y permaneció en el puerto como gobernador militar hasta noviembre de ese año, tras lo que se le comisionó para dirigir las tropas que custodiaban la frontera con México. En 1916 supervisó a las Expedición Punitiva, encabezada por su subordinado, el general John B. Pershing, que invadió Chihuahua en persecución del general Francisco Villa, tras el ataque a Columbus, Nuevo México. En mayo, Funston y el general Hugh Scott se reunieron en Ciudad Juárez con el general Álvaro Obregón para acordar un plan militar de vigilancia de la frontera que buscaba poner fin a la Expedición Punitiva mediante un acuerdo negociado. En enero de 1917, cuando era el favorito del presidente Wilson para encabezar las tropas estadounidenses que participarían en la Primera Guerra Mundial, falleció de un ataque cardiaco.

3 Arrieta, hermanos. Domingo y Benjamín José, Mariano y Eduardo. Refiérese a los hermanos Andrés (1864-1932), Domingo (1874-1962), Eduardo (1879-1949), José (1890-1975) y Mariano Arrieta León (1862-1958). Revolucionarios duranguenses, pertenecientes a una familia de arrieros y mineros. Se alzaron en la sierra de Durango en contra del régimen porfiriano, secundando el Plan de San Luis en noviembre de 1910. Bajo el mando de Domingo Arrieta, tomaron parte en diversas acciones militares en su estado natal, en Coahuila y en Chihuahua, enfrentándose al ejército federal porfiriano y combatiendo los alzamientos reyista y orozquista. Tras la caída de Madero se sumaron al constitucionalismo. Domingo llegó a desempeñarse como gobernador carrancista de Durango entre 1914 y 1916, cargo en el que mantuvo una relación tirante con Venustiano Carranza. Combatieron al villismo en Chihuahua y posteriormente hicieron campaña contra la expedición punitiva.

4 Felipe Ángeles (1868-1919). Militar hidalguense. Hizo estudios de especialización militar en Francia y en Estados Unidos. Sirvió al gobierno de Madero como director del Colegio Militar y, posteriormente, haciendo frente al zapatismo en el estado de Morelos desde una perspectiva mediadora. Tras el golpe de Huerta se unió al constitucionalismo, en el que combatió en la División del Norte, al mando de Pancho Villa, tomando parte en combates cruciales para el triunfo constitucionalista. Luego de la escisión de la Convención Revolucionaria de Aguascalientes, se sumó al villismo y combatió al ejército carrancista en el Bajío. Fue aprehendido en Chihuahua, y se le formó un consejo de guerra que lo condenó a muerte en 1919.

La indignación de Carranza por la actividad de los obreros, actividad que perjudica a la clase capitalista, se denuncia en la siguiente tirada del Manifiesto de Pablo González que venimos comentando: “Se sabe también en este cuartel general, que representantes de la Casa del Obrero Mundial han llegado a El Oro para apoyar a los huelguistas en forma de autoridad, y aunque dicha Casa debe la aprobación de sus principios al movimiento constitucionalista, cree ella que tiene autoridad ilimitada para provocar y conducir a su antojo los destinos de los trabajadores, manteniendo de esa manera a la clase trabajadora en perpetua excitación y agitación constante.

La conducta de la Casa del Obrero Mundial, al enviar sus representantes a El Oro para apoyar a los huelguistas , merece el aplauso de todos los hombres honrados que de verás se preocupen por la transformación del trabajador, de bestia de carga que es bajo el sistema de la propiedad privada, en hombre libre, dueño de lo que sus manos laboriosas producen.

Pero para Carranza y sus  satélites, la conducta de la Casa del Obrero Mundial es reprochable, porque sin pedir permiso a las autoridades, envió sus representantes a El Oro, y más chocante es todavía para Carranza y sus satélites, que los miembros de la Casa del Obrero Mundial mantengan en constante agitación a la clase trabajadora.

 

La Casa del Obrero Mundial tiene el deber de hacer en beneficio de la clase trabajadora, todo cuanto pueda, pues que para eso fue fundada. Naturalmente, su trabajo tiene que producir excitamiento y agitación entre los trabajadores, porque una de las primeras cosas que tiene que hacer es despertar la consciencia de clase que, al despertarse, efectua un cambio en las relaciones  entre el trabajador y el amo, entre el explotado y el explotador. Cuando el trabajador comprende que nadie tiene derecho a aprovecharse del sacrificio de los demás, ya no es el esclavo sumiso que soporta la tiranía del burgués, deja de ser la bestia de carga que sin murmurar acepta la brutalidad del amo. Entonces, se siente hombre y quiere que todos sus hermanos de cadenas se sientan hombres también y que todos sientan la misma indignación que el siente contra la explotación y la injusticia.

La Casa del Obrero Mundial no debe al movimiento constitucionalista la aprobación de sus principios, como dice Carranza por boca de Pablo González. Los principios de la Casa del Obrero Mundial, son principios de emancipación  proletaria que no necesitan la aprobación de nadie para abrirse paso. Esos principios se imponen por sí mismos, independientemente de la aprobación o desaprobación de un individuo o de una camarilla. Si Carranza, que él es el movimiento constitucionalista, aprobó esos principios, entonces debería él Carranza estar obligado a respetarlos, y en vez de pretender que los trabajadores se subordinen a él, él debería subordinarse a los trabajadores, si deberás fuera un hombre honrado.

El movimiento carrancista pudo adquirir fuerza, gracias a que los trabajadores de las ciudades, engañados por los astutos políticos carrancistas y por algunos “vivos” de la clase proletaria, entraron de lleno a ese movimiento con la esperanza de obtener ventajas, sin reflexionar que dentro del sistema capitalista el pobre no puede esperar otra cosa que humillaciones y servidumbre, y el sistema capitalista era lo que sostenía el movimiento carrancista, puesto que su programa no abolí  el derecho de propiedad privada, origen de la desigualdad económica y madre de la Autoridad que es la encargada de perpetuar esa desigualdad económica, por la cual los pobres se encuentran a merced de los ricos.

Carranza traiciona la Revolución, porque la Revolución no tiene por objeto elevarlo a él ni elevar a nadie a la Presidencia, sino conquistar para el proletariado la independencia económica. Oponerse a que los trabajadores obren para acercar, al menos, el momento de obtenerla; poner trabas al empeño de los trabajadores de hacer más fácil, siquiera, el camino de su emancipación, es traicionar la Revolución, es un crimen  que la justicia popular no puede perdonar.

La Revolución tiene que abolir el llamado derecho de propiedad para llenar su objeto, que no es otro que conquistar la independencia económica de todos los seres humanos que pueblan México, sin distinción de sexo ni de raza. Pero Carranza se opone a que ese pretendido derecho sea abolido, quiere su perpetuidad, como se comprende por la simple lectura de la parte siguiente del Manifiesto que estamos comentando: “Dentro de los límites del respeto del derecho de los demás, el gobierno constitucionalista reconoce y respeta la justicia que asiste al trabajador cuando procura su mejoramiento, y también, cuando abandona su trabajo por no serle satisfactorios el salario o las condiciones del trabajo; pero del mismo modo el gobierno debe de reconocer los derechos de los trabajadores que están satisfechos con su trabajo, así como los de las compañías que piden auxilio para obligar a que sus derechos sean respetados y sus propiedades sean protegidas. No puede ser un derecho de los trabajadores emplear la fuerza contra aquellos de sus compañeros que no aprueban sus procedimientos, ni poner en práctica medios que destruyan los elementos del trabajo de los negocios que han causado su descontento.

Con este criterio del carrancismo, criterio que es completamente capitalista porque está basado en el reconocimiento del derecho del burgués de negarse a satisfacer las demandas de los trabajadores, los proletariados deben despedirse de sus esperanzas de obtener su emancipación, o al menos, un mejoramiento, bajo la férula de Venustiano Carranza, y no deben olvidar que lo que lo que les acontece bajo el gobierno de Carranza, les acontecerá bajo el gobierno de cualquier otra persona. El gobierno es una institución que tiene por objeto apoyar en sus rapiñas a la clase capitalista.

Carranza reconoce el derecho que tienen los trabajadores de abandonar el trabajo cuándo el salario a las condiciones del trabajo no les conviene; pero ese reconocimiento en nada beneficia a los trabajadores descontentos, porque con el apoyo del gobierno, los trabajadores que no tienen dignidad y que aceptan de buena gana los salarios mezquinos y condiciones insoportables, ocuparan el lugar de los que tienen vergüenza y aspiran a su mejoramiento.

Los esquiroles serán apoyados por el gobierno, y si los obreros dignos tratan de impedir que entren a trabajar, que les arrebaten el pan de la boca, los esbirros de Carranza sabrán someter a balazos a los que se opongan, como lo hicieron los esbirros de Porfirio Díaz, como lo hacen los esbirros de todos los gobiernos del mundo, y los sacrificios de cinco años de lucha habrán sido estériles.

(Continuará)

Celso Marquina

Carranza está poniendo en vigor el artículo 33 de la Constitución Política de la República Mexicana, que prevé que todo extranjero que de alguna manera se haga nocivo a la sociedad, puede ser deportado a su país de origen.

La aplicación de este articulo ha tenido esta particularidad; la de recaer únicamente contra personas de origen extranjero que, por sus actos, se han atraído la inquina de los múltiples tiranuelos que han pesado sobre el pueblo mexicano. Todo extranjero que se a atrevido a criticar los desmanes de los gobernantes mexicanos, ha sido expulsado del país como “pernicioso” aunque su crítica haya sido justa, aunque con su criterio haya procurado señalar al pueblo oprimido males que es preciso extirpar para el bien común. Esos han sido, en su mayor número, los extranjeros que han sufrido la aplicación del artículo 33 de la Constitución. Se persigue, en suma, al extranjero que movido por sentimientos humanitarios, trabaja por libertar al pueblo mexicano de las garras de la tiranía. No se persigue al extranjero que explota a las masas. Para el explotado, hay toda clase de libertades, hasta la de matar impunemente a los trabajadores como a diarios sucedía en fincas de Tierra Caliente. Los usureros, los hacendados, los dueños de casas de toda clase de negociaciones, de origen extranjero, se han sentado y se sientan a la mesa de los tiranos de México; pero los extranjeros de la clase trabajadora que llevan a México ideales de emancipación humana; los inteligentes obreros extranjeros que llevan a México ideas que aprendidas por los mexicanos ponen en peligro el maldito sistema de explotación del hombre por el hombre, esos son marcados por el gobierno para expulsarlos del país.

Carranza a prometido expulsar a todos los compañeros de origen extranjero que se encuentran en México. De meses atrás, la prensa carrancistas ha venido quejándose de la actuación educadora de esos dignísimos compañeros, preparando así el terreno para que, cuando la expulsión ocurriera, no causara mucha impresión. Muchos de esos compañeros han peleado en las filas carrancistas. Carranza los utilizo entonces; no se fijó que eran extranjeros. Lo que le importaba era que dieran a su bandera cierto barniz de obrerismo, para atraerse a toda masa obrera.

Después del sacrificio, la expulsión. Ahora le estorban esos agitadores obreros, porque están predicando al pueblo que todo gobierno es tiranía, y que la clase trabajadora será libre solamente cuando tome posesión de la riqueza social y la declare propiedad de todos, hombres y mujeres.

Protestemos todos contra las intenciones de Carranza de deportar a nuestros hermanos extranjeros. Que expulse Carranza a los burgueses extranjeros; pero que no toque a los trabajadores de origen extranjero que predican nuestras ideas anarquistas.

Envíense las protestas a Venustiano Carranza, Querétaro Qro., México.

Que no quede un solo trabajador sin protestar. Hombres y mujeres, a cumplir con vuestro deber de solidaridad.

Sacamos a nuestro hermano Juan Hernández García1 del presido y lo salvamos de la muerte con nuestras protestas. Salvamos ahora a nuestros hermanos de origen extranjero que predican nuestros ideales.

Celso Marquina


1 Juan Hernández García. (La Esperanza, Coahuila, ¿?- Durango, 21 de abril de 1916): Miembro del PLM desde 1906. Fundador de la Unión Minera Mexicana en noviembre de 1911.Miembro de la Casa del Obrero Mundial. Establece un cuartel general libertario en el mineral de Rosario, Nuevo León. En diciembre de 1914 llega a Monterrey como presidente de la Unión Minera Mexicana. El 6 de enero de 1915 integra el Primer regimiento rojo, también llamado “Justicia”. Actúa en Morelos, Coahuila, donde predica el ideal anarquista, promueve las tomas de minas, distribuye mercancías expropiadas y organiza el reparto agrario; por todo ello es detenido por fuerzas carrancistas, acusado de pillaje, recluido en Monterrey  y procesado por un consejo de guerra, que amenaza condenarlo a la pena capital. RFM llama a una campaña para impedir su asesinato. Mineros mexicanos de Arizona participan en la campaña para salvar su vida y envían cartas a Venustiano Carranza, que libera al militante minero en febrero del mismo año. Al disolverse este Batallón, Hernández García se convierte en el secretario de redacción del periódico sindicalista de Monterrey Orientación Social. En octubre de 1915 se halla otra vez preso en esa ciudad. Una vez más lo amenaza la pena de muerte y una vez más el PLM y Regeneración realizan una intensa campaña para salvarlo. En mayo de 1916, circula la noticia de que Juan Hernández había sido asesinado durante la represión a una manifestación celebrada en Durango, a la que Regeneración da crédito en principio, pero que desmiente en julio del mismo año.

Una gran confusión reina en las noticias que la prensa diaria americana da de las operaciones de las columnas invasoras de Pershing y de Dodd, así como de los movimientos de las fuerzas de Villa y de las de Carranza.

En el número anterior de Regeneración se dijo que la toma de Ciudad Guerrero por Villa ocurrió el 30 de marzo. En realidad, el asalto y toma de dicha plaza ocurrió el 27.

El 29 de marzo, según las noticias que publica la prensa americana, las fuerzas americanas de Dodd sorprendieron un campamento villista en San Gerónimo, 18 millas distante de Ciudad Guerrero. El patriotismo americano da a esa sorpresa común en todas las guerras, las proporciones de una gran batalla. Dicen los periódicos que Dodd con unos doscientos soldados americanos, sorprendió a 500 mexicanos, quienes resistieron un tanto el ataque de los americanos, para echar a huir después a los cerros cercanos, resultando de la escaramuza, 30 mexicanos muertos y solamente cuatro americanos heridos. Es que los soldados americanos deben ser de hierro, pues no puede uno explicarse de otra manera la notable desproporción que hay entre las bajas ocurridas por una parte y por otra parte. ¡Ni un solo muerto americano, mientras los mexicanos mueren como moscas!

Esta noticia no puede ser creída. La razón indica que algunos muertos debe haber habido también entre las fuerzas americanas, o que, al menos, debe haber sido mayor de cuatro el número de sus heridos, y más si se tiene en cuenta que la lucha duró cinco horas, a no ser que los mexicanos, durante esas cinco horas, se hayan entretenido en disparar sus fusiles al sol.

Tampoco puede creerse que hayan sido unos doscientos los soldados americanos que sorprendieron a los 500 mexicanos, y no puede creerse porque entraron en acción tres regimientos americanos de caballería: el séptimo, el décimo y el decimotercero. Cada regimiento no tiene menos de 500 soldados, de manera, que no menos de mil quinientos americanos fueron los que sorprendieron a los mexicanos.

Ahora bien en una acción de unas cinco horas de duración, una masa de mil quinientos hombres ofrece un gran blanco al tiro de 500 soldados, y si de estos 500 soldados, que en este caso son los villistas mueren 30, no es aventurado decir que, cuando menos, el doble de este número, unos 60 americanos, murieron en la acción y que el número de sus heridos, forzosamente tuvo que haber sido mayor de cuatro a no ser que los mexicanos carguen sus fusiles con alfajores.

Después de esta escaramuza, se ha sostenido una verdadera cacería para atrapar a Villa. Una nube de partidas de americanos recorren la Sierra en todas direcciones, y las noticias de los encuentros se multiplican en las columnas de los periódicos americanos; pero relatado todo de una manera vaga, y sin citar fechas, lugares o circunstancias, todo lo cual indica que se trata únicamente de animar al proletariado americano a que empuñe el fusil, al ver que con tanta facilidad son vencidos los mexicanos. Los periódicos americanos, invariablemente, dicen que en los encuentros han muerto tantos o cuantos mexicanos, y por parte de las fuerzas americanas ni un solo herido resulta. Contando todos los muertos habidos en los innumerables encuentros entre mexicanos y americanos, el Herald del día 4 de este mes dice que 300 mexicanos han perecido y unos 200 han sido hechos prisioneros. Ni un muerto americano. Lo dicho: los americanos son de hierro, o los mexicanos se divierten tirándoles a las moscas mientras reciben el fuego graneado de los soldados del Tío Samuel.

Ha corrido el rumor de que Villa resultó gravemente herido en la acción de Ciudad Guerrero; pero el rumor ha resultado falso. Ahora, nadie sabe donde está Villa. Algunos suponen que intenta tomar la ciudad de Chihuahua, y Dodd se ha encaminado hacia ese rumbo con la esperanza de interceptarle el paso. Un formidable combate se dice que está siendo librado entre Chihuahua y Ciudad Guerrero.

Otros aseguran que Villa se dirige hacia Parral y que les lleva a las fuerzas americanas algunos días de delantera. Pershing ha establecido su cuartel general en Ciudad Guerrero.

Gran ansiedad se manifiesta en los círculos militares americanos, por la circunstancia de que ya no son suficientes los 10.000 soldados americanos para llevar adelante la campaña, tanto porque aumentando en longitud constantemente la línea de comunicación de Columbus lugar en que se encuentran las fuerzas expedicionarias más avanzadas, hay que aumentar, también, el número de soldados que protejan esa línea de comunicación, cuanto porque cada vez se hace más extenso el territorio en que se está llevando a cabo la campaña contra las guerrillas mexicanas esparcidas por todas partes.

Además, por la Ascensión, mexicanos armados se están congregando, según los periódicos burgueses, para atrapar los convoyes americanos, y como el mismo peligro existe por otras partes de la línea de comunicación, el gobierno americano se ha visto en la necesidad de hacer custodiar los convoyes con numerosos soldados.

Para reforzar la expedición de Pershing han cruzado más batallones americanos la línea mexicana. Unas semanas más y todas las fuerzas federales americanas que se encuentran a lo largo de la frontera, tendría que ver internadas a México, y ocuparán su lugar las milicias en los Estados.

Las autoridades militares han perdido la esperanza de capturar a Villa en unos cuantos días, y consideran ahora que se trata de un asunto que durara meses, pues Villa se acerca a gran prisa al Estado de Durango, donde encontrará las fuerzas de Canuto Reyes, Calixto Contreras y los hermanos Arrieta.

Un rumor ha venido a aumentar la gravedad de la situación de Wilson y de Carranza. Se dice que Obregón trata de dar un golpe militar, destronando a Carranza y oponiéndose a que continúen invadiendo a México las fuerzas americanas.

La situación del pobre Barbas de Chivo es crítica, muy crítica. ¡El pobre diablo soñaba con que las bayonetas americanas lo sostendrían!

Dícese que Obregón ha dispuesto la posesión de fuerzas carrancistas, que en la realidad son obregonistas, de tal manera, que induce a pensar que trata de cargar contra las fuerzas americanas.

También se dice que cerca de la línea de comunicación del ejercito americano, tiene Obregón 25,000 hombres.

Las autoridades militares americanas confiesan que Villa ha podido escapar gracias a las informaciones contradictorias que dan los habitantes de la región serrana sobre su paradero.

Parece que Carranza, temeroso de que Obregón lo cuelgue de un poste telegráfico por haber permitido que entrasen a México las fuerzas americanas, está dispuesto a pedirle a Wilson que retire sus fuerzas. Se tiene por seguro que Carranza hará esa petición, por la declaración que el Cónsul carrancista en El Paso, Andrés García1, hizo el día 6 de este mes a los representantes de la prensa. He aquí algunas palabras de las de García: “Es mi opinión que no hay necesidad de que los americanos sigan adelante la campaña. Si fuerzas americanas continúan marchando hacia el interior de México, pueden ocurrir disturbios. Las fuerzas americanas han hecho lo que han podido. Ahora, deben salirse inmediatamente. El trabajo entre el gobierno americano y Carranza, expresa que las fuerzas americanas deben salir del país cuando pierdan las huellas de Villa.”

Esta declaración de García indica que Carranza, amedrentado por la actitud de Obregón y por el descontento del pueblo por su debilidad de haber permitido el paso de fuerzas americanas a territorio mexicano, trata ahora de ganarse la simpatía popular impidiendo que siga adelante la marcha de las fuerzas americanas, las que se encuentran ya a 350 millas al Sur de la frontera.

Por lo pronto, Pershing no va a enviar más adelante sus fuerzas, porque sin el uso de los ferrocarriles, el problema del aprovisionamiento se hace más difícil de resolver, Carranza, a pesar de su estrecha amistad con Wilson, no se ha atrevido a dar el permiso para que las fuerzas americanas hagan uso de los ferrocarriles, temeroso de disgustar todavía más al pueblo mexicano.

Se dice que Villa se encuentra en El Saucillo, 100 millas al Sudeste de la ciudad de Chihuahua, donde una gran fuerza de simpatizadores se ha reunido.

Pershing pide refuerzos, pues lo que los americanos consideran como una derrota de los mexicanos en San Gerónimo, ha dado como resultado que los pequeños grupos de mexicanos que se esparcieron por la serranía, han aumentado considerablemente su fuerza con nuevos voluntarios.

Las últimas noticias que aparecen en los diarios del día 7 de este mes, dan como seguro que Villa se encuentra ya a unas cuantas millas de la ciudad de Parral, y que se le han unido 2,000 hombres en aquella región.

Las fuerzas americanas se encuentran por Satevo, 70 millas al Noroeste del Parral.

En un telegrama que Álvaro Obregón envío el 6 de este mes a Andrés García, el Cónsul carrancista en El Paso, se ve que, según Obregón, las fuerzas americanas deberían comprender que su misión ha terminado, con lo que se entiende que a Carranza ya le llega la lumbre a los aparejos con el descontento popular y que prefiere ahora romper con Wilson, mejor que verse aplastado por el pueblo mexicano: pero ya es tarde. Esa conversión de última hora a la causa del pueblo no puede borrar su traición.

La actitud de Wilson dependerá de lo que le ordenen los capitalistas americanos. Si los capitalistas le ordenan que mantenga en México las fuerzas americanas, éstas se quedarán allá; pero entonces comenzará una guerra gigantesca entre México y los Estados Unidos, cuyo resultado no es posible predecir.

Manuel Saavedra


1 Andrés G. García. Político coahuilense. Se desempeñó como cónsul de México en El Paso, representando al gobierno de Carranza. Fungió también como administrador de correos. En 1917 fue ascendido a  Inspector general de Consulados de México en Estados Unidos. Fungió como representante legal de la rebelión escobarista en 1929.

Si Carranza fuera sincero, apoyaría a los trabajadores que procuran su mejoramiento; pero no es así. Lo que en realidad procura Carranza es proteger a las compañías, al burgués, como se desprende de las siguientes palabras del Manifiesto de González1: “…el gobierno debe reconocer los derechos de… las compañías que piden auxilio para obligar a que sus derechos sean respetados y sus propiedades sean protegidas.”

Carranza no puede ayudar al mismo tiempo a los trabajadores y a los capitalistas. No se puede ser simultáneamente amigo del capital y el trabajo. Si se apoya a uno se perjudica a otro, porque lo que aprovecha al trabajador, perjudica al capitalista y viceversa, lo que aprovecha al capitalista, perjudica al trabajador.

*          *          *

Quien diga que pueden armonizarse los intereses de la clase trabajadora y las de la clase capitalista, miente. El Capital puede subsistir por el sacrificio del Trabajo, el capitalista no puede acumular riquezas sin hacer sudar en su provecho al trabajador. Si el trabajador se resiste a ser explotado, el capitalista se perjudica. Se trata, por lo mismo, de intereses irreconciliables, enemigos forzosamente los unos de los otros.

Así, pues, al volar el carrancismo en auxilio de las compañías para que sus derechos sean respetados y protegidas sus propiedades lo hace en perjuicio de los derechos de los trabajadores, y sus palabras de “reconoce y respeta la justicia que asiste a los trabajadores cuando procuran su mejoramiento,” son una bofetada con que cruza el rostro de la plebe en pago de la sangre por esta derramada para encumbrarlo.

*          *          *

Los obreros que tomaron las armas bajo la bandera carrancista, lo hicieron en la inteligencia de que iban a ser apoyados en su lucha contra la burguesía. No se les hizo ver entonces que el carrancismo tenía que proteger los intereses de los capitalistas. Por el contrario, en la tribuna, en el periódico, en el folleto, en el guardacantón, en medio del campamento, en la plaza pública, en la calle, en todas partes, oradores carrancistas herían los oídos de las multitudes, y los periodistas escribían largos artículos contra los burgueses, reivindicando los derechos de los trabajadores de gozar del producto íntegro de su trabajo. Entonces no se hablaba del derecho que tiene el burgués de que sus propiedades sean protegidas, como que se trataba de reunir en torno de la bandera carrancista a la multitud ávida de libertad económica, sedienta de bienestar y de justicia. Entonces; en todos los tonos, se denunciaba al burgués como un ladrón… para protegerlo al día siguiente de aquel en que Wilson y Carranza se estrecharon las manos en señal de una común inteligencia para matar la Revolución.

*          *          *

Un leader, como Carranza, que debe a la violencia el haber podido descollar entre los demás; un individuo que debe su momentánea preponderancia al empleo de la fuerza, viene predicando ahora el uso de procedimientos pacíficos para que los trabajadores obtengan el mejoramiento a que aspiran. Dice que los huelguistas no tienen derecho a hacer uso de la violencia contra aquellos de sus compañeros que no aprueban sus procedimientos y quieran continuar en el trabajo. Los trabajadores no echan mano de la violencia porque encuentren algún placer en ello. Lo hacen por necesidad. Primero invitan fraternalmente a sus hermanos de cadenas a que se les unan en la lucha por el interés común; apelan a la razón de sus compañeros de fatiga para que hagan causa común con los de su clase; les tocan sus sentimientos más delicados; hacen elocuentes llamamientos a su honor, a su dignidad, a su decoro; les hacen observar lo que sufre la familia: la compañera amorosa, los inocentes hijos, los ancianos débiles padres, todos los seres adorables y tiernos que dan calor y alegría al humilde hogar proletario, y sólo recurren a la violencia, cuando ni palabras ni razones tienen fuerza alguna para hacer que se les unan los que están conformes con su vida de mulos aporreados y envilecidos.

Sólo entonces es cuando los trabajadores dignos, los que aspiran a conquistar el mejoramiento o la emancipación de su clase, hacen uso de la violencia contra sus compañeros de fatigas, que con su indiferencia ayudan a la burguesía en su obra de explotación y de tiranía.

Si Carranza fuera honrado, en vez de condenar el uso de la violencia por los trabajadores, debería aplaudirlo, debería estimularlo, debería fomentar sentimientos de rebeldía y de protesta, sin los cuales no podrá lograr su emancipación la clase trabajadora, porque no es posible arrancar la riqueza social de las garras de la burguesía, cruzándose de brazos.

Si Carranza fuera honrado, ya que condena la violencia, cuando de ella hacen uso los proletarios, debería condenarla también cuando a ella apelan los políticos para encumbrarse al poder. Debería comenzar por condenarse a sí mismo.

La violencia, empleada por los trabajadores, es justa, porque se emplea en beneficio de la humanidad entera. Los problemas obreros son problemas humanos por excelencia, problemas que resultan de este hecho: la opresión, en cuya desaparición está interesada la justicia; la justicia, aspiración común a todos los seres humanos. La causa de los trabajadores, es la causa de la humanidad.

(Continuará)

Celso Marquina


1 Manifiesto de González

Este número de Regeneración y probablemente el siguiente, circularan todavía como artículos de segunda clase, pues no se decidió la suerte del querido periódico el día 4 de este mes. El  Departamento de Correos, en Washington, ha decidido darnos una oportunidad para que demostremos que el periódico debe de gozar de la franquicia del registro como articulo de segunda clase.

 

Dicen los del Departamento General de Correo que Regeneración  no es un periódico que pueda ser considerado como tal por la ley, porque profesa métodos incendiarios y destructores. Así nos lo comunican oficialmente las autoridades postales, y nosotros, a nuestra vez, lo comunicamos a la prensa obrera en general y a la I.W.W y anarquista en particular, porque todos los periódicos que luchan por el mejoramiento o emancipación total de la clase trabajadora, serán suprimidos burocráticamente, tarde o temprano, si se suprime esta vez a Regeneración.

 

La clase capitalista americana está inquieta. Por dondequiera que tiende la vista, observa signos inequívocos del descontento popular; el aire está cargado de protestas; en sus oídos todavía repercuten los disparos de los mineros de West Virginia; no se ha apagado el eco de las fusilerías de Colorado, y de las flamas de Youngstown descubren los puños apretados del proletariado que se ciernen amenazadores sobre las cabezas de sus tiranos.

 

El descontento popular crece, y con el aumento la inquietud de los señores de la burguesía, y el proceso de Regeneración, la hostilidad contra Revolt1, las clínicas para suprimir The Alarm2 y los atentados contra The Blast,3 prueban que nuestros amos han iniciado un periodo de represión que comienza con el encarcelamiento de los que denuncian los crímenes del sistema capitalista y con la persecución a la libertad del pensamiento, y que puede terminar con el asesinato legal o ilegal, que para el caso es lo mismo, de los que tenemos la audacia de ver al enemigo frente a frente.

Llamamos fuertemente la atención de la prensa obrera de todos los matices, sobre la aclaración de las autoridades postales de que Regeneración no es un periódico que pueda ser considerado como tal por la ley, por que procesa métodos incendiarios y destructores. ¿Están, siquiera, dentro de la ley, esas autoridades postales, que de manera tan audaz asaltan el derecho que tenemos todos los seres humanos de manifestar nuestras ideas?  No; como autoridades que son, se ponen fuera de la ley, se encaraman sobre la ley, como si estuvieran ansiosas de darnos la razón a los anarquistas que afirmamos que gobierno es tiranía.

Se ponen sobre la lay las autoridades postales, porque no tienen razón para coartar la libertad del pensamiento. Si las leyes postales facultan a los empleados de Correos a actuar contra la libre emisión del pensamiento, esas leyes son anticonstitucionales, como se desprende de la letra y del espíritu del precepto constitucional que ampara la libre emisión de las ideas. El artículo primero de las reformas a la Constitución de los Estados Unidos es bastante explicito, y dice así: “El Congreso no hará leyes ….que pongan trabas a la libertad de palabra o de prensa”

El Departamento General de Correos, por lo mismo, ni tuvo derecho para causar el arresto de los compañeros Magón, ni tiene autoridad para retirarle a Regeneración el privilegio de circular por las estafetas como articulo de segunda clase, fundándose en que este periódico profesa métodos incendiarios y destructores.

Si Regeneración queda vencido en esta lucha desigual que esta sostenido contra la tiranía, su derrota será la sentencia de muerte para todos los periódicos obreros que molesten la digestión de nuestros amos, por que bastará que a cualquiera empleado de Correos, con menos sesos que un ostión, se le ocurra declarar incendiaria y destructora su literatura, para que se inicien procesos contra ellos y se les retire el registro de segunda clase, lo que significa prisión para sus redactores y muerte económica para las publicaciones.

Esperamos que la empresa obrera toda, sin distinción de credos, tomará nota de lo que trama contra Regeneración. No nos cansaremos de repetir una y mil veces, que no se trata en este caso de personalidad: se trata de algo mas grande: de la libertad del pensamiento en peligro de morir en este país en las manos de una burocracia incompetente para poder juzgar las concepciones del cerebro humano.

El caso de Regeneración, es un caso que concierne a todos.

Colegas: ¡a luchad! Queda libertad del pensamiento no quede a merced del estrecho criterio de un empleado de correos.

Debemos defender todos la libertad del pensamiento. Desheredados; ¡esa es nuestra arma! Si permitimos que nos arrebate, cometemos un suicidio.

Celso Marquina


1 Revolt. “The voice of the militant worker”. San Francisco, Cal. (1911-1912) Thomas Mooney, director. Editores: Austin Lewis, William McDewitt y Nathan L. Griest. Semanario socialista, órgano de la sección californiana del Partido Socialista de Estados Unidos

2 Refiérese a The Alarm. Revista anarquista editada en Chicago entre 1915 y 1916 por Lucy E. Parson y V. Dolen. Entre sus colaboradores estaban Aaron Baron, William T. Brown George Duval, Nina Van Zandt Spies y Wayne Walden. Una de sus causas fue apoyo a la causa de la JOPLM. En su número 8 de mayo de 1916 apareció el artículo “Mexico and the Magons.”, de George Duval.

3 The Blast. Publicación anarquista editada por Alexander Berkman, en San Francisco, California. Se editaron 29 entregas. La primera apreció el 15 de enero de 1916 y la última el 5 de junio de 1917, cuando su editor fue encarcelado y deportado por su oposición a la guerra. Entre sus colaboradores estuvieron Emma Goldman, Margaret Sanger, Charles Erskine, Scott Wood, Sara Bard Fiel, Tom Mooney, Enrique Flores Magón y los caricaturistas Robert Minor y Ludovico Caminita. The Blast apoyó la causa de los editores de Regeneración y contribuyó a las campañas de la defensa de Ricardo y Enrique Flores Magón, cuando estuvieron presos. En sus páginas parecieron los artículos: “Reflectios: The Magón Case” y ”Reflectios: Hail to the Magóns!”, de Alexandrr Berkman, y “Think of the Magóns.” De Edgcumb Pinchon. En el nñumero 22 de revista, correspondiente al 1 de diciembre de 1916, Enrique Flores Magón publicó el texto “Carranza’s Doom”.

La situación ha llegado a un punto que fue fácil de preverse desde un principio: una vez en México las fuerzas americanas, sería después muy difícil obtener que salieran del país. Esto es lo que acontece actualmente. En vez de regresar a los Estados Unidos las fuerzas invasoras, continúan su marcha hacia el interior de México. Las fuerzas más avanzadas que son las de los coroneles Dodd y Slocum, llegan a la frontera Sur del Estado de Chihuahua, 400 millas al sur de la línea divisoria con los Estados Unidos.

Se creía que Villa tomaría la ciudad del Parral; pero se paso de largo y ahora se encuentra ya en territorio del Estado de Durango.

Carranza se espanta ahora de su propia obra y pregunta tímidamente al Secretario de Estado Lansing1 que tanto tiempo se intenta tener en México al ejército americano, y Lansing no contesta la pregunta; pero por los preparativos que se hacen para reforzar a Pershing, así como por el avance continuado de las fuerzas invasoras, se comprende que el gobierno americano no tiene la intención de desocupar el territorio ocupado por sus tropas.

La prensa ha hecho pública una carta que el Departamento de Guerra en Washington envío al general Funston, en la que se le daban instrucciones para la campaña que había de seguir contra Villa. La carta es de 10 de Marzo, un día después del ataque de los Villistas a Columbus. En esa carta se dice que “en todo caso, el trabajo de estas fuerzas (las invasoras) se tendrá por terminado tan pronto como se sepa que la banda o las bandas de Villa han sido dispersadas.

En San Gerónimo, primero, y en Ojo Caliente, después, según los datos de Dobb y de Brown, las bandas Villistas fueron derrotadas y disipadas. Según Obregón, y el Cónsul carrancistas García, de El Paso, las fuerzas americanas debieran haberse salido de México después de esos combates, o mejor escaramuzas; pero Funston no ha dado la orden de retirada siguiendo las instrucciones que se le dieron en la carta de 10 de Marzo, y las fuerzas americanas, como arriba decimos, en vez de volverse a su país, continúan avanzando a gran prisa hacia el Sur.

Muy significativas son las siguietes palabras del Senador demócrata por el Estado de Illinois, dichas en el Senado el día 8 de este mes: “Las fuerzas expedicionarias americanas no serán retiradas de México hasta que hayan cumplido su misión.”

Como su misión, conforme a las instrucciones que fueron dadas a Funston ya término, y sin embargo, las fuerzas no son retiradas, es de presumir que otra misión, cuya naturaleza se ha tenido en secreto hasta aquí tienen que cumplir las fuerzas americanas. ¿Cuál es esa otra misión? ¿Será la de sostener a Carranza por medio de la fuerza, ya que el reconocimiento de su autoridad por los Estados Unidos no basta, para que el pueblo se arrodille a sus pies?

Lo cierto es que Villa Ha logrado pasar la línea divisoria de los Estados Unidos de Chihuahua y Durango, y según el cónsul García, se convino Entra Carranza y Wilson que las fuerzas americanas se retiraran de México, cuando Villa cruzara esa línea, a la que se le dio el nombre de “línea de la muerte”. Las fuerzas de los Estados Unidos , según García no deben de ir más adelante de esa línea ; pero por los preparativos que las fuerzas americanos hacen, parece que hay la intención de cruzarla, de continuar la persecución de Villa por tiempo indefinido y sin límites el territorio en que deba hacerse la persecución.

Las autoridades militares americanas insisten en que es absolutamente indispensable para las fuerzas invasoras hacer uso, ya no solamente del Ferrocarril del Noroeste, si no que también del Central. Pershing piensa que, al menos, debe de internarse otro cuerpo de ejército americano por Ojinaga para abrir una línea de comunicaciones entre Presidio, Texas, y la ciudad de Chihuahua, que seria 150 millas más corta que la que une a Columbus con el cuartel general americano en el Estado de Chihuahua.

El general Bell2, comandante de las fuerzas americanas que resguardan la frontera, negó los rumores que circulan sobre que probablemente serán retiradas las fuerzas americanas del territorio mexicano, y dijo “yo no creo que las fuerzas americanas salgan de México antes de que Villa sea prisionero.

Cándido Aguilar3, Ministro de Relaciones Exteriores del Gabinete de Carranza no ha dado ni dará permiso a las fuerzas americanas a que se usen los ferrocarriles mexicanos; pero la prensa americana del día 10 dice, que fuerzas de Pershing han tomado posesión del que corre de Parral a Mesa de Sandías.

Se rumora que Juan Banderas4, uno de los leaders del movimiento zapatista enviado al Sur para ayudar a Villa, llego a Rosario, Estado de Durango, donde lo encontró. Canuto Reyes camina a marchas forzadas para reforzar a Villa, quien se dice, marcha al frente de una columna de 4,000 hombres.

Mas batallones americanos entran a México por Palomas. A este respecto, dice el Herald del día 10 “:…. Gran presión se está ejerciendo sobre administración de Wilson para que retire las fuerzas de Pershing….pero Funston está enviando más hombres para el Sur, y todo indica que la persecución de Villa continuara hasta la ciudad de México, si es necesario.”

A la sola sospecha de que las fuerzas americanas pudieran ser retiradas de México, todos los que tienen intereses en que continúe la invasión han enviado a Washington sus protestas para que no se llame al ejército invasor. Los periódicos están haciendo campaña pro-intervención, voceando así los sentimientos de los capitalistas que quisieran la anexión de México a los Estados Unidos.

Viendo las cosas con seguridad, como deben ser vistas y estudiadas las crisis como la que actualmente se está desarrollando en las relaciones internacionales de los Estados Unidos y México, no es aventurado predecir que muy importantes acontecimientos están por venir.

Si las influencias que están fomentando la presente crisis internacional logran de Wilson que no retire las fuerzas americanas y sigue su marcha hacia el sur la fuerza invasora, Carranza se verá al fin en la necesidad de retirar, de hacer frente a la invasión no tanto porque él resienta como un insulto la invasión, cuanto por el temor de que el pueblo se rebele contra él y lo fusile.

Si eso sucediera, esto es, si Carranza se viera forzado a resistir la invasión, lo más posible sería que una guerra formidable envolviera a dos países, guerra que todavía es tiempo de evitar, que es posible evitarla, pues basta con que Wilson de por terminada la misión de las fuerzas americanas y las retire de México. Las instrucciones que el 10 de Marzo, dijo a Funston, abran el camino para retirar las fuerza invasoras, y dejen a los mexicanos que arreglen por si mismos sus propios asuntos.

Una guerra con México no es un asunto tan sencillo como lo creen los capitalistas que quieren agravar más la situación. Todavía es tiempo de evitarla.

Wilson podría solucionar, en último caso, la cuestión, de una manera sencillísima. Podría, por ejemplo, para satisfacer las ansias intervencionistas de los capitalistas y políticos, formar algunos regimientos con Rockefeller, Otis, Hearst, Gughemheim, Morgan, Fall y de más interesados en las riquezas de México, y substituirlos por las fuerzas de Pershing. Así se evitaría la guerra, porque ningún de esos señorones había de querer empuñar el fusil.

Manuel Saavedra.


1 Refiérese a Robert Lansing. (New York, 1864-Nueva York, 1928). Abogado. Secretario de Estado del gobierno demócrata de Woodrow Wilson entre 1915 y 1920. Fue consejero de la legación mexicana en Washington en 1894 y 1895. En 1915 fue el encargado de orquestar el reconocimiento de Venustiano Carranza como presidente de facto de México con las representaciones diplomáticas de Guatemala, Bolivia, Uruguay, Argentina, Brasil y Chile, lo que dio al acto un carácter panamericano y no sólo estadounidense. Tras el ataque villista a Columbus, negoció con el gobierno de Carranza todo lo concerniente a la Expedición Punitiva. Lansing fue el encargado de estudiar las posibles ligas entre los jefes constitucionalistas y el gobierno alemán y se dio a la misión de identificar al más adecuado de los revolucionarios para que ocupar la presidencia de México. Años después, en un artículo publicado en American Magazine de febrero de 1924, explicaría: “México es un país extraordinariamente fácil de dominar, porque basta con controlar a un solo hombre: el presidente.” En octubre de 1919, tras el obscuro secuestro del cónsul William Jenkins en Puebla, estuvo a favor de que Washington declarará la guerra a México. Por sus diferencias con Wilson, sobre éste y otros asuntos, como la creación de la Liga de las Naciones, fue separado del cargo de Secretario de Estado en 1920.

2 Refiérerse al general de Brigada George Bell Jr.

3 Refiérese a Cándido Aguilar Vargas. (1889-1960). Veracruzano. Subscriptor de Regeneración antes de 1906. Antirreleccionista, como tal firmó el Plan revolucionario de San Ricardo, Ver. Entró a la ciudad de México junto con Francisco I. Madero. Combatió la rebelión felicista en su natal Veracruz. Las compañías petroleras extranjeras se quejaron de su política fiscal y laboral, que consideraban lesiva a sus intereses. En 1914, nombrado gobernador de Veracruz, amenazó con la destrucción de los pozos petroleros y el fusilamiento de ciudadanos estadounidenses en caso de que el almirante Fletcher desembarcara sus tropas en el puerto de Tuxpan. A partir de marzo de 1916 fue nombrado Secretario de Relaciones Exteriores por Venustiano Carranza.  A la muerte de éste se exiló en Estados Unidos. Se unió a la revuelta delahuertista en 1923. Amnistiado por Lázaro Cárdenas. Se mantuvo activo en la política hasta su muerte en el exilio cubano en 1960.

4 Juan Banderas. Minero sinaloense (1872-1918). Forajido, por el asesinato de un capataz norteamericano. Protegido del oligarca local, minero y gobernador de Sinaloa, Diego Redo. Se unió al maderismo bajo el cobijo del comerciante culiacanense Amado A. Zazueta. Gobernador provisonal de Sinaloa, a pesar de la oposición de Francisco I. Madero. Encarcelado por órdenes de un Madero ya presidente, se unió al Plan de Ayala. Fue Jefe de operaciones del Ejército Libertador en el Distrito Federal. Por desacuerdos militares abandonó el zapatismo y se sumó al villismo. En enero de 1916 se rindió a las fuerzas carrancistas y se incorporó a su ejercito en mayo de 1917. Antes de incorporase a la campaña en contra de Zapata, fue asesinado en la ciudad de México.

Por fin, Carranza haciendo de tripas corazón, se decidió a pedir a Wilson que retire las fuerzas americanas que han invadido el territorio mexicano.

Ante la posible repetición de la tragedia del Cerro de las Campanas, Carranza Prefiere soltarse de la mano que lo sostenía y se echa a nadar a favor de la corriente, con la esperanza de salvar el pellejo y de reconquistar su perdido prestigio haciendo ahora el papel de patriota.

 

Carranza es un oportunista, Cuando Díaz estrangulaba al pueblo mexicano con mano de hierro, Carranza considero oportuno estar del lado del tirano y fue uno de sus perros más fieles. Después cuando el trono del tirano vacilaba, Carranza vio que era oportuno cambiar chaqueta, y se hizo maderista, con lo que se gano el puesto de Gobernador del Estado de Coahuila. Más tarde cuando el pobre Enano caía herido de muerte en una obscura calleja de la ciudad de México, Carranza tendió el hocico al viento y olfateó, y comprendiendo que no se le presentaría mejor oportunidad para ganar la Silla Presidencial, se hizo revolucionario. Se habría estrellado en su aventura si Pancho Villa no se hubiera levantado también en armas contra Huerta. Oportunista redomado, Carranza consideró oportuno ligarse con Villa para que este hiciera el trabajo y él, Carranza, se aprovechara de él. Con unos cuantos golpes de audacia, resquebraja Villa el trono de Huerta, y el brillo de su nombre comenzaba a opacar la fama artificial de Carranza. Entonces creyó este oportuno romper con Villa y seguir el negocio por su cuenta. Odiaba, como buen burgués, a los trabajadores, a la plebe, a los pelados, pero sin la fuerza de Villa, el negrero de Cuatro Ciénagas no valía un serenado cacahuate, por lo que, creyéndolo oportuno, compro algunos miserables leaders obreros, a quienes tuvo a sueldo, y declaro que comenzaba la Revolución. Las masas se agruparon en torno del farsante y este logró adquirir una fuerza extraordinaria; pero no lograba conseguir lo que es indispensable a todo gobierno el reconocimiento de su tiranía por los tiranos extranjeros. Estos tiranos consideraban a Carranza demasiado radical. Más; siempre oportunista, para lograr sentarse al fin a sus anchas en el Sillón Presidencial, Carranza dio un puntapié por el trasero a los trabajadores, y arrodillándose ante Woodrow Wiison, entona el «mea culpa», y prometió poner a México en las mismas condiciones en que estaba bajo el reinado de Porfirio Díaz. El reconocimiento de su gobierno fue otorgado de la noche a la mañana. México. Como en los tiempos de Díaz. iba a ser una vez mas el sabroso pastel que devorarían los burgueses de todos los colores, nacionales y extranjeros, y el pueblo mexicano continuaría royéndose los codos de hambre, encorvado en el trabajo para la felicidad de sus verdugos sin otro porvenir que la miseria, la humillación, el maltrato, el desprecio, el bofetón, la saliva….. .y el sepulcro, ¡el único sitio de descanso para el que en vida ha puesto sus músculos y su cerebro al servicio de los señores de la burguesía!

Viene el incidente de Columbus. Las fuerzas americanas invaden México; Carranza no cree oportuno oponerse a la invasión, temeroso de que Wilson se disguste con él y lo abandone a su suerte. Para evitar que el pueblo se encolerice y se levante contra los invasores, ordena a sus periódicos que no digan una sola palabra sobre el asunto; pero el ejército americano avanza, avanza, avanza sin cesar hacia el corazón de México; la gente se alarma y comienzan a circular rumores siniestros; Carranza es presa de pesadillas angustiosas noche por noche; se levanta del lecho y lo primero con que tropiezan sus ojos, es con la mole del Cerro de las Campanas, evocadora de saludables recuerdos para los que traicionan la libertad del pueblo. Entonces cree oportuno oponerse a la invasión y con fecha 12 de este mes envía al Secretario de Estado, Lansing, para que se la enseñe a Wilson, una comunicación en la que pide que las fuerzas americanas sean retiradas de México.

 

La comunicación hace el efecto de una bomba en la Casa Blanca. ¡Caramba, nadie se esperaba tal cosa de Carranza! Wilson, se jala las cuatro mechas que adornan su reluciente cuero cuasi-cabelludo; Lansing, patalea; unos opinan porque se conteste con una bravata a la nota de Barbas de Chivo; otros, porque se le haga un «viejo de petate», pero la cosa es seria ¡qué caramba! ¡Vaya, si es seria! Y todos meditan y meditan y no encuentran como salir del paso. El Senador Borah1, la boca llena de tabaco, dice entre dientes: «la nota» de Carranza es en extremo insultante. “Escupe un líquido que tiene particular semejanza con las aguas de un caño”, y prosigue entre dientes a modo de gruñido: «Si yo fuera Wilson, notificaría a Carranza que vamos a tener las tropas en México hasta que se nos hinchen las narices.»

 

Lo cierto es que la situación es delicada. Una guerra entre México y los Estados Unidos puede comenzar de un momento a otro, si no se salen del país las fuerzas americanas.

Las fuerzas americanas tendrán que salir de México, pues su situación es muy difícil. Las fuerzas carrancistas están dispuestas de tal manera, que en un momento dado pueden cortar la línea de comunicación de Pershing en varias partes, aislando por completo al ejército americano.

 

Una fuerza de caballería americana, al mando del coronel Sloeum, entró a Parral el día 13 después del medio día. El pueblo protestó y una lucha se entabló entre el pueblo y la fuerza invasora, resultando muchos muertos y heridos por ambos lados. La fuerza carrancista que guarnece la plaza, no disparó un solo tiro contra los invasores, lo que prueba una vez más que los ejércitos no son creados, como se hace entender al pueblo, para defender el territorio nacional, sino para impedir que el proletariado atente contra los bienes que detentan los ricos. En las guerras que resultan de la invasión de un territorio, es el pueblo el que se apresta a rechazar la invasión, no el ejército. En el levantamiento del pueblo del Parral contra la invasión, la guarnición carrancista apuntó sus fusiles contra el pueblo para que éste desistiera de su resistencia. Se dice que la lucha continúa.

 

Corre el rumor de que Obregón tiene planeado de comenzar un ataque general contra las fuerzas invasoras el día de mañana, domingo 16. Al efecto, las fuerzas leales a Obregón, se están moviendo de los Estados de Sonora y Chihuahua con dirección a la línea de comunicaciones del ejército americano, con el fin de cortarla.

 

Las fuerzas de Pershing, numeran unos 12,000 soldados. Estas fuerzas están rodeadas en todos sentidos por fuerzas de Carranza de la manera siguiente: general Luis Gutiérrez, ciudad de Chihuahua, con 3, 500 hombres; general Francisco Gómez, noroeste de Chihuahua, con 5,000; general Elías Calles, norte de Sonora, con 12 000; general Luis Herrera, Satevo, con 1,200; general Gabriel Gavira, Ciudad Juárez, con 1,800; general Francisco Bertani, Madera, con 8OO; general Juan Cavazos, Guerrero, con.5, 000; general Rafael Dávila, Casas Grandes, con 1,200. Aparte de estas fuerzas carrancistas, los hermanos Arrieta, en el Norte de Durango, se opondrán a la invasión con 3,000 hombres. Francisco Villa, con unos 2 000 hombres se encuentra también en el Norte de Durango.

 

Como se ve, las fuerzas americanas no tienen otro recurso que retirarse. De lo contrario sufrirán una aplastante derrota. Wilson no se ha decidido aun a retirar las fuerzas. Hay mucha oposición entre los políticos americanos a que se retiren las fuerzas invasoras, como que no son ellos, ni los burgueses que las envían. los que perderán la vida.

 

Manuel Saavedra


1 Refiérese a William E. Borah (1865-1940). Abogado de filiación republicana y de posturas aislacionistas. , senador por Idaho. Fiscal en el juicio contra el sindicalista Bill Haywood, acusado del asesinato del gobernador de Idaho en 1907. Tras el fin de la Primera Guerra Munidal, se opuso al Tratado de Versalles y promovió el reconocimiento de La Unión Soviética. El abogado de RFM, Harry Weinberger buscó, hacia 1922, infructuosamente que intercediera  por la libertad de Magón.

Carranza quisiera, como todos los tiranos, que nadie se moviera sin su permiso; que todo se le consultase; que muriera toda iniciativa individual o colectiva. En sus delirios de grandeza, creyó que los obreros iban a cruzarse de brazos esperando que el gobierno se dignase hacer algo por ellos; pero los obreros, en vez de cruzarse de brazos, inician una guerra industrial contra los capitalistas; las huelgas se multiplican; los actos de sabotaje hacen temblar a la burguesía; los esquiroles reciben saludables consejos de los puños de los obreros que tienen vergüenza; el trabajo se paraliza en extensos distritos; la burguesía, espantada ante la huelga que se generaliza en todo el país y amenaza con el paro de todas las industrias, grita pidiendo auxilio al gobierno, y el gobierno, cuya única misión, cualquiera que sea su forma y quienquiera que sea su representante, que en este caso es Carranza, al menos para el territorio semi-controlado por sus esbirros, tiene que estar siempre de parte de la clase capitalista, amenaza con la pena de muerte a los trabajadores dignos, que luchan en el terreno económico por arrancar de sus amos ventajas para su clase.

*          *          *

El farsante, que al verse próximo a ser aplastado por las fuerzas de Zapata y de Villa, salió a escape de la ciudad de México para refugiarse en Veracruz, donde con el fin de atraerse a los trabajadores de las ciudades, declaró en diciembre de 1914 que entonces comenzaba la Revolución Social, niega ahora a los obreros hasta el derecho a arreglar las huelgas por su propia cuenta.

Para engañar a los obreros, Carranza comenzó por soltar una mentira, porque no comenzó la Revolución Social en 1914. La Revolución Social comenzó en septiembre de 1906, cuando los miembros del Partido Liberal Mexicano se levantaron en armas contra las condiciones económicas, políticas y sociales que existían bajo la dictadura de Porfirio Díaz. El movimiento revolucionario actual, no es más que la continuación del movimiento iniciado en Jiménez y Acayucan.

*          *          *

He aquí las palabras de Carranza, repetidas por su fonógrafo, Pablo González, por las que se entera uno de la inquina que siente por toda actividad obrera: “El constante esfuerzo de los agitadores profesionales, que generalmente no son ni trabajadores ni mexicanos, tiende a que los trabajadores se aprovechen de las presentes circunstancias para obligar a que se les hagan concesiones, so pena de señalar al que se opone a sus exageradas demandas, como un reaccionario enemigo de la Revolución.”

Así habla ahora el payaso que se declaró en Veracruz, campeón de la Revolución Social. ¡Un campeón de la Revolución Social que ve con disgusto que algunos de los agitadores obreros no son mexicanos!

La causa del Trabajo no reconoce razas ni fronteras. La causa del Trabajo es universal. El trabajador es siempre explotado en México como en Estados Unidos, en Inglaterra como en Francia, en España como en Italia. Dondequiera que exista el sistema de la propiedad privada o individual, tiene que haber una clase social sometida a otra, la clase desposeída aplastada por la clase poseedora, la clase trabajadora pisoteada por la clase capitalista.

*          *          *

El mismo problema que tiene enfrente el trabajador ruso, es el mismo que tiene que resolver el trabajador alemán, austriaco o chino. Pero Venustiano Carranza no lo entiende así. Cree el negrero que el problema que tiene que resolver el trabajador mexicano para conquistar su emancipación, es un problema mexicano, un problema estrechamente nacional, porque el viejo estúpido no comprende que la misma causa que hace sufrir al trabajador mexicano, es la misma, exactamente la misma, que hace desgraciados a todos los trabajadores del mundo, y que, por lo mismo los trabajadores de todos los países, unidos en la común desgracia, tienen que unirse para luchar contra el enemigo común: el sistema de la propiedad privada madre del principio de Autoridad.

*          *          *

Los trabajadores extranjeros que están agitando a los trabajadores en México, deben ser vistos con cariño, porque están cumpliendo con su dolor de proletarios. Mal harían esos trabajadores extranjeros, si se unieran al Capital, a la Autoridad y al Clero para oprimir, explotar y embrutecer a sus hermanos de clase.

Los proletarios de todas las razas, somos hermanos; los burgueses de todas las razas, son nuestros enemigos.

*          *          *

Lo que para nosotros los proletarios es una virtud, es un crimen para vuestros amos, lo que demuestra con toda claridad que las dos clases sociales, la de los trabajadores y la de los capitalistas, tienen intereses opuestos. Por eso vemos que Carranza condena la actividad de los agitadores proletarios, mientras nosotros, los pobres, la vemos con cariño, porque son los agitadores los que con su palabra y con sus actos sacuden nuestra indiferencia despiertan en el fondo de nuestro ser ansias de libertad, vehementes sentimientos de justicia, abren nuestros ojos a la luz de la Verdad que disipa de nuestro cerebro las sombras que amontonaron en él la escuela oficial, el sacerdote y la tradición, y encienden en nuestro pecho esa lumbre sagrada que hace marchar a la humanidad hacia su glorioso destino: ¡la rebeldía!

Esa es la obra de los agitadores. ¿Tiene algo de extraño que los malvados la consideren criminal? El que tiene interés en que perdure un sistema que permite a unos cuantos aprovecharse del sacrificio del mayor número, tiene forzosamente que odiar a los agitadores.

Carranza se queja de que el “esfuerzo constante de los agitadores tiende a que los trabajadores se aprovechen de las circunstancias, para obligar a que se les hagan concesiones”, y la queja de Carranza solamente tendrá eco entre sus amos, los burgueses, de los cuales es leal perro: pero entre los trabajadores inteligentes esa queja es la mejor prueba que puede presentar a sus hermanos de clase, para convencerlos de que el gobierno es el guardián de los intereses de la clase capitalista. El disgusto de Carranza nace del hecho de que se perjudican los burgueses con las demandas de los trabajadores.

(Continuará)

Celso Marquina

Muchos son todavía los que creen que el gobierno es necesario para que el débil no sea aplastado por el fuerte.

El atentando que está llevando a cabo contra los camaradas Magón, prueba que el gobierno, cualquiera que sea su forma, no es otra cosa que el apoyo del fuerte y el azote del débil.

Nuestros camaradas presos están acusados de incitar, por medio de sus escritos en Regeneración, a cometer los delitos de homicidio e incendiarismo. Llevan ya más de dos meses de estar encarcelados sujetos a humillaciones y las torturas de todo género que las autoridades federales les infligen a cada instante, mientras llega el momento de ser llevados ante un jurado formado por burgueses que los condenará a pasar cinco años de su vida dentro de los muros de una penitenciaría, pues esa es la pena que el Fiscal pide contra ellos, y lo que pide el Fiscal lo aprueba el Juez.

En cambio, William Randolph Hearst, el millonario propietario de grandes periódicos de Estados Unidos, y que es uno de los capitalistas americanos que poseen en México millones de acres de tierra, pasea en automóvil, derrocha el dinero que hace sudar a sus esclavos, goza de libertad y de toda clase de placeres, a pesar de excitar en sus periódicos que se asesine al pueblo mexicano.

Hearst se lamenta de que Wilson no tenga el nervio necesario para tratar a los mexicanos con mas rudeza de como lo ha estado haciendo. Se lamenta, también, de que los soldados invasores estén sufriendo hambre y desnudez y pregunta por qué, responderse de esta manera, según puede verse en The Los Angeles Examiner, el 15 de este mes: “Porque Venustiano Carranza, el presidentillo impuesto por Wilson en México, no quiere permitir al gobierno de los Estados Unidos que envíe vituallas y vestidos a sus soldados, o que transporte a éstos, por medio de los ferrocarriles del Norte de México, y porque no hay decisión ni valor ni sentido común en Mr. Wilson y su Gabinete, para decir a Venustiano Carranza que se vaya al diablo con su insolencia, y decir al mismo tiempo a Funston que tome posesión de los ferrocarriles para la seguridad y el éxito de nuestro ejército, y QUE MATE ACUALQUIERA QUE TRATE DE OPONERSELE”.

Esta directa incitación al asesinato, no ha sido denunciada por ruborosos empleados postales, ni el Gran Jurado que acuso a los compañeros Magón se ha espantado del crimen cometido por Hearst, ni el fiscal Gallagher ha pedido la friolera de cinco años para el delincuente, ni ha habido Juez que conozca del delito…… porque la Ley es siempre una prostituta que está a favor del que tiene dinero.

Hearst está excitando a que se mate a cualquiera que se oponga al acto de las tropas americanas de apoderarse de los ferrocarriles mexicanos y Hearst está libre.

Nuestros hermanos Magón aconsejan al pueblo mexicano a que no rinda las armas hasta que conquiste su independencia económica, y nuestros hermanos están encadenados en un calabozo.

Hearst, sirve a los capitalistas.

Los hermanos Magón sirven a los pobres.

Hearts, lucha por interés de los opresores.

Nuestros hermanos Magón, luchan por la libertad y el bienestar de los oprimidos.

Eso lo explica todo.

Celso Marquina

La Revolución que sacude al pueblo mexicano tuvo como origen la miserable condición en que dicho pueblo se encontró durante los últimos cuatrocientos años, bajo la triple tiranía del burgués, del sacerdote y del representante de la Autoridad. Para salvarse de esa tiranía, el desheredado empuñó el fusil, y es natural que considere como un reaccionario y un enemigo de la Revolución a todo aquel que se oponga a sus demandas, demandas que nunca pueden ser exageradas, como las ve Carranza, sino justas, justísimas.

En el caso de los obreros de las ciudades, sus demandas no son ni siquiera justas, porque justo sería que se apoderasen de las industrias para correrlas por su cuenta, sino que son modestas tímidas, humildes, pues que teniendo derecho a todo, como productores de la riqueza social, se conforman con una parte, una ínfima parte de lo que producen.

*          *          *

En las innumerables huelgas que han tenido lugar en México, de enero a esta parte, los trabajadores de las ciudades se han concentrado a pedir, invariablemente, aumento de salario y disminución de horas de trabajo. ¿Qué exageración hay en sus demandas? El trabajador tiene derecho a ganar el producto íntegro de su trabajo. ¿No es, por lo mismo, una demanda modestísima pedir al burgués que deje de robar unos cuantos centavos menos al pobre trabajador?

Y si se tiene en cuenta que la Revolución es la protesta violenta de los trabajadores mexicanos contra los que los oprimen y explotan y engañan, ¿hay algo de extraño en el hecho de que los trabajadores consideren como un reaccionario y un enemigo de la Revolución al que ponga trabas, ya no sólo a la emancipación total de la clase trabajadora, sino hasta al simple mejoramiento de su miserable condición?

*          *          *

El criterio estrechamente burgués de Carranza para apreciar los esfuerzos que hacen los trabajadores de las ciudades por mejorar su condición, ya que no para emanciparse resueltamente del yugo capitalista, explica con toda claridad ese odio que se tiene para los trabajadores del campo. Si le parecen exageradas las demandas de nuestros hermanos los trabajadores de las ciudades, que siguen respetando el derecho de propiedad privada o individual, ¿qué no le parecerá la acción del campesino, que desconociendo ese maldito derecho echa mano de la tierra que acaparan sus verdugos?

De ahí viene que Carranza sea el enemigo encarnizado del movimiento de Zapata, de Salgado1, de los yaquis y de la agitación formidable de los miembros del Partido Liberal Mexicano.

*          *          *

Consecuente con su deber de apoyar, de auxiliar, de beneficiar a todo trance a la clase capitalista, Carranza quiere desnaturalizar la Revolución, que es eminentemente proletaria, que se debió a la sacudida del proletario cansado de soportar el yugo, pretendiendo que es un movimiento de las dos clases sociales, con un mismo objeto, y que por lo mismo, las dos tienen derecho a beneficiarse de ella.

He aquí sus palabras: “Hay trabajadores ‘descontentos’ (la palabra “descontentos”, con comillas en el original, como para significar que el descontento es más bien aparente que real, y que sólo se trata de díscolos o de malas cabezas) que piensan: “nosotros somos la Revolución” (con comillas en el original), como el monarca megalómano que, aunque con tendencias contrarias proclamó: el Estado soy yo. “No (sigue diciendo Carranza), la Revolución no es, ni puede ser, el patrimonio de un grupo solamente. La Revolución es un movimiento de amplio carácter social, que si afecta de una manera importante a los trabajadores, debe igualmente afectar a otros y conservar, dentro de la libertad y la justicia, el orden de la sociedad.”

*          *          *

Pasamos por alto la burla majadera que hace Carranza de los trabajadores en la primera parte del trozo que acabamos de citar, burla sangrienta, en verdad, con que paga el tirano el sacrificio de los humildes que con su sangre lo encumbraron.

La Revolución, como más atrás decimos, es el resultado de la situación miserable en que se encontraba el trabajador, explotado por el amo, tiranizado por el gobernante, embrutecido por la clerigalla, sin otra esperanza que la muerte para libertarse de los tormentos de una vida cargada de deberes y desprovista de derechos.

No es la Revolución, como trata de hacerlo entender Carranza, el movimiento de protesta de las dos clases sociales, la de los trabajadores y la de los capitalistas, contra condiciones insoportables para ambas. Para el burgués, lo mismo es que impere un gobierno democrático, como una dictadura. Los derechos de propiedad son respetados. Puede sin trabas de ninguna clase, explotar a los desheredados y gozar del bienestar que proporciona la independencia económica, es libre, además, porque siendo dueño de la riqueza, es amo del gobierno, que como se sabe, no es otra cosa que el gendarme del Capital.

*          *          *

La clase capitalista no sufría; la clase capitalista, por el contrario, se encontraba a sus anchas, y en ese negro período de cuatrocientos años de explotación y de tiranía para el proletario mexicano, la clase capitalista gozó de los mismos privilegios y las mismas libertades bajo el gobierno colonial, como bajo la diversas administraciones del México independiente. El burgués fue siempre un burgués, esto es, un hombre satisfecho y libre sobre todos los gobiernos habidos en México, mientras el desheredado fue siempre desgraciado, lo mismo bajo la férula del Virrey que bajos las garras imperiales de Iturbide y Maximiliano. El proletario fue un esclavo bajo la bota militar de Bustamante, sus costados sangraron bajo la espuela de Santana y sus espaldas conservan los surcos que abriera en ellas el machete de Porfirio Díaz. Y bajo los gobiernos democráticos, democráticamente fue explotado, maltratado, fusilado, vejado por esos gobiernos liberales de Herrera2, de Arista3, de Juárez y de Lerdo.

*          *          *

La Revolución no es, pues, un movimiento de protesta de las dos clases sociales, contra condiciones insoportables, puesto que la clase capitalista no ha sufrido la tiranía. Es el pueblo pobre, es la plebe la que ha hecho la Revolución para salvarse de la miseria y la servidumbre, y como la Revolución perjudica los intereses de la clase capitalista, Carranza sale a la defensa de sus amos los burgueses volviendo la espalda al proletario que, en su sencillez, se sacrificó con la esperanza de tener un apoyo que lo defendiera de la rapacidad de sus explotadores.

(Continuará)

Celso Marquina


1 Jesús H. Salgado. (Teloloapan, Gro.,1873-1920). Ranchero y comerciante, se incorporó a la revolución en Apaxtla, Gro. Rompió con Madero y se incorporó al zapatismo. Se sumó al Plan de Ayala. Desarrolló sus actividades  desde Balsas hasta Tlapa y de Copalillo a San Marcos. Fue nombrado gobernador provisional de el Estado por la junta revolucionaria zapatista (1914). Murió combatiendo, con el grado de general de división, a las fuerzas de Venustiano Carranza cerca de Petatlán en la Sierra Madre del Sur. Regeneración siguió sistemáticamente su trayectoria y le llamaba “compañero”.

2 Refiérese a José Joaquín de Herrera (1972-1854). Presidente de México en tres ocasiones: del 12 al 21 de septiembre de1844, en sustitución temporal del general Valentín Canalizo. Del 6 de diciembre de 1844 al 30 de diciembre de 1845, durante su mandato se dio la anexión de Texas por Estados Unidos. 30 de mayo de 1848 al 15 de enero de 1951. En este último mandato impulso el proyecto de los liberales moderados.

3 Refiérese a José Mariano García de Arista Nuez (1802-1855). Presidente de México del 15 de enero de 1851 hasta el 5 de enero de 1853, fecha en que renunció.

Según Carranza, la Revolución ha de aprovechar igualmente a las dos clases sociales, cosa, en verdad, imposible, porque si aprovecha a la clase trabajadora, tiene que perjudicar a la clase capitalista, o de otro modo; si aprovecha a la clase capitalista, tiene que perjudicar a la clase trabajadora, por tener las dos clases intereses antagónicos entre sí, intereses que es imposible que fraternicen.

La Revolución Mexicana es la protesta de los pobres formulada de una manera violenta contra la explotación del rico y la tiranía del gobierno, y pretender ahora que esa Revolución no debe perjudicar a la clase capitalista, es un contrasentido, es querer que continúe existiendo la causa que la produjo, equivale a restaurar un orden de cosas contra el cual el pueblo se levantó en armas, es hacer retroceder el admirable movimiento mexicano a su punto de partida… para beneficio de explotadores y tiranos.

*          *          *

La Revolución se ha hecho para “conservar el orden en la sociedad” en el sentido que quiere Carranza, esto es, que continúe existiendo un sistema que condena al mayor número a trabajar en provecho de unos cuantos. Ese orden social burgués es el causante de la Revolución y debe desaparecer, o la clase trabajadora continuará siendo esclava.

*          *          *

Dice Carranza: “La idea revolucionaria no está reñida con el orden social.”

La idea revolucionaria no está reñida con un orden social que tenga como base la independencia económica del individuo; pero no es ese el orden social a que alude Carranza, no se refiere a un orden social basado en la igualdad, en la libertad y en la justicia, sino al orden burgués que se funda en la desigualdad y la tiranía, que es precisamente lo que la idea revolucionaria condena.

“Si la Revolución (sigue diciendo Carranza) ha combatido la tiranía de los capitalistas, no puede sancionar la tiranía de los proletarios, y esta tiranía es a la que están llegando ahora, especialmente los miembros de la Casa del Obrero Mundial, que no están satisfechos con las concesiones y beneficios que se les han hecho, sino que están multiplicando y exagerando sus demandas, hasta convertirlas en una especie de reproche contra las autoridades constitucionalistas que han sido sus aliadas resueltas y firmes sostenedoras.”

*          *          *

¡Tiranía del proletariado! Este es el grito cobarde que sale de la garganta del burgués cada vez que el esclavo pide una piltrafa de justicia, cuando tiene derecho a la justicia entera. ¡Tiranía del proletariado! ¡Valiente tiranía la del que ruega, cuando tiene el derecho de imponerse!

Tiranía es la vuestra señores verdugos, que sin derecho mantenéis en la miseria y la servidumbre a los únicos dueños de la riqueza social: los trabajadores.

No habléis de la tiranía del pobre, gobernantes y burgueses; no añadáis la ironía a vuestro crimen ¡oh, tiranos! Tirano el vejado, el explotado, el oprimido ¡qué sarcasmo!

*          *          *

Tras la traición, la burla; tras la deslealtad, la mofa. Dar el título de exigente al trabajador que sombrero en mano pide que se le aumenten unos centavos más en su salario, para llevar un puñado más de frijoles a la hambrienta familia, es una burla que nuestros hermanos deben tener en cuenta. No hay que pedir, hermanos: hay que tomar. La afrenta de que sois víctimas por parte de Carranza, es la consecuencia natural de vuestra testarudez. A tiempo se os dijo en todos los tonos que confiar en jefes, es perpetuar la esclavitud, que no hay que confiar a nadie que haga por nosotros los plebeyos, lo que los plebeyos tenemos que hacer con nuestras propias manos. Culpa vuestra es la condición en que os encontráis; pero que vuestro fracaso os sirva de experiencia para no elevar nuevos Maderos ni Carranzas, para no elevar a nadie sino a vosotros mismos, desconociendo toda Autoridad y tomando posesión de la tierra y todo cuanto existe para provecho de todos los que trabajen, hombres y mujeres, sin distinción de raza. Mientras continuéis respetando el derecho de propiedad privada y siguiendo a jefes en vez de obrar por vuestra propia cuenta, seréis objeto de risa por parte de los mismos que encumbréis con vuestro sacrificio.

*          *          *

Carranza se queja de que los trabajadores, y especialmente los miembros de la Casa del Obrero Mundial, no estén satisfechos con los beneficios y concesiones que han recibido de parte de las autoridades constitucionalistas.

¡A qué beneficio y a qué concesiones se alude? El trabajador, dentro del territorio controlado por el carrancismo, continúa sufriendo la misma miseria, y en la mayoría de los casos una miseria más aguda aún, que la que sufría antes de la Revolución. ¿Cuál será, pues, ese beneficio a que Carranza se refiere? Y en cuanto a las concesiones, ¿cuáles son ellas? Y si algunas ha habido, ¿en qué se ha beneficiado con ellas el proletariado?

*          *          *

Por lo demás, hablar de beneficios y concesiones que se hayan hecho a los trabajadores, beneficios y concesiones que en realidad no han existido, es hablar con demasiada arrogancia, porque se da a entender que el proletariado ha recibido favores de sus tiranos y el proletariado no merece favores, sino justicia, justicia a secas. Cuando el proletario logra mejorar su condición, no es porque se le hace el favor de beneficiarlo, sino porque él ha sabido arrancar de las uñas de sus amos un jirón de libertad, una migaja de bienestar, mediante luchas azarosas, a costa de dolorosos sacrificios. ¡Ah, si el trabajador se diera cuenta de que la cantidad de esfuerzo, de energía, de valor, de inteligencia y de sacrificio que tiene que derrochar para ver aumentado su salario en unos cuantos centavos y disminuida la jornada en unos cuantos minutos, es la misma que tendría que emplear para conquistar su emancipación completa, no habría más payasos que les echaran en cara beneficios y favores! ¡Y la cosa es tan fácil… Basta con desconocer el derecho de propiedad privada o individual.

*          *          *

No son los trabajadores quienes deben sentirse satisfechos de beneficios y concesiones, sino los burgueses. Éstos, los burgueses, deben sentirse satisfechos de que los proletarios, engañados por sus jefes, no hayan puesto la mano sobre la riqueza social y reducídolos a la condición de trabajar o de morirse de hambre.

Pero, no cantéis victoria, bandidos del dinero y del gobierno, que el proletario está ganando experiencia. ¡Esperad, que en la puerta de cada fábrica, en la boca de cada mina y a la entrada de todo edificio gubernativo, se levantará el día menos pensado una guillotina con que el pueblo ofendido os pagará vuestros “beneficios” y vuestras “concesiones.”

(Continuará)

Celso Marquina

“En esto creyeron mis padres, y en esto debo creer yo.” Así dicen las gentes, batiéndose en retirada cuando tienen enfrente un contrincante que dice la verdad.

“Yo debo creer lo que mis padres creyeron”, repite, y levanta esa frase como una muralla, entre la razón y su fe.

Todos amamos a nuestros padres. Todos estamos listos a sacrificarnos por ellos, a hacerles más amable la vida, a ayudarlos en su vejez, y si ya murieron, los recordamos con ternura. Pero eso no quiere decir que si ellos sostienen un error, un error también debamos sostener nosotros.

Si el hijo tuviera que sostener lo que sus padres creyeron, no habría progreso.

Nuestros padres vivieron engañados. Ellos fueron fácil presa de la superstición religiosa; el burgués los manejó como quien juega con un cuchillo; temieron al gobierno como al representante de la Divinidad; pero la ciencia nos enseña que la religión es una mentira: que el burgués no tiene derecho a vivir de nuestro trabajo, que todo aquel que quiera hacerse obedecer es un tirano. ¿Por qué hemos de continuar creyendo lo que creyeron nuestros padres?

Mejor, deberíamos sentir odio contra el sacerdote que abusó de la ignorancia de nuestros antepasados; deberíamos poner nuestra mano en el cuello del burgués que los mantuvo en la miseria y levantar una horca para cada gobernante.

Creer lo que creyeron nuestros padres, es dejar que hagan lo que gusten el burgués, el sacerdote y el gobernante; es renunciar a la libertad y al bienestar; es dar la espalda al progreso, porque nuestros pobres padres creían en la mentira, fueron víctimas de la mentira hábilmente inculcada por todos los que tienen interés en que el pueblo no conozca la verdad.

Venguemos a nuestros padres, no creyendo en lo que ellos creyeron.

Celso Marquina

Los agitadores obreros son la pesadilla de Carranza. En esta ya bastante larga crítica del célebre Manifiesto de 18 de enero, hemos tenido oportunidad de ver tratados a los agitadores con el desprecio y el encono con que siempre los ha favorecido la burguesía. He aquí algo más en contra de los agitadores: “Los revolucionarios de ideas firmes y tendencias serias que están unidos para hacer un trabajo sólido y efectivo en beneficio de la patria, no pueden ni deben imitar a los agitadores que arrastran a las masas hacia el abismo y allí las abandonan.”

Esos revolucionarios, —si el nombre de revolucionario pudiera envilecerse y degenerar hasta servir para designar a empedernidos reaccionarios y enemigos del proletario como son Carranza, Pablo González y el miserable traidor Álvaro Obregón,— esos revolucionarios de ideas firmes y tendencias serias, están unidos, según ellos dicen, para hacer un trabajo sólido y efectivo en beneficio de la patria, y que, por lo mismo, no pueden ni deben imitar a los agitadores que arrastran a las masas al abismo y allí las abandonan.

*          *          *

Trabajan en beneficio de la patria esos serios y firmes revolucionarios. ¿En beneficio de qué patria? ¿Qué es lo que entienden por patria?

La patria, para los políticos y los burgueses, son los puestos públicos, son las riquezas que tienen en su poder. Estén a salvo esos puestos y esas riquezas, y la patria está a salvo. Peligren, y la patria estará en peligro.

La Revolución pone en peligro la estabilidad de los carrancistas en los puestos públicos y la seguridad de las riquezas usurpadas por los burgueses, luego la patria está en peligro, y para salvarla, se pide al gobierno de Wilson que despache a México soldados americanos para impedir que la Revolución destrone a los carrancistas y aseguren a los burgueses el disfrute tranquilo de las riquezas que tienen entre las uñas.

Los carrancistas, al llamar a los americanos en su auxilio, son los que colocan al pueblo en un abismo y no los agitadores que no quieren otra cosa que salvar al pueblo mexicano haciéndole entender que, cuando ya no existan políticos que aspiren a ocupar puestos públicos, ni burgueses que necesiten de una fuerza que defienda sus tesoros, habrá terminado el peligro de invasiones como la que actualmente presenciamos, que no tiene otro fin que aplastar un movimiento revolucionario que compromete seriamente la supervivencia de añejas instituciones protectoras del sistema de la propiedad privada o individual.

*          *          *

Sigue hablando Carranza: “Deseamos para los trabajadores mexicanos una organización inteligente y sólida; un completo conocimiento de sus derechos y deberes; serenidad en sus procedimientos y justificación en sus resoluciones; que las huelgas no sean declaradas sin que antes se haya pensado maduramente el paso que se intenta dar; que la organización que las declare, cuente con fondos suficientes para sostenerlas, y no sean el resultado de una orden impetuosa o apasionada que la sociedad condene y no produzca resultados prácticos.”

*          *          *

¡Qué sarcasmo! Quiere Carranza que los trabajadores compongan una organización inteligente y sólida. Al menos, dice que esos son sus deseos; pero en la práctica es el tirano más artero, más cobarde e hipócrita que ha pesado sobre una porción nada más del proletariado mexicano, aquella que reside en el territorio controlado por las llamadas fuerzas constitucionalistas. Cuando los trabajadores de las ciudades comenzaban a formar una organización sólida que, aunque no constituía un peligro inmediato para la seguridad de la propiedad privada, era, sin embargo, molesta para la burguesía, ¿qué fue lo que pasó? Pues, pasó, que Carranza, el amigo de los trabajadores, clausuró la Casa del Obrero Mundial de la ciudad de México, encarceló a los más activos de sus miembros, y su soldadesca, a bayoneta calada, cargó sobre los miembros de la Casa del Obrero Mundial de Tampico, reduciendo a prisión a sus miembros, entre los que se encontraba el sincero y abnegado proletario Román Delgado1, quien sufre en estos momentos en la cárcel de Querétaro en unión de otros buenos.

*          *          *

Es, pues, una mentira, que Carranza desee la formación de una organización de trabajadores integrante y sólida que lucha por los intereses del proletariado con un completo conocimiento de sus derechos y de sus deberes. Sus golpes de mano a las Casas del Obrero; la arbitraria prisión de Román Delgado y otros excelentes campeones de la causa del proletariado; la intervención de los esbirros carrancistas en las luchas del Capital y el Trabajo, para apoyar a los explotadores, y la amenaza de considerar como reos de sedición a los trabajadores que piden aumento de salario y disminución de la duración de la jornada de trabajo, son las mejores pruebas que puede dar el viejo burgués, de que lo que quiere es la perpetuación de la miseria y la esclavitud de los desheredados.

Por lo demás, los trabajadores no necesitan la aprobación de sus tácticas por los burgueses y los gobernantes. Eso de que los enemigos de la clase trabajadora sean los que demanden de ella, o mejor, que la ordene serenidad y justificación en sus procedimientos y resoluciones, es decretar la esclavitud de los productores de la riqueza social, porque para la clase capitalista son violentos e injustificables todos aquellos actos que redunden en perjuicio de sus intereses. ¿No hemos visto que Carranza llama exageradas las demandas pacíficas de los trabajadores de que se les aumenten los salarios?

Serenidad y justificación: esto es lo que ordena el verdugo a la víctima, el opresor al oprimido. El trabajador sucumbe aplastado, triturado por el engranaje homicida del Estado y la explotación capitalista, y se le ordena todavía serenidad y justificación… ¿No es esto un sarcasmo? ¿No es esto una burla?

Serenidad… ¡Sumisión, servil a vuestra tiranía es lo que demandáis de vuestras víctimas señores verdugos! Justificación… ¿Pretendéis entonces que la justicia está de vuestra parte, sanguijuelas de la humanidad?

(Continuará)

Celso Marquina


1 Román Delgado (1894-1952) Anarquista originario de La Coruña. Participó activamente en la organización de los obreros portuarios del Ferrol. En su país natal, hizo agitación en contra de la represión gubernamental sobre los anarquistas de Argentina y Cuba. Entró en contacto con la causa del PLM hacia 1912, llevando a cabo colectas a favor de los miembros de la Junta, presos en McNeil Island. En 1914 fue deportado a Cuba, de donde fue expulsado al año siguiente. Se estableció en San Antonio Texas, donde a finales de 1915 participó en la fundación del Centro de Estudios Sociales de San Antonio, Tex., organización que secundaba la plataforma política del PLM. Se afilió a la Casa del Obrero Mundial (COM) a comienzos de 1916, y viajó a Tampico con la comisión de colaborar en la organización de los trabajadores petroleros, actividades por las que fue encarcelado y conducido a Querétaro. Regeneración protestó enérgicamente por su encarcelamiento. Cuando se desató la represión carrancista sobre la COM huyó a los Estados Unidos, radicándose en Nueva York. Allí fundó el Grupo Germinal, junto con otros ácratas de origen ibérico. En 1921 volvió a México y, establecido en Ticomán, se adhirió a la CGT. Colaboró en periódicos ácratas como Tribuna RojaSagitarioAvante, entre otros. A mediados de la década de 1920 fue anfitrión de Buenaventura Durruti y Francisco Ascaso durante el viaje clandestino de éstos por América Latina. Obtuvo la nacionalidad mexicana en 1939.

Parece que la guerra entre México y los Estados Unidos está por estallar.

Si esta guerra ocurre al fin, no son los trabajadores mexicanos los responsables de ella, sino los capitalistas de todo el mundo en general.

El trabajador mexicano viene luchando con las armas en la mano, desde hace más de cinco años, por arrancar la tierra de las manos de los hacendados para hacerla propiedad de todos los habitantes de México. Esta es la aspiración común de todas las facciones en que esta dividida la población mexicana, desde la más avanzada, o sea, la facción anarquista que lucha por la emancipación absoluta del individuo, hasta la más conservadora, que considera indispensable que haya una autoridad que regule las relaciones entre los seres humanos.

La aspiración común de todas las facciones, que no es otra que la que se encierra en esta frase: “la tierra, para el que la cultiva”, contiene en su seno serias consecuencias para la estabilidad del sistema de la propiedad privada, porque no tiene, no puede tener otra solución, que el desconocimiento final, por parte de los trabajadores, del derecho que se atribuye el poseedor individual de la tierra, y la expropiación de ella en beneficio de todos, como una consecuencia natural de ese desconocimiento.

Porque cualesquiera que sean las soluciones que al problema de la tierra pretenden dar los interesados en perpetuar el sistema de la propiedad privada, esas soluciones fracasarán por no poder satisfacer la aspiración común, y el pueblo, aleccionado por la experiencia y alentado por el ejemplo de las poblaciones surianas y por las doctrinas y los actos de los anarquistas del Partido Liberal Mexicano, tomará al fin por su cuenta la solución del problema, y sin esperar que algún redentor labre su felicidad, tomará posesión de la tierra y de todo cuanto existe en ella.

Este es el epílogo del emocionante drama que viene desarrollándose al otro lado del Río Grande, epílogo que desconcierta a la burguesía de todos los países, y para impedirlo, con el fin de salvar el principio de la propiedad privada, se prepara la guerra con México.

Los burgueses mexicanos no desean otra cosa que la intervención, para impedir que las tierras, las casas, las minas, los bosques, las fábricas, los talleres y todo lo que constituye la riqueza social, caiga en manos de sus legítimos dueños: los trabajadores. El Ejército americano en México, es su salvación, porque cualquiera que fuera el gobierno que los Estados Unidos impusiera, sería, como todo gobierno, un protector de los intereses de la clase capitalista.

Los burgueses extranjeros desean la intervención, por los mismos motivos que la desean sus hermanos de clase los burgueses mexicanos.

Así, pues, son los burgueses los responsables de la guerra, si ésta llega a tener lugar, porque es a su llamado de auxilio al que atenderán los soldados de los Estados Unidos.

El pueblo mexicano se verá obligado a defender su libertad, exactamente la misma libertad que ha venido defendiendo durante la Revolución, sólo que contra fuerzas mayores que las que ha tenido que combatir hasta ahora.

Que el pueblo mexicano saldrá vencedor en el sentido de repeler la invasión, si esta llega a efectuarse, es indudable, porque su fuerza combatiente es superior a la de los Estados Unidos; pero que las facciones autoritarias, las que esperan que un gobierno haga la felicidad del pueblo, no vuelvan a caer en la misma necesidad de sostener con vida el principio de propiedad privada.

Si este principio no existiera, no habría guerras. Si ese principio no existiera, no habría burgueses que pidieran auxilio a los soldados de los Estados Unidos para que vayan a defender sus intereses.

Mexicanos: que al terminar la guerra que se avecina, os vea el mundo libres de las garras del sistema de la propiedad privada, madre del principio de autoridad.

Celso Marquina

Por noticias que recibimos de compañeros residentes en México, quedamos informados de la penosa situación en que se encuentran el compañero Román Delgado y los demás compañeros que con él se encuentran presos en la cárcel de Querétaro, todos ellos miembros de Casas del Obrero Mundial de la ciudad de México y de Tampico.

Todos esos compañeros están presos a disposición de Carranza, amo y señor del territorio dominado por sus secuaces. No se les ha hecho comparecer ante ningún juez, ni siquiera se les ha informado sobre los cargos que contra ellos pudieran existir. Y todo eso a pesar de que el carrancismo lleva el nombre de “constitucionalismo”. La Constitución prescribe que nadie puede ser molestado en su persona, domicilio, papeles, etc., sin orden escrita de autoridad competente. También ordena esa pobre antigualla que nadie debe ser detenido por más de setenta y dos horas, sin que se le haga conocer la causa de su detención. Eso es lo que la Constitución manda; pero Carranza, como todos los gobernantes, está sobre la ley y hace su capricho. O de otro modo, Carranza prueba lo que sostenemos los anarquistas: que la ley es un trapo de fregar el suelo. La ley concede derechos, pero no para los proletarios. La ley es, simplemente, la alcahueta de los capitalistas.

Las leyes otorgan derechos e imponen deberes. Los burgueses se aprovechan de los derechos y dejan caer los deberes sobre las escuálidas espaldas del trabajador.

Todos los hombres y todas las mujeres de buena voluntad, deben enviar su protesta a Carranza contra la arbitraria prisión de Román Delgado y compañeros. Diríjanse las protestas a Venustiano Carranza, México, D. F.

Sabemos que no se da de comer a esos hermanos nuestros, que se le hace sufrir mil indignidades por parte de carceleros bestiales, como en la época de Porfirio Díaz, que su correspondencia es detenida y que no se omite molestia ni tortura para ellos. ¿Y cuál es su crimen? Ser leales campeones de la causa de los desheredados.

Compañeros todos: no dejemos solos a nuestros hermanos de México.

Manuel Saavedra

Creyéndose dueño y señor de la Revolución, Carranza se considera autorizado para intervenir en todo, hasta en lo que no le importa. Ese es un defecto del autoritarismo. El hombre más honrado, más justo y más bueno, pierde sus cualidades tan pronto como se ve investido de autoridad. Como tiene mando, se cree el mejor de todos los hombres, que si no fuera así no le habrían escogido sus conciudadanos para gobernarlos. Carranza se cree con derecho hasta para determinar cuándo y cómo deben declararse en huelga los trabajadores, como si él fuera un trabajador, como si él sintiera las necesidades del trabajador.

*          *          *

Por todo lo que hemos visto se comprueba la traición que Carranza ha hecho a la Revolución. La Revolución Mexicana es el movimiento del pobre contra el rico.

Carranza, burgués él mismo, y, además, jefe, tiene que estar, naturalmente, a favor del rico. En consecuencia, los proletarios que lucharon por hacer triunfar el constitucionalismo, lucharon, en realidad, por echarse encima el mismo yugo que tenían bajo el imperio de Porfirio Díaz.

Para evitar estas traiciones, el proletariado mexicano debe obrar por su propia cuenta. La experiencia le ha enseñado que todo gobernante es malo con el pobre y complaciente con el rico; que nunca ha existido un gobernante amigo del pobre y enemigo del rico, porque el deber del gobierno es proteger los intereses de los ricos.

*          *          *

La aspiración común del proletariado mexicano es que la tierra deje de ser propiedad de unos cuantos, para que todos tengan derecho a ella. Esta aspiración no puede ser satisfecha por ningún gobierno, porque ningún gobierno puede atentar contra los intereses de los ricos que tienen la tierra en su poder. Por lo tanto, el proletariado que da su sangre para encumbrar a un hombre, esperanzado en que este hombre hará algo bueno en beneficio de los pobres, no hace más que cambiar de amo, de verdugo, de tirano.

Para conquistar la tierra no se necesita gritar por Carranza ni por nadie: lo que se necesita es desconocer el pretendido derecho de la propiedad privada y tomar posesión inmediata de la tierra, no en nombre de alguna ley escrita por señores de levita y de sorbete, sino en ejercicio del Derecho de Vivir que corresponde a todo ser humano sin distinción de sexo ni raza.

*          *          *

Así, y solamente así, se cierran las puertas a la traición. ¡Que de algo os sirvan los descalabros sufridos, hermanos de cadenas, para que en lo sucesivo no encumbréis a nadie, sino que dignifiquéis y encumbréis vuestra clase tomando la riqueza social, sin esperar a que nadie la ponga en vuestras manos!

¡Muera Carranza y todo aquel que aspire a gobernar!

¡Viva el Manifiesto de 23 de septiembre de 1911!

¡Viva la Anarquía!

¡Viva Tierra y Libertad!

Celso Marquina

He aquí un bonito programa de rapiñas, dado a conocer por el Times, para matar , robar o reprimir, ultrajar y esclavizar a los mexicanos… ¡por humanidad! Dice el Times: “Debemos enviar a México, un ejército de 50.000, o de 100.000 soldados si es preciso, y establecer allí un gobierno provisional por nuestra cuenta, imponer y colectar contribuciones, hacer leyes, establecer tribunales y desempeñar todas las funciones del gobierno, como lo hacemos en Alaska y Puerto Rico, hasta que la paz y el orden sean restablecidos. El costo de todo esto debe ser pagado por los mexicanos.”

El Times termina su programa, asegurando que los intereses de la humanidad justificarían el crimen.

Los intereses de la humanidad que se refiere el Times y por los cuales quiere que los mexicanos sean asesinados, robados, ultrajados y esclavizados, son los terrenos petrolíferos de las Huastecas que ambiciona Rockefeller; las colosales concesiones mineras de que goza la familia Guggenheim, los millones de acres de tierra que Otis1, el dueño del Times, obtuvo regalados de Porfirio Díaz para enaltecer en su periódico al tirano; los grandes terrenos que posee Hearst2, el dueño del Examiner, y conseguidos del mismo modo que Otis consiguió los suyos: con el incensario en la mano.

Los intereses de los grandes vampiros de la humanidad, puestos en peligro por la Revolución de los proletarios, es lo que tiene que proteger la intervención.

Si se tuvieran en cuenta los intereses de la humanidad y no los intereses de los vampiros de la humanidad, se dejaría a los mexicanos arreglar sus asuntos por sí mismos.

La intervención es un crimen, porque tiene por objeto aplastar la rebeldía de los esclavos que con tan buen éxito venían luchando contra sus opresores. Los intereses de la humanidad están de parte de los trabajadores rebelados. Los trabajadores triunfarán.

Manuel Saavedra


1 Refiérese a Harrison Gray Otis (1837-1917). Empresario y periodista estadounidense. Gerente de la Colorado River Land Company, que poseía cerca de 350,000 hectáreas de tierras en Baja California. Propietario del diario conservador The Los Angeles Times, desde cuyas páginas orquestó una campaña de desprestigio contra el PLM y alentó abiertamente la anexión del territorio de Baja California a los Estados Unidos. El gobierno mexicano envió expresamente al coronel Miguel Mayol a defender los intereses de Otis en la región.

2 William R. Hearst. Refiérese a William Randolph Hearst (1863-1951). Empresario, magnate del periodismo y político estadounidense. Fundador de un emporio mediático desde el cual promovió la intervención de Estados Unidos en Cuba en 1898. Propietario de una extensa cadena periodística, encabezada por el periódico Los Angeles Examiner, hizo propaganda a favor del gobierno porfirista. A través de su empresa, la Babícora Development Company, adquirió grandes extensiones de tierra en Chihuahua, Durango, Sonora y Sinaloa. En 1911 participó en la campaña propagandística contra la lucha del PLM en los estados fronterizos, y en 1914 orquestó una campaña análoga en contra de Pancho Villa. Decidido impulsor de la anexión de México por parte de Estados Unidos. Se le considera el iniciador del periodismo informativo moderno.

El juez federal. Oscar A. Trippet, ha confesado en plena Corte y en uso pleno de sus funciones, que el escrito de acusación contra nuestros compañeros, los hermanos Magón es defectuoso y que el mismo duda que los artículos denunciados pudieran incitar al asesinato y al incendiarismo.

Esta confesión es valiosísima por que ha sido hecha por individuo que conforme a las teorías burguesas tiene el encargo de administrar justicia sujetándose para ello a preceptos legales.

Pues bien conforme a la ley, y de acuerdo con la confesión de Trippet, hay dos motivos para poner en libertad a los hermanos Magón, siendo esos motivos el defecto del escrito de acusación y la duda de que los escritos denunciados puedan incitar a cometer asesinato e incendiarismo. Más todavía: la constitución de este país prohíbe terminantemente al Congreso expedir cualquier ley que impida el ejercicio del derecho de manifestar el pensamiento por medio de la palabra hablada o escrita de manera, que la ley que autoriza al Correo a perseguir a la prensa es una ley anticonstitucional porque viola la libertad del pensamiento.

Son tres por lo tanto los motivos legales por los cuales deberían gozar de su libertad los hermanos Magón.

Para Ricardo hay todavía un cuarto motivo el cuál debería gozar de su libertad. Durante todo proceso, y a pesar de los esfuerzos del Fiscal para complicarlo, no pudo probar la acusación que nuestro compañero hubiera depositado personalmente en el Correo, o hecho depositar para su circulación y distribución, las ediciones de Regeneración en que aparecieron los artículos que el Correo considera delictuosos. La acusación se basa en el hecho de haber sido depositadas en el Correo para su circulación y distribución, las ediciones de Regeneración en que aparecieron los artículos denunciados; y no en el hecho de haber sido escritos esos artículos. Por lo mismo, el jurado que declaro culpable a Ricardo, lo condeno por haber escrito tres de los artículos denunciados, que no es lo que se basa la acusación.

Así, pues, conforme a la y los hermanos Magón deberían estar libres, y el juez Trippet lo reconoce así; pero su libertad es peligrosa para el principio de Autoridad y hay que detenerlos en presidio; con sus escrito socavan los cimientos del sistema capitalista, y el sistema capitalista se defiende por medio de su instrumento, el juez Trippet, quien estrechado por los sólidos argumentos de Ryckman, el abogado de nuestros compañeros se vio obligado a confesar que es una arbitrariedad la que se está cometiendo en sus personas, que es un crimen el que se está perpetrando con su prolongada prisión, pero que el gobierno tiene el derecho de defenderse matando toda actividad que ponga en peligro su existencia.

¡Valiosa declaración judicial es esa para todos aquellos que creen que el gobierno es una institución que tiene por objeto la defensa del débil contra las agresiones del fuerte! Los hermanos Magón luchan a favor del débil, del oprimido, del explotador, su lucha  perjudica al fuerte, al rico, al opresor, al gobierno, y naturalmente el gobierno tiene que defenderse para poder asegurar al fuerte y al rico su dominio sobre el pobre.

No importa que la ley que siempre está a favor del fuerte se haya encontrado por una mera casualidad a favor de nuestros compañeros perseguidos. La ley es pisoteada por los mismos que se dicen encargados de hacerla respetar y se envía a presidio a los hermanos Magón que, acusados y juzgados por haber hecho uso del Correo para incitar al asesinato se les sentencia por otra cosa: por enseñar a las masas proletarias que la tierra y todo lo que producen los trabajadores, deben pertenecer a los trabajadores; que gobierno, cualquiera que sea su forma es tiranía, porque no tiene otra misión que asegurar al rico el tranquilo disfrute de los bienes que le roba al pobre, y que la religión es el poderoso auxiliar del rico y del gobernante por que mantiene sumisa a la humanidad para que no se rebele contra sus explotadores y tiranos.

Esa es la substancia de las ideas anarquistas, y por sostener con energía esas ideas de redención humana, se envía a presidio a nuestros hermanos, los compañeros Magón.

¡El gobierno tiene el derecho de defenderse! grito Trippet, y su voz resonó en la sala como el estertor de un sistema corrompido, que en su agonía, se hace los últimos esfuerzos para aferrarse a la vida. ¡Esfuerzos inútiles! ¡Pataleos infructuosos! La idea anarquista ha echado raíces en el cerebro de los que sufren; los sentimientos de fraternidad y de amor dan calor al corazón de los oprimidos.

El grito desesperado de Trippet: “¡el gobierno tiene el derecho de defenderse!” prueba que el gobierno es una fuerza que se opone al progreso y justifica por lo mismo la rebeldía de los oprimidos. El gobierno se opone al triunfo de los ideales anarquistas, ideales que constituyen la conquista más luminosa alcanzada por el cerebro del hombre. Oponerse al triunfo de esos ideales es oponerse al progreso es atrincherarse en el pasado, es querer que la humanidad continúe siendo pasto del latrocinio del rico, de la brutalidad del gobernantes y de la maldad del clérigo.

El gobierno no es, pues , garantía de progreso, sino instrumento de retroceso: no es guardián de la civilización, sino campeón de la barbarie y del crimen. Trippet, con su grito destemplado, ha prestado un buen servicio a la causa anarquista, pues con él ha demostrado que gobierno y tiranía son la misma cosa con nombre diferente.

Nuestros hermanos marchan al presidio; pero sus hermosas ideas que son las de todos los que sufrimos opresión y miseria, no quedaran como ellos encerrados en esos sepulcros que se llaman calabozos. Las ideas son libres ellas se escapan de las garras de los tiranos: nadie puede encarcelarlas.

¡Viva la Anarquía! ¡Viva tierra y libertad!

Celso Marquina